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Pociones y Primeros Auxilios


Jessie Black Lestrange
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-¿Desde cuándo Stabolito está tan empecinada conmigo?- musitó el Gryffindor para sí mismo mientras analizaba bien el perímetro que le rodeaba en medio de aquella catástrofe natural que había azotado a aquella ciudad que desconocía por completo. -Pero qué demonios- dijo consternado cuando una nueva réplica del terremoto, en esta ocasión más fuerte, empezó a abrir una grieta bajo sus pies; tan profunda que Elros no tuvo más remedio que quitarse de la trayectoria que estaba recorriendo la fisura en un espacio que parecía ser una de las fallas geológicas que provocaban un desprendimiento de tierra producto del choque constante de las placas tectónicas. <<Pobre niños… se quedaron sin sus juegos>> caviló al ver que todas las estructuras metálicas de los armazones de diversión infantil comenzaban a caer, rápida y precipitadamente, en un agujero que se conformó igualmente en dicha zona. -Ahora es el turno de los árboles… podrían cobrar vida como en Narnia- susurró con discreción, viendo que varios ejemplares coníferos se derrumbaban por todos lados, quebrajándose sus troncos y rompiéndose sus ramas llenas de hojas; dificultando una vía de escape segura para aquel pelirrojo que no paraba de sorprenderse con todos los accidentes que se estaban suscitando.

 

En eso, un fuerte sonido de una explosión retumbó en sus tímpanos; oyéndose a la distancia que la muchedumbre exclamaba que la represa cercana al poblado había estallado ante el daño que ésta recibió con el sismo de gran escala que no cesaba de dar problemas. <<Ya nos veremos las caras… Black Lestrange. Ésta me las has de pagar con sangre eh>> pensó el mago inefable hacia su profesora una vez que las palabras de la bruja volvieron a resonar en su mente, dejándole la interrogante acerca de cómo se libraría de los nuevos obstáculos que se manifestaron en su contra y de toda la ciudadanía. Sin pensarlo dos veces, Thomas se dio a la fuga entre las barreras físicas que le entorpecían su huida; saltando a través de los árboles, cruzando las grietas en el piso lleno de sedimento con el uso de objetos que le sirviesen de puente, observando todo el contorno para que ningún poste de alumbrado ni cable eléctrico cayese sobre su cabeza, y tratando de indicarle a las personas con quienes se topaba en su camino acerca del peligro que les asechaba el “maremoto” formado de litros y más litros de agua potable estancada en el viejo dique. Fue en eso que divisó una bicicleta que estaba apostada contra un muro y, luego de verificar de que éste no se desplomara en su cuerpo, optó por tomarla “prestada” y empezar a pedalear fugazmente hacia una pequeña cuesta que le serviría de ayuda para capear la ola que se avecinaba. Aceleró por breves y escasos minutos hasta que arribó a la cima de la colina; y desde ahí (junto a un grupo de gente un tanto malherida y lesionada) examinó cómo el agua terminaba de destruir el resto de la localidad, llevándose consigo a humanos desafortunados y escombros. Pero fue el llanto de un niño, de a lo más diez años de edad, el que le sacó de aquel estado de preocupación; ya que tras acercarse hasta él, pudo percatarse de una luxación de su hombro derecho.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Luego de que diera mi respuesta de su pregunta anterior el profesor decidió que era de pasar a la practica en la elaboración de pociones.

 

Se acerco a una estantería y de ahí saco un libro de pociones que desprendió una buena nube de polvo, se notaba que el libro no lo habían tocado en mucho tiempo, cuando abrió el libro pude ver que era el libro de Pociones Moste Potente, conocía el nombre de libro y sabia que contenía pociones con elaboraciones complejas y cuando vi que poción tenía que preparar vi que era una poción muy compleja que me tenía que salir y en especial para poder ayudar a ese joven, sabia lo importante que era poder preparar bien la poción mata lobos.

 

No había leído ese noticia en el profeta pero al trabajar en el departamento de criaturas de alguna manera sabia cuantos licántropos había en la sociedad porque muchas veces se iban a registrar en la ventanilla y de algo sabía.

 

Sentía lastima por esas personas que eran licántropo y ojala algún día encontraran la cura pensaba pero bueno la poción matalobos algo los podía ayudar

 

- Ojala algún día puedan encontrar alguna poción que cure la licantropía

 

Notaba que el profesor estaba apurado porque preparada esa poción pero era entendible quería que ayudemos a ese joven y la luna llena estaba muy cerca.

 

Miro los ingredientes en el libro y lo anoto en una libreta para no olvidarme de ninguno y luego me dirigió hacia el armario que el profesor me señalo y de a poco voy agarrando cada ingrediente de la lista y lo llevo hacia la mesa donde estaba el caldero .

 

Luego que tuve todos los ingredientes mire una vez más lista para corrobar que estuviera todos los ingredientes y no faltara ninguno y ahora solo esperar las instrucciones de profesor para preparar la poción

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Jessie no podía evitar reírse de lo que decía Thomas, porque no es que ella tuviera algo en contra de su alumno, era simplemente que al parecer ninguno de los dos se toleraban del todo pero aun así ella disfrutaba haciendo aquella clase.

 

No estaba empecinado con el ni mucho menos, solo que Gryffindor quería un reto mayor y ella se lo daría. Asentía satisfecha a lo que su alumno realizaba, ya que al parece tenia nociones basicas de lo que debia hacer y quitando el echo de que no estaba utilizando magia alguna no lo hacia nada mal.

 

Finalmente su prueba de fuego habia llegado, que hacer con un paciente en caso de emergencia, ajora restaba ver si había notado los peligros que conyevaba acercarse a ese pequeño herido.

 

Era momento de ver si el chico podría ayudar al pequeño y como lo haría, además de que le quedaba poco tiempo antes de que la estructura donde estaban colapsara, es decir que su tiempo de la prueba estaba por terminar y el debía ser rápido y eficaz.

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-Me duele papá… me duele mucho- exclamaba el menor, el cual estaba en los brazos de su padre, quien le estaba conteniendo emocionalmente; debido a la magnitud notoria de dicha lesión articular. -Buenas… Quizás yo pueda tenderles una mano… No soy especialista en traumatología ni mucho menos… pero sé hacer un buen cabestrillo- expresó el pelirrojo de buenas intenciones luego de acercarse hasta donde estaba el infante sollozando. Lo primero que hizo fue verificar que el entorno que los rodeaba, tanto a él como al niño fuese un sitio seguro que no le trajese mayores inconvenientes de los que ya tenían. Luego de eso le pidió al adulto que dejara al chiquillo en el piso, junto con solicitarle a éste que no se moviera ni un centímetro más, pues debía evitar realizar maniobras perjudiciales. Tras explorar todos los signos vitales (corroborando su “normalidad”) y evaluar secundariamente otros aspectos más específicos a través de preguntas sencillas como: sensación de dolor, posibilidad de movimiento, comparación entre extremidades, acortamientos musculares y deformaciones; Elros valoró el pulso distal radial para descartar una posible hemorragia interna; la cual no se logró percibir a favor de la víctima del terremoto. -Tal vez sea bueno que recoloque el hombro con fuerza… mi padre me enseñó cuando fui a la guerra- comentó un preocupado padre que miraba expectante la labor del fenixiano. -¡No, señor! Por ningún motivo haga tamaña aberración. Puede agravar aún más la lesión de su hijo- respondió tranquilo el initié mientras sonreía al darse cuenta que el chico no padecía entumecimiento o parálisis por debajo de la localización de la “salida del hombro”, descartando tajantemente la existencia de sufrimiento a nivel vascular o nervioso que pudiese haber empeorado todo.

 

-Debemos inmovilizar el área para prevenir o minimizar complicaciones de estructuras anatómicas vecinas. Necesito que te quedes tranquilo, niño… Esto es por tu bien ¿Ya? No te puedes mover ¿Estamos de acuerdo? ¡Sé que eres valiente! ¡Temerario como un león! Yo provengo de una familia en donde nuestro emblema es un león… por eso te lo digo- dijo el mago inefable, pudiendo sacar una sutil sonrisa del malherido muchacho. Dejando el brazo del menor tal cual lo encontró; Thomas le pidió la camisa al padre y empezó a confeccionar el vendaje que utilizaría en aquella ocasión, cerciorándose que el miembro superior dañado del pequeño quedase descansando de manera cómoda contra el pecho con las puntas de los dedos expuestas al ambiente. -¡Muy bien! Creo… que cubrí apropiadamente las áreas por encima y por debajo de la parte lesionada. Ahora quiero que te recuestes. Te levantaré un tanto los pies ¿Te parece?- manifestó un aliviado ojiverde, al mismo tiempo que ponía una mochila de base en los pies del afectado y posteriormente lo resguardaba con un abrigo de piel que una mujer les facilitó cordialmente. En eso, el veinteañero vio a un tipo que traía una lata de cerveza en su mano; por lo que rápidamente se acercó hasta él para saber si ésta estaba fría como de costumbre. Al acertar en su predicción, el Gryffindor le pidió el objeto al sujeto y lo envolvió en un trozo de su propia polera que rasgó, y así colocó la compresa helada sobre el hombro del niño con el objetivo de aliviar su dolor y la hinchazón. -¿Te sientes mejor?- consultó simpáticamente al mismo tiempo que revolvió, muy a la ligera, los cabellos del infante que respondía al nombre de William.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Su alumno le había mentido, el sabia mas que lo básico en primeros auxilios y como socorrer a una persona en caso de emergencia ya que había empleado de forma efectiva los recursos que tenia a su alcance.

 

Ahora tenia que buscar la forma de complicarle aun mas las cosas. Pero... ¿En verdad debía hacerlo? Es decir, ya había visto que tantos conocimientos tenia sobre el tema y para ser sincera no lo estaba haciendo nada mal.

 

-¿Estas listo para terminar con esto?- pregunto a Thomas al ver que había terminado con su trabajo para ayudar al pequeño.

 

Ahora solo restaba la parte teórica, ella solía hacer las clases al revés, primero la práctica aunque la vida de sus alumnos corriera peligro y después la teoría. Nada mejor que aprender en la marcha como sobrevivir en medio de una catástrofe.

 

Ahora que se venían las cosas sencillas eran donde solían fallar los alumnos, donde se confundían y hacían las cosas de forma apresurada siendo que ahora tenían tiempo de pensar las cosas de forma fría y hasta cierto punto sin presión.

 

Era el momento de saber si solo actuaba por inercia o realmente tenían el conocimiento para aprobar la clase y en el mejor de los casos, sobrevivir en el mundo tan peligroso en el que vivían.

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- Eso espero yo también, señorita Atkins. - dijo el Weasley, tratando por unos segundos de dimensionar la cantidad de personas que se verían beneficiadas con una cura definitiva para una... condición, sí, así debía ser catalogada, tan atemorizante, seria y expandida como la licantropía. Afortunadamente, una persona muy sabia y ducha en las pociones había sido capaz de crear aquel brebaje conocido como la poción matalobos, que si bien no era una cura definitiva, verdaderamente constituía una ayuda para los licántropos.

 

Observó a su alumna dirigirse hacia el armario y uno a uno reconocer y recoger todos los ingredientes de la lista. Evidentemente, debía tener conocimientos previos de Herbología y Cuidado de Criaturas Mágicas dado que reconoció las plantas de Molly, las raíces de bubotubérculo y los dientes de Gorros Rojos sin demasiado problema. En cuestión de minutos, todos los ingredientes en sus cantidades exactas se encontraban en la mesa, cercano al caldero.

 

- Buen trabajo. - dijo el Weasley, agitando su varita para que el caldero se llenase de agua en la cantidad justa y el fuego comenzara a crepitar debajo de este - Es el momento de que prepares la poción, en el libro tienes las instrucciones, quiero que me vayas comentando que haces y yo observare el cómo. Si tengo alguna corrección, la haré. Si tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla. Tienes también las instrucciones en el pizarrón.

 

El Weasley agitó una vez más su varita y con esto la lista de ingredientes desapareció para que apareciesen las instrucciones.

 

- ¡Manos a la obra, sé creativa!

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-Sí, sí señor. Muchas gracias por su ayuda, de verdad- contestó el niño, entregándole una retribuida sonrisa al mago; el cual estaba satisfecho con lo que había realizado con tal de colaborar ante el sufrimiento del menor. En eso, las palabras de Jessie volvieron a resonar en su mente con ansias de terminar con la experimentación que ésta creó para ver al chico desenvolverse con sus propios conocimientos acerca del tema en cuestión. <<¿Si yo estoy listo para acabar? Bueno… Tú eres la maestra, Stabolito… Tú sabrás cuando pasamos a la siguiente fase de tu clase>> respondió psíquicamente a su profesora, quien se mantenía a la expectación sobre los designios del joven pelirrojo que estaba demostrando toda su fuerza y potencial en la escena ficticia que la Black Lestrange pensó para él. Fue así que Thomas se dio el deleite de volver a analizar todo el entorno que le rodeaba; los sobrevivientes a dicha catástrofe natural, su actual ubicación en aquella colina para refugiarse de las aguas rápidas de la represa que estalló en mil pedazos ante el sismo, algunos animales escondidos tras las faldas de sus amos y otros encumbrados en las diferentes copas de los árboles; el caos ya se había esfumado y la batahola de la población cesó en cuanto muchos de ellos perecieron en el intento de salvar sus vidas y las de sus familias. Pero el Gryffindor tenía su consciencia en paz, pues él dio todo lo humanamente posible para remediar lo acontecido.

 

Tan pronto como cerró sus verdosos orbes y los volvió a abrir, su figura ya no se hallaba en la ciudad devastada sino dentro de la sala de clases que la joven Stabolito había preparado a su alumno con el objetivo de llevar adelante la cátedra de Primeros Auxilios. La inefable se veía gratamente sorprendida en una de las esquinas de la estancia académica, mientras él volvía a retomar el control de su mente estando sentando en la silla frente al escritorio de la malhumorada Granger. -¿Todo bien Jessie? Me diste un gran susto allá. No quiero siquiera imaginarme de a dónde sacas tanta imaginación. Estoy seguro que los muggles se pelearían por ti como guionista de una película en Hollywood- expresó el initié con simpatía mientras se levantaba y empezaba a caminar por los contornos de la habitación con el afán de estirar sus piernas, debido a que no tenía noción acerca de cuánto tiempo pasó sumergido en sus propios pensamientos a causa de la ilusión de la muchacha de mirada grisácea. -Creo que es hora de que comiences con la teoría… o simplemente abras el plenario para resolver todas las dudas que tengo… ¿No es así?- comentó una vez que su semblante estuvo parado justo enfrente del rostro impávido de su docente; esperando que ésta diera camino a su siguiente bloque dentro de la doctrina médica que estaba enseñando en la Universidad; ciencia de la salud que tanto le interesaba a Elros para complementar sus destrezas.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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-Deja mi imaginación en paz, Gryffindor- sonrió Jessie divertida- deja de caminar, me mareas.

 

Movió la cabeza cerrando los ojos para aclarar sus ideas, ahora tenía que ver como comenzar con el interrogatorio que estaba planeado para esta clase, cosa que se le complicaba al verlo de un lado para otro distrayendola; dio un paso atrás sorprendida al notarlo tan cerca suyo. Abrió sus ojos como platos y saco su varita mágica de forma automática apuntando directo al pecho de Thomas.

 

-​No vuelvas a hacer eso, podrías terminar muerto- mascullo volviendo a guardar su varita con presteza - y si... primero tus dudas y luego el examen final, a ver como terminas con esto.

 

Regreso sobre sus pasos y se coloco detrás del escritorio, sentándose con cuidado en la silla reclinable para tranquilizarse un poco, a decir verdad no esperaba aquella reacción de su alumno, esperaba algo más cercano a lo que había pasado con Weasley el mes anterior, el chico había pasado la clase porque había echo las cosas bien, pero no esperaba que terminara salvando su vida y ahora debía de agradecerle, lo tenía cerca, pero su orgullo era tan grande que no iría a buscarle, no cuando sabía que él no quería verle nunca más.

 

Cerró los ojos y desecho esa idea, ella había tomado una decisión y así se fuera su vida en el intento, lo cuidaría y protegería hasta morir, aunque ella sospecha que era miembro de la orden del fénix y fácilmente podría delatarle pero ella no fallaría a su palabra, jamas lo traicionaría, por lo que sentía por él.

 

-Vamos, comienza tus preguntas de una vez, tenemos el tiempo sobre nosotros- mascullo Jessie regresando a la realidad - ¿que es aquello que te dejo con dudas o que es lo que quieres saber?

 

Sabía que había sido brusca de un momento a otro y que Thomas lo notaría pero poco le importaba, ahora lo único que quería era que aquello terminara para poder irse a casa a descansar y olvidarse de él.

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-¡JaJaJaJaJaJa! Te intimidas muy rápido, Stabolito… pero sería bueno librar un duelo para ver quién de los dos termina muerto antes- comentó en tono bromista, al mismo tiempo que se separaba unos metros de la bruja con el afán de dejarle respirar más aliviada. -Muy bien. Comencemos con mis dudas entonces. Bueno… La verdad es que no tengo mucho sobre qué preguntarte, Jessie… sobretodo porque hiciste un excelente simulacro mental. Es cierto que yo sé algo de Primeros Auxilios, pero siempre es bueno corroborar tus destrezas con un enfoque más… “pedagógico” que digamos… y con alguien más experta en el tema… como tú. Pero mi primera interrogante tiene que ver con el agua- empezó diciendo el Gryffindor, observando que su profesora se colocaba detrás de su escritorio. -Si una ola de aquéllas de la represa le hubiese dado de frente a un ciudadano… causándole una asfixia por inmersión. ¿Cuáles serían los pasos a seguir para que un tercero intentara rescatarlo? Me refiero a que si siempre es útil y estrictamente necesario el realizar reanimación- consultó el pelirrojo en el instante en que la Black Lestrange le incentivó a ser más expedito por cuestiones rígidas en base al tiempo con el que ambos disponían para terminar la cátedra en la Universidad británica de renombre.

 

-Y mi segunda interrogación antes de que comiences a la brevedad con tu interrogatorio o “examen” final, dice relación con el manejo ante una fractura expuesta. ¿Qué es lo primero que yo debo hacer en el caso de que… el mismo niño que atendí… en vez de haber tenido una luxación de hombro… hubiese sufrido una fractura de éste? ¿Detengo la hemorragia y contengo la zona para que no la mueva después? O ¿Inmovilizo y luego paro el sangrado? Me gustaría saber en ambas situaciones hipotéticas qué es lo que debo hacer con y sin el uso de magia… ya que es bueno tener nociones de Primeros Auxilios sin el empleo de una varita… pues es fácil realizar un par de hechizos o beber una que otra poción ¿No lo crees de esa forma?- finalizó el ojiverde mientras sus pies se detenían justo frente a la silla que estaba al otro lado del mesón de la inefable; tomando asiento tranquilamente a la espera de las respuestas de la más entendida en el contexto de salud.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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-¿Tú... intimidarme a mi? Eso quisieras- mascullo Jessie ocultando su varita entre sus ropas - pon el lugar y la hora, solo no te vayas a acobardar y llegues tarde.

 

Acomodando su cabello rojizo detrás de su oreja izquierda mientras caminaba a tomar asiento detrás de su escritorio; rodaba los ojos al escuchar las palabras de su alumno, si no tenía dudas para que la hacía perder de aquella forma el tiempo, aunque a decir verdad era él quien estaba desperdiciando su tiempo.

 

Asintiendo a lo dicho por su alumno, Jessie comenzó a imaginarse la situación, generando más de una solución en su cabeza a la vez. Sonreía para sus adentros mientras una tras otra solución venía a su mente, pero sabía que a su alumno tenía que darle una pregunta clara y concisa para que si él se encontrara en el caso que hipotetisaba en la clase.

 

-​Pues bien, para comenzar tienes que verificar que la persona que quieres salvar este a la vista y para ti no exista riesgo de ahogamiento, después buscar una cuerda lo suficientemente resistente y larga, encontrar un punto de apoyo donde sujetar la cuerda, procedes a ir despacio pero seguro hasta donde este tu lesionado, lo colocas boca arriba, flexionando su cuello para que entre el mayor aire posible por si mismo, sabemos que no va a estar respirando pero tampoco queremos que ingiera más agua y si la suerte te acompaña puede que expulse el agua con ese simple movimiento. Debes pasar la cuerda sobre su tórax y por debajo de sus axilas siempre dejando su cabeza fuera del agua, halalo fuera del agua y una vez fuera despeja vía aérea, aplica respiración de boca a boca, revisa pulsaciones y en caso de que sean inexistentes aplica compresiones, pero por lo regular siguen ahí. Tapa nariz e introduce aire con fuerza, si las cosas salen como se espera, en la quinta insuflación la persona expulsara el aire a borbotones.

 

Esperaba que con eso la duda de Thomas quedara resuelta, eso era lo principal que se tenía que hacer en caso de ahogamiento. Sabía que era una respuesta simple pero era lo que tenía más simple para poder explicárselo al Gryffindor, ya que si quería una respuesta más elaborada tardaría al menos otra clase completa para eso específicamente.

 

-Con respecto a tu segundo caso, debes primero que nada fijar el hueso expuesto y ejercer presión para provocar un coagulo. No debes generar nunca un torniquete porque podrías atrofiar el sistema nervioso y circulatorio e incluso, en el peor de los casos, la perdida parcial o total de la extremidad en cuestión.- explico de la forma que creyó más simple posible - así que rememorando, fijar el hueso para que no se mueva y posteriormente ejercer presión para generar coagulo por las propias propiedades de la sangre.

 

Se puso de pie dando un leve aplauso dándole a entender a Thomas que era momento de la parte divertida para ella de la clase, claro estaba que eran pocos los que habían llegado hasta este punto, más por el tiempo que por otras razones, así que ahora aprovecharía al máximo su tiempo en aquella aula. Dando un salto, se sentó sobre el escritorio cruzando su pierna derecha sobre la izquierda.

 

-Tu examen, es simple... son solo dos preguntas. La primera... presta mucha atención, ¿cuales crees, según tu criterio personal, que fueron los errores más obvios que cometiste en la simulación? Segunda... ¿en caso de encontrarte realmente en una situación similar y fueras tu el lesionado, tu varita no esta a tu alcance... qué es lo que harías? - sonrió Jessie esperando las respuestas de su alumno- Me gusta hacer primero la simulación para conocer que tanto saben sobre el tema, no estas nada más, pero esto más que una evaluación para mi es una auto evaluación. Hasta ahora, tú padre... si, se que es tu padre, investigue antes de comenzar la clase, no me ha dicho nada sobre mi forma de impartir la clase y mira que no eres el primero allegado a él a quien le imparto la clase. Ahora lo importante; te daré un par de minutos para que pienses tu respuesta a ambas preguntas... así que... comienza.

 

Su sonrisa no podía tornarse más cruel de lo que ya era, de esto dependía el pase de Thomas de su asignatura, si fallaba... bueno, siempre había otras formas, como recusar la materia.

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