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Legilimancia


Rosália Pereira
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- Si alguien te pide información para conseguir - Contesta sin pensar demasiado - entonces están creyendo en cualquier cosa que tú les des.

Poco a poco el debate no se estaba formando solamente contra la arcana, si no entre ellos mismos. Con el pasar del tiempo, las diferentes opiniones de todos los presentes los podría llevar a una batalla absurda solo para mostrar la razón del algún punto en especifico. Por un momento se le olvidó que su presencia en el invernadero de la arcana situado en al universidad era para aprender sobre el pequeño mundo de la legeremancia, no para discutir. Se sentía cansado de escuchar más voces que las frecuentes, necesitaba un poco de tiempo para él, para relajarse, para tomarse algún medicamento o droga que lo aliviase.

Transcurrieron escasos segundos cuando todos tropezaron cerca de las estatuas, lograron caminar un poco más pero después algo pasó...

Dos pares de ojos amarillos se fijaron en la mirada de Undefined, trató de evadirlos mirando a otra parte, pero se dio cuenta entonces de que no eran los únicos. Cinco pares exactos estaban dispuestos frente a ellos, uno para cada uno sin posibilidad de escape, los gatos Wampus eran más rápido que flechas, correr no serviría en nada, encontrarían la forma de clavar su mirada en ellos. Fue casi instantáneo la manera en que esos hermosos ojos amarillos los atraparon en su hipnótico poder, lo detuvieron en seco como si Undefined hubiese sido víctima de un titempos y el tiempo se hubiera detenido, pero esta vez dudaba del límite exacto para el poder de esos gatos Wampus.

Todas las voces en su interior empiezan a gritar de maneras diferentes, gesticulan, repiten sonidos, sienten la presencia de un intruso entre ellos. Todo esto no solo genera un dolor insoportable para él, más fuerte que una simple migraña, lo estresa, sin saberlo lo lanza al suelo, gritando desesperado de igual forma que grita su interior. Instantes después, por alguna especie de habilidad del gato wampus, logra evitar todo aquello. Ya no escucha las voces, gritos o una especie de ruido, solo siente un dolor normal, comparable esta vez con una jaqueca, pero podía soportarlo. Él quería seguir escuchando el silencio dentro de él por un rato más.

Vuelve al pasado, escuchando las palabras de un doctor decirle sobre su enfermedad. Lo desgarrador que fue empezar a vivir con aquel bullicio incesante de gritos, insultos y desprecio. Alejando a todas las personas que llegaron a quererlo un poco, no pudo soportarlo, siempre se encontraba con mal humor, vivió varias veces en ese instante su intento de suicidio para ser encontrado por uno de las enfermeras del hospital. Más atrás, vuelve a su mejor época, donde ser el chico sociable rodeado de personas increíbles sin tener que escuchar ningún tipo de voces.

Solo las voces de las personas que conversaban con él, no necesitaba tomar ningún tipo de medicamento, ninguna visita recurrente a algún psiquiatra. Todo era perfecto en ese momento. Quería quedarse allí, seguir viviendo una y una otra vez en ese tiempo donde se sentía querido y apreciado por sus familiares. Por sus amigos, por su esposa...

Undefined no luchaba por salir del encantamiento, del momento hipnótico creado por el gato mágico. No, seguía creyendo que era verdad y quería quedarse allí para siempre.

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El silencio realmente le incomodaba. Parecía claro que no tenían más que aportar y que habían llegado a un consenso ante la pregunta de la arcana. Además, nuevamente, esperaban que la arcana cumpliese con su palabra de llevarlos ante algún reto que les permitiese avanzar en la comprensión de la legeremancia. Filosofar sólo les permitiría comprender su propia forma de pensar, lo cual Goderic lo hacía a diario ya que ponía a prueba sus ideales con cada paso de su actuar.

No se consideraba impulsivo y siempre mantenía su mente en constante movimiento sin embargo parecía que Rosalia creía que no eran seres pensantes y que vivían sus vidas sin reflexionar. El mago no necesitaba profundizar demasiado para estar seguro que no le encontraría la razón a la arcana solo por darle la razón aunque tampoco iría en su contra para parecer más interesante. El actuaría según sus creencias, nunca se sería infiel eso lo había aprendido hace mucho tiempo y le ofendía el actuar de la arcana ¿estaban allí para demostrar ser aptos para mantenerse en un debate o para aprender legeremancia? Esperaba que lo último.

Mientras sigue perdidos en sus pensamientos un par de ojos le llaman la atención. Siente que algo está mal, no sabe qué lo hace sentir así ni qué cosa pasaría a continuación pero sentía un poco de peligro como si esos ojos quisieran excavar lo más profundo de su alma. No obstante, no tiene forma de resistirse y deja que aquella misteriosa mirada indague en su mente. No tenía las habilidades para cerrarla así que resistirse era inútil, pero esa no fue la única razón para actuar así sino porque creía que era una forma de poner a prueba lo que habían debatido hasta ahora. Revisar aunque fuese sus propios recuerdos le permitiría dar una probada a la mente y si era lo suficientemente resistente para no perderse en los recuerdos del pasado y en su propia mente.

De pronto los ojos que le miraban perdieron su color amarillo, hundiéndose en una profunda oscuridad. Espera unos segundos. Sin embargo, y a pesar de sus expectativas, la oscuridad sigue allí. ¿Qué había pasado? ¿Acaso su mente se había cansado a tal punto luego de tantas preguntas que no podía recordar nada interesante? Incluso temía que al no haberse resistido podría causarle cierto daño a sus recuerdos o mente. Tal vez la prueba era defenderse el tiempo suficiente, no darle la entrada libre a aquellos misteriosos ojos que reconocía como los de un Wampus luego de sus años en Estados Unidos.

De pronto una gota cae en su nariz lo cual le hace despertar de sus pensamientos trágicos. Su cuerpo, que no controla, avanza con cuidado entre dos paredes y encuentra una pequeña cámara natural donde existe un ínfimo agujero donde fluye algo de luz. Luego de unos minutos bajo la luz nota la presencia de dos lobos y un niño.

¿A quién debería alimentar? — ya no recordaba la voz de aquel niño.— ¿A quién debería alimentar? ¿Al lobo malo o al bueno?.

Al lobo bueno — Goderic se sorprende de escuchar su propia voz más juvenil, lo cual no pudo evitar darle un sentimiento de nostalgia.

Luego la imagen se volvió difusa y una nueva escena aparecía ante sus ojos. Sabía que habían transcurrido unos días donde seguía respondiendo lo mismo. Todavía le estremecía su error y lo inmaduro que había sido.

¿Vas a dejar morir de hambre a tu lado oscuro? ¿dejarás morir tus miedos ? ¿Quieres vivir sin miedos aunque eso termine rompiendo la balanza?— preguntó el niño en un tono autoritario.— El miedo es necesario para avanzar. El miedo te permite sobrevivir. ¡El miedo te invita a proteger!— su voz es agresiva.—Si crees que puedes vivir sin él no sabes nada de la vida. El miedo a la muerte te invita a tener cuidado, el miedo a perder algo te hace atesorarlo ¿quieres ser indiferente? Si quieres serlo debes dejar morir a este lobo, pero sentiré más pena por ti que por él.

A pesar de ser solo un recuerdo, el mago sentía su alma estremecerse. El pensar en haber perdido parte de su humanidad tratando de ser algo que nadie podría ser.

¿Entonces qué debo hacer?

La imagen de deshace y regresa a la actualidad. No necesitaba volver al pasado para recordar la respuesta entregada, «Debes vivir... vivir aceptándote, incluso al lobo que no te gustaría tener. Sólo vive.»

Sí, fuimos atacados al parecer. — responde el mago con una extraña sonrisa. Agradecía un recuerdo que le resultaba, a fin de cuentas, agradable.— Yo no sentí dolor pero si sentí la invasión, solo abrí mi mente para poder vivir la experiencia de la indagación de mentes. Creo que también esta experiencia nos sirvió para poder salir de nuestros recuerdos y no quedarnos atrapados en una mente ni en el pasado.

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Kaori.

No estaba segura si la Arcana la había escuchado y a juzgar por el silenció que empezó a reinar, se inclinó a pensar que no había hablado lo suficientemente alto como para que la mujer-planta la escuchara. Volvió la mirada nuevamente hacía las estatuas, aun le intrigaban mucho, aunque no estaba del todo segura de querer saber cómo es que llegaron a ese estado, ya que, si tenían conciencia, en algún momento quizá estuvieron vivos como ellos.

«Deja de armar historias Kaori» se recrimino a si misma mientras intentaba hacer caso a su propio concejo y pensar en otra cosa. No fue hasta que escuchó el intento de advertencia de Eilen que la joven se percata de que no estaban solos, ahí no muy lejos de donde el variopinto grupo de magos y brujas se encontraban, una manada de felinos los observaba.

Su mano de inmediato y más por un auto reflejo, la pelinegra buscó su varita. Había escuchado muchas historias de aquellos animales, algunas no muy buenas en donde siempre quien se atravesaba con ellos resultaba o bien herido y en el peor de los casos muerto. Se quedó parada donde estaba, no tenía sentido correr pues aquellos felinos eran demasiado rápidos, de igual forma no tenía mucho sentido resistirse a su mirada, lo supo en cuanto aquellos ojos amarillos se cruzaron con los suyos.

No sabía en donde estaba, todo lucía blanco a su alrededor, aunque no por mucho tiempo. Varias imágenes se colaron a su mente, aunque al principio no tenían mucho sentido, se podía ver a si misma arreglando algunas cajas en su trabajo en el Magic Mall, recuerdos superficiales de su día a día. Era como si estuvieran hurgando en su mente, buscando quien sabe qué cosa.

Trato de resistirse obviamente y como era de esperarse sin mucho éxito. Un nuevo recuerdo, esta vez de días atrás cuando estaba en una clase de adivinación en donde además de jugar con grimorio que controlaba a un demonio, había recordado partes de su pasado que prefería y se quedaran en donde estaban. Una tanda de imágenes más aunque estas de igual forma no tenían mucho sentido, seguidas de otra en donde estaba ella observando una vieja moneda, como si le costara tomar una decisión de qué hacer con ella.

Y así como todo empezó aquella intrusión tan abrupta termino.

—Eso ha sido muy incomodó… — Dijo moviendo la cabeza, no había sentido dolor alguno, tan solo tenía la sensación de que de haber sido obligada a tener esos recuerdos en contra de su voluntad – Sé que estuvieron en mi cabeza, como si hubieran dejado un rastro, espero que nosotros, con su ayuda claro esta…— comentó en dirección a Rosalia. —Seamos más cuidadosos y aún más sutiles, para que no se note que estamos ahí… para poder usar la legeremancia sin que sea una experiencia tan traumática, para que sea algo más natural —Quizá la palabra natural no era la más adecuada, sin embargo, no se corrigió.

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Sus compañeros no tardan en responder, a lo que Ellie sonríe levemente. Gracias a las palabras de Hobbamock, es capaz de relacionar lo que acaba de suceder con la pregunta que hizo la arcana y las respuestas que surgieron inmediatamente. Lo cierto es que no lo había visto desde ese punto de vista, de modo que agradece que Hobb abriera su mente —aunque no literalmente, por supuesto—. «La legeremancia es un vínculo. Existe un puente, tiene que existir». En cuanto a la respuesta de Goderic, le parece que más bien describe su experiencia personal; Ellie nunca se ha considerado estancada en el pasado, por el contrario, le interesa más el futuro. Y el otro mago, el extraño...

 

—Esperen —susurra Ellie.

 

Los gatos wampus ya no están, aunque Ellie ahora duda si su presencia fue alguna vez real. Sin embargo, el joven mago de personalidad tan introvertida está en silencio. Tiene los ojos abiertos, pero su rostro es inexpresivo y su mirada está petrificada, y pareciera observar algo muy lejano. Ésa es la señal. Está en un trance, pero su mirada está enfocada, algo primordial en la legeremancia.

 

—Él no está bien... —dice con un hilo de voz, olvidando por un momento que se había dirigido a la arcana Pereira.

 

Si algo sabe Ellie, o cree saber, es que no fueron ellos los que salieron del trance por su cuenta; lo que sea que los atacó, con el objetivo de mostrarles el puente que Rosália había mencionado y quizás algunas cosas más, fue lo que los liberó. No era necesario mantener la conexión mucho tiempo para que los aprendices entendieran. Entonces, ¿por qué el mago sigue en ese trance? ¿Por qué eso lo mantiene en trance? A pesar de que no lo conoce, se pone ansiosa. La mirada vacía, el rostro inexpresivo, la tensión en su postura, todo ello la pone nerviosa y hace que se preocupe. Que la conexión se prolongue tanto no puede ser una buena señal.

 

Le gustaría preguntarle a la arcana qué sucede, qué se supone que deben hacer, pero a esas alturas, luego de tantos debates y lo que acaban de experimentar, ¿no se supone que deben comprender la situación? ¿No deben ser capaces de actuar? No quiere pensar que el muchacho sea un conejillo de indias, pero tampoco que todo el camino que han recorrido han sido en vano. Ellie está segura de comprender cómo funciona la mente, qué es la legeremancia, cómo las mentes se conectan, los riesgos que ese enlace implican... pero, por sobretodo, está segura de que es capaz de poner en práctica lo que han estudiado sin arruinar su mente ni la ajena. Y, si bien lo que más le preocupa es el bienestar del muchacho, cree que es hora de que Rosália observa el avance que han logrado. Es esa seguridad en sus conocimientos y su determinación por dominar la habilidad, que la animan a alzar la voz.

 

—Tenemos que ayudarlo —no sabe qué tan cercanos sean ellos al muchacho, no sabe si quiera si lo conocen. Para ella es un desconocido, pero por sus recursos y sus conocimientos, cuando siente que puede ayudar, es incapaz de ignorar los problemas. Conoce lo suficiente a Hobbamock como para saber que, de cualquier forma, también le ayudaría; porque es, simplemente, una buena persona. Espera que sea el mismo caso de Kaori y Goderic. En ese momento, le parece vital unir esfuerzos, conocimientos y puntos de vista—. Tenemos que atrevernos a usar todo lo que la arcana nos ha enseñado y lo que acabamos de experimentar. Ya sé que todos estuvimos de acuerdo, en que la conexión que se crea expone tanto al legeremante como a la "víctima"... Pero, por eso mismo, sabemos que debemos tener cuidado.

 

»Lo que quiero decir, es que siento que debemos entrar y ver qué sucede. No sé si nos incumba romper la conexión, porque dudo que en realidad hayamos salido del trance por nuestra cuenta, pero creo que debemos ayudarle. Tenemos que intentarlo, por lo menos.

 

Mientras habla, no sólo observa a sus compañeros sino también a la arcana. Lo cierto es que no sabe qué pensará. ¿Los ayudará o considerará que es algo que deben hacer por su cuenta? Ellie la observa, como interrogándola, pero decide que serán sus acciones las que lo decidirán. Después de todo, se dirige a ella como a cualquiera de los presentes: la invitación, es general.

 

—O, bueno, si a ustedes se les ocurre otra cosa...

 

De todas formas, Ellie está dispuesta a seguir a los demás. Quizás alguien tenga un mejor razonamiento y un plan mejor.

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—Está atrapado, y estoy de acuerdo. Tenemos que ayudarlo.

 

Y aunque sabe (o cree, creer es la palabra correcta) que Ellie tiene razón no hace que sea más fácil. La intrusión de los Wampus fue demasiado traumática, aterradora. Aunque entendió algo que de otra forma le habría sido complicado por su entrenamiento previo en oclumancia, tiene miedo. Le da miedo perderse o causar en Undefined el mismo daño y dolor que él sintió hace apenas unos minutos. ¿Y si el puente está demasiado despejado y su presencia en Undefined es demasiado abrumadora? ¿Y si, por el contrario, su presencia es muy débil y termina consumido por el peso de la mente ajena?

 

Cierra la mano izquierda muy fuerte, quiere hacerse daño. Aunque para él aprender Oclumancia, o cualquier tipo de magia, tiene como meta personal el aprender; también, en el fondo, siente la responsabilidad y la obligación de aprender para poder ayudar. Aveces le cuesta recordarlo, aveces es más fácil se egoísta y preocuparse solamente por los asuntos propios. Pero, justo en ese momento, se obliga a hacer lo correcto por sobre lo fácil. Unas pocas gotas de sangre caen al suelo.

 

Se acerca hacia dónde está de pie Undefined y cierra los ojos. Tiene la varita mágica sostenida con mucha fuerza. Recuerda su entrenamiento en el que liberó su lado "espiritual" para encontrar al tigre que ahora es parte de si mismo. El wampus le enseñó que es algo parecido, no lo mismo. Susurra la palabra legeremens de tal forma que solo él puede escucharla, la dice varias veces hasta que finalmente (gracias a la concentración) siente que algo es distinto.

 

Abre los ojos y ya no está en el invernadero. En realidad no sabe dónde está, pues cuando fija la vista para tratar de identificar algún objeto o algún detalle todo se vuelve borroso. Se esfuerza un poco en recordar, recuerda. Está la mente del mago raro de la clase, aquel que parece estar distraído todo el tiempo. Tose, hay algo presionando su pecho. No es algo físico, es una especie de fuerza que no es capaz de entender.

 

Siente la presencia de Undefined, sin embargo hay otras presencias muy parecidas. En principio parecen ser las mismas, sin embargo al fijarse con más detalle se da cuenta que son diferentes también. Le cuesta explicarlo, pero de alguna forma son una sola persona y varias al mismo tiempo.

 

—¿Undefined? ¿Ellie?

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Kaori.

No se dio cuenta de que algo iba mal hasta que dejó de hablar. Sin duda alguna para todos había sido una intromisión algo abrupta la de los Wampus y trataban de sobreponerse, sin embargo, para el joven mago que desde un principio le había llamado la atención de la pelinegra, había sido peor. Él estaba en el suelo con una expresión en el rostro que le hizo dar escalofríos, como si estuviera observando algo que solo él podía ver.

Por instinto se puso en cuclillas junto al mago y movió su mano frente al rostro, no hubo reflejo alguno, sin atreverse a tocarlo la bruja levanta la mirada hacia la Arcana como en búsqueda de ayuda, luego miró a los demás miembros de la clase que al igual que ella lucían preocupados.

Hay que ayudarlo, de eso no hay duda, pero ¿Y si no están aún preparados para ese reto? ¿Y si le hacen un daño aun peor? La bruja cierra los ojos para serenar su mente, repasa en su memoria cada uno de los conceptos que Rosalia les había dado, de las advertencias implícitas que había hecho, repasa todo lo aprendido llegando a la conclusión de que podía hacerlo, de que podían ayudarlo a encontrar el camino de regreso a la realidad.

—Coincido, hay que ayudarlo a volver… —dice levantando la mirada hacía sus compañeros.

La verdad es que no conocía a profundidad al mago al que intentaban auxiliar, pero tenía la confianza de que, si ella estuviera en la misma situación, hicieran lo mismo. Apartando el miedo que en un principio había sentido, no podía permitirse que por un descuido ese sentimiento pudiera afectar a Undefined, una vez se tranquilizó se puso en pie y se concentró para poder entrar a la mente del mago. > escuchó susurrar por lo bajo a Hobbs, aquello hizo que ella se detuviera de inmediato.

—No creo que sea prudente que más de uno intente hacerlo volver de donde sea que este… —dice en dirección a Ellie y Goderic— y si vemos primero que reacción tiene con Hobb ahí dentro… si ninguno da señales entonces sí podría ir alguien más — sugiere, no tan convencida. —démosle un par de minutos… —añade, aunque algo le dice que nada pasará y que ahora en lugar de únicamente ir a ver a Undefined, también tendrían que ir a por Hobb.

 

Tras esperar un par de minutos y al ver que nada sucedía finalmente dijo > Al instante pudo escuchar o más bien sentir la presencia de Hobb y de... varios más ¿Pero cómo?¿quiénes eran? ¿Undefined? Si, tenían algo de él pero no eran él.

 

> intentó comunicarse con sus compañeros que de seguro y al igual que ella, ya estaban en la mente de Unde.

 

Editado por Valkyria Karkarov B.L

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Al advertir que Hobb es el primero en actuar, Ellie sonríe levemente. Probablemente él no lo recuerde, le parece que nunca han hablado de ello; no obstante, por las circunstancias en las que se conocieron —en un enredado asunto de la Orden del Fénix, en la agencia de seguridad privada que funciona como cuartel de operaciones—, sabe que es valiente y benevolente. Eso ayuda a que se sienta un poco más segura sobre lo que están a punto de hacer. Luego de realizar el encantamiento, Hobb se quedó petrificado, con la mirada fija en el mago que también está en trance. Mientras escucha las razonables palabras de Kaori, que a decir verdad no se había molestado en sopesar hasta que las mencionó, lo observa con cierta preocupación. No había considerado el peligro al que se expondrían. Ya no sólo hay que velar por ese mago, sino por ellos mismos.

 

—Entendido —murmura por lo bajo, en respuesta a la bruja.

 

Luego de varios minutos, sin que ninguno de los magos de señales de haber recuperado la consciencia, Kaori realiza el encantamiento legeremens y ahora es una más del grupo la que está en aquel estado. Ellie, dudosa, observa a Goderic, preguntándose qué pensará él de todo ese asunto. Aunque no le dirige la mirada a la arcana, también se pregunta qué pensará ella. Sin embargo, por lo tenso de la situación y quizás por temor a echarse para atrás, no dice una palabra sino hasta que transcurren algunos minutos y Kaori tampoco se mueve.

 

—Creo que es evidente que tenemos que unirnos —suspira Ellie—. No creo que éste sea un problema que se pueda solucionar individualmente, mucho menos cuando no somos legeremantes experimentados —por un momento, tiene un pensamiento descabellado: que toda esa situación, no es un accidente sino algo elaborado para ponerlos a prueba; para hacerlos unir sus diferentes puntos de vista, sus diferentes poderes, para probar sus habilidades. Por ese brevísimo instante, Ellie está convencida de que esa es la oportunidad para demostrar todo lo que han aprendido, el avance que han hecho, y que están preparados para ser probados formalmente como legeremantes. Por ese brevísimo instante, confía en sus lecturas, su práctica, incluso en sus compañeros. Ellie no es una bruja egocéntrica; cuando se siente segura de sí misma, es porque tiene muy válidos motivos para ello.

 

Avanza un par de pasos para entrar en el campo visual del mago, cuyo nombre sigue sin conocer. Ellie fija la mirada en sus ojos y, haciendo un tremendo esfuerzo para concentrarse sin tener que cerrar los ojos, despeja sus pensamientos y respira profundamente varias veces, hasta que se siente lista. Entonces, alza levemente su varita de sicomoro y susurra: legeremens.

 

Ellie siente que lo que la rodea desaparece por un instante. Es una buena señal: significa que realizó el encantamiento con la suficiente fuerza, como para alcanzar a profundidad la mente del mago. Físicamente, no siente nada; percibe su cuerpo... sólo que muy lejos. Aún así, eso no significa que no puedan dañarla. Ese tipo de viaje, el de la consciencia, es muy delicado. Le cuesta mucho interpretar todo lo que comienza a percibir. Tiene que formular preguntas, para encontrar respuestas. Lo primero que hace es preguntarse dentro de quién está y entonces un nombre viene a ella: Zepharias Fined. Ellie no es muy sensible a las auras, pero siente compañía. Las reconoce del jardín de Rosália y, claro, del invernadero. El mago, a quien ahora puede referirse como Zepharias. Kaori. Y la que puede distinguir con más facilidad, la de Hobb. Sin embargo, no está segura de poder comunicarse con Kaori o Hobb.

 

Para no perder el norte, se recuerda a sí misma lo que deben hacer: ayudarlo a salir. Tienen que hacerle recordar que, dónde sea que esté, no está en la realidad. Tienen que hacerle recordar que, aunque debe apreciar la legeremancia que el gato wampus aplicó sobre él, es para aprender, no para permitir que lo encierren y lo dañen.

 

«¿Zepharias?». No es él quien le responde, no sabe. Son demasiadas voces que, aunque no son más que un susurro venenoso, tienen mucha fuerza. Cuando intenta distinguir lo que dicen individualmente, encuentra insultos, gritos de auxilio y frases a las que ella no es capaz de encontrar sentido. Ellie sabe que no se trata de ninguna trampa creada por algún poder místico de la universidad, ni siquiera la arcana. Es él, Zepharias. No hay nada de mágico allí... es lo terrorífica que puede llegar a ser la realidad. Ella no sabe mucho de medicina muggle, pero sabe lo básico. Esas alucinaciones tienen que ser producto de una enfermedad mental, como la esquizofrenia. Lo primero que piensa, es que de verdad tiene que estar loco ese mago. A quién tuvo que buscar, para dominar su mente, fue a un oclumante, no a un legeremante... Pero lo importante ahora es intentar ayudarlo.

 

Con tantas voces tan cercanas, hasta el punto en que pareciera que también están dentro de ella, es difícil concentrarse. Pero tiene que hacer el intento, ya no sólo por Zepharias, sino porque confía en que todos también estén esforzándose en superar la situación para garantizar un retorno seguro. Romper la conexión de forma tan brusca no cree que vaya a ser muy bueno ni para ella ni para el mago ni para nadie en realidad. Se esfuerza en concentrarse en la presencia que reconoce como la de Zepharias, aunque las voces intenten confundirla; intenta acercarse a ella, lo cual, está segura, significa penetrar más a fondo en su mente. Aunque todavía escucha las voces, percibe algo más: fragmentos de recuerdos felices, sensaciones de paz y confort. Intenta ser lo más gentil posible, para no parecerse a esas voces, para no ser percibida como una alucinación de la esquizofrenia.

 

«¿Zepharias? ¿Estás ahí? ¿Estás bien?».

 

No sabe si sus compañeros han podido establecer contacto, pues ni siquiera sabe si el puente que la conecta con Zepharias la conecta a los demás. Le gustaría poder hablar con ellos, para sincronizar sus acciones.

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Incluso antes de la intervención de Ellie, nota la mirada perdida de su compañero. Un ligero escalofrío recorre su espalda al reflexionar sobre los riesgos de involucrarse con algo tan potente como lo es la mente. A pesar que poseía conocimientos de primero auxilio y conocimiento de magia arcana sabía que no se podría solucionar aquel problema a menos que utilizaran los conocimientos que habían aprendido a lo largo de la clase.

No podía estar seguro que Rosalia actuaría para ayudar al joven si es que estuviese en real peligro. No creía que fuese sano mantenerse por tanto tiempo en aquel particular trance pero romper esa conexión abruptamente le parecía una idea todavía peor ¿no decían por ahí que no había que despertar a un sonámbulo?. Dudaba de cómo debían actuar, aunque estaba claro que algo debían hacer para ayudar a su compañero y, esperaba, que la arcana interviniera si viese que estaban actuando de manera incorrecta.

Claro que hay que ayudarlo.— aunque no sabía cómo hacerlo. Sin embargo, Ellie dió su parecer y asintió.—Creo que tienes razón, debemos romper aquella conexión pero de forma sutil.

Observa el actuar de Hobbamock quien tomó la iniciativa. Inmediatamente sabe lo que quiere hacer. Espera según el consejo de su compañera pero luego de unos minutos sin reacción, imita los movimientos de sus compañeros. Se acerca al mago y cierra sus ojos. Trata de recordar sus sentimiento que tuvo con el Wampus, cómo abrir su mente para poder establecer una conexión. Un sudor frío recorre su espalda. No le teme a lo que vendrá, solo teme no poder ayudar a su compañero. Respira profundo y recuerda su experiencia con el arcano Sajag y trata de abrir su mente.

A pesar de encontrarse con los ojos cerrados siente que la oscuridad se hace más fuerte. Legeremens susurra suavemente para no desconcentrarse. La oscuridad poco a poco deja de llenar sus pensamientos y débiles rayos de luz comienzan a llenar su mente hasta volverse cegadora. Abre los ojos y la escena ha cambiado, el invernadero ya solo era un recuerdo. Un recuerdo que trataba de recordar con todo detalle posible, para servirle como una forma de mantener conexión con su yo. No sabía si le serviría, pero recordar el lugar y la situación en la que se encontraban podría servir como guía para regresar.

Siente que lo llaman pero le cuesta ubicarse. Siente la presencia de sus compañeros pero no dónde están. Siente que Undefined los nota pero ¿su mente los tratará de expulsar o entenderá que llegaron con buenas intenciones? No lo sabe por lo que pone sus sentidos alerta. Busca a su alrededor pero no encuentra a sus compañeros.

Creo que mejor sería trabajar juntos... para que no haya ningún percance.— susurra hablando consigo mismo.

Goderic se sentía conectado con todos allí, siendo Undefined el centro. Quizás por eso no le molestó hablar solo.

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Kaori.

 

Las voces que podía escuchar eran más como susurros, susurros que hacían que se le erizara la piel y deseara salir de ahí pero no podía era consciente de que la impulso a meterse en la mente de un desconocido, ayudarlo. Tenía que crear un ancla que le permitiera recordar lo que había estado haciendo antes.

«mátalos» susurraban las voces más claras.

 

«están distraídos...mátalos» decían otras.

 

«que hacen aquí… creen que eres un inútil…mátalos…mátalos… »esos susurros le complicaban la tarea de concentrarse en evocar un recuerdo que le permitiera volver.

Sereno su mente para poder centrarse en la Arcana, en el invernadero y en los rostros de sus compañeros. Cuando finalmente lo consiguió pudo sentir a dos presencias más eran Eilen y Gode. Puso todo de su parte para que las voces no la atormentaran, tratando de ignorarlas, tarea algo difícil ya que mientras más pasaba ahí comenzaba a pensar que esas voces eran suyas que estaban en su cabeza ¿Sera acaso que a eso se refería la Arcana al decir que podemos llevarnos con nosotros pensamientos o sensaciones que no eran nuestros? Empezaba a creer que sí.

 

«Mátalos...creen que no sirves para nada...mátalos»

La voz de Gose rompió el hilo de sus propios pensamientos cuando sugería que trabajaran juntos, lo que fue un alivio. Puso entonces más atención y podía sentir a todos, como si de alguna forma todas sus mentes se hubieran conectado ¿Cómo era eso posible? No lo sabía y en todo caso no importaba, agradecía no estar ahí sola con todas esas voces pidiendo que mate gente.

 

«Mátalos»

«¿Y si nos dividimos? Podríamos buscar en ciertas etapas de su vida… quizá se perdió en alguna de ellas «Propuso tratando de ignorar lo que las voces pedían, exigían «y si alguien tiene suerte podría enviar alguna señal…¿por cierto ustedes también las escuchan? » preguntó tan solo para cerciorarse de que no la atormentaban solo a ella «…son aterradoras » se atrevió a confesar.




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Se sentía algo inquieto, no por estar en un lugar nuevo poniendo en práctica una habilidad completamente complicada y peligrosa ya que ponían en juego su mente. Se sentía inquieto porque se sentía observado.

« ¡Shhht! Nos va a oír»

« ¡JAJAJ! ¡Qué est****o!»

Unas voces aparecieron de la nada y resonaron como si hubiera eco. Eran las mismas voces que le había parecido oír hace días en la primera sesión de la clase ¿Acaso su compañero debía soportar estas voces todos los días? Trató de concentrarse pero sentía una respiración en su oído.

« ¡Jajaja! Mira un viejito jajaj»

« ¡Shhht! Nos va a oír»

« ¡Espera! Ya nos notó»

« ¡Mátenlo!»

« ¡No, no! Capturenlo para que podamos jugar con él jijiji»

Su cabeza se mueve constantemente tratando de encontrar la procedencia de aquellas voces pero parecen estar en todas partes y en ninguna parte a la vez. Trata de ignorarlos para enfocarse en encontrar a sus compañeros pero las voces le interrumpen su concentración.

« ¡Mátenlo!»

« ¡JAJAJ! ¡Qué est****o!»

« ¡Qué inútil! ¡Los dejó entrar!»

« ¡est****o! ¡Mátalos!»

« ¡No, no! Capturalos ¡quiero nuevos juguetes! jijiji»

« Esto no es real...»

« ¡Por favor! No los maten....»

« ¡Cállate! ¡Destrozalos!»

Goderic se empezaba a irritar. No sabía si aquellas voces estaban teniendo algún impacto en su temperamento o era el simple hecho de estar constantemente escuchando unas voces y también ese irritante respirar. Sin embargo, respiró profundo y cerró los ojos. Trató de enfocarse como lo haría para tener una visión. Se gira a la izquierda teniendo el leve presentimiento de encontrar a un compañero aunque de todas formas no importaba, algo tenía que hacer. Quizás alguno de sus compañeros oclumantes tendrían una solución para la irritante voz.

«¡Es por la derecha!» gritó una voz con voz chillona.« ¡Esa es la izquierda est****o! jajajja» Le respondió una voz todavía más aguda.« ¡Para!» gritó una voz muy grave. « ¡JAJAJ!» Goderic ignoró a las voces y continuó su camino « ¡Mátate!» Tener los puños apretados servían para mantenerlo cuerdo « ¡Mátenlo!» o eso creía él « ¡JAJAJ! ¡Qué est****o!»

Suspiró.

« ¡JAJAJ! ¡Qué est****o! Te vienen a matar» Nuevamente ese estremecedora respiración irrumpió en su oído « ¡Ya vienen por tiiii! jajaja»

¡Ya callénse!— gritó cansado.

…son aterradoras.— por primera vez escuchó una voz familiar pero no había escuchado si había dicho algo antes.

«¡Váyanse!»

«¡Vienen por tus secretos!»

« ¡Qué inútil! ¡Los dejó entrar! JAJAJAJ»

« ¡est****o! ¡Mátalos!»

«Jejeje robarán tus secretos y luego te dejarán solo»

¡Por Dios! ¿¡Alguien sabe cómo callarlas!?— preguntó tan fuerte como sus pulmones le permitieron tratando de asegurarse que sus compañeros le oyeran aunque sabía que era más importante la conexión mental que el volumen de su voz.

«Te quedarás solo...»

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