Familia Granger (MM B: 86794)

[Sophie Elizabeth Granger]

Mientras Annick recibia a una chica nueva que parecia ser prima suya aunque esta no se habia dado por enterada un elfo se acerco a la vampira para avisarle que alguien buscaba a las matriarcas. La joven miro con inquietud a su prima preguntandose que querrian los de misterios con la Mansion. Le hizo señas a su prima para que atendiera a los recien llegados Granger para ella hacerse cargo de la visita ministerial. Se sacudio un poco la ropa y se acomodo el mechon rebelde que siempre terminaba sobre su cara y se encamino hacia la salita donde recibia a las visitas no familiares.

 

-Bienvenido señor Keaton, mi nombre es Sophie Granger, en que puedo ayudarle-dijo sonriendo lo mas amigable posible. No recordaba haber llamado a los de misterios y por ello le preocupaba que algo pasara en su hogar y ella no se hubiese enterado.

 

Obedeciendo ordenes dadas de antemano el Polo aparecio con una bandeja con dos tazas de te, unos bocadillos y se quedo esperando por si al invitado le apetecia algo diferente.

 

-Un poco de te, seor Keaton? o si prefiere algo diferente Polo se lo puede traer...-dijo amablemente mientras ella se servia un poco de te para si misma. Una vez que el joven estuvo comodo volvio a dirigirse a el mirandole directamente a los ojos con curiosidad-y bien, a que debemos el honor de tan distinguida visita?

[Valeskya Granger]

Su aparición dentro de los jardines de la mansión Granger había sido tan repentina como la última vez que se le había visto por allí. Nadie sabía lo que había sucedido con ella y no estaba de humor como para darles explicaciones a todos de sus movimientos: ”¿Qué más da?” Pensaba la joven ojivioleta, mientras su rostro mantenía aquella expresión gélida que parecía a ser algo habitual en ella. ”Nadie a quien rendirle cuentas, cada quien sigue su propio camino… En fin,” repetía monótonamente, como para intentar convencerse a sí misma de que las cosas eran así. Aunque en su interior, aún contenía aquella parte de su alma que continuaba rebelándose contra aquel ser maligno que intentaba apoderarse completamente de la Granger.

 

Sentía aquella opresión en el pecho, esa que le decía que extrañaba a su hermana, que ansiaba hacer locuras con Sophie, que extrañaba a Pakami y que deseaba ver a sus hijos. Todas esas emociones que comenzaban a acumularse poco a poco, sin poder externarlas o platicarlas con alguien más ¿Qué había sido de ella? ¿Dónde había quedado aquella joven? Valeskya movió negativamente la cabeza, mientras aquella actitud sombría hacía lo posible por opacar lo que quedaba de Luna, cosa que por momentos no podía evitar. Se llevó una mano a la cabeza, como si quisiera disipar todos aquellos pensamientos con su simple tacto.

 

Se mantuvo de pie, inmóvil, durante algunos instantes, contemplando la majestuosidad de la mansión Granger: tan grande, tan solitaria y con tantos recuerdos guardados que, muy a su pesar, obligaron a la bruja a esbozar una forzada sonrisa. Acomodó con suavidad su túnica carmesí, mientras que una refrescante brisa matutina agitaba su negra cabellera; comenzó a caminar hacia el interior de lo que era su hogar, temiendo lo que pudiera encontrarse. Recordaba el ataque de la última vez y se preguntaba si alguien se había tomado la molestia de reparar las cosas; hizo una mueca de desdén y suspiró un tanto exasperada.

 

Lo primero que escuchó al entrar, fue el chillido por parte de Polo, uno de los elfos domésticos; la ojivioleta podía ver que aquella criatura parecía debatirse entre la felicidad y el desconcierto por verla allí. Rápidamente se dio cuenta que había gente en la casa, al ver la bandeja de plata que llevaba en sus manos; antes de preguntar, escuchó la voz de la rubia Sophie y se dirigió a la sala de estar. Se dio cuenta que su prima estaba acompañada por alguien del Ministerio de Magia; la bruja enarcó una ceja, sorprendida por tener una visita de ese tipo. ”¿Habrá sido otro ataque?” Fue lo primero que se le ocurrió pensar.

 

- Buen día.- Exclamó la joven Granger, observando significativamente a la rubia e inmediatamente, al invitado. - Disculpen mi aparición tan repentina, no esperaba que hubieran visitas… Valeskya Granger, un gusto.- Extendió su blanca mano para saludar al joven que se encontraba allí. - Prima, cuánto tiempo. – Finalizó la ojivioleta con una sonrisa.

[Keaton Ravenclaw]

Keaton Andrew. Vista de parte del Departamento de Misterios.

 

El chico prontamente fue atendido por una joven mujer, la cual se presentó con el nombre de Sophie Granger, a la que recordaba de algún otro lugar, pero no sabía donde; ésta le hizo pasar al salón, lugar donde le ofreción poco de té e inquirió acerca del motivo de la visita del Ravenclaw a aquella Mansión. El chico carraspeó un poco para acalrar la voz.

 

-Si, un poco de te me vendría bien- Dijo el chico notando de pronto la sed que invadía su boca -Verá...- Comenzó el chico pero quedó a la mitad de la frase por la irrupción de otra mujer al salón.

 

Buen día.- Saludó amablemente la mujer osbervando a Sophie y a Keaton -Disculpen mi aparición tan repentina, no esperaba que hubieran visitas… Valeskya Granger, un gusto.- Se presentó y extendió una blanca mano hacia el vampiro, el cual contestó aque saludo - Prima, cuánto tiempo. – Finalizó la chica saludando a Sophie.

 

-Un gusto señorita Granger- Dijo el chico retomando la platica -Pues bien, como comenzaba a explicarle a su prima, el motivo de mi visita es que en la Sala de Profecías, dentro de la Oficina Coordinadora de Investigaciones Alternas, estamos realizando un viaje por los hogares para ver si no cuentan con una profecía que podamos agregar al acervo, pues hemos visto que no tenemos muchas de las familias mágicas- Inició el vampiro.

 

Un elfo había llegado momentos antes y les había servido un poco de té a los tres presentes, el inefable tomó la taza que estaba frente a él y dio un sorbo. Aquella infusión hizo despertar al chico, que ya estaba un poco cansado por tantos lugares que había visitado aquella tarde, pero tenía que proseguir.

 

-Ahora bien, si la familia como tal no tiene profecías, pero alguno de los integrantes de ella, cuanta con una personal, me gustaría mucho que también nos la pudiesen entregar, ésto con el fin de resguardarla en el Ministerio, lugar donde podrían ir a consultarla cada que quisiesen- Finalizó el chico y esperó una respuesta de alguna de las jóvenes.

[Valeskya Granger]

La joven observó con atención la escena: tal y como lo había sospechado, uno de los elfos había servido el té a la visita que estaba ahí. Volteó hacia la entrada de la salita y vio a la criatura que la miraba con sus ojos expresivos, claramente esperando a que le pidiera algo; con un ademán, la pelinegra indicó que no le apetecía nada. Inmediatamente pensó que su intervención había sido un poco brusca, pero ya no había marcha atrás, pues ahora se encontraba en la salita, escuchando lo que aquel trabajador del Ministerio tenía que informar. Se sentó cómodamente en un mueble de color blanco como la nieve, haciendo contraste con su túnica.

 

”Departamento de Misterios”, pensó la ojivioleta mientras acariciaba su cabello. Había escuchado hablar de ese departamento, incluso había solicitado trabajar allí cuando recién se había graduado de la Academia, sin ser aceptada. Muchas historias rondaban acerca de aquel lugar, cada una más loca que la anterior; nadie sabía con exactitud lo que hacían allí, salvo los que tenían la oportunidad de trabajar allí. ”Curioso, muy curioso”, dijo para sus adentros, al terminar de escuchar el motivo de aquella inusual visita. Antes de responder, los ojos de la bruja se posaron en el inefable, quien lucía algo agotado y daba un sorbo al té.

 

Contuvo las ganas de decirle que tuviera cuidado de las cosas que su prima solía ofrecer, pues nunca se sabía cuándo podían resultar envenenadas (?), ya fuera intencional o no. Rió lo más discretamente que pudo y su mente comenzó a analizar lo ocurrido. Sabía perfectamente qué era una profecía, pues había tenido la oportunidad de escuchar dos en algún momento de su vida; sin embargo, desconocía el hecho de que en el Ministerio contara con un acervo especialmente para eso. La curiosidad comenzaba a invadirla y no pudo evitar inclinarse ligeramente hacia adelante, como si con ello pudiera informarse más.

 

- Dígame… Señor.- Exclamó la Granger, arrastrando las palabras, tratando de recordar si en algún momento había escuchado el nombre de aquel personaje del Ministerio. - ¿Se puede saber con qué fin desean obtener profecías? – Estaba casi segura que no obtendría una respuesta, pero nada perdía con intentarlo. - Es decir: en esta familia poseemos una que nos fue confiada hace algún tiempo y la cual involucra a las matriarcas, dos de las cuales tiene frente a usted en este momento.- La joven ojivioleta sonrió y continuó hablando. - Es evidente que cuidamos celosamente su contenido. ¿Qué garantía tenemos de que estará a salvo con ustedes? – Preguntó con cierta brusquedad.

 

- Disculpe si he hecho demasiadas preguntas, pero tiene que comprender que ese tipo de cosas no se confían a cualquier persona.- Dijo al cabo de un rato, con un tono de voz exageradamente educado y observó a Sophie, mientras esperaba a que ella tuviera algo que decir. Estaba segura que ella también tenía algunas dudas acerca de eso; su mirada violácea se perdió en el jardín que se mostraba en la ventana que estaba justamente atrás del inefable.

[Keaton Ravenclaw]

Keaton Andrew. Visita de parte del Departamento de Misterios

 

De pronto, algo cambió drásticamente en la atmósfera de la habitación, pasó de ser de un tranquilo ligero, a una tensión un tanto perturbadora. Keaton recordó de pronto que muchos de los magos y brujas de Ottery Saint Catchpole sabían poco o nada acerca del Departamento de Misterios, por lo que tuvo que pensar con un poco de calma la respuesta que le daría a la matriarca Granger. Si bien era cierto que todas las profecías de generaciones anteriores tenían un sortilegio que las hacía ir directamente hasta la Sala de Profecías, eso había sido cancelado tras la protesta de algunas familias que se quejaban de aquello, por lo que ahora, era trabajo del Jefe de la Oficina Coordinara de Investigaciones Alternas en turno hacer la recolección a intervalos regulares, en este caso, Keaton era esa persona.

 

-Verá señora Granger- Inició el vampiro tras cavilar un poco lo que contestaría -El motivo de que el Ministerio tenga las profecías de la comunidad mágica, es más que nada para entender un poco más acerca de ellas. Si bien no puedo revelarle todo lo que hacemos en mi departamento, si puedo decirle que será de gran ayuda, además de que le prometes, baja juramente si así lo quiere, de que esa profecía será guardada celosamente dentro de nuestras instalaciones- Explicó el Ravenclaw

 

Dio un segundo sobre a la taza de té que tenía enfrente y sintió como calmaba la resequedad de su garganta, producto del haber hablado tanto. Comenzaba a pensar que al final de aquella jornada de trabajo necesitaría tomar como veinte litros de agua para poder recuperar la lubricidad en su boca.

 

-Ahora bien, la profecía estará totalmente a la disposición de aquellos a los que haga referencia, esto si se lo puedo comentar, pues ya que una profecía es colocada en los estantes de la Sala de Profecías, solo aquellos a los que menciona pueden ir a tomarla- Añadió el inefable -Y no se preocupe, es de lo más normal que desee saber un poco del lugar en donde residirá su profecía, eso claro, si usted me permite llevarla al Ministerio- Finalizó el mortífago.

 

Al terminar de decir ésto, volvió a sorber de aquella taza de té que estaba delicioso. Ahora estaría a la espera de más preguntas o de la confirmación o denegación de la profecía.

[Sophie Elizabeth Granger]

-Lo mismo digo prima-dijo enarcando una ceja mientras la otra matriarca se presentaba y tomaba asiento con el empleado ministerial y ella. El elfo enseguida se acerco a su prima para ofrecerle algo que esta rechazo de inmediato con un gesto. La rubia miro a su prima con extrañesa pues normalmente solia ser mas amable con los sirvientes de la casa.

 

Mientras sus pensamientos se dirigian al extraño comportamiento de Valeskya el joven Keaton hizo una pregunta que claramente no era tan facil de responder. La familia tenia una profecia muy especial y era la responsable de algunas conductas entre las matriarcas. De hecho la auror sospechaba que el fantasma que les habia atacado en Halloween tenia algo que ver con aquella profecia. Sin percatarse de que lo hacia hasta que los dedos le dolieron la rubia habia estado apretando los brazos del mueble donde se encontraba sentada.

 

Como puede estar tan seguro que nadie mas podra tomarla? Necesito una total seguridad de que nuestra profecia no sera usada en nuestra contra-dijo la rubia poniendose de pie mientras miraba hacia el horizonte por uno de los ventanales. Hacia tanto que Robin se habia ido de casa para mantener segura la casa y tal vez incluso algo mas. A veces pensaba que habia sido egoista al dejarla ir y no ocupar su lugar pero el pasado no se podia remediar.

 

La vampira miro a su prima esperando encontrar la respuesta a si debia darle la informacion al mago frente a ellas o se lo guardaban. A veces deseaba que los vampiros realmente pudiesen leerse la mente o que minimo su primo Elvis estuviese ahi para decirles si podian confiar en el ministerial.

 

off: dramaaa xDDD

[Keaton Ravenclaw]

Keaton Andrew. Visita de parte del Departamento de Misterios.

 

Keaton ya sabía por qué camino iba dirigida aquella conversación,no pudo evitar una sonrisa en su rostro. Era de lo más normal que los magos y brujas de Ottery quisieran saber un poco más de donde serían alojadas sus profecías y de la seguridad que gozarían, pero ¿en que otro lugar estarían más seguras que en el Ministerio de Magia?

 

-Vera señorita Granger, el que alguien ajeno a la profecía pueda llevársela fuera del Ministerio, o incluso fuera del estante en el que se coloque, es imposible. La Sala en sí cuenta con varios sortilegios que impiden que los estantes sea derrumbados por cualquier tipo de magia, se blanca u oscura- Explicó el Ravenclaw.

 

Le daba algo de gracia al chico tener que explicar aquello, para él era algo cotidiano y normal. Nuevamente sus aires de suficiencia y de altanería salían a flote, dando por hecho que todos sabías exactamente todo. <<Son ignorantes>> Pensó el vampiro a la vez que sacaba un pergamino de entre sus ropas.

 

-Mire, ésta es la forma en la protegemos cada profecía, cada una tiene estos hechizos y sortilegios para evitar su destrucción y su robo- Dijo el chico enseñándole una lista de algunos de los hechizos, había más, claro estaba, pero esos no debían ser dichos por seguridad -Ahora, es momento de saber si nos dejarán llevarla al Ministerio, necesito saber pues aun debo visitar varias mansiones más y no quiero atrasarme ¿Señoritas Granges, me lo permitirán?- Inquirió el chico tajante.

 

No quería ser grosero, ni mucho menos, simplemente no quería perder más tiempo, ya llevaba más de lo esperado allí, y para aquel día aun le faltaba la residencia de los Dumbledore.

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia tomo el pergamino que el joven del ministerio le daba para que pudiese estar segura que la profecia de la familia Granger estaria protegida en manos del ministerio. Una vez que lo hubo estudiado con detenimiento miro a su prima por ultima vez antes de hablar. Suspiro profundamente y volvio a tomar asiento en la silla frente al Andrew y regresandole el pergamino se aclaro la garganta para comenzar a hablar

 

-Bien, la familia Granger tiene 4 matriarcas, Valeskya, aqui presente, Annick Black que se encuentra atendiendo a las visitas que llegaron antes de usted y una ultima matriarca ausente, Robin Dumbledore-comenzo a decir la rubia.

 

-No recuerdo una sola vez en que las 4 hayamos estado juntas ni aqui ni en otro lado. Tal vez piense que esto no tiene nada que ver pero cuando le cuente mas sabra por que lo digo. En sus inicions la Mansion fue fundada solo por tres de nosotras, Robin, Valeskya y yo. Cuando llego Annick, Robin se habia marchado por lo que jamas coincidimos las dos. Hace algun tiempo sufrimos un ataque digamos fantasmal y termine urgando un poco en nuestro sotano y ahi encontre un pequeño diario con nuetra profesia familiar-continuo hablando mientras le hacia señas a Polito para que le trajese el pergamino.

 

-Me gustaria decirle quien la escribio pero jamas logre saber quien escribio aquel diario. Aqui tiene nuestra profecia, supongo que la leera y tomara nota o debe llevarse el diario? Preferiria que fuese lo primero pues le tengo cierto apego al documento, ademas de ser una reliquia Granger-dijo mientras le daba el diario abierto en la profecia.

 

A mis descendientes una advertencia os dejo:

 

Jamas cuatro fundadoras juntas deben estar o terribles cosas podran pasar. El poder de las cuatro es terrible y dificil de controlar, no desoigan mi advertencia o se arrepentiran

 

-Vera señor Keaton, solo una de las matriarcas es humana y tal vez ella seria la unica que se controlaria ante un un gran poder. Valeskya y yo somos vampiras y Robin es un demonio. Ademas todo mundo sabe que no soy precisamente muy cuerda aunado a que no tengo ningun atadura moral que me impida usar un poder asi a mi conveniencia. Por si las dudas nos hemos cuidado de no estar juntas las cuatro bajo ningun concepto-acoto la rubia mientras esperaba la reaccion del chico-como no sabemos si solo se refiere a algo que afectaria a la familia o a todo mundo hemos decidido no poner a prueba la profecia

[Keaton Ravenclaw]

Keaton Aadrew. Visita de parte del Departamento de Misterios.

 

Al final, parecía que las matriarcas Granger se habían decidido a contar la profecía al funcionario del Ministerio, por lo que el chico se dedicó a escuchar la historia a la par que anotaba en unos pergaminos sujetados por un sujetapapeles,los datos más relevantes acerca de aquella profecía. Era una bastante interesante, quién diría que las cuatro matriarcas de una familia jamás pudiesen estar juntas, era algo ciertamente extraño, pero "normal" siendo los parámetros bajos los que se hallaban.

 

De pronto, Sophie sacó un diario y se lo mostró a Keaton, el cual tenía claramente escrita la profecía, lo cual era extraño, la profecía no se había materializado en forma de esfera de cristal, pero afortunadamente el inefable se sabía el conjuro para convertir aquellos en una profecías.

 

-Muy bien, mire señorita Granger, no me quedaré con el diario, simplemente extraeré la profecía, la esfera como tal, esa es la que permanecerá en el Ministerio y ésta página del diario ya no estará en su hogar, el resto del diario, si, ese estará intacto, no sufrirá daños- Explicó el mortífago.

 

Se quitó la varita de cerezo de detrás de la oreja y entonces apuntó a aquella página del diario, comenzó a hacer florituras muy complicadas con la varita y a murmurar hechizos en lenguas desconocidas, el viento parecía alterarse alrededor del diario y una especie de remolino se hizo presente. Se vio como una especie de luz azulada salía del diario, la página se había convertido en luz, y poquito a poco la luz fue atrapada en una esfera de cristal, tras unos segundos, la esfera se posó en la mesa de centro de aquella sala, y quedó brillando.

 

-Listo, he allí la profecía convertida en algo portable. Ahora señoritas, lo único que me hace falta para terminar con mi trabajo aquí, es que me llenen un formulario- Dijo el vampiro sacando un pergamino de entre sus ropas y una pluma auto-recargable.

 

Ficha de Registro de Profecías.

 

http://i.imgur.com/MNw3G.jpg

 

Nombre de los Patriarcas de la familia:

Link al registro de la familia:

Nombre(s) al (los) que hace referencia la profecía:

Lo que dices la profecía es:

¿En que año se hizo presente el primer indicio de esta profecía?:

¿Quién fue el que lo detecto?:

¿Qué datos puede proporcionarnos de ese suceso?:

¿El miembro que la presencio aun vive o ha fallecido?:

 

El vampiro ya solo esperaba el llenado del formulario para así poder irse al Ministerio a dejar la profecía de los Granger y partir de nueva cuenta a Ottery, pero aquella vez a la Mansión Dumbledore.

[Dana Gryffindor]

Era muy gracioso pensar que Tau iba a ser sobrina de un demonio tan pequeño cuando yo misma le había reprochado la raza que había adquirido por Sophie. Sin embargo sabía que mi hija iba a estar muy contenta al enterarse de la noticia de que había encontrado a su tío sano y salvo y que podría malcriarlo a su antojo dándole el cariño y el amor que ella siempre repartía a quienes la rodeaban.

 

-Descuida, mi hija es demonio también con tu hermana nos podrán ayudar bastante con la criaturita- entonces comprendí que debía bañarlo y no tuve problemas en ayudar- no hay problema, te ayudaré a bañarlo, tengo bastante experiencia con mis otras hijas- reí recordándolas de pequeñas y sin inconvenientes nos metimos al baño para limpiar al niño. Claramente, los tres terminamos repletos de agua tibia pues Seshiro era bastante inquieto a la hora de usar shampoo. Me divertí mucho bañándolo, aunque con cierta distancia para que el pequeño no me sintiera como una desconocida.

 

Su carita era tan dulce y tierna que no parecía ser hijo de aquel infeliz, pues era más parecido a su hermosa madre, Silverlyn.

Joacoo lo trataba con tanto cariño, con tanto cuidado, que hasta parecía ser él el padre del niño. Cosa que había sospechado en el momento en que mamá quedó embarazada.

-Hubiera sido lindo que este niño fuera tuyo- dije mientras el niño jugaba en el suelo, pero entonces sentí sus pequeños y frágiles brazos envolviendo mi pierna izquierda y le acaricié la cabeza para después agarrarlo de la cintura para tenerlo entre mis brazos.

 

Sus ojos tomaron el brillante azul de los míos, al principio parecía querer llorar, pero luego su mirada se relajó y empezó a reír contento y con su manito agarró mi nariz y me la estiró.

-Eres un niño muy travieso Seshiro- dije entre risitas y quitándote con suavidad su manito de mi nariz.

Lo abracé con ternura y apoyé mi cabeza sobre la suya clavando la mirada en Joacoo.

-Quédate con él estos días- le dije despacio -Antes de llevármelo deberé ir a resolver unos asuntos con su padre.

 

Seria, le dí un beso en el redondo cachetito de mi hermanito y se lo devuelvo al joven de ojos azules.

-Cuídalo, y en caso de que falle en el intento dile que me cautivó en el momento en que lo ví y que quiero que sea muy feliz.