Libro del Equilibrio (4)

[Juliens]

—Deberíamos ser más cuidadosos

 

Sus palabras no habían sido dirigidas a nadie en espacial. Él se había retrasado un poco, divagando en sus pensamientos. Últimamente le pasaba muy seguido y era algo en lo que se debía trabajar. Cuando lograba volver a conectar, aquella dosis de realidad duraba por varios días. Pero le preocupara que la irrealidad se hiciera presente en momentos inoportunos.

 

Observó la seña que le hacía Sagitas para que se fiera prisa y se conectara al complejo aparato de realidad virtual que Lisa había amañado para la clase. ¿Era de fiar? Seguramente no. Pero en ese momento ella se encontraba en representación del pueblo Uzza. Al menos en esa clase era su obligación confiar en el juicio de los Uzza. O al menos fingir, darle el derecho de a la duda.

 

Se acercó a la extraña máquina, o lo que fuese (no prestaba demasiada atención). Más que por la magia, supuso, la explosión de colores y alta definición que vio en cuanto su mente o algo por el estilo estuvo en la nueva escena. Una hora para la Batalla de Hogwarts. Una hora para ver el comienzo de la caída de Tom Riddle. Bastian no estaba seguro si sus acciones iban a repercutir en el futuro o no. Por lo que decidió, en ese momento, que simplemente se defendería si hacía falta hacerlo. Él respetaba el presente, le gustaba su presente, no iba a cambiarlo voluntariamente.

 

—Immolo ad protegendum, Sagitas. Recibiré todo el daño directo que recibas. Ten mi palabra, seré prudente. De hecho no pienso intervenir. Me gustaría intentar salvar al gemelo Weasley o Snape. Pero tengo miedo que los Uzzas hayan vinculado esta visión con la realidad ¿Y si cambiamos nuestras vidas? ¿Y si hacemos algo que nos haga dejar de existir? Solo me defenderé si hace falta, te protegeré si es necesario —dijo el mago, que se había ubicado a la derecha de su hermana de sacerdocio.

 

Claro que él había escuchado las palabras de Sagitas sobre quedar en medio. Quizá ella tuviera razón, quizá fuera imprudente no apoyar a ninguna lado de la guerra. Claro que tenían ventaja, sabían quienes serían los que ganarían la batalla.

 

—Si elegimos la orden del fénix (porque no pienso apoyar a un tirano, que te quede claro) debemos impedir que Cissy y Sofía alerten a los mortífagos la jugada de Potter que hizo que este ganara la guerra...

 

Apretó el medallón de la resurrección sobre su pecho. Era aquel su "moneda de cambio", su segunda oportunidad... Mientras pensaba en eso, cosa de un par de segundos, repasó las palabras que Lisa había dicho, repasó los usos de cada uno de los nuevos poderes que estaban aprendiendo.

[Lisa Weasley Delacour]

Sentía la imperiosa necesidad de cambiar las cosas, de salvar a todos aquellos congéneres que portaban mis mismos ideales, no obstante, no tenía aquel poder. Todo lo creado por la maquina de realidad virtual trucada era, simplemente, un recuerdo alterado para que nosotros viviésemos en carne propia lo que fue aquel día. Seriamos capaces de intervenir en conversaciones, matar a cuanto se nos pusiese por delante, salvar vidas, hacer explotar puentes, extorsionar a los demás, pero y tal cual me habían dicho no cambiaríamos nada de la historia, ni la de antes ni la de ahora. En cierta parte me fastidiaba, pero ¿acaso no te hace el pasado la persona que eres en el presente? La prueba convergería en mas sentimientos de los que pensaba.

Tampoco podías morir. Era una de las muchas perlas que tenia bajo la manga. Nadie iba a poner en entredicho mi cargo dentro de la talentosa universidad, mucho menos unas féminas con falta de contacto físico. Lo había mencionado para que los pupilos que se quisiesen vincular al libro prestasen mas atención y diesen todo de si mismos para captar la esencia, el equilibrio y los conjuros nuevos. Aunque después de todo lo vivido con los amantes del Nilo, no me quedaba del todo claro cuales eran sus limites. Probablemente y si Badru tenia algo que ver, que seguramente si, quedar mal herido, inconsciente y sin algún miembro vital seria parte entrenamiento.

Otra de las habilidades que se me habían otorgado para la fecha era la de poder hablarles a los alumnos a través de la conexión mística que su sangre había creado. Cosa que hice, cuando llegue al patio delante del castillo, en donde ya habían un par de magos. Cerré los ojos, centrándome en ellos, sus nombres y su alma – Queda mucho por hacer – Era totalmente cierto – Los minutos y segundos pasan de diferente manera aquí. Es complicado de explicar – Sonreí al ver aparecer a McGonagall. La mujer airada y poderosa paso cerca de mi figura como una exhalación. Siempre la había admirado por su valor y saber estar frente a las adversidades de la vida.

- Como ya sabéis, hubo dos partes en esta cruenta batalla. Fuera y dentro del castilla. Para la primera parte de la lucha usareis los conjuros neutrales y de neutral graduado mas todo los componentes que se os han dado y yo he explicado. Para la segunda, aumentareis el carcaj con algo mucho mas interesante – No creía que hiciese falta mas puntuación, serian ellos mismos quienes verían a quien atacar, cuando y como. A pesar de que no todos me caían en gracia, confiaba en sus dones mágicos. Yo, tomando aire, me encamine hacia el interior de Hogwarts, con los míos. Esperaba no toparme con ninguno de mis alumnos a la hora de confrontar el mal.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Jolo, esto no es justo...

 

Mi protesta iba dirigida hacia Bastian, puesto que él también se había vuelto generoso y se sacrificaba por mí. Era un acto honroso del que me sentía orgullosa como Hermana de Sacerdocio, pero como Sagitas lo suponía una majadería. ¿Es que no sabía que yo era la bruja con más posibilidades de accidentarse en acciones sencillas, si no contamos con mi hermana Amya? Si tropezaba hasta con mi sombra y siempre tenía que hacer piruetas para evitar darme contra las farolas de la calle... Ahora me había obligado a ir con cuidado. ¡Yo, con cuidado! Si era el despiste personalizado...

 

-- No respondo de lo que me pueda pasar, hum -- murmuré entre dientes, cruzándome de brazos. Y no me refería a la terrible batalla que íbamos a presenciar sino que yo no solía fijarme donde pisaba o si pasaba por debajo de un piano o por debajo de una escalera... Allá Bastian si creía en mí. Sólo esperaba que no saliera muy mal parado. Ahora me había obligado a mí a ser prudente.

 

Y si no era bastante con tener que vigilar mis pasos para no caerme, las palabras de Bastian me hicieron dar un respingo enorme.

 

-- ¿Orden del Fénix? ¿Estás seguro?

 

No lo podía creer. Por un momento, recordé el espíritu por el que yo había ingresado en su momento en aquel bando y la felicidad del primer día cuando crucé el portal. Por un momento, ayudarles me pareció que sería un momento importante para volver a disfrutar de aquel momento. Pero después recordé otros hechos y arrugué el ceño.

 

-- ¿Estás seguro? Ya sabes que tú... eso... no hace falta que lo diga en voz alta. -- Había prometido a mi Hermano que nunca diría que él era un mortífago y lo mantendría. Pero me extrañaba que él quisiera defender a los fenixianos.

 

Pensé en lo que acababa de decir y bufé. A pesar de la contradicción de ideas, era interesante lo que decía. En la realidad virtual, podríamos recibir daño físico y verdadero, pero... ¿Podríamos cambiar la historia? Por la poca experiencia que tenía en temas del Tiempo y el Espacio, si se cambiaba el pasado, el futuro podría ser totalmente diferente. Y aunque no me hiciera mucha gracia defender a la Orden del Fénix, he de reconocer que para mí siempre habían sido un ejemplo a imitar, al menos durante un tiempo. Y esto sería conocer a los miembros originales, no a la Orden que yo había conocido en el pasado, bueno, en su futuro... Tal vez....

 

Negué con la cabeza para reafirmar la negativa hacia el pensamiento que había pasado por mi cabeza. Después suspiré.

 

-- Entiendo lo que dices. Siempre pensé que era injusto que muriera Nymphadora Tonks y dejara solito a su hijito. Hum... Ahora que soy Nigromante, tal vez podría...

 

"No, Sagitas, piensa en los cambios que puede suponer para el futuro, tu presente", pensé... Me gustaba ser rica, con negocios y directora de un departamento, además de ser conocida como la payasa del pueblo.

 

-- Estoy de acuerdo, no creo que debamos influir en el resultado final, así que debemos impedir que las dos compis de la clase hagan lo mismo.

 

Caminé hacia él, dispuesta a seguirle y ayudarle (y a no tropezar con los cascotes del castillo, cuando lo atacaran, para no despellejar las rodillas de Bastian) a que las chicas no variaran el pasado-nuestro futuro.

 

-- ¿Cómo que los minutos y los segundos no pasan igual que en el presente? Oye, ¿y si probamos el hechizo ese de "Arena del Hechicero" en Lisa? Me cae bien, no te creas, pero es para probar y vengarnos un poquito.

 

No recordaba que estaba ante un Warlock y que suelen ser más serios, no se dejan influir por payasas.

 

-- Bueno, vayamos a por Cissy y por la Granger, antes de que cometan una locura.

[Cissy Macnair]

Había comenzado a trotar hacia el bosque prohibido cuando escuché el llamado de Sofía y me giré. Aún detrás de mi máscara, ella podría notar que me sentía nerviosa y ansiosa al mismo tiempo, llena de adrenalina. No me había preguntado hasta ese momento si era posible contactar con las personas de allí. ¿Nos verían, nos escucharían o sería como estar dentro de un pensadero? Quizá tendría que haberle preguntado a Lisa sobre ello. Pero si ella nos decía que debíamos unirnos a un bando era porque nuestras acciones contaban.. ¿Pero cómo contaban? ¿Si yo misma mataba a Potter, entonces evitaría que mucha gente muriera? ¿Ganaríamos si evitábamos que Voldemort estuviera en desventaja frente a él? ¿Y si evitaba que Potter destruyera los horrocruxes restantes?

 

-¿Se te ocurre alguna forma de hacer esto?- pregunté a mi compañera-. Seguro que la Universidad los guarda pero a Lisa parece gustarle que salgamos lastimados y medio moribundos de su clase, no sería la primera vez que nos pone en una situación peligrosa- comenté, notándose el sarcasmo en mi voz. Entonces, como si la hubiera llamado, la voz de Weasley se materializó en mi mente como si todo el tiempo hubieran estado vinculadas, quizá se debía al mismo aparato de realidad virtual. La escuché, atenta, mientras hablaba-. ¿Si morimos aquí, moriremos también fuera de la máquina?- pregunté, preparándome mentalmente para lo que aquello significaba. Si las cosas se ponían muy feas para Sofía y para mí, iría junto a Bastian y Sagitas.

 

Comenzamos a caminar adentrándonos cada vez más en el bosque prohibido. Sabía que los Mortífagos se habían juntado allí antes de atacar y, luego, también lo habían hecho cuando Voldemort había intimado a los habitantes del castillo a entregar a Potter, así él retaría a sus tropas. ¿Cuánto realmente había estado Voldemort participando del ataque? Según sabía, nada de nada. Él no era como Taurogirl o Beltis, mis líderes. Él no se sacrificaría por sus seguidores como ellos lo hacían por él. Mis pasos dudaron un momento pero miré a Sofía y seguí avanzando.

 

-Puede que esté de acuerdo con los ideales mortífagos actualmente, pero en el pasado, Voldemort no era un modelo que me hubiera gustado servir. Egoísta, sólo se servía a sí mismo- comenté, intentando exteriorizar mis pensamientos-. La supremacía mágica sí es algo que creo aún... Pero no seguiría a alguien que no se sacrificaría por mí como yo por él. El bando es eso en la actualidad, no sólo asesinar por diversión- aunque siempre estaban los que lo hacían porque era divertido, porque debían hacerlo.

 

"Deber".

[Juliens]

Era algo de lo que Bastian se dio cuenta justo después de ejecutar aquel juramento. Se encontraba dispuesto a recibir el daño de la batalla. No le importaba si como consecuencia su vida llegaba a su fin. Pero quizá le costaría concentrarse si con cada paso se iba sufriendo pequeños golpes en la cabeza. O si de la nada -bueno, no precisamente de la nada- le ardían los codos por alguna rapadura.

 

—Han pasado pocas cosas justas los últimos años, deberíamos acostumbrarnos —dijo con una mezcla de convicción y de broma.

 

Él no buscaba mostrarse totalmente serio en esa situación, tampoco ser un indolente ante las muertes que seguramente estaban próximas a llegar. La Batalla de Hogwarts había sido una carnicería. Mientras caminaban continuaron hablando de la situación en la que se encontraban. Llegó el momento inevitable. Explicarle los motivos reales de su elección.

 

—Es una historia un tanto complicada. Te daré una pista.

 

Se descubrió el brazo izquierdo dejando a la vista una herida que había cicatrizado mal. Justo en el lugar en donde debía estar la marca tenebrosa, que había dejado de escocer y de aparecer a su voluntad, se podía ver una historia de buenas decisiones. Al menos decisiones que él consideraba correctas.

 

—He desertado. Pero aunque no lo hubiera hecho, no me imagino un mundo dominado por Tom Riddle.

 

Sus pasos se habían movido en dirección al bosque prohibido. Era el lugar en donde, decían, se reunieron los mortífagos en la batalla de Hogwarts a la espera de que Potter se entregara. Bastian vio de reojo que Cissy y Sofía habían tomado esa dirección.

[Sagitas E. Potter Blue]

Me puse las dos manos sobre la boca, para ahogar un gemido de sorpresa y desconcierto. Aquella marca... Me recordaba tanto una peca caprichosa que lucía en el hombro, que solía denominar "marca de nacimiento" cuando la realidad era totalmente diferente...

 

-- ¿Qué has hecho? ¿Desertar? Pero... Pero... ¿Estás loco?

 

No es que me disgustara la idea. Sólo que... Mil sensaciones de mis vivencias pasadas, persecuciones sin tregua, ataques continuados a mis bienes y persona... Me tembló la barbilla ligeramente.

 

-- ¡Hay que protegerte! Demonios, y si te pasa algo me pasará a mí. ¡Te voy a rodear de una burbuja impenetrable!

 

¿Había algún hechizo para eso? Dudé, había hechizos desilusionadores, hechizos para alejar a muggles... Pero no se me ocurría más que un Casco-Burbuja super engrandado para poder cubrirle algo más que la cabeza.

 

-- ¿Has puesto protección en tu mansión, en tus negocios? ¿Tienes negocios, por cierto? -- era algo que desconocía. -- No creas que por ser un Warlock te van a dejar en paz. Podrás huir y esconderte pero siempre acaban encontrándote. ¡Ay, gárgolas desdentadas! ¿Habrá algún hechizo en el Libro del Equilibrio que te pueda ayudar?

 

Ahora mismo, se había volatilizado de mi cabeza la idea de la Batalla (horrible) de Hogwarts y los posibles cambios espacio-tiempo que no sé si podrían ocurrir con nuestra intervención, ni dónde estaban Cissy y Granger ni si Lisa había entrado dentro o fuera del Castillo. Ahora me preocupaba del muchacho. A ver, sin concurrir en malas interpretaciones. No estaba interesada-enamorada o cualquier sinónimo de esas palabrejas; yo amo a mi fantasmón llamado Jack. Pero me unía algo más con Bastian, el sacerdocio y que aún le faltaban muchos hechizos por aprender, que tal vez pudieran ayudarle a esquivar los ataques malvados de los mortios.

 

-- Bueno, bueno, Tom Riddle tenía su lado malvado, ciertamente... Me alegra que no lo quieras seguir. Pero... Si tuvieras acceso al único giratiempos que existe en el Ministerio... ¿No volverías al pasado, pero más al pasado, cuando él era pequeño? Estoy segura que sus orígenes marcaron su destino...

 

Tuve que correr un poco para acercarme a él. No era prudente gritar tentaciones a un Warlock, no fueran a creer que le manipulaba la curiosidad para acceder al Objeto Legendario que sólo los Warlocks (y no sé si todos) tenían derecho a ver. Busqué el libro y, a sus espaldas, empecé a recorrer la lista de hechizos nuevos que se suponía que tendría que aprender (todo por comprarme el libro equivocado), en busca de algo para ayudar a Bastian.

 

-- ¡Hey, ni se te ocurra decir que esa cicatriz en un recuerdo de tu Marca! Los mortífagos que hay por aquí no serán los de ahora, pero tienen muy claro que a los desertores se les mata y después se les pregunta. -- Encontré la definición del amuleto y corrí de nuevo para situarme a su lado. -- ¿Llevas encima el Amuleto de la Resurrección? ¿Y el anillo antiveneno? No es que sirvan para defenderse, pero al menos no te morirás del todo o se lo pondrás bien difícil.

 

Detener a nuestros compañeros y procurar no intervenir (mucho) en la verdadera batalla de Hogwarts para no cambiar el resultado. Vaya tarea teníamos por delante...

[Lisa Weasley Delacour]

Un trueno resonó en la lejanía. No era normal, pues los rayos no lo precedían en lo mas mínimo y tampoco había nubes negras de tormenta. Era una señal, una apocalíptica señal. Desde uno de los laterales del patio, vislumbre una sombra como a unos diez metros de mi persona, mirándome con dos luceros desprovistos de vida. El Nefir mas cascarrabias y necio de todos los Uzzas había ingresado al juego y por lo que veía, no traía buenas intenciones. La clase había sido bien delimitada y sin ningún tipo de riesgo para los alumnos. Con el de por medio, no sabría que podía ocurrir.

Levanto la diestra, allí donde sujetaba su varita. No supe que hizo, hasta que dos inferis hacían acto de presencia a mi vera. ¿Acaso no teníamos ya suficientes problemas con la cruel y mas dura batalla de todos los tiempos que se dedicaba a ponernos mas amenazas a las cuales vencer? Pues si, así era. Si lo había hecho conmigo, también los demás acusarían la nueva presencia. Deberían acabar con ellos si querían continuar con vida. El guerrero sonrió y desapareció, como si nunca hubiese estado.

Maldije a Badru con fuerza. Ya debería estar acostumbrada a sus incursiones en mis cátedras, pero ¡Es que no lo toleraba! Por mucho que me dijese Runihura. Yo lo veía como un prepotente payaso de circo. Aunque y como es obvio, si verificaba que el hombre ostentaba un poder que pocos magos poseían – Flechas de fuego – Varias filamentos envueltos en el elemento primigenio incidieron en los cadáveres andantes, eliminándolos por completo y dejándome sola, expectante. Como esperaba. Dos segundos después de haber arremetido contra los cuerpos, el profesorado de Hogwarts apareció.

Lo bueno del asunto, es que los pupilos del libro de equilibrio habían visto el nuevo hechizo en sus cabezas, como el anterior mensaje, dándole nuevo material para su carcaj y un ataque ofensivo si querían participar de los altercados que a continuación se darían. El trueno volvió a resonar, esta vez un poco mas fuerte. Iba a ser duro reiterar aquella pelea. Habia ganado la luz, si, pero ¿a que precio? Muchos hombres y mujeres buenos habían muerto. Los llevaba todos en mi corazón, pues eran héroes para mi. La orden de ahora seguía los pasos de su antecesora, era obvio.

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia caminaba junto a su ex compañera adentrándose cada vez mas al bosque prohibido, sus ojos no dejaban de otear hacia el fondo oscuro de este,en busca de los primeros indicios del campamento mortifago. Su oído era bastante bueno, su vampirismo le permitía escuchar mas de lo que lo haría un humano pero el anillo de escucha le iba a ser de mayor utilidad por lo que invoco su poder y presto atención a su alrededor.

 

- si, Voldy era un patán egoísta, no lo niego, pero su intención o su doctrina no eran del todo malas, se que se oye fatal eso de matar o hacer de lado a aquellos cuya sangre no es pura, pero si lo piensas no esta mal encaminado. Para muestra, el mismo, el provenía de una madre mágica y un padre muggle y que obtuvimos como resultado, un genocida aun peor que el mismísimo Hitler - le contesto a Cissy mientras le hacia señas para que se detuviera y hablaran en voz baja - si nuestras familias de sangre pura permaneciesen relacionándose con otras del mismo tipo, nuestra población permanecería con el mismo nivel de magia o mejor. Pdriamos buscar relacionarnos con gente de otros países, vamos que Inglaterra no es el único país con magia en la sangre de sus ciudadanos. AL paso que vamos, la sangre de nuestros hijos estará tan mezclada con los muggles que no habrá mas magos por ningún lado.

 

Le señalo a un punto brillante a unos 50 mts de donde ellas se encontraban, alrededor un par de magos, de alrededor de 20 años, no mas, se calentaban al calor de una fogata, por su caras no parecían estar totalmente convencidos de estar ahi, de hecho casi podía asegurar que a la primera oportunidad saldrían corriendo hacia el lado contrario de la batalla. Gente débil, mente débil.

 

Estiro la mano frente a ella y se concentro, - Daga de sacrificio - la daga apareció en su mano y la tomo con fuerza, acto seguido, levanto su mano derecha y con la izquierda que es con la que sostenía la daga se hizo un corte en esta mientras recitaba las palabras.

 

- immolo oppugnare - dijo concentrándose en uno de los chicos, este se levanto con la mano sangrando y buscando al culpable de su herida. - Weasley dijo que usáramos solo los hechizos de los libros, el otro es tuyo, querida, veamos quien de esos dos nos dice donde esta el resto y como entrar sin que nos maten.

 

- juro no defenderme - continuo con su ritual para hacerse con la voluntad del joven. Saco su amuleto de curación y cerro la herida a la vez que encamino sus pasos sigilosamente hacia donde el brujo buscaba a su enemigo y lo toco con la palma de la mano colocando su marca sobre este.

 

- muy bien querido, alejate de tu compañero y dile que todo esta bien, que quieres estar solo y sígueme - le ordeno, este sin mas remedio hizo todo lo que le pedía y pronto estuvo a merced de la ex mortifaga - muy bien querido, ahora nos vas a decir donde estan tus lideres y como introducirme sin ser descubierta.

[Juliens]

—Si, he desertado. Aunque no se si elegí la palabra correcta ¿Puedes desertar de un grupo al que nunca perteneciste realmente? Lo acepto, estoy loco. No pretendo ser una alma de dios. Pero si tengo que terminar con la vida de una persona, ha de ser para que vidas inocentes sean salvadas. Valar Morghulis —dijo el mago. Las últimas palabras las usó a propósito, las entonó en una lengua ficticia de uno de los libros muggles de su repertorio. Era interesante la forma en que los muggles imaginaban la magia.

 

Trató de asimilar la ola de palabras que comenzaron a salir de la boca de Sagitas. Estaban, todas, llenas de razón. Más no le preocupaban realmente. Cuando él se unió a la Marca Tenebrosa sabían los beneficios y peligros a los que se enfrentaba. Una vida intranquila era el precio de dejar a falsa. Él lo había aceptado, su esposa lo había aceptado, sus jóvenes hijos también lo habían hecho y comprendido (bueno, quizá a Will le haya molestado un poco, pero generalmente es por darle la contra a Bastian)

 

—Mi castillo está protegida por muchos hechizos desde que me mudé. Confío, además, en que mis habilidades adquiridas en el pasado sea suficientes para protegerme. De tener que esconderme, cosa que no espero hacer, La Madre Rusia me recibirá con los brazos abiertos y me protegerá. Rusia es amiga de todos mis amigos, por si algún día necesitas ayuda..

 

Se quedó callado por un segundo cuando se dio cuenta de las palabras exactas que utilizó. Madre Rusia había dicho, un error generado por la confianza. Era raro todo. Hace unas semanas Bastian veía a Sagitas solamente como la payasa del pueblo. Una bruja que posiblemente no era del todo cuidadosa con los secretos. Luego la investigó y la unión mágica que habían realizado le hizo comprender que en ella podía confiar. Por eso se le habían escapado las palabras, su más grande secreto. Si Sagitas tenía idea alguna sobre Rusia comprendería que quizá tras esas palabras había mucho más que el amor a su tierra natal.

 

—Tom Riddle... No me mal interpretes. Entiendo la importancia de toda vida. Pero si lograra hacerme con un giratiempos lo que haría sería matarlo. En ese sentido me daría completamente igual cambiar mi presente. Intervenir en la batalla de Hogwarts no cambiará mucho, pues ha muerto solamente gente que estaba dispuesta a morir. Sin embargo en el ascenso de Riddle y en su poderío ha muero demasiada gente inocente. Si, lo mataría sin que me tiemble la mano antes incluso de que Dumbledore llegue a conocerlo...

 

Un flash de información pasó por delante de sus ojos. Palabras que antes no entendió se materializaron en su cabeza, en su lengua. Incluso pudo ver lo que aquel hechizo hacía. Sus ojos lo transportaron a un lugar desconocido en donde pudo vislumbrar claramente los filamentos de fuego que surcaban el cielo hasta golpear con su objetivo.

 

—Tengo el medallón de resurreción y todos los anillos habidos y por haber. Me costó pero la cadena en mi cuello tiene un hechizo de expansión indetectable. Así ocupan poco espacio y no se me rompe la espalda de colgar todos los anillos. Al mismo tiempo hacen contacto con la piel para brindarme su poder. Flechas de Fuego

 

Su varita mágica estaba apuntando hacia un sitio en la oscuridad. Los inferis y demás criaturas perversas habían participado de la batalla de Hogwarts. Las flechas de fuego se clavaron en el rostro (o al menos lo que quedaba de un rostro) en el inferi que burdamente se dirigía hacia donde los sacerdotes se encontraban.

 

—Malditos aquellos que juegan con la muerte. Malditos aquellos que no respetan a la muerte

 

Mientras decía aquellas palabras acarició con el dedo pulgar el aro de la habilidad de nigromancia. Aquel canal que lo unía no solo con el Arcano sino de cierto modo con todos los demás nigromantes.

Editado 4 de Julio del 2016 por Bastian Karkarov Malfoy

[Cissy Macnair]

No estaba del todo de acuerdo con lo que Sofía decía, pero no quería expresarle más de mis pensamientos en voz alta. Ser desleal al bando me traería deshonra y desgracia, más en aquel familiar y, a la vez, extraño lugar en el que nos encontrábamos.

 

-Lisa está mostrándonos algo- murmuré, mientras seguíamos avanzando.

 

Vi a la profesora utilizar un hechizo del Libro que no había leído e hice una mueca. Parecían ser parecidas a otro hechizo que solía utilizar pero este, a pesar de ser flechas de fuego, hacía heridas sangrantes. ¿Cómo un hechizo que creaba flechas con el elemento del fuego hacía sangrar a alguien en vez de cauterizar sus heridas? Tendría que preguntar eso luego, ya que me parecía algo bastante ilógico. Quizá los Uzza le encontraran sentido, pero a mí me parecía que le habían, al menos, puesto mal el nombre.

 

-No me malinterpretes, Sofía, pero no me gusta hacerle daño a niños. ¿Serán estudiantes o seguidores del Señor Tenebroso?- cuestioné, mientras veía a mi compañera utilizar la Daga del Sacrificio contra uno de ellos-. -Vale- acepté que tendría que hacerlo, quisiera o no. No podía permitirme dejar a mi compañera sola o mostrarme como una cobarde. Activé el Anillo Dectector de Enemigos que llevaba en mi mano derecha y me preparé para aprender un poco sobre mi entorno-. Incárcerus- tres gruesas cuerdas salieron de mi varita y derribaron a mi objetivo, el otro muchacho del grupo, que quedó atado por las piernas, los brazos y el torso-. Son niños, Sofía- murmuré, intentando llegar hasta ella antes de que siguiera haciéndole cortes innecesarios con la daga al joven-. ¿Crees que dirán algo?- pregunté.

 

Comprobé el estado del que estaba en el suelo, que al parecer se había quedado petrificado del susto y le sonreí, aunque él no pudo verlo porque llevaba mi máscara puesta.

 

-Bueno, si es de los "buenos", es obvio que les teme a los Mortífagos. Si es uno de los nuestros, igualmente debe ser un carroñero y temernos- comenté, haciendo girar la varita entre mis dedos. Hice aparecer la Daga del Sacrificio en la diestra y la acerqué al muchacho-. Obedire- pronuncié-. ¿Dónde están tus líderes, muchacho? O quizás prefieras que mi amiga le lance una maldición a tu amigo- alcé una ceja inquisitiva.

 

Dejé de hacer girar la varita y me llevé la mano al monedero de piel de moke. Le había realizado un hechizo expansor pero no sabía si funcionaba en aquella realidad virtual. Para mi sorpresa, descubrí que sí. También tenía todos los anillos y amuletos de los Libros anteriores y el del Equilibrio. Había conseguido una forma de poder usar varios juntos en mis dedos, moldeándolos para que fueran tan finos como un hilillo de oro.