♫ El Canto de Las Sirenas ♫ (MM B: 112033)

[Sophie Elizabeth Granger]

Mucho tiempo había pasado desde la ultima vez que había entrado, tanto que en ese tiempo aun podían caminar libres por las calles sin tener que ser revisados por la policía muggle, en busca de su varita. Es mas, ni siquiera eran conscientes de la presencia de magia a su alrededor, pero todo se había ido por la borda por culpa del Ministro, vaya payaso. se había topado con la policía dos veces, dos veces que había tenido que usar el glamour para que no se percataran que era un vampiro y para que no vieran su varita. Estaban locos si creian que los magos iban a dejar las varitas, ellos tenían sus mañas para portarlas y que no se vieran.

 

Empujo la puerta y como era de esperarse aquello estaba solo, tomo una mesa cerca del microfono y le ordeno a un mesero que lo encendiera y le llevara una botella de tequila. Se solto el cabello, tomo el microfono y comenzo a entonar una melodia oscura

 

"See You In Hell"

Oh, when the night comes back
All my fears and doubts
Get my head to choose the way
To end this masquerade
You were my only star
My light in the dark
One drop in your wine
And all this pain will fade away

Now our running tears (now our running tears)
For my better heal (for my better heal)
Ringing the bells
Someone is dead

Goodbye, my love
May we meet again
Heaven is closed
See you in Hell
Goodbye, my love
For you rings the bell
I have no remorse
See you in Hell

See you in Hell

I give my trust and heart
To a troubled man
Never satisfied my love
You threw it away
Now your soul in the clouds
I look at the sky
Can you see me smile?
I don't regret in anyway

This last glass of wine (this last glass of wine)
Then your heart was mine (then your heart was mine)
So will it be for eternity!

Goodbye, my love
May we meet again
Heaven is closed
See you in Hell
Goodbye, my love
For you rings the bell
I have no remorse
See you in Hell

Ringing the bells
Someone is dead

Goodbye, my love
May we meet again
Heaven is closed
See you in Hell
Goodbye, my love
For you rings the bell
I have no remorse
See you in Hell

[Fiamma Phoenix]

-Cof, cof, cof, cof. Maldito polvo, siempre me pasa lo mismo cuando ha pasado tanto tiempo.

En una escondida esquina del abandonado lugar, tras la puerta a la oficina privada, llegaba a través de la red flu la dueña de "El Canto de las Sirenas". Fiamma se había alejado del mundo mágico por algunos años, algo no raro en ella. Y a su estilo se había ido sin avisar ni dejar nada arreglado, "ya lidiaré luego con las consecuencias" se engañaba a si misma.

-Bueno, pero este lugar es un desastre, no creí que estuviera tan mal.

Ya le habían advertido sus primas que necesitaba regresar a cuidar el negocio, que las cosas se ponían cada vez mas difíciles, pero la joven hizo oídos sordos y ahora se encontraba con un panorama a primera vista desolador. Fue hasta que sus queridos Elvis y Elton montaron una huelga y se cobraron "a lo chino" que Fiamma tuvo que regresar. Se habían ido y de pasada se tomaron todo lo que encontraron de valor. La Granger estaba convencida que habían sido hechizados de alguna manera, no encontraba otra explicación a la traición de sus empleados.

-Bueno pues, ¡a trabajar! ¡Wormy! ¿Donde estás?- llamó a su fiel elfo que vivía en la mansión Granger en libertad. Una criatura pálida llegó de inmediato sonriendo de oreja a oreja. -Hola viejo amigo, ¿me ayudas a poner orden aquí? 

Con un rápido movimiento de varita la bruja abrió cortinas y ventanas para que se ventilara el lugar. Por fuera un letrero: En Remodelación.

[Valeskya Granger]

La mirada violácea de la joven se enfocaba en distintos negocios del callejón Diagon, mientras un aire gélido mantenía a mucha gente excesivamente abrigada o encerrada en los diferentes locales, quienes tenían el pretexto perfecto para poder vender al mismo tiempo que una chimenea mantenía cómodos a todos. Con el transcurrir de los años, se veía como las cosas habían cambiado, la cantidad de gente parecía ser aún menor con cada vez que paseaba por allí. O esa era la impresión que la bruja tenía cada vez que ella volvía a Londres a pasearse por ahí.

 

Sus botas negras eran lo suficiente cómodas para andar sobre la nieve y su pantalón negro era abrigador y cómodo. Una blusa roja de manga larga hacía que el color de su piel resaltara aún más, por lo cual había intentado ponerse algo de maquillaje en el rostro, con la finalidad de no verse tan pálida. Su negra cabellera lacia la llevaba suelta, la cual se agitaba a la par del viento, lo cual complicaba a veces la visibilidad o simplemente le estorbara, por eso constantemente lo intentaba acomodar tras su oreja, sin mucho éxito.

 

En esa ocasión su destino era simple: ir a ver a Fiamma al Canto de la Sirena, uno de sus negocios y de paso, investigar secretamente si Joaquín se encontraba por allí, como la última vez. En esa ocasión estaba aburrida, tenía ganas de fastidiar a su hermano y de paso, saber cómo se encontraba, pero supuso que estaba ocupado atendiendo a Seishiro, como siempre. Intentó no poner los ojos en blanco al pensar en eso.

 

El plan era claro: la familia Granger volvería a Londres, con la intención de quedarse por mucho tiempo, y eso incluía remodelar la mansión y tratar de atender los negocios que, aunque se mantenían casi solos, de vez en cuando lucían bastante abandonados y en esta ocasión, aquel bar – karaoke, no sería la excepción.

 

- En remodelación ¿eh? – Exclamó Valeskya en voz alta mientras ponía las manos en la cintura y veía el lugar con detenimiento. – Supongo que necesitará algo de ayuda. – Sin importarle el letrero, se adentró en el lugar y comenzó a gritar a todo pulmón.

 

- FFFFFFIIIIIAAAMMAAAAA – Escobas, plumeros, trapeadores, tintineo de vasos y demás objetos se movían solos de un lado a otro, intentando limpiar y remodelar un lugar. - ¿NECESITAN AYUDAAAA? -  Era más una afirmación disfrazada de pregunta.

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

Los últimos vestigios de una cálida tarde de primavera se observaban hacia el oeste, entre los perfiles de los edificios de la capital inglesa. El rojo, el naranja y el amarillo iluminaban el horizonte mientras que el resto del cielo comenzaba a brillar con la pálida luz de plata de las estrellas.

 

Matt apartó la vista del espectáculo luminoso de la bóveda celeste y miró nervioso el reloj sobre su muñeca, pronto serían las ocho de la noche. Había llegado a Londres tan solo hacía unos días, eran sus vacaciones libres del FBI y de la 184 y decidió visitar a su familia y amigos en Inglaterra. 

 

Después de instalarse en el castillo Evans y pasar aquellos primeros días rodeado de sus familiares, pensó en salir y disfrutar un poco de la noche londinense y que mejor lugar para vivir aquella experiencia que en el entrañable Callejón Diagon. 

 

Por eso se encontraba frente a “El Canto de las Sirenas” un local que prometía ser divertido y único en aquel extravagante lugar. Pero no se decidía a entrar porque estaba esperando por alguien, del que no sabría si vendría. 

 

Hacía mucho tiempo que no la veía y no se había percatado de cuánto la extrañaba hasta que arribó a la ciudad, pero por alguna razón aquello a lo que no se decidió hacer hacía tanto tiempo, durante aquella visita encontró el valor que en su momento le faltó. 

 

Le envió una nota escueta aquella mañana, comentándole que se encontraba en la ciudad y preguntándole si quería ir aquella noche al Canto de la Sirenas para comer algo y disfrutar de la noche londinense. 

 

El ojiazul todavía no podía creer que lo hubiera hecho, pero allí estaba, acomodándose nervioso el cuello de su camisa mientras esperaba ver aparecer aquella cabellera castaña al otro lado de la calle empedrada. 

 

@ Ada Camille Dumbledore  

 

 

[Ada Camille Dumbledore]

Estaba sentada en la mi cama con una nota en la mano que mi elfina acababa de traer, la nota venia de parte de un buen amigo americano, que ahora venía a Inglaterra y me esperaba en un local que no conocía. Sonreí de saber que podría verlo, la última vez que nos habíamos encontrado el había venido al Chateau por motivos desconocidos y se había estado recuperado allí hasta volver a su hogar. Siempre que sabía de él venían a mi mente las imágenes de Hawaii, esa maravillosa isla donde había estado con mi hermana Lady y algunas otras personas del ministerio para espiar a alguien.

La cita estaba dada para una hura exacta y me había tomado por sorpresa, no tenía tiempo de cambiarme de ropa, así que me quedé como estaba. Acomode mi cabello rubio, mi maquillaje y tal como estaba, pantalón negro blusa ocre y blazer negro, salí directo al callejón Diagon.

 

Al arribar al local canto de las sirenas logre ver al Ironwood a quien le sonreí desde de la distancia, no podía creer que estuviera en Londres y la verdad me emocionaba muchísimo poder verlo. Al llegar frente a él, bese sus mejillas.

 

- No sabes que gran sorpresa que me has dado, que gusto que estés en Londres… y a qué debo el honor de tu presencia? 

 

El estar en ese lugar con el me hacía muy feliz, a las personas que aprecias era maravilloso poder verlas.

@ Syrius McGonagall

Editado 4 de Mayo del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

Al final tras una espera que le pareció una eternidad pudo ver la figura de la rubia cruzando el callejón mientras lo saludaba alegremente con la mano. Una automática sonrisa se dibujó en el rostro del castaño mientras avanzaba para encontrarse con la bruja, sintiendo como los nervios se aflojaban. 

 

Trató de seguir el ritmo con aquel saludo tan típico francés sin parecer azorado y fuera de lugar, pero en Estados Unidos eran un poco más fríos, de todas formas era con aquella frescura y calidez con la que Dumbledore se desenvolvía de las facetas que el mago más apreciaba de Ada. 

 

-Te ves genial - le comentó mientras se apartaba un poco de la bruja - Fue un viaje algo improvisado… - le sonrió - tenía unos días libres del trabajo y decidí que no había nada mejor que cambiar el sol y la calidez de Hawaii por la oscuridad y la lluvia de Londres - bromeó mientras le señalaba el cielo - Pero parece que no he tenido suerte, esta semana el clima ha estada espectacular, no me puedo quejar -

 

-¿Y tú? ¿Cómo has estado?, te ves espectacular como siempre, no parece que tengas que dirigir un país y una familia al mismo tiempo, ¿delegas mucho a los senadores? - le guiñó un ojo jocosamente para acompañar el chiste. 

 

La acompañó hasta la sobria entrada de “El Canto de Las Sirenas” -¿Has estado en este local antes? Me pareció un buen lugar para pasar una divertida noche, no se me da bien cantar pero escuche que la comida y la bebida aquí es deliciosa - le comentó mientras abría la puerta y dejaba que la francesa ingresara primero, 

 

Si la entrada era sobria y elegante el interior era todo lo contrario, luces de neón, música, pinturas divertidas abrumaban los sentidos pero de una forma agradable, se respiraba un buen ambiente en aquel lugar. 

 

Matt encontró una zona un poco apartada del área principal, donde unas cuantas mesas y sillas se arracimaban en un espacio acogedor y que permitía la conversación. -Creo que este lugar está bien ¿Te gusta? - le preguntó a Ada mientras le acercaba una silla, una vez estuvieron acomodados y mientras aguardaban a que algún camarero fuera atenderlos, el ojiazul se volvió hacia la francesa -Espero no haber interrumpido nada importante, se que el mensaje fue muy de improviso, pero realmente quería verte de nuevo - le comentó desde el otro lado de la mesa.

 

@ Ada Camille Dumbledore

 

[Ada Camille Dumbledore]

El callejón estaba bastante cálido, había camino mil veces sobre aquella calle adoquinadas, tenía varios locales allí mismo y jamás me había fijado en el letrero azul y gris de aquella fachada. El canto de las sirenas, se escuchaba muy singular su nombre para un bar, pero cualquier lugar era bueno en una excelente compañía. Con el detective Ironwood siempre habíamos tenido una conexión especial, nos habíamos agradado y eso fue volviéndose una gran amistad, además que me había enamorado de Hawaii. Las playas, la isla y todo a su alrededor me había parecido un lugar maravilloso, ni siempre había sido muy de ir a la playa, iba a las diferentes playas de Mónaco cada vez que podía y visitaba una hermosa propiedad de la familia en la costa azul. Mi escapes siempre habían tenido que ser con el mar y aún no entendía porque.

 

El norteamericano me contó la razón de él porque estaba en Londres y entendí perfecto el porqué había dejado las bellas y misticas playas.

 

- Gracias, tú siempre tan galante y tu te vez muy bien. Además que te entiendo las vacaciones siempre deben ser en un lugar que cambies de ambiente, así que entiendo perfecto que vinieras a Londres y además para mí es gusto verte.

 

Escuche su comentario con respecto al clima y me reí, era cierto la primavera no estaba tan fría y lluviosa como en otras ocasiones.

 

- Bueno al parecer tenes el sol a tu espalda y te sigue a donde vas

 

Dije a manera de broma, su broma con mi dirigencia me hizo dar una carcajada, la verdad es que el gobernar era difícil pero era justo y necesario saber delegar para poder hacer que el trabajo no fuera un peso más.

 

- Pues si, no te lo niego. Les delegó bastante o enloquecería , sobretodo ahora que tenemos un caso bastante importante que averiguar… tal vez hasta aproveche tu experiencia en tu visita y te llevo a París a que me aconsejes. Pero dejemos el trabajo a un lado…

 

Me guió hasta la entrada del local, con calma ingresamos, pero cuando dijo cantar quedé un poco sorprendida, había sido casi lógico por su nombre que era un bar de micrófono abierto, había mucho no cantaba más a sabiendas que el canto de las veelas era un poco como el de las sirenas, aunque jamás había usado una habilidad así ni conocía si la poseía de manera consiente. Ya en la mesa, una ubicada más alejada del tránsito de la gente hablamos con más tranquilidad.

 

- Jamás había estado aquí, pero se ve un lugar bastante entretenido… gracias por la invitación. La verdad he estado siempre por el callejón, y jamás había parado a verlo, gracias por invitarme a conocerlo.

 

Le mire observando sus ojos azules y sonriendo, no había sido consiente hasta ese momento lo relajada que estaba junto a el caballero.

 

- La verdad acababa de llegar a casa y cuando lo leí no lo pensé mucho y vine a verte, extrañaba el poder cambiar de ambiente y este me ayuda mucho a relajarme.

 

Comente mientras arreglaba un mechón rebelde de mi cabello.

@ Syrius McGonagall

 

 

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

-Pues me alegra entonces no haber interrumpida nada y gracias a tí por aceptar - le sonrió a la bruja para después hacerle una seña a un camarero que terminaba de atender una mesa al otro lado de la estancia, el hombre asintió dando a entender que en unos momentos estaría con ellos.

-¿Cambiar un poco de aires? - le preguntó retomando la conversación que mantenían -¿Cómo ha estado el ambiente aquí en Inglaterra? Supe que estaba un poco agitado, pero no he tenido mucho tiempo como para informarme más de la situación - concluyó para después rápidamente arrepentirse de haber dirigido la conversación en ese rumbo.

-Lo siento - se disculpó negando con la cabeza - se supone que esta noche es para divertirse, no para hablar de política - le sonrió apenado - es como si me pusiera a contarte sobre las emergencias y casos que he tenido que atender en las últimas semanas, entretenida forma de comenzar una cita - negó una vez más con la cabeza. 

El camarero no tardó en llegar hasta su mesa y les tendió dos cartas para que eligieran de un amplio y variado menú. El Ironwood repasó los distintos platos ofrecidos decidiendose por algo simple -Creo que voy por unas papas rústicas y unas costillas - le comentó a la francesa dejando la carta un lado. -¿Ya tienes algo en mente?, ¿Qué te gustaría beber?, hoy no te preocupes por nada, como invité yo pago, pero la próxima …..no prometo nada - le bromeó. 

Los nervios que había sentido crecer en su interior mientras aguardaba que Ada llegara desaparecieron por completo en cuanto la bruja le sonrió, en aquel momento se sentía totalmente cómodo y feliz. 

 

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

El local me había sorprendido gratamente era un lugar maravilloso y que el ambiente era realmente agradable, no sabía cómo teniendo locales en el callejón y con mi madre viviendo a solo unos pasos de ese negocio, jamás de hubiera enterado de él si no fuera por el norteamericano.

 

Mire los ojos del joven se le notaba alegre y eso me hacía sentir feliz, era bastante singular que en medio de la distancia que ambos habíamos desarrollado cariño y complicidad. Un sentimiento agradable sentía, era bueno tener personas a quien podías apreciar y que te regalaran sorpresas y más en momentos como estos donde sentía que podía hacer muy poco. Suspiré tratando de sacar de mi cabeza el asunto, estaba pasando un excelente momento para dañarlo con mis preocupaciones.

 

- Bueno en Europa estamos con un lío con una droga que se está distribuyendo, pero bueno no creo que sea el momento de hablar de eso.

 

Cuando se disculpo le sonreí, porque bueno o malo siempre estamos con la mente en nuestro trabajo que era muy apasionante.

 

- No te preocupes, soy igual no alejo del todo la mente del trabajo. Así que no te disculpes, en algún momento igual pediré ayuda de tu país si es necesario. Lo que sucede no es nada fácil.

 

Fruncí un poco el sueño pero me distraje con la llegada del mesero, tomé la carta agradeciéndole y observe el menú, al escuchar lo que había pedido me causó curiosidad y me quede pensando con gesto de curiosidad. Pero me ganó la risa con el comentario de la cuenta

 

- Claro que si, la próxima invitación la hago yo, creo que saber donde llevarte, necesitas conocer Francia.

 

Dije con risa en el rostro, le mostraría uno de mis lugares preferidos en el mundo, ojalá que pudiera conocerlo pronto.

 

- Lo mismo por favor, unas costillas y papas fritas. Y por favor una copa de vino, un merlot podría ser.

 

Lo mire mientras entregaba la carta, no podía comer nada sin un buen vino, eso ya era una costumbre demasiado arraigada en mi. Lo mire a los ojos y sonreí recordando que el no conocía en nada Londres.

 

- ¿Dónde te estás hospedando? No sé porqué no te lo pregunté antes, ven al Chateau tendrás una buena estadía y estaré al pendiente de que conozcas más Inglaterra. Aquí en la callejón hay muchos lugares interesantes que puedes ver… me gustaría que fueras a París, allá también hay muchos lugares que quisiera que conocieras. – me detuve un momento y lleve la mano al rostro un poco avergonzada – disculpa ni siquiera se cuanto tiempo estarás aquí y que planes tienes

Me sonroje un poco, se notaba demasiado mi emoción por enseñarle Europa.

@ Syrius McGonagall

 

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

Se sorprendió cuando la Dumbledore mencionó que una droga estaba circulando por el viejo continente y al parecer estaba causando problemas, hacía un par de años habían tenido un caso similar en el estado, con varios casos extraños de un sustancia ilegal que afectaba a las persona y las hacía actuar de forma violenta. 

 

El caso había quedado inconcluso pero por suerte ningún nuevo reporte de personas influenciadas por aquella sustancia se volvió a presentar en ninguna de las islas. Debería comentarle a la rubia sobre aquello - Sabe, hace unos años tuvimos una situación similar en Hawaii, una extraña sustancia que tornaba a las personas violentas, sin dudas su origen era mágico pero en ninguno de nuestros laboratorios fuimos capaces de replicarla, al final los casos dejaron de aparecer y paulatinamente todo regresó a al normalidad, quizás cuando vuelva al trabajo podría compartirles nuestros informes - le ofreció no imaginando que sus superiores tuvieran algún inconveniente. 

 

La comida no tardó en llegar y el delicioso aroma que se elevaba desde los platos le hizo agua la boca al ojiazul -Por una excelente velada - inició el brindis con una sonrisa al levantar la copa de vino con la que decidió acompañar la comida siguiendo las sugerencias de Ada. 

 

Todo estaba exquisito, al parecer los comentarios que escuchó de aquel negocio eran ciertos, los cocineros que trabajaban allí tenían una buena mano con la comida -Esto está delicioso - comentó mientras terminaba de saborear otro corte de la delicada y jugosa costilla que le sirvieron. 

 

No pudo evitar reír al verla sonrojarse tras hablarle de los planes que tenía, se veía muy hermosa cuando lo hacía. -No tienes que disculparte por nada, me encantaría hacer todo eso, me gusta pasar tiempo contigo - le explicó sin contenerse - Dentro de unos días tengo que volver a Honolulu, pero por suerte existe algo llamado Aparición y en un segundo puedo cruzar medio mundo y admirar la Torre Eiffel - le sonrió a la bruja -Pero por ahora estoy de vacaciones, así que puedo ir a donde quieras - levantó su copa a medio beber por aquello y brindó junto a la bruja. 

 

-Me estoy quedando con los Evans, son como mi otra familia al otro lado del mundo, es entretenido pasar tiempo con ellos, siento que estoy cenando junto a la familia real - bromeó haciendo referencia a sus acentos - Aunque ellos deben de pensar que tienen a un yankee bruto y algo bronceado bajo su techo -

 

 

@ Ada Camille Dumbledore