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Luz del Carmen Gryffindor

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Mensajes publicados por Luz del Carmen Gryffindor

  1. Hola Aine y todos. Muchas gracias por la respuesta. Sin embargo, pensé que me había explicado bien en el mensaje anterior. No hay lío, lo vuelvo a comentar:

     

    La gente que ve puede usar esto sin problemas, pero a mi me cuesta más trabajo todavía editar un mensaje porque uso un lector de pantalla para ciegos. De hecho al final de mi post anterior, expliqué que tengo ceguera total. Justo el problema para mi es que el editor se abre en la misma página. Tengo qué actualizar la información que me da el lector de pantalla e irme al principio de todo para encontrar el cuadro donde tengo qué editar.

    El otro día sin querer le di al cuadro de respuesta rápida y no me pude fijar a tiempo, pensé que era el cuadro donde podía editar el mensaje anterior... Siempre he procurado tener cuidado con ese tipo de cuestiones, pero aquella vez que tuve el problema, no se me activó el link de la edición, por más que actualicé la información que me daba el lector de pantalla y me iba al principio de la página. Solo me detectaba un cuadro, que era el de respuesta rápida. Lo cuento porque ahora mismo me ha pasado también. Si no hubiera dado enter nuevamente a la opción de editar, me hubiera ocurrido lo mismo del otro día. Por eso comento que para una persona ciega, es mejor que el editor se abra en otra página diferente. Así nos podemos evitar muchos líos, como el que me sucede a veces cuando edito, que el lector de pantalla me deja de hablar o tarda mucho en responder a las teclas que presiono.

    En cuanto a lo del texto enriquecido, no sabía cómo funciona, pero de todas maneras sigue siendo un problema para mi porque los caracteres que forman el código para poner la letra cursiva, por ejemplo, desaparecían para mi lector de pantalla cuando después de pegar en el cuadro correspondiente, previsualizaba o editaba un mensaje. Luego, ya no sabía si se iba a ver bien al momento de publicar el post. En otras palabras: Para mi, los caracteres correspondientes a ese código, eran una referencia. Ya me comentó una persona que aunque los caracteres del código ya no estén, el texto se muestra como uno lo ha especificado, pero al no ver nada, sigo intranquila por esa situación.

    Espero haberme explicado mejor. Luz.

  2. Hola a todos. Acabo de encontrarme con este topic y escribo porque debo comentar algunas incomodidades que estoy pasando a la hora de postear en el foro.

    Resulta que cuando respondo en un topic y pongo los códigos correspondientes para diferenciar por ejemplo los diálogos, a la hora de previsualizar los mensajes o editar, cuando quiero cambiar algo en el cuadro, mi lector de pantalla no me lee los caracteres correspondientes a esos códigos... Es como si para mi, desaparecieran. He tenido qué quitar lo que había puesto y volver a pegar el mensaje que previamente había escrito en un procesador de textos. Antes no me pasaban estas cosas y estaba segura de que los posteos me quedaban bien. ¿Creen que se pueda solucionar esto? Me preocupa no poder ver si después de previsualizar o editar un mensaje y al darle a enviar respuesta o guardar cambios, siga todo como lo puse antes.

    Aprovecho para indicar otra situación que me incomoda: Cada vez que quiero editar un mensaje, le doy al link pero no parece que se active. Lo digo porque al buscar el cuadro donde se puede editar, no siempre me aparece. Tengo qué actualizar la información que me da el lector de pantalla e irme al principio de la página para encontrarlo. Esto me ocasionó un problema hace rato porque le di a editar y creí que me había aparecido el cuadro donde estaba el mensaje a modificar. Según yo iba a quitar y volver a poner el mensaje porque para mi lector de pantalla, los códigos desaparecieron y cuando creí que por fin había terminado con la edición... ¡Le di a un botón que no era el de guardar cambios! Se había creado un mensaje nuevo (Seguido del que quería editar) y todo por culpa de un cuadro que no era el que buscaba. Al final pude modificar el mensaje anterior, pero me costó trabajo (Igual que me pasa ahora que estoy editando este para hacer algunas aclaraciones).

    Pienso que me resultaría más fácil si al darle al link de editar, cambiara de página y apareciera el cuadro de edición donde esté el mensaje que se quiere modificar, pues así no tendría estos líos. No sé qué opinen ustedes...

    Siento extenderme demasiado, pero necesitaba contarles estas cuestiones que resultan un problema para mi y el lector de pantalla que uso para la computadora, porque tengo ceguera total.

     

    ¡Hasta el próximo mensaje! Luz.

  3. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Días después de la discusión con Hiryna, la enfermera problemática).

    Me encontraba sentada frente a mi escritorio, revisando algunos informes que había terminado de realizar con el apoyo de Danna que además de ser mi asistente, ayudaba a asignar tareas a algunas enfermeras. En cuanto el trabajo estuvo completamente listo, lo acomodamos en un sobre que se enviaría a Bodrik. Era un día fresco, por lo que me dispuse a buscar un abrigo blanco que tenía guardado para cualquier eventualidad. En ese preciso momento, mi colgante comenzó a vibrar, indicando que alguien me necesitaba. Preparé todo el equipo que ocuparía, no sin antes dar de comer a Luz y Luna, quienes quedaron al cuidado de Marianna y Maggie. Cinco minutos más tarde, nos dirigíamos al lugar de trabajo de Carolina, para preguntarle qué estaba ocurriendo.

    (Recepción - Haciendo averiguaciones en compañía de Danna).

    -Señorita Gryffindor, estoy segura de que se requerirán sus servicios muy pronto -Susurró Caro en mi oído.

    -¿Habrá un nacimiento? -Pregunté en voz baja, con algo de curiosidad.

    -Si, no recuerdo si es un bebé o son dos -Comentó Carolina en un susurro.

    -Bueno, solo nos queda esperar instrucciones -Dijo Dannita en voz muy baja.

    -Voy a preguntar a Bodrik si necesita ayuda. Cúbranme, por favor -Susurré. Me comunicaría con la jefa de planta a través de mi colgante, pero no debía permitir que cualquier persona me viera hacerlo. Por fortuna, conseguimos un escondite perfecto. Un minuto después, ya le había enviado un mensaje a la sanadora, indicándole que me avisara si ocupaba algo de mi.

    -Infórmanos cuando te responda, por favor -Pidió Danna en un susurro.

    -Espero que todo salga de maravilla -Expresó Caro.

    -En cuanto tenga una respuesta, les digo. Ahora, vamos a relajarnos un poco -Aseguré y propuse a la vez.

    -Me parece una excelente idea -Respondió Dannita.

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  4. (Hospital mágico - Sala de descanso).

    Después de hacer la ronda por pediatría, consulté mi reloj y fui un rato a la sala de descanso, pues necesitaba reflexionar sobre lo sucedido con Hiryna unos minutos antes. Me sentía algo triste, así que canté por lo bajo para subir un poco mi ánimo. Una vez llegué a aquella sala, me senté un rato y saqué mi grabadora para escuchar algo de música. Sin embargo, unos pasos llamaron mi atención y alguien puso su mano en mi hombro, cuestión que me sorprendió momentáneamente. Abrí la boca para hablar, pero me detuve... Prefería que fuera quien fuera, iniciara la conversación.

    -¿Está bien, sanadora Gryffindor? La he visto venir hacia acá -Quiso saber Ángela.

    -Ahora mismo no sé, todo esto de Hiryna me está cansando la paciencia. No entiendo por qué se está portando así -Respondí.

    -No se preocupe, a mi también me pasa lo mismo -Comentó mi interlocutora, abrazándome. -Pero no se preocupe, tarde o temprano tendrá qué cambiar de actitud -Agregó, dándome un beso en la mejilla.

    -¿Y tú crees que lo haga? -Pregunté. -Es una chica bastante rebelde. No le gusta seguir reglas -Expresé y me eché a llorar.

    -No tengo idea. De lo que estoy completamente segura es de que necesita aprender buenos modales -Dijo la enfermera con voz serena.

    -Pues a ver qué pasa, Ángela. Por lo pronto, hablaré con la sanadora Bodrik para que me diga qué hacer con ella -Sentencié con la voz quebrada.

    -¿Y Danna, cómo sigue? -Preguntó Ángela con sumo interés.

    -Afortunadamente está bien, solo necesita descansar un poco -Susurré.

    -Me da mucho gusto oír eso. Más tarde iré a verla, si no hay inconvenientes -Dijo la joven en voz baja.

    -No hay problema, cuando gustes. Se encuentra con mis hijas -Informé en un susurro y sonreí.

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  5. (Hospital mágico - Un extremo de la oficina de Luz del Carmen).

    (Danna - Enfermera).

    Cuando Luz me dio el día libre, me preocupé. Tenía pendiente por lo que pudiera suceder en mi ausencia. No obstante, me dijo que todo saldría bien. Así que acepté con algo de resignación. Para facilitar las cosas a Marianna y Margaret, me ofrecí a cuidar de Luz y Luna que ya habían cumplido dos meses; a pesar de eso, se parecían muchísimo a su madre. Todavía recordaba la foto que había visto de Luz, cuando era pequeña. Dejé escapar un suspiro y sonreí. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Hiryna, la enfermera que últimamente nos estaba dando problemas con su indisciplina. Esperaba que no se atreviera a fastidiar el trabajo del personal. Por otro lado, sabía que iba a ser capaz de provocar a Luz en cuanto la viera... era su especialidad.

    -No te preocupes, tía Danna. Mamá no le va a hacer caso, ya lo verás -Comentó Mariannita en un susurro.

    -Ya sé que no, pero esta niña puede hacer todo lo posible para llamar la atención de los demás, eso es lo que me tiene inquieta -Susurré, abrazando a las bebitas.

    -Espero no tener qué verle la cara para no hacer una tontería -Opinó Margaret, frunciendo el entrecejo.

    -Si, es mejor que no la veas... Ya fue suficiente con lo que pasó hace una semana cuando Hiryna estaba en la oficina y armó un gran escándalo delante de ustedes -Respondí, pensativa. Aquel día resultó ser bastante desagradable para todas. Lo más curioso, fue que los ojos de Marianna y Margaret adoptaron una mirada que llegó a asustar a aquella enfermera problemática y la hicieron huir del despacho.

    -En fin... ¿Deseas comer algo? ¿O prefieres esperar? -Preguntó Marianna.

    -No tengo hambre todavía, yo les aviso -Contesté, sonriendo.

    -Según mi reloj, las niñas comerán dentro de una hora y media... Seguro habrá llegado mamá para entonces -Dijo Margaret, haciendo caras graciosas a Luz y Luna, mientras ellas reían.

    -Seguro encontrará algo interesante al hacer la ronda... Tengo mucha curiosidad por saberlo -Comenté, mirando a las cuatro niñas. Sentía una paz inmensa cada vez que estaba con ellas.

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  6. (Hospital mágico - Ala de pediatría).

    Al día siguiente de tener qué brindar atención médica a Danna, decidí darle tiempo a descansar, aunque ella alegaba sentirse lista. Me daba miedo que le ocurriera algo similar si hacía más corajes. Estaba pensando seriamente en mandarle realizar una analítica para comprobar que no tuviera ninguna complicación. Sin embargo, debía hacer la ronda por pediatría. Así que pedí a mis hijas que cuidaran de la enfermera y me dispuse a supervisar el área cuidadosamente. Esperaba no lidiar con otro problema. Desplegué mi bastón guía y canté por lo bajo, pues necesitaba permanecer relajada. Al llegar a Pediatría, sonreí.

    -¡Buenos días! ¿Cómo va todo? -Saludé.

    -¡Sanadora Gryffindor! Me da mucho gusto verla. Vamos bien, pero si gusta... Puedo acompañarla a hacer la ronda y le explico lo que estamos haciendo ahora -Respondió Myranda, contenta.

    -Excelente idea, linda. Me gustaría ver qué tanto hemos avanzado -Comenté y tomé el brazo de la joven.

    En el camino nos topamos con más enfermeras que comentaban todo lo que pasaba. No obstante, mis oídos estaban alerta por si notaban algo extraño. Confiaba mucho en el trabajo que las chicas realizaban, pero me daba más tranquilidad revisar todo por mi misma. Además, seguramente necesitarían que les ayudara en algo. Cuando hablaban, me fijaba en cada detalle de las conversaciones. Desde el tono de voz, la seguridad y otras cosas que para mi eran importantes. En ocasiones, me tocaba corregir algunas cosas. Por lo demás, no había de qué preocuparse. En ese preciso instante, sentí una vibración fuerte de mi colgante que me hizo temblar un poco.

    -Vaya vaya, por fin la querida sanadora ha salido de su cueva -Dijo una voz conocida detrás de mi.

    -Contigo quería hablar, Hiryna -Respondí con voz serena, volteando hacia una muchacha que resultó ser aquella enfermera problemática.

    -Sanadora Gryffindor, tenga mucho cuidado con ella -Susurró Myranda.

    -¡No me diga que le siguen cuidando las espaldas! ¿Dónde está Danna, su inseparable escudera? -Comentó Hiryna, burlándose.

    -¿En serio te importa tanto saber dónde está? ¿O solamente quieres reírte en mi cara? -Pregunté, inexpresiva.

    -Déjela, sanadora. No vale la pena -Intervino Ángela.

    -¡No se metan donde no las llaman! ¿Quieren? El asunto es entre ella y yo -Siseó la chiquilla en tono prepotente.

    -Hiryna, no seas grosera -Añadió Milena.

    -Siento no satisfacer tu curiosidad, pequeña. Si no te importa, nosotras si tenemos trabajo qué hacer... y tú estás a prueba -Sentencié con voz firme e indiqué con la mano que nos retiráramos. Finalmente, volvimos a nuestras labores.

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  7. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    Era el colmo, cada día recibía más de cuatro quejas sobre el mal desempeño de aquella enfermera problemática. Al parecer, los sermones que le daba a la chica no servían de nada. La situación me tenía harta. Respiré profundamente al recordar lo que tuvimos qué hacer para salvar el cabello de la enfermera Acane, que estaba lleno de una sustancia pegajosa. También vino a mi mente cuando desaparecieron las gafas de Milena y por fortuna, Ángela las había recuperado. Definitivamente, debía encontrar una solución cuanto antes. De repente, mi colgante emitió una fuerte vibración, al tiempo que llamaban a la puerta de mi despacho. Esperaba que todo estuviera bien.

    -¿Quién es? -Pregunté con voz serena. Como única respuesta, escuché la respiración agitada de una mujer detrás de la puerta. Repetí la pregunta y oí la voz de Danna a través de mi colgante. Al parecer, necesitaba ayuda. Nada más abrir, sentí un fuerte abrazo que me hizo temer lo peor. Como pude, cerré rápidamente. -¡Dannita! ¿Qué tienes? -Quise saber.

    -Luz... esta jovencita... acaba de... darme un disgusto -Respondió mi amiga, respirando con algo de dificultad. -Se atrevió... a insultarme... delante de... otras enfermeras -Añadió.

    -¡Me lleva! -Exclamé con la voz quebrada y lágrimas en los ojos. -Tranquila, te ayudaré a tomar asiento para que descanses un poco. ¿Está bien? -Propuse a la enfermera.

    -De acuerdo... no tengo fuerzas para... estar de pie -Contestó mi compañera. Con mucho cuidado, la conduje a la silla más cercana y la ayudé a sentarse. Posteriormente, me lavé las manos y reuní todo lo necesario para averiguar qué le ocurría. -Me siento mal... nena -Comentó la mujer, haciendo que apresurara el paso hasta ella.

    -No te preocupes, ahora mismo te sentirás mejor -Aseguré, al tiempo que revisaba sus signos vitales. La presión sanguínea era normal, pero su pulso estaba acelerado. Sin pensarlo dos veces, me acerqué a ella para darle oxígeno y realizar un suave masaje en su pecho y espalda. Al notar que Danna comenzaba a respirar mejor, efectué un breve canto que me daría la información que necesitaba y además, ayudaría a restablecer la salud de mi amiga.

    -¿Qué pasa, mi niña? -Preguntó la enfermera con voz débil, pasados unos minutos.

    -Nada grave, afortunadamente. Voy a preparar un té para que termines de recuperarte -Respondí. Media hora más tarde, mi compañera estaba en perfectas condiciones.

    -¡Qué útil es la magia! Me siento como nueva. Muchas gracias, Luz -Expresó Dannita, abrazándome con ternura.

    -Solo me queda recomendarte que descanses, han sido muchas emociones en un solo día -Respondí y me puse a llorar.

    -Descuida, pequeña. Haré todo lo que me indiques -Aseguró Danna, dándome un beso en la mejilla.

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  8. (Hospital mágico - Ala de pediatría).

    (Ángela - Enfermera).

    Me encontraba haciendo la ronda por los pasillos de pediatría, una vez más; debía asegurarme de que todo siguiera en calma como hasta ahora. Sin embargo, escuché un ruido que me alertó. ¿Quién pensaba impedirme hacer mi trabajo? No lo permitiría. -Espero no tener qué reprender otra vez a esa jovencita inmadura -Susurré con impaciencia.

    -Ángela... ¿Estás ahí? -Preguntó una voz desde el otro extremo de donde yo estaba.

    -¿Qué pasa, Acane? -Me acerqué a mi compañera y la miré fijamente. Lucía triste.

    -Esa niña insensata llenó mi cabello de una sustancia pegajosa y no me la puedo quitar... ¡Ya me tiene harta! Se pasa el día haciendo nada y se burla de todas. ¡Danna le encargó ayudar a Myranda a acomodar unas cajas, pero desobedeció -Informó la chica, con lágrimas en los ojos. Dirigí mi vista hacia su cabellera y me llevé las manos a la boca para no proferir un grito de rabia.

    -¡Por Merlín! ¿Pero esa chiquilla qué se ha creído? No te preocupes, ahora que termine de hacer la ronda, te acompaño a buscar a Danna. Si gustas, puedes quedarte conmigo -Aseguré, al tiempo que pensaba cómo librar ese hermoso cabello negro de aquel problema.

    -Agradezco tu ofrecimiento, creo que te tomaré la palabra. No me apetece estar sola ahora mismo -Dijo y se echó a llorar en mis brazos, cual niña de cinco años. La acuné contra mi pecho y dejé que se desahogara. Sin poder evitarlo, las lágrimas salieron de mis ojos.

    -¿Qué sucede, chicas? -Preguntó una voz conocida a nuestras espaldas. Al voltear, descubrí que era Milena.

    -Otra vez esa muchacha insoportable -Respondí, pensativa.

    -¡Arruinó mi pelo! -Exclamó Acane, pegando su cara a la pechera de mi bata para que no la viéramos llorar.

    -¿Otra vez está enfadando al personal? Todavía no se me olvidan las burlas que me hacía ayer porque tuve qué traer gafas -Comentó Milena, dejando escapar un suspiro. Al poco rato, más enfermeras se unieron a nosotras y comenzaron a quejarse de aquella joven.

    -Tranquilidad, por favor. Vamos a terminar de revisar esto y buscamos a Dannita para que le cuenten todo. ¿Les parece? -Propuse rápidamente y di un beso a Acane.

    -De acuerdo -Dijeron todas al unísono. Media hora después, nos dirigimos a la oficina de la sanadora Gryffindor. Tal vez Danna estaría con ella.

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  9. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Días después de hablar mentalmente con Jessie).

    Era una mañana normal, con todo lo que eso significaba. Estaba redactando algunos informes para entregar a la jefa del Hospital mágico, cuando escuché doble llanto: Las pequeñas Luz y Luna pedían comida. En unos días cumplirían dos meses de nacidas, acontecimiento que no pasaría por alto; me sentía muy orgullosa de sus progresos. No obstante, presentía que algo no iba bien con ellas. Una vez las tuve conmigo y empezaron a comer, efectué un canto que me ayudaría a encontrar la respuesta que tanto necesitaba. Mientras esto sucedía, Marianna y Margaret estaban en el otro extremo, leyendo los libros que les había comprado cuando fuimos al negocio donde trabajaba Sagitas. Esperaba volver pronto, pues hacía tiempo que no sabía nada de mi amiga pelivioleta. En ese momento, alguien llamó a la puerta.

    -Vaya, siempre me interrumpen cuando estoy a punto de llegar a mi objetivo... -Susurré resignada. -Adelante -Indiqué, alzando la voz.

    -Perdona, Luz. Apenas pude terminar este bendito informe -Anunció Danna, nada más entrar y cerrar.

    -No te preocupes, Dannita. ¿Hay alguna novedad? -Quise saber.

    -Las cosas están en orden, de momento. Solo queda juntar todos los informes en una carpeta y dárselos a la señorita Bodrik -Respondió la enfermera, que parecía estar cansada.

    -Deja termino de dar de comer a estas angelitas y revisamos esto. ¿Te parece? -Propuse.

    -No hay problema. ¿Cómo van esas investigaciones? -Preguntó Dannita.

    -Justo cuando tocaste la puerta, estuve más cerca de encontrar algo... pero necesito esperar un poco para volver a cantar eso. Debo reponerme del cansancio mental -Contesté, palmeando suavemente las espaldas de mis hijas.

    -Estoy segura que pronto verás la luz al final del túnel. Entonces, si que podrás hacer algo para arreglarlo. Ahora mantente tranquila -Aconsejó mi compañera con voz dulce.

    -Muchas gracias, ¿Qué haría sin ti en estos momentos? Eres como mi tercera madre -Expresé.

    -Y tú eres como mi hija, ya lo sabes. Te tengo un cariño impresionante desde que tuvimos contacto por primera vez -Confesó mi amiga. Definitivamente, eso me hacía sentir más que bien.

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  10. (Hospital mágico - Un extremo de la oficina de Luz del Carmen).

    Mientras esperaba una respuesta mental por parte de Jessie, escuché los llantos de Luz y Luna y abrí los ojos. -¡Pero si ya comieron hace como una hora! -Exclamé, desconcertada.

    -Supongo que también querrán abrazos -Comentó Mariannita, riendo.

    -O quizá sea momento de que se pongan más guapas de lo que ya están -Añadió Maggie, riendo también.

    -¿Qué les parece si lo averiguamos? -Propuse y suspendimos el abrazo para dirigirnos a la cuna de las bebitas.

    Una vez más, Marianna y Margaret tenían razón. En cuanto abracé a las gemelas pequeñas, dejaron de llorar. Sin embargo, era tiempo de que se dieran una ducha. Una hora después, ya estaban listas para lo que pudiera ocurrir. A pesar de ser idénticcas, me resultaba fácil reconocerlas. Tras ponerles sus colgantes, las tomé en mis brazos y me senté en el sillón, seguida de cerca por las gemelas grandes. De repente, recordé a mi melliza y dejé escapar un suspiro. Al parecer, las pequeñas leyeron mi mente, porque movieron sus manitas y las pusieron sobre mis mejillas. Intenté contener las lágrimas que querían escapar de mis ojos, pero fue imposible.

    -Mami... -Dijeron Marianna y Margaret, enternecidas.

    -¿Sabían ustedes que se han convertido en parte importante de mi vida? Las amo, son lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo -Expresé con la voz quebrada.

    -Tengo una mamá maravillosa, unas hermanas maravillosas... ¿Qué más puedo pedir? -Agregó Mariannita, conmovida.

    -Nunca imaginé tener una familia como esta. ¡Son lo máximo! -Dijo Maggie, contenta.

    -Awu, me van a hacer llorar otra vez -Comenté y todas nos echamos a reír. En ese momento, mi colgante vibró de nuevo y cerré los ojos para escuchar a Jessie.

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  11. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Propuesta y pregunta).

    Al oír la respuesta de mi amiga, me quedé con la boca abierta. ¡Primera noticia que tenía de ella desde que dejamos de hablar! Cerré los ojos para concentrarme. "Vaya, no me esperaba saber esto. Mira: Yo pienso que nadie debería cuestionarte si ya tomaste la decisión de tener novio, aunque también es normal que haya preocupación por parte de las personas que te quieren y no sepan de esta relación, incluido tu ahijado. Me imagino que pensabas comentárselo cuando estuvieras lista, ¿O me equivoco?" Pensé. Nunca en mi vida había tenido novio y a decir verdad, no sabía cómo ayudarla. A lo mejor Yanel nos podría dar algún consejo. Esperé unos minutos. "¿Te parece si lo consultamos con mi otro yo? Tal vez tenga alguna solución". Propuse mentalmente.

    Volví unos segundos a la realidad y descubrí a las niñas conversando en voz baja. -¿Qué tanto estará pensando mami? -Preguntó Marianna.

    -No sé, pero la veo demasiado concentrada en lo que hace. Espero que no vaya a ocurrir otro extraño acontecimiento -Respondió Margaret.

    -Niñas, estoy intentando ayudar a una amiga que está en problemas. No les puedo decir más -Susurré y respiré profundamente. "Disculpa, tengo unas hijas bastante observadoras, nada más cierro los ojos para concentrarme y creen que me pasa algo raro. Espero no haberme perdido nada importante". Pensé y sonreí. ¿Qué haría si me ocurriera algo similar a lo de Jessie? Ni idea.

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  12. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Ayudando a una amiga).

    Después de hablar con Ángela, me quedé pensando en todo lo que me había contado y me puse a completar el informe sobre aquella joven. Al terminar, fui a descansar un rato con mis hijas. Nada más abrir la puerta que dividía mi oficina en dos extremos, entré sin hacer demasiado ruido y cerré. -¡Hola! ¿Todo bien por aquí? -Pregunté en un susurro.

    -Si, mami. Luz y Luna están dormidas y Maggie está en la cocina -Respondió Marianna, acercándose a mi. En cuanto me encontró, la abracé con fuerza.

    -¡Hola, aquí estoy! ¿Me buscaba alguien? Escuché a Mariannita mencionarme -Saludó Margaret en voz baja, acercándose a nosotras y uniéndose al abrazo.

    -Yo mera... Vine a descansar un rato de escuchar informes -Susurré entre risas y di besitos en las mejillas de las gemelas. En ese momento, sentí que mi colgante vibraba nuevamente y escuché una dulce voz en mi cabeza. Era Jessie que al parecer, necesitaba hablar conmigo.

    -¿Has sentido lo mismo que yo, hermana? Acaba de vibrar un colgante -Comentó Mariannita, preocupada.

    -Yo también lo he sentido, Hermana. ¿Estás bien, mami? Te veo tensa -Añadió Maggie.

    -Esperen un momento, por favor. Alguien me llama -Anuncié y dejé escapar un suspiro. "Hola Jessie, te escucho. ¿Qué sucede? ¡Hace tiempo que no conversamos!" Murmuré mentalmente. Esperaba que no le sucediera nada malo a mi compañera.

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  13. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    El mes de septiembre transcurría sin mayor novedad, excepto que tuve algunas reuniones con la enfermera que había intentado entrar a mi oficina sin permiso. Ella prometió disciplinarse y no volver a cometer los errores por los que le habíamos reprendido varias veces. No obstante, debía seguir vigilándola y continuar con el informe que estaba haciendo sobre su conducta, para llevárselo a Bodrik. Así, podríamos tener más recursos contra ella, si tuviera otra falta grave. No podía confiarme demasiado. Tras pensar en todo esto, ordené mi escritorio y me levanté del asiento para revisar que todo estuviera en orden con mis hijas. En ese preciso instante, llamaron a la puerta.

    -¿Quién es? -Pregunté, caminando lentamente.

    -Aquí Ángela -Contestó una voz desde afuera. Me acerqué a la puerta y abrí.

    -Pasa, por favor. ¿Cómo va todo? -Quise saber.

    -De momento, las cosas están en orden en la guardería y los cuneros. Las chicas están haciendo un trabajo impresionante -Respondió la enfermera, al tiempo que entraba y cerraba la puerta.

    -Te escuchas muy contenta, eso me gusta -Comenté, sonriendo y tomando asiento.

    -Estoy muy orgullosa del trabajo que se realiza aquí, señorita Gryffindor. Si no fuera porque esta niña intenta distraer a las demás... -Sentenció mi interlocutora, sentándose frente a mi.

    -No me digas que sigue leyendo "Corazón de bruja" mientras está trabajando. ¡Sería el colmo! -Hice un esfuerzo por mantener la calma.

    -No es eso, ahora se la pasa cantando con una cosa rara en las orejas. Algunas compañeras se han ido a quejar con Danna y conmigo -Informó Ángela.

    -Esta muchacha no cambia... ¿Dónde se encuentra Danna? -Pregunté.

    -Está reprendiéndola una vez más. A ver si ahora hace caso -Contestó mi compañera.

    De repente, sentí que mi colgante vibraba y escuché las voces de Marianna y Margaret. Mis bebés tenían hambre. -Espera un momento, voy a revisar que todo esté bien con mis hijas. No tardo -Anuncié, levantándome de la silla y caminando hacia una puerta que daba a otro extremo de mi despacho.

    -No se preocupe, aquí espero -Aseguró Ángela, mientras yo abría la puerta y entraba a aquel lugar. Minutos más tarde, volví y seguí charlando con la enfermera.

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  14. (Hospital mágico - Ala de pediatría).

    (Flashback. Principios de septiembre).

    Después de cuatro horas, llegamos al Hospital San Mungo tras una salida agotadora. Nada más entrar, nos dirigimos al ala de pediatría. Luz y Luna se hallaban dormidas en el cochecito, mientras Marianna y Margaret charlaban en voz baja. Yo me encontraba pensando en todo lo que habíamos logrado este día; de vez en cuando, intercambiaba palabras con Danna y dejaba escapar un suspiro. De repente, mi colgante emitió una extraña vibración, provocando que me detuviera en seco. Algo me decía que debía prepararme física y mentalmente. ¿Qué sucedía ahora? Pronto lo sabría.

    -No me gusta tanto silencio -Opinó Mariannita.

    -Algo raro está pasando aquí -Añadió Maggie.

    -¡Qué bueno que la veo, sanadora Gryffindor! -Exclamó una de las enfermeras, acercándose a nosotras.

    -Ángela, podrías bajar el volumen de tu voz, por favor? Hay bebés durmiendo -Dijo Dannita en un susurro.

    -¿Qué sucede, Ángela? ¿Por qué estás tan contrariada? -Quise saber.

    -Lo siento, es que... sorprendimos a una persona tratando de entrar a su despacho sin permiso, sanadora -Informó Ángela, intentando recuperar la compostura.

    -¡No puede ser! -Expresó Danna en voz baja.

    -¿Qué dices? ¿Quién fue? -Pregunté, incrédula.

    -Aquella enfermera a quien reprendió por estar leyendo esa revista llamada "Corazón de Bruja" en horas de trabajo hace tiempo -Sentenció Ángela, enfadada.

    -Esta muchacha siempre ha sido indisciplinada. Hace tres meses tuve qué llamarle la atención por insultar a otra compañera -Comentó Dannita.

    -Cómo olvidarlo... En un rato iré a ver a Bodrik para preguntarle qué hacer en momentos como este. Yo actuaría, pero debo consultar a la jefa antes de tomar cualquier decisión. Por lo pronto vamos a mi oficina y hablamos de esto con más calma -Sugerí e hice que emprendiéramos el camino hacia mi despacho.

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  15. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    (Flashback. Principios de septiembre).

    Me encontraba organizando unos pergaminos, cuando escuché la voz amplificada de la directora de San Mungo, dando un anuncio muy importante: Por fin nos librábamos de aquella pesadilla. Fue en ese momento que ordené a las enfermeras que revisaran todo, para comprobar si ya podíamos salir de mi despacho o no. Teníamos qué arreglar varios asuntos. Unas horas después, Danna, Marianna, Margaret, las bebés y yo, comenzamos a prepararnos para ir al ministerio de magia. Me desesperaba hacer trámites, pero era necesario. Después de disfrutar una deliciosa manzana, me dirigí al armario para escoger la ropa adecuada.

    Decidí ponerme una blusa roja, pantalón blanco y zapatos negros. Coloqué el colgante en mi cuello, unos aretes de oro en las orejas y un reloj negro en el brazo izquierdo. Para terminar, me peiné con dos coletas, las cuales adorné con moños blancos. Tras guardar en mi maletín lo que ocuparía en aquel paseo, limpié mi bastón guía y mis anteojos oscuros. Cuando estuve lista, arreglé a mis hijas pequeñas, al tiempo que Danna y mis hijas mayores arreglaban la oficina y charlaban de cualquier cosa que se les ocurría. Luz y Luna comenzaron a llorar, así que me senté en el sillón y les di de comer.

    -En pocos días han estado ganando peso y estatura -Informé, dando unas leves palmadas en las espaldas de mis niñas.

    -Ya sé cómo podemos transportar a estas nenas para que puedas caminar con normalidad -Dijo Dannita, guardando algo en un cajón.

    -¿Te refieres al cochecito, tía Danna? -Quiso saber Marianna.

    -¡Adivinaste, Marianna! Pienso que será muy útil -Respondió la enfermera.

    -Yo iba a proponer lo mismo -Añadió Margaret.

    -Creo que nos leímos las mentes, porque justo estaba pensando en esa solución -Comenté y todas reímos.

    -Esto es más que magia -Opinó Mariannita, acercándose al sillón y tomando asiento.

    -¡Encontré el famoso cochecito! Voy a darle mantenimiento -Anunció Maggie desde otro extremo del despacho. En cuanto me lo trajo, acomodé a Luz y Luna en él.

    Minutos más tarde, mandé llamar a Myranda y Milena para darles algunas instrucciones. -Vamos a salir, les encargo todo. Si necesitan ayuda con algo, ya saben cómo informármelo. ¿De acuerdo? -Indiqué con voz serena.

    -Entendido y anotado, sanadora Gryffindor -Aseguraron las enfermeras al unísono y estrecharon nuestras manos. Al terminar la charla, nos despedimos de ellas y caminamos hacia la salida.

     

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  16. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    (Flashback. 20 de agosto).

    Al amanecer, me encontré con algunos regalos en la mesita de noche y sonreí, complacida. Iba a abrirlos, cuando las gemelas recién nacidas comenzaron a llorar. Me levanté poco a poco y fui hasta la cunita, con cuidado de no despertar a nadie y las tomé en mis brazos. Fue entonces que decidí revisarlas por completo, por si hubiera algún problema. Unas manos acariciaron suavemente mi hombro, provocando que volteara hacia atrás. Era Danna, que despertó y se acercó a mi. La enfermera se echó a reír ante mi reacción y la miré a los ojos. Agradecía poder tener visión temporal en un momento como este, pues podía observar detenidamente todo lo que ocurría a mi alrededor.

    -¡Buenos días! ¿Dormiste bien, pequeña? -Saludó y preguntó Dannita, haciendo caras graciosas a las niñas.

    -Buenos días. Dormí muy bien, a pesar de despertar cada 3 horas para alimentar a estas hermosas criaturas. Es cuestión de acostumbrarme y ya -Respondí, dirigiéndome hasta el sillón-cama con las bebitas en brazos.

    Unas horas más tarde, me puse a revisar un informe con el primer chequeo de las pequeñas. El peso, la estatura, la circunferencia craneana y la temperatura estaban correctos. Todo indicaba que crecerían bastante en los próximos años. Sonreí para mis adentros y archivé el pergamino en su lugar, para cumplir con la siguiente tarea: Redactar una petición de permiso por maternidad, que enviaría a quien correspondiera. Lo único que haría en los próximos días, era descansar, supervisar lo que hacía el equipo de pediatría y arreglar asuntos pendientes. No obstante, si Bodrik necesitaba mi ayuda en algún momento, contaría conmigo. Mis hijas mayores se miraron y sonrieron.

    -No cabe duda que la vida tiene muchas sorpresas -Comentó Danna.

    -Doy gracias por tener una familia como esta, no tengo palabras para expresar esta alegría que siento -Dije con lágrimas en los ojos.

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  17. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    (Flashback. 20 de agosto).

    Después de un rato, Bodrik depositó a las bebitas en su cuna, se despidió de nosotras y se retiró. Mientras mis princesas dormían, Danna y las demás enfermeras me revisaron para comprobar que no tuviera ningún problema. Cuando estuve limpia y lista para lo que pudiera ocurrir, bostecé levemente y cerré los ojos. -Bueno, ya es más de la una de la mañana y debemos dormir -Anuncié en voz baja, pero audible.

    -De acuerdo, mami -Dijeron Marianna y Margaret al unísono, al tiempo que yo abría los ojos y les daba besos en las mejillas, a los que ellas respondieron.

    Una fuerte vibración de mi colgante me avisaba que había peligro inminente, más no debía salir de mi oficina. Esperaba que pronto se pudiera resolver el tema de las plagas. Sin embargo, no pude evitar sentirme inquieta. -¿Qué te pasa, Luz? -Preguntó Danna, acercándose a mi.

    -Presiento que algo malo va a pasar -Susurré y dejé escapar un suspiro.

    -Nosotras también lo sentimos -Respondieron las gemelas con cierto temor, acomodándose en el sillón-cama, junto a mi.

    -Esperemos que el peligro no pase a mayores, más tarde intentaré averiguarlo. Por lo pronto, hay qué descansar -Añadió la enfermera, acomodándose en otro sillón-cama. Las otras muchachas también se acostaron y todas nos quedamos dormidas casi al instante.

    Pocas horas más tarde, el llanto de mis pequeñas me despertó. Iba a levantarme para ir por ellas a su cuna, pero Danna se me adelantó. Cuando las tuve de nuevo en mis brazos, comprobé que volvían a tener hambre. Afortunadamente, las demás chicas estaban como en el octavo sueño (xD) y no se daban cuenta de nada. Sin preocuparme demasiado por la hora, dejé que las nenas comieran tranquilamente. Cuando por fin saciaron su apetito, di unas leves palmadas en sus espaldas y las arrullé con un dulce canto que me hizo recordar cuando era niña. Tras arroparlas con sus mantas, la enfermera se acercó a nosotras y con mucho cuidado, las volvió a depositar en su cuna. Esto se repetía cada cierto tiempo. Poco a poco debía acostumbrarme a este cambio.

     

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  18. ¡Hola! Vengo para hacer algunos cambios importantes en la ficha:

     

    1.- En cuanto a la edad, vamos a cambiar el número 21 por el 22.

     

    2.- Voy a modificar toda la historia de personaje por algunas cuestiones como la redacción, por ejemplo. Aquí va:

     

     

    Luz del Carmen Gryffindor creció en México criada por Laura Fabela*, una mujer que se pensaba que era muggle. No obstante, resultó ser una gran bruja que a raíz de encontrar a la chica tras el ataque a los Gryffindor, dejó la magia. Su intención era proteger a Luz (Que entonces tenía dos años) hasta que estuviera lista, así que se fue con ella a ese país y contrajo matrimonio con Arturo Rodríguez*, un muggle (O eso se creía).

     

    Luz del Carmen pasó toda su niñez sin saber que era descendiente de la familia Gryffindor; estudió en escuelas muggles y pensaba que era una persona común y corriente. Sin embargo, su vida fue muy dura porque sus compañeros se burlaban de ella, solo por no ver nada.

     

    La chica cometió una especie de magia accidental e involuntaria al enfadarse con un vecino por haberle tirado pastel a la cara el día de su cumpleaños número diez. Laura* se dio cuenta y corrió a socorrerla; de pronto, una banda de mortífagos llegó al lugar y atacaron por sorpresa. Estuvieron a punto de lanzar una maldición imperdonable a la niña, pero la mujer se interpuso, recibiéndola. Los encapuchados huyeron a toda prisa, al escuchar un canto... Era Luz que estaba detrás de ella, intentando calmar su miedo. No sabía que con eso los estaba ahuyentando e incluso, alargando un poco más la esperanza de vida de la que ella creía hasta ahora que era su madre.

     

    La pequeña llevó a la mujer a un lugar seguro donde pudieran estar, pues los mortífagos habían destruido la casa donde vivían. Finalmente, Cuando Laura* ya no podía cargar más con aquel secreto, decidió confesar toda la verdad.

     

    Tú eres una bruja... una gran bruja. Luz del Carmen Gryffindor es tu nombre -Dijo, lanzando un conjuro de protección.

     

    ¡No, mami, tú no! -Dijo la niña con voz llorosa, mientras temblaba de miedo.

     

    ¿Y tú crees que voy a dejarte sola, niña? ¡Claro que no! Estaré contigo cuando menos te lo esperes... Escucha lo que voy a contarte -Respondió la mujer con voz tranquilizadora.

     

    Bueno... pero resiste, ¿Si? -Suplicó Luz del Carmen en un susurro, mientras dejaba escapar un suspiro.

     

    La bruja le dio un beso y comenzó a hablar; cuando terminó, le entregó un baúl con todas sus pertenencias, escribió una carta que lanzó al aire, le dio la bendición y finalmente... Murió.

     

    Arturo* llegó casi en el último momento en que Laura* hablaba con Luz. El hombre acompañó un momento a la chica hasta que una desconocida llamada Hanna*, apareció para informarle que había sido aceptada en el colegio hogwarts, de magia y hechicería, donde formó parte de la casa Gryffindor. Fue reconocida por sus compañeros y profesores como una de los mejores alumnos; ahí, descubrió que era capaz de realizar hechizos complicados y tenía bastante facilidad para la música. Incluso, en una de las tantas batallas que se dieron en el colegio, la muchacha logró salvar muchas vidas, efectuando un simple canto y simulando tocar un piano.

     

    En la primera clase de vuelo, la maestra no quería darle clases a Luz del Carmen por el hecho de ser ciega. Gracias a la insistencia de varios compañeros y profesores, la chica no abandonó el colegio. No obstante, llegó a jugar algunos partidos de quidditch como buscadora, donde muy pocas veces requirió ayuda visual e hizo ganar a la casa de Gryffindor, 150 puntos.

     

    En su último año de estar en Hogwarts, Luz escuchó rumores de que la familia que llevaba el apellido del legendario Godric Gryffindor, se había establecido en Ottery. Una vez concluidos los estudios, decidió mudarse a ese lugar para buscar a su verdadera familia. Cuando encontró la mansión Gryffindor, una prima suya le abrió la puerta, a pesar de no saber quién era; otras dos chicas la saludaron y a una de ellas se le hizo muy familiar su rostro.

     

    La joven llevaba en el cuello un colgante con las iniciales "LCG" sobre el escudo de la familia Gryffindor, cosa que sorprendió a su hermana Arabella; una elfina la reconoció y reveló de quién se trataba. Después de varios días, Luz del Carmen se inscribió en la academia y fue asignada a la casa de los Aethonans de Salem.

     

    La chica tenía buenas calificaciones, pero al terminar algunas asignaturas, decidió tomarse unas vacaciones para ordenar su vida. El motivo principal era el siguiente.

     

    Al estar dormida en su habitación, tuvo un sueño que la dejó intranquila; tenía su varita en la mano y caminaba por un extraño pasillo, llamando a una tal Carmen Luna. La otra joven (Con una voz idéntica a la suya) la llamaba por su nombre. De pronto, un grupo de mortífagos se acercaba; uno de ellos decía de la forma más hiriente que podía, que esto se acabaría aquí y ahora; pero no era eso lo que inquietaba a la muchacha: El encapuchado había dicho algo así como "Hermanitas Gryffindor".

     

    Tras contarle a Arabella algo de lo que había ocurrido, le informó que al día siguiente iría a la academia a reportar que dejaría de estudiar por un tiempo y buscaría información acerca de Carmen Luna.

     

    Una vez anunciado el motivo de su ausencia en la oficina de la academia, la joven fue a visitar a los Aethonans de Salem y se encontró con una gran sorpresa: La chica de su sueño estaba en la misma casa que ella; al parecer, era una alumna nueva.

     

    Después de varias conversaciones, las dos muchachas se dieron cuenta de que eran prácticamente idénticas, a excepción de unos cuántos detalles físicos. Gracias a la unión de sus colgantes, descubrieron que eran hermanas mellizas y habían nacido el veinte de agosto. También supieron que tenían otra personalidad, a parte de la suya.

     

    Las hermanas tenían muchos planes a futuro, pero todo eso se estaba disolviendo por cosas que Luz todavía no entendía. Yanel le informó que algo pasaba con Luna y su otro yo. La joven se asustó al oír aquello, pero decidió averiguar primero, y luego actuar.

     

    En una pijamada, Luz del Carmen descubrió que desafortunadamente, Carmen Luna ya no era la misma; Repentinamente, Luz se convirtió un instante en su otro yo, por un presentimiento; fue entonces que sacó la conclusión de que fuera lo que fuera, debía averiguarlo a la orden de ya. Sin embargo, sus investigaciones han sido suspendidas de manera temporal por causas ajenas a su voluntad, como la inesperada muerte de su melliza.

     

    Actualmente, Luz del Carmen Gryffindor ha terminado sus clases en la academia de magia y hechicería, trabaja como sanadora pediatra en el Hospital San Mungo y espera acontecimientos importantes que cambiarán su vida para siempre.

     

     

    3.- Por último, modificaré dos aspectos de la cronología de cargos, si me lo permiten. Voy a poner toda esa parte (Con los cambios respectivos) para facilitar el asunto.

     

     

    Estuvo en la academia de magia y hechicería de junio de 2010 a abril de 2011.

     

    Fue miembro de la Orden del Fénix de mayo de 2011 a marzo de 2013.

     

    Trabaja como pediatra en el Hospital San Mungo desde mayo de 2011.

     

     

    Aquí terminamos. Si hay algún problema con esto, favor de hacérmelo saber. Dejo abrazos y chocolates.

     

    ¡Hasta luego! Luz.

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. 20 de agosto. Con Bodrik, Danna y las niñas).

     

    -Así es, linda. Eres madre de unas preciosas niñas -Confirmó Danna, al tiempo que cargaba a una de ellas, igual que Bodrik. Ahora, era cuestión de despejar sus vías respiratorias, limpiarlas y hacerles un chequeo, en el que pensaba participar. Eso lo tenía claro.

     

    -Por Merlín, son realmente hermosas -Murmuré, con lágrimas en los ojos. -Si, cumplo 22 años ya -Respondí a la pregunta de la joven Lockhart.

     

    -¡Por fin tenemos a nuestras hermanitas! -Exclamó Marianna, llorando enternecida.

     

    -Se parecen mucho a ti, mami -Comentó Margaret, mirando a las bebitas.

     

    -Ya veremos cuando crezcan -Dijo la enfermera entre risas.

     

    -Luz del Carmen y Carmen Luna Gryffindor, bienvenidas a la vida -Anuncié.

     

    -Me gustan esos nombres -Expresó mi amiga.

     

    Una vez las niñas estuvieron limpias y despejadas, pude tenerlas en mis brazos. Entonces, descubrí que algo se había desprendido de mi colgante. "No está roto, observa bien". Susurró Yanel en mi cabeza". Al momento, vi con gran asombro cómo poco a poco aparecían dos pequeños colgantes, con solo tirar de la parte despegada. Los observé detenidamente y dejé escapar un suspiro. "Son iguales al mío, solo que en pequeño". Pensé. "Mira los escudos y las iniciales de cada uno". Indicó mi otro yo. Afortunadamente sabía la forma de algunas letras, por lo que supe de inmediato las iniciales de ambos colgantes: "LCG" y "CLG".

     

    -Mi Luz del Carmen, esto es para ti -Sentencié, colocando uno de los colgantes en el cuello de la nena que estaba a la izquierda. -Y esto va para ti, mi Carmen Luna -Añadí, poniendo el otro objeto en el cuello de la bebita de la derecha.

     

    -¿Cómo harás para distinguirlas, si son idénticas? -Preguntó Dannita con curiosidad.

     

    -Por la esencia de cada una -Contesté, mirando a Luz a los ojos. Me recordaba mucho a Yanel, Marianna, mi verdadera madre y por supuesto, a mi, hecho que resaltaba su parte tierna. En cambio, Luna reflejaba más su lado fuerte, recordándome a mamá Laura, Yalenis, Maggie y mi melliza.

     

    -Es un concepto interesante -Opinó mi compañera. -Uy, creo que tienen hambre -Agregó al escuchar que mis hijas lloraban de nuevo.

     

    Con mucho cuidado, las acomodé para que pudieran comer tranquilamente. "Desde luego que Luz tiene su parte fuerte y Luna su lado tierno". Murmuré mentalmente. "Claro, al tener cada una ocho esencias, todo puede suceder... Aunque unas se noten más que otras". Comentó Yanel. "Y al final, todas juntas forman una sola esencia". Pensé. Tras llegar a esta conclusión, efectué un canto para mantener a las niñas tranquilas y consulté el reloj del tocador. Era la una de la mañana. Después de un rato, di unas leves palmadas en las espaldas de mis hijas y sonreí al notar que se estaban quedando dormidas. Las arropé con unas mantitas y miré a mi amiga pelinegra.

     

    -Muchas gracias por la ayuda que nos has prestado y por aceptar ser madrina de las nenas, linda -Expresé con voz serena.

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. 20 de agosto. Con Bodrik, Danna y las niñas).

     

    Al observar las cabecitas que se asomaban, respiré profundamente. No lo podía creer, mis bebés estaban naciendo al mismo tiempo. Tras unos minutos que parecían interminables, por fin pudieron salir (Con ayuda de Bodrik y Danna) y comenzaron a llorar. En ese preciso instante, escuchamos doce campanadas provenientes del reloj que estaba en el tocador. -Feliz cumpleaños -Dijo la enfermera, sonriendo.

     

    -Muchas gracias, Dannita -Murmuré con la voz quebrada.

     

    -¿Cómo te sientes, mami? -Preguntó Marianna, mirándome a los ojos.

     

    -Mejor que nunca -Respondí, apretando levemente la mano de mi niña.

     

    -Nacieron exactamente a las 12 AM -Comentó Margaret.

     

    -Habrá qué apuntarlo en una libreta, después tenemos qué hacer informes -Añadí.

     

    -No te preocupes por eso. Ahora tienes qué descansar -Indicó Danna.

     

    -Ya quiero abrazar a mis bebés, decirles cuánto he esperado este momento... -Expresé, sin poder contener el llanto. Tenía sentimientos encontrados. Por un lado estaba feliz por este acontecimiento, pero necesitaba saber el estado de salud de mis peques.

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Últimos momentos del 19 de agosto. Con Bodrik, Danna y las niñas).

     

    -¡Diez centímetros... Qué rápido! -Murmuré, acariciando mi vientre.

     

    -Luz, prepárate para lo que viene -Advirtió la enfermera.

     

    -¡Qué emoción! -Exclamaron las niñas al unísono.

     

    Minutos más tarde, ya todo estaba listo para que mis peques nacieran. Sentí nuevas contracciones, pero me puse a pensar en otra cosa. En cuanto la chica pelinegra me indicó que comenzara a pujar, decidí efectuar un canto que me ayudaría a soportar aquellos instantes. Marianna y Margaret me tomaron de las manos, mientras yo pujaba y cantaba a la vez. Tras varios minutos, noté algo extraño que me sorprendió. "Luz, no te detengas por nada del mundo". Suplicó Yanel en mi cabeza. Una vibración de mi colgante me hizo continuar con lo que estaba haciendo. "Bien, aquí vamos". Murmuré mentalmente y volví a pujar.

     

    -¡Por Merlín, algo raro está pasando aquí! -Exclamé y miré hacia abajo. -Díganme que no estoy soñando, por favor -Susurré y pujé nuevamente.

     

    -Esto... No puede ser -Dijo Danna, incrédula.

     

    -¿Qué ocurre? -Preguntó Mariannita, alarmada.

     

    -Ni idea -Respondió Maggie. Los minutos transcurrían lentamente (Al menos para mi).

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Últimos momentos del 19 de agosto. Con Bodrik, Danna y las niñas).

     

    -Justo como lo pensábamos. Gracias por aclarar la pequeña duda, señorita Lockhart -Comentó la enfermera.

     

    Después de ponerme la bata que la pelinegra me ofreció, volví a recostarme en el sillón-cama y sonreí levemente. -Menos mal, ya quiero abrazar a mis peques -Expresé, intentando contener las lágrimas.

     

    -Pronto podrás hacerlo, nena -Aseguró Danna.

     

    Sin embargo, me preocupaba el hecho de que mis bebés nacieran antes de tiempo. Esperaba que no les sucediera nada grave. "Tranquila, si pasa algo, se encontrará la solución. Así de simple". Murmuró Yanel en mi cabeza. cuando Bodrik anunció los centímetros que tenía de dilatación, el reloj del tocador marcaba las 11 con 10 minutos. "Ya falta poco para conocer a estas hermosas personitas". Pensé. Las gemelas me miraron emocionadas, al tiempo que Danna tomaba mi mano con suavidad y yo cantaba por lo bajo. De pronto, recordé que debía hacer una propuesta importante a la joven Lockhart.

     

    -¿En qué piensas, mami? -Preguntó Marianna con curiosidad.

     

    -¿Mami, está todo bien? -Añadió Maggie.

     

    -Boo linda... Desde hace días he querido preguntarte algo: ¿Te gustaría ser madrina de mis bebés? -Dejé escapar un suspiro y miré a la sanadora a los ojos. Ella era parte importante en mi vida y me hacía mucha ilusión que fuera una de las madrinas que tuvieran mis peques.

     

    -Esto se pone interesante -Murmuró la enfermera, buscando algo en su maletín.

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Últimos momentos del 19 de agosto. Con Bodrik, Danna y las niñas).

     

    Consulté un reloj que descansaba en el tocador y mi colgante volvió a vibrar. -Son las 10:40 de la noche... El día se va volando -Murmuré.

     

    -Puedes estar teniendo más contracciones sin darte cuenta, así que no te asustes si te digo que ya van ocho centímetros de dilatación -Informó Danna, examinándome de nuevo.

     

    -¿Tan rápido ocho centímetros? -Pregunté asombrada.

     

    -Así es, pequeña -Respondió mi amiga con dulzura.

     

    -¡Tengo sueño y no me quiero perder el nacimiento! -Se quejó Marianna.

     

    -¡Pues estamos en las mismas! -Añadió Margaret. Las dos se veían desesperadas. De repente, descubrí que mi grabadora estaba encendida en la mesita de noche y busqué con la mirada a la persona responsable. Mis hijas se tomaron de las manos y voltearon hacia mi.

     

    -Recordamos que querías conservar este momento. Lo sentimos -Murmuraron las niñas al unísono.

     

    -No se preocupen, han hecho bien -Hice una seña para que se acercaran (Una a cada lado de la cama) y les di un par de besos en las mejillas.

     

    -Es el cuadro más bello que he visto en mi vida -Expresó mi compañera, sacando una cámara de su bolsa y tomando algunas fotografías.

     

    Veinte minutos más tarde, la jefa de planta llamó a la puerta y Danna la abrió con su varita, al tiempo que yo tuve otra contracción. -Gracias por venir, linda -Dije, intentando contener la risa por el comentario de la pelinegra.

     

    Una vez Bodrik estuvo dentro, la puerta se cerró. -La última vez que la revisé tenía ocho centímetros de dilatación, habrá qué ver cómo está ahora -Comentó la enfermera, que ya se había lavado las manos y estaba preparando todo para el nacimiento de mis críos... o crías.

     

    -He tenido varias contracciones, pero solo he sentido cinco de ellas... primero una cada hora y luego cada 30 minutos. No te puedo hablar de las demás porque no me di cuenta, tal vez porque me entretuve en otras cosas -Informé con voz serena.

     

    -¿Se puede dar esta posibilidad, sanadora Lockhart? -Preguntó mi compañera, pensativa.

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Últimas horas del 19 de agosto. Llamando a Bodrik).

     

    Pasó otra hora y tuve una tercera contracción. De pronto, mi colgante emitió una fuerte vibración y cerré los ojos, al tiempo que la nube blanca desaparecía de ellos. "No más peligro, por favor". Pedí mentalmente. "Tranquila, recuerda que en esta área no hay doxys". Susurró Yanel en lo más profundo de mi cabeza. Dos minutos después, me atreví a mover los párpados y comprobé que podía ver, al igual que mi hija Marianna. Le hice un guiño de complicidad y respiré profundamente. "Por un lado está bien, así podré ver a mis bebés cuando nazcan". Pensé. "Vaya, al menos estamos en la misma sintonía". Murmuró mi otro yo entre risas.

     

    -¿Todo bien, nena? -Preguntó Danna, al tiempo que buscaba algo en unos cajones.

     

    -Afirmativo, colega -Respondí, observando a mi amiga.

     

    -Por las barbas de Merlín, qué larga se hace esta espera -Opinó Mariannita, viendo a su hermana a los ojos.

     

    -Lo mismo digo, pero no queda más que seguir aguardando -Añadió Margaret, en la misma actitud que Marianna.

     

    Treinta minutos más tarde, sentí otra contracción y miré a la enfermera de reojo. Rápidamente, Dannita se acercó para examinarme y sonrió. -Apenas van cuatro centímetros de dilatación -Informó mi compañera. -Son las 10:32 de la noche -Agregó, viendo su reloj.

     

    -De todas formas iré avisando a Bodrik para que se prepare -Dije, poniendo la mano izquierda en mi colgante y la derecha sobre mi vientre. -Anuncio que pronto recibiremos a dos futuros magos o brujas -Susurré, esperando que la joven pelinegra captara mi mensaje.

     

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    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. Últimas horas del 19 de agosto).

     

    Una hora después de la primera contracción, sentí otra y se lo hice saber a Danna rápidamente. -Lo curioso de todo esto es que solo siento las contracciones, pero no tengo dolencia alguna -Comenté, al tiempo que la enfermera me hacía otro chequeo.

     

    -Lo importante es que te mantengas relajada. Ya verás que todo va a salir bien -Dijo mi compañera, dándome un beso en la mejilla.

     

    -Me encuentro tranquila -Aseguré, sonriendo. Tras decir esto, sentí la necesidad de hablar mentalmente con una amiga, de la cuál no había tenido noticias últimamente. "Jessie, estoy embarazada y parece que pronto tendré a mis bebés". Pensé y canté por lo bajo.

     

    -¿Deseas avisarle de una vez a la sanadora Lockhart? -Quiso saber mi compañera.

     

    -Voy a esperar un poco. Mientras tanto, tengo qué informar a otras personas más -Murmuré. Esperaba que Jessie recibiera mi mensaje.

     

    -Algo me dice que definitivamente, tendrás a tus bebés entre hoy y mañana -Susurró Dannita, acariciando mi vientre con suavidad.

     

    -Qué rápido pasa el tiempo... ¡Ya casi cumplimos años! -Informó Marianna.

     

    -Tienes razón, ya es el día 20... o sea ¡Mañana! -Añadió Maggie.

     

    No sabía a quién más dar aviso, ni cómo le haría para que mis seres queridos pudieran entrar a mi oficina y estar conmigo en aquel instante, pues todo apuntaba a que esto iba para largo. No obstante, eso último no me preocupaba. "Te aviso que mamá Laura está tramando algo, pero no quiere decirme nada". Sentenció Yanel en mi cabeza. "Déjala, así es ella cuando quiere dar alguna sorpresa". Contesté mentalmente y dejé escapar una risilla. Mis peques volvieron a moverse y me puse a cantar, pues sabía de sobra que eso les gustaba. De pronto, imaginé a dos niñas correteando por un jardín, al tiempo que dos muchachas las vigilaban atentamente y yo tocaba un piano. Lo más interesante fue cuando aquellas crías se acercaron a mi, llamándome "mamá". Iba a contestarles, cuando un extraño ruido me volvió a la realidad.

     

    -¿Ah caray, qué fue eso? -Pregunté.

     

    -Con que no sea un bicho que se intente colar por la ventana, todo está bien -Murmuró Mariannita.

     

    -No lo creo, la zona está totalmente protegida -Aclaró Margaret.

     

    -Tranquilas, voy a ver qué pasa -Anunció Danna.

     

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