Dana Gryffindor

Atardecer en Londres Una ciudad se tiñó de anaranjado cuando la hora vespertina se vio reflejada en media esfera de sol que se visualizaba a lo lejos, generando una fiesta de colores en el cielo. La pequeña chapa de “Chops” chillaba conforme una fría ventisca la movía de un lado a otro y el ruido de zapatos que iban y venían y de coches que frenaban, arrancaban y aceleraban a toda furia por la gran avenida, opacaba ese peculiar chillido tras el cual se abría un callejón sin salida, un pequeño lugar donde había dos basureros y la salida trasera de Chops y de la barbería que a esa hora del lunes ya cerraban sus puertas. Sus dedos acariciaban las finas cuerdas del laúd, una suave melodía llenaba de vida el callejón iluminado por un barril de chapa que hacía de fogata con cartones y maderas recolectadas en el día y que habían sido rechazadas para su venta debido al mal estado. Junto con las notas musicales, siluetas de luces de colores danzaban al ritmo de la melodía y ocho rostros se iluminaban mientras comían galletitas y tomaban té en vasos descartables. Los niños habían escuchado que la magia existía y allí estaba la prueba, la joven de largo cabello rojo y ojos tan azules que parecían zafiros que brillaban en la oscuridad. El estatuto del secreto mágico había sido revelado y la comunidad no mágica se había encargado de decir que magos y brujas eran monstruos causantes de todos los males, la vampiresa esperaba generar amor hacia la magia en aquellos pequeños actos. “Tomaron sus manos en el lecho final, los gritos avivaron la hoguera nupcial en un rito de amor y un acto de ira, las brujas se unieron para toda la vida” Cantaba la bruja al ritmo de su música, las luces la acompañaban, los niños vagabundos escuchaban con atención. “Ellas conocieron el amor verdadero y por su magia y amor en las llamas ardieron, el mundo no supo entender sus corazones del poder verdadero no eran merecedores” -¿Cuál era ese poder?- preguntó deteniendo en seco sus dedos, las siluetas dejaron de bailar para volverse hilos que caían lentamente al suelo. -¿Brujería?- preguntó una niña. -¿Hechizos?- insistió un niño. -Amor- contestó la bruja retomando su melodía, las siluetas volvieron a danzar -El verdadero poder es el amor, y ese lo pueden tener todos ustedes. Shelle deja de tocar y una mujer, de rostro cubierto de cicatrices como si hubiera sido víctima de un incendio, con vos temblorosa y aguda, interrumpió la velada. -¿Siluetas de colores?- preguntó, una sonrisa iluminó su rostro, pero Shelle pudo ver el cinismo que había detrás, el aroma ácido de su sangre reveló que no era un humano convencional -Gastas tu tiempo con estos muggles. La piel de la mujer empieza a desmembrarse dando paso a una enorme boa de oscuras tonalidades, Shelle apenas pudo reaccionar cuando vio dos filosos colmillos yendo a toda velocidad hacia ella. -Serpensodia- dice la periodista apuntando con su varita a la boca de la serpiente, esta sale levemente despedida hacia un costado y embiste a uno de los niños, se apresuró a repetir el ataque pero la boa ya había atrapado al niño de la pierna. -Serpensodia- repite – el destello de luz le pega de lleno en la cabeza, libera al niño que con lágrimas en los ojos se arrastra hasta ocultarse detrás de la pelirroja junto con los demás. Levanto mi varita y un cuervo sale despedido de ella para que acuda al miembro más próximo de la Orden del Fénix. Off: sí, le robé el titulo a Pratchet.

Palabras como “dulce ratón” hacían que quiera sacarle la yugular y desmembrar su cuerpo, pero debía controlarme, estábamos allí en son de paz aunque mi recuerdo sobre cómo habíamos llegado a esa velada me daban aún más ganas de hacerlo trizas. -Por tu bien, será mejor que no bromees tanto- dije terminando mi bebida de un solo trago, observé al camarero y resignada pedí los shots -trae dos shots de jagger y sprite, que este infeliz se casa con mi hermana y hay que celebrarlo, supongo. Me relajé en la silla y tomé mi varita, acaricié su textura con mis dedos, jugando con ella, con la mirada fija en en Hasam. Pese a todo me agradaba estar allí aquella noche, necesitaba un descanso, quitarme el estrés y las penas y tal vez un poco de compañía. Demasiadas cosas habían sucedido los últimos días, desde mi llegada a Dinamarca solo tuve disgustos en Londres, con todo lo que sucedía, esperaba tener al menos un respiro. -Puede que haya alguien- dije pensando en la hija de quien tenía frente a mi, aquella mujer que había conocido en el mundial de quidditch, me tenía con el corazón hecho trizas desde que supe que había entregado su vida a otro hombre, había decidido pelear por ella pero mis esperanzas estaban cada día más destrozadas -pero es un amor no correspondido, cuñado, no todos tenemos la posibilidad de ser amados- suspiré -por ello me alegra, de corazón que tu la hayas encontrado. @@Hades Ragnarok

Elvis F. Gryffindor. No creo que una sola persona sea capaz de liderar un bando, considerando que esa persona tiene una vida fuera de aquí. Y desde mi reciente regreso al foro he visto a todos los nominados participar de forma activa y dar mucho por la orden y por el foro mismo. Voto por Elvis porque es una persona que siempre está pensando ideas nuevas para avanzar en el rol, y he visto aportes suyos en los post sobre la reforma del foro, muy interesantes. Siempre busca la cooperación entre jugadores ya sean de la orden o no, y eso me parece que es el corazón del juego. Aunque como dije, no me parece labor para él solo. Es un tipo que tiene una vida más allá de esto por lo que creo que todos debemos dar una mano para fortalecer y dar vida al bando y al foro en general Me gustaría aportar más sobre el tema pero como dije, soy bastante nueva aquí por lo que me limito a lo que se desde que llegué n_nU suerte a todos !!

A lo lejos se escuchaba el ulular de las lechuzas, el cantar de los cuervos, y opacando esa música natural, la risa y las charlas de los presentes, luces artificiales parpadeaban en diversos colores difuminándose entre ellas dejando nulas a las majestuosas estrellas del inmenso cielo nocturno. Mi copa de vino estaba casi vacía y yo ya estaba analizando la retirada, empezaba a desear saciar otro tipo de sed y había aprendido a la mala que no era correcto alimentarme en fiestas privadas. Empezaba mi retirada cuando la hermosa rubia me detuvo en seco, con sus ojos que brillaban como dos lunas que oscurecían las luces de la fiesta. No veía a la representante de Francia, veía una mujer sencilla con un cargo sobre su espalda. -¡Qué belleza ven mis ojos!- le dije -agradezco la invitación a esta fiesta, querida vieja amiga- tomé sus manos con delicadeza y devolví sus besos. Observé al hombre que la acompañaba, era el que había estado tocando la guitarra hacía unos momentos. -Tienes habilidad con los dedos, al parecer, bonita canción tocaron hace un rato. - le dije con formalidad -Vine por placer, la joven a tu lado fue muy amable en invitarme y mi diario solo informa noticias referidas al ámbito político, aún así señor Greyback la noticia está en todos lados y si estoy en el momento justo- levanté mi copa - que así sea. En seguida Taison nos entregó un whisky de fuego a cada una y lo levanté para brindar. -Por una noche llena de sorpresas - dije clavando la mirada en la rubia. @taison_greyback @Ada Camille Dumbledore

Shelle Ridcklaud Gryffindor Acomodada en mi asiento sonreí felina ante su comentario, di un trago a mi copa observándolo con sigilo y luego me acerqué lentamente hacia él, coloqué mi larga uña en punta con esmalte en negro en su mandíbula y susurré en su oído: -Querido, tu y yo sabemos que no serías capaz de matarme- dije con seductora satisfacción -sin embargo de mí...-suspiré y me acerqué aún más a su oído, llenándolo con mi aliento fresco mezclado con vodka -de mi siempre debes cuidarte. Regresé a mi lugar y continué bebiendo mi trago, hacía calor en aquel sitio, la música era demasiado tranquila y yo estaba muy relajada a esas horas de la noche. Mi cuñado se veía algo impaciente, en el fondo me agradaba el muchacho, me gustaba saber que se casaría con Arianne, ella era una mujer libre y sabía que Hasam jamás le cortaría sus alas. -¡Salud, compañero!- dije levantando mi trago con verdadero sentimiento -Por una noche sin hostilidades y por la felicidad que te espera al lado de mi querida hermana. Hice señas al camarero para que se acerque. -Una ronda de shots- le dije al joven que se apresuró a sacar un papel para anotar la orden -¿Por cuáles prefieres empezar, cuñadito? @@Hades Ragnarok

La música acompañaba los pasos de dos damas que se habían conocido hacía pocas horas, volviéndolas cómplices de una noche que las estrellas apadrinaban con su encanto y que la lujuria de vestidos finos y perfumes de marca habían provocado que todo se unificara en una sola perfección. Una rubia y una pelirroja de llamativa belleza y elegante postura, de posiciones importantes para edades visiblemente tan cortas, ambas entrelazaban sus manos y marchaban al ritmo de una melodía suave bajo las luces tenues de una fiesta de salón. El roce de su dedo, la suavidad de su piel, bastó para que mi cordura declinara y diera paso a un sin fin de emociones. Mis manos fueron solas, no pude controlarlas, entrelacé su mano con la mía y con mi otra mano en su cintura la atraje hacia mi, sintiendo su pecho contra el mío, su respiración agitada golpeándome en la cara, el perfume de su aliento vibrando en mi piel. -Entonces será mejor que obedezca, mademoiselle- lentamente, por si ella quería separarse de mí, acerqué mis labios a los suyos. Cada partícula de mi cuerpo temblaba ante aquel acto tan humano, tan sencillo como el de encantar a una joven en una fiesta y robarle un beso, pero ella me había encantado a mi.

fuuuuuu Me costó esto de tirar los dados ñ-ñ (primera vez, lo siento) @@Kraven Von Alexandros te dejo a vos lo que sigue Y vamos muchachos, levantemos el rol que está tomando un giro interesante Lo que no entendí mucho es en qué quedó lo que estaba haciendo @@Darla Potter Black y Kraven en su persecución por el intruso, me perdí un poco con eso y me metí en la fiesta de la carpa... el alcohol y la compañía llamaron (?

Shelle Ridcklaud Gryffindor La luna iluminaba las viejas edificaciones del callejón, una fría ventisca hacía tintinear los carteles de los negocios que a esas horas crepusculares sólo se escuchaba la música que provenía de bares y clubes nocturnos. Tenía la sensación de que aquella noche no iba a ser para nada aburrida, mi cuñado me había invitado a tomar unos tragos y sabía que aquello podía terminar o con un intento de asesinato o una borrachera de las que uno sabe dónde empieza pero no dónde termina. Aún así me gustaba tomar cierta distancia con mi cuñado puesto que me sacaba fácilmente de mis casillas y me había propuesto, desde mi ingreso a la orden, conservar la oscuridad de mi interior completamente apagada, aunque este hombre tenía la habilidad de despertarla con sus discusiones absurdas y sus ganas de molestarme. Al ingresar al bar lo encontré sentado en una mesa ya con un trago en su poder, me acerqué primero a la barra por Un vaso de vodka y luego finalmente aparecí ante mi cuñado, enseñando mis colmillos con una sonrisa, con mi largo cabello color borgoña cayendo sobre mi hombro izquierdo y mi vestido negro de cuero de escote en v. -Buenas noches cuñado- dije tomando asiento.

Los jardines de la Luxure eran acogedores y la noche era espléndida. Las parejas de las hermanas habían tocado una canción hermosa. Crucé miradas de complicidad con la joven representante de Francia con quien cruzaría algunas palabras más adelante, cuando los tragos me dieran un poco más de soltura. Siendo que no conocía mucha gente en la fiesta decidí acercarme a la barra y pedir una copa de vino tinto, era temprano y necesitaba relajarme un poco. Ya con la bebida me apoyé contra un divertido árbol, adornado con guirnaldas, a contemplar la fiesta y escuchar la música.

Claire había tomado posesión de uno de los sillones a la espera de su chocolatada, la pequeña estaba con la mirada cabizbaja, temple y con el corazón chato. El mal había arrasado por su vida y debía hacer algo para protegerla. Sus ojos se iluminaron cuando el elfo apareció con la bebida. -Gracias- dijo amablemente la pequeña y empezó a beber con tranquilidad en su lugar. -Un placer Minimin- dije con una sonrisa, poniéndome más cómoda- muchas gracias- le dije al elfo al tiempo que agarraba mi taza de café. La otra muchacha se veía adolorida pero aún así se presentó. -Perenela, querida espero que tus dolores pronto se vayan- veía su mano acariciar su vientre ¿Qué le pasaría? Al llegar Sagitas comprendí que la mujer estaba muy solicitada. Quizás mi petición pueda esperar unos momentos hasta que Perenela lograra estabilizarse. -Querida compañera- dije con una sonrisa -es una alegría verte, aunque he venido por un favor- observé a Claire y luego volví a mirar a Sagitas- si quieres espero a que resuelvas tus asuntos primero, puedo darte una mano si la necesitas- levanté mis hombros y le sonreí con culpabilidad -después de todo no puedo irme sin tu ayuda. Continué tomando mi taza de café. @*Minimin Skeeter* @Sagitas Potter Blue @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue

Mientras intercambiaba sonrisas con la mujer sentada en una de las mesas de la sona VIP, un camarero se acercó a ofrecerme un bocadillo. -Disculpe- dije con sutileza, manteniendo mis ojos azules en la mirada de la dama -¿Quién es la elegante mujer sentada en la mesa de allí? El muchacho de chaleco negro y camisa blanca observó a la mujer y me enseñó una sonrisa. -Es la señorita Bronson, Emily Bronson. Le agradecí y el joven continuó su recorrido por el resto de la sala. Había comprobado que la mujer con la que estaba intercambiando seductoras miradas era el objetivo, siempre daba en el clavo cuando de mujeres se trataba, el olfato vampírico y seductor no me fallaba. Me estaba acercando a ella cuando vi que @Lady Luxure Grindelwald subía las escaleras tras hablar con Akito Matiba, seguramente había logrado establecer contacto pero sería muy peligroso que estuviera sola con aquél fanático y su séquito. Subí las escaleras yo también junto con dos camareros, y permanecí a metros de la sala donde se encontraba Lady con un angulo justo donde podía observar la situación por si algo se salía de control. En el pasillo había altas columnas de mármol acompañadas por enormes macetas que llevaban hermosas plantas de flores anaranjadas. Me quedé junto a una de esas macetas mientras la gente, principalmente el personal, iba y venía por el largo pasillo. -¿Estás perdida?- preguntó Emily apareciendo de pronto en las escaleras. No esperaba que me siguiera pero no me sorprendía, después de establecer contacto debió haber seguido mis movimientos con la mirada. Pensé en decir que buscaba el tocador pero sería demasiado cliché y seguramente me acompañaría al baño más cercano. Necesitaba quedarme ahí y quizás mantener cerca a Emily no fuera mala idea. -Te estaba esperando- dije con una sonrisa -me preguntaba si la hermosa mujer que me devolvía las miradas me seguiría a un lugar más tranquilo para conversar. Emily mantenía un semblante serio, no lograba descifrar lo que pensaba. -Aves del paraíso- dijo acercándose con una copa de champaña en la mano. -¿Perdón?- me sorprendió. -La flor, en India la conocen como “Ayuda de Buda” pero se llaman Aves de paraíso- dijo aún más cerca. -¿Acaso usted es científica de plantas?- pregunté con astucia -¿Bióloga o aficionada? -Soy científica, sí pero en genética- comentó la mujer - pero tu rostro me es familiar ¿Televisión? Diablos, era conocida en los medios muggles Daneses donde daba notas de opinión política de forma ocasional. -Veo que eres una persona muy instruida en política internacional- tras decir aquello pude ver que Akito ingresaba a la sala de reuniones donde Lady esperaba, acompañado por más personas. -Una eminencia ¿No crees?- dije tratando de no vomitar por mis palabras. @

Shelle Ridcklaud de la Hoya Gryffindor La marqué un par de veces más y nada. Mi vieja amiga que había ayudado a escapar de las asquerosas garras de su esposo en Ribe, no respondía después de aquellos disparatados mensajes sobre dementores en el pequeño pueblo donde había planeado residir y reiniciar su vida junto al pequeño Tom. Me recosté en el respaldo de mi sillón giratorio y perdí la mirada en la blancura del techo al tiempo que analizaba la situación. Llevaba demasiado tiempo encerrada en aquella oficina, recibiendo informes, haciendo editoriales y aprobando reportes, tapas, diseños, y noticias que los diferentes equipos de trabajo presentaban constantemente en temas relacionados a política, principalmente, economía, sociedad, deporte y cultura. Sin embargo hacía tiempo que no realizaba trabajo de campo y un par de días en las soleadas calles de Kauai con la excusa de una simple nota de dementores, bastaría para relajarme de tanto estrés y encierro de oficina. Planifiqué mi agenda y me retiré inmediatamente de allí. Sunshine Valley, Kauai Claire me mandó un mensaje más, un encuentro con personas que parecían estar llevando una investigación por su cuenta ¿Investigadores privados, miembros secretos de MACUSA o simplemente aficionados? Cualquiera de las tres opciones era válida si podían proporcionarme la noticia en primera persona. Acudí a la dirección que me había mandado la danesa y me encontré con un episodio de película, con policías controlando a la multitud con el anuncio de que “la situación estaba controlada”, una casa completamente desvirtuada ¿Qué había pasado en ese sitio? Aproveché que un grupo de personas se había puesto demasiado densa a unos metros de la entrada captando la atención de los policías que estaban controlando la zona del centro y lateral izquierdo de la entrada de la casa, aproveché que los del lateral derecho discutían con unos reporteros locales e ingresé a toda velocidad a través de una puerta sin goznes. Me sumergí aún más en el interior de la casa, persiguiendo el desastre de la misma que iba incrementando hasta que me encontré con unos hombres que, supuse, eran los que Claire había mencionado ya que no parecían policías, pero algo más los acompañaba, una acromántula nos observaba desde el interior de uno de los cuartos, con su imponente presencia y su peligroso tamaño de al menos 4 metros. Saqué al instante mi varita. Lo que parecía ser un simple reportaje sobre supuestos dementores en Kauai, podría terminar como un trabajo para la Orden de Fénix, organización a la que pertenecía desde hacía no mucho tiempo. -Siento que nos conozcamos en esta situación- dije a los señores -Pero Claire me llamó para que de una mano en el asunto, aunque no mencionó nada sobre ocho patas. @@Eobard Thawne

Tuve que leer todo de nuevo por que ya no me acordaba algunos detalles x) Me gustó lo de la acromántula <3 Quizás alguien esté escondiendo "algo" en Sunshine Valley y lo está protegiendo con arañas para que no se acerque... claro que las arañas a veces salen a comer puede ser que el ministerio haya mandado dementores por algún caso de "fuga de la cárcel" como pasó con Sirius Black. Es solo una idea En fin, como Claire está en una reunión con @@Syrius McGonagall no voy a ir con vos con ella porque quizás le dan ganas de volver y seguir el rol (? mandaré mi PJ que es periodista y de la Orden por ahí ayuda más...

Había oído que la mansión Potter Blue era buen refugio para miembros de la orden, realmente necesitaba donde huír. Ulrik, mi colega en en el diario Magisk Politike y hermano de la vida, había sido asesinado por miembros de la organización que llevaba el mundo revolucionado, dejando en mis manos a su pequeña hija, Clara, que debía ser protegida contra viento y marea de aquellas bestias desalmadas. -Descuida- dije a la pequeña que llevaba un pequeño vestido floreado y un listón azul que sostenía en una cola de caballo su largo y rojizo cabello- aquí estarás segura, y vendré siempre a cuidarte, preciosa. Solo mírate, tienes el mismo cabello que yo, cualquiera diría que somos hermanas. La matriarca de la mansión, Sagitas, seguramente podría darle un dormitorio y asegurarle un buen pasar a la pequeña, al menos hasta que la guerra contra los muggles terminara y pudiera llevarla conmigo. -Sé buena niña- dije a la pequeña -portate bien cuando yo no esté y si alguien hace algo que no te agrada me lo haces saber enseguida. La pequeña de enormes ojos color café me observó con la mirada apagada pero aún así me devolvió una sonrisa, la pobre acababa de perder lo que más amaba en el mundo y yo era su única esperanza. Toqué la puerta principal de la mansión y un pequeño y chamuscado elfo salió a recibirme. -¿Diga?- preguntó el elfo. -Mi nombre es Shelle Gryffindor, vengo a ver a Sagitas por favor, y si ella no se encuentra, a quien esté a cargo- dije con diplomacia. El elfo me abrió paso y me acompañó a una sala donde ardía el fuego de una chimenea, allí se encontraban dos mujeres muy bellas. -La señorita Sagitas ha subido unos momentos para asearse, regresará pronto- comunicó el elfo -¿Desea una taza de café? -Oh, por favor sin azúcar, y una chocolatada para la niña aquí presente- dije al tiempo que me quitaba la capa de viaje dejando al descubierto mis pantalones sueltos cargados de bolsillos y una ajustada camiseta sin mangas ni cuello. -¿Cómo están?- dije a las jóvenes de la sala -Espero no interrumpir. @@Sagitas Potter Blue@@Perenela Arya Grindewald Potter Blue@@*Minimin Skeeter*

Había sido notificada por la ministra de Francia que necesitaba mi presencia en la fiesta de gala en el hotel Halekulani en Hawaii. El mensaje había sido en clave y había entendido que debíamos infiltrarnos como muggles para obtener información. Observé mis afilados y puntiagudos dientes en el inmenso espejo del baño, apunté mi varita y con un fino movimiento de muñeca se convirtieron en dientes convencionales que no lastimarían ni una mosca, aunque quizás arranquen algún fino vestido francés. Pensé en cambiar de color mi cabello para la ocasión, pero en el mundo muggle desconocían mi apariencia como directora del Magisk Politike en Dinamarca, y mis cabellos color borgoña y mi apariencia no sería un problema. Rebusqué en mi ropero un vestido de gala ajustado, con escote prominente y con intensos tonos azulados, zapatos abiertos color esmeralda y coloqué todo lo que podría necesitar en mi bolso de viaje: maquillaje, pociones, capas. Convertí mi varita en una larga brocha para esfumar el maquillaje y la dejé en un pequeño sobre de cuero color azul donde encajaba justo, junto con un rubor de Dior y unos labiales para disimular y también utilizar. Hotel Halekulani, Hawaii. El objetivo era claro: identificar a los científicos y reconocer si tienen relación con los inquisidores. Al llegar al hotel enseñé en la recepción mi invitación, la cual había sido enviada por Ada en la notificación, y accedí finalmente a la fiesta, aquella noche prometía ser de ensueños, en una isla en medio del anillo de fuego, rodeados por el océano, con las personas más influyentes del mundo bebiendo sin parar cócteles de autor. Pude ver a @@Sean -Ojo Loco- Linmer charlando con una mujer cerca de una de las mesas VIP y a otras dos personas sentadas: un hombre y una hermosa mujer de postura elegante y semblante muy serio. Recorrí el salón con mis ojos y encontré a la ministra acompañada por @@Syrius McGonagall y @Lady Luxure Grindelwald. Me acerqué a uno de los meseros y tomé una copa de champaña, clavé mis azulados ojos en la dama de la mesa VIP, instando a la conquista, ignorando el hecho de que otro había tomado el corazón de la mujer que amaba. Sin embargo Akito Matiba había decidido dar un “alentador” discurso alentando el odio el desprecio hacia los magos, no me quedó otra que sonreír y aplaudir, levanté la copa y a modo de brindis apunté hacia la dama que tímidamente sonrió y levantó también la suya en mi dirección.

@@Ada Camille Dumbledore Mi naturaleza se sentía extrañamente atraída por la raza de las sirenas, cientos de vampiros habían sido cautivados por el canto y la belleza de esas peculiares criaturas de los océanos, algunas de las cuales habitaban en los lagos de Hogwarts. Pero no solo la procedencia de la ministra me tenía cautiva, había visto ciento de veelas hermosas en mis largos años de vida y pocas habían llamado mi atención. Sin embargo había algo en ella, su carisma, su poder, su presencia, se veía una mujer completamente segura de si misma y aquello me atrapaba por completo, tenía una nación en la punta de sus tacones y una sonrisa risueña en sus labios, me volvía loca. Sin embargo mi semblante continuaba temple y mi corazón petrificado continuaba de hiel, como siempre, endurecido con el peso de la inmortalidad. Extendí mis dedos a lo largo de su espalda y atraje su pecho hacia el mío, con el mentón en alto, observándola desde la misma altura, con la mano derecha y su mano izquierda en lo alto, dirigiendo nuestros cuerpos al ritmo de la música. -Pues resulta ser que soy buena bailarina- le doy dos vueltas en el lugar y la regreso a mis brazos -pero puedo transmitirte más cosas esta noche, muchacha si olvidamos nuestras posiciones por un rato- tomé dos copas de champaña de una bandeja que pasó flotando a nuestro lado, le ofrecí una. -Propongo un brindis- dije alzando una copa y esbozando una sonrisa llena de picardía -Que esta noche solo seamos dos jóvenes con ganas de divertirse- observé a @Kraven Von Alexandros que se encontraba al otro lado de la fiesta, era quien dirigía todo aquello y seguramente no querría que todo se saliera de control -y a lo grande- concluí.

Poco tiempo le había dedicado a mi vida social en Ottery desde mi llegada a Inglaterra, sin embargo había entablado muy buena amistad con la señorita Ada con quien había tenido un interesante encuentro en el mundial de Quidditch hacía poco, la Dumbledore había tenido la amabilidad de enviarme una invitación al cumpleaños de su hermana Lady Luxure que según tenía entendido era la directora del departamento de control de criaturas mágicas. Varias veces me pregunté si sería adecuado asistir al evento pero aquella noche necesitaba relajarme con unos buenos tragos y la noche realmente se prestaba, el cielo estaba despejado y las estrellas brillaban hermosas a lo alto, el clima cálido era una caricia para mi piel tan fría, tan blanca, tan falta de vida gracias a mi maldita inmortalidad. En la calle se escuchaban dos sonidos, mis tacones y la música que atravesaba las paredes de la Luxure. Cargaba en mis manos una tarta de coco con dulce de leche, imaginaba que ya tendrían torta de cumpleaños pero no quería caer con las manos vacías, también tenía dos botellas de vino en mi bolso para acompañar la diversión. Llevaba un vestido suelto y relajado color canela, mi rojizo y ondulado cabello se sostenía en una cola que llegaba hasta la mitad de mi espalda. Golpeé la puerta de la mansión y un pequeño elfo, con los ojos desorbitados y algo fuera de sí, salió a recibirme. -¿Viene usted a ver a la señorita Lady?- dijo con la voz temblorosa, al parecer la fiesta lo estaba alterando -Pase, pase, se encuentran por allí. Al ingresar me encontré con el lugar lleno de gente, muchos desconocidos y muchos los había cruzado alguna que otra vez en alguna reunión. Dejé la tarta de coco sobre una mesa junto con las dos botellas de vino. Observé a los invitados en busca de puesto que no conocía ni a la cumpleañera. --- OFF: Algo tarde pero feliz cumple Lady <3 será un gusto conocerte

En la fiesta con @@Ada Camille Dumbledore Al chocar nuestras copas pude ver que sus grandes orbes azules penetraban en los míos del mismo color, me paralicé unos segundos en esa mirada tan serena y natural, impregnándome en ella. -Existen diferentes tipos de energía- dije dando un trago a mi vaso de whisky al tiempo que un agradable jazz empezaba a hacerse escuchar -contigo me siento alegre- sonreí con sinceridad -y créeme que no es la alegría de una medida de whisky- dejé el vaso ya vacío sobre una bandeja que pasó lentamente flotando a la altura de mis hombros. Por un momento pensé que debería aprovechar esa fiesta para analizar a los invitados, realizar preguntas sutiles de política, economía e incluso tenía miembros de la farándula presentes, dispuestos a tener charlas amenas con un poco de alcohol en las venas. Sin embargo aquella ministra había arruinado mis planes por completo, o quizás los había mejorado. Tomé su mano lentamente, dejándome llevar por el suave ritmo de la música y llevé la otra mano a la curvatura de su espalda y empecé a balancear nuestros cuerpos lentamente de un lado al otro sin permitir que nuestros cuerpos se acercaran tanto. -Yo también tengo algo para transmitir, si me lo permite- susurré bañándome en el perfume de su cabello.

-Diablos- bufé al ver que perdía de vista a mi compañera de la orden y a hombre que estaba persiguiendo. Salí de la carpa para ver si la encontraba pero no había rastros de ellos. Observé al director de aquella batuta y me salí un poco de mis cabales a pensar que podría estar tramando algo, el señor. Salí de la carpa con un cigarrillo en la boca y desparecí directo al hotel donde me hospedaba. Faltaba un par de horas para la noche y necesitaba un buen descanso de tanto alboroto y de tantas derrotas en la cancha. Los favoritos habían sido derrotados y mis lectores no estarían tan contentos. Ya en el hotel, me quité la ropa y me sumergí en un largo baño de inmersión, con un bolígrafo y una libreta donde vertí todos mis comentarios sobre los partidos que había apreciado, la gente que había conocido y... Pensé en esa francesa rubia con la que había cruzado unas palabras, le dediqué unas líneas en los comentarios, después de todo era la flamante ministra de Francia y me debía una copa. Salí de la bañera antes de que mi piel empezara a arrugarse, busqué el vestido que había traído para ocasiones especiales, con brillantes cristales violáceos. Arreglé mi rojiza cabellera dejando caer una cascada de rulos colorados en una cola de caballo. Tomé mi pequeño bolso de noche que, al estar hechizado, podía meter cuantas cosas quisiera, por lo que cargué un sin fin de boticarios, accesorios, maquillaje, cuadernos, bolígrafos y hasta mi varita. Me monté sobre unos tacones rojos, que hacían juego con mi bolso, de diez centímetros de alto, y desaparecí sin más para aparecer a solo unos metros de la carpa festiva. Le enseñé mi pase a los muchachos de seguridad y me dirigí directo a la barra donde estaban sirviendo cócteles. -Un whisky solo, por favor- dije a un amable joven de acento norteño que se encontraba al servicio, fue entonces que la vi a la rubia charlando con el señor Von Alexandros ¿Qué se traía aquella traviesa ministra?- y también te pido una copa de... -¿Qué beberá?- dame un mojito -sentencié. Ya con los tragos, me acerqué hacia donde se encontraba la señorita Dumbledore y Kraven para interrumpir su conversación. -Si me permite- dije a Von Alexandros -Debo saldar una cuenta con la dama- observé a la mujer cuyo vestido negro me hacía volar al paraíso. -Disculpe, ministra- dije intentando mantener la voz firme y centrando mi atención en sus tiernos ojos -Le he traído un trago alegre, un mojito, para devolverle la misma energía que me ha transmitido el día de hoy- sonreí con picardía.

-Desde luego- Llené el pocillo, ya listo con la bombilla, con yerba, pequeños palillos y pedacitos de hojas en tonos verdes cayeron acompañados por un pequeño polvillo, a continuación dejé caer agua caliente contra la bombilla para que el agua no mojara toda la yerba y se lo dí a mi profesora. Mi compañero ya estaba emprendiendo vuelo con su escoba, quizás después le daría uno cuando tenga los pies sobre la tierra. Escuché la explicación de Freyre con atención pero la respuesta seguía haciéndome ruido, yo y mi manía por saber el por qué de las cosas ¿A caso simplemente desaparecen? -Pero profesora, si desaparece un ser vivo, un gato por ejemplo, vuelve a aparecer con vida? si es así, esas partículas deben mantenerse unidas al menos en signos vitales ¿O no?- negué con la cabeza -supongo que ya me estoy haciendo lío, tengo la mala costumbre de darle vueltas a las cosas- sonreí. Escuché con atención a consigna y miré con atención cómo ella hacía desaparecer el libro con un simple movimiento, para hacerlo aparecer al siguiente. -Sorprendente- dije dejando a un costado el termo y sacando mi varita -Déjeme probar. Levanté mi varita y con delicadeza hice una pequeña floritura terminando en un círculo, toqué el libro con la punta y dije con claridad: -Evanesco. El libro desapareció, sonreí a la bella Freyre y le dí dos golpes al espacio que había dejado el libro y murmuré: -Aparecium. Y allí estaba nuevamente.

Pude ver como mi corazón se fragmentaba cuando la hermosa rubia se retiraba para reunirse con un muchacho muy apuesto y... ¿Mi madre? Al parecer también había llegado a apreciar la función junto a mis hermanos. Pensé en ir con ellos y saludar a Alessa pero aún podía escuchar las palabras de Nash en mi dispositivo de audio. Me lo quité y decidí buscar a quien dirigía aquella fiesta para poder cruzar unas palabras al respecto. "No voy a permitir que USA se lleve la gloria con fraudes" pensé. En mi búsqueda doy con @@Darla Potter Black a la distancia, la observo alerta y sigilosa ¿Habrá notado algo raro al igual que yo? Agito mi varita con sutileza y le envío un pequeño cuervo que revolotea hasta ella, mi patronus, para hacerle saber que alguien de la orden la apoyaba. Veo que precisamente con mi madre se encontraba @@Kraven Von Alexandros pero mientras me acercaba él se alejaba de ella en dirección hacia un hombre de chaqueta negra de aspecto misterioso. Pude ver que Kimberly también lo perseguía con la mirada por lo que fui de forma sutil tras ellos con mi varita preparada en mi bolsillo ante cualquier eventualidad. ¿Tendría que algo que ver con el atentado a la escoba de Nash o sería algo completamente distinto?¿Cuántos misterios escondía en su festival el señor Von Aelxandros?

-Indudablemente, una belleza- dije tras un suspiro al observar los frondosos parques que se veían en las afueras de la cancha. La clase estaba dando inicio, la profesora le entregó unos utensilios a mi compañero para que acomode su escoba mientras yo sacaba de mi bolso un termo y un mate, regalo que me habían dado unos Argentinos colegas con quienes había compartido una tarde de entrevistas y charlas, tanto me gustó que adapté la costumbre de tomar y compartir, con la esperanza de poder visitar alguna vez aquél país matero. Ya tenía el mate con yerba y el agua caliente en el termo por que me dispuse a servir. -Espero que no le moleste, profesora- dije al tiempo que le ofrecía un mate -es una bebida típica del país aquí vecino, no se si ha probado un mate alguna vez. Y lamento decirle que no tengo el libro que dice, si pudiera prestarme uno le estaré enteramente agradecida. Saqué mi varita y esperé ansiosa a que @ sacara los objetos de su bolso. Apreté un poco las manos al ver aquel sapo durmiendo en la pecera, le tenía idea a esos pequeños e indefensos animales. -Hechizo desvanecedor, para que los objetos desaparezcan pero... ¿A donde van?- pregunté curiosa.

Apoyo a mi Sixti, yo me quedé re atrás con los partidos (no rol) necesito tiempo para actualizarme encima soy reportera y ando re colgada. Otra cosa, rolee que a la capitana de Sudáfrica le hechizaron la escoba para variar un poco pero no lo reporté, lo digo por si alguno quiere haberla hechizado Y vengo a poner unas palabritas mas porque estoy con el celu y no bronca si completo o no las líneas -.-

Shelle Radicklaud Gryffindor con @@Ada Camille Dumbledore El partido había terminado, podía sentir la victoria de un lado de la cancha y los abucheos del otro lado. Lamentaba que México no haya salido victorioso. -Creo tener en mente quién ese el guardián de francia- dije pensando en el atractivo joven de cabellos dorados y músculos marcados bajo la camiseta -Sería muy amable si me consigue una entrevista- dije con una sonrisa felina -pero debo pagarle esa futura entrevista con una cena, si me permite el atrevimiento. Observé que las gradas se vaciaban, el partido había terminado y el próximo empezaría un poco más adelante. El furor del público se mantenía en pié y pensé que sería divertido darme una vuelta más tarde por las carpas de los equipos ganadores para hacer una nota a la gente que había ido a verlos. -Supongo que es hora de retirarnos, está la carpa principal donde seguro se encuentre el director del evento y pueda compartir sus conocimientos sobre Quidditch- dije con picardía- y podríamos preguntarle porqué se le olvidó Francia para un evento tan importante- le guiñé un ojo a la hermosa dama.

Hacía tiempo que me había terminado de acostumbrar al grisáceo cielo inglés, su falta de sol era algo depresiva cuando llevas tiempo en bajo los rayos que azotan el suelo danés. Sin embargo, encontrarme en medio de una selva tropical donde, pese a estar en una época invernal, el calor se hacía sentir me transmitía paz y ganas de arrancar cuanto antes mi clase de conocimiento en el castillo de Castelbruxo. Si bien no se me daba muy bien el idioma portugués, sabía que mi profesora era de habla inglesa a mi suerte. Decidí vestirme de forma relajada, con un pantalón suelto de gabardina color verde militar y una remera sin mangas color magenta, acompañado de botas que cubrían mi tobillos para evitar que algún bicho se quisiera meter donde no debía, no estaba acostumbrada al ambiente amazónico. La clase se llevaba a cabo en el campo de quidditch del castillo, por lo que decidí ingresar directamente por los parques hasta llegar a la majestuosa cancha. Jamás había estado en Castelbruxo por lo que me detuve a apreciar su arquitectura colonial, típica de la región. Quizás debía dar un paseo turístico por Brasil antes de irme por completo de allí, había escuchado que Pipa era muy bello y no estaba muy lejos de allí. Cuando finalmente llegué a las gradas, allí esperaba la bella profesora @ y un compañero quien ya tenía preparada su escoba, @@Ernest Macnair Wilfred. -Siento la demora- dije con una sonrisa estirando mi mano para estrechar primero a nuestra profesora y luego a mi compañero -Es mi primera vez aquí y me detuve a apreciar la belleza de este lugar, supongo que después de todo lo que ha pasado hay aparender a disfrutar- suspiré- Mi nombre es Shelle- dije tras estrechar la mano del muchacho.