^ High Flights ^ (MM B: 87651)

[Oniria]

Oniria:

 

 

 

Les dejé hablando. Me retiré unos metros para buscar la funda de mi guitarra. Yo jamás, jamás tocaba en público ni para nadie, pero en ese fiordo fresco la inspiración me llenaba como sangre burbujeante. Volví con ellos, guitarra en mano, me senté junto a Insomnia, que miraba el instrumento con curiosidad. Se tumbó nuevamente sobre mi pierna. Sonreí, punteando las cuerdas. Sísifo me contemplaba, fascinado. Toqué unos cuantos acordes de prueba, afiné, y con la vista fija en el agua periódica, entoné.

 

––"Azulejos rotos, viejos, desvelando el enfado de los vientos..."

 

Sentía mi cabeza balancearse lentamente. Mis manos, poco a poco, adquirían la destreza perdida con los meses, recuperaban la memoria. Atendía a Leah de fondo. Un tatuaje.

 

 

 

Sísifo:

 

 

 

Callé unos segundos. Esas cuerdas dulces. La voz de Oniria, rasgada por el tabaco pero tan sedosa. No sabía que cantaba o que le gustaba la música hasta ese punto. Se me calentó el corazón. Me desvié hacia Leah.

 

––¡Un tatuaje! ––susurré, para no solapar la canción–– ¿has pensado algo?

 

La mera idea de compartir un símbolo con ellas me reconfortaba. Era una forma de consolidar nuestra identidad como familia, como grupo unido. Un diseño que condensara nuestra filosofía, nuestro vínculo. Baleiro gateó hasta mis piernas, se hizo un ovillo entre ellas y me miró, aterrado por la inmensidad. Acaricié aquella pelusa blanca.

 

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[Leah Snegovik]

Igual que Sísifo, fingió tranquilidad mientras su pecho se expandía en emoción. Había visto la guitarra solitaria en su habitación, siempre reposaba silenciosa contra alguna superficie. Insomnia y ella tenían una expresión similar, que se debatía entre la curiosidad y la admiración. Los acordes se abrieron paso por el fiordo y podía jurar que las vibraciones creaban pequeñas ondas en el agua, nada comparado a lo que la voz de Oniria estaba provocando en su interior. Como Baleiro, buscó refugio en Sísifo. Se dejó caer lentamente sobre la arena y reposó la cabeza en su rodilla, junto a la cabeza del niño.

-Un trisquel -susurró también.

Alzó la mano y trazó con la punta de los dedos el símbolo en la espalda de Oniria. No quería perturbarla, así que fue, si se podía, más delicada que de costumbre. Insomnia seguía sobre su pierna pero había dejado de moverse. Escuchaba a su madre con los ojos muy abiertos, a veces hacía un sonido casi aprobatorio. Ella por su parte tenía los ojos fijos en Sísifo, en la forma de su mentón. La voz de Oniria, la presencia de sus hijos, las líneas de ese rostro... recordó que estaba hablando y que ambos esperaban.

-Podríamos hacerlo como un sello familiar, un distintivo -esbozó una sonrisa-. Aparte del cabello.

@@Oniria

[Oniria]

Sísifo:

 

 

 

 

Sentí cómo Leah se acomodaba en mi rodilla. Observaba a Oniria. Tenía ganas de llorar. "Por favor, no te acabas nunca", pensé.

 

––Un trisquel... ––murmuré. Era un símbolo común de la cultura celta, que representaba la relación entre el cuerpo, la mente y el espíritu, entre otras cosas. También hablaba del tiempo, del pasado, el presente y el futuro. Sentí calor––. Me encanta.

 

Bajé la mirada, Leah, tumbada, contemplaba las líneas de mi rostro. Sonreí. Baleiro casi se había quedado dormido. Revolví su cabello. Gruñó en protesta. Me agaché con dificultad hasta encontrar los labios de Leah. Le di besos tan pequeños como hormigas, por la boca, la barbilla, la nariz.

 

––A mí también me gusta. ––Respondió Oniria, satisfecha, terminando de tocar.

 

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[Leah Snegovik]

Estiró el cuello para encontrar los labios de Sísifo y ronroneó por lo bajo con cada beso siguiente, Baleiro no parecía tan contento con la situación. Se había hecho bolita hasta crear una cama en las piernas de su padre y cada vez que se movía gimoteaba por lo bajo, reclamando quietud. Ella rió y besó una última vez a Sísifo, enviándolo atrás para que Baleiro se quedara quieto. En un solo movimiento se sentó otra vez y envolvió a Oniria con los brazos.

-Podría vivir entre tus dedos si me tocases de la misma manera -murmuró en su oído, dejando un beso en su cuello-. Parece que tenemos otro soldado caído.

Insomnia, en algún punto, se había dormido. Y no solo se había dormido, tenía la boca entre abierta en la pierna de Oniria y un hilillo de saliva se escapaba de sus labios rojizos. Estaba rendida, de tanto saltar, seguramente. La levantó con un cuidado especial y se la acomodó en el hombro. Su respiración era lenta, su aroma un perfume que quería imprimirse en la piel. Murmuró un "Te quiero" y la apretó suavemente.

-Estuve pensando en mil formas ingeniosas de hacerlo con hielo pero creo que me conformo con la tinta -sonrió y miró a uno y a otro-. ¿Lo hacemos juntos?

Como todo, pensó.

@@Oniria

[Oniria]

Oniria:

 

 

 

Me recorrió un escalofrío cuando la escuché susurrar. Sonreí, cerrando los ojos.

 

––Puedo intentar darte luego una clase... ––respondí casi en silencio. Pero Leah lo escucharía sin problema. Le guiñé un ojo y miré a Sísifo para sacarle la lengua. Él sacudió la cabeza, riendo. Observé cómo Leah cargaba con Insomnia, completamente dormida, como si fuese una pluma liviana.

 

Guardé la guitarra cuidadosamente para hacer el menor ruido posible.

 

––Podemos hacernos un stick and poke. Tardaremos más, pero será completamente nuestro. ––Sugerí. Yo misma me ofrecía a intentarlo. Había improvisado alguna vez una aguja de tatuaje con sedal y tinta china. Si conseguíamos agujas esterilizadas para los tres sería más que suficiente.

 

Sísifo asintió, complacido. Posó su dedo sobre la muñeca desnuda como imaginando cómo quedaría el trisquel.

 

––Voy a llevarme a los niños para que podáis seguir con vuestras clases particulares... ––Añadió, divertido, aunque completamente en serio.

 

En este aspecto admiraba la entereza de Sísifo, su capacidad de amar, de confiar, de ayudar. Estaba dispuesto a facilitarnos el pasar más tiempo a solas ocupándose él de Insomnia y Sísifo desinteresadamente. Era una criatura singular.

 

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[Leah Snegovik]

Baleiro le trajo el décimo quinto caracol y ella, como si fuese el primero, puso la expresión de sorpresa más real que pudo conseguir y lo colocó alineado con el resto. El niño sonrió complacido y retornó a la orilla dando saltitos. Rezó porque fuese a mojar los pies y no a traerle otro, pero la risita de Sísifo le confirmó que no tendría suerte.

-Me preguntó qué querrá hacer con todo esto después -negó con la cabeza, riendo, y se acomodó en su regazo.

Insomnia estaba lanzando rocas al mar. Lo hacía sin mucha destreza pero lo disfrutaba, gritaba cada vez que lograba pasar el punto donde había caído la piedra anterior. Cada vez que lo hacía, Baleiro subía las manos como haciéndole barra.

-¿Dacol?

Alzó la cabeza cuando su hijo volvió. Todavía se le hacía raro escuchar el tono de su voz y no podía evitar morirse de ternura cada vez que pronunciaba algo mal. Tomó el caracol que tenía en sus manitas llenas de arena.

-¿Te he dicho que te quiero?

Asintió.

-¿Me quieres tú a mí?

-Ti.

Sonrió con sus dos dientitos asomándose y se retiró, suficiente charla por el día.

-¿Podemos tener otro cuando crezcan? -la pregunta le salió tan natural que por poco olvidó lo que estaba preguntando. Enrojeció-. Es solo que... nada, lo siento.

@@Oniria Editado 14 de Octubre del 2018 por Leah Ivashkova

[Oniria]

Sísifo:

 

 

 

Reí. Reí tanto que quise exagerar y lanzarme sobre la arena. Sentía que mis hijos me estaban volviendo un niño.

 

––Bueno, no me parece tan mala idea. ––Susurré, mirándola a los ojos desde el suelo. Acaricié su mejilla con dulzura, sonriendo.

 

Contemplé a Insomnia. Lanzaba piedras al agua. De vez en cuando se cercioraba de que le prestábamos atención. Si nos sorprendía mirándola sonreía y retomaba su juego. Era un poco más alta que Baleiro, escuchimizada como su madre. Aprendió a hablar deprisa, aunque se trabase a veces. Su hermano, por el contrario, apenas lo intentaba. Prefería entretenerse con sus caracoles, abstraerse. Me levanté de un salto, indicando a Leah que me esperase. Me acerqué a Insomnia lentamente.

 

––Mira, si las tiras en paralelo al agua, así... ––expliqué, arrojando uno de aquellos cantos–– ¿ves?

 

Rebotó tres veces antes de hundirse a lo lejos. Ella abrió mucho los ojos y se lanzó rápidamente al intento. El primero y el segundo fueron fallidos. Pero en el tercero pudo vislumbrar su aprendizaje. Rió emocionada y se agarró a mi brazo.

 

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Editado 15 de Octubre del 2018 por Oniria

[Leah Snegovik]

Los miró de lejos, sonriendo. Insomnia estaba impresionada con su nuevo descubrimiento y Sísifo parecía encantado de habérselo proporcionado. Baleiro corrió hasta ella, mirando a su hermana con los ojos muy abiertos y como era de esperarse, tropezó y cayó. Casi nunca lloraba, pero el golpe fue suficiente para hacerlo romper el silencio. Antes de que Sísifo volteara incluso, ya ella estaba ahí. Lo levantó y lo examinó, susurrando palabras de consuelo. Estaba lleno de arena y tenía enrojecida la mejilla, pero no era nada grave.

-¿Ves? No es nada -le sacudió la arena con cuidado y limpió sus lágrimas, se había congestionado en un momento-. No pasa nada, ya está, mi amor.

El niño sorbió por la nariz, asintiendo. Señaló a insomnia con la manita abierta, como solía hacer. Ella sonrió.

-Sí, tu hermana es genial, hace que las rocas reboten como papá. Y tú eres un niño fuerte -le besó la mejilla enrojecida-. ¿Crees que te enseñe a hacerlo? -asintió y ella sonrió-. Ve con ella entonces, pero ve por dónde corres.

Baleiro se lo pensó un momento, como si no estuviera muy seguro de si quería volver a correr. Pero Insomnia volvió a arrojar con éxito una piedra y él no pudo esperar para intentarlo. Corrió tan rápido que temió que se cayera otra vez, pero llegó a la orilla sin problemas. Suspiró. Se había asustado. Sísifo volvió sobre sus pasos y ella abrió los brazos. Cuando lo tuvo entre ellos, lo abrazó con fuerza. Estaban sentados de cara a sus hijos. La espalda de Sísifo ocupaba todo su pecho, abrazarlo era reconfortante.

-Cuando era una niña, imaginé que mi vida iba a ser así siempre. Solitaria, aburrida, carente de sentido. Y lo fue, no recuerdo haber sido feliz -sonrió, viendo a Insomnia instruir a Baleiro-. Todo lo que más quiero viene de la mano contigo. Me has dado una vida a cambio de tan poco...

@@Oniria

[Oniria]

Sísifo:

 

 

 

Baleiro tropezó y cayó. Se raspó la mejilla y rompió a llorar. Era extremadamente raro que mostrase sus sentimientos de esa manera, pero Leah acudió rápidamente a consolarlo. Insomnia y él se quedaron en la orilla, ella lo instruía en el arte de lanzar piedras. Baleiro balbuceaba y aprendía rápidamente. Sus cabezas reflejaban el sol.

 

Regresé junto a Leah. Me senté y me apoyé sobre ella. Cerré los ojos y respiré, llenándome de la brisa marina.

 

––Mi vida también era muy triste... ––señalé, con la vista clavada en el cielo azul––. Me alegro de que aparecieras. Y de los descuidos.

 

La miré de reojo, riendo. Solía hacer bromas al respecto.

 

––Me he enamorado antes, pero nunca he tenido una relación así. Es bonito.

 

Jugueteaba con sus dedos, hundía los pies en la arena.

 

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[Leah Snegovik]

-Los descuidos van a terminar lanzando hielo en el lago del castillo, te lo puedo asegurar -rió y acaricio su cabello con la mano libre.

 

El siguiente comentario la dejó pensando. ¿Había ella sentido algo así antes? Se lo cuestionó durante un par de segundos, pasando los dedos lentamente entre sus mechones blancos. Lo miró. Sus pies hundidos en la arena oscura hacían un contraste perfecto. Esa quietud que lo caracterizaba lo hacía parecer más alto, más esbelto, delicado. Y la verdad es que lo era. Él en sí era luz propia, incluso en la penumbra lograba irradiar su propia vida aunque no pudiese verlo por sí mismo. Ahí sentado entre sus brazos, aprisionado entre sus piernas, era la representación de todas las cosas que quería. Sonrió.

 

-Yo tampoco -concordó, al fin-. De hecho, creí enamorarme un par de veces pero dudo haberlo hecho en realidad. Idealizar es tan humano que creo que mi raza solo se reflejaba en la velocidad con la que lograba enfadarme. Pero soy capaz de amar. Lo supe con Oniria y lo supe contigo, lo demás no se puede comparar a esto.

 

Baleiro arrojó la piedra y saltó dos veces antes de hundirse, Insomnia hizo una especie de baile para festejarlo y los tres rieron al verla.

 

-Sísifo, ¿podría quedarme siempre a tu lado?

 

Bajó la cabeza, colocó la mejilla junto a la suya.

 

-Temo que te me pierdas.

 

@Oniria