Prueba del Libro del Druida #1

[Zack Ivashkov]

Al atravesar el portal su mente había estado en blanco, por lo tanto se prestaba para que fuera dirigido a un nuevo escenario mucho más peligroso que el anterior. O no. Gracias a la consideración de Badru había terminado la parte difícil, ahora solo restaba lo que tanto estuvieron esperando desde el primer instante. Llegar a los duelos podría ser su descanso, o el inicio de una nueva preocupación, pues al primer instante de su arribo fue Tau quien le recibió con una sonrisa a la cual tuvo que corresponder amablemente.

—Por un momento creí que no iba a llegar. Siempre tengo mala suerte con los Uzza — Respondió casi repitiendo exactamente las mismas palabras de Tau. Ya ella parecía lista, pues al mostrarle su varita le dio la señal que marcó el inicio del duelo. Zack, como ya llevaba su propia arma mágica en la diestra, solo tuvo que adoptar una posición cómoda y relajar los músculos de su cuerpo. Mientras tanto, su mente comenzaba a nublarse de las cientos de estrategias que podría utilizar ahora que tenía tantos hechizos a su disposición.

Por supuesto, la líder Mortífaga no cedería ante su secuaz, pues de inmediato aprovechó el tiempo para atacarle enviando filamentos de fuego que con la velocidad que viajaban, casi creyó que le atravesarían el cuerpo hasta quedar como colador. Aun así, todo pasaba tan rápido que alcanzó a tener margen de defensa.

—Ignea — Murmuró apuntándose a sí mismo para recibir el baño de protección justo a tiempo. El polen de lirios de fuego lo cubrió entero a solo milímetros de que las flechas ardientes lo alcanzaran. De cualquier manera su defensa no detuvo el ataque, pero sí le permitió mantenerse exento de cualquier daño. La presión que ejercieron los filamentos fue dolorosa pero soportable. Lo más importante es que no alcanzó a sentir el ardor. Ni siquiera ahí se salvaba, a todos lados donde iba parecían querer incendiarlo. Pensar en ello le recordó la última vez que tuvo que desnudarse porque alguna odefa atrevida incendió su ropa interior.

—Se está volviendo costumbre de las chicas usar métodos drásticos para obligarnos a desnudarnos — Dijo mientras negaba en señal de desaprobación. El tono de broma era remarcable. —Arena de Hechicero — Pensó apuntando con su varita frente a sí mismo. Dados los siete metros, aproximadamente que le separaban de tau, la nube de polvo que surgió era como una enorme nube gris que nubló de inmediato la visibilidad de la líder. No tendría pleno uso del sentido de la vista por un rato corto pero provechoso para su contrincante.

—Eso por tu grata bienvenida — Dijo elevando la mirada al cielo. A pesar de que volvieron al desierto, el domo los mantenía, en cierta forma, protegidos del calor. Ya la camisa de Zack no se pegaba a su espalda gracias al sudor que antiguamente actuaba como material aglomerante. Incluso sus zapatos ya no absorbían el calor de la tierra.

[Leah Snegovik]

La arena en sus ojos fue la cosa más molesta que había sentido en unos cuantos minutos. Por instinto, pestañeó muchas veces intentando expulsar eso que no la dejaba ver de sus ojos pero nada pasó. Aunque eso no la iba a detener. Se adelantó a la acción de Anne una vez más, lanzando su hechizo antes que el Orbis Bestiarium, uno no verbal que la haría pensar que había perdido el hilo.

Obsitens

Justo antes de su hechizo, por su puesto, había sido la mejor de sus estrategias hasta el momento puesto que sin proponérselo había creado la defensa más indicada para el ataque de la Gaunt; cualquiera, en realidad, lo que había creado un nuevo amor por el hechizo. Una barrera mágica, como un cerco, iluminó a la Nigromante con un brillante tono escarlata. Para cuando el Aswinder llegó a ella, la barrera lo absorbió como si no fuera nada más que un fantasma.

-Cantar de Eleboro -murmuró esta vez, recuperando la vista de inmediato.

Una vibración musical salió de su varita, tan baja que casi no se escuchaba. Ahora su cuerpo era inmune a los ataques que incluyeran sus sentidos y, además, había recuperado su preciada visión. Posó las pupilas en Anne y asintió, complacida con el duelo. Entonces, retomó la pose y aguardó por el accionar de la mujer, puesto que al no ver tendría que hacer algo para curarse o dejar que la Atkins tomara de nuevo la ventaja.

[Tauro M.]

De no ser por la estima que le tenía a Zack, se habría lamentado de verdad que el hechizo no impactara, pero a diferencia de lo que pretendía con su insinuación, Tauro no tenía ni el más mínimo interés en verlo desnudo, si acaso con algunas heridas de segundo grado nada más. De hecho a la única que deseaba ver desnuda en aquel momento era a Leah, pero para eso utilizaría métodos menos drásticos y efectivos para que incluso ella lo terminara haciendo por su propia voluntad. Las imágenes de su novia desnuda por poco nublaron su mente y se preguntó si esa había sido la estrategia de Zack y de ser así tenía que reconocer que había sido una muy buena. Sacudió su cabeza un poco en el momento en que las flechas no le hicieron ningún rasguño al Mortífago y antes de que este pudiera hacer algo, se adelantó a decir:

 

— Cinaede —el gas venenoso envolvió por completo y de inmediato el cuerpo del Ángel Caído, no se podía ver, no desde esa distancia pero el efecto era rápido y pronto las vías respiratorias del Mortífago se verían obstaculizadas por el mismo veneno hasta llegar a la sangre. Si el veneno no era detenido a tiempo ocasionaría por supuesto la muerte, pero antes debía sufrir las dolorosas consecuencias de este mientras afectaba de igual manera su sistema nervioso y circulatorio.

 

Al instante en el que Cinaede afectó a Zack, ella fue víctima de la Arena del hechicero que la cegaría momentáneamente, pero no estaba preocupada, puesto que sabía exactamente qué hacer.

 

— Cantar de Eleboro —musitó en un sonido apenas audible, así como la vibración musical que desprendía su varita. El hechizo protegería sus sentidos durante dos turnos, por lo que pronto abrió los ojos y de nuevo el escenario aparecía claro y nítido frente a ella. ¿Con qué la sorprendería el Mortífago? Pudo haberlo acabado, de eso estaba segura, pero quería seguir probando los poderes de los hechizos, además de que sus intenciones no eran matarlo, tan sólo hacerle un poco de daño, mutilarlo quizás (xD).

[Zack Ivashkov]

Tener presente la astucia de los rivales era muy importante en ese tipo de encuentros. Para Zack, estar consciente de que su líder podría ponerlo en jaque en cuestión de segundos no sólo lo distraía, sino que en cierta forma lo preocupaba. Sin embargo, tampoco había muchas posibilidades de que lo dejara con los daños graves que él se imaginaba, pues ninguno de los dos podría usar la Katana o hechizos de magia negra, ahí esa clase de poderes se veía minado por el domo. La restricción no era tan importante, pero sí daba cierta ventaja.

Justo antes de que cegara a su oponente, escuchó el sonido de un aerosol junto a él. Lo siguiente que ocurrió fue tan incómodo y desesperante que cuando Leah usó el mismo hechizo en su contra para probarlo, en plena clase. Su sistema nervioso y circulatorio comenzó su descenso de funcionamiento, disparando todas las alertas de su cuerpo, incluso las mentales.

—Anapneo— Murmuró como pudo llevando las manos a su cuello, de alguna forma también sentía que se asfixiaba, como si una fuerza externa le presionara la zona que para entonces se cubría él mismo. El alivio llegó y comenzó a ser notorio en su rostro. Había sido un movimiento astuto por parte de Tau, mucho más a sabiendas de que el nivel mágico que tenía la ayudaría a agravar los daños del conjuro. Por tal motivo, Zack tendría que aplicarse un episkey, pero eso lo haría más adelante.

—Sectusempra— Sin pensarlo mucho se dejó llevar por el instinto básico de enviar el único hechizo relativamente letal del que disponían los neutrales. Hasta entonces no consideraba oportuno usar los de los otros libros. Un rayo rojizo salió expulsado de los treinta centímetros de ébano dispuesto a acortar la distancia que le separaba de Tau. De impactar en su objetivo, le provocaría alargadas laceraciones en su pecho, justo en la zona de los senos.

—Eso no las hará menos tentativas para Leah, te lo aseguro — Pensó mientras curvaba sus labios en una sonrisa traviesa.

[Anne Gaunt M.]

No supo si el ashwinder había cumplido su misión porque seguía sin poder ver. La sensación era de lo más molesta, aquella arena era un auténtico incordio. Su único alivio era pensar que Leah debía encontrarse igual si es que no se había curado ya. Eso es lo que ella iba a hacer en ese momento, o se arriesgaba a ser pillada por sorpresa. Y no quería eso.

 

— Cantar de Eleboro.

 

Y fue inmediato. La vibración musical le devolvió la vista de inmediato, alejando la sensación de la arena de sus ojos. Parpadeó un par de veces y luego miró fijamente, sopesando sus posibilidades. Solía anticiparse a sus movimientos, ya sse había dado cuenta de que le iba a ser muy complicado pillarla por sorpresa. Pero tenía que intentar decantar la balanza a su favor costara lo que costase, así que decidió recurrir a uno de los hechizos que habían aprendido hacía ya unos meses.

 

— Espejo de Niebla... ¡séneca!

 

Conocía las normas de aquel enfrentamiento, no debían usar aquel tipo de hechizos. Pero sí podían usarlos si los incorporaban a aquel hechizo del libro del aprendiz del brujo, así que intentaría ver si con aquel ataque conseguía deshidratar a Leah en caso de que no lo detuviera a tiempo. Aunque no estaba segura de si funcionaría, pero debía intentarlo.

[Leah Snegovik]

-Flechas de Fuego.

Por la forma en que Anne la observaba, sabía que había recuperado la vista, además de haberla escuchado pronunciar el Cantar en primera acción. De ese modo, podría ver los filamentos de fuego que abandonaban su varita en una línea perfecta que acabó por abrirse en un pequeño abanico. De impactar, lo harían en su pecho y ahí crearían heridas que necesitarían cuidado, sobre todo porque las llamas no se apagarían tan fácil.

La Atkins había intercalado ese ataque al espejo de niebla, siendo así su ventaja asegurada. En caso de que el espejo hubiera sido válido, habría chocado contra la barrera del cantar que había creado con antelación y habría permanecido intacta. Por eso el atrevimiento y por eso, empezaba a amar los hechizos del libro del Druida. Con lo útil que iba a ser aquello en los asaltos, se libraría del Strellatus de una vez por todas.

-Orbis Bestiarium

Imitó a Anne esta vez, dejando a una de las Ashwinders bajo su poder gracias a un anillo mágico. La mujer expresó la orden de atacarla en un perfecto conjunto de siseos amenazantes y la criatura se lanzó al ataque de inmediato, deslizándose por la arena en un abrir y cerrar de ojos. Fue solo en ese momento que la rubia despegó las pupilas de la Guant, guiándolas a donde estaban su novia y Zack en plena batalla. Tau era letal e inteligente, temía ligeramente por su primo aunque este tuviera las de ganar en cualquier duelo, pero hubiera deseado tener más tiempo para verlos en acción.

-Ten cuidado, Zack, si haces que se enfade te va a ir mal -sonrió, tras guiñarle un ojo a la peli-azul, regresando la vista a Anne.

[Tauro M.]

Tauro estaba con el resultado y aunque no pudiera estar 100% pendiente del otro duelo, no podía evitar mirar de reojo a su novia y a Anne, ninguna con intenciones de rendirse. ¿Estaría el Uzza contento con eso? Era difícil saber qué esperar en sí del guerrero cuando el poco les comunicaba lo que pensaba y dudaba que en algún momento interviniera a menos que fuera estrictamente necesario o cuando decidiera que ya había tenido suficiente de todo.

Zack por su parte se había curado del veneno (en parte) gracias al Anapneo y de nuevo sus vías respiratorias estaban libres, aunque no sin daños que debía atender en algún momento de la batalla. La Líder sabía que tenía una pequeña ventaja, que estaba dispuesta a aprovechar en ese momento y no se le ocurrió otra mejor idea que volver a intentar atacar el mago con el hechizo de las flechas, solo que esta vez estaba segura de que impactarían aunque ella recibiría el equivalente al daño que hacía el Sectusempra. Se arriesgó.

— Flechas de Fuego —los filamentos de fuego nuevamente salieron disparados hacia Zack, quién no tendría forma de defenderse y sin poder evitarlo cada uno de los filamentos se clavaron en su pecho provocándole heridas sangrantes. Como primera instancia debía apagar el fuego y luego ya podría pensar en curarse. Ahora no sólo debía curarse del Cinaede, sino que también de las flechas de fuego.

 

Recibió el impacto del Sectusempra y su pecho adquirió un feo tono rojizo que le manchó la ropa, eso sí que la había hecho enojar. Le dedicó una rápida mirada de enojo al Mortífago mientras pensaba en una «Curación» que aplicó sobre la herida, lo que evitaría que se siguiera desangrando.

— Deberías hacerle caso a tu prima, enfadada soy presa de un demonio llamado ''Chucky'' y créeme, no quieres estar cerca para cuando eso suceda —lanzó un beso a su novia deseando estar cerca de ella lo más pronto posible.

«Arena de Hechicero» el pensamiento surgió de inmediato. La arena que fue lanzada al aire llegó hasta Zack, el cual quedaría ciego durante los siguientes dos turnos, dejándolo con la capacidad de realizar únicamente efectos e invocaciones que no requirieran de puntería.