^ High Flights ^ (MM B: 87651)

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Si ahora me preguntaban sobre donde estaba???...pues de la hierba...que acomodaba la anatomia de Perenela...de las estrellas que comenzaban a titilar en el cielo...de la Luna que timidamente hacia la guerra a los ultimos rayos de sol..ni idea....Solo sabia del tierno aroma de la piel de la demonio que inundaba de delicias el aire que respiraba....del electrizante encuentro de mis labios y los suyos....alternados con el choque de mis labios y su piel....tambien sabia de la estatica..impregnada en en nuetras ropas..(las que quedaban)....cuando entraban en contacto....sabia de la cancion de su dulce voz..el balsamo de sus gemidos de placer...del acople de nuestros cuerpos para disfrutar la esecencia del placer en ese bendito planeta..que tenia nombre propio...Perenela...

 

Asi me extasie recorriendo sus valles y montañas....resbalando por su piel tersa....bañando mis dedos en sus humedades....allanando el camino a un mas aguerrido visitante...recoriendo las planicies de su espalda.....y la voluptuosidad de sus pechos....Era conocido cada paraje...pero quien no admira la belleza de encontrar..un nuevo..lunar...una nueva cosquilla...un nuevo punto para hacerla explotar de placer....

 

Seguir???....no hacia falta....que me lo dijera...mi cuerpo conocia al suyo..y ya entre tantao deseo y lujuria ya no se podria contener...ni aun queriendo....ese era un tren llamado deseo...que ya hacia rato habia dejado el anden...

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Sean era un total especialista en hacerme encender, era ese experto de armas tomar cuando decia explorar mi cuerpo y aun así cada experiencia era una nueva experiencia... cada vez veneraba mi cuerpo cual religioso y me llevaba al cielo... a este pobre demonio que habia caido en las garras del amor sin remedio ni retorno.

 

Empecé a llevar mis manos hacia su espalda tratando de tocar mas piel, de que retirara su camisa, tenia ganas y deseos de sentirle de vivirle, de tocarle, de recorrer nuevamente los recovecos de su cuerpo y la facilidad con la que todo se daba cuando estabamos juntos, no pude evitar arquearme cuando acaricio mi espalda: mi punto mas debil y un leve jadeo se escapo de mi boca.

 

Enterre mis manos nuevamente en su cabello llevandolo mas cerca de mi pecho, para que siguiera besando, tocando, amando y empecé a frotarme cual gato contra su cuerpo avivando mas y mas nuestro deseo y la pasion que nos envolvia, sonreí al besarle y mordí levemente el lobulo de su oreja y pasé la lengua por la parte de atras, en un barrido por su cuello dejando una leve marca morada a un lado donde no lo cubriera la camisa:

 

-Te amo Nallum...

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Su fuego..hacia mella en mi.....y si..sus ansias hacian las delicias de las mia....asi que si..habia muchos que estorba...asi que entre el delirio de disfrutar su cuerpo y dejar al mio unirse a la fiesta tome una resolucion. Acepte ese TE AMO..y le sonrei...para incorporarme....un boton... y mi mirada picara se poso en ella...un segundo boton....y ya mi pecho era visible...remarcando una respiracion agitada...dejando claro los impulsos que me recorrian cuando la sabia dispuesta para mi....un tercer boton....y el fresco de la noche..recien llegada invadia el volcan de deseo que era yo.....cuarto y quinto boton..y ya...la camisa volaba hacia mi lunaye...

 

Simplemente despues me acerco....y hago que tome asinto sobre la hierba...dejandole las manos aferradas al ciento que sostiene lo que me queda de ropa..sonrio....y la miro a los ojos con un deseo tremendo..que no deja de percibirse por sobre el pantalon....All bañados por la luz de la luna..al aire libre.....con solo la hierba y la brisa....justo como la prmera vez..

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

El erotismo con la que mi Nallum se quitaba la camisa me encendía más y más, no pude evitar sonreír y me mordi levemente los labios mientras pasaba mis dedos por su pecho que era revelado a mis ojos, pase los dedos por la marca idéntica que tenía en el pecho, evidencia de la magia de sangre que compartíamos ahora.

 

Respire levemente y le mire a los ojos, y le sonreí, me incorpore sentandome sintiendo mi blusa y mi brassier colgando en mis hombros dejando a la vista mi pecho, pase mis dedos por el rostro de Sean, por su cuello, su pecho y su espalda.

 

Solté mi cabello y lo deje caer por mi espalda, acaricie mi cuello y pase mis dedos por mi pecho tentando:

 

-Quisiera tener la palabra precisa y estar en el momento adecuado para decirte todo lo que siento, cuando estas desnudo a mi lado... - Le bese con profusión llevándolo conmigo otra vez al pasto, sintiéndolo encima mio, sonrei y me puse sería en mis caricias en su espalda y en sus labios.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

En fin heme aqui...entrelazado con el cuerpo de mi fantasia hecha carne. Jugando al estudiante de astronomia..pero no mirando al cielo...no eso seria aburrido....sino en la estela blanca de la piel de mi amada...Si...he aqui un lunar!!!.....deposito un beso....he aqui otro!!!...aqui tienes una caricia...uno nuevo!!!...otro mas!!!... y asi..mentalmente recorro al roce de mis labios..y mis manos...nuevas y eroticas constelaciones salidas de mi imaginacion...Disfruto hacerlo porque se el efecto que provoca....la insinuacion...el juego previo....armas que me gustaba esgrimir...

 

-mmm....hay cosas que no pueden ser descritas con palabras....-dije deteniendome en cierto lunar- cosas...que solo la primigenea naturaleza de nuestros cuerpos pueden revelar.

 

Y sin mas...segui....amando su todo....y disfrutando la recompensa de saberme querido de la misma manera...incluso mas...Una sensacion de paz e intimidad me rodeo....junto a ella era capaz de cualquier cosa....era fuerte...decidido...disparando erotismo por cada una de mis celulas...ella me completaba..y mi cuerpo me revelaba...que solo estaria completo en nuestra union.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Sonreí ante sus palabras y entrelacé mi cuerpo mis brazos y mis piernas en su cuerpo para hacer palanca para estar encima de él. De vez en cuando me gustaba mantener el control sobre él y sobre el placer que le daba, me gustaba de tanto en tanto vivir para su placer, sobre todo para ver la paz y la felicidad que quedaba en su rostro y en su cuerpo y la sonrisa que iluminaba mi ser... eso era el cielo.

 

Besé con paciencia sus labios, su cuello, el lóbulo de la oreja, pasé mis dedos por su cuello y su pecho acomodándome sobre su vientre, moviéndome lentamente como si bailara, le sonreí y me concentre en besar su pecho, su cuello y sus labios mientras sentía las suyas viajar por mi cuerpo, no pude evitar gemir entre sus labios pero me gustaba todo ello, todo de él: su cuerpo, su mente brillante, su anhelo voraz, su voz, su perversión y su manera de ser, su forma de hacerme sentir, la belleza de todo su ser... Sonreí y las lagrimas se precipitaron solas por mi rostro:

 

-Aun no puedo creer que hayas llegado a mi vida... y te amo, como a nadie... Nunca lo olvides - le besé de nuevo para pasar mis manos por su pecho y mis piernas por las suyas tentándolo a tocar mas... a sentir mas.

[Sagitas E. Potter Blue]

¿Desde cuándo la Ama Sagitas le enviaba a cometer actos digamos irregulares?

 

Harpo estaba convencido que no era adecuada su presencia en aquel lugar, que no tenía ningún motivo para estar allá y que, sobre todo, si le pillaban no iba a poder encontrar una excusa para justificar lo que hacía en aquel lugar. Pero la Ama Sagitas era una cabezona cuando algo se le metía en la cabeza. Había perdido la pista de su hija Perenela y le habían informado que en el último lugar donde había sido vista, había sido allá, en aquel paradisíaco lugar donde seguramente se cocía algo más que animalitos salvajes y semireserva mágica. No. Sagitas pensaba que algo en aquel lugar podría explicar la desaparición de su hija y había mandado a su elfo a investigar en él.

 

Lo malo es que aquel lugar pertenecía a una de las familias más adineradas y prestigiosas del pueblo de Ottery, su dueña era la misma Viceministra Mackenzie Malfoy. Había que tener cuidado antes de insinuar, pensar siquiera, que allá pudiera estar sucediendo algún acto inequívoco, ilegal o incluso vandálico.

 

No, había que ir con cuidado antes de acusar a ningún Malfoy de cualquier irregularidad. Y, sobre todo, a la ama Sagitas le habían de convencer con hechos. Su amistad con la Señorita Mack Malfoy era demasiado acusada y antigua, por lo que nunca se había creído ni la mitad de los rumores que hablaban de ella. Si aún fuera de su padre el Ministro Crazy Malfoy, no hubiera puesto la mano en el fuego. Pero por ella sí, así que por eso estaba él allá, para camuflarse con otros elfos e intentar encontrar una pista sobre la peligrosa y esquiva Perenela.

 

Harpo sabía que, seguramente, la desaparición tendría más relación con un lío amoroso de los que ella solía protagonizar que por algún motivo más... peliagudo. Pero no se movería de allá hasta encontrar alguna pista.

 

Se lo debía a su Ama.

[Anne Gaunt M.]

El aethonan alcanzó la tierra con suavidad, como si estuviera acostumbrado a hacerlo a menudo. Y así era, pues le encantaba volar por los alrededores de Ottery cuando le apetecía: Anne jamás lo mantenía atado o encerrado. Quizás era por eso que el animal jamás había hecho amago de escapar o de estar a disgusto con su familia humana. La Gaunt lo había obtenido como regalo de Shiro, su padre adoptivo, unos años atrás cuando había dejado Irlanda para vivir en Londres. El aethonan ya estaba domado cuando lo obtuvo, por lo que no se había atrevido a comprar más de su especie para evitar no saber cómo tratarlos y domarlos. Pero hacía no muchas semanas le habían hablado de un complejo turístico en el que podía aprender todas esas cuestiones y había buscado unos días libres para poder viajar hasta allí.

 

Desmontó de Tzar y lo palmeó con cariño en el lomo.

 

— Excelente viaje, hacía mucho que no viajábamos juntos —le susurró. Luego alzó la vista hacia el edificio que se alzaba en el centro de la isla y caminó hacia el complejo, con Tzar trotando a su espalda. Se giró hacia él—. Espera, espera, no sé si puedes entrar detrás de mí así, sin más. Dame un segundo.

 

El aethonan se detuvo, como si comprendiera perfectamente y la vio alejarse unos pasos más sin moverse. Luego ignoró la orden y continuó siguiéndola, aunque no tan de cerca. Anne, sin embargo, ahora observaba a un elfo doméstico en el que no había reparado hasta el momento. Frunció el ceño y miró a su alrededor: no había nadie más. Se acercó a él, curiosa.

 

— Em... hola, ¿estás bien? ¿A quién buscas? —le preguntó, inclinándose un poco hacia él. Esperaba que no fuera tan desagradable como su elfina Terracota. Ella, al contrario que muchos magos, respetaba mucho a los elfos domésticos y los trataba con normalidad, no como esclavos. Pero incluso había elfos que no llevaban bien ese trato. Se pasó la mano por el pelo y volvió a mirar alrededor. ¿Acaso allí no había nadie?

[Sagitas E. Potter Blue]

Harpo intentaba avanzar en silencio, preguntándose si se podría colar entre el servicio del lugar sin que nadie se diera cuenta de que se había colado. Suponía que habría mucha vigilancia, por ser un negocio de la Viceministra y por ser de un miembro destacado de la familia Malfoy. Pero también contaba que, por ser un elfo doméstico, si conseguía alguno de los trajes oficiales del lugar, podría pasar desapercibido mientras cargaba maletas o servía bandejas.

 

Ya estaba a punto de llegar cuando sintió el característico aleteo de un Aethonan. Aceleró el paso. Sintió voces y, sin girarse, siguió caminando. Su corazón se aceleró cuando oyó la pregunta. Tal vez era un buen momento para correr y esconderse pero Harpo era educado y sabía que si un mago le dirigía la palabra, tenía que contestar.

 

-- Buenas... tardes...

 

No estaba segura si era tarde o noche pero le contestó igual.

 

-- No busco a nadie, señorita. -- ¿Sabría qué había venido allá? ¿Tanto se le notaba? Se retorció un poco las manos, nervioso. -- Bueno, sí, busco a alguien. A.. A... Al elfo jefe, tengo que presentarme para trabajar. Empiezo hoy.

 

Era una mentira que le obligaría a tirarse de las orejas muy fuertes, pero cuando estuviera a solas y hubiera acabado la misión que le había encargado la Ama Sagitas. Antes, debía mantener las apariencias.

 

-- ¿Quiere que lleve a su hermoso corcel alado hacia los establos, señorita? Sería una manera de empezar a... -- a investigar. -- A conocer el lugar donde debo trabajar.

 

Esperaba que ella no preguntara demasiado. No se le daba bien mentir.

[Anne Gaunt M.]

Tzar pareció emocionado al ver al elfo que, por el contrario, pareció bastante sobresaltado al percatarse de que no estaba solo en aquel sitio. Anne alargó la mano para detener al aethonan, que trotaba alegremente hacia la otra criatura. Lo agarró en el último instante.

 

— Quieto ahí, que nos conocemos —murmuró. Tzar se detuvo y resopló. La licántropo observó al elfo—. ¿Al elfo jefe? ¿En serio? ¿Desde cuando hay una jerarquía de elfos domésticos que se organizan para trabajar? Hasta donde sé... los humanos ordenamos, vosotros obedecéis.

 

Usó un tono de voz tranquilo, anda autoritario, pero aquellas palabras fluyeron con tanta naturalidad de su boca que casi sonaban como algo normal. Anne era muy respetuosa con los elfos, pero eso no significaba que fuesen iguales a los magos, por supuesto. Cada uno ocupaba su lugar. Sacudió la cabeza mirando a la criatura, evidentemente no estaba siendo sincero con ella. Y su siguiente frase hizo sospechar aún más a la Gaunt, que soltó una risa irónica al oírle.

 

— O sea que vienes a presentarte ante el elfo jefe y ahora te ofreces a llevarte a mi aethonan sin que te hayan aceptado en el trabajo aún... ¿adónde exactamente, pequeño? ¿Conoces este sitio? ¿O es que me quieres robar? —le preguntó. Sabía que no podría robarle, por supuesto, pero así lo presionaba... y a lo mejor conseguía que soltara prenda. Chasqueó la lengua, fingiendo comenzar a enfadarse ante la falta de información—. Vamos, pequeño elfo, quiero saber inmediatamente quién te manda hasta aquí, porque obviamente tú no trabajas en este sitio. Y yo no soy una simple turista, por si no te habías fijado. Soy... —aguardó unos instantes, pensando en qué improvisar para presionar a la criatura—... soy la sobrina de la dueña de este lugar. Así que ya me estás dando la información que requiero, elfo. ¿Quién te envía hasta aquí y por qué? Vamos, desembucha.

 

Acentuó sus palabras cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, aunque la actitud del elfo le estaba resultando tan cómico que estaba a punto de echarse a reír. Tzar, por su parte, había avanzado un par de pasos en su dirección con la intención de acercarse un poco más al elfo doméstico sin que Anne se diese cuenta. No entendía que no todos los elfos eran tan simpáticos como Secajo, el elfo personal de su dueña, quien siempre jugaba con él cuando no tenía ninguna tarea que realizar.

 

— Tzar... ¡Tzar, tonto, que no es Sec...!

 

Anne abrió mucho los ojos, pero el aethonan estaba al lado del elfo y reclamaba su atención tal y como le ocurría en el castillo Gaunt con Secajo de la única forma que sabía: mordiéndole la oreja.