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Ficha de Eobard A. Black Lestrange


Eobard Thawne
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  • 4 semanas más tarde...

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La Dirección de la Universidad certifica que Eobard A. Black Lestrange ha aprobado satisfactoriamente la clase del profesor Orión Yaxley, adquiriendo así el conocimiento de Runas Antiguas.


Atentamente
Candela Triviani

Directora de la Universidad

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Ficha y perfil editados para añadir nuevo conocimiento aprobado en el Ateneo de Conocimientos perteneciente a la Universidad.


Saludos.



Candela Triviani




Moderador Global de HarryLatino.org


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La Dirección de la Universidad certifica que Eobard A. Black Lestrange ha aprobado el curso dictado en el Ateneo del LIBRO DEL EQUILIBRIO (Nivel Mágico Nº 10). El alumno queda vinculado al libro y podrá hacer uso de él. Se recuerda que no podrá enseñar sus poderes a nadie, debido al Segundo Contrato, salvo que los Guerreros Uzza lo hayan autorizado.

Pedimos a Moderación que quiten al libro de su situación transitoria que se encuentra dentro de la bóveda trastero y de su ficha.


Atentamente
Candela Triviani

Directora de la Universidad

Editado por Candela Triviani

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Ficha editada a pedido de los Directores de la Universidad para regularizar el Libro del Equilibrio. Quitándolo de la situación transitoria que se encontraba. Se agrega también una medalla de 6000 puntos de Experiencia.

Un abrazo.

Binny Evans

Moderadora de HarryLatino.org

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Ficha actualizada para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #50.

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  • 4 semanas más tarde...

¡Hola! Vengo a actualizar un par de rubros de mi ficha, ya es justo y necesario. Pero, antes de eso, quería hacerles una consulta, que es referente a este post de actualización. Indica que se realizó, pero el Zumo de Mandrágora no figura en mi ficha. Imagino que se les olvidó D:

 

Ahora sí, ¡los cambios! Gracias de antemano a quién realice todos.


En Aspecto Físico, dice así:

Tiene una estatura de 1.80 m, que en ocasiones es contraproducente para su agilidad. Su figura es más bien atlética, de extremidades tonificadas gracias a la práctica de la natación durante su tiempo de ocio. Puede notarse una ligera tendencia esquelética en su pecho, pues sus clavículas se marcan de manera perfecta en su piel, la cual es de una tonalidad casi nívea.

Le gusta utilizar el cabello, castaño oscuro con algunas canas y quebradizo, hasta la mitad del cuello; en ocasiones, lo recoge en una sola coleta. Sus ojos, rodeados por unas ojeras ligeramente marcadas, son de un color grisáceo, como el mercurio, confiriéndole una sensación de falta de vida. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. Su rostro llega a estar cubierto por una poblada barba cana, la cual decide eliminar cada cierto tiempo, siendo sus avistamientos poco comunes.

Tiene tres tatuajes en total. La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se ha oscurecido y perdido movilidad, tras la caída del bando. Una Rosa de los Vientos, con sus puntos cardinales, en el omoplato derecho. Finalmente, en el pecho, situado a la altura del corazón, el símbolo de la Solntsevskaya Bratva.


Debe ser así:


Tiene una estatura de 1.80 m, que en ocasiones es contraproducente para su agilidad. Su figura es más bien atlética, de extremidades tonificadas gracias a la práctica de la natación durante su tiempo de ocio. Puede notarse una ligera tendencia esquelética en su pecho, pues sus clavículas se marcan de manera perfecta en su piel, la cual es de una tonalidad casi nívea.

En su juventud, su cabello era de una tonalidad moderadamente rubia, pero era extremadamente quebradizo, por lo que lucía como si estuviese apagado. Conforme el mago fue creciendo, su cabellera se volvió sedosa, y el tono se oscureció hasta adoptar un color castaño oscuro; le quedaron unos mechones rubios, como si fuesen canas, a manera de recordatorio de la coloración original que, de hecho, comparte con su madre. Le gusta exhibir el cabello hasta medio cuello, en ocasiones optando por recogerlo en una coleta.
Sus ojos, rodeados por unas ojeras ligeramente marcadas, son de un color grisáceo, como el mercurio, confiriéndole una sensación de falta de vida. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. Su rostro llega a estar cubierto por una poblada barba cana, la cual decide eliminar cada cierto tiempo, pues la considera poco higiénica.

Tiene tres tatuajes en total. La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se ha oscurecido y perdido movilidad, tras la caída del bando. Una Rosa de los Vientos, con sus puntos cardinales, en el omoplato derecho. Finalmente, en el pecho, situado a la altura del corazón, el símbolo de la Solntsevskaya Bratva.



En Familias dice así:

Familias

  • Familia Black Lestrange
  • Familia Triviani


Debe ser así:

 

Familias

  • Familia Black Lestrange

 



En Historia, dice así:

Nació a principios del año 1990, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resulta de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con tendencias anti no-maj. Con su madre en camino a Inglaterra, y la aparente estabilidad en el mundo tras la caída del Señor Tenebroso, Hivolt optó por enviarlo a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando tuvo la edad suficiente.
La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elementales, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una no solicitada reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes.


Debe ser así:


Nació a principios del año 1994, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resultó de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con aspiraciones al control del territorio norteamericano. Mía regresó a Inglaterra, ante el inminente regreso del Señor Tenebroso. Estando del otro lado del Océano Atlántico, Hivolt optó por enviarlo a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando cumplió diez años, gracias a algunas de sus influencias. Eobard demostró signos de habilidad mágica a los nueve años, al hacer estallar un par de candelabros de la sala de estar, durante un desacuerdo con Cassius Thawne, uno de sus primos.
La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elementales, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una no solicitada reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes.



En Conociendo a Eleanor Wells, dice así:

A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Eleanor Wells*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004.


Debe ser así:


A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Eleanor Wells*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su cuarto año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2007-2008.



En Expulsión de Ilvermorny, dice así:

Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Nora, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Wells, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso.

Debe ser así:


Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Nora, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Wells, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso. Para su gran sorpresa, también había perfeccionado su conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas, gracias a la sugerencia de su primo, Cassius de que lo visitara en Nueva York, donde se dedicaba a cuidar algunas especies de dragones. Este sería el detonante de la curiosidad del joven por los entes mágicos, y más tarde influenciaría su primer empleo en el Ministerio de Magia inglés.



En Nueva Orleans y el encuentro con Henrick Ducard, dice así:

Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos cuatro años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

Debe ser así:


Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó el último año, en el que habría cursado el séptimo y último año de Ilvermorny, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Visitó Aruba, Anchorage, Curazao y Japón, pero el viaje que consideró más enriquecedor, fue aquel que lo llevó a la Ciudad de México. Allí, convivió con algunos de los magos de la capital, cuyo gobierno se ocultaba dentro de algunas de las edificaciones más notables de la metrópolis, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana o la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Aquí, se volvió un ser más espiritual, por así decirlo, aprendiendo de las magias antiguas que antaño realizaban los antepasados de los magos mexicanos, sobre todo aquellas que se relacionaban con el uso de las Runas; fue en este viaje, en el que adquirió un gran entendimiento de los Idiomas.
Pero, también extrañaba a Nora, por lo que ansiaba verla, más que nada, aún con la delicada situación familiar. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.




En Gélida Recepción, dice así:

Se dedicó a trabajar para el mejor postor durante los años venideros, sin importar la naturaleza del trabajo o qué tanto tuviera que ensuciarse las manos; aquello no parecía importarle, mientras recibiera una paga decente. Dicho trabajo, le llevó a la helada Rusia, para colaborar con la organización mafiosa, la Solntsevskaya Bratva. que controlaba el país soviético tanto en el mundo mágico como en el muggle. Por su facilidad con los idiomas, no le fue difícil pasar como cualquier otro hermano ruso, por lo que fue aceptado en sus filas de forma temprana.

La primer y única misión dentro de la Bratva, consistió en la confrotación y captura del famoso Kapiushon, un misterioso personaje que recientemente se había metido en las operaciones de la organización. Su tarea, era averiguar su identidad y, de ser posible, traerlo con vida a una de las casas seguras dentro de San Petersburgo. Para tal fin, tuvo que aliarse de nueva cuenta con el vampiro Henrick Ducard, quien parecía haber renunciado a sus tendencias sádicas. Los rivales se unieron en un momento de necesidad, teniendo que trabajar juntos para salir de la trampa del encapuchado, quien resultó ser un rastreador enviado por el MACUSA para escoltar al Thawne de vuelta a Norteamérica.

Es una pena, en verdad. Anatoli Knynazev, el Pakhan de la Bratva, echó el expediente al fuego, mientras se volvía para observar a los dos responsables de resolver el misterio, de pie detrás de su escritorio. Me habría gustado que se quedaran un poco más en la madre Rusia. Saben que, siempre que necesiten un favor, la Bratva estará ahí.

Lo sabemos. Quizá nos volvamos a ver después.

Habla por ti, Thawne. Yo me largo. repuso Ducard, con una sonrisa burlona en su rostro, antes de dirigirse hacia la puerta. Miró al castaño, dedicándole una cabezada, a manera de que estaban a mano.

Anatoli carraspeó, llamando la atención de Eobard. Rebuscó entre los papeles en la maltrecha superficie de roble, como si algo que tenía hacía un segundo, se le hubiese perdido. Por fin, encontró un pequeño sobre, que le tendió al joven, quien no dudó en tomarlo de primera mano. Dentro de éste, se encontraba una foto de Hivolt y una bruja rubia de apariencia jovial, siendo el fondo la casona en la que se había criado durante su infancia.

Esto cierra un ciclo. Ahora, debo continuar con mi camino.

Deslizó el dorso de su mano sobre el pecho, a la altura de su músculo cardíaco, donde hacía apenas unas horas, le había sido grabado el tatuaje que le confería la pertenencia a la mafia rusa. Quizá volvería, quién sabe, algún día que decidiera retirarse de todo ello. En ese momento, sólo pensaba en desentrañar el misterio de su familia.


Debe ser así:


Se dedicó a trabajar para el mejor postor durante los años venideros, sin importar la naturaleza del trabajo o qué tanto tuviera que ensuciarse las manos; aquello no parecía importarle, mientras recibiera una paga decente. Dicho trabajo, le llevó a la helada Rusia, para colaborar con la organización mafiosa, la Solntsevskaya Bratva, que controlaba el país soviético tanto en el mundo mágico como en el muggle. Por su facilidad con los idiomas, no le fue difícil pasar como cualquier otro hermano ruso, por lo que fue aceptado en sus filas de forma temprana.

La primer y única misión dentro de la Bratva, consistió en la confrontación y captura del famoso Kapiushon, un misterioso personaje que recientemente se había metido en las operaciones de la organización. Su tarea, era averiguar su identidad y, de ser posible, traerlo con vida a una de las casas seguras dentro de San Petersburgo. Para tal fin, tuvo que aliarse de nueva cuenta con el vampiro Henrick Ducard, quien parecía haber renunciado a sus tendencias sádicas.

Para que conste, Thawne. dijo el vampiro, con una expresión de fastidio, amarrado con cadenas a espaldas de su más acérrimo rival. Si acepto seguir tu plan, es porque Anatoli confía en tu criterio, no porque realmente crea que nos salvarás.

El Kapiushon los había atrapado con un ataque sorpresa, derivado del uso de las Flechas de Fuego. Al estar ambos con la guardia baja, tanto Eobard como Ducard habían pasado de ser sus perseguidores, a sus rehenes. Las cadenas que los ataban a una columna de piedra estaban endurecidas con magia, parecía que nada podría romperlas. Y en nada les ayudaba estar en lo que parecía ser un almacén de fuegos artificiales Weasley, traídos de contrabando desde Inglaterra. Una pequeña explosión, y todo se convertiría en llamas.

Cállate y escucha. Quizá te parezca descabellado, o no, pero voy a necesitar que vuelvas a tus raíces sádicas.

Una figura encapuchada se materializó frente a ellos, con la varita en alto. Al parecer, estaba listo para prenderle fuego a la mercancía y dejar a sus presas a la suerte. El vampiro miró al castaño con incredulidad, a lo que el joven reaccionó poniendo los ojos en blanco.

Esto es lo que vamos a hacer... susurró de forma ininteligible para el encapuchado, dejando a decisión del ser sobrenatural el emplear o no su especialidad sanguinaria.

Los rivales se unieron en un momento de necesidad, teniendo que trabajar juntos para salir de la trampa del encapuchado, quien resultó ser un rastreador enviado por el MACUSA para escoltar al Thawne de vuelta a Norteamérica.

Es una pena, en verdad. Anatoli Knynazev, el Pakhan de la Bratva, echó el expediente al fuego, mientras se volvía para observar a los dos responsables de resolver el misterio, de pie detrás de su escritorio. Me habría gustado que se quedaran un poco más en la madre Rusia. Saben que, siempre que necesiten un favor, la Bratva estará ahí.

Lo sabemos. Quizá nos volvamos a ver después.

Habla por ti, Thawne. Yo me largo. repuso Ducard, con una sonrisa burlona en su rostro, antes de dirigirse hacia la puerta. Miró al castaño, dedicándole una cabezada, a manera de que estaban a mano.

Anatoli carraspeó, llamando la atención de Eobard. Rebuscó entre los papeles en la maltrecha superficie de roble, como si algo que tenía hacía un segundo, se le hubiese perdido. Por fin, encontró un pequeño sobre, que le tendió al joven, quien no dudó en tomarlo de primera mano. Dentro de éste, se encontraba una foto de Hivolt y una bruja rubia de apariencia jovial, siendo el fondo la casona en la que se había criado durante su infancia.

Esto cierra un ciclo. Ahora, debo continuar con mi camino.

Deslizó el dorso de su mano sobre el pecho, a la altura de su músculo cardíaco, donde hacía apenas unas horas, le había sido grabado el tatuaje que le confería la pertenencia a la mafia rusa. Quizá volvería, quién sabe, algún día que decidiera retirarse de todo ello. En ese momento, sólo pensaba en desentrañar el misterio de su familia.



En Inglaterra y el ascenso a la Marca Tenebrosa, dice así:

Su nomadismo llegó a un fin al poner pies en suelo británico. Consciente de que tendría que mantener un bajo perfil, habiendo escuchado rumores de lo estricto que era el Ministerio de Magia inglés en cuanto a infracciones, se instaló en los suburbios de la capital. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida.

Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace. Los anteriores amos de la criatura, habían muerto hacía años, por lo que ésta, en un afán por mantener una apariencia de normalidad, continuó dándole mantenimiento al pequeño apartamento. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente.

Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde.

Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange.

Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico, algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa. Fue sólo cuestión de tiempo, para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero.

Fue puesto a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometer, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera, el cual muchos pensaban que era simplemente un mito. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando.

En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre.

Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de dos negocios en el Callejón Diagón. Los Quick Labs, que compartía con Candela Triviani, matriarca de la familia homónima, y el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo.


Debe ser así:


Su nomadismo llegó a un fin al poner pies en suelo británico. Consciente de que tendría que mantener un bajo perfil, habiendo escuchado rumores de lo estricto que era el Ministerio de Magia inglés en cuanto a infracciones, se instaló en los suburbios de la capital. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida.

Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace. Los anteriores amos de la criatura, habían muerto hacía años, por lo que ésta, en un afán por mantener una apariencia de normalidad, continuó dándole mantenimiento al pequeño apartamento. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente.

Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde.

Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange.

Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico, algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa. Fue sólo cuestión de tiempo, para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero.

Fue puesto a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometer, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera, el cual muchos pensaban que era simplemente un mito. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando.

En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre.

Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de dos negocios en el Callejón Diagón. Los Quick Labs y el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo.



En Repercusión, dice así:

S-señor. Los rumores parecen ser ciertos.

Maldición, Horace. Pensé que se trataba de una sospecha mal infundada.

El Black Lestrange descendió los últimos peldaños de la escalinata que daba al hermoso jardín familiar. Era una mañana gélida, a pesar del sol que brillaba en lo alto. Parecía un día como cualquier otro, pero tenía un extraño presentimiento. Se descubrió el antebrazo izquierdo, y supo que algo definitivamente había cambiado. Apurando el paso, y confiando en que la criatura le seguiría, se desapareció de los terrenos de la Black Lestrange.

Se detuvo un buen rato en la entrada del sanitario que daba acceso al personal del Ministerio de Magia. Nada. ¿Acaso estaba volviéndose loco? Se giró para mirar al elfo, que simplemente observaba los movimientos de su amo. Con la poca paciencia que le quedaba, echó a correr calles abajo, confiando en que las botas de siete leguas lo harían una mancha borrosa a los ojos de los transeúntes.

Aquí estamos, dónde comenzó todo. apoyó la mano sobre el barandal, sin atreverse a subir un escalón.

El número noventa y tres de la calle Harley.

Con varita en mano, abrió la puerta utilizando un silencioso Alohomora. El fragmento de nogal negro, le parecía distante, como si la conexión con su portador se hubiese empañado por el quiebre. Aún conservaba su afinidad, pero parecía haberse deprimido de cierta forma. Tal hecho, quedó demostrado cuando el castaño iluminó el lugar, que estaba cubierto por una ligera capa de polvo.

Qué desastre. Tal vez, deberíamos venir aquí a evitar que se acumulen las telarañas. repuso Black Lestrange, intentando mantener la calma.

Se fue directo al pequeño espacio que consideraba su oficina. Había montones de papeles y algunos sobres, de tonalidad amarillenta debido al desuso. Pero lo que buscaba el castaño, no era un papel; un objeto. Algo que guardaba con recelo desde que su vida como Eobard Thawne había llegado a su fin. Lo encontró por fin, oculto entre un pedazo de terciopelo escarlata.

Creo que es hora de poner orden a esta vida que he llevado, Horace.

Una vez en su mano, emitió una serie de chispas azules, como si la electricidad fluyera a través de la madera. La varita mágica de álamo temblón parecía haber encontrado a un nuevo dueño, en el hijo biológico de su anterior propietario.


Debe ser así:


S-señor. Los rumores parecen ser ciertos.

Maldición, Horace. Pensé que se trataba de una sospecha mal infundada.

El Black Lestrange descendió los últimos peldaños de la escalinata que daba al hermoso jardín familiar. Era una mañana gélida, a pesar del sol que brillaba en lo alto. Parecía un día como cualquier otro, pero tenía un extraño presentimiento. Se descubrió el antebrazo izquierdo, y supo que algo definitivamente había cambiado. Apurando el paso, y confiando en que la criatura le seguiría, se desapareció de los terrenos de la Black Lestrange.

Se detuvo un buen rato en la entrada del sanitario que daba acceso al personal del Ministerio de Magia. Nada. ¿Acaso estaba volviéndose loco? Se giró para mirar al elfo, que simplemente observaba los movimientos de su amo. Perdió la cuenta de cuánto tiempo estuvo ahí esperando, la esperanza viva de encontrar a algún conocido que pudiera corroborar el rumor. Con la poca paciencia que le quedaba, echó a correr calles abajo, confiando en que las botas de siete leguas lo harían una mancha borrosa a los ojos de los transeúntes.

Aquí estamos, dónde comenzó todo. apoyó la mano sobre el barandal, sin atreverse a subir un escalón.

El número noventa y tres de la calle Harley.

Con varita en mano, abrió la puerta utilizando un silencioso Alohomora. El fragmento de nogal negro, le parecía distante, como si la conexión con su portador se hubiese empañado por el quiebre. Aún conservaba su afinidad, pero parecía haberse deprimido de cierta forma. Tal hecho, quedó demostrado cuando el castaño iluminó el lugar, que estaba cubierto por una ligera capa de polvo. El destello que emitía gracias al Lumos, era apenas más útil que una caja de cerillas.

Black Lestrange estornudó, rompiendo el sepulcral silencio.

Qué desastre. Tal vez, deberíamos venir aquí a evitar que se acumulen las telarañas. repuso el joven mago, intentando mantener la calma.

Se fue directo al pequeño espacio que consideraba como sala de estar. Lucía tal y cómo lo había dejado antes de moverse a la mansión de su familia sanguínea. Apenas puso una mano sobre el respaldo del sofá, éste emitió una voluta de polvo que dejaba en bastante evidencia que el lugar necesitaba mantenimiento. Dirigió el pedazo de nogal negro hacia la chimenea y le prendió fuego a los troncos que yacían dentro de ésta, confiando en que estuvieran lo suficientemente secos como para avivar las llamas azules.

La luz alcanzó los retratos que colgaban de las paredes alrededor de la estancia. El más notable, era aquel que había colocado sobre la columna de roca musgosa que hacía de chimenea. Eran dos niños, de no más de nueve o diez años, que hacían levitar un memorándum de papel alrededor de una pareja que parecía esforzarse en ignorarles. La esposa, de esponjado cabello rojizo, se cubría la cara con un abanico, como si su vida dependiera de ello, que a juego con un vestido de encaje púrpura, la hacía verse como parte de una pintura del siglo pasado.

El punto de fuga se lo llevaba el hombre de cabello desaliñado, como la paja con la que compartía su coloración. Sostenía una pipa con la diestra, y parecía mirar al vacío con una siniestra sonrisa. Black Lestrange tragó saliva, mientras las memorias de las incontables torturas que le había infligido Hivolt, le causaron un ligero escalofrío.

Eobard...

Sacudió la cabeza con gran energía, saliendo del trance auto inducido en el que se encontraba. Era momento de seguir.

Asomó la cabeza de pasada por la cocina, dónde Horace sugirió que empezaría a limpiar para poderle preparar algo, pues la luz que entraba a través de las cortinas manchadas con grasa, daba a entender que sería cerca del mediodía. El amo le dio el visto bueno a la criatura, iniciando su ascenso al nivel superior. Allí, con la varita en alto, optó por visitar su habitación.

A diferencia de su espacio personal en la residencia de Mía Black Lestrange, ahí tenía un espacio modesto, que sólo consistía en una cama individual de sábanas moradas, además de un escritorio y una silla de madera bastante menos cómoda que la de la oficina. No había mucho qué hacer ahí. Sonrió con ironía al sostener el empaque de Drooble's, cuya fecha de caducidad estaba borrosa, y se guardó los chicles en el bolsillo al salir.

El corazón casi podía salirse de su pecho en cuanto empujó la preciosa puerta de cedro con incrustaciones de zafiro.

Había montones de papeles y algunos sobres, de tonalidad amarillenta debido al desuso, desparramados a lo largo y ancho de la habitación. Pero lo que buscaba el castaño, no era un papel; un objeto. Algo que guardaba con recelo desde que su vida como Eobard Thawne había llegado a su fin. Se acercó al escritorio de metal que se localizaba en el centro del espacio circular.

Lo rodeó con impaciencia, para encontrarse frente a un retrato de Nora y él, con los fuegos artificiales de Nueva Orleans, iluminando el cielo nocturno de aquella noche de 2011. Ambos agitaban la mano a la versión del castaño del 2019, quién sonrió con cierta nostalgia y genuina felicidad. ¿Acaso tan rápido habían transcurrido esos fatídicos ocho años? Era casi poético, poder mirar en retrospectiva de esa forma.

Se encorvó para poder inspeccionar la alfombra que soportaba el peso del escritorio y el propio. Levantó un palmo de ésta, y encontró justo lo que hallaba. Insertó la punta de su varita en el único orificio entre la madera que había, dónde fácilmente cabía una hormiga.

Un chasquido resonó a lo largo de toda la estancia, amplificado debido a la ausencia de obstáculos en su trayectoria de propagación. A espaldas del castaño, una especie de base de madera emergió del suelo, como si siempre hubiese formado parte del mismo. Era como observar el crecimiento acelerado de un árbol, que conforme alcanzaba el metro de altura, se fue haciendo más delgado, hasta terminar en una elegante punta.

El castaño avanzó a la estructura, que sin lugar a duda le invitaba a que se aproximara. Levantó la mano libre para poder asir el regalo que le era ofrecido, el cual se cerró dentro de su puño derecho como si siempre hubiese estado ahí. Era como si una planta se le enredara alrededor de la muñeca. Una vez en su mano, emitió una serie de chispas azules, como si la electricidad fluyera a través de la madera. La varita mágica de álamo temblón parecía haber encontrado a un nuevo dueño, en el hijo biológico de su anterior propietario.

Nada mal, anciano.

Pero no sería tan fácil. A cambio, la estructura le pedía un tributo. Echó una mirada de soslayo a la varita de nogal negro, en cuya punta casi se había extinguido la luz, y en la que había dejado de depender hacía varios minutos, gracias a los amplios ventanales. Una varita por otra varita. Depositó aquella que había sido su fiel compañera en el espacio que anteriormente ocupaba el álamo. La hiedra le liberó la muñeca, y poco a poco recuperó su forma original, como si nada hubiese pasado.

En las ramas adyacentes a la varita, crecieron un par de hojitas de menta, a la par que la estructura se fundía de vuelta con el suelo y negaba la presencia de algo fuera de lo común.



En Libros de Hechizos, dice así:

Libros de Hechizos:

Libro: Libro del Aprendiz de Brujo
Nivel: 1

Libro: Libro de la Fortaleza
Nivel: 5

Libro: Libro de la Sangre
Nivel: 7
Libro: Libro del Equilibrio
Nivel: 10


Debe ser así:

 

Libros de Hechizos:


Libro: Libro del Aprendiz de Brujo
Nivel: 1

Libro: Libro de la Fortaleza
Nivel: 5

Libro: Libro de la Sangre
Nivel: 7

Libro: Libro del Equilibrio
Nivel: 10




En Cronología de cargos, dice así:

Marca Tenebrosa

  • 28/07/2017 - 28/09/2017: Aspirante
  • 28/09/2017 - 06/05/2018: Base
  • 06/05/2018 - Actualidad: Tempestad

 


Debe ser así:


Marca Tenebrosa

  • 28/07/2017 - 28/09/2017: Aspirante
  • 28/09/2017 - 06/05/2018: Base
  • 06/05/2018 - 11/01/2019: Tempestad
  • 06/05/2018 - 11/01/2019: Co-Jefe del Escuadrón Social

 



En Licencias, Tasas y registros, dice así:

Registro de XXX:

  • Registro de elfos:
    • Horace: Elfo doméstico personal. Le conoció a su llegada al Reino Unido, descubriendo al ente mientras vagaba por un departamento muggle aparentemente abandonado. Es esbelto, de ojos color esmeralda, además de poseer algunos mechones de cabello rubio. Usualmente viste con una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 


Debería ser así:


Registro de XXX:

  • Registro de elfos:
    • Horace: Elfo doméstico personal. Le conoció a su llegada al Reino Unido, descubriendo al ente mientras vagaba por un departamento muggle aparentemente abandonado. Es esbelto, de ojos color esmeralda, además de poseer algunos mechones de cabello rubio. Usualmente viste con una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 



En links de interés, dice así:

Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Black Lestrange N° 78195
Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Triviani N° 78361

  • Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Sangre: 4000 puntos

 



Debería ser así:


Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Black Lestrange N° 78195
Link a Bóveda Familiar 2:

 

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¡Hola! Vengo a actualizar un par de rubros de mi ficha, ya es justo y necesario. Pero, antes de eso, quería hacerles una consulta, que es referente a este post de actualización. Indica que se realizó, pero el Zumo de Mandrágora no figura en mi ficha. Imagino que se les olvidó D:

 

 

 

Revisado. Ese día parece ser que tenía prisa pues sólo edité los puntos de la ficha y no puse la mandrágora. Lo siento. Ya está corregido.

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