«Maldición» piensa, cuando la daga se queda a centímetros del centro. Quita la daga clavada y retrocede la misma cantidad de pasos, una y otra vez hasta que da en el centro, requiriendo de su fuerza una mayor fuerza mental que física. La sala en la que se encuentra está llena de tiros al blanco, algunos móviles y otros estáticos, unos con obstáculos que aparecen de repente para hacer más exigente su entrenamiento. Las paredes tienen claras marcas de cuchillos y las manos de Emily una que otra cortada menor.
Había notado que tiene mejor puntería con su fuerza normal. Cuando utilizaba el Phantom, sus movimientos eran más ágiles pero menos precisos e, igualmente, cuando se mantenía en el aire su equilibrio no ayudaba a su puntería. Por ello, había decidido superar esa debilidad y luego de horas de estar allí, al menos, ha podido acertar al centro en algunas ocasiones, prefiriendo atribuir los resultados a la constancia y no a la suerte.
Cuando termina de entrenar, se sobresalta al ver la hora. Faltaban minutos para reunirse con los demás miembros de la Orden Oscura, a las afueras de la Fortaleza Errante donde ya los encuentra reunidos. Arruga la nariz ante el olor que desprende el venado en el suelo, pero intenta no mostrar su desagrado en el rostro, entreteniéndose con quitar los restos de nieve de su ropa y cabello.
Afortunadamente, llega a tiempo para escuchar gran parte de la conversación y un genuino interés crece ante la propuesta de revisar los souvenirs de las distintas misiones. Emily había formado parte largo tiempo –aunque de forma intermitente– de la Orden del Fénix, pero en lo que respecta a la Orden Oscura se considera más bien una novata y conocer de sus experiencias pasadas, aunque fuera a través de objetos que probablemente tomaron como “recuerdos”, le llama la atención.
— Estudiar sí, destruir no — comenta alzando los hombros, creyendo que la mayoría va a concordar con ella —. Seguramente tienen armas antiguas también, nos podrían servir —añade luego en voz más baja.
Vuelve la mirada hacia el venado esperando que Jank lo aleje lo más rápido posible. Parecía que todos habían llegado a un acuerdo y pasar el día explorando la bodega de la fortaleza parecía un plan tranquilo y provechoso, especialmente para Emily que se sentía con menos energía de lo usual, luego de pasar algunas horas entrenando.