Bratvá (MM B: 109195)

[Alexandros Mcnair]

Sammy parecia algo molesta y a la vez con cierto dejo de tristeza por no poder realizar nuestro pequeño juego, seguro tenian otras bebidas fuertes como el demonio, pero de naturaleza magica... no me gustaba la idea de tener algún "efecto secundario" luego de ingerir algo de naturaleza magica.

 

La charla se volvio muy cordial y me hizo preguntas sobre mi pequeña "Dyna" y me habla sobre su motocicleta y su aficion a sentir la adrenalina de la carretera tanto como yo, era una fiera mujer de acero y ruedas - Mi pequeña "Dyna" esta a solo unas calles de aqui como antes mencione - doy un largo sorbo a mi vaso - Mi tio gano esa Harley Davidson Dyna del 2006 para mi, en una apuesta. Por su puesto el anterior dueño no la entrego por las buenas y hubo una riña del demonio en aquel bar- le comento mientras suelto una sonora carcajada - Una V rod como la tuya es una bella pieza de ingenieria y sentimiento rutero... - hago una pausa para servirme un vaso bastante a tope de Whisky - Por vivir la vida libre Sammy! - alzo mi vaso en direccion a ella y termino toda la bebida de un sorbo, para mi sorpresa cuando quiero volver a servir... la botella esta vacia * Pero si apenas acabo de comenzar! * dije para mis adentros - Tu y yo si sabemos disfrutar las cosas pequeñas de la vida mi amiga, la gente que usa vehiculos... "Convecionales" nunca conocera el verdadero placer de recorrer el camino - luego de decirle esas palabras hago un gesto al camarero pidiéndole otra botella de Jack.

 

- Que te cuente sobre mi? - dije mientras aguardaba con impaciencia la siguiente botella - Sera una laaaarga noche Sammy, pero vos tu lo pediste! - le digo en tono jocoso - Me crie en Frankfurt con unos parientes que... no se con exactitud que parentezco tengo, asi que les digo "tios". Parece que mis padres tenian asuntos mas importantes que atender - digo esto ultimo entre risas para no darle un aire de tristeza a la noche, eso es lo ultimo que queria provocar en mi compañera - Vivi una vida sensilla, tenia lo que necesitaba y nada mas. Debo agradecer a mis tios por formarme en la persona que soy hoy! A decir verdad... el mundo de la magia... no logro adaptarme a el, Hogwarts es genial y todo eso, pero me siento aun muy extraño este lugar... me entiendes? - El camarero trajo lo que pedi, toco su hombro y le hago un ademan con la cabeza en señal de agradecimiento - Veo que tu tienes una familia muy variopinta mi querida amiga! eso es de envidiar! No necesitas muchos pasaportes ni papeles para moverte entre fronteras! - Le digo alegremente mientras abro mi nueva botella. Un ambiente muy amigable se había generado en el lugar, Sammy sin duda era una chica espectacular y esperaba que esta no fuera la ultima vez que nos vieramos.

[justo]

Entre en la sala privada que habia reservado y 3 personas me miraron, Monica, Yanira y mi agente principal Darko.

 

- Chicas, debido al cierre del negocio donde trabajabais me veo obligado a preocuparme de vuestra seguridad y por eso el sr Darko esta aqui.

 

Las chicas me miraban expectantes y prosegui.

 

- Monica, siento decir esto pero el sr Darko me ha comunicado que tu familia tuvo un accidente de automovil.

 

- ¿Y estan...estan...?

 

- Los chicos estan bien, salieron ilesos. Pero...

 

- ¿Pero ?

 

- Tu marido murio. Y tu suegre esta gravemente herida y no se albergan esperanzas.

 

- ¿Y que sera de mis hijos? Yo no tengo medios.

 

- Ahora si. El sr Darko, aqui presente, tiene instrucciones mias. Tus hios seran llevados, por medios muggles, a un lugar absolutamente seguro, al Valle de Kwanji.

 

- ¿Y nosotras?

 

- ¿Deseais seguir juntas?

 

Ambas asintieron con las manos entrelazadas.

 

- Bien, el sr Darko os llevara por traslador o como deseeis, al Valle de Kwanji y alli os establecereis. ¿Alguna pregunta?

 

- ¿Volveremos a verte?

 

- ¿Os gustaria?

 

Ambas asintieron sonrientes.

 

- Pues alli nos veremos. Y un detalle mas quisiera que considerarais una proposicion de matrimonio.

 

- ¿Tuya?

 

- Si.

 

- ¿Con quien?

 

- Con ambas.

[Juliens]

—Anzhelika necesito un informe detallado sobre la misión, no podemos arriesgarnos.

 

Desde que Bastian se había convertido en el subdirector de la división mágica de la SVR no se habían dado las oportunidades para poder ejecutar la operación que él mismo planificó cuando simplemente era un agente. Por su puesto, conforme la inteligencia que tenía a su orden recopilaba información comprendió que era algo que no se podía hacer de forma fácil. Necesitarían el apoyo del Ministerio de Magia. Eso significaba que al menos una persona tenía que conocer su secreto.

 

Pero incluso la Agencia estaba de acuerdo que Las Reliquias de la Muerte se encontraban más seguras protegidas por poderosos magos ingleses y por todo el poder del Ministerio Inglés. Era indudable. Desde el principio fue así como se planificó. La misión no era robar las Reliquias, nunca lo fue, sino desmantelar completamente al grupo que intentaba conseguirlas para traer a la vida a Gellert Grindelwald en el apogeo de su juventud y su sed de poder.

 

—Estoy seguro que ella llegará, la llamaré en unos minutos. Todos ustedes usen la metamorfomagia o tomen poción multijugos. Ella conoce ya mi rostro. Conocen las palabras de pánico, sin importar las circunstancias no duden en huir o matarme según sea el caso.

 

El subsuelo de Bratvá estaba mucho más vacío de lo que él se esperaba, solamente las personas en las que confiaba totalmente. Diez agentes a los que él mismo entrenó en algún momento.

 

—Expecto Patronum

 

De su varita comenzaron a salir hilos de una sustancia blancuzca que en un par de segundos se juntaron para adquirir la forma de un animal. Delante de si se podían ver dos patronus con forma de tigre. Se acercó a uno de ellos y le susurró un mensaje. "Bratvá, subsuelo, podrás aparecerte. Es urgente. Ven como directora del cuartel de aurores; si estás sola mucho mejor"

 

Era hora de darle el mensaje al patronus que visitaría a su esposa. "Encontrarás divertido que puedes aparecer en un lugar que no sabías que existe. Te espero en el subsuelo de Bratvá, conocerás a la célula de la agencia que trabaja en Reino Unido"

 

 

 

 

~Llamas del Fénix

[Jank Dayne]

La noche más que aburrida, había sido decepcionante.

Jank llevaba encima uno de esos trajes de poliéster que añadían incluso más incomodidad a su caminar desganado. Los veía desde las tiendas con miradas llenas de desdén, pero había tenido que tragarse el orgullo para vestirse adecuadamente para una cita que, a la final, jamás se presentó. Tuvo que perder una reservación para una de los lugares más ostentosos del callejón, disimular un compromiso ficticio frente a los comensales y levantarse hacia la puerta del local presumiendo de una dignidad de la que carecía. Sin embargo, el estómago vacío y las ganas de perder la consciencia no se reemplazaban por nada; al contrario, estaba solo y hambriento.

Transcurrió al rededor de media hora caminado entre los locales. Cuando la calle se abarrotaba de personas, caminaba sobre la otra, y así hasta que se vio prácticamente abandonado de ambos lados. En el momento en el que sentía que la fatiga se estaba apoderando de su cuerpo, se detuvo frente a un negocio del que jamás había oído. Las luces que anunciaban el nombre del local fue suficiente incentivo para que diese un salto de fe y entrara por la puerta. Si tenía suerte encontraría una buena hamburguesa de consolación.

Fue cuando se sentó en la barra que se percató de la decoración que lo envolvía. Jank volvió en el tiempo y se ubicó en la montaña del lago Baikal, durante un invierno hostil. Allí se había desempeñado una misión tan arriesgada que incluso lo hizo dudar de la magia. Era por eso que todo el sitio le parecía tan duro, como si alguien estuviese rascándose la garganta desde adentro. Solo pudo volver en sí cuando el tabernero se acercó y preguntó qué les apetecía, a él y a un chico a unas cuatro sillas con un hedor repugnante que desprendía de los pies a la cabeza.

- Vodka, ya que estamos. Yo pago lo de él - dijo, sin apartar la vista del ebrio. La atención solo pudo ser interrumpida gracias a la estela de luz plateada que se reflejó sobre las copas de vidrio y las botellas vacías frente a su rostro. Jank volteó con premura, llevando su mano al tobillo, donde aguardaba Libra. Podía jurar que a su espalda había rozado un patronus del que él, como miembro de la orden, pudo captar con los ojos, pero debido a la rapidez ni siquiera llegó a captar de qué animal se trataba. Se preguntó al instante el por qué no se había detenido, quién había sido su creador y quién sería el receptor. Quizá el licor daría las respuestas que necesitaba.

[justo]

Espero a uno de mis agentes, el sr Jones, es britanico y trabaja para mi hace muchos años. Tiene que darme un informe sobre un asunto personal. Como buen britanico es muy puntual y ya me esta esperando.

 

- Buenos dias, Señor.

 

- Vayamos al grano, ¿la "Operacion Mariposas" ha terminado?

 

- Sin ningun problema, Señor, estan instalados todos en la casa asignada, los niños estan bien, un poco confusos pero bien.

 

- ¿Y ellas?

 

- Le echan de menos, Señor, entienden su situacion y prometen tener paciencia.

 

- Trasmitales el siguiente mensaje "Nos veremos en Kwanji en 3 dias, besos"

 

- Seran felices de saberlo.

 

- ¿Darko a vuelto?

 

- Siguiendo sus instrucciones ha vuelto a Hogwarts.

 

- Pues nada mas, puede irse.

 

- Buenos dias, Señor.

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

 

Un breve resplandor anuncia su llegada. Madeleine aparece de rodillas, tomando aire a grandes y desesperadas bocanadas. Por un momento, por una pequeña fracción de segundo, olvida el llamado y lo extraño del hecho de que fuese de Karkarov. No, está demasiado preocupada por recuperar oxígeno, hacer desaparecer aquella terrible sensación de asfixia y opresión a la que nunca se acostumbrará. Pero sólo por un momento... al alzar la mirada, sólo para saber dónde rayos está (Bratvá, subsuelo, le dice una voz en su cabeza. Pero, ¿dónde qué demonios es Bratvá?), se da cuenta de que Bastian, con quien pensaba encontrarse, no está solo.

 

Se incorpora de inmediato, acomodándose la vaina de Melle y el bolso en el que carga todos sus artefactos mágicos y Pociones. Sabe que la capucha de la capa de viaje está echada sobre su cabeza, ensombreciendo su rostro... pero, sintiéndose rodeada, considera que quizás sea conveniente. En su mano está su leal varita de ébano, Fae. Cuando sus dedos se cierran con determinación en torno a ella, se siente segura, confiada.

 

Sabe que tiene que confiar en el Warlock. Hace ya un buen tiempo que es parte de la Orden del Fénix, y nunca ha dejado de ayudar al bando, nunca ha dado motivos para dudar de su lealtad o la de su esposa. Madeleine se ve obligada a repetirse eso para no atacar a nadie, para no salir corriendo. Confío en tí, Karkarov... pero, maldición, ¿por qué tienes que hacerlo tan difícil? Sin molestarse en disimularlo, pasea la mirada por los rostros de esas diez personas. Algunas apariencias son tan ridículas que es obvio que se tratan de disfraces, pero prefiere no hacer el comentario. En cambio, rompe el repentino silencio con la pregunta que quizás habían estado esperando:

 

—¿Qué sucede, Karkarov?

[Juliens]

—Señor, Porskov acaba de dejar un mensaje...

 

Bastian frunció la nariz, aveces le molestaba estar tan al tanto de algunas de las cosas que podían suceder. Durante la investigación sus hombres llegaron a acercarse mucho a la organización a la que perseguían. Jamás fueron descubiertos, por su puesto. Sin embargo, sus movimientos habían llamado la atención de más de una agencia. Los nombres y los rostros de los agentes que estaban a su cargo no se vieron comprometidos en ningún momento más algunas voces se levantaron en Rusia.

 

—Porskov, espera, no abandones aún tu marco.

 

La división mágica de la agencia se había encargado de levantar una maldición Tabú sobre cualquier retrato presente o pasado de Porskov. Todos, menos 4, habían sido destruidos. El primer retrato estaba en la oficina del presidente de la Federación Rusa, el segundo descansaba en el despacho del presidente del gobierno mágico de Rusia, el tercero lo cuidaba el director de la división mágica y el cuarto era de su propiedad al desempeñar el cargo de subdirector.

 

—¿Quién te envía? —preguntó. Él había recibido el beneplácito directamente del presidente del gobierno mágico, solamente aceptaría la cancelación si llegaba de el mismo.

 

—Fue quien tiene autoridad para parar detener esta misión.

 

—No prometo nada, el plan fue puesto en marcha. Vete, está llegando. Expecto Patronum

 

Apartó la mirada, el resplandor de una aparición en aquel sitio era tan poco frecuente que incluso sabiendo que Madeleine y Valkyria estarían en camino le sorprendió.

 

—Moody no hace falta esa varita mágica. Supongo que tienes muchas preguntas. Confío en ti, es por eso que estás en este lugar. No es un secreto que mi segunda nacionalidad es la Rusa. Hoy te revelaré la naturaleza de lo que se hace en esta sala y los planes que tengo para evitar una catástrofe global.

 

Movió la varita mágica apenas. Para que, en su mano izquierda, apareciera una carpeta de color gris. En la parte delantera de la misma se podía observar el dibujo de las reliquias de la muerte.

 

—Adopté el apellido de mi madre por conveniencia, es por eso que he dejado de usarlo. Soy un espía, trabajo para el Servicio Exterior de Inteligencia Ruso. Soy el subirector de la división mágica. Respondo ante el director, ante el presidente Putín y el presidente Porskov. En este momento te encuentras en mi actual oficina, la cual he movido a lo largo de los años entre mis distintos negocios. Tengo información que te será de mucha utilidad. Sabía que sería traicionado por Porskov, por eso he acudido a ti. Algo que casi se me olvida. El mesero me acaba de decir al comunicador que llevo en mi oreja que Jank está en el bar. Si confías en él podrías mandarle un patronus pidiéndole que no se vaya, que permanezca atento pero que no meta aún las narices en ningún lado.

 

Acarició la cabeza incorpórea del pequeño tigre que simulaba dormir junto a sus pies. Aún no era momento de enviarlo. Aunque Porskov lo hubiese traicionado aún quedaba tiempo, todavía se podía reestructurar el plan.

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

Oh, maldición...

 

Últimamente, de alguna forma, Madeleine conseguía terminar entrometida en las más locas situaciones. El caso de Islington, la supuesta infiltración a The Hunters mediante Lee... y ahora, está en un despacho subterráneo de la Inteligencia Rusa, escuchando una confesión que nunca pidió y que no está segura de querer conocer. Sin embargo, no es la "verdadera identidad" de Karkarov lo más loco de esta situación en particular. Tampoco lo es estar en una oficina secreta, de una organización ajena al Ministerio de Magia inglés, ni tampoco el estar siendo observada por ojos desconocidos. No, lo más extraño de la noche está garabateado sobre una carpeta marrón con tinta negra. A sus ojos, sin embargo, es sangre.

 

Hay muchas preguntas que puede (y quiere) hacer. Podría preguntarle a quién espía, y por qué. Podría preguntarle si es consciente de que, si espía a la Orden del Fénix, Madeleine hará todo lo posible para callarlo. Podría preguntarle cómo ese tal Porskov lo traicionó, pero, para ella, no son asuntos urgentes.

 

Con el extremo de su varita de ébano, da un par de golpecitos en el dibujo.

 

—¿Esa "catástrofe global" —musita, con la voz ronca y los ojos entrecerrados. Odia ese maldito símbolo. Odia lo que tantos magos y brujas tenebrosos hicieron en su nombre. Lo odia, porque más que representar a las Reliquias de la Muerte, representa a Gellert Grildelwald. Y cuando piensa en él, inevitablemente, también lo hace en Tom Riddle— tiene algo que ver con esto? Eh... sí, en cuanto terminemos de "ponernos al día" llamaré a Dayne —gruñe distraídamente, haciendo un gesto para restarle importancia al asunto. Ni siquiera se molesta en pensar por qué demonios está allí su hermano, o por qué Bastian mostraría interés en su presencia— ¿Por qué, lo que sea que tengas que decirme, me será útil?

[Juliens]

—Seguro te preguntarás si también espío a la Orden del Fénix, la respuesta es no. ¿Para qué te hubiese llamado de ser así? ¿Porqué te pediría que mantengas a Jank tan cerca?

 

De forma inconsciente y sin siquiera él estar pensando en ello una muralla comenzaron a rodear varios de sus recuerdos. Era la oclumancia actuando por instinto propio, tratando de ocultar cosas que Bastian no quería ni necesitaba ocultar. Chasqueó los dedos, aunque fuese un acto inconsciente el ocultar recuerdos, los muros en su cabeza eran mágicos y él los sentía en cuanto comenzaban a moverse y a levantarse.

 

—Este símbolo me causa molestias, si. Y ese fue el motivo por el que lo elegí, algo tenía que recordarme a diario el porque poner en juego todo por lo que he trabajado. Incluso cuando mi cabeza estaba confusa, cuando era un abanderado de la muerte, sabía que no podía permitir que sucediera.

 

Abrió la carpeta en donde, vagamente, estaban escritas sus primeras divagaciones sobre todo el asunto relacionado a Gellert. ¿Cuantos años habían pasado exactamente desde que comenzó su investigación?

 

—Solamente los locos usan este símbolo en público porque significa dos cosas: que estás realmente loco, o que simpatizas con el Mago Oscuro Grindelwald. Cuando era mucho más joven trabajé en Estados Unidos, mi apariencia siempre pudo pasar por la de un Británico de verdad. Nos llegaron reportes de armas mágicas en manos de la casa blanca y el objetivo por su puesto éramos nosotros.

 

Pasó de hoja, en la primera simplemente se justificaba, indicaba los motivos por los que fue asignado a Estados Unidos. Aunque desde que abrió la carpeta no leyó ni una sola palabra, se sentía más cómodo de esa forma, lo hacía mucho menos personal y más fácil.

 

—Logré descifrar la rutina de un viejo y solitario auror que trabaja en el MACUSA. Podía saber el día, la hora, e incluso la ropa con la que iría a cualquier lugar. Lo primero que descubrí fue que el MACUSA no había proporcionado el armamento a la casa blanca. En situaciones normales hubiese abandonado la misión pues debíamos cambiar de objetivo. Pero había algo en ese tipo que me pareció raro. Absolutamente todos los miércoles le perdía el rastro. No tuve más alternativa que secuestrarlo y torturarlo. Habló, dijo más de lo que esperaba. El miércoles siguiente a la puesta del sol un montón de círculos y triángulos extraños aparecieron en su brazo.

 

Se detuvo, mientras hablaba pasó las páginas varias veces. Cuando sucedió no le dio importancia, era una muerte más, un objetivo que de alguna forma consiguió morir para evitar seguir dando información. Pero, a día de hoy, si que le molestaba porque fue descuidado. Se empecinó en averiguar el que y no la forma en como se comunicaban.

 

—Un minuto. Un minuto en el que el sujeto reía como desquiciado. Luego de ese minuto las marcas comenzaron a brillar y aparecieron más por todo su cuerpo. Las marcas se fueron, el tipo murió y el símbolo de las reliquias de la muerte se mostró sobre su corazón. El auror pese a haber estado siendo torturado, pese a haber perdido gran parte de sus dedos usó su conocimiento en las transformaciones para ocultar la marca de Gellert Grindelwald

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

 

Si, Madeleine conoce muy bien la tortura. Aún hoy, sabiendo que Nurmengard ya no es una amenaza para su libertad, sigue teniendo pesadillas: en las noches siente el frío de la katana de plata sobre su piel, el ambiente frío y desolado debido a los dementores, las risas de sus torturadores y los gritos, lamentos y súplicas de los demás prisineros... Pero, muy raro en ella, mantiene la compostura. Escucha a Karkarov sin mucho agrado, pues no justifica (o por lo menos, se le hace muy difícil) el uso de la tortura. Aún a sabiendas de que quizás Bastian, el joven Bastian, no tuvo otra opción, lo condenaría y lo maldeciría y lo repudiaría si hubiese ocurrido actualmente, con él por la Orden del Fénix. Lo escucha con los labios apretados y los ojos sin brillo, mientras sus dedos acarician el relieve de la cicatriz que rodea su meñique derecho cual anillo. Recuerda la katana. Recuerda la risa de la mujer que la mutiló. Recuerda el horror en los ojos de Gomita, una de las sanadoras del bando.

 

—Era... era... —Madeleine tiene la idea, pero no está segura de cómo expresarla— Como esos sujetos a los que les encargan "tareas especiales", como matar a alguien importante, pero si son descubiertos se toman una píldora suicida. Sí, sí, es una práctica muggle —añade casi de inmediato, antes de que la corrija o pida una aclaración—. Sí, bueno, eso. Creo que se entiende lo que quiero decir —gruñe—. Ehm, ¿el castigo por faltar a sus reuniones? —murmura por lo bajo— ¿O un mecanismo de defensa? Bueno, da igual.

 

No es que de igual, por supuesto. Es que hay un detalle que le llama muchísimo más la atención.

 

—Dijiste que esto fue hace un buen tiempo —musita, tratando de atar cabos—. Llámame paranoica, pero no creo que me hayas llamado sólo para que te conozca mejor o para contarme esa historia. Dijiste que tratas de evitar una, y cito, "catástrofe global". Así que, ¿qué demonios sucede? —sin embargo, aún antes de que Bastian responda, cree tener la respuesta. Posa la mirada vacía, sin brillo, sobre el símbolo de las Reliquias de la Muerte.... no, el símbolo de Gellert Grindelwald.