Jump to content

Prueba de Legilimancia (#2)


Rosália Pereira
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Rosália se había metido dentro de la cabeza de Elvis Gryffindor como si fueran sus propios pensamientos. Estaba tan segura que la única manera de que fueran obstáculos verdaderos, era que ella manipulara todo desde el momento cero. Claramente que todo eso serviría justo hasta antes de entrar al portal, pero también su trabajo además de enseñar, era en ver que sus pupilos fueran fuertes. Si no salteaba todas sus barreras, no podría hacer la prueba, aún no estaría preparado.

Era un juego mental. Rosália lo había creado simple pero sería tan dificil que la realidad era dudosa, todo parecía como si fuera real. Elvis Gryffindor estaba sentado dentro del mismo ateneo, dentro de aquella sala circular. Pero no lo sabía porque estaba perdido entre sus pensamientos. Para él, estaba parado en el mismo lugar donde había desaparecido en el portal. Y tenía un pergamino que recitaba todas las normas que necesitaba saber, como si fuera un contrato por firmar.

~Una vez que tienes todo claro, Elvis, puedes empezar. Los puntos son el lago, los árboles, los setos y la pirámide. No es para nada dificil. ¿No crees? Pero cualquier fallo te hará ser lo último que hagas.~

La voz de Rosalia jugaba en su cabeza. Tanto el Elvis dormido en la Sala Circular como el que estaba en su cabeza, asentían como intentando entender todo. Lo gracioso es que parecía que entendía de verdad. No estaba segura, pero los pensamientos del joven mago eran sus propios obstáculos, ella solamente se había encargado de manejar ése sueño, pero para todos era igual: el miedo se encontraba dentro de uno mismo, asi que éso usaría como arma.

En resumidas cuentas, la Arcana le comentó que lo esperaba dentro. Y que debía conseguir aquellas cuatro piedras preciosas a costo de cuatro pensamientos. No aclaró cuáles ni cómo, pero ella lo hacía parecer como si fuera una obviedad. ¿Serviría lo verdadero o lo inventado? Eso no le importó. Rosália también se sentó, pero del otro lado del ouroboros, esperando a ver qué sucedía.

Una esfera azulada brilló en cada punto. Ésas serían las guías del joven alumno.

YrPEYwy.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cuatro puntos. Aquella voz me insistía en mi cabeza que debía llegar a ellos y enfrentarme a algo. ¿Pero qué sería? ¿Por qué entrar a la prueba significaba traspasar tantas cosas antes? Nunca lo había entendido. Y me había pasado ya con una habilidad, la de Animagia, que la Arcana había impuesto varias barreras para saber si realmente valía la pena. Al parecer Rosália era de las mismas creencias. Lo que no entendía es cómo había llegado allí, si hacía tan solo unos segundos que me había ido por el portal.

 

Pero no importaba. Tenía una misión que cumplir y estaba demasiado seguro que iba a hacerlo, pero desconfiaba de la magia de los Arcanos porque no la conocía en detalle, así que sabía que podía pasar por cualquier cosa. Y así pude corroborarlo en la primera zona, llegando a la orilla del lago. Era una vista hermosa, llena de césped, invadida por flores y protegida por aquel enorme guardián. Pero había algo fuera de lugar. Y me quedé pasmado, mirando hacia adelante, como si estuviera mirando en un reflejo de hacía más de 25 años.

 

¿Qué haces aquí? —pregunté como si no estuviera acordándome que era todo una ilusión. La mujer que tenía adelante parecía demasiado real, incluso cuando me animé a rosarla con uno de mis dedos. Miré sus manos, su cabello y sus ojos. No podía creer que la primera barrera fuera aquella, porque la última vez que la había visto era exactamente como se encontraba ahora. Mi tía estaba junto al lago, como si también estuviera disfrutando del sol y del aire—. Disculpa, no se que estoy diciendo.

 

La muerte de mis padres me había atacado durante años. Toda la familia Gryffindor se había desarmado como si una enorme ola invadiera un castillo de arena. Y habíamos tenido que reconstruir grano por grano para volver a formar lo que era hoy en día. Pero tener aquella oportunidad con la persona que había logrado salvarme cuando era pequeño, de poder mirarla a los ojos, de poder tocar sus manos nuevamente y de leer su mente, era realmente reconfortante. Estaba seguro que cualquier otro se hubiera acobardado en saber lo que pensaban sus antepasados pero yo no.

 

Así fue como conseguí la primera piedra preciosa. Era de un color tan rojo como el fuego. Y tenía brillos dorados, como si resurgieran del interior. La guardé en mi túnica mientras me convertía en un búho y levantaba vuelo, directamente hacia la isla. El agua mojaba mis afiladas garras. La brisa acariciaba mis plumas, lanzándome más rápido. Y caí de lleno sobre el césped, con los árboles como si se trataran de figuras que me acompañaban en aquella aventura. La segunda piedra preciosa aparecía delante de mí. ¿Qué pensamientos había tenido que entregar?

 

No había hecho falta enfrentarme a algo tan fuerte como un ser que ya no se encontraba entre nosotros. Sino que al pensar como un búho, al enfrentarme a aquella barrera como animago, me llevaba a planificar todo aún mejor. Podíamos decir que cuando me convertía, pensaba como dos personas diferentes, la que era humano y la animal. A veces recordaba muchas cosas y otras era simplemente un búho esperando repartir una carta. Pero ahora estaba pensando en cosas que iba a utilizar y al parecer eso le servía a mi maestra.

 

El tiempo pasaba y luego de transformarme en humano de nuevo, para caminar hacia los setos, pude darme cuenta que lo que necesitaba en esencia no era una persona o un animal, sino en relacionarme con mi alrededor. Aquella tercera piedra, que a diferencia de la segunda de un color violeta, ésta era verde, pude entender que eso iba a hacer algo que me iba a perseguir durante el resto de mi vida. Podía cerrar mi mente, podía elegir exactamente cuando usarlo, pero tenía que estar preparado a escuchar, ver y sentir cualquier cosa. Y al parecer, la seguridad que sentía en ése momento, me había hecho sacar lo más importante. Encontré la piedra al finalizar el laberinto con los setos, justo por encima de una estatua. Entre los ojos se encontraba aquel brillo verdoso que resultó ser el tercer objeto buscado.

 

— Ya me esperaba encontrarte. Era lo que me faltaba. ¿Estás segura?

 

En la puerta de la pirámide estaba Annick. Mi esposa, madre de mis hijos. La mujer que me había acompañado casi toda mi vida. En los momentos buenos y malos habíamos estado juntos. Siempre había prometido que no leería sus pensamientos, salvo que alguna urgencia lo requiera. Mi esposa, que su cabello brillaba tan rojo como el fuego debajo del sol, sostenía una piedra blanca como la nieve, con algunas chispas rosadas que parecían que se movían con vida dentro de la esfera. La sostenía en su mano, como entregándomela. Pero una voz interna me decía que debia hacerlo para que me la diera. No alcanzaría con un encantamiento invocador.

 

— Vamos, anda, Elvis querido. ¿O no te animas?

 

Negué con la cabeza. Aquello que tenía que hacer era peor de leer la mente a Annick, sino manipularla. Pero era un obstáculo, que no podía distinguir entre uno verdadero o falso. Me decidí de lleno, mirando aquellos ojos verde esmeralda, tan hermosos como la mejor de las mañanas del verano. Sus pupilas se abrieron como si explotaran a todo mi alrededor, invadiéndome por completo. Como si el sol se apagara. Solamente bastó una sola cosa para que mi mujer extendiera su mano y me permitiera tomar la piedra. Las imágenes que le había implementado eran de mentira pero se me había obstruido un nudo en el estómago. Pero ya lo había hecho.

 

Así fue que entré a la pirámide, para buscar a Rosália. La Sala Circular estaba a tan solo un paso, cuando pude vislumbrar la figura de mi mastra. Le dirigí una reverencia y una sonrisa. Mostrándole las cuatro piedras que había enviado a buscar.

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

~Buen trabajo, Gryffindor. Pero podrías haber tardado menos. ¿No crees?~

 

Rosália le indicó que estaba bromeando con una media sonrisa. De todas maneras, recurría a las bromas para esconder gran parte de la verdad. Aunque confiaba en que su último alumno iba a lograr con aquella tarea, siempre le gustaba mucho más presionarlos para que mejoraran, le causaba más gracia ver que hacían más de lo que se les pedía. Se movió tan sensual como una leona, tan sigilosa como la sombra misma, para acercarse a la estrella de cinco puntas y tomar un aro plateado, simple.

 

~El Aro de la Habilidad. Es tuyo. Entrarás a la prueba y será un comunicador entre nosotros dos. Será la marca que te servirá luego para indicar que eres todo un legilimántico. Cuando vuelvas a cruzar por el portal, èste se convertirá en una réplica del mio. Pero antes que todo debes realizar la pruebas, debes demostrar que vale la pena todo lo que hiciste. ¿Estás preparado? El portal te espera~

 

En el momento que Rosália señaló la pared vacía, apareció una puerta, gris como la luna, dura como el roble más fuerte y con algunas decoraciones violetas, runas y jeroflígicos que formaban círculos, medias lunas, dibujos que contaban la historia de cada persona que atravesaba el portal. Incluso la suya propia. Apoyó una mano en el hombro de su alumno. Había aprendido a apreciarlo.

 

Tal vez la comunidad aquella no era tan mala como parecía desde un principio. Su primera alumna no había sido el gran ejemplo, pero los dos que habían seguido, habían cambiado las cosas. Y sabía que iban a llegar más. Por eso que tocó su anillo e inconscientemente llamó a @@Thomas E. Gryffindor. Tal vez necesitaba alguien con quien hablar.

 

Pero aquello lo hizo ni bien Elvis Gryffindor atravesó el portal.

Editado por Rosália Pereira
YrPEYwy.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Elros, por algún extraño motivo, se había quedado en las proximidades de la pirámide del Ateneo luego de haber regresado de su prueba de vinculación con el aro de la habilidad de Videncia junto al Arcano Sajag. El chico no estaba absolutamente seguro, pero tenía un presentimiento raro sobre que algo muy importante acontecería en el mismo lugar donde demostró sus dones frente al portal mágico de runas rosáceas. <<Fue una jornada muy, pero muy agotadora. Realmente estos conocimientos te dejan exhausto y sin ganas de hacer nada más que... comer y dormir. Me daría una ducha con agua caliente y luego... a la cama>> cavilaba el Gryffindor, sonriendo de medio lado, mientras sus pies se encaminaron hacia la entrada del bosque de setos; pero cuando estaba at portas de pisar dicho terreno, el anillo de Legilimancia empezó a vibrar junto a un destello violeta que le demostró que su presagio estaba en lo cierto. Se trataba de una especie de llamado; aquel lazo que lo mantendría unido de por vida a la brasileña, era lo que le comenzó a incomodar de sobremanera... Debía indagar acerca del motivo y de la intencionalidad de la Pereira para estar buscándole así en un área que era de difícil acceso. <<¿Sabe que estoy aquí?>> se preguntó el pelirrojo, al mismo tiempo que se daba la media vuelta para retornar hacia las míticas murallas de la sala circular donde descansaba la serpiente y la estrella de cinco puntas. Cada vez que subía uno de los escalones de piedra; una punzada le clavaba en el alma, apretándole el pecho como si una sensación de peligro y angustia le atormentase incansablemente. <<¿Qué esta ocurriendo?>> fue el cuestionamiento que surgió en su consciencia cuando alcanzó a cruzar el umbral del Ouroboros en el instante preciso en que sus orbes esmeraldas se encontraron con los ojos inexpresivos de su antigua mentora... <<Lo sabía... eras tú, querida>> le transmitió mentalmente.


-Rosália... ¿Me has llamado?- exclamó el mago, segundos previos a hallarse expectante frente a la esbelta figura exótica.

Editado por Thomas E. Gryffindor
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Me coloqué el anillo y sentí una nueva energía. Era simple, parecía hasta un objeto muggle. Pero la energía que irradiaba era mágica. Miré a los ojos a Rosália, siempre me gustaba mirar los ojos de las personas. El brillo especial de mis hijos, los hermosos ojos de mi esposa, hasta encontraba algo en los que se encontraba tras la máscara de los mortìfagos, ya que era lo que me impulsaba a alejarme de ellos, a descubrirlos en otros ojos y saber en quién confiar. Asentí.

— Estoy listo. Hasta me pareciera como si siempre lo estuviera.

 

Comenté, aunque en ése momento parecía que no existía nada más que el portal. Salude y le agradecí a la Arcana. Siempre se había mostrado dispuesta, aunque siempre se notaba que quería mantener distancia con las personas. No necesitaba leer su mente para saberlo, conocía a alguien con mirar sus ojos y quería acercarse pero algo la impedía. Tal vez era su propia prueba en éste momento. La puerta que me recibiría parecía que estuviera viva. Miraba los jeroglíficos que la adornaban y eran hermosos. Incluso algunos se iban agregando. Cuando toqué la madera mágica, pude sentir cosquillas en la punta de mis dedos. Empujé y avancé.

 

Todo se volvió tan blanco como el sol, como si estuviera dentro él. Caminaba hacia adelante y todo era blanco. Miraba hacia atrás y continuaba así, hacia arriba, abajo o mis costados. Sentí un ruido y algunas manchas empezaron a colorear mi entorno. Eran como si rastros de tinta empezaran a dibujar todo. Era un líquido gaseoso que se iba extendiendo cada vez más. Apareció un techo, el suelo, las paredes. Objetos como muebles, todo era hermoso. Una gran escalera al fondo que se abría en dos en diferentes direcciones. Una estatua en el medio, de un alto, fuerte, con una espada larga y un sombrero puntiagudo. Su barba era espesa como sus bigotes. Y los ojos parecían de verdad, como lo eran los de la mujer que apareció enfrente.

 

¿Qué haces aquí? —preguntó una mujer que conocía tanto, que se me hizo un nudo en la garganta. Aunque no era de dolor, ya ésto lo había superado hacía demasiados años atrás.

 

Me acerqué unos pasos lentamente, mientras ella llevaba su mano hacia la varita que tenía en el borde de la cintura, pero que por alguna extraña razón, no se aferraba a su arma mágica. No pude evitar sonreír. Y mi tía tampoco pero se sentía peor por estar haciendo eso con un desconocido, según ella.

 

Es extraño, parece como si te hubiera visto ayer —le comenté, quedando solo a tres pasos de ellas. Era notable que Arabella llevaba sus mismos rasgos. Incluso veía el brillo de sus ojos como el de las dos pequeñas gemelas—. No voy a hacer nada. Soy de la familia, por asi decirlo. Todo hubiera sido diferente si estuviera ése día, siendo yo hoy.

 

— ¿Ése día? ¿De qué hablas? Aunque si, es indudable que eres de la familia. Eres casi igual a mi padre.

 

Eso parecía que era lo que necesitaba escuchar, porque sentí un salto en el corazón. Los ojos de mi tía, me mostraron todo lo que necesitaba ver. Ninguno de mi generación había llegado a éste mundo. Ni siquiera mi tía y mi madre, habían conocido a mi padre y mi tío, lo que resultaba bastante lógico de porqué no veía a nadie más. Miré a mi alrededor. No estaba en la que había sido mi hogar de nacimiento, pero era parecido. El portal estaba haciendo un buen trabajo, porque me sentía como en casa. La miré de nuevo.

 

— Creo que eres la persona más importante que tuve. Y que tengo. Me doy cuenta de porqué fue lo primero que vi

 

Le expliqué, aunque solté una risa por ver la cara de desconcertada que ponía. Era innecesario dar explicaciones, la prueba estaba para varios objetivos, como bien sabía, y ésto no era nada personal, no era para averiguar cuánto me había amado mi familia, eso lo sabía. Sino era para ver si realmente estaba listo para aquella prueba. Y yo que no estaba a favor de utilizar la legeremancia contra mis seres queridos, me daba cuenta que no había problema por ello. Cuando le dirigí una reverencia a mi tía a modo de saludo, ésta explotó en una inmensa nube de niebla negra, tanto que la oscuridad me envolvió por completo.

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

~Thomas~

Murmuró la Arcana cuando Elvis ya se encontraba dentro del portal. Se giró de repente y apenas hizo visible una sonrisa en su rostro. El joven pupilo se habia presentado tras el llamado. Debía admitir que eso había sido rápido, o por lo menos esa era la concepción que tenía del tiempo. Avanzó unos pasos aunque se quedó mirando el Ouroboros, aquella serpiente que se mordía la cola. El resto de los anillos brillaban dentro de la estrella de cinco puntas como si fueran luces en el cielo, esperando que oscureciera para brillar aún más.

~Debo decir que me cuesta decir ésto. Y nunca creí que iba a decirlo, pero necesitaba compañía. ¿Te molesta?~

Preguntó Rosália con una sonrisa tonta, aunque se giró, jamás se había rebajado de aquella manera. Siempre había sido una mujer hermosa, los hombres caían a rendidos a sus pies, aunque en la última decena de años, le había cansado que muchas veces aquello fuera una pantalla. ¿Cuánta verdad había cuando ella era la que modificaba la cabeza de ésas personas? Volvió a mirar a Thomas, pudo ver algo más en ése muchacho, al menos la reconfortaba saber que a éste le agradaba estar con ella. Se quedó un poco en silencio. Movió la mano.

La misma puerta que habia cruzado Elvis volvió a brillar, pero no para abrirse, sino para convertirse en una especie de espejo, donde mostraba cada segundo de lo que hacía su alumno. Había empezado a avanzar en la prueba. Era el padre de Thomas, abrió un poco su boca, había olvidado su detalle, aunque supuesta completamente lo que sucedía con Elros. Sabía lo del giratiempo y los problemas que eso había traído. Se iba a girar para hablarle al chico, pero no sabía por donde empezar.

YrPEYwy.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Claro que no me molesta, Rosália... al contrario. Me halagas bastante con tu consideración personal. Además hace poco tiempo estuve aquí con Sajag... estaba a escasos metros del bosque de setos cuando sentí el llamado. Ya había olvidado un poco el vibrar del aro de la Legilimancia con todo esto de la Videncia. Pero ya ves, me tienes aquí en medio del Ouroboros de la pirámide del Ateneo una vez más- respondió el muchacho, acercándose hasta su mentora para poder mirarla de frente sin barreras. -Contigo no puedo ocultar nada, maestra Pereira... por eso mismo, me es importante decirte que... o mejor dicho... preguntarte... ¿Estás bien? ¿Te sucede algo extraño? Noto algo diferente en tu actitud... No sé, es raro... pero...- fue lo que alcanzó a decir el Gryffindor, ya que sus orbes esmeraldas se desviaron inevitablemente hacia un brillo singular que iluminó toda la estancia, para finalmente dejar entrever una especie de espejo rectangular donde se podía ver una silueta varonil en medio de un vestíbulo hogareño que no reconoció. -¿Quién es él, Rosália? ¿Un nuevo aprendiz? Mi anillo... está tibio. Me está entregando una fuente de calor muy familiar que... que se mezcla con el poder del resto de mis joyas. Es como si éstas se estuviesen sincronizando... A ver.... espera, sí espera un segundo... ¡No puede ser! ¡Papá!- exclamó abriendo los ojos como platos ante el impacto de ver a Elvis adentro del portal. El director de Hogwarts se hallaba junto a una mujer desconocida que se materializó en la escena de la prueba en las cercanías de una estatua con una espada larga y un sombrero puntiagudo. Todo parecía ser una película visto desde afuera, como un espectador sin derecho a intervenir ni menos objetar lo que aparecía y se desvanecía en dicha imagen que prontamente se nubló con un matiz azabache que envolvió por completo la figura del patriarca de los leones de Ottery. -Rosália... ¿Me puedes explicar por qué me has llamado en realidad? Sabes que Elvis es mi padre... y también conoces las reglas sobre si él no llegase a pasar la prueba de Legeremancia... e incluso morir en el intento de manejar sus emociones. Tengo fe en él, lo conozco desde que tengo uso de razón... para mí es un pilar fundamental en mi vida. Parte de mi felicidad se la debo a él junto a mi madre... ¿Por qué me haces partícipe de su prueba? Respóndame, maestra- preguntó con insistencia, desviando su atención entre el espejo y la sudamericana.


<<¿Quién era esa mujer? ¿Qué significado tuvo o tiene en la vida de mi padre? ¿Por qué la saludó con una especie de reverencia y no se acercó hasta ella? Acaso... acaso mi papá está consciente de que está dentro del portal... No, eso no puede ser posible. Nadie sabe que está enfrentando su prueba final hasta que la aprueba o sale derrotado... a menos que... a menos que papá sea lo suficientemente fuerte como para manejar el arte de la mente sin la necesidad de probar sus habilidades en un examen... ¿Acaso el portal... el Ouroboros ya lo consideró digno antes que él optase por cruzar el umbral?>> cavilaba para sus adentros el pelirrojo, a sabiendas que la brasileña sabría todas las deducciones y planteamientos silenciosos que él meditaba a la espera de las respuestas que la Arcana le tendría que dar una vez que se girase para mirarlo de frente como debía ser, sin secretos ni resentimientos.

Editado por Thomas E. Gryffindor
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Levantaba la mano, con la palma en dirección a todas las personas. Cerraba un ojo para apoyar un dedo en las personas que pasaban. Técnicamente no las tocaba, sino que al interponerse mi dedo, con la figura pequeña de las personas, parecía como si las tapara realmente. Una a una las iba tocando y veía sus pensamientos como si fueran libros abiertos. Las personas eran débiles. Las personas siempre estaban preocupadas, tristes o nerviosas. Jamás se detenían a pensar en lo que querían para ser felices. O en lo que necesitaban para estar mejor.

 

Pero no tenía porqué meterme en la cabeza de los demás. Si veía la mente de otros, también se convertían en mío, por lo que era ocupar espacio innecesariamente. Pero tenía que demostrar que era algo que podía animarme a hacer. Y así fue. El Atrio era uno de los escenarios donde siempre las peores o extrañas cosas ocurrían. Un mago llegó en mi campo visual. Asi fue como de a poco fui sacando sus preocupaciones y se volvía cada vez más feliz. Inmediatamente hice lo mismo con otra mujer, pero al contrario, los miedos y la furia era lo que la estaba invadiendo, como si las personas de allí tuvieran la culpa.

 

Sus varitas se levantaron y el hombre apareció con media docena de tentácul0s en lugar de su rostro. Los Aurores cayeron como si fueran flechas, directamente contra el problema, llevándose a rastras a la mujer, mientras que los sanadores atendían al atacado.. Levanté la vista y un hombre se lanzaba al vacío. Corría la mirada y una mujer se aferraba a otra, con sus labios pegados y demostrándose el amor que se correspondían a la otra. un hombre cargaba a su bebé, escabulléndose de los peligros que lo acechaban. Un toque con el dedo y todo eso cambiaba en otras situaciones.

 

Me di la vuelta y encontré de golpe con una puerta gris. El marco era tan violeta como los jeroglíficos y runas que la decoraban. Los círculos se unían con otros, formando más círcul0s. Toqué la madera ésta se corrió, dejándome pasar a la Sala Circular. Cuando traspasé el umbral, el portal desapareció. Justo frente estaba Thomas y Rosália. ¿Qué hacía mi hijo ahi? Miré hacia abajo y el anillo había cambiado. ¡Había conseguido el aro de la habilidad!

 

@@Rosália Pereira Pereira

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rosália miró hacia atrás, cuando Thomas nombró a su padre, la persona que en ése momento estaba realizando la prueba dentro del portal. Cuando regresó la mirada, el joven alumno estaba un poco más cerca. Ella le hacía creer a todos que éstos podían leer su mente, conocer sus facciones para saber lo que le pasaba. Y no era ni cerca lo que podían hacer. Pero en parte, sus preguntas tenían cierta razón.

 

¿Qué era lo que podía decir y qué no?

 

~Quería saber lo que era una familia. O como ser parte de una~

 

Rosália casi llegaba a los cien años, aunque no lo pareciera. La única familia que había tenido, había sido tan lejana que no recordaba los rostros. Por eso que en el tiempo que había pasado con Thomas, lo había sentido alguien en quien podía confiar, al menos. Pero algo no la dejaba acercarse más de lo que quisiera. No podía decir que le molestaba lo que dijeran los demás, porque ella hasta sabía sus peores secretos, asi que no tenía de qué preocuparse.

 

~Solamente quería saber que contaba contigo. Eres un excelente hombre, Thomas. Estoy segura que luego nos volveremos a cruzar~

 

Rosália recurrió a lo único que sabía hacer. Usar sus encanto. La manipulación. Se acercó un poco más al joven y apoyó una mano en su pecho, notaba su pectoral, su respiración. El latido de su corazón. Y aunque tal vez los deseos fueran diferentes, por más que ése cosquilleo interno casi la hiciera realizar una locura, le regaló un cálido beso en la mejilla con una sonrisa. Pero ya Rosália conocía su alrededor y se alejó de su pupilo en el tiempo que el portal se abría.

 

Elvis regresaba.

 

~Elvis. Excelente trabajo. Es... algo de familia al parecer~

 

Exclamó la joven Arcana, olvidando por completo a su antiguo alumno para recibir al nuevo. Aunque ya su trabajo terminaba. Le dijo que el anillo ahora le pertenecía. Ahora era todo un Legeremántico. Incluso hasta se acercó para darle algunas palmaditas en su hombro. Rosália respiró profundo, miró como el portal se iba y se dió la media vuelta.

 

~Otros me esperan, jóvenes magos. Estoy segura que volveremos a vernos pronto~

 

Guardó su vara de cristal luego de abrirles la puerta a Thomas y Elvis para que se fueran. Y en un estallido verde esmeralda, desapareció.

YrPEYwy.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.