Libro del Equilibrio

[Undefined]

Iowa era el lugar en donde se llevaría acabo ahora la siguiente clase de los libros, en esta ocasión era el libro del equilibro, más poderoso al anterior, con hechizos mucho más interesantes que los anteriores. Eso era lo increíble de aquellos artefactos y es que cada uno los harían crecer como magos hasta un punto donde serían capaz de destruir ejércitos enteros sin esforzarse tanto.

 

A su alrededor se encontraban prácticamente las mismas personas que su clase anterior, lo único que cambiaban esta vez eran las que iban a enseñar, si que de verdad se enseñaba, ninguna se presentó como era debido. Una de ellas era de la Orden del Fénix, la otra se le hacía familiar, pero no la reconoció y tampoco hizo esfuerzos en recordar algo de ella.

 

Estaban ahí para investigar algo sobre la gente que habitaba en el estado. Stephanus en ninguna parte veía algo misterioso, más bien parecía ser un lugar desértico, con un clima pesado y denso, una niebla que casi podía tocar. Todo sus pensamientos cambiaron cuando a sus oídos llego un grito agónico y desesperado de una mujer en peligro, todos se alarmaron, sólo que ninguno se vio desesperado en ayudar a la víctima.

 

El primero fue Ishaya que entro como un campeón lanzando hechizos contra la oscuridad de la casa, al parecer había vislumbrado una sombra y lo increíble era que uno de sus encantamientos surgió efecto en alguien. Luego el resto poco a poco fue sumándose a la ayuda entrando a una especie de casa, Stephanus se quedo allí en el umbral observando como trataban de ayudar y combatir, ingeniosamente todos lograron vencer a esas extrañas figuras salvó un niño que Lyra esperaba que respondiera algún tipo de pregunta.

 

Se apartó cuando sacaron el cuerpo de la profesora al exterior, una mujer con un exceso de confianza muy grande al andar sola por la vida sin un ápice de prevención. Suspiro sin decir mucho, esperando que se recuperará pronto para continuar con toda la aventura que le esperaba, ¿Que eran esas cosas que habían vencido? ¿Habían más? ¿Habrán otras especies? Estaba confundido en ese momento.

[Mica Gryffindor]

No supo nada desde el momento en que fue atacada. Se había desmayado al instante pero notaba que alrededor nada estaba quieto. No podía abrir los ojos, como si sus párpados se encontrasen pegados, ni mover ninguna de sus extremidades. Sin embargo sentía cómo la jalaban y su cuerpo se mecía en el involuntario traslado.

De pronto, los fogonazos y palabras de sus conocidos alumnos, que gritaban encantamientos y enfrentaban a sus atacantes. Estaba alarmada, pero aquello la tranquilizó un poco. Sabía que no la dejarían allí, que la defenderían de lo que fuera que intentaba llevársela.

Fue la voz de su compañera la que finalmente la ayudó a volver en sí. Se encontraba mareada pero por fin lograba abrir los ojos y, tras acostumrbarse a la oscuridad que la rodeaba, ver el rostro de su alarmada compañera.

-¿Qué me sucedió? ¿Qué fue eso?- murmuró con la voz muy quebrada por el susto y el mareo.

Sin embargo no había aparentemente tiempo para responder a sus preguntas, pues Lisa estaba demasiado ocupada en regañarla como si se tratase de una pequeña niña. Se incorporó intentando no responder a las réplicas. El sonido de la bandada de cuervos calló las palabras de la fenixiana para obligarla a actuar.

 

-¡¡Por Dios, Lisa!! - se quejó, iba a regañarla por el sitio que había propuesto pero también era su culpa el aceptar- Ahora sí, que nadie se separe del resto...

[Lisa Weasley Delacour]

Estaba perdiendo la poca paciencia que poseía. Agatha, directora de la universidad, era peor que todos los pupilos juntos; imprudente, enfadadiza y por descontado no toleraba ordenes. Un diez. No solo debía luchar contra niños poseídos, entes oscuros y salvar la vida de todos los presentes, si no que también debía vigilar los movimientos de la Haughton, la cual no estaba muy por la labor de seguir el procedimiento cauto. Mientras negaba con evidente descontento, me dedique a evaluar la situación.

Dentro de la casona había cuatro formas humanas de tamaño promedio que y sin lugar a dudas se morían por cortarnos algún mié,nro. Estábamos rodeados por extensos campos de maíz y una bandada de al menos cien cuervos nos retaba desde el aire con sus mas que constates graznidos. El trabajo en equipo era esencial para lograr evitar las amenazas y continuar con la búsqueda original. Tome cartas en el asunto, pues nadie parecía tener entusiasmo por hacerlo. Maldije internamente una vez mas.

- Lyra – Llame a la bruja – Thomas y Sally – Dos miembros de mi bando, en los cuales confiaba – Quiero que os pongáis en esta linea – Señale la separación de la carretera principal – Y apuntéis a los cuervos. Quiero una defensa férrea. El fuego los detendrá. Usad el nuevo conjuro, como antes lo hecho yo – Sabia que me habían visto. Estaba segura podían copiar mis palabras y movimientos. Ademas la practica hace al maestro – Axel, Ishaya, Unde – Menudo grupo, pensé por lo bajo – Vosotros os encargareis de esto.

El frio espantaría a los atacantes, pues logramos intuir acertadamente que se regían por el calor corporal – Usad el rayo de hielo, mientras avanzáis por la primera planta. Veremos si hallamos alguna pista – Yo me ocuparía del campo sembrado, pues mi conexión con Gaia me hacia fácil hallar algún animal o persona dentro del mismo. La llovizna aumento al pronunciar la estrategia. Algo me decia que seriamos atacados de nuevo. Debíamos, sin duda alguna, estar alerta y con los sentidos firmes.

[Axel Rexdemort]

Axel se llevó la mano derecha sobre la boca, escondiendo la sonrisa burlona, que tipo de profesora podía ser tan irresponsable para olvidar al grupo y caer en la primera trampa del lugar, así mismo después observo a Thomas; siempre que veía en acción a no podía evitar reír un poco, el joven era un mago demasiado agitado, siempre de un lado a otro, ya lo había dicho James Dean, “Live fast, die young” pero ese chico siempre iba demasiado rápido quizá fuera por la edad, Axel solo evito reír cuando lo vio resbalarse con su propio hechizo.

 

- Soy detestable. - Sacudiendo la cabeza, para intentar enfocarse un poco en la situación y alejar esa sonrisa pueril, el hombre tomo aire y respiro, el lugar estaba inundado de un aroma de incencio y tierra mojada, un lugar bastante tranquilo para relajarse, si se ignoraran los entes desconocidos con garras y la docena de niños solos con sus caras, sobretodo aquel infante al cual su madrina Katara trataba como a una de sus mascotas. – Mi madrina es sorprendente.- Llevando su mirada sobre las calles vacías y llenas de suciedad, lo que indicaba que el lugar tenía tiempo sin supervisión. Así los edificios destrozados y abandonados. Sobretodo aquella casa donde habían dejado KO a la directora de la academia.

 

Axel levantó la mirada hacia Lisa, al parecer había cambiado el papel de profesora a líder de un ejército, y él estaba en la primera línea de ataque. – ¿Really? – Pregunto extrañado, su acento vikingo se hizo más notorio, supuso que eso se ganaba por su actitud, busco a sus compañeros, Ishaya y Stephanus y dio un largo suspiro de resignación al verles el rostro; porque no podía quedarse sentado leyendo el libro del equilibrio con un buen té negro en la cafetería de la universidad, en vez de estar en un pueblo perdido lleno de niños rabiosos.

 

Rasco su cabeza, y se dispuso a entrar nuevamente a aquella casa, evitando pisar el hielo que Thomas había hecho, la casa se encontraba algo oscura debido a la lluvia que había allá afuera, y se podía ver un trozo de madera en el suelo, justo donde se había desplomado Agatha. – ¿Alguna idea de a dónde ir? – Demando el hombre, mirando los despojos en los cuales se encontraba la entrada de aquel lugar. Y suponiendo que la mujer había sido golpeada con eso. – Lumus. – Esquivando lentamente el obstáculo para mirar la pared contigua. – Que lindos… - Señalando el muro un mensaje rojizo. “GET OUT” – Si eso es sangre, será un buen cliché. - Sin dejar de mirar la advertencia.

[Lyra Katara Selwyn]

El niño al que le había preguntado si estaba bien, solo me veia asustado y desorientado. Todavía no me había acercado al grupo donde estaban los demás, seguia esperando respuesta.

-¿Quienes son ustedes? ¡No te acerques! Exclamó, mientras corría alejándose del lugar.

Al parecer la poción de estimular la agilidad mental había funcionado en el pobre, pero ¿cómo se la daríamos a todos? No podríamos ir tras cada uno. Sin embargo, no pude seguir pensando en eso, ni plantearle la idea a las profesoras, ya que al parecer ninguna había visto lo que había pasado con el pequeño.

Me acerqué al grupo y vi los cuervos que nos señalaba la profesora. Podía imaginar la matanza que iba haber en ese sitio, ya que los cuervos no podrían curarse a ellos mismos, pero al fin y al cabo, era en defensa propia.

Me puse en la separación de la carretera principal y comencé el ataque hacia aquellos animales. Una de los cuervos ya estaba demasiado cerca de mi, por lo que tenía que hacer algo rápido para evitar el ataque.

-Semillas de hielo.- Pensé, mientras señalaba al cuervo con mi varita.

De inmediato salió un viento helado que lo paralizo, cubriéndolo de hielo. El animal cayó al suelo, aunque sin hacerse daño, sabía que no duraría mucho tiempo así, pero al menos me libre de un ataque seguro.

De nuevo apunte donde estaba el resto de la parvada, para hacer el hechizo que había pedido la profesora. Flechas de fuego. pensé. Una andanada de filamentos de fuego. Algunos no dieron en el blanco, pero otros si.

En el sitio pronto hubo un olor desagradable a quemado invadió el lugar, como consecuencia de los filamentos de fuego que incediaban la piel de las aves, ocasionando además heridas sangrantes en cada cuervo que habían podido alcanzar.. Las aves perdían la vida al momento de tocar el suelo, lejos de nosotros.

¿Qué los haría actuar así? Ya lo investigaríamos. Era una lástima que los cuerpos de los animales atacados no desaparecieran al momento de morir, así la vista resultante no sería tan malo, pero por otro lado, comprendía porque era mejor usar este hechizo a las semillas de hielo, atacaba a más criaturas.

Editado 15 de Abril del 2016 por Lyra Katara Selwyn

[Thomas E. Gryffindor]

Tras sentir el piquete de la araña en su frente; Elros se llevó la mano derecha rápidamente hacia la zona de ardor, auto-propinándose un fuerte y certero golpe que terminó por aplastar al malogrado arácnido que ahora yacía destruido en su palma. -¡Malnacida seas!- gruñó el pelirrojo casi susurrando, para luego apuntar con su varita hacia una pequeña piedra que estaba cerca de su actual posición a las afueras de la casa embrujada. -Morph…- fue lo que alcanzó a expresar, debido a que cuando se disponía a transformar la roca en un bezoar, una de las argollas en su zurda empezó a vibrar y emitió una cálida energía que se traspasó a todo su cuerpo a través del torrente sanguíneo. Sin siquiera saberlo, el anillo antiveneno del Libro del Equilibrio había evitado que el efecto de la ponzoña lo embriagase, salvándole de intoxicarse en cosa de minutos frente a sus compañeros de clase. -¡Está bien!- manifestó el Gryffindor sonriendo cuando Agatha alzó la voz en un sutil murmullo que se quebró por el impacto del sobresalto emocional y el inesperado desmayo.

 

<<Vaya campo de maíz… si solamente cayese chocolate derretido desde el cielo… tendría Chocapic de Nestlé>> pensó sonriendo el ojiverde, recordando un comercial muggle que se repetía a diario en las tandas de propagandas, cuando logró incorporarse en posición bípeda fuera de la molestosa superficie congelada que había conformado por accidente. Pero fue en eso, cuando se cuestionaba si era elaborado de maíz o trigo, que Lisa le hizo despertar para volver en sí y conseguir tomar las riendas del asunto. -No hay problema- respondió, obedeciendo la indicación de la Weasley de concretar un equipo de primera línea junto a Katara y Sally en la separación de la carretera principal del pueblo. Fugazmente, el mago inefable apuntó con destreza hacia el firmamento; sujetando con estabilidad a “Lion” con tal de no flaquear en ese instante ofensivo y defensivo a la vez. <<Flechas de Fuego>> invocó mentalmente y con éxito, disparando una andada de filamentos de llamas que salieron disparados unos tras otros; logrando interceptar a más de una docena de cuervos de la bandada que terminaron convertidos en aves asadas con heridas sangrantes al incendiarse su azabache plumaje que velozmente se extinguió con la cargada llovizna que caía sobre la localidad estadounidense.

 

-¿Alguien se sirve pavo carbonizado?- comentó sonriendo de medio lado luego de olfatear el desagradable aroma a carne quemada que inundaba la zona de ataque, opacando el fuerte olor a incienso que había percibido una vez que puso sus pies ahí al comienzo de la travesía que los guerreros Uzza planificaron para aquel grupo de estudiantes junto a sus docentes de la Universidad. Fue en eso que, mientras Lyra congelaba a otro pájaro que estuvo a escasos centímetros de colisionarla, Thomas extrajo sin jaleo de su bolso con hechizo de expansión indetectable un pequeño frasco translúcido que contenía una poción violeta muy llamativa y singular; la cual bebió de un único sorbo. Se trataba de un brebaje elaborado con los pétalos de pensamientos, el que ingirió con el objetivo de estimular su agilidad mental con tal de no seguir cometiendo gansadas que pudieran costarle la vida a él o a alguno de los demás que estaban junto a su sombra malavenida en Ames. -Tenía un poco de sed- finalizó una vez que posó su mirada esmeralda en la señorita Selwyn brevemente, debido a que sus pies se dispusieron a correr ágiles detrás de la figura de Lisa que se había adentrado en el campo sembrado cubierto casi cabalmente por la molestosa niebla que rodeaba todo el perímetro.

Editado 16 de Abril del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Undefined]

Desespero. Oscuridad.

 

Poco a poco las gotas de agua que caían del cielo aumentaban su rapidez y su fuerza al impactar el suelo, empezaba a tornarse molesta para todos los que observaban como Agatha se molestaba por no tener el valor de negarse y escoger un lugar diferente. Esta vez fue más precavida rogando a todos que no se apartarán de ella, caminando con parsimonia y con un ojo en la espalda.

 

Todos tomamos las posiciones que nos correspondía bajo las órdenes de Lisa, volviendo a sumergirse de nuevo en la oscuridad de la casa con la inquietud de que ocurrían con esos niños y el porque de las aves en aquel lugar. Axel se dispuso a realizar un Lumos iluminando casi en su totalidad en donde se encontraban, era la sala. Con cuadros de seres humanos apunto de caer al suelo, paredes rasgadas tal vez por las garras de los cuervos, Stephanus casi choca un mueble destruido en el cual se podía ver la goma con la que había sido construido.

 

Giró una de las manecillas de la puerta que se encontraban a su izquierda empujandola, realizo un chirrido casi parecido al grito de un niño poseído por un demonio. Allí sólo se podían vislumbrar unos escalones que se dirigían hacia una especie de sótano protegido con velo de oscuridad mayor al de la casa.

 

- Encontré algo Comentó, haciendo que su voz resonara por toda la casa - ¡Homenun Revelio

 

Una especie de escudo se desprendió de su varita bajando los escalones por él con una rapidez indescriptible, recorrió todo el camino que había en ese lugar tratando de encontrar algún ser humano que estuviese. Uno, dos, tres... Cincuenta. Trago, algo asustado. Cincuenta personas se encontraban en el sótano de la casa, tal vez estaba secuestradas, poseídas o algo, pero ahora tenía la curiosidad de ir a averiguar y tal vez de salvar a todos ellos.

 

- Hay personas allá abajo - Exclamo dirigiéndose al resto del grupo.

[Sally Sigel]

Cuando el grupo logró reunirse en la entrada de la casa y logró ver aquellas sombras desplazarse una tras otra ella ya no entendía nada pues todo lo que sucedió a continuación pasó frente a sus ojos como una larga y rápida tirada de periódico. Logró ver una mirada siniestra, el rojo sangre que la hiz revivir viejos recuerdos de batallas pasadas. Figuras, el grito de alguien opacado por el graznido de los cuervos.

 

Como si se tratara de un fantasma siguió con la mirada y los pies a Lyra, aunque sin acercarsele demasiado. Sin embargo lo que acontecía en el interior de la casona captó su atención en el momento justo cuando un niño salido de la nada estaba cerca a su hermana. ¿Era acaso uno de aquellos niños? No alcanzó a decir nada pues en cuanto empezaron a atacar a las supuestas criaturas de sombra sintió que una de ellas se le acercaba.

 

- Arena de Hechicero - pensó rapidamente enarbolando su varita hacia la figura. Esperaba que el espectro o lo que fuera quedara cegado, sin embargo no esperó a ver si su hechizo había tenido efecto pues de inmediato corrió hacia el exterior casi resbalando por la porción de terreno congelado y la llovizna que se iba incrementando fuera.

 

No la había perseguido y con eso estaba bien, por el momento. Escuchó a Lisa llamarla, al igual que a Thomas y Lyra para que los tres se encargasen de los cuervos y los peligros en el exterior mientras los demás se las arreglaban con lo que pasaba dentro. Asintió mientras se giraba para reunirse con sus dos compañeros. No le gustaba demasiado la lluvia, así que se limpió el rostro con una manga y se puso a hacer su parte.

 

- Flechas de Fuego - pensó agitando su varita en torno a las negras aves que se acercaban de rato en rato hacia ellos. Aunque no entendía nada... ¿No se suponía que el fuego no funcionara en plena llovizna? ¿Y cómo podían volar los cuervos así? Desechó aquellas preguntas, probablemente aquello fuera sólo un sueño y nada tuviera sentido o quizá ella no lograba comprenderlo ahora.

 

Realizó aquel hechizo, invocando a momentos Semillas de Hielo para congelar a las aves que caían tiesas al suelo, junto a las que eran quemadas por las flechas de fuego. Aquello era fácil, sólo seguir órdenes y actuar, enviar hechizos a diestra y siniestra parecía ser lo que mejor sabía hacer... Quizá alguno de aquellos entes se habían apoderado de su conciencia...

[Thomas E. Gryffindor]

-Lisa… ¡Lisa! Profesora Weasley… ¿Dónde está?- pronunciaba el Gryffindor mientras se adentraba en el maizal sin dejar de empuñar firmemente su varita en mano diestra por si se llegaba a suscitar alguna circunstancia en que tuviese que hacer uso de su destreza mágica con el arma de duelos que, en reiteradas oportunidades, le salvó la vida. La densa niebla que envolvía el campo de siembra, le impedía ver con claridad a medida que se introducía más y más entre las altas matas de maíz; tanto así que de vez en cuando se detenía en medio de su travesía, con el objetivo de frotar sus verdosos orbes para obtener mayor agudeza visual y evitar el cansancio que le provocaba forzar la mirada con tal de enfocar definida y detalladamente cada rincón que analizaba tras dar un paso seguro por aquel sitio que por breves instantes se tornaba aterrador y misterioso. -¡Profesora Weasley! ¿Dónde está? ¿Hay alguien aquí?- expresaba entrecortadamente, debido a que una extraña sensación de pavor y persecución afloró en él desde el segundo en que ya sus pies habían recorrido una distancia considerable sin tener respuesta alguna por parte de la docente encargada del Libro Uzza del Equilibrio.

 

<<Creo que debería regresar con los demás>> caviló dubitativamente el fenixiano; pero en el mismísimo instante en que sus pies giraron para retornar a la calle principal del poblado estadounidense, una seguidilla de ruido se hizo presente en el perímetro más próximo que circundaba al mago de cabellos rojizos; hecho que le alarmó instantáneamente. -¿Quién demonios anda ahí? ¿Lisa? ¿Katara? ¿Axel?- preguntó al aire, sin recibir contestación por parte de la fuente principal que originó el sonido. -Who? Who am I? Who are we? They... all ask me the same. I... am... me- fue el susurro que se expandió por todo el frío terreno, llegando a oídos del inefable como si su emisor se lo hubiese susurrado solamente a él. Y, en un breve lapso de tiempo, apareció frente a él un niño vestido de azabache que brotó de la tierra como grano germinado. -Ehhh… ¿Qué me has dicho? No entendí… lo que me has dicho… puedo ayudarte en algo… si quieres yo pue…- alcanzó a decir tras acercarse muy lento al infante (posando una mano en su hombro), justo en el santiamén que el nene enaltó su mirada de un color escarlata que le hizo retroceder “en el acto” estupefacto. -Kill him… now… Let´s cut his head- retumbó, en el mismo soplo en que el Gryffindor se vio rodeado de al menos diez niños con ojos de sangre.

 

<<Arena de Hechicero>> invocó mentalmente el ojiverde, lanzando al aire aquellos huesos cristalizados en polvo que cegaron al líder del grupo (aquél que le había dirigido la palabra en una primera instancia) y que le permitieron empujarle hacia atrás sin mesura; dejando un margen de espacio que le ayudó a escapar de aquella encrucijada. -Demonios- gruñía con cansancio mientras corría por el maizal que parecía haberse transformado en una especie de laberinto en la mente del patriarca Granger. De vez en cuando giraba su cabeza con rapidez y distinguía que la “secta” le perseguía con unas especies lanzas afiladas, como si fueran una manada asechando a su presa en medio de la sabana africana. -Voy a morir… voy a morir- repetía una y otra vez; anhelando toparse con Lisa antes de que los bárbaros menores de edad lo acorralasen y terminaran con su desafortunada existencia mortal de forma violenta y sanguinaria.

Editado 18 de Abril del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Axel Rexdemort]

- ¿No estarán muy apretados allá abajo? - Sacando de la bolsa de su pantalón un par de anillos y amuletos, Axel se colocó algunos anillos plateados en la mano derecha, justamente en su mano donde tenía tatuada la palabra DEATH, para guardar el resto. Algo que le pareció curioso considerando la situación en la que estaban.

 

- Se escuchan solo un par de respiraciones y murmullos sordos. - Cuando su anillo de la escucha perdía brillo, mirando a sus compañeros - ¿Creen que deberíamos bajar para revisar a las personas? - Apuntando con la mirada el suelo sucio de la casa, y después la puerta de la cual Staphanus se refería. De todas formas habían sido llevados por Lisa allí para descubrir que pasaba, así que no les quedaba de otra más que explorar todo el lugar, y supuso que eso incluía el sótano de esa construcción.

 

- Después de ti. – Sonriéndole a Ishaya y después a Stephanus, aunque ninguno se movió demasiado, justo cuando sintió que uno de sus anillos reaccionaba, aunque lamentablemente algo lento, una figura escondida entre las sombras se abalanzó en contra del mago, azotando a Axel contra el muro y después golpeando contra el suelo por el impacto.

 

- Al menos me aviso. – Pensó el mago cuando reacciono después del golpe, para darse cuenta que había más criaturas extrañas, las cuales parecía que querían evitar que los hombres bajaran al sótano, pues ahora sus ataques se dirigían sobre sus dos compañeros, los cuales parecían sorprendidos y listos para el contraataque.