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Libro de la Fortaleza — Grupo 3


Monica Malfoy Haughton
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Sin perder tiempo, la castaña ayudó a terminar de curarse a Adryanie, aunque ya estaba prácticamente sana, pero para mayor seguridad, la ayudó a levantarse, a fin de cuentas el salto y la caída al mar no debió de ser algo delicado como el caer de una pluma en un colchón. Pasó su brazo por entre sus hombros y, con la fuerza que pudo, la ayudó a levantarse en el momento justo que vio cómo la serpiente marina se alejaba del lugar, aunque sin saber exactamente por qué, ¿alguien la había hechizado?

 

De pronto, unos gritos provenientes del otro extremo la obligó a volver la vista al grupo, que al parecer ahora todos se habían reunido mientras la embarcación ardía en llamas, rota en su totalidad y hundiéndose poco a poco.

 

Tranquila, nadie quiso hacer daño a nadie, – se limitó a decir, sin necesidad de mencionar el hecho de que ella también habría querido reprender a Adryanie, pero aquel no era el momento – el pánico les pudo a más de uno…

 

Con cuidado verificó que la Demon Hunter pudiese mantenerse sola en pie y que estaba a salvo, pero su mirada, lejos de ser igual de preocupados y dulces que sus movimientos y su trato, eran duros, con una mirada firme y reprobatoria, pero no le dijo nada a la muchacha, creía y esperaba que no hiciese falta el que tuviese que hacerlo.

 

Ya no disponemos de transporte que nos lleve allí donde la clase tendría lugar, ¿no? – inquirió, esperando una respuesta de parte de Jank o Mónica – ¿Qué haremos? Podríamos desaparecer de forma conjunta, pero no creo que sea seguro una aparición con más de dos o tres personas…

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— ¡Ay bueno que chillones !— Replicó furiosa la Gryffindor.

 

La paciencia no era una de sus cualidades claro estaba, y si se hubiera podido llevar a todos ..o mejor aún si hubiera podido convocar el bendito fénix los hubiera salvado ¡Vamos no era una asesina! Pero había una serpiente marina asesina, estaban a punto de ahogarse y se quedaban ahí quietos como esperando que el firmamento les mandara alas. ¡Si no hubiera sido por ella seguro ahí estarían en ahogándose en el rió!

 

— Gracias Mei — Le contestó un tanto ruborizada con la mirada baja.

 

La líder la había reprendido igual que las demás aunque en parte estaba acostumbrada más a los regaños de Mei pero no tanto los de los demás. Ya se sentía mejor, las heridas estaban completamente sanas y lo único que le molestaba era estar empapada, era la única en aquella condición lo que la hacia sentir vulnerable.

 

— ¿Tienen un lugar específico? Porque me parece curiosos que hayamos caído justo aquí.

 

Se había levantado mirando lo que estaba tras ellos. Era un templo egipcio antiguo, majestuoso que se alzaba imponente ante ellos. No lo sabía pero era el Templo de Luxor. Lo que le parecía curioso es que el incidente les hubiera pasado justo frente a aquel templo ¿sería una señal?

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La castaña sonrió al escuchar a la Malfoy, al parecer no era la única persona desconfiada en aquel barco. Abrió la boca para responderle pero en ese momento la voz del profesor cortó las pocas conversaciones que se habían iniciado. Al parecer en la clase no hacían falta las presentaciones y aquello la incomodó un poco, le gustaba saber algo de información de sus compañeras de clases, la información es poder después de todo.

 

 

 

Escuchó atenta las palabras del profesor aunque no pudo evitar hacer una mueca de desconcierto, ella no había llevado el libro del Aprendiz de Brujo. Era un libro muy valioso y poderoso como para sacarlo de su bóveda, además, la magia que este le otorgaba ya estaba dentro de ella por así decirlo, era como si entre el libro y ella existiera una conexión muy poderosa que le permitía usar su poder sin la necesidad de llevarlo consigo a todas partes. El que si llevaba consigo era el libro de la Fortaleza, después de todo era el que iban a estudiar y aprender a usar.

 

 

 

Lo extrajo de uno de los bolsillos de su túnica y además se colocó una pulsera con varios anillos, que mediante magia habían sido hecho pequeños para que adquirieran el tamaño dijes. Aun se la estaba terminando de abrochar cuando sintió el primer golpe, el barco se balanceo fuertemente haciéndola perder el equilibrio. Se avanzó a coger del barandal mientras se esforzaba por activar la magia del anillo que le permitía, de cierta forma, entender a la serpiente marina que estaba atacando la embarcación.

 

 

 

> pensó mientras el animal embestía la nave una y otra vez. Apenas estaba empezando a concentrarse en poder usar el anillo detector de enemigos y al mismo tiempo asimilar las indicaciones que les daba Mónica, cuando el barco empezó a partirse por la mitad y algunas brujas empezaron a perder la compostura. Intentó mantener el equilibrio para lanzarse y con el amuleto de las alas, que ya había usado en otras ocasiones, planear hasta la orilla, cuando a alguien se le ocurrió la brillante idea de prenderle fuego al barco.

 

 

 

—Pero que…— alcanzó a murmurar mientras intentaba alejarse de las llamas, más eso no fue posible pues un nuevo ataque del animal la hizo perder el equilibrio y darse un fuerte golpe en la cabeza.

 

 

 

Aturdida, con todo borroso y dando vueltas a su alrededor la ojimiel se esforzó en ponerse en pie y mantener la calma para poder concentrarse en la orilla. Sintió un leve calor en sus tobillos y bajó la mirada, su capa se había prendido fuego, se despojó de ella como pudo y seguido de eso desapareció del navío, reapareciendo en la orilla.

 

 

 

 

—¡Chillones! — dijo la bruja, estaba furiosa —Maldita loca… casi me has quemado viva— añadió —Como se te ocurre prenderle fuego al barco... — se llevó la mano a la frente en donde tenía un corte que sangraba copiosamente > pensó para que la herida cerrara — Una demanda por intento de asesinado debería ponerte— añadió mientras se limpiaba los resto de sangre. Aquella clase estaba resultando ser muy liante, hasta ese momento solo habían usado los poderes del libro del Aprendiz de Brujo y eso ella ya sabía. > pensó empezando a creer que lo único que sacaría de la clase es una fuerte migraña.

 

 

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Era normal que algunos nisiquiera confiaran en el poder que, aunque no lo creyeran, ya tenían. Solo tenían que aprender a controlarlos y a conocerlos, de esa forma podrían explotar al máximo lo que el llamado libro de la fortaleza les ofrecía. Pero claro, si en vez de intentar lo que en ese caso Mónica les aconsejaba, hacían las cosas a su forma... difícilmente iban a aprender los poderes del libro. Y para colmo tampoco es que pudieran hacerle una demostración practica.

 

Cuando Mónica se perdió en algún lugar del barco el resto pareció desbocarse. Llamas, gritos, gente a la que se le ocurría lanzarse al agua... aquello parecía un circo y pocos habían seguido los pasos que la pelirroja había dicho. De hecho lo más probable era que nadie se hubiera dado cuenta de su ausencia a causa del alboroto que lo descontrolaba todo. Si estuviera delante para verlo le hubiera apetecido hechizar a más de una para que le sirviera de cena a la serpiente ¿Era tan complicado escuchar lo que había dicho?

 

Cuando llegó a la habitación que ella y Jank habían ocupado durante su retiro los ojos se abrieron como platos. El agua lo inundaba todo y la parte más derecha de la entrada comenzaba a consumirse por el fuego. Tuvo que desplazarse como pudo hasta donde la bolsa con sus pertenencias se encontraba y donde, si no se equivocaba, se encontraban sus amuletos y anillos junto al libro, por suerte seco, que los portaba.

 

Al girarse, la entrada estaba completamente cubierta por el fuego. Por unos segundos su mente pareció bloquearse, porque tardó un buen rato en buscar la varita. Tenía la bolsa en las manos y no quería que el libro se estropeara así que torpemente palpó los pliegues de su ropa.

 

- ¡¿Dónde diablos estás?! - exclamó-. ¿Quién demonios prendió fuego? - gritó, creyendo que aún había gente en la cubierta del navío, medio hundido.

 

El mango de su varita le tocó la mano en el justo momento en el que el techo, que a su vez era el suelo de cubierta, se le vino encima y le golpeó la cabeza. Entonces todo se volvió negro y el agua... el agua lo inundaba todo.

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Valkyria apareció a su lado y se fue directamente sobre Adryane que acababa de gritarles chillones lo cual enfureció a la vampira que también la encaro furiosa. No supo en que momento pero su varita ya estaba en su mano y la rubia gruñia intentando no lanzarle un crucio para ver quien chillaba mas.

 

-Si tu no se la pones, se la pongo yo!! - grito la Granger que estaba totalmente decidida a hacerlo - no pensaste mas que en tu propia salvación, porque no veo que hayas ayudado a nadie a llegar a la orilla. Y esto no se va a quedar así, espera a mis abogados muchachita- increpo a la Gryffindor. Miro de nuevo hacia el río y pudo ver como los restos del barco aun luchaban por mantenerse a flote aunque claramente perdían la batalla. Solo esperaba que no le cobrasen aquel barco a Monica y Jank porque seguro le ponían otra demanda a aquella mujer por su insensatez.

 

-Monica, si piensas demandar a la señorita por la perdida del barco yo te sirvo de testigo - declaro buscando a Monica para darle su apoyo pero solo pudo ver estudiantes - ¿alguien a visto a nuestra profesora? .

 

Miraron hacia todos lados pero no había señales de la Malfoy, miro hacia el barco y de repente su anillo de escucha brillo en su dedo y pudo escuchar a la bruja maldecir y pedir explicaciones de porque su barco estaba en llamas, la bruja no estaba con ellos en cubierta cuando desaparecieron pero no se percato hasta que no la vio en la orilla. Jalo del brazo a la Black y le apunto al barco.

 

- Valkyria, Monica no bajo del barco, sigue ahi, tenemos que ir por ella, acabo de escuchar un grito y algo que se rompió, puede estar inconsciente porque ya no la oigo hablar - le aseguro a la bruja señalandole el anillo para que supiera como es que la había escuchado - y tu niña, mas vale que la profesora este viva porque pasaras de intento de asesinato a asesinato en toda la extensión - termino mientras desaparecía y aparecía en lo poco que quedaba de la cubierta y esperando que alguien mas la hubiese seguido para ayudarla.

 

-Monica!! Monica donde estas!! - grito mientras buscaba como entrar a los camarotes que tenían la entrada tapada y ardiendo. De repente recordó que en el libro de la fortaleza había un hechizo con el que podía atravesar objetos sólidos sin daño alguno, cual era, maldita sea, tenia que recordarlo. -Salvaguarda Mágica - pensó moviendo su varita y pensó en atravesar el piso para caer al pasillo de los camarotes, sabia que el mas grande debía ser el de los profesores y lo encontró casi al final del pasillo con el techo derrumbado. Aun con el efecto del Salvaguarda atraveso la pared y la vio tirada en el suelo en un charco de sangre.

 

- Vamonos de aqui - dijo tomando la mano de la Malfoy y usando la desaparición conjunta para llevarla a la orilla donde estaba el resto. Habia pensado en curarla pero no tenia los conocimientos y no queria simplemente cerrar la herida sin saber si no tenia hemorragia interna. -¿alguno de ustedes sabe primeros auxilios?

 

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La garganta de Jank, como de costumbre, se había inflamado antes de que pudiese ejecutar el último grito. Los hechizos que, en silencio, y durante la huida y desesperación de las alumnas, había ejecutado para reparar los maderos no dieron frutos. La magia estaba mermada, bloqueada.. al menos para él. Jank intuyó entonces de que se trataba de un mensaje, que los grandes guerreros Uzza que los habían entrenado a él y a Mónica no permitirían que sus planes se cumplieran. La serpiente, el incendio, la ruptura.. Trató de descifrar su significado, de hilar los cabos, pero al igual que Mónica, todo le había tomado por sorpresa. A la final, solo quedaba preguntarse si bajo esas circunstancias, las brujas aprenderían más que a base de unas cuantas lecciones. Quizás..

 

Los destinos de los profesores se cortaron de repente. Jank, en sus intentos por darles indicaciones fatuas a sus estudiantes sobre la cubierta no tenía idea de dónde se encontraba su compañera, por más que conociera la embarcación como la palma de su mano. Mónica, por otro, yacía desmayada y protegida en los brazos de Sofía, en la costa. El mago, al asomarse por la zona menos calcinada de la cubierta, y asegurándose de que nadie quedase en el navío, se mordió el labio antes de dejarse caer por la borda y, justo antes de chocar contra el agua, planear hasta la orilla. Los Uzza le habían enseñado el arte a los dos durante unas escasas prácticas, pero aún así había sido su poder favorito. Pero, justo en ese momento, ningún recuerdo, por bueno que fuese, le aclararía su confusión, ni le daría las respuestas...

 

Llegó hasta la orilla, donde la antigua tripulación se encontraba "instalada", y se dejó mojar los pies en el agua fresca. El Amuleto Volador dejó de brillar cuando sintió la estabilidad en la tierra, y desapareció de su vista. La sensación de pertenencia le quedaría por un tiempo más, hasta que lograra hacerse la idea de que podía hacerlo sin éste. Giró la cabeza y se despidió del navío, del cual solo quedaban llamas y baúles flotando, probablemente repletos de caras telas de Mónica y de libros de ambos. Jank caminó, resignado, hasta el núcleo de la reunión. Inmediatamente, se inclinó a un lado de Sofía y sujetó la cabeza de Mónica, verificando su pulso y tocando su frente empapada. Por poco el agua del Nilo se colaba entre sus pulmones. Jank tenía la duda de si le afectaría a un vampiro una condición como esa, pero no quería arriesgar perder una amistad tan expontánea por no actuar.

 

- ¡Dejen de pelear, ahora mismo! - les gritó, incorporándose a la conversación, sin moverse del suelo arenoso -. El pasado pisado, logramos escabullirnos. Sé que no fue la manera que tenían pensando usar sus nuevos poderes, pero al menos les ayudó a descubrirlos, ¿no? - su voz salió ronca, forzada. En realidad, no existían justificaciones; el destino no tenía que dar explicaciones todo el tiempo. Apoyó a Mónica sobre una almohada de flores blancas que hizo aparecer tras su nuca, y se levantó, aun más ajetreado -. La profesora, en este momento, necesita de su ayuda. Un Anapeo encajaría perfectamente, y si mal no recuerdo existe cierto hechizo de curación en su libro que.. ¡AGH!

 

Jank cayó al suelo de rodillas, sujetándose el hombro derecho como si se le pudiese caer. Un chorro de sangre empezó a brotar de éste, imparable, iniciado por una flecha tan larga y gruesa que fácilmente podría atravesarle el pecho de lado a lado. El mago verificó la pluma al final, horrorizado, y supo lo que significaba: negra y blanca, la del martín pescador pío, el símbolo que representaba la batalla segura dentro de aquellas zonas de Guiza. Los Uzza, en sus tiempos como alumnos, les habían advertido tanto a Mónica como a Jank que si decidían recorrer la travesía del Nilo desde aquel punto, debían hacerlo por agua, pues de otra forma no garantizaban su viaje de regreso. Y, como de costumbre, no se equivocaban..

 

- ¡Nómadas!

 

Cuando levantó la cabeza, no logró atisbar la agrupación de combatientes, a pesar de soltar la alerta. Pero sí que los escuchaba, por allí, entre las ondas engañosas que producía el sol sobre sus cabezas y entre los escasos matorrales y árboles. Su trote le parecía característico, constante, y sus gritos de guerra en lenguas desconocidas para él, no se hicieron esperar. Según había escuchado, se trataba de una agrupación de nómadas salvajes que se reunían en grupos de quince o treinta, dejando lucir a sus mejores guerreros, con el fin de proteger los misterios que encerraban las pirámides. Y aunque no poseían varitas, tampoco las necesitaban para hacerles frente a cualquier hechicero del viejo continente.

 

- Quizá... - empezó a decir, intentando extraer la flecha de su brazo. El sonido de la tribu se hacía cada vez más agobiante, al igual que el dolor - quizá el anillo detector de enemigos nos ayude a descifrar su posición, ¿no-no creen?

Editado por Jank Dayne

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Cuando comprobó que la Gryffindor se hallaba ya bien, dejó que se parase sola y, por su parte, se dedicó a observar a su alrededor. A su derecha, el barco en llamas se hundía más rápido de lo que hubiese creído, y a su izquierda, a lo lejos, un Templo que no reconoció para quién lo habían montado hacía ya muchos siglos atrás los antiguos egipcios.

 

Un momento de distracción tuvo al percatarse de la ausencia de ambos profesores, por lo que, ignorando los gritos de Sofía, se giró para observar la embarcación. Sí, debían hallarse allí, pero ¿qué? ¿Es que acaso no habían salido aún? Entre tantas cosas juntas que habían sucedido, no se había percatado de aquel hecho, ¡tal vez necesitaban ayuda!

 

Sofía fue la que se movió más rápido de todos, dirigiéndose rápidamente al navío en busca de Mónica, quien aún no era visible entre las maderas y el fuego y humo que desprendía la misma al quemarse. En cuanto la castaña notó que Jank había logrado salvarse y llegar a la orilla, se acercó, en el momento preciso en que tanto Mónica como la otra mujer aparecían, con la primera malherida.

 

¡¿Pero qué…?!

 

Repentinamente, vio pasar una flecha rozando su mejilla, produciéndole un leve corte para su suerte, aunque Jank no había tenido la misma que ella. El arma filosa se había clavado en su cuerpo y, idea bastante tonta, el muchacho se la sacó, dejando a la vista una herida de aspecto bastante preocupante.

 

Maldición – murmuró, sintiendo que allí, en aquel lugar, con aquellas personas y estando tan expuesta como lo estaba, no podía hacer nada de real utilidad, ¡debía conformarse con simular ser una civil normal!

 

Se agachó, una vez más, para quedar frente a Mónica y Dayne, dispuesta a ayudarlos.

 

Será mejor que protejamos a los profesores hasta que estén curados y, sobre todo, conscientes, de esa forma podremos escapar más rápidamente – le dijo al resto, para luego murmurar un – Anapneo – que liberó las vías respiratorias de la Malfoy – ¡Rennervate! – agregó, en un intento de que la misma despertara.

 

Llegó el momento de probar la nueva magia, Delacour pensó, esta vez dirigiendo a Aukan directamente al área del a herida de Jank. Curación pensó, realizando un nuevo movimiento con su varita que nunca antes había efectuado. Y, para su asombro y alivio, vio cómo la herida comenzaba a cerrarse, cicatrizando y evitando que el muchacho siguiese perdiendo sangre.

 

¿Será que deberemos de luchar? – le preguntó, pues eran ellos quienes conocían las inmediaciones – ¿O será más prudente buscar un lugar a salvo de los nómadas?

 

Creo que incluso volver al barco en llamas se me hace una idea atractiva…

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Aún estaba un poco aturdida por el golpe que había recibido en la cabeza que todo a su alrededor parecía pasar en cámara lenta, movió la cabeza intentando aclarar sus ideas y a su vez asimilar lo que le decía Sofia. Recorrió con la mirada los rostros de los presentes y en efecto, Mónica no estaba por ningún lado. Quiso seguir a la Granger pero un mareo se lo evitó, si desaparecía en ese estado seguramente terminaría en medio del desierto o con una despartición muy fea, chasqueo la lengua y se concentró en usar el Anillo de Escucha para saber que pasaba dentro del barco.

 

 

La encontró… dijo aliviada cuando oyó claramente la voz de Sofia que decía >. Apenas y había terminado de formular esas palabras las dos brujas reaparecieron en la orilla, una de ellas estaba inconsciente.

 

 

Espera…. Protego…— Dijo la bruja evitando que el rayo que Mei le enviaba a Mónica con el fin de despertarla la impactara. —Tiene una herida en la cabeza, si la despiertas en esas condiciones puedes agravar el daño ya sufrido. ¿Acaso quieres que quede como un vegetal? —inquirió la castaña acercándose a la peliroja para ayudarla, no por nada había sido sub directora de San Mungo y Sanadora por varias décadas, sabía lo que tenía que hacer.

 

 

Apenas se había arrodillado junto a Mónica cuando el amuleto Detector de Enemigos brillo > pensó la castaña al ver a lo lejos un grupo de nativos acercarse al lugar donde ellos se encontraban. No quedaba mucho tiempo así que se apresuró a revisar la herida que tenía la bruja en la cabeza, era profunda y algunos pequeños escombros del barco estaban presentes en la misma. Levantó la varita y tras pensar en un Aguamenti, un chorro de agua salió de la punta, misma que fue dirigida a la lesión con el fin de dejarla limpia.

 

 

Luego de aquello simplemente juntó sus manos y las colocó en donde estaba la herida, el Amuleto de Curación que colgaba de su cuello brillo cuando se activó. La herida de Mónica bajo sus manos se cerró, la curación había sido total e instantánea, sin duda aquel amuleto era el más útil hasta ese momento. > susurró esta vez moviendo la varita, aquel hechizo haría despertar a la Malfoy.

 

 

—La verdad a mi no me apetece luchar... pero si no hay de otra dijo en respuesta a lo que había preguntado la bruja que había ayudado al otro profesor.

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Miró sin parar las páginas de su libro, frustrada pues su mente no lograba centrarse en palabra alguna. Estaba mareada, no podía ser que tuviese allí todas las respuestas y no pudiese ejecutar movimiento alguno para ayudar al grupo. Notó las palabras de Mónica que halagaba su idea de utilizar el anillo para identificar enemigos, pero no le bastaba con eso para conformarse… quería ayudar.


Solo lograba oír por partes lo que decían sus compañeros. “Serpiente marina”, “XXX”, “molesta”… no quería siquiera ver al bicharraco gigante que las enfrentaban, pero al levantar la vista no pudo evitarlo. Quiso gritar pero de su boca tan solo salió una exhalación desesperada. No pudo despegar los ojos del imponente animal, aterrorizada, paralizada.


La sugerencia de Mei llegó a sus oídos, pero no logró procesarla, no podía hacer más que mirar a la criatura, intentando con todas sus fuerzas indicarle que se marchara. ¿Acaso sus anillos estaban averiados? No entendía por qué no servían. ¿Acaso su estado de pánico no la ayudaba a lograrlo?


Fue la voz de Mónica la que logró darle una respuesta, al decirle a Aine que debía relajarse para lograr comprender a la criatura. Intentó entonces empezar con normalizar su respiración, soltando de a poco el libro y poniéndose de pie. No tenía una respuesta, pero sí la mente un poco más clara para intentar colaborar.


Aquella vez fue Jank el que habló, esta vez para indicarles el amuleto que les resultaría de utilidad para escapar de allí. Les indicó que con el amuleto podrían planear hasta la orilla del río. Pero no fue tan sencillo, pues cuando iban a intentarlo otra sacudida interrumpió la charla y la cabeza de la serpiente apareció amenazándolas. Esta vez el profesor habló casi a los gritos, llamando a la muchacha que había propuesto el hechizo Orbis Bestiarum.


Las voces de todos cambiaron, evidenciando pánico y no solo el intento de ayuda que habían demostrado hasta el momento. El barco se sacudía, oyó el sonido de alguien desapareciendo, alguna compañera alertaba de que no tenía los amuletos para lograrlo… y de repente el fuego…


Notó como Adryanie corría como loca y saltaba del barco. ¿Sería la que olvidó los amuletos? Inconscientemente tomó el suyo entre las manos, sintiendo las pequeñas alitas. A su lado pasó Mei planeando y logrando llegar a la orilla en un modo casi increíble.


Al percibir la voz de Sofía supo que la rubia estaba mucho más calmada que la mayoría. Utilizó sin dudar el Orbis Bestiarum indicado por Jank, logrando mantener a la criatura lejos del fuego y de continuar sus ataques. Se acercó a su prima sin dudarlo, montando en la serpiente que las trasladaría a la otra orilla. No tuvo miedo, notaba que la serpiente estaba en calma y así se mantuvo también. Empezaba a comprenderla.


Pero a llegar a la orilla las cosas no estaban del todo bien. No se sabía nada del paradero de Mónica. Vio cómo Sofía volvía a desaparecer en su auxilio. Se propuso ir a ayudar si las mujeres no aparecían pronto, mas no fue así. Sofía y Mónica llegaron a la orilla. Notó enseguida que su madre estaba inconsciente. Por suerte la curación era una de las cosas que Valkyria parecía manejar más que bien, así que solo se aproximó a ellas y permitió que la curase, reanimándola luego de hacerlo.


El anillo en su mano brillaba pero quiso ignorarlo. Necesitaban calma por un momento, mas no la tendrían. Jank resultó herido por un nuevo ataque que llegaba a ellos.


-¿Algo que nos haga invisibles? Por favor…- estaba cansada y sin embargo sabía que todo apenas estaba comenzando. –Episkey- pensó observando el chorro de sangre que brotaba de Jank, intentando que si la herida desaparecía todo se calmase. Su amuleto de Curación también brilló en aquel momento sin que siquiera lo vise.

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Mónica abrió los ojos al mismo tiempo que Jank soltó una explosión de aire por la boca, expresando su alivio inmediato. Intercambiaron miradas al cabo de unos segundos, como aquellas comunes que se solían arrojar cuando los Uzza les explicaban lecciones que, a simple vista, parecían imposibles de lograr. Ahora, con ellos dos en su representación, parecían volver a atrás, donde los ponían a prueba y esta vez, acerca de cómo dirigir a un grupo experimentado en usar la magia general e inducirlo, mediante las peores circunstancias, a los nuevos poderes que les proporcionaban los amuletos y anillos. No estaba siendo fácil, y el templo era una clara señal de eso.

 

A ciencia cierta, y exceptuando a los propios Uzza, nadie tenía por sentado las razones exactas por las que se hacía visible ante las miradas específicas de un grupo de magos, ni del por qué su apariencia se asemejaba tanto al del lejano Templo de Luxor. Según los escasos relatos a los profesores sobre los misterios Egipcios, la magia de la nación no se presentaba de la misma forma que en la mayoría de las tierras practicantes de hechicería. Por el contrario, los poderes actuaban con una fuerza propia e incontrolable, emitiendo mensajes reveladores hasta para las mentes más incautas. Pero lo desconocido, para algunos, no valía la pena explorarse todo el tiempo, y menos cuando las sorpresas estaban volviéndose incómodas.

 

El mago auxilió a la bruja a levantarse, a pesar del inconveniente que representaba para él ejecutar fuerza con su brazo en vías de curarse. Agradeció a Agatha asintiendo, cuya ayuda junto a la de Mei habían logrado que su articulación se salvara. La expresión en el rostro de Monica fue mutando a medida que se iba reincorporando, y que sus oídos y ojos se adaptaban al nuevo panorama. El barco había sido su hogar durante semanas, por lo que el sentido de pertenencia y de tiempo perdido no se hizo esperar demasiado en invadir sus emociones. Pero no tenía demasiado tiempo para limitarse a meditar sobre aquello. Las pisadas de los atacantes, las sangre en el brazo de Jank y el rostro de sus alumnas la colocaba en una situación determinante.

 

 

- El templo ha aparecido y los nómadas nos han encontrado, esos de los que nos advirtieron, ¿ti... - empezó Jank, a sabiendas que le entendería, al mismo tiempo que se hacía intangible y una flecha, directo a su cabeza, le traspasaba la frente y se perdía durante su trayectoria dentro del caudaloso río. Monica tuvo que hacer lo propio con una disparada desde un pilar derrumbado del templo y, que de no haber sido por el salvaguarda activado, habría impactado sobre la boca de su estómago - ... ti-enes un plan?

 

Mónica se sacudió la arena de su espalda y de su rostro. Notó que tenía la melena rojiza totalmente empapada, al igual que el resto de su vestimenta. Sentía el agua en la garganta todavía, pero algo que le decía que alguien se había tomado la molestia de sacársela del organismo. Mei y Valkyria habían realizado una labor brillante a pesar de los tensos segundos; tendría pendiente agradecérselo... Cuando se enterara. Dio la espalda a los atacantes camuflados, confiada. Miró a Jank y ambos dedujeron, en ese instante, que las vidas y aprendizaje de todos dependía de una apresurada decisión que ya no les correspondía a ninguno de los dos.

 

- ¡Tenemos dos opciones! - ¡ZAS! Flechazo por el borde su oreja, directo hacia el pecho de Adryanie - Nos refugiamos en el templo y nos aventuramos a lo que sea que nos espera allí dentro - ¡ZAS! Otra pasó por encima de su hombro en dirección al cuello de Ainé - o nos mantenemos expuestos y le hacemos frente a nuestros atacantes. ¡Decídanse!

Editado por Jank Dayne

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