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Legilimancia


Rosália Pereira
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Se trata de Kaori. Ellie la saluda con un gesto cordial; a pesar de que es sólo una conocida, es la persona del grupo con la que más tiempo de estudio ha compartido. No sólo en la Universidad, sino en la noche de lectura y debate que compartieron hace días en casa. Ahora que lo piensa, no le ha preguntado si aquello sirvió de mucho... espera que sí; odiaría pensar que la hicieron perder tiempo.

 

Hiya —saluda con su usual tono escocés y una sonrisa. Se siente más animada que la última vez que estuvo en los terrenos de la arcana; quizás, después de todo, tomarse un descanso no fue una mala idea. Tuvo mucho tiempo de pensar en las observaciones de la arcana sobre su razonamiento, dándose cuenta de ciertos fallos en los que había caído. Además, pudo leer y hablar más del tema sin sentir la presión de contentar a la instructora... y, aunque dejando de lado el estudio, contó con la compañía de Hobbamock. Por un momento, cuando Kaori vuelve a hablar, se pregunta si la muchacha ha estado practicando la habilidad y fue capaz de percibir algún pensamiento superficial sobre él. Dándose cuenta de que pronto estará rodeada de legeremantes en potencia, se le ocurre que lo mejor será ocultar ciertos pensamientos privados que no tienen nada que ver con el estudio de la habilidad.

 

Aún así, mentir exteriormente es mucho más complicado para ella. Ya que no sabe qué podría decir, simplemente suelta una leve risa nerviosa y desvía la mirada, esperando encontrar algo en el escenario para cambiar el tema de conversación.

 

Es en ese momento —quizá, afortunadamente— cuando se escucha un fuerte ¡crash! que agita las hojas de los árboles y hace que muchos pájaros salgan volando de sus nidos. Ellie, olvidando todo lo demás por un momento, señala el lugar del incidente para que Kaori lo vea; no obstante, lo cierto es que en un principio no puede distinguir qué ese montón de metal que se ha estrellado entre los árboles. Sorprendentemente, alguien se levanta de entre el desastre y comienza a caminar hacia ellas. Por la forma en que lo hace, adivina que está herido. Aún antes de que hable y su rostro sea distinguible, pudo distinguir que se trataba de Hobbamock. Preguntar qué pasó le parece est****o, aunque lo cierto es que no había visto la moto e incluso tiene la sensación de que apareció de la nada. De todas formas, luego de un accidente, no cree que ese sea un comentario muy solidario.

 

—¿Seguro que estás bien como para la lección de hoy? —musita luego de descartar otras preguntas que le hacen est****as, como un ¿estás bien?— O quizás la arcana tenga díctamo en el invernadero —murmura, pues ella no suele salir con pociones curativas.

 

Unos momentos después, se unen dos magos más: el "extraño" y el canoso. A esas alturas, sigue sin saber cómo se llaman, pero así los identifica. La pregunta del canoso, sobre las posibilidades que les depara aquel día, comienzan una conversación que se prolonga por un buen rato. Ellie, aunque es socialmente torpe, disfruta de la plática amena con estas personas y, sobre todo, de conocer más puntos de vista. Después de todo, por eso decidió aprender esa habilidad: para entender a los demás. Lo que quizás no había meditado es que no es necesario hurgar en la mente de nadie para comprenderlo, sino saber escuchar. Aunque de todas formas tiene muchas ganas de aprender legeremancia, le parece que es un avance empatizar más con personas que apenas conoce. Lo cierto es que, interesada en las palabras de Kaori, no se había dado cuenta de que el canoso se había alejado de ellos sino hasta que escucha su voz exaltada.

 

—¿La clase de hoy era en otro lugar? —suelta, pues lo cierto es que, de momento, las únicas noticias que le interesan son las referentes a la arcana.

 

—Hay unas estatuas extrañas un poco más lejos de acá... pareciera que poseen recuerdos o algo así... ¿Qué creen que debamos hacer?

 

Ellie tiene la sensación de que todos se observan por un largo rato, preguntándose qué hacer. Ella quiere aguardar por la arcana, pero a la vez es incapaz de resistirse a lo que suena como una aventura muy interesante.

 

—Podemos echar un vistazo, ¿no? No vamos a salir del invernadero, así que... —se encoge de hombros, suponiendo en que no debe haber ningún problema. No es como si tuvieran más indicaciones.

 

En su última visita al invernadero, Ellie no había estado en aquel lugar exactamente ni mucho menos había visto aquellas estatuas. Son tres: una geisha, una mujer del medio oriente (o eso supone, debido a que usa un hijab) y un hombre con agujeros en el pecho. Observar los ojos pétreos de cualquiera hace que se le ponga la piel de gallina, por el torrente de sentimientos que la invaden. No puede evitar recordar su experiencia con Jank y notar la similaridad.

 

—Qué cosa tan curiosa —susurra, con un hilo de voz—. Nunca había visto nada así... —Ellie es consciente de que esos recuerdos y sentimientos fueron implantadas en las estaturas a propósito. La idea no le parece muy agradable, más cuando le parece tan probable que hayan sido extraídos de personas. Sin embargo, no pretende cuestionar los recursos didácticos de la arcana, a pesar de que todavía no esté allí— ¿Creen que... que sea una prueba, o algo así? Lo primero que se me ocurre es que tenemos que averiguar qué sucede con ellos. ¡A lo mejor ésto fue lo que preparó para la demostración! Sólo que nosotros debemos hacerlo.

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—Estoy bien Ellie. La moto estaba cayendo en picada, así que pasé por un portal para que la caída no sea tan fuerte

 

Hobb esperaba poder explicar su lamentable apariencia. Sin embargo, en poco tiempo todos están hablando. Le encanta escuchar las explicaciones y reflexiones de sus compañeros de clase. Él dice lo que puede, no entra en detalles sobre su cultura y sobre la magia que lleva practicando por mucho tiempo. Según su análisis y pensamientos en solitario la solución a los problemas de la clase pueden estar al alcance de todos.

 

Mientras conversaban uno de los magos se aleja, Hobb no recuerda su nombre, adentrándose más en el invernadero. Pasa poco tiempo, o eso es lo que siente, hasta que el mismo mago regresa para avisarles sobre su descubrimiento.

 

—Yo me apunto ¿Qué cosa mala puede suceder por echar un vistazo?

 

Le sorprende la apariencia de las estatuas. Representan culturas que él desconoce y que algún día esperar poder entender. Pero hay algo más. Son claramente objetos inanimados, no hay lugar para dudas. Sin embargo sus rostros, o quizá sus ojos inertes, emanan sensaciones propias de las personas; propias de seres pensantes. Un escalofrío le recorre la espalda. Él recuerda haberse encontrado en el pasado con estatuas controladas por magia, pero lo que ve y siente en ese momento es algo distinto, bastante perturbador.

 

—Quizá sea hora de que les cuente una teoría que tengo...

 

Respira profundamente, antes de hablar se sienta en el suelo. No le molesta ensuciarse.

 

—Hace dos días la Arcana nos dio respuestas bastante complicadas de entender. Sin embargo si que hay algo que me llamó la atención, una de sus respuestas. Es otra cosa la que viaja ¿Lo recuerdan? En mi pueblo hay tradiciones y rituales en los que no ahondaré. No podemos trasladar nuestra mente para invadir otra. No podemos simplemente mover nuestra, nuestros recuerdos, de un sitio a otro; de un plano a otro. Los recuerdos por si solos son solamente recuerdos sin ningún tipo de importancia o significado. Es nuestra conciencia, que son más que solamente recuerdos, la que debe alcanzar la conciencia y a través de ella los recuerdos que buscamos extraer o implantar. De la misma forma, en mi cultura, es nuestra conciencia la que trasciende hasta encontrar un espíritu animal al que entienda y comprenda. Meditar suele servir.

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- Veo que se encontraron con amigos.

 

Rosália se deslizó entre algunas plantas para entrar en el sendero. Se colocó junto con la estauta de Kiri.

 

Apoyada sobre la piedra, se sorprendió de las posibilidades del grupo en encontrar a los tres que había usado en una prueba pasada. Fue, en cierto modo, un descubrimiento especial y fortuito. Pero, estaba pensativa. Las tres estatuas que había creado ya fueron visitadas varias veces a través de sus enseñanzas. Más de cinco magos habían resuelto los dilemas que podían presentar cada una de ellas, entrando en contacto con su perfil de legilimante.

 

Luego de la charla que tuvo con ellos, esperó respuestas más concretas, más allá de miradas decepcionadas o acotaciones cortantes. La base de la habilidad era la comunicación, y aunque no solamente se limitaba a una cuestión verbal, el cuerpo y las energías se sentían igual. El carácter de una persona que busca su supervivencia como lo más importante se personifica en no solamente recaer sobre un tipo de habilidad o magia.

 

Llevaba un vestido ligero con unas botas altas de lluvia, manchadas con barro. El cabello recogido, libre de raíces u hojas que podrían delatar su verdadera naturaleza.

 

- Bueno, alcancé a oír la mitad de tu idea, Hobbamock, y no estás del todo correcto. Tienes una de las claves de la habilidad justo en lo que dijiste. De todas maneras se me hace ruido el tema de implantar. Siento que se parte de la misma opinión de la monetización de la información.

 

Suspiró.

 

- No estoy negando la utilidad de la habilidad. Vamos, que sería muy hipócrita en decir que no ´la practiqué para mi beneficio. Pero… no lo encontré al hacer el contacto mental, mas después. Cuando tomé perspectiva, alejada de la misma práctica. Además, ¿qué significa hablar de recuerdos? Los magos están mal acostumbrados a los pensaderos y las memorias que se pueden ver a través de ellos. Como si fuese vivir nuevamente en este pasado y ver, en definitiva lo que realmente pasó. Pero, ¿cómo se puede progresar si se ve constantemente el pasado como pasado mismo? ¿Qué pasa cuando volvemos a ver al pasado desde el presente, o lo volvemos a mirar?

 

Desde luego que las preguntas de Rosália siempre iban bajo una misma línea, invitar a la reflexión. Una reflexión que tenía que ser clara en la articulación de palabras y en los ejemplos. De nada le servía a ella escuchar definiciones de libros o presenciar demostraciones magistrales de lo que uno le pudo haber contado a otro y así. No era ninguna ilusa cuando se trataba de captar el entendimiento ajeno. Si los conceptos se interiorizaban, se hacían propios y de esa forma, únicos.

 

Les hizo una seña para que la siguieran. Había preparado una nueva estatua para la clase y, los estaba llevando para allá cuando se paró en seco. Se dio vuelta con una sonrisa cómplice.

 

- Si les dijera que un legirimante se expone al igual que su interlocutor ¿qué me dirían? ¿Puede pasar? ¿Por qué se puede dar?

 

Levantó un poco la cabeza para ver dónde estaba el muchacho peculiar, Undefined.

 

- Siento que es un tipo de pocas palabras, todavía estoy esperando su respuesta de la información. Digo, así se si invertir en la bolsa de información personal o no.

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Se había quedado tan ensimismada en la reflexión a la que la invitaron las palabras de Hobbamock, que la voz de la arcana la sorprende. Por lo que dice, es evidente que no se supone que estén allí. De todas formas, intenta no sentirse avergonzada por el atrevimiento que tomaron —después de todo, tuvieron una larga espera— y presta atención a la observación que realiza Rosália al mago. Lo cierto es que le cuesta relacionar ambas cosas, y es que Ellie no tiene el cuadro completo del tema; ella se unió al grupo luego de que los demás hubieran compartido un poco más de tiempo con la arcana. Sin embargo, entiende la crítica a la comunidad mágica; se encuentra recordando la plática que mantuvo con Hobbamock, sobre su temor de viajar al pasado, y por eso está segura de que él sabrá perfectamente a lo que la arcana se refiere. Hay que seguir adelante.

 

Afortunadamente, ella no es de las personas que viven en el pasado. Hasta los momentos, ha tenido una vida plena y feliz, quizás con algún bache, pero nada que no pueda superar. Irónicamente, quiénes se obsesionan con el pasado suelen tener trágicas historias —o, por el contrario, tienen una vida trágica en el presente y por eso anhelan los viejos días—. De todas formas, no por eso ignora aquella enseñanza que seguramente será importante para cualquier legeremante.

 

—Hay personas que se obsesionan —acota, intentando mantener una respuesta corta y breve—, pero otros pueden ver hacia atrás sin perderse en el pasado. Yo creo que son los primeros, los que deben tener cuidado.

 

Cuando la arcana hace un gesto para que la sigan, Ellie inconscientemente espera a que Hobbamock comience a caminar y entonces avanza junto a él. Observando las plantas, esperando encontrar díctamo sólo por si acaso, casi se tropieza con él cuando el grupo se detiene abruptamente ante las nuevas preguntas de la instructora.

 

—Bueno... —debe admitir que, en un principio, su declaración la sorprende. Sin embargo, Ellie razona que si la Oclumancia es cerrarse, ¿no es la Legeremancia abrirse? ¿No hay que abrir la mente, la consciencia, para abarcar la del objetivo?— La legeremancia es comunicación —habla lentamente, luego de haber pensando un poco al respecto—. Un vínculo entre dos consciencias; tiene que ser así, para poder entrar en la mente de alguien más. Pero eso nos expone —entonces, recuerda algo que pensó en su experiencia con Jank. Hay que distinguir lo propio de lo ajeno, pues, de otra forma...—. Y eso es peligroso, ¿no es cierto? Porque, si no se tiene cuidado, quizás ambas podrían mezclarse, y entonces... sería un desastre. No creo que algo así pueda arreglarse.

 

«No sólo se trata de aprender a penetrar la mente de alguien más —piensa, mientras aguarda por la intervención de los demás. Le gustaría saber qué opinan sus compañeros, aunque también está ansiosa por llegar al lugar al que la arcana los conduce—. Hay que aprender a manejarse y a controlarse, a no perder la individualidad».

Editado por Eileen Moody

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El suspiro que se escapó era tan pesado que probablemente todos lo escucharon. Primero fueron sus compañeros, quienes no se presentaban esperando que adivinaran sus nombres, mientras que ahora la Arcana llegaba sin anunciarse ni saludar ¿acaso era muy difícil decir buenos días? Sin mencionar que escuchar a escondidas era algo molesto aunque eso podría deberse a un accidente. Miró algo sospechoso a la mujer pues le daba la sensación de que le leía los pensamientos, como si supiera cosas que no hubiera dicho. Sospechaba que era paranoia, sin embargo no dejaba de sentirse inquieto ante la posibilidad.

Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores — comentó despreocupadamente.— Claramente vivir en el pasado sin vivir el presente es una idiotez, lo mismo que planificar eternamente y nunca vivir el presente. No obstante, mientras se encuentre el punto de equilibrio correcto, no hay nada malo en pensar en el pasado ni en el futuro. Además uno como legeremante no busca ver su propio pasado sino el ajeno. Por ejemplo, ver cómo sucedió un hecho y a partir de ahí poder entender el presente. Claramente los recuerdos se podrían modificar pero un buen legeremante debería poder distinguir entre recuerdos falsos o no.

Siguió a Rosalia luego de su invitación, no sabía a dónde se dirigen pero estaba encantado de por fin descubrir las sorpresas que la arcana había preparado en esos dos días de descanso. Se detuvo en seco cuando Pereira gira con una sonrisa que le causa cierto sentimiento de precaución. Presiente que la actividad que pondría a prueba sus conceptos de la mente y entendimiento de la habilidad ya estaba cerca. Sin embargo, nuevamente, la arcana los defraudó.

Una sonrisa cordial florece. Una sonrisa aprendida durante años de atender en el Concilio de Mercaderes donde tuvo que atender a un sinnúmero de personajes algo torpes e incluso irritantes. Era su rostro de poker, que no demostraba para nada lo que estaba sintiendo por dentro. Mantuvo aquella sonrisa mientras escuchaba atentamente a su compañera Ellie, quien había tomado la iniciativa de responder la nueva pregunta de la Arcana.

Estoy de acuerdo con mi compañera y sinceramente no encuentro más palabras que añadir a su respuesta. — respondió sinceramente y no era que no lo hubiera reflexionado, sino que desde el principio no había encontrado una respuesta distinta, decir algo más o diferente sería solo mentir sobre su propia visión.— Realmente si uno entra a la mente de una persona y, por ejemplo, recibiera un hechizo aturdidor mientras lo hace supongo que traería consecuencias al estar en un estado de apertura de mente tan potente, no sé si su mente se mezclará con la otra persona pero el golpe de regresar por la interrupción debería al menos causar un grave daño en su fuerza mental.

Encontraba que era probable perder su individualidad siempre que la mente y alma del legeremante fuese débil pero dudaba que alguien luego de pasar por tanto tiempo bajo la guía de Rosalía pudiese considerarse débil de mente y voluntad. Por ello, no temía realmente el perderse en la mente de otro, sobretodo si el anillo de habilidad le era entregado pues significaba que su mente podía abrirse sin romperse en el proceso. Sin embargo no lo comentó para no pecar de soberbio.
Editado por Goderic Slithering

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—Entiendo por lo que nos ha dicho que no está de acuerdo en que hablemos de monetización e implantación. Puedo decirle, al respecto, solamente aquello que he leído; solamente aquello que he logrado conocer y entender estos dos últimos días.

 

Hobb se siente cansado mentalmente. No está molesto con nadie más que consigo mismo. Cree que, de alguna forma, no logra encontrar las palabras correctas para ejemplificar o exponer todos sus argumentos. En el fondo sabe lo que la arcan busca que se diga, pero tiene miedo de decir más de lo que debe, de revelar secretos que no se deben revelar. Mientras piensa deja que Ellie y Goderic hablen, que le ilustren un poco hacia la dirección en que deben ir sus palabras.

 

—Cuando hablo de implantar recuerdos hago referencia a cosas que otras personas afirman se puede realizar. Dicen ellos que cuando los pensamientos, pues esa es la palabra que utilizan, se juntan gracias al poder del legeremante muchas cosas es posible. La conciencia, porque ahora creo que se habla de conciencias, del legeremante debe imponerse para no verse perjudica de alguna forma. Es entonces cuando la conciencia del legeremante engaña a la otra, le hace creer que sabe, quiere, desea o recuerda cosas que no sabe, quiere, desea o recuerda.

 

Prefiere no hablar de ganancias de cualquier tipo. No es lo que busca, no quiere usar la legeremancia para ganar dinero o reconocimiento. Centra, por tanto, sus respuestas únicamente en los temas que de verdad le importan. Él quiere poder mejorar su capacidad espiando, quiere que su conciencia pueda tocar la de otra persona sin dejar pistas ni advertencias.

 

—No se como responder sin hacer mención de nuevo a las tradiciones de mi pueblo. Cuando una conciencia es liberada y se le de concede la capacidad de tocar otras conciencias, la de otra persona en el caso de la legeremancia, también se vuelve vulnerable. Hay pocas personas, en mi pueblo, que se atreven a liberar su conciencia y mandarla en busca del "espíritu" de algún animal. Solo pueden hacerlo aquellas personas que están centradas, que tienen claro lo que buscan y lo que quieren conseguir. Las personalidad débiles, de personalidad fácilmente influenciable suelen perder el control de su propia conciencia. Estoy de acuerdo, por tanto, en lo que mis compañeros han dicho. También creo que si el legemante no está centrado, si tiene demasiadas cosas en la cabeza a la hora de usar su habilidad, corre el riesgo de perder su conciencia, y por ende de perder su propio yo. Quizá en ese caso el legeremante quede en estado vegetal, o quizá muera.

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La arcana tardó un poco en llegar y en ese tiempo uno de sus compañeros, el rubio, comenzó a caminar por los alrededores del invernadero revisando las plantas encontradas en el invernadero. Undefined pudo notarlo con mayor detalle, se respiraba un aire fresco, en el centro quedaba una fuente sin funcionar, notó la variedad de plantas algunas eran decorativas y otras tenían en ellas una especie de fruto, no logro divisar en su primera impresión si eran comestibles o no, pero muchas de ellas daban algo más. Se topó con unas estatuas, objetos donde llegó Goderic para evaluarlas y devolverse a contar a sus compañeros como un niño cuando se encontraba con un juguete nuevo. Estaba emocionado. Difícil creer que esas estatuas tuviesen recuerdos, pero siguió la curiosidad colectiva y descubrió tres estatuas emanando un aura distintas, como si gritasen ayuda en su inconsciente inanimado

En ese momento apareció Rosalía, esta vez llevaba un vestido y unas botas, no parecía tener raíces u hojas en su apariencia a diferencia de los días anteriores, pero él seguía viendo sus cabellos moverse muy parecido a Medusa en cierta mitología, pero sus alucinaciones esta vez no eran tan fuertes para confundirlo. Ella trataba de ocultar su verdadera identidad, no parecía estar orgullosa de sí misma o seguía preocupada por el qué dirán de los londinenses.

Más respuestas interesante se dieron, en esta ocasión si pudo escuchar con claridad, sus voces ya no eran tan fuertes como la vez anterior. Se habló sobre la capacidad de mirar el pasado, de recordar las acciones de años atrás, preguntando si de verdad se podía avanzar al verlo. Las respuestas tanto de Goderic como de la otra chica fueron más menos su idea... Estaba teniendo una idea. Sin duda mirar el pasado incluso si fuesen horas en ese mismo día ayudaba a tomar decisiones en el futuro que probablemente afectaron de mala manera cuando se hicieron en el pasado. No tropezar dos veces con la misma piedra.

- De el pasado se aprende, incluso desde varias perspectiva - Comentó apoyando por un momento la hipótesis de su compañero - La legeremancia... puede ayudarte a descubrir una historia más certera de lo ocurrido en cierto evento, tal vez los recuerdos no sean reales, pero se sospecharía viendo otras mentes.

Luego de eso los invitó a seguirla... pero no da ni diez pasos cuando se detiene en seco para volver hacer una pregunta. Esperando que fuese algo relacionado con la práctica que tantos les prometió, pero no, todavía no. La vulnerabilidad del legeremante al conectarse con la mente de otra persona, estuvo de acuerdo con las respuestas dadas por sus compañeros. Se podía perder en la nada, en el vació si no se encontraba la manera de volver a la mente propia y el cuerpo humano solo seria un caparazón sin nada funcional y con básicos signos vitales, pero nada más.

- Sin duda se podría perder la mente en el riesgo de adentrarse en una ajena - Respondió - Vagando allí en el vacío, esperando en algún momento encontrar el cuerpo propio - Pasó inmediatamente a responder la pregunta dejada en el aire - Si la información, sea verdadera o falsa, viene de una persona confiable. Tal vez un compañero, como otro arcano, sera creíble para usted y para nosotros porque en teoría ustedes son los conocedores de este tipo de magia. Si es creíble para cierta persona, puede venderse la información.

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Kaori

Aún estaba estornudando cuando un gran estruendo llamo su atención y no solo a ella pues Eilen de inmediato señala el lugar en donde al parecer alguien se había estrellado, estaba a punto de correr al lugar para ver si había algún herido cuando un hombre grande y moreno emerge de entre los fierros retorcidos. Era Hobbamock quien había estrellado su moto voladora.

--Es un milagro que estés bien… -- comentó a la distancia se podía ver los hierros retorcidos que antes habían sido una moto -- por otro lado, te tocara comprar otra… esa ya no sirve para nada --añadió para luego girarse a saludar a sus otros dos compañeros que habían llegado también el invernadero.

Esperaron por lo que a ella le parecieron un par de horas y la arcana aun no llegaba, aquello le indicaba que sin duda su maestra los esperaba más tarde. Pronto todos empezaron a impacientarse, la charla sobre la clase anterior era interesante sin duda, sin embargo, al parecer a nadie le gustaba estar mucho tiempo sin hacer nada. Kaori observó a uno de sus compañeros alejarse por un momento, quizá le apetecía estirar las piernas o le gustaban las plantas y quería echar un vistazo.

--Eso que dices me recuerda a una historia que mi madre solía contarme… en ella las estatuas en realidad eran personas convertidas en piedra, pero conservaban la conciencia intacta… -- comentó siguiendo a sus compañeros –pero era solo una historia… --añadió con un estremecimiento al imaginarse que quizá esas estatuas alguna vez fueron personas, quizá alumnos como ellos.

Agradeció que sus compañeros empezaran a hablar obligando a su mente, que estaba empezando a ponerse muy creativa, a regresar a la realidad. Escuchó lo que Hobb decía y no le encontró mucho sentido, quizá el golpe que sufrió al accidentarse cuando llegó le afectó en cierta manera. De igual forma no pudieron debatir su teoría ya que en ese momento llegó Rosalia, tan hermosa como siempre.

--De los errores se aprende… y muchas veces es necesario recurrir a las experiencias que vivimos en el pasado para poder afrontar el presente de una forma diferente, el problema como bien dicen mis compañeros es cuando no hay un equilibrio, cuando están más preocupados del pasado que de seguir… -- estuvo a punto de chocar con Unde, todos se habían detenido sin previo aviso, pues la arcana volvió a hablar.

--Creo que depende de cuan adentrados estemos en la mente de la otra persona -- evito decir la palabra victima, aunque fue la primera que le vino a la mente -- la mente es muy compleja y con muchas capas, los pensamientos y recuerdos no están anclados en la superficie esperando a que cualquiera los pueda ver e interpretar, dependiendo la importancia de cada recuerdo la mente los debe proteger así que…. Si estoy, por ejemplo, tan solo escuchando los pensamientos que están en la punta del iceberg y algo sucede, la conexión se rompería y no podría seguir escuchando, sin embarco mientras más estemos sumergidos, nos costaría más cortar la conexión y eso sin duda sería un problema. --añadió y luego preguntó.

--Arcana ¿Hacia dónde nos está llevando? -- en su mente aún seguían estando las extrañas estatuas y no podía evitar sentir desconfianza de la mujer-planta. Por un momento odio el haber recordado las historias que su madre solía contarle.

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  • 2 semanas más tarde...

Las respuestas se quedan en el aire... las preguntas, también. La ansiedad le oprime el pecho. El largo silencio de la arcana, de varios minutos ya, la pone nerviosa; también el de sus compañeros, por supuesto. Sin embargo, cuando observa los rostros de los magos que la acompañan en aquella aventura, se atreve a pensar que, al igual que ella, están expectantes. Esperan algo, ya sea de Rosália Pereira, ya sea de cualquiera de ellos. Le gustaría romper el silencio con alguna pregunta inteligente, con algún aporte ingenioso, mas, para ella, no hay mucho que hablar. ¿Por qué seguir debatiendo, cuando es evidente que todos tienen posturas tan diferentes? No le molesta conversar, por supuesto, siempre que sea para aprender los unos de los otros. Aunque, para ser justos ¿no ha sido así? Hobb nunca le había hablado de "su pueblo", ni siquiera Kaori se había explayado tanto acerca de la habilidad, como en esa jornada. Y ha conocido a dos magos nuevos, bastante curiosos, bastante interesantes.

 

Sus pasos los conducen justo al otro extremo del invernadero, el más alejado de la puerta. Allí, la vegetación es densa, y Ellie tiene la sensación de que a los rayos del sol se les dificulta la entrada. Tanto verde, tanta humedad en el aire, tiene un efecto asfixiante en ella. Inconscientemente, mientras caminan, se acerca a Hobb. Quizás gracias a sus lecciones de oclumancia, es capaz de advertir que hay algo que no está bien; que esa sensación de incomodidad, de amenaza, no se debe a las plantas ni a la luz verdosa que llena aquella zona del invernadero. Ni siquiera intenta abrir la boca, pues sabe que, con palabras, no sería capaz de describir qué siente ni qué cree que está sucediendo.

 

«Está cerca».

 

—Creo que... —pero, a media frase, la voz de Ellie se ahoga cuando siente una terrible punzada en las sienes. El dolor, breve, es terrible y si no grita, es porque aplasta el rostro en las palmas de sus manos. Es un dolor familiar mas, a la vez, tiene un tinte desconocido. Es el mismo ataque, mas no el mismo atacante. ¿Cualquiera podría diferenciarlo, o sólo un oclumante? «Está... está... buscando... ¿por qué?». Cuando vuelve a sentir el dolor, sabe que es demasiado tarde. Por supuesto, es su culpa y su instructora de oclumancia la regañaría por cometer el error más básico: bajar la guardia. Lo único que puede hacer es levantar la mirada y buscarlo.

 

Lo primero que se pregunta, cuando lo observa, es si es real o es una ilusión. Ella no es una experta en magizoología, pero reconoce a la criatura; reconoce su larga cola, su cuerpo felino... y, por supuesto, los ojos amarillos, lo que siente cuando los observa. El dolor se potencia pero, a la vez, una sensación de tranquilidad la llena cuando logran hipnotizarla, lo cual no es muy difícil. Lo que ella ignora, por supuesto, es que quizás un verdadero gato wampus lo hubiera tenido más difícil; que una criatura así se colara sin que la arcana se percatara, es muy difícil. Pero que una ilusión aparezca, una ilusión creada por un poder mayor, ése mismo que pone a prueba a tantos estudiantes y en su momento a los mismísimos arcanos... Eso tendría sentido, si Ellie conociera lo suficiente de la Universidad Mágica —y, especialmente, lo que hay dentro de la pirámide— como para llegar a esa conclusión. De momento, simplemente, no piensa en nada.

 

Por su mente aparecen escenas fugaces, mas no es ella la que llama esos pensamientos; algo más husmea en ellos frente a sus narices y se regodea de ello. Pero, ¿por qué? Una respuesta llega a ella, pero Ellie está completamente segura de que el pensamiento no es suyo.

 

«Para entender. Para aprender».
ϟ ϟ ϟ
Más allá del dolor punzante, hay algo más. Ellie se siente indefensa. Desnuda. La tomaron desprevenida... no, bajó la guardia. Esos errores se pagan caros y no precisamente porque tema que cualquier recuerdo que extraigan puede ser usado en su contra: porque, ¿cómo queda ella, como oclumante? ¿Como queda ella, como aprendiz de legeremante? Sin embargo, si hay algo que no debe, es rendirse por vencida. Eso no significa que deba usar la oclumancia; no es para practicar ese arte, que acudió a la Universidad. Irónicamente, debe dejarse llevar.
Puede ver los recuerdos. Quizás, por ser los más accesibles, los primeros que aparecen son acerca de Hobb. Lo ve en los pasillos de la Universidad, en el salón de clases de Historia de la Magia y también en el de Estudio de Runas Antiguas. Presencia nuevamente, fugazmente, la velada en Bratvá. De nuevo, están volando en la moto. Sin embargo, Ellie pone todo su esfuerzo en no dejarse llevar por los recuerdos agradables y, simplemente, dejarse abrazar por lo real de las escenas. No es como si las observara en un pensadero. Es como si sucedieran, nuevamente. Las sensaciones, las emociones, las voces: todo es tan vívido, que es demasiado difícil diferenciar qué es lo que está sucediendo realmente y qué es lo que observa. Sin embargo, si deja que una pequeña parte de su mente se quede en "el mundo real"; si se concentra en el olor a vegetación y en sus pies sobre el suelo del invernadero, no es imposible. Ése fue el error que cometió con Jank: se permitió sentir sus vivencias, como propias.
Y hay otro detalle que no pasa inadvertido para ella: puede percibir perfectamente el ataque, más allá del hecho de que se traduce como una migraña. Está relacionado con ese sentimiento de exposición y de impotencia. Es consciente de que, por un momento, no es completamente dueña de sus recuerdos y sus emociones. Puede sentir la conexión. ¿Podría volver ello, en contra de su atacante? Quiere pensar que si, mas no es el momento para hacerlo. Nuevamente, se recuerda que, en lo que debe concentrarse, es en la forma en que eso se mueve en su mente, remueve sus recuerdos, la deja observar.
No sabe cuánto tiempo transcurre. En algún momento, simplemente, el dolor es más cercano. Sólo es entonces cuando se da cuenta de que en ningún momento sus ojos se han apartado de los hipnóticos ojos amarillos, ni ellos de los suyos. Por la resequedad en sus ojos, se da cuenta de que no parpadeó en ningún momento. Tampoco se movió; siente los músculos tensos, agarrotados. En sus sienes, puede sentir el palpitar sordo del largo dolor. Sin embargo, poco a poco, una sonrisa aparece en su rostro. En sus lecciones de oclumancia nunca había prestado atención al ataque; sólo se había concentrado en la defensa. Pero, con esta experiencia, cree entenderlo. Sin embargo, aquella sólo es su propia mente, ¿quizás usar la legeremancia en alguien más sea una experiencia diferente? Se muere por averiguarlo.
Cuando vuelve la mirada a donde la observaban los ojos amarillos, se da cuenta de que ya no están. La atmósfera pareciera haberse aclarado y aligerado. Ella misma se siente más tranquila.
—C-creo que fuimos atacados —habla luego de unos momentos, volviéndose para observar a la arcana—. Bueno, no usted... pero creo que todos nosotros —se atreve a decir, aunque es una suposición arriesgada, lo sabe—. Sentir el ataque, analizarlo, y así entender de verdad lo que debemos hacer. Creo que estoy preparada para intentarlo, de verdad. No, en realidad, me siento bastante segura.
»Espero que, lo que sea que haya preparado para nosotros, nos permita usar la legeremancia en serio, para demostrárselo —luego de hablar, observa a sus compañeros—. Ustedes... ¿ustedes también lo sintieron, verdad?
«¿No estoy loca, verdad?».
Editado por Eileen Moody

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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—¿Y porqué ha de ser creíble algo para vender? —refuta.

 

¿Quién lo manda a meterse dónde no lo llaman? Y es que aunque lo intenta no puede resistirse. ¿Porqué algo ha de ser real, creíble o de buena calidad para venderse? Como ladrón ha realizado encargos a distintas personas. Recuerda a aquel extraño señor en Japón al que le gustaba estar sentado absolutamente todos los sábados en frente de la jaula de los tigres blancos. Una misión perfecta para él. El tipo se emborrachaba siempre, ese día también. ¿Es fiable la palabra de un borracho? En lo absoluto. Sin embargo él usó lo que escuchó para informar a quien lo contrató. Ganó dinero, nunca pensó si realmente esa información sirvió o no.

 

—Es decir. La información no es un bien regulado por el ministerio de magia, por el concilio de mercaderes o por cualquier agencia gubernamental nomaj. Quién me pide que consiga información a cambio de dinero se arriesga, sabe que puedo desaparecer y mentirle y aún así se arriesga. ¿Porqué he de decirle toda la verdad? ¿Porqué he de preocuparme si lo que veo es cierto?

 

No puede continuar con la discusión, tampoco opina sobre lo dicho por la chica de rasgos asiáticos. Si Hobb pudiese verse en un espejo no le agradaría su imagen: bastante pálido y los ojos medio perdidos, desencajados. Se siente incomodo precisamente porque lo que sea que está cerca intenta tirar las barreras de su mente. Intenta abrirse paso de una forma extraña que dista completamente de como lo haría un humano, de como lo hizo la arcana en la clase de oclumancia.

 

Se cubre los ojos tan rápido como puede, como un reflejo. La cabeza le palpita y no puede hacer nada. Mueve la mirada hacia la arcana, pide ayuda. Siente como todo lo que protege su mente se desgarra, como capa a capa se desmorona dejando su mente abierta. Es consciente de cosas que decidió, hace varios años, olvidar. De secretos que podrían traerle problemas, de cosas demasiado dolorosas y de otras demasiado alegres. Aparte el aire con las manos, delante del rostro, intentando alejar lo que sea que lo está atacando.

 

«Para ver. Para oír. Para sentir»

 

 

ϟ ϟ ϟ

Sabe que la única forma de regresar de aquel lugar extraño es recomponerse, olvidar lo que no hace falta recordar. Pero le cuesta demasiado. La época más dolorosa de su pasado se mueve justo delante de sus ojos (por decirlo de alguna forma, todo sucede en su cabeza). Siente de nuevo cada herida, corte y cada quemazón. Le costó tanto recomponerse de eso ¿Cómo se supone que lo haga de nuevo? Cuando piensa dejarse ir las imágenes cambian.

 

Es ahora la mejor etapa de su vida la que se le presenta. Puede escuchar el cantar de las aves en el bosque de Brasil, puede escuchar con claridad las palabras de su madre cuando lo llevó a Ilvermorny. Pero también puede escuchar el aleteo de los dragones sobrevolando los bosques de Castle Combe. Y entonces, al recordar el día anterior, sus mejillas se sonrojan. Siente su corazón acelerado, recuerda a Ellie, sus dedos tocándose apenas las puntas.

 

Deja de luchar, deja de montar paredes de papel que no son capaces de resistir. ¿Para qué hacerlo si la legeremancia es algo totalmente opuesto? Quizá tiene que enseñarle a su mente, a su conciencia, la forma de viajar y de actuar de una forma distinta a la que está acostumbrada. Gran parte del tiempo está concentrado en levantar muros que lo separen del exterior y de su propio interior. Entiende, o cree entender, que debe construir los puentes que lo unirán con otro.

 

—Concuerdo, algo nos rompió el cerebro de una forma bastante agresiva. Algo contra lo que no se puede luchar, por lo que entre el dolor y la angustia decidí no luchar. Pero estoy ahora totalmente vulnerable, mi conciencia está al descubierto. Y cuando decidí dejar de levantar muros de papel dejé de sentir dolor, cuando el dolor se fue pude observar con claridad el camino, el puente, que usó ese algo que nos atacó. Puedo usar ese mismo puente, aunque eso signifique dejar en peligro todos mis secretos.

Editado por Hobbamock Graves

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