Museo Night (MM B: 105846)

[Callum Triviani]

Callum no recibió una respuesta directa por parte de la Yaxley, de hecho, la bruja apenas le dedicó una fugaz mirada y toda palabra que salieron de sus labios fueron dirigidas solo a Jeremy. ¿Había dicho o hecho algo malo? La respuesta era obvia, por supuesto; después de la escena que ambos magos habían montado en plena sala, cualquier señorita respetable se rehusaría a acompañar a un par de bravucones. Al menos el Triviani tenía su boleto de disculpa, él era su sobrino. Era su familia.

Por primera vez en mucho tiempo el Askar se sentía avergonzado y, con pesar, presintió haber perdido una amiga. Se sorprendió a sí mismo lamentándolo, pero ante una situación como aquélla jamás se había enfrentado antes y no tenía idea de cómo actuar. Si fuese cualquier otra chica sabría como, era un experto contentando a sus intereses amorosos: palabras dulces, coquetería, ligera sumisión y promesas románticas, era infalible. Pero, mientras observaba a Maida con la mirada perdida en aquella pintura de la pared, podía darse cuenta de que...

Jeremy le arrancó de sus pensamientos, alzando la voz para cortar con las intenciones de la bruja e insistir en su compañía, tomando su mano para tirar de ella con nosotros. El rumano estaba a punto de pedirle que la dejara tranquila, pero entonces no tendría la oportunidad de arreglar su conducta, de modo que lo permitió y encabezó la marcha al primer piso del museo.

Al acercarse a la cafetería se percató de que el Triviani tenía sus propios planes y le descubrió acercándose hacia la salida del Museo. Callum rió un poco, con ganas de patear al rubio fuertemente; le vio salir, mirar la tormenta que azotaba el exterior y dudar de sus intenciones; le miró regresar, y escuchó su idea de comer dentro del museo con gran paciencia. Entonces el Askar, alzando una mano, apuntó con su indice hacia una esquina del interior del museo, donde se encontraba la entrada a la pequeña cafetería del lugar.

—Sabes leer, ¿no? —sonrió a su hermano, con aquél arco ladino asomando por sus comisuras —Por mucho que me atraiga la idea de ser echado de cualquier lugar, podremos comer algo allí —miró hacia Maida entonces, y se acercó a ella para extenderle una mano y volver a hacerle la invitación —Por favor, acompáñanos, no habrá más peleas, te lo aseguro. ¿Que tal si empezamos de nuevo?

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[justo]

Y por fin accedimos al callejon. Scorp estaba extasiado por la forma en que entramos y la posterior vision de tanta tienda. Nos agarro, mas bien nos arrastro, de la mano. Todo queria verlo y todo le interesaba. Fuimos a Madame Malkin y le compramos 3 tunicas, una capa, guantes y sombrero segun lo estipulado, y mientras su madre iba a comprar los complementos para pociones yo le acompañaba a por los libros reglamentarios.

Quedaban dos cosas mas, asi que una vez reunidos los tres nos fuimos a la tienda de animales y le compramos una lechuza comun para enviar su correo. Mas tarde fuimos a Ollivanders a por su varita, el dueño no estaba disponible pero nos atendio su aprendiz Dean Thomas con el que departimos amigablemente mientras buscaba la varita. Para los amantes de las curiosidades os dire que la de mi hijo es una rara combinacion, nogal y pluma de Augurey.

Mas tarde fuimos a Fortescue, la heladeria, donde estuvimos tomando algunos batidos mientras veiamos a los chicos pasar.Muchos de los padres eran antiguos compañeros que nos saludaban al vernos. Asi pasaron los Zabinni, los Potter, Los Weasleys (varios de ellos, porque son tantos...), los Finch-Fletchley y los Flint entre otros.

No hemos dejado de indicar, tanto Astoria como yo, que debe portarse bien en la escuela e integrarse. Le he recalcado que debe hacer honor a su apellido pero no comportarse como un maton arrogante. No deberia preocuparme por eso, mi mujer ha hecho un buen trabajo y mi hijo la adora. Tambien le hemos dicho que nosotros fuimos Slytherin pero si el sombrero seleccionador le indica otra casa y a el le parece bien nosotros no le hemos de poner pegas.

Y regresamos a casa tras una jornada agotadora. El estaba exultante pero nosotros sabiamos que nos esperaba algo mas duro, la partida en el Expreso y la soledad que eso comportaba, pero al menos yo tenia a Astoria o no lo habria aguantado.

[Maida Black Yaxley]

La voz sin dudas del Triviani le hizo sentir envidia, ¿cuántas veces había sonado así ella? ¿Dos? ¿Con suerte tres en toda su vida? El roce de su mano y luego el leve jaloneo para dejar en claro que iba a ir con ellos, la dejaron jadeando casi en el borde de la escalera, con los ojos desorbitados, y sin entender porque le aseguraba que no iba a dañarla, que ella fuera una chica que prefería evitar el confrontamiento no signicaba que no supiera defenderse, de hecho, eso era lo que justamente lo que realmente le daba terror. Aunque siendo honestos, se sentiría mucho más cómoda si no estuviera siendo tocada en ese instante.

 

— Yo no tengo hambre —susurró mirando al suelo, ya estaban escaleras abajo y podía ver la parte baja de Callum, llevando la delantera del grupo. No podía, ni quería estar cerca de él en ese instante, aunque no lo pareciera, ella tenía su orgullo.

 

Agradeció cuando se supo en el primer piso, pero no mucho cuando se dio cuenta que no iba a poder salir del museo tan fácil como ella había pensado, una cosa era lo que le decía su cabeza, y otra muy distinta, los instintos que le pegaban las plantas del pie al suelo. Se zafó del agarre de Jeremy para recobrar la respiración mientras esos dos volvían a hacer gala de quién sabía más acerca de cualquier tontería, en ese caso, de las instalaciones del lugar. Estaba bastante bien hasta que vio la mano de Callum tendiéndose hacia ella, y supo que su instinto había ganado el pleito cuando lo aceptó, aunque sin ser capaz de alzar el rostro hacia él. La cabeza era un rival duro de vencer. ¿Empezar de nuevo? No lo notó a conciencia, pero chasqueó la lengua justo antes de tomar su brazo y dirigirse con ellos a la cafetería.

 

Si, deseaba tener la firmeza que había mostrado su sobrino, pero parte de madurar era aceptar las cosas como eran, y Maida, aunque había cambiado en algunos aspectos,seguía siendo la veleta que se movía al ritmo que la brisa le marcaba. ¿Sería bueno intentar otro round entre las fuerzas de su interior y mantenerse callada en esa continuación de la velada? ¿Lo lograría o terminaría diciéndole al Askar que, aunque prácticamente desconocidos, le ayudaría con todas las herramientas que tenía al alcance?

 

No supo exactamente como, pero frente a ella pronto estaba una mesa, ¿qué parte de la conversación se habría perdido?

 

— Un jugo de moras será suficiente para mí —pidió a su sobrino.

 

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[justo]

El dia 1 de Septiembre amanecio radiante. Nos levantamos sobre las 7 de la mañana para tener tiempo sobrado. Scorpius estaba hecho un manojo de nervios por la situacion. Tenia ordenado su equipaje pero aun asi lo repaso 4 veces por si olvidaba algo.

Tras un breve desayuno en familia partimos a las 9 de la mañana. Antes de irnos se despidio de sus abuelos y de Kolcher. El pobre elfo estaba conmovido y tenia lagrimas en sus ojos, Scorp lo abrazo con cariño y luego se dirigio a sus abuelos. Mi madre lloraba silenciosamente cuando su nieto le beso y abrazo. A mi padre le dio la mano con solemnidad pero luego no se pudo contener y tambien le abrazo.

Pude ver que mi padre a pesar de su apariencia serena le temblaban un poco las manos al sentir los brazos de su nieto. Mi padre no es tan impasible, pense, y nos pusimos en marcha.

A eso de las 10,30 estabamos en Kings Cross, cruzamos discretamente la barrera y llegamos al anden 9 y 3/4. Como siempre el bullicio era enorme. Multitud de padres y chicos enfervorizados se movian entre el Expreso y el anden. En un rincon apartado pude ver a una pareja que se besaba apasionadamente. Con cierto regocijo adverti que era mi "primo" Ted Lupin y una bellisima muchacha rubia. Mas tarde supe que se trataba de mi prima, esta si, Victoria Weasley, hija mayor de Bill Weasley y de Fleur Delacour.

[Jeremy Triviani]

-Claro es que pensé que estaría mejor algún lugar abierto -Respondió Jeremy para sentirse menos est****o de lo que ya se sentía. ¿Estaba mal decir que jamás había prestado atención a la estructura del lugar? El arte no era algo que le llamara la atención - Vamos a comer, que muero de hambre.

 

Estaban por ir todos felices a comer perdices, que ignoró las ganas de la chica de no ir a comer nada con ellos. Hasta se soltó del amarre del rubio, que solo pudo mirarla con desaprobación. ¿Quería tener otra escena? La dejo estar, mientras se asomaban a este elegante lugar que seguro vendía comida con forma de arte, osea muy poca y de formas extrañas. Odiaba que le dieran un pedazo de banana caramelizada y lo llamarán producto artístico.

 

-Quiero unos tacos de carne con mucho picante, por favor y una botella de True Blood genérica para acompañarla -Dijo a nadie en particular, sentándose después de Maida en la mesa.

 

Jeremy no era de los que se sentía fuera de lugar entre una pareja. Para él, su hermano era parte de su manada, debiendo soportar su presencia en cualquiera de las situaciones que se presentaran. Observó al Askar que seguía haciéndose el payaso, hasta que se sentó junto a ellos. ¿Nadie hizo amague de ir a buscar las cosas? Porque mucho pedir, mucho pedir, pero no había ningún mozo que estuviera atendiéndolos.

 

-Pésimo servicio… -Murmuró girando medio torso hacia el respaldo de la silla buscando alguien del personal - ¡¡¡Hola!!! ¡¡Somos clientes!! -Alzo la voz. Sabía que ninguno aparentaba riqueza, pero tampoco se morían de hambre. Tenían una dignidad que mantener.

 

 

 

 

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[Callum Triviani]

La excusa del Triviani llegó a sus oídos como un eco mientras se fijaba en que Maida aceptaba su mano pero seguía sin querer tener contacto visual con él. Miró a su hermano de soslayo y le dedico una expresión que el rubio sabría traducir perfectamente: "Si, claro". Pese a la renuencia de la Yaxley, el rumano no soltó su mano hasta estar dentro de la cafetería del museo, y acercarle una silla en una mesa desierta como gesto de caballerosidad, aunque bien ella lo ignoraba por completo.

—Tranquilo, ya vendrá alguien —trató de apaciguar la impaciencia de Jeremy, pero sabía que habiendo entrado la comida en sus pensamientos, el rubio se pondría peor a cada segundo que no estuviese masticando algo. El Askar se asomó detrás del mostrador, e incluso se asomó por la puerta de servicio de la cocina. Nada. Ni un alma. Entonces, al mirar a su alrededor, se le ocurrió una idea —Solo denme un segundo.

Fue hacia el frigorífico primero, lo revisó y encontró todo lo necesario para preparar un jugo de moras de lo más orgánico. Mientras se batía, busco cortes de carne marinadas, encendió la plancha y le dejó un momento mientras éstas se cocinaban para vaciar el jugo de la Yaxley en un vaso y llevárselo hasta la mesa —¿Segura que es todo lo que querrás? —hizo un último intento, mientras regresaba y volteaba la carne en la plancha.

Le buscó a su hermano la bebida que quería, y entonces tomó una servilleta de tela con la que envolvió un par de cubos de hielo que colocó sobre el golpe que Jeremy le había propinado, sintiendo alivio al instante. Se había quedado en silencio, pero tener las manos ocupadas aclaraba y ordenaba sus pensamientos. Sabía que tenía la mirada encima del Triviani, pero Callum solo se dedicó a prepararle sus tacos.

—Lo siento —dijo, por fin, mientras picaba la carne y algunos aditamentos para la ensalada y el picante —. Siento haberte dejado solo. Siento haberme ido y no haber estado contigo; comprendo que lo pasaste mal, y he sido un pésimo hermano.

Sabía que la Yaxley estaba escuchando, pero estaba dejándose el orgullo a un lado. Lo que había dicho arriba, sobre no querer que se involucrara, lo había dicho solo para protegerla, pero ahora entendía que quizás ella lo había tomado de otro modo. Había sido grosero, pero ya se había disculpado dos veces. Solo quedaba demostrarle que de verdad lo sentía, y quedaba en ella si aceptaba sus disculpas o no.

—Mi padre —sintió una punzada en el pecho de solo acotar a que no era más el padre del rubio, recordándole que el único lazo que les unía era el cariño que se habían tomado el uno al otro mientras se sabían hermanos de sangre —, tu sabes lo complicado que es. Pero esta vez cruzó un límite, y yo me he cansado de tratar de descifrar sus propósitos. De ser su títere.

Miró a su hermano, en sus verdes ojos se distinguía la urgencia de su deseo. La razón por la que había vuelto —Quiero extirparlo de mi vida —Su mirada se desvió a Maida un segundo, para regresar después sobre su hermano —, y necesito de vuestra ayuda porque, sinceramente, no sé cómo.

Bajó la mirada a la carne, y terminó de preparar la comida del rubio.

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[Maida Black Yaxley]

Si hubiera estado vistiendo un traje de gala nobse habría sentido menos fuera de lugar que ahora. Podía entender que entre hermanos tuvieran sus códigos, ella no los tenía y cuando se enojaba con Near o Aaron, generalmente ellos eran los últimos en notarlo, total, el enojo sólo pasaba por ella, y jamás había visto discutir así a Mathew o a Zoella, gracias a Voldemort, pero estos dos... Estos dos se criaron en una gallera, seguro.

 

Encima el humor de Jeremy, parecía empeorar, cuando comenzó a gritar de lado a lado, Maida se hundió en el asiento como pudo y aunque no quería, dedicó una mirada a Callum a ver si este tenía cura para laa rabietas de su hermano. Y si, si tenía, se metió de cocinero tras eñ mostrador, eso seguramente iba en contra de algo en las normas del museo, aunque, eso ni significara nada para los Askar. Resopló un tanto cansada y le indicó con ambas manos a su sobrino a que se calmara.

 

- Basta Jeremy, lo que menos necesito es un titular mañana diciendo que el hijo del Ministro es un mal educado -lo regañó- no te das una idea lo difícil que es manejar la prensa política con la situación que corre en Londres.

 

Aunque claro, ellos no sabían, que ella era quien se movía detrás de, justamente, esa prensa amarillista. Ocultó una sonrisa, y fue justo cuando un jugo apareció frente a ella haciéndola saltar en la silla.

 

- Perdón -susurró sonrojada a Callum- y si, si, un jugo bastara, no soy de mucho apetito.

 

Le sonrío, luego se arrepintió. ¿Por qué simplemente no podía levantarse e irse? ¿Estaba de más en esa conversación? Él lo había dejado bastante clarl arriba, y sin embargo, ella parecía pegada a su silla sin poder tomar la voluntad de irse. Suspiró sin darse cuenta y aún peor, se llevó la mano derecha a la sien, ¿qué podía hacer para ayudarlo sin que él l acusara de intromisión? Su voz la sacó de sus cavilaciones y ella escuchó atenta. Extirpar a su padre de su vida, que cosa tan horrible era esa. Ella extrañaba a su sombrerero búlgaro y él quería deshacerse del suyo, frunció los labios.

 

- Puedo ayudarte a esconderte legalmente si es lo que necesitas -susurró de pronto alzando sus ojos hasta los suyos-, pero sacarlo de tu vida también depende de que tanto te gusta la idea de quedarte sin pasado.

[Jeremy Triviani]

Jeremy asintió a Callum, mientras su mal humor crecía. ¿Acaso así atendían a las visitas en aquel lugar? Estaba por dar vuelta la mesa en protesta, cuando su hermano fue al rescate yéndose a servirse la propia comida que comerían. Eso lo calmó lo suficiente para soltar el borde de la mesa, y quedarse de momento tranquilo. Momento que no duró mucho cuando Maida toco el tema del padre nuevo que ahora poseía. El cual apenas se había enterado, y era una herida que tenía abierta.

 

-Porque no mejor leer en el periódico, el abandono de Aaron a sus hijos pequeños con una madre borracha que se deshizo de ellos en la primera oportunidad que tuvo -Dijo con sorna enojado, otra vez. -Sería una nota bien pintoresca, a la cual podríamos agregarle algún plan gubernamental para las madres adictas que necesitan ayuda para cuidar de sus hijos. Todo un éxito del gobierno

 

La voz de Callum interrumpió las miles de protestas que pugnaban por salir de sus labios. Una peor que la otra. Pero la voz del Askar empezó a relatar sobre su padre y el abandono, hacia su hermano. Cosa que aun dolía en el vampiro. Otra herida abierta que debía sanar. Volvió a enojarse.

 

“Claro que la pase mal, mi mundo se cayó a pedazos y solo estaba Anne para sostenerme” Pensó mientras fruncía la ceja sin interrumpir al castaño. La garganta le picaba de las ganas que tenía de gritarle. Carraspeo y tomó un trago de la sangre fresca, antes de volver a prestar atención al relato. Pero cuando los ojos verdes de su hermano se cruzaron con los suyos, el enojo se disolvió como espuma.

 

-Lo haremos hermano -Dijo sellando la promesa - Lo mataremos juntos –Luego se giró para ver a Maida - Callum no se esconderá legalmente, porque no cometerá ningún crimen que figure en papeles, de eso debes encargarte. De que no haya papeles en el medio.

 

 

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[justo]

He dicho que Ted era mi "primo" pero en realidad es mi sobrino en segundo o tercer grado, me hago un lio con ciertos parentescos. Su madre si que era prima mia. Un muchacho menudo de cabello castaño les llamo y les interrumpio haciendo que Ted le mirara ceñudo y le ordenara largarse, mas tarde supe que era el hijo mayor de Harry.

Scorpius estaba como loco de excitacion, los colores y olores le ponian nervioso. Temia perder el tren pero yo le dije riendo que no se preocupara que el tren no se iba solo. De pronto me puse tenso, mi familia lo noto y miraron hacia ese lado. Ronald Weasley y Hermione con sus hijos acaban de surgir. Por un momento nuestras miradas se cruzaron con cierta hostilidad e hicimos ademan de ir a por nuestras varitas. Un gesto de Hermione calmo a Ron y la oportuna llegada de Harry y los suyos sosego el ambiente, les hice un breve saludo con la cabeza que me devolvieron y volvimos a lo nuestro

En esos momentos el reloj marco las 11 y todos los chicos subieron apresuradamente al tren. Mi hijo nos miraba sonriente y emocionado, intenta calmar a su madre que llora y yo ¡tonto de mi! aunque sereno no puedo evitar emocionarme.

Pero el tren empieza a moverse, lentamente al principio y despues mas deprisa. Al final desaparece de nuestra vista. Miro a mi mujer, ella me mira y yo....yo suelto unas lagrimas. Mi hijo, nuestro pequeño va a la escuela y no puedo evitar estremecerme. ¿Que le ocurrira? ¿tendra amigos? no lo se...el anden se queda solo y salimos lentamente, atravesamos la barrera y nos desaparecemos hacia casa....

[Callum Triviani]

Callum se quedó inmóvil un momento, tan solo sosteniendo el repentino contacto visual con la Yaxley, pero al entender el significado de sus palabras volvió a bajar la mirada a la plancha. Pequeños residuos de la carne se chamuscaban, y el Askar giró las perillas de quemador para apagar el fuego.

¿Esconderme?, pensó. La idea le resultaba divertida, por no mencionar que sería un esfuerzo completamente inútil. Desafortunadamente estaba unido a Sandor por la sangre, y ningún papel o esfuerzo sería suficiente para ocultarse de él. De la misma forma en que su padre tampoco podría esconderse del Askar, aún cuando lo había intentado ya infinidad de veces.

La voz de Jeremy le arrancó de sus pensamientos, sonriendo en automático ante la sola mención de aquél sustantivo, pues aunque ya no estaban unidos por sangre, para el mago el rubio siempre sería su hermano. Sonrió aún más cuando el Triviani sugirió una acción mas fatal y contundente para quien hasta hace poco también era su padre. Sin embargo, no era la primera vez.

—Creo que ninguno de los dos me ha entendido —interrumpió, mirando a ambos, y estirando una mano hacia la comida de Jeremy para robarle un taco que engulló de dos mordidas —Esconderme jamás ha sido lo mío, y no comenzaré a hacerlo ahora. Por no mencionar que sería completamente en vano pues estoy seguro que él está perfectamente enterado de dónde me encuentro ahora. Y eso lo sé porque yo mismo me encargué de que así fuera...

Se colocó la compresa de hielo nuevamente sobre el labio.

—Solo puedo decir que él me estaba esperando en otro lugar y no estoy allí —clavó la mirada en los azules ojos de su hermano, con una sonrisa ladina arqueando sus labios —, seguramente ahora está super cabreado —desvió la mirada hacia la Yaxley —Negar u olvidar toda mi historia sería lo mas tonto que podría hacer jamás. Es parte de mi, parte de lo que soy y de lo que ahora quiero ser; no necesito esconderme ni matar a nadie, aunque bien sabes que tal idea no ha funcionado antes —agregó, dirigiéndose a su hermano. No era la primera vez que planeaban asesinar a Sandor —. Solo pienso tomar yo mismo las riendas de mi vida. Estabilizarme, planear mi futuro como la gente normal lo hace. Sentar... mmm... sentar cabeza. —hizo una mueca, sin duda la cosa más difícil que intentaría jamás.

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