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Artemis Macnair Malfoy

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Todo lo publicado por Artemis Macnair Malfoy

  1. La irlandesa alzó una ceja castaña. -¿Quién te convirtió? -preguntó con su suprema curiosidad. Sacudió la cabeza. Realmente no le gustaba hablar sobre su pasado y mucho menos que alguien lo sacase a colación. No se arrepentía de lo que le había hecho al obispo, pero sabía que si alguien se enteraba de lo que había hecho, probablemente fuese tratada como un monstruo. De alguna forma lo era... el monstruo creado por todas las personas de su infancia. -Qué sé yo... ¿qué es antigua? -tiró a adivinar sobre los Macnair. Podía decirle que era torturadores natos, pero en aquel momento sólo le apetecía descansar, que la poción hiciese el efecto deseado y más tarde cortarse las venas.
  2. Nik McCarthy Asintió con una sonrisa de diversión. -Sí, Henry. Estuvo aquí antes de todo ese asunto del elfo, se marchó antes de que se cerrase el negocio por dentro. Si no, estaría también atrapado aquí -le contó muy divertido antes de beber de su vaso-. Por supuesto, love -despidió momentáneamente a Hestia-. Hera, tan caprichosa e hija de p*** como siempre. Me alegro de no conocerla -comentó jocoso-. Sí, esos vampiros son muy est****os. Ya no recuerdan lo que es respetar a la familia. Por fortuna algunos aún no lo olvidamos -sonrió a Cissy y bebió de nuevo. Notó que ella no había respondido sobre Rumanía. -Te saqué de ese espejo -le dijo. Marcel -Sí, ¿no lo notas? ¿No sientes la atracción que ejerce la energía? -le preguntó. Para él era obvio, la podía sentir en cada célula de su vampírico ser. Quizá era porque estaba muy acostumbrado a jugar con las energías. Podía notar hasta el mínimo cambio en ellas... pero esta vez era diferente. -Probablemente, y no sólo de este mundo -dijo pensativo en las probabilidades que había de que surgiese una brecha entre los universos paralelos-. Nik lo sintió antes que yo, creo que sabe más de lo que dice.
  3. Alzó ambas cejas. Aquella mujer era muy vieja. -¿Eres vampiresa? ¿O sólo una bruja muy muy poderosa y antigua? -preguntó las dos opciones que se le ocurrían. Pensó que era muy probable que Walden muriese y asintió sobre el libro sagrado-. Azazel, Lilith, Caín... y antes de ellos, Hermes Trimegisto, el creador de los primeros dioses. Nuestra familia se remonta al principio de los tiempos, cuando sólo había un cúmulo de energía -contestó, aunque no sabía de dónde había sacado esa información, quizá de Joanna, quizá de Isabel. Chasqueó la lengua. Con seis años se había escapado del orfanato y había vivido en la calle durante mucho tiempo. Cuando escuchó sobre el cura, la miró con los ojos como platos. Su rostro se volvió lívido, sintió náuseas. ¿Cómo podía saber lo que les hizo? ¿Que merecía la muerte? ¿Acaso aquella mujer sabía que lo había matado ella? Se sintió mal, enferma. Debía de haber alguna poción por allí para controlar esa sensación. Así que se levantó y con manos temblorosas buscó el frasco correspondiente. Escuchaba la voz de Vyssie lejana, oía más los latidos en sus sienes. Su vista se estaba nublando cuando encontró la poción y la destapó para beberla con rapidez. Apoyó las manos en la estantería y bajó la cabeza. Cerró los ojos. Respiró hondo hasta que empezó a sentirse mejor. Trabó la mandíbula un momento, no podía dejarse caer, no podía debilitarse. -El pasado es el pasado y ahí debe quedarse -murmuró.
  4. Nik McCarthy -¿A quién? -expresió su curiosidad-. Henry Fitzroy, por supuesto. ¿No me recuerdas, Cissy? ¿De Rumanía? -preguntó esbozando una sonrisa divertida. Notó la mirada de Hestia sobre él, pero la ignoró. Él no iba a hablarle sobre su padre y sobre ella, pensaba en decirle que no se descubriese ella sola, pero no podía hacerlo con Cissy delante-. Los dioses, a veces hay algunos muy caprichosos. ¿Quién fue? ¿Ares, Hera, Eris, Afrodita, Perséfone, Démeter, Poseidón? -enumeró la mayoría de dioses que eran un asco-. Curioso. Algunos vampiros desean volver a ser humanos. Tú que lo consigues, echas de menos volver a ser vampiresa -sonrió muy divertido. Marcel -Sí, mi madre era la reencarnación de Joanna De Clare -dijo asintiendo muy serio-. Y sí, es significativa esta avalancha de familiares. Aunque otras veces estoy seguro que hemos estado en el mismo lugar, pero nunca nos hemos descubierto como hasta ahora. Nik es un padre, un hermano, un Sire y un gran amigo al mismo tiempo. Sonrió. Nik y Marcel se adoraban entre ellos desde que se habían conocido. Sobre la información que soltaba su sire, se encogió de hombros muy tranquilo. Sabía que tenía filtro, que jugaba con la información. -Por desgracia creo que es tu hija quien da más información sin hablar. Mmm... Artemis, la gatita rebelde... está en Galway probablemente. Siempre va allí por su cumpleaños. Mi sire era quien estaba enterado de que la familia se estaba reuniendo. Al parecer hay un flujo excepcional de energía en Londres, como antes lo hubo.
  5. -¿Cuántos años tienes? Y no me digas que eso no se pregunta a una mujer -la señaló con el dedo, moviéndolo, porque esa excusa no le gustaba-. Sí, precísamente, aunque probablemente Walden haya muerto ya -se encogió de hombros, realmente no importaba mucho, hacía demasiado tiempo que no daba señales de vida-. Sí, Mónica y Rosa. Cissy me enseñó el árbol genealógico que empezaban con los dos matrimonios -confesó asintiendo. Se mordió el labio, casi haciéndose sangre. ¿Es que más la habían buscado? Aquello la conmocionaba al tiempo que la cabreaba. Porque había quienes se habían preocupado por querer encontrarla y llevarla con ellos. Pero ella había sufrido mucho, primero con sus padres y luego en el orfanato. Su infancia hubiera sido distinta de haberla encontrado, pero no podía vivir en el mundo del quizá. El pasado era el que era. -Sí, era yo. Ariella me contó que su padre me buscaba. Mis padres me tuvieron escondida del mundo entero, sin nombre, sin registro. Cuando ellos murieron, yo tenía cuatro años y me llevaron a un orfanato en Galway. Allí sólo era un número. Escapé cuando tenía seis años -contó parte de su vida, saltándose todos los momentos traumáticos y dolorosos que eran muchos.
  6. Marcel -Es una reunión familiar entonces -dijo divertido el mulato. El rostro del vampiro más joven se ensombreció un instante y luego volvió a sonreír-. Recuerdo a mi madre como una mujer de carácter, decidida, una leona con sus hijos. Nos dio a todos buena educación, cosas que otros esclavos no sabían hacer. Será interesante hablar con tu hija sobre mi madre, si ella está dispuesta a mantener esa conversación -tomó un poco más de su trago que le recordaba a Nueva Orleans. Volvía de vez en cuando a aquella ciudad afrancesada, llena de magia, música, diversión, turistas de los cuales beber. Se quedó pensando un momento hasta que la voz de su interlocutor lo devolvió a la realidad y sonrió. -Lo sé, mi Sire a veces se larga por temporadas -confesó divertido. No le importaba. Cuando el gato no está...-. Sí, a Jefferson sólo le importaba quedar bien en la política, conseguir votos... y mantener a sus hijos y a su amante en la esclavitud -dijo encogiéndose de hombros-. Sí, soy su único chiquillo. Nik es como el padre que nunca tuve, lo conozco desde que era un niño, él me adoptó hasta que me hice mayor. Cuando me enseñó todo y fui lo suficientemente fuerte, me convirtió. Me habló de la familia también, al menos la parte que él conocía. Nik McCarthy -Soy del condado de Cork -dijo su procedencia. El detalle era que el rey Robert Bruce había dado a la familia McCarthy un castillo en ese mismo condado-. Me gustan las historias raras, estoy dispuesto a escucharla -esbozó una sonrisa carismática-. Conozco a alguien que no está muy contento con que seas de nuevo humana, o al menos con que lo seas al tiempo que estás prometida con un humano... celos, ya sabes -sonrió muy divertido.
  7. Ella misma se sirvió un poco de whisky de fuego en un vaso de precipitados limpio. Miró a la peliplateada con una ceja enarcada. -¿Por qué debería conocerte? -preguntó. Frunció un poco el ceño, quizá fuese de otra época y aún no hubiera sacado el polvo a todo el material de todas sus vidas pasadas, no sabía. Se sentó frente a ella y contempló el anillo-. Oh, sabía que había tres anillos, pero no quién tenía el tercero -alzó ambas cejas. Sólo las matriarcas llevaban el anillo, así que aquella mujer debía de ser un pilar importante para la familia. Pero... ¿por qué no había aparecido antes?-. Yo sólo llevo unos tres años en Inglaterra, pero Latil desde su infancia y Cissy... supongo que más tiempo, pero como ha ido de aquí para allá... Desde que Walden Macnair desapareció, nadie se había vuelvo a hacer cargo de la familia aquí. Hasta que Latil y Cissy encontraron un libro, abrieron la mansión y comenzaron poco a poco a aparecer familiares -contó y ladeó la mirada intentando recordar cuántos había activos-. Bueno... yo estuve fuera por un tiempo, sé que hay nuevos. Pero pocos se pasan por la mansión y de vez en cuando... ¿Cuánto tiempo llevas fuera? -le tocó esta vez hacer una pregunta a ella.
  8. Off: jajajaja sep, es una reencarnación. Es que encontré unos datos interesantes que voy a poner en este mismo post jujujuju Nyaaaa, Marius es tan adorable con su hermano :3 Marcel -Sí, resulta que los antepasados de mi abuelo materno eran de Norfolk, tenían sangre Howard. Los antepasados de mi padre biológico eran de Hereford, tenían sangre De Clare -contó como si hablase del tiempo metereológico. Era un lío con los cambios de apellido tener que ir rastreando. Cuando era pequeño, en su familia nunca habían hablado de ello, sólo de un capitán de mar John Hemings que se había acostado con una esclava y tuvieron una hija mulata. Era Nik quien le había contado aquellos detalles, quien no lo dejaba olvidar quién era. -Entiendo. Los Sire nos imponen a veces algunas cosas que no son muy llevaderas pero siempre hay algo de protección en ellas. Espero que él aparezca pronto -dijo comprensivo-. Mi madre fue Sally Hemings, la esclava del presidente Jefferson -respondió-. Soy de la época de la independencia estadounidense, bastante joven -agregó. Agradeció a Cissy el trago cuando sirvió a ambos y bebió, poniendo expresión de que estaba muy bueno. --- Nik McCarthy -Sí, a eso me refiero -asintió con todo la jeta y una gran sonrisa. Solía ser sincero pero cuando mentía lo hacía a la perfección-. Soy de Irlanda. Sí, estoy de visita. Recién nos conocemos -respondió todo seguido a las preguntas que le hacía la dueña del local-. ¿Tú antes eras vampiresa, no? -le tocó esta vez a él preguntar.
  9. Off: jajajajajaja yo también prefiero a Katie, a mí me encanta la actriz. Marcel Una vez estrechadas las manos, sonrió ampliamente. -Nik es mi padre adoptivo -declaró-. Aunque creo que no es el único que tenemos en común -agregó en tono misterioso a la par que divertido. Contestó a Hestia con un suave movimiento de cabeza-. Claro, yo invito. Para mí un Hurricane especial -pidió a un camarero que pasaba por allí aquel cóctel de Nueva Orleans con combinado de sangre. Indicó sutilmente a Cissy quien estaba ya en la barra-. ¿Vas a seguir escondiéndote mucho tiempo más de ella? -le preguntó a Marius. Nik Regresó a la zona del bar con los dos Assamitas como esclavos suyos, la mar de divertido. Tenía grandes planes. Iba a destrozar desde dentro a quien los hubiera contratado. Se alejó de ellos y se acercó a Cissy y a Hestia. -Menuda noche. Supongo que ella ya te contó. Soy Nik McCarthy, por cierto -le dijo a Cissy con aire divertido. 1813. Monticello, Virginia, Estados unidos Sally estaba preparando las habitaciones como cada mañana cuando su hijo Madison entró corriendo a abrazarla. Ella lo sostuvo contra ella, sorprendida y encantada, hasta que se dio cuenta de que tenía sangre en la camisa. -¿Qué ha pasado? -preguntó sumamente preocupada. -Al capataz se le fue la mano -respondió la voz de un hombre al cual no conocía. Nik estaba en el umbral de la puerta. Sally lo miró y después a su hijo, buscando la confirmación. Entonces se levantó. Con determinación tomó la mano de su hijo y lo llevó a un baño para limpiarle las heridas y curarlo. Cuando le quitó la camisa, casi se le saltan las lágrimas al ver los estragos de los latigazos. Fue muy suave al tratar a Madison, el cual aguantó estoico el escozor y el dolor. Le puso una venda tras desinfectarlo con una pasta de hierbas y después una camisa limpia. -Quédate en la casa, ¿sí? -le dijo a su hijo, antes de besarlo en la frente muy cariñosa y maternal. Con pasos rápidos y seguros se encaminó hasta el despacho de Jefferson. Entró sin llamar, muy cabreada. Cerró la puerta una vez dentro y la intensa discusión se podía escuchar desde el pasillo. El presidente de los Estados Unidos le decía que no podía hacer nada, que habían nacido de la esclavitud. Ella le reclamaba que su hijo hubiese sido latigueado, que estaba herido, que nadie debería de sufrir ese trato y mucho menos en la plantación de su propio padre. Después de media hora discutiendo acaloradamente, ella salió del despacho hecha una furia. Nik la interceptó un tanto lejos para que nadie pudiese escucharlos. -Tengo intención de llevarme a su hijo y adoptarlo como propio. Otro niño podrá reemplazarlo si los más cercanos no dicen nada -le susurró el vampiro. Ella lo miró con ojos llorosos-. A cambio, encontraré buenos maridos en Washington para sus hijas -agregó. Ella dudó. Sintió su corazón como si fuese apretado con fuerza por un puño. No quería que su hijo se fuese de su lado, no quería perderlo. Pero sabía que si se quedaba, seguiría sufriendo ese tipo de abusos. Era un buen trato, tenía que pensar en sus hijos. Nik le dio tiempo y al final ella asintió. Por la noche, Sally preparó todo para la partida de su hijo. Le dio un broche para que la recordara. Ella lo había educado como mejor había sabido. Le había enseñado a leer, escribir, matemáticas, administrar propiedades, a tocar el violín como su padre... Esperaba que aquel hombre lo educase y cuidase bien. -Tranquila, estará bien conmigo, mucho mejor que aquí. No le dejaré que te olvide. Con esto espero haber pagado mi deuda contigo -le dijo el cainita y ella lo miró sin entender lo último, no lo conocía de nada.
  10. -Artemis está bien... como mucho Mish. La gente adora llamarme como a un gato -se irguió de hombros tranquilamente al responderle-. Buen corazón las pelotas. Aidan lo que tiene es un morro que se lo pisa. No, si ya sé, si ese se encamó con mi madre y estuvo a punto de abusar de mí. Hijo de p***. Va y me mantiene secuestrada y al final me deja encadenada enferma en una pared. Ahora el muy cobarde se esconde vete a saber dónde para que no le apuñale con una estaca -replicó de pésimo humor. Si fuese por ella, lo mataba. Pero claro, estaba la est****a de Joanna y también su prima diciéndole que no lo hiciese. Si seguro que hacía un favor al mundo. Asintió, estaba segura de que le hubiera gustado Latil. Se preguntó qué tipo de cosas traería en ese baúl, además la gata de Cissy parecía conocerla de toda la vida. Entró con ella en la botica y le hizo un gesto de que la siguiese. -Podemos ir a la trastienda. ¿Te apetece algo para tomar? -invitó cortés.
  11. La irlandesa esbozó una sonrisa ante la risa contagiosa de su interlocutora. -Encantada. Creo que también te llamaré Vyssie -dijo asintiendo divertida. Parpadeó y la miró sorprendida-. Esto... sí... Ariella está en la mansión Macnair -respondió. Casi resopló al escuchar el nombre de Aidan, estuvo a punto. Se le quedó cara de pocos amigos-. Por desgracia sí, lo conozco. Creo que Cissy está hablando con su novio. Latil no está en Ottery -contestó a todo. Sólo ella sabía dónde estaba Latil y sabía cómo encontrarla, pero no había desvelado ese secreto a nadie. Se preguntó cuánto sabría Vyssie. Se le hacía conocido aquel nombre, pero aún trataba de recordar dónde lo había descubierto antes. Ahora estaba frente a una mujer que nunca había visto, misteriosa, que parecía conocer a todo el mundo... ¿Alguien sabría de la existencia de aquella fémina? -Entra, por favor -hizo un gesto y las bolsas fueron a parar al contenedor-. Dentro hablaremos más tranquilamente y sobre la razón por la cual nos buscas.
  12. Nik McCarthy y Marcel Nik continuó desangrando a los vampiros hasta que fue suficiente. Había pensado en hipnotizarlos, pero ahora decidió algo más. La primera opción daba lugar a error, la segunda no. Sonrió divertido y malvado. Hizo beber a cada vampiro tres tragos de su sangre, esclavizándolos. Ahora eran suyos, habían lo que él quisiera, le dirían todo, confiarían en él incondicionalmente. Pensó que probablemente a su chiquillo no le hiciese mucha gracia aquello, quizá el pasado pesase más para Marcel. --- Un hombre muy alto, musculoso, vestido con pantalones, botas y camiseta todo de negro, se acercó a Marius. Su pelo negro estaba muy corto. Su barba recortada y cuidada, de apariencia de dos días. Su piel era del mismo tono que el caramelo oscuro. Sus irises eran de marrón chocolate. Poseía una perfecta dentadura tan blanca como la luz de la luna y una sonrisa capaz de encantar y encandilar a cualquiera. -No os dejó solos frente al peligro del resto -le dijo a Marius divertido y extendió la enorme mano varonil-. Soy Marcel -se presentó sonriente. 1813, Monticello, Estado de Virginia, Estados Unidos Klaus había sido invitado por el presidente Jefferson a su plantación. Le fastidiaba tener que presentarse en pleno sol, pero tenía que hacerse, los negocios eran así. Por suerte su tía le había hechizado una cadena de estaño para poder caminar durante el día. Siempre la llevaba al cuello. Era su segundo día en ese lugar y había salido a dar un paseo para conocerlo mejor. Entonces vio al capataz dándole latigazos a un esclavo de apenas ocho años que intentaba aguantar el castigo como podía. El vampiro trabó la mandíbula. Agarró una piedra y la tiró contra la cabeza del capataz, quien cayó al suelo desde el caballo, muerto. El irlandés se acercó al niño y lo miró serio, mientras el pequeño estaba confuso, sorprendido y agradecido al mismo tiempo. -¿Cómo te llamas? -le preguntó Klaus. -Madison, señor. James Madison Hemings -contestó el menor con determinación, a pesar de la sangre que corría por las heridas causadas por el látigo en su espalda. El cainita alzó una ceja dorada. Hemings. Eso significaba que era hijo de Sally... por tanto también de Jefferson. Maldito hipócrita. Mantenía a sus propios hijos esclavizados y sufriendo castigos. No se lo iba a permitir, iba a proteger a Madison. Se lo llevaría a Nueva Orleans, que otro niño lo suplantase, le daba igual. Pero a aquel se lo llevaba. -Bien, ven conmigo, hay que limpiarte esas heridas antes de que se infecten -le tendió la mano al niño quien la tomó sin dudas.
  13. Los irises avellana se vieron más al abrir del todo los ojos, sorprendida ante el nombre. Suerte que las bolsas de basura danzaban a su aire por la magia, sin estar entrelazada a sus pensamientos ni acciones ni sentimientos, si no, se hubieran ido directamente al suelo. -Vyss... -entonces descubrió que no sabía cómo pronunciar ese nombre ni siquiera se acordaba de lo que seguía, pero sí había leído ese nombre raro en alguna parte. Tomó su mano con suavidad-. Artemis Macnair Malfoy -se presentó, intentando recordar dónde había descubierto ese nombre. ¿Por qué estaban apareciendo Macnair de repente? Primero Ariella, luego Vyss... como fuese. Algo raro parecía estar pasando-. Bienvenida. Esto... ¿buscabas a alguien en particular en la Botica? -preguntó, ladeando la cabeza y mirando a la de cabello plateado.
  14. Nik McCarthy Hizo un movimiento de dedo en negación, con una sonrisa bailando en sus labios. -En realidad es al revés. Cuanto más débil, menos resistencia al sol. Cuanto más débil, más insaciable ante la sangre. Por mi edad, puedo fingir que como comida humana, igual que vosotros seguramente. Es una estrategia de supervivencia. Los vampiros tenemos mala prensa y siempre hay alguien dispuesto a cortar nuestras cabezas. Fingir que somos humanos ante la sociedad es la mejor forma de desviar la atención de los cazadores de nosotros. Y si somos capaces de aparecer a la luz del día, aunque sólo sea por un par de minutos, mejor. Los más débiles se carbonizarían al momento, love -anotó divertido. Él sólo había convertido a una persona en todos aquellos siglos. Había sido muy cuidadoso en su elección, alguien que pensaba que merecía la pena. Su amigo, su hijo adoptivo, su compañero, su sucesor. -Eso es fácil de conseguir... A dos los dejamos seguir existiendo pero los desangramos antes de hipnotizarlos, conseguimos la información y los devolvemos por quien les contrató para maniobrar desde dentro -respondió estratega al tiempo que seguía su mirada-. La muerte no es una opción -sonrió a Marius y se levantó. Alisó su ropa con despreocupación y elegancia. La sangre del suelo alcanzó a todos los que pretendían ir a por Cissy que estaban dentro del local. Los demonios los apresaron, los inmovilizaron. Nik agarró una silla y rompió las patas de madera. Jugó con las improvisadas estacas en sus manos al tiempo que se acercaba al par de desagradables Tzimisce. Unas llamas rojas incandescentes para él envolvieron al Baali, haciéndolo parecer demoníaco. -¿Qué os parecen unas caras nuevas? -les preguntó jocoso. Puso las estacas de forma que una sola mano pudiese sujetarlas. En la libre se formó una bola de fuego que se la tiró a uno de ellos al rostro. Los gritos de dolor del Tzimisce se escucharon, el cual se retorcía. Los demonios lo dejaron y Klaus aprovechó para clavarle una estaca en el corazón. Repitió lo mismo con el otro Tzmisce. Dos menos. Sólo quedaban los dos Assamitas que aún estaban atrapados e intentaban zafarse. Un Brujah cliente del negocio se puso en el medio. Grande y est****o, pensó Nik. Creó un portal en el suelo, justo debajo de los pies del Brujah, antes de que pudiese descargarse contra él. El vampiro mercenario cayó hacia el Purgatorio y el portal se cerró nada más se lo tragó. -Feliz estancia -lo despidió el demoníaco cainita sin mirarlo-. ¿Alguien más quiere vacaciones en el Purgatorio? Hoy estoy generoso -preguntó con sorna. Nadie parecía querer meterse en los asuntos ajenos, al menos no con esos billetes de viaje prometidos si lo hacían. Dio una orden a los demonios que contenía la sangre, con gruñidos y siseos. Los riachuelos del rojizo elixir cubrieron ambos cuerpos de los Assamitas y los transportaron hacia una de las habitaciones libres. -Alguno de vosotros que vaya a ver cómo se encuentra Cissy -les dijo a Marius y a Hestia, jugando con las dos estacas que le quedaban. Con una media sonrisa y silbando se fue a la habitación donde habían llevado a los dos vampiros contratados, para sacarles información. En cuanto llegó, lo primero que hizo fue aparecer una enorme hoz para clavársela a los dos y que se desangrasen. Varias veces, a lo bestia. --- 1530. Inframundo -Carta -pidió Nik después de mirar las que tenía en la mano, sentado en una silla de madera oscura. -No voy -declaró Minos, tirando su mano sobre la mesa. -¿Además de cornudo, cobarde? -le preguntó Nik con maldad. -Siempre lo fue -el serio Radamanthys comentó sobre su hermano al tiempo que cambiaba un par de cartas. -Jujuju Minos, así no agarras ni por la orilla -dijo Alecto divertida y revoloteando por encima de la mesa, dando volteretas en el aire como loca. De repente un enorme cazamoscas le dio a la Furia y ella cayó al suelo, desternillándose de risa. -¡Voy! -anunció Nergal, vestido de negro salvo una capa de color sangre que estaban enganchada con unas calaveras de ónice. -Yo también voy -secundó Lilith y miró a una mujer de cabellos oscuros e irises dorados que se mordía el labio indecisa-. ¿Qué vas a hacer, córvido? -le preguntó al tiempo que le pasaba un par de imágenes capturadas mágicamente. A los dos segundos, la mujer de dorados ojos se sonrojó fuertemente. -Oh, si quieres verme haciendo poses sólo tienes que pedirlo -soltó Nergal a la que se había ruborizado, porque sabía todo lo que pasaba en el Inframundo, y empezó a hacer poses sentado en la silla que ocupaba. -No quiero verte de ningún modo, maldito engreído -replicó Morrigan, más sonrojada aún. Tiró sus cartas sobre la mesa-. No voy -y se retiró, más bien huyó. -Ya, ya, mucho tirar las cartas pero se llevó las imágenes de tus poses -comentó Lilith por molestar. -En el fondo se muere por mí -bromeó Nergal. Al poco Nergal estaba haciendo un baile de victoria por ganar aquella mano en las cartas y Lilith capturaba mágicamente el momento para reproducirlo cuando le diese la gana. Morrigan volvió, pisando fuerte con sus botas con tacón, vestida para la batalla-. ¿Veis? Volvió -la señaló él, ganándose una mirada de molestia por parte de Morrigan. -Los demonios se están rebelando -les dijo Morrigan. Salvo Minos, el resto enseguida se puso en pie para ir a pelear, porque les divertía hacerlo. Un par de días más tarde, el Infierno era una completa batalla campal. Nergal, Morrigan, Lilith, Radamanthys y Nik eran lo más respetados. Peleaban con saña, iban ganando terreno. Cuando por fin todo terminó, los castigos fueron ejemplares. Algunos de lo más creativos. La sublevación había sido sofocada y Nik se ganó su lugar entre los príncipes infernales. Aquella era su familia.
  15. Hizo que las bolsas con los desperfectos bailasen alrededor de ellas cuando fue a sacarlas del local a un contenedor mágico. Cantaba con voz desgarradora, medio country, medio rock. -Y él no sabe... que rallé su bonito cuatro por cuatro con mis llaves, tallé mi nombre en sus asientos de cuero. Cogí un bate de béisbol Louisville para los faros, hice un agujero en sus neumáticos, quizá lo piense antes de engañar -cantó divertida al tiempo que salía al Callejón. Se frenó al ver a una mujer de cabellos plateados y a la gata de su prima-. Hola... ¿Puedo ayudarte? -le preguntó a la mujer, preparada para todo. Aún las bolsas de basura bailaban en el aire, cerca de ella, preparadas para una orden mágicas para acabar en el contenedor. Los ojos avellana de la humana se fijaban en la otra mujer, esperando la respuesta.
  16. La Macnair se irguió de hombros, despreocupada. Ella descendía de verdugos, la tortura la llevaba en la sangre. No veía falta de honradez en ello, pero la moral era distinta en cada ser. -Si haces magia, no voy a decírselo a nadie -le dijo al elfo muy divertida. Claro que el Ministerio siempre estaba atento al uso de la magia, pero siempre podían enmascararlo. Se rió cuando Swey amenazó a la cobaya, quien se puso a correr el círculos por la jaula y a chillar como una loca. Obviamente no le había gustado. -Claro, ve, ve -despidió al elfo saludando con la mano. Estaba divertida porque le había replicado cuando ella le había dicho que se fuese y ahora era la criatura quien decía que se iba. Cómo decirle que esos dos estaban contratados para ser ayudantes de la botica y seguramente los vería más a menudo de lo que quería. Hizo un gesto al hombre y a otro chico que se había escaqueado al ver los problemas para que limpiasen todo y reparasen lo que estaba roto.
  17. Nik McCarthy Le parecía extraño estar parloteando con familiares. Desde que su tía había fallecido, no había tenido trato con ningún otro familiar. Salvo algunos encuentros con Henry, con quien no era muy cercano, simplemente dejaban que el otro coexistiese. Usualmente husmeaba qué pasaba con la familia en las sombras. Únicamente como un espectador que recordaba a aquellos personajes de series y películas con traje y sombrero que se la pasaban vigilando a otros y anotando en una libreta toda la información. Salvo que él era más de chaqueta de cuero y tenía una buena memoria. -Para nuestra desgracia, en otro momento fuimos humanos y todo se multiplica al ser convertido -respondió a Hestia, algo sorprendido y divertido porque por fin le hubiera sonreído. Bebió un poco más del vaso-. Por eso los tiempos modernos son tan odiosos. Los vampiros más jóvenes ignoran la historia y que esta tiende a repetirse. Siempre ha habido algunos humanos que saben de nuestra existencia, respetados, poderosos, con los que poder hacer tratos. Simple coexistencia, simbiosis -comentó en tono que eran una panda de est****os aquellos otros vampiros-. Mi tía fue una de esos humanos -agregó con la mirada perdida y en un par de segundos volvió a la realidad y a sonreír-. ¿Qué mejor refuerzo que un puñado de humanos dentro de la familia que sean nuestros secretos y que puedan ser aliados? Pero bueno, la idiotez no tiene cura y la sangre va debilitándose con el paso de las generaciones -dijo entre malvado y divertido-. Dos vampiros muy viejos... y me tenéis a mí, tengo varios ases bajo la manga. No podrán acercarse a ella -corroboró. Llamó esta vez a un chico humano y lo hizo derramar sangre en su vaso recién vacío. Le hizo un gesto de que era suficiente y el humano se fue. Habló en idioma demoníaco, una mezcla de gruñidos, siseos y otros sonidos que parecían amenazantes, siniestros. La sangre en el vaso comenzó a borbotar. Emitió un sonido demandante. La sangre salpicó hasta el suelo y se ramificó en varios finísimos riachuelos que discurrieron rápido para buscar a aquel o aquellos que amenazaban el local y a Cissy. Se recostó en el asiento, sonriente, tan atractivo como oscuro. Aquellas artes se le daban muy bien. Nunca había sido alguien que se lamentase porque nadie lo entendía o porque era rechazado por la familia como Henry. ¿Que le querían poner como bastardo y nadie le daba cuenta como príncipe? Vale. ¿Que como vampiro era odiado por otros de su raza por su clan? Ok. Le importaba una mier**. Él se había conseguido su propio poder. Uno que manaba directamente del Infierno. Su maldición era su bendición. Había sido convertido por el rey del Inframundo. Era descendiente de príncipes del Infierno. Ellos lo habían acogido, era respetado por demonios, podía darles órdenes sin que estos se negasen. No osaban hacerlo. Era algo muy difícil, no cualquiera lo conseguía sin una rebelión. Otros Baali sólo lograban hacer tratos y hablar con demonios. Él no se había conformado con eso. Él no era un mediocre. Príncipe desterrado, ahora era el rey.
  18. Artemis sonrió indulgente. -Pero, Swey, creo que comprenderás que ellos necesitan su castigo por destrozar todo. Precisamente por el esfuerzo de mi prima, necesitan un escarmiento. ¿Quieres llevarte la cobaya y castigarla tú mismo? -le preguntó la hechicera irlandesa al elfo. La cobaya le chilló al elfo nada más la señaló y después le castañeó los dientes al más puro estilo de: no me gustas, aléjate de mí o te muerdo. El hombre limpiaba, ordenaba, tiraba lo que se había roto a un cubo de basura. No le gustaba hacer las tareas que él creía que le correspondían a aquella pelirroja insoportable y destructora. La cobaya empezó a morder los barrotes de la jaula intentando escapar, pero eran de metal y no podía romperlos, para su desgracia y frustración.
  19. Artemis Se quedó en el sitio, masajeándose las sienes con las yemas de los dedos. La cobaya chillaba muy agudo y correteaba para escapar. El hombre mayor corría detrás de ella para intentar atraparla. De repente tenía su varita entre sus finos dedos y la acarició antes de apuntar a la cobaya. -Aresto momentum -pronunció con seguridad, haciendo una floritura en hélice. La cobaya empezó a correr a cámara lenta, lo cual la hacía verse muy graciosa. Finalmente el hombre pudo meterla en la jaula y la encerró allí, agotado, transpirado, el corazón parecía a punto de salir por su boca. -Ok, voy a ayudar a limpiar todo este desastre -dijo el ayudante resoplando y empezando a limpiar. Artemis estaba muy seria hasta que escuchó el grito del elfo y empezó a reírse. Era cómico Swey renunciando. -Swey, vete a descansar o a hacer lo que quieras. Los ayudantes se encargarán de limpiar todo -le dijo la irlandesa a la criatura, ganándose una mirada del hombre con barba que claramente decía "¿Por qué yo?".
  20. Nik McCarthy Puso cara de "ops". Esbozó una sonrisa después y puso una mano abierta sobre su propio pecho. -Mi error, mis disculpas -le dijo al otro vampiro-. Sí, precisamente a Samael me refiero -concordó, asintiendo-. Incesto lo mires por donde lo mires. El resto de las familias que se han unido también compartían ser descendientes de Lilith y Samael. La sangre llama a la sangre. O quizá se trata de algo más romántico -comentó, irguiéndose de hombros. No había tenido oportunidad de conocer a otros dioses o se lo hubiera preguntado a Hermes directamente. El guardián de los secretos seguro que lo sabría. Aunque posiblemente utilizase alguna treta para no darle ni una mier** de información. Como Baali lo sabía. Sólo aquellos que investigaban encontraban las respuestas. -Love, el amor es problemático, tanto si es correspondido como si no lo es. Tu vida se convierte en puro caos. No tienen la culpa los dioses del amor, nosotros lo complicamos -le dijo a Hestia, volviendo a beber un poco y parecía de lo más divertido-. ¿Otra cosa como qué? -preguntó sobre aquel que había matado al elfo. 1358. Bergen, Noruega Las campanas de la ciudad repiqueteaban por el negro día, había fallecido la reina viuda. Hacía tres años que su Sire no asomaba la cabeza por ningún lado. Así que después del funeral de su tía, Nik decidió que era hora de volver a Escocia. Abandonó el país mientras la gente aún lloraba la muerte de Isabel Bruce. Había sido muy querida y respetada, había hecho mucho por ellos. 1527. Londres, Inglaterra Observó cómo una adolescente rubia de ojos claros se dirigía nerviosa al encuentro de la reina Catalina, cónyugue de Enrique VIII para ser su dama. Aspiró el tabaco, práctica habitual por aquella temprana época. De nuevo los descendientes se iban reuniendo, algo se estaba fraguando y tenía que estar atento.
  21. Nik McCarthy Esbozó una sonrisa antes de volver a beber del vaso que de nuevo se había llenado. -No creo en las casualidades -contestó sin quitar la sonrisa. En sus dedos apareció una moneda muy antigua y se movió con rapidez entre ellos, como un hipnótico juego habilidoso. Con el pulgar de la misma mano le dio un toque y la hizo saltar hacia Marius. -Sí y no. Tiamat, Lilith, Isis, Lucifer... reina de los vampiros y nuestra antepasada. Pero también tenemos otro antepasado, alguien cercano a ella. Cada tanto tiempo, se fragua una batalla que para sus instigadores es como una comida familiar de los domingos. Somos llamados a ella, aunque algunos oigan pero no logren identificar de qué se trata. Y nuestra sangre no se vuelve más débil con el tiempo porque existe el incesto -dio detalles pero no explicó todo. Esbozó una sonrisa divertido. Las relaciones incestuosas cuadraban con los Giovanni. Pero también su clan compartía algo con el italiano... las artes oscuras, además de un origen Capadocio. -La vida es muy corta y el mayor error es enamorarse de alguien -respondió a Hestia importándole un comino cómo se hubiese sentido Henry-. En ese caso, supongo que tendremos que darnos a conocer cuando ataque a la familia -comentó. Él no iba a moverse por un elfo, pero sí por la familia. Noruega, 1314 d.C Habían pasado unos años desde que su tía le había prometido que intentaría que pudiese entrar en aquella antigua biblioteca y aún no tenía noticias. Al menos una vez por semana le decía que no había respuesta. Sentía que a veces alguien lo observaba. Hasta que el día que cumplía veintiséis años recibió una extraña invitación escrita en un idioma que parecía antiguo y muy raro. Fue a buscar a su tía e Isabel le dijo que era el idioma de los Infiernos. A la hora señalada fue al lugar convenido. De repente sintió que todo se volvía negro. Cuando despertó estaba dentro de un lugar rodeado de paredes de piedra y símbolos. Sólo las luces de las antorchas iluminaban aquel sitio. -Bienvenido -una voz profunda masculina llegó a sus oídos y miró en su dirección. Había un hombre de cabellos castaños rojizos y ojos celestes. Era bastante atractivo, alto, imponente. Vestía ropa negra, botas varoniles, una capa roja como la sangre sujeta al torso por calaveras de rubí y ojos de ónix-. Tienes dos días para leer todo en esta biblioteca, felicidades -se escucharon aplausos y cayeron papelitos de colores encima de Nik como si hubiera ganado un concurso. --- El tiempo corría. Hubiera podido utilizar la magia para absorber todo el contenido de los libros, pero prefirió leer. No iba a hacer trampas. Cuando más leía, más quería. Había mucho conocimiento guardado en aquellas páginas. Rituales, hechizos, nigromancia, demología, pociones, historia, mitología... Mucho que retener. No había dormido, no había comido, no había bebido ni ido al baño. No hasta que terminase el tiempo. El mismo hombre de ojos azules apareció. Un gigantesco reloj de arena apareció de la nada haciendo un sonido sexo al chocar contra el suelo. Las calaveras se tocaban en ese reloj. Monstruosas, inquietantes y hipnóticas. -Tic tac, Nikkie -le dijo jocoso el otro varón. Continuó leyendo, el tiempo se agotaba rápidamente. Cuando no levantaba la vista, podía escuchar la arena cayendo, grano por grano. El sonido casi le martilleaba en la cabeza. Era molesto, intentaba no perder la concentración. Hasta que se hartó y movió la mano explotando el reloj y haciendo que la arena se vertiese en el suelo. Lo siguiente que vio al levantar la mirada fue que el hombre estaba acostado en una tumbona y un vaso en la mano. Una pelota hecha con tripas de vaca robotó en su cabeza. -¡Cinco minutos! -informó el que lo había secuestrado. Nik cerró el libro que estaba leyendo en ese momento, haciendo un sonido seco y fuerte. -Nergal -rodó los ojos al pronunciar el nombre. -Yyyyy... tenemos un ganador -ramos de rosas cayeron sobre Nik y se vertió una bebida espumosa sobre él que a saber de dónde salía todo. -¿Tu hermana sabe que secuestras a sus descendientes? -inquirió el irlandés. -Buuu, aguafiestas -el agua cayó sobre el humano tras la voz femenina. -Lilith...cómo no... -refunfuñó Nik. Un chorro de agua cayó sobre la sensual figura femenina cubierta con un vestido madreperla de parte de Nergal. -¿Hacemos un concurso de ropa mojada? -le preguntó ella divertida a su hermano. -Buena idea, vamos a invitar a más -concordó Nergal asintiendo. -Por muy tentadora que me resulte la idea... -empezó a decir Nik, siendo interrumpido por Lilith que agitaba una campanilla, anunciando que el tiempo se había terminado. -Ok, es la hora. Niklaus McCarthy, has sido seleccionado para ser miembro de un clan vampírico, los Baali -anunció Nergal. -Acepto -dijo Nik nervioso en su interior, ansioso. -No tienes opción -Nergal fue veloz y enseñó sus dientes. Lo último que escuchó fue a Lilith soltar emocionada un "amor entre hombres".
  22. Nik McCarthy -Se me da bien atar cabos sueltos -dijo divertido a su interlocutor-. No sólo son mi familia, son mis descendientes, como también lo son tuyos. Interesante que el destino se encapriche en cruzar a nuestros familiares una y otra vez a lo largo de la historia. Pero los dos sabemos la razón -esbozó una sonrisa y tomó lo que le quedaba del whisky. Sus ojos azules miraron a la vampiresa-. Henry está últimamente sanguinario. Estoy pensando en darle un alto, no me gusta que me haga la competencia -comentó como si estuviese de broma-. Dime, love, ¿qué sabes sobre ese asesino del elfo? ¿Algún motivo? -preguntó con curiosidad. Noruega, 1310 d.C -Tía Isobel -pronunció el nombre de su familiar de una forma peculiar y más elegante. Acompañó sus palabras de una suave sonrisa antes de que su tía lo abrazase, la hermana de su padre. -¡Nik! Qué contenta de que finalmente hayas llegado. Te esperaba hace un mes pero supongo que las corrientes retrasaron el viaje -Isabel se mostraba feliz con él. Él era el hijo ilegítimo de su hermano Robert Bruce con una McCarthy. Para ella, Nik era su sobrino, su familia. Estaba muy contenta de que la hubiera visitado en Noruega-. ¿Cuánto tiempo planeas quedarte? -Todo el tiempo del cual dispongas -respondió cortés él, depositando un beso en el dorso de la mano femenina de manera muy suave. -Entonces te quedarás en Noruega hasta que te aburras o eches en falta Irlanda y Escocia -contestó ella de buen humor-. Vamos, han preparado ya la habitación de invitados para ti. Me tienes que contar cómo va todo allá y de tus conquistas -le guiñó un ojo, cómplice, a su sobrino, el cual sólo esbozó una sonrisa y la siguió. --- Nik hizo un gesto con la mano y encendió una vela con aburrimiento. Otro gesto más y la apagó. Así sucesivamente. -¿Por qué no lo intentas sólo pensándolo? -le preguntó su tía, leyendo a la luz de otra vela. -Me gusta hacerlo con las manos. -Warlock rebelde -le dijo Isabel divertida y rodando los ojos. -Bruja -replicó Nik siguiendo el juego y ambos sonríeron-. Me han hablado de una antigua biblioteca aquí en Bergen. -No es de fácil acceso, pero quizá, sólo quizá, pueda conseguir que entres -respondió la reina viuda de la cual era conocida su gran influencia. El joven de cabellos largos [url=http://25.media.tumblr.com/tumblr_mcx5jzXSWR1rp4im3o1_500.gif]esbozó una sonrisa de satisfacción.[/img] Sabía que su tía lo conseguiría, siempre lo hacía. Era una mujer pequeña, de 34 años, algo vieja para el estándar de la época. Pero en sus ojos verdes tenía una gran confianza e imponía. Quizá su belleza, tan regia como salvaje, también ayudaba a que no le pudieran decir que no.
  23. Nik McCarthy -Quizá. ¿Acaso los de un mismo clan no están todos relacionados? -respondió divertido con la misma nota de misterio que aquellos dos vampiros-. Así que, ¿algo que ver con la dueña de este local? -preguntó curioso por el tema de la familia-. Inglaterra, hoy por hoy, no es nada del otro mundo. Una pena que no visitaseis en otro tiempo este país -comentó como si hablase del tiempo-. Aunque la meteorología sigue siendo igual de horrible -agregó muy divertido al respecto de meterse con el tiempo inglés. Personalmente él prefería Noruega y Nueva Orleans, pero hacía mucho tiempo que no pisaba ambos lugares. Su mente viajó hacia épocas pasadas y lo trajo de vuelta la voz de la vampiresa. -¿Atacante de aquellos dos cadáveres del fondo o de un elfo? Pude oler la sangre de esa criatura desde aquí -respondió, pasando de calibrar el volumen de su voz.
  24. Vampiro Cliente Alzó una ceja dorada, divertido. ¿Sólo Marius y Hestia? Todo el mundo tenía un apellido. Incluso Cher, aunque no lo dijese. ¿Qué se creían, estrellas de rock o algo así? Esos dos tenían algo que esconder lo cual aumentaba su curiosidad. La información era poder, siempre había sido así, incluso cuando aún era humano. -Eso no puede ser sano... a menos que se tenga más de un milenio de edad -acotó divertido. Sacaba información hasta de los comentarios más banales-. La familia -respondió con marcado acento galés-. ¿No es lo que nos trae a todos aquí? -agregó muy seguro y divertido. Aunque sólo tiraba una de las posibilidades que quería confirmar. Esos ojos esmeraldas se parecían sospechosamente a los irises de la dueña del local. Mejor dicho... al cuerpo original de la dueña del local. No perdía nada intentándolo.O lo confirmaba o lo descartaba.
  25. Vampiro cliente Miró al vampiro que se presentaba como Marius. No le gustaba que le dijesen qué hacer pero también sabía ser diplomático en las ocasiones en las que se requería serlo. Mostró una sonrisa despreocupada. -Por supuesto, la respetaré -dijo todo diplomático-. ¿Marius, Hestia? ¿Algún apellido? -preguntó curioso-. Qué buena idea, love, bebida -sirvió tres vasos y uno de ellos lo levantó para beber el whisky. Sonrió y miró el líquido ambarino a la par que lo saboreaba-. Agua de la vida... qué irónica bebida para un vampiro -comentó muy divertido. Llamó a una humana joven de largos cabellos rojizos y ensortijados. Tenía la nívea piel cubierta de pequeñas pecas y los ojos verdes. Ella se acercó y él le hizo un pequeño corte para que la sangre brotase dentro de la bebida. -¿Alguien quiere un whisky especial? -convidó a los otros dos vampiros. http://tvrecappersanonymous.files.wordpress.com/2013/01/klaus-cheers.gif?w=500&h=281

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