Bratvá (MM B: 109195)

[Maida Black Yaxley]

Aunque los camarones habían estado deliciosos, la verdad es que Maida necesitaba un respiro, su rostro se hallaba al borde de la fiebre de lo azorada que se encontraba por algunos comentarios de su acompañante, que aunque era muy agradable, resultaba un poco incisivo en algunos temas que simplemente no lograba surcar con facilidad. Se disculpó un poco, y se puso de pie, dispuesta a alejarse al menos durante cinco minutos, los suficientes para recuperar la valentía.

 

Sus pies pronto la llevaron a la barra, dejando la solitaria terraza de lado, la decoración del lugar sin duda alguna la hacía evocar las decoraciones de los pueblos cercanos a Durmstrang, con lo que podía incluso recordar el pesado olor a madera que tanto le gustaba del norte de Europa. Ya sin duda alguna, comenzaba a sentirse un poco mejor, pero no iba a volver a la mesa con Nicholas, aún no.

 

Miró hacia ambos lados, y decidió tomar asiento ahí un rato, perdiendo los ojos azules en las distintas botellas que se encontraban a la vista, siempre le había fascinado la diversidad de colores que lograban hacer que una persona perdiera el sentido. Entretenida en ello, sus dedos comenzaron a ajustar la bandana turquesa que sujetaba su melena.

 

— Vamos Maida, sólo terminas de comer y le pides que te lleve a casa —susurró más para si misma, en una de sus famosas autoconversaciones para darse ánimos—, o mejor aún desaparecer una vez pones los pies en Diagon.

 

Cerró los ojos tirando la cabeza hacia atrás y meneando al cuello, como para liberar un poco de la tensión acumulada en los músculos, respiró suavemente mientras dejaba que la tranquilidad decidiera unirse a su mente, en cualquier momento. Una vez de regreso a su posición normal, decidió quedarse en completa oscuridad un par de segundos más.

[Darian Mcnair]

La noche venia tranquila en el bar Bratvá, no había muchas personas y como no tenia nada que hacer me dispuse a estar detrás de la barra sirviendo tragos o trabajando un poco, como dueño no tenia la obligación de estar trabajando detrás de la barra, pero prefería estar conociendo a mi clientela en vez de estar detrás de un escritorio llenando papeles, ya bastante tenia con eso en el Ministerio de la Magia. Hacia años que no me paraba en la barra y servia tragos, la ultima vez que trabaje en algo así fue en mi viaje por Argentina, donde conocí unos bartenders muy profesionales y ellos me mostraron algunos secretos para preparar unos cocktails muy sabrosos, pero las apetencias Inglesas no son del estilo que se beben alla , así que pocas veces podía compartir esos deliciosos cocktails con alguien aquí en Inglaterra.

 

La noche venia tan tranquila que le dije al otro bartender que se podía ir a casa temprano, que yo podía arreglármelas solo en la barra y con las pocas mesas que había, no tenia sentido ocupar la barra habiendo tan poca gente. Mirando hacia la terraza veo que una joven se levanta de su mesa y viene a la barra con un semblante un poco molesto, se ve que su compañía no la esta divirtiendo del todo..observo que tira para atrás la cabeza y da un largo suspiro y cuando vuelve se queda con los ojos cerrados, como meditando sobre que hacer, ya que no había casi nadie y esta un poco aburrido tomo un recipiente donde tenemos jugo de naranja recién exprimido, una botella de granadina y echo un poco de granadina en la coctelera y mucho jugo de naranja, era un trago algo simple, dulce y que reanimaba al cuerpo. Mezclo todo en la coctelera y luego de una batida rápida tomo un vaso, echo dos cubos de hielo y vierto el contenido en el vaso, para levantarlo y dejárselo a la joven quien aun seguía con los ojos cerrados.

 

 

- Esto es para ti, se nota que tienes una noche algo.. "aburrida" por así decirlo, esto te animara un poco. No te preocupes, es sin alcohol, la casa invita - le digo con una sonrisa y luego que la joven me mira al escuchar mis palabras vuelvo a bajar la vista y acomodo todo lo que había usado, el orden detrás de la barra era esencial para trabajar comodo.

 

 

@

[Maida Black Yaxley]

En el tejado, si, Maida casi va a parar al techo del bar cuando una voz grave la sacó de su ensimismamiento, incluso le pareció sentir el latido de su corazón en la mitad de la garganta. Con los ojos abiertos como platos, miró de donde provenía la voz, aunque él ya estaba con la cabeza gacha perdiéndose en la importancia del orden y la limpieza.

 

Agradecía el gesto de no haberlo encontrado mirándola fijamente o seguramente el rubor se le habría acrecentado. Tomó la copa entre sus manos e intento olisquearlo un poco antes de beberlo, ...Nada. Si, era bastante mala para ese tipo de adivinanzas, pero seguía siendo divertido intentarlo.

 

- Gra-gracias -dijo, aunque al darse cuenta de su tartamudeo, se aclaró un poco la garganta y se escondió unos segundos en el sorbo que le dió a la bebida-...Muy rico...Si.

 

El sabor dulce mezclado con el cítrico de la naranja le suavizaban el ánimo, el temperamento y luego de un momento hasta se encontró a sí misma sonriéndole a las botellas del bar.

 

- Si, la verdad es que no soy muy buena socializando con chicos...Y con chicas igual -dejo la copa nuevamente en la barra y se rió de lo que decía- creo que lo de conocer gente en general se me da pésimo, pésimo.

[Darian Mcnair]

La joven había aceptado el trago y al parecer le había gustado, yo aun seguía sin mirarla mientras ordenaba mi barra - Me alegro que le haya gustado, es algo muy básico y que siempre agrada al paladar - le comento con una leve sonrisa por lo básico que era preparar el trago pero era lo justo y necesario para sacar una sonrisa en los demás. La joven comenta que no es buena relacionándose con chicas o chicos, eso no era nada loco, a mucha gente le costaba relacionarse socialmente. Levanto la cabeza para echarle un vistazo a la joven y volví a acomodar un par de botellas detrás mio, lo que vi en el espejo en el cual estaban exhibidas las bebidas me hizo un poco de gracia.

 

 

Al mirar veo que el joven que estaba con la señorita se estaba yendo por la escalera, veo que dejo el dinero en la mesa y huyo. No sabia si largar la carcajada por vero huir como una cucaracha o enojarme por el gesto del muchacho por dejar sola a la joven, así que me di vuelta y mirando a la joven le comento lo que vi - Lamento ser el portador de malas noticias.. pero parece que te quedaste sola - y le señalo la mesa donde estaba ella, la cual ahora se encontraba vacía - Que poco caballero.. - comente - ​Si quieres puedes quedarte un poco mas y hacerme compañía, todavia es temprano para cerrar - quería ver la reacción de la joven, no quería que rompiera en llanto, pero no podía negar que podría esperar un pequeño ataque de ira de ella hacia su ex-cita.

 

 

@

[Maida Black Yaxley]

Justo cuando sus labios habían probado un tercer trago de la bebida, el barman decidió hablar y explicar un poco de la mezcla que ahora la Ivashkov saboreaba. Si, era claro que todo era sencillo, pero la ojiazul lo prefería así, sin alcohol, suave y delicado al paladar, sonrío al dejar la copa sobre la barra y deslizar su dedo índice por el borde, ella claro, se dedicó a observar con detenimiento como el líquido formaba pequeñas olas graciosas.

 

- Soy de las que piensa que a veces menos...Es más.

 

Era raro, sus ganas de huir de una situación de la que no supiera como escapar, la habían derivado a otra, que si bien era más casual... Volvía a ser con un caballero. Por enésima vez, se preguntaba a sí misma cómo era que se metía en semejantes aprietos. Pero no tuvo mucho tiempo para, una vez más tratar de darse una resolución.

 

El bartender le avisaba que Nicholas, había optado por irse ¿también se había aburrido o ella se había demorado demasiado? De la manera que fuera, no pudo evitar reírse mientras miraba a la distancia, la mesa vacía.

 

- ¡Gracias, San Voldy, tú jamás me fallas! -exclamó con una emoción contenida y la sensación de tranquilidad le invadía el cuerpo.

 

Tomó la copa y la vacío de un solo sorbo como si de un whisky de fuego se tratara, y ella tuviera una adicción. Si hubiera tenido el temperamento necesario, hasta habría golpeado la barra al dejar la copa.

 

Y ahí le cayó la mirada del bartender y se obligó a aclarar su garganta con una tos ligera, para distraerse, aunque claro, sus mejillas de todas maneras ya se habían llenado de color.

 

-Perdón -se disculpó colocando un mechón de su cabello detrás de la oreja-, no debí decir eso. Me llamo Maida Ivashkov, y si, creo que es mejor quedarme un rato, no vaya a ser que esté aún merodeando por Diagon.

 

Esbozó una ligera sonrisa ladeada, sin atreverse ahora a enfrentar la mirada del chico que le había ofrecido la bebida.

 

@@Darian Mcnair

[Darian Mcnair]

La joven parecía aliviada por la repentina fuga de su acompañante pero alce una ceja al escuchar la frase de la joven " ¡Gracias, San Voldy, tú jamás me fallas!" si había oído bien lo que ella dijo, se refería a Lord Voldemort.. esto llamo mi atención un poco y al escuchar su nombre y apellido mis dudas se levantaron aun mas.. pero esta noche estaba cazando seguidores de las artes oscuras, sino que estaba disfrutando de la comodidad o del trabajo que podía ofrecer mi establecimiento. Volví a llenar la copa de la joven y se la deje en frente nuevo y le seguí con la conversación - Darian Mcnair, es un gusto conocerla señorita Ivashkov-

 

 

La noche avanzaba lento y mientras me preparaba un trago para mi le sigo dando charla a la joven que tenia enfrente - Entiendo que vino aquí con compañía, pero si no le molesta que pregunte. Quien elijo el Bratvá para su cita? - como dueño me interesaba saber el porque o como los clientes llegaban a saber del establecimiento que los motivaba a venir y consumir nuestra amplia gama de cosas que podíamos ofrecer. Tome un par de copas que estaban escurriéndose y comencé a secarlos, al mejor cliché de cantinero...

 

 

@

[Juliens]

Madeleine se sentía incómoda, él también. Aunque estaba presente en su cabeza que el existía algún tipo de bien mayor por el que luchar, recordar todo lo que hizo en el paso aún le dolía un poco. Si, solamente un poco. Y es que en su cabeza habían dos tipos de "bien mayor". El primero aquel con el que fue criado, aquel futuro en que la Madre Rusia sería superior y todo el mundo conocería su superioridad. Pero también estaba calando en su cabeza, en su alma, un bien mayor en que la Orden del Fénix terminaba con la magia oscura, con los mortífagos.

 

—Volvió a suceder muchas veces. No me hubiese preocupado si todos los casos se pudieran reducir a un perfil geográfico, pero no, estaban por todo el mundo. Cuando informé de lo que sucedía se creo una unidad especial en la agencia para investigar lo que estaba pasando. Nunca nos agradó el símbolo de Gellert y nunca nos agradará. Si había algo relacionado con él necesitábamos detenerlo.

 

Hizo una pausa. Era comprensible que Madeleine quisiera la información de inmediato. Él mismo la exigiría, probablemente de formas menos sutiles que ella.

 

—Cuando comenzamos a buscarlos fue fácil encontrarlos. Personas importantes pero de bajo perfil. Aurores, jefes de seguridad, incluso ministros. Pero eran personas en apariencia inocentes. Su historial estaba impecable, se habían ganado sus puestos a punta de trabajo duro. Con los años la información que obteníamos comenzaba a verse alarmante.

 

Aunque en principio hablar de una catástrofe global podía parecer exagerado, el solo pensar en que había una organización de ese tipo funcionando a nivel mundial debía alarmar a cualquiera.

 

—Esa organización, a la que preferimos no darle un nombre, tiene recursos casi ilimitados. Tienen un solo objetivo y ese es el encontrar las reliquias de la muerte. Te enfrentarás a magia oscura, muy oscura. Magia que algunos solamente podemos imaginar. Vendrás a por el ministro, a por la viceministra y probablemente destruirán todo el ministerio para encontrar el tercer objeto legendario. Van a revivir a Gellert Grindelwald. Según nuestra información, tenían planeado asesinarlo antes de que Tom Riddle lo hiciera porque Gellert se convirtió, palabras de ellos, en un viejo inservible. Quieren resucitar al joven sediento de poder y por la forma en que murió solamente pueden hacerlo con las reliquias de la muerte. ¿Comprender ahora porque te llamé? Y aunque no preguntaste sobre Porskov, me traicionó porque trabaja para ellos.

[Maida Black Yaxley]

Había que recalcar que la Ivashkov se sentía bastante aliviada con eso de no tener que hacerse la social durante más tiempo con uno de los futuros compañeros de bando, y no era que Nicholas le cayera mal, el problema, como generalmente lo era, se acentuaba en ella. Aunque claro, poco a poco los pensamientos negativos se iban disipando y era algo que lograba calmarla. Relajada como se encontraba ahora, no logró distinguir los gestos que había provocado en el joven bartender con sus frases soltadas, para ella, eran cosas cotidianas, siempre se olvidaba que podían malinterpretarla y bueno, las soltaba sin más.

 

Agradeció que le llenara la copa una vez más, asintiendo con la cabeza en lateral. Bebió gustosa casi hasta la mitad mientras sus oídos conocían el nombre de su interlocutor. ¿Mcnair? ¿Sería familia del esposo de su madrina? Si fuera así, lo tendría que haber visto en la boda y ese no había sido el caso para nada. ¿Sería muy rudo preguntarle?

 

— Mucho gusto Darian —dijo mientras le veía servirse un trago para él, eso hizo que ella se sorprendiera aún más—, no quiero sonar mal educada, pero, ¿no te van a regañar por regalarme bebidas y servirte una tu mismo? Lo que menos quiero es meterte en aprietos.

 

Respondió aquello y él le soltó unas cuantas frases que le hicieron regresar a Nicholas en la mente, no, aquello no era una cita. Ella no tenía citas, ¿sería por eso que actuaba tan raro el aspirante? Genial, ahora tenía una preocupación más en la cabeza, disculparse por desaparecer y aclararle que ella sólo intentaba ser amable. Suspiró un poco fuerte, como tratando de recordar quién había escogido el lugar para el encuentro, y bueno, había sido el Dolohov.

 

— Nicholas fue quien lo escogió —se sinceró encongiendo los hombros—, aunque me encanta la decoración del lugar, no suelo frecuentar bares, me hacen sentir un poco fuera de lugar —le sonrió para que no sintiera que insultaba su lugar de trabajo, pero continuó para explicarse mejor—, sucede que soy de Bulgaria, y bueno, la decoración aunque no es de mi país exactamente, me hace recordar lo similares que son todos los países de Europa Oriental. Solo una vez en tercer año accedí a ir a una taberna cerca de Durmstrang —se rió al recordarlo como si en algún momento sus compañeros de clase fueran a aparecerse por la puerta—, y no fue de mis ideas más brillantes.

 

Volvió a beber un sorbo para tratar de no evocar más recuerdos y quedar en completo ridículo, se dedicó nuevamente a ordenar la bandana turquesa que sujetaba su melena, como si fuera algún gesto que denotara su nerviosismo.

 

— Trabajas en un lugar muy agradable, lo recomendaré a las personas que sepan apreciarlo —añadió dejando finalmente el cabello en paz.

 

@@Darian Mcnair

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

 

No, no lo comprendo. ¿Por qué yo? ¿Por qué SIEMPRE yo? ¡Llama a Delacour o a Riddle! ¡Llama a un maldito campeón! ¡Llama a un maldito Demon Hunter!

 

Madeleine cierra los ojos, y suspira. No es una niña miedosa. De alguna forma, es la directora del Cuartel de Aurores y una Knight. Tiene deberes, sí, pero deberes que aceptó con gusto. Deberes que aceptó porque son, de hecho, su voluntad y que ayudan la causa que defiende. Son deberes que colaboran, aunque sea mínimamente, en la Buena Batalla. Así que vuelve a buscar la mirada de su compañero. Sabe que no puede huir (ya está demasiado metida en el asunto), pero tampoco lo intenta.

 

—Sí, entiendo —musita con voz firme.

 

>>Bien, si no tienen la Reliquia que les falta, no podrán hacer nada —repone, al tiempo en que se frota el tabique de la nariz con el pulgar y el índice. Proteger la Reliquia... es fácil decirlo, pero no necesita tener experiencia con las Reliquias de la Muerte para saberlo—. Supongo que sabes donde está —susurra, aunque de inmediato sacude la cabeza y recalca el gesto de negación con las manos—. No, ¿sabes qué? No quiero saberlo. Con que ellos sospechen que está en el Ministerio de Magia, me es suficiente. Así que... eh... —piensa en algo que hacer, pero no se le ocurre nada que no sea lo que deben estar pensando ambos. No está segura de ser capaz de hablar del asunto con el Cuartel de Inquisidores, pues cree que les llamaría demasiado la atención, y no hay más empleados en el Ministerio además de los escasos Aurores encargados de enfrentarse a los magos oscuros— Creo que deberíamos decirles a todos —susurra.

 

Y entonces, recuerda lo que dijo Bastian. Jank...

 

Sin embargo, Madeleine no saca la varita mágica. Con los ojos cerrados, acaricia suavemente el delgado brazalete que reluce con un ligero resplandor rojizo en su muñeca. Se trata del que usan todos los miembros de la Orden Oscura, que los mantiene conectados. Dayne. Quédate donde estás. Confía en mi. Pronto te necesitare...mos.

 

—Creo que, por recursos ilimitados, no te refieres sólo a oro —dice, al abrir los ojos—. Supongo que han de tener habilidades especiales, además de esa magia tan terrible que mencionas.

 

>>Y, eh, lo que habías acerca de Dayne.... Sé que sigue arriba —por supuesto, no le explica cómo lo sabe. Es un secreto del clan—. Espero por tu señal para llamarlo. Sólo espero que ese desgraciado pueda ayudarnos un poco. Oh, qué maldita locura... —suspira, sacudiendo la cabeza con pesadez.

[Darian Mcnair]

Escuchaba hablar a la joven y verla disfrutar de la bebida que había preparado para ella, la charla se volvió un poco amena y mientras que trabajaba y iba haciendo diferentes tragos para las pocas mesas que quedaban ocupadas , íbamos intercambiando palabras con la joven. Ella me dice que es un gusto conocerme y me pregunta si no me irán a regañar por regalar tragos, al escuchar eso sin poder evitarlo largue una sonora carcajada que intente frenar lo antes posible pero hasta que no me obligue a cerrar la boca no pude callar.

 

- ​Discúlpame por favor, no pienses que me burlo de ti - dije para que no pensara mal - Pero me hizo mucha gracia tu comentario, claro que en ningún momento aclare que establecimiento me pertenece a mi y dos personas mas con las cuales somos sus dueños y como dueño, no me voy a molestar si regalo algún que otro trago -

 

 

Al parecer la joven venia de Bulgaria y el lugar le parecía mucho a la decoración usada en su país de origen, también alago que trabajara en lugar tan bien parecido, así que como dueño agradecí sus palabras sirviendole un poco mas de naranja con granadina. -Te agradezco mucho tus palabras, nos esforzamos para nuestros clientes se sientan cómodos y si, la decoración te puede resultar familiar porque viene un poco de esa zona, Bulgaria, Rusia, etc etc. Hasta tenemos un trago perteneciente a un conocido mio que es todo un reto para el consumidor - le acerco una carta donde esta explicado nuestro famoso "Reto de Nikolay"

 

 

@