Jump to content

Castillo Snegovik (MM B: 111885)


Leah Snegovik
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Sísifo:

 

 

 

––Me parece precioso que te hayas abierto a ese mundo... que te apasiones por lo que me constituye, sea mágico o no.

 

Sonreí. Me empujó mientras se tumbaba. Quedé sobre ella, me acurruqué como pude en aquel sillón tan pequeño, pero tenerla cerca era más importante que la incomodidad. Acaricié su mentón, la forma de su rostro con el dedo, muy suavemente.

 

––Todo el universo puede esperarnos... ––Convine, susurrando. Hundí la nariz en su cuello, llenándome de su olor. Justo en ese punto era donde encontraba su aroma en esencia, de la manera más purificada, menos mancillada, como si precisamente en esos centímetros de piel se encerrase el auténtico olor de Leah, su verdad.

 

@

35BOZ9V.gifTpCoX6y.gif


aHbQ7xv.png


http://i.imgur.com/cLhW49K.gifhQEsmVo.gif



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Sería un pecado no apasionarse por todo lo que te constituye, Sísifo -cerró los ojos, se entregó a sus caricias.

Siempre podía sentirse la tranquilidad en el castillo Snegovik. Era perceptible en las cualidades artísticas de sus familiares, en la simpleza de sus interacciones. Era común escuchar piezas musicales, el rumor de una poesía o el andar elegante de un bailarín. Parecían habitar una academia de intelectuales. Pero de toda la belleza que los rodeaba, sus momentos juntos eran sin duda los que permitían experimentar la paz verdadera. Tal vez porque Sísifo era el arte en el que se había especializado, al que se había entregado en cuerpo y alma. Su mente trabajaba en silencio, juntaba notas y acoplaba acordes. Cada vez que estaban callados componía pequeñas piezas que desaparecían como el vaho en una noche oscura. Piezas diminutas que describían por ella el amor que sentía por él.

Suspiró y abrió los ojos, miró su cuerpo extendido sobre el suyo y se maravilló con la estética que existía entre ambos. Dos amantes de mármol tallados por el mismo artista. Trazó líneas desordenadas por su espalda, besó su hombro.

-¿Qué haría yo sin ti? -cuestionó en voz baja, tratando de no perturbar su preciosa quietud.

A lo lejos, alguien cantaba.



Baleiro:



Insomnia y yo compartíamos infantilismos constantemente. Nos hacía sentir eternos, sin el peso de una verdad que me perseguía desde mi fugaz niñez. El tiempo nos hacía pasajeros, al igual que nuestros momentos más felices. Y pese a poder compartir nuevas experiencias con mi hermana, añoraba la sensación de que éramos ella y yo ante un mundo muy grande para estar solos. Pero, como me había dicho mi madre una vez, había cosas hermosas en el tiempo, porque había belleza en las cosas que se van. Y la partida de nuestra niñez era hermosa, al menos yo podía percibirla en el rostro adolescente de Insomnia y sus facciones tan similares a las de mi madre Oniria. Ellos tres ya no me parecían gigantes amables y sabía que no eran ángeles, pero cada día los comprendía y los amaba más que antes. Y eso solo pasaba gracias al tiempo.

La inmensidad del mundo me seguía agobiando, pero aún así lograba sentirme parte de él. Me fusionaba con sus matices, con la delicada existencia de las cosas pequeñas y disfrutaba de mis arranques infantiles, jugando a las escondidas con mi hermana mayor. Estaría esperando que la encontrase justo cuando una voz me distrajo de mi tarea. La armonía de la canción con la acústica del salón era impresionante, se escapaba por los pasillos y jugueteaba en mis oídos como pequeñas hadas musicales. Avancé por inercia hacia ella, tratando de descifrar las palabras del idioma que inundaba mi cabeza. El sonido cesó cuando llegué a la puerta. Me quedé mirando sorprendido el hechizo que realizaba Marie, el aleteo de la mariposa me recordó a la navidad. Sonreí.

-Hola -saludé, yendo hasta ella.

Todos sabían de mi preferencia por el silencio, así que confié en que Marie lograría comprenderme. Alcé las cejas, mirando alrededor. Me causaba curiosidad saber por qué estaba ahí, no sabía si tocaba algún instrumento pero evidentemente sabía cantar. Me senté junto a ella en el alfeizar, choqué mis zapatos un par de veces antes de mirarla. Se me hacía una chica interesante, muy melancólica. Siempre parecía soñar con algo. Quizá diseñaba en su mente vestidos para famosas celebridades. Le sonreí otra vez e hice un esfuerzo por hacer una pregunta corta.

-¿Español? -me refería a la canción, por supuesto.

Mi voz, aunque masculina, era tan suave y baja como la de mi madre. No hacía el mismo eco que la suya, pero era una suerte. Tal vez así podría volver a escuchar las vibraciones de sus cuerdas vocales sin interferir. Aparté el pelo de mis ojos con los dedos, me molestaba mientras intentaba mirarla, estudiar su rostro.



@@Oniria @@Jank Dayne Editado por Leah Ivashkova

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Marie

 

- ¡Sí! Me fascinan los cánticos en español. Los sientes más - cierra los ojos, se toca el corazón con una mano, y usa la otra para acariciar el rostro - Te recorre todo el cuerpo, te invade. Te atrapa sin que te des cuenta. Te das cuenta cuando sales - suspira -. El italiano tiene muchas similitudes pero a mi garganta le viene mejor este idioma a la hora de cantar. Deberíamos aprenderlo algún día, ¿no te parece?

 

Se conformaría con que asintiera o denegara. Este chico tiene la habilidad de transmitir más con su mera esencia que con las palabras, totalmente diferente a ella. Lo sabe porque cuando lo ve, de lejos, o se cruza con él por los pasillos, puede sentirlo. Su mirada tiene mucho que ver también. A veces, quisiera ser tan inteligente como él solo para entender todas las señales que debe proyectar y es incapaz de captar.

 

La mariposa empieza a revolotear encima de la cabeza del chico. Suelta escarcha con cada aleteo que da contra el aire. Es es ahí cuando Marie se percata de lo cambiado que está Baleiro. Su rostro ha madurado en cuestión de... Días, literalmente. Está completamente segura que ha superado su estatura, que tampoco es tanto, pero suficiente para que deje de percibirlo como un infante. Incluso se arriesga a pensar que pueden compartir aula en Koldovstoretz. Una sonrisa demuestra lo cómico que resulta tal fantasía.

 

Chasquea la lengua y toma su mano, de repente. Lo lleva hasta el salón más cercano, donde saca su varita de la nada y empieza a agitarla. Convierte los sofás, los estantes y una mesa de madera oscura en instrumentos diversos, los primeros que cruzan por su mente. Al cabo de unos segundos, hay arpas, guitarras españolas, tambores, bombos y hasta panderetas por doquier. Vuelve a mover la vara para hechizar un par y crear una melodía sencilla, que se va tocando sola. Es una tonada española por la guitarra, con tintes latinos por el tambor e italiana por el bombo. Sus oídos no tardan en cachar la melodía y mueve su cuerpo al compás.

 

- Siéntelo - le dice, y le insta con la mirada a que cree la música que mejor se adapte a él. Porque si las palabras no le convencen como medios de comunicación, quizá el arte sea el camino ideal para hacerle llegar sus pensares a la gente. O al menos a ella.

 

@

THIS ONE.jpg

blinkie.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Baleiro:



Me habría encantado sentir la misma pasión que ella por la música en español, así que asentí como respuesta. Aprendería solo para pedirle, en algún momento, que volviese a cantar aquella pequeña fracción y encontrarle significado, más allá de su bonito tono de voz. Llevé los ojos arriba. El aleteo de las mariposas me parecía fascinante, con sus cuerpos suspendidos entre láminas tan finas y elegantes. Sus colores me atraían. Pero ésta soltaba escarcha, captaba la luz y proyectaba sus propios colores, frías tonalidades que bailaban en mi rostro y el de Marie. Era, sin duda, el tipo de magia que valía la pena ver.

Marie tenía una temperatura corporal muy agradable. Desprendía de ella hasta llegar a mí, igual que su aroma o el tamborileo de su corazón, acompasado, rítmico. Me sorprendió que ese calor llegara de verdad hasta mí, cuando tomó mi mano y me arrastró hacia el otro extremo del salón. Había instrumentos de cuerda, viento y percusión, pero Marie hizo aparecer sus propios instrumentos, capaces de lograr lo que ella quería: un acompañamiento para su canción. La música llegó a mis oídos pero yo solo la veía bailar. Nuestras manos seguían juntas, la mía moviéndose gracias a ella al compás de los tambores. Tardé unos instantes en comprender qué esperaba de mí. ¿Que bailara? ¿Que tocara algo? Opté por lo segundo, sintiéndome incapaz de imitar su arte.

Me disculpé con un gesto antes de soltarla. Extrañé su calor tan pronto sus dedos se liberaron para sumarse con libertad al baile. Oniria tocaba la guitarra y me había enseñado a hacerlo, así que me aproximé con seguridad a la guitarra española y la detuve. Se sintió su ausencia al instante, pero había logrado agarrarle el ritmo. Al principio mis dedos se movieron con lentitud, reconociendo los acordes, haciendo cada sonido parte de sus coyunturas. Pero luego recuperaron la confianza, apoyados en mis ojos fijos en ella y la guitarra, ahora mi guitarra, se acopló a la melodía.

Alcé la barbilla, sonreí. Ahora era su turno, quería escucharla cantar otra vez.



@@Jank Dayne

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

Insomnia:

 

 

 

Me rasqué la barbilla frente al armario. Toda la ropa estaba apretujada contra la esquina, desordenada, imposible. Suspiré, dándome por vencida. Busqué una chaqueta ancha verde y morada, una camisa y unos calcetines vistosos. Me encantaba mostrar los calcetines bajo el pantalón con mis grandes deportivas blancas. Me acerqué al espejo y me despeiné, para conseguir un look todavía más desaliñado. Con mis ojeras no hacía falta demasiado. Tenía el pelo largo hasta el pecho, supongo que por inercia social, teñido de rosa pálido. Cada vez que contemplaba mi reflejo sentía un deseo extraño y profundo de agarrar una maquinilla y deshacerme de aquella melena incómoda.

 

Salí de la habitación arrastrando las piernas. Golpeé en la puerta de Baleiro con los nudillos.

 

––¿Dónde estás metido? ––Gruñí fingiendo molestia.

 

@

35BOZ9V.gifTpCoX6y.gif


aHbQ7xv.png


http://i.imgur.com/cLhW49K.gifhQEsmVo.gif



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Baleiro:


Asomé la puerta por la cabeza y ensanché una enorme sonrisa, como cada vez que la veía. Su tono de molestia, como siempre, me había pasado desapercibido. Ver a Insomnia era verme a mí mismo, desde una perspectiva colorida y agradable. Yo había heredado lo estirado de mi madre y eso ya era decir bastante. La dejé entrar, obviando las gotitas que resbalaban por mi rostro, producto del pelo mojado. Por suerte me había vestido momentos antes, aunque tampoco me habría incomodado que entrase estando desnudo, tal vez era la única persona con la que no sentía incomodidad.

-¿Piensas ir a algún lado? No te he visto tan arreglada hace un... par de semanas.

O un mes, pensé para mis adentros.

Yo en cambio no tenía pensado hacer nada especial, mi ropa deportiva blanca y mi aspecto pálido me hacía parecer un soldado en una academia militar: igual de escuálido, igual de recto. Lo único que compartía con ella en ese momento era el pelo, el mismo peinado desaliñado, solo que mucho más corto.

-¿Quieres quedarte conmigo?


@@Oniria Editado por Leah Ivashkova

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Insomnia:

 

 

 

Escuché sus preguntas aparentando indiferencia, tambaleándome por la habitación hasta conseguir lanzarme sobre su cama deshecha.

 

––Baleiro, Baleiro... ––Suspiré, con los ojos clavados en el techo. Le dediqué un gesto algo compungido, que él entendería a la perfección. Pasaran los años que pasaran sabríamos leernos la mirada. "No sé qué es el amor", gritaba mi rostro sin ser capaz de poner en orden las palabras. Me abracé los hombros, me envolví en el edredón y giré sobre mí misma. Aquellas sábanas olían a mi hermano, a su apatía, su frialdad, su calma impenetrable. Cuánto lo envidiaba por esa capacidad para no dejarse alterar por nada.

 

@

35BOZ9V.gifTpCoX6y.gif


aHbQ7xv.png


http://i.imgur.com/cLhW49K.gifhQEsmVo.gif



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Baleiro:


Mis pies dejaron huellas húmedas en el suelo cuando me acerqué a ella. Era en esos momentos donde podía demostrarle mi cariño, cuando sus barreras volvían a ser las mías y nuestra infancia regresaba a saludar. La abracé por encima de las sábanas, mirando sus ojos de cerca. Todavía me costaba hablar, pero trataba de hacerlo más seguido. Por el resto de mis familiares, más que por mis padres o por ella. En ese afán había olvidado que, cuando éramos ella y yo, no hacía falta hacerlo. Negué con la cabeza, respondiendo "Nadie lo sabe".

Mis ojos se fueron alejando de los suyos, hasta que se perdieron en la pared. Suspiré. Yo tampoco lo conocía.

-Insomnia -alargué su nombre como un poema, me encantaba-. ¿Qué te pasa en verdad?

Lo pregunté por hacerle saber que podía decirme, aunque ya lo sabía.


@@Oniria

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Insomnia:

 

 

 

 

Me dejé abrazar. A veces olvidaba que toda mi aspereza era sólo un escudo contra la dependencia de los seres a los que amaba. Querer era lacerante, vertiginoso, demoledor como el choque de una ola gigantesca. Sentía que el afecto me colocaba en una situación de inferioridad respecto a los demás, porque nadie podría quererme a mí como yo los quería a ellos. Apoyé la cabeza en el hombro de Baleiro, la sacudí. Era mi forma de expresar "sé que en realidad no hace falta que lo verbalice...".

 

Sin embargo, en un arranque de coraje, me obligué a poner en palabras mi angustia.

 

––Llevo meses soñando con la misma persona... Creo que sé quién es, pero mis recuerdos son como un espejismo: temblorosos, frágiles. De pronto se desvanecen y ya no queda nada, ni siquiera la seguridad de que ella exista.

 

Tenía ganas de llorar.

 

@

35BOZ9V.gifTpCoX6y.gif


aHbQ7xv.png


http://i.imgur.com/cLhW49K.gifhQEsmVo.gif



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Baleiro:


Sus palabras me rompieron. De pronto su dolor era mío y sentía la misma angustia que ella. La estreché más fuerte, mi garganta se había cerrado en un nudo que no me pertenecía. Tal vez porque quería verla feliz y saberla triste me destrozaba, tal vez porque quería decírselo y no podía. Por incapacidad, por miedo a romper nuestro momento de intimidad. Pasaron un par de minutos hasta que decidí mirarla otra vez, sus ojos brillaban como faroles y me esforcé por no demostrar ninguna sorpresa. Yo era siempre el que lloraba, no ella.

¿Cómo es?

En mi mente existía la esperanza latente de poder ayudarla. Incluso si ella no existía, trataría de encontrarla si eso podía hacerla feliz.



@@Oniria

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.