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Luz del Carmen Gryffindor

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Mensajes publicados por Luz del Carmen Gryffindor

  1. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Con Ángel y Compañía. 20 de febrero).

    Al sentir la mano de Ángel en mi hombro, experimenté una paz que me reconfortaba por momentos. Sin embargo, no podía dejar de llorar. -Necesito un abrazo... -Expresé entre sollozos.

    Algo me decía que aquella joven era más que una amiga para mi, pero no entendía por qué razón. Sin pensarlo, acaricié su mano y lentamente llegué hasta su brazo, todavía sin abrir mis ojos. -"Esta niña es parte de ti también" -Dijo la voz de Yanel en mi cabeza.

    -"¿De qué rayos estás hablando, Yany?" -Pregunté mentalmente.

    -"Así como lo oyes, Luz. Descúbrelo por ti misma" -Respondió mi otro yo con una seriedad que me puso la carne de gallina.

    Tras escuchar en mi mente la comunicación que tenía Danna con las demás enfermeras, dejé escapar una leve sonrisa. De pronto, las voces asustadas de mis hijas hicieron que abriera los ojos de golpe, para descubrir que podía ver todo lo que me rodeaba. -"¡Mami, mami! ¡Algo le pasa a Luna!" -Exclamaron al unísono Marianna y Maggie en mi cabeza, mientras una de mis bebés lloraba desesperadamente y la otra respiraba con bastante dificultad.

    -"¡Vengan para acá ahora mismo!" -Pensé, al tiempo que las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas. En ese preciso instante, la enfermera regresó con nosotras y la puerta del otro extremo del despacho se abrió con brusquedad. -Ángel, ve a lavarte las manos, por favor. Creo que es hora de atender a alguien -Pedí a la chica en un susurro.

    -¡Por las barbas de Merlín! ¿Qué está pasando aquí? -Quiso saber la enfermera.

    -¡Mami, mira a Luna! -Dijo Marianna, mirándome con los ojos totalmente enrojecidos por tanto llorar. Al ver a la bebé que traía en brazos, me levanté de un salto, fui a lavarme las manos y rápidamente me coloqué las protecciónes necesarias (Incluyendo tapabocas) para después, buscar mi maletín. Al llegar con las niñas, examiné a Luna y le puse una mascarilla de oxígeno.

    -Mi niña... ¿Me oyes? -Pregunté a la nena en voz baja y con mucho cuidado, la tomé entre mis brazos. -Tranquila Mariannita, estará conmigo -Añadí al notar la expresión de miedo que se formaba en el rostro de Marianna.

    -Mami, Algo le sucedió a Luz también -Sentenció Margaret con cierta amargura en la voz, mientras Luz seguía llorando desconsoladamente. Tras acercarme a ella, su llanto bajó de volumen.

    -Calma nena, mamá está contigo -Aseguré, tras ver cómo la bebé abría y cerraba sus ojos. -Maggie, creo que a esta niña le ocurre lo mismo que a mi -Susurré y saqué otro cubrebocas del bolsillo de mi bata, para ponérselo a la pequeña.

    -Hace rato tenía la mirada perdida -Respondió Maggie con cierta sorpresa.

    En cuanto pude, efectué un canto para regular la respiración de Luna y al terminar, la niña me miró con dulzura. Sin saber cómo, recosté a la bebita de mi lado derecho para después, cargar a Luz y recostarla de mi lado izquierdo. -¡Nena! ¿Estás segura de que puedes sola con ellas? -Preguntó Danna, lavándose las manos.

    -No te preocupes por eso. Ahora lo importante es ir al área de cuidados intensivos. Efectué el canto para ganar tiempo, pero hay qué revisarlas cuanto antes -Indiqué con firmeza. -Ocupo que todas se pongan tapabocas -Agregué e hice una seña a la enfermera para que buscara en mi maletín.

    -Menos mal que aquí están las otras protecciones -informó mi compañera, tras colocarse su cubrebocas.

    -¿Qué hacemos nosotras, mami? -Preguntó Mariannita entre sollozos.

    -Venir con nosotras, no vamos a dejarlas solas. Ángel, hazme el favor de abrir la puerta y pedir a las chicas que preparen la habitación 1. Danna, por favor acompaña a las niñas. Espero que no encontremos a esa loca -Comenté con dureza.

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  2. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Con Ángel y Danna. 20 de febrero).

    -¿Dices que tenía los ojos cerrados? ¡Claro! Para que no se viera ese color verde en ellos! -Exclamé, temblando de rabia. Todavía recordaba aquella vez que la había visto hacía casi dos años. De pronto, el lunar de mi brazo izquierdo comenzó a cosquillear. -"Por favor Yanel, espera" -Pedí mentalmente a mi otro yo, al tiempo que respiraba profundamente ante las palabras de Ángel.

    -¿Qué te pasa, Luz? -Preguntó Danna.

    -Hay... peligro -Dije con un hilo de voz, aún sin abrir los ojos y sintiendo cómo mi colgante de oro vibraba violentamente.

    -No te preocupes nena, ahora mismo doy las indicaciones necesarias -Dijo la enfermera con voz tranquilizadora y se levantó de su aciento.

    -Date prisa Dannita, por favor -Pedí tocando mi colgante con ambas manos, antes de romper a llorar y sentir que la nube blanca desaparecía poco a poco de mis ojos, señal de que pronto debía abrirlos para ver qué rayos estaba pasando a mi alrededor.

    -Ángel, te encargo un momento a Luz -Comentó mi amiga, abriendo la puerta que daba acceso a un segundo despacho, donde ella solía tener junta con otras enfermeras.

    (Del otro lado de la oficina de Luz del Carmen...)

    (Una niña llamada Margaret).

    Pasaron tres horas de aquel incidente con las pequeñas, pero aún estábamos preocupadas por ello. Mientras Marianna estaba paseando a Luna por la cocina, yo me había sentado en un sillón con Luz, para analizar la situación. En ese preciso instante, sentí que mi colgante emitía una vibración bastante fuerte, indicándome que algo malo estaba a punto de suceder. -Tranquila bebita, todo está bien -Aseguré a la niña que traía en brazos al escucharla llorar y la acuné contra mi pecho, esperando que se calmara.

    -¡Nena! ¿Qué tienes? ¡No me asustes! -Dijo la voz de Marianna.

    -¿Qué ocurre, mi niña? -Pregunté extrañada.

    -¡Maggie! ¡Algo raro le pasa a Luna, ven a ver! -Respondió mi hermana. Cuando llegué a la cocina, la pobre estaba con los ojos cerrados y las lágrimas corrían por sus mejillas.

    -A ver -Dije. Al mirar la cara pálida de Luna, casi caía de espaldas, mientras emitía un sonoro suspiro.

    -Se queja mucho y no puede respirar bien -Comentó mi gemela, alarmada.

    -¡Marianna! ¡Hay qué avisarle a mami ahora mismo! -Exclamé, al tiempo que Luz seguía llorando. Al verla a los ojos, noté que estaban enrojecidos y su colgante brillaba demasiado.

    -Creo que será lo mejor, hermana -Añadió Mariannita entre sollozos, mientras Luna me miraba desesperadamente. -Mira, creo que le duele algo -Añadió mi gemela.

    -¡Por Merlín! -Dije al percatarme de que Luna tomaba la mano de Marianna y la ponía en su pecho. -Que no sea lo que estoy pensando, por favor -Pedí con seriedad, al tiempo que intentaba tranquilizar a la nena con un gesto. Mientras tanto, Luz seguía llorando desconsoladamente.

    -¡Vamos con mami entonces! -Sentenció mi hermana y como pudimos, abrimos la puerta que daba acceso al consultorio.

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  3. (Hospital mágico - Pasillos del ala de pediatría. 20 de febrero).

    (Lyssa - Una extraña persona...)

    Una mujer alta, delgada, de cabellos rubios y piel blanca recorría los pasillos del ala de pediatría, dispuesta a acabar con Luz del Carmen Gryffindor de una vez por todas. Como sabía de antemano que alguna de las enfermeras podría reconocerla, se puso una peluca de color rojo, se maquilló bastante y por las dudas, se tapó la cara con las manos. Sin embargo, no contaba con que la gente la miraba de manera extraña. Su vestimenta consistía en una falda negra, blusa blanca y zapatos negros. De repente, una persona chocó con ella, provocando que se destapara la cara, no sin antes cerrar los ojos. En cuanto una joven se disculpó, la bruja asintió con la cabeza y dejó escapar un suspiro. Al escuchar pasos rápidos, intentó seguirlos, pero alguien la detuvo bruscamente.

    -Lo siento señora, usted no va a ningún lado -Dijo una enfermera con voz autoritaria.

    -¿Por qué no, si se puede saber? -Preguntó Lyssa, fingiendo la voz.

    -Porque todos los sanadores están ocupados ahora mismo -Contestó su interlocutora, mirándola detenidamente.

    -Maldita sea, no otra vez -Susurró la mujer de peluca roja, aún con los ojos cerrados. Inmediatamente, se puso a pensar en alguna forma de quitar a esa muchacha de su camino.

    (Oficina de Luz del Carmen - Con Ángel y Danna).

    (Luz del Carmen).

    -¡Me lleva! -Exclamé al oír el motivo por el que Ángel estaba tan alterada. -Tranquila, respira y cuenta hasta diez... -Añadí, haciendo lo mismo que sugería a la chica.

    -Solo espero que esa rubia disfrazada de pelirroja no te haya podido seguir hasta acá -Dijo la enfermera con severidad, al tiempo que mi colgante vibraba de manera alarmante. -¿Pudiste verla bien? -Preguntó mi compañera.

    -Tienes razón, necesitamos más vigilancia. Danna, podrías ir dando algunas indicaciones a... -Me detuve en seco, pues mis ciegos ojos azules me estaban ardiendo y los cerré con fuerza, temblando de pies a cabeza.

    -Tranquila nena, todo va a estar bien -Aseguró mi amiga, poniendo una mano sobre mi hombro.

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  4. (Hospital mágico - Veinte de febrero. Dos horas antes de la charla con Bodrik. Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Con Ángel y compañía).

    Al no obtener respuesta de Ángel, dejé escapar un suspiro. En ese preciso instante, escuché un sonoro "Crack" y una voz de elfina informó algo importante a la chica en susurros. -No te preocupes, al rato hablamos -Dije un tanto confundida, al tiempo que la chica se levantaba y abría la puerta para salir.

    -¿Qué tanto traerá esta niña? -Preguntó Danna en voz baja.

    -Parece que tuvo un pequeño inconveniente, pero no creo que tarde tanto en volver. ¿Me ayudas a recoger aquí, por favor? -Dije.

    -Con mucho gusto, nenita -Respondió la enfermera. Después de un rato, recibí aquel mensaje de Carolina y tras pensármelo un momento, fui al despacho de la jefa de planta.

    (Una hora después de la charla con Bodrik).

    En cuanto regresé a mi oficina, Dannita me dio los pormenores de todo lo que había ocurrido durante mi ausencia. -¿Pero las niñas están bien, no? -Quise saber.

    -Se veían aparentemente tranquilas, pero tengo la impresión de que ocultan algo -Dijo la enfermera con seriedad.

    -Tengo un mal presentimiento, Dannita -Expresé con preocupación y toqué mi colgante con ambas manos.

    -Ya somos dos, mi niña -Añadió mi compañera, poniendo una mano en mi brazo.

    De pronto, oí que alguien llamaba a la puerta desesperadamente. -¿Qué pasa ahí fuera? -Pregunté extrañada.

    -Yo abro, debe ser Ángel -Sentenció mi amiga y se levantó de su asiento.

    En cuanto la puerta se abrió, escuché que alguien respiraba entrecortadamente. -¿Ángel, eres tú? -Quise saber. -Voy a cerrar esa puerta -Anuncié y me levanté de mi lugar. Una vez todo estuvo cerrado, efectué un hechizo de insonoridad con mi varita.

    -Primero que nada, sentémonos y tomemos las cosas con calma. ¿Gustas agua, Ángel? -Dijo y preguntó Dannita a la vez.

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  5. (Hospital mágico - Veinte de febrero. Dos horas antes de la charla con Bodrik. Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Con Danna, Ángel y Mekare).

    -Perdona que te tutee -Dije en cuanto escuché aquel extraño comentario. -No es tan fácil ir a denunciarla al ministerio y ya. Necesito llevar pruebas para que la detengan inmediatamente. Si te contara toda la historia, no acabaríamos nunca -Murmuré.

    -Disculpen que me meta, pero con todo respeto... no sabe lo que está diciendo, sanadora Mekare. Esa mujer es más peligrosa de lo que todos creemos -Dijo Danna de manera tajante. -Yo al principio llegué a pensar como usted, pero cuando me di cuenta del problema, mi percepción cambió -Concluyó.

    -Déjalo así, Danna, por favor. No tiene caso -Pedí con voz serena.

    -De acuerdo, Luz. Ahora traigo las galletas -Avisó la enfermera y se retiró. En cuanto volvió, puso un plato en mi lugar y volvió a su asiento, al tiempo que Mekare se levantaba (O eso creía yo).

    Al oír las palabras de la bruja, sentí una mezcla de coraje y tristeza que controlé al instante. No debía afectarme el hecho de que alguien me llamara cobarde y mucho menos con indirectas. Claro, como ella no estaba en el lío, pensaba que me escondía por miedo... Pero se equivocaba. -Antes de enfrentarme a esa rubia disfrazada de pelirroja, debo planear muy bien cómo lo haré; no puedo correr riesgos en este momento. Si estuviera yo sola, de acuerdo, pero como ahora tengo gente a quién cuidar, la situación da un giro drástico -Añadí tranquilamente.

    -"No entiendo por qué le das tantas explicaciones a esta persona si no te toma en serio, Luz" -Murmuró Yanel (Mi otro yo) en lo más profundo de mi cabeza.

    -"Para ver si así cambia de actitud. No me gusta para nada" -Pensé y dejé escapar un suspiro.

    Cuando Mekare dio indicaciones a Ángel, abrió la puerta del despacho y me dedicó unas últimas palabras, sonreí levemente. -No creo que sea buena idea que la mates... y no te preocupes, debes atender a tus pacientes primero. Ya te contaré cómo me fue con ella -Sentencié con voz inexpresiva.

    -"A esta mujer yo la pongo en cintura ahora mismo" -Susurró Yanel con rabia.

    -"Ahora no, Yanel. Dejemos que se retire" -Dije mentalmente.

    Una vez la mujer se marchó, Danna cerró la puerta, al tiempo que yo volvía a sacar la varita y realizaba nuevamente el hechizo de insonoridad. -Ángel, has estado muy callada. ¿Te ocurre algo, linda? -Quise saber.

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  6. (Hospital mágico - Veinte de febrero. Dos horas antes de la charla con Bodrik. Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Hablando con Ángel, Mekare y compañía).

    Después de un rato, sentí una leve vibración de mi colgante y escuché la voz de Myranda. -"Ya está aquí la sanadora Mekare. ¿La hago pasar?" -Preguntó la chica.

    -"Afirmativo, Myranda" -Respondí mentalmente y esperé a que se abriera la puerta. En cuanto la mujer entró y cerró, me preguntó qué necesitaba. -¡Hola! Bienvenida. ¿Gusta tomar asiento, compañera? -Saludé con voz serena. Antes de decir algo más, saqué discretamente la varita y efectué un hechizo sobre la puerta para que nadie escuchara lo que hablábamos.

    -Ahora le traigo una taza de café, sanadora Mekare. ¿Cómo lo prefiere? -Quiso saber Danna. Al oír el comentario de la bruja, se levantó de su silla. Dos minutos más tarde, la enfermera regresó. -Aquí tiene, señorita. Este es un café cien porciento natural, en el que va incluido lo que pidió. Espero le guste -Anunció y volvió a su lugar.

    -Primero que nada, debo una explicación: Puse vigilancia porque hay una asesina deambulando por los pasillos de pediatría, solo que se cubre el rostro con las manos y según tengo entendido, trae una peluca roja para que nadie la reconozca. Lo que ella ignora es que de algún modo siento su presencia -Guardé la varita y cerré los ojos momentáneamente. -Por lo tanto, debo evitar que haga daño -Dejé escapar un suspiro y me pregunté mentalmente cómo estarían las niñas en ese momento.

    -¿Señoritas, gustan galletas? -Preguntó Danna, que se había levantado de su asiento otra vez. -Tengo de chocolate, fresa, vainilla... -Añadió la enfermera.

    -Creo que te aceptaré unas de chocolate, Dannita -Contesté. Tras escuchar las respuestas de mis compañeras, sonreí. -Por cierto, Mekare, le presento a Danna James, quien además de ser enfermera, es mi asistente. Me imagino que ya conoce a Ángel, así que omitiremos esa parte -Bebí un trago de té.

    -Me parece haberla visto hace tiempo, pero no lo sé con certeza. Aún así, es un placer saludarla, sanadora -Dijo Danna en tono alegre.

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  7. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Dos horas después de la charla con Ángel y compañía. 20 de febrero).

    Mientras guardaba algunas cosas, sentí que algo volaba por encima de mi cabeza. En cuanto atrapé aquel objeto, me di cuenta de que era una nota para mi. En cuanto junté el pergamino con mi colgante, escuché la voz de Carolina, informándome que Bodrik me necesitaba en su oficina. -"Qué extraño que no haya utilizado alguna de sus joyas para comunicarse conmigo... Pero en fin" -Pensé.

    -¿Sucede algo, nena? -Preguntó Danna.

    -Bodrik quiere verme, pero no sé si deba salir. ¿Qué hago? Tampoco quiero que las niñas se queden solas aquí -Expresé. De repente, mi colgante comenzó a vibrar.

    -Tranquila, una de las chicas te acompañará y yo me quedo vigilando a las niñas -Aseguró la enfermera con voz serena.

    -Muchas gracias, pero no quiero causar tantas molestias. Está bien que pedí vigilancia, pero no quiero arriesgar a nadie con todo esto -Dije con algo de preocupación.

    -Mira, señorita: Si estamos contigo en todo esto, es porque eres nuestra amiga y te queremos, así que no te preocupes -Dijo mi compañera resueltamente y acarició mi cabello.

    -"Ni modo Luz, manos a la obra" -Comentó Yanel (Mi otro yo) en lo más profundo de mi mente. En cuanto escondí mi cabello con un gorro y me puse gafas oscuras para intentar pasar desapercibida, salí del despacho. Una vez fuera, Ángela me siguió.

    (Área de maternidad - Frente a la puerta del despacho de Bodrik).

    Afortunadamente, no tuve contratiempos para llegar al ala de maternidad. Una vez estuve posicionada frente a la puerta y di unos leves golpes con los nudillos, Ángela se retiró. -Hola Boo, soy Luz del Carmen. ¿Puedo entrar? -Saludé y pregunté a la vez. Esperaba poder hablar tranquilamente con ella, sin contratiempos. No obstante, algo me decía que debía estar super alerta a todo lo que me rodeaba.

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  8. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Un extremo de la oficina de Luz del Carmen. 20 de febrero).

    (Una niña llamada Marianna).

    Me encontraba escuchando música relajante con mis hermanas, mientras mamá Luz y tía Danna hablaban de algo importante al otro lado del despacho. Las instrucciones que nos dieron en su momento, eran claras: cuidarnos lo más que pudiéramos y no abrir a nadie, ni salir de este extremo, a menos que fuera estrictamente necesario. Era lógico, ya que una loca asesina andaba suelta por alguna parte del área de pediatría, esperando encontrarse con mamá Luz y acabar con ella, como ya lo había intentado en varias ocasiones. Tras recordar los sueños que tuve en días anteriores, dejé escapar un suspiro, al tiempo que la pequeña Luna (A quien tenía en brazos) me daba una palmada en la espalda con una de sus manitas.

    -Siento como si Luna intuyera que va a ocurrir algo raro, está atenta a todo -Comenté.

    -Luz también parece presentir algo, la noto inquieta -Dijo Margaret con seriedad.

    -¿Qué tal si jugamos un poco para alejar la tensión de este lugar? -Propuse.

    -Me parece una estupenda idea -Respondió mi hermana.

    Unos minutos después, jugamos a identificar sonidos, cuestión que nos divirtió muchísimo. Después, Maggie propuso mostrar objetos a las niñas y decirles qué nombre tenía cada uno. No obstante, una de las nenas pareció incomodarse con la situación cuando mi gemela le enseñó unos dibujos, pues comenzó a llorar. -¿Qué sucede, Maggie? -Quise saber.

    -No entiendo, Mariannita. Pensé que le iba a gustar el juego a Luz, pero está realmente enfadada -Contestó mi gemela con asombro y dio un beso a la niña, que se tranquilizó enseguida.

    -¿Y si jugamos a otra cosa? -Sugerí.

    -Espera... estoy notando que tiene la mirada perdida -Explicó Maggie. -¡Lucecita! ¡Hoola! Aquí está mi mano ¡Mira! -Añadió, intentando ocultar su preocupación.

    -¡Uuy! Tranquila Lunita, tu gemela está bien -Aclaré a Luna, que volteaba la cara bruscamente a donde estaba mi gemela. -¿Cómo está reaccionando? -Pregunté.

    -Cada vez que hablamos, voltea... pero sigue con la mirada perdida. Por más que muevo la mano cerca de sus ojos, no ocurre nada -Comentó Maggie con incredulidad.

    -A ver, propongo que juguemos a... -Me detuve en seco, pues noté que la respiración de Luna sonaba agitada.

    -¿Todo bien con Luna, nena? No me digas que otra vez se agitó sin motivo -Quiso saber mi gemela.

    -Así parece, hermana. Pero si te fijas bien, está más agitada que otras veces -Informé alarmada.

    -Esto no me gusta nada -Expresó Maggie, con aire apesadumbrado.

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  9. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. Con Danna, recibiendo a Ángel y esperando a Mekare. 20 de febrero).

    -Gracias por estar aquí, Dannita. Te necesito muchísimo -Expresé con la voz quebrada. Al sentir nuevamente el abrazo de mi compañera, rompí a llorar. -¡Estoy harta de esa maldita asesina! -Exclamé con rabia.

    -Llora mi niña, te hace falta -Aconsejó la enfermera, acariciando mi cabello y dándome besos en las mejillas. Unos segundos después, escuchamos que alguien llamaba a la puerta. -"¿Quién es?" -Preguntó mi amiga a través de su collar, mientras yo seguía llorando.

    -"¡Myranda y compañía! ¿Podemos pasar?" -Anunció la voz de una enfermera en mi cabeza.

    -¿Quieres que le abra, Luz? -Preguntó Danna en voz baja.

    -Ahora doy las indicaciones -Susurré entre sollozos. -"Deja que entre Ángel, necesito que tú y las demás se queden vigilando, por favor" -Pensé.

    -"De acuerdo, sanadora" -Respondió la voz de Myranda.

    -"En un rato enviaré la nota para la sanadora Mekare. Avísennos cuando llegue, por favor" -Indicó la voz de Dannita.

    -"No hay problema. Si tenemos novedades, las comentamos a la brevedad" -Sentenció la voz de Myranda y se abrió la puerta poco a poco.

    -¡Ángel, tanto tiempo sin verte! Bienvenida -Saludé, intentando recuperar la compostura. -Toma asiento, por favor -Agregué, al tiempo que la puerta se cerraba. Tras oír la respuesta de la recién llegada, respiré profundamente.

    -¿Gustan alguna bebida, chicas? -Preguntó Dannita. -Necesitamos relajarnos un poco -Expresó.

    -Una taza de té caliente, por favor -Comenté. En cuanto la joven pidió su bebida, la enfermera se separó lentamente de mi, no sin antes darme un beso en la frente. Cinco minutos después, cuatro sillas estaban dispuestas alrededor del escritorio, formando un círculo. Una vez Danna envió el recado a Mekare, cerré los ojos momentáneamente. De pronto, recordé aquel sueño que había tenido tres años antes.

    (Flashback):

    -"Noooo, ya no quieeero" -Dije entre sollozos. Era una especie de cueva donde me tenían amarrada de pies y manos, con unas cuerdas algo apretadas.

    -"Lo siento niñita, o me dices cómo rayos sobreviviste, o seguiré torturándote" -Respondió una voz de mujer, algo dura y fría.

    -"¡Nunca te lo diré!" -Grité, intentando reprimir un nuevo gemido.

    -"¿Ah, no, querida? ¿Quieres más?" -Preguntó la desconocida, con una voz chillona que molestaba mis oídos, mientras me jalaba el cabello y me hacía caer al suelo.

    -"¡No! ¡No lo voy a permitir!" -Sentenció otra voz que me sonó bastante familiar. En ese preciso instante, Sentí que una mano recorría mi hombro y que alguien me daba un beso en la mejilla derecha.

    (Fin de flashback).

    Tras volver a la realidad, noté que temblaba de pies a cabeza. -"¿Yanel?" -Pregunté mentalmente.

    -"Aquí estoy, Luz. Ten calma" -Respondió mi otro yo en lo más profundo de mi mente. Casi sin darme cuenta, las lágrimas volvían a correr por mis mejillas. No obstante, me daba igual si me veían llorar. Necesitaba desahogarme.

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  10. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Una pequeña sala de espera. 20 de febrero).

    (Milena - Enfermera. Con Ángel y Mekare que se fue después).

    Di un suspiro de alivio y me separé de Ángel, que anteriormente me había hecho una pregunta. Al escuchar el comentario de la bruja de cabello rojo, asentí con la cabeza. Para ser franca, me irritaba la actitud de Mekare y al mismo tiempo la entendía, puesto que teníamos prohibido dar explicaciones sin permiso de la sanadora Gryffindor. Al irse la mujer, me dirigí a la aprendiz. -Permíteme un momento, voy a dar una información y después te explicaré qué ocurre -Anuncié con un hilo de voz y fui con mis compañeras.

    (Cerca de la puerta del despacho de Luz del Carmen).

    -Myranda, avisa a Danna. Ya confirmé que una de las mujeres es Ángel -Susurré. -¿Puedo explicarle lo que pasa? -Pregunté.

    -Deja lo consulto ahora mismo -Respondió Myranda en voz baja. -¿La otra persona quién es? -Quiso saber.

    -Se llama Mekare, pero se acaba de ir de la sala. Se hartó de esperar -Murmuré con algo de incomodidad.

    -¿Acaso esa mujer cree que estamos jugando? Si para nosotras no es nada fácil enfrentar esto, imagínense cómo es para la señorita Luz -Susurró Ángela con rabia, al tiempo que Myranda se escondía detrás de mi.

    (Oficina de Luz del Carmen).

    (Luz del Carmen).

    Al recibir y leer mediante mi colgante la respuesta de Bodrik, escuché la voz de Danna en mi cabeza, informándome sobre lo último que ocurrió fuera. -"Pues si Mekare se hartó de esperar, no es mi culpa. Vamos a ver cómo reacciona en cuanto se entere de todo. Por favor, dile a Milena que hable con Ángel, de forma que solo Myranda y Ángela escuchen" -Indiqué mentalmente.

    -"¿Qué les digo sobre Mekare?" -Preguntó la enfermera.

    -"Que pase a mi despacho en cuanto se desocupe, si realmente le interesa hablar conmigo. Algunas personas no entienden ciertas cosas" -Pensé, dejando escapar un suspiro.

    -"Tranquila, mi niña. ¿Quieres que vaya contigo?" -Quiso saber mi compañera.

    -"Si ya instalaste las cámaras, puedes venir sin problema. Me siento estresada..." -Murmuré mentalmente.

    -"De acuerdo, en unos minutos voy" -Aseguró la voz de mi amiga, mientras yo cerraba los ojos y sacaba el material necesario para escribir.

     

    Hola Boo:

    Gracias por tu pronta respuesta. Discúlpame, pero con el tema de que esa loca anda suelta, no puedo correr riesgos. Ahora entrará Ángel y seguramente después viene Mekare. Si tengo más noticias, iré informando.

    Un abrazo: Luz.


    Mientras hacía un avioncito con la nota, oí que se abría y cerraba una puerta y sentí un cálido abrazo por la espalda. -¿Danna? ¿Eres tú? -Pregunté, echando a volar el pergamino por la ventana.

    -Si, soy yo. No temas, nenita -Respondió la enfermera con voz dulce y me dio un beso en la mejilla.

    (Fuera de la oficina de Luz del Carmen).

    (Enfermera Myranda y compañía - Hablando con Ángel).

    Una vez Danna me dio instrucciones, pedí a Milena que trajera a Ángel para contarle lo que estaba sucediendo. En cuanto las dos chicas llegaron, comencé con el relato. -Discúlpanos por todo esto, pero la sanadora Gryffindor y sus hijas están en peligro -Dije con voz apenas audible.

    -Hace unos días, vimos a una mujer que actuaba de manera extraña. Se tapaba la cara con las manos y supuestamente tenía el cabello rojo -Comentó Ángela en un susurro.

    -Al parecer, esa señora en realidad traía una peluca y se tapaba el rostro para que nadie la reconociera. La sanadora Luz tuvo un mal presentimiento y pidió vigilancia extrema -Añadió Milena casi sin voz.

    -Si gustas, puedes pasar al despacho, pero por favor, escucha todo lo que la sanadora quiera decirte antes de reclamarle. Estos días han sido demasiado difíciles para ella -Pedí a la joven en voz baja y la miré a los ojos. Al oír la respuesta de Ángel, llamé a la puerta de la oficina.

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  11. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. 20 de febrero. ¿Qué hacer?).

    (Luz del Carmen. Recibiendo información y enviando mensaje a Bodrik).

    Mientras planeaba la estrategia que seguiría para luchar contra aquella asesina, Danna Me informó mentalmente que dos mujeres pedían entrar a mi oficina. -"Necesito que verifiquen si estas personas dicen la verdad o no. No vaya a ser que esa loca y algún acompañante suyo hayan bebido poción multijugos" -Pensé.

    -"Está bien, Luz, lo que tú digas. Te mantendré al tanto de todo" -Dijo la voz de la enfermera en mi cabeza, mientras mi colgante vibraba.

    -"Espera, una cosa más. ¿Dijiste que aseguraron ser enviadas por Bodrik, verdad?" -Pregunté mentalmente.

    -"Así es. ¿Quieres que averigüe si es cierto? ¿O qué hago?" -Quiso saber mi compañera.

    -"No te preocupes, eso déjamelo a mi. Ahora que lo recuerdo, Milena trabajó con Ángel en un parto... ¿Puedes sugerirle que haga alguna pregunta sobre eso de manera discreta? A ver qué respuesta obtiene" -Contesté, abriendo un cajón y sacando las cosas necesarias para escribir.

     

    Hola, Boo:

    Por seguridad, necesito que me confirmes si dijiste a dos personas que vinieran a mi oficina. También te pido de favor que me informes cuando envíes a alguien más para acá... Una loca asesina anda merodeando los pasillos de pediatría y no quiero arriesgar a nadie. Discúlpame si te digo esto, pero debo hacerlo.

    Te mando un abrazo:

    Luz del Carmen.


    Hice un avioncito con el pergamino, abrí la ventana y lo eché a volar, esperando que llegara a donde estaba la jefa de planta. -"Ya di instrucciones a las chicas. Vamos a ver qué averiguan" -Informó Dannita en un susurro.

    -"Muchas gracias, amiga. ¿Cómo están las niñas?" -Quise saber.

    -"Están jugando, mientras yo instalo unas cámaras para poder verlas desde el despacho" -Comentó la enfermera. Dejé escapar un suspiro de alivio y me puse a esperar la respuesta de mi jefa.

    (Fuera de la oficina de Luz del Carmen).

    (Myranda - Enfermera. Con Ángela).

    -Pobre Milena, le va a tocar hacer el trabajo más pesado -Dije con un hilo de voz.

    -Ni modo, nosotras a seguir vigilando -Respondió Ángela con voz apenas audible.

    En ese preciso instante, escuchamos un ruido extraño como a veinte metros de donde nos encontrábamos. -Por favor, que no sea esa señora -Supliqué en un susurro.

    -También debemos preocuparnos si se aparece Hiryna -Opinó la enfermera en voz muy baja.

    -Esa es otra mala persona... -Expresé casi sin voz.

    -Precisamente, por eso lo decía -Contestó mi compañera.

    (Una pequeña sala de espera, cerca de la oficina de Luz del Carmen).

    (Milena - Enfermera. Con Ángel y Mekare).

    Tras recibir instrucciones por parte de Danna, respiré profundamente. -Lamento hacer esto, pero debo comprobar que no son otras personas disfrazadas. No pienso correr riesgos -Informé en un susurro a las chicas. De pronto, escuché un ruido a lo lejos. -"Me lleva la.." -Pensé.

    Miré a Ángel a los ojos por unos segundos y luego me acerqué discretamente a su oreja. -Dame los nombres de la mamá y el bebé que atendimos en aquel parto -Indiqué de forma que nadie más que la joven, (Ni siquiera un vampiro o demonio) pudiera oírme. Esperaba no tener qué seguir poniendo pruebas después de esto.

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  12. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen. 20 de febrero. Pidiendo justicia).

    (Luz del Carmen).

    Desde el día en que Milena y otras enfermeras me dijeron que esa extraña mujer rondaba por pediatría, tomé la decisión de no salir de mi despacho por temor a que me descubriera... Sabía que era capaz de todo con tal de deshacerse de mi. No podía permitir que eso pasara, pues cuatro niñas me necesitaban. -"¿Por qué esa asesina tenía qué aparecer justo ahora, Yanel?" -Pensé con preocupación, al tiempo que consultaba mi reloj.

    -"Entiendo que esto sea difícil para ti, mi niña. Quisiera poder responderte con exactitud, pero sé lo mismo que tú" -Contestó mi otro yo en lo más profundo de mi cabeza. Su voz reflejaba una inmensa tristeza.

    No pasó mucho tiempo cuando sentí una vibración de mi colgante y escuché la voz enérgica de mamá Laura, indicando que me preparara para lo que viniera. ¿A qué se refería? ¿Acaso debía enfrentarme a esa bruja loca nuevamente? El solo hecho de pensar en esta posibilidad me causaba espanto y fastidio a la vez. -"Tengo miedo de perder lo que más amo en la vida y coraje por todo lo que esa señora nos ha hecho. ¡Quiero justicia!" -Expresé mentalmente.

    -"Mira nena, no tienes por qué preocuparte. Recuerda que eres una gran bruja y con esa luz podrás vencerla. Además, la justicia siempre llega" -Aseguró la voz de mi madre adoptiva, al tiempo que mi colgante vibraba otra vez.

    -"Pase lo que pase, te ayudaremos, Luz" -Añadió Yanel con ternura.

    (Fuera de la oficina de Luz del Carmen).

    (Enfermera Myranda y compañía - Atendiendo a Ángel y Mekare).

    Milena, Ángela y yo, nos encontrábamos vigilando la zona donde se localizaba la oficina de la sanadora Gryffindor, por si se aparecía aquella loca asesina; no podíamos dejar entrar a nadie, sin avisar previamente a Danna. -No me gusta lo que está sucediendo aquí -Comenté en un susurro, al tiempo que volteaba para todos lados.

    -Espero que a esa mala bruja no se le ocurra pasar por esta parte -Dijo Ángela con voz apenas audible.

    -Recuerden, esa señora se tapa el rostro con las manos y trae una peluca roja para que no la reconozcamos -Indicó Milena en voz muy baja.

    -Menos mal que funcionaron los hechizos de protección -Susurré.

    -Aún así, no debemos bajar la guardia -Agregó Ángela con un hilo de voz y todas asentimos, alzando discretamente nuestras varitas.

    En ese preciso instante, vimos que dos mujeres se acercaron a la puerta del despacho y una de ellas le dio tres leves golpes con los nudillos. -Hola, muchacha. Lo sentimos, pero la sanadora no puede recibir a nadie y mucho menos sin previo aviso -Murmuró Milena en voz baja, una vez estuvo cerca de la chica.

    -Disculpen, necesitamos que se identifiquen, por favor -Pedí con seriedad, observando a las recién llegadas. Por más que trabajaran en el hospital mágico, debían pasar por este control de seguridad.

    -También debemos saber por qué desean entrar, señoritas -Sentenció Ángela, señalando a la mujer de cabello rojo.

    Al oír las respuestas de las mujeres, mis compañeras y yo dejamos escapar un suspiro. -Bien. Acompáñenme un momento a la sala de espera, por favor -Indicó Milena, mientras yo me escondía detrás de Ángela para pedir instrucciones a Danna, a través de mi anillo.

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  13. (Hospital Mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen - Día 12 de febrero).

    Los días transcurrían sin mayor novedad, aunque me estaba enterando de algunas cosas cuando iba a la recepción. No sabía por qué, pero algo me decía que el número de sanadores y aprendices del Hospital Mágico estaba aumentando. Tras consultar mi reloj de pulsera, me senté en una silla de mi escritorio y me puse a analizar los informes que realicé sobre los estudios practicados a mis bebitas en las últimas dos semanas, por algunas cuestiones que me llamaron la atención. Danna intentaba tranquilizarme diciéndome que no me preocupara tanto por las nenas, pero no podía evitarlo... Tenía un mal presentimiento y debía confirmarlo. No estaba dispuesta a cometer un solo error con Luz y Luna, solo por no hacer caso a lo que me decía mi otro yo. Cuando mi amiga y asistente dijo que iría a revisar el otro extremo de mi despacho, dejé escapar un suspiro y sonreí.

    -¡Adelante! -Exclamé al escuchar que llamaban a la puerta.

    -Hola, sanadora Gryffindor. ¿Todo bien? -Dijo una voz conocida desde fuera.

    -Todo en orden... Pero pasa, Milena -Respondí y la puerta se abrió.

    -Gracias por dejarme entrar, sanadora. Necesito contarle algo -Dijo Milena cerrando la puerta, una vez estuvo dentro.

    -¿Gustas tomar asiento? Te escucho un tanto alterada -Pregunté y comenté a la vez.

    -No sé por dónde empezar... Sucede que hace rato vi que una extraña mujer caminaba por un pasillo de pediatría, como buscando algo. No pude verle bien el rostro porque se lo tapaba con las manos -Comentó la chica, sentándose frente a mi.

    -¿¿Cómo supiste que era una mujer, si tenía la cara tapada? -Quise saber.

    -Porque la oí hablar. Además, pude ver su cabello largo y rojo, aunque me dio la impresión de que era una peluca... Pero no estoy segura -Contestó la enfermera, pensativa.

    -¿Pudiste preguntarle a quién buscaba? -Pregunté con curiosidad.

    -No me atreví... Además, estaba hablando sola y en voz muy baja, como si tuviera una discusión interna. Para acabarla de arruinar, llegó Hiryna y tuve qué esconderme para que no me viera -La muchacha hizo una pausa para tomar aire. -En cuanto esa niña le habló, la mujer dijo que buscaba a alguien que se llamaba Luz del Carmen y mi reloj comenzó a vibrar con furia, así que en la primera oportunidad que tuve, me vine corriendo para acá -Añadió.

    -En realidad, su cabello es rubio, se tapó el rostro para no ser reconocida, me busca a mi y no es otra que esa maldita asesina llamada Lyssa, estoy cien porciento segura -Susurré, intentando contener la rabia que estaba sintiendo. -Necesito que haya una mayor vigilancia en la zona, no pienso permitir que esa mujer haga más daño -Indiqué con voz enérgica, al tiempo que mi colgante vibraba violentamente.

    -Perfecto, sanadora Gryffindor. Se hará lo que usted decida. ¿Me permite vigilar a Hiryna? Me preocupa que cometa una imprudencia -Expresó mi interlocutora.

    -Puedes hacerlo, siempre y cuando no te descubra. En cuanto llegue Danna de ver a mis hijas, seguiremos hablando de esto. Ahora, relajémonos un poco. ¿De acuerdo? -Sugerí, guardando los documentos en un cajón del escritorio y levantándome para servir unas tazas de té.

    -Es una excelente idea. Así aprovechamos para hablar de temas más alegres -Agregó la enfermera, un poco más calmada.

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  14. (Hospital mágico - Pasillos del ala de pediatría).

    (Ángela - Enfermera).

    Después de haber terminado el reporte que me habían pedido, decidí despejar mi mente por unos minutos. De pronto, encontré a Myranda caminando por el pasillo y me acerqué para charlar con ella. -Buen día, compañera. ¿Todo bien? -Saludé.

    -¡Hola! ¿Qué te diré? Voy bien, eso es lo importante -Respondió la joven. -¿Y tú, cómo vas? -Añadió.

    -Regular. Me toca vigilar a la pesada de Hirina -Dije con desgana. -¿Has visto a Jade? -Quise saber.

    -La última vez que la vi, estaba en la... -Mi interlocutora se detuvo en seco porque en ese momento, alguien más apareció frente a nosotras.

    -Mira, hablando de la reina de Roma -Comenté, dejando escapar una leve sonrisa.

    -Qué coincidencia! -Agregó Myranda.

    -Hola... ¿Interrumpo algo? -Saludó Jade.

    -No te preocupes, querida. No hablábamos de nada en concreto. ¿Necesitas algo? -Quise saber.

    -Cuando iba a pedir un informe a la recepción, encontré a Frida. La pobre estaba muy estresada por lo de ayer -Informó la recién llegada.

    -¿Y por qué no la trajiste? -Preguntó Myranda.

    -Le propuse que diéramos una vuelta por acá, pero me dijo que necesitaba estar sola -Contestó Jade, apenada. En ese momento, Milena y Acane llegaron a nuestro encuentro.

    -¡Hola! No pudimos evitar escuchar la conversación. ¿Quieren que vayamos a buscar a Frida? -Saludó y preguntó Milena a la vez.

    -No creo que sea buena idea, seguramente no desea hablar con nadie por ahora -Respondí.

    -Solo espero que Hiryna no la provoque de nuevo -Expresó Acane, molesta.

    -Más le vale que ni lo intente -Añadió Myranda.

    -En veinte minutos iré a buscarla, ya me preocupé -Dijo Jade. Todas dejamos escapar un suspiro.

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  15. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen).

    Después de 20 minutos, el té y las galletas estaban listos, así que tomamos asiento en las sillas que estaban alrededor de mi escritorio. Al escuchar unos golpecitos en la puerta, me levanté y abrí. Algo me decía que se trataba de nuestra invitada. -¡Hola Jessie! Pasa, tengo una sorpresa para ti -Saludé. Cuando entró y oí su pregunta, señalé mi escritorio y le pedí que me siguiera. Tenía un lugar reservado para ella, cerca del mío. -Seguramente ya conoces a Margaret, pero no a su gemela Marianna, así que te la presento. Como puedes ver, también está Danna, mi asistente -Añadí.

    -¡Hola! Esperamos que le gusten el té y las galletas -Dijeron las niñas al unísono.

    -¡Buen día! Me da mucho gusto verla, señorita -Expresó la enfermera.

    -Pero aún hay más -Comenté, señalando la carreola donde estaban Luz y Luna, comunicándose entre ellas. -Te presento a Luz del Carmen y Carmen Luna. Nacieron hace poco más de cinco meses y quieren saludarte a su manera -Agregué. -¿Te gustaría verlas más de cerca? -Pregunté.

    Mientras esperaba su respuesta, mi colgante volvió a vibrar y oí que Ángela me susurraba algo acerca de Hiryna, aquella enfermera insensata que la había insultado el día anterior. Dejé escapar un suspiro y tomé la mano de Jessie. Antes de decirle nada, debía escucharla. -"¿Luz, todo bien?" -Preguntó Yanel (Mi otro yo) en lo más profundo de mi cabeza.

    -"El reporte que me dan hasta ahora es bueno" -Respondí mentalmente, al tiempo que oía cómo las bebés seguían hablando entre ellas.

    -Estas niñas están atentas a todo -Dijo Danna en un susurro.

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  16. (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen).

    No pasó mucho tiempo antes de escuchar un pequeño ruido que llamó mi atención. -Luz, cayó un pergamino en tu escritorio. ¿Quieres que lo lea? -Indicó y preguntó Danna a la vez.

    -No te preocupes, ahora lo leo yo -Contesté y busqué aquel papel. Al encontrarlo, lo junté con mi colgante y oí una voz bastante conocida para mi, preguntándome si podía visitarme, pues necesitaba hablar con alguien. Dejé escapar un suspiro y guardé la carta en el bolsillo de mi bata. Posteriormente, saqué una pluma, tinta y pergamino para escribirle una respuesta.

     

    ¡Hola Jessie, qué alegría saber de ti!

    Si necesitas hablar, te escucharé con gusto. ¿No hay problema si tenemos algo de compañía? Puedes confiar en nosotras. Me gustaría aprovechar también para presentarte a alguien muy especial.

    Te mando un abrazo fuerte y espero tu visita.

    Atentamente: Luz.


    Eché a volar el papel en forma de avión, una vez abrí la ventana. Esperaba que pronto llegara a su destino. -¿De quién era eso, mami? -Quiso saber Marianna.

    -Mi amiga Jessie preguntaba si podía venir y le he dicho que si -Informé emocionada.

    -¡Qué alegría! Hace mucho que no sabía de ella -Expresó Maggie.

    -Espero que todo le esté yendo bien -Murmuré, al tiempo que Luz y Luna se comunicaban entre ellas.

    -Pronto lo averiguaremos, nena -Aseguró la enfermera con ternura.

    -Tía Danna tiene razón, mami -Agregó Mariannita.

    -¿Por qué no hacemos algo de comer en lo que llega? -Propuso Maggie.

    -¡Buena idea! Necesito que alguien cuide a las bebés en lo que busco unas galletas y preparo una jarra con té, por favor -Pedí a las chicas.

    -Yo vigilo a estas pequeñas traviesas -Dijo mi compañera.

    -Nosotras arreglamos el escritorio -Añadieron las gemelas mayores al unísono. Tras unos minutos, todo estaba listo para recibir a nuestra invitada.

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  17. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Un extremo de la oficina de Luz del Carmen).

    Tras terminar de acomodar nuestras cosas, la enfermera y yo abrimos la puerta que dividía la oficina en dos extremos y pasamos a donde estaban mis cuatro hijas. -¡Hola! ¿Cómo va todo por aquí, chicas? -Pregunté, cerrando la puerta detrás de mi.

    -Super bien. ¿A ustedes cómo les fue con Jane? -Quiso saber Marianna.

    -De maravilla. Les manda muchos saludos la señora Jones -Respondí alegremente.

    -¡Genial! Me alegro que todo haya salido bien -Comentó Margaret.

    -Veo que Luz y Luna están entretenidas con sus juguetes -Dijo Danna.

    -En efecto. Hace rato les cantamos algo y después, quisieron jugar -Relató Mariannita.

    -¿Y ustedes qué hacen ahora? -Preguntó mi compañera, al tiempo que yo me acercaba a Luz y Luna, sigilosamente.

    -Estamos leyendo un libro de los que compramos con la señorita Sagitas -Contestó Maggie.

    -¿Puedo jugar con ustedes, pequeñas? -Pedí a las bebitas, que llegaron hasta mi y me tomaron de las manos.

    -Es una reacción interesante -Opinó Dannita, sorprendida.

    -No me queda la menor duda -Añadió Marianna.

    -¿Qué les parece si nos unimos a ellas? -Propuso Maggie.

    -Por mi, podríamos jugar todas, pero... -Me detuve en seco, pues sentí que mi colgante vibraba misteriosamente.

    -¿Pasa algo, Luz? -Quiso saber mi amiga.

    -Presiento que pronto llegará una visita muy especial -Expresé.

    -¿En serio? ¿Quién será? -Preguntaron mis hijas mayores con curiosidad.

    -¡Por favor, no nos dejes con la intriga! -Pidió la enfermera.

    -Para saberlo, debemos ir al otro lado de la oficina, pero antes... ¡A ponerse guapas! -Indiqué, arreglé a las gemelas pequeñas y las subí a una carreola donde cabían las dos. Diez minutos después, Marianna y Maggie estaban listas.

    Tras llegar a la parte principal de la oficina, coloqué la carreola en una zona segura y acomodé unas cuantas sillas alrededor del escritorio. -¿Qué hacemos ahora, mami? -Preguntaron Marianna y Maggie al unísono.

    -Primero que nada, sentémonos -Sugerí y señalé las sillas. Cuando tomamos asiento, mi colgante vibró otra vez. Sin embargo, algo me decía que no debía preocuparme... de momento.

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  18. (Hospital mágico - Ala de pediatría. Oficina de Luz del Carmen).

    (Luz del Carmen).

    -La salud de Jane es excelente, señora Jones. Espero que siga así -Anuncié, dejando escapar una sonrisa.

    -No sabe la tranquilidad que me da saberlo, señorita Gryffindor. Yo también espero que mi hija siga bien -Respondió la señora con voz alegre.

    -Ahora solo queda recordarle que si ocurre algo extraño con ella en estos días, puede avisarnos en cuanto le sea posible. De lo contrario, nos vemos aquí el próximo mes -Comenté. El día no pudo haber empezado mejor.

    -Muchas gracias por decírmelo nuevamente. Me alegro de conocer a personas como ustedes -Expresó la madre de Jane, al tiempo que la pequeña hablaba como podía.

    -¿Cada vez dice más palabras, verdad? -Quiso saber Danna.

    -Efectivamente. Todavía me acuerdo de su primera palabra. El momento fue magnífico -Comentó la señora Jones.

    Quince minutos después, Jane y su madre se retiraron. Era hermoso compartir aquellos instantes. -Estoy orgullosa de cada paciente que atendemos, Dannita -Murmuré enternecida.

    -Yo también, nena. ¿Qué te parece si recogemos todo esto y damos una vuelta por la zona? Hay cuatro horas de descanso -Propuso la enfermera.

    -Bien pensado. Quiero ver cómo están las niñas y de ahí, revisar que todo esté en orden con las demás enfermeras. No quiero que se repita lo de ayer con Hiryna -Dije, al tiempo que consultaba mi reloj.

    -¡Perfecto! Manos a la obra -Sentenció Dannita y nos pusimos a ordenar todo nuestro material.

    (Pasillos del ala de pediatría).

    (Milena - Enfermera).

    Aquella mañana estaba resultando bastante productiva. Sin embargo, decidí tomarme un breve descanso. De repente, encontré a Acane, una de las enfermeras que en ese momento, se estaban encargando de la guardería. Me acerqué a la joven y sonreí. -¡Hola! ¿Cómo va todo por allá? -Saludé.

    -Excelente, me siento muy contenta trabajando en la guardería... y Jade, ni se diga -Dijo la muchacha alegremente.

    -Me da mucho gusto por ustedes. ¿Qué me dices de las otras chicas? -Quise saber.

    -Nos hemos acoplado de manera increíble. Los niños están super felices -Expresó mi compañera. -¿Cómo les va a ustedes? -Preguntó.

    -Muy bien, últimamente no hemos tenido problemas con los recién nacidos y eso nos tranquiliza bastante -Contesté. -Por cierto... ¿Supiste lo que hizo Hiryna ayer en la sala de descanso? Insultó a Ángela delante de todas -Informé en un susurro.

    -Si, me di cuenta de todo. Iba pasando por ahí cuando esta niña molestaba a Frida y varias enfermeras trataban de defenderla. Antes de que alguien me viera, busqué y encontré un escondite. Luego miré que Ángela se acercó para saber qué ocurría y entonces, se armó aquel lío -Relató Acane en voz muy baja.

    -Yo estaba por ahí cerca, pero parece que nadie me vio. Menos mal que no pasó a mayores. No obstante, supe que la pequeña discusión llegó a oídos de Danna -Susurré.

    -Si, Myranda se lo dijo hace rato, al parecer. También la sanadora Gryffindor se enteró. A ver cómo se resuelve el tema. Hiryna ya me tiene harta -Informó la chica en voz baja.

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  19. (Flashback).

    (Recepción - comida de navidad).

    La noche iba transcurriendo entre comentarios, música y risas. Cuando Dannita me informó que aparecería una copa de champagne cerca de mi, negué levemente con la cabeza. -Muchas gracias, pero yo no bebo. Prefiero brindar con agua -Murmuré y seguí tocando el piano. Cuando escuché cantar a Arya, volteé hacia donde estaba y le sonreí. -Tienes buena voz, muchacha -Comenté al terminar el villancico. De pronto, algo se posó en mi brazo derecho, por lo que hice una pausa momentánea a la música. Al darme cuenta de que eran unas deliciosas uvas, me las llevé a la boca lentamente, (cuidándome de las pepitas) mientras oía las campanadas.

    -¡Feliz año nuevo! -Exclamé, al igual que mis hijas y las enfermeras.

    Tras acabar con las uvas y beber unos tragos de agua, ejecuté una pieza musical tranquila. Cuando ésta acabó, consulté mi reloj y algunas personas anunciaron su retirada. -Bien, debo ir a dormir y mis hijas también. Espero pasen una excelente noche -Comenté con voz serena.

    -Mucho gusto, buenas noches -Añadieron Marianna y Margaret, al tiempo que las pequeñas Luz y Luna intentaban decir algunas palabras.

    -Buenas noches, ha sido un placer acompañarles -Dijeron Carolina y Danna al unísono. Unos minutos después, ya estábamos todas en un extremo de mi oficina, preparándonos para descansar.

    -"Decidido, quiero tener ese piano Aquí. Espero que no se oponga nadie" -Pensé, mientras daba de comer a Luz y Luna.

    -"Si hablas con la gente indicada, no creo que haya problema" -Opinó Yanel (Mi otro yo) En lo más profundo de mi cabeza. Media hora más tarde, me quedé dormida.

    (Fin de flashback).

    (Hospital mágico - Oficina de Luz del Carmen. 23 de enero).

    Era una mañana más que perfecta. Por fin podía darme el lujo de relajarme antes de que llegaran los primeros pacientes, pues el día anterior terminé de archivar varios documentos con ayuda de Danna. Luz y Luna habían cumplido ya cinco meses de edad y cada vez aprendían más cosas. -Luz, ya falta poco para que vengan la señora Jones y su bebita -Me recordó la enfermera.

    -Menos mal que desayuné antes de empezar la jornada -Expresé, cerrando el cajón de mi escritorio y levantándome de mi silla.

    -Eso mismo pensaba yo hace unos minutos -Contestó mi compañera entre risas. -Debemos estar bien en todos los sentidos -Añadió.

    De repente, mi colgante vibró un poco y escuché a Carolina decirme en un susurro, que la primera paciente y su mamá se dirigían a mi despacho. -Ya vienen, revisa que esté todo en orden, por favor -Indiqué y caminé lentamente. -¿Hay alguien ahí? -Quise saber.

    -Disculpe, ¿Podemos pasar? -Preguntó una voz femenina desde fuera.

    -Vaya vaya, ¿A quién tenemos aquí? -Pregunté al abrir la puerta. -¡Pero si es la pequeña Jane! -Exclamé en un susurro y sonreí.

    -Buen día, señorita Gryffindor -Saludó la madre de la nena y entró. -Me da mucho gusto verla otra vez -Expresó.

    -¡Hola! A mi también, señora Jones. ¿Cómo han estado? Espero que bien -Quise saber. Al cerrar la puerta, me dirigí hasta una silla y la acomodé para que la señora pudiera sentarse.

    -Todo bajo control, de momento. Esta nena cada vez está más alta -Informó la orgullosa madre.

    -Es muy buena señal. Ahora mismo veremos cuánto ha crecido -Respondí. -Manos a la obra, Danna -Anuncié.

    -Muy bien, señorita Gryffindor -Dijo la enfermera, preparando el material que necesitaríamos para la revisión. -Ya casi está todo listo -Agregó.

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  20. Luz del Carmen Gryffindor - En la piscina con Madeleine y las criaturas marinas).

    -"Muchacha, confundirla no será suficiente. Hay qué solucionar el problema de raíz" -Pensé. -"Tengo un plan, pero me parece muy arriesgado" -Añadí con preocupación, al tiempo que miraba todas las joyas, una por una.

    -"Creo saber a qué te refieres, nena" -Respondió Yahara, observando las joyas con detenimiento. -"¿Recuerdan qué tipo de magia tiene ese maldito collar?" -Interrogó.

    -"Magia negra" -Dijo la voz de Franko.

    -"¿Y qué tipo de magia tienen nuestras joyas?" -Pregunté mentalmente. Antes de que alguien contestara, la temperatura del agua descendió de forma violenta e instintivamente, puse mi cabeza sobre el pecho de la morena.

    -"Maldita sea... Arista ya sabe que ustedes están aquí. Se siente furiosa, estoy segura" -Murmuró la castaña, al tiempo que me abrazaba con fuerza y comenzaba a tener tos.

    -"A Yahara le afectan mucho los cambios bruscos de temperatura, voy a ver qué puedo hacer" -Sentenció el tritón con voz temblorosa y apretó su colgante contra él.

    -"Tranquila, todo va a estar bien" -Pensé, acomodando mi cabeza. Al sentir otra vibración de mi colgante, tuve el presentimiento de que alguien nos había visto desde fuera.

    -"Por favor, no la muevas. Me estás ayudando mucho en esa posición" -Pidió mi casi doble, poniendo una mano en mi mejilla derecha. De pronto, la tos aumentó de manera alarmante.

    -"Necesito ayuda para calentar el agua lo más rápido posible, por favor" -Expresó Franko, desesperado. -"Arista no me deja maniobrar" -Agregó.

    -"Los que puedan, aprieten sus joyas contra ustedes. Los que no, pongan las yemas de sus dedos en el agua. Yo me encargo de lo demás. Yahara, tú solo respira profundamente" -Indiqué. Dos segundos después, comencé a entonar los acordes de un canto que me ayudaría a aumentar la temperatura del agua y al mismo tiempo, haría que mi nueva amiga se recuperara del ataque de tos. -"¿Cómo te sientes ahora?" -Pregunté al terminar la canción.

    -"El agua ya no está fría, mil gracias" -Informó Yahara. Repentinamente, escuchamos que alguien lloraba. -"Ari no está bien, puedo sentirlo" -Expresó, quejándose levemente y acunándome contra ella.

    -"Perdona que te lo diga, Yahara, pero hay qué tener cuidado con ella" -Opinó el tritón. -"Necesitas descansar un poco antes de seguir" -Sugirió.

    -"Chicos, debemos estar alerta por cualquier cosa" -Comenté. Cuando quise separarme de la morena para revisarla, volvió a agitarse, así que me quedé quieta.

    -"Yo te digo cuándo, nena" -Indicó la joven, acariciando mi cabello.

    -"Espero que no se le ocurra volver a enfriar esto" -Comentó Franko, tocando el agua.

    -"En cuanto Yahara nos diga, retomamos la explicación del plan" -Sentencié con voz firme y dejé escapar un suspiro.

    -"Agradezco su preocupación, pero tenemos poco tiempo para ponernos de acuerdo" -Dijo la sirena con gravedad.

    -"No desesperes, hermosa. Lo que importa ahora es tu salud" -Murmuró el tritón, sonriendo.

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  21. Al oír el canto de Yahara cada vez más cerca, me preocupé aún más por ella. -"¿Qué tanto haces? ¡No te esfuerces!" -Dije mentalmente, al tiempo que nadaba con Madeleine. Al notar la intranquilidad que sentía mi acompañante, tomé su mano y le di un leve apretón. -"Tranquila, no tengas miedo. Ahora estoy acostumbrada a escuchar voces en mi cabeza, pero al principio, sentía que me volvía loca... te entiendo más de lo que crees" -Pensé, viendo cómo se llevaba las manos a los aretes.

    -"No te preocupes, Luz. Estaré bien" -Contestó mi casi doble, jadeando un poco. -"¿Saben? Yo también tengo miedo. Miedo de perder a los seres que amo, miedo de que se desate el caos, miedo a... Muchas cosas. Pero hay qué enfrentarlo, sea como sea" -Agregó con ternura, mientras seguía cantando, al igual que yo.

    -"Ya casi llegamos por ustedes, no se muevan" -Avisó Franko en nuestras cabezas. -"No temas, muchacha. Solo pensamos ayudar, no nos gusta destruir" -Añadió.

    -"Si sientes la vibración de tus aretes y notas su brillo ahora mismo, es porque los chicos se están acercando cada vez más. Es como una guía para ellos. Si podemos hablarnos con pensamientos, es por la conexión de las joyas que tenemos. Estoy cantando para dar fuerza a Yahara y ella canta para... ¿Tranquilizar el ambiente?" -Murmuré mentalmente.

    -"Para agradecerte lo que estás haciendo por mi, nena" -Respondió la voz de la sirena.

    -"¿Cuánto falta para llegar, chicas?" -Interrogó el tritón, mientras yo me ponía a juguetear un rato. No me gustaba la idea de tener qué estar quieta hasta que nos encontraran.

    -"Eso mismo pregunto yo. Me aburro" -Pensé, invitando a Madeleine a tocar el agua. Esperaba que con esto se relajara un poco.

    -"¡Ya las encontré! Son ellas dos, Marina" -Anunció Yahara con asombro.

    De pronto, la vi. Era de piel morena clara, ojos azules y cabello castaño oscuro... Igual que yo. Su cara y manos eran igual que las mías... Solo nos diferenciaba el hecho de que ella era una sirena y yo una humana. Me encantaban lo claro de sus escamas y aquella cola larga que movía elegantemente. Sin embargo, parecía que le costaba un poco mantenerse firme, por lo que Franko la abrazaba. Se veían muy enamorados, sin duda. Otra sirena que iba detrás de ellos, completaba el trío. -"¿En serio, es por aquí?" -Preguntó el chico, volteando a todos lados. Cuando lo miré a los ojos, confirmé lo que había notado en aquel baile. Era totalmente ciego.

    -"Aquí estamos" -Aseguré mentalmente.

    -"Si, es por aquí" -Contestó la castaña, guiando a sus compañeros.

    -"Siento que alguien está cerca de nosotros" -Expresó el tritón, dejando escapar una sonrisa.

    Unos segundos después, los chicos habían llegado y nuestras joyas volvieron a la normalidad. Cuando tuve a la morena frente a mi, ella se soltó de Franko poco a poco y yo me acerqué rápidamente. -¡Keli Yahara, qué alegría me da verte! -Exclamé en un susurro, la abracé con fuerza y lloré en su hombro.

    -¡Luz del Carmen, por fin te encuentro! -Contestó la chica en voz muy baja y me acunó contra su pecho, como a una niña pequeña.

    Tras darnos algunos besos en las mejillas, nos miramos a los ojos intensamente y nuestros colgantes vibraron momentáneamente. Era como si nos conociéramos de toda la vida. -¿Me permites revisarte, hermana? -Pregunté con voz apenas audible en el oído de la sirena. Al darme cuenta de la última palabra que había pronunciado, sentí que las orejas se me calentaban por la vergüenza. Cuando quise retractarme, la joven me silenció con una mirada cargada de ternura. ¿Por qué me recordaba tanto a mi melliza Carmen Luna? Ni idea.

    -Haz lo que creas conveniente, hermana -Respondió con un hilo de voz en mi oído y me plantó otro beso en la mejilla. Al notar el sonrojo en su rostro, besé su frente con delicadeza.

    -"¿Qué carambas está pasando aquí?" -Quiso saber el tritón. Las dos reímos.

    -"Pasa que voy a revisar a la señorita" -Pensé y me separé un poco de la morena. -"Bueno, vamos a ver" -Agregué. Una vez tomé el equipo necesario de mi botiquín, procedí con el chequeo. Nada más poner una mano en su pecho, dejé escapar un suspiro.

    -"¿Ocurre algo, hermosa?" -Interrogó la voz de la castaña.

    -"Ten mucho cuidado con las emociones fuertes. Si te sientes mal, avisa de inmediato y como sea, por favor" -Indiqué mentalmente.

    -"De acuerdo, avisaré. Por ahora me encuentro bastante bien" -Pensó la sirena, mirándome con dulzura. -"A todo esto, debemos ver de qué manera podríamos quitarle el collar a Arista, sin que nos afecte" -Añadió.

    -"Todavía no se me ocurre nada, la situación es algo difícil" -Comentó la voz de Franko. -"¿Alguna idea?" -Preguntó.

  22. (Luz del Carmen Gryffindor - Saliendo del escondite y entrando a la piscina con Madeleine).

    -No pasa absolutamente nada -Dije para despistar a quien nos estuviera oyendo. -"Hay peligro, solo es un aviso... Con unas gotas oculares bastará" -Pensé, llorando en silencio. Tras revisar el botiquín que traía en alguna parte de mi equipo especial, saqué un frasco de su interior, lo destapé y vertí un poco de líquido en mis ojos. Posteriormente, los cubrí con los visores, tapé la pequeña botella, la guardé y esperé que Madeleine aplicara el casco-burbuja.

    -"No te preocupes, estaré bien. Puedes ir delante, yo te sigo" -Murmuré mentalmente al recibir las indicaciones de la chica, me acerqué al borde de la piscina y conté hasta tres rápidamente para lanzarme al agua. Esperaba poder encontrar a Yahara y sus amigos, antes de que fuera demasiado tarde.

    -"No todas las criaturas que verás a continuación, tuvieron qué ver en todo este jaleo. De hecho, trataron de impedir que se llevara a cabo el dichoso plan de dormir a la gente" -Pensé, mientras nadaba y buscaba a los chicos con la mirada. "Si no me crees, pregúntale a... ¡Yahara! Ya estamos llegando, tranquila" -Añadí mentalmente al escuchar la respiración agitada de la sirena en mi cabeza. Instintivamente, efectué un canto que me ayudaría a encontrar a quienes buscaba y al mismo tiempo, daría fuerza a mi nueva amiga y casi doble. Unos minutos más tarde, mi colgante volvió a Vibrar y el brillo que estaba emitiendo desde que empecé a cantar, se intensificó. No sabía si había sucedido lo mismo con los aretes de mi acompañante, pero pude notar que se asombraba por algo.

    (Yahara - Otra voz principal del grupo "Voices of the Sea").

    -"Chicas, su corazón no está bien y encima tiene una crisis respiratoria" -Pensó Franko con gravedad, mientras acunaba a la morena contra su pecho y le susurraba palabras curativas al oído. -"¿Escuchaste? Ya vienen para acá" -Añadió esperanzado.

    -"Luz... Necesito verte... No puedo con todo esto" -Pensó la castaña, sosteniéndose de su compañero. De pronto, se oyó un canto a lo lejos. -"Por favor, ayúdenme a llegar hasta ella y su amiga, antes de que se encuentren con Arista" -Pidió, respirando todavía con dificultad.

    -"Tú eres mi guía y yo te transporto" -Contestó el tritón, al tiempo que nadaban juntos, con Marina detrás de ellos. Súbitamente, los colgantes de los tres amigos comenzaron a brillar y vibrar con intensidad a medida que se desplazaban, como si esto les indicara el camino a seguir.

    -"Cada vez estamos más cerca de encontrarlas" -Murmuró Yahara mentalmente, al tiempo que respondía con otro canto a su casi doble, sin importarle qué tan débil estaba para eso. Lo único que quería en ese momento, era resolver el problema que había causado aquel maldito collar.

  23. (Luz del Carmen Gryffindor - En un escondite cerca de la piscina. Con Madeleine).

    -"Chicos, se une alguien más a la comunicación" -Murmuré mentalmente.

    -"Enterados. Yahara no puede responderte ahora gracias a Arista, están discutiendo" -Explicó Franko en mi cabeza.

    -"Si, ya me di cuenta. La he oído hablar" -Pensé.

    -"Esto va de mal en peor" -Dijo la voz del tritón con preocupación.

    Tras la breve charla mental, dejé escapar un suspiro y escuché atentamente a mi compañera. -Perfecto, eso ayudará. Necesito que me prestes tus aretes un momento, por favor -Pedí a la chica, al tiempo que me quitaba el colgante. -Si oyes más voces, no te preocupes. Son dos sirenas y un tritón que nos irán informando cómo va todo allá -Comenté. Una vez tuve los tres objetos en las manos, los junté y vimos un resplandor cerca de nosotras.

    -"A partir del instante que salgamos de aquí, cualquier cosa que nos tengamos qué decir, hay qué pensarla por seguridad. No hay tiempo para presentaciones, tenemos qué llevar a cabo el plan" -Informé mentalmente, devolví los aretes a su dueña y me puse el colgante.

    -Prueba a pensar algo, a ver si te escucho -Indiqué. -Si quieres, yo aplico los morphos y tú el casco-burbuja -Añadí. De pronto, mi colgante vibró con mucha fuerza y los ojos me ardieron intensamente, por lo que grité, sin poder evitarlo.

    -¡Es hora de ir a la piscina! -Exclamé entre sollozos, mientras preparaba nuevamente la varita. Un minuto después, nuestros atuendos se habían transformado en equipos especiales para estar bajo el agua. -Ahora te toca a ti -Murmuré, sin parar de llorar.

    (Yahara - Otra voz principal del grupo "Voices of the Sea").

    -¡Maldita sea, reacciona ya de una buena vez! ¿No entiendes que ese espantoso collar te está destruyendo poco a poco? -Gritó la morena en dirección a su hermana menor que discutía internamente. Por una extraña razón, Yahara logró escuchar todo lo que susurraba. Al mirarla, tuvo la sensación de que la estaba perdiendo y debía hacer algo para rescatarla. -¡La que quiere acabar contigo es esa cosa que llevas al cuello. Quítatela, por favor! -Pidió. Al oír el anuncio de Luz, la castaña apretó la mano contra su pecho para indicarle que estaba enterada, aunque no pudiera contestarle en ese momento. Franko se comunicó con ella, cosa que agradeció.

    Instintivamente, la sirena se acercó al tritón y lo atrajo hacia ella. Cuando sintió que aquella ola los empujaba, apretó nuevamente la mano contra el pecho y aunque llegaron a las paredes de la piscina, alcanzaron a detenerse justo a tiempo. No obstante, Marina se había golpeado la cabeza. -"¿Están bien?" -Preguntó mentalmente.

    -"De momento, si. Espero que Marina también" -Respondió la voz de Franko.

    -"Arista se está pasando de la raya por culpa de ese odioso collar" -Agregó Luz. Tras escuchar el pensamiento de Marina, los tres amigos nadaron hacia otro extremo para ver la forma de quitarle ese objeto a su compañera.

    Repentinamente, Yahara comenzó a respirar con un poco de dificultad y experimentó un leve malestar en el pecho. -¡Hermana, no te equivoques de nuevo! -Volvió a gritar, al tiempo que abrazaba al tritón para sostenerse, pues sentía que sus fuerzas estaban disminuyendo.

    -"¿Qué te pasa, Yahara?" -Preguntó Luz con voz llorosa.

    -"No me siento bien, Luz" -Pensó la morena.

    -"¡Por favor hermosa, resiste!" -Suplicó Franko mentalmente.

  24. (Recepción - Comida de navidad).

    -Me encanta ver a mi mamá trabajar. Además, gracias a ella estoy con vida -Dijo Margaret con voz serena.

    De repente, tuve qué taparme los oídos por un estruendo. -¿Qué fue eso? -Quise saber.

    -Eso mismo pregunto yo -Expresó Mariannita.

    -Con ustedes... ¡El piano! -Anunció Maggie. No pude evitar reír.

    -¿De verdad nos vemos exactamente iguales? -Preguntaron las niñas al unísono cuando escucharon el comentario de Athena.

    -Fíjese bien, puede que encuentre algo que las distinga, aunque sea un poco -Agregué, sonriendo ampliamente.

    -¿Te ayudamos a afinarlo, mami? -Preguntó Marianna.

    -No se preocupen, si preciso ayuda, les aviso -Comenté, sacando mi bastón guía de la bolsa y desplegándolo. Una vez encontré el piano, saqué la varita de donde la tenía y comencé a lustrar el instrumento, palmo a palmo, hasta que comprobé con el tacto que estaba como nuevo. Posteriormente, lo afiné nota a nota, con ayuda del objeto mágico. Al terminar, limpié el banco, me senté y plegué el bastón. Una vez hecho esto, guardé los dos objetos donde estaban antes. -Bien, vamos a ver cómo suena esto -Susurré. Tras poner mis manos en las teclas y tocar algunos acordes, tuve una sensación extraña y hermosa a la vez. Era como si el piano me diera las gracias por ponerlo en funcionamiento, después de mucho tiempo. Sin pensarlo dos veces, me puse a cantar.

    -¡Qué bonito se oye eso, mami! -Exclamaron las gemelas.

    -¡Buen día! Esperamos no importunar -Saludaron dos voces que conocía perfectamente.

    -Danna, Carolina... ¿Qué tal escuchan este piano? -Pregunté, curiosa.

    -¡Suena genial! Si vieras las sonrisas de Luz y Luna... Al parecer, les gusta esta música -Respondió Dannita.

    -Estas pequeñas están super atentas a todo lo que ocurre -Añadió Caro.

    -Sin duda, a todas mis hijas les encanta sorprenderme. Estoy muy orgullosa de sus progresos -Murmuré y seguí con aquella pieza musical. Esperaba que a las demás personas les gustara el sonido de aquel instrumento.

    7

  25. (Luz del Carmen Gryffindor - Buscando un escondite cerca de la piscina. Con Madeleine).

    Mientras buscábamos aquel sitio para llevar a cabo el brillante plan, sentí que mi colgante vibraba alarmantemente y los ojos me ardían demasiado. -¡Me lleva el tren, esto no puede estar pasando! -Murmuré con una mezcla de rabia y preocupación, pero ya no me importaba que Madeleine me escuchara. -Tenemos qué meternos a esa piscina, pero ya. Solo debemos escondernos cerca para prepararnos bien y rápido -Susurré.

    Yahara me informó que Arista intentaba manipularles y Marina estaba a punto de caer en esa trampa... Los planes tendrían qué cambiar forzosamente y debía poner atención a lo que escuchaba, gracias a aquella conexión que tenía mi colgante con las otras joyas. -"Marina... ¿Me escuchas? Ten mucho cuidado con lo que estás haciendo, por favor" -Pensé con toda la intensidad que podía.

    Cuando por fin pude encontrar un lugar seguro para ocultarnos, llevé a cabo un hechizo para que no nos escuchara nadie. -Ya sé que esto sonará muy loco, pero necesito preguntarte si tienes alguna joya para hacer conexión con mi colgante. Es importante, ya que así podremos comunicarnos mentalmente por cualquier eventualidad -Expliqué en voz muy baja. -También ocupamos transformar nuestras ropas y ver la manera de hablar y respirar, mientras estemos bajo el agua. Si quieres, nos repartimos el trabajo. ¿Qué hechizo prefieres hacer tú? -Añadí con un hilo de voz.

    (Yahara - Otra voz principal del grupo "Voices of the Sea").

    De repente, los tres amigos escucharon un llanto a lo lejos. -"Qué bárbara, Arista es buenísima para actuar. Intenta manipularnos con sus lamentos. Esto no me lo trago" -Pensó la castaña, al escuchar el comentario de Marina.

    -"Aunque parece muy sincera, no me lo acabo de creer" -Añadió Franko mentalmente.

    -"Marina, haz caso a Luz, por favor" -Pensaron Yahara y el tritón de ojos azules. Sin embargo, su compañera prefirió ir a la parte central de la piscina. -"Cambio de planes" -Murmuraron mentalmente. Un minuto más tarde, ya habían alcanzado a Marina, que se acercaba a Arista.

    Yahara apretó la mano contra su pecho y una intensa luz iba directo a la sirena con cabello teñido de violeta para sacarla de donde estaba. -¡Qué bien se te da la actuación, querida! Casi me lo creo -Dijo con fingida emoción. -"Será mejor que se alejen un poco, chicos" -Indicó mentalmente a sus compañeros.

    -"Ya casi llegamos allá" -Anunció la voz de Luz, decidida.

    -"Entendido, chicas. Ven, Marina. Es mejor desconfiar un poco en momentos como este" -Pensó el tritón.

    -Ni creas que te vas a salir con la tuya, muchacha. ¿De verdad pensabas que iba a caer en tu trampa? Detecto cualquier mentira y lo sabes muy bien, así que no te esfuerces en seguir fingiendo -Comentó la morena con voz suave y peligrosa a la vez.

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