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La Taberna de la Tia (MM B: 78619)


Hayame Snape Potter Black
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Cuando llegaron a su nuevo destino el beso que le había dado en la mejilla aún le ardía en la piel, como si en vez de haber hecho contrato entre esta y los labios de él, la hubiera abrasado con una llamarada real. Su corazón latía con fuerza y no supo si se debía a la reciente aparición o a todo lo que estaba pasándole, pero lo cierto era que sentía tanta curiosidad que a pesar de tener el instinto de salir corriendo no podía hacerlo.

El tener que sostener el tropiezo del mago la hizo volver a la nueva realidad. El brazo que hasta ese momento se enredaba con el de Luke cambió su lugar para posarse en su espalda y con el otro le sostuvo el mismo del que un momento antes ella se agarraba. Lo miró levantando las cejas y dejó escapar una nerviosa carcajada que agudizó levemente el tono de su voz.

-    ¿Estás seguro de no haber bebido? Creo que ya se de donde has sacado esa historia de antes ¿Dónde tienes guardada la botella? – la broma acabó cuando la invitó a entrar pues ya conocía aquel local desde hacía tiempo y los recuerdos emanaron súbitamente desde lo más profundo de su memoria. Una mezcla de añoranza y tristeza la envolvió, recordándole que ella no era la misma persona que la última vez que había estado allí.

Mientras ingresaban a la taberna Mónica se mantuvo en silencio. La seguridad con la que Luke había tomado su mano la sobrepasaba haciéndola sentir qué, aunque hubiera querido, no habría podido soltarse. No era él quien la obligaba, desde luego, si no que desde algún punto desconocido de su corazón algo le decía que no lo hiciera. Negó con la cabeza hasta que con un esfuerzo que le pareció titánico y con toda la delicadeza que fue capaz para no parecer brusca, se deshizo del agarré de Luke.

Entonces llegaron a la mesa, una de las pocas que esa noche quedaban libres.

-    Creo que necesito algo más fuerte – la mirada del mago la puso tan nerviosa como hacía mucho tiempo no había estado-. ¿Un Whisky de fuego, quizás? – debía tener cuidado con lo que bebía, pero una copa no le haría daño a nadie ¿No? De hecho, cuando sirvieron ambas bebidas, Mónica no tardó en tomar la suya y darle el primer trago como si con aquel líquido mudiera ahogar a las voces que continuamente discutían sobre sí aquel encuentro era buena o mala idea. Intentó alejarla definitivamente de su mente. 

- ¿Y bien? Me has dicho que has vuelto hace poco ¿qué tienes planeado? Aquí no podrás continuar con la tranquila vida del bosque - comentó, reclinandose sobre el asiento que hacía apenas unos minutos había ocupado. 
 

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Apartó la vista de la bruja para darle un respiro y observó al elfo doméstico que los atendía acercarse con sus bebidas. El encorvado mesero, aunque anciano, esquivaba ágilmente a los demás clientes que no parecían haberse percatado de su presencia. Al dejar las copas sobre la mesa, realizó una leve reverencia con la cabeza, esquivando por poco el borde de madera. –Que lo disfruten– dijo finalmente por lo bajo pero en un tono aún audible.

Muchas gracias, señor– respondió Luke amablemente. Los saltones ojos del elfo se entrecerraron un poco desconfiadamente al oír esa palabra. Estaba claro que no recordaba cuando lo habían llamado así por última vez, si es que alguna vez hubiese ocurrido. Tras chasquear los dedos, el mesero desapareció evitando decir nada mas, dejándolos solos con la alegre atmósfera de la música y conversaciones por doquier.

Sin darse cuenta, uno de sus pies comenzó a golpear el suelo despacio al compás de la música. Contempló su bebida y la levantó hasta la altura de sus ojos, mirando a su acompañante. –A tu salud– dijo con una leve inclinación de la cabeza. El primer trago que dio inundó su paladar con un amargo sabor que extrañaba hacía tiempo ya. Al bajar el vaso, observó cómo la blanca espuma se deslizaba lentamente por las paredes internas del cristal. Un agradable escalofrío recorría el camino hacia su estómago trayéndole a la mente viejos recuerdos de su juventud.

Escuchando la pregunta de la bruja, reflexionó sobre sus palabras atentamente. –Bueno, en realidad aún no decido si quedarme aquí o volver al bosque. Pero ya que insistes...– dijo lentamente intentando permanecer serio, pero una incontenible sonrisa se dibujó en sus labios. –Sólo bromeo. Supongo que volveré a mi viejo hogar y buscaré algún trabajo en el que pueda ser útil con mi experiencia con la naturaleza. No quisiera apartarme por completo de ella– respondió con añoranza visualizando en su mente el danzar de las flores con la brisa matutina. –Tú estas más al corriente de las posibilidades laborales en la zona. ¿Qué me recomendarías?– preguntó volviendo a posar sus ojos en los suyos mientras daba otro trago a su deliciosa cerveza.

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La atención que le ponía cada vez que hablaba no era en absoluto actuada ni mucho menos tenía que esforzarse, pues el mago captaba casi todos sus sentidos aún sin abrir la boca. Su mente además se puso a trabajar a toda máquina en el preciso momento en el que Luke mencionó la idea de buscar un trabajo, pues su experiencia le permitía conocer prácticamente todos los entresijos del ministerio inglés y  los puestos a los que podía acceder si lo deseaba; sin embargo, fue una idea puntual la que se instauró en su cabeza hasta tal punto que se descubrió a sí misma fantaseando con ella.

- ¿Y si trabajaras conmigo? - la frase salió de sus labios a toda velocidad incluso antes de que él le pidiera una recomendación. Ni siquiera había tenido tiempo de pensarlo pues su boca había actuado, de nuevo, por su propia cuenta-, quiero decir... si q-quisieras - hizo una breve pausa en la que aprovechó para beber de nuevo, provocando cierto tintineo al chocar sus uñas contra el cristal del recipiente-. Trabajo en la reserva mágica. Bueno... en realidad soy la directora de la Newt Scamander desde hace ya algún tiempo y quizás te interesa alguno de los puestos que tenemos libres. Si soy sincera hay mucha necesidad de manos allí - tras explicarse volvió a beber. Lo estaba haciendo demasiado rápido; casi bebía tanto como hablaba. 

De pronto empezó a reírse pero no dijo inmediatamente el motivo de aquellas carcajadas. Lo miraba con diversión, pues en su último trago la espuma de la cerveza se había quedado sobre su labio superior formando un bigote blanquecino que le quedaba bastante gracioso. 

- Tienes ahí... - le señaló la cara-, la cerveza - le dio cierta vergüenza decírselo, así que se levantó levemente de su asiento y alargó la mano para deslizar su dedo pulgar sobre el espacio entre su nariz y su labio superior, retirando la espuma que se había quedado allí. No se limitó a eso, el resto de su mano se había apoyado en su mejilla, y el dedo había rozado levemente también la comisura de la boca del mago. Lo miró un momento a los ojos y sintió como su rostro se sonrojaba completamente, por lo que apartó la mano y volvió a su asiento-. Disculpa. 

Y terminó la copa.

@ Luke Abbott  

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Al escuchar aquella pregunta el mago quedó inmóvil con el vaso en su boca pero sin beber mas cerveza. Casi de inmediato todo su rostro tomó un tono rojizo y al bajar la copa un rastro de espuma quedo en su labio superior sin que se percatase de ello. –A decir verdad, me encantaría– dijo sonriente. –Cuando me comentaste a qué te dedicabas debo admitir que desee trabajar en ese sitio– agregó disfrutando de mirar aquellos ojos, mientras daba una leve inclinación con la cabeza. –Gracias–.

La risa de la bruja no pasó inadvertida aunque no entendía qué le causaba tanta gracia. –¿Acaso había dicho algo de más sin darme cuenta?– pensó algo confundido. Sea cual fuese el motivo, de algo estaba seguro. Verla reír le encantaba y alegraba profundamente. Un instante luego la vio levantarse levemente y llevar la mano hasta su cara. Aunque aún no entendiese el motivo no se movió ni un centímetro, dejándola actuar libremente. La suave caricia que le dio hizo que su corazón se acelerara rápidamente y cerrara los ojos respirando pausadamente, intentando mantener la calma. La lucha interna se tornaba cada vez mas intensa cuando el corazón le gritaba desgarradoramente que se acercase a ella y la besara apasionadamente. Con un esfuerzo titánico logró mantenerse en el lugar para luego volver a mirarla, esta vez a los tentadores labios.

¿Disculparte?– preguntó lentamente terminando su bebida y volviéndose a dejar cerveza en el labio, esta vez de forma intencional. Abrió la boca unos instantes tomando aire, pensó unos segundos y la cerró sin decir nada. No recordaba cuándo había sido la última vez que una mujer lo dejase sin palabras de aquel modo pero lo disfrutaba enormemente. –¿Quieres otra vuelta? Esta vez me tentaste... de beber Whisky de Fuego– bromeó aún sintiendo un calor recorrer cada parte de su cuerpo. Intentaba sostener la mirada en los ojos de la bruja pero un impulso mas fuerte los hacía caer hasta aquellos labios que lo transportaban a otro planeta. –Claro, siempre y cuando no seas débil con la bebida...– rio sin poder apartar su mirada.

Levantó una mano para llamar la atención del mesero, y luego apoyó ambas sobre la mesa inclinándose hacia adelante para no perderse ni una sola palabra. –Entonces dime. ¿En qué puedo serte útil?– preguntó mordiéndose sin darse cuenta el labio inferior. –Laboralmente hablando, claro– agregó sonriendo.

@ Monica Malfoy Haughton

Editado por Luke Abbott
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De nuevo no pudo más que reír aún sabiendo que esta vez aquel improvisado bigote de espuma había sido colocado allí con toda la intención. La risa nerviosa contagiada sus ojos y fluía de su boca casi con la misma facilidad con la que un ave emprende su vuelo y, si hubiera tenido que ser sincera, no hubiera podido más que aceptar que era culpa de él. Hacía muchísimo tiempo que no se sentía de aquella manera, tan feliz, y aunque no sabía el motivo real por el cual aquel aún prácticamente desconocido hombre conseguía ese efecto en ella, le encantaba. 

- Le lengua, usa la lengua - lo miró a los ojos cuando mencionó aquello y luego hizo un travieso gesto con la suya con el cual recorría lentamente su labio superior para enseñarle como podía quitarse la espuma-. Me temo que esta vez tendrás que hacerlo tú. 

Cuando propuso la segunda ronda tuvo que pensárselo en un inicio. Automáticamente se llevó las manos al rostro, colocándolas sobre sus mejillas para notar el calor que desprendían y, aunque sabía que no debía beber demasiado, el reto que acababa de lanzarle hizo que asintiera de forma espontánea. Al fin y al cabo no tenía muy claro si el calor venía de la bebida o de la presencia. 

- ¿Débil? Creo que te equivocas de mujer, de nuevo - le dijo con cierto tono de provocación y refiriéndose directamente a la historia que le había contado sobre la sala del tiempo. De hecho, cuando se acercó el camarero, se acercó para susurrarle algo que Luke no llegaría a escuchar. Cuando los volvió a dejar sola, ella también se apoyó en la mesa con la ayuda de sus codos y sus cabezas quedaron peligrosamente cerca. 

- Básicamente nos dedicamos al cuidado de las criaturas que habitan en la reserva - comenzó a explicarle y su voz había sonado de pronto realmente profesional-, hay especímenes que son propiedad de magos y brujas que no están cualificados para su cuidado y legalmente somos los encargados de hacerlo mientras adquieren los conocimientos necesarios. Otros, en cambio, han sido arrancados de sus lugares de orígenes y los... Adoptamos, para evitarles un peligro a ellos y a las personas con las que puedan encontrarse. A veces debemos ir a realizar recogidas, cuando algún mago o bruja nos avisa de algún avistamiento - sonrió, se notaba que le encantaba aquel mundo. 

De pronto, el camarero volvió a la mesa con las dos copas que Luke había encargado y con un par de vasitos mucho más pequeños que contenían un líquido transparente. Lo último que puso en la mesa fue sal y limón. 

- Veamos quién es el débil aquí - empujó el chupito hacia él y ella agarró otro-, ¿Salud? 

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Ver aquel movimiento de lengua de la bruja lo transportó a otra realidad. Sus sentidos se desconectaron del mundo físico y sólo podía sentir felicidad... O tal vez alguna otra sensación más. Todo comenzó a ralentizarse y las palabras llegaban difusas a sus oídos sin poder comprender de qué estaba hablando. –...cuidado de las criaturas...–. ¿Cómo era posible que tal belleza perteneciese al mundo real? –...magos y brujas que no están cualificados...–. Su pulso se aceleraba al contemplar aquellos labios danzar al compás de sus palabras. –...han sido arrancados de sus lugares de orígenes...– ¿Lugar de origen? El recuerdo de su querido bosque le parecía ya tan lejano... –A veces debemos ir a realizar recogidas–. Dejó escapar una risa que ahogó en una simulada tos.

Sin darse cuenta de qué estaba pasando y ensimismado en sus pensamientos, la copa que le acercaba la bruja lo arrastró nuevamente a la realidad. Dio un pequeño sobresalto al notar la presencia repentina del camarero y este negó con la cabeza sin decir nada, para luego desaparecer. Volvió la vista hacia ella y tardó unos segundos en comprender. –Sal... limón... sólo hay una combinación posible– pensó sin poder evitar una sonrisa tomando el salero. –Salud, bombón– contestó clavando los ojos en los suyos pícaramente.

Colocó un poco de sal en el dorso de su mano, entre el pulgar y el índice sin apartarle la mirada, y procedió a lamerla bajando la mirada nuevamente a aquellos labios. Tomó la pequeña copa y bebió el contenido de un golpe, llevándose luego una rodaja de limón a la boca. Un fuego bajaba por su garganta aumentando rápidamente su calor corporal hasta niveles inimaginables. Inconscientemente estaba mordiéndose el labio inferior y acercándose lentamente a la bruja. Sus impulsos lo manejaban completamente y ya no se sentía dueño de sus acciones. Lo único que pensaba era en dejarse llevar.

Demuéstrame que no eres débil– dejó escapar por lo bajo con la boca ligeramente anestesiada para que llegue a sus oídos en forma de susurro. Cada parte de su cuerpo le gritaba que se acerque aún más y acariciase aquellos tiernos labios con los suyos. El ritmo cardíaco se le aceleraba a cada segundo y no sabía cuánto tiempo mas podría contenerse.

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No podía evitarlo, sus labios estaban continuamente estirados para formar una sonrisa que provocaba cierto dolor placentero en sus mejillas. Era como si no pudiera controlar los músculos de su rostro y estos hubieran cobrado vida propia desde hacía ya un buen rato y, sumado a eso, su cuerpo comenzaba a estar algo entumecido muy probablemente por la rapidez con la que había terminado la copa de whisky de fuego. Pero no le importaba, a pesar de las mil posibilidades que recorrían su mente avisándole de todo lo que podía ir mal, no quería que la noche terminara. 

Mordió su labio al ver como se llevaba la mano a la boca y como lamía la sal y, sin querer pensarlo, visualizó que era su propia boca la que lo recibía. De pronto todo el calor de su cuerpo se concentró en su cara y al notar que estaba acercandose de nuevo a ella se dispuso a imitarlo; primero tomó la sal y la volcó sobre el dorso de su mano y tras soltar el salero tomó el shot. Rápidamente y tras lamer la sal, sin quitar la mirada de los ojos de Luke, se bebió el tekila de una vez sintiendo como una bola de fuego bajaba por su garganta. Lo último fue la rodaja de limón, la cual mordió con ganas pues era su parte favorita de aquel trago. No habló inmediatamente, pues había sido consciente de la peligrosa cercanía del mago y por ello había aprovechado el chupito como método de distracción. Pero... ¿Realmente lo quería lejos? 

- Me estás retando y eso no es nada bueno - murmuró entre dientes, aunque el tono amenazante desapareció al ver como él se mordía su propio labio. Sus ojos verdes, extrañamente oscurecidos, recorrieron desde los ojos del mago hasta su boca y se detuvieron un par de segundos en su cuello. Mónica no pudo más que respirar hondo al notar que alguno de sus instintos más ocultos se adueñaban lentamente de ella. De pronto, a pesar de no estar tocándolo, podía sentir el calor que desprendía tanto el cuerpo de Luke como del resto de personas que la rodeaban, pero era él quien atrapaba totalmente sus instintos-. Y no vuelvas a hacer eso - le pidió, refiriéndose al gesto que acababa de hacer con la boca. 

De pronto se puso en pie y tomó el segundo vaso de whisky, cerró los ojos y bebió de este quizás demasiado para ser un único sorbo. Acabó con la mitad del contenido y en ese punto había olvidado la petición que le había hecho a Luke al aceptar su invitación... "Solo" una había dicho. 

- Tengo que irme - anunció probablemente sin que su acompañante lo esperara. La respiración de la bruja parecía entrecortada y su mente sólo percibía una cosa: los latidos del corazón de Luke-, espero verte pronto - se despidió pasando junto a él en busca desesperada de la salida. 

 

@ Luke Abbott

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Toda aquella escena lo tenía completamente hechizado y no podía apartar la mirada de la seductora figura de su acompañante. Sintiéndose cada vez mas desinhibido a causa del alcohol en su sistema, decidió arriesgarse dando el primer paso. –No me preguntes cómo, pero creo que me gust...– comenzó a decir pero se vio interrumpido por la repentina partida de la bruja. Suspiró profundamente al verla retirarse e inconscientemente su mirada se posó en su espalda baja. Rápidamente sacudió su cabeza para salir del ensimismamiento. –La cagué...– murmuró por lo bajo.

Tras levantarse, dejó algunas brillantes monedas sobre la mesa e hizo un gesto de agradecimiento al elfo que lo miraba desde la barra. La siguió como pudo, intentando esquivar numerosos ebrios alegres riendo y brindando en su camino. Levantó la mirada y se percató de un camino menos congestionado que el que ella tomó, dándole ventaja y permitiéndole llegar antes a la salida. Luego de unos instantes la vio llegar y tomó suavemente su mano sin que notase que estaba allí. –¿Es lo suficientemente pronto?– bromeó disfrutando con la mirada cada milímetro de su rostro. –No te vayas. O de hacerlo, vamos juntos– agregó finalmente.

Mira, sé que quizás no debería haber dicho eso. No quise asustarte– dijo algo avergonzado, bajando levemente la mirada. –Me dejé llevar y creo que la bebida hizo que hable de más– agregó levantando la vista, deteniéndose un segundo en su pecho. Respiraba cada vez mas profundo y el cosquilleo que atacaba su estómago se había extendido a todo su cuerpo.

El bullicio festivo que estaba teniendo lugar les dificultaba el dialogo por lo que tuvo que acercarse a su oído para que pudiese escucharlo. Disimuladamente llevó la mano que le había tomado hasta su pecho, pasándola entre los botones de su camisa logrando sentir el roce de su piel. –¿Notas lo acelerado que está? Hace años que no me sentía así, y tú lo lograste en sólo un par de horas– dijo contemplando sus hermosos ojos y posando la mano en su mejilla acariciándola con el pulgar. –Sea lo que sea que te detenga, déjalo ir– finalizó en el momento en el que un ebrio lo empujaba sin querer por la espalda, haciendo que queden casi pegados. Podía sentirle la respiración y sólo pensaba en dejarse llevar por aquella placentera sensación.

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En medio de aquella huída su mente se había dividido en dos; por un lado estaban aquellas ganas de continuar junto a Luke disfrutando la velada, quería exprimir al máximo la conversación que le daba y, sobre todo, se moría de ganas de besarlo. Sin embargo su yo negativo parecía estar tomando el control de su cuerpo al desinhibirse y la necesidad de morder el cuello de mago comenzaba a ser tan incontrolable como peligrosa. La sed de sangre que se agolpaban en su garganta comenzaba a ser lo único en lo que podía pensar.
Estaba apunto de llegar a la puerta cuando tomaron su mano y aún sin verlo sabía que era él, pues su aroma la había envuelto incluso antes de haberla tocado. Mantuvo la mirada en el suelo a pesar de que Luke le hubiera agarrado la mano y desde algún lugar de su cabeza Mónica gritaba que no la soltarse. Sin embargo la celeridad con la que respiraba denotaba que algo no estaba bien.

-    ¿Juntos? No sabes lo que me estás pidiendo – le dijo en un susurro y fue a lo único que le respondió pues cuando arrastró su mano para colocarla sobre su corazón todos sus sentidos se agudizaron de golpe. Las pupilas de sus ojos se dilataron totalmente y percibía perfectamente los latidos del hombre bombeando con fiereza la sangre hacia todo su cuerpo.

Apretó su rostro contra la caricia que él le daba en la mejilla con la única intención de hacerla más intensa pero a esas alturas ya no era ella. Lo miró fijamente a los ojos y un destello rojizo tiñó su mirada por apenas un segundo y justo en el momento en el que empujaron a Luke hacia ella, aprovechó para atraerlo consigo hacia la salida sin permitir que se separara de su cuerpo.

La noche los envolvió por completo. Había poca gente recorriendo el callejón y la luz, derramada débilmente por las farolas, era escasa en aquel punto del Diagon. Lo llevó a uno de los lados del local y con un empujón, demasiado brusco como para ser simplemente provocado por la pasión, hizo que apoyara su espalda en la pared.

-    Ten cuidado con lo que deseas – le susurró cerca del oído, deslizando sutilmente sus labios por el lóbulo de su oreja. Lentamente se acercó a sus labios pero no lo besó, ya no era la misma que hacía unos minutos deseaba hacerlo, ahora se había convertido en un depredador que llevaba a su presa hacia su trampa. Llevó las manos a través del torso del mago y las detuvo en sus hombros, donde lo sostuvo clavando sus falanges con fuerza.
Hizo un movimiento tan rápido que a Luke no le daría tiempo a reaccionar; de un segundo a otro había pasado de casi besar sus labios a enterrarle el rostro en el cuello, clavando los colmillos en la fina piel humana del mago. La sangre fluyó con rapidez en su boca, inundando su paladar con cálidas sensaciones que hacía años no saboreaba y se estremeció. No tenía absolutamente ni una pizca de control sobre sus acciones y la fuerza que estaba usando para retenerlo era totalmente desmedida. Entonces cerró los ojos y siguió alimentándose ¿Qué sentiría Mónica cuando fuera consciente de sus acciones? 
 

@ Luke Abbott

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En contra de lo que podría llegar a esperarse, Luke abrazó con fuerza a la bruja para que no se separe de él mientras lo mordía. –Te tardaste bastante, ¿eh?– dijo sonriendo al cerrar los ojos, intentando ignorar el inmenso ardor que sentía en su cuello. –Admito que no estaba seguro, pero tenía mis sospechas. De pequeño no entendía porqué a veces mi tío huía repentinamente de la casa. No fue hasta que fui mayor que me lo explicaron. Sólo intentaba protegernos– comentó en voz baja recordando.

Sus piernas comenzaron a debilitarse por lo que trabó sus rodillas apoyándose contra la pared, evitando así caer al suelo. Con algo de dificultad besó su rojizo cabello, al sentir un suave hilo de sangre deslizarse por su cuello. Comenzó a bajar la mano lentamente por aquella esbelta figura deteniéndose justo en su cintura. –Tranquila, corazón. Hay otras formas en las que puedes dejarme seco, si eso es lo que buscas– dijo apretándola aún más contra su cuerpo. Podía sentir su pecho rozando contra el suyo mientras se agitaba la respiración.

Al ver que la bruja se estaba emocionando con su cuello y no parecía mostrar el mas leve atisbo de querer soltarlo, le jaló del cabello suavemente aunque con firmeza para apartarle la boca del cuello. –Ahora me toca a mí– sonrió levemente viendo las dilatadas pupilas de la bruja. Acercó un poco más su cuerpo para estar completamente pegados y sus labios se encontraron dejando escapar todo control de sí mismos que podían aún llegar a manejar. El dulce sabor de su propia sangre le supo extraño aunque no lo detuvo ni por un instante. Aquella excitante lengua danzando con la suya le devolvió las fuerzas perdidas y aceleró aún más su corazón.

No quisiera.. que la noche.. terminase así– dijo entrecortadamente despegando levemente los labios de los de ella y mirándola pícaramente. Luego bajó hasta su cuello y lo besó lentamente. –Relájate, no te morderé.. demasiado– bromeó, para luego darle una suave mordida sintiendo su suave piel. Siguió recorriéndola con besos hasta llegar a besar el lóbulo de su oreja. –De verdad que me gustas... Y para nada me preocupa lo que seas– finalizó, volviéndose para observar sus ojos.

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