El Secreto de los Centauros

[toji]

[Ada Camille Dumbledore]

[Mia.]

[toji]

Dados: 16 + 18 + 19 +31 = 84.

Fushiguro, Toji. 

El fuego que había invocado la Dumbledore había abierto un camino entre las acromántulas que estaban a punto de usarlos de aperitivos. A lo lejos en el claro se veía la sombra alejarse de la pelirroja, Toji y Ada corriendo hacia ella abriéndose paso a punta de espada y de hechizos. Al entrar al claro vio que no había salida por ningún lado, era como una especie de callejón sin salida. ¿Ha donde habían sido guidos? ¿Será que todo era una trampa o… solo si demostraban ser excepcionales podrían hallar la salida? Las dudas entraron en la cabeza del nipón como el agua fría entra en la piel desnuda de una persona que toca por primera vez la nieve. Fushiguro sacudió la cabeza para sacar los pensamientos que le molestaban e intentó concentrarse en la situación. 

—Debemos avisarle a la señorita Balck Lestrange— dijo mirando a la francesa. — No sabrá donde hemos ido, y si mis sospechan son ciertas esto nos conducirá a un sitio oculto— finalizó concentrándose en su varita. El nipón apunto a una roca pequeña y susurró un encantamiento para transformarla. —Morphos— la piedra de unas dimensiones de más o menos unos 15cm se convirtió en un cuervo. Fushiguro el dio la orden para que vaya a buscar a la compañera que se había separado de ellos hace un buen rato. La criatura convertida de una piedra salió en busca de la Black Lestrange y no desaparecerá hasta haberla encontrado y entregado el mensaje. 

De pronto los árboles que tenían en frente se abrieron dejando un hueco que indicaba el camino que debía continuar para encontrar a los centauros. Al fin el grupo estuvo reunido a medias, solo faltaba la Black Lesntrange que pronto los encontraría. —Noeline, no volvamos a separarnos tanto… a partir de aquí las cosas, me temo, no se pondrán tan fáciles… — aliviado de haber podido reunirse nuevamente con la hermana de Tazz, Toji sugirió que debían continuar con cautela, quizás estaban a punto de encontrar la guarida de los centauros y tenían que estar juntos ahora más que nunca. —He enviado un aviso a la señorita Mia para que nos alcance en este claro y así poder entrar todos juntos…— finalizó recapitulando el pequeño plan que había confeccionado en su cabeza obviamente sin que nadie se lo pidiese.  

[Ada Camille Dumbledore]

Desde el inicio de la noche todos sabíamos que la misión que teníamos era algo difícil, no era fácil llegar a un lugar de los que sólo algunos tienen luces y entrar a buscar a unas criaturas tan singulares como lo eran los centauros, además que debíamos hacer que nos diesen la profecía sobre la comunidad Mágica que ellos poseían y que nosotros debíamos dar a conocer a los nuestros para prevenir lo que sucediese. Pero pensarlo así era fácil, los peligros que podíamos encontrar en la selva eran muy grandes, era un lugar donde vivían cantidad de criaturas mágicas muy peligrosas, son contar que desconocíamos cuáles de ellos estaban allí. Justo habíamos caído en el nido de unas acromantulas, los animales habían salido a defender su territorio y por razones que no lograba aún entender, nos habíamos separado en el grupo. 

 

Monsieur Fushiguro y yo habíamos quedado relegados de la s otras dos jóvenes y habíamos empezado la confrontación con los gigantes arácnidos, mientras que las chicas estaban fuera de nuestra vista. La Malfoy había llegado a nosotros no sabia en qué momento, puesto que yo estaba un poco ocupada defendiéndome de las acromantulas, no se como, una especie de umbral en medio de los árboles había aparecido y lo habíamos cruzado alejándonos del peligro. El nipon se había encargado de hacer que la Black Lestrange volviera con nosotros, yo tras cruzar por aquel camino con ellos me recoste en un árbol y busque en mi bolso de piel de moke una botella de Vino, tomé un buen trago y se la ofrecí a los demás para que bebieran de ella igual. Era lo único que tenía a mano y la verdad solo quería sentir algo reconfortante en el pecho.

 

- Espero que la señorita Black Lestrange logre llegar pronto, lo bueno es que su animal es ágil y seguro estará bien. Mientras llega podemos descanzar un poco.

 

Dije ya más calmada, las acromantulas habían sido un gran problema para pasar, eran animales ágiles, hambrientos y enormes y había sido toda una suerte salir de allí vivos y completos. Mire hacia el cielo y note que en esta parte del bosque se podía ver más el cielo. Así me percate que estábamos cerca de la colonia de Centauros. 

 

[Noeline Malfoy McFarlan]

El centro del bosque aunque peligroso era aún más interesante que su exterior, los alrededores habían estado plagados de lugares para turistas pero no cambiaría lo que estaban viviendo ahora por cualquiera de las propuesta que se levantaban a la orilla del mismo. El frío de la ligera brisa que agitaba las hojas comenzaba a enfriar la superficie de su piel y ante todo pronóstico resultaba agradable y la ponía más alerta ante los posibles desafíos que se le pudieran presentar.

El japonés había querido investigar en sus decisiones, pero era claro que no podía dar más detalles de ciertos poderes. Así que lo mejor era mantener, por ahora, cierta distancia y hacer como si no hubiera alcanzado a escuchar las palabras que había emitido.

Con alegría se complacía de ver que la sugerencia que había dado les había llevado hacia el lugar oportuno, el nido de las acromántulas. Claro que la pelirroja tenía la seguridad de que la treta utilizada era infalible. A sus espaldas ambos magos comenzaban a actuar conforme la situación lo exigía, acompañados de una voz muy alto y un tanto alterada que le resultaba innecesaria.

Finalmente luego de la agitación realizada en aquel nido, sus compañeros le habían dado alcance. Por su parte la pelirroja con serenidad se había limitado a contemplar el accionar de aquellos, al verse fuera de cualquier peligro. Si hubieran estado más atentos tal vez hubieran atravesado con calma esa prueba o por el contrario la habrían tenido involucrada entre tanta alteración.

—¿Dónde se metió la Black Lestrange?— preguntó ignorando las palabras previas de Toji, más por educación que por un interés real, el comentario que había dado antes le seguía incomodando y no esperaba que aquella sensación le pasara pronto. Volteó a ver y notó como la francesa optaba por ponerse cómoda. Al parecer no había ningún peligro cerca y se podían conceder esa licencia por unos minutos.

—Esperémosla un momento hasta que nos dé alcance y así poder continuar.

[toji]

Fushiguro, Toji 

El abrigo de la noche resguardaba la expedición que estaban llevando a cabo los mago y brujas. Unos cuantos metros atrás habían atravesado la entrada a la hondonada para escapar de las criaturas que les perseguían. Cada uno de los integrantes del variado grupo había aportado lo suyo para superar aquella prueba, desde las tareas de investigación hasta el noble arte de pensar y trazar una estrategia en momentos de necesidad. Sin embargo, no todos habían cruzado al mismo tiempo, la Black Lestrange aún no se le unía al grupo, se había separado de los compañeros para cubrir más terreno y encontrar una salida, pero ellos ya lo habían hecho, la estaban esperando del otro lado. 

—Estoy a favor de esperar a la señorita Black Lestrange, pero… — el pelinegro hizo una pequeña pausa para fijar la mirada en el camino que debían seguir. —… debemos seguir, aún nos queda mucho camino por recorrer— con su diestra sujetó con un poco más de fuerza el mango de su katana, eso le distraía, le ayudaba a pensar y a visualizar su siguiente movimiento. 

—Es hora de continuar— finalizó.

El nipón miro de reojo a la francesa que había aprovechado ese momento de tranquilidad para descansar un poco y reponer fuerzas debajo de un árbol mientras bebía vino. —Madame Dumbledore— avisó con un gesto sutil para que se disponga a reprender la marcha. Mientras el grupo se disponía a seguir su camino a Toji se le ocurrió que le podrían dejar marcas en el camino para que la Black Lestrange les encuentre en el momento que decida volver. Para ello sacó la varita y empuñándola con la diestra dibujó una especie de lazo de color plata que se ataban a las ramas bajas de los árboles. —espero que esto sea suficiente para que nos encuentre llegado el momento… — soltó mientras avanzaba por el sendero que habían decidido seguir. Aun les esperaba gran parte del camino por recorrer para poder descubrir el secreto de los centauros. Esa era la meta que les esperaba.

[Ada Camille Dumbledore]

La misión iba en curso,  tras el encuentro con las acromantulas había seguido el camino junto al japonés, raramente se había ganado mi confianza en ñas dos ocasiones en las que habíamos tenido que trabajar juntos y era de mi agrado que no fuera un ser que se inmiscuyera en lo que no debía.

La Malfoy y la Black Lestrange había quedado atrás pero al parecer ambas estaban bien. Yo no tenia muchas paciencia para esperar por nadie y tras quedarnos un momento adelante de ellas y saber que se rezagaban, decidimos esperarlas. Yo no era muy paciente y menos ahora que desde hacía mucho me había alejado de todos los de confianza y me había vuelto caso una ermitaña. Con calma saqué una botella de vino del bolso de cuentas y recargada en un árbol me tome un trago mientras los otros nos alcanzaban. La villa de los centauros no debía estar tan lejos de allí, definitivamente era solo buscarlos con calma y detenimiento. Puse mi cabeza sobre el tronco y mire las estrellas del cielo despejado, no era una época muy fría por lo que el cielo era fácil divisarlo casi sin una nube. Ojalá mi mente y mii corazón estuvieran así,  tras mucho tiempo había estado tratando de fabricar una poción para el olvido o para deshacerme de los sentimientos, pero me había sido imposible aunque mis conocimientos en pociones y mi estudio en diversos tipos de libros de pociones. Quería no sentir ningún sentimiento que me esclavizada de ninguna manera, además había aprendido que los sentimientos en mi posición solo eran un estorbo.

Tras el momento de disociar en mi mente me fije en el vino estaba bastante bueno, no era para nadie un secreto que era amante de un buen vino y de aprovechar un momento de calma para pensar. El japonés se acercó para indicarme que seguiríamos, por lo que le sonreí y asentí con la cabeza mientras guardaba todo el mi bolso de piel de Moke.

-Mercí Monsieur

Le seguí y me fije como la pelirroja Malfoy ya se había unido a nosotros,  lo cual era bueno porque nos daba tranquilidad de que estuviera segura. Camine con la varita en la zurda preparada para cualquier sorpresa, ese bosque no tenía buena fama.

[Noeline Malfoy McFarlan]

Sería una buena señal no tener cerca a la Black Lestrange, su ausencia les podía hacer más llevadera la peregrinación que habían iniciado; o por el contrario podía ser un indicador de que había algo mal al rededor y si aquella estaba cerca de algún peligro, ese mismo peligro podía ser problema para el trío. Por ahora sería mejor no pensar en aquellos detalles diminutos y sería mejor permitirse disfrutar de la ausencia que seguro resultaba más breve de lo deseado.

El primero en levantar la voz respecto a la ausencia fue el japonés. Su opinión era la de dejarla atrás, seguro ya se les uniría más adelante. Era mejor que aquel comentario no saliera de la boca de la Malfoy, así se ahorraba de que detectaran el resentimiento que le habían provocado.

–Lo que ustedes digan– fue lo único que soltó la pelirroja en voz neutra, mirando alternativamente a ambos magos. La francesa continuaba a sus anchas quien ahora disfrutaba de una bebida mientras el nipón dejaba una marca de plata para que la que faltaba pudiera seguirles el rastro llegado el momento. Sería mejor que no se pusiera tan cómoda era necesario continuar el camino y ya tenían un retraso a cuestas.

–¿Qué es más prudente?– mencionó sin dirigirse a ninguno de los dos en particular. –¿Mantener un diálogo para que nuestra compañera nos pueda reconocer más fácilmente en su andar, o por el contrario guardar silencio para que nuestros posible oponentes no nos detecten con facilidad?– En realidad esperaba que la elección de ambos fuera el silencio absoluto, pero era necesario aclararlo. Y si aquella compañera continuaba desaparecida no sería una gran pérdida después de todo. ¿Era posible que el orgullo le siguiera picando, por un comentario tan descuidado? en otras ocasiones había dejado pasar comentarios similares. Ahí estaba el Skeeter que ya había mencionado cosas incómodas y no había pasado a mayores.

[Ada Camille Dumbledore]

La aventura era interesante, debíamos recuperar una profecía, pero porque habían escogido a este grupo que teníamos nosotros particular para haber sido escogidos para esto misión de manera exclusiva. Analizaba a los presentes mientras caminaba en medio del bosque evitando las ramas los árboles y cualquier cosa que nos pudiera hacer tropezar en medio del camino, era bastante tupido el follaje de los árboles y no se filtraba mucha luz, por lo que íbamos más despacio de lo que quisiéramos para evitar cualquier accidente. 

 

Iba con dos personas que no conocía, bueno tres con la que estaría cerca y no veíamos, y estábamos arriesgando nuestras vidas por algo importante y ni siquiera sabíamos si podíamos confiar el uno en el otro. Noeline era hija de el novio de mi hermano, poco había compartido con ella, conocía mucho más a su hermana Ashley, una adorable joven que había conocido al trabajar con 3l ministerio de magia Italiano en donde también trabajaba su padre. A quien más conocía era a Toji, el era un chico rudo japonés, habíamos compartido en algunas ocasiones pero no sabía nada de su vida realmente.  Eso me intrigaba, como una persona tradicional de su país estaba en Inglaterra, la intriga empezaba a llenarme y la casi prohibición de la Malfoy al decir si charlábamos o no me hizo dar mucho mas intriga. Mire a la pelirroja sin expresión alguna no aceptaba lo que pedia, no era alguien muy paciente al sentir que me ponían yugos de cualquier especie, me andaba aguantando las ganas de hablar. El bosque era totalmente peligroso lleno de criaturas muy agresivas a los invasores de su territorio. No estaba muy segura si era lo mejor charlar o no, solo observaba al caballero que dejaba las cintas plateada sobre las ramas de los arbustos que íbamos pasando. Me acerque de a poco al caballero, si hablábamos de su vida que me intrigaba de más. 

 

-Monsieur Toji, ¿Que lo trajo a Europa?

 

Pregunte en voz baja para no molestar a nuestra compañera de viaje.