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La misión


Cissy Macnair
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Roma es una ciudad preciosa, siempre que no sea la tía Sagis quien conduzca su coche entre el tráfico de los ciudadanos locales. Por ello, gracias a la intervención del primo Sean, pude ver aquellas ruinas con tranquilidad, en cuanto él tomo el volante. La vista era alucinante, tantos edificios antiguos semi derruidos, muestras de un poder y una civilización poderosa.

 

Lástima que no todo fuera bonito: la tía Sagis me llamó mocosa y, en cuanto estuvo en el asiento de detrás, me fui enumerando normas protectoras para evitar que me metiera en líos. Creo que tanto Matt como ella se olvidan que ya soy una mujer hecha y derecha, con decisiones propias y con libertad para moverme en terrenos que ellos consideran de adultos. ¡Me tratan como una niña!

 

Le iba respondiendo con varios "sí, sí, de acuerdo" y movimientos afirmativos con la cabeza mientras miraba y remiraba las calles por las que pasábamos. Cuando Sean habló sobre un plan, no hice mucho caso. Me hubiera gustado dejarles y hacer turismo, sólo hasta que dijo que Hades había secuestrado a Cissy. Volví la cabeza hacia Sagis y hacia Sean, paulatinamente, mientras hablaban entre ellos.

 

- ¿Qué clase de plan? - interrumpí, aunque acaté cuando dijo que había que apoyarle sin rechistar. Sagis dijo que sí así que la imité.

 

Tal vez no debiera haberlo hecho.

 

El plan consistía en algo tan ilícito como secuestrar a un pobre viejo. Era una habitación incómoda e intenté ayudar a aquel hombre mayor, con un terrible sentimiento de culpabilidad por haber cedido a tal plan. ¡Tender una trampa a Hades para que viniera a buscar a aquella persona! El hombre protestó en gritos y Sean dijo que le ayudara.

 

Lo intenté pero me lanzó una mirada furiosa que me hizo retroceder. Además, llamó a Sagitas así, con su nombre, y posteriormente también usó el nombre de Sean, preguntándole en qué lío nos había metido.

 

- A mí también me gustaría saberlo - dije, tímidamente.

 

Aquel hombre se convirtió en una mujer conocida y sonreí un poco. Me atreví a mirarla de arriba a abajo y después sonreí más abiertamente.

 

- ¿Metamorfomagia o Polvos de esos que transforman? - soy curiosa y había sido algo muy sorprendente, ver como se iba modificando su cuerpo hasta ser la madre de Sean. - ¡La ropa te queda grande!

 

Tal vez no era el mejor comentario pero estaba sorprendida por los hechos acaecidos en aquella media hora. Cuando vomitó, me acerqué a ella.

 

- ¡Ay, pobre! Puede que te siente mal la transformación.¿Puedo ayudarte de alguna manera?

 

No quería meterme en explicaciones y lo dejé para Sagis y para Sean.

 

- No puedo contestarte a eso. Al fin y al cabo, yo llegué aquí por error. Estaba dentro del coche cuando Sagis y Sean se metieron dentro y me llevaron consigo, casi secuestrada.

 

Me puse de puntillas cuando ella sacó un artefacto que reconocía como un móvil muggle, aunque nunca hubiera tenido uno. Sagis y Sybilla limpiaron a la vez el vómito y me hizo sonreír. A veces parecían actuar en común, como si coincidieran en las acciones.

 

- ¡No puedes irte con esta vomitera! ¿Tan urgente es? Espera, te acompaño. ¡Te acompañamos! - Miré feo a la tía Sagitas; no era el momento para hablar de amantes.

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Sybilla Macnair

 

 

Era todo un show el que estaba montando y los rostros de los presentes se lo decían, así que intentó poner buena cara a pesar de cómo la miraban Sagitas y Xell. Se enderezó, ya dentro de un atuendo más acorde a ella y buscó la forma de decir todo sin que las palabras le salieran a borbotones.

 

-Sean no te ha contado nada- sentenció, no como una pregunta sino como una afirmación-. Hasta yo estoy sorprendida de que él sepa algo- agregó, bufando. No por creer que su hijo era menos espía de lo que era, sino porque no había pensado que la situación a la que estaba siendo sometida como jefa de seguridad de un empresario muggle fuera a llegar tan lejos, hasta el punto que su hijo buscara a Sagitas para encontrarla, pensando que quizás había sido secuestrada o algo peor-. Pues... Ya que Sean no te ha dicho, amiga, debo contártelo yo. Y haré esta pausa sólo para que sepan a qué me enfrento, no para que intenten detenerme- respiró en profundidad, intentando enterrar esos nuevos deseos de vomitar que tenía-. Estoy trabajando de jefa de seguridad de un empresario turco llamado Aslan Yilmaz. Cuando yo era vampiro aún, antes de perder mi cuerpo por segunda vez- hizo rodar los ojos- Aslan era un pequeño niño en medio de una guerra civil en su país. Sus padres habían muerto y lo encontré vagando sin rumbo durante una noche que salí a cazar- supo, sin tener que verlo, que Sagitas se estremecería un poco con aquello-. Así que podríamos decir que es mi hijo... adoptivo... Y entrado en años ahora, que han pasado casi ochenta años- otra mueca al mencionar la edad.

 

Se volvió a sentar. Sus piernas seguían flaqueando y tuvo que negar con la cabeza y agradecer en silencio a Sagitas por querer ayudarla con una poción para la gripe. No era eso lo que tenía y ya lo sospechaba. Su período se había retrasado. Aunque no poseía pruebas, la certeza la embargaba de forma tan profunda que no necesitaría hacerse un test para saber que estaba embarazada. Pero no lo diría, no aún. No cuando debía encontrar a Aslan y esconderlo.

 

-Si, Sean, tienes un hermano de ochenta años- le dijo, sabiendo cómo su hijo se pondría en plan de "por qué nunca me dices nada"-. Así que... Aslan sufrió un atentado por parte de un rival comercial que se ha tomado el asunto de comprar su empresa muy en serio. Aunque ofrecí a Aslan hacerme cargo personalmente del asunto, sólo me pidió que lo acompañara a hacer unos tratos en el extranjero... No me imaginé que iba a terminar...- no terminó la frase. No sabía qué decir.

 

¿Cómo hacía para explicarles que su equipo había sido, probablemente masacrado?

 

-Me tomé una multijugos para hacerme pasar por Aslan y acudir a una reunión. Sabíamos que nos estaban siguiendo y temía que Aslan sufriera otro atentado contra su vida, así que lo envíe lejos... El segundo señuelo... Iba en un avión de vuelta a Turquía- náuseas ascendieron por su garganta y las contuvo respirando profundo de nuevo-. Pero me acaba de llegar un Alerta Roja de mi equipo... Han sido emboscados...- cerró los ojos y contuvo la arcada-. ¿Alguien tiene algo que detenga los vómitos y no lastime...?- no terminó la frase... sólo se llevó la mano al vientre.

 

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Había apagado el celular que había robado en su último ataque. Quisiera o no, manteniéndolo prendido podrían haber descubierto su ubicación. Después de asesinar a todos aquellos que habían intentado proteger al turco no le quedaba esperanzas de que la Macnair pudiera llamar o utilizarlo, aun así, lo tendría cerca. Tenía que mantenerse tranquilo, no podía dejar que nada ni nadie lo desviara de su objetivo, para algo le habían pagado.

 

El Ragnarok gracias a la información de aquel hombre había podido aparecer y evitar todas las protecciones mágicas colocadas en el yate para salvaguardar la integridad de aquel hombre que robaba la atención de su “novia”. Suspiro, sabía que ya hacía mucho que debía habérselo pedido a Cissy, solo que cada vez que intentaba tocar el tema la ex vampiresa se salía por la tangente, lo evitaba o se salía con la suya distrayéndolo

 

-<<Tramposa…>> -pensó.

 

El cainita se había preparado muy bien para no fallar. Había usado su habilidad de metamorfomagia para cambiar completamente su aspecto. Ahora el Ragnarok se había transformado en un hombre de cabello corto quizás un poco más abundante que el de Hades, con la diferencia de que este era color dorado y no negro como el de él. Sus orbes eran verdes y misteriosos. Su tez era blanca, no como la del cainita que era nívea. Aunque este era mucho más alto de lo que era el Ragnarok. Cualquiera que lo hubiera visto jamás podría pensar que tras de él se encontraba el bueno y respetable sanador de San Mungo.

 

Comenzó a caminar sin ningún tipo de problemas por el barco, debía aparentar seguridad, de titubear toda la misión estaría en peligro. Dejo que el aire marítimo inundará sus pulmones inertes y observo por un segundo el paisaje. Allí en altamar, nada podría salir mal.

 

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Sybilla Macnair

 

 

Luego de convencer a Sagitas y Sean de que era importante ir donde Yilmaz, Cissy se tomó una poción para mejorar su agitado estómago y se subieron al Ford Anglia de Potter Blue, no sin antes asegurarles de que le contaría la historia de cómo es que ahora estaba esperando un bebé. Era algo raro incluso para ella, porque sólo había estado con Hades una sola vez... Y no tenían idea de que eso pudiera ocurrir siendo él un vampiro. ¿Qué debían esperar? No tenían idea. Tampoco sabía cómo ni cuándo se lo iba a decir.

 

Los hizo volar sobre Italia hasta el Mar Mediterráneo, donde estaba navegando el yate del empresario turco. Macnair hizo uso de su metamorfomagia, habiéndosele terminado la poción multijugos -parte se le había derramado del saco al cambiarlo por su ropa normal- y se transformó en una mujer más menuda que ella, de cabello rojo, rostro pecoso y ojos celestes. Su imagen era más parecida a la de su sobrina Arya de lo que esperaba, quizá porque era el modelo que había tenido en mente, aunque no la había copiado por completo, claro. Y así se infiltró en el barco.

 

El equipo que estaba custodiando al empresario no conocía aquel disfraz, así que antes de descender del Ford Anglia y aparecerse en la cubierta del barco, les envió un mensaje en clave para que no se alarmaran y, acto seguido, hizo su acto de aparición en la oficina privada de Aslan. No en la sala de reuniones que ahora ocupaba con su socio, sino en una oficina pequeña junto a su camarote lujoso y de allí sacó un dispositivo muggle que había encantado para detectar los hechizos de alarma silenciosa que había implementado en el barco. Parecía que uno había saltado en la cubierta minutos antes... aunque podía ser una ligera falla... ¿Acaso el asesino ya había llegado? Envió un alerta al dispositivo del equipo que había enviado el código rojo.

 

Nada.

 

Debía suponer que estaban muertos y que quizá el dispositivo había sido destruído. ¿Pero y si no? ¿Y si alguno había hablado? Si el asesino sabía torturar, quizá tenía ya la ubicación y ella no podía perder tiempo.

 

-Cierren la sala de juntas- ordenó por un handy encantado. Ni siquiera el oído más agudo podría oírlo, porque había sido diseñado justamente para que ninguna criatura con súper oído o súper equipo técnico pudiera escuchar-. Puede que esté aquí- agregó.

 

La cacería comenzaba.

 

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Primero había mucho silencio, paz y tranquilidad, pero de un momento a otro hubo demasiado movimiento. Aquello no le gustaba al cainita, ya que significaba una cosa, o habían descubierto que había un intruso o simple y sencillamente lago estaba por pasar, quizás el viejo turco tendría algún tipo de reunión con algún nuevo socio o algo.

 

Camino de manera sigilosa usando la varita para guiarse y para notar si había alguien cerca de él. Si era así simplemente se detenía y esperaba a que se fuera, no era prioridad en aquel momento matar, no deseaba llamar la atención en aquel momento y en aquella forma, al menos no tan rápido. Suspiro, debía suponer que donde estuviera el turco estaría la Macnair, aunque en el fondo deseaba verla, abrazarla, besarla y hacerle el amor también esperaba que no estuviera allí en el momento de realizar aquel asesinato.

 

-<<Te estás volviendo muy blando Ragnarok, y todo por una chica>> -se riño así mismo- <<Una chica que podría estar ahora en este momento con otro hombre>> -bufo por lo bajo maldiciéndose así mismo y aun mas por aquello que había pensado. Negó con la cabeza, no, Cissy no era así, al menos el pensaba que tenían una relación, algo extraña si, pero una relación al fin y al cabo. Y ambos, se eran fíenles. Pero entonces ¿qué hacia la Macnair cerca de aquel viejo turco?.

 

Subió a la siguiente planta del yate. Allí la seguridad era un poco más evidente, había mucho más magos. Dibujo una mueca, al menos, estaba camuflajeado gracias a su habilidad metamorfomaga, por lo que nadie podría sospechar que él estuviera allí.

 

-<<Solo un poco mas>> -Pensó.

 

Cuando de una u otra forma se activo aquel dispositivo que había logrado arrebatarle al grupo que había asesinado no pudo más que sonreír. Así que de una u otra forma servía, pero no sucedió nada después. No habían mandado ningún mensaje o eso pensó el cainita. Lo mejor era apagarlo nuevamente. Sabía que era un error de novato y táctico aun mantenerlo con él, pero deseaba tener noticias de Cissy. Después de su última cita todo había quedado demasiado tenso.

 

-<<Bueno, eres idi*** Ragnarok, morirás por una chica>> -se burlo de si mismo- <<hace mucho debiste haber muerto por la misma razón, así que si es tu hora, que así sea>>

 

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Conducir con el Ford Anglia fue agradable; no tanto sentir las protestas de los que venían conmigo, echándome en cara los frenazos, saltarme semáforos o saltar por encima de los autos para ponerme la primera en la carretera. Menos mal que pronto pudimos usar el vuelo y eso acalló momentáneamente las quejas. Así, conseguí tiempo para reflexionar en lo que había sucedido en la habitación, con la transformación de aquel viejo en mi amiga Cissy y todo lo que vino detrás, antes de salir de Roma y viajar hacia un lugar desconocido en altamar.

 

-- No me ha contado nada pero te juro que lo mato en cuanto tú no estés, por guardarse todo lo que has dicho. Pero sigue, sigue... -- Le había dicho a Cissy, en aquel cuartucho.

 

Lo que no me esperaba era que nos contara lo del "hijo" llamado Aslan. Cuando lo contó, arrugué levemente el ceño y miré de reojo a Sean. ¿Cómo se tomaría la noticia de tener un hermano de más de 80 años? Tal vez decidiera no matarle, al fin y al cabo. Cada uno tiene que afrontar sus propios problemas y no iba a aumentar sus preocupaciones con mis ataques de ballesta.

 

-- ¿Qué Alerta Roja? -- sabía que la respuesta a eso no me iba a gustar nada, aunque quedó casi olvidado en cuanto entendí a qué se refería con sus medias palabras. -- ¡Mujer, no me vengas con cuentos! ¿Cómo vas a tener...?

 

Vale, no soy la más indicada para hablar del tema, sabiendo que mi hijo Ithilion es fruto de un fantasma. ¿Y me sonaba raro que una vampiro estuviera embarazada? ¡Si tenía el caso claro de mi hermana Hayame, fecundada por la esencia viva de un cuadro. Lo dicho, no tenía que explicarme nada.

 

-- Bueno, nos lo explicas más tarde. Dinos cómo te ayudamos. Y sí, tengo alguna poción inocua para el bonito evento que tienes en la tripa. -- Tampoco iba a clarificar si me refería al bebé o a un restreñimiento. Si se fiaba de mí, tomaría unos sorbos de los potingues que tenía en el maletero del coche.

 

Fue así como todos acompañamos a Cissy en el vehícul0 hacia el medio de un mar algo revuelto. Ganas tuve de tirar a Xell un par de veces ( :rolleyes: ) por sus comentarios a mi forma de conducir pero, sin embargo, conseguí aterrizar mi cochecito sin ningún contratiempo. He de decir que mantuve el silencio total mientras Cissy se transfomaba de nuevo, ahora en una mujer completamente diferente y, sin embargo, con cierto aire familiar.

 

-- ¿Crees que puede poner al feto en peligro con la Metamorfosis que ha sufrido? -- le pregunté a Sean, muy bajito.

 

Esperaba que Cissy nos dijera algo porque, aunque lo intentara, el librarse de nosotros, no lo iba a conseguir. Estábamos con ella y la llevaríamos a casa sana y salva. Bueno, o todo lo sana y salva que pudiéramos.

Editado por Sagitas Potter Blue

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La mamá de Sean me pareció una persona muy interesante. Dijo algo muy curioso que quería preguntar pero después no tuve ocasión de hacerlo. Dijo "Cuando yo era vampiro aún..., antes de perder mi cuerpo por segunda vez..." Implicaba muchas cosas pero dejaba mucha oscuridad a sus palabras. En algún momento lo preguntaría, a ella (si me atrevía a preguntar algo tan íntimo) o al primo Sean.

 

Lo siguiente que dijo arrancó una risilla de compromiso pues no sabía cómo reaccionar ante la noticia que hubiera adoptado a un hijo que ahora tuviera más edad física que ella misma. ¡80 años! Era el viejito del que ella habái tomado lo necesario para hacer la poción multijugos.

 

- ¡Oh, entonces tu hermano estaba en peligro! - Dije a Sean, ¿cómo se lo tomaría?

 

El resto era más o menos previsible, un rival comercial, un intento de atentado, un señuelo en Turquía...

 

- ¿Atacaron a ese señuelo? - entendí por lo de la Alerta Roja. No quise preguntar por su equipo porque intuí que las noticias no serían buenas. La siguiente noticia era mucho más linda: - ¡Felicidades, felicidades! ¿De cuánto estás?

 

No hubo respuesta. Sagitas prestó de nuevo el coche para llevar a Cissy a su nuevo destino. Protesté durante todo el camino a pesar de la amenaza de dejarme en tierra.

 

- Reconócelo, te dieron el carnet en la tómbola. - Me burlé de ella, aunque sabía que no era cierto pues ella habái sido mi profesora de Estudios Muggles y estuvimos juntos en una Academia de Conducción muggle. Por cierto, que yo también tenía el carnet. Podría ofrecerme a conducir a la vuelta.

 

Llegamos a un yate y salté de alegría en cuanto tocamos la superfície de aquel medio de transporte tan bonito. Miraba a todas partes y a todos, feliz. Aquello iba a ser bonito, me gustaba mucho el mar, el aire con olor a salitre, las olas... ¡Amaba el mar! Me encantaban los marinos, con sus trajes blancos y sus gorritas. Aunque allá no había ninguno, más parecían guardas de seguridad, como aquel hombre de pelo dorado, como el mío, y ojos verdes, tan claros como los míos, aunque yo los tenía azules.

 

Seguimos a Cissy y entramos en una habitación cerrada.

 

- ¿Por qué una habitación teniendo el mar a nuestro alcance? ´- pregunté, pensando en tomar el sol en alguna tumbona. Pero el tono grave de la mujer me sorprendió. - ¿Quién ha de estar aquí?

 

La gravedad de todo aquello volvió a mí de repente. Era mejor guardar silencio y dejar que la madre de Sean, ahora transformada en una chica de pelo rojizo, nos indicase qué hacer.

 

- ¿Estás bien? ¿Sigues teniendo náuseas?

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  • 3 semanas más tarde...

Off: cambio el tiempo de tercera a primera persona porque he cambiado mi pj principal a este XD

 

Sybilla Macnair

 

-No, ya no tengo náusea- respondí a Xell que estaba preocupada por mi estado de salud-. Ehm... pues no sé de cuánto estoy. Crece de forma extraña- me encogí de hombros al decirlo, como quitándole importancia al asunto. La realidad era que no me había planteado mucho eso de los tiempos porque yo era una humana renacida, con un cuerpo nuevo confeccionado de forma poco usual y con un bebé en mi vientre de un vampiro. Un híbrido a decir verdad. Y todo lo que implicaba eso pensaba que si no lo decía en voz alta, entonces no tendría que planteármelo. Aunque era mentira, claro, tarde o temprano iba a tener que pensar de qué forma llegaría ese bebé tan inusual al mundo.

 

Me giré hacia Sean y Sagitas.

 

-Necesito que se queden en esta habitación. Si el asesino está en el barco, me moveré más rápido si no tengo que estar pendiente de ustedes- era casi una orden pero dudaba que ellos lo tomaran más que como una sugerencia. Si conocía bien a mi hijo y a mi mejor amiga, bien sabía que irían detrás de mi, tal como lo habían hecho hasta encontrarme y secuestrarme en Italia.

 

Todavía debían responder mi duda sobre Hades, qué tenía que ver en el hecho de que me hubieran secuestrado, pero ahora mismo no tenía tiempo para eso. Debía ir a salvar a mi hijo adoptivo que se encontraba en peligro.

 

Dejé atrás la oficina y me interné en el navío pasando corredor tras corredor de forma sigilosa. No tenía idea dónde podía estar el posible asesino, si es que ya había dado con la ubicación de Aslan. Lo que sí sabía era que quizá ese último mensaje al celular de mi equipo lo podría recibir él y, entonces, lo llevaría directo hacia mi trampa. La transformación con metamorfomagia era lo suficientemente buena como para que no me reconocieran, exceptuando alguien que me conociera tan bien que supiera hasta cómo caminaba. Pero las personas que debían reconocerme ya estaban alertadas: los equipos de protección dentro del barco. Ahora, la que debía reconocer a la amenaza era yo.

 

Me llevó unos cuantos minutos atravesar las cubiertas hasta llegar a la sala de juntas que ya se encontraba cerrada a cal y canto. En la puerta, tres guardias de seguridad asintieron de forma unánime para darme a entender que sabían quién era. ¿Quién daría el siguiente paso ahora? ¿Sería el asesino o sería mi intrepidez?

 

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Y tocando el hombro de mi tía sencillamente le sonreía para posteriormente besarla y darle un enorme abrazo, la adoraba y era por eso que en cuanto vío su auto volador en la ciudad italiana no había dudado ni un segundo en seguirla y más su sorpresa fue el saber que se habían ido a un yate de lujo!!! Se habían ido de vacaciones y sin el!!!

 

--Holi tía, ví desde Bucky mi hipogrifo como tú auto daba muchos arrancones y enfrenones... Estás bien? Fue la malvada prima Xell la que venía manejando verdad? Te hizo daño?--

 

Le decía abrazándola y mirando con ojos de chinito (e.e) a la malvada prima Xell sin duda alguna ya quería heredar todo el imperio Potter antes de tiempo!! Hum!!! Por lo que haciéndole señas de que la vigilaria sencillamente el mago miro a su alrededor...

 

-- y dime tía sagitas que hacemos aquí? No que estamos de vacaciones? Venga!! Saquen los bikinis!!! Hay que ir a nadar!!--

 

Les decía con una sonrisa en el rostro mientras les hacía señas de que le siguiera... El no había visto a la macnair irse, ni siquiera sabía del asesino... El no era tan perspicaz como su padre por lo que esperando lo mejor sencillamente se cambió su ropa a unos shorts y una playera hawaiana para irse adelantando al bar

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El cainita no se encontraba muy lejos de dónde se encontraba la Macnair. Había visto o más bien había reconocido fugazmente el cabello morado de alguien. Si no se equivocaba, solo existía una persona en su sano juicio que podría usar aquello. Dibujo una mueca y entrecerró los ojos, quizás, solo esta vez podría cometer muchos más asesinatos de los que esperaba. Matar al turco, a Sagitas y a quien más sabe ¿quién que estuvieran en su camino?

 

Pensó un poco, no podía apresurarse, sería un error y confiarse, si bien sabía que era la chica sagitas y sus acompañantes habían doblado una esquina que parecía llevar a un pasillo, el cual seguramente estaba custodiado fuertemente. ¿Arriesgarse o hacer que los guardianes salieran?. Ladeo la cabeza. Saco una pequeña esfera de su bolsillo, la dejo en el suelo y utilizo un vitae para transformarla en una hormiga, coloco en ella una gota del liquido sacado de su anillo de la presencia y le dio la orden a la pequeña criatura, la cual correría por los pliegues de aquel pasillo rastrearía a quien había pasado pro allí y seguiría a Sagitas hasta el lugar dónde estuviera metida, ya que esta esencia permitiría al mago saber lo que estaba sucediendo en aquel lugar.

 

*************

 

La imagen era clara, se encontraban Sagitas, y 3 personas más con ella, 2 mujeres (una rubia y una pelirroja que el parecía hacer visto en algún lugar) y un hombre, no vio a la Macnair lo cual causo alegría ya que no se encontraba allí para verle cometer aquel asesinato y tristeza porque la extrañaba y deseaba estar con ella. Maldijo su suerte y sus sentimientos. Luego de aquello el Ragnarok observo como al pelirroja salía de aquel lugar y comenzaba a caminar hacia otro sitio. Al menos sabia que el viejo no estaba allí, por lo que seguramente la pelirroja lo estaría buscando o habrá salido a realizar alguna labor. Dejo a la hormiga para ver lo que hacían los demás y así alertarse si se les ocurría moverse o salir y espero hasta que la chica llegara hasta el pasillo donde estaba escondido.

 

-<<¿A dónde vas?>> -pregunto mentalmente para si mismo, tuvo mucho cuidado y comenzó a caminar sigilosamente siguiéndola a una distancia segura- <<La chica se parece mucho a Arya, pero estoy seguro que no es, hay algunas diferencias, ya he visto y trabajado con Arya, por lo que aquí hay gato encerrado>> -pensó- <<Cuidado Ragnarok, no seas idi***, puede ser una trampa para atraerte>> -se riño así mismo.

 

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