Luz del Carmen Gryffindor

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Rol Ministerial: Santas Escobas Voladoras.

Estaba cclaro: La golpeadora de los Appleby Arrows pensaba que no me daría cuenta de su reacción, al aconsejarle enfrentar sus errores con valentía. Dejé escapar un suspiro y le eché una ojeada a su nariz. -Si tan solo me miraras a los ojos para poder ayudarte mejor... -Murmuré por lo bajo. De alguna manera tenía qué ganarme la confianza de aquella chica... Y lo iba a lograr.

-De hecho, a ti también te llevaremos para revisar tu nariz una vez más -Sentenció Danna con voz firme al oír la pregunta de Eileen.

-Además, necesitamos tenerlas en observación -Añadí pensativa.

En ese preciso instante, llegó una mujer de estatura media, cabello violeta y ojos marrones, a la cuál nunca había visto en mi vida. Sin embargo, escuché su voz y supe de quién se trataba: "¡Oh, pero si es la mujer que conocimos en la florería! Creo recordar que se llamaba Sagitas". Dijo Yanel (Mi otro yo) en lo más profundo de mi cabeza. "Imaginaba que era guapa, pero no creía que tanto así". Pensé, al tiempo que la veía detenidamente. Iba a responder su pregunta, pero la joven se me adelantó. La miré a los ojos por unos segundos y respiré profundamente antes de hablar. La enfermera y las niñas se limitaron a ver lo que pasaba.

-Ya que estás hablando, dile quién comenzó la pelea y por qué, Eileen. No te heches toda la culpa a ti sola -Dije en tono cebero. Algo me decía que la chica de los Appleby Arrows no quería hacer daño a su contrincante, pero debía aprender una lección a partir de este acontecimiento. De una cosa estaba segura: las dos muchachas ocupaban un buen castigo por su comportamiento. A lo mejor yo no era la persona indicada para aplicarlo, pero algo haría mientras estuvieran bajo mi supervición.

-Hola, señorita de cabello violeta -Saludaron mis hijas al mismo tiempo.

-¡Hola Sagitas! Mi compañera aquí presente nos trajo a ver el partido... Pero estas jovencitas necesitaban ayuda. Leslie se desmayó por un golpe en la cabeza y Eileen trae una fractura en la nariz. Vamos a llevarlas a San Mungo para terminar de curarlas -Informé a la mujer, intentando mantener la compostura.

-Mucho gusto, señorita Sagitas -Agregó Danna.

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Rol Ministerial: Santas Escobas Voladoras.

-¿Cómo que ya no volverás a jugar? Debes enfrentar tus errores con valentía. Sin duda tendré qué entonar más cantos curativos para ti -Respondí al comentario de Eileen. La pobre se encontraba bastante mal, anímicamente. -no te preocupes, ahora viene la enfermera con una camilla para Leslie. Además, no creo que podamos ir en escoba, entre otras razones... porque me lo tienen terminantemente prohibido -Dejé escapar un suspiro y efectué otro hechizo de curación para la joven desmayada, antes de guardar la varita.

Como lo supuse, Danna llegó rápidamente y colocó una camilla en el suelo. Quise cargar a Leslie, pero la enfermera me detuvo. -Señorita Gryffindor, usted está embarazada... -Puntualizó mi compañera.

-Ya lo sé, pero no creo que puedas sola con ella -Repliqué con algo de impaciencia.

-Nosotras podríamos ayudar, mami -Dijeron Marianna y Margaret al unísono. No me quedó más remedio que asentir con la cabeza y acercarme de nuevo a la golpeadora de los Appleby Arrows para intentar animarla.

-Muy bien, pero con muchísimo cuidado. -Aconsejé a mis acompañantes. Danna y mis hijas levantaron lentamente a la chica inconsciente, la recostaron en aquella camilla y la cubrieron con unas mantas, por si le daba frío al despertar. -Creo que alguien viene para acá. Será mejor preparar el auto para que quepamos todas. ¿Me harías el favor, Dannita? -Pedí a mi amiga y volteé a todos lados.

-Por supuesto. Estará listo antes de que subamos en él -Contestó la enfermera con una sonrisa. Esperaba que Leslie y Eileen pudieran hacer las pases, una vez resuelto el problema.

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Rol Ministerial: Santas Escobas Voladoras.

-Si, señorita. Nos tocó ver cuando esa loca andaba por ahí, hechizando escobas -Se apresuró a decir Danna, al tiempo que seguía revisando minuciosamente a Leslie.

Mientras iba escuchando el relato, observé detenidamente a la golpeadora de los Appleby Arrows y pude comprobar que a pesar de ser una chica con carácter fuerte, estaba asustada y apenada por lo ocurrido con la otra joven. Puse mi mano derecha en su hombro para tranquilizarla y cerré los ojos por unos segundos. Decidí efectuar un canto que me ayudaría a lograr dos cosas: liberar a Eileen de las tensiones provocadas por aquel suceso y mantener con vida a Leslie. Antes de efectuar la segunda mitad de la canción curativa, me acerqué a la muchacha inconsciente y la miré a los ojos. Posteriormente, saqué la varita y realicé algunos hechizos de curación para después, poner mi mano izquierda en su frente y cantar de nuevo.

-Danna, encárgate de la señorita Doyle mientras yo continúo curando a la señorita Carrigan, por favor -Pedí a la enfermera al acabar de efectuar el canto.

-No hay problema. Solo tenga cuidado, sanadora Gryffindor. A pesar de las curaciones que le está haciendo, es recomendable que la llevemos al hospital -Sentenció Dannita, acercándose a Eileen para examinar su nariz.

-Tranquila, Eileen. Leslie estará bien, te lo aseguro. Ahora mismo vamos a ir todas a San Mungo, no sin antes avisar a las personas indicadas -Informé, efectuando más hechizos de curación.

-¿Te puedo dar un consejo? No pelees con nadie por un simple juego -Dijo Marianna dulcemente, señalando el bate que estaba en el suelo.

-Nena, no creo que este sea el momento para decir eso. Ya bastante tiene Eileen con todo lo que está pasando -Comentó la enfermera, atendiendo la nariz de la golpeadora de los Appleby Arrows.

-Para empezar, esa bruja loca no debía estar aquí. Ella misma se buscó lo que le sucedió. ¿Los demás, qué culpa tienen? -Opinó Margaret con algo de enfado.

-Estoy de acuerdo contigo, pero debemos irnos ahora mismo -Respondí, examinando nuevamente a Leslie.

-Voy a buscar ayuda para trasladar a las chicas al hospital. No se mueva nadie de aquí -Informó Danna y se marchó apresuradamente.

-En San Mungo vamos a terminar el proceso de revisión y curación, esperemos que Leslie reaccione pronto. En cuanto despierte, podré confirmar lo que estoy pensando -Indiqué con voz serena, pero a la vez firme. Solo quedaba esperar a la enfermera y dar la información correspondiente a la gente adecuada.

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Durante el juego hubo de todo. Jugadas buenas y malas, al igual que los comentarios por parte del famosísimo Lee Jordan. Danna y Maggie tuvieron qué describirnos algunas cuestiones del partido porque el narrador contaba cosas que no venían al caso sobre los contrincantes. Lo que nos importaba, era lo que hacían los chicos con sus escobas. Mientras tanto, yo seguía con los ojos cerrados. Cuando anunciaron al equipo ganador, los abrí lentamente y me percaté de que ya no estaba ciega. Eso solo podía significar una cosa: Peligro.

Nos levantamos de nuestros asientos y recorrimos algunos metros, pero hice que detuviéramos la marcha. Algo me decía que todavía no debíamos retirarnos del estadio. Un leve cosquilleo en el lunar de mi brazo izquierdo me hizo notar que Yanel (Mi otro yo) quería tomar control sobre mi. Iba a pedirle que no lo hiciera, pero me dijo que debíamos fusionarnos para darme algo de fuerza, por el tema del embarazo. "Se hará lo que tú digas, Yany". Pensé. "Sugiero que te relajes un poco, colega". Respondió Yanel en lo más profundo de mi cabeza. No habían pasado diez segundos cuando ya estaba unida a mi otro yo. Por fortuna, no se notaría demasiado.

-Esa bruja loca de la que hablaron me recuerda a cierta rubia -Susurró Danna, abrazándome, mientras mis hijas se miraban incrédulas. Marianna llevaba gafas de sol, pero sabía de antemano que la nube blanca de sus ojos también había desaparecido.

-Ya escuchaste que era una ex-jugadora de quidditch que fue expulsada de su equipo. Lo que no me explico es que... -Tuve qué detenerme en seco, pues vi a lo lejos que algunas personas estaban peleando y una chica (Leslie Carrigan) caía inconsciente al suelo. -Danna, prepara el botiquín porque lo vamos a ocupar. Ni se les ocurra separarse del grupo, niñas -Indiqué con voz firme.

-¡Vamos, están por allá! -Exclamó mi compañera, señalando un extremo del estadio. -¡Por Merlín! Será mejor que nos demos prisa, Una muchacha pide ayuda -Agregó rápidamente. Dos minutos después, nos encontramos a Leslie y a otra jovencita (Eileen Doyle). La última estaba sangrando de la nariz.

-¡Miren al suelo! -Gritó Margaret. Entonces, nos fijamos en un bate que estaba tirado.

-Esto no pinta nada bien... -Opinó Marianna, señalando a la chica inconsciente.

-Buen día, señorita. Soy Luz del Carmen Gryffindor, sanadora del Hospital San Mungo. Viene conmigo la enfermera Danna James -Anuncié, sin rodeos. -¿Nos podría dar su nombre y el de la jovencita, por favor? -Pedí a Eileen, al tiempo que sacaba pluma, tintero y pergamino de mi maletín.

-También necesitamos que nos cuente con todo lujo de detalle lo que ha sucedido aquí -Comentó danna, acercándose a Leslie para examinarla. -Por lo que puedo observar, la joven ha sufrido un golpe en la cabeza, por eso se ha desmayado -Informó la enfermera, tras escuchar la respuesta de la golpeadora de los Appleby Arrows.

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Rol Ministerial: Santas Escobas Voladoras.

-Necesitas distraerte un rato, Luz. Estoy segura de que te hará bien -Comentó mi amiga Danna, intentando convencerme para ir a un partido amistoso de Quidditch entre los Chudley Cannons y los Appleby Arrows, en el Estadio New Trafford.

-No es que no quiera ir, dannita, ya sabes que me encanta el quidditch, pero me siento agotada -Dije acariciando mi vientre suavemente con la mano derecha, sentada ante el escritorio de mi oficina de pediatría, en el hospital San Mungo.

-¡Anímate, mami! Es hora de que nuestros hermanitos (O hermanitas) conozcan el quidditch -Añadió Marianna, una de mis hijas adoptivas, dándome un beso en la mejilla.

-En serio, hermosa. No tengo ganas ahora -Respondí, dándole un beso en la frente a la niña.

-Mira, jovencita. Ya conseguí cuatro entradas y no las pienso devolver... Tú sabes lo que haces con la tuya en cuanto te la entregue -Sentenció la enfermera, fingiendo estar enfadada. Lo sabía porque intentaba contener la risa.

-¿Pero por qué lo hiciste sin antes consultarme? -Pregunté, fingiendo ponerme furiosa, aunque en realidad, estaba sorprendida y contenta por ello. Desde el principio estaba convencida de ir, pero no pensaba decir que si tan fácilmente. Quería divertirme un poco. -Por lo visto, pretendes llevarme a la fuerza... ¿No es así? -Sin embargo, sentía que alguien se estaba disgustando de verdad.

-Últimamente estás más cansada que otras veces. Creo que te falta tomar algo de aire, mami. Si no sales aunque sea un momento, se lo diré a la tía Bodrik cuando la vea -´replicó Margaret, mi otra hija adoptiva, acercándose a mi por detrás.

-Cuando hablas de esa forma, no hay quien te lleve la contraria, Maggie -Estiré la mano izquierda hacia atrás y revolví el cabello de la nena. -Claro que voy a ir, ni loca me lo voy a perder. Solo quería divertirme un rato -Aclaré finalmente, haciendo pucheros como niña pequeña. Mis acompañantes rieron a carcajadas, mientras yo me levantaba de mi asiento y alistaba todo lo que nos debíamos llevar.

Veinte minutos después, todas estábamos en camino hacia el lugar donde se realizaría aquel juego. Mi vestimenta consistía en un traje deportivo que incluía jeans y blusa de color blanco, con zapatos negros. Por fortuna esta ropa me quedaba perfecta, a pesar de que contaba ya con seis meses de embarazo. Como siempre, portaba un colgante de oro con las iniciales "LCG" sobre el escudo de la familia Gryffindor. Además, llevaba unos aretes y un reloj negro. Para cerrar con broche de oro, había decidido hacerme dos coletas y ponerme una diadema negra, para que la parte frontal de mi cabello castaño oscuro no golpeara mi cara por el viento. Apliqué todas las protecciones necesarias en mi piel morena clara (Especialmente en los brazos y el rostro) y me puse algo de perfume.

-Andando, chicas. Espero que no haya mucha fila -Comenté, al tiempo que cubría mis ojos azules con unas gafas de sol. Desplegué mi bastón guía y lo tomé con la mano derecha, mientras que con la izquierda, tomaba la mano de Margaret.

-Maggie, lleva a tu mamá con cuidado. Mariannita, te recomiendo que uses bien tu bastón, ya ves que la gente no se fija -Añadió Danna, encabezando el grupo y guiando a Marianna. Nada más llegar al estadio, mostramos los boletos de entrada y buscamos nuestros lugares para poder disfrutar el partido. De repente, mi colgante emitió una vibración que me hizo presentir lo peor. Inmediatamente, tuve qué cerrar los ojos porque me ardían demasiado, al tiempo que la nube blanca que tenía en ellos, comenzaba a desaparecer.

(Hospital Mágico - Saliendo de recepción y dirigiéndonos a una sala de curaciones. Con un paciente muy particular y varias personas alrededor).

-No se preocupe, señor Petrielfo. No me debe nada -Contesté al escuchar el comentario de la criatura de piedra, que saltaba alegremente. Segundos más tarde, Bodrik, Danna, Carolina, el hombre vestido de sanador, el elfo y yo, fuimos a una sala donde se podría llevar a cabo el proceso de curación.

En cuanto llegamos, Dannita acercó una silla hacia mi y tomé asiento, lista para observar todo lo que sucedía. Acomodé bien mis gafas y puse la mano derecha en mi vientre para tranquilizar nuevamente a mis bebés. Mientras el joven pensaba en cómo ponerle la nariz a Petrielfo, alguien llamó a la puerta y entró. Era la directora del hospital. Escuché con atención la conversación que comenzaron a entablar y dejé escapar un suspiro. "Interesante, encontró la nariz de nuestro amigo". Comentó Yanel, riendo en mi cabeza. "Tiene mucha suerte, aunque sigo pensando que si se lo lleva a ese lugar, se volverán a burlar de él". Respondí mentalmente, intentando no llorar.

Anna dio una masilla al chico, con la que podría ponerle la pieza a aquella criatura. Mientras la directora le preguntaba algunas cosas, él colocó la nariz en la cara del elfo, advirtiendo que no se podía tocar hasta haber terminado. Luego, sacó la varita para repararla. Después, el hombre fue hasta las vitrinas y tomó dos frascos pequeños. Abrió uno de ellos e indicó al paciente que bebiera su contenido, para que se sintiera mejor. Seguidamente, introdujo un dedo en el bote de aquella pomada y la aplicó por toda la nariz de Petrielfo, hasta confirmar que ya estaba listo todo. Al final, aquel joven revisó la nariz y dijo que le faltaba algo. Iba a levantarme para comprobarlo, pero nos alarmó, anunciándonos que no le tocáramos porque se echaría a perder el trabajo.

-Hay algo que no me cuadra en este planteamiento, Danna -Susurré al oído de mi amiga enfermera.

-A mi tampoco -Respondió mi interlocutora, intentando acercarse al elfo. Sin embargo, el chico dijo que el trozo faltante podría estar en el atrio y tendrían qué ir por él antes de que fuera tarde.

-¿Necesita que le ayudemos con algo? -Preguntó Caro. El hombre comentó que se encargaría él de ello y nos dio las gracias, tomando la mano del elfo. Me disponía a contestar, pero... desaparecieron.

-En fin, compañeras. Si me disculpan, debo ir a la recepción por unas cosas que necesito. Espero verte pronto, Bodrik -Anuncié y me levanté de la silla, resignada. Esperaba que la jefa de planta captara mi mensaje. Estaba preocupada porque todavía esa asesina no recibía atención médica.

-Yo voy a poner todas las cosas en su lugar, en un rato llego allá -Añadió la recepcionista, acomodando la pomada y la poción en una de las vitrinas.

-Yo la acompaño, señorita Gryffindor -Sentenció Danna, tomando mi mano izquierda con suavidad.

-Con permiso -Dijimos al unísono y nos retiramos del lugar.

(Hospital Mágico - Con un paciente muy particular y varias personas alrededor).

-Tengo qué encontrar algo en forma de nariz... ¡Rayos! -Buscaba desesperadamente en aquel maletín.

De repente, noté otra presencia y miré a mi alrededor, hasta que encontré a un hombre vestido de sanador. Algo me decía que lo conocía de algún lugar... ¿Pero en dónde? No lo sabía con exactitud. Cerré aquella maleta y escuché atentamente todo lo que Bodrik y él comentaban. Mis ojos se abrieron como platos al escuchar el nombre del joven: "Vaya, el señor Wild ha vuelto. ¿Te suena?". Dijo Yanel (Mi otro yo) en lo más profundo de mi cabeza. "Claro que me suena, me pareció leer su nombre por ahí." Respondí mentalmente y lo miré con atención.

Adrián comenzó a ordenar las cosas y habló con el señor Petrielfo. Casi grité cuando sacó algo de su bata y se lo puso a la criatura de piedra, donde estaría su nariz. Pero yo no era la única emocionada: El elfo no salía de su asombro, había mucha felicidad en los ojos de la jefa de planta y las enfermeras miraban la escena, curiosas. El joven pidió permiso para llevar a curar a la criatura y la chica pelinegra accedió. Sin embargo, era mi deber comentar algunas cuestiones. No permitiría que mi nuevo amigo (Porque así lo consideraría de ahora en adelante) tuviera malas experiencias otra vez.

-Aquí el señor me ha hecho pasar un excelente rato, no me gustaría que se volvieran a burlar de él nunca más -Expresé con tristeza, señalando al elfo.

-La sanadora Gryffindor tiene razón, a nosotras también nos parece muy agradable -Añadió Danna, mirando a Adrián y luego a Petrielfo.

-Además... sería importante tomar en cuenta que de no ser por él, ahora mismo la sanadora Gryffindor seguiría baja de ánimo -Comentó Carolina, mirándome a los ojos.

-Caro, no tenías qué decir eso -Susurré, esperando que solo la recepcionista me escuchara. Unos segundos después, mi colgante vibró y pude oír a Jessica, diciéndome en voz baja que seguía esperando a Hades en el ala de virus mágicos. Miré a Bodrik y moví los labios sin generar sonido, indicándole que necesitaba hablar con ella urgentemente en cuanto termináramos con esto. Dejé escapar un suspiro y volví a centrarme en el tema que estábamos tratando.

(Hospital mágico - Con un paciente muy particular y varias personas alrededor).

-No, no me los comí, ¿Cómo me comería a mis propios hijos? -Dije, intentando no reír otra vez. Pero era inevitable no dejar escapar la risa ante los graciosos comentarios de aquel elfo de piedra.

De algo estaba segura: Aquella criatura no entendía de qué estaba hablando. ¿Cómo le explicaría qué es eso de estar embarazada? Necesitaba algo de ayuda para ello. Sin embargo, esperaba que le hubiese gustado aquella flor que le di. En ese preciso instante, sentí cómo mis bebés se inquietaban nuevamente. Pensé en tomar la mano del elfo y ponerla en mi vientre para que sintiera los movimientos, pero preferí no hacerlo. Ahora mismo lo importante era que recuperara su nariz. Sonreí a Bodrik cuando comentó que debían darme algo de comer. El problema era que en aquel momento, no era buena idea quitarme el cubrebocas, por si había alguna emergencia mayor. Respiré profundamente y consulté mi reloj.

-En cuanto terminemos con esto, iré a mi oficina para prepararme algo... -Comenté, al tiempo que miraba a las personas que estaban a mi alrededor. Cuando la jefa de planta explicó a qué me estaba refiriendo, tuve una sensación especial que no podía describir con palabras.

Después, aquella criatura y la pelinegra retomaron el tema de la nariz. El elfo comentó que la última vez que la vio, fue en el atrio del ministerio, específicamente en el agua de la fuente, rodeada de galeones dorados. Dejé escapar un suspiro y seguí escuchando la conversación. Incluso pude enterarme del miedo que tenía este personaje al ver a tanta gente reunida en un mismo lugar. Cuando estaba analizando la situación, mi colgante volvió a vibrar. Danna y Carolina permanecían calladas, intercambiando miradas. Cuando Bodrik se dirigió a mi para preguntarme algo, me puse a examinar aquel dedo que me señalaba. Luego miré a la criatura y el lugar donde debería estar su nariz.

-No creo que ese dedo se vea bien como nariz, pero tampoco sé si sea buena idea que regrese a ese lugar donde pasó tan malos ratos. Me ponen en un dilema total -Contesté con voz serena. Entonces, decidí buscar algo en mi maletín que le pudiera servir de nariz al elfo. -Debe haber una solución, a ver si encuentro algo que pueda ayudarnos -Musité, revisando todo lo que tenía guardado.

Hospital mágico - Recepción. Con un paciente muy particular y varias personas al rededor).

Ya estando sentada, vi que la criatura de piedra me ofrecía su brazo. Le miré a los ojos, sonriendo a través del cubrebocas que traía puesto. -Muchas gracias, señor elfo. No hace falta -Contesté para no ser descortés con él. Me caían super bien los elfos y sentía una especial afinidad por ellos. Entonces, recordé que debía buscar a la elfina que conocí hace dos años para ir a registrarla al lugar correspondiente.

Repentinamente, la criatura miró mi vientre con sumo interés. Cuando terminé de cantar, le miré a los ojos. No pude contener la risa al escuchar su extraño comentario. Las enfermeras también se echaron a reír, mirándome primero a mi, y luego al elfo. Era lo más gracioso que había oído en mucho tiempo, que se me había olvidado la frustración que tenía en aquel momento. Incluso, mi ánimo había subido un montón y no me sentía tan cansada como antes. De hecho, no podía parar de reír, al igual que Danna y Carolina. Respiré profundamente para calmarme y poder responder todo lo que me había dicho.

-Señor, en realidad estoy embarazada de seis meses. Voy a ser madre de dos hermosas (o hermosos) bebés -Aclaré, conteniendo la risa que quería escapar de mi, nuevamente.

-Disculpe la risa, creo que ya necesitábamos quitarnos todo el estrés de encima -Añadió Dannita, al tiempo que la criatura se sonrojaba.

-¡Ya se me olvidó cuántos papeles me falta acomodar! -Expresó Carolina, riendo de nuevo.

-Bueno, por lo menos hay algo bueno en todo esto. Ya me siento mucho mejor. -Dije, revisando mi maletín y encontrándome unos listones, que utilicé para hacer una flor. En cuanto la terminé de formar, se la di a la criatura como agradecimiento. Volteé a ver a donde se encontraban Bodrik y la directora que seguramente, estaban escuchando lo que sucedía.

(Hospital mágico - Recepción. Con un paciente muy particular y algunas personas alrededor).

Habían sucedido varias cosas en unos segundos: El elfo se sentía bien con el trato que se le estaba dando, llegó una persona de la agencia consultiva de plagas para entregar un informe a la directora y a la chica pelinegra... Lo que no me quedaba claro era cómo había perdido la nariz aquella criatura. Asentí a todo lo que decía Bodrik con respecto al ala especializada para este tipo de accidentes. El elfo hizo varios comentarios que llamaron mi atención. Mucha gente le faltaba al respeto. Eso no me gustaba en lo más mínimo. Danna y Carolina escuchaban atentas a todo lo que se decía, mientras yo volteaba a todos lados. Sin embargo, no paraba de tener presentimientos extraños. Seguramente era por el hambre que tenía. Las enfermeras me miraron y yo, simplemente sonreí bajo el cubrebocas que traía puesto.

-Disculpen que interrumpa su plática, pero he de decir que necesito sentarme un momento, estoy muy cansada -Expresé, llevando la mano derecha a mi vientre y acariciándolo suavemente, de forma circular.

-¿Te acerco una silla, Luz? -Preguntó mi inseparable amiga.

-Si, por favor. Debo recuperar energías, todavía tengo mucho trabajo qué hacer -Contesté, volteando a todos lados. Mis peques comenzaron a moverse nuevamente, así que canté por lo bajo. No obstante, otra vibración de mi colgante me hizo temblar un poco.

-Aquí tienes, nena. Ponte cómoda -Dijo Dannita, acercándome una silla y ayudándome a tomar asiento.

-¿Todo bien, sanadora Gryffindor? -Quiso saber Caro.

-Muchas gracias. De momento, si. No se preocupen tanto por mi, ahora lo que urge es ayudar al señor elfo -Respondí. En realidad me sentía igual o más inquieta que mis bebés, pues no sabía cómo iban las cosas con aquella asesina de cabello rubio y el niño, que habían sido llevados al ala especialista en virus mágicos.

(Hospital mágico - Recepción. Antes de la llegada del elfo y la directora).

-Por ahora, relájese un momento, sanadora Lockhart -Sugirió Danna.

-Me da mucho gusto que el canto te haya ayudado, jefa -Comenté en un susurro y respiré profundamente, ante lo que manifestó la pelinegra.

Hice un guiño de complicidad a Bodrik y Carolina se nos quedó mirando, al tiempo que acomodaba otro montón de papeles. Mientras tanto, mi colgante volvió a vibrar. -¿Malos presentimientos otra vez? -Preguntó mi inseparable compañera, mirando aquel objeto que traía en el cuello.

-Así parece -Respondí, confundida.

(Hospital mágico - Recepción. Con un paciente muy particular).

(Carolina - Enfermera).

De repente, ocurrió un extraño acontecimiento. Ante nuestros ojos, un elfo apareció y se dirigió a mi, pidiendo ayuda. Mientras la criatura comentaba el motivo de su visita, yo estaba acomodando papeles y hasta ese momento, no había visto la magnitud del problema que presentaba. Después de sugerirle que fuera al ala de accidentes, le miré detenidamente y no pude articular más palabras. Me había quedado paralizada de la impresión. La señorita Lockhart asintió a mi afirmación y trató de transmitirle confianza al paciente, comentándole que teníamos el mejor equipo médico. Cada día me sentía más feliz de trabajar en San Mungo. Sin embargo, la sanadora Gryffindor y Danna se miraron preocupadas, al tiempo que llegaba la directora del Hospital y preguntaba al señor elfo en qué se le podía atender.

-El paciente tiene problemas con su nariz. Carolina le dijo que fuera al ala de accidentes, pero en cuanto le miró, se quedó atónita -Contestó la sanadora Luz.

-Esto... Efectivamente, el señor me había preguntado en qué área le podrían ayudar. Perdónenme por ponerme así -Contesté, recuperando el habla. Sentía que las mejillas se me calentaban de la vergüenza.

-Tranquila, Caro. No te sientas mal por eso -Dijo Dannita, mirándome.

-Muchas gracias -Expresé, recuperando la tranquilidad.

(HOSPITAL MÁGICO - Recepción. Con Danna, Carolina y Bodrik. Posteriormente, atendiendo a un elfo).

-En serio señorita, no se ve nada bien -Afirmó Carolina, preocupada.

-Ahora mismo le traigo el agua, sanadora Lockhart -Dijo Danna y se retiró apresuradamente.

-Según supe, La señorita Sunar le dio a la directora una constancia de que ya había sido erradicada la plaga y que en dos meses se haría una revisión -Respondí a la joven, que se veía cada vez peor.

Instintivamente, llevé ambas manos a mi colgante y canté por lo bajo, frente a la jefa de planta. Esperaba poder darle algo de fuerza. Sin duda, ella también debía ir con Hades para que la atendiera. Mis peques comenzaron a moverse de nuevo, como si adivinaran lo que estaba pasando. En cuanto terminé de cantar, noté que la muchacha se veía un poco mejor que hacía unos minutos, pero no podía confiarme. Puse la mano izquierda en mi vientre y miré a todos lados. Poco tiempo después, Dannita había regresado con un vaso lleno de agua en una mano y un frasco en la otra. Le ofreció la bebida a Bodrik y la miró fijamente, como buscando algo. Mientras tanto, Caro seguía acomodando más y más papeles.

-Señorita, aquí tengo la poción revitalizante, pero le sugiero que vaya cuanto antes con el sanador Hades para que le examine -Opinó mi amiga enfermera.

-Boo, si gustas que te ayude con algo, solo pídelo. Tienes qué atenderte, por tu bien -Pedí a la chica, conteniendo las ganas de llorar. Podría jurar que se notaba en mi cara la impotencia que sentía.

En ese preciso momento, vimos que un elfo llegaba y se dirigía a Carolina, comentándole que necesitaba ayuda con su nariz. -¡Buen día! No se preocupe, en el área de accidentes le pueden atender -Respondió la recepcionista, mirándole fijamente, al tiempo que Danna y yo intercambiábamos miradas de preocupación.

(Ala Especialista en Virus Mágicos. Enfermedades Mágicas En General. Envenenamientos Por Pociones Y Plantas - Buscando al sanador Hades).

(Jessica - Enfermera).

Una hora antes había descubierto que aquella paciente venía disfrazada, cosa que me parecía muy extraña. Ya lo averiguaría cuando recuperara la conciencia. Una compañera mía llevaba al bebé en una camilla y yo llevaba a la señora en otra hacia el ala especialista en virus mágicos, donde tendríamos qué buscar al sanador Hades, para que les hiciera una revisión exaustiva. Un par de minutos más tarde, encontramos esa sección y un elfo nos detuvo, indicándonos que no podríamos entrar porque había cuarentena, a menos que el sanador lo autorizara.

-Disculpe... necesitamos verlo, es urgente. Traemos a dos pacientes para que les revise por contagio de algún virus -Pedí a la criatura.

-¿Le puede preguntar si podemos entrar, por favor? -Agregó mi acompañante.

-Enseguida lo sabrá. No se muevan de aquí, por favor -Respondió el elfo, haciéndonos una reverencia y retirándose en el acto.

Hospital mágico - Recepción. Con Danna, Carolina, otra enfermera y posteriormente, Bodrik).

Mientras esperaba alguna señal por parte de Hades, saqué de mi maletín el informe del caso de esa asesina y el bebé. Me escondí detrás de Danna y acerqué los papeles a mi colgante. De pronto, llegó a mi mente el contenido de aquel documento. Cuando llegué al final del mismo, descubrí que aquella enfermera que estaba atendiendo este asunto, se llamaba Jessica. Miré de reojo algunas letras y sonreí, para luego mostrarle el escrito a mi compañera. Entonces, se me ocurrió una idea: Pedir a Caro que llamara a la joven. Debía hacerle un encargo muy especial.

-Señorita Jessica, favor de pasar a recepción. Es urgente -Anunció la recepcionista por el altavoz. Un par de minutos después, escuché pasos que venían hacia nosotras.

-Aquí estoy. ¿Me buscaba alguien? -Preguntó la muchacha recién llegada.

-Hola de nuevo. En primer lugar, te felicito por el informe. Quedó bastante detallado, cosa que me agrada bastante. Necesito que lleves a la señora y al bebé al ala especialista en virus mágicos y busques al sanador Hades. Coméntale todo lo que sabes, por favor. Yo debo atender un asunto que tengo pendiente -Pedí a la chica.

-No se preocupe, sanadora Gryffindor. Enseguida los llevo. Si es necesario, me quedaré para colaborar en lo que se ofrezca -Contestó la enfermera, mirándome a los ojos. En ese momento, pude observar unos aretes de oro que brillaban en sus orejas.

-Muchas gracias por tu apoyo. Por favor, cualquier cosa importante que ocurra, infórmame lo antes posible -Le hice una seña para que se acercara a mi y le indiqué en voz muy baja, el método por el que nos comunicaríamos. La joven asintió, hizo una reverencia y se retiró.

-Bueno, una preocupación menos -Comentó Danna, volteando a todos lados.

-Tengo un mal presentimiento -Sentencié, sintiendo otra vibración de mi colgante.

-Con que no sea grave... -Respondió la enfermera.

A lo lejos, vi a Bodrik algo desmejorada, cuestión que me preocupó bastante. Danna fue a socorrerla y Carolina hizo aparecer una silla para que se sentara. La observé detenidamente y dejé escapar un suspiro. "Menos mal que traigo guantes." Pensé. "Hay qué darle un tapabocas, por si las dudas." Dijo Yanel (Mi otro yo) dentro de mi cabeza. Saqué un cubrebocas y se lo di rápidamente a la jefa. No recordaba si antes le había proporcionado alguno, pero más valía prevenir que lamentar. La recepcionista y Danna se miraron, como cuando se preocuparon por mi. Esto no me estaba gustando.

-¡Sanadora Lockhart! ¿Se siente bien? ¿Gusta que le ayude en algo? -Preguntó Caro, asombrada.

-¡Por Merlín, Boo! ¿Qué te pasó? Espero que no te estés sintiendo mal por culpa de esa cosa -Añadí, viéndola a los ojos.

(Hospital mágico - Recepción. Con Danna y Carolina. Llamando a Hades otra vez).

Eran las tres de la tarde con quince minutos y estaba al borde de la desesperación. Eso no era bueno. Necesitaba comer algo enseguida, por mi bien y el de mis peques. Mis acompañantes intercambiaban miradas de preocupación, al tiempo que yo volteaba a todos lados y caminaba un poco para quitarme la tensión que tenía. Respiré profundamente cuatro veces seguidas y acaricié mi vientre con suavidad. Unas manos sobre mi espalda hicieron que me detuviera por completo. Cuando estuve más tranquila, pude reconocer a la persona que estaba frente a mi. Le dediqué una leve sonrisa y también la abracé. Sin darme cuenta, unas lágrimas corrieron por mis mejillas. Danna acunó mi cara contra su pecho y masajeó mi frente.

-Tranquila nena, todo va a estar bien -Aseguró mi amiga.

-Tengo muchísimo miedo -Expresé, todavía llorando en los brazos de mi compañera.

-Entiendo que sea difícil para ti, pero necesitas mantener la compostura por el bien de tus bebés -Me recordó la enfermera.

-Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme por todo lo que está pasando. Hay una paciente a la que no me puedo acercar por seguridad, le llamo a Hades y él no aparece, tengo hambre, estoy cansada... ¡No puedo más! -Comenté, intentando no gritar.

-Sé que te sientes bastante presionada, pero date cuenta que todo esto es un reto más que debes superar, mi niña -Intentó consolarme Dannita.

-Solo espero que esto no pase a mayores. Ya quiero llegar a mi oficina y abrazar a mis hijas -Respondí, separándome un poco de mi amiga y acomodándome el cubrebocas.

-Seguro que podrás hacerlo en menos de lo que te imaginas -Afirmó mi interlocutora.

-Si gustan, podemos llamar nuevamente al sanador Hades -Propuso Carolina.

-De acuerdo -Acepté, dejando escapar un suspiro.

-Sanador Hades, favor de pasar a la recepción. Es urgente -Anunció Caro por el altavoz.

(Hospital mágico - Un extremo de la oficina de Luz del Carmen).

(Una niña llamada Margaret).

Después de haber hecho una limpieza exaustiva a toda la oficina, dimos aviso a mamá Luz, mediante nuestros colgantes. Ella nos dijo que posiblemente tardaría bastante en regresar, por lo que siguiéramos sin abrir a nadie. Miré a mi hermana a los ojos y dejé escapar un suspiro. Consulté el reloj y me di cuenta de que pasaban diez minutos de las tres de la tarde. Esperaba que mamá ya hubiera comido algo mientras estaba fuera, por el bien de ella y nuestros hermanos (o hermanas). Miré lo que teníamos en la nevera y se me ocurrió una idea: Hacer algo de cenar para cuando ella volviera. Tomé un recetario que estaba en el frutero y me puse a leer, hasta que encontré algo sencillo de realizar.

-¿Qué le haremos a mami para que coma cuando regrese? -Preguntó Marianna, leyendo mis pensamientos y acercándose a mi.

-Tal vez un caldo de pollo sea adecuado. Eso le puede servir muchísimo -Contesté, buscando los ingredientes necesarios que recomendaba aquel libro.

-Buena idea. Además, se me antojó eso para cenar -Comentó mi interlocutora.

-¿Puedes creer que a mi también? -Agregué, sonriendo.

-No cabe duda, estamos super conectadas una con la otra -Expresó mi hermana, sonriendo también.

-Tienes razón, pequeña -Verifiqué que no faltara ingrediente alguno para hacer la cena.

-Por cierto, no olvidemos añadirle bastantes vitaminas a esto -Puntualizó mi gemela.

-Ya tengo lo que le puede nutrir y gustar a mami a la vez, por eso no te preocupes -Aclaré. En ese preciso momento, nuestros colgantes comenzaron a brillar y sentimos sus vibraciones.

-Algo le pasa a mamá, estoy segura -Dijo Marianna con voz temblorosa.

-Debe estar preocupada por algo de esa plaga o como se llame -Supuse y miré a mi alrededor.

-Espero que no sea algún asunto grave, no le hace bien -Respondió mi interlocutora.

-Ni a los bebés -Recalqué.

-¿Y si son niñas? -Opinó mi hermana.

-Sean lo que sean, se les dará la correspondiente bienvenida -Dije, al tiempo que alistaba todo para cocinar.

-En fin... ¿Necesitas que te ayude con algo? -Quiso saber mi gemela.

-Por lo pronto, mantente lejos de la lumbre. Yo te aviso cuando puedas ayudarme -Volví a leer las indicaciones de la receta del caldo de pollo.

(Hospital mágico - Recepción. Con Danna y Carolina. Buscando desesperadamente a Hades).

Los minutos pasaban lentamente y no teníamos noticias de Hades. Hice una seña a Carolina para que le volviera a llamar por el altavoz, pues necesitábamos que atendiera a aquella asesina, a la cual no me podía acercar por estar embarazada. -Me siento como una inútil -Susurré y dejé escapar un suspiro, al tiempo que acariciaba mi vientre con suavidad, pues mis peques volvían a inquietarse.

-Tranquila Luz, sé cómo te sientes -Comentó danna, dedicándome una tierna mirada y acariciando mi hombro.

-Y este señor que no viene... ¿Qué estará pasando? -Añadió Caro, pensativa.

-Las malas noticias siempre llegan rápido -Sentencié distraídamente, mientras consultaba mi reloj de pulsera.

-Luz, creo que debes comer algo -Propuso Dannita.

-Si, usted está embarazada y no puede dejar de alimentarse a sus horas -Afirmó Carolina.

-Muero de hambre, pero todavía no tenemos la seguridad de que este problema haya desaparecido del todo -Dije, intentando no sonar desesperada. La verdad, este asunto estaba por acabar con mi paciencia.

-Eso si. Además, no es buena idea quitarnos los tapabocas -Puntualizó Danna.

-Y yo que quería comer algo. Hmmm -Expresó Caro a punto de llorar, pues todavía le faltaban bastantes papeles por acomodar.

-Vamos a ver... Hagamos un último intento por llamar al sanador Hades. ¿Les parece? -Propuse a las chicas.

-Por mi no hay ningún problema. ¿Qué dices, Caro? -Opinó Dannita, mientras la recepcionista tomaba el altavoz entre sus manos.

-Bien, aquí vamos. Sanador Hades, favor de pasar a recepción, es importante -Anunció Carolina y dejó el aparato en su lugar. Esperábamos que esto diera buen resultado.

(OFF ROL): Perdonar a Luz, por favor. La pobre está preocupada por la situación, eso es todo. Esta historia continuará...

(Hospital mágico - Recepción. Con Danna y posteriormente con Carolina. Buscando a Hades).

Estábamos tan absortas en nuestra plática, que no nos dimos cuenta cuando la directora del hospital se había retirado de donde estábamos. Seguramente tendría muchas cosas qué hacer. Volteamos a todos lados y seguimos pensando en la manera de hablar con Hades, para que atendiera a aquella mujer que se había disfrazado con una peluca roja y así, pasar desapercibida. En ese preciso instante, Carolina nos llamó y fuimos a su encuentro. La pobre seguía sentada en su escritorio, acomodando un montón de papeles. De pronto, mis bebés volvieron a inquietarse, por lo que tuve qué poner la mano derecha en mi vientre y cantar por lo bajo para tranquilizarles. Un minuto más tarde, mi colgante brilló y vibró un poco. Eran mis hijas, diciéndome en voz baja que ya habían terminado de limpiar la oficina y no habían encontrado nada anormal. Suspiré aliviada y miré a las enfermeras.

-Caro, necesitamos localizar al sanador Hades. ¿Puedes decirle por el altavoz que se le solicita en la recepción, por favor? Es urgente -Pedí a la joven.

-Enseguida, señorita Gryffindor -Contestó la chica y procedió a hacer lo que le indiqué.

-Tranquila, seguro no tardará en llegar -Afirmó Danna con seguridad.

-Me estoy sintiendo cansada y se cierran mis ojitos -Anuncié con voz aniñada.

-Se le nota bastante, sanadora -Comentó Caro, mirándome a los ojos.

-Todas necesitamos descanso -Aseguró Danna, parpadeando un poco.

-¿Tienen hambre, chicas? -Quise saber.

-Afirmativo -Respondió Dannita.

-Llevo horas sin probar bocado -Dijo Carolina, acomodándose el cubrebocas.

Definitivamente, todo se estaba volviendo un caos. Esperaba que todo terminara de la mejor manera. Me abrumaba saber que tenía muchas cosas pendientes por revisar y poner en su lugar. Pensaba en el bebé, en esa asesina, en mis padres biológicos y adoptivos y en todos mis familiares... Debía hacerme un chequeo para verificar que mi embarazo iba bien y necesitaba tomar el té con los ingredientes que me había recetado Bodrik hacía ya cuatro meses. "Qué rápido se pasa el tiempo". Pensé. "Sin duda alguna". Contestó Yanel, (mi otro yo) en lo más profundo de mi cabeza. Deseaba que todos los pacientes que contrajeron aquel virus, recuperaran la salud a la mayor brevedad posible.

(Hospital mágico - Regresando a la recepción, tras haber limpiado y desinfectado).

Después de un duro trabajo y de un reporte que me había dado una enfermera, Danna y yo regresamos a donde estaban las demás compañeras. Todo fue tan rápido... Dos personas más se desmayaron y Danna fue por camillas para ellas. Carolina había mandado avisar a Hades para que él las atendiera, pero ahora yo necesitaba su ayuda por un caso que no podía pasar por alto: El de aquella bruja asesina que luchaba por su vida. De una cosa estaba segura: No iba a permitir la escapatoria de esa mujer. En cuanto se le diera de alta, la llevaríamos al ministerio de magia para denunciarla por todo lo que había hecho.

Además, comencé a preguntarme si todo estaría bien en pediatría, así que junté las manos sobre mi colgante y dejé que las preguntas fluyeran. Dos minutos más tarde, estaba más tranquila porque afortunadamente, todo marchaba mejor de lo que esperaba. Me dirigí hacia la directora y Sunar que estaban más próximas a donde me encontraba. La jefa de la agencia consultiva de plagas estaba llenando algo y haciendo recomendaciones a Anna, antes de marcharse. Me despedí de ella con la mano y sonreí. Ya le daría las gracias por todo. Miré fijamente a la directora y dejé escapar un suspiro.

-Disculpe la demora. En cuanto Danna y yo terminamos de desinfectar, me dieron el reporte de una paciente que al parecer, tiene algún virus. Necesito saber si el sanador Hades puede atenderla también... Creo que es lo adecuado -Comenté un tanto preocupada.

-Ya estoy aquí. Me encontré con la muchacha que está atendiendo a aquella mujer de peluca roja... Por cierto, su cabello normal es rubio -Informó Danna en cuanto llegó con nosotras.

-Lo sabía, estaba disfrazada -Respondí, conteniendo mi enfado.

-La joven me dijo que sigue sin recuperar el conocimiento. Esto es muy raro -Dijo mi amiga enfermera. Esperamos respuesta por parte de Anna.

-¿Te dijo algo más del bebé? No he tenido tiempo de leer el reporte sobre su estado de salud, de hecho aquí lo tengo -Saqué un sobre de mi bolsa.

-Le están examinando de nuevo, a ver si no alcanzó a enfermarse. Le recomiendo que no vaya para donde los están atendiendo, señorita Gryffindor. No creo que sea buena idea que se exponga tanto, por su embarazo -Respondió Dannita.

-Pues depende también de lo que diga la directora. No les puedo negar que estoy un poco cansada por el ajetreo, pero eso no quiere decir que deje de cumplir con mis obligaciones. Ahora mi pregunta es: ¿Cómo localizamos a Hades? Seguramente no podremos entrar hasta donde está -Me acomodé las gafas y miré a mi alrededor. Sentía que mi cabeza no daba para más.

-¿Y si le mandamos avisar con alguien que si pueda entrar ahí? -Propuso la enfermera.

¡Hola! Hoy vengo a hacer unos cambios importantes en mi ficha, que no había podido hacer antes por falta de tiempo.

Primero que nada, en el aspecto físico... Creo que hay unos pequeños detalles que sobran. Va a quedar de la siguiente manera:

Cabello castaño oscuro y ondulado que le llega hasta la cintura, piel morena clara y ojos azules con una pequeña nube blanca que aparece y desaparece, debido a diversas situaciones. Es delgada, mide 1.80 de estatura aproximadamente y tiene un lunar en el brazo izquierdo. Todo el tiempo muestra una agradable sonrisa.

También voy a hacer modificaciones en la historia, específicamente en el último párrafo:

Actualmente, Luz del Carmen Gryffindor ha terminado sus clases en la academia de magia y hechicería, trabaja como sanadora pediatra en el Hospital San Mungo y espera acontecimientos importantes que cambiarán su vida para siempre.

OK. Por el momento, eso es todo. Muchísimas gracias de antemano. ¡Hasta la próxima! (*Dejo muchos chocolates y salgo corriendo*)

(Hospital mágico - Un extremo de la oficina de Luz del Carmen).

(Una niña llamada Marianna).

Mamá Luz era bastante previsora. Justo en la mañana nos decía que algo raro iba a suceder y a lo mejor tendría qué ausentarse. Por lo mismo, nos preparó suficiente comida y la dejó en la nevera. Estábamos jugando tranquilamente, cuando sentimos algo raro en nuestros colgantes. Esperábamos que no hubiera peligro en el lugar. Tocamos aquellos objetos al mismo tiempo, con ambas manos y nos tranquilizamos enseguida. Según el reloj, ya se acercaba la hora de comer, así que nos lavamos las manos y acomodamos las cosas que íbamos a utilizar en aquel instante. Cada vez que mamá debía dejarnos solas, nos aconsejaba cerrar la puerta de aquel extremo y no abrirle a nadie ni salir, a menos que fuera necesario. Este momento no era la excepción.

-Ha llegado la hora de saborear algo delicioso -Sonreí complacida al olfatear.

-¿Así está bien? ¿O te doy más mermelada? -Quiso saber Margaret.

-Creo que con esta es suficiente -Respondí, buscando el pan a tientas

-No se te vaya a tirar el platito, niña -Advirtió mi hermana, dejando escapar un suspiro.

-Por fin lo encontré -Informé, poniéndole mermelada al pan con una cucharita.

-¿Qué estará pasando con mamá? -Preguntó mi interlocutora.

-No tengo idea, solo espero que ella y nuestros hermanos (o hermanas) estén bien -Comenté, dando la primera mordida a mi pan con mermelada.

-Yo también -Añadió Maggie. En ese preciso instante, una vibración de mi colgante me alertó y mi hermana tomó mi brazo derecho con suavidad. Al parecer, ella también estaba sorprendida. De repente, escuchamos la voz de mamá Luz, informándonos sobre algo muy extraño que sucedía en el hospital y pidiéndonos que limpiáramos toda la oficina.

-Ya escuchaste, hermanita. Terminamos de comer y nos ponemos a limpiar -Indiqué, preocupada.

-Hay qué desinfectar muy bien todo lo que nos encontremos a nuestro alrededor -Sentenció mi gemela con voz firme.

(Hospital mágico - Recepción. Con Anna, Sunar y las enfermeras).

-Entendido. Nos vamos encargando de limpiar todo lo que nos encontremos y revisamos si hay pacientes afectados -Dije con voz firme.

-Cuenta conmigo, Luz -Afirmó Danna.

-Carolina, te recomiendo que no te despegues de tu lugar, por si hay novedades. Cualquier cosa, ya sabes cómo avisarme -Indiqué en voz un poco más baja, al tiempo que Anna y Sunar comenzaban a retirarse.

-De acuerdo, sanadora Gryffindor -Respondió Caro.

-Cuando quieras, empezamos -Anunció Dannita.

-¡A trabajar! -Caminé seguida de mi amiga y nos despedimos de la recepcionista con un movimiento de cabeza. La joven nos dedicó una mirada dulce y se puso a acomodar papeles.

Cuando estuvimos un poco lejos del escritorio de Caro, nos acomodamos bien los tapabocas, sacamos nuestras varitas y nos pusimos en acción. Por cada parte que caminábamos, observábamos y limpiábamos todo lo que estaba alrededor con unos cuantos hechizos. Después de un rato de higienizar completamente una parte de la recepción, nos disponíamos a ir a la otra, cuando vimos a Bodrik y le saludamos con movimientos de cabeza. Luego, seguimos con nuestro trabajo. Pasaron unos minutos y ya habíamos terminado de limpiar y desinfectar. Antes de cantar victoria, nos aseguramos de que no hubiera rastro de aquellas criaturas. Por fortuna, no eran tan grandes, pero no nos confiamos demasiado.

-Bien, por lo menos nos hemos deshecho de esos bichos verdes que estaban aquí y no huele tan raro como hace rato -Comenté, todavía sin quitarme el tapabocas.

-Si, ahora hay qué revisar otras partes, no vaya a ser que nos encontremos con alguna sorpresita no tan agradable -Agregó mi acompañante. En ese momento, llegó la enfermera que nos había reportado sobre aquella paciente con el bebé. Menos mal que ya sabía de quién se trataba.

-Sanadora, aquí tiene el reporte sobre el estado de salud del niño. Ya limpiamos todo rastro de esa cosa del cuerpo de la paciente. Ahora lo que me preocupa es que ha pasado mucho tiempo y no vuelve en si. Le administramos los medicamentos necesarios, pero nada. Hicimos unas pruebas y vimos que hay alguna sustancia rara en ella -Afirmó la chica.

-Seguro algo de esa criatura verde ha entrado en su organismo... ¿Ya están tratando ese problema? -Quise saber.

-En efecto. Además, hemos descubierto que presenta una insuficiencia cardio-respiratoria, pero esa ya la tiene desde hace tiempo, no fue producto de la intoxicación -Informó.

-Por favor, ayúdame a revisar si hay más pacientes que necesiten atención. Debemos limpiar y desinfectar bien todo. No podemos permitir que esa plaga se extienda -Sentencié, pensativa. Era extraño que después de estar cerca de aquellas cosas, no me haya sentido mal. Estaba sorprendida.

-La jefa de la Agencia Consultiva de Plagas y la directora ya están trabajando en el tema, pero no podemos bajar la guardia -Añadió Dannita. Decidí enviarle un mensaje a Milena, indicándole que organizara al personal para hacer una limpieza exaustiva del ala de pediatría. Puse las dos manos sobre mi colgante y dejé que la información fluyera. También aproveché para pedir a las niñas que limpiaran y desinfectaran toda mi oficina. No quería sorpresas.

(Hospital mágico - Recepción. Con Sunar, Anna y las enfermeras).

-Perfecto -Comentó la joven enfermera. -¿Pero qué hacemos con el bebé? -Quiso saber.

-Revisarlo minuciosamente -Contesté con voz firme. -Antes de entregármelo, necesito que alguna de ustedes vea que todo esté en orden y por favor, haga un reporte de su estado de salud para saber qué hacer con él, una vez lo tenga conmigo. Por cierto, debemos saber si la señora es madre o familiar del menor -Añadí.

No podía estar en todo: O atendía a Sunar y a la directora, o me encargaba del niño. Además, temía por mis bebés, más que por mi vida. Tenía qué evitar a toda costa exponerme a esas cosas, pues no sabía si me iba a contagiar o no. Por fortuna tenía mis defensas al 100%, pero no me podía permitir enfermar en aquel momento, cuando más ayuda se necesitaba. Además, también pensaba en la señorita Anna y su bebé. Miré a la joven de reojo y dejé escapar un suspiro. No traía tapabocas. Busqué nuevamente en el maletín y le entregué otro de estos objetos. Menos mal que tenía varios, pero debía conseguir más. No permitiría que se me acabaran. Vigilé que la chica se pusiera el cubrebocas y consulté mi reloj de pulsera.

-Muy bien. La mujer sigue inconsciente. Voy a organizar a las enfermeras que me están ayudando con esta mujer. En cuanto tenga más información, vendré a avisarles -Afirmó la muchacha y se retiró, dedicándonos una sonrisa. Se veía muy segura de si misma y eso me alegraba bastante. Un papel cayó en mi cabeza y lo tomé rápidamente para dárselo a Danna. Myranda, otra de las enfermeras que nos asistía en maternidad y pediatría, también estaba al tanto de lo sucedido, según me comentaba mi compañera en voz baja.

-Al menos en mi área ya se enteraron de que hay algo peligroso rondando por aquí. Al parecer, alguien más les ha informado -Anuncié. -No dudo que haya llegado ese mensaje a las demás secciones -La sugerencia que había hecho de preguntar a los otros sanadores, tenía más fundamentos que antes. Algo me decía que nos podrían dar más información.

-Yo tampoco puedo dar suficiente información porque no vi de dónde provino el ruido, señorita Sunar. Si puedo ayudar en algo más... no hay problema -Comentó Carolina.

-No sé si podamos aportar mucho, pero si necesitan ayuda con algo... -Dijo Danna.

-Mientras no tengamos qué seguir viendo esa cosa verde, todo está bien -Dejé escapar una risilla. -Ya en serio, cuenten con nosotras para lo que esté en nuestras manos -Agregué rápidamente.

(Hospital mágico - Pasillos del Ala de Pediatría).

(Milena - Enfermera).

Me encontraba haciendo la ronda por el ala de pediatría, cuando vi a una extraña criatura llegar hacia mi. Repentinamente, una voz indicaba que estuviéramos atentos, pues había ocurrido un acontecimiento que podría poner en peligro el hospital mágico. Tendríamos qué tomar todas las medidas de seguridad que fueran posibles. Después de escuchar el mensaje, aquel ser desapareció. Respiré profundamente y decidí dar aviso al personal de esta área. ¿Dónde estaba la señorita Gryffindor? Iba a entrar a su oficina, pero alcancé a leer un letrero que decía: "Regreso en cuanto pueda". Entonces, se me ocurrió una idea: Puse la mano izquierda en un anillo que traía en la mano derecha y envié un mensaje a la sanadora Luz del Carmen para avisarle del mensaje que me llegó y preguntarle si sabía algo.

(Recepción - Con la señorita Anna, Sunar y las enfermeras).

(Luz del Carmen).

Danna y yo cruzamos miradas, preocupadas por lo sucedido. Carolina temblaba de miedo, seguramente por ver que esa cosa crecía. Sin embargo, no pude evitar preguntarme Cómo estarían esa asesina y el bebé que traía con ella. Esperaba que el área de cuidados intensivos estuviera disponible para ellos. Por un momento, me eché a llorar en el hombro de mi amiga enfermera, pues me sentía impotente ante tal acontecimiento. Ella me abrazó dulcemente, como siempre. Ya se lo agradecería en el momento más indicado. Por ahora, debíamos informar a todas las áreas posibles, si es que no lo habían hecho ya.

-Presiento que ya hay personas afectadas por ese virus, o como se llame... -Informé, después de haberme limpiado los ojos con un pañuelo, mientras mi colgante volvió a vibrar. Lo tapé con la mano derecha para que no molestara su brillo a nadie y dejé escapar un suspiro. Al escuchar las palabras de la señorita Anna, se me ocurrió una idea. -Si gustan, puedo enviar una nota a pediatría para que el personal esté atento -Comenté, sacando material para redactar un anuncio.

En ese preciso instante, escuché la voz de Milena, susurrándome sobre un aviso que le había llegado. Además, me preguntó si yo sabía algo. Me escondí rápidamente detrás de Danna y toqué mi colgante con ambas manos, mientras decía en voz baja que estaba a punto de enviar un aviso al área de pediatría y en cuanto pudiera, le contaría todo lo ocurrido. -Por lo visto alguien más ha alertado a nuestro personal -Susurré en el oído de mi acompañante.

-Una preocupación menos -Dijo Dannita en voz baja y regresamos a nuestros puestos. Unos segundos más tarde, una enfermera se acercaba a nosotras, con cara de pánico.

-Disculpen... Necesitamos ayuda. Tenemos a una mujer de unos treinta o cuarenta años que queremos llevar a una unidad de cuidados intensivos, pero por los síntomas no sabemos a qué sección trasladarla -Notificó.

-¿A cuáles síntomas se refiere? -Pregunté rápidamente.

-Mareo, problemas para respirar, dolor de pecho y creo que hasta de cabeza. Además... hace un momento, algo verde saltó a su brazo -Anunció la chica.

-¡Por Merlín! -Gritó Carolina.

-Eso no es todo: La señora traía a un bebé en brazos, pero se lo quitamos en cuanto pudimos. Él no tiene nada, solamente está inquieto -Añadió.

-No puedo enviar al niño a pediatría porque temo por la seguridad de los demás pacientes. Si esta mujer trae esa cosa en el brazo... ¿Qué procede, señorita directora? -Sentía que se me calentaba la cabeza de tanto pensar.

(Hospital mágico - Dirigiéndonos a la recepción. Con Anna, Sunar y las enfermeras).

-Por fin llegamos -Comenté, al tiempo que caminaba seguida por la señorita Anna. Cuando Sunar le habló, dejé escapar una sonrisa. Afortunadamente había aclarado las cosas con respecto a lo de Carolina y ya podía estar tranquila.

-¿Cómo ve, sanadora Gryffindor, que la señorita opina que este trabajo será entretenido? -Preguntó Caro, algo confundida, nada más vernos llegar. -Hola, señorita Anna. ¿Qué tal? -Añadió

-Interesante... -Respondí, intentando contener la risa.

-Pensándolo bien, no me extraña... Seguramente le fascina su trabajo -Opinó Danna. -Buen día, señorita Anna -Saludó.

-No sé a ciencia cierta de dónde provino el ruido, sospecho que de alguna habitación. Habría qué investigar esa información con alguno de los sanadores, a lo mejor alguno de ellos pudo ver algo -Sugerí en cuanto escuché la pregunta de la directora del hospital y el planteamiento de la jefa de la Agencia Consultiva de plagas.

-En cuanto a la sanadora Gryffindor y a mi, salimos de la oficina hace prácticamente poco, no tenemos idea -Agregó Danna.

-No noto que se esté conteniendo esa cosa verde, al contrario... Yo la veo más grande -Informó Carolina, más atónita que antes.

Sunar sacó un papel que le dio a la señorita Anna, a quien miré detenidamente. Algunos recuerdos vinieron a mi en un abrir y cerrar de ojos. Por la voz, me di cuenta de que ya había tratado con ella antes, pero no daba crédito a lo que veían mis ojos. "Entonces ella es la directora del hospital..." Formulé mentalmente y sonreí. Esto de tener visión temporal me daba muchísimas ventajas. Nuevamente, mis bebés se inquietaban, por lo que puse una mano en mi vientre para tranquilizarles. Dannita me dedicó una tierna mirada, a la que respondí con otra sonrisa. De pronto, se me ocurrió ver aquella cosa verde y efectivamente, estaba más grande que la última vez que le eché un ojo.

-No es por alarmarlas, pero esto no me está gustando nada -Expresé con cierto temor. Afortunadamente la mayoría de las presentes, traíamos cubrebocas. -Por cierto, señorita Anna... Tome esto, para mayor seguridad -Saqué otro tapabocas de mi maletín y se lo di a la directora.

(Hospital mágico - Recepción. Con muchas personas).

Por una extraña razón, sentí que alguien más estaba con nosotras en aquella parte de la recepción. Cuando esta persona habló, noté cierto nerviosismo en la voz de Carolina. -Por Merlín, no me había fijado que la señorita Anna también estaba aquí, ella me ha preguntado sobre lo que estaba ocurriendo -Susurró la chica.

-¡Señorita Anna, espere! -Exclamé para que me escuchara. -¿Saben qué? Ahorita vengo, voy a buscarla. Tranquila Caro, yo le explico qué pasa aquí -Dije volteando hacia donde estaba Carolina.

-En un momento la sigo atendiendo, señorita. Mi compañera Danna estará aquí por si se necesita algo más. Espero no tardarme -Me apresuré a entrar al ascensor, antes de que se cerrara.

(En el ascensor, buscando a la señorita Anna).

-Hola... Disculpe que me atreva a seguirla, soy Luz del Carmen Gryffindor, de pediatría -Me apresuré a decir en cuanto vi a la mujer frente a mi, que estaba embarazada al igual que yo. -Carolina está preocupada porque no pudo atenderla como es debido. Cuando la vi, estaba bastante atónita por lo que pasaba -Comenté.

-Le hago un resumen: Yo estaba en mi oficina con una de las enfermeras y decidimos salir. Cuando llegamos a la recepción, notamos un aroma extraño en el ambiente y había mucha gente al rededor -Comencé a explicar, después de haber escuchado respuesta por parte de mi interlocutora.

-Después de un rato, escuchamos una explosión y entonces, una mancha verde que habíamos visto a lo lejos, comenzó a crecer. Precisamente estábamos hablando con una persona de la Agencia Consultiva de plagas... ¿Qué le parece si regresamos a la recepción? -Propuse a la señorita Anna y dejé escapar un suspiro. Mi colgante brilló un poco y emitió una pequeña vibración. Esperaba que no me ardieran los ojos en aquel instante... Ahora menos que nunca podía quedarme ciega, hasta que no hubiera pasado el peligro.