☀ ｡.:* Castillo Lestrange *.:｡☀ (MM B: 97133)

[Samy Lestrange]

Era hora de emprender el regreso al castillo. La pelirroja se sacudió los restos de hielo que aún se aferraban a su ropa y a su cabello, contenta con la idea de poder cambiarse y entrar en calor. Después de cambiar los patines por sus botas, se abrazó a su madre y volvió a disculparse por su pequeña actuación.

 

- Estaba en juego mi honor de bruja tramposa... ¡Prometo no volver a asustarte! Durante una o dos semanas.

 

Ambas se reían y se regañaban mutuamente mientras caminaban hacia el oasis cálido y reconfortante que representaba el castillo en esos momentos. Sam no recordaba cuando había sido la última vez que habían pasado una mañana tan divertida juntas... Había descuidado mucho tiempo su relación con su madre, pese a que eran muy unidas, no habían estado pasado el suficiente tiempo juntas los últimos años.

 

Prometiendo a Sol que no se demoraría mucho en su cuarto, se apresuró hacia su habitación y se quitó con rapidez las prendas que comenzaban a estar húmedas y heladas y buscó ropa más adecuada para el resto de su día. Tendría que comenzar a buscar sitios a los que pudieran ir o cosas que pudieran hacer juntas para que aquel día no acabara como una excepción a la regla.

 

Pensativa frente al espejo, se cepilló la larga melena roja mientras volvía a pensar en lo extraño que rodeaba a los Lestrange. Era la única pelirroja en la familia, que ella supiera, al igual que Sol era la única con el cabello castaño. El resto, incluyendo a sus tíos y a los hijos de Sol, habían heredado el cabello y los rasgos de su abuelo. Así que Sol y Sam sólo se parecían entre ellas, ya que no tenían más ramas conocidas en su árbol, para saber de donde habían heredado los rasgos que no coincidían con los de Alexandre.

 

Encogiéndose de hombros, acabó por ponerse algo de brillo labial y comprobó que todo estuviera en orden con su cabello y ropa, antes de salir disparada hacia la habitación de su madre, impaciente por comenzar el paseo. Estaba a punto de golpear su puerta para meterle prisa, cuando el sonido de algo cayendo y de un vaso estrellándose en el suelo la sorprendieron.

 

- ¿Ma? ¿Todo está bien?

 

La ausencia de respuesta la preocupó y se debatió durante unos segundos sobre qué hacer. Llamó una vez más para cerciorarse, y al no oír nada más al otro lado de la puerta, la abrió y la empujó, preparándose para encontrar quién sabía qué al otro lado.

 

- ¡Solecito! ¿Qué tienes?

Editado 14 de Marzo del 2019 por Samy Lestrange

[Sol Lestrange Black]

El vaso resbalo de mis manos mientras intentaba recuperar el sentido de la orientación, por unos segundos apenas sabia quien era yo y donde me encontraba, el ruido de cristales rotos me hizo dar un respingo mientras a lo lejos un par de golpes en la puerta se dejaron escuchar, tenía una extraña sensación, como si no pudiera emitir ningún sonido ni movimiento.

 

Apenas note una nueva presencia en la habitación, mi hija apareció en mi campo visual aun borroso, al igual que mi mente, intente responder a su pregunta pero parecía no poder hacerlo, sacudí la cabeza un poco intentando con ello acomodar mis ideas y aquello pareció funcionar, tuve un flashazo y mi mente se aclaro de golpe.

 

--Si, estoy bien...-- respondí intentando mantener la calma, aunque en realidad no tenía mucha idea de lo que había ocurrido en realidad, sonreí a Sam que me miraba asustada, sin que comprendiera cual era el motivo de aquella preocupación, me sentía perfectamente bien. --¿Por que me miras así? -- pregunté confundida, hasta que vi el pequeño lió de cristales rotos justo a mis pies.-- Solo se me cayó el vaso...-- dije intentando calmarla, aunque en realidad no recordaba el momento en que aquello había pasado -- Ya vendrá alguien a recogerlo...

 

Tomé la mano de Sam que aun no parecía convencida de mi estado, por lo que me detuvo para volver a mirarme de pies a cabeza, solté una suave risa enternecida, uno de los dones de los Lestrange era justo ese , el preocuparnos demasiado por los nuestros. Negué suavemente suspirando antes de abrazarla.

 

--Estoy perfectamente deja de verme así, y vamonos ya que se me acaba de ocurrir que quiero un cambio de imagen... me caería bien ¿no crees? -- pregunte mirándome en el espejo, tenía demasiados años ya con aquella imagen, quizás era un buen momento para algo nuevo...

[Samy Lestrange]

Aunque Sol dijera que todo estaba bien, Sam no podía quitarse de la cabeza que algo andaba mal con su madre. En primer lugar, ella jamás era torpe, y aunque un accidente podía ocurrirle a cualquiera, su palidez y la lentitud de sus reacciones la alertaron aún más. ¿Quizás le habían dado una mala noticia? Pero Haydie no estaba por aquí y no había ninguna carta ni papel cerca que pudiera ver...

 

- Esto... ¿Sol? - la joven tiró de la mano de su madre para que se detuviera, aunque ésta sólo la abrazó para tranquilizarla.

 

Le parecía genial que la bruja quisiera un cambio de imagen y que actuara como si todo estuviera bien en el mundo, pero la segunda pista de que algo andaba mal era que ambas habían subido a cambiarse... Y Sol sólo se había quitado el abrigo, pero aún seguía con el mismo suéter, jeans y botas con los que habían regresado de su paseo.

 

- Tal vez me he perdido de algo pero... ¿no ibas a cambiarte de ropa? Ni siquiera te has cepillado el cabello.

 

La expresión de sorpresa de la Lestrange se convirtió en una risa distraída al darse cuenta que en realidad iba a salir a la calle en esas fachas. Y probablemente a enfermarse por no quitarse aquella ropa que habían usado para jugar en el hielo.

 

La envió a cambiarse con una sonrisa, sin dejar que la preocupación asomara a su rostro hasta que estuvo fuera de su vista. ¿Qué estaba sucediendo? Sentándose con desánimo, deseó saber qué ocurría para poder arreglarlo.

 

La reaparición de la bruja devolvió la sonrisa a su rostro y decidió que deberían seguir disfrutando de su día, tal vez eso ayudara a que Sol le contara lo que pasaba o a hacerla sentir mejor de alguna manera.

 

- ¿Y bien? ¿A dónde nos llevará el destino, señora Lestrange? - le preguntó levantándose de un salto para recibirla. - ¿Dónde quieres empezar tu cambio de imagen?

[Sol Lestrange Black]

Claro aquello era lo que estaba olvidando, aunque generalmente no tenia aquel tipo de lagunas, no pretendía aumentar la preocupación de Sam, probablemente después de aquel juego en el hielo mi mente se había congelado un poco. Corrí al vestidor tomando lo primero que encontré un suéter de cuello alto color verde y unos pantalones grises a cuadros, unas botas a juego y estaba lista.

 

--Ahora debería retocarme un poco ¿verdad?-- dije saliendo del vestidor y mirándome al espejo, para cepillar mi cabello, que por arte de magia volvió a su lugar sin que nadie pudiera sospechar de mi juego en el hielo.

 

Me quedé pensando en la respuesta a la ultima pregunta de Sam, hacia tanto que no me ocupaba de mi imagen, que no tenia mucha idea de por donde comenzar, aunque imagine que algún lugar debíamos encontrar dentro del callejón, por lo que nuevamente tome la mano de Sam dispuesta a partir.

 

--Bueno sea cual sea nuestra primer parada, el destino nos lleva al Callejón Diagon cariño, así que hacia allá dirigiremos nuestros pasos o nuestras varitas.-- dije riendo suavemente--En momentos como este desearía volver a tener un auto muggle, odio la desaparición casi tanto como la red flu...deberíamos ir a comprar uno también...-- Analicé, mientras revisaba que mi bolsa tuviera suficientes galeones, para todos nuestros caprichos. --Sabes que los muggles usan algo que llaman "tarjeta de crédito" así no usan galeones -- comenté divertida -- Así seria mas fácil viajar ligero...-- dije divertida.

[Samy Lestrange]

Qué silencioso se veía aquél lugar...

 

Aquella sensación era extraña, ya que realmente su hogar no era ni ruidoso ni ajetreado y jamás lo había sido, pero después de criarse con los Gaunt y de haber pasado ciertos períodos de tiempo en otros sitios dentro y fuera de Ottery, aún la sorprendía lo tranquilos que se veían los alrededores del castillo Lestrange.

 

No había niños corriendo por doquier, ni gente arrojándose la vajilla entre sí, ni peleando porque alguien le hubiera robado un suéter, una galleta o el caldero favorito a su hermana, ni separaciones escandalosas con todo y drama.

 

Hogar, dulce hogar...

 

Bordeando el camino del lago, la bruja se acercó al castillo canturreando. El lago en el que habían disfrutado la tarde con su madre hace días ya no era una masa congelada, lo que seguro ponía muy feliz a su principal ocupante. La primavera comenzaba a vibrar poco a poco, devolviéndole al jardín su paleta de colores acostumbrada.

 

Ya se encontraba a sólo unos pasos de la entrada, cuando los ruidos que provenían de algún lugar lejos de su vista la sorprendieron. Giró sobre sí misma intentando ver si era algún vecino de Ottery o los pequeños niños de Sol que andaban jugando por allí, pero el sonido tardó algunos minutos más en repetirse. Sonaba como...

 

¿Un aleteo? Los chillidos que acompañaron ese sonido le parecían conocidos, pero no podía recordar dónde los había oído antes. ¿Qué estaría tramando Sol? Tal vez por fin se hubiera decidido a conseguirles una mascota apropiada, que no fuera el antipático y molesto de Fokker. Con una sonrisa, se desvió de su camino y se dirigió al sitio de donde provenían ahora los sonidos, si algo interesante estaba ocurriendo definitivamente no quería perdérselo.

[Sol Lestrange Black]

Aquella mañana había despertado con una rara angustia en el pecho, los recuerdos habían comenzado a volver, pero no sabia que tan conveniente era seguir tomando aquella poción, entre las advertencias decían que no era prudente su uso frecuente, pero que mas podía hacer, confiaba en que en algún momento todo aquello terminaría por desaparecer de mi cabeza. La sacudí vigorosamente como si con eso pudiera deshacerme de aquellas imágenes que iban y venían, y aun dolían, aquellos ojos oscuros que no recordaba de quien era me perseguían constantemente.

 

Malek estaba echado en uno de los tapetes al costado de mi cama, rara vez se separaba de mi, desaparecía por algunas horas, pero siempre regresaba. Levantó la cabeza y me miró, mientras mi pequeña hada revoloteaba entrando por la puerta del balcón, le sonreí y voló hasta mi posándose en mi hombro--Hola bonita...--le saludé antes de que perezosa volara nuevamente hacia una de las almohadas de mi cama dispuesta a dormir la siesta, después de su paseo.

 

Caminé hacia mi mesa de noche y saque aquella botella, mas de la mitad de aquel liquido azulado había sido ya usada, lo contemplé unos segundos antes de decidirme a servir algo de agua en un vaso, 20 gotas, que pasaría si ponía 30 tal vez seria mucho mas rápido, me encogí de hombros y comencé a contar.

 

 

--Uno, dos, tres, cuatro...--el golpeteo en la puerta me hizo dar un respingo, no sabia si alguien debería enterarse de aquello, por lo que destape el frasco y vertí un pequeño chorro de poción a toda prisa sin pensarlo mucho-- Un segundo...-- dije dándome prisa para beber el contenido de un solo trago... el sabor era amargo tal como lo recordaba.

 

Por un segundo mi mente se puso en blanco, diluyendo esa parte de recuerdos que deseaba disipar, las imágenes se esfumaron aquello ya no me asustaba, empezaba a acostumbrarme, un segundo después volvía a ser yo, mas feliz, mas ligera. --Adelante...-- dije dejando el vaso sobre mi buró y dejando las gotas a un lado.

 

--Akra...-- la mirada inquisidora de Haydie me taladró, bajé la mirada y fingí demencia.

 

--¿Que pasa querida? -- pregunté casual mientras olvidaba completamente el por que me miraba de aquella manera. La elfina soltó un suave suspiro y negó con la cabeza antes de volver a hablar.

 

--No debe seguir haciendo eso...--reprochó, le sonreí y negué suavemente al ver el frasco,

 

--Supongo que son buenas no recuerdo para que las tomo...-- admití encogiéndome de hombros, por lo que desistió de seguir con el regaño.

 

--Afuera han dejado algo para usted...-- dijo apartando la mirada.

 

--¿Algo?¿Que es?-- pregunté llena de curiosidad, mientras caminaba hacia la puerta.

 

--Un hipogrifo...-- soltó como si fuera lo mas común del mundo, Malek se puso de pie para seguirme, aunque no sabia que tan buena idea era juntar un lobo huargo con un hipogrifo.

 

--¡Oh Merlín por fin ha llegado!-- dije emocionada por la noticia, abrace a Haydie por el camino y salí casi corriendo de la habitación seguida por mi fiel guardián de ojos violetas.

 

 

Cuando salí del castillo no pude mas que maravillarme de lo que veía, un hipogrifo pequeño , estaba amarrado en el árbol del columpio bajo mi balcón, contuve el aliento, era una de las criaturas mas adorables que había visto, Malek se detuvo en el ultimo escalón, sin emitir ningún sonido, aquello me lleno de calma, no quería que hubiera algún problema entre mis mascotas, aunque en realidad Malek y sus reacciones eran casi como las de un humano, por lo que no me extraño su actitud. Había deseado tanto tiempo volver a tener uno que no cabía de felicidad.

 

--¿Te gusta? ¿Esta hermoso verdad?-- le pregunté mientras me acercaba a la pequeña criatura que intentaba volar, agitando sus alas y lanzando pequeños chirridos. -- Todo esta bien bonito...-- dije acercándome despacio para no asustarlo mas. Acerqué la mano e intento darme un picotazo, era normal, debía estar confundido por el viaje-- No voy a hacerte daño...-- dije mientras me ponía de rodillas frente a el, tenia casi el tamaño del lobo que guardaba mis espaldas dispuesto a defenderme.-- Y el tampoco lo hará...-- advertí a Malek que soltó un suave gemido y dio un paso atrás.

 

El ruido de pasos me hizo volver la cabeza hacia el camino, donde una inconfundible bruja de melena roja como el fuego aparecía como caída del cielo.

 

--Cariño, has llegado justo a tiempo...- dije extendiendo la mano mientras mi pequeña miraba a nuestra nueva adquisición. Tenemos nuevo inquilino en el castillo...¿Es precioso verdad? ¡Ayúdame a ponerle un nombre!

Editado 31 de Mayo del 2019 por Sol Lestrange Black

[Leslie Ashryver PB]

 

 

Alessandra bostezo por el nuevo dia, tocaba seguir con el recorrido que el dia anterior no logro terminar, tenia varios pergaminos sobre la mesa de su comida al lado habia un vuela pluma y un tintero pegado estaba un bolsito de cuero que iba cruzado por el pecho. Esta vez se habia avivado y habia quitado pociones, papeles que no iba con el departamento de criaturas.

 

Su esposa descansaba muy comoda boca arriba porque su vientre le incomodaba de costado y boca abajo era imposible que durmiera. Alessandra sonrio y le dio un suave beso en los labios, se levanto de la cama para ponerse unos jeans negros, una remera azul y arriba un fino sueter de un azul mas claro, recogio su cabello en un medio rodete dejando suelto sobre el broche las puntas, acomodo todo los papeles en el bolso, tomo su varita y desaparecio de su cuarto del castillo Rambaldi.

 

Se aparecio detras de las rejas de la familia de su recien descubierta bisabuela, al menos lo que su abuela Ginny le habia comentado hace un tiempo atras. Asomo su cara por las rejas pero al final la termino abriendo para recorrer el camino marcado hasta la puerta donde toco un par de veće y Espero.

 

 

@@Sol Lestrange Black

 

#7

[Samy Lestrange]

El rostro de la joven bruja se rompió en una enorme y brillante sonrisa cuando la imagen más maravillosa que podría haber imaginado se materializó frente a ella, en el jardín de su hogar.

 

Sus pasos se convirtieron en ligeros saltos con las prisas por acercarse a aquél pequeño cónclave, con una carcajada rodeó con sus brazos a su madre y besó su mejilla antes de arrodillarse junto a ella frente a la pequeña criatura de la que provenían los aleteos y chillidos que la habían llevado allí.

 

- ¡Matisera! ¡Lo conseguiste!

 

Extendiendo su mano con cuidado para evitar asustar más al pobrecillo, rozó con las puntas de sus dedos las plumas encrespadas de su cuello, arrullándolo con sonidos calmantes para intentar evitar que quisiera arrancarles los dedos.

 

- Es una belleza... ¿Habías visto algo más pequeño y bonito alguna vez?

 

Un movimiento detrás de ellas llamó su atención, el omnipresente y feroz guardián de su madre ladeó la cabeza observando al nuevo inquilino con una lánguida mirada de curiosidad. Por fortuna, no parecía estar interesado en atacar al bebé hipogrifo. O no le parecía un bocado demasiado apetitoso o no le gustaban las plumas...

 

- Hola, Malek. ¿No estarás pensando en comer pollo, cierto? Sé bueno y no te comas al hipogrifo -le soltó en tono de regaño, aunque seguramente Sol ya lo habría avisado al respecto.

 

Aún le ponía los pelos de punta la forma en que esos dos se entendían y cómo el lobo parecía escuchar y entender a Sol como si de un humano se tratara, pero seguramente acabaría acostumbrándose, como a todo lo raro que formaba parte de su familia y a lo que ya se había acostumbrado.

 

- Mmm... ¿y cómo sabemos si es niño o niña para elegir su nombre? - le preguntó a su madre observando con atención a la criatura con los ojos entrecerrados. - ¿Ya te has fijado?

[Sol Lestrange Black]

Mi pequeña niña de fuego tomó aquella sorpresa igual que yo, era bien sabido por ella que yo añoraba un hipogrifo hacia años, ya que el ultimo tras el éxodo de la mansión Black Lestrange había quedado justo en aquellos terrenos, aquel adorable ser era de las pocas cosas que extrañaba de aquel lugar, incluso mucho mas que al propio patriarca. Recibí aquel abrazo con entusiasmo, aquello definitivamente era una herencia mía, la espontaneidad con la que nos dábamos a lo que amábamos sin reservas ni condiciones.

 

Observé la manera en que hablaba con con Malek, y me provocó una suave risa, empezaba a acostumbrarse también a aquella adorable compañía, lo cual me complacía, ya que el lobo parecía parte ya de la familia. El lobo parecía siempre entender lo que le decíamos e incluso siempre y de alguna manera lograba comunicarse. Me encogí de hombros mientras bajaba la cabeza en señal de entender y se alejaba unos cuantos pasos del pequeño polluelo de hipogrifo entendiendo que su cercanía le ponía mas nervioso.

 

La criatura pareció relajarse un poco y aunado a ello las caricias de Sam le calmaron haciendo que se echara mas cómodo sobre el césped. Observe a ambos y no podía dejar de sonreír, me parecía una imagen tan maravillosa, en par de adorables cachorritos interactuando de manera tan dulce que casi me derretían.

 

--Tienes toda la razón, es una cosita pequeñita y hermosa...-- reafirmé su comentario antes de responder su ultima pregunta-- No pienso profanar sus intimidades pero en realidad me parece recordar que pedí un niño -- respondí riendo un poco ante el comentario-- había pensado en Idris...¿Que te parece?

 

Haydie salió apresuradamente de la casa llamando nuestra atención, por lo que pregunte inmediatamente:

 

--¿Pasa algo?--la elfina negó suavemente tranquilizandome.

 

--Hay alguien fuera de la reja Akra, no parece nada grave, supongo que tiene visita...

 

--Oh... entiendo, ve a ver de quien se trata y hazle pasar querida...-- dije antes de volver mi atención a la luz de mi vida y el polluelo que cansado del ajetreo había decidido por fin tomar una siesta.

 

 

Haydie

 

Con un suave crak la elfina del castillo Lestrange apareció en la reja del castillo, donde una dama de cabellos rubios esperaba a ser atendida, con la amabilidad que el caracterizaba Haydie se acerco abriendo la reja, para la recién llegada.

 

--Buen día madame ¿En que puedo ayudarle?

 

 

@

[Samy Lestrange]

El enorme lobo pareció entender que su presencia era poco menos que bienvenida por la criatura chillona que aleteaba entre las brujas aún amarrado a su poste. Dedicándoles una aburrida mirada, se alejó de ellas con expresión orgullosa, sin alejarse ni perder de vista del todo a su ama.

 

Curiosamente, al chucho sólo le faltaba poner los ojos en blanco para parecer aún más humano de la cuenta. Sólo Sol podría encontrar un compañero peludo tan peculiar y hacerlo prácticamente parte de la familia. Algún día los encontraría cenando en el comedor y Malik tendría su propio sitio en la mesa, ya podía imaginarlos.

 

No pudo evitar reírse ante la forma de Sol de negarse a "revisar" a la criatura, profanando sus intimidades. Si ella recordaba mal o los encargados de traerlo se habían equivocado, podrían acabar llamando Pedro a una hipogrifa o Penélope a un Penélopo...

 

- Eso podría ser problemático... por muchas razones - le dijo rodeando la cintura de su madre con su brazo y recargando la cabeza en su hombro mientras miraban al pequeño que retozaba en tranquilidad ahora que Malek se había apartado.

 

- Idris suena bonito... y podría considerarse unisex, así no tendríamos que preocuparnos luego de cambiarle el nombre si resulta que no es un niño...

 

La última vez que había tenido como mascota a un hipogrifo, había sido el ejemplar que Mel tenía cerca de la cabaña, una enorme bestia orgullosa y ferozmente preciosa. Este pequeñajo tardaría su tiempo en convertirse en un hipogrifo adulto, pero estaba segura de que sería tan impresionante como aquél.

 

- Umm ma... ¿deberíamos buscar un adiestrador de hipogrifos o algo así? No se tú, pero yo no se mucho sobre cuidar de estos bichos más allá de lo que comen...