๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)

[Dennis Delacour]

La semana había sido más atareada de lo esperado para la ojiazul, el trabajo en el ministerio estaba tomando casi todo su tiempo y el poco tiempo libre que le quedaba lo dedicaba en supervisar que los negocios estuvieran funcionando bien y que no faltara nada a la hora de prestar sus servicios a los visitantes de los mismos ya que buscaba hacerlos prosperar dentro del callejón Diagon y así quizás más adelante pudiera abrir sedes en otras ciudades.

 

Estaba vigilando que todo estuviera funcionando correctamente en la ventanilla de trámites ministeriales, cuando se aseguro de que fuera así regresó a su oficina, no bien había entrado cuando un patronus se hacía presente frente a ella con un mensaje de su sobrina. Le informaba que necesitaba de su colaboración para otra supervisión de elfos y criaturas que estaba llevando a cabo en los terrenos de Ottery, le había estado ayudando con eso últimamente lo cual hacía que tuviera menos tiempo libre pero al menos era algo que le entretenía ya que podía conversar con su sobrina en los momentos entre una visita y otra y al menos distraerse, así que no era un trabajo duro al menos no hasta el momento.

 

Se alisó los pliegues de su túnica antes de salir de la oficina, cuando estuvo fuera del ministerio usó la aparición para llegar afuera de los terrenos de la mansión Black Lestrange, ya había estado allí cuando fue testigo de la boda de una de sus integrantes así que conocía el lugar, caminó hasta la puerta del lugar, tocó un par de veces y cuando la atendió un elfo se presentó — Soy Dennis Delacour Rambaldi de la Oficina del Ministro y Saw, vengo acompañando a Alessandra Delacour del departamento de criaturas — dijo y quedo a la espera de que la hicieran pasar.

 

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[Juliette Macnair]

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⸺⸺

 

Mantenía la delicada taza de porcelana abrazada entre los dedos fríos de mis manos, mientras mi vista, esmeraldina como de costumbre, se encontraba fija en las afueras de esa Mansión; era un amplio jardín, se podía visualizar el extenso bosque que rodeaba aquellos terrenos tan sagrados entre las familias del Mundo Mágico, o al menos, así cuenta la historia.

Tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas, ¿o cómo era la frase?

 

Hace sólo unas pocas semanas me había aparecido en Inglaterra, toda mi vida había girado por completo luego de aquel acontecimiento en la Mansión hace algunos años atrás; fui retenida bastante tiempo en el Averno, manipulada por un ser que creí era mi única salvación y cuando descubrí la verdad, cuando creí que era más lista que él, todo se me fue literalmente de las manos.

 

Parecía como si hubiese avanzado y retrocedido en el tiempo al mismo tiempo, mi mundo se encontraba en los Estados Unidos, y me dirigí ahí luego de mi permiso para vivir mi última vida, sin embargo, tan pronto como aterricé en tierras Americanas y el MACUSA se hubo enterado de mi llegada, fui llamada ante el consejo por unos cuantos pequeños delitos cometidos en el pasado. Encubrimiento.

 

 

⸺ ¿Se-señorita Macnair?

 

Esa vocecita aguda irrumpió, justo a tiempo, el pequeño lapso de silencio que me di para intentar convencerme de que estar aquí y ahora, no estaba siendo una decisión más, mal tomada. Sacudí ligeramente mi cabeza para disipar mis fantasmas, y giré el rostro para asegurarme de que era un elfo, y no una persona del hogar.

 

⸺ ¿Horace? ¿Eres el elfo de Eobard? ⸺ entrecerré mi mirada momentáneamente para inspeccionarlo, la pequeña criatura asintió varias veces y tan rápido como le indiqué se acercara, ocultó sus manos entre las telas de su coqueto atuendo, ¿lavanda? ¿morado? ¡Bah! ⸺ Necesito hablar con él.

 

La criatura miró hacia mis ojos antes de apuntar con su dedo el marco de la puerta que nos separaba del interior de la casa, yo me encontraba afuera, no quería que alguien sintiese mi presencia en las paredes de los Black Lestrange y admito qué, era una buena forma de desaparecer fácilmente si me retractaba.

 

Pero ya era tarde, Eobard hacia su aparición cual sombra silenciosa, y no tuve otra opción que incorporarme, dejándole la taza al elfo para luego extender mis manos hacia el mago, como si mi presencia fuese una grata sorpresa.

 

⸺ Se que desaparecí sin dejar un rastro que seguir... ⸺intenté disculparme y luego le sonreí como si sólo nos hubiésemos visto ayer, antes de soltar la urgencia de mi visita, debía mostrar cierta educación ante el rostro de uno de mis más viejos amigos. ⸺ He vuelto, Eobard.

 

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Off: Inventando nivel Dios.

Editado 29 de Junio del 2019 por Juliette Macnair

[Eobard Thawne]

El sonido que hacían sus dedos al tamborilear sobre el cristal, parecía calmarle. Aunque podría tratarse de un preludio a un ataque de ansiedad. El Black Lestrange miraba a través de la ventana, hacia los húmedos jardines que la lluvia había dejado días atrás. Era como buscar algo y nada entre las copas de los árboles.

Finalmente se separó del ventanal, con dirección a la puerta, pero se detuvo a un costado de su escritorio.

Hum... tomó el fragmento de papel que yacía sobre la superficie de madera. ¿En serio, han sido casi diez años?

El titular del periódico, proveniente de Estados Unidos, presentaba, como las mil ocasiones anteriores, a Ilvermorny como la mejor escuela de magia del continente. La edificación se veía imponente, aún en la fotografía que cubría casi toda la página. ¿Y por qué al castaño le interesaría recibir noticias de un país que ya no habitaba? Simple: Había crecido ahí, y una parte de él siempre estaría incrustada en Boston. Aún cuando aquella noticia, le recordara que su expulsión en Ilvermorny fue lo que puso en marcha los eventos que lo traerían a la mansión en la que estaba.

Una serie de voces, en la planta baja, lo sacaron del pensadero improvisado. Lo que más le intrigaba, era que la voz le parecía conocida, considerando que la distancia y las paredes la amortiguaban. Debía averiguar de qué iba todo eso, así que se echó la capa encima de su vestimenta, que era una mezcla entre su pijama y un atuendo de muggle, y descendió por las escaleras.

No pudo evitar aproximarse silenciosamente, cual fantasma, y examinar a la visitante, mientras ésta se disculpaba por su ausencia. Quería asegurarse de que no se había deslizado por fin hacia la locura.

Bienvenida de vuelta, querida Juliette. Aunque debo preguntar, ¿qué te hizo volver a tan caótico país como éste?

Esbozó una sonrisa amplia, sincera de esas que hacen las personas ante un reencuentro. Y no era para menos, considerando que la última vez que se habían visto, fue en una mansión que había sido olvidada meses atrás. Desapareció una vez más, sin dejar rastro, y él supuso que habiendo escuchado del caos que se cernía sobre Reino Unido, era poco probable que regresara.

¡Pero dónde están mis modales! soltó, levantando la mano que aún sostenía el periódico, con una pose dramática. Pasa, por favor, seguro podemos continuar en la biblioteca. Estabas bebiendo té con Horace, por lo que veo.

Se dirigió a su elfo personal, para solicitarle que le trajera algo de desayunar, lo que fuera mientras tuviera calorías suficientes. Con una cabezada, invitó a Juliette a seguirle al la segunda planta, dónde apenas subiendo las escaleras de caracol, se encontraban los estantes y un par de sillones para disfrute de lectura o charlas.

La capa del Black Lestrange estaba encantada para emitir humo al mínimo movimiento, ocultando así la vestimenta del portador y ahorrando el tener que inventar alguna excusa. Sólo espero que su acompañante no pensara que estaba en llamas. Así pues, aguardó que la Macnair tomara asiento, para poder hacerlo él en el sofá frente a ella.

Qué gusto que visites a un viejo amigo. Eobard entrelazó sus manos mientras hablaba. Te ves un poco diferente, así que asumo que tiene que ver con tu travesía en el extranjero.

 

@@Juliette Macnair

Mira esa línea temporal

[Juliette Macnair]

Todo había ocurrido más rápido de lo que imaginé durante mi viaje a la mansión de los Black Lestrange; admito que pensé, en algunas/varias represalias en mi contra por parte del mago, y es que si las paredes tienen oídos, ¿se imaginan los rumores que las aves pueden llevar a través del viento?

Para la comunidad mágica podía estar catalogada cómo una traidora a su sangre, o como una desquiciada que osó a atentar contra la vida de los más inocentes. Ambas tenían razón. Ambas eran dignas de plantarme como la culpable frente a la guillotina.

Guardé mis manos en los bolsillos de mi abrigo mientras hacia ingreso al hogar, al principio sentí cierto temor, como si fuese un pequeño animalito entrando a los terrenos de un cazador. Sacudí ligeramente mi cabeza, presté atención al mago y a su peculiar atuendo en "llamas", no sería Eobard si no tuviese tan llamativas formas de vestir, un excelente gusto por lo extravagante o lo original.

⸺ Los viejos amigos jamás se olvidan. ⸺dije al fin. Acomodé mi anatomía en uno de los sofás, para luego entrecruzar las piernas y copiar el gesto de mi receptor, entrelacé mis manos hasta dejarlas descansar sobre mis rodillas, la única forma que conocía para ocultar la intranquilidad que llevaba.⸺ ¿Diferente? ¿Diferente cómo?

¿Realmente había cambiado? ¿Podía ser producto de una maduración común en los seres humanos o tenía que ver con la evidencia de que ya no poseía ninguna habilidad sobrenatural? Bajé un tanto el mentón, como si agarrara el valor para lo que estaba a punto de decir.

⸺ No tienes por qué contestar, vine aquí precisamente por lo mismo... ⸺alcé la esmeraldina mirada hasta poder verlo a los ojos.⸺ el MACUSA me está buscando...sabes al igual que yo, que la plática pacífica es más una sentencia a la celda de la muerte que otra cosa.

Volví a incorporarme, levantándome de mi asiento para comenzar luego a caminar, sintiendo que el peso se apoderaba de mi, haciendo una presión a la altura de mis hombros y a los costados de mi cabeza. Sabía, a grandes rasgos, que Eobard había escapado de las garras que implicaba estar en contra del Congreso en USA, y también estaba consciente del peligro al que lo estaba exponiendo con mi mera presencia.

⸺ Escapé de una prisión con vida, y ahora quieren encerrarme en una nueva, ¿que clase de ironía es esta?

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MACUSA ven aquí.

Editado 12 de Julio del 2019 por Juliette Macnair

[Eobard Thawne]

En ese caso, ¿podría proponer un brindis? Por una buena amistad. mantuvo en alto la copa de jugo de arándano que Horace le había traído.

La criatura se quedó ahí un par de minutos más, por si la Macnair deseaba pedir algo de comer. Tras ello, se esfumó para darles la privacidad que aquella charla requería. El Black Lestrange pensó en el anillo protector contra oídos indiscretos, formándose en aquel aro metálico en forma de rayo que llevaba en el índice izquierdo, cubriendo prácticamente todo el lugar en el que estaban.

Aún estando en su propia casa, nunca se podía ser demasiado cuidadoso. La mención de la institución mágica le hizo saber que había hecho lo correcto.

Mis queridos compatriotas...parece que no aprenden de sus errores en el pasado.

Le dio un sorbo a su bebida mientras miraba a la joven a través de sus lentes, sosteniendo la mirada que los orbes verdosos le dedicaban. Sonrió de lado, cuando se trataba de sus encuentros con Juliette, siempre había algo que lo hacía interesante, ya fuera una pelea en un bar o un loco intentando incendiar un local. Asintió con suavidad, a manera de mostrarse de acuerdo con la opinión de su interlocutora, y depositó el recipiente vítreo sobre la mesita que había entre los sofás.

¡Vaya! Eso sí que es nuevo, pero no me sorprende. Digo, tus capacidades son algo que no pondría en duda. se giró para poder observarle mientras ella se deslizaba alrededor de la estancia. ¿Qué fue, asalto a un local, les robaste oro...Un vampiro te incriminó de una violación al Estatuto Internacional del Secreto?

Sabía que Juliette comprendería aquello último. Decidió levantarse de su asiento, y dirigirse inmediatamente a la ventana más cercana. Escudriñó los alrededores, y al parecer, todo seguía en calma. Tenía el antebrazo derecho tenso, a la espera de tener que sacar la varita, por si era necesario.

Qué conveniente que aprovechen a escabullirse a otros países ahora, justo después de La Caída.

Momentáneamente, el humo de su vestimenta, le permitió mostrar el tatuaje de la Marca Tenebrosa en su extremidad izquierda. O lo que quedaba, pues se había oscurecido, como una mancha, que aún siendo como la noche misma, había perdido su brillo característico. Suspiró, colocándose una mano sobre la nuca.

Por otro lado, me llama la atención que quieran confinarte. - puntualizó, suponiendo en qué se estaba metiendo. Creí que sus proyectos de experimentación con la comunidad mágica, murieron con Hivolt Thawne.

 

@@Juliette Macnair

Aparecerán en cualquier momento.

[Sapphira Black Lestrange]

La vampira había estado mucho tiempo , lejos del país y de su familia, habia perdido la cuenta de cuanto tiempo estuvo alejada.

 

Pero era la hora de volver y hacer una visita , durante su largo viaje estuvo explorando el mundo , nunca se quedo fija en algún país y en su viaje aprovechó a investigar criaturas , ese trabajo que tanto amaba pero dejo pero no dejo el estudio por las criaturas y seguir aprendiendo mas de ellas

 

La mansión Black Lestrange estaba igual como la utima vez que estuvo ahi, no veía que hubiera cambiado algo , no sabia si se encontraba alguien en la mansion pero si esperaba que hubieran cuidado bien de sus criaturas ya que en su largo viaje , la vampira no pudo llevarse a sus amandas criaturas

[Juliette Macnair]

Mantuvo el silencio mientras escuchaba atentamente a su compañero, desde cuando se levantó del sofá hasta cuando se apoyó en la ventana más cercana a la de ella. En toda esa fracción de minutos, muchos pensamientos atravesaron su cabeza, tantas cosas que les había y seguía ocultando a sus seres queridos, tantas experiencias vividas en los Estados Unidos que la llevaron a escaparse continuamente de las garras de una sociedad mágica que parecía ansiar el poder cual león en la selva.

 

⸺Algo me dice que desde las cenizas nacerán nuevas generaciones, y que esa marca....⸺murmuró con delicadeza mientras estiraba una de sus manos para agarrar con cuidado el brazo de su compañero, deslizando su dedo índice por el tatuaje para poder apreciar, sentir el poder apagado luego de una batalla.⸺ esa marca volverá a bailar.

 

Soltó un pequeño suspiro y tan pronto como lo hubo exhalado, volvió a depositar ambas manos contra el alfeizar del ventanal para poder apreciar los jardines de los Black Lestrange. Eran sin duda extensos y hermosos, muy similares a los que recordaba de cuando era sólo una niña inocente al cuidado de su abuelo. Una sonrisa fugaz apareció en su rostro, pero se difuminó rápidamente hasta transformarse en una de lástima.

 

⸺Lo mismo creí. ⸺murmurí en respuesta al último nombre mencionado por él, para luego dedicarle una mirada de disculpa⸺ Lo siento, Eobard. ⸺curvó sus labios con cierto pesar y volvió a tomar la palabra, intentando buscar lo adecuado sin dejar en evidencia lo que había prometido, casi por hechizo inquebrantable, jamás revelar.⸺ Eso si, estoy segura de que si hubiese un vampiro, sabría escabullirme con facilidad... ⸺se encogió de hombros y luego dio un pequeño empujón con su hombro ante el intercambio de recuerdos.

 

Deslizó suavemente una de sus manos libres por su cabello castaño y giró sobre su eje, para dar la espalda al paisaje y quedar de frente a la estancia. Jamás pensó pisar suelos de otras moradas con esa facilidad, aún cuando hubiesen amigos cercanos viviendo ahí, evitaba a toda cosa ser participe de ellas. Cómo si las paredes grabaran su rostro, su voz, su perfume y su memoria. Cómo si corriera peligro constante al verse involucrada en lugares desconocidos.

 

⸺No cumplir con las expectativas del MACUSA es ganarse un pase libre al otro mundo. ⸺volvió a observarlo⸺ No puedo decirte nada, se que es egoísta de mi parte estar aquí, poniéndote en peligro y no explicándote las razones... ⸺abrió y cerró sus labios frustrada ⸺ no se a quien más acudir, traicioné a muchas personas y me avergüenza volver.

 

 

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[Alegna Black]

La noche era calurosa, una mínima brisa refrescaba a Ottery, el silencio era roto por el ulular ocasional de alguna lechuza que cazaba en las inmediaciones del bosque. Un Pop espanto a un ratón que rápidamente se escondió en las raíces de un árbol. Una mujer treintañera se había materializado de la nada, vestía unos jean desgastados, calzaba zapatillas supuestamente blancas y a pesar del sopor de la noche su torso estaba cubierto por una chaqueta marrón de cuero.

 

Cualquiera que la viera reconocería ese cabello aunque ahora lo tenia corto, el violeta relucía a la luz de la luna, sus ojos verdes tenían un brillo nostálgico y su cuerpo estaba más delgado de cuando partió. Una pequeña sonrisa ilumino su rostro al recordar tiempos pasados, en los que se divirtió, lloro y surgió la ira en ocasiones.

 

El tiempo había pasado, aunque la entrada de su hogar seguía exactamente igual, todavía recordaba la noche que decidió dejar todo para pensar, replantearse su vida, decidir que quería hacer con ella. Ya dos años de ello y se podría hablar que para ella en ese momento fue corto, aunque en la soledad de su exilio le pareció más que solo veinticuatro meses. Alegna no era demostrativa, sui sarcasmo era su forma de expresar cariño. Y ahí se encontraba, parada en las rejas de su hogar hacia más de media hora, solo observando.

 

Temor era lo primero que sentía, temía tener que dar explicaciones del porque de sus decisiones, temía tener que empezar de nuevo a forjar el poco contacto con sus familiares, pues todos parecían hablar un idioma que ella nunca podría aprender. Necesidad, de saber que estuviesen bien, que cada uno de ellos haya podido encontrar lo que necesite en su vida. Aunque siendo inmortales la mayoría dudaba mucho de ello.

 

Con dedos temblorosos toco el hierro negro de la entrada, fue una grata satisfacción ver que la casa aun la consideraba de la familia, pues la verja se abrió al mínimo roce, surco el bosque deteniéndose solo a mirar al grifo del cementerio, los animales no la querían así que solo se cercioró de que no venia en su búsqueda, desde ahí ya podía verse el balcón de su antigua habitación, por un momento pensó si seguiría siendo suya o su hermana ya se había apoderado de ella.

 

-Tadeus- solo fue un susurro pero el viejo elfo apareció como si siempre lo llamara -¿mi madre esta en casa?

 

-Señorita Alegna, no sabría decirle, perdone al viejo Tadeus el bicho parecía intrigado por la aparición de la peli violeta

 

-No importa, ¿aun tengo habitación en la mansión?

 

-Claro señorita, es usted una Balck Lestrange

 

La chica continuo la marcha hacia la entrada principal, bien podría aparecer en su cuarto o en la biblioteca pero tenia ese auto castigo que necesitaba para sentirse de nuevo en su hogar.

 

@ @@Rose Black Lestrange @@Ashura Lestrange

Editado 22 de Julio del 2019 por Alegna Black

[Ashura Lestrange]

Detestaba las noches calurosas, no le permitían llevar un sueño profundo y reparador. Había esperado poder descansar un poco más ya que se había dado un par de días de vacaciones, después de haber tomado una decisión tan drástica que había tomado por sorpresa a muchos y hasta a ella misma. Pero sabía que ese cambio era necesario. Suspiró un poco mientras se había puesto en marcha en dirección a la cocina para beber un poco de agua y refrescar un poco sus pensamientos. Antes de llegar a la cocina, pudo identificar una figura que reconocería a kilómetros de distancia. La tomó por sorpresa, tenpia bastante tiempo sin verla, al igual que a su otra hija pequeña Rose.

 

Solo esperaba que aún no supiera la noticia, ya que prefería contársela ella misma a su hija, pero después de todo el tiempo transcurrido, no sabía ni como comenzar con el tema.

 

— Aleg, ¿Qué te trae por aquí? — Dejó escapar sin saber cómo reaccionar correctamente. Esperaba que su hija no lo tomara a mal.

 

— Traes un corte nuevo ... — Irónicamente, no sabía qué más decir para romper el hielo, sin contar el ligero dolor de cabeza que le producía el no poder dormir bien debido a la temperatura cimática de aquellos últimos días.

 

@@Alegna Black @@Rose Black Lestrange

[Eobard Thawne]

Estaba de acuerdo con los planteamientos de Juliette. En días recientes, se habían movilizado nuevas reformas al gobierno que los regía en la comunidad. Si bien, no existía un comunicado oficial que rondara por Ottery, era casi seguro que era cierto el rumor de que antiguos grupos clandestinos, protagonistas de encarnizadas batallas en el pasado, comenzaban a reorganizarse.

Corta una cabeza, y dos más la sustituirán. Hay cosas que nunca se van del todo.

Podía notar una cierta sensación de que Juliette le estaba ocultando algo, pero es que sus pláticas siempre iban plagadas con ese tono. Eran todo, excepto habituales. La conversación se relajó un poco con la referencia a uno de sus primeros encuentros, lo que hizo que el Black Lestrange sonriera de lado. Desde el inicio, siempre habían sido una buena dupla. Aún para seres sobrenaturales como cierto vampiro con el que tenía una deuda.

Aunque, ¿sabes que es curioso? Parece que esta reorganización gubernamental que nos han planteado, también ha sido mundial. opinó, balanceando la copa de frutos rojos entre sus dedos. El líquido adoptaba más la apariencia de sangre con dicho movimiento. Me llegó el rumor de que MACUSA está reclutando gente. Inclusive, viejos enemigos.

Seguramente Juliette estaría al tanto de ello. Después de todo, ambos compartían esa conexión con la entidad. A él ya lo habían venido a buscar, aunque no lo habían logrado interceptar en la casa que pisaban sus pies. Fue en Hawaii, justamente durante unas breves vacaciones, que dieron con él. ¿Acaso ella ya había recibido la visita, o simplemente estaba tomando precauciones?

Me conoces bien. En el pasado, trabajé para el mejor postor. A veces, sólo nos daban un nombre, y con ello pretendían que cumpliéramos con el encargo.

Una breve temporada en Rusia, se lo había enseñado, a la mala. La mafia de aquel país era una de las poderosas a nivel mundial, incluso en el ámbito mágico. De no haber cooperado, probablemente no podría poner un pie en suelo europeo sin tener que responder ante ellos. Por fortuna, se salió lo suficientemente temprano como para que lo forzarán a quedarse, pero uno no se iba de la Bratvá así de fácil.

Tomó asiento de nueva cuenta, fijando sus orbes grisáceos en los de su amiga.

Además, sabes que somos como imanes para el peligro. concedió, encogiéndose de hombros mientras dejaba ir una risa por lo bajo. Puedes contarme lo que consideres pertinente. Te ayudaré hasta dónde mi condición humana lo permita, así que dime, ¿cuándo iniciamos?

 

 

@@Juliette Macnair