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Pociones


Helike R V PB
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Aquello era una situación extraña. Al parecer a algunos les llegaba un mal olor, como si de muertos se tratará, cosa que yo no había notado y tampoco me pareció el sitio en el que estabamos fuera peligroso. Para mi era un sitio hermoso, oscuro si, parecía ser de noche o al menos los árboles eran tan frondosos que no dejaban ver el sol.

 

Movi la cabeza negativamente pensando que estarían exagerando ante un peligro inexistente o tal vez la que estaba mal era yo. También había escuchado de bosques mágicos que a algunos veian como normales y en realidad era algo de eso.

 

-Si alguien sabe como hacer un descongestionante nasal me ayudaría.- Comenté al regresar a mi escritorio y sacar de mi monedero de piel de moke algunas cosas que guarde inmediatamente. -Olvide el mio en casa y es la única forma en que podría explicar que no me lleguen esos olores. También debo tener un problema con la vista, porque yo lo que vi no fue nada tenebroso excepto que había oscurecido bastante.

 

Tras mucho buscar, encontré una poción pimientónica que localice en el monedero. Todo parecía indicar que me estaba dando gripe y a lo mejor por eso no me llegaban los olores, aunque no explicaba el porque de las viciones que tenía.

 

-Esto ayudará.- Le di un pequeño trago a la botella y la volví a guardar en el monedero de piel de moke,

 

Al menos tenía sus ventajas haber conseguido tantas pociones el Magic Mall, pero me alegraba saber que podría llegar a hacerlas y no gastar tanto en esos productos nuevamente. Espera que mis otros compañeros reaccionaran igual que la respuesta de mi profesora. Afortunadamente staba consciente de que pociones era una clase en la que se tenía queestar encerrado la mayor parte del tiempo.

 

En un momento dado, me podía escabullir bajo mi propio riesgo para saber porque veia cosas diferentes. Tal vez alguna poción que no me hubiera dado cuenta de haberme tomado, aunque recordaba no haber comprado pociones alucinógenas.

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Las intervenciones y reacciones de sus compañeras demostraron que ninguna de ellas habían sido las autoras de dicha travesía. Con decepción, suspiró profundamente y pasó sus dedos por su cráneo, peinando aquel fino y extremadamente liso cabello plateado; era evidente que nadie sabía magia tan avanzada como para ser su mentor.

 

Escuchó atentamente los comentarios, guardando absoluto silencio y analizando las actitudes de sus compañeras. Hipótesis de que aquel era el bosque prohibido empezaron a surgir, por lo que a Rocío le dio tal curiosidad que, aún cuando todas habían entrado por la exagerada cautela de la profesora, comenzó a acercarse hacia la puerta. Solo una de sus compañeras, aquella que ahora bebía una poción vaya a saber de qué, había sentido motivación con salir a investigar.

 

—Yo adhiero a... —trató de recordar su nombre— ...Lyra ¿Verdad? Me parece una oportunidad totalmente provechosa. ¿Qué pasará cuando necesitemos hacer pociones en situaciones límites donde no podamos concurrir a ningún sitio para adquirirlas de manera segura? Creo que si se podría incluir la forma de identificación de los ingredientes a la clase, tendremos una instrucción por demás completa —Rocío miró a Selwyn, que parecía intentar destapar sus fosas nasales por la manera en que inspiraba, buscando algún tipo de adhesión a su propuesta. La idea de que le asignaran pociones en específico le parecía magnífico.

 

Caminó el trayecto que la separaba de la salida y puso su mano izquierda sobre el pestillo. Los dedos de su diestra se movieron como acariciando el aire y una varita de ébano con arabescos escarlatas se apareció entre ellos. No faltaba más para estar preparada en el caso de encontrarse con algún tipo de bestia que amenazara su existencia; sobre todo con aquel aroma nauseabundo que anunciaba muerte inminente.

 

—¿Alguien me acompaña? Podríamos dividirnos si no todas se sienten seguras fuera. No se que piense al respecto, profesora —su voz calma ahora hablaba en dirección a Heliké ya que, aunque su manera de ser quisquillosa había molestado a la castaña, la rubia tenía la capacidad de comprender que quien mandaba en aquella oportunidad era Rambaldi.

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Escuchar las palabras de Rocio me animaron. No quería quedarme más tiempo en el salón y que este volviera a llevarnos a un sitio más peligroso todavía.

 

-Si, me llamo Lyra, Rocio.- Le contesté a mi compañera.-Además, nada nos dice que el salón sea seguro, ¿no cree, profesora? El mismo nos trajo solo a este lugar, ¿y si decide llevarnos a otro lugar? Se que no tiene vida propia el lugar, pero debe tener una maldición o encantamiento especiales .

 

Me acerqué a mi escritorio y meti todo lo que nos había puesto la profesora en el monedero de piel de moke. Esperaba poder llevármelo sino ya le pagaría todo cuando estuvieramos a salvo.

 

-¿Me puedo llevar todo esto? Sobre todo los paquetes de ingredientes, quiero saber para que poción se iban a utilizar..- Comenté, mientras me acercaba donde estaba Rocio.-Además si estuvieramos en peligro, creo que la mayoría tiene elfos y ellos siempre vienen cuando los llamamos, su magia es muy poderosa como todo mundo sabe y ellos nos podrían sacar del peligro.

 

Era una ventaja tener a los elfos, con los poderes que tenían para aparecer y desaparecer en todos lados. Aunque un sitio estuviera protegido para magos, no lo estaba para ellos.

 

-Cómo dijo Rocio, tenemos que aprender a hacer pociones en situaciones limites y esto sería interesante.- Miré a la profesora entre pidiéndole permiso y en parte deseosa de salirme sin pensarlo. -Creo que mi compañera y yo sabemos que cualquier peligro que corramos es bajo nuestra responsabilidad.

 

Esperaba que mi compañera no se arrepintiera y miré a Mia, no quería que ella se quedará en el salón, me preocupaba dejarla aunque estaría en buenas manos.

 

-¿Vienes, Mia?- Le pregunté a mi prima.

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Groter Shutlon Granpié

Pasaban muchas cosas, una tras otra, primero ya nos había dado el permiso para llevarnos las cosas que prepararamos y había dicho que podíamos preparar pociones interesantes, multijugos y otras mas interesantes. - Genial, esas son buenas noticias. - Le contesté a la tutora mientras me giraba había llegado alguien mas a la clase, por fin alguien que conocía.

 

Estaba por ir a verla para saludarla cuando un temblor nos tomo de sorpresa, así que todo se agitaba y escuché a la tutora dar indicaciones, auque todo terminó demasiado rápido como para poder seguir sus indicaciones, me quedé mirando al rededor y camine hacia el asiento junto a mi madrina.

 

- Hola... - Le dije a Kass mientras veía por la ventana, todo oscuro, olores asquerosos, pero apenas llegaban hasta nuestra nariz, bueno la de los demás, siempre había sido sensible a los olores, cosa que en este momento me parecía totalmente desagradable, no me gustaba para nada.

 

Las chicas de la clase se la pasaban alegando de una a otra, no tenía mucho sentido lo que peleaban y dudaba que alguien nos hubiera traído a este lugar, al menos que fuera la tutora y por su reacción no había sido ella, eso no me gustaba, aunque la promesa de aventura me llamaba.

 

- Pero esta no es una cosa de vida o muerte, tan solo no sabemos dónde estamos... - Le dije a Rocío, al parecer así se llamaba, no me estaba cayendo bien, aunque la conocía tan solo de hace unos minutos estaba bastante amargada para mi gusto y eso era muy molesto en realidad.

 

- Y yo te apoyo, creo que sería interesante buscar ingredientes, tal vez aquí encontremos algo poco común y que valga la pena salir a buscar. - Le dije a Lyra y luego me giré a ver a la tutora. - ¿Tal vez aquí encontremos algo raro o lo suficientemente interesante para que valga la pena estár aquí, algún ingrediente para pociones? - Le pregunté aún sentado en mi lugar.

 

Me giré y le sonreí a mi madrina, extraña forma de volverla a ver, tenía muchísimo tiempo sin verla, pero esta era una de esas situaciones en las que la gente conocida no podía ponerse a platicar, además estabamos en clase, aunque ahora que lo pensaba, la había conocido cuando apenas fui un estudiante, uno poco experto, con tontas ideas.

"Si no quieres entender que hibernando están las brujas, amarrate a una escoba y vuela lejos... "


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Apenas se habían empezado a calmar las aguas, las chicas empezaron a armar revuelo. Entre quienes querían salir y quienes sospechaban que corrían peligro, no lograban ponerse de acuerdo. En lo personal, Kassandra no podía negarse a una aventura, sin embargo su propio sentido de supervivencia le indicaba que no era exactamente una buena idea.

 

Ataba cabos tratando de asociar el olor putrefacto con alguna situación, pero no lograba que su cabeza dejara de repetir la palabra "muerte" como si de un disco rayado se tratara. Finalmente, su cerebro hizo click unos angustiosos segundos más adelante, proporcionándole ideas y palabras que definían un concepto. No sabía si mostrarse asustada o retorcidamente animada, por lo que soltó su suposición así sin más, esperando que la maestra supiera decirle si se encontraba en lo correcto.

 

Hace un par de años, me hablaron de los jardines del castillo de Alnwick. Ahora, propiedad de algún conde muggle. De lo que recuerdo , el jardín había sido inspirado en un jardín botánico que fue creado para cultivar plantas medicinales por el año 1500, sin embargo, los jardines del castillo Alnwick se dedican enteramente al cultivo de plantas nocivas y que podrían llegar a matar. Hay una parte que está abierta al turismo muggle, pero los forasteros hablaban de una parte oculta en el corazón de un bosque colindante que guardaba mil y un plantas mágicas con el mismo fin, plantas venenosas, carnívoras y esas cosas.

 

Supuso que sus compañeros no entendían un pepino de lo que hablaba, por lo que mirándolos apenada, procedió a explicarse. —Lo digo porque lo que me explicaron es que el olor es tan fuerte y nauseabundo que es a lo mejor la característica más fuerte de ese lugar, y sobre todo, que quien entra no siempre sale para contarlo por lo que todo se ha quedado en un mito vago. No sé si estemos en el lugar en sí, pero podría tratarse de algún sitio similar... —Los miró de nuevo y se sumió una vez más en su memoria. Era un mito extraño, siempre había querido comprobar cuanta certeza había. Supuso que la única que podía dictaminar si estaba en lo cierto o no era la misma profesora Rambaldi.

 

Miró a Groter y la confusión estaba plenamente pintada en su rostro. Tenía ganas de preguntarle algo parecido a "¿qué tipo de clase de locos es esta en la que nos hemos venido a meter?" sin embargo se limitó a hacerle caras cada vez que notaba el tono desplicente utilizado por alguna de sus compañeras. Era reconfortante tenerlo allí, al menos ella ya lo conocía y si es que estaban en la misma boca del lobo como ella suponía, al menos podrían protegerse el uno al otro. Suspiró. Lyra tenía pleno entusiasmo por salir a explorar y no la culpaba, la idea de hacerse de algunas plantas mágicas le hacía ilusión, pero al menos tenían que definir primero algunos parámetros por su seguridad.

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Intenté mantener la concentración en el exterior del aula, oyendo los susurros de los habitantes, ya fueran humanos, animales, flora e incluso anímicos. Por eso me desconecté de lo que se hablaba en la clase en aquel momento. Es una forma de decir. Sí que oía las conversaciones y sí que entendía lo que estaban hablando, sólo que mi mente archivaba todo en una especie de nube mientras seguía olfateando la presencia exterior de lo que nos rodeaba. Era una buena oteadora y estaba absorta en mi observación del exterior; ese fue el motivo por el que no intervine en los despropósitos que se decían en aquel lugar, pero llegó un momento en que era imposible permanecer ajena a tanta palabrería. Es difícil concentrarse cuando hay más ruido dentro que fuera.

 

Parpadeé y me acostumbré a la luz y a la decoración de la clase, de nuevo. Respiré profundamente, para recuperar la calma perdida, aunque mi tono de voz sonó un poco más alto de lo que pretendía.

 

-- ¿Necesitar pociones en situaciones límite? Ay, que creo que te has confundido de asignatura de conocimientos, querida -- le dije a la alumna, con media sonrisa en la cara. Estiré los músculos del cuello, que se me habían quedado algo agarrotados, y proseguí. -- Esto no es Herbología para ir a buscar ingredientes. Y a menos que decidas cargar con un caldero, las herramientas para mover las mezclas, el reloj para controlar el tiempo y ciertos matices que hacen de nuestro trabajo una buena poción, no sé como vas a salir ahí fuera para aprobar el Conocimiento de Pociones.

 

Volví a suspirar y miré fijamente a la profesora, Heliké.

 

-- Créeme, no querréis pararos a recoger semillitas ni hojas de planta o extraer jugo de babosas con lo que hay ahí fuera esperándonos. -- Me estremecí al hacer esa observación. Si no era totalmente necesario, y ahora mismo no se me ocurría nada que me obligara a tal necesidad, no iba a salir de la seguridad de los muros de la clase. Y buscar ingredientes era parte de otra asignatura, no de Pociones. Allá deberíamos aprender a mezclarlos con la gracia necesaria para que salieran bien. A veces, a pesar de nuestros esfuerzos en ejecutar una poción, no se consiguen los efectos esperados, normalmente por las prisas y no dedicarle el tiempo necesario a remover, dejar reposar, mezclar en el momento justo o sacar el caldero del fuego en el instante preciso. Eso quería aprender yo. A recoger ingredientes ya había aprendido en Herbología y sabía lo importante que era, pero no era parte del temario de esta asignatura. O me sentiría muy decepcionada si mi sobrina dedicaba su tiempo y el mío en algo que ya debería darse por sabido.

 

Me encogí de hombros.

 

-- Yo no salgo, al menos que los muros se derrumben, yo prefiero mi calderito encima de un buen fuego y no arriesgar mi vida en bosques ajenos.

 

Soy dura, decidida y franca. Aunque, cuando la chica nueva mencionó los jardines del castillo de Alnwick, un rasgo de curiosidad surcó mis ojos. Aún así, me mantuve con la brazos cerrados, esperando que la profesora decidiera algo. A pesar de ser mi sobrina y planearle un accidente inesperado, seguía siendo la profa y se suponía que tenía que obedecerle.

 

 

*Aunque siempre podía empujarla fuera y sellar la puerta por dentro con un sello mágico y después llorar su desaparición*

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Me estaba enfadando y mucho y sabía que no iba a tardar en salir mi genio en cómo me provocasen un poco. Había mirado las reacciones de los alumnos al realizar la pregunta y parecían que todos, estaban tan asombrados cómo yo o algunos al menos eso mostraban en su cara.

 

Al parecer, Rocío no había captado mis propias palabras (xD). Esa era la otra cosa que me estaba sacando de mis casillas. Siempre me encontraba alumnos que parecían saber más que el propio profesor y luego, causar desastres. Decidí ignorarla en cuánto arregláramos el asunto de regreso a la clase hablaría con ella (?).

 

- Descuida Lyra - intenté formar una sonrisa en mi cara, pero ésta se contrajo a causa de una mueca forzada.

 

- ¿Buena idea? - Inquirí yo- ¡¡¿¿Buena idea??!! - ahora mi cara tenía el rostro crispado por la rabia. "Suspiré" varias veces para controlar que mi voz no sonase a pura ira. Lo último que quería era que alguien se espantase por mi "mala leche".

 

Puse las manos encima del escritorio.

 

- Esto no es herbología, señorita - solté, enojada- ésto es pociones. Aquí no aprendemos a recoletar ingredientes, sino a usarlos convenientemente para que la poción sea un éxito. Si por casualidad mezclamos cuernos de erumpent con no sé, agua del río Lethe, lo que puede salir de ahí es más potente que una bomba muggle. Yo aquí os he proporcionado las bolsitas necesarias para realizar los brebajes más comunes, para los más exóticos están guardados y conservados...

 

Saqué otro cigarrillo y lo encendí con la varita. ¡Qué bien me vendría ahora mismo un whisky de fuego! Lástima que no pusiese un mini-bar oculto, pero estaba segura de que, los directores si lo llegasen a saber me expulsarían del claustro.

 

- Ni ésto tampoco es Criaturas Mágicas, aunque se usen partes por ejempo de murciélago o de babosas...

 

Volví a suspirar otra vez. Intentaba calmarme porque, cómo bien sabía el realizar mal una poción bajo presión era mucho peor y los resultados podían ser nefastos.

 

- Los ingredientes necesarios para las pociones están en las bolsitas colocadas alrededor de los calderos. Si hace falta un ingrediente extra, se buscará. Pero no creo que sea necesario...

 

Bufé. Y di una calada al cigarrillo. Tenía que pensar con la cabeza fría, porque hacer las cosas en caliente, nos podría ir mal a todos.

 

- Sí, es necesario regresar, jamás pensé que en unas fechas señaladas ocurriese tal cosa - comenté ahora, casi con tristeza.

 

- No, no lo creo - negué con la cabeza, mirando a Kassandra- los terrenos de la Universidad son luminosos y cómo bien sabemos todos, el ministerio se molestó en recrear una institución antigua, cómo la biblioteca de Alejandría. Tal parece, que nos regresaron al viejo Bosque prohibido.

 

Escuché a Sagitas. Aunque a veces teníamos ganas de acabar la una con la otra, sabía de sus dones y sobre su conocimiento sobre ciertas magias que, muchos de los presentes no teníamos ni idea. Quizá si estuviese mi hermana melliza, Annabelle, hasta podían conectar mejor, ya que, ambas eran sacerdotisas.

 

- ¿Criaturas prohibidas? - no pude evitar que, de el genio inicial mi voz mostrase un poco de temor. Era lo que me faltaba ya habíamos tenido en una ocasión varias plagas estando en un negocio suyo, para que ahora nos atacasen Excregutos de cola explosiva, los sucesores que el Guardián Hagrid había criado una vez en la vieja Academia. Y luego parecía que volvía a su "mundo interior" algo del que yo, no tenía ni idea de cómo funcionaba.

 

Me fijé en cómo Katara usaba una especie de descongestionante nasal, suponía que mágico. Era necesario tener los cinco sentidos (los vampiros teníamos más, pero no era momento de hacerlos notar).

 

Y Rocío habló. La miré un poco ceñuda. Esa alumna parecía que me sacaba de mis casillas a la primera oportunidad (xD)

 

- Ésto no es herbología - dije en un tono severo- si tienes un buen libro de pociones en dónde te indiquen los componentes necesarios no hace falta mirar hierba por hierba lo que se necesita para los brebajes mágicos - y tal cosa parecía que nadie lo entendía. Herbología y pociones eran dos asignaturas completamente diferentes.

 

- Si fuese necesario realizar una ya os indicaré yo, cómo hacerla...

 

- Nadie se moverá de ésta clase - dije yo... Intentando que no me saliese el genio- no me voy a responsabilizar de lo que os pase si salís fuera. No sabemos si alguien nos estará esperando. Asi que, les sugiero que esperen aquí dentro, hasta que podamos volver el aula a su estado original -rechiné yo los dientes, a causa de la rabia que, antes aunque estaba más calmada volvía de nuevo y parecía que, con más fuerza.

 

- ¡¡Ya basta!! - chillé yo ahora, sin poder aguantarme - todo el mundo a su asiento y a callar - no podía evitar estar enfadada.

 

- Soy la profesora y vosotros estáis bajo mi tutela, no voy a tolerar que hagáis lo que os venga en gana. Si os atacan mientras estáis fuera, ¿cómo demonios voy a responder yo, ante vuestros familiares? - pregunté yo. Aunque seguramente que en mi cara se mostrase un rictus de locura.

 

Pero me paré a escuchar a Kassandra, parecía interesante.

 

Suspiré y me senté, medité durante un segundo.

 

- A lo mejor tienes razón Kassandra. Pero me da la impresión de que ésto parece más el viejo Bosque de la escuela que eso que dices. Aún así, no puedo permitir que os paseéis por ahí cómo si fuéseis turistas muggles - comenté, negando con la cabeza.

 

Estaba cansada y ni siquiera había acabdo el día, y al parecer Sagitas apoyaba lo que yo decía. No podía evitar sonreírle agradecida.

 

- Bueno antes de evitar que eso ocurra - saqué mi varita de pino y usé el hechizo 'duro' ahora las paredes estarían reforzadas con magia por si la cosa se ponía fea.

 

- Espero que sigáis mis directrices porque si no es así, os habéis equivocado de materia.

 

Le di una última calada al cigarrillo y lo hice desaparecer con la varita mágica.

 

Volví a salir al exterior y me fijé en cómo se estaba formando una extraña niebla. Tenía la puerta semi- abierta...

 

La cerré de golpe y miré con gesto asustado a Sagitas.

 

- La niebla - susurré, esperando que me escuchase. Si realmente era cómo de las otras veces, íbamos a pasar un buen apuro.

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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¡Demonios! Algo malo pasaba si mi sobrina Heliké y yo pensábamos igual. Era como verme reflejada en ella y eso no era bueno, pues mi finalidad era impedir, de forma lícita o ilícita, que no llegara a ser mi nuera, y si lograba tener empatía con ella no lo conseguiría. Eso me hizo fruncir el ceño. Estaba completamente de acuerdo con sus palabras y con la visión de su asignatura. Era por ese plan académico que me había apuntado a Pociones. Así que me costó mantener la cara de circunstancias. Si buscaba apoyo en mí, por ser la única que había coincidido con ella, no lo conseguiría, aunque por dentro aplaudía el valor por imponer su punto de vista.

 

 

-- ¡A su asiento y a callar! -- dije, en susurros, siguiendo con los brazos cruzados. -- Como si yo me fuera a callar sólo porque tú lo digas.

 

En realidad, ahora mismo no puedo decir cuando empecé a meterme con mi sobrina, si había sido cuando ella y Matt anunciaron su noviazgo o si ya antes habíamos chocado. Tenía que reconocer que, en el fondo, teníamos un carácter muy similar, bondadoso en algunos momentos, explosivos en el resto. Tal vez por eso chocábamos tanto, porque ninguna quería dar su brazo a torcer frente a la otra, a pesar que muchas veces decíamos lo mismo.

 

-- Lo que menos debiera preocuparte es justificarte ante los familiares de los alumnos. A mí me daría más miedo comunicarle a los Directores que has perdido algún alumno por el camino mientras dabas la clase.

 

La vi salir al exterior de nuevo y ahora sonreí, de forma maquiavélica. ¿Se enfadaría mucho si la dejaba fuera? ¿Se chivarían los compis de clase, de que había puesto su mesa al lado del pomo de la puerta, para impedirle que entrara? Me levanté lentamente, acercándome hacia el aire frío que entraba por ella cuando la vi. Palidecí. Salté hacia atrás cuando Heliké entró y cerró de un portazo, con la lengua tan seca que no pude contestar al instante. Y cuando lo pude hacer, no pude razonar una frase más que confusa...

 

-- No... La Niebla no... No puede... No es posible que... ¡La Niebla...!

 

Extendí la mano y me apoyé en una mesa, sin saber qué alumno estaba en ella. Necesitaba un punto de apoyo para superar la noticia. Si era la Niebla, ahora sí que estábamos perdidos.

 

Y yo sin hacer testamento...

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En ese momento me sentí desesperada por lo cerrada que podía ser la gente alguna veces. Según mi punto de vista, todas las materias se relacionaban, al menos una gran parte, ¿cómo ibamos a poder preparar bien una poción si no sabíamos identificar bien los ingredientes? Bien podían vendernos gato por liebre. Sin embargo, la deje seguir encogiéndome de hombros.

 

-Bueno, profesora, tampoco tiene que gritarnos. De todas formas, creo que me equivoqué de materia, porque yo me inscribí a pociones y hasta ahorita, no ni una sola, solamente nos hemos dedicado a discutir y no recuerdo haberme inscrito a una clase de debate.- Saque un pergamino de mi monedero, era la inscripción a pociones.-Lo siento, no dice clase de debate ni de identificar el lugar en el que estamos.

 

Camine un poco por el lugar, me estaba cansando esa clase y la profesora estaba igual, al parecer si por ella fuera nos mataría a todos (?)

 

-Asi que lo siento, veo que la discsión va para largo y no lo estoy disfrutando, empezando por un extraño encantamiento que no hemos provocado nosotros y no ha logrado sacarnos. No la culpo a usted y espero no molestarla, pero yo no me siento a gusto en este salón. Si ya cambio de sitio una vez, puede volver a cambiar de nuevo.- Comenté.

 

Movi la cabeza negativamente. Necesitaba salir del salón y buscar un ambiente más tranquilo, como la biblioteca de la Universidad, para leer más de pociones.

 

-Así que profesora, yo me voy de este salón. Aprovecharé para avisar a los directores de lo que ocurrió y que hay un salón desaparecido en el Bosque Prohibido, además, si es el sitio que dice, no debe ser muy difícil salir de ahi , ¿no cree?- Comenté.

 

Lo lamentaba, era rebelde a veces y cuando empezaba a haber gritos y regaños, me estresaba como buena minina, era algo que estaba en mi naturaleza y por más que intentaba, no lo podía evitar (xD)

 

-Así que lo siento, pero por lo pronto yo necesito una poción tranquilizante y es lo único que no traigo en mi monedero.- Finalice, saliendo del salón.

 

Sali de la clase, llevando mi varita y el monedero de piel de moke, asi como todo lo que había traido al llegar y lo que estaba en el escritorio. Ya me lo descontaria la profesora si había problema. Cerre la puerta con cuidado ,el ambiente estaba ya demasiado tenso (?) como para aumentar esa tensión con un portazo. Al fin y al cabo, la puerta no tenía la culpa.

 

Una vez fuera del salón desaparecí, no había necesidad de discutir más ni tratar mal a la profesora, igual entendia su punto de vista. Una vez en la Universidad, me dedique a buscar a los directores para pedirles ayuda .

 

-Espero que algunos de ellos este.- Murmuré.

 

En ese momento recordé algo que hasta el momento no necesitaba saber: ¿dónde estaba la dirección?

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No tenía ni la menor idea de cómo seguir. Tenía pensado en enseñarles lo típico en pociones; antídotos, diferentes tipos de venenos, curativas, para pequeñas quemaduras.

 

Me senté en el sillón ahora ya no tenía ni genio ni nada parecido. Sentí cómo las fuerzas me fallaran justo en ese momento, me sentía desfondada.

 

Ni ganas tenía de 'pelear' contra Sagitas, aunque bien es cierto que esa era su intención cuando se había anotado a la clase. Saqué otro cigarrillo (si no hacía mal las cuentas, era el tercero) y lo encendí nuevamente. Pero ella tenía razón aunque no iba a dársela porque sí. Una tiene su orgullo.

 

- Pues muy bien, esa será tu misión Sagitas, por si eso sucede. También eres profesora - refunfuñé y la miré mal encarada.

 

Pero parecía que palidecía. Me preocupó. Tendría que cerrar esa puerta permanentemente, así no daría disgustos a nadie por ver lo que había allá afuera.

 

Un golpe estruendoso se escuchó en el interior del aula. Ahora fui yo la que me puse en tensión. El humo del cigarrillo sería la única cosa que estaba en movimiento, los demás parecían que habían enmudecido, aunque no los culpaba.

 

En ese instante una alumna se me quejó por gritarle.

 

- No era mi intención hacerlo. Pero tenga a buen seguro que es una clase en dónde para hacer las pociones más normales, no necesita salir al campo a recoger setas - terminé, para acabar gruñendo. Pero me preocupaba más por lo que estaba pasando en el exterior.

 

- Si necesita buscar los componentes más habituales y saber diferenciarlos; Mil hierbas mágicas y hongos, es el libro perfecto para ello, o tomando la clase de herbología. O incluso en la Biblioteca de Alejandría recién abierta a los alumnos ahí encontrará la información qué necesita.

 

Debía de mantener la calma. El bandazo (que fue dado contra las paredes, desde el exterior) me había dejado en un estado de shock, que no sabía cómo podía responder ante lo dicho por Lyra. Temía más que le pasara algo a ella por si salía al exterior, que por el simple hecho de que me acusara ante Dirección. Yo también tenía mi carácter y tenía que defender mi asignatura.

 

Me empezaron a temblar las manos y creía que era a causa de los nervios. Algo nos estaba atacando y había que hacer algo y rápido. Lo último que quería era también acabar con marcas de garras en la espalda.

 

Con mi varita de pino hice desaparecer la poción que tenía en el caldero y que en ese instante tenía un aspecto poco benigno. Se habían pasado las horas de cocción y no era seguro siquiera, coger una gota y probarla encima del escritorio.

 

- Bien, veamos. Ante todo, calma - pedí a los alumnos, rebusqué entre los cajones y encontré varias botellitas de poción.

 

- Creo que estamos demasiado nerviosos así que, vamos a tomar un simple sorbo de filtro de paz para hacer los brebajes con calma y no actuar demasiado deprisa, sino queremos hacer volar el único refugio que tenemos por ahora. Aunque haya hecho un encantamiento de endurecimiento a las paredes, no quiero que nadie muera por un error - hice levitar las botellas a todos los alumnos. Previamente había tomado un poco y me encontraba mucho mejor. Al menos la tiritera que tenía en las manos había bajado de intensidad. Eso me indicaba que el tónico estaba haciendo su efecto.

 

La alumna que había discrepado con mis métodos de ensanza, había desaparecido. No estaba segura de que estuviésemos siquiera en el bosque prohibido, aunque lo parecía, no confiaba. La magia a veces era extraña y si no se tenía el conocimiento específico para ella podía dar muchos problemas.

 

Susurré un 'aguamenti' y de la punta de mi varita, salió un chorro de agua cristalina y clara.

 

- Quiero que todo sigáis mis pasos. Como no sabemos realmente lo que hay fuera, os enseñaré algunas pociones básicas, cómo para la de las quemaduras. No quiero arriesgarme.

 

<< Encended el fuego y rellenad el caldero con agua, si no tenéis, el hechizo aguamenti os será muy útil. Cómo hice yo ahora. Bien, haremos primeramente esa poción que os dije, es bastante sencilla y no tarda mucho en realizar su cocción.

 

<< Picaremos un poco de mandrágora, diente de león, dos ojos de sapo y un par de alas de murciélago disecadas. Eso lo tenéis en las bolsitas que están alrededor del caldero - indiqué yo.

 

Otro bandazo fuerte, miré asustada hacia atrás. Parecía que realmente quería atentar contra nosotros y sabía que era peligroso abrir esa puerta.

 

<< echaréis dos gotas de agua del río Lethe que os daré yo. Cuando termine de prepararse os la daré para que podáis añadirla, ¡ah! y también machacaremos un poco de bezoar con el mortero, todo eso, será añadido al final - fui preparando mis propios ingredientes, mientras esperaba que, los pupilos siguiesen mis pasos.

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