Campus Universitario

[Ethan Lenteric]

Escucharla mientras caminaban era una buena señal, tenía que estar pendiente de como se expresaba Bel ahora con el nuevo poder y protección que le había conferido. Al parecer seguía siendo ella misma sin embargo hasta los magos más experimentados sucumbían ante la sensación embriagadora del conocimiento infinito; el mismo Astaroth conocía los beneficios y peligros de tenerlo todo en sus manos, pero fue con su más preciado pupilo con quien supo que el hambre de conocer más era mortal.

 

Siempre se había culpado por ese acontecimientos que bien o mal, él había presenciado. Dentro de la urna que contenía la flor de Lis que dotaba de sabiduría infinita se encontraba también la perdición de los hombres, por eso mismo Astaroth la había escondido en el pasaje de Golet lejos de cualquier curioso que no fuese digno de poseerla. Hasta el momento en donde su antiguo pupilo Emeryl, creyéndose digno representante de su profesor, rompió las reglas y se lanzó al pasaje secreto en donde hallaría la muerte al verse su cerebro abrumado por una avalancha de información. El demonio después de él no volvió a proteger a nadie, hasta ese momento con Bel.

 

-Bueno, la primer señal de que algo andaba mal fue precisamente tu sentido del gusto más agudo. Únicamente te pasaba con pociones, eso no tienes porque confirmarlo.- Comentó entre el relato de la bruja, sabía perfectamente que tipo de demonio era Stolas y en que tipo de habilidades se concentraba.

 

Bajando junto con ella se dio cuenta del olor siniestro que llegaba hasta sus narices, temía que el ejercito del demonio se encontrara ahí abajo pero seguía avanzando sin más. El ejercito de Stolas era por demás temible, criaturas con patas y brazos largos de piel pegada al hueso y color grisáceo; con cabezas deformes en proporción mayor al cuerpo, sin ojos ni cuencas para estos, sin narices y con unas bocas sin labios siempre aterradoramente abiertas mostrando tres hileras de dientes afilados que a pesar de ser pequeños lograban intimidar. Manos de dedos largos y afilados con uñas como garras, cuerpos parecidos a los que se encuentran en descomposición y un aura siniestra que podía dejar a cualquiera temblando.

 

Si, ese ejercito los esperaba abajo pero confiaba en que su poder y jerarquía serían suficientes hasta que observó la marca que Bel llevaba en su pecho.

 

Repasó la marca con los dedos de su diestra frunciendo el ceño, ante su tacto la marca quemaba y eso para él era por completo extraño. Observó detenidamente hasta donde llegaba de profundidad y respiró aliviado al ver que no era de sumo peligro.

 

-Tu alma pasa a ser de él desde el momento en el que lo invocas, es cierto que te deja vivir hasta el día de tu muerte sin embargo esta marca pide que realices magia oscura para adelantar tu muerte. Entre más magia oscura hagas si, ganarás poder infinito, sin embargo... tu muerte será mas próxima. Lo que podemos hacer, ya que estamos en los terrenos que ha inundado ese maldito con su basura, es hacerle una ofrenda o realizar un trato a cambio de tu alma. Te conozco y se que te negarás a realizar magia oscura así que la única opción es ofrecerle algo a cambio.- Comentó Ethan sin dejar de mirarla. -Es la única opción que puedo darte. ¿Estás dispuesta?-

 

Él no, se negaba a darle a Stolas algo a cambio del alma de Bel y es que Astaroth era de poco negocio con los demonios de jerarquías menores a la de él. Sin embargo quería llegar a un acuerdo con el demonio para que ella quedara libre de sus garras. Iba a decir algo más a Bel, era preciso decirle algo más para darle seguridad pero gritos desgarradores llegaron a sus oídos por parte de los condenados de esas profundidades.

 

-Bel! Ataca!-Sentenció a la Evans McGonagall levantando su varita delante de él, rayos rojos salieron de esta impactando contra dos de los sirvientes infernales que avanzaban hacia ellos con pausados movimientos. El combate había comenzado y llevaban las de perder, se encontraban rodeados.

 

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Editado 12 de Octubre del 2018 por Ethan Lenteric

[Seba Granger]

En un lugar como este nos habíamos encontrado, o mas bien en localidades de uno de los colegios de magia, lo mejor hubiera sido ir directamente a Hogwarts pero las cosas ya no estaban como antes y no había muchos lugares donde estar tranquilos, mas que nada solo estaban las salas comunes o el gran salón.

Quería algo mas neutral, de hecho si se podía mas solitario y que no tuviera mucho movimiento de estudiantes, no era el jardín sumaes, creo que siempre extrañaría ese lugar, mas que nada por que ahí había comenzado todo, ahí había descubierto la gran mujer que ahora tenía a mi lado.

En la mañana ya había hablado con Dash debía darle una nota a un elfo desconocido para que se la diera a Darla, no estaba seguro si esta seria un gran plan pero por mas que lo pensaba no era así.

La nota había sido entregada ahora solo esperaba que ella la aceptara, aunque sabía que mi vampira era inteligente y no se dejaría engañar fácilmente.

Como el primer día...

Camine hacía el campus universitario la verdad es que no lo conocía para nada, las pocas veces que había tomado clases el ultimo año en la universidad no lo había recorrido, pero al poco recorrer había encontrado el lugar perfecto, no era nuestro jardín pero podría reemplazarlo en esta ocasión.

Seguí mis pasos hasta donde estaba el lago, se veían varios arboles que podrían hacer reparo, escogí uno grande que esta rodeado de mucho verde en el suelo, no había una banca pero hice aparecer una parecida a la que estaba en el antiguo jardín.

Aquel día había preferido ir casual, una camisa por fuera del pantalon manga larga negra, los primeros botones abiertos donde dejaba ver la cruz que desde siempre había llevado al cuello, alguna vez se me había juzgado por llevarla, no entendían como un mago la podía llevar, pero eso no me había importado.

Unos pantalones color caqui, de gamuza y unos zapatos del tono de estos últimos, la varita siempre en el bolsillo trasero, me quede parado observando al lago, esperando su llegada.

[Darla G Dumbledore]

Llegas a las afueras del campus no le había llevado casi nada, se alegró de estar ese día con zapatos con taco chino, no muy alto, un cómodo pantalón de jean, sin importar lo que dijeran era un gran invento muggle, aunque las malas lenguas decían que en realidad lo había inspirado un mago explorador del oeste americano. Mientras recorría el lugar, observando la mezcla de edificaciones, soltó el botón superior de su camisa, quedando en escote en V, no hacía tanto frío a pesar de la hora. Sus pasos seguían una búsqueda que esperaba diera un buen resultado, el anillo seguía sin marcar peligro y el aroma que llenaba el aire hacía sospechar a la Potter Black que en la nota había una línea "incorrecta" sí creía conocer bien a quien había enviado la nota. ¿Habría hecho que alguien más la escribiera? Posiblemente, ya que un elfo desconocido la había entregado.

 

A lo lejos observó el campo de quidditch, mientras que la variedad de árboles la sorprendía, pero lo que más le atrajo fue algo que vio cercano al lago, mientras recogía sus cabellos en un rodete, una sonrisa se iba dibujando en su rostro. Allí, bajo la sombra de un frondoso roble se podía observar una figura familiar, junto a una banca antigua. Se acercó hacia donde el hombre de sus sueños estaba mientras dejaba atrás las edificaciones las salas del campus en sí, los salones de estudio y la sala de práctica y se apresuraba a llegar a aquel más lejano y tranquilo.

 

A su mente llegó el recorrido que había hecho de los jardines Sumaes tomada de la mano de Seba, que cuidaba que no tropezara en ninguna imperfección del jardín, o alguna roca oculta entre los pastos. Recordaba también el bello mantel sobre el que les esperaba un delicioso picnic y cómo había saboreado de la mano de Seba unos trozos de queso y el delicioso sabor de sus dedos, incomparables con el exquisito sabor de sus labios.

 

--Creo señor que en su nota, había un pequeño error, aunque no niego que la sorpresa lo hace un poco desconocido, por el lugar, quizás, pero juraría que conozco cada bello rincón de su cuerpo y deseo que conozca cada rincón de mi alma que le pertenece.

 

Un estremecimiento recorrió todo su cuerpo cuando él se volvió a mirarla y Darla supo que estaba cada día más enamorada, que quería no solo entregarle todo, sino entregarse toda ella por entero, sin reservas, desde su cuerpo, hasta su corazón, desde su mente hasta su alma.

 

--¿Sabías que cada vez te ves más guapo y cada día estoy más enamorada de tí? --susurró con un dejo de ahogo, sintiendo el acelere de su corazón que al lado de su Seba cobraba vida y latía más rápido que el galope de un caballo desbocado.

 

Se acercó a su novio y le tendió la mano, tomando la de él y abrazándolo lo besó largamente en los labios, sintiendo que el mundo, el tiempo y todo lo demás dejaba de existir, solo estaban ellos dos ahí, en ese su pequeño mundo, su réplica, casi perfecta, del momento mismo, en que se habían visto a los ojos y habían sabido que se podían amar. Ese pequeña porción del lago se convertía para ellos en los jardines de Sumaes, su jardín del amor.

 

@@Seba Granger

[Seba Granger]

La espera se había alargado un poco mas de lo que esperaba el Granger, seguro su novia no había salido de inmediato de las oficinas del banco, o tal las cosas no habían salido como el las había planeado, solo sabía de alguna manera que aun no entendía del todo como sabía que ella ya había llegado a la Universidad, desde que se había enamorada de aquella mujer sentía de una forma especial, lo raro que el solo era un simple humano.

Su corazón latía un poco mas fuerte, trono su cuello un par de veces, la voz de ella hacía que su corazón se acelerara del todo, giro en sus pies para ponerte frente a ella, no pudo evitar morder su labio cuando ella se refería a sus cuerpos, creo que no era lo que había planeado pero tal vez todo esto podía dar un giro.

Recorrió el cuerpo de su mujer con la mirada, como dibujando cada curva, cada milímetro de su piel con la mirada, una sonrisa escapo de sus labios con las pregunta que ella le hacía, sonrojándose como el primer día.

Acaricio su mano con ternura mientras se acercaban mas sus cuerpo, luego se dejo llevar por ese tierno y a la vez sabroso beso, tras eso se separo de su novia algunos centímetros.

-¿Recuerdas la primera vez que nos reencontramos?- tome su mano con delicadeza y la guió hacía la banca que estaba dispuesta para ellos.

-Se que no es nuestro jardín, pero las instalaciones me siguen llevando aquellos días- la invito a sentarse y se sentó junto a ella.

-Aquel día prometimos que nos volveríamos a ver, que estas instancias las buscaríamos cada que pudiéramos- comparo su mano con la de ella por unos segundos, viendo el anillo de compromiso que hace algunos años le había regalado, en un lugar como este.

-Jamas me arrepentiré del paso que di, de haber abierto mi corazón hacía ti- mordí su labio con suavidad por un instante, intentando evitar la emoción.

[Darla G Dumbledore]

Podía sentir cada latido de su corazón, el de él corría tanto o más que el de ella misma. Podía ver la vena de su cuello como una invitación que hizo que sus lengua humedeciera sus labios mientras respiraba profundamente sintiendo el aroma tan delicioso de su piel, de su ser. Era como que esa bella persona que era su amor oliera al más exquisito e irresistible vino preparado especialmente para ella. Acaricio su mano con ternura mientras se dejaba guiar hasta la banca.

 

--Lamento haber llegado tarde --comentó haciendo referencia a la demora que había tenido al salir del banco y el tiempo que se había tomado en recorrer a pie los último metros hacia el campus.

 

--Recuerdo muy bien nuestra primera cita, la guardo en un diario --confesó la Potter Black, había relatado los hechos en aquel cuaderno oculto y lo guardaba bajo siete llaves, para no perderlo jamás.

 

Darla sonrió con el comentario, los Jardines Sumaes se habían convertido en su lugar, y lo habían recreado o reflejado como ahora en un lugar similar, para refrescar su memoria y repetir esa oportunidad de revivir uno de los momentos más felices de su vida. La bruja tomó asiento presionando entre sus manos la mano de su prometido, cada vez más extasiada con la presencia de su amor.

 

--Ni yo me arrepiento y si quiero repetir nuestros encuentros y vivir contigo así feliz, para siempre --un suspiro escapó de sus labios al sentir la mordida de su novio y sus labios y su lengua acariciaron los labios de él.

 

--Te necesito a mi lado, no podría vivir sin tí --susurró la Potter Black en los labios de Seba y lo abrazó fuerte a él, como si temiera se desvaneciera de repente y se mantuvo así, escuchando el latir de su corazón contra su pecho y la respiración del mago sobre su cuello. Temiendo abrir los ojos y que él no estuviera allí --no te imaginas cuanto te necesito y cuanto te amo --volvió a susurrar.

[Seba Granger]

Me sorprendió un poco lo del diario, no sabía que ella llevaba uno, si la había visto a veces con un pequeño libro pero pensaba que era tan solo una agenda o algo así de parecido que solían usar los muggle en su vida diaria.

Me quede un poco pensando en sus palabras para luego intervenir una vez mas mientras la mantenía en mis brazos luego del susurro de sus labios en los míos, apoyo mi barbilla con suavidad en su cabeza.

-¿De verdad eres feliz conmigo?, no te aburres de este simple humano- pregunte con sinceridad, sabía que ella había conocido mas hombres o al menos me lo imaginaba, aunque a veces temía preguntarle sobre aquel tema, temía ser comparado con los otros, en esas instancias mis inseguridades se hacían presente.

-Yo también te necesito, y te amo con toda mi alma, sabes que por ti no dudaría dar mi vida, mi ultima gota de sangre si dependiera para que estuvieras bien- respire profundo llenando mis pulmones de su excitante aroma.

[Darla G Dumbledore]

Las palabras de él la sorprendieron, sacudió la cabeza negando ¿cómo podía dudar de cuánto lo amaba? ¿de cuán feliz era con él? Levantó la cabeza y acaricio la mejilla de su prometido, viéndolo a los ojos con amor y ternura. Sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho con solo ver esos bellos ojos en los que podría perderse por una eternidad.

 

--Soy enteramente feliz a tu lado mi amor, no hay nadie que pudiera llenarme tan plenamente como tú llenas mi vida, me complementas --Darla sintió que se enrojecía pues ella no solía dejarse llevar por la ternura excepto con él --eres mi media naranja, mi otra mitad, mi compañero, mi confidente, mi alma --tomó las manos de Seba entre las suyas viéndolo con adoración.

 

--Por ti estoy dispuesta a dejar mi inmortalidad, tu madre, mi sobrina, me había hablado de un hechizo que los sacerdotes conocen y que podría volverme humana una vez más. Solo tomaría tu sangre si tú me lo pidieras mi amor y solo si fuera para que de humano pasaras a ser vampiro que compartiera conmigo la vida hasta los últimos días de la tierra, pero si me pides que sea yo humana, buscaré la forma de estar a tu lado así, juntos, hasta ser un viejito y una viejita caminando de la mano, con arrugas, con canas y con el amor más grande del universo que tú me inspiras.

 

Darla acarició una vez más la mejilla de su amado viéndolo con amor y adoración a los ojos.

 

--Nunca dudes de que te amo y que no hay nadie más en vida más que tú, eres todo lo que quiero en ella.

[Seba Granger]

Observe los ojos de mi novia en cuanto ella levanto su cabeza, los sentía aun mas húmedos que de lo costumbre no sabía por que aquel día estaba tan sensible, sabía que solo quería estar con ella, pasar el resto de mi vida junto a aquella mujer de ojos castaños que me había dejado ver mas allá de lo que otros podían ver.

Escuche en silencio las palabras que ella me dedicaba mientras sentía que mi corazón quería salir de mi pecho, como el ardor crecía en mis mejillas una vez mas como otras veces lo hacía cuando estaba junto a ella, creía pensar que estaba en los primeros días de nuestra relación cuando la timidez me ganaba mas, cuando no sabía como expresar con palabras el amor que sentía por ella.

Bese cada una de sus manos mientras sostenía las mías, pero llego el momento en que algo cambia con sus palabras, negué con la cabeza una y otra vez, -No se que es lo que realmente has hablado con mi madre, pero no perderás tu inmortalidad por mi, yo te acepte como eras el día que decidimos que uniríamos nuestras vidas, se que tal vez no hemos concretado del todo el ultimo paso, nuestro matrimonio- humedecí mis labios una vez.

-Pero yo te quiero tal como eres, llevas mucho tiempo siendo una vampira, ser un humano es difícil, ni por un momento permitiría que te pusieras en riesgo por ser vulnerable, yo soy solo un tipo- mire el brazo donde estaba el tatuaje de su rosa, la cual sabía que alguna vez había visto su marca, acaricie una vez -Ambos sabemos que los enemigos están ahí fuera, prefiero saber que así estarás segura-

-Tu eres el amor de mi vida, desde que regresaste a mi vida lo supe, muchos creen en el amor a primera vista, contigo supe que el amor a segunda vista era mas fuerte- acaricie su barbilla y sus labios con mi pulgar.

-Una vez te regale mi corazón y te pedí que lo cuidaras, quiero que eso siga así- seque una lagrima que quería rodar por mi mejilla.

[Darla G Dumbledore]

Suspiro con cada beso que él le daba, sintiendo como ardía su piel al contacto de los labios del hombre que se había ganado su corazón. No importaba cuanto tiempo pasará ni si un abismo se habría entre ellos y los separaba, ella nunca dejaría de amarlo y de buscar atravesar el mundo para estar a su lado.

 

--Lo daría todo por ti y lo sabes, sé que me aceptas tal cual soy, con virtudes, pocas, y defectos, muchos, pero estaría dispuesta a perder mí inmortalidad por ti a una palabra tuya.

 

Sus ojos siguieron los de él, que veían su brazo, dónde un tatuaje de una rosa iba y venía ocultando otro que le habían hecho más profundo. La magia de la metamorfosis siempre había estado con ella escudándola.

 

--No eres solo un tipo --protestó ante estas palabras --ambos sabemos mucho de magia como para enfrentar a quién venga --aceveró la Potter Black aún consciente que él jamás dejaría que nadie la dañará, cómo ella misma estaba dispuesta a protegerlo de quién fuera.

 

Una sonrisa se dibujo en los labios de Darla con el amor a segunda vista, recordando al joven mago que había conocido en un rescate en Nurmengard. Él le había ayudado a reconstruir esos recuerdos que la salida de la Orden habían pretendido llevarse de su persona. Pero el amor es más fuerte.

 

--Yo te amo y siempre cuidaré tu corazón, cómo sé que tú cuidarás el mío, en este momento y para siempre te entrego una vez más todo mí ser, soy tuya solo tuya ahora y para siempre Seba Granger, soy solo tu mujer, como tú eres mí hombre --respiro unos segundos, viéndolo a los ojos --te amo, te ame y te amaré solo a ti, ahora y siempre por la eternidad mí bebé --acervó sus labios a los de él y los rozó suavecito, con timidez.

[Seba Granger]

Ronronee al sentir los labios de mi dueña en los míos luego de escuchar en silencio todo lo que ella había respondido luego de una especie de monologo que le había planteado antes, mi corazón latía a mil por hora, de no saber que estaba bien de salud juraría que estaba apunto de sufrir un infarto pero no era así.

-Jamas te pediría que lo dejaras todo, eso tenlo claro, si desde un principio acepte sin criticar que tu fueras del bando contrario- reí un poco con eso, -Sabiendo que tal vez podría tener problemas y no me importo, no quiero que pierdas tu inmortalidad, no quiero que cambies tus ideales, quiero que sigas siendo mi vampirita bella y sexy, pero sobre todo que me permitas amarte sin medidas-

Toque el anillo que le había entregado hace casi dos años, -Solo te pediré si quieres, que tu, yo y nuestros elfos sean lo primero, que no nos separaran cualquier prejuicio- bese su anillo.

-Te amare por siempre Darla, hasta mas allá de la muerte sabrás que este hombre te seguirá amando- la vi a los ojos con mucha ternura, -¿Quieres que al fin concretemos el lazo que hace un par de años nos propusimos?, ¿Quieres ser la señora Granger?, ¿Quieres ser la señora de esta familia?- mordí mi labio con suavidad.

-El paso que daremos será uno muy grande- baje un poco la cabeza recordando que ya lo había dado una vez y no había sido del todo bueno, -Yo te ofrezco mi alma, mi corazón, mi cuerpo, el amor inmenso que siento por ti. Se que tal vez no es mucho, pero te lo daré todo-