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Artemis Macnair Malfoy

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Todo lo publicado por Artemis Macnair Malfoy

  1. En la Rosa Negra -Cerca del limbo Artemis, poseída por aquella fuerza que llevaba en su alma, durante reencarnaciones, corrió por el local. Se abalanzó sobre uno de los vampiros que había ido allí para matar a su prima, dispuesta a acabar con él, totalmente fuera de control. --- -¿Qué momento te parece el más adecuado? Estaban a punto de matarse por no haber tenido hijos juntos -contestó Nik, tomando la última calada de su cigarro y apagándolo-. Mmm... buscaré un cenicero en el otro mundo, vamos. Seguramente se sientan mal durante un tiempo. Después, quién sabe -respondió, tomando su mano y tirando de ella hacia el otro mundo. --- -Sólo me ha llamado a mí -dijo Connor muy serio y tranquilo, tirando de la cadena-. Me dio a elegir y yo acepté la misión, papá. Creo que es algo de la familia, tengo el deber de ir a cazarlo. Por cierto, ¿dónde demonios está Edward? -continuó hablando, yendo a paso seguro, sin girarse. Después le pareció mejor girarse y darle una patada a Ricardo. -Anda delante -le ordenó y sacó un látigo precioso de plata, con mango de oro blanco, el cual lo chasqueó contra el que había sido rey de Inglaterra. --- La Artemis alternativa alargó la mano libre para alcanzar una de Vyssedhra que estaba cerca. En silencio, sin decir nada, queriendo darle su apoyo. --- Henry pensó en hablar seriamente con su verdadero hermano, no con aquel engendro que iba delante. Que su otro yo estuviese muerto era un alivio, sí, por Cissy. Había temido perderla en cuanto lo viera a él. Por otro lado, le fastidiaba. Era extraño y desconcertante. También doloroso que su propio hermano lo hubiera matado. Por si fuese poco, ahora no sabría si Cissy se quedaba con él por el parecido y por no poder tener al otro. --- Henry hijo permaneció mudo. Frunció el entrecejo, intentando digerir toda la información. Se resistía a que fuese verdad. Pero las pruebas, todos lo decían... Si al menos hubiera podido despedirse de su padre... y no hubiera sido tan pequeño cuando murió. No, a quién quería engañar, se hubiera sentido igual de mal. Ante él apareció un enorme castillo. --- El Nik licántropo se detuvo y arrastró a Ariella contra su pecho. -Nosotros nos vamos -gruñó, no queriendo meterla en un lugar infestado de vampiros.
  2. En la Rosa negra, cerca del limbo Había dolor en la mirada de la vampiresa cuando Aidan la miró a los ojos. -No, todo el mundo dice que tú cambiaste cuando yo... cuando ella murió -contestó. Sintió la mirada del Howard sobre ella pero no tuvo valor para mirarlo y se encogió un poco sobre sí. Se sentía muy mal... tenía tentaciones de clavarse una estaca en el pecho. -Yo... ella... fue una vez... le leyó las cartas... le dijo que moriría joven... pero... no sé nada del hechizo... -tartamudeó y las lágrimas de sangre empezaron a correr por sus mejillas. Demonios, ya había dejado de contar cuántas veces la habían visto llorar en los últimos días-. No, tú no hiciste eso... De Gamage era un asesino -le dijo, cerrando los ojos como si la fuese a golpear. Sentía que él estaba enojado y temía que perdiese el control y la castigase físicamente. Se sintió indefensa, no sabía si hablar de nuevo, hasta que escuchó a Marius. Abrió los ojos de par en par y miró a su Sire sorprendida. -Marius -murmuró, no queriendo que empezasen a discutir. Con rapidez, se puso entre Aidan y Marius y le puso una mano en el pecho al primero para detenerlo-. Aidan, por favor -intentó interponerse y miró a Hestia en busca de ayuda. Cuando escuchó a su creador preguntarle a Aidan si no había pensando en salvarla a ella antes, se quedó en el sitio. Se derrumbó y tuvo que apoyar las manos en el suelo. Sintió dolor en todo su ser. Las lágrimas se desbordaban, creando pequeños charcos de sangre. Después escuchó que Aidan sólo se había tirado a Joanna. ¿Eso significaba que nunca la había amado? Una parte de sí se retorció ante la cruel idea y bajó la cabeza, no dejando ver su rostro. Ambos vampiros empezaron a pelear y de repente, una pequeña figura de cabello recogido en cola de cabello y vestido rojo, se abalanzó sobre ellos. Agarró a uno y lo tiró a lo bestia hacia un lado. Agarró al otro y lo tiró al lado contrario. Levantó la cabeza y se vieron un par de ojos teñidos en sangre. Parecían de color carmesí. Abrió la boca y enseñó los colmillos gritando. La bestia de las descendientes de Lilith estaba suelta. La vorágine de dolor, amor, desesperación... la había despertado. Siendo una vampiresa ahora, era más poderosa aquel animal escondido. Su sed de sangre, su fuerza sobrenatural... la hacían muy peligrosa. Se puso encima de Aidan y lo miró, enseñándole los dientes y emitiendo un sonido más propio de una bestia que de ella. Luego corrió y se puso encima de Marius y le hizo lo mismo. Entonces algo llamó su atención. Vampiros que habían ido allí a matar a Cissy. Emitió un grito salvaje y corrió hacia ellos, dispuesta a que la sangre corriese. Estaba fuera de control.
  3. En el limbo Nik tomó una chupada de su cigarro y dejó que el humo saliese con suavidad entre sus labios, con sensualidad varonil. -Espérame un momento, tengo que hacer algo antes y creo que es el momento justo para hacerlo -le dio un beso en la mejilla a Ariella y salió del limbo, por la parte del mundo de siempre. --- Artemis no soltó a Aidan, se quedó abrazada a él mientras sollozaba contra su pecho. -No, si tan siquiera se me hubiera ocurrido esa parte de la magia... si te hubiera dado un hijo... nada de esto hubiera pasado -sollozó, pareciendo que quien hablaba en ese momento era Joanna-. Tú seguirías siendo el hombre que conocí, no te habrías visto arrastrado a hacerme daño. Soy idi***, ¿cómo no se me ocurrió? -continuó hablando-. Quédate en Londres, por favor, no te vuelvas a ir. Voy a ir al otro mundo... ven conmigo -le pidió, levantando la mirada sólo para mirarlo a los ojos, sin soltarse de él. --- Nik puso una mano en el hombro de Marius al entrar en la Rosa Negra y dio un par de pasos hacia los dos que andaban abrazados. Carraspeó suavemente. -Tengo que interrumpir la sesión de arrumacos porque creo que debería dar una información que está en mi poder. El otro día estaba en el registro barra archivo de almas del Inframundo. Curioseando. Y encontré una ficha muy interesante sobre el alma de Connor. Y me dije "¿cómo es posible que hubiese tardado tan poco tiempo entre su concepción y el parto?". Seis meses concretamente. Encontré además una coincidencia más interesante aún. Una muerte el mismo día a la misma hora que el nacimiento de Connor. ¿A nadie se le ocurre la razón? Ok, me extenderé en explicaciones. Según la ficha, Connor no era un De Gamage. Joanna una vez fue a la tienda de una adivina que procedía de Europa del Este. La adivina vio su futuro y la hechizó para que pudiese alejarse de ese destino fatal. El hechizo era de procreación entre un macho vampiro y una hembra humana, bastante conocido entre hechiceros de Europa del Este. A estos niños se les llama Dhampir, eran todos de género masculino. Ninguna debilidad vampírica pero reconocían a los vampiros y eran muy buenos cazadores. Cualidades que reunía Connor. Si Joanna se hubiera acostado con Henry, hubiera sido hijo de él, por fortuna se acostó contigo, Aidan. El hechizo bloqueaba cualquier otro tipo de procreación con otra raza. Y el embarazo no fue más rápido porque Joanna no metió más magia -terminó de explicar antes de darle otra calada a su cigarro-. No sé cómo os lo toméis... pero creí que deberíais saberlo. Ellos no fueron los únicos que tuvieron un hijo juntos -dejó de hablar y volvió con Ariella. --- Artemis sólo ladeó la cabeza al escuchar al carraspeo. Se encontró con Nik y con su Sire mirándolos. Frunció el ceño, queriendo replicar que no habían sido seis meses, que había durado más. Negó con la cabeza cuando continuó hablando y empezó a sentirse mal... muy mal. Sintió una opresión en el pecho y se apoyó más contra Aidan. -No, eso no puede ser... De Gamage me... -se calló, sintiéndose mareada. Por un momento pensó que se desmayaría ahí mismo, porque le flaquearon las piernas. Se quedó lívida, muda. Ni siquiera tuvo fuerzas para mirar a Aidan. ¿Connor había sido hijo de él? Siempre lo había deseado, a veces lo miraba y creía verlo a él, pero se decía que sólo era su imaginación y su deseo de que no fuese de Gamage. Emitió un sollozo. Si lo hubiera sabido antes... si tan sólo lo hubiera sabido... Quería disculparse con Aidan, pero su voz moría en su garganta.
  4. En el limbo La Artemis alternativa se sintió libre y golpeó a Ricardo después de que su prometido lo hiciera. -No vales nada, ¡NADA! para mí. Te tenía en alta estima pero vi que perdí el tiempo contigo. Me repugnas. Henry era mejor que tú mil veces, maldito hijo de p***. Las hermanas de Vyssedhra también lo eran, te daban mil vueltas. Tendría que haberte matado hace mucho tiempo -le gritó encolerizada a Ricardo. Se relajó contra el cuerpo de su prometido y cerró los ojos al sentir el beso-. Sí, voy a ir -dijo con seguridad. --- La Artemis vampírica estaba más pálida de lo normal en su nueva naturaleza. Su mirada estaba perdida y tenía la sensación humana de estar ahogándose. Parpadeó lentamente antes de mirar a Aidan, como si estuviera de vuelta de algún sitio. Se sorprendió de nuevo la preocupación del Howard por ella. -Yo... no... -apenas logró articular a la pregunta de si estaba bien. Lo vio irse y en aquel momento Marius le habló-. Voy a ir, tengo que hacerlo, pero antes tengo que hacer otra cosa. Esperadme aquí -le pidió a su Sire y corrió a gran velocidad fuera del limbo, a su mundo, dando alcance a Aidan-. Aidan... -lo llamó y corrió hacia él abrazándolo con fuerza. Su cuerpo empezó a convulsionar al tiempo que rompía en llanto-. Lo siento, lo siento -no paró de sollozar aquellas palabras. --- Henry retomó su espada y la guardó. -Yo también voy -dijo muy serio, mientras Henry hijo todavía estaba en proceso de negación y de piedra en el sitio. --- Connor salió del limbo hacia su mundo, tirando con seguridad de la cadena para sacar también a Ricardo con él. --- Nik alternativo gruñó sin separar a Ariella de sí. -Vámonos... -le dijo a la pelirroja de su mundo. --- El Nik vampiro encendió un cigarro y el aroma picante lo envolvió. -¿Qué quieres hacer? ¿Ir o quedarte? -le preguntó a su Ariella.
  5. Tomó la nota y alzó una ceja castaña al leerla. -Me da escalofríos... -susurró sobre Vyssedhra, aún desconfiando de ella-. Yo estoy deseando que me lleven presa. Recuerdo habérselo dicho a algunas personas pero ni por esas me metían en la cárcel. Ah, con lo bien que me lo pasaría molestando a todo el mundo en una prisión... lástima... -puso carita de medio ensoñación medio malicia-. ¿Sabes? Ella nos está indicando la biblioteca de la mansión. Creo que deberíamos ir y dejar de perder el tiempo aquí. Parece saber demasiadas cosas sobre todo -comentó al señalar la nota con un dedo. Antes de que su prima dijera que iban a ir o no a la Macnair, fue a los estantes para mirar las pociones y agarró unas cuantas. Le gustaba siempre ir bien armada, por lo que pudiera pasar. Una semana después Había caído la noche. Un hermoso gato negro, de irises dorados, caminaba elegantemente y sin prisas cerca de la fachada del negocio. Se coló por un conducto para entrar en la botica. Una vez dentro, caminó tranquilamente hasta dar con unos estantes. Entonces comenzó a transformarse... hasta que tomó una forma antropomorfa. Se trataba de un hombre de rasgos asiáticos. Era muy alto, de más de 1, 90, con el cuerpo que se adivinaba trabajado bajo aquella túnica de cuero negro que llevaba. Sus manos echaron hacia atrás la capucha, revelando su pelo negro y corto, despuntado. Sus atractivas facciones y sus ojos dorados con pupila vertical. Tenía barba de apenas dos días. Además llevaba unas botas de cuero negro. Con movimientos medidos y sigilosos, alcanzó varios tarros de los distintos estantes, dispuesto a llevárselos.
  6. En el limbo Henry hijo abrazó a su madre, perplejo. -Es que no puede ser... no puede... -murmuró-. Era su hermano... --- Nik miró muy serio a Vyssedhra, de esas pocas veces que no se lo veía todo divertido. -A mí me importa una mier** esa escoria, pero no me da la gana que tú tengas la pena de muerte por matar a una basura semejante. Así que baja la espada -le dijo muy serio a ella-. Siempre podemos pedirles que lo torturen mucho y nos manden un vídeo -agregó en broma-. Lo siento, lo siento, estaba fuera de lugar, pero... -rió entre dientes. --- La Artemis vampiresa abrió la boca sorprendida de la actitud protectora de Aidan del mundo real. A ese se le cruzaban los cables. Tan pronto se portaba como un cabrón como si fuese la cosa más linda del planeta. O quizá es que quería parecerse un poco al Aidan alternativo. Entonces reparó en que ¿Connor? Se parecía mucho a él... ¿e hijo de la otra Artemis y de Aidan? Necesitaba sentarse. ¿Dónde había una silla? --- -Bájame que me lo cargo -le dijo la Artemis alternativa a su prometido-. Ha matado a todos, te ha intentado matar a ti e insulta a nuestro hijo. Bájame -le exhortó a Aidan-. Me encanta que me protejas, en serio, pero ahora quiero matarlo. --- Ricardo torció el gesto en una sonrisa al mirar a Vyssedhra. -Te llevaré conmigo a la tumba -le dijo. Ignoró al resto hasta que habló el Aidan alternativo-. Tu hijo nunca debería de haber nacido, es una abominación. Disfruté mucho, viendo cómo las llamas las devoraban, el olor a carne quemada, sus gritos de agonía. Igual que disfruté empujando la almohada contra la cabeza de Henry, quitándole hasta el último aliento y ver sus ojos sin vida después. Una pena no haberme llevado por delante a Mihail, a tu hijo y a ti -esbozó una sonrisa siniestra. --- Connor sacudió la cabeza. -La abominación eres tú. Hasta el mismísimo rey Arturo fue engendrado como yo... pero su padre no era un vampiro. Pagarás por tus crímenes -y miró a los demás-. Estáis todos invitados al juicio, sois testigos -anunció antes de ponerle un collar en el cuello a Ricardo de plata, haciéndole peor daño que la espada de Henry y tirando de él con una cadena que llevaba enganchada.
  7. En el limbo Henry hijo todavía estaba en fase de negación. No podía ser. ¿Su tío había hecho todo eso? No, tenía que ser todo un malentendido. -Esperad... quizá... quizá fue otra persona, quizá no fue él... quizá no pasó... quizá... -miró a todos, intentando mantenerse en la primera fase. --- Artemis vampiresa parpadeó incrédula. -Vaya... creo que tendrías que haber estado en mi mundo -le dijo a Ricardo y miró al Aidan de su mundo-. No te ofendas, pero Henry sigue estando en mi lista negra y hasta hace poco te hubiera matado con mis propias manos. Ahora ya estás perdonado -levantó una mano y le revolvió el cabello al Howard-. El Henry alternativo me caía bien y el Aidan alternativo es adorable, así que por mí, que maten a esa cosa parecida a Ricardo. Y prender fuego a las hermanas de la Vyssie alternativa... eso fue cruel. A la mier** las leyes vampíricas, lo linchamos aquí y listo. --- La Artemis alternativa estaba como piedra en el sitio. De nuevo tuvo ganas de llorar. ¿Ricardo había matado a Henry? ¿Había intentado matar a Aidan y a Mihail? ¿Había quemado a las hermanas de Vyssedhra? ¿Qué clase de monstruo era? Lo tenía en más alta estima. Se llevó una mano a los labios para ahogar un sollozo y rápidamente corrió para cruzarle la cara a Ricardo con una sonora bofetada. -¡Hijo de p***! Maldito y mil veces maldito. ¿Cómo pudiste? -lloró al tiempo que lo volvía a golpear. --- Nik se adelantó con rapidez vampírica para poner una mano sobre la de Vyssie, la que sujetaba la empuñadura. -Las leyes vampíricas son claras, nada de asesinatos entre nosotros. Ambos sabemos cuál es la pena... él lo pagará... ¿Verdad, Connor? -miró al Látigo de la Hermandad alternativa con seriedad. --- Connor miró a la mujer vampiresa morena de ojos esmeraldas pero no sabía quién era. Agarró la mano de la reencarnación de su madre antes de que volviese a golpear por tercera vez a Ricardo. -Aléjate -le ordenó por su propia seguridad-. Dije juicio, no que fuese justo. Es una mera formalidad, yo seré su verdugo hasta que el sol se alce en la mazmorra -dijo con tranquilidad a Vyssie-. Ha cometido muchos crímenes, debe pagar con ellos... durante días antes de que la pena se ejecute. Todos tenemos algo personal contra él. --- Ricardo miró a la Artemis más baja con ganas de romperle el cuello y le enseñó los colmillos a la más alta. Estuvo a punto de matarla ahí mismo si no fuese porque había demasiada gente allí. Alzó la barbilla cuando Vyssie puso la espada contra su cuello y la miró desafiante. Le dieron asco las palabras de Connor, ese chiquillo malcriado, esa abominación que también había intentado matar. -Sí, vengo a por el otro Henry, para llevármelo conmigo. Mi hermano no quiso estar conmigo, o conmigo o con nadie, se lo avisé y él tomó su decisión. Las hermanas de tu alternativa se metieron en mi camino, no fue mi plan matarlas. Aidan ya tenía demasiado poder, demasiado. Su hijo, Connor, es una abominación. Nunca debió existir.
  8. Cruzó los dedos mentalmente para que hubiese creído que era curiosidad. Se preguntó si habría algo que reprimiese esa sed de sensualidad y contacto físico. Estaba inmersa en sus pensamientos cuando por el rabillo del ojo vio el gesto de su prima. Asintió y entró en la otra habitación, silenciosamente por si la otra Macnair seguía descansando. -Si no, puedo colarme en el Departamento de Misterios -susurró la otra opción. Dentro de sí estaba deseando que su prima se prestase a aquella locura. Robo de información en el departamento con mayor seguridad del Ministerio. ¿Qué reto había más tentador y jugoso? Además las dos conocían cada recoveco, habían estado trabajando allí. Su prima había sido Jefa de no recordaba qué oficina. Así que seguro que tenía más información de alto nivel que ella.
  9. En el limbo La Artemis alternativa sacudió la cabeza, afectada. -Las cosas siempre pasan por una razón... pero me hubiera gustado haber tenido más tiempo para conocerla y que no hubiera sido por mí que hubiera dejado de existir -respondió la humana, temblándole el labio inferior. Parpadeó sorprendida por algunas de las reacciones al ver a Ricardo aparecer. Hacía mucho que ella no lo veía, no sabía cómo se había enterado de la apertura entre los dos mundos ni por qué estaba allí. --- El Nik alternativo rodeó a la Ariella de su mundo con sus brazos, protegiéndola. -Ricardo... corazón de Hijo-De-p*** -soltó el licántropo-. Mántente lejos de él, es uno de los vampiros menos amistosos que conozco -le susurró a la pelirroja antes de lanzarla un gruñido de aviso al vampiro rubio, a lo "si te acercas, te arranco un brazo". --- El vampiro Nik puso a la pelirroja de su zona detrás de él en cuanto Ricardo apareció. -Vaya, vaya, esto sí que no me lo esperaba. Si vienes a matar al otro Henry, ya te puedes ir largando. Esta vez hay muchos testigos -comentó con un tono irónico y burlón pero sin quitarle los ojos de encima al Ventrue. --- Henry se puso en medio de todos y de Ricardo. Sacó su espada, la cual siempre tenía consigo. La hoja de plata brilló al sacarla de su funda. -Tú no eres mi hermano, ni siquiera te pareces a él. ¿Vienes a por mí? Aquí estoy... pero esta vez no te llevarás la gloria -le enseñó los colmillos, dispuesto a pelear. --- Henry hijo no sabía al principio por qué lo estaban protegiendo. Había saludado a Hestia brevemente, porque no le había dado tiempo a más. Ahora, había escuchado a Nik y al clon de su padre. No podía ser... no, su tío no... no podía haberlo matado. ¿Por qué razón lo habría hecho? No, era imposible. No. Él no. Juan puede... pero Ricardo no. Había dejado ser rey a su padre, podría haberlo liquidado antes de ser coronado. No, no podía ser, no. ¡No! --- Un silbido se escuchó en el limbo, al tiempo que otro hombre ingresaba en el lugar. Llamó la atención de Ricardo, antes de que pudiese contestar a todos. El recién llegado aparentaba ser un hombre joven. Era alto, musculoso, el cabello castaño claro con reflejos rojizos y dorados y los ojos aguamarina de su padre. Tenía barba de dos días. Vestía vaqueros con cinturón marrón, botas marrones varoniles y camiseta blanca de manga corta y cuello en pico. Echó una rápida mirada a los Aidan y las Artemis. -Padres, madres -saludó con un tono de diversión-. Lamento molestar, pero... -miró a Ricardo y chasqueó la lengua-. Por el poder conferido por la Hermandad, estás detenido por crímenes de guerra y por dar la muerte verdadera a varios de los nuestros. Por desgracia para mí, tienes derecho a un juicio antes de la sentencia final -terminó de hablar el Látigo de la Hermandad. Flashback Joanna se miró al espejo dorado, que le devolvió un reflejo de una mujer de más de treinta años. Se sentía vieja y temía que Aidan empezase a mirarla con otros ojos y buscase a mujeres más jóvenes. Suspiró triste. Se llevó las manos a la cara. Aún era muy bella... pero ella no se sentía así. Se fue a sentar en el trono irlandés, aquel que había recuperado gracias al difunto Henry y que no había dejado que Juan se quedase con él de regreso. Decidió ausentarse de la corte por la tarde e internarse en la región de los lagos. --- Se preparó para Aidan y lo sedujo. Sintió una gran energía durante el clímax y sonrió antes de besarlo. --- Habían pasado tres meses y su mano acariciaba con suavidad el vientre abultado que aparentaba haber crecido durante nueve meses. Se mordió el labio preocupada. Le había contado a Aidan después de saber que estaba encinta. Había intentado que no se enojase con ella y convencerlo. Era lo único que podía darle ya, un hijo. Vio a Heather pasar y frunció el ceño. No le gustaba nada aquella arpía. Siempre quería acostarse con Aidan y urdía planes contra ellos. Sabía que tenía amigos en la corte, así que no podía matarla... o quizá... Se quedó pensativa. Quizá, sólo quizá... --- Llegó el día de salir de cuentas. Las contracciones eran dolorosas y sólo quería que todo acabase. Estaba transpirada por el esfuerzo y muy cansada. La comadrona continuamente le pedía que empujase, pero ella quería descansar un poco. Empujó por última vez hasta que salió el bebé. Estaba vivo. Sonrió y cerró los ojos, dispuesta a todo. Si tenía que morir, moriría. Pero nada llegaba... hasta que escuchó un grito en la habitación contigua. Una sirvienta entró apresurada pidiendo ayuda, Heather había caído fulminada. Para guardar las apariencias, dijo a varias que fuesen a ayudar con Heather y que llamasen a un médico. Por dentro estaba aliviada. El hechizo había resultado. Una vida por otra. Había marcado a aquella víbora para que muriese a la vez que daba la vida a su hijo. Así mataba dos pájaros de un tiro. Pidió que avisasen a Aidan para enseñarle el bebé, el cual quiso enseguida tener en brazos. Acarició su pequeña cabeza y sonrió con ternura. -Connor -susurró antes de besar su frente. Deseaba mucho dormir, estaba muy cansada pero también feliz. Fin del Flashback
  10. En el limbo La Artemis alternativa se abrazó al Aidan de su mundo, aún temblando y no pudiendo quitarse de la cabeza los recuerdos de su otro yo. Sólo se alejó de él intentando evitar que Cissy tocase la pared, pero llegó tarde. La estrechó contra sí y acarició los oscuros cabellos de la vampiresa. -Lo siento, todo fue mi culpa, no debió pasar -susurró afectada. --- Artemis siguió la mirada del Aidan alternativo y vio que había sido Nik quien había metido mano para impedir que le pasase lo mismo a la Artemis alternativa. Se sintió hundida. ¿Por qué ella no había tenido esa suerte? ¿Por qué? ¿Es que nadie la quería? Su tío la había buscado, eso lo sabía. Pero el resto... ¿qué había mal en ella que no habían movido un dedo para salvarla de aquella infancia y adolescencia tan terribles que había pasado? Aún tenía que preguntarle algo a su alternativa... pero no sabía si hacerlo en privado. Era un tema delicado. -Entiendo... -murmuró, sintiéndose como una auténtica mier**. Al ver a Cissy romper a llorar de nuevo, frunció el ceño-. ¿Qué pasa? ¿Qué has visto? --- -Puedo comer comida humana... pero me siento muy débil si solamente me alimento de ella -explicó Henry hijo-. Mamá, no querrás verlo, no vayas... -le pidió, pero ella ya iba a tocar y fue a su lado. Iba a abrazarla pero la Artemis alternativa le ganó de mano. --- -Lo que le pasó al hombre del cual estás enamorada -contestó Henry intentando digerir lo que había visto. En ese momento un hombre muy alto y de anchos hombros cruzó al limbo desde el mundo alternativo. Sus cabellos eran rubios y cortos, tenía barba de aparentemente dos días y ojos celestes e intensos. Su porte era majestuoso. Llevaba un traje azul añil con corbata violeta y camisa blanca. Los zapatos eran de cuero negro italiano. -Buenos noches -saludó, mirando a cada uno de ellos.
  11. En el limbo La Artemis alternativa sintió las lágrimas corriendo por sus mejillas, bañándolas con aquel líquido salado. Ladeó la mirada y bajó los párpados coronados con largas pestañas. Estaba pálida, con el rostro congestionado por el dolor que había sentido al tocar la pared. -Yo... vi la vida de mi otro yo. Ha sido tan horrible... tanto... -se abrazó así misma y tembló en el sitio. --- Artemis miraba al infinito. Aquella vida no había sido la suya, no había tenido tanta suerte. Pero lo hubiera deseado. Miró a su casi gemela y a los Aidan. En especial al alternativo. Al final, sus gruesos labios se separaron para hablar. -Gracias por salvarla. Al menos una de las dos pudo -susurró al cainita. Sacó su varita y murmuró un hechizo para tirar de Henry y sacarlo lejos de la pared, no fuese la loca de su prima a correr a quitarlo y corriese la misma suerte. --- Nik sonrió divertido. -Es una buena forma de aprender de nuestros otros yo. A mí ya no me hace falta, ya sé todo lo que hay que saber del pulgoso -soltó la mar de divertido, ganándose un gruñido de advertencia del licántropo. --- Henry hijo se encogió de hombros. -Es posible, técnicamente soy de ambos mundos. No, no soy un vampiro, aunque... tengo algunas características de cainitas. No sé, quizá esas características, quizá algo de magia, no tengo idea de por qué sigo vivo... y joven... Mamá, por favor, no te acerques... -temió que ella viese todo lo que había pasado en su mundo si tocaba la pared.
  12. En el limbo El Nik alternativo se giró a mirar a la pelirroja que le hablaba. Sus salvajes ojos se fijaron en ella. -No, con ninguno. Ven a nosotros, los licántropos, como bestias, como peones, como esclavos. Y a los humanos como ganado, deberías saberlo -le replicó casi con un gruñido. --- Los ojos de la Artemis vampiresa se llenaron de lágrimas de sangre que luchó por no desbordar. ¿Por qué tenían ese gusto por encerrarla? Ella quería ser libre. Si se portaban bien con ella, solía corresponder del mismo modo. Hubiera podido huir de Rumanía, pero se había quedado molestando por el castillo, bailando, bebiendo, apostando con otros cainitas... -No tenías por qué encerrarme... -murmuró y evitó su mirada-. Pues que no me lo restriegue por la cara. A mí me hubiera gustado tener una vida feliz, pero no la tuve. ¿Es que a ti no te molesta? ¿Te lo tomas con agua? -le preguntó al vampiro sobre sus alternativos-. Muy maduro, Aidan, muy maduro -le soltó al alternativo juguetón. Quiso largarse, pero topó con la pared que no era, la que daba al mundo alternativo. Al tocarla, se quedó en el sitio. Los recuerdos de aquel otro mundo viajaron hasta su mente, la inundaron. Las lágrimas sanguinolentas corrieron por sus mejillas. Pudo ver cómo había sido la vida de la otra Artemis. Torturada de bebé pero rescatada antes de los dos años. Aidan... él la había sacado del pozo, la había llevado consigo tras matar a sus padres. La había dejado con su tío, en Australia, y allí se había quedado... salvo que de vez en cuando iba a visitar a su familia en Londres y a Aidan. --- La Artemis alternativa se rió delicadamente. -No nos gustan las habitaciones de motel, preferimos el aire libre -bromeó muy divertida. Entonces se calló al ver lo que le pasaba a su otro yo y fue a separarla de la pared... pero al tocarla, pudo ver todos los recuerdos de la otra y sintió cada tortura como si hubiera sido hecha en su propia piel. --- Henry hijo asintió, tenía ganas de ver a su sobrina y lo que decía su hermano tenía razón. --- Henry, el vampiro, vio lo que estaba pasando y rápidamente agarró a las dos Artemis y las lanzó lejos de la pared. Con tan mala suerte que él la tocó. Flashback Empezó a sentirse mal de noche. Agotado, con mucho calor y escalofríos. Esperaba que fuese un catarro sin importancia, algo que se le pasase en unos días. Así que tomó algo caliente y se fue a dormir. A media noche empezó a delirar. Veía a su esposa, cerca de su cama. Mirándolo, sonriéndole... la echaba tanto de menos. --- Los síntomas fueron empeorando. Vómitos y diarreas con sangre, que parecían no tener fin. Se estaba deshidratando y la fiebre no bajaba. No, no podía estar peor, tenía que resistir. Algún día, Cissy volvería. Tenía que estar ahí para ella, para su hijo. Intentó levantarse para ir a llamar a Aidan... o a Joanna. Tenían que ayudarlo, tenían que conseguir que pasase aquella enfermedad. Con magia o con sangre de vampiro. No le importaba si se convertía... sólo si lograba volver a verla. Pero cayó al suelo y los médicos lo retuvieron. Por mucho que protestó, no parecían escucharlo. --- -A... Aidan Howard -movió apenas sus labios para decir el nombre de su amigo. Sin embargo, su voz sonó muy apagada y se escuchaba más su respiración agónica. Nadie le entendió e intentó de nuevo pronunciarlo. Lo necesitaba allí, quizá si le daba su sangre se curase. -Jo... Joanna... Clare... -musitó el otro hombre. Quizá su magia también pudiese hacer algo por él. Nadie lo atendía. Hasta que un enorme cuerpo se hizo presente. Lo reconoció, era su hermano Ricardo. Sabía que había sido convertido en vampiro hacía dos años, pero nunca lo había vuelto a ver. -Her... hermano... ayúdame... -le rogó Henry. Pero Ricardo negó con la cabeza y mandó salir a los médicos. -¿Por qué te ayudaría si no quisiste ser solamente mío? Mío o de nadie. -Her... hermano... por favor... -pidió Henry pero Ricardo volvió a negarse. -No. Tengo planes y tú no estás en ellos. Si me hubieras sido leal, si hubieras sido solo mío, quizá haría algo por ti. Ahora tengo que velar por el reino y para que Juan no destroce todo lo que yo he levantado. Lo siento, Henry. Fuiste un buen soberano mientras duró, larga vida al rey -y colocó una almohada sobre el rostro del de ojos cobalto. Henry intentó zafarse, pero estaba muy débil. Pronto sus vías respiratorias colapsaron. Sentía ahogarse, necesitaba oxígeno. En su mente, en una alucinación, caía al agua del mar, incapaz de subir a la superficie. Luchó contra el elemento hasta que delante de sí vio dos figuras. Cissy y su hijo, juntos. Intentó llegar hasta ellos. Su boca se abrió queriendo gritar sus nombres pero no pudo emitir ningún sonido. Poco a poco las figuras se fueron difuminando y la luz que llegaba al agua, iba disminuyendo... hasta que todo quedó en negro. <<Cissy... lo siento>> Fue su último pensamiento antes de fallecer. Fin del flashback
  13. En el limbo La Artemis alternativa sonrió y se estremeció contra el vampiro. -Eres el amor de mi vida -susurró y empezó a besarlo, olvidándose de todo lo demás. --- Artemis se cruzó de brazos, mirando duramente al Aidan de su mundo. -No, tú estabas... Joanna buaaaaa... Joanna buaaaaa... No te disculpaste conmigo, sino con ella. No era difícil decirme a MÍ, un lo siento. Son dos p**** palabras -dijo la irlandesa frunciendo el ceño-. Bueno, puedes volver por Inglaterra. En cuanto a Henry, sigue estando en mi lista negra. Espera... ¿siguiendo tus órdenes? ¿Tú le mandaste que me encadenara? -preguntó perpleja porque siempre creyó que Henry lo había hecho él solo. Miró a los alternativos e hizo gesto de ir a vomitar-. ¡Eh! ¡Buscaos un p*** motel! Dais aaaaaasco -se metió con ellos. --- -Los vampiros nunca son amigables -replicó el Nik alternativo-. He venido para protegerte, obviamente -agregó. Él no había tenido ninguna gana de ir, pero había olfateado el rastro de la pelirroja hasta el limbo y había entrado por si tenía que arrancar a alguien la cabeza. Porque a su pelirroja nadie la tocaba. --- Nik se rió cuando Vyssie lo golpeó. -Un consejo para mi alternativo. Si quieres mojar, mejor compórtate más lindo -le dijo al otro Nik todo divertido. --- Henry hijo miró a su hermano. -Me gustaría conocer a mi sobrina. Yo no tengo más familia... -comentó. Siempre se había sentido algo fuera de lugar en el otro mundo-. Recuerdo tu cara... es raro, se supone que los bebés no tienen recuerdos... pero recuerdo que me sonreíste. Off: más en el próximo post XD
  14. En el limbo A Henry hijo, la mano de su hermano en su hombro le resultó familiar y no le incomodó. Nunca llegó a quitarla, así que le llegaron también las imágenes de su pasado. Le recordó su propia infancia y sintió un nudo en el estómago. Pensó que Marius había vivido al menos una parte parecida a la suya, quizá se podrían entender bien gracias a eso. -¿Tengo una sobrina? -murmuró incrédulo. Había pasado demasiado tiempo sin familia. Aidan había actuado como un padre adoptivo... pero echaba de menos a su difunto progenitor y se había obsesionado con volver a ver a su madre. Ahora todo se le hacía grande, más de lo que podía abarcar. Marius no había quitado la mano de su hombro aún y quizá podía ver sus recuerdos. Flashback Era un alumno aplicado en la esgrima. Le ponía mucho empeño y siempre que podía estaba con una espada de madera en la mano. Aparentaba ya los 12 años y su padre ya llevaba un par reinando. El adulto de ojos cobalto entró en la habitación y sonrió al ver a su retoño practicando. Tomó otra espada de madera para entrenar con su hijo y pasaron un buen rato juntos. Hasta que la punta de la que tenía el niño golpeó los abdominales del rey. -Lo... lo siento mucho. Papá, perdón. ¿Estás bien? -tiró la espada de madera al suelo y se abrazó a su padre. -Sí, no te preocupes, no es una de acero -lo tranquilizó el soberano, acariciando los cabellos castaños de su hijo. --- Esa misma noche fue a dormir con su padre, sintiéndose aún culpable. En cuanto se echó a su lado supo que algo no iba bien. -¿Papá? -lo llamó. Sintió las ropas húmedas del rey y le puso una mano sobre la frente. Ardía. Estaba empapado en sudor y tenía escalofríos. El niño se preocupó mucho, no sabía lo que le pasaba, nunca lo había visto así. Lo escuchó murmurar en sueños y llamar a su madre. -Papá, por favor, despierta, me estás asustando -le rogó el menor, zarandeando uno de los poderosos brazos del adulto. --- Los médicos de la corte estaban con su padre y lo habían sacado de la habitación. No sabía qué hacer. ¿Debía llamar a Aidan? En ese momento uno de esos hombres con túnica negra salió para decirle que se estaba recuperando. Suspiró aliviado y entró en la habitación. Su padre estaba tumbado y despierto. Tenía un color pálido en el rostro pero lo recibió con una cálida, aunque cansada, sonrisa. Lo invitó a echarse a su lado y le pidió disculpas por haberlo preocupado y no dejarlo dormir. --- La fiebre volvió al día siguiente. Pero también otros síntomas se manifestaron y el niño tuvo que abandonar los aposentos reales por recomendación médica. No sabía lo que le pasaba a su padre, no le decían nada. Lo escuchaba vomitar detrás de la puerta. Los días se sucedían y los médicos de la corte sólo lo miraban para tranquilizarlo con buenas palabras. Tenía esperanzas de que el rey se recuperase, no podía perderlo a él también. Hasta que pasó una semana... y no había señales de mejoría. Vio a un cura entrar en la habitación y él corrió hacia la capilla del palacio y se arrodilló frente al altar. -Por favor, sólo te pido que hagas llegar un mensaje a mi madre. Dile que vuelva, por favor. Papá se encuentra mal, la necesita y yo también. Prometo ser un niño bueno, no haré más travesuras, lo prometo. Sólo no te lleves a mi padre y encuentra a mi madre para que regrese -rogó con lágrimas en los ojos antes de levantarse y correr para buscar a Aidan. Fin del Flashback Henry Fitzroy rompió su silencio tras escuchar la historia de Marius. -¿Tu hija y tú nos habéis estado siguiendo durante estos siglos? -le preguntó directamente. --- La Artemis alternativa parpadeó sorprendida. -Oh, vaya desplante... -comentó y miró al Aidan alternativo-. Oh, vamos, no me mires así. No tienes por qué estar celoso -colgó sus brazos de su cuello y lo besó con amor-. Sabes que yo sólo te quiero a ti -susurró contra sus labios. Ladeó la mirada hacia el otro Aidan y sonrió al ver que se estaba disculpando con su otro yo. -Ah, sí, la carta... yo la escribí. No hace falta que la leas, has hecho lo que te pedía -dijo con una gran sonrisa que iluminaba la sala, sin soltarse del Aidan alternativo-. Nos casamos, varias veces. He sido muy feliz con Aidan -y soltó sólo una mano para enseñarla, donde un anillo resplandecía-. Nos volvemos a casar la semana que viene -dio la noticia toda feliz. Para los que conocían a la Artemis dañada, era extraño ver a la otra tan llena de vida, felicidad, resplandeciendo como el mismo sol en verano. --- Artemis gruñó muy suave porque su Sire no le dejase irse y miró a Aidan, el de su mundo. Había mucho rencor y dolor en los ojos de la irlandesa. -No sólo me encerraste, me dejaste encadenada, cosa que hizo ese hijo de p*** de tu amigo. Las cadenas me lastimaban, estaba sangrando y enferma. Por poco me muero, ¿sabías? -se cruzó de brazos y dio toques en el suelo con la punta del zapato. Se fue relajando poco a poco y abrió la boca como si fuese a decir algo, pero rápidamente la cerró. Miró a todos lados cuando él se arrodilló, con cara de "¿qué haces, pedazo de loco? Levántate, hay gente mirando". Se mordió el labio inferior e intentó retener las lágrimas de sangre que inundaban sus ojos por segundos. Miró a su alternativa cuando ella empezó a hablar toda feliz. -Hey, ¿por qué no cierras la boca? Sí, ya sabemos que has sido muy feliz, se te nota. Pero guárdatelo para ti sola, algunos no hemos tenido esa suerte -parecía un pequeño felino enojado a punto de saltar sobre la alternativa y volvió a mirar a Aidan-. Joanna te perdonó hace mucho. No les hiciste nada a Isabel ni a Jane. En cuanto a mí... ¿a que no ha sido difícil disculparte? Anda, levántate -su tono fue más suave que el que acostumbraba a utilizar con él-. ¿Sabes? El secuestro no estuvo tan mal... pero lo de intentar abusar de mí y no liberarme de las cadenas que me puso tu novio, eso sí me sentó mal. Mientras no lo vuelvas a repetir, puedo hacer borrón y cuenta nueva ahora que te has disculpado.
  15. Estuvo a punto de resoplar al escuchar a su prima. Lo que le faltaba. Ya había tenido sueños eróticos con Aidan y casi se muere del asco. Le repugnaba la sola idea, por mucho que Joanna y la mayoría de sus vidas pasadas estuviesen más que encantadas. -Curiosidad -respondió a su prima sin muchas ganas de alargarse en explicaciones. Tampoco era que mintiese... sí omitía-. Voy a investigar a ver si hay más formas de cerrar la brecha, ¿me ayudas? -le preguntó, cambiando de nuevo al tema anterior-. Por cierto, ¿qué vas a hacer si te encuentras con tu hijo? ¿Tratar de mantenerlo en este mundo? ¿Dejar que se quede en el otro? -continuó preguntando con curiosidad. La última vez que lo había visto había sido un bebé... un llorón que no dejaba dormir. Se preguntaba qué aspecto tendría ahora. ¿O habría muerto? Quizá mejor ni decirle esa posibilidad a Cissy o le daría algo de sólo pensarlo.
  16. En el limbo Henry hijo cerró los ojos cuando lo besó en la frente. Había tantas cosas que quería decir a su madre... Quería conocerla también, crear recuerdos, no quedarse únicamente con lo que le habían dicho de ella. Ayudó a limpiarle las lágrimas a su progenitora y fue con ella hacia aquel que se parecía tanto físicamente a su padre. Pero no era él. A su mente acudieron varios recuerdos con su padre. Flashback La enorme figura de Henry, imponente, caminaba al lado de su hijo, aún muy pequeño. Lo llevaba sujeto de la mano con suavidad, hasta un retrato en la pared del castillo. Se detuvo frente a él y tomó en brazos a su retoño. -Ella es tu madre. Recuérdala siempre y cuando su rostro empiece a disiparse de tu memoria, vuelve a mirar este retrato. Algún día volverá, no debes tenerle resentimiento, tuvo que irse porque era de otro mundo. Reserva en tu corazón cariño para ella -aleccionó a su hijo antes de acariciar con ternura con una mano el rostro pintado. *** Era primavera y el niño aparentaba tener 8 años. Su padre lo llevó a los jardines para enseñarle a practicar el tiro con arco. El sol lucía en todo su esplendor. Henry hijo tiró la primera flecha y todo lo que consiguió fue que silbase por el aire y acabase en el suelo. -Lo siento... -murmuró apenado el niño. Para su sorpresa, su padre sonrió y se arrodilló frente a él. Sintió que su barbilla era alzada con suavidad por una de las enormes manos de su progenitor y los dos pares de ojos cobalto chocaron. Se encontró con una mirada amable y cándida. -Se necesita práctica antes de poder hacerlo bien. Si supieras cuántas flechas perdí antes de dar mínimamente en una esquina de la diana... Vamos, te enseñaré la posición. No te preocupes, es un proceso que requiere tiempo y paciencia -lo animó su padre con una sonrisa. *** -Mmm... Cissy... -murmuraron los labios del mayor de los Henry. Su ceño se frunció, soñando con ella, como cada noche. No se había casado de nuevo, la estaba esperando, no importaba cuánto tardase. Sabía que era la única mujer para él, la única a la que amaría. En los aposentos reales se sentía todo tan frío y solitario. El pequeño cuerpo de su hijo se coló en la habitación y gateó hasta la cama antes de tumbarse a su lado. Por un instante Henry se desveló y miró a su retoño. Ojalá su esposa estuviese con ellos, pensó para después ladearse y pasar uno de sus poderosos brazos sobre su hijo, en cariño y protección. Volvió a dormirse y soñar. Fin Flashback Volvió a la realidad, escuchando las palabras de su madre y mirando a aquel desconocido. La vio entusiasmada con la idea de llevarse bien, así que no quiso darle un disgusto. -Por mí, podemos hacer el intento de llevarnos bien -respondió. Estaba dispuesto a contarle a su madre cuando vio su expresión y miró hacia Marius-. Hermano... te conozco... -dijo con seguridad. Sí, le era conocido y sentía cariño hacia Marius. --- Henry alargó la mano para saludar al hijo de su yo alternativo. La situación era extraña. ¿Podría ser un padre para él? ¿Podría pasar por hijo suyo? No lo sabía. No quería defraudar ni herir a más gente. No sabía qué decir, sólo se le ocurría saludar con la mano. Sostuvo a Cissy con una mano y frunció un poco el ceño. ¿Otro hijo? ¿Sería también con su otro yo? No, aquel parecía un vampiro antiguo. Quizá uno de cuando Cissy era humana, hace un par de milenios. No la podía culpar, él en ese mundo tenía un hijo mitad hada. --- El Nik alternativo frunció el ceño ante las bromas y continuó desconfiado. -Son vampiros, ¿es que no lo ves? Y son desconocidos -insistió mirando a los demás como un lobo malhumorado y dispuesto a proteger su territorio. El otro Nik rodó los ojos y sonrió divertido. -¿Si te pido que me des la patita, me la darás? Tengo galletitas -le dijo a su gemelo, ganándose un gruñido de amenaza-. Vamos, era una broma. ¿No tienes sentido del humor? -preguntó divertido y miró a Vyssie-. Tuvo una peor vida que yo y peor infancia. Supongo que eso lo dejó marcado y con la parte lobo que es impulsiva y salvaje, se incrementa -susurró en respuesta-. ¿Alguien quiere un trago? -invitó en general mostrando su petaca. --- Artemis miró al Aidan alternativo y alzó una ceja castaña. -Hubiera sido una buena idea hacerlo en este. La Hermandad en el mío ya no existe, Ambrose está muerto, Mihail también... quedan muy pocos y algunos andan rabiosos. Como Aidan y Henry no se han encargado de ellos, vinieron a por mí, como si yo fuera el origen de todos sus males -rodó los ojos al decir lo último. Agradeció que el Aidan alternativo retuviese a su otra yo y miró a su Sire. -¿Quieres ir con tu madre? -preguntó en un susurro, preocupada por su prima. Probablemente estuviera teniendo un exceso de información. Ante su nombre, miró al Aidan que conocía y frunció el ceño- ¿Tú qué c*** haces aquí? ¿Quién te invitó? No te mato porque prometí a Cissy que no lo haría, pero con gusto lo haría. Me largo... Marius, me voy -dijo de completo mal humor. --- La Artemis alternativa puso carita de disculpa. -Ah, lo siento... no quería incomodar... perdón -se disculpó tanto con el Aidan de su mundo como con su yo castaña. Miró a Marius con una tranquilizadora sonrisa-. Te pareces a tu madre, tienes los mismos ojos. Es un gusto conocerte -le dijo al vampiro. Se volvió al escuchar su nombre y vio a otro Aidan. Le habían hablado de él, más cruel que el de su mundo. Pero ya lo remediaría ella. Así que le dio un beso en la mejilla a su Aidan y fue abrazar al que recién había entrado-. No sabía que vendrías, me han hablado de ti. Yo no te mato, no te preocupes. Ella tampoco lo hará, pero está muy dolida contigo -le habló una vez lo soltó, con carita de tristeza muy adorable-. Ven, te voy a presentar a tu otro yo -le tomó de la mano y tiró de él hacia el Aidan alternativo-. Cariño, ya podemos hacer un trío -soltó jocosa.
  17. En el limbo La Artemis alternativa cayó de rodillas con Cissy, sujetándola contra sí, sin soltarla, abrazándola, acunándola. Lloró con ella, en silencio, hasta que la escuchó. -No tuvo tiempo para decidir -sollozó en un susurro-. No, por favor, no te disculpes... -la dejó ir y se le cayeron más lágrimas al ver que invitaba a su hijo a abrazarla. Alzó la mirada y vio a su otra yo allí. Se sorprendió mucho, eran casi idénticas físicamente. Salvo el color del pelo, de los ojos y la estatura. Fue a abrazarla, con las mejillas mojadas por las lágrimas. -Estoy encantada de verte de nuevo, ¿cómo estás? -la saludó muy tierna y miró a Marius con una sonrisa, aunque sus ojos seguían acuosos-. --- Henry hijo abrazó a su madre, sin hablar, no tardando ni un segundo en aceptar la invitación. La estrechaba con necesidad, la había necesitando tanto aquellos siglos... Aidan y Joanna, al menos ella en todas sus reencarnaciones, habían cuidado de él. Pero sentía en falta a su madre y a su padre. No pudo evitar que se le cayeran las lágrimas. --- Henry hizo un gesto vago de restarle importancia cuando Cissy le habló. No dijo nada, no se sentía con fuerzas. Las pocas que tenía, las necesitaba para permanecer allí. Se le estaba haciendo cuesta arrriba. Se sentía fuera de lugar y cada vez tenía más ganas de probar la muerte verdadera. --- -Es una pena, me hubiera gustado conocerla. Yo no sé si vendrá mi otro yo, es bastante diferente a mí... -comentó Nik a Vyssie-. Ariella, preciosa. Vaya, os parecéis muchísimo. Creo que sois las que más os parecéis de todos los dobles -saludó con una sonrisa de diversión-. Va a ser complicado... -susurró de vuelta a Vyssie-. Oh, la trama se complica -dijo indicando con un gesto de la cabeza a Marius. --- Artemis tomó la mano del Aidan alternativo en saludo. -Me atacaron por mi cumpleaños y mi Sire me salvó -resumió encogiéndose de hombros con despreocupación-. Culpa de tu otro yo y del Henry de mi mundo, por cierto -acotó chasqueando la lengua. Iba a presentar a Marius pero él le llevó la delantera. Se quedó de piedra al escucharlo y quiso preguntarle su su Sire le había dado permiso ya, pero no podía delante de todos. Así que sólo acertó a mirar a todos lados con nerviosismo, no sabía cómo iban a reaccionar los demás. Entonces su yo alternativa la abrazó. Se quedó muda, dura, por unos segundos. Era tan distinta a ella... no quería saber nada más, quería largarse de allí. Su cuerpo reaccionó rechazando el abrupto abrazo, aunque tierno. Se zafó y se alejó, marcando distancia. -No me toques... si yo no te toco antes... lo siento... no puedo... -no sabía cómo explicárselo, esperaba que de algún modo la otra entendiese... pero... ¿y si no había pasado por lo mismo? --- El Nik alternativo entró en el limbo. Físicamente lucía igual que el otro... pero sus ojos brillaban más fieros, menos amables. Su cuerpo desprendía un inusual calor. Parecía más salvaje. -Ariella... no sabes cómo son -advirtió a la pelirroja alternativa, intentando separarla de los demás, a los cuales miraba como a extraños, de los cuales no se podía fiar.
  18. En el limbo Henry hijo se quedó de piedra. Sintió dolor, no sabía cómo reaccionar ante el ataque de su madre. Se dio cuenta de que no la conocía, que no sabía cómo tantearla ni cómo consolarla. Sin embargo, la Artemis alternativa se movió rápido. El cuerpo de la hechicera se frenó frente al de Cissy y la estrechó contra sí. Cálida y tierna. Sus ojos acuosos empezaron a derramar las lágrimas acumuladas. Cada vez que recordaba sus vidas pasadas, soñaba con aquel momento en el cual Cissy en su propio mundo caía frente a sí, asesinada por un licántropo. Aquella no había conocido a Henry, había vuelto a Londres un año después de que el generoso monarca falleciese por culpa de la disentería. Todos alrededor del rey habían guardado tal silencio que cuando se enteraron de su enfermedad, fue demasiado tarde para salvarlo. Recordaba a Cissy cayendo, mientras ella estaba en el suelo herida. De no ser por la vampiresa, habría muerto. Le había salvado la vida, la había contado entre sus amigos y también la había perdido. Había sido muy duro para Aidan y para ella, la cacería de licántropos se había extendido a Inglaterra. Salvo uno. Ella se había encargado de salvar a un niño pequeño que no tenía culpa. Ahora tenía entre sus brazos a la que había conocido de adolescente, a quien había atendido en el parto, quien también había considerado su amiga. Lloró con ella, sin mediar palabra, compartiendo su dolor. --- -Yo nunca fui rey -contestó el franconormando a aquel que tanto se parecía físicamente a su amigo. Sintió el dolor de su chiquilla como si fuese propio. Estuvo a punto de moverse para ir hacia Cissy, pero la Artemis alternativa fue más rápida. Se quedó ahí, sintiéndose miserable. Tomó el libro que había sido arrojado y leyó. Se sintió peor. Todo lo que él nunca había podido ser. Las dos caras de la moneda. Él era el reflejo deforme en el espejo. Era el lado oscuro. Aquel que destruía todo cuanto tocaba. La oveja negra, el maldito hijo de p*** que todo lo arruinaba y nadie quería a su lado. ¿Cómo no iba a estar Cissy enamorada del alternativo? Parecía sólo tener virtudes, ningún defecto, al contrario que él. Ahora la veía llorar por la pérdida, destrozada. La veía desesperada por haber perdido a su amor, alguien que no era él. Otra persona, de otro mundo, un fantasma con el cual nunca podría medirse. Y supo que desde aquel momento, nada sería igual. --- -Sabía que iba a pasar algo como esto... -comentó Nik a Ariella y a Vyssedhra que recién llegaban. --- Artemis soltó un delicado sonido de sorpresa cuando se sintió en los brazos de su Sire. La sensación de volar le gustaba mucho, así que terminó enlazando sus brazos alrededor del cuello de Marius y ronroneando con sus labios cerca del cuello del griego, con su cabeza apoyada sobre uno de los varoniles hombros. Al final aterrizaron e hizo un sonido de disconformidad. Por ella, estarían volando varias horas. Dudó hasta que reunió fuerzas y entró en el local. -¡Más te vale entrar conmigo! -le gritó desde la puerta a su sire. Delante de ella estaba el limbo y dentro de él, varias personas. Reconoció a algunos, a otros no. Había alguien abrazándose a Cissy que no sabía quién demonios era porque no veía su cara. Entró con aire decidido al limbo y zas, saltó para darle una colleja a lo bestia a Henry. -¿Ya la has hecho llorar? Yo te mato -miró entrecerrando los ojos a Henry y después miró a Aidan decidida a golpearlo también, pero dudó y finalmente sonrió-. Vaya, vaya, ¿a que no me recuerdas? La última vez que me viste estaba como una niña. ¿Sigues siendo adorable o tengo que golpearte? -le preguntó al Aidan alternativo-. Y ahora, que alguien me explique por qué mi prima está llorando y quién es el culpable de esto.
  19. -Sí, eso dijo, no sé a quiénes se refería. Pero estaría bien ir a la reunión y averiguarlo, saber qué tienen que decir -concordó la irlandesa-. Sólo sé que todo es por culpa de esa maldita botella. Me gustaría saber de dónde apareció -frunció el ceño un momento, con preocupación. Alzó una ceja castaña. Se suponía que por esa cuenta de tres, ella tendría que ser más asexual y estar más asqueada ante el sexo. -¿Y si alguien no tiene deseo sexual, qué pasaría, cómo influiría al convertirse en un vampiro que se supone que es un ser sexual y sensual? -reformuló la pregunta. A ver por dónde salía ahora su prima. Si no, le tendría que preguntar a Hestia.
  20. -¿En serio tengo que responder a eso? Me importa una mier** cómo le afecte, por mí, como si se clava una estaca él solo -replicó la irlandesa a su prima. Casi cruzaba los dedos porque el vampiro lo pasase mal y se suicidase, así no le tocaba hacer el trabajo sucio. -Quizá, no sé. Deberíamos buscar en el Pandora's la botella... -comentó. ¿Y si ya no estaba? ¿Y si después de volver había desaparecido? Se mordió el labio con nerviosismo. Entonces se le pasó una pregunta por su mente... y miró a su prima. No sabía si preguntárselo, pero quizá ella tenía idea. -Esto... ¿tú cuando te convertiste en vampiresa... aumentó tu libido? -le tiró la pregunta.
  21. En el limbo Henry hijo soltó un "hey" ante la nueva colleja del cainita, cosa que por supuesto le devolvió. Se centró después en su madre. Su propia voz se trababa en su garganta, en la cual sentía un nudo. Apenas recordaba la última vez que había visto a Cissy, pero su padre solía hablarle mucho sobre ella al igual que lo hacían las reencarnaciones de Joanna De Clare. -Han pasado siglos -logró decir a su madre y no era algo metafórico. El tema de su padre fue tocado y decidió que mejor que se lo dijera él-. Mi padre murió hace bastantes siglos. Intentó honrar tu memoria siendo un buen hombre. Fue el mejor rey que Inglaterra ha conocido -sacó un pequeño libro de historia y lo abrió por una página marcada para dárselo a su madre, como prueba de lo que le contaba. --- Henry estrechó la mano del Aidan alternativo. -No importa, esto es extraño para todos -contestó al otro vampiro-. Mi hermano Ricardo me convirtió... -dio por explicación, aunque estaba más pendiente de Cissy. La noticia de la muerte de su yo alternativo le creó sentimientos encontrados. Aliviado porque no tendría que pelear contra él por Cissy. Descorazonado también. Había conseguido ser rey, algo que él ni de lejos podría soñar. Había sido un buen hombre también al parecer. Cissy probablemente estaría enamorada de un fantasma, algo con lo que él no podía luchar. --- Nik sacó una petaca con whisky para dársela al Aidan alternativo, divertido con su broma. Sabía que venía lo más difícil, hablar sobre los que estaban y los que no estaban. Miró a la Artemis alternativa, quien tenía los ojos acuosos y le temblaba un poco el labio inferior. Sabía que ella era muy sensible y empática. --- -Son sólo dos palabras "lo-siento" -marcó Artemis a su Sire en tono de que no era tan díficil disculparse-. Ahora hazte el que no sabes, pero eres un manipulador. Tu hermano le interesa a tu madre, no a mí. No quiero saber nada sobre mi yo alternativo. ¿Me vas a pagar tú el psicólogo si voy? -le preguntó a Marius, pensando que se le daba mal negociar. Miró su mano, pareciendo un pequeño gato a punto de olisquearla por desconfianza. Dudó un momento pero al final puso delicadamente una de sus pequeñas manos sobre la que Marius le ofrecía. Sintió un escalofrío. Desde que era vampiresa se sentía extraña. Reconocía lo que era por sus vidas pasadas, pero en la actual nunca antes lo había experimentado. Era como una adolescente hormonada e intentaba controlarlo. Parte de sí estaba ansiosa y la otra parte estaba asqueada. Además estaban aquellos sueños intensos. Cuando había probado la sangre de Aidan los había tenido con él. Desde que era vampiresa, la sensación era mayor y ya no estaba Aidan. Por el contrario, soñaba con su sire. Le daba mucha vergüenza e intentaba controlarse estando cerca de él. -Manipulador... -siseó-. Bueno... vamos...
  22. Tres días después, en el limbo -Desde luego, los necesitas urgentemente -corroboró Henry hijo a Aidan sobre el camión de baberos-. ¡Misha! Aidan te está mirando el culo -le gritó a la humana por molestar. Se quedó mirando al otro lado, esperando poder ver a su madre. Si no, iría a buscarla. Entonces la vio. La reconoció por un retrato que su padre le había dado de ella cuando era pequeño y el cual guardaba cuidadosamente. -Madre... -musitó. La estrechó entre sus brazos no queriendo soltarla. Tanto tiempo había esperado aquel momento-. Mamá... -susurró, visiblemente afectado. La Artemis alternativa hizo unos movimientos de salsa ante el grito de Henry hijo, con diversión. Sus ojos se abrieron más al ver quiénes aparecían. Cissy y Henry. A ella la había ayudado a dar a luz hacía siglos. A él... la última vez que vio al alternativo fue en su funeral. No pudo evitar que sus ojos se volviesen acuosos. --- El Ventrue correspondió con suavidad aquel beso que ella le daba. La amaba mucho pero aún se sentía culpable de lo que había hecho. Aún no le parecía real que ella lo hubiese perdonado y se portase bien con él. -¿Quieres que tu hijo pase a este lado, verdad? -preguntó en un susurro a Cissy. Entró con ella al local y en el limbo. Allí estaba Nik. También Aidan... pero no podía saber si era el alternativo o el que él conocía. Así que hizo sólo un gesto de saludo con la cabeza. ¿Artemis? Estaba más alta, con el pelo distinto. Era raro... Por supuesto era la alternativa. No se acercó no fuese a odiarlo también. Miró cómo su chiquilla y el hijo de ella se reencontraban y se fundían en un abrazo. Se sintió algo conmovido, pero también celoso. No podía evitarlo, sentía celos de su yo alternativo. Había conseguido algo que él nunca lograría. Se preguntó dónde estaría. No se atrevía a hablar y se quedó como a un metro detrás de Cissy. --- -O quizá me ayude a comprender una vez más que debería estar muerta -replicó Artemis a su Sire-. Sí, el Aidan de ese mundo era adorable. Y sí, me pidió disculpas, algo que el de esta realidad nunca haría ni borracho -suspiró y se dio un poco más de brillo labial. Miró a Marius y rodó los ojos-. ¿Alguna vez te han dicho que eres un manipulador? ¿Qué saco yo a cambio de ir contigo a esa brecha? -preguntó al puro estilo de "venga, vamos a negociar".
  23. Tres días más tarde, en el limbo Henry junior le devolvió la colleja al vampiro con toda la jeta del mundo. -¿Necesitas un babero? -le tomó el pelo, en plan de que babeaba por la humana que estaba con ellos-. Quizá no venga... tendré que pasar al otro lado -comentó sobre su madre, porque no la veía. Vio a los dos pasar al limbo y los siguió. -Estás horrible, Nik. Ariella va a pasar de ti -molestó al Baalí y miró detrás del vampiro, esperando ver si alguien más aparecía del otro lado. Nik dejó de abrazar a la Artemis alternativa para mirar a los otros dos hombres, divertido. -Aidan, supongo. Mi tía no dejaba de hablar de ti -estrechó la mano del Ventrue y miró a Henry hijo-. No creo. De momento soy el primero en llegar, pero imagino que otros lo harán detrás de mí. --- Henry se encontró con Cissy en la entrada. No sabía lo que iba a pasar. ¿Conocería al hijo de ella con su alternativo? ¿Se encontraría con su yo alternativo? Probablemente lo pasase mal, pero no diría nada. Estaba allí para apoyar a Cissy, no para lamerse sus propias heridas. -No lo sé... No he hablado con ella, ya sabes cómo me odia -contestó mirándola.-.¿Entramos? --- Artemis estaba vistiéndose delante de Marius sin ningún pudor. Se había puesto lencería negra calada y zapatos con tacón del mismo color. Mientras hablaba, se estaba poniendo un vestido de botones por delante color rojo, sin mangas y con falda por encima de las rodillas. -Por enésima vez. Que yo vaya a ese lugar... eso no va a pasar -le dijo a su Sire, muy expresiva. Tiró el cabello sujeto en una cola de caballo alta para atrás y se abotonó el vestido. Se ajustó un cinturón grueso de cuero rojo a la cintura, con tiras finas en los extremos. -No quiero encontrarme con mi yo alternativo. ¿Y si se murió y no volvió a reencarnar? ¿Y si es vampiresa? ¿Y si sigue siendo humana? ¿Y si está más rota que yo? ¿Y si fue feliz? Además ya pasé por eso de ir al mundo alternativo. Conocí allí a Henry, a Aidan, a mi vida pasada... suficiente. No voy a volver a pasar por lo mismo -le dijo ya vestida.
  24. Nik McCarthy -Probablemente no le quede más remedio que afrontar a los del mundo alternativo -declaró con el aire relajado que usualmente llevaba-. Dentro de unos días... quizá tres a lo sumo -contestó y la miró, como si pudiese leer sus pensamientos-. ¿Estás preparada para ver el otro lado? ¿Te gustaría? -reformuló al final y esbozó una sonrisa misteriosa-. Quizá haya cosas que te gusten... -dejó caer. --- Tres días más tarde, en el otro lado La Artemis alternativa hizo un mohín ante el beso en la mejilla. -¿Sólo ese saludo? Qué casto... -soltó en medio de un suspiro-. ¿Recuerdas hace siglos? ¿Cuando vinieron del otro mundo? Se ha abierto una brecha hacia ese otro mundo ahora mismo, aquí... -se mordió el labio con nerviosismo y algo de entusiasmo-. Vamos a volver a verlos. ¿Crees que estén bien? El atractivo varón de ojos cobalto rodó los ojos. -Babosadas a estas horas, no, por favor -avisó haciendo un gesto de que sería algo vomitivo-. Quiero ver a mi madre... -murmuró. Hacía mucho tiempo que esperaba por verla. Hacía siglos que había perdido a su padre y se preguntaba si en aquel otro mundo estaría vivo. No es que hubiera estado exactamente solo, pero pagaría por quedarse en el otro mundo con su madre. -Oh, mirad, es Nik -dijo de repente la Artemis alternativa, señalando al vampiro que del lado del mundo original se adentraba en la zona de limbo de coexistencia con paso seguro y algo divertido. Era el primero en llegar. -¿Qué se ha hecho en el pelo? -preguntó el varón de ojos cobalto. -Se lo ha cortado, le queda bien -respondió la Artemis alternativa con un tono entusiasta y entró también en el limbo antes de que nadie pudiese impedírselo-. Nikki -saludó y abrazó al Baali, quien correspondió-. Vamos, ¿a qué esperáis? Venid también -alentó a los otros dos hombres.
  25. Nik McCarthy Esbozó una sonrisa, como quien guarda muchos secretos. La mayoría de ellos no los contaba, pero quizá en esta ocasión, sólo por ser ella... quizá hiciese una excepción. No solía confiar mucho en los demás, por lo que si ella se la jugaba, no iba a volver a contarle nada más. -Love, hay maneras de volver al pasado, pero no es recomendable cambiarlo. Cada vida toca otras. Si cambias una, irremediablemente también las demás. Los efectos pueden no ser deseados -contestó en tono de quien habla del tiempo, aún cuando era un asunto muy serio-. La Artemis alternativa sufrió de bebé, pero la caballería llegó pronto, por lo que no guarda recuerdos de las torturas. Desde los dos años vive en Australia, aunque de vez en cuanto visita Londres. Ha tenido una vida feliz y llena de cariño. No tiene los traumas que la de este mundo, no odia a Aidan y tiene un carácter más llevadero. Además es más alta y con el cabello más claro. Sí, probablemente a la de aquí le sea difícil soportarlo -comentó con humor. --- Tres días después La energía vibró en el lugar. Por un momento hubo una luz cegadora y pareció que había una corriente de aire. Hubo un plegamiento de lugar y tiempo, creando una especie de limbo de coexistencia entre los dos mundos. Una mujer de más de 1, 70 de altura, cuerpo atlético y armónico, de ojos esmeraldas y largo cabello ondulado de color castaño claro con reflejos dorados miró a frente así. Sus carnosos labios se separaron un momento en sorpresa. -Se ha abierto... ¿Estás seguro que es aquí? -preguntó la fémina con suave acento australiano. Se alisó su larga túnica de suave tonalidad verde con ribetes dorados. -Sí -le respondió un apuesto hombre de ojos cobalto. Vestía traje oscuro con camisa blanca y corbata.

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