Libro de la Fortaleza (#3)

[Cissy Macnair]

Tan pronto como crucé la segunda puerta detrás de Elvis, me encontré con que algo había pasado en el instante en que lo había perdido y ahora estaba desangrándose del otro lado de una enorme sala. Junto a él, aunque no parecía querer atacarlo sino que simplemente nos miraba incitándonos a avanzar, había una mujer. Por sus ropas y su porte podría decir que era una Guerrera Uzza, pero como hasta el momento no me había cruzado con ninguno, no estaba del todo segura. ¿Qué estaba haciendo que no ayudaba a Elvis? Había leído algo sobre ellos y sus enseñanzas para hacerse con el poder de los libros, podría decirse que quizás ella misma lo hubiera dejado en aquella situación.

 

Cuando me giré para ver al resto de mis compañeros, me encontré con que Agatha nos había seguido y nos decía que era demasiado peligroso seguir, que volviéramos. ¿En serio? La miré arrugando la frente y negué, sin necesidad de decir ninguna palabra. Fue sólo cuando di mi consentimiento para seguir que pude ver las trampas que nos esperaban más adelante. Si bien Mía fue la primera en estar de acuerdo con continuar, Goderic fue el que dio el primer paso y una serie de flechas tanto congeladas como prendidas fuego comenzó a volar en su dirección, aunque no se salían de su curso.

 

-Es una pared encantada - murmuré para mí misma, viendo como el muchacho esquivaba algunas flechas.

 

Mi anillo y mi amuleto para resguardarme del peligro estaban activos, pero no iba a ponerme en peligro tan rápido. Podía tener un pequeño sentido del deber pero no era una suicida y menos por Elvis Gryffindor, quien ya había demostrado lo carente de códigos que era. Esperé a ver cómo Goderic cruzaba aquella lluvia de flechas y noté que Emily lo seguía de cerca. Casi me dio gracia. ¿Ambos querían morir? Con gusto tomaría sus cuerpos como escudos para protegerme si eran tan tontos como para mandarse sin ningún plan.

 

Suspiré y miré a Mía, pero ella parecía también concentrada en los obstáculos del frente.

 

-Salvaguarda Mágica- pensé, comenzando a cruzar el abismo que había frente a mi, saltando de piedra en piedra por detrás de Mía. A pesar de que las fechas me pasaban, sabía que eso no iba a durar para siempre, así que a mitad de camino tuve que volver a pensar en el hechizo para poder continuar, pero mi lentitud al intentar no caerme de las piedras hizo que una de las flechas de fuego me rasgara el pantalón y quemara mi piel, además de propinarme un singular tajo-. Ca.rajo.

 

Ni bien llegué al otro lado, antes de sopesar las bolas de metal que colgaban del techo, miré mi herida y pensé en "Curación". Ojalá no hubiera tenido que utilizarlo, pero parecía que aquel lugar estaba diseñado para ponernos al límite. Ni siquiera el amuleto para avisarme del peligro había bastado para poder esquivar aquella flecha.

 

Miré alrededor y me di cuenta que los chicos se habían adelantado, así que yo era la última. Para cuando Goderic, quien era el primero, dio un paso hacia el frente, una de las esferas de metal cayó del techo y la esquivó, aunque al tocar tierra se abrió y un chillido comenzó a extenderse en la sala. Pronto me sentí mareada y estuve a punto de desmayarme. Vi que los chicos activaban sus anillos y no tuve que preguntar. Activé mi anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos y aumenté la zona de escucha que había entre nosotros, más no podíamos oír aquel chillido.

 

-Y yo que pensé que esto sólo me iba a servir para que mi hija no encontrase los chocolates en la mansión- bromee.

 

Me adelanté a la par de Bodrik y mientras esquivábamos las bolas de metal, con un Diffindo o un Incendio íbamos matando a las mandrágoras.

[Sherlyn Stark]

Jamás había sido un deseo traspasar una pared y la idea de poner en práctica aquel nuevo poder le incomodaba. Admiró la manera en la que sus profesores desaparecían al cruzar aquel muro, desafiando la lógica ya establecida por muggles; aunque la magia hacía eso, era capaz de superar cualquier obstáculo. Observó a sus compañeros quienes luchaban contra todas las criaturas que se encontraban allí, fue en ese instante en que se percató que algunos animales solamente deambulaban por allí sin ánimos de atacarlos. Sólo quedaban unos pocos y ella ya no quería perder más tiempo.

De repente, sintió como una fuerza presionó su pecho, lo que indicaba que el miedo se estaba apoderando de su cuerpo. Debía hallar la manera de animarse y tranquilizar esa condición. Inhaló una gran proporción de aire creyendo que esto podía ayudarle, y por lo menos así lo fue, se concentró en descender su brazo y dejar de apuntar al hipogrifo cuyos movimientos estaban en su poder gracias al anillo que se lo permitía. Y, luego, se dedicó a seguir a sus compañeros, que seguían la dirección indicada por los profesores.

—Salvaguarda Mágica—susurró la bruja, una vez que se encontró en frente de la puerta. Sentía como el anillo se posicionaba justo uno de los dedos donde más le incomodaba llevar esos artículos decorativos, pero aquello no impidió que el poder que acababa de invocar, en esos momentos, pudiera ser efectuado. Debía actuar con rapidez, antes de que el efecto se desvaneciera. De un instante a otro, su cuerpo se encontró intangible, pudiendo atravesar cualquier objeto sólido. Y, sin perder el tiempo, se dispuso a avanzar hacía el sitio correspondiente.

Una vez allí, se encontró con un espacio de aproximadamente quince metros, donde debía saltar sobre piedras para evitar caer sobre aquel espacio vacío. Lo primero que se le cruzó por la mente fueron varias estrategias que podría implementar para avanzar con éxito: lo principal, mantener una total concentración en las piedras que estaban delante de ella, y así lo fue haciendo. Era como si no se encontrara ella en su cuerpo y una potencia superior la estuviese controlando, algo que en otros términos podría denominarse «voluntad». Quizás, una de las razones habría sido porque se retrasó, y ya muchos de sus compañeros se encontraban más adelante.

«No pierdas la concentración» se dijo así misma, tratando de mantenerse más alerta. Al avanzar se encontró con una lluvia de flechas de dos tipos: fuego y hielo, no quería saber cuáles eran las consecuencias de ser atacada por esos objetos. Sin pensarlo dos veces, volvió a murmurar: —Salvaguarda Mágica—nuevamente su cuerpo se volvió intangible, como hacía unos segundos, con la ayuda de aquel poder ninguna flecha podría ser capaz de atravesarle, o eso era lo que ella creía.

Logró visualizar la figura de sus compañeros a unos metros de ella, fue lo suficiente para que pudiera sentirse a salvo por unos segundos. Unas pelotitas comenzaron a descender del techo, sin embargo, uno de sus compañeros, Goderic, impidió que el llanto de las Mandrágoras pudiera escucharse dentro del área, una excelente estrategia. A pesar de todos los obstáculos, ella se encontraba a salvo, pero desconocía el estado en el que se encontraba Elvis. Esperaba actuar a tiempo.

[Goderic Slithering]

Al girar para asegurarse que todos se encontraban bien Goderic notó como Bodrik se realizaba una curación mientras que Cissy acompañaba el labor de su sobrina al atacar las mandrágoras con diferentes hechizos, entre ellos el incendio. Algunas compañeras no logró distinguir, quizás se habían retrasado o habían decidido continuar con Mia. No sabía pues no realizó una inspección profunda sino todo lo contrario. Su revisión del estado de sus compañeros con suerte había durado más dos segundos.

Siguió avanzando como si no hubiera un mañana. La verdad debía aceptar que en una parte de su mente le divertía la aventura que vivía pero no había tiempo para pensar mucho en ello y disfrutarlo. Quizás cuando rescataran a Elvis y salieran sanos y salvos de allí recién en ese momento podría mirar al pasado y reír de las situaciones que vivieron. Por ahora sólo podía correr directo en la dirección de su profesor.

Al avanzar cierta distancia recordó que seguía activado su anillo contra oídos indiscretos aunque ya no era necesario pues habían acabado con cada una de las mandrágoras y se encontraban a la distancia suficiente como para no ser afectados en caso de que una siguiera viva. Por lo mismo, simplemente desactivó su anillo permitiendo ahora una mejor comunicación entre todos.

Al llegar ante el último tramo hasta su objetivo: el Gryffindor, Goderic pudo ver como un grupo de boggarts aparecían frente a ellos. Los contó y maldijo por lo bajo, al parecer estaba contemplado que cada uno de los integrantes del grupo debían superar al boggart, su propio temor, para poder avanzar. No había sido una buena idea después de todo el separarse en dos grupos aunque el Weasley confiaba en que sus compañeras no se tardarían en unirse al grupo. En última instancias utilizaría la salvaguarda mágica para cruzar cualquier obstáculo que lo separara del director de la academia aunque eso significara la ira de la Guerrera Uzza.

— Suerte — dijo en voz alta dirigiéndose a nadie en particular pues se lo deseaba a cada una de sus compañeras.

Se paró frente a su boggart que rápidamente comenzó a cambiar. Hace tiempo que no se enfrentaba a uno, la última vez que lo había hecho se había convertido en el cuerpo de sus hijos fallecidos quienes le reclamaban por no haber sido lo suficientemente fuerte para protegerlos. Sin embargo, ahora estaba seguro que no sería el mismo. Había pasado meses superando la prueba para convertirse en miembro del clan Cape et Dagger donde aceptaba la muerte y la vida. Aceptaba el ciclo natural de la vida. Aceptaba que la vida tiene dos lados y hay que respetar a ambos.

Al Weasley le había costado mucho el aceptar la muerte. No tenía la fortaleza para abrazar a sus hijos y anhelar que estén bien, aún sintiendo el dolor que se vaya de su lado. No, no podía aceptar la muerte ni el consuelo de un más allá. No podía despedirse y esperar que la soledad lo envolviese en un abismo de oscuridad y autodestrucción. Sin embargo, el tiempo es sabio y su maestro también lo era. Sus palabras y enseñanzas le habían permitido recordar cosas fundamentales que había olvidado por la magia. La vida es una serie de cambios, personas nos dejan y conocen a otras. Sería doloroso, sí pero ahora Goderic sabía y aceptaba vivir con el miedo y con la sombra de la muerte. Se sentía más humano por ello. <<¿Un inmortal es humano?>>

Tal como había pensado su boggart había cambiado y lo agradeció, por más que aceptara la muerte no estaba dispuesto a ver la imagen de sus hijos muertos. Su boggart se transformó en un hombre lobo, que viajó rápidamente hacia el cuello del Weasley con intención de morder su yugular y asesinarlo sin vacilación. No había tiempo para vacilar y pensó rápidamente en un Salvaguarda Mágica, sí, lo había utilizado muchas veces y por lo mismo fue lo primero en venir a su mente.

Sabía que no duraría demasiado. Su boggart no se cansaría mientras su energía ya comenzaba a ser mermada por aquella corrida con obstáculos. Su físico y magia se encontraban minados. Debía concentrarse, aprovechar la ventaja que le daba su intangibilidad y reunir sus energías en un solo ataque.— Riddíkulus — dijo sin alzar la voz, temiendo que su concentración se perdiera al hacerlo. Necesitaba recordar un momento feliz y el parto de sus hijos vino a su memoria sin mucho esfuerzo.

El efecto de su hechizo fue inmediato el hombre lobo comenzó a perder su pelo y sus dientes dejaron de ser una amenaza. Parecía un cachorro asustado y calvo, no le daba mucha gracia como para sacarle una carcajada sin embargo el nuevo hombre calvo chino -como lo apodó- era torpe y se tropezaba con cada intento de paso que realizaba. Aquello si hizo soltar una inevitable carcajada, que terminó por ahuyentar a su boggart, quien al huir dejó a la vista la llave que era necesaria para continuar. Sólo esperaba que sus compañeras tuvieran la misma suerte y sus miedos no fueran tan peligrosos. <<Que nadie le tema a los dragones o basiliscos>> pensó repitiendo cada cierto tiempo, como si fuera un rezo.

Goderic sabía el porqué de su boggart. Temía dejar de ser humano.

[Emily Karkarov]

Siente una cierta familiaridad al estar acompañada por Bodrik y por Goderic y eso le ayuda a estar calmada, la constante práctica en situaciones de peligro y la necesidad de luchar por la vida de alguien eran cosa del pasado de Emily. Jamás pensó que era lo que haría nuevamente en un curso de la universidad. Sí, sabía que los poderes eran algo más agotadores que los conocimientos, pero no imaginó la intensidad de las situaciones que ahí estaba viviendo.

 

—Bien, bien —responde y se lo dice a sí misma. Ha avanzado mucho sin recibir mayores daños más allá de una quemadura y pequeños cortes, no se siente mal anímicamente y considera que no es una misión suicida rescatar a su profesor; quien en ese instante realizaba una especie de magia que no conocía, pero que afectaba a la extranjera que lo había atacado. Aquello la sobresalta. Si tiene razón y ella es una guerrera, buscará la forma de desquitarse. Sacude su cabeza, no es momento de pensar en eso.

 

Gracias a que Goderic va primero, sabe lo que viene: boggarts. No le gusta enfrentarse a esas criaturas, y más aún, no le gusta tener que enfrentarse a éstas en frente de más gente; aunque probablemente nadie le prestara atención, al estar cada uno ocupado enfrentando sus propios miedos. Emily no avanza demasiado cuando algo se abalanza sobre ella e instintivamente cierra los ojos y se cubre la cara con los brazos, con la varita mágica en alto. Se insulta a sí misma mentalmente, por no estar preparada y por dejar que una est****a planta la aprisione.

 

El lazo del diablo no es precisamente su miedo, sino el de morir asfixiada. Para Emily no hay peor forma de morir que siendo torturada de forma tan lenta, ni nada tan humillante como que el causante de esa muerte sea una simple planta, de la cual te enseñan a defender en el primer año de Hogwarts. Siente una presión increíble en los brazos y las piernas, causada por la enredadera que poco a poco cubre cada parte de su cuerpo, aprisionando cada vez más cada que intenta respirar. Tiene los ojos todavía cerrados con fuerza, intentando recordar algo feliz que la tranquilice por completo.

 

—Riddíkulus —dice un segundo después y de cierta forma agradece que la enredadera sea rápida, pues a pesar de que está toda cubierta, su varita sigue en su mano, fuertemente empuñada. El rayo convierta las enredaderas en serpentinas, de esas que se utilizan en la festividad muggle conocida como carnaval y que algunas veces ha visto en las fiestas de los magos y en algunos animales de globos, por lo que verlas le recuerdan algo alegre y le sacan una pequeña sonrisa. Al parecer, eso es suficiente; al sacudirse los restos que quedan sobre su ropa, los ve desaparecer no mucho después.

 

A esas alturas ya alguno de sus compañeros también han derrotado a sus boggarts y se toman un respiro, va a encontrase con ellos cuando un destello en el suelo llama su atención. Se acuclilla y recoge una pequeña llave de color dorado intenso. La examina con cuidado, como si de esa forma pudiera saber para qué la necesita. Cuando va a ver, casi corriendo, a su tío, éste también tiene una llave similar en su mano.

 

—¿Y ahora qué se supone que hagamos con ésto? — pregunta, haciendo referencia a la llave. Hasta ese momento, ninguno había notado el candado que impedía el paso hasta donde se encontraba Elvis. Debían avanzar solo un poco más de trayecto para darse cuenta.

Editado 23 de Marzo del 2016 por Emily Cartwright

[Bodrik]

 

 

Como esperaba Cissy puso en práctica o que ambas habían aprendido recientemente en la universidad, en el curso avanzado sobre Herbologia. Estaba Usando Diffindos e Incendios para combatir a las mandrágoras. Nathan las había instruido muy bien sobre todo tipo de plantas y los hechizos que resultaban útiles para el manejo de las mismas. De todas formas la pelinegra prefería que avanzaran un poco más pues temía que el Gryffindor no podría permanecer por mucho tiempo en ese estado y seguramente la mujer que ella suponía era una Guerrera Uzza permitiera que ellos abandonaran la habitación si no conseguían liberar al director.

Cissy los alcanzó justo cuando avanzaban a su última prueba. Gode Iba a la cabeza en ese momento, pues de Mia y los demás que se desviaron no habían vuelto a saber Era momento de enfrentarse con uno de los retos más grandes al que se debían enfrentar durante su avance hacia la zona donde podría acceder a Elvis para realizar las curaciones necesarias para salvarle la vida.

Era una suerte contar con la compañía de Goderic, Emily y Cissy pues el trio había compartido con ella diversas situaciones en las que había tenido que sobrellevar diferentes obstáculos. Los dos primeros habían hecho parte muy importante de su vida, además como miembros de la orden del Fénix habían enfrentado muchas veces sus experiencias iban mucho más allá. Con Cissy había compartido la jefatura de la casa y recientemente estuvieron juntas en la clase de Herbologia que dictaba Nathan para alumnos avanzados dentro de la universidad.

En ese momento, todos fueron testigos de algo inesperado. Elvis Gryffindor estaba realizando un tipo de movimiento. De alguna manera había conseguido incorporarse del suelo sanando el mismo sus heridas, pero lo más extraño y sorprendente era que había accedido a un objeto mágico que luego clavó en la misteriosa guerrera condenándolos a si a la ira de la Uzza- Nooo- gritó Bodrik sin comprender lo que estaba ocurriendo, y temiendo que después de eso los dejaran para siempre dentro de aquella zona.

Y fue entonces cuando apareció Su Boggart. Gode ya estaba enfrentando la suya, pero Emily y ella comenzaron con la experiencia al mismo tiempo. Frente a ella, la guerrera Uzza estaba implacable Levantando su cayado en dirección a su pecho. Hablando enfurecida y reclamándole su falta de fortaleza. La mujer tenía una mirada encendida y airada y le hacía ver que no tenía escapatoria de aquella cámara. Cada segundo que pasaba el terror se iba apoderando de la Lockhart que para ese momento deseaba con todas sus fuerzas abrazar a sus abuelos.

Es probable que su naturaleza Paladín saliera a flote en ese instante, pues pese a no encontrar una salida la energía que manaba dentro de ella empezó a chispear dentro de su pecho y consiguió la fuerza necesaria para pronunciar un – Riddíkulus- levantando su varita hacia la figura imponente de la guerrera quien de inmediato cambio su cayado por un globo en forma de cisne y su atuendo se transformó en la ropa de un payaso.

Su miedo no era más que el resultado de saber que dependía de otros para poder terminar con el reto, y que si alguno fallaba podía limitar la salida del resto de ellos del recinto. La mujer había sido herida y probablemente buscaría venganza, así que las posibilidades de la libertad parecían esfumarse. Sin embargo, el cisne le recordaba a sus abuelos por que fue necesario sonreír y sabiendo que tenía un motivo por que luchar.

En ese momento, la guerrera Uzza falsa regresó al armario de donde provenía dejando tras de sí una llave que la fenixiana se apresuró a tomar, antes de reunirse con sus compañeros que ya había derrotado a sus respectivas Boggarts- Uff pensé que de esta no salía- comento a Gode, Emily y Cissy que la esperaban con sus respectivas llaves – Según entendí , entre todos debemos abrir esa puerta y juntar las llaves o algo así.- Respondió a la pregunta de la Weasley – ¿creen ustedes que necesitemos todas las llaves o con unas cuantas sean necesarias?- no sabía cuánto tiempo tenía que esperar al resto de sus compañeros.

[Goderic Slithering]

— ¿Eso responde a tu pregunta?— respondió con voz entrecortada cuando el candado se encontraba a la vista.

Resultaba que cada boggart escondía una llave diferente y al haber conseguido todas lograrían reunirse con Elvis. El problema era la falta de sus compañeras que habían quedado rezagadas. No sabía si alguna había aceptado la sugerencia de Agatha y se había marchado con ella o seguían junto con Mia y su pasaje diferente. A causa de aquella separación, el grupo se encontraban en una encrucijada.

— Bien, creo que tenemos como tres opciones.— comenzó a decir a sus compañeras.— Podríamos quedarnos a esperar a que nuestras compañeras nos alcancen aunque no sé cuánta paciencia tenga nuestra invitada.

No le agradaba esa opción, aunque podría servir. Elvis ya se encontraba lo suficientemente recuperado como para autogenerarse una herida por lo que ya no estaban en contra del tiempo en ese aspecto pero el Weasley realmente dudaba que la Guerrera Uzza le agradara la idea de quedarse sentados mirando al horizonte mientras esperaban por vincularse con el libro de la fortaleza.

— Por otra parte podríamos regresar y buscar a las que faltan pero, repito, dudo que nuestra invitada tenga la paciencia como para gastar tiempo en regresar y luego volver.

Sí, era sólo una variación de lo anterior. Lo que cambiaba era que consumían tiempo y energías en regresar pero a cambio la Uzza no se quedaba viendo como los magos se sentaban de brazos cruzados haciendo nada. Eso probablemente disminuiría la ira de la guerrera pero tampoco era lo más práctico del mundo pues si habían decidido tomar una camino diferente para llegar hasta allí podrían no encontrarse en el camino terminando un grupo perdido.

— Por último, y es lo que me parece mejor, podríamos tratar de usar nuestro ingenio para conseguir dichas llaves. Podríamos ¿negociar? — dijo con un tono de duda a esa palabra, negociar implicaba tener algo que dar y recibir pero la Uzza nada ganaba con un trato.— para ver si nos permite conseguir las llaves sin la presencia de nuestras compañeras

Obviamente todavía quedaban muchas variaciones y mezclas de esas ideas, como dividirse en dos grupos y que uno espere y el otro vaya a buscar, utilizando algún método de comunicación. De hecho, la tercera opción era sólo una variación de la primera, sólo que mientras esperaban gastarían su tiempo en imaginar formas ingeniosas para conseguir las llaves sin irritar a la Guerrera Uzza, dándoles tiempo a sus compañeras para alcanzarlos.

No le molestaba luchar nuevamente contra un boggart si fuese necesario para compensar a una de sus compañeras desaparecidas pero comenzaba a sentir una leve fatiga. La adrenalina ya comenzaba a disminuir y todas las consecuencias sobre su cuerpo y mente comenzaban a ser más notorias. Pensó por un instante sacar de su monedero de piel de Moke algún chocolate para recobrar energías pero comer en una situación de riesgo como aquella dudaba que fuera bien vista.

— ¿Qué creen que sea mejor? — preguntó mientras tomaba una bocanada de aire y apoyaba sus manos en sus muslos y flectaba levemente sus rodillas.

[Emily Karkarov]

Un candado les impide el paso hasta donde está Elvis y Emily piensa nuevamente en hacer un salvaguarda mágica para atravesar esa última barrera; sin embargo, sabe que es imposible que esa sea la forma de llegar hasta allí, considerando que cada uno de los que ha superado su boggart tiene en su poder una pequeña llave. Suspira, está a punto de sentarse y dejarse caer, abandonar todo y esperar a que sus compañeras lleguen en cualquier momento.

 

Oh, pero la siempre oportuna voz de Goderic la saca de su ensimismamiento y pesadumbre e intenta armar un plan alterno al de avanzar sin mirar atrás. La Dumbledore mira a Bodrik y luego a Cissy de forma alternada, esperando que alguna responda o tenga otro plan mejor, aunque nada escucha hasta que Goderic la mira directamente a ella.

 

-Pues ... - dice, vacilante, sin ganas de hablar siquiera. Pero hay algo que la anima siempre, y es molestar a alguno de sus familiares -Si crees que puedes negociar con una guerrera, adelante. Pero no se me ocurre nada que tengamos nosotros que ella quiera.

 

No es que no se tenga confianza; o que no tenga confianza en su grupo de compañeros. La idea de negociar no es del todo mala, siempre y cuando se trate de magos y brujas normales, incluso quizás cuando se trata de la guerra de bandos que lleva años de años atormentando a todos en el mundo mágico. No, negociar suena bien, aunque no lo suficiente para una situación como esa

 

-Vayamos a buscarlas ¿les parece? Necesitamos todas esas llaves - dice con determinación. Tienen la ventaja de saber en dónde exactamente se separaron y no están muy lejos de ese desvío en el camino, la misma Emily quizo bajar por ahí no mucho rato atrás. Además, la bruja tiene la impresión de que la mirada desaprobatoria que la uzza les propina se debe a que no están haciendo lo necesario y ¿qué mejor que averiguar lo que deben hacer que juntos?

 

Mira a Elvis a lo lejos y le alivia ver que está mucho más recuperado, no lo suficiente, pero se nota su fuerza y la astucia para mantenerlos protegidos a todos. Y eso la sorprende gratamente, pues a pesar de que está herido, sigue pensando en sus alumnos. Solo espera que tengan el tiempo suficiente o de otra forma, se lamentaría demasiado.

[Mael Blackfyre]

Mis fuerzas de a poco se fueron recuperando. No estaba del todo bien pero estaba seguro que en otras ocasiones había estado peor. Me levanté mientras los chicos iban enfrentándose a aquellos boggart. Miré con una sonrisa a la Guerrero Uzza, como desafiante. Ella creía que los chicos jamás iban a atravesar todas ésas barreras y lo estaban haciendo de maravilla. Y más orgulloso me encontraba cuando recurrían a los poderes. Tenían hechizos muy buenos y los objetos añadidos los utilizaban muy bien.

 

Me acerqué al barrote y me aferré a las rejas que me separaban de los chicos. Tenía mi varita cerca, listo para cualquier inconveniente, pero cada uno de ellos se estaba comportando de maravillas. Sonreí a mis compañeros Goderic, Emily y Bodrik. Incluso a Cissy, que dentro de la comunidad mágica podríamos tener nuestros altercados pero allí debíamos dejarlos a un lado, por lo menos hasta que terminara la prueba. No nos servía de nada pelearnos porque sino ella se quedaría sin la vinculación del libro. Agatha había decidido quedarse atrás, aquella maldita demonio se estaba buscando que la enfrentara en cuanto tuviera oportunidad.

 

— Chicos, no se preocupen por mí. Ya veré como puedo salir —les comenté intentando llamar su atención. Pasé una mano por aquella reja y les señalé a Asenath, que se estaba acercando a Agatha. ¿Qué le estaba diciendo? No podíamos escuchar de allí, estaba seguro que ni siquiera con el Anillo de Escucha podríamos atravesar los encantamientos de la Uzza, éstos poseían los poderes casi en un pestañeo de sus ojos. Pude ver que mi compañera asentía y la Guerrero apuntaba al grupo de chicos. Casi gritaba o intentaba alertarlos pero estaba seguro que no los atacaría. No sabía porqué—. El portal. Abrió el portal. Demostraron que estaban listos para la prueba.

 

Luego de que los chicos se enfrentaran a los Boggart, todos éstos desaparecieron. Las mandrágoras dejaron de caer del techo y las flechas ya no salieron de las paredes. Asenath volvió a apuntar con sus armas, pero ésta vez no nos estaba atacando, de querer hacerlo tampoco podría sin salir herida. La había obligado a que si llegaba a pensar en atacarlos, le produciría varias heridas asi que no le quedaba otra alternativa. Con un movimiento de su Vara de Cristal, abrió un portal. Todos los Guerreros Uzza que tenían ése poder los conocían como el Haz de Noche. Si miraban el centro, parecía como si estuvieran mirando al mismo universo.

 

— Chicos, están listos —volví a repetirles—. Deben atravesar el umbral del portal y los conducirá directamente al sitio donde van a llevar a cabo la prueba. Es la última etapa, lo que necesitan hacer para vincularse al libro. Confíen, los alcanzaré—les comenté esperando que todos pudieran relajarse, para usar aquel Haz de Noche y poder llegar al último escenario. ¿Estarían listos? Esperaba que si porque confiaba en ellos. Al menos de los que habían llegado hasta allí. Sabía que algunos ni siquiera habían pasado aquella enorme brecha.

[Cissy Macnair]

Me sentía exhausta. ¿Hacía cuánto que no usaba la magia para defenderme con tanto ahínco? Seguro que habían pasado meses desde la última vez que me había visto en un aprieto tan grande que había tenido que usar todo mi poder para defenderme y aunque sabía que debía aprender del libro, lo que más me incomodaba era no poder utilizar mis hechizos de Mago Oscuro, porque seguro que si invocaba unas necrohands podría quitar de en medio a todos los bichejos e, incluso, a mis compañeros, hasta avanzar hasta Elvis. Claro que Elvis no me importaba en lo más mínimo, por mí podía estar muriéndose allí mismo que yo no haría nada para detener su fin, pero sí me importaba impresionar a la Uzza y ganarme la sabiduría que llevaba el libro en sus páginas.

 

Detrás de Goderic, el que iba más adelante, avanzaba Emily (así creía que se llamaba la chica). A mi lado estaba Bodrik, quien había asentido satisfecha a mis hechizos para combatir las mandrágoras. Sí, habíamos cursado juntas la clase de Herbología y me alegraba de poder haber aprendido muchas cosas con Nathan y con ella. Pero luego de aquello, debíamos avanzar. Adelanté a mi vieja compañera de jefatura y de pronto me sentí atrapada. No sabía cómo ni por qué, pero delante de mi había una mujer parada, mirándome con ojos iracundos.

 

La reconocí. No podía no conocerla. Estiré mi mano hacia Sybilla pero ella sonrió con malicia y de pronto se transformó en mí. Solté un alarido por el enorme parentezco que Macnair tenía conmigo, aunque las ropas de mi "doble" estaban manchadas de sangre y su mirada estaba perdida, aún avanzando a mi encuentro. Retrocedí y solté un alarido al chocar mi pie con una de las bolas de metal llena de pinchos que habían caído del techo y que ahora tenía una mandrágora muerta dentro. Mi pantalón se razgó y comenzó a correr la sangre desde mi pierna hasta mi tobillo, cálida y viscosa. Arrugué la nariz y miré hacia adelante, pero mi doble se había ido y ahora la sustituía un lobo enorme.

 

-¡No!- grité, aterrada.

 

Sentía una terrible opresión en mi pecho. La loba tenía las fauces abiertas y babeaba sangre además de saliva espesa y maloliente. Empuñé la varita, pensando en que no podía estar allí... No podía estar allí porque yo estaba acá y no era luna llena.

 

-RIDDÍKULUS- exclamé con fuerza, pensando en la única cosa feliz que podía venir a mi mente en aquel momento.

 

La loba se redujo al tamaño de un cachorro y se convirtió en un muñeco de felpa. Sólo entonces exhalé aliviada y me dediqué a mirar la herida e mi pie. Pensé en otra Curación y acto seguido seguí avanzando hasta posarme junto a Goderic, Emily y Bodrik, quién había superado su boggart antes que yo. Por suerte nadie (o eso esperaba) había visto mi cobardía frente a mi propia imagen ensangrentada. Llegué a tiempo para escuchar una leve conversación sobre cómo abrir el candado de la jaula de Elvis, donde el mago ya se había incorporado y nos miraba, aturdido y cansado, pero mucho mejor gracias a que había curado sus heridas. Estaba por contestar que podríamos negociar con la Uzza cuando Elvis habló.

 

-¿Y te dejamos acá? ¿Así de simple? ¿Hemos cruzado esos cuatro infiernos en miniatura para que nos digas ésto? - me sentía molesta, aunque no sabía si era por el cansancio o porque ya todo me parecía inútil.

 

Ni siquiera esperé al resto. Le di la espalda a Elvis, totalmente enfadada y me dirigí hacia Asenath. Desde lejos se notaba que no era alguien con quien quisieras verte envuelto en una pelea, así que intenté no molestarla con mi mirada enojada. Atravesé el portal la primera, sin esperar al resto. Si ellos querían debatir sobre qué hacer con Elvis o no, ya no era mi problema.