☀ ｡.:* Castillo Lestrange *.:｡☀ (MM B: 97133)

[Samy Lestrange]

Un pastel glaseado. Aquello era lo que venía a la mente de Sam al ver por el gran ventanal, la nieve como una capa cubriéndolo todo, el lago congelado centelleando bajo los débiles rayos del sol de invierno. Era la primera vez en días que podía ver el cielo despejado, lo que hacía que la mañana adquiriera ese toque cristalino y transparente de los cuentos de hadas, como un reino de hielo allí afuera.

 

El silencio del castillo la rodeó mientras se bebía el café sentada sobre la mullida alfombra, un silencio al que sus habitantes se habían acostumbrado con el pasar de los años. La gran ventaja de la poca afluencia familiar en el castillo era que podía pasarse la mañana en pijama en medio de la sala y realmente no tenía que preocuparse por cruzarse con alguien o porque alguien la regañara.

 

- ¿Haydie?

 

Sabía que aunque no alzara la voz, la elfina de su madre nunca se hallaba demasiado lejos y acudiría sin demora. El ligero 'pop' que oyó a sus espaldas le indicó que sí la había escuchado y la voz familiar de Haydie la hizo girar ligeramente su cabeza hacia donde se hallaba.

 

- ¿Niña Sam? ¿Le gustaría más café?

 

La pelirroja giró pensativamente su taza, deseando que de verdad el jardín estuviera cubierto de glaseado y no sólo de hielo y nieve. Negó con la cabeza, bebiendo el último contenido de la taza antes de que acabara enfriándose.

 

- Ya no, gracias. ¿Sabes dónde está la bruja malvada, mejor conocida como mi madre?

 

- La ama Sol - la elfina pareció contenerse de decir algo más para defender a su protegida, y continuó en su tono normal - aún no ha bajado.

 

- Qué extraño, suele ser la primera en comenzar las mañanas.

 

Frunciendo el ceño pensando en qué le sucedería a Sol, dejó su taza abandonada y se levantó de un salto, pensando en ir a despertarla. El día era bastante bonito pese al terrible frío que sabía que hacía afuera, quizás pudieran aprovecharlo para tomarse el día libre y patinar en el lago hasta que estuvieran heladas y agotadas.

 

Había muchas cosas que hacer en la casa, pensó mientras cruzaba frente al árbol de navidad que seguía decorado y brillante en su lugar. Lo bueno era que nadie movería el árbol sin su permiso, aunque se quedara allí hasta abril si se lo olvidaba. Podría ocuparse de redecorar más tarde, ahora decidió que era un buen momento para despertar a la bella durmiente y saltar sobre su cama.

[Sol Lestrange Black]

El día había llegado demasiado pronto, casi me había tomado por sorpresa cuando abrí los ojos y el Sol ya estaba intentando colarse por las cortinas de mi habitación, refunfuñe un poco antes de ponerme en pie y consultar el reloj que reposaba sobre mi mesa de noche. Eran casi las 10 de la mañana, el haberme tomado unos días en el ministerio me estaba volviendo perezosa, aquello no era bueno, me levante de la cama y me dirigí a dame una ducha, aquello siempre terminaba por hacerme despertar.

 

 

Poco tiempo después estaba lista frente al espejo, aquel día no tenia planes para salir del castillo, así que unos jeans oscuros y un suéter de cuello alto color morado serian suficientes para estar en casa. Unas botas de tacón alto completaban el atuendo mientras mis rizados cabellos caían libremente sobre mis hombros . Me contemple mientras ponía brillo en mis labios. Tener tiempo para mi era raro, casi siempre me la pasaba ocupada entre el trabajo, los niños y el negocio. Mis hijos estaban con su padre, el trabajo estaba en espera y los negocios en buenas manos por lo que aquellos días eran míos. Un poco de perfume y estaba lista para ir a desayunar.

 

 

Tarareando una melodía que tenia clavada en la cabeza, baje las escaleras hasta el primer piso, desde lo alto podía mirar como siempre grandes jarrones con flores frescas, la imagen me hizo suspirar, adoraba aquel lugar y como los elfos lo mantenían siempre a mi gusto, guiados por la eficiente mano de Haydie, ella era simplemente la guía de aquella casa y eso era algo que siempre le agradecería, sin ella simplemente no habría nada. El árbol de navidad seguía ahí, bueno después de todo no había tenido ni tiempo ni ganas para quitarlo.

 

Y grata fue mi sorpresa cuando de la cocina una cabellera roja con ojitos hermosos salio a mi encuentro, la mire y me apresure a bajar los escalones que me faltaban se había quedado distraída mirando el árbol, probablemente pensando en la mejor manera de incendiarlo sin llevarse algún otro mueble en el intento. Sonreí , y fue entonces cuando su mirada se cruzo con la mía

 

 

--Luz de mi vida hermosa...-- dije corriendo el ultimo tramo para ir a su encuentro.--Buenos días mi niña, que bella sorpresa-- dije mientras la abrazaba y llenaba de besos-- ¿Por que nunca me avisas cuando llegas?-- le reproché apartándola un poco para poder mirarla de pies a cabeza-- Amo tenerte en casa ¿Ya desayunaste? vamos a pedirle algo rico a Haydie, ¿te parecen unos waffles con manzana y canela?, después podemos ir de compras o hacer lo que tu quieras -- sugerí-- También necesito buscar una institutriz para tus hermanos ¿me ayudas con eso?

[Samy Lestrange]

La pelirroja sonrió cuando escuchó el mismo reproche que su madre dejaba caer cada vez estaba en el castillo. Prefería caerle de sorpresa cuando volvía a la casa, aunque a veces fuera ella quien se llevara las sorpresas más grandes... con una familia como la suya, eso era inevitable.

 

- ¿Qué tendría de divertido que te avisara cada vez que estoy en la casa? - Se lanzó a sus brazos para poder devolverle el abrazo y besuquerla a gusto, sin poder evitar espiar su mano disimuladamente, para asegurarse que Haydie no le hubiera mentido.

 

Sol a veces podía tener ideas locas, y cuando había decidido casarse con un desconocido sin haberle dicho nada ni haberlo presentado a la familia, el berrinche que Sam había montado no había sido demasiado bonito. La recepcionista del hotel probablemente correría si decidía pasarse por allí, si es que aún trabajaba para la Lestrange.

 

Pasado aquel día, había temido que quizás la bruja mayor hubiera decidido casarse de todas maneras, sin que ella estuviera presente para evitar que le montara otro drama Lestrange. Después de todo, no solía tomarse demasiado bien cada posible boda de Sol... Sabía que no era el estilo de su madre y que no haría algo así, pero aún así no podía evitar la sospecha.

 

- Bueno, en realidad ya he desayunado... Quería esperarte - le dijo disculpándose con una sonrisa -- pero no parecías tener prisa por despertar y ya estaba hambrienta. Hablando de eso, vamos...

 

La bruja tomó la mano de la ojimiel (xD) y regresó hacia la cocina llevándola con ella. Tendría que dejar para más adelante el plan de saltar sobre la cama de su madre... Pero al menos ya estaba despierta. Haydie, como de costumbre, se apresuró a atenderlas y a servir la mesa con rapidez.

 

- Estaba pensando que quizás podríamos ir a patinar al lago... Se ve precioso y hace mucho que no lo disfrutamos. Haydie me dijo que no tienes a los niños hoy - sonriendo con picardía, tomó una preciosa manzana roja del tazón que Haydie dejaba siempre para ellas y la lanzó al aire para luego atraparla. - Podríamos tener un día madre hija... Patinar, comprar, ir al spa o a un bar... - mordiendo su manzana, saboreó su fruta favorita antes de fruncir el ceño en confusión. - Pregunta uno, ¿para qué necesitarían una institutriz? Tienen a su 'abuela' Haydie para ellos... Y, pregunta dos, ma... ¿Por qué hay un perro mirándonos fijo desde la puerta?

Editado 27 de Febrero del 2019 por Samy Lestrange

[Sol Lestrange Black]

Una vez en la cocina ambas volvimos a tomar nuestros lugares, adoraba la cocina, no recordaba cuando había sido la ultima vez que habíamos hecho uso del salón comedor, aquello era una simple formalidad para llenar el espacio, la cocina siempre era el punto de reunión familiar, o en todo caso la biblioteca. Sonreí divertida escuchando el plan para el día de mi pequeña, la verdad es que moría de ganas de pasar tiempo con ella, eran pocas las veces que podíamos hacerlo y cualquier pretexto y lugar era perfecto para ello.

 

 

--Me encanta la idea, vayamos a patinar, después de compras y luego al spa, así podemos tener toda la perfección junta...-- afirmé emocionada mientras tomaba un poco de aquel delicioso omelette que Haydie había creado especialmente para mi.

 

 

--Pregunta uno, ¿para qué necesitarían una institutriz? Tienen a su 'abuela' Haydie para ellos... Y, pregunta dos, ma... ¿Por qué hay un perro mirándonos fijo en la puerta?-- Mi pequeña continuó hablando con aquella especial chispa que le caracterizaba lanzando un par de preguntas al aire que me hicieron soltar una suave risa ante la mención de Malik que nos miraba desde la puerta trasera de la cocina.

 

 

--Respuesta numero uno...--dije divertida -- Haydie tiene ya demasiadas cosas que hacer para encargarse también de la educación de tus hermanos, ademas este año irán a Hogwarts y no podemos mandarles como un par de animalitos salvajes.-- mencioné divertida - Y respuesta numero dos...-- dije mirando al lobo, que haciéndose notar camino hacia mi con aquel andar elegante y altivo que siempre me hacia sonreír--Es un lobo mi amor, su nombre es Malik y es nuestra nueva mascota....-- indiqué acariciando sus orejas con cariño-- ¿Es hermoso verdad? Llegó un día y nos enamoramos el uno del otro, así que se quedo y ahora es mi guardián de día y noche, a menos que decida salir a cazar como anoche y no volver hasta ahora...

 

 

Malik gruño suavemente y de manera amistosa a Sam que lo miraba confundida, sin duda era raro ver una criatura de ese tipo y mas aun en actitud de "mascota", su tamaño era enorme y su aspecto nada amistoso, pero conmigo se comportaba como un manso cachorro cosa que siempre sorprendía a propios y extraños.

 

 

--Parece que le has caído bien mi vida....-- dije terminando mi desayuno, mientras volvía a acariciar la cabeza de mi guardián-- ¿Estamos listas?-- pregunté apartando el plato y dando el ultimo trago a mi jugo, para después morder una roja manzana que estaba en el frutero, Malik la miro y decidí darle un trozo el cual comió con avidez.-- No serias un buen Lestrange si no te gustaran las manzanas...

[Samy Lestrange]

- ¿Animalitos salvajes? Qué bonita descripción... Y eso que no has sufrido mi primer año en el colegio. Creo que Mel les acabó diciendo que se las arreglaran como pudieran y dejaran de molestarla cada vez que le enviaban una lechuza por mi comportamiento. Me parece que la frase correcta fue, "Ahora es su problema" - Sam soltó una carcajada y se encogió de hombros.

 

Tener a Mel como tutora había sido una experiencia más que extravagante. Y descubrir que en el colegio no valía ninguna de las reglas que regían la vida en la cabaña había sido un particular golpe. Le había costado más castigos que a la mayoría dejar de embrujar a cualquiera que la molestara y aprender a comportarse como una buena estudiante mientras hubiera profesores cerca. Por fortuna no la habían expulsado, aunque fuera un dolor de cabeza para sus profesores, también le habían cogido cariño con el tiempo. Era una revoltosa, pero buena en sus estudios cuando no se hallaba castigada.

 

- No se parecen a su padre, y eso ya es un gran logro para los pobres niños...

 

Confusa por la segunda respuesta de su madre, la pelirroja se aupó sobre la mesada cuando la enorme bestia se acercó hasta la mesa de la cocina, como si de una mascota se tratara. ¿Por qué podían tener un lobo y no un hipogrifo? Observó al animal con atención y luego a su madre, que parecía feliz de malcriar criaturas extrañas sin reparar en su tamaño.

 

- Mmm... sí, parece bastante simpático - le dijo con una risa irónica cuando lo oyó gruñir en su dirección. - ¿No quieres comerte a la bella pelirroja, verdad, lobito?- bajó de un salto al suelo y dejó los restos de su manzana en un plato, intentando no moverse demasiado cerca de la mole de pelo que su madre trataba como a un gatito.

 

Al menos, parecía bastante contento con las atenciones de Sol y se comió su trozo de manzana, observando a la castaña con sus ojos lila, como si tuviera que vigilar a su dueña con suma atención. Qué curioso color de ojos para un perro...

 

- Supongo que deberíamos cambiarnos antes... Yo no puedo patinar en pijama y tú te congelarás allá afuera sólo con un suéter. A menos que Malik sirva también como abrigo para el frío.

[Sol Lestrange Black]

Adoraba aquellos momentos a su lado, tenia la magia única de hacerme siempre sentir feliz, por muy gris que fuera el día, cada una de sus palabras eran como una campanita que me despertaba de cualquier letargo, y me vaciaba de todo mal humor o sentimiento negativo, sin duda era una de las mejores personas con las que podía compartir y aunado a ello era mi hija, una verdadera bendición.

 

Reí ante su comentario, Malik no era precisamente amable con toda la gente que se me acercaba, pero con ella parecía estar cómodo, lo cual agradecía, mis hijos le gustaban y parecía entender que no eran un peligro, parecían agradarle. Acaricie nuevamente su lomo mientras me ponía de pie dispuesta a subir por un abrigo, Sam tenia razón fuera del castillo debería estar helando.

 

--Por ahora lo prefiero a mi lado y no sobre mi-- bromee ante el comentario del abrigo--No te hará daño cariño, es bastante amable en general, aunque la ultima visita que tuve, pareció no gustarle nada-- recordé refiriéndome a mi ex marido, que particularmente a nadie le agradaba.--¿ Es adorable verdad? - pregunté mientras salíamos de la cocina y nos seguía rumbo a las escaleras, mientras estaba en casa parecía no querer separarse de mi ni un segundo.

 

Tras algunos minutos ambas brujas estuvimos listas para nuestra aventura en el hielo, hacia tanto tiempo que no patinaba que tenia algo de miedo de haber olvidado como se hacia, al pie de la escalera Haydie nos esperaba ya con los patines listos.

 

--Siempre estas un paso adelante querida-- le alabé mientras sonreía y tomaba mi par, caminando hacia la puerta, el primero en salir fue el lobo que correteo un poco frente a la puerta esperando a que salieramos a hacerle compañía.

 

Sonreí divertida al verlo, era raro verlo adoptar esa actitud, generalmente se comportaba mas como un humano... aquel pensamiento me perturbo un poco, pocas veces me detenía a analizar su comportamiento, justo por eso, por que no se comportaba como un animal normal, me encogí de hombros y negué con la cabeza mientras alejaba de mi cabeza aquel loco pensamiento.

 

Llegamos a las orillas del congelado lago, que parecía un espejo infinito blanco y perfecto, imagine que el pobre calamar estaría pasándola mal en las profundidades intentando alejarse lo mas posible de la capa de hielo. Tardamos poco tiempo en ponernos los patines y disponernos a comenzar con la hazaña, siempre me sentía como una niña pequeña al hacerlo, me recordaba tanto a mi infancia, cuando Farkas y yo lo hacíamos, obviamente a escondidas de papa ya que su "princesa " no podía hacer semejante barbaridad. Malik me miró y yo le sonreí, como si pudiera entender mis gestos, comenzaba a creer que aquello era cierto.

 

--¡¡Listo muñeca a patinar!! -- indiqué a Sam antes de lanzarme a dar la primer vuelta en la orilla esperando por mi pequeña pelirroja.

[Samy Lestrange]

- ¿Por ahora? ¿Es que planeas convertirlo en un abrigo en el futuro, o duermes con él encima?

 

Sam no pudo evitar bromear ante la extraña frase de su madre... Sólo le quedaba esperar que no fuera a "enamorarse" del chucho tan literalmente, ya tenían una familia bastante disfuncional sin llegar a la zoofilia. ¡Hola, soy Samantha Lestrange! No conozco a mi padre pero él y mi mellizo son algo así como demonios, y el segundo es un insufrible mono molesto. Mi tío es una especie de zombie demonio y ama a mi madre. Mi casi abuela es una elfina y mi casi padrastro un lobo... ¡Ja! Casi le ganaban a la madre adoptiva demente y a la hermana lugat, sin mencionar que aún no sabía qué eran sus hermanos, dada la mitad de su adn.

 

Sonaba aún peor cuando los enumeraba a todos juntos, y eso que amaba a su familia... la mayoría de los días, y nunca a Fokker, pero definitivamente sonaba a un menjunje disfuncional. El lobo las siguió hacia la escalera y empujó su pierna al pasar al oír su pregunta, como si la hubiera entendido. Tendría que revisar si Sol le había asignado una habitación en el castillo a su mascota y tener una conversación seria con ella. Y si dormía en su habitación... ¿tendrían que tener dos conversaciones?

 

¡Mejor deja de preocuparte por tonterías y disfruta el día! La pelirroja negó con la cabeza divertida y se apresuró a su habitación para arreglarse y buscar ropa abrigada, además de sus guantes y gorro. Se alistó rápidamente para encontrar a Sol y bajaron las escaleras entre risas, hacía mucho tiempo que no tenían un día sólo para ellas, sin drama y sobre todo sin incendios.

 

- ¿Malik también patina? - preguntó entre risas al ver al lobo correteando en la nieve de la entrada y esperando a las brujas.

 

Como siempre, Haydie estaba preparada para todo y tenía los patines listos para ellas. Le agradeció con una sonrisa y se alejó hacia el frío, le encantaban los días de nieve y no tardó en ponerse a brincar sobre la helada capa en su camino al lago.

 

- ¿Crees que podría sobornar a tu nuevo mejor amigo para que le de un par de mordidas a alguien de mi parte? - le sonrió a su madre con su mejor carita de inocencia mientras se ponía los patines y luego le guiñó al lobo, acariciando el pelaje de su cuello. - Una semana de bistecs si muerdes a Fokker, dos si es en su pomposo trasero... Un mes si el mordido es Evil.

 

Se apresuró a alejarse de su madre antes de que pudiera regañarla por instar al lobo a hacer aquello. De todas formas, era un perro, no podría entender su pedido... Era una lástima. Dio una vuelta dejando su cuerpo volviera a acostumbrarse a los patines antes de cambiar de dirección hacia Sol.

 

- ¿Un helado si te atrapo?

[Sol Lestrange Black]

Negué suavemente con la cabeza al escuchar a mi pequeña hablando con Malik y haciendo sus peticiones, era extraño, pero tenia la impresión de que el lobo entendía perfectamente todo lo que decía y ahora lo que mi hija también le decía, ya que la miraba atentamente, me encogí de hombros, solo esperaba que si así era mi pequeño amigo no tomara muy en serio su petición, en realidad si se comía a Evil no me importaba, pero mi hijo si era otra historia.

 

Me quede en la orilla en lo que me acostumbraba nuevamente a los patines, dicen que lo que bien se aprende nunca se olvida, pero mas valía tomar las cosas con calma, no quería terminar con el trasero congelado o algún hueso roto que obstaculizara nuestros planes para el resto del día. Sam se alejo entre risas después de sus instrucciones a mi lobo, que se sentó en la orilla del lago como si supiera también que no era buena idea seguirnos dentro.

 

--¿Un helado si te atrapo? -- escuché saliendo de mis pensamientos, levante la ceja ante aquel reto, probablemente estaba falta de practica pero le llevaba bastantes años de experiencia, por lo que asentí vigorosamente antes de lanzarme con todo hacia el centro del lago.

 

--Que sean dos...-- dije pagada de mi, mientras emprendía la carrera al rededor del lago para empezar con el reto, en cuanto estuve ahí fue como si el tiempo no hubiera pasado y ayer mismo hubiese sido la ultima vez que había recorrido aquel lago, aquella sensación de libertad era reconfortante, el frió viento golpeando contra mi rostro, disipaban cualquier idea de mi cabeza.

 

Giré un poco la cabeza para checar mi ventaja, de apoco se acercaba mas, por lo que era momento de cambiar de dirección, frene bruscamente haciendo que hielo chirriara bajo mis patines, había olvidado lo divertido que ello era, Sam siguió de largo mientras yo reía divertida emprendiendo la huida hacia el otro lado, escapando de su persecución.

 

¿En que momento había dejado de divertirme así, para convertirme en una adulta sería y responsable? Me había olvidado de muchas cosas para enfrascarme en mis negocios, en mi trabajo, en mi vida amorosa, que por cierto iba de mal en peor, solté una suave risa ¿Acaso necesitaba de todo aquello? Tenía lo mas importante y justo venia detrás de mi con el pelo rojo encendido. Estaba completa....

[Samy Lestrange]

Las risas y carcajadas coparon rápidamente los alrededores, vibrantes y llenas de alegría. La libertad de correr contra el viento helado, girar y perseguirse invadió a ambas brujas, devolviéndolas a la simple tarea de jugar que hace mucho tiempo no disfrutaban. Como dos niñas pequeñas, sin preocupaciones ni deberes, sólo la felicidad de estar juntas.

 

Sol era rápida esquivándola, sólo había podido acercarse dos veces hasta ella antes de que rápidamente virara alejándose, llevándose la promesa del futuro helado con suma facilidad. Lo malo de que fuera su madre, era que la conocía demasiado bien y sabía cómo quitársela de encima.

 

- Me parece a alguien le tocará pagar el helado hoy...- La voz cantarina de su madre se burló entre risas cuando volvió a escaparse por los pelos, tan ágil sobre el hielo como si hubiera nacido sobre esos patines.

 

- ¡Ja! - la pelirroja se encogió de hombros y volvió a alejarse siguiendo un círculo imaginario, su cabello girando a su alrededor en cada movimiento. - Saldría de tu bolsillo de todas maneras, ¡tú me mantienes!

 

Le sacó la lengua como una niña mientras se reía. Era cierto, realmente Sam no tenía un solo knut en su bolsillo y no tenía un trabajo del que sacar ganancias... Mal, muy mal, bruja mala.

 

Lo bueno era que ella también conocía a su madre y sabía muy bien cómo hacer trampas. Esperó a que su madre no la mirara y se preparó para su plan, sabiendo que la bruja caería en él. Durante uno de sus giros, dejó que sus pies resbalaran bajo ella y el hielo rápidamente fue a su encuentro.

 

Había amortiguado la caída con un simple hechizo, lo que hizo que en realidad fuera como deslizarse sobre blando algodón, pero la superficie no dejaba de estar helada y le traspasó rápidamente el frío a través de su ropa.

 

Cuando Sol se percató de lo que sucedía y se apresuró a su lado, la joven contó lentamente hasta diez mientras esperaba a que estuviera lo suficientemente cerca y entonces la atrapó en un abrazo que las hizo rodar a ambas sobre el hielo.

 

- Creo que me debes dos helados. ¡Te atrapé! - le dijo con una amplia sonrisa.

[Sol Lestrange Black]

Aquellos instantes me hacían sentir completa y viva, no necesitaba nada mas, lo tenia todo, me parecía tan absurdo ponerme a pensar en cosas que ante eso perdían todo fundamento e importancia, mi vida siempre había estado completa, no hacia falta tonterías absurdas e ilusiones baratas y efímeras, tenia lo mas real, el amor mas puro y pleno, que justo así me hacia sentir, plena.

 

 

Suspiré volviendo a la carrera, no podía distraerme en sentimentalismos, mi supremacía sobre los patines estaba en juego y no me gustaba perder, así fuera en una lucha llena de amor como la que ahora se llevaba a cabo sobre el congelado espejo bajo nuestros pies, todo iba de maravilla, aunque sabia bien que pasara lo que pasara tendría que pagar los helados, aquello era inevitable.

 

 

Escuché un grito tras de mi, lo cual me hizo frenar súbitamente levantando una pequeña capa de hielo bajo mis pies, gire de inmediato para encontrarme a mi hija tendida en el frío hielo, no lo pensé, mi reacción fue instantánea, cuando estuve lo suficientemente cerca me percate de mi error, había caído en la trampa como una principiante.

 

 

Sus brazos me rodearon lanzándose sobre mi, sin poder oponer resistencia ambas caímos nuevamente en el frío hielo entre risas, acaricie sus cabellos rojo fuego desordenandoles antes de poder volver a retomar el aliento entre risas y la sorpresa, sin duda debíamos hacer aquello mas seguido, me había olvidado de lo bien que la pasábamos juntas, olvidándonos de todo.

 

 

--Eres una pequeña tramposa luz de mi vida...-- le reproché en medio de un ataque de besos-- eso no se le hace a tu madre ¡Me asustaste!-- dije entre risas -- Y ahora vamos a cambiarnos antes de morir congeladas, porque aun tenemos mucho por hacer...-- dije levantándome para después darle la mano y ayudarle a hacer lo mismo.

 

 

Entre risas y falsos reproches volvimos al castillo tomadas de la mano, era increíble como una sola presencia de quien amas, te hace cambiar las perspectiva de tu vida y darte cuenta de lo absurdo que es enfrascarse en el pasado, aquello me daba mas motivos para hacer aquello que llevaba varios días aplazando, era momento de tomar valor y dejar que las cosas retomaran su camino y con un poco de ayuda mágica podría ser mucho mas sencillo.

 

 

Llegamos juntas al castillo y de igual forma subimos al segundo piso dispuestas a cambiarnos para salir, nos separamos en la puerta de mi habitación. Una vez dentro me dirigí a mi secreter en el había guardado aquella compra que había hecho semanas atrás, tome la llave del cajón el cual abrí despacio, casi con miedo. Tenía que hacerlo si pretendía seguir, aquel recuerdo aun dolía y mas ahora como estaban las cosas, tenia que poderle remedio inmediato antes de volver a caer en la tristeza, no valía la pena.

 

 

Tomé aquella botella Destilado borra recuerdos, rezaba en una bonita letra, era la única forma de volver a tomar las riendas, dejando aquel mal recuerdo lo mas lejos, incluso como si nunca hubiera existido, aquella idea me estrujo el corazon, pero era necesario, suspiré mientras servia un poco de agua en un vaso, cerré los ojos

 

 

--Hazlo de una buena vez Solatrix-- me dije a mi misma antes de verter un poco de aquella botella en el vaso.

 

 

Me concentre en aquel recuerdo, aquel primer encuentro, sus ojos, su rostro, su voz, su aroma, su esencia, los momentos juntos y los sueños que nunca se cumplieron, justo eso era lo que mas deseaba olvidar, hacer de cuenta que eso jamas había existido, levante el vaso y lo puse frente a mis ojos, algo dentro de mi aun se resistía al olvido, aunque en el fondo sabía que aquello solo había sido sueños y fantasías , porque todo había vuelto a su verdadero lugar...

 

 

--Como si nunca hubiera existido...-- pronuncié mientras una ultima cristalina lagrima rodaba por mi pálida mejilla, sin pensarlo mas lleve el vaso a mis labios y apuré su contenido en mi boca, su sabor era amargo, tal como lo imaginaba, pero no me importo, deseaba olvidar y dejar de sentir todo aquello que aun me alteraba. Aunque el resultado fuera temporal, siempre podía volver a repetirlo.

 

 

La sensación que siguió me dejo fría, el vaso cayo de mis manos mientras mi mente se quedaba en blanco por unos segundos, una sensación de vértigo me hizo tomarme con fuerza del mueble antes de caer, no era para nada agradable, el aire escapo de mis pulmones y mi corazon comenzó a bombear con fuerza, podía escucharlo retumbar en mis oídos. Respire profundamente intentando recomponerme y así fue un segundo después el color volvía a la habitación, y mi mente retomaba las ideas, obviando de manera mágica lo que quería olvidar.

Editado 7 de Marzo del 2019 por Sol Lestrange Black