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Aventura Mortifaga X - Profundidades


Arya Macnair
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No me molestaba que la mente me llevase a sitios lejanos cuando estaba durmiendo, sabía que nada malo podía pasarme más que caerme de la cama y despertar súbitamente. Pero cuando me encontraba en plena faena era insoportable. Por suerte ―o tal vez no― esa madrugada me había quedado dormida sobre el escritorio en la habitación más alta de La Torre Negra, los niños estaban de visita en el Norte y el bando requería de mi completa atención ahora que habíamos perdido el Ministerio de Magia ¡Y a manos de un muggle! se que mi mano arrugó un papel, aun en estado de reposo, al recordar aquello. 

Los batientes de la ventana azotadas por el viento me despertaron, gruesas gotas de lluvia chocaban contra el vidrio, los sonidos eran lejanos, como amortiguados por un casco burbuja. Me puse de pie, alguien pasó corriendo a mi lado golpeando mi hombro, tuve que aferrarme al marco de la puerta para no caer ¿Pero qué hacía allí si solo Mael y Ericen tenían autorización para subir tan alto?

¡Hey! le grité, logré detenerlo casi llegando a la escalera caracol. Cuando volteó a verme la sangre se me heló en las venas ¿Qué hacía aquel hombre allí? con Aaron habíamos dado por sentado que ambos hermanos de El Santo estaban muertos, tanto el squib como el empleado del Wizengamot . Me estremecí, parecía querer hacerme frente pero yo no le tenía miedo. Busqué mi varita pero no la tenía en la cintura, estaba totalmente desarmada ante un psicópata o un fantasma. De pronto y tras un parpadeo estaba enmascarado ¡Era El Santo! comencé a gritar hasta que la garganta me ardió llamando a los Mortífagos pero nadie acudió. 

―¡No tienes idea dónde te has metido!. Exclamé. 

El sonrió ¿Cómo lo sabía si no podía verle el rostro? 

―d...rr...b...

¿Qué? No podía oír lo que decía aun notando que movía los labios. Al instante su risa resonó dentro de mi cabeza. Caí de rodillas tapándome los oídos pero aquello no trajo alivio alguno ¡Derrumbe! gritaba ¡Mortífagos! gritaba ¡Ruinas! y ante mis ojos ardía en llamas su cuerpo. 

- ― ― ― ―  ― ― ― ― ― ― ― ― ― ― -

Empapada de pies a cabeza abrí la puerta de la cabaña sin necesidad de tocarla. Lucan, que se encontraba bebiendo absorto frente a una cálida chimenea volteó exaltado aunque su semblante confesó que me esperaba. Puso una toalla sobre mis hombros, el cabello me chorreaba, tenía los labios morados, casi no podía hablar, mi mente aun se encontraba en aquel sitio donde la videncia me arrastró y no conseguía despertar, no del todo. 

―Llama a los demás― Le dije, los dientes me castañeaban ―Lo he visto, he visto la caída de La Marca, es él de nuevo, estuvo aquí...

Nada de lo que él me dijera me haría entrar en razón, yo estaba segura de que las palabras que oí decir a El Santo apuntaban directamente al bando y a mi, a nada más. Instantes después, Cassian consiguió calmarme con una poción que calentó mi sangre. Estuve a punto de quedarme dormida otra vez, cuando Asra llegó tan desorbitada como yo, por la hora y el clima, el puerto debía de ser una locura con aquella tormenta destrozando barcos y ahogando marineros. 

Debía poner en orden toda la información que una sola visión depositó en mi mente sin previo aviso para saber a qué nos estábamos enfrentando. Lucan había dedicado parte de sus días a forjar mi oxidado carácter pero el temor apresaba mis pensamientos, sentía como si en cualquier momento el suelo bajo mis pies fuese a desvanecerse y dejarme caer al vacío... el suelo... caer... La Marca, derrumbe...

―¡La torre negra!― Grité, no quería más hipnosis o pociones para relajar los nervios, la respuesta estaba frente a nuestras narices, qué tonta había sido ¿Pero quién tendría suficiente conocimiento sobre los pasadizos y arquitectura de la Fortaleza? mis ojos iban de aquí para allá como dos pelotas de pingpong hasta que el nombre sonó cual campana en el almuerzo, Malfoy.

―¿Estás loca, estás viendo la hora que es y las condiciones climáticas?.

Cassian detuvo mi mano justo antes de que la varita rozase la marca tenebrosa. Lo miré con violencia, casi asesina. 

―Es la única persona tan antigua en el bando, necesitamos saber qué sabe, así se lo tenga que sacar a la fuerza.

Mentía, cuando le explicase al mortífago mis intenciones estaría más que dispuesto a colaborar. No teníamos demasiado tiempo, era hora de saber qué se escondía en el corazón de La Fortaleza Oscura. 

 

- - - - - - - - -  REGLAS: 

Topic referente a conocimientos de bando

Clanes de bando

  • Para aprobar se necesitan como mínimo hacer 5 roles que estén relacionados a la trama y aporten a ella. Si en la totalidad de la clase sus roles son en una situación totalmente ajena a La Aventura, no se tomarán en cuenta aunque haya cumplido con lo pedido. 
  • Se aceptan usuarios que roleen como oyentes, es decir, que no hayan pasado por inscripción y lo hagan para enriquecer a su personaje o colaborar con la trama. Pero a tener en cuenta que aunque se rolee 1 sola vez ya se considerará oyente y no lo podrá hacer al mes siguiente. Es decir, solo se permite entrar a una clase de conocimiento de bando sin estar apuntado a ésta mes por medio. 

El máster de este mes será: Sagitas Ericen Potter Blue

*Aclaración: el máster únicamente se involucrará en la trama si ésta pierde su rumbo, aunque siempre preferimos dar rienda suelta a la creatividad e imaginación de los cursantes. Colaborará con quienes se traben en sus roles, quienes hayan quedado plantados o no sepan qué hacer. En ningún momento condicionará el rol de terceros ya que eso sería considerado abuso pero tampoco se puede ignorar lo que el máster rolee. 

 

LISTA DE ALUMNOS

Discípulos de Nosferatu

Raelyn (3)
Ada Camille Dumbledore (1)
Malum Luxure (1)
Kamra Ashryver D. (2)
Leslie Ashryver PB (1)
Jeremy Triviani (1)
Hessenordwood Crouch (1)


Caballero de Walpurgis

Arya Macnair (4)
Crazy Malfoy (4)


Senescales de Caronte

Xell Vladimir Potter Black (3)

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La receta decía tres gotas, sólo tres. Era una nota al márgen del antiguo libro, hecha con pluma y tinta negra, probablemente la letra perteneciera a Cassian pero en aquel momento mi concentración estaba en el tamaño de las gotas que estaba dejando caer. Debían ser tres y sólo tres, y todas de la misma medida, si es que se podía medir exactamente una gota de sangre que se deja caer de un dedo... Porque ese era otro requisito, que la sangre estuviera viva y no qué fuera de un recipiente. Debía estar tibia, recién sacada de mi cuerpo, al menos si quería que el efecto de la poción fuese más duradero.

El brebaje cambió de violeta oscuro a rosa tornasolado, creando remolinos en el interior del caldero sin necesidad de que alguien lo revolvivera, como si tuviera vida propia. La llama estaba baja, para que no hirviera o lo echaría a perder. Agité la varita dos veces al borde del caldero y comenzó a salir humo color rosado que se elevó y salió por la chimenea, antes de perderse en la noche.

-Lo estás haciendo muy bien- susurró Rohana, que miraba por encima de mi hombro la receta y los pasos descriptivos-. Aquí dice que debe salir un humo rosado y luego la poción pasará del rosa tornasolado al rosa chicle... Y... ahí está- mi hija adoptiva sonrió y me palmeó el hombro con una enorme sonrisa-. ¿Estas cosas te enseñan en la Fortaleza Oscura? Yo quiero aprenderlas...- musitó.

Mi mirada pasó de una cálida al frío hielo y apreté los labios. Rohana no tenía idea de lo que Arya y yo hacíamos, de nuestros ideales, de nuestras metas en el mundo mágico... o de las personas que teníamos que quitar del medio para conseguirlas. Castalia me había prometido no contarle sobre mis incursiones en las Artes Oscuras, a pesar de que Roha claramente sabía que los Macnair no éramos seres de luz. Nuestras lealtades a la Marca Tenebrosa del pasado habían quedado impresas en los libros de historia familiar, pero ahora que los Mortífagos eran más una entidad política que una secta de magos tenebrosos, debía mantener aquel perfil con ella. Yo no quería que mi hija diera su vida por una causa como yo lo hacía. A ella le esperaban cosas más grandes.

Estaba por decirle que debía ir a estudiar primero a Mahoutokoro cuando el collar para avisar del peligro brilló en mi cuello. Conocía la señal, era Arya quien llamaba, y aquel llamado era más fuerte que el ardor de la Marca tatuada en mi antebrazo derecho.

-Mañana seguiremos viendo un poco más de Alquimia. Recuerda que los Rituales de Sangre no son cosas para andar experimentando o jugando...- la vi rodar los ojos y le gruñí-. Pórtate bien, regresaré en un rato. La tía Arya me está llamando- le di un beso en la frente y desaparecí.

++++

Las costas de la Fortaleza eran fuertemente azotadas por una tormenta nada amigable y, para cuando llegué a la cabaña de Lucan, mi cabello goteaba y me tiritaban los dientes. Arya se encontraba sentada en un cómodo sofá cerca del fuego. A su alrededor, Asra, Cassian y Lucan parecían preocupados, como sopesando algo. Nada bueno podía acontecer aquella reunión, ya que mi collar seguía brillando y claramente Arya no parecía encontrarse en peligro inminente.

-¿Qué es?- exigí saber.

@ Arya Macnair

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-Hola, compañeros... ¿Recuerdan...- El ruido de vidrios rotos corto la practica del vampiro. Miró con violencia al Chuck tembloroso que había roto una botella de coñac - ¿Qué coña haces? ¡Lárgate de aquí! 

El elfo domestico no tuvo que escucharlo dos veces antes de obedecer los deseos del Triviani. Desapareció rápidamente dejando el lio de vidrios rotos y coñac por todo el suelo de madera. Jeremy utilizo la magia para deshacerse de la suciedad antes de regresar al escritorio donde estaba la pila de correo atrasado. Llevaba... ¿Meses? ¿Años? Ni siquiera recordaba cuanto era el tiempo en que no se ponía a revisar los asuntos abandonados de su vida en Londres. Darle poco interés a los asuntos de su vida en aquel pais, no resolvía los problemas. 

Uno de los sobres con la insignia de los Discípulos de Nosferatu dejo caer una brillante llave de hierro negro con un diamante rojo en su pomo de agarre. El vampiro recordaba el momento exacto en que había pedido a los herreros que pusieran cerradura y llave a la pequeña caja fuerte que tenia en los aposentos de la Torre Negra. Allí había guardado sus investigaciones sobre magia negra, apoyándose en la biblioteca llena de pergaminos antiguos con las que contaba el lugar. Sonrió al recordar los buenos momentos que había compartido con sus pares. ¿Era tiempo de volver a retomar sus hábitos? Jeremy creía que si. Era momento de volverse a involucrar de lleno en el bando, y como un plus, retomar sus investigaciones sobre magia negra y animales modificados genéticamente. 

-Maldita sea -Dijo poniéndose de pie y buscando su capa de viaje mas abrigada. No tenia tiempo que perder. El clima de la villa mortifaga tenia las mismas condiciones bajo las que se había criado en Siberia. Un error de pocos minutos expuesto al cruel frío de las montañas, podía costarte alguna parte blanda del cuerpo. Con la capa sobre sus hombros, el vampiro guardo la llave en su monedero de Moke, puesto en uno de los bolsillos interiores de su ropa y desapareció con destino al centro del bando. 

Una fuerte tormenta lo recibió sobre una de las calles principales de la villa. El aguanieve caía sin parar como esquirlas de una fuerte explosión. El Triviani fue rápidamente a la fortaleza oscura utilizando su rápido andar vampírico. Las pesadas puertas lo dejaron pasar sin problemas, como a cualquiera que tuviera la marca tenebrosa marcada en su piel. En pocos minutos, Jeremy se quito la capa de viaje haciéndola desaparecer con un movimiento de varita, al mismo momento que caminaba tranquilamente por los pasillos. 

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Había tardado en encontrar el zapato que hacía pareja con el que llevaba puesto. El escarbato de la tía Sagitas me lo había robado porque tenía una linda hebilla dorada. A punto de lanzarle un rayo que le diera una lección, vi el zapato que sobresalía de un hueco de la pared, donde escondía mi diario secreto, con una cerradura en clave de color dorado. El animal estaba tirando de él, para sacarlo de su escondite.

- ¡Te cacé! - mi grito apenas le asustó. Estaba acostumbrado a los gritos de todos en la casa. Lo cogí del cuello como a un gatito travieso. No sabía qué hacer con él, segura que, si le dejaba irse, volvería a las andadas en cuanto me diera la vuelta. No podía hacerle daño, puesto que la tía se enfadaría conmigo, pues era una magizoóloga estricta en el trato con los animales. - Te voy a dejar en el horno, la próxima vez que me robes algo. ¿Has entendido bien?

Sé que no doy el pego como mujer furioso y pocos me hacen caso cuando me enfado. Parecía más una muchacha dulce que acababa con una pataleta si las cosas no salían a su gusto. Menos mal que en el bando mortífago, valoraban mis palabras y mis actos. Sabían que se podía contar conmigo como yo contaba con ellos.

Un relámpago alumbró la habitación y el sonido estalló muy cerca. El animalito se acurrucó en mis brazos, levantando un sentimiento de ternura en mí. Le acaricié y le dejé que se moldeara en el cuello, dándome calor. La tormenta del exterior prometía que sería una noche muy fría. Le acaricié y me hizo cosquillas en el brazo. Pronto me di cuenta que no era él sino el barco que crecía en él, el tatuaje del clan de los Senescales, que se había puesto en movimiento. Me quedé paralizada un momento, con cierto temor. Si la propia Asra acababa de llamarnos, es que algo muy malo ocurría.

- Pequeñíto, quédate en esta cesta y pórtate bien - le dije al pobre animalito, quien pareció protestar por alejarse del calor de mi cuello.

Yo también sentí su vacío, así que me vestí con ropa de abrigo y me puse una bufanda polar alrededor del cuello. Mis botas de agua sustituyeron a los zapatos que llevaba momentos antes. Después, salí rumbo a la llamada de la Comandante del Clan. Supuse que sería el puerto pero me aparecí en otro lugar, desconocido por mí. Frúncí el ceño y me pregunté si me había equivocado. Pero sentí voces en el interior y alguna me sonaba conocida. Así, abrí la puerta y la cerré rápidamente tras de mí. Allá dentro hacia calor, así que abrí la chaqueta y me quité la bufanda.

- ¡Hola! - Los que estaban allá, parecían preocupadas. Además, pocas veces había visto a los tres comandantes de clanes reunidos en aquel lugar. No quise preguntar sobre el dueño de la cabaña, aunque el contenido me dio una idea. - Creo que me habéis... Me han llamado... 

No estaba seguro  de qué decir, así que esperé a ver si alguien decía algo más. La líder, los tres Comandantes, La amiga de la tía Sagis (Cissy) y Jeremy. Y yo. ¿Nos estarían probando para alguna misión?

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Grelliam

Ahogarse con su propia respiración fue desalentador, pero a cada paso lento y arrastrado que daba bajo la pesada lluvia más difícil era concentrarse en su objetivo, el cuerpo ya no duele ni es débil como lo era antes, el demonio se ha encargado de ponerlo en forma, no ha sanado viejas heridas, pero las ha hecho de algún modo fuertes. Quizá esto no es lo mejor que ha sido nunca, pero si lo mejor que puede conseguir ahora. Por otro lado, la recientemente recuperada maldición palpita sobre la palma de su mano con mucho más ímpetu y determinación de lo que lo hace su propio corazón casi inexistente, hace que el agotamiento físico, la enfermedad, y la angustia casi desaparezca reemplazado por un deseo mucho más certero y ambicioso. Pero esta es su propia voluntad sin embargo, a pesar de estar mayormente compuesto por muchas cosas que ya no necesariamente son él mismo, continúa adelante en este camino por decisión propia. Y aunque ahogarse con su propia respiración fue desalentador, le recuerda también que, por alguna desgraciada razón, sigue vivo.

El mensaje fue modestamente simple para la calidad de importancia que realmente tenía, él lo piensa de ese modo, pues lo había estado buscando con demasiado interés los últimos meses, aunque tampoco lo esperaba desde hace tanto tiempo y es que, ciertamente, había sido una sorpresa que llegara tan pronto. Después de estar atendiendo llamados aleatorios que no lo habían estado llevando a nada precisamente, finalmente el mensaje de hoy trae consigo el presagio de algo verdaderamente malo y por ende, era una oportunidad. —No te va muy bien bajo la lluvia-, advirtió el demonio antes de que el brujo abandonara la casa donde había pasado los últimos días extrayendo memorias de su mente para verterlas en páginas conjuradas en blanco sobre los últimos avances de su investigación. Claro que, él como siempre, había distorsionado su realidad y habría interpretado que “su mala fortuna en los días de tormenta” siempre llevaban a un descubrimiento mayor. 

Cuida mi cuerpo, Hessenordwood, saldré-, ¿a donde vas esta vez?, vio la duda en los claros ojos del demonio antes de solo asentir y obedecer, nunca proyectó preocupación o real angustia por él, solo hace lo que le dicen, sin protestar, sin opinar, sin entrometerse a no ser que se lo pidan, como si no tuviese voluntad, deseo o interés propio, como si estuviera atrapado ahí con él para siempre sin remedio. Y esa disposición suya, aunque  posiblemente no es completamente voluntaria, casi lo conmovía.

Llegar hasta un lugar que no has siquiera imaginado antes no es tan difícil como habría pensado que sería, eso desde luego no quiere decir que tampoco sea sencillo. Para hacerlo ha tenido antes que vaciar su mente de impurezas para evitar distorsiones de la realidad innecesarias, serenar sus sentidos que en lo habitual se encuentran entumecidos, pero que a veces solo hacen mucho ruido porque sí y, en cuanto a su cuerpo físico, bueno, el demonio sabría muy bien qué hacer con ello. Se abrigó bien, desde luego, era importante hacerlo en estos lugares y estos tiempos, quizá era demasiado exagerado, pero aun así el frío se colaba a través de la tela de su gruesa y pesada capa de viaje y el abrigo de caza que lleva por debajo, pues la lluvia era tal que ni los hechizos impermeables parecían ser suficientes para detenerla. Aun con esos elementos naturales jugando en su contra, sacándolo del confort que habitúa, orientado con la meditación en la que se sumerge para mutar su propia aura una vez más, es que llega hasta donde han sido solicitados a través de este último llamado.

El sitio, una cabaña a la que finalmente llega, no tiene nada espectacular a simple vista, nada que no hubiera visto en algunas particulares viviendas que se encuentran sembradas en el Ottery, o incluso habitacionales en Diagon, sin embargo, es remotamente distinto, aunque sospecha que el lugar no tiene nada que ver, sino más bien, quien o quienes se encuentran dentro. Aun frente a la puerta, donde la lluvia no es menos recia, se detiene un instante, apreciativo, y algo vivo, realmente un sentido humano, se remueve dentro de él. Continuamente se desplazó bajo el umbral para llamar a la puerta con un golpe, pero antes de siquiera tocar la puerta se entreabre como si esperara impaciente a que el resto de ellos lleguen, por lo que sin más ceremonias empuja apenas la puerta dejando solo una abertura donde difícilmente pueda pasar su desgarbada figura.

Grelliam-, dice con una voz que parece un susurro discreto, con sus cristalinos y pálidos ojos puestos en el pequeño grupo que se ha reunido ahí. —A sus órdenes-, la venia no es más pronunciada porque siente que no podrá enderezarse nuevamente por el frío que aún lleva en sus huesos. Sin esperar una bienvenida se mueve al interior de la cabaña hasta el otro lado de la habitación dejando un rastro mojado de agua de lluvia en sus pisadas, pero que se seca casi de inmediato. El silencio que envuelve al brujo es casi sobrenatural, posiblemente así lo sea, y sumergido en ello se recarga sobre el muro más cercano dejando caer sobre él el cansancio del viaje mientras oculta en el temblor de sus manos las ansias que guarda por escuchar la información que estas personalidades, están por compartirles en cualquier momento.

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Largo tiempo transcurrió hasta que emergió de la aguas frías y oscuras como fauces hambrientas, el nigromante había ido en su forma de animago a las costas de la Fortaleza Oscura solo para pasar un tiempo de ocio nadando y cazando, claro que todo se complicó algo cuando el fuerte oleaje desataba su fuerza a la par de una gran tormenta nada amigable. La gélida noche es tan intensa bajo las aguas como en la superficie, la lluvia copiosa azotaba sin miramientos.

Parecía un mal augurio, pero Ryvak desecho la idea de inmediato, no es bueno dejarse dominar por preocupaciones, el destino es siempre incierto, solo queda aguantar los acontecimientos como vayan surgiendo. Una floritura con su varita y se aplico aquel útil hechizo -- Impervius-- Si lo recordaba bien, Misty le enseño aquel útil hechizo para que la lluvia no le mojase el traje, el color gris le hace fácil avanzar sin ser visible del todo. una mirada dirigió a la Fortaleza Oscura, de algún modo, trasmitía una advertencia, una muy avasalladora.

Transitar por las calles de la villa a pie, le hizo pensar en su poca precaución por un transporte mágico, sería genial trasladarse como su tía pelivioleta mencionó que hacen los magos oscuros, convertidos en voluta de humo negro, las defensas de la Torre Negra evitaban que toda persona ajena al Bando asesará pero no solo existen enemigos actuales asechan, también hay algunos antiguos de cuidado y aunque el Ryvak no conoce toda la historia de la Fortaleza, su instinto le urge que llegue al encuentro de sus compañeros.

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  • 2 semanas más tarde...

Arya parecía estar bastante consternada y dudaba que pudiera emitir palabra alguna en aquel estado. Tenía una humeante taza entre sus pálidas manos y su rostro denotaba angustia y terror, como si hubiera visto alguna clase de ser que le heló la sangre en el cuerpo. Me acerqué a ella con porte maternal y le quité el cabello del rostro. Mi tacto era frío por el clima exterior, pero sentí que alguien estaba apuntándome con la varita y absorbiendo el agua que chorreaba de mi ropa y mi cabello. Me giré lentamente para notar a Cassian, mi mentor y nuestro líder de Clan, utilizar su magia para secarme, haciendo que la rigidez comenzara a abandonar mis dedos que en aquel momento acariciaban el rostro de mi líder con cariño.

-¿Qué sucede?- exigí saber, pero la mirada desencajada de Arya no parecía que fuera a decirme mucho más, así que me giré hacia los tres líderes presentes.

Asra hizo el intento de abrir la boca cuando tres personas más entraron en la cabaña de Lucan. Anthony, Grelliam y Xell parecían tan confundidos por el llamado como yo, pero asentí en su dirección mientras tomaban lugares cerca de la chimenea para recuperar un poco del calor que había abandonado sus cuerpos.

-Nuestra líder ha tenido una visión- la voz profunda de Lucan invadió la estancia.

-Dice que ha visto la caía de la Marca Tenebrosa.. un ataque a la Torre Negra o algo así- indicó Asra, haciendo un ademán con la mano.

-Y quiere que convoquemos al más antiguo mortífago de nuestras filas para despejar algunas dudas- agregó Cassian, con su sabiduría impresa en cada palabra.

Miré de nuevo a Arya.

-¿Crazy Malfoy?- pregunté a nadie en particular y el silencio que acompañó mis palabras fue respuesta suficiente.

 

PD: @ Jeremy Triviani no te incluí porque creo que andas en la Torre Negra..

@ Crazy Malfoy @ Arya Macnair

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Hasta que alguien atravesó aquella puerta pasó una eternidad. 

Lo que hablaban los jefes de clan a mis espaldas sonaba lejano, ahogado, como si tuviese los oídos tapados. Entonces, cuando la estridente voz de Sybilla me apuñaló los tímpanos me moví en el asiento junto a la chimenea, entrecerré los ojos con odio y les dejé ver no solo las ojeras, sino la palidez, delgadez y agotamiento. El poder que había aceptado tomar hacía mella en mi pecho y absorbía hasta la última gota de energía que fluía en mi; quedaba claro el por qué Aaron no daba señales en su exilio, estaba desintoxicándose. 

Rápidamente me puse en pie, Lucan y Asra se adelantaron al motivo del llamado mientras Cassian me brindaba otro brebaje al que, como al primero, me negué a beber con un ademán casi que instintivo. Jeremy, Xell y Cissy estaban empapados de pies a cabeza, más había un siguiente miembro al que la lluvia no pareció tocarlo, Anthony me hizo reír a pesar del dolor de cabeza que aquella reunión representaba. 

―Crazy Malfoy... y no ha sido capaz de venir― Respondí con indignación ―Algo sucede en La Torre Negra, y sí, es de temer, pues ni siquiera Cassian sabe a qué nos enfrentamos y su biblioteca yace allí. 

Mientras caminaba hacia ellos el camisón blanco casi translúcido comenzó a teñirse de un verde botella, incluso cambiando si largo y grosor para protegerme mejor no solo del clima sino también de las miradas indiscretas. Enfundé mis pies en un par de botas que algún elfo dejó allí para mi y me coloqué una gruesa capa con hechizos impermeables pues ―aunque no lo admitiría delante de aquellos Mortífagos― estaba demasiado débil en ese momento para hacer uso de mi magia y desaparecer, únicamente podría atravesar el busque, subir por la pendiente y llegar a La Fortaleza para descubrir por nuestros propios medios qué intentaban advertirnos las visiones. 

―... Así que la volaremos. 

Sentencié, con la mirada de Lucan sobre mi hombro, cálida como rayos de sol, buscando que me detuviera y pensase en lo que estaba haciendo, cosa que no haría pues mi impulsividad era mayor. Coloqué una mano en el pomo de la puerta y me volteé sutilmente esperando ver confusión o emoción enfermiza en el rostro de mis compañeros ¿Quién me seguiría?

@ Cissy Macnair  @ Jeremy Triviani  @ Xell Vladimir Potter Black  @ Anthony Ryvak Dracony  @ Hessenordwood Crouch

 

 

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Ansiedad, sorpresa...una mezcla de emociones que experimente al entrar en aquella cabaña, ya en el interior vi que los comandantes de los clanes están presentes además de nuestra líder quien la veo distinta a nuestro encuentro de aquella clase con el guerrero Uzza Gahíji. Los comandantes nos miran detenidamente, no se si con alivio, esperanza o desconcierto, yo que solo los conozco de vista, no se descifrar su mirar y actitud.

No solo yo acudí al lugar por aquel llamado, pero el presentimiento me hizo presentarme de manera apremiante, es algo urgente y desconocido, un misterio y es bien sabido que me encanta develar misterios aunque con lleve un eminente peligro que atenta incluso con nuestra vida.

Aquello no me preocupa tanto como debiera, quizás porque ahora sé que la vida es incierta pero uno hace de la propia vida lo que uno desea y no pienso quedarme al margen de nueva cuenta. Paso a sentarme en uno de los sillones frente a la hoguera, por unos instantes la danza de las llamas me hipnotiza que mi mente "escapa" en contemplar el fuego que considero un ente vivo que respira, se mueve y crece en cuanto tiene oportunidad para "devorarlo" todo...

Las voces me hacen volver en mi, a quien si escuche con toda claridad, fue a Arya.

―Algo sucede en La Torre Negra, y sí, es de temer, pues ni siquiera Cassian sabe a qué nos enfrentamos y su biblioteca yace allí. 

Mi gesto fue de sorpresa al escuchar que ella planea volarla...luego mi expressión cambio por la indignación que lleno mi persona, claro que debía explicar a la hábil bruja en combate, la razón de esa consternación por mi parte.

--Claro que yo la acompaño, pero no pienso que deba llegar a ese extremo...es una locura, todo el saber se encuentra en ese compendió existente en la biblioteca, no podemos permitir que desaparezca, no puede perderse tan preciado bien...hay que encontrar que es lo que amenaza y de un modo u otro, acabar con el, se tiene que encontrar la manera, eso opino por mi parte.  

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Dejé de Arya se levantara y apartara de mí, casi como si despreciara la atención recibida, como si no fuera merecedora de ella... o como si la hiciera ver débil, supuse, casi con completa asertividad. Lo podía ver en sus ojos, en su forma de caminar, en cómo enarbolaba la varita y, en ningún instante, se me había ocurrido que llevar el bando en los hombros fuera algo tan agotador como parecía. ¿O estaba sucediendo algo más? Pocos sabíamos de que la Fortaleza estaba conectada intrínsecamente con sus líderes; cada vez que uno asumía el mando, era como si se pasara un compendio de instrumentos cuyos poderes, muchas veces, sobrepasaban las capacidades de las personas que debían velar por ellos. Me mordí el labio, preocupada, pero no dejé que ese gesto se trasluciera cuando me giré para mirar a los mortífagos presentes, a la vez que nuestra líder cambiaba su ropa para dirigirse a la Torre.

-¿Destruirla? Anthony tiene razón, ¿qué haremos con todas las cosas valiosas que alberga la Torre? No nos alcanza la noche para reubicarlas en un lugar donde la tormenta no las agarre- ¿Acaso mi sobrina había perdido la cabeza en esa visión? ¿O creía que seguía soñando y por eso actuaba de forma imprudente?

Casi corrí la distancia que me separaba de ella y la tomé del brazo antes de permitirle volver a meterse en la tormenta.

-No estás pensando con claridad, Arya, esto es absurdo- siseé y noté la mirada penetrante de los tres jefes de clan en mi nuca. Estaban desaprobando mi comportamiento, que me enfrentara así a mi líder, que la desobedeciera y, peor aún, que lo hiciera frente a otros mortífagos.

Solté el brazo de la pelirroja y suspiré, buscando en mi interior la entereza que en aquel momento parecía no querer abordarme.

-Tendríamos que planear mejor esto. Mover la Torre... quitar sus encantamientos y reubicarla para llegar a sus entrañas no es una tarea que se tome a la ligera. Posee hechizos poderosos de defensa, ni siquiera sé cuáles y eso que soy uno de los miembros más antiguos de este bando... Realmente, reubicarla suele ser cuestión de mucha energía, muchas magia... No creo que- bajé la voz- en tu estado seas capaz de hacer ese acto- apreté los dientes mientras hablaba.

¿Alguien más había notado que nuestra líder parecía extinguirse poco a poco?

@ Arya Macnair @ Jeremy Triviani @ Anthony Ryvak Dracony @ Hessenordwood Crouch @ Xell Vladimir Potter Black

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