Jump to content

Dana Gryffindor

Magos Expertos
  • Mensajes

    1.217
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    8

Todo lo publicado por Dana Gryffindor

  1. Buenas!! actualizo ficha: ------ Datos Personales: Nombre del Personaje: Shelle Ricklaud de la Hoya Sexo: Femenino Edad: 85 (apariencia de 27) Nacionalidad: Inglesa Familia(s): Ricklaud de la Hoya Padre(s) Sanguíneo: Alexander Malfoy & Silverlyn Padre(s) Adoptivos: Sherlock Ricklaud de la Hoya Trabajo: Directora editorial de Magisk Politiken. Rango Social: Unicornio de Plata Bando: Neutral Rango dentro del Bando: -- Nivel de Poder Mágico: -- Puntos de poder en objetos: 40 Cita Puntos de poder en criaturas: – Cita Habilidades Mágicas: -- Conocimientos Especiales: * Artes Oscuras * Historia de la magia Perfil del Personaje:- Raza: Vampiro Aspecto Físico: Estatura: 1,65. Cabello: Caoba, largo y con ondas. Tes blanca. Cualidades Psicológicas: Sádica a la hora de asesinar, le gusta seducir a sus víctimas. Cruel con aquellos que la desafían. Piadosa con quienes lo merezcan y defensora de aquellos a quien ama. Historia: Vivía en una casa muy bonita, en Oxford. De hecho aún era humana en aquel momento. Mis padres eran Mortífagos que trabajaban en el ministerio. Pero les fascinaban los Gigantes aunque jamás compartí sus gustos, en lo personal esas criaturas siempre me parecieron demasiado soberbias y despreciables. Una mañana ellos partieron, dándome un beso en mi cálida frente. Abrí los ojos y ya no estaban. Se habían marchado hacia Francia para hacer grabaciones de aquellas bestias. Pasaba el tiempo, ellos no aparecían mi lechuza no traía noticias las cartas que mandaba quedaban perdidas en algún sitio o al menos eso pensaba. De manera matutina me detenía a leer el profeta buscando respuestas hasta que la mañana de un viernes la foto de mis padres se encontraba en la portada, con esas sonrisas suyas tan maravillosas, con la mirada tierna y despreocupada, típica en ellos. Habían muerto. Los encontraron al este de Francia, en un matorral, cubiertos de sangre y repletos cartas, las mismas que yo había mandado. A pesar de todo mi lechuza les entregó las cartas, aunque claro, a un montón de huesos porque allí no estaban mis padres. Rompí todo lo que encontré a mi alrededor, platos, adornos, vidrios, todo. Corrí a gran velocidad hacia el mar... ¡como adoraba contemplarlo! sentir el sol acariciando mi piel a medida que se despedía en el horizonte. Aquel ocaso fue inolvidable. Mientras derramaba mis lagrimas dejándolas caer sobre la arena, cuan potentes eran que dejaron ver una puntita color caoba, la desenterré y una pequeña cajita apareció, la abrí y una hermosa melodía comenzó a sonar. Era como si un coro de ángeles me susurrase al oído. Luego de oír la melodía, contemplé su interior ¡Llevaba escrito mi nombre! y fue ahí que recordé las palabras de mamá: Existe un tesoro a orillas del mar, algo muy importante para tu padre y para mí. Y ese tesoro era aquella cajita, no, más que esa cajita, era yo, porque en realidad ese hermoso objeto llevaba mi nombre. Un joven se aacercó. Fue la persona más hermosa que vi en mi vida, su cabello color oro, sus ojos azules como el océano y su piel tan blanca como la nieve."¿Por qué lloras?" preguntó sentándose a mi lado. "Eso no te interesa" le contesté, necesitaba estar sola, completamente sola y el estorbaba... su belleza no era bienvenida en aquel momento de desconsuelo. Pero sin embargo... se acercó a mi cuello lentamente y tras enseñar sus largos y afilados colmillos los colocó en mi piel haciéndome perder absolutamente todo. Sentí un dolor inmenso, como si millones de cuchillas me atravesasen como si la vida me abandonase por completo, y así lo hizo. A decir verdad no se si vivo o si muero. Extraño sentir el calor de un amanecer radiante, extraño ser suave y delicada como solía ser, extraño sentir los latidos de mi corazón. Pertenencias: Una cajita musical. Objeto Magico Legendario: -- Objetos Magicos: Objeto: Varita mágica. Nogal, nervio de dragón, rígida, 34 centímetros. Clasificación: AA Puntos: 20 Objeto: Escoba voladora. Saeta de fuego. Clasificación: AA Puntos: 20 Total de puntos: 40 Mascotas y Criaturas: -- Elfos: -- Licencias, Tasas, Registros: Licencia de Aparición:Sí Licencia de Vuelo de Escoba: No Registro de XXX: -- Otros Datos: Cronología de cargos: Ex reportera en el Profeta. Links de Interés Referentes al Personaje: Link al Perfil de Comprador MM: -- Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 80165 Link a Bóveda de Negocio: http://www.harrylati...entry3607280'>Bóveda nº 607280 Bóveda 87834 Negocio Disco Fantasía(Cerrada) Link a Bóveda Ricklaud:
  2. Pues adópteme señor Sherlock! Prometo ser rebelde, dramática y trataré de aportar mi granito de arena a la familia Ricklaud. Gracias Dick pronto te caeré con las valijas en Ottery... mis épocas de vagabunda terminaron jaj
  3. ¡Hola! Mi nombre es Michelle Vengo a aceptar la invitación de Dick <3 para unirme a la familia! Si bien estuve muchos años en el foro hace ya varios que no participo por lo que estoy algo oxidada la parte de On Rol En fin ¿Quién me adoptaaaa? Mientras...“Empieza a romper manteca con harina y azúcar “ quien quiere galletitaaas?
  4. Nick: Shelle Dumbledore B.L. Link a la Bóveda: link Rol de Personaje: Ex reportera de El Profeta, Directora editorial de Magisk Politiken, diario de Dinamarca. Información Adicional: Durante los últimos ocho años en Dinamarca ha dado vida y prestigio a la versión mágica del diario Politiken en Copenhague.
  5. ¡Hola! ¿Me corresponde el pack de re-bienvenida? Nick: Shelle Dumbledore B.L. ID: 79875 Criatura que deseas: Aethonan 2 Conocimientos que deseas: Idiomas y Pociones. ¡Besis!
  6. Mientras me comentaba sobre la posible estadía en la noble casa Black Lestrange, pensaba en qué sería de mi familia en la Triviani ¿Será que Alexander seguía con vida? me pregunté si aún tenía mi pequeña alcoba protegida de los lapidarios rayos de sol y con la decoración minimalista que le había dejado cuando me fui tantos años atrás. Pero muchas cosas habían cambiado en ese tiempo, demasiadas. -Hablaré con Mía cuando la vea, sería lindo pasar unos días con ella- dije mientras la botella me servía más champaña -lo cierto es que lo que más necesito en este momento es buscar un empleo, mis días en... Dinamarca terminaron y es hora de que vuelva a la civilización. Una maliciosa mueca se formó en mis labios al recordar la carnicería que había hecho en aquel exilio donde solo me alimenté de muggles en las inmediaciones del bosque Gribskov. Entonces Liss tomó mi brazo y fuimos a un lugar más reservado, allí había unos lindos sillones y me senté en uno de ellos al tiempo que la botella descendía hacia una pequeña mesa ratona que se encontraba en el medio. Luego escuché lo que dijo sobre su hijo y casi me caigo de donde estaba sentada. -¿Un niño Liss?- pregunté exhaltada -¿Y dónde está el pequeño? ¡Un sobrino sixtilloso! Moría por conocerlo.
  7. Aquel abrazo fue un viaje en el tiempo, el lejano escenario de una juventud donde charlas interminables veían el amanecer en las Tres Escobas de la mano de unas cuantas cervezas de mantequilla. -La verdad es que nunca fui muy organizada- dije a modo de disculpa - decidí venir y simplemente tomé una bota y aparecí aquí, renté una habitación a unas pocas calles y quise que mi primer destino fuera este sitio, que por cierto ¡el lugar está de lujo! Bebí de mi copa de champán y luego tomé la mano de mi hermana, su tacto era cálido. -Como dije, llegué para quedarme querida, pronto estaremos con Mía cotilleando como antes, pero ahora cuéntame de ti ¿Que es de tu vida? Además de que tienes un exitoso negocio del que he oído hablar muy lejos de aquí.- le sonreí al tiempo que terminaba mi copa.
  8. "Ocho años no son nada cuando la eternidad está de tu lado". Pensé mientras observaba la bulliciosa calle del callejón Diagón, repleta de locales irreconocibles. Mientras que yo con mi cabellera color borgoña y mi ajustado vestido negro, siempre estaba igual, gracias a la maldición de ser un vampiro. "Y pensar que tenía una discoteca con mi sixti justo en la siguiente calle". Caminé tranquila observando las personas que iban y venían al ritmo nocturno, las charlas y las risas se extendían a lo largo y ancho del callejón, era una noche alegre, quizás demasiado. Estaba lista para conocer el negocio de Liss, Shadowhunters, en mi retiro en Dinamarca había conocido un par de brujos muy exóticos que dijeron haber pasado una noche excitante en ese sitio, no esperaba menos de mi querida sixtillliza, estaba seguro de que su bar era el mejor de la zona y esperaba una noche interesante después de tantos años en el exterior. Al llegar a #ElHashtag fui directo a la escalera de caracol, mis tacones afilados resonaron en cada angosto escalón, quedé impactada por la peculiar runa del letrero del bar, después le preguntaría a Liss de qué se trata. Al llegar al recibidor me dirigí directo a la barra donde una atractiva barman de ojos azules me atendió. -Una botella de champaña y dos copas- dije dedicándole una sonrisa y tras recibirlo le dejé dos galeones de propina, dí media vuelta y traté de divisar a mi sixti en la multitud, no fue complicado distinguir su belleza, justo se alejaba de un grupo de pelirrojos, llené ambas copas de champaña y dejé que la botella permaneciera flotando en el aire junto con las copas al tiempo que sorprendía a mi sixtilliza. -¡No sabes las ganas de abrazarte y de besarte que tengo!- dije al tiempo que le daba un asfixiante pero reconfortante abrazo y le llenaba de besos el cachete -Si planeabas librarte de los colorados... pues siento decirte que llegué para quedarme, belleza - agarré las copas y le ofrecí una de ellas.
  9. Mientras sentía cómo el humo llenaba mis pulmones para después salir como finas lineas blancas por mi boca, mi padre observaba mostrando con sus ojos deseo. Él había dejado ese vicio, esa manía, ese deseo de un poco de nicotina para pudrir los pulmones. Lo miré con un poco de compasión y dejé la caja de cigarrilos sobre la mesa y junto a ella el encendedor. Después de lo que iba a contarle, no le vendría nada mal fumarse uno, lástima que no eran los cigarrillos de mandrágoras que me habían dado en Bulgaria, esos te hacían sentir literalmente en el vacío, en la nada, como si todo el mundo al rededor desapareciera. Pero me los había fumado todos hacía no más de dos semanas, quizás tres, no llevaba por completo el control del tiempo. -Personas como nosotros, morimos en batalla, en misiones, en venganzas- dije con una sonrisa -No por un poco de nicotina. Dicho eso, noté la impaciencia de mi padre por saber que había pasado, pues el también tenía su historia y esperaba con ansias escucharla. Le dí otra pitada al cigarrillo y me ahogué en un ataque de tos al darme cuenta que había recibido una punzada en el corazón, como si alguien metiera la mano en mi pecho y lo estrujara. >No otra vez< pensé. Bebí otro poco de sangre y empecé a contarle. -Todo empezó una noche, como tantas otras, en que salí a matar. Bueno, a alimentarme. Antes que nada, padre, debo confesar que no sólo me atraen los hombres y esta es una historia de amor, de una vampiresa y una demonio. Ella era Celine, y aquella noche había sido mi víctima siendo a su vez la victimaria, pues al seducirla, esa misma noche la llevé a mi cama y quien iba a ser mi fuente de alimento se transformó en un amor tan intenso como el fuego. Me enseñó tantas cosas, ella había vivido tantas vidas, tantas historias, el lazo más fuerte que tuvo fue con Lilith, no papá, no la abuela. Lilith, el demonio que fué echado del Edén, la primer mujer de Adan. Esa Lilith le dió su vida a Celin. Así como Celín me la dio a mi durante dos años, tiempo que para los inmortales es un suspiro, para nosotras fué una eternidad. Vivimos allí, entre los alpes suizos, entre el frío de la nieve y el calor de nuestros cuerpos. Y así, una noche, Lilith la demonio apareció amenazándola con poner fin a mi vida de no recuperar su amor-. Dejé la colilla de cigarrillo en un cenicero y bebí un poco más. -Celine no pudo corresponderle, dijo que su amor me pertenecía y le pidió que se largara, que intentara ser feliz, que no le destruyera lo que más amaba que era yo. Sin embargo un demonio tan viejo y testarudo no escucha de razones y ese era el caso de Lilith. Ella se arrancó un pedazo de su corazón con sus propias manos, un corazón negro si me permites aclarar, y lo puso en mi haciendo un hueco en mi pecho- Desabroché unos botones de mi camisa, un poco más abajo de mi clavícula iniciaba un circulo en el cual había una estrella, una especie de pentagrama de demonios- Y se marchó. Celine intentó quitarme ese corazón pero era imposible, si lo sacaba corría el riesgo de perderme y decidió cerrar mi pecho con este dibujo. Lo cerró con una magia que sólo los demonios conocen. De todos modos el sello no importa, es fácil de romper. Pero el corazón... Intentamos ignorarlo, sin embargo al estar con Celine el corazón de Lilith reaccionaba y de alguna manera me controlaba, incontables veces traté de matarla, incontables veces le hice el amor siendo mio el cuerpo pero no mi alma quien la tocaba. Y por eso me fui de su lado, para que no salga lastimada por culpa de esta maldición. Encendí otro cigarrillo. -El corazón aún me controla, no siempre, pero de a momentos cobra vida y al sentir sus latidos me controla, a veces para matar, a veces para tener sexo, a veces para intentar acabar con mi vida.
  10. OFF: cooolgué como la mejor! pero sé que me amas, lo sé lo sé. ON: -"Pajaritos mal paridos que se mueren y provocan una lluvia de plumas locas". Empecé a canturrear mientras el mago de ojos azules, tan hermosos que me moría, señalaba el camino hacia la cocina. -Claro que tengo sed- Miré por todos lados buscando un espejo, pero sólo encontré mi reflejo en el oscuro vidrio de un aparador -Tienes razón, se me está yendo el azul- dije mirando cómo mis ojos se teñían poco a poco de rojo -Ni modo que beba tu sangre lobito. Con una sonrisa algo macabra lo acompañé a la cocina y con mi varita cerré la puerta detrás de nosotros para tener un poco de privacidad. Tenía que contarle, debía advertirle lo que había ocurrido en mi última travesía, tenía que hablarle de ella, de la mujer que le dio vida a mi corazón, pero que de la misma manera lo maldijo. Llevé una mano a mi pecho, por suerte se encontraba congelado, aún. Me acerqué a la cocina y saqué de la heladera una botella de aquel líquido carmesí que tan loca me ponía, claro cuando era una sangre fresca, no esas cosas embotelladas. -Debo hablar contigo- entonces mi sonrisa se borró por completo de mi rostro -será mejor que tomes asiento. Le señalé la silla al otro lado de la mesa para que se acomodara mientras buscaba las palabras precisas para empezar. Entonces tomé asiento siguiendo mi propio consejo y encendí un cigarrillo.
  11. Una sonrisa se dibujó en los labios de la vampiresa enseñándole apropósito un par de afilados y desafiantes colmillos. Las personas cambian, las costumbres no. Alexander no era de las personas que demostraban sus sentimientos, podría estarse muriendo, podría estar llorando de la felicidad, podría estar al borde de la locura, pero su semblante siempre demostraba un hombre relajado a excepción de sus ojos, uno no puede engañar con la mirada y menos a su propia hija, después de todo, pese a sus infinitas diferencias, tenian lo suyo, como si agua y aceite se fusionaran para hacer de ellos una extraña mezcla. Hombre lobo y vampirersa ¿Quién diría que fueran tan parecidos? ¿Qué hacía allí? Qué pregunta tan extraña para recibir a una hija después de tantos años. Tomó su mano con delicadeza, era tan cálida que podía sentir cómo el frío de sus manos no penetraba en la piel lobuna de su padre. Sus azulados ojos se detuvieron en los suyos por un momento y su sonrisa se transformó en una leve carcajada. -¿Es que todavía no sabes que tienes un maldito imán que siempre me atrae a ti cuando intento escapar de este pueblo del demonio?- dijo la pelirroja y soltó la mano de su padre para alborotarse el cabello -Diablos, pensé que al menos un poco me conocías, padre. Se acercó con una pícara sonrisa y besó con ternura la comisura de sus labios. Ella sabía cuanto le fastidiaban cosas como esas, pero extrañaba un poco hacerlo rabiar. -Te extrañé- dije finalmente y apreté mi estomago -Demonios, tengo hambre -gruñí -¿Será que aún quedan botellas de muggles en el refrigerador?
  12. Se limitó a andar por las sombras del castillo, recorrer los jardines que tantas alegrías y tristezas le habían traído. Se limitó a pensar en lo extraño que era todo aquello. Volver... ¿En qué estaba pensando? La última vez que salió por aquellas puertas juró no regresar hasta encontrar lo que buscaba afuera pero ¿Lo había encontrado? De todos modos se encontraba allí, de pié frente a la puerta principal del castillo Triviani. Su cabello continuaba siendo de aquél borgoña intenso, con esos rulos alborotados que caían sobre su espalda. La mirada seguía siendo azul, de aquél azul que sólo al océano se asemeja. Su piel aún era tan blanca y fría como la nieve, tan dura como una piedra y tan suave como la seda. Aún aparentaba ser una mujer de 25 años aunque la realidad era otra. El tiempo no la había cambiado por fuera, aún no escuchaba su corazón como era de costumbre, aún estaba muerta en vida. Ella era Mizuky Aneris Triviani y estaba de vuelta. Con su vieja varita envainada en una cinta de tela de encaje que estaba sujeta a unos 20 cm sobre su rodilla, un short negro, camiseta negra, campera de cuero y botas. Miró de reojo el farol que opacaba el brillo de las estrellas. Deseaba tener un desiluminador, quizás compraría uno más adelante si es que lograba conseguirlo en el marcado, o se lo robaría a algún est****o mago que ande por ahí encendiendo y apagando luces, después de todo tenía que alimentarse. No alcanzó a golpear la puerta cuando la misma se abrió de par en par bañándola con la luz del interior, un elfo menudo y anciano apareció ante ella para recibirla a regañadientes. Mizu se limitó a ingresar pero el elfo doméstico la retuvo al instante. -Limpia las suelas de tus botas- dijo. Miré el suelo, las baldosas estaban llenas de barro, quizás había pisado un charco por los jardines y no lo recordaba. Tomó la varita y con unos suaves movimientos las botas y las baldosas volvieron a estar relucientes. -Busco a Alexander- dijo. La criatura asintió dio media vuelta y la dirigió con pasos ligeros hacia el Hall principal. Allí lo ví, charlando con varios miembros de la familia. Me sentí un poco ajena por el tiempo que pasó. Me sentí algo fuera de lugar. Pero aún así, los observé uno por uno hasta que mis ojos encontraron los de Alexander y mi corazón dio un vuelco, o al menos así me pareció ya que no tenía corazón. Sin embargo retuve mis sentimientos, quería gritar que lo sentía pero sabía cómo terminaría aquella confesión. Por otro lado, mantuve mi postura firme, mi rostro congelado y mis deseos escondidos en un baúl de recuerdos. -Parece que llegué justo para la cena- fue lo primero que se me ocurrió decir.
  13. Me sentía tan cómoda a su lado, como si él lograra entender mis actos y no debiera preocuparme por lo que pudiese pensar. O al menos eso me transmitía. Sin embargo era cómplice de mis propios pensamientos los cuales embaucaban mis deseos de seguir contagiando a mi corazón con pequeños sentimientos que intentaba desprender desde hace tiempo y que aún así era tan difícil. Suspiré ante su presencia, suspiré ante su mirar, y temblé al pensar que los suspiros eran algo más.Simplemente, debía dejarme sentir, eso era lo que debía hacer. Pero no sin antes saber más sobre la persona que tenía ante mí. Saber más de lo que Sil me había contado, o al menos conocerlo por mi misma. Me sorprendí al ver que el vampiro pedía a su elfo un martini. Sin embargo, decidí acompañarlo pese a que hacía mucho tiempo había dejado de lado las comidas y bebidas humanas. -Tráeme lo mismo, con una rodaja de limón en lugar de la cereza- dije al elfo con mala cara. Me encantaba fastidiarlos, ganarme su odio y su respeto, aunque siempre tenía la viva imagen del elfo que aún residía en el castillo Triviani, con el cual habían sucedido cosas escandalosas. Ignoré las miradas que Joacoo y su elfo se lanzaron mutuamente mientras peinaba un mechón de mi cabello. Luego escuché con claridad sus palabras, quería saber de mí. Por lo que me decidí a ser completamente sincera. Me preguntaba por donde empezar. Contar lo bueno, lo malo, o simplemente lo que era importante saber, lo que podría llegar a interesarle al mago. Quizás, quería saber si mi corazón tenía dueño alguno, a lo que no podía negarme. Pues años estuve enamorada de mi prometido así como él lo estuvo de mi madre. -Creo que antes de contarte sobre mi, debería advertirte que no soy lo que se dice, una buena persona- mantenía mi fría mirada fija en los azulados ojos del mago -y que, aún tengo baches en mi corazón, baches que pertenecen a una persona a la cual quiero deshabitar de mi alma. Me crucé de brazos y miré hacia el techo, con la mente naufragando por un mar de recuerdos que no paraban de envolverme como olas. Entonces el fastidioso Elfo apreció con nuestras bebidas, sirvió a su amo y con una mueca de desaprobación me tendió una copa. La miré con desconfianza, la olfateé. Temía que aquella criatura del demonio colocara alguna extraña sustancia en su contenido.
  14. Me alegraba que el mago comprendiera mi preocupación respecto a la tierna mirada del niño. No podía, simplemente, transmitir los hábitos de la perversión que había heredado de mi padre y que había transmitido a mi hija Tauro. Sin embargo, me sorprendía el hecho de que ya fuera de noche, sentía que hacía tan solo unas dos horas habían pasado, cuando en realidad había transcurrido toda una tarde. Contemplé unos momentos como Joacoo se ocupaba del niño. Realmente me causaba mucha ternura verlos juntos. Él era realmente un gran padrino y el mejor padre que pudo tener la criatura. Aquello provocaba que el amor que se empezaba a formar por aquella persona, creciera aún más de lo esperado. Sin embargo, algo me limitaba a entregarle mi corazón. Quizás era la rapidez con que se habían dado los hechos, o quizás era aquella mancha que había quedado en él la que me impedía enamorarme de otra persona. De todos modos, al mirarlo, las dudas se esfumaban, como si al estar con él no pudiera pensar en todo lo que alguna vez me hizo tanto daño y tan feliz al mismo tiempo. Sin embargo era consciente de que los dos teníamos un pasado del cual debíamos desprendernos. Finalmente Joacoo preparó al niño para dormir y decidí ayudarlo. Aunque simplemente pude contemplar como automáticamente realizaba todos los quehaceres del niño, pues lo hacìa con tal cariño y velocidad que me dejaba de brazos cruzadas, por lo que me limité a sonreír con ganas por la hermosa imagen que veía tras mis fríos y azulados ojos. Una vez arropado el niño, me acerqué a él y le dí un frío beso en la frente. -Que descanses pequeño demonio- dije con ternura y tras besarle nuevamente caminé rumbo a la puerta. Salí primero de la habitación de Seshiro y luego Joacoo me siguió. Dijo que sería mio toda la noche y luego se lanzó a mis labios. Correspondí el beso con gusto, acaricié su sedoso cabello y lo atraje aún más a mi agarrándolo de las orejas con suavidad. Nuestros cuerpos como magnetos, volvían a unirse, como si instintivamente se necesitaran. La euforia, la emoción, todo volvía a surgir en mi. Pero algunos pensamientos no dejaban de invadir mi cabeza, entonces me separé de él lentamente con la mirada clavada en sus ojos para sentarme en el sillón, crucé elegantemente las piernas y respiré hondo sintiendo la caliente y relajante sangre del niño. -Ven, hablemos un momento- dije con una gélida sonrisa en mis labios- ¿Por qué no le pides al elfo que traiga algo fuerte de beber? Muero de sed.
  15. Por un momento pensé en separarme de él, salir por aquella puerta, y volver solo por mi hermano. Por un momento pensé en evadir los sentimientos que estaban floreciendo en mi pecho. Y por una milésima de segundo, pensé en clavar mis colmillos en su endurecido cuello. Sin embargo, aquellos pensamientos se dispersaron y desaparecieron por completo. No sabía el por qué de los mismos. Era una persona muy instintiva y por alguna razón mis instintos evadían automáticamente sentimientos como aquellos. Sin embargo Joacoo, Él era diferente. Su mirada era distinta, misteriosa, era como si detrás de aquellas esferas azuladas se escondieran un centenar de secretos. Secretos que estaba dispuesta a conocer. Porque por alguna razón lo quería saber todo acerca de él. Acerca de la persona que alguna vez arrojé un libro por la cabeza cuando lo encontré encerrado en un armario con mi madre y que ahora estaba allí, besando mi cuello, haciéndolo suyo con tal pasión que incitaba a hacer el amor en ese preciso momento. Entonces la burbuja en la que volaba se rompió y me estrellé en el suelo al ver a mi hermano con sus ojos marrones jugando con una pequeña escoba voladora de juguete. Fue entonces que me pregunté "¿Qué estoy haciendo?” y puse mis manos en los hombros de Joacoo y separé nuestros cuerpos con ternura. -Creo que no es el momento ni el lugar para este tipo de besos- dije contemplando al niño y regresando la mirada al mago. Sentía que era lo correcto, aunque mis deseos de apoderarme de su cuerpo y su corazón en ese preciso instante me estaban, poco a poco, dominando. Contemplé la mirada del mago con cariño y en silencio no había nada que decir, o al menos, de mi parte respecto a lo realizado. Pues nuestros labios habían hablado por sí solos y la reacción de nuestros cuerpos al unirnos era de lo más clara.
  16. ¿Era yo la que él besaba? ¿Era yo, acaso, la que en ese instante llenaba su corazón? O era tan solo el vago recuerdo de mi madre lo que él buscaba. Quizás si, quizás no. Pero aún así. A su lado... a su lado yo me sentía perfecta. Me sentía sensual, protegida, tierna y atrapada, sin querer, por los instintos del amor. Nuestros cuerpos eran como dos piedras, perfectamente talladas, unificadas por el frío que despedía de nuestra piel. Nuestros aromas se volvían uno, provocando una mezcla muy agradable que nos envolvía. Aferré mis brazos en su cintura y nos empezamos a mover, como si bailáramos, mientras las lenguas jugaban en nuestras bocas. Y él se veía tan hermoso. Con sus ojitos cerrados, transmitiéndome con sus labios un “te quiero” silencioso. Hacía tiempo que no sentía aquella sensación. Podría besarlo por horas… por días… por años. No tenía motivos, ni deseos, para separarme de sus besos. Sin embargo, mi cabeza era muy testaruda y hacía más eco que mi corazón ilusionado. “No te ama” dicía una parte dentro de mí. “Lo sé” me contesté. “No lo amas” volvió a hablar. Pero no respondí. En verdad no lo amaba. No sentía absolutamente nada hacia él. Hasta hacía tan solo un minuto. ¿Realmente era posible enamorarse por un beso? Pues si no lo era, algúna magia estaba actuando en mí en aquél momento. Pues mi corazón en aquél momento estaba latiendo muy despacio. Era él, Joacoo, quien lo estaba trayendo a la vida. Me separé de sus labios, aún con nuestros cuerpos conectados y acaricié su cuello con mi nariz persiguiendo su aroma, luego asenté mis labios sobre su piel y los deslicé hasta su oreja. -Eres tan, difícil de predecir- murmuré con una sonrisa dibujada en mis labios.
  17. "No lo hagas" decía mi cabeza. "Bésalo" murmuraba mi corazón. Pero mi madre ¿Qué diría? ¿Será que es ella quien, desde el cielo, guía nuestros labios a encontrarse y nuestros corazones a unirse? De todos modos ella siempre quiso que tanto él como yo fuéramos felices. ¿Pero si la felicidad no estaba allí? Mi corazón continuaba herido por su viejo, eterno y condenado amor. De todos modos sabía que aquél amor se había marchitado ¿Era necesario acaso avivar tan pronto a mi corazón? Mi cabeza parecía que iba a estallar en cualquier instante. Él estaba tan cerca y me distraía con su agradable y tan puro aroma. Un aroma fresco, dulce, mezclado con el perfume de su propia ponzoña. Sentí su suave y helada mano acariciar mi mentón y elevarlo para contemplar mi mirada. Entonces lo miré y mi corazón parecía salirse de mi pecho. No, era solo producto de mi conciencia pues mi corazón, al igual que el suyo, se encontraba petrificado para toda nuestra condenada eternidad. Su mirada azul me llamaba. Podría contemplarlo por décadas, así... a esa misma distancia. Sintiendo la frescura de su aliento, la delicia de su aroma y el canto de su voz. Definitivamente no podría cansarme jamás de él. Entonces sus labios hicieron contacto con los míos y me deshice ante aquel beso apasionado, entregándome a él sin miedo alguno. Borrando todo tipo de pensamiento que pudieran alejarme de él. Envolví su cuello con mis brazos y me quedé allí, sintiendo el frío de su pecho pegado al mio, la helades y humedad de sus suaves y carnosos labios. Abrí un poco más su boca para deslizar mi lengua sobre su paladar y jugar así con la suya. Joacoo ¿Quién era en verdad Joacoo? Años entregándole todo mi odio, para que en aquel momento le entregase a ciegas mi amor. ¿Mi amor? Preferí no pensar en ello en aquel momento. Pero me sentí tan viva, tan feliz, por primera vez de ser inmortal, que olvidé incluso lo que vendría después de aquel beso. Entonces los segundos transcurrieron fugases. No quería parar de besarle, después de todo nadie nos separaría en aquel momento y nada tenía que hacer más importante que estar a su lado. Mi piel temblaba o al menos eso sentía pese a saber que mi piel era tan solo una piedra. Acaricié su cabello alborotándolo, haciéndolo mio. -Joacoo- murmuré separándome de sus labios para luego, como un imán, regresar a ellos.
  18. Había visto en él una persona realmente hermosa. Quizás fue su mirada y las lejanas palabras de mi madre lo que me hacía verlo así. Su sonrisa cálida, el frío de su piel, si cabello tan suave. Negué con la cabeza una y otra vez. No podía tener aquellos pensamientos, no sería capaz de soportar el dolor del amor nuevamente. Intenté no mirarle a los ojos por lo que me dispuse a mirar a mi lindo hermanito cuyos ojos eran dos grandes esferas azules y con la mirada más inocente que jamás había visto. Entonces las palabras de Joacoo me entristecieron, pues, aunque deseaba negarlo, me gustaría haber escuchado de sus labios palabras que acercaran nuestros labios. Aún así hizo que lo apreciara aún más por su respeto y su coraje. Se puso de pié y el zumbido de sus pasos se aproximaron mientras recitaba palabras de aliento que me daban al menos un poco de fuerza. Sin embargo seguí sin mirarlo, mientras hablaba mantenía la mirada en Seshiro quien había empezado a jugar con mi pelo. Entonces sentí la heladéz de su mano sobre mi mejilla y cerré los ojos para sentirla, disfrutarla... y volví a abrirlos con indiferencia contemplando el suelo mientras lo escuchaba, haciendo ya caso omiso a sus palabras. -S..si- dije intentando concentrarme en lo que decía -Seguro estaré bien, y de terminar en San Mugo, los estaré esperando. A ambos. Los deseos de besarle nuevamente me absorbieron, si mis ojos se encontraban con los suyos a esa distancia no podría, definitivamente no podría y me lanzaría hacia sus labios. Sin embargo mis ojos continuaban en el suelo y mi corazón petrificado latía en mi memoria. Mamá... ¿Será que tú desde el cielo estas causando esta locura?
  19. Al parecer mis ojos habían acaparado el interés de Joacoo. Intenté desviar la mirada al instante, pero no pude. Era él la segunda persona que me había visto derramar lágrimas de sangre, y de alguna manera se estaba ganando un poco de mi confianza. Pues si mamá confió en él ¿Qué motivos tendría yo para no hacerlo? Era quizás la última vez que veía a aquel mago de ojos azules de mirada tan serena y cautivadora. -Es bueno saber que este niño ya te está llenando de felicidad. Yo misma al verlo, me transmitió la necesidad de estar junto a él y no soltarlo jamás. Sentí la necesidad de protegerlo, de entregar mi vida por este pequeño demonio que mi madre a dado a luz- dije con una sonrisa, pero Joacoo parecía hacer caso omiso a mis palabras. Lo veía concentrado en mi rostro el cual era adornado por un delicado mechón de cabello que había caído sobre mi mejilla. ¿Será que estaría viendo en mí algo que le hiciese recordar a mi madre? No, eramos dos personas muy diferentes por fuera, pero aún así teníamos ciertas cosas en la personalidad que nos asimilaban bastante. Desvié la mirada hacia el suelo, pero en ese instante sentí la gélida mano de Joacoo sobre mi mejilla, era tan suave, tan fría. Pero entonces sus labios posaron sobre los míos y mis ojos se abrieron de par en par para contemplar los suyos, que cerrados, se dejaban sentir. Poco a poco cerré los ojos. Logró encandilarme, acaparar mis sentidos y mis deseos por un momento. Sus labios tan dulces, tan fríos, tan húmedos me envolvían... Pero entonces la viva imagen de mi madre regresó a mi cabeza y no pude más que separarme muy despacio de él. -No... no puedo... yo...- balbuceé poniéndome de pié -No, fuiste el novio de mi madre y yo... estoy condenada al igual que ella a marchar hacia una batalla en la cual sé que perderé, pero aún así lucharé para vengar su nombre. Y esto... no es correcto no... Agarré mi cabeza con las manos y miré a Seshiro quien contemplaba con sus iluminados y azulados ojos la situación. -No puedo hacerle esto a mi madre- dije caminando hacia la puerta -Y aunque pudiera, esta podría ser la última vez que nos veamos, después de todo, mañana para estas horas estaré luchando con mi ex lider quien domina la varita setecientas veces mejor que yo.
  20. Me aparté un poco de él y me dispuse a mirar sus azulados ojos mientras hablaba. Tenía la misma mirada azul que yo, y que mi padre. Definitivamente Sil tenía cierta debilidad por los ojiazules. Tenía agradables facciones en el rostro, y unos labios que pedían ser besados. -Eres lindo- dije haciendo caso omiso a sus palabras, perecía delirar -ya veo que vio en ti mamá... y el porqué te ha dejado. Era lamentable meterse en la cabeza de mi madre, pero estaba entendiendo porqué prefirió a Coyo-t... aunque jamás podría confirmar aquella teoría. Dejé de llorar, pues ya había dejado caer todas las lágrimas que necesitaba derrochar. Limpié mis mejillas con las mangas de mi vestido y mi piel volvió a estar pálida y limpia aunque con una que otra manchita rojiza. Suspiré y volteé a mirar a Seshiro con una sonrisa. -Serás un gran mago- dije con ternura y seriedad -Seras un gran mago y una gran persona. Pues la persona que tienes a tu lado -volví a contemplar la mirada de Joacoo- es el mejor ejemplo a seguir que puedes tener. Él logrará quemar todo rastro de maldad que pueda haber en la sangre de tu padre y te hará feliz. Muy feliz. Lo sé. Le esbocé una sonrisa al mago mientras lo miraba. -Seshiro también te dará felicidad a tí.
  21. Hola! queria cambiar a la familia Malfoy por la Everdeen de la cual Seré matriarca. saludos!
  22. Los pensamientos salieron despedidos de mi cabeza. No podía pensar, siquiera podía emitir palabra alguna, pues éstas eran ahogadas por las lágrimas que no paraban de caer. Mi corazón petrificado se oprimía aún más ante el dolor y la desesperación de haber perdido a mi confidente, mi mejor amiga, mi madre. Miré con los ojos cegados en lágrimas al joven mago que me contemplaba sin saber que hacer y le esbocé una sonrisa para tranquilizarlo. -Los vampiros también lloran a veces. Al menos los que aún conservamos esos sentimientos humanos- le dije, pues la expresión de sorpresa iluminaba su rostro. Al sentir su mano en mi hombro, la sonrisa se borró y mi rostro fue oscurecido nuevamente por la tristeza. Intenté limpiar con mis mangas las manchas rojas que tenía en mis mejillas y apoyé mi cabeza sobre su gélido pecho. Seshiro se encontraba sentado a su lado y sus ojitos se habían tornado rojos mientras me contemplaba. Entonces cubrí mi rostro con mis manos para que no me mirara en ese estado y entonces giré y abracé a Joacoo colocando mi cabeza sobre su hombro. Por un minuto había olvidado que no teníamos ningún tipo de confianza, pero aún así, necesitaba un abrazo. Sentía como mi cabello era jalado con fuerza por el niño y me agradaba sentirlo, pues sabía que quien lo hacía era mi hermanito, hijo de la persona por la cual derramaba mis lágrimas. -Debería haber hecho algo para que ella apreciara más la vida. Debí hacerla feliz, como hija era mi deber darle alegrías a mi madre y no lo hice. Debí alentarla más en su relación contigo y no encerrarme a pensar que el único que la podía hacer feliz era Alexander. No, porque ya por él quiso quitarse la vida una vez- Empecé a llorar con más fuerza aferrándome aún más al muchacho- Lo siento, siento que tengas que verme así... pero necesito hacerlo. Lo necesito por que sé que al cruzar por esa puerta lo único que veré será la muerte. -.-.- Off: disculpa la demora.. me fui de vacaciones xD
  23. Sentía tristeza mezclada con furia. Pues temía que aquella fuera la última vez que pudiera ver a mi hermano, y por alguna razón lamentaba que quizás también sea la última vez que vea a Joacoo pese a ser la primera vez que lo veía como una buena persona. Cerré los ojos y contemplé la imagen de mi madre en mi cabeza. La vi con su radiante sonrisa, sus brillantes y acaramelados ojos, su largo y hermoso cabello... pero aún así sentía su tristeza entre mis recuerdos. Pues eran contados los momentos en que la vi realmente feliz. Entonces una lágrima se escapó de mis ojos y empecé a llorar. A llorar desconsoladamente, pues había quebrado. Después de sentir tanta furia a razón de su muerte, no supe más que llorar desahogando todo mi corazón frente al mago de ojos azules que me contemplaba con Seshiro en brazos. me desplomé sobre un sillón y cubrí mis ojos con ambos brazos. Pues mis lágrimas a diferencia de otros, eran rojas... como la sangre que tan acostumbrada estaba de beber. No me gustaba llorar, de hecho a los momentos más fuertes de mi vida siempre los enfrenté con la frente en alto sin derrochar lágrima alguna. Pero tanto dolor acumulado logró desatarse frente a la mirada de un extraño. Una persona que alguna vez odié y que hoy le estaba encargando el cuidado de la única parte de mi madre que se encontraba en aquél mundo repleto de perversidades. Sabía que al salir de aquél lugar en mi cabeza sólo habría un nombre y una misión. Algo que no haría por mí, sino por la criatura que se encontraba en brazos de Joacoo. Porque no podía aceptar que el niño viviera en el mismo mundo que esa persona. Sin embargo en esos momentos no paraban de aparecer en mi mente todos los recuerdos de mi larga y descontrolada vida. Momentos con mi madre, con mis hijas, con el hombre que había amado durante tanto tiempo y que por razones que superaban los límites de nuestro amor, se había alejado de mi. Quizás el solo hecho de que podría llegar a perder la vida, traía todas aquellas imágenes a mi cabeza. Intenté controlarme. Parar de llorar, pero era imposible.
  24. Era muy gracioso pensar que Tau iba a ser sobrina de un demonio tan pequeño cuando yo misma le había reprochado la raza que había adquirido por Sophie. Sin embargo sabía que mi hija iba a estar muy contenta al enterarse de la noticia de que había encontrado a su tío sano y salvo y que podría malcriarlo a su antojo dándole el cariño y el amor que ella siempre repartía a quienes la rodeaban. -Descuida, mi hija es demonio también con tu hermana nos podrán ayudar bastante con la criaturita- entonces comprendí que debía bañarlo y no tuve problemas en ayudar- no hay problema, te ayudaré a bañarlo, tengo bastante experiencia con mis otras hijas- reí recordándolas de pequeñas y sin inconvenientes nos metimos al baño para limpiar al niño. Claramente, los tres terminamos repletos de agua tibia pues Seshiro era bastante inquieto a la hora de usar shampoo. Me divertí mucho bañándolo, aunque con cierta distancia para que el pequeño no me sintiera como una desconocida. Su carita era tan dulce y tierna que no parecía ser hijo de aquel infeliz, pues era más parecido a su hermosa madre, Silverlyn. Joacoo lo trataba con tanto cariño, con tanto cuidado, que hasta parecía ser él el padre del niño. Cosa que había sospechado en el momento en que mamá quedó embarazada. -Hubiera sido lindo que este niño fuera tuyo- dije mientras el niño jugaba en el suelo, pero entonces sentí sus pequeños y frágiles brazos envolviendo mi pierna izquierda y le acaricié la cabeza para después agarrarlo de la cintura para tenerlo entre mis brazos. Sus ojos tomaron el brillante azul de los míos, al principio parecía querer llorar, pero luego su mirada se relajó y empezó a reír contento y con su manito agarró mi nariz y me la estiró. -Eres un niño muy travieso Seshiro- dije entre risitas y quitándote con suavidad su manito de mi nariz. Lo abracé con ternura y apoyé mi cabeza sobre la suya clavando la mirada en Joacoo. -Quédate con él estos días- le dije despacio -Antes de llevármelo deberé ir a resolver unos asuntos con su padre. Seria, le dí un beso en el redondo cachetito de mi hermanito y se lo devuelvo al joven de ojos azules. -Cuídalo, y en caso de que falle en el intento dile que me cautivó en el momento en que lo ví y que quiero que sea muy feliz.
  25. Quizás había estado equivocada durante mucho tiempo respecto a la persona de ojos azules que tenía ante mi. Sin embargo jamás habría logrado aceptar su relación con Joacoo, sinceramente sentía que juntos jamás podrían haber sido felices siendo tan diferentes. Mis ojos habían tomado su natural azul intenso. Y una cínica sonrisa se figuró en mis labios. -Desquiciada?- dije entre risas -Pues no te equivocabas. Es hora de sacar toda mi locura afuera y desatarla en ese h*********p****. Mordí mis labios con mis colmillos y accidentalmente lastimé mi labio inferior dejando caer un hilo de sangre por mi rostro. Quién diría que tantos años dedicados en un cien por ciento a la caza sin control alguno en Sudamérica servirían ahora para darle caza a Coyo-t. Pues estaba más fuerte, más hábil y más enojada que nunca. Luego me alivió saber que Joacoo aceptaba enseñarme a mi hermano. Aquella criatura que en cuya sangre corría el veneno de su padre y la locura de la madre. Pero aún así deseaba verlo y amarlo como mi madre ya no podría. Pues quería darle una familia decente. Fuimos hasta su habitación en la cual la estatua hipogrifo descansaba frente a la entrada, le enseñó un medallón que llevaba consigo e ingresamos rápidamente a su alcoba. Y allí vi a la hermosa criaturita a unos metros de distancia, pues al parecer debía de lograr que se acostumbrara a mi. Estaba rodeado de juguetes. Y en una cuna que parecía estar hecha de Oro. Realmente Joacoo estaba haciendo bien al cuidarlo, y esperaba que su paternidad valla más allá de lo material también. A mi hermano le agradó mi aroma. Pues quizás encontraba en mi sangre, rastros de la suya. Aún así el aroma del niño era entre placentero y nauseabundo a la vez. Era como si un plástico quemado tuviese impregnado el perfume de las rosas. -¿Qué es?- pregunté con los ojos fijos en Seshiro, me acerqué unos centímetros y el niño posó sus azulados ojos en los mios.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.