Prueba del Libro de las Auras #1

[Runihura]

Y como no era menos, Khufu se hizo sentir al silenciarla justo antes de que lograra realizar su segundo hechizo, dejándola a mitad de camino de forma un tanto ridícula. Pero sonrió, lo último que podía hacer era enojarse, ¡cómo lo haría! Una buena batalla siempre la animaba y entusiasmaba a altos niveles. El hecho de poder comparar su poder con el de sus adversarios, entre ellos un Uzza, era algo intrigante.

 

Pero no sólo eso, sino que ahora tendrían que lidiar con un cíclope invocado por las fuerzas del caos. ¡Vaya suerte que tenía ese hombre! No era particularmente fanática de ese tipo de magia, pero sí la conocía lo suficiente como para saber que la suerte muchas veces no jugaba de la mano de varios. Pero evidentemente no se podía decir lo mismo de él. El cíclope comenzó con su ataque al mismo tiempo que Taurogirl intentaba anular de forma inmediata e Aura de Confusión, pero había olvidado un detalle, y es que las mismas tardaban unos pocos segundos en comenzar a surtir efecto, aunque de todas formas la misma ya no se hallaba operativa.

 

La bruja, astutamente intentó dejarla totalmente desarmada utilizando la vara de cristal en conjunto con un expelliarmus. Su varita saltó en el aire, justo hacia su izquierda, por lo que, motivada por la adrenalina, se lanzó de forma literal y rápidamente en su búsqueda, alcanzando a sujetarla nuevamente en su mano y logrando dar una voltereta en el aire para quedar con los pies sobre el suelo y acuclillada, para luego ponerse en pie. Sí, había logrado recuperar su varita, pero justo luego de hacerlo, cayó de bruces al suelo ante un evidente hechizo zancadilla que había salido justo luego, proveniente de su ahora contrincante Taurogirl. Suerte que había logrado recuperar previamente su varita.

 

―Morphos ― murmuró rápidamente, apuntando en dirección a la misma mujer que acababa de atacarla. Inmediatamente la zapatilla derecha de Taurogirl mutó y se convirtió en un escorpión que, al hallarse justo encima de su pie y ya que no tenía medias de por medio, la picó con su llamativo aguijón, causándole un envenenamiento inmediato con síntomas progresivos, pero no por ello menos letales ―. Anular mis hechizos no me detendrá ― dijo, refiriéndose al guerrero y a su ahora nuevo acompañante, el cíclope, el cual sabía no perdería oportunidad de atacarla cuando le fuese conveniente. Y esperaba que no fuera demasiado pronto.

[Leah Snegovik]

-Debería centrarse en él -dijo a Runihura, señalando con la cabeza al Uzza.

Le chocaba tener que estar en un duelo contra su esposa, pero más le molestaba que la mujer la atacara únicamente a ella. Quizás había olvidado que estaba ahí o, quizás, simplemente quería tocar las narices. Ella poco podía ver y fue por ello, que aprovechando las dos acciones de Tau, se curó antes de la segunda.

-Cantar de Eleboro

Una vibración musical salió de su varita, apenas perceptible, haciendo que todos sus sentidos mejoraran notablemente. Además, la ceguera producida por las Arenas del Hechicero se eliminó por completo como si tratara de una curación.

Necrohands

El pensamiento hizo aparecer dos manos fantasmales ofuscadas delante de ella. Solo ella podía saber dónde estaban, a un metro de su posición, puesto que se mantendrían ocultas hasta que protegerla requiriera que se volvieran corpóreas.

-Aura del Escudo Fantasmal

Invocó las Auras con toda la energía que poseía, invocando así a dos fantasmas. De nuevo, Bellatrix Lestrange y Lucius Malfoy. Ambos tenían la misión de protegerlas de una acción en específico en el turno siguiente, útil sobre todo si el Cíclope atacaba. Todo ataque físico que pudieran detener, lo detendrían frente a cada una de las mujeres.

Edito con permiso de Runihura y Taurogirl para corregir error de tipeo. Editado 25 de Octubre del 2016 por Leah A. Ivashkov

[Khufu]

Se sintió agradecido al verse liberado de aquella aura tan molesta. Sin duda dejar de perder el tiempo realizando constantemente un alohomora les ayudaría a tomar más la ventaja. Su sonrisa se desvaneció al ver como su compañera cometía un error al intentar utilizar hechizos más allá de su poder. No obstante, no había sido un error demasiado catastrófico por lo que decidió ignorar su confusión y continuar con el duelo ventajoso que llevaban hasta el momento.

El cíclope lo miraba con su único ojo esperando atento información sobre a quién atacar y cómo hacerlo.—Absorvere— gritó la criatura con una fuerza desmedida. Las muñecas derechas de ambas mujeres (Leah y Runihura) se vieron fracturadas por la mitad gracias al efecto de su hechizo. Una sonrisa tenebrosa se formó en los labios de su invocación, como si estuviese disfrutando de causar daño a las brujas. Ante una mirada severa por parte de Khufu el cíclope guardó la compostura.

—Cinaede— susurró Khufu por su parte con el fin de terminar el duelo lo más pronto posible. La niebla de gas fue inhalado por Runihura envenenándola al instante que ella hacía lo mismo con su compañera aunque claro, no era un veneno tan potente.

Necrohands pensó su señor del Caos provocando que un par de manos fantasmales surgieran desde el suelo. Una mano se encontraba al frente de Taurogirl que no tendría problemas de poseer una mano en frente gracias a la Vara de Cristal. Mientras que la otra protegía a Khufu de cualquier ataque después de todo el mismo cíclope era inmortal y no necesitaba defensa alguna.

Quizás se estaba excediendo pero recordó las palabras de Runihura: ‹‹No muestres piedad, yo no lo haré››. Podía simplemente desperdiciar algún hechizo o incluso esperar porque Leah reaccionara pues se había mantenido quieta desde que le había impactado las Arenas del Hechicero y todos los otros ataques. Bien podría haber curado a su compañera pero sabía que la mujer no tendría problema alguno liberándose de un escorpión y su veneno.

—Vara de Cristal Sectusempra

No era complicado materializar su Vara de Cristal ni mucho menos imbuir de poder al rayo para convertirlo en algo imparable, debido a su carácter instantáneo. El pecho de la bruja (Leah) comenzó a sangrar. Si no reaccionaba, Runihura al encontrarse en desventaja numérica difícilmente podría dar vuelta a la batalla. Luchar contra 3 enemigos donde uno de ellos es un Guerrero Uzza no es algo sencillo más si no se contaba con ningún apoyo. Sin embargo, había prometido no mostrar piedad. Las necrohands que la bruja había invocado de nada había servido para detener su ataque.

Por último había decidido aprovechar el máximo de su fuerza, ya poco le importaba la prueba en sí sino tener un encuentro emocionante por lo que invocó el Aura de la llama del Fénix. Todos estaban invocando auras y parecía desubicado de su parte no hacerlo. Una potente luz con forma de fénix en llamas apareció iluminando el campo de batalla. La luz naranja que exhalaba envolvió a sus contrincantes restringiendo la magia tenebrosa que podían invocar. Así evitaría más Necrohands en el futuro.

[Runihura]

―Él no es quien está poniendo a prueba sus conocimientos de las Auras, ― se limitó a responder, encogiéndose de hombros al tiempo que alzaba las cejas ― además, podrías apuntar a él también y…

 

Pero no pudo continuar la frase al sentir cómo sus vías respiratorias repentinamente se sentían dañadas de una forma que reconoció al instante. Le lanzó una mirada significativa a Khufu, sabiendo que había sido él, pero no por molestarse, sino en señal de haber hecho una jugada impecable. Acto seguido, su muñeca se quebró de forma dolorosa. Aquel maldito cíclope estaba resultando más molesto de lo que pensaba.

 

De haber podido hubiese hablado largo y extendido, pero realmente el dolor la consumía poco a poco. El cinaede proveniente de alguien tan poderoso era un conjuro realmente mortal.

 

―Cinaede ― susurró entonces a duras penas. A pesar de que era consciente de que la prueba era de las mujeres, tenía por seguro qué era lo que haría desde un principio. Y ahora que tenía un respiro y la oportunidad, envió su ataque directamente a Khufu, por lo que inmediatamente el gas invisible lo rodeó, aspirándolo sin darse cuenta y quedando envenenado de forma inevitable.

 

Anapneo pensó a continuación, librando sus vías respiratorias del efecto del cinaede, por lo que ya estaba asegurada que, por lo menos por el momento, no moriría. Curación pensó por último, curándose las heridas que el veneno le había causado en su organismo, y aunque el mismo sanó, aún faltaba por terminar de curarlo por completo.

 

Luego de ello, vio que Leah invocaba un aura, el aura del escudo fantasmal, pero poco y nada duró, de otra forma no habría dudado en aprovechar a los fantasmas para evitar tener que vérselas con algún nuevo hechizo encima. Ahora el aura operante era la que el guerrero había invocado de último.

[Tauro M.]

Kufhu se veía demasiado fascinado lidiando con Runihura y quizás eso fue lo que distrajo un poco a Tauro cuando se dispuso a lanzar ese tercer hechizo que jamás salió. Había olvidado que las Auras no operaban sino hasta el siguiente turno y por eso todavía no poseía la facultad de hacer un tercer hechizo. Gruñó, lo cierto es que se le había pasado ese detalle por alto y ahora la guerrera le había lanzado un Morphos a su zapato que transformó en un escorpión, el cual por supuesto le picó, pero al hacerlo Tauro rápidamente se lo sacudió y lo aplastó con su otro pie que si tenía el zapato.

 

— Expelliarmus —susurró inmediatamente antes de que Runihura se dispusiera a aplicarse el anapneo que la curaría del veneno impuesto por Khufu, de este modo la varita salió disparada nuevamente 5 metros hacia el frente impidiendo que destapara sus vías respiratorias. Al estar aun equipada con la vara de Cristal, el expelliarmus salió convertido en efecto, por lo que actuó con rapidez en la mano donde la mujer portaba la varita y antes de que volviera a lanzarse por ella, pronunció un:

 

— Accio Varita de Runihura —el objeto pasó a ser propiedad de la Mortífaga que ya se sentía ganadora y ni el Aura que su supuesto compañero de equipo había invocado logró afectar su magia, pues seguía usando simples hechizos de neutral. Con la guerrera fuera ahora sólo quedaba Leah, a quién no pretendía dañar y tampoco iba a permitir que Khufu lo hiciera. Por último conjuró el «Aura de Inmunidad» cuya luz tomó la forma de una sirena que con su cántico protector desapareció todo rastro de Auras y durante los próximos turnos (10) en las que estuviera activa ninguna otra aura podría ser invocada.

[Leah Snegovik]

Su garganta, aún algo sensible por el impacto del Séneca de Khufu, estaba lista para pronunciar un nuevo hechizo. El Cantar de Eleboro había eliminado no sólo la ceguera, sino la deshidratación del hechizo. Por lo tanto, la maldición que soltó cuando la mano se quebró resonó en todo el lugar. Pero siendo zurda, poco le importó lo que hiciera el Cíclope. Ésta vez sin piedad, se adelantó al segundo hechizo del Uzza, quien no la había intercalado a ella sino a Runihura en un intento descarado de matarla.

-Vara de Cristal-transformó su varita en una vara de cristal rojo y convirtió un rayo en efecto- Expelliarmus.

La vara de Khufu, de cristal, voló a cuatro metros de su dueño poco antes de que su pecho empezara a sangrar por el Sectusempra efecto de Khufu que había intercalado. Apretó los dientes, tratando de no quejarse o reflejar el inmenso dolor provocado para que Tauro no se alarmara y antes de que pudiera hacer algo, movió la varita con rapidez. Al mismo tiempo, las Necrohands que había creado aparecieron una al lado de la otra, como un mismo ente, atrás de Khufu, con la orden de empezar a golpear a Khufu de un lado a otro para impedir que se lanzara en busca de su arma, cosa que no lograría incluso si las Necrohands que había invocado intentaban detenerlas.

-Accio vara de Khufu

Al instante, el efecto cumplió su cometido y la vara llegó a su mano, donde sostuvo ambas varitas puesto que no podía usar la mano derecha. Los fantasmas, anulados por el Aura de la llama del Fénix de Khufu no pudieron ayudarla, pero no era tan grave en realidad. Pensó en un curación y las heridas de su pecho, producto del Sectusempra, se cerraron con una curación aún pendiente para evitar que se reabriera.

-Ahora somos sólo tú y yo, nena -murmuró, con una sonrisa divertida en los labios. Dos Uzza desarmados por sus estudiantes, solo porque se habían centrado en una batalla personal.

Sin auras y sin uzzas.