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La Taberna de la Tia (MM B: 78619)


Hayame Snape Potter Black
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Esto no estaba saliendo nada bien, Groter cada vez estaba más enojado y ella no podía dar su brazo a torcer, era cierto que la mayor parte de la culpa era de ella pero dolia mucho poder aceptarla. Tanto tiempo cargando con secretos que era difícil solo dejarlos salir, pero tenia que hacerlo el debía conocer la verdad y más porque ahora la miraba con esos ojos que la derretian. Quería besarlo, agarrarlo en ese momento y recordar el sabor de sus besos, pero no lo haría el la detestaba y nada de lo que dijera volvería el tiempo atrás para deshacer lo que se había hecho y dicho.

 

- Esta bien, te diré las verdaderas razones que me trajeron hoy a hablar contigo- comento la Macnair con un suspiro nervioso y lo miro con un por favor incluido -sientate por favor, en verdad siento haberme ido así. Y no lo digo porque tú quieras escucharlo, creo que el orgullo acabo de dejarlo atrás y me quitaré las máscaras que eh cargado por años.-

 

Trago un poco mientras lo veía regresar a su sitio y la miraba expectante. ¿Como empezaría? no lo sabía y el seguia ahí esperando una respuesta. Lo hubiera mejor dejado ir y dejar todo eso en paz, pero la culpa y la razón pudieron con ella.

 

-Mira cuando me fui, lo hice porque alguien más me había engañado. Me fui por vergüenza de que te enterarás que fui débil y deje que alguien se metiera en nuestra relación. Se que estuve mal y que debí haberlo platicado contigo pero no pensaba en nada, más que dejar todo aquello que me causaba dolor- bajo la mirada y vio sus manos, traía guantes de cuero negros,con agujeros para que salieran los dedos, levanto la vista y lo miro, agarro una bocanada de aire, solo para darse valor. Su vida estaba apunto de cambiar, no sabía si para bien o para mal - al poco tiempo de que llegue a Australia y me aloje en una posada me entere que no estaba sola, estaba embarazada y todo coincidía en las fechas que tu y yo estuvimos juntos. Así que mi egoísmo me llevó a no contárselo a nadie, pero después volví y te vi con alguien más. Decidí que me iría y no regresaría, que Augusto era mío y de nadie más, pero la culpa me carcomida y el debía conocer a su padre.- todo lo había dicho rápido, como si al tardarse no tuviera el valor de hacerlo. Pero la información ya estaba ahí, solo era cuestión de esperar a ver que decía el Lobo.

 

- El tiene tres años, y yo entiendo si no quieres conocerlo. Pero solo quier que lo sepas por si de grande decide irte a buscar. Y no me mal entiendas, esto no es una jugada para que estés conmigo. Se que tienes tu familia, pero esto era algo que debía hacer por el bien de mi hijo y del tuyo claro.-

 

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  • 2 semanas más tarde...

Akira Snape

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El pequeño niño observó con entusiasmo la golosina que le ofrecía en aquellos momentos otro de los elfos para animarlo a levantarse y por unos instantes extendió una manita, creyendo que podría conseguir el caramelo y seguirse divirtiendo en ese mismo sitio; pero entonces observó la mirada que le daba el viejo elfo de su madre y notó que efectivamente la situación en aquella taberna comenzaba a volverse algo oscura y quiza, incluso incómoda para él que era un niño pequeño

Su madre le había enseñado que había situaciones en las que los pequeñitos no debían de intervenir, lo mismo su padre que le había aclarado que no todo el tiempo iba a poder hacer lo que quisiera y que tendría que respetar las órdenes que recibiera de los mayores de su familia. Así que asintiendo, se acercó al elfo y le tomó de la mano para que él lo llevaase hasta el segundo piso donde estaría mejor según había entendido

-Está bien -dijo con una sonrisa y tratando de no hacer mucho ruido, dispuesto a seguir a los elfos como estos lo viesen conveniente

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  • 3 semanas más tarde...

El Rubio habiendo dejado dormido a su hijo con su madre en la mansión Dumbledore, para dirigirse a aquel bar a la espera de los lycans que había citado.

 

-Espero que los mensajes que envie les hayan llegado - dijo para si mismo mientras tomaba asiento en una de las mesas, uno de los elfos le alcanzó una carta de bebidas y comidas.

 

Miro rápidamente a los que estaban en el lugar, en un lugar así era más factible hacer en secreto lo que el planeaba, esperanzado que sea algo marido.

 

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  • 10 meses más tarde...

Se había asomado al inicio en aquella taberna pero luego había tosido un poco, cerrando los ojos mientras que sostenía con fuerza la agarradera de la puerta al empujarla para abrir hacia el interior.

Bueno, ahora que se estaba dando el tiempo de salir de su encierro quería ir viendo a la familia pero al parecer en ese caso también iba a ponerse a ayudar para recuperar esos viejos negocios que le pertenecían a su novia.

Si lo pensaba con claridad y algún día ellas dos se casaban entonces tenía que pensar que eso también podía ser su herencia y no quería dejarla morir en el olvido o en el polvo de algún rincón del pueblo.

Aunque por lo que había visto a los alrededores había todavía menos clientes que la última vez que hubiera salido antes de decidirse a concentrarse en sus libros y sus clases por lo que no estaba segura de si alguien iría a visitarla.

Pero no importaba.

No importaba si eso significaba que cuando su novia volviera al pueblo se encontraba con su negocio con las velas encendidas y un aire cálido y feliz que la recibiría a su regreso con los brazos abiertos al igual que ella misma.

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http://i.imgur.com/7WhajUW.gif ♥ TE AMAMOS SAGITAS ♥

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  • 3 semanas más tarde...

Ela Karoline estaba de vuelta luego de una larguísima ausencia, una necesaria para equilibrar su ser interior, para valorar lo que tenía, y dentro de ello, la oportunidad que su prima Cye le había dado al hacerla matriarca de los Lockhart con todas las herencias posibles: La familia, los amigos y una vida dentro de la comunidad inglesa.

 Ahora mismo le apetecía tomar algo sabroso después de horas de viaje, de polvo y varios cambios en el intinerario, si,si, Cye era una maniática de la seguridad e insistió en que gran parte del viaje de regreso lo hiciera al estilo muggle, sin magia de por medio, pero era su prima y intentó complacerla.

 Al adentrarse donde estaban los establecimientos mágicos notó un lugar que llamo su atención, tal vez  porque recordó que se lo habían recomendo como punto de encuentro de alguno de los amigos  y familiares de los Potter o más bien de Sagitas, esperaba que así fuera,  mientras tanto ya se imaginaba con un vaso de algún líquido entre las manos. Casi choca con una chica que también ingresaba a la taberna y parecía pensárselo o más  bien buscaba a alguien con la mirada.

--¡Disculpa! no fue mi intención chocarte... parece un sitio interesante--  acotó la pelirroja de ojos verdes sonriéndole a @ Lisette Ryddleturn  en señal amistosa a pesar de no conocerla

 

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Me había escondido en aquel negocio por orden de Sean. Bueno, Sean me había obligado a jurar que me escondiera en mi mansión, en una habitación que nadie conociera y que no saliera para nada, sólo atendida por Harpo. Y le había hecho caso a la mitad. A mí, nadie me encierra en mi propia casa, así que, gracias a mi Metamorfomagia, me disfracé con un cambio de pelo pelirrojo como el fuego y rizado como la escarola tipo Reena, unos ojos azules como los de Xell y una estatura más pequeña, tipo Hayame. Supongo que me parecía, en cierta manera, tomaba lo que me recordaba a mis amigas y familia, porque les necesitaba y, en estos momentos turbios en los que la vida política se me escapaba de las manos, ellas eras una mezcla de inspiración y confort en los que refugiarme.

Supongo que, ante la vista de los pocos que había en la Taberna, era una desconocida que bebía cerveza de mantequilla. Pero me puse nerviosa. Ela Karoline... Bueno, ella no lo sé, pero estoy segura que su prima Cye me hubiera reconocido a pesar de todo porque nos unía esa aura amiga que no nos podemos esconder. 

-- ¡Eh, tú! -- le dije a un elfo. -- Yo invito a esas dos, lo que quieran.

Y señalé a @ Lisette Ryddleturn  y a @ Ela Karoline , sin saber si estaba siendo indiscreta. Sean me mataba si descubría que me había ido de la protección de casa a arriesgar mi vida a un bar para beber algo.

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Lo decía en serio, eso de que el lugar era interesante, al mirar hacia las mesas algunas pocas estaban ocupadas, el resto vacío, todo parecía tranquilo justo lo que necesitaba, un lugar agradable, cálido, sin mucho alboroto.

Algo la distrajo, no era una cosa tangibles, era más bien una percepción, un aroma, mientras más consciente más se parecida a una esencia, algo único y personal, Cye por ejemplo, era capaz de ver auras y colores astrales con tal precisión que a veces la espantaba, pues bien, ella hacía lo mismo pero con los olores, ninguna esencia era igual a otra y si alguna vez la había percibido, tarde o temprano la unía a su dueño o dueña.

Fue entonces que escuchó una voz,  le pareció conocida pero a quien sus ojos veían no recordaba haberse topado antes, sin embargo el invitarlas a lo que pidieran abrió una puerta para intercambiar al menos algunos comentarios. Decidida se acerco donde estaba la desconocida de cabello rojos y rizado, sonrío y aprovechó para agradecer

 --Gracias por la invitación, es un lugar magnífico, justo lo que necesitas. Soy Ela Karoline, vengo llegando de una larga ausencia-- dijo al presentarse y ofrecerle la mano, aunque el contacto le confirmaría que se conocían, eso ya se lo decía el aroma a naturaleza a flores exóticas y agua fluyente pero estaba lejos de saber que era la propia. --Disculpa ¿Nos conocemos?--  le pregunto mirándola a la cara para ver su reacción --¿Puedo sentarme a tu mesa o esperas a alguien?--  pregunto.

 @ Sagitas Ericen Potter Blue

Editado por Ela Karoline
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La vi acercarse y sentí un escalofrío que giraba entre el miedo a que me reconociera y la excitación de si lograría hacerlo. Le sonreí y enseguida cerré los labios. Los dientes no me los había transformado, una buena fisonomista podría encontrar detalles ínfimos en cualquier expresión. De repente, me sentí tentada a ver qué es lo que podría reconocer en mi y qué no. Yo, por ejemplo, se me ocurría que había teñido mi pelo en un rojo vivo pero no había quitado la forma tan especial de mis cejas, aunque tuvieran el mismo color. Tampoco había quitado, porque nunca pensaba en ellas, las tres cicatrices de la mejilla, aunque apenas eran visibles si no te fijabas expresamente. Los gestos... ¿Qué gestos eran típicamente míos? Vaya reto me estaba montando yo sola.

-- Ya sé quien eres...

¡Maldita sea! Otra cosa a controlar, mis conocimientos no eran los mismos que los de la extraña que la miraba. Pero como tengo capacidad de improvisación, continué la conversación que ella había iniciado.

-- Me dijo una vez tu nombre una amiga común... La violeta... Esa, la ... Sagitorios creo que se llamaba. Bueno, no es tan amiga común, sólo fui al circo a venderle una cría de erumpent que me había... encontrado.

Bueno, tengo capacidad para improvisar, no digo que sea buena ni coherente en lo que suelto por mi boquita.

-- Ejem... No, no espero a nadie, puedes sentarte... Al menos que seas un inquisidor que venga a arrestarme por contrabando de criaturas peligrosas, puedes sentarte a mi lado, por supuesto, @ Ela Karoline .

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Ela no le quitaba la mirada de encima a la mujer, mientras más cerca, más peculiar era la sensación de familiaridad que sentía, era algo que no le había pasado antes, pero antes no dominaba la magia, antes su yo mágico, la sacerdotisa con todas sus habilidades estaba dormida, ahora estaba plena, con mucho por aprender y superar pero no en la ignorancia, y precisamente ese yo le decía que prestará atención, mucha atención y las respuestas llegarían.

¿Sabía quién era? ajá, pero entonces la bruja se adelantó a meter a un tercero en la conversación, la sonrisa en los labios de la pelirroja se amplió --Sagitas, claro que la conozco y si es muy cercana, es mi amiga sabes-- se amonestó por presumir de la pelivioleta a pensar de que a lo largo del viaje había oído que muchos querían lincharla por los edictos y asuntos ministeriales --Ah Sagitas adora los animales como tú, por cierto no me has dicho tu nombre-- y tampoco le había dado la mano, asi que volvió a extenderla fingiendo era parte del saludo inconcluso aunque en realidad era más para confirmar una pequeña sospecha que acababa de nacer de oír ese tono voz, el parecido con los animales y el corte peculiar del cabello aunque el color no le dijera nada. Bueno parece que tendría que ir de pesca.

Hizo señas al elfo y cuando este se acercó ella ocupo un asiento y pidió un jugo de calabaza con un punto de whisky de fuego, también algún tentempié con la especificación de que llevara algo dulce. --Es que me muero de hambre ha sido un largo viaje, Cye te manda saludos y un petitorio urgente-- A que cae pensó casi siguiendo milimétricamente el rostro de la desconocida. 

Volvió a ofrecerle la mano, esta vez de forma descarada como para que supiera que de una u otra forma llegaría a la al fondo --No estoy contaminada y tampoco muerdo, no a los amigos o posibles-- sonrió a la espera.

 

@ Sagitas Ericen Potter Blue

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La reacción de la bruja le fue suficiente para tomar coraje de donde no lo tenía. Debido a su pasado de ermitaño, largos años habían transcurrido desde su último intento por tener un acercamiento con una dama. Más aún con una tan cautivadora como ella. Casi no se sentía dueño de su cuerpo, sino que, en su lugar, alguien lo controlaba y sabía exactamente qué hacer y decir.
Ahí es donde te equivocas– dijo sonriendo, perdiéndose en su mirada –Por ejemplo…– agregó dando un paso, cerrando los ojos y acercándose a los tentadores labios de la bruja. A último instante corrió la cabeza para terminar dándole un beso en la mejilla. –“Matar” puede tener muchos significados, según el contexto– susurró finalmente en su oído antes de alejarse riendo levemente.
Un poco loco…– repitió aquellas palabras haciendo de cuenta que nada había ocurrido y esforzándose para evitar la risa –¿Sólo un poco?– agrego luego de unos segundos con una sonrisa. Finalmente le ofreció su brazo gentilmente. –¿Nos vamos, señorita?– pregunto suavemente observándola. Mientras ella lo tomaba del brazo, la imagen del tierno zorro se posó en su mente. –Gracias, pequeñín. Te debo una– susurró de forma casi imperceptible, tras lo cual saltaron girando sobre sí mismos y desaparecieron del lugar.

***

La noche se apoderaba del Callejón Diagon y el bullicio proveniente de los diferentes locales nocturnos se oía desde la calle. Risas embriagadas de licor se observaban a través de las ventanas de La Taberna de la Tía invitándolo a uno a pasar. La diversión era contagiosa y todo el mundo era bienvenido en aquella fiesta.
Aterrizaron de la aparicion y Luke perdió el equilibrio ligeramente tras pisar un adoquín flojo del suelo, apoyándose accidentalmente sobre el hombro de la bruja unos instantes. –Lo siento. Juro que aún no estoy ebrio– dijo sonriendo, incorporándose. –Cambiar eso dependerá de tí– agregó finalmente guiñándole un ojo.

Parados frente a la entrada de la taberna, tiró de una de las puertas de madera y la sostuvo, invitándola a pasar. Tras ingresar, el volumen de la musica y las voces se multiplicó, sin llegar a ser una molestia. Seres de lo más diversos entraban y salian del lugar con jarras de cerveza en la mano, otros atravesaban los concurridos pasillos acercándose a la barra. Lograron divisar una mesa vacía en el fondo, por lo que el mago tomó una mano de Mónica y la colocó en su propia cintura. –No te vayas a perder...– bromeó sonriendo mientras giraba la cabeza para observarla directamente, comiéndola con la mirada. Unos instantes mas tarde llegaron a la mesa y se sentaron uno a cada lado. La luz principal del recinto no alcanzaba a iluminar completamente aquel sector, por lo que una ténue penumbra los cubría. –Yo quiero una cerveza. Roja, por supuesto– bromeó mirando sus cabellos y perdiendose unos instantes en ellos. –¿Y tú?– preguntó finalmente.

@ Monica Malfoy Haughton

Editado por Luke Abbott
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