Libro de los Ancestros — Marzo 2022

[Khufu]

Acude a la cita de hoy respetuosamente, sobre la necrópolis de Saqqara Khufu aparece tras una última corriente de viento fresco cuando el amanecer golpea el Cairo, ante su aparición la arena que se ha levantado casi hasta por los cielos comienza asentarse nuevamente, recubriendo de más polvo y olvido los caminos, las tumbas y la antigua pirámide. En cuestión de solo segundos la calma de la pasada noche vuelve a la antigua necrópolis, acompañada ahora del suave tintineo de la cadena que Khufu lleva sobre su pecho descubierto y la solemne presencia de un longevo guerrero que ha visto, con esos pálidos ojos suyos, a todos esos compañeros de batalla perecer. 

Los años han pasado y los recuerdos de todas esas batallas, sobre todo si se detiene a considerar los acontecimientos que circulan en el mundo mágico actual, parecen tan lejanos, que a menudo siente el flujo de la magia guerrera de los nuevos aprendices como algo casi inexistente. Hoy sin embargo, está depositando nuevamente su confianza en los iniciados en la magia guerrera que saben costear una cuota en Uagadou y que no deben tardar en presentarse ante él, buscando formar y fortalecer un vínculo con la magia de los ancestros, poderes que el mismo Khufu ha estado custodiando durante su larga existencia.

—¿Qué clase de magos vendrán hoy a visitar a nuestros antepasados?-, se cuestiona con la mirada fija sobre la pirámide. Ha visto y conocido hasta ahora de todo tipo de aprendices, cerrado a menudo de que no son más diferentes los unos de los otros, aunque en el fondo, Khufu sabe mantener todavía la esperanza de que exista aunque sea solo uno de ellos que logre trascender a través de estos nuevos aprendizajes. 

Un nuevo espasmo involuntario lo atacó en su cavilación, devolviéndole el semblante rígido y orgulloso sobre sus hombros, con el que esperó de pie firme sobre el borde de la necrópolis de Saqqara, por la presencia del o los aprendices. 

@ Keaton Ravenclaw

@ Ludwig Malfoy Haughton

Editado 3 de Marzo del 2022 por Kaori Moody

[Ludwig Malfoy]

El árido y caluroso desierto, ahí había sido el lugar donde el Malfoy había sido citado, para aprender su siguiente libro de hechizos que había comprados previamente. Esperaba que la dificultad del mismo no fuera tan compleja como el libro anterior, el libro del caos le había causado un gran dolor de cabeza pues no solo le había sido complicado entenderlo si no también la suerte no le había ayudado del todo. Al final había resultado vencedor por lo que estaba listo para una nueva aventura.

Unos días antes una lechuza había llegado puntualmente para informarle sobre la localización de donde se llevaría a cabo dicha clase. Al verla no pudo evitar arquear las cejas y sentirse confundido ¿el Cairo? Para el rubio las técnicas de los guerreros Uzza le parecían rudimentarias y extremas, desde que los conocía su manera de enseñar se había resumido en ecosistemas inhóspitos y enseñanzas fuera de lo común. Estaba seguro que esta ocasión no sería una excepción por lo que se preparó y un día antes de su clase preparó su alfombra voladora para llegar a su encuentro.

El vuelo fue bastante agradable y refrescante, el viento le soplaba directo a la cara y el sol le daba un bronceado que ya era necesario, sin embargo conforme se iba acercando al lugar del encuentro se percataba que el clima de había más y más cálido que el sol ts no era tan agradable y que muchas partículas de arena se atoraban en su largo cabello causando que tuviera un aspecto crespo y sucio. Al llegar no había nada más que un punto que se veía en el cielo, era su profesor Khufu al cual ya conocía previamente, sabía que era una persona de pocas palabras pero con grandes enseñanzas.

-Hola, nos volvemos a ver - dijo levantando la mano mientras se cubría con un turbante para protegerse del calor - creo que no hacen falta presentaciones pero por si no me recuerdas soy Ludwig Malfoy y casi me matas la última vez - su mirada era seria y reprochante - espero eso no se repita de todos modos estoy a tus órdenes - acto seguido se colocó frente al profesor y espero instrucciones para comenzar su aprendizaje.

[Khufu]

Las horas cómo minutos pasaron a la espera de los nuevos aprendices que, según la información enviada desde el Uagadou, más de uno debían presentarse esta noche a la orillas del Cairo sobre la necrópolis de Saqqara, sin embargo, la noche sobre ellos comenzaba a abandonarlos y era crucial continuar o tiempo les faltaría para aleccionar si no comenzaban con esto pronto. A su reunión había solo acudido un mago, por supuesto que esto no pudo molestarle menos. No era extraño, a estas alturas de la enseñanza el que se encontrara de vez en cuando con algún rostro familiar, aunque hubiera alguno que otro de quien lograba sorprenderle que supiera llegar tan lejos. Las palabras del joven mago son escuchadas por el guerrero, pero le advierten también que a pesar de su nivel mágico quizá el niño ha estado pasando algo muy importante por alto todo este tiempo.

—Pero no lo hiciste, no moriste. Luchaste y resultaste victorioso-, no era del todo una felicitación por haber llegado hasta este libro de conocimientos, porque Khufu no soporta la capacidad de hoy en día que tienen los aprendices de quejarse delante suyo por absolutamente todo, incluso de un mal clima, no obstante, el libro de los ancestros era un conocimiento avanzado dentro de la magia guerrera, suficiente para que considerara capaz de comprender esta magia a quienes se enfrentaban a él. —Ten en cuenta muchacho que el aprendizaje de estos poderes no es un juego o una clase de manualidades, los antiguos pueblos uzza forjaron por años con esta magia guerreros capaces de enfrentarse a cualquier adversidad, eso implica también evitar la muerte durante la batalla-, con un ademán suave invita al individuo a caminar junto a él.

La calma del lugar es acogedora y lúgubre en estas tierras casi olvidadas, pero la presencia de magia se encuentra ahí, dormida entre los sepulcros de antiguos brujos guerreros que ahora descansan. Khufu guía a Ludwig a través de la necrópolis por el camino que los lleva directo a los pies de la pirámide.

—La magia de los ancestros se caracteriza por fortalecerse a través de los vínculos con nuestros antepasados-, comienza Khufu sin más preámbulos. —Al vincularse con estos poderes nos convertimos en un reflejo de los conocimientos y habilidades que se han acumulado por años y que son transmitidos por generaciones, transformándose y adaptándose a las circunstancias. Entre más consigas fortalecer tu vínculo con esta magia, más eficiente te resultará en el campo, incluso, cuando te tengas que enfrentar a aquellos poderes que aún no seas capaz de dominar, ya fuera por nivel o falta de conocimiento-, explicó. —Espero que traigas contigo los amuletos y te prepares.

De entre las escasas cosas que Khufu carga consigo sacó un amuleto anti robo, ese con la forma de Hermes y su casco alado, y luego, con la ayuda de su vara de cristal y algunos conocimientos adicionales, abrió un portal a través del tiempo que teletransporta al Malfoy a una necrópolis de hace casi más de cien años atrás.

—La pirámide guarda en su interior una gran cantidad de tesoros y secretos que, por alguna razón, no deben jamas de salir a la luz, así lo ha demandado la Diosa Guerrera. Por su puesto, hay muchas personas que pretenden robarlos-, aun del otro lado del portal el guerrero señaló al mago la entrada desde los pies a la pirámide. —Ve ahí, a lo profundo de la pirámide, enfréntate a las trampas y a los saqueadores que ya merodean codiciosos sus adentros, y coloca este amuleto anti robo en el altar Uzza antes de llegar a la cámara funeraria. Y, muchacho, hagas lo que hagas, procura no ser visto por nada ni nadie-, advirtió.

[Ludwig Malfoy]

La prueba había empezado mucho antes de lo planeado, al Malfoy le costaba un poco entender todo lo que ocurría pues la fina arena del desierto le causaba una gran distracción, en su bolso de piel de moke había conservado los amuletos y anillos que venían incluidos en el libro y aunque aún no sabía como usarlos estaba listo para cualquier enfrentamiento que fuera necesario. Agradeció las palabras de su mentor pues sabía que las decía con sinceridad y sin más atravesó el portal junto con él.

Al llegar pudo darse cuenta que no había cambiado del todo el ambiente, se seguían encontrando en un ambiente árido pero la diferencia ahora era que estaban frente a lo que parecían ser una pirámides. Se le entregó un amuleto el cual debía colocar dentro de la cámara pero no recibió mayor explicación salvo claro el de no ser descubierto. Ludwig suspiró y se cubrió por completo el rostro al menos de alguna manera sería confundido con los pobladores del lugar, hizo una seña con la mano y desapareció para acercarse lo más posible a la necrópolis

Fue entonces que vio a lo lejos como una lechuza se alejaba enviando una carta a un destinatario desconocido, necesitaba una gota de la misma para saber lo que ocurría ahí así que con su anillo de amistad con las bestias la llamó y la misma llegó en un instante, le quitó la carta que llevaba y extrajo una gota de tinta de la misma para colocarla en el anillo de la presencia que tenía. Mágicamente su efecto fue inmediato, la lechuza se alejó volando con su carta mientras Ludwig pudo observar lo que ocurría dentro de la pirámide. Había más de una docena de hombres que resguardaban el lugar por fuera mientras que por dentro había una gran cantidad de trampas que debía sortear. De igual manera la cámara funeraria estaba muy bien resguardada y al menos cinco personas cubiertas con la intención de robar.

No quedaba de otra más que avanzar y colocar dicho amuleto lo antes posible, se apoyó de su anillo salvaguardia contra miradas indiscretas y de su amuleto contra defensas carcelarias y corrió con velocidad. Se acercó rápidamente hacia los guardias principales oculto con su capa de invisibilidad y roció un poco de la arena mágica del desierto, aprovechando la ceguera de los mismos entró a toda velocidad para esperar la siguiente trampa.

[Khufu]

Lo había advertido antes de verlo internarse en la pirámide, sin embargo, nada había dicho al respecto. Khufu permanece atento a las acciones del aprendiz, corroborando en la forma como él está llevando la misión que le ha encomendado, el uso que el muchacho le está dando a los amuletos Uzza, que es muy atinado a emplearla en su mayoría, aunque la inexperiencia también es evidente en él. Pero igualmente, a pesar de sus advertencias, la imprudencia del jóven ha hecho que, a pesar de haber intentado escapar de las miradas de los ladrones, tarde que temprano el mago aprendiz deberá enfrentarse a los ladrones y no únicamente a las trampas de protección que aquella necrópolis encierra, y es que, aunque astuto, su hazaña no resulta tan eficaz y no detiene el ingreso de los también preparado grupo de asaltantes. 

No obstante, el mago aprendiz tiene dos opciones por ahora, llegar al altar antes que ellos o enfrentarlos. Por supuesto, esto no es una preocupación para Khufu, sino más bien uno más de los aprendizajes que Ludwig debe enfrentar, que es obtener la paciencia y sagacidad para esperar por el momento oportuno de hacer las cosas, guiado de la antigua sabiduría de sus ancestros.

Las paredes mismas del interior de la pirámide grafican en sus frescos, que mantienen sus colores vivos pese al tiempo transcurrido, no solo la magia de la vida sino también lo que sigue a la muerte y los poderes capaces de proteger el descanso de quienes volvieron a ser uno con la diosa. A medio camino de su destino final, es más probable que el mago esté entendiendo mejor lo que ha significado para el pueblo uzza, y sus más antiguos hombres que ya descansan bajo la tierra, el valor de un legado de magia y el por qué le ha encomendado que proteja las reliquias de esa necrópolis particular.

—Este muro es muy importante-, el guerrero apareció en la cámara contigua hasta donde ha logrado entrar el aprendiz.—En sus marcas nos relata sobre una antigua magia capaz de proyectar de vuelta la fuerza de este plano terrenal que impida, anclando a este, a los difuntos que intentan pasar a su siguiente vida. ¿Esta magia te recuerda un poco a algo?-, detrás de ellos los asaltantes ya recuperados y más experimentados a enfrentarse a estas trampas de lo que pudiera ser Ludwig, comienzan a adentrarse también a la pirámide. 

—Mira, aprendiz, este es Kansho-, invoco su propia daga, en la mano de Khufu el objeto se movió suavemente, era altamente filosa y resplandecía cómo ningún otro tesoro encontrado hasta ahora. —Es la invocación no verbal de una daga capaz de absorber la magia de los enemigos, para devolverlo inmediatamente o  contener en ella los hechizos que puedan ser usados cuando sea más conveniente, aún si no eres capaz de conjurar dichos encantamientos por cuenta propia-, explicó.

Es a estos poderes protectores de los recintos funerarios, con magia antigua que Ludwig quizá ni siquiera sabe de su existencia, a los que se deberá enfrentarse una vez que el mago ingrese al siguiente corredor en el interior de la pirámide, pues se activarán en cuanto él esté en la antecámara dónde reposan los tesoros que debe proteger de robos, los hechizos cómo ataques de las trampillas que active le llegan de todas direcciones sin mencionar que detrás de él el escuadrón de ladrones no están dispuestos a compartir el botín del tesoro con uno más.

—Continúa tu recorrido muchacho, el altar de la gran Diosa guerrera os aguarda-, cómo si de arena se tratase, khufu desaparece tan rápido cómo había aparecido.

[Ludwig Malfoy]

El pánico, el estrés o únicamente un desliz en sus cálculos habían causado estragos en la toma de decisiones del Malfoy, aunque había logrado sortear a los guardias de aquella pirámide, también había causado que los ladrones ingresaran al recinto sin mayor problema, ahora tenía que ser más rápido que ellos para evitar que robaran los tesoros que en ésta se escondían, Ludwig no sabía que hacer y se encontraba algo confundido ante tal situación, sin embargo Khufu llegó justo a tiempo para darle una pequeña orientación al rubio.

Le señaló un muro que estaba dentro de la pirámide, y el mensaje que simbolizaba, eran tantos jeroglíficos que necesitaba del uso del conocimiento de runas antiguas para poder memorizarlo a la perfección cosa que en ese momento no poseía, sin embargo escuchó paciente la enseñanza del uzza y supo que era primordial proteger esa magia pues en manos equivocadas sería un gran peligro – las almas no cruzarían, podría ser catastrófico.

Antes de emprender el camino hacia el interior de aquel recinto, se le presentó una daga que le sería de gran ayuda, se trataba de kansho un objeto que permitía no solo destruir objetos tan duros como un diamante, si no también absorber magia y utilizarla en momentos más oportunos. Ludwig tenía una idea pero ahora debía esperar al momento más adecuado. Comenzó a correr hasta un lugar donde podría estar seguro, si alguien iba a activar las defensas de las pirámides no sería el.

Vio como una docena de ladrones entraban corriendo, todos cubiertos con ropas que ocultaban sus caras, algunos tenían armas visibles y otros simplemente seguían a sus líderes. Fueron los primeros en caer víctimas de las trampas pues en cuanto pisaron uno de los botones ocultos se liberaron serpientes que atacaron a los ladrones inyectándoles su veneno. Unos cuantos pudieron continuar su camino pero varios quedaron mal heridos y al borde de la muerte. Ludwig usó su anillo antiveneno y continuó el camino sin sufrir efecto del veneno por aquellas serpientes coralillo.

Mientras avanzaban, sin querer activó otra trampa la cual se trataba de un muro gigante de concreto que amenazaba con aplastarlo, todas las salidas estaban cerradas y no había manera de escapar, Ludwig entonces tomó su nueva daga, kansho y esperó a que el muro estuviera lo suficientemente cerca y comenzó a atajarlo, hizo una serie de cortes, se sorprendió del filo de aquella daga pues en cuestión de segundos pudo destrozar aquella roca quedando ileso. Faltaba muy poco para llegar a la antecámara.

De los doce ladrones que habían ingresado solo quedaban tres con vida, el problema es que estaban muy cerca del objeto, y Ludwig no llegaría a tiempo, aceleró el paso y llegó a la antecámara, ahí estaban los ladrones esperándolo con el objeto que se supone que debía proteger – lo siento pero no llegarán más lejos – kansho – dijo nuevamente invocando su daga mientras sus oponentes lanzaban hechizos para atacarlo, Ludwig los detuvo todos y los contuvo en la misma, sonrió y los regresó todos dejando a los asaltantes inconscientes y mal heridos.

Aprovechó la distracción para entonces tomar el objeto que estaban por robar, Ludwig tenía una gran curiosidad por usar su poder pero decidió no hacerlo para evitar futuras represalias, lo regresó a su lugar y en el colocó el amuleto antirrobo que le habían entregado, su trabajo estaba hecho.