Jump to content

Libro de la Fortaleza — Grupo 3


Monica Malfoy Haughton
 Compartir

Publicaciones recomendadas

El interior del templo le recordó, de cierta forma, su lejano y antiguo hogar, oculto entre los frondosos bosques que rodeaban las montañas más atrevidas de Noruega. Destilaba misterio por cada centímetro de concreto que constituían los bloques, los cuales a su vez mantenían sujetas las antorchas, cuya luz alumbraba los detalles con suficiente precisión que conservaban las estatuas y reliquias dispersadas por el lugar. Jank había tomado la iniciativa de encender su varita y aventurarse, a pesar de que su intención principal había sido "proteger" a Agatha, cuando escuchó al resto traspasar el mismo muro. Estuvo apunto de incitarles emprender la marcha, cuando sintió el jalón hacia abajo. Su boca quedó abierta.

 

Cuando cayó y abrió sus ojos, todo estaba negro... y arenoso. No tuvieron que pasar demasiado segundos para que se percatara de que había aterrizado de cabeza, enterrando ésta sobre la duna. Jank estuvo apunto de echarse a reír, pero las palabras de Mónica lo trajeron de vuelta. Los Uzza los habían puesto a prueba a ambos, por segunda vez, pero el mago seguían con las preguntas inconclusas revoloteándole la mente. Si bien las alumnas habían aprendido, a su manera, los misterios que encapsulaban los libros, ¿qué enseñanza quedaba para ellos? ¿Construir los barcos con madera anti-incendios? Sentía un deja-vú, pero no recordaba el final.

 

Tuvo que ponerse la mano sobre la cabeza para que el sol no penetrara directamente sobre su retina. Era eso o esperar a que se achicharrara. A juzgar por el calor y la brisa, no estaban en una duna de Guiza. Miró hacia los lados y se preguntó, entonces, a dónde había quedado el Nilo, pero tampoco encontró rastros. El grito de Adryanie le hizo levantar la mano para que se acercara y, tomando su brazo izquierdo como sustento, se logró levantar. Una vez reunido con ella y Mei, se dirigió hacia el círculo que realizaba Mónica. Tanto Adryanie como su líder habían desempeñado una labor extraordinaria, lo que le hacía advertir las largas noches que pasarían en el Cuartel General rememorando las aventuras.

 

Y a pesar de que estaba en contra de frenar lo que fuese que los Uzza les tenían previsto ante los incoscientes deseos por transitar nuevamente los monótonos terrenos de la Universidad, Jank le asintió a Mónica mientras se sacaba arena del oído, y llegó a rozar parte de su dedo meñique. Nada. Una parte de él agradeció; la otra, se exasperó. Y la tercera, acaparó la atención de lo que iba diciendo Sofía a medida que se alejaba.

 

- ¡No nos dejan desaparecer por algo, Sofía! - Jank tuvo que juntar sus manos para formar una bocina humana improvisada. El sonido fue parecido al de un Sonorus - ¡Si te vas por separado, no descubrirás el por qué!

 

Jank bajó los brazos, cansado. Estaba harándose de perseguir y convencer a los alumnos de la importancia que tenía mantener el valor del trabajo en equipo por todo lo alto, y que dejar atrás no perjudicaba a nadie más que al mismo prófugo.Dirigió la mirada hacia el resto, en especial hacia Mónica. El lenguaje que mantenían resultaba fácil de descifrar para los dos, y no se necesitaba de demasiada atención como para interpretar las cejas curvas y los hombros subidos. Aún así, confiaba en que algo se cocía, algo inesperado, un desenlace poco convencional..

 

- Bien, verifiquemos. ¿Nadie herido? - preguntó, señalando los amuletos de curación colgados al rededor de sus cuellos. Sus manos chocaron, de repente, contra el cinturón que aún yacía sujeto a su cadera. Jank rodó los espacios y halló la dichosa cantimplora; simplicidad para cualquiera, gloria para un aventurero en el desierto - ¿Alguien tiene sed?

 

>> Espero que no, ni llego al medio litro <<

 

 

THIS ONE.jpg

blinkie.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aquello parecía una pesadilla, apenas habían salido vivas del barco, luego del ataque de una serpiente mariana y ahora una tribu de nómadas les enviaba una lluvia de flechas > se repitió moviendo la cabeza intentado aclarar sus ideas, pero aquello era imposible, estaban en un rió. Volteo su mirada en la dirección contraria tan solo para confirmar que así era. > pensó conteniendo un estremecimiento, no quería imaginarse que tipo de criatura los había atacado, de todas formas ahora tenía cosas más importantes de las que ocuparse.

Una flecha estuvo a punto de impactarse en su cabeza pero el profesor de la clase la desviaba justo a tiempo, aunque deberle algo a él no le hizo nada de gracia, tanto que hubiera preferido que la flecha diera en el blanco. No se molestó en darle las gracias y se apresuró a seguir a todos hacía el misterioso templo que había aparecido de la nada, no sin antes pensar > para así evitar volverse intangible y que alguna flecha la hiriera.

La última vez que ingreso a un lugar similar las cosas no habían marchado del todo bien, pero no podía quedarse sola a enfrentarse a la tribu de nómadas que por alguna razón, que ella desconocía, los querían matar. Inconscientemente había sacado su varita y se ubicó en un lugar no muy apartado del resto del grupo, un lugar en donde pudiera observar y escuchar lo que decían. La verdad es que no quería adentrarse mucho y tampoco tocar nada de aquel lugar, que seguramente estaba protegido por magia muy antigua y peligrosa.

De pronto el lugar en donde estaban de pie todos empezó a temblar para luego desplomarse. Fue en ese momento en que se decidió a probar el amuleto en forma de alas que le permitía planear, se concentró en activarlo. Sonrió satisfecha al ver que daba resultado y que sus pies se hundieron con suavidad en la arena. > pensó cuando Mónica les informó que regresarían a la Universidad, intentó desaparecer al igual que las demás, pero le fue imposible. Alguna extraña fuerza las había aprisionado en aquel sitio > susurró con amargura. Con la mirada empezó a buscar alguna salida o vía de escape, pero únicamente había arena por todas partes.

— ¿Tampoco sirve el Aguamenti? —preguntó al ver como Jank sacaba una cantimplora. — ¿Ya habían estado aquí antes? — quiso saber, después de todo ellos eran los profesores. — ¿Nos vamos a quedar aquí para siempre? opino que deberíamos intentar ir a lo más alto y escoger un camino por el cual ir. No se ustedes pero no me apetece morir deshidrata o por insolación. — dijo y sin más empezó a subir por la duna de arena, un trabajo complicado ya que sentía que daba dos pasos y retrocedía tres.

trFd9O9.gif       |E1K6rE7.gif |             6ulee7D.gif

https://i.imgur.com/IALDOC3.png

OtrJr1c.gif |1WWGxI5.gif|BeQGYFc.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Todo aquello que les rodeaba no era otra cosa que el gran desierto de Sinaí, el cual a pesar de formar parte de Egipto estaba al otro lado de uno de los brazos del mar rojo. No lo sabían, pero se encontraban en la tierra de Uzza, lugar habitado por los guerreros con el mismo nombre que, aunque no directamente, eran también los que los habían llevado hasta aquel punto. Obviamente no porque hubieran provocado la cantidad de desgracias que les había ocurrido al grupo, si no porque de cierta forma habían sido ellos quienes los habían situado allí.

 

Todos los miembros de aquella clase estaban dispuestos a desaparecer, eso estaba claro. Quizás algunos estaban más convencidos que otros, pero al final todos habían tomado la mano de alguno de sus compañeros para poder desaparecer todos juntos y de la forma más segura. Y fue curioso porque cuando ambos encargados se dieron cuenta de que no podían hacerlo se miraron a la vez y en sus ojos pudo percibirse cierto grito de auxilio, como si el otro pudiera hacer algo. Pero no, aquello tal y como todo lo que había ocurrido aquel día, se les escapaba completamente de sus manos.

 

- Tranquilas – pidió Mónica. Su voz a pesar de sonar algo afligida denotaba seguridad. Miró a Sofia que parecía haber caído presa del pánico e intentó reconfortarla apretando la mano que le tomaba, sin embargo en vez de conseguir su propósito vio como la mujer se separaba y comenzaba caminar hacia donde unos minutos había visto el poblado-. ¡Sofia! ¡Vuelve aquí!

 

La mortifaga corrió detrás de su compañera de bando mientras que Jank gritaba algo que posiblemente ninguna alcanzase a escuchar. Cuando logró alcanzarla, con toda la dificultad que correr a través de las dunas podía suponer, le agarró del brazo para obligarla a detenerse.

 

- ¿Dónde vas? - la miró frunciendo el ceño. Sabía que lo único que quería la otra bruja era salir de allí sana y salva, pero ir hacia un lugar en el que tenían la certeza de encontrar una amenaza... eso era una locura-. Vuelve conmigo, ya hemos tenido suficientes problemas hoy – le dijo bajando la voz, como si no quisiera que alguien se enterara de lo que le decía-. Buscaremos una solución y nos iremos, lo prometo y dicho eso tiró de ella de vuelta hacia el resto de gente, de los que sin darse cuenta se habían distanciado bastantes metros.

 

Pero claro, demasiado tranquilo hubiera ido todo si no hubiera ocurrido nada. Cuando los ojos de Mónica se encontraron de nuevo con los de su compañero, se encontró con el rostro serio e inamovible del muchacho, que observaba hacia donde ella y Sofia se encontraban. Se detuvo e hizo el gesto de levantar las manos y los hombros para saber que ocurría, a lo que obtuvo una respuesta silenciosa por parte del otro: levantó el brazo y señaló algo detrás de ellas.

 

- ¿Qué...? - la Haughton se giró y observó una figura masculina que se acercaba y se detenía finalmente, no a mucha distancia de donde se encontraban. No pudo más que quedarse mirando al hombre que acababa de llegar, al cual había conocido durante las semanas de entrenamiento que había recibido junto a Jank: Badru-. Es un guerrero Uzza – murmuró a la nada, aunque en realidad se lo decía a Sofia.

 

Cuando quiso salir de su ensimismamiento, el grupo, encabezado por el único varón, llegó a donde las dos restantes se encontraban. De nuevo las miradas cruzadas de los dos supuestos profesores habían intercambiado palabras en silencio ¿Estarían en el territorio de aquellos sabios? La pregunta apareció en la mente de ambos y la mujer se mordió el labio, preocupada. Si era así no deberían estar allí, pues no recibían bien a quienes se entrometían en sus tierras.

 

Un gesto del Uzza los invitaba a acercarse, pero cuando comenzaban a hacerlo la poderosa magia que poseía se hizo presente en forma de portal y él desapareció al cruzarlo. No fue hasta ese entonces que tanto Mónica como Jank supieron lo que ocurría: con aquel portal del que solo salía oscuridad comenzaría la prueba final que revelaría quien estaba preparado para manejar los poderes que acababan de conocer.

 

- Debemos seguirlo, chicas – anunció finalmente el mago, adelantándose al resto.

 

Él sería el primero que cruzaría tras el Uzza y al otro lado, donde quisiera que dieran a parar, esperaría al resto. Por su parte Mónica sería la última en hacerlo asegurándose de que todas habían pasado antes que ella aunque en su mente una idea más profunda la hacía debatirse ¿Estarían preparadas para la lucha?

Editado por Monica Malfoy Haughton
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El profesor le grito que volviera pero para ella una orden tajante era un reto a desobedecer, ademas de que no pensaba poner su vida en manos de quienes hacían todo sin el mayor cuidado. Así que no desistió en su empeño aunque era poco lo que avanzaba por la maldita arena que se le metía hasta por debajo de las uñas. Si claro, me regreso y un pepino - pensó disgustada. Pero cuando escucho la voz de Monica tuvo que hacerlo, a ella no podía hacerle semejante grosería y menos cuando esta la detenía tomándola del brazo.

 

una solución dices, solo que sea que las mates, la mayor parte de nuestros problemas los trajeron ellas - le contesto a sabiendas que solo ella la escuchaba. Camino a regañadientes de regreso con el resto pero apenas llegaron y Jank les señalo con rostro serio atrás de donde ellas estaban paradas. La rubia hizo el ademan de torcer los ojos para demostrar su fastidio y se dio la vuelta segura de que se toparía con algún animal extraño como un cocodrilo de agua salada en pleno desierto. Al parecer tenían facilidad para encontrar animales extraños.

 

No se espero ni en sueños lo que veía, un hombre de aspecto extraño a la vez que imponente se encontraba frente a ellos observándolos al parecer con desagrado. Dio un respingo al escuchar lo que decía Monica, al parecer se habitan internado en territorio Uzza y por la cara de ambos profesores aquello no era muy halagüeño. Se acerco un poco mas a la Malfoy y espero a que ella les dijera que hacer, las cosas pintaban cada vez peor. Jank paso a su lado decidido y les advirtió que debían entrar al portal que se acaba de abrir.

 

-Me quedo al final contigo Monica, que pase el resto, si algo nos ataca por detras no tendrias oportunidad tu sola, entremos de ultimas - le dijo haciendose a un lado, la verdad era que ademas de quedarse a apoyar a Monica no quieria verse en desventaja, no confiaba en Jank ni en ninguna otra ademas de Agatha y Valquiria, osea, en la mitad de la clase.

c3cuSMA.gif4dV4RuU.gif

adUnqJb.png

8qIYq5A.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.