Bratvá (MM B: 109195)

[justo]

He pasado una breve temporada en el Valle de Kwanji viendo a las chicas. Estan comodamente instaladas con los hios de Monica y tambien he aclarado las cosas con ambas. Mi pareja de alli y yo hemos quedado como amigos y, ademas, hemos llegado a un entendimiento.

 

Lo mas sorprendente es que Monica, Yanira y yo aprovechamos ya y nos hemos casado. La ceremonia la oficio un buen amigo mio y he disrutado de una luna de miel con ellas.

 

Y he venido a este local a celebrarlo. A fin de cuentas, no todos los dias te puedes casar con dos bellezas como ellas. Asi que me he pedido un caviar Beluga y un Vodka de 12 años.

 

Como mi ex-socio @ se entere se va a quedar muy sorprendido, es lo que tiene el haberlas conocido, al final he alcanzado la felicidad.

[Juliens]

—Quizá no quieras verte involucrada en todo esto, pero eres la persona indicada. Eres la cara del departamento auror y además confío en ti...

 

Aveces la forma en que la cabeza de las personas funcionaba era complicada. Bastian no logra identificar el momento exacto en que todas sus dudas desaparecieron y pudo confiar en Madeleine: una bruja poderosa que además contaba con el beneplácito de las líderes de la Orden.

 

—El grupo este tiene localizadas las tres reliquias de la muerte, pero aún no logran hacerse con ninguna. Debes saber que la varita y piedra se encuentran en las manos del ministro y la viceministra. Aunque no me agrada, deberíamos montar guardia en el castillo de los Malfoy...

 

—Señor... —interrumpió una de las brujas que se encontraban trabajando en ese lugar —.... Han ordenado que sea puesto en custodia por alta traición.

 

—Confío en ellos, Madeleine. Pero no puedo permitirles que sufran el destino que sufriré yo. En cuanto los aturdamos, porque no quiero causarles daño, abriré un portal que los llevará a la ubicación en donde debería estar este cuartel. Se defenderán pero fallarán todos sus hechizos. Luego modificaremos sus recuerdos para que sea complicado incriminarles. Deberías llamar a Dayne...

 

Byakko llamó a su varita. Concentró su energía. Aparentemente no sucedió nada. Sin embargo, su varita mágica vibró y en un segundo tomó la apariencia de una enorme vara. En la punta, envuelta en una especie de ámbar, se podía ver la pluma de fénix que era el núcleo mágico de Byakko, su fuente de poder.

 

—Vara de cristal desmaius, desmaius

 

El poder de la vara hizo que aquellos rayos se proyectaran directamente sobre dos de sus compañeros. Cayeron al suelo de forma inmediata.

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

 

—Basta de cursilerías, Karkarov —suspira Madeleine, con los ojos cerrados y un repentino cansancio. En un par de segundos, la carga sobre sus hombros se ha duplicado y sabe que no es su espada. Es todo... pero para eso vive. De cierta forma, le gusta sentirse así y lo sabe. Y es que todos esos "deberes" y "responsabilidades" no son obligatorios. A ella no le pagan por defender sus ideales o luchar en la Buena Batalla. Lo hace porque es lo que su maldito corazón le dice, y acepta todo lo que conlleva ser parte de la Orden del Fénix. Si bien se queja y pone mala cara, en realidad no dejaría de hacer lo que hace. Aunque, ciertamente, un trago de whisky no le caería nada mal—. Lealtad y sacrificio, ¿recuerdas? Es lo que debemos hacer. Como también confío en ti, lo haré en esta... esta... ehm, esta misión.

 

>>¿Crees que los mortífagos se hayan enterado? —pregunta, luego de unos momentos. Para ella, es inevitable no pensar en ellos cuando escucha algo malo— Si no lo han hecho todavía, debemos procurar mantener un perfil bajo. No podemos dejar que esos dos grupos de locos se junten —suspira, sacudiendo la cabeza. Con tan sólo imaginar lo que podrían idear juntos personas tan retrógradas, tan llenas de odio y corrompidas por las Artes Oscuras, su mirada se ensombrece. Si ella fuese una mortífaga, lo primero que haría sería tratar de revivir al talentoso y ambicioso Tom Riddle.

 

Por algún motivo, se siente extraña hablando de las Reliquias de la Muerte. Es como si, por primera vez en su vida, cayera en cuenta de que son reales. En Hogwarts había leído la historia, pero pensaba que sólo era una leyenda. Claro, muchas personas todavía lo hacen... y así lo quiere el Ministerio, por grupos como esos locos de los que le habló Karkarov. Es mejor que piensen que es una historia de niños, que no sepan que los tres artefactos son más que reales y que además están resguardados por ellos mismos.

 

Estaba pensando en pedirle poción multijugos a su compañero para las guardias en la mansión Malfoy, cuando una bruja interrumpe la reunión. Madeleine, al escucharla, la observa extrañada. ¿Se refiere a Bastian? ¿Se lo llevará? Sin importarle qué, deja de juguetear con la varita de ébano y en cambio la empuña con fuerza, aunque no alza el brazo. Decide esperar por alguna señal de su compañero, ya sea para ayudarlo o llamar a Dayne.

 

La señal es de ataque.

 

Mientras alza la varita, se encuentra llamando a Jank en pensamientos. Dayne... Simultáneamente, se encuentra agitando la varita con los ojos cerrados, conjurando un hechizo. Cuando las llamaradas violetas salen del extremo de Fae, sostiene la varita con ambas manos y dirige el fuego púrpura hacia los magos y brujas presentes en el despacho de Karkarov. Es un fuego que no quema, sino que hace cosquillas y adormece. Al igual que los afectados por el desmaius, los que son alcanzados por las llamas caen al suelo, inconscientes.

 

Encuéntranos.

 

—Dayne debe estar por llegar...

 

Necesitamos de tu ayuda.

 

—Entonces, ¿les hacemos olvidar un poco? Hace un tiempo que no desmemorizo a nadie, pero bueno... Tengo algo de poción para olvidar, por si crees que sea necesario algo más fuerte que el obliviate.

[Maida Black Yaxley]

Si su explicación acerca de los dueños del local, no hubiera estado acompañada de sus carcajadas, quizá Maida se habría sentido un poco mnos contrariada, es decir, ella no tenía porque conocer ni entender porque los dueños de un local tan exclusivo, se entretenían atendiendo detrás de la barra. Su madre no hacía tal cosa, ni siquiera cuando estaba aburrida. Se sintió un poco ofendida y estuvo a punto de irse del local en el segundo siguiente, sin embargo, Darian optó por explicar sus risotadas y el temperamento de la ojiazul, se vio templado una vez más.

 

— Jummm —accedió con un mohín en el rostro mientras sus ojos se clavaban en lo que se podía leer como el "Reto de Nikolay", en la carta.

 

Una simple copa de vodka puro le parecía un tormento para sus neuronas, no podía imaginarse que alguien saliera victorioso de semejante masacre neuronal. Sus ojos, como platos, parecían juzgar sin conocer, a todo aquel que accediera a semejante reto. ¡Eso no era de Morgana! Nadie en su sano juicio toleraría tal juego. Contrariada, alzó lo que quedaba de su copa hacia Darian y negó con la cabeza.

 

— Creéme Darian, creo que con el jugo de naranja estoy más que bien —respondió con tono amable—, yo no podría ni siquiera pensar en el Reto de Nikolay.

 

Bebió un poco y le sonrió mientrasd dejaba la copa en el borde de la barra.

 

— ¿Tú has superado el reto? —alzó un dedo índice hacia él para enfatizar su cuestión— ¿Alguno de los dueños lo ha hecho?

 

@@Darian Mcnair

[Valky]

Cuando la Warlock al fin realizo todos los pendientes que tenía, al menos los más urgentes, salió de la oficina pues sin darse cuenta se le había hecho tarde. En lo largo del día no vio a su esposo por el Ministerio y eso por alguna razón la ponía un poco inquieta. Intentando alejar esa sensación y mientras salía del Ministerio iba pensando en lo mucho que había cambiado su vida desde que había decidido regresar a Londres y abrir su mente a nuevas cosas, cosas que le habían enseñado lo equivocada que había estado durante tanto tiempo.

 

Sumida en sus pensamientos como estaba, Valkyria no se percató que varios hombres seguían sus pasos desde el preciso momento en que abandonó la seguridad del Ministerio de Magiá. Siguió caminando sin preocupaciones hasta que llegó a un restaurante muggle en el cual solía comprarle alguna golosina a Bastian, había descubierto ese lugar recientemente y según su esposo los kulebyaka que servían eran los mejores.

 

—Buenas noches... ¿lo mismo de siempre? —preguntó uno de los meseros apenas la vio llegar. El joven ya no la miraba raro como la primera vez que fue, al parecer con el tiempo se había acostumbrado a la indumentaria de la bruja, quien siempre llevaba túnicas a juego con su vestimenta.

 

—Si, por favor... —respondió y sacó del bolsillo dinero muggle para cancelar la cuenta, esperó a que le entregaran los pastelitos, agradeció y salió.

 

Apenas puso un pie fuera del local un par de hombres altos y fornidos la intercepto agarrándola con fuerza del brazo, ordenando que caminara mientras con disimulo le incrustaba algo puntiagudo en el costado, una varita mágica. Sobresaltada y temiendo no por su vida, por raro que pareciera, temió que algún inocente saliera herido de darse un enfrentamiento.

 

—Pero que hace... ¿quienes son ustedes? —preguntó aunque no obtuvo respuesta alguna. Mientras caminaba sin saber su rumbo los observo mejor, llegando a la conclusión de que eran extranjeros, giraron hacia una callejuela desierta al mismo tiempo que un imponente patronus en forma de tigre salía a su encuentro.

 

Aprovechando la leve distracción la bruja usando los poderes aprendidos en la clase del libro se hizo intangible, escapando del agarre de sus agresores quienes no dudaron en blandir sus varitas en su contra. Haciendo caso omiso a los rayos que viajaban en su dirección karkarov roso al patronus y desapareció, dejándose guiar por el tigre.

 

 

A los pocos segundos se materializo nuevamente en un lugar que no conocía en cuyo suelo habían varios cuerpos inconsciente, asustada retrocedió consiguiendo unicamente chocar con una pierna y perder el equilibrio.

 

—Pero que demonios...—balbuceo girando para encontrarse de frente con su esposo y Madeleine. Miró nuevamente a su alrededor y empezó a atar cabos.

 

—Hola Made... cariño... —saludo primero a la joven y luego a su esposo. Evitando pisar a las personas que estaban en el piso se acercó hacia su esposo — Al parecer han estado igual de entretenidos que yo... me encontré con un par de ellos luego de comprar esto...—dijo levantando la funda con los pastelitos de pescado.

 

—¿Me explicas porque están haciendo esto? —preguntó al cabo de un rato, era obvio que se estaba refiriendo a la organización para la que trabajaba su esposo.

 

[Albus Severus Black]

Era mi día libre del trabajo y quería comer algo rico ese día. Iría entonces por el callejón Diagon a ver qué bueno había por allí para matar aquel antojo. Me arregle para salir entonces y me desaparecí.

 

Caí en la entrada del callejón, toque los bloquecitos necesarios para que se abriera la entrada a dicho lugar y entre y comencé a caminar a ver dónde me metía. De pronto pase por el frente de una cafetería de un buen amigo, entre y le salude. El me ofreció una taza de chocolate bien rica y nos quedamos a charlar un ratito. Siempre pasar tiempo con él era agradable..

 

Estando allí, comencé a hablar con mi amigo de las nuevas oportunidades que debemos dar a las demás personas puesto que el me pidió un consejo. Eso me hizo recordar que una chica con la que las cosas no comenzaron bien, me había hablado de vernos una vez más. Ella me había visto como un degenerado viejo (tampoco es que soy tan viejo porque tengo 26años) y yo la veía como la niñita malcriada, grosera y desubicada.. Cosa que creo que se dio cuenta que no era así y yo si me di cuenta que ella no era así.

 

Le pedí entonces una pluma y un papel al pana con el que hablaba y le escribí una nota. –@ como estas, ando por el callejón. Vine a comerme algo rico pero no me decido donde. Te esperare en Cofee Arts. Si te animas, te invito a almorzar allí. Envíame una respuesta de si vienes- termine de escribir, doble el papel y lo lance.

[justo]

- ¿Tu, casado? Los amigos se van a quedar perplejos cuando se enteren.

 

- Y mas que se van a quedar, tenlo por seguro.

 

- ¿Y cual es el nombre de la afortunada?

 

- Afortunadas, en plural. Monica y Yanira.

 

- Eso si que va a sorprender.

 

- No a todos, te lo aseguro, preguntaselo a Dumbledore y ya veras.

 

- ¿Y tendreis hijos?

 

- No lo se, quizas...

 

- ¿Donde viven?

 

- En mi casa, ya sabes...

 

- Un brindis, ¡Prospera y larga felicidad!

 

- ¡Y tu que lo veas! jajaja

 

- jajajaja, excelente este Vodka.

 

- Ya te digo, es reserva de 12 años.

[Juliens]

—Borraremos su último día...

 

Antes de que Madeleine comenzara a ayudar con el proceso de limpiado de memoria, Bastian verificó -uno a uno- a los agentes que estaban inconscientes. Quería asegurarse de que todos sus amigos, porque cada uno de ellos lo eran, estuviesen bien y que no presentaran ningún tipo de herida. Todos estaban bien. Ellos sabían lo que sucedería y sus caídas no les causaron daño.

 

La aparición de su esposa le sorprendió. Había tardado y él pensó que quizá se encontraba ocupada con cosas referentes al Ministerio de Magia. Solía suceder, el tiempo muchas veces no les sobraba y debían pasar horas y horas revisando todo lo que sostenía en pie al gobierno de los magos. En fin, que la sonrisa se le atrancó en la garganta cuando ella dijo que fue atacada.

 

Si fallaron intentando secuestrar a Valkyria, en el mundo muggle, probablemente también en ese momento se encontraran atacando su castillo y a Sergey. Las defensas que tanto él como el ministerio colocaron en su residencia eran fuertes, sin embargo no durarían para siempre. Su padre habría visto que algo iba mal, seguramente fue el primero en ser atacado y huir. Pero pese a que se diese cuenta de que algo iba mal, no sabría el que.

 

Intentó calmarse, era la única forma en que las cosas salieran bien. Sacó una pluma de fénix del bolsillo interior y la estrujó en sus manos. Sintió la temperara subir en su palma. Cuando abrió la mano la pluma había desaparecido. Un segundo después dos hermosos fénix aparecieron en una explosión de fuego.

 

—Busca a Sergey y sigue sus ordenes. Tú ve a por Kelian, William y Sebastian. Están los dos en el castillo, llévalos al lugar seguro. William debe estar en Brooklyn

 

Recién en ese momento, habiendo dado las ordenes a sus aves (que era muy inteligentes), se sintió seguro de continuar hablando con su esposa y con Madeleine.

 

—Fulgura Nox. Me ordenaron dejar de perseguir a los locos que buscan las reliquias de la muerte para revivir a Grindelwald. Imaginarás que me negué.

 

Mientras hablaba, invocó su vara de cristal y con un golpe en el suelo los agentes que tenían la memoria borrada iban flotando de uno a uno hacia el portal que previamente creó. El destino era una vieja bodega en una zona poco poblada de Londres. Era allí donde, supuestamente, funcionaba el cuartel en que se encontraban en ese momento. Y era el lugar por el que los agentes viajaban al subsuelo de Bratvá.

 

—La mayoría de los seguidores de Grindelwald viven, ocultos, en Gran Bretaña. Conocen que el ministro y la viceministra son los guardianes de las dos reliquias de la muerte. Su base de operaciones se encuentra en Isabella Plantation, deberíamos poder encontrar el lugar exacto siguiendo el rastro de magia. Aunque, siendo que mis sospechas se confirmaron, creo que lo más adecuado es emprender este ataque como Orden del Fénix

[Ellie Moody]

http://i.imgur.com/3BlIxpn.png

Mientras los señores Karkarov se ponen al día, se dedica a borrar la memoria a los agentes inconscientes, viéndose obligada a ignorar la plática para concentrarse en la faena. Si bien es cierto que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se vio obligada a desmemorizar a alguien, pronto descubre que no ha perdido la práctica. Ya que es bastante poco lo que borrará, se limita a usar el encantamiento obliviate para ello.

 

Madeleine frente a cada uno de ellos, uno por vez. Entonces, con una parsimonia que muy pocas personas llegan a ver en ella, se dedica a conjurar el hechizo con ambas manos cubriendo las sienes de ellos, manteniendo los ojos cerrados para visualizar los recuerdos que desechará y/o modificará, para entonces realizar el movimiento definitivo una vez que todas las piezas coinciden. Al igual que cualquier desmemorizador decente, se asegura de no dejar indicios de que "estuvo allí", de modo que ellos no sepan que les fue modificada la memoria. Sería peligroso tanto para los agentes, como para Bastian y ella, que también está metida en ese rollo. Aunque, ¿qué desmemorizador deja que la persona sepa que lo hizo?, piensa una vez que termina. Eso es est****o. El error de un novato. Por fortuna ella, al igual que cualquier auror, no lo es.

 

No sabe cuánto tiempo ha pasado cuando se levanta, pero siente las piernas entumecidas. Mientras se estira, observa a su compañero enviar a los agentes a otro lugar mediante un extraño portal. Súbitamente, recuerda haber llamado a Jank, que todavía está en la fachada principal del negocio. Ese desgraciado... Menos mal que no estábamos en peligro...

 

—En efecto —asiente Madeleine, cuando su compañero dice que aquella misión deberá ser incumbencia del bando completo—. Ya que esta organización de locos parece tener su tiempo, nuestras varitas, contando incluso todo el Cuartel de Aurores, no serán suficientes. Montar guardia en la Malfoy, en el Ministerio de Magia, además de encontrar e invadir la base... sí, ya creo que necesitaremos muchas varitas. Porque tampoco es como si pudiéramos avisarle a todo el MM —añade, sacudiendo la cabeza—. No con todos esos mortífagos infiltrados... ¡y, probablemente, esos locos fanáticos de Grindelwald!

 

>>Entonces, ¿los llamamos a todos? —pregunta— ¿O nos reunimos en otro lugar, si quieres... ehm...? —Madeleine observa a su alrededor con los brazos abiertos, como si tratara de abrazar toda la habitación— Ya sabes, si no quieres mostrar a tantas personas tu baticueva.

[Juliens]

Reunirse en su local no le parece, en principio, una mala idea. Niega con la cabeza. Ya muchos pueden aparecer en el sótano y no es algo que realmente le haga mucha gracia. Él espera poder arreglarlo todo, espera que lo arreglen todo. Sabe que mientras aquella organización llena de locos siga en pie no podrá pisar su tierra natal. Eso le asusta.

 

—Creo que debemos organizarnos en el cuartel general. Te diría de ir al cuarte de aurores pero será sospechoso que todo el mundo vaya a visitar a los aurores

 

Golpea la vara de cristal nuevamente contra el suelo, como si de un bastón se tratase. Esta lanza chispas al contacto con el suelo. Un nuevo portal se hace presente en el sótano, surge de la nada, desde un centro de oscuridad que crece hacia afuera y se estabiliza en un tamaño suficiente para que varias personas lo puedan atravesar. El portal los llevará al cuartel de la orden del fénix.

 

Cierra lo ojos, sorprendido. Escucha las palabras de Harimau en su cabeza cuando no pensó que lo haría. Le está informando de lo que sucede en el castillo. Han llegado. Todos están seguros en el bosque. Tu padre está luchando, el viejo se niega a rendirse. Niega con la cabeza por segunda ocasión en corto tiempo. Tienes que ayudarlo. Se que te pido mucho, pero debes liderar a la manada. Protege nuestro hogar. Contesta mentalmente a su otra mitad.

 

Un último golpe de la vara contra el suelo. Aparentemente no sucede nada. Pero si sucede, sucede algo que seguramente Valkyria también siente. Se levantaron las defensas del castillo. Se liberan los dragones, criados desde cachorros, que ayudarán a defender a la familia. Se liberan los hipogrifos, igual de leales que su manada de tigres. Siente levantarse a las estatuas, siente incluso que el propio bosque cobra vida. Finalmente la vara de cristal se encoge hasta convertirse en una varita mágica que queda en su mano.

 

—¿Nos vamos?

Editado 24 de Febrero del 2017 por Bastian Karkarov Malfoy