Castillo Snegovik (MM B: 111885)

[Oniria]

Sísifo:

 

 

 

Rompí en carcajadas. Baleiro parecía nuevamente un niño con su disfraz. Insomnia se hizo de rogar, llegó vestida de galleta de gengibre, con los mofletes empolvados y la nariz pintada de rojo. Rasqué su cabeza y sonreí ante su expresión alucinada.

 

Kamra se presentó al rato embutida en un atuendo de reno. Todos estaban adorables, tanto que me sentí culpable por ser prácticamente el único que no se había dejado contagiar por el espíritu navideño. Me desaparecí unos segundos para robar un gorro de papá noel y un jersey de muñecos de nieve. Cuando regresé abracé a Oniria por la espalda. No solíamos manifestar nuestro cariño en público, éramos una extraña mezcla de hermanos que se odian, amigos taciturnos y pareja apasionada.

 

––¡Feliz navidad! ––Grité.

 

@Leah Ivashkova @Jank Dayne @Arya Macnair @Dennis Delacour @Alessandra G. Delacour @Kamra Rambaldi

[Leslie Ashryver PB]

Silbando se vistió de ayudante de Santa, eran las navidades y su esposa le dijo que debían ir disfrazados, era conciente que el suyo era un tanto provocador pero era el más bonito de todos los que vio.

 

En cambio su hijo Richard estaba adorable con su disfraz de muñeco de nieve, el niño jugaba en su cama con el escarbato Pete disfrazado de regalo, sonrio y se acerco a su hijo para alsarlo y desaparecio de la mansion Delacour rumbo a los terrenos de los Snegovik.

 

-Felices fiesta!!- gritó abriendo la puerta dejando a Richard y Pete en el suelo.

 

@@Oniria @ @ @@Arya Macnair @@Dennis Delacour @@Jank Dayne

[Dennis Delacour]

La rubia llevaba toda la tarde en su habitación dentro del castillo Snegovik organizando las cajas con los regalos que había comprado para toda la familia, había preferido hacerlo allí y de esa manera fuera más fácil transportar todo que si lo hacía desde la mansión Delacour. Eran unos sencillos detalles nada más pero esperaba que le gustaran a los miembros de la familia que la habían acogido como amiga de la familia con el mayor aprecio. Y pensar que los había conocido gracias a haber asistido a un baile, para resultar luego que eran familia de su hermana Kam que también era la esposa de su sobrina. Definitivamente el mundo mágico era un pañuelo.

 

Cuando al fin logró terminar de empacar todo sonrió feliz pero no se había percatado de que el tiempo había pasado tan rápido hasta que escucho la voz de Leah retumbar por toda la casa. Se preparó lo más rápido posible con su disfraz de angel de la Navidad para ir al encuentro de los demás.

 

Con un movimiento de varita hizo levitar los presentes para llevarlos justo debajo del árbol para más tarde, los dejo ahí para girarse y observar a cada uno de los presentes luciendo hermosos disfraces con motivos navideños, — Feliz Navidad Familia, se ven simplemente encantadores — dijo acercándose manteniendo la sonrisa en el rostro. El espíritu navideño flotaba en el ambiente y eso era algo que había que aprovechar. Sería una linda velada.

 

@ @@Oniria @ @

[Leah Snegovik]

-Siempre nos vemos adorables -estiró la mano y apretó con suavidad la mejilla de Oniria.

Juraría que acababa de escucharla gruñir pero el ruido de los recién llegados pronto opacó el enojo de la vampiro. Le guiñó un ojo a Sísifo y se alejó para ayudar a Baleiro con los regalos, puesto que ya veía la mitad en el suelo y todavía no empezaba a apilarlos. Kamra y Alessandra habían llegado las primeras, seguidas por Dennis. Se preguntó dónde estaría Marie, seguro que la chica disfrutaría haciendo decoraciones navideñas. Insomnia pasó por su lado y le plantó un beso fugaz en la mejilla antes de que se alejara, le pareció verla sonrojar.

-En vista de que todos estamos tan felices de que sea esta época maravillosa -sonrió cuando captó el movimiento en los labios de Oniria-, hemos decidido recibir el año haciendo unos bonitos regalos para todos. Cariño, ven aquí, tú primero.

Estaba segura que iba a vengarse después de ella. Pero sus venganzas, por lo general ligadas a los momentos donde la ropa escaseaba, no le preocupaba del todo. La colocó frente a todos, indicando que aplaudieran para amenizar el momento y le entregó una pequeña cajita.

-Feliz Navidad -susurró, esperando a que lo abriera.

[Arya Macnair]

Ámbar Delacour

 

Sebástian apareció tan lejos del castillo como le fue posible, no tenía relación con la familia, ni siquiera conexión, entre ellos no había rencores ni amistades. Nadie allí dentro conocía al norteño por lo que no tenía permitido cruzar los hechizos antiaparición, posiblemente acabaría volando muchos metros hacia atrás con la niña cogida entre brazos. Ámbar sonreía ampliamente, se notaba a leguas que se encontraba extremadamente feliz, casi saltando dentro de un vestido de princesa que insistió durante horas ponerse. Su madre, por el contrario, no se mostró entusiasmada cuando la invitación llegó a la Mansión, no sabía si se trataba de una broma de mal gusto anticipada, digna de un 28 de Diciembre, o simplemente las Matriarcas habían olvidado todo lo sucedido.

 

Optó por la primera, lanzó al fuego la invitación y soportó berrinches sonoros por parte de la pequeña hasta que acabó accediendo a que fuese a la fiesta. Las navidades ya no eran lo mismo para Macnair, no solía festejar puesto que eran solamente ellas dos; resultaba una época del año triste para su hermano por lo que desaparecía hasta el tercer día del nuevo año, pronto dejaría de ver su rostro y notar su presencia en la casa, quería aprovechar su compañía antes de ello y una noche a solas les vendría bien.

 

—Cuídate mucho— Le hubo dicho Arya y Sebástian lo repitió tras besar su frente y dejarla correr hacia la puerta, un largo trecho, sola.

 

Ámbar no pareció inmutarse. Sus zapatos de princesa se hundían en la espesa nieve, el borde de su falda se empapaba y los diminutos copos de nieve se incrustaban en su cabello rojizo, claro, similar al de su madre, como piedras preciosas. Reía divertida, el cielo estaba surcado por nubes grises y hacía un frío insoportable, no tenía abrigo pero no sentía frío, deseaba ver a Leah. La niña aun no conocía a Baleiro e Insomnia ¿Qué edad tenían? ella portaba casi seis y era inmensamente inteligente.

 

Subió los peldaños de roca helada de dos en dos, saltó el último y llamó a la puerta, estaba ansiosa. Un segundo después, alguien la recibió.

[Oniria]

Baleiro:

 

 

 

Acudí trotando a abrir la puerta, abandonando los regalos a su suerte. Me estaba demorando mucho en ordenarlos, sólo porque disfrutaba secretamente de palpar aquellos paquetes abombados, brillantes, de estampados dulces. Pronto el bullicio de la estancia se convirtió en un rumor lejano. Así el pomo del portón y tiré con fuerza. Era una chica pelirroja, pálida y de ojos melosos. Teníamos más o menos la misma estatura y las facciones redondas de la infancia que yo empezaba a abandonar. Me recordó tanto a Arya que temí que se hubiese transformado en una niña.

 

––H-hola. ––Balbuceé, dejándole espacio para entrar. Pudiera ser el mismísimo Voldermot que yo no hubiese hecho preguntas y hubiera cedido el paso. Quizá mi madre me regañara por tomarme esas confianzas con los desconocidos.

 

@@Arya Macnair @ @@Dennis Delacour @

[Jank Dayne]

Marie

 

Ha soñado con la Academia. Ahora que está despierta no recuerda lo que sucedió, pero todavía puede escuchar las voces de sus amigos, e incluso el sonido de las zapatillas resbalar contra el suelo encerado. Marie se levanta de su cama tarareando una canción corta, acerca de una triste navidad, un anciano cascarrabias y una tormenta helada que cubre al pueblo. La coreografía es tan simple que sus pies se mueven solos. A su mente llegan recuerdos de Fabio. Raro, pues nunca tuvo el chance de compartir tales fiestas junto a él. Supone que las notas repletas de nostalgia tienen mucho que ver.

 

Baja las escaleras bostezando. Desde una esquina salen volando un par de botas de piel usadas que se ajustan a sus pies cuando los levanta para seguir descendiendo. Toma la primera taza de chocolate que se cruza por el camino y, sin saludar, se echa encima del sofá más cercano. Hace un esfuerzo para mantener los ojos abiertos. Trata de evitar mirar a Baleiro; ahora es ella la que juega el papel de tímida. Por el contrario, fija su vista durante unos segundos en la mujer roja. Sus instructoras solo tenían malos augurios para las bailarinas cuya cabellera era besada por el fuego. Decían que, pese a su belleza, siempre dejaban una estela caótica adonde sea que el destino las llevara. Aun así, a Marie solo le parece hermosa.

 

- Buon Natale - dice cuando el sexto bostezo culmina - ¿Algún regalo es para mí?

 

Mira a Sísifo, luego a Leah. Sabe la respuesta, pero no hay nada como hacerse la modesta.

Editado 6 de Enero del 2019 por Jank Dayne

[Leah Snegovik]

Baleiro regresó con Ámbar y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Había un momento en el que la veía y sentía felicidad. Ahora cada vez que aparecía era saber que Arya estaba cerca y eso solo significaba problemas. Y dolor, para ella, cosa que nadie nunca parecía notar. Le envió a los dos un regalo con ayuda de la magia. Para Baleiro una caja más grande que un elfo doméstico, para Ámbar un perfecto cubo. Ambos eran regalos resplandecientes, con grandes moños que emitían sonidos graciosos cuando se intentaba soltar el lazo. Su hijo tenía una inclinación marcada hacia la fotografía, como Sísifo, así que le había comprado todo lo que necesitaba. A Ámbar... Bueno, ya lo vería.

-No, no hay -respondió, riendo entre dientes al ver la expresión de Marie-. Claro que sí, feliz Navidad.

La capital de la moda tenía su lado mágico y, por ende, había dado con un maniquí capaz de copiar la figura de quien hiciese un pedido. Seguro le haría ilusión.

-Insomnia -le indicó a la muchacha que se acercara con un gesto.

Junto a Sísifo había una caja altísima, más grande que él. Era un poco complicado moverla, más que todo porque no era una caja. Era un armario, repleto de excéntrica ropa colorida. Le besó ambas mejillas a la chica y la empujó a su regalo.

-Adelante, es tuyo.

[Arya Macnair]

Ámbar Delacour

 

Parpadeó, desde muy pequeña estaba acostumbrada a relacionarse con personas adultas, el hecho de verse frente a frente con un niño de casi su edad, aunque Baleiro poco a poco pisaba la adolescencia, le puso nerviosa. Al parecer la reacción fue recíproca, él titubeó, ella se sonrojó y sonrió de costado con la inocencia de quien aun no comprende nada acerca de sentimientos; era dada a las amistades, más le resultaba sencillo entablar una con alguien que le doblase la edad, o aun más, se la cuadruplicase. De igual manera, dando una zancada elegante, ingresó al castillo y le brillaron los ojos, detrás del muchacho habían dispuesto un inmenso árbol de navidad.

 

—Hola— Saludó —Mi nombre es Ámbar ¿Quieres ser mi amigo?

 

La pregunta brotó de sus labios como los vitoreos alegres de quienes abrían sus obsequios más allá. Una niña surgió de la nada, algo somnolienta, Marie. La pelirroja agitó su mano entusiasmada, allí había demasiadas almas jóvenes, estaba acostumbrada a cazar en silencio con su tío, a entrenar las pocas veces que veía a Leah y a dormir con su madre. No existía demasiada diversión en su día a día, estudio, entrenamiento y ensayos. A veces, en secreto, sospechaba que si su padre aun viviera todo sería diferente, puesto que según hubo oído escasas veces de boca de Arya, él era un alma salvaje.

 

Leah apareció de repente con dos paquetes, uno más grande que el otro. Ámbar estaba emocionada, le abrazó por la cintura pues su estatura se lo permitía hasta allí y se sentó con las piernas separadas en el suelo para abrir la caja que, curiosamente, tenía cientos de hoyos. Algo se movía dentro, su curiosidad se encendió de inmediato y arrugó la nariz. Quitó un enorme lazo, lo hizo a un lado pero cuando levantó la tapa no encontró nada dentro. Decepcionada por la broma de la persona que más quería en el mundo dejó caer sus hombros apesadumbrada, observaba de soslayo los regalos de Baleiro y su hermana, casi sintió un revuelto en el estómago símbolo de envidia pero pronto desapareció, ella no era así.

 

De pronto algo le hizo cosquillas en el mentón, sintió que la tela de su vestido se arrugaba en el pecho y al bajar la vista se encontró con un pequeño cachorro de Kneazle manchado. Su cuerpo era marrón, blanco y negro, tenía la cola completamente blanca y un ojo de cada color, detalle que le fascinó. El izquierdo verde y el derecho azul. Ámbar se aferró a su gatito, casi llorando se puso en pie y caminó hacia Leah, sin decir más, como todo niño pequeño, abrazó su pierna y se mantuvo en silencio viendo a todos los extraños allí presentes.

 

Más una segunda ojeada le detuvo el corazón, para ser tan pequeña la sorpresa hubo sido enorme ¿cuántos años llevaba sin verla y aun así la reconocía? su esencia, su cabello, hasta su tono de voz. Soltó al gatito con cierto temor de que ésta se marchara, pero lo vio subirse a un sofá y hacerse un pequeño ovillo peludo, abrió los brazos y eufórica gritó:

 

—¡¡Tía!!

 

Corrió cruzando la sala y sorteando obsequios, papel y cajas, saltó sobre Alessandra echándole todo su pequeño cuerpo encima al son de la repetición.

 

—¡Tía, tía, tía!

 

Era la ahijada de su padre.

 

@ @@Jank Dayne @Oniria @Alessandra G. Delacour

[Oniria]

Insomnia:

 

 

 

Baleiro había ido a abrir la puerta. Era uno de esos días en los que no me molestaba mostrar abiertamente la dependencia que sentía hacia él. Con su marcha me había sentido sola, perdida en la inmensidad, en las riadas de familiares felices que parecían tan lejanos a mi melancolía. Pero todas aquellas preocupaciones se disiparon cuando mi madre arrastró hacia mí un paquete inmenso, más alto que mi padre. La abracé ilusionada y corrí a rasgar aquel papel de estampados navideños.

 

Descubrí un armario sólido, de madera oscura con extraños símbolos geométricos tallados. Lo abrí sin pensarlo dos veces, y me azotaron los colores vivos, las flores, las frutas tropicales que componían el diseño de muchas de las camisas que guardaba dentro. También había boinas, mitones y pantalones chinos. Ahogué un grito de emoción. Era tanta mi felicidad que consiguió eclipsar la ansiedad que me había producido separarme de Baleiro.

 

––¡Gracias! ––Chillé.

 

@@Arya Macnair @