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Xell Vladimir Potter Black

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Todo lo publicado por Xell Vladimir Potter Black

  1. ¿Pero qué demonios había pasado en un instante? Pasé de curar la herida de mi tía a gritarle a mi madre para que no se fuera. ¿Es que aquel libro era tan importante como para irse sin decir nada? Bueno, sí que lo había dicho, que mi tía era lo peor. Eso me dejó patidifusa, pues no, la tía Sagis no era así. Supuse que Reena lo había dicho en un ataque de nervios por lo sucedido. - Mami, si te explicaras mejor... Sagitas puede ayudarte, ya que sabe leer eso del... ¿Sánscrito, hindú, lengua rara y antigua? Y se lió más. Porque Sagis no es mala, pero sí impulsiva, y se levantó de golpe y me dejó allá, persiguiendola. Se comportaban como niñas. - Ay, madre, que se van a enzarzar en una pelea en las escaleras. - Sagis la retenía por el brazo y hasta allá llegaba los gritos que le daba, ofendida por el trato. - Tía, tía, deja a mami. Todo es un error. Se os va a escapar de las manos... No me refería al libro, sino a la situacion. Pero fue lo que sucedió. El libro se escapó de las manos de mi madre y... ¡gruñó! Las tres nos quedamos desconcertadas y de golpe las dos subieron las escaleras, huyendo del ataque de aquella mole de páginas. Hasta yo me asusté, y eso que estaba allá arriba, más o menos a salvo. - ¡Tía! ¡Estás herida! Basta, basta. Mami, has de recuperar la calma y controlar a eso. Ya es la segunda herida que le hace a la tía. ¿No ves que esto es peligroso? Os vais a comportar y vamos a solucionar esto, en familia, como lo que somos. Le di la mano a Sagitas, quien parecía huir de mi madre, como si le tuviera miedo. Aquella se había salido de cauce. - Nos vamos las tres a la salita, a tomar un café y a curar la ceja. Necesitarás desinfectarte, tía, por aquí pasa mucha gente, sólo faltaba que se te infectara la herida. Y les obligué a seguirme a la salita donde sentaría a las dos, una frente a otra, con el libro sobre la mesa. Aunque yo no lo tocaría, que fuera Reena quien lo domara. Ese libro daba miedo.
  2. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Me asusté muchísimo al no verle. Ya teníamos muchos problemas como para perder a mi novio en medio del agua oscura y fría. Él había dicho que esperara a Cye, pero mi tía no bajaba y él ya no estaba. Me gustaba nadar, era buena nadadora, pero en aquel lugar, con tantas burbujas, con un avión siniestrado y muggles mirando por la ventana, me puse nerviosa. Noté que estaba a punto de tener un ataque de histeria. Lo que nos esperaba era horrible, había que ayudar a Sagitas y a los muggles, pero también a nosotros o moriríamos allá abajo. - Retrásale lo que puedas, tía - pensé, al recordar que a ese capitán sólo le interesaba algo, un tesoro o así, y en cuanto lo tuviera, nos mataría a todos. Los sirenios revoloteaban alrededor nuestro pero no les hice más caso porque vi a un hombre grande que hacia algo al avión. Era John. Pero... ¡Si lo estaba desmontando! Esperaba que supiera lo que hacía y tuviera un plan, porque le hice caso y le ayudé a separar las alas con un Diffindo. Pensé que no funcionaría dentro del agua, pero la magia funciona en todas partes y las alas se separaron. Mi respiración se había normalizado al estar trabajando y no pensar en nada más que obedecer a John. Después lo unión de otra manera y puse el pulgar hacia arriba. Lo repetí, pero sabía que no, que algo no iba bien. Eledhwen también estaba admirada por el gran trabajo de mi novio y me sentí orgullosa. Sólo que si nos íbamos a morir pronto, el orgullo duraría poco. Y de repente, sentimos voz humana que salía de un Gryndilow. - ¿La medio pescado es Sagitas? - dije. - Prima, prima, que ya sé lo que le pasa a la tía... Pero ellos parecían estar aún asombrados porque ese bicho hablara. Y encima, el tío Adrian se ponía a ligar con un sirenio. ¡Por los dioses! ¿Es que nadie iba a hacerme caso? Aquel Gryndilow parecía de muy mal humor y tenía mal genio. Y así me puse yo también. Muy enfadada. Elehdwen se había aparecido dentro sin escucharme. Le di una patada al avión y le hice seña a John de que entraba dentro, siguiéndola. Esperaba que él hiciera lo mismo. Y si encima sabía pilotar el avión, ya sería el más mejor novio del mundo. Pero ahora lo que me interesaba era otra cosa. Aparecí en el interior. Varios muggles gritaron de miedo y un niño empezó a llorar, de forma desconsolada. - ¡Qué os calléis y me hagáis caso de una vez! ¡¡Todos!! ¿Dónde está Amya? Bueno, se lo repito después, cuando aparezca. Tomé aire. El aire de aquel avión estaba pensado para los muggles y además habían perdido mucho. Y encima aparecíamos más que lo gastábamos. No duraría mucho, había que sacarlo a la superfície cuanto antes. - Sagitas no puede escaparse de Krum por el collar ese que lleva; si se separan, la ahoga. Así que sólo veo dos soluciones para salvar a la tita. O llevarnos con nosotros a ese mamarracho cuadrado y cruel del capitán o quitarle el control que hace que el collar se active y se haga más pequeño. Así que tú eres la jefa. Ordena. Y de repente, me di cuenta que estaba ante muggles que nos miraban con ojos desorbitados. Y yo era de Excusas... Y Amya... - Perdón, esto es un sueño colectivo y creen vernos pero no estamos aquí. Ustedes a lo suyo, a dormir - les dije. Y después volví a mirar a Eledhwen. Tenían que tomar una decisión.
  3. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Aquel hombre malvado... No dejó a la tía que me contestara y tiró de ella hacia fuera en cuanto se abrieron las puertas del comedor. No había caído en la trampa y no la dejó acercarse a nadie. Se la llevó, literalmente. Al menos, tenía a John, quien seguía a mi lado y me acompañó hasta mi camarote. - No tengo - tuve que confesar, y él me dejó uno de los suyos. Cuando cerré la puerta de mi habitación chiquitita, lancé una sonrisita divertida. Esperaba que fuera cierto que eran ajustables porque ahí dentro entraban dos Xell de puntillas. Puse cara de boba enamorada al recordar su beso, tan tierno, tan dulce, tan espontáneo... Ay... Pero el suspiro se cortó en seco al sentir un grito. - ¡Sagis! - susurré. Era mi tía, otra vez la oía por el tabique del camarote. Y como soy algo chismosa, puse el oído en la pared y escuché. Más de una vez hubiera deseado salir corriendo a ayudarla. Aquel hombre no era malvado. ¡Era diabólico! Ahora ya sabía que era lo que llevaba la tía Sagitas en el cuello. Me sentí mal, muy mal, al ver que la estaba torturando. - Oh, sólo te dice que te acerques porque le obligas, mamón de... Guardé silencio, por si ellos también me escuchaban lo que decía. No quería que supieran que yo sabía lo que ellos no querían que se supiera. Sin liarme, querían matarnos, querían matar a Sagitas, querían matar a todos, incluidos a los muggles y a los sirenios. No íbamos a dejar que lo hicieran. Aunque no supiera como evitarlo. Me puse mi traje de buceo y esperé. Cuando noté que salían, conté hasta diez y después diez más, para salir yo. Les seguí un poco apartada, para que no sospecharan que les había oído. John estaba allá, esperándome. Me agarré a él y me abracé todo lo que pude, sin decir nada. Ni miré a mi tía, por miedo a delatar lo que sabía. Cuando saltaron, me separé de John y esperé a Cye, quien tampoco había saltado aún. - ¡Es un Reduccio! Cye, tú eres de objetos con magia indebida. Debes saber como quitarle ese collar a la tía. El capitán lleva algo en el pecho, al lado del corazón. Si se separan mucho, el collar se reduce hasta ahogarla. Por eso ella quiere que nos vayamos sin ella. Ay, John, Cye... ¿Cómo vamos a salir de ésta? Los marineros no querían que cuchicheáramos y nos obligaron a tirarnos al agujero para cerrarlo. Cuando sentí el golpe del agua inmediatamente apareció el casco burbuja que me daba aire. - ¡John! ¡John! No le veía. ¿Dónde podía esconderse un hombre tan grande? - ¡¡John!!
  4. Hola, acabo de recordar el tema del aguinaldo del Adviento. Los premios grandes ya se han ingresado pero los de 500 galeones no. Ahora me he pasado a ver si hay algún topic concreto pero no lo veo. ¿Se ha de abrir en Gringotts o se abrirá en algún otro subforo, tipo Hogsmeade o como los nicks, en el Hall del Foro? Gracias.
  5. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado ¡Pero qué majadería decía Sagitas! ¿Que ella se quedaba en el interior, coordinando el rescate? ¿Es que no quería mojarse el pelo? Yo tampoco quería. Si estuviera mami, sé que al volver ella me ayudaría con el pelo revuelto. Me gustaba que me cepillara por las noche. El rubor volvió a mi cara. Ahora tenía novio, no podía ser tan madrera. Miré a John; aunque tuviera novio, le iba a pedir igual a mi mami que me cepillara si alguna noche estaba libre y mi hermanito no le hubiera dado mucho trabajo. A veces, la complicidad con una madre es importante y... ¿Y por qué estaba pensando en mi mami en vez de pensar en la difícil situación que atravesábamos? La tía Sagis hablaba raro, como si quisiera pasarnos un mensaje, pero eso mejor para los jefes, que no entendía nada. Peligro... Muerte... A dos o tres metros... Presión... Ahogo... Siempre al lado de alguien... ¿Qué intentaba decirnos con esas palabras? Estaba muy desconcertada. - ¿Parejas? Me pido a John. Sabía que, pasara lo que pasara, él me protegería. ¿Equipos propios? En mi maleta sólo había ropa de abrigo y algún bikini por si al final íbamos a la playa. Iba a protestar, pero Amya_An ya le contestaba que todos teníamos los nuestros, así que permanecí callada. Siempre tenía tiempo de decir que yo necesitaba que me prestaran uno. Y hacer Casco Burbuja se me daba muy bien. Escuché el trabajo. Sí, reparar el avión. Sonaba fácil, si el avión estuviera fuera, pero dentro del agua... Nunca había restaurado nada fuera. Pero era nuestro trabajo, restaurar el avión y salvar la vida de los muggles. Me sentía emocionada; empezaba la acción. - ¿Qué viene con nosotros? ¡No quiero! Mi protesta fue demasiado vehemente, pero ese hombre me daba muy mala espina. Sagitas intentaba convencernos de que era lo mejor, pero se le veía demasiado tensa, admitía su presencia como si no tuviera más remedio. Y por lo que se movía Amya_An, ella tampoco confiaba en él. Pero noté que... era cauta. ¡Aaaaah! Se trataba de decir una cosa y guardar lo máximo para hacer otra... ¿Eso es lo que quería decir Sagitas con sus raras palabras? - ¡En marcha! - repetí lo que decía mi jefa. - Nos ponemos en marcha, por fin... Salté en el comedor como niña pequeña. Los marineros abrían la puerta y nos dejaban volver a nuestras habitaciones para recoger nuestros aperos (a ver de donde sacaba el mío, yo no había traído ningún traje de buceo). - Tía Sagis, tía Sagis, ¿me ayudas a ponerme mi traje? Ven, ven conmigo, que siempre se me pega. Y me haces una trenza, como me hace Reena, para que me entre bien el Casco Burbuja. Es una lata tener el pelo tan largo. Sí, volvía a parecer un niña pequeña, pero quería separar a mi tía de aquel hombretón feo.
  6. Cuando el elfo me vio llegar puso cara sorprendida. Le había pillado limpiando el local, supongo que era muy temprano o muy tarde, porque no había nadie excepto él. - ¿Que hace aquí? - me increpó. Miré al suelo, por si estaba fregando y le pisaba, lo que explicaría su mal humor. - Vengo a entregar una invitación a los dueños para que se pasen por... - Démela. - Sí, claro, por supuesto. Es una gran fiesta que planeamos un ... grupo de amigos... connocidos de las dueñas... - Deme, deme, no tengo todo el tiempo. Algunos trabajamos, ¿sabe? Arrugué los labios para no soltarle una fresca, pero como era representante de la Orden y sabía que no estaba siendo bien recibida, mejor nno entrar en polémica y salir del lugar. - Tome, espero que no la rompa y se la haga llegar a sus dueños... Y después salí del lugar. http://i.imgur.com/wVEMT.pngDel 01 al 15 de Febrero ¡Dale Click a la imagen para ver el reverso!
  7. - Tía Ariane, ¿estás ahí? Acababa de entrar en la tienda de Ariane, la de varitas. Aquel lugar era uno de mis preferidos, con el olor a madera y a otros materiales para las varitas. Era un lugar agradable donde se respiraba resina y varitas antiguas. En cuanto en la Orden dijeron que había que repartir invitaciones, me adueñé de la que iba dirigida a aquel local, la reservé cuanto antes para que nadie la hiciera. Era un lugar que me atrevía a pisar con comodidad ya que la dueña era mi tía por asociación, era la cuñada de mi tía Sagis y en un momento dado, me había salvado la vida. Tenía mucha confianza en ella. Por ello, había entrado sin llamar. Pero un elfo me paró y me dijo que estaba ocupada con otras personas y que debía esperar. Hice un gesto de contrariedad. - Oh, no hace falta. Sólo quiero entregarle esta invitación a una fiesta de la Orden. Ella ya sabe. Si se la da, ya vendré otro día a saludarla. Y le tendí la invitación. Después salí del local. http://i.imgur.com/wVEMT.pngDel 01 al 15 de Febrero ¡Dale Click a la imagen para ver el reverso!
  8. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Todos quedamos en silencio, hasta Amya_An, que es la más difícil de callar en situaciones de tensión. En la puerta había aparecido John. Me cubrí con los brazos, intentando que no se viera nada... bueno, que no se viera mucho. Él, a pesar de no hacer ningún gesto que podría pasar por amenazador, ya lo era con su presencia. Alto, decidido, demostrando que si alguien se pasaba un poco podría aplastarlo, que no lo hacía por... ¿por respeto?, se acercó a mí y me dio su chaleco. Vi las estrellas, ¿o eran corazoncitos que salían de mis ojos?. - Gracias, John - le dije, y me lo puse corriendo, aspirando el aroma a él que impregnaba el chaleco. Me puse a su lado, sintiéndome protegido. A su lado, nada podía pasarnos. Al menos hasta que entraron Sagitas y el capitán. Ella estaba bellísimo con un traje negro como de encaje. Pero estaba tensa. El capitán le pasaba el brazo por la espalda, sujetándola por un hombro. Me dio mala espina, pero no dije nada. Ya Eledhwen, Amya y Adrian se estaban encargando. - Protege también a la tía Cye, John - le susurré. Me parecía que ella, como yo, también estaba descolocada. Asentía a lo que decía Amya, preguntando si estaba bien; a Adrian, diciendo en tono sarcástico que pensaba que la tenía retenida. Pero no soltaba el brazo de John y me asomaba un poco, casi detrás de él. Entonces noté que a Sagitas le picaban los ojos. Claro, le habría entrado agua del mar, la sal escuece mucho. Pero su forma era algo insistente. - ¿Te pas...? ¡Ay! Cye me había dado un codazo. Y entonces me di cuenta que aquello significaba algo más que un picor de ojos. Me asusté con lo que preguntó Eledhwen. ¿Ella no venía con nosotros? Hasta ahora no me había dado cuenta de eso. Hasta Cye se había dado cuenta antes que yo y estaba protestando. - Yo también tengo ataques de pánico, aunque si John está a mi lado, seguro que no tendré ninguno. Pero quiero que Sagitas nos acompañe. Todos nos pusimos a favor de Sagitas y nos enfrentamos al capitán (aunque yo seguía medio escondida tras la espalda de mi novio). - Además de todo lo que ha dicho el tío Adrian, yo añado que... Sagitas es la única que sabe hablar sirenio, así que tendrá que venir con nosotros para hacer de intérprete.
  9. A pesar de lo frágil de la situación, Sagitas se reía de mi. Un elfo entró para decir que una miembro de Red Flu estaba allá para conectar la chimenea y le hice un gesto con la otra mano libre para que se fuera, ya que una estaba en el grupo que había hecho mi madre. - Gracias - sólo dije eso, susurrándolo, para no romper el momento mágico que estábamos viviendo. Por eso, no noté que Sagitas había roto la unión y que ponía el dedo en el libro, admirándolo. Sentía la explicación de ambas sobre la magia escondida en libros y otros lugares por las persecuciones que habían habido a lo largo de la historia, pero sobre todo con la Santa Inquisición. Habían sido brujas muy valientes. Una cosa era estudiarlo en la clase de Historia de la Magia y otra muy distinta tener delante de nosotros una reliquia como la que había encontrado mi madre. - ¿Y cómo dices que llegó a tus manos, mami? Di un salto hacia atrás, asustada por el chillido de mi tía Sagis. No entendía nada, ¿qué había pasado? Yo no había visto nada. Pero ella misma, desde el suelo, lo aclaró. Fue cuando vi la sangre. - ¡Oh, por los dioses! ¡Es un libro de magia oscura! ¿O sólo se estaba defendiendo de manos indebidas? Saqué mi varita y le lancé un Episkey a la herida fea del dedo, esperando una respuesta de alguien. OFF: ya no pongo a Pikachu, podemos decir que se fue a por algo y no volvió.
  10. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado - Jo, tía, que esto es serio. Con traje de conejita de playboy seguro que se resfría. Y no creo que estos "machotes" le den una poción anti-resfriados. Estaba asustada. Si Amya se lo tomaba a risa, mal nos iba a ir. Pero después me di cuenta que era su forma de encarar los problemas. Así que esperé a que encontrara una solución a nuestro problema. Y mi mayor problema era que faltaba John. Sin él, me sentía muy desprotegida. Yo quería verle. Se me llenaron los ojos de lagrimitas que amenazaron con desbordarse. Pero ahora no podía llorar. Aunque el esfuerzo para hacerlo era muy grande. Acabábamos de sentir un gran grito, el acostumbrado vozarrón de Sagitas sonó en todo el comedor, como si estuviera cerca. - Eso reflejaba miedo - dije, agachando la cabeza hacia ellas, de nuevo. Los marineros actuaban como si no lo hubieran oido. Amya hacía gestos que entendió enseguida. Preguntaba por las varitas. - Yo tengo la mía en los pantalones, así que la saco si quieres, tía Amya. Creí entender que Eledhwen también la tenía. - ¿Pero qué haces? - susurré, asustada, al ver que hablaba con los marineros y pedía vino. - Pero, pero... ¿Confraternizar con el enemigo? Abrí los ojos tanto que si alguien me da un empellón se me caen al suelo. ¿Que coqueteara... con ellos? Iba a decirle que no, que ni loca me dejaba yo... ante ellos... como si fuera... ¡No! Pero entonces Adrián, el hermano de Sagitas, el nuevo desmemorizador, dijo que les distrajéramos; parecía tener un plan. Y si lo tenía, todos los accidentosos teníamos que apoyarle con toda la ayuda de que dispusiéramos. Pero mis dos ayudas eran pequeñitas, ¿por qué tenía que ponerme a coquetear con ellas? Mejor me quitaba el pantalón, eso no me daba tanta vergüenza. ¡Rayos y relámpagos! Adrian había hecho eso. Quitarme yo los míos parecería una copia burda y no nos harían caso. Además, era larguirucha y tenía palillos como piernas. - Por favor, que no entre John, por favor, que no entre John - musité. Y entonces grité, para darle tiempo a Adrian de que diera golpes con lo no se qué que había cogido cerca del ojo de buey. - ¡Un bicho, un bichoooo! ¡Se me metió por el jersey! Y empecé a tocar de un lado al otro, por delante y por detrás, soltando grititos y contorsionándome como si estuviera poseída. - Quitármelo, quitármeloooo! Y me saqué el jersey y lo tiré al suelo, pisoteándolo. ¡Ay, un lindo jersey de lana angorina, de color azul cielo! Iba a quedar para la basura con tantos pisotones. - ¿Está muerto? - dije después, mirando a mi prima y mis tías. No me atreví a mirar a Adrian por si le delataba en eso del morse que estaba haciendo. - ¡Ay, qué asco! ¿Cómo se pueden tener esos bichos en el barco? Y me puse a llorar en serio. Eran los nervios. Estaba enseñando mi lencería interior de color fucsia que sólo quería haberle mostrado a John si hubiera llegado el caso. Nunca imaginé que la luciría en público delante de un grupo de marineros babosos que miraban mis... mis... mis esos. - Necesito ir a cambiarme - sollocé. Si me dejaban irme, podría buscar a John y... ¡ay, no, tenía que aprovechar para buscar a Sagitas! Y volví a gritar, pero esta vez en serio. - ¡Ah, no, eso sí que no! Le enseño las domingas a los marineros, pero no me da la gana que esos me vean desnuda - dije. Y me refugié tras la espalda de Eledhwen. En el ojo de buey se veía la cara de un par de sirenios que examinaban el interior del comedor.
  11. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Eledhwen fue la primera en aparecer. Miré su mano y no traía la varita. ¿La habría dejado en el camarote, como habían ordenado? - No estoy bien. Eschuché que... No pude añadir más, uno de los marineros se acercaba y nos indicaba una puerta. En vez de ir a ese lado, me acerqué más a mi prima. Después apareció mi tío Adrian, quien parecía estar bien y preguntó por Sagitas. Pero no pude decir lo que pensaba, los marineros parecían impacientarse y nos empujaron hacia la puerta abierta. - ¡Eh, sin empujar! Sé caminar solita - me enfrenté, aunque era porque estábamos en grupo. Solita no hubiera hecho nada. - Lo que menos me preocupa es le menú, tía Amya. Tengo que deciros que... Los marineros no parecían dispuestos a dejarnos hablar y nos hicieron pasar por pasillos tan estrechos que yo apenas pasaba, así que a ver como se apañaba... - ¡John! ¡Falta John! ¡¡Falta John!! ¿Qué le habéis hecho a John? - grité. Estaba a punto de ponerme a llorar. La presencia del muchacho brillaba por su ausencia, y era tan alto que no era fácil de perder de vista. ¿Se lo habrían llevado como a Sagitas? Me empujaron otra vez y llegamos al comedor. Me estrujé las manos y procuré sentarme entre Amya y Eledhwen, para sentirme protegidas por ellas. Guardé silencio hasta que nos dejaron la comida en la mesa. - ¿Y los cubiertos? - exclamé. - Con las manos - gruñó uno. - ¡Oh! Somos civilizados, en su país tal vez coman con las manos pero en Inglaterra comemos con cubiertos desde hace muchos siglos - protesté. Un marinero me quitó el plato. - Vale, vale, ya como con las manos. Tomé el plato antes de que desapareciera, aunque el contenido era algo... insustancial. - No sé qué creen que vamos a hacer con una cuchara. En cuanto se alejaron un poco, bajé un poco la cabeza y la incliné hacia todos. - Han secuestrado a Sagitas. Lo oí desde mi camarote. Ese capitán la está coaccionando con algo. Shhh, no saltéis. Dijeron que cuidarían de ellos mientras ella accediera a algo. Así que... miré a los lados por si alguien nos escuchaba. ¿Y John? Le echaba de menos.
  12. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Estaba mirando el agua oscura cuando sentí el golpe de los nudillos. Giré la cabeza hacia la puerta, pero sentí que se abría la de al lado. Alguien había entrado en el camarote. Alguien había dicho que era el capitán. - ¿Será el camarote de Sagitas? - me pregunté. Me alejé de la ventana y corrí a la puerta. Ya no se oía nada. Intenté abrirla pero no pude. Aquello no era lógico. Si íbamos en una misión ministerial importante, ¿por qué nos encerraban? Sentía murmullos en la habitación de al lado pero a pesar de pegar la oreja en el frío metal, no sentía nada. Pero sí oí que se abría la puerta. Y por allá si que se entendían las voces. - ¡Ooohh! - dije, al sentir la voz dura del Capitán. - En cinco minutos, Harold te sacará del camarote y te llevará con ese vestido puesto a mi camarote para almorzar. ¿Qué estaba pasando? Aquella voz había sonado amenazadora. - En diez minutos serán conducidos al comedor con el resto de la tripulación, no sufras por ello. Te dije que cuidarías de ellos mientras accedieras a ... No llegué a oír como acababa la frase. Pero ese "mientras" me disgustó. ¿Es que el capitán estaba obligando a algo a Sagitas? Casi al momento sonó la voz en el aire que decía que en diez minutos se abrirían las puertas. Pero si a Sagitas le había dicho cinco minutos... Me até las zapatillas y me puse ropa de abrigo, se notaba el frío en aquel lugar y conté los 10 minutos, 9 minutos, 8 minutos... No había manera, yo lo contaba más deprisa y parecía que la espera duplicaba el tiempo. Cuando por fin se abrió la puerta salí corriendo al pasillo. Allá había varios marineros. Uno de ellos dijo en voz alta: - Dejen las varitas en sus camarotes. No las van a necesitar para comer. ¡Aquello era el colmo! Busque a la tía Amya o a Eledhwen. Ellas eran jefas, seguro que sabían que pasaban. Por cierta intuición, estaba segura que Sagitas no estaría con nosotros.
  13. Refunfuñé un poco por lo bajo. Para mí eran palitos, yo no sabía nada del hindú. Aún así, era envidioso que Sagitas supiera el idioma y conociera tantos dialectos como para identificar el correcto. Ella decía que no sabía mucho pero a mí me dejaba maravillada con lo que decía. - No seas mala, Sagitas. ¡Cómo se va a curar comiendo un plato de lentejas indias con curry! - protesté. Pero después me arrepentí. - No quiero decir que no sepas leer lo que pone. Bastante esfuerzo haces por ayudar a mami, sólo que tiene que poner algo más. Algo se te escapa. Yo quería que mami recuperara su paz interior y con la comida, al menos que le pusiéramos polvos de amapola en vez de sal, no iba a mejorar, estaba segura. Algo escondía el libro y había que encontrarlo. - ¿Ves? Más allá de las apariencias - repetí, para que mi tía se esforzara más. Quedé sorprendida. Reena había soltado el libro. ¿Sería el momento de quitárselo de las rodillas? Pero no me dio tiempo de pensar más. Tomó mi mano y la puso sobre la suya. Así, juntó las manos de Sagitas y de Pikachu. Después cerró los ojos. Noté que Sagitas también lo hacía, así que yo los cerré y esperé. Aquello tenía pinta de una ceremonia de sacerdotisas y siempre era bueno aprender de nuestras Hermanas Mayores de Clan. Cuando pensé que no sucedía nada, una luz resplandeciente sustituyó la oscuridad de mis ojos. La seguí. Aquel espectácul.o era precioso. - ¡Ooohh! Son más... palitos... Aquello parecían.
  14. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado El tiempo en la camilla, atada con aquellas correas, se me hizo eterno. Pensé en la situación en la que estábamos ahora y me pregunté qué estarían haciendo el resto de empleados. Seguro que Amya_An habría encontrado alguna manera de librarse de ellas y estaría correteando por su camarote. O tal vez fuera, a ella no le iban mucho las normas, aunque a mí me daban miedo aquellos marineros tan rudos. Eledhwen y Adrian seguro que permanecían correctamente atados y quietecitos, a veces Desmemorizadores daba envidia de lo bueno que eran, nunca se metían en problemas. Tuve que esconder una sonrisa al pensar en cómo estaría pasándolo Sagitas. ¿Estaría en su departamento o estaría en el camarote del Capitán? Seria bueno que en algún momento nos explicara su pasado, sobre todo teniendo tan cerca la boda con Jack. Y después pensé en John. ¿Qué tal lo estaría pasando él? Me había sorprendido dándome un beso en la mejilla y guiñándome un ojo. ¡Era tan caballeroso! Mi camastro es algo estrecho, me pregunto si él habrá conseguido entrar en el suyo o le sobrará por todas partes. Poco después, el barco parece tomar una inclinación más adecuada y noto que hace frío. Las correas se desatan y me estiro. Después pongo los pies en el suelo y miro por el ojo de buey. Ya no estamos en High Flights. Aquello es otro lugar, más azul, con animales marinos. Aquello era un lago, esto es el mar... ¿Cómo habremos pasado de un lugar al otro? Huy, mejor no preguntar, es preferible no saberlo. ¿Podremos salir ya fuera del camarote o mejor seguir dentro sin movernos, por si acaso? Echo de menos mis compañeros.
  15. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado Para mí aquello era un claro abuso de la autoridad. Aquellos brutos estaban abusando de empleadas funcionariales ministeriales. ¿Eso no significaba algo? Seguro que podríamos denunciarles y que los llevaran a Azkabán. Si hasta se habían llevado a la pobre Sagis, que sólo había venido a ayudarnos. Amya quería que les tumbáramos pero no fue posible. Ellos eran unos malvados y forzudos. Grité por John, estaba seguro que con él no se atreverían. John seguro que era más fuerte y más caballeroso que estos brutos. - ¡John! ¡Socorro! ¡Adrian! Pero antes de que se armara la de San Quintín allá abajo, apareció el capitán. Imponía mucho respeto y todos nos callamos. Hasta que dijo que de Sagitas se encargaba ella. Nosotras fuimos depositadas de un empeñón en nuestro camarote. En cuanto se cerró la puerta, le di un par de patadas, como si aquel marinero tosco estuviera delante. - Toma, toma y toma - le dije a la puerta. Ahora me sentía fatal, ¿qué le pasaría a la tía Sagis? ¿Conseguiría calmar al capitán y hacer que nos trataran mejor? ¿Presentaría queja oficial al más alto Almirantazgo del comportamiento de la tripulación de ese barco. De repente, una voz conocida atronó el barco. - ¡Tía Sagis, tía Sagis! ¿Estás bien? Sagitas ordenó (sí, aquello era una orden clara) que nos fuéramos a la cama y que quedáramos atadas mientras el barco se hundía. Me crucé de brazos. De eso nada, yo no me iba a meter en... El barco empezó a caer en picado. ¡Por los dioses! Empecé a resbalar y resbalar del suelo y acabé estrellada contra una de las paredes. Me arrastré con mucho esfuerzo hasta la cama. ¡Si estábamos casi de punta! Mi maleta también se había estrellado contra la pared y mi ropa se había salido toda. Había una parte de arriba de mi bikini rosa en la lámpara del techo. - ¡Quiero atarmeeeeeee! - le grité a la litera, a punto de caerme de ella. Y unas correas me sujetaron a tiempo de no caer contra el techo del barco. ¡La primera y la última vez que me montaba en un barco mágico!.
  16. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado ¿Qué eran aquellos gritos? Estaba dentro del camarote, poniendo la maleta que había llevado todo el rato mi compañero John (sí, había sido algo mala abusando de él) cuando se sintieron pasos que se acercaban, susurros y golpeteos. Estoy segura que una de las voces era de Sagitas. Después, alguien golpeó la pared de mi camarote y juro que sentí la voz de Amya diciendo algo de un solar... ¿Teníamos velas solares o algo así? Pues yo no iba a salir de allá hasta que llegáramos a destino. No es que me mareara, pero tampoco estaba segura de que me gustara estar fuera, en cubierta, pasando frío. Después sentí gritos a lo lejos. Aunque sentía curiosidad, la comodidad y la paz de mi camarote era más atractivo. Estaba segura que allá dentro no podía pasarme nada. ¿Seguro? El barco pareció moverse de un lado al otro e incluso me pareció que se hundía? No quería pensarlo, mejor irme a la cama. Me quité la ropa y me puse un camisón azul celeste y me dispuse a peinarme el pelo, era algo que hacía cada noche, cien cepillados, estuviera donde fuera. Sino, me salían enredos. Grité al ver que se abría la puerta. - ¡Amya! Se llama antes de entrar - recriminé en voz alta. Pero Amya estaba como loca diciendo cosas inconexas. "Xell guardada". Si me había guardado yo sola... La curiosidad pudo a la prudencia y me levanté, aún con el cepillo en la mano, y la seguí. Iba abriendo puertas y en una dijo algo de compartida. ¿Quién estaría con quién? - ¡Amya! - la llamé. - ¿Necesitas ayuda? ¡Eh, vosotros, soltar a mi tía! ¡¡Tía Sagiiiis!! ¡Unos marineros quieren violar a la jefa!
  17. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado No se me escapó lo del Concurso de Camisetas Mojadas que susurró Amya, eso hizo que me acrecentara la vergüenza por mi atuendo todo mojado. Y encima estaba mi madre presente, ¿qué pensaría de mí? Aunque ella iba bastante oscura, como si saliera de una caldera. - No es Krum, es el dueño o el que se encarga de esta lugar, Jefa - le contesté a Amya. Entonces Sagis dijo lo de ir en barco y miré el agua. ¿Estaba de broma? ¿Allá? Pero si no se veía ningún barco, yate, bote, balsa o nada que flotara. Para que me comiera mis palabras, una vela y un mástil, acompañado de un barco, emergió en el agua. Abrí la boca, muy asombrada, y no pude decir nada de nada. - ¿Aurora embrujada? - pronuncié, al fin, cuando lo mencionó Eledhwen. - Esto me da mala espina. Pero aquel capitán parecía amable. Demasiado. Parecía atraído por Sagitas, cosa que no es nada inusual, ya que mi tía no deja inmune a nadie con su personalidad desbordante. Amya nos mandó subir y me hizo gracia que Jhon me ayudara de nuevo con la maleta. Le iba a dar las gracias cuando la Jefa dijo que quería encaramarse a un palo. Así como íbamos a tener buena fama los de la oficina, si la jefa quería subir como un mono al palo mayor. Y cuando parecía que iba a demostrar su grado de locura, Amya_An cambió y pidió prestado un camarote. - ¡Por fin! - pensé. Aquella ropa mojada me estaba dando frío. Me puso un abrigo encima y entré en calor, menos mal. Me giré, alarmada por las palabras de mi prima. - ¿Nos van a tirar por la borda? Yo ya estoy mojada. Oh, ¿de verdad me miraba el contramaestre? Y me abroché más el abrigo, para que no me viera tan mojada. Amya me agarró de la muñeca y la aprisionó con fuerza, como un ave de rapiña, empujándome por una puerta diminuta y un pasillo estrecho. - ¿A dónde vamos, tía? ¿Sabes moverte por aquí? Por supuesto, no lo sabía. Y nos perdimos. Y yo puse cara de [ver foto, jajaja] al notar que no tenía ni idea de donde estábamos. Pero a grandes males, grandes remedios. Nos cambiamos allá en medio, ahora que no había nadie. ¿Nadie? La voz de Eledhwen nos interrumpió en nuestros intentos. - ¿Piruetas? ¡Yo estoy atascada, prima! ¡Socorro! Aunque pude salirme yo solita, no sé como, porque Amya se tiró encima de nosotras intentando atarse las bambas. Menos mal que Eledhwen le ayudó o capaz de tener que ir descalza todo el viaje. - ¿Dónde meto esta ropa sucia? - pregunté, apurada para que no me vieran con ella en la mano. Cuando hablaban de sumergirnos, me puse nervioso. Bajé la voz y cuchicheé. - Oye, en confianza. ¿Creéis que ésto es seguro? Me da a mí que... que... Sagis tiene amistades muy raras, ¿verdad? Pero Amya volvía a ser una niña pequeña, ahora que ya estaba calzada, y abría las puertas como los niños abren los calendarios de Adviento en busca de chocolatinas. Encontró nuestros aposentos a la primera. - ¿Podemos elegir? Yo quiero... ¡Este! - grité, feliz de tener una cama donde dormitar mientras llegábamos. - ¿Alguien nos despertará o tenemos que poner un despertador?
  18. ¡23 idiomas! No tendría cabeza para tantos, si sabía los justitos. Y Sagitas lo decía tan pancha, como si eso no fuera importante. ¡Y hablaba sirenio! Si era un idioma impronunciable. ¿Cómo que no era valorado? Estaba anonadada con tantos conocimientos. Ya me gustaría a mí saber la mitad de ese número. Sagitas intentaba convencer a mami de que le diera el libro, que ella lo leería y no se lo quitaría. No es que sonara muy creíble, se notaba el esfuerzo que hacía para que confiara en ella, aunque sonaba algo forzado. Pero la convenció. Reena empezó a pasar páginas, despacito, para que viéramos el contenido. - Huy, eso suena a... a... palitos... Es que parecían palitos, no era de una lengua conocida, estaba segura. ¿Sagitas podría reconocerlo? Ahora sentía curiosidad por saber qué ponía ahí. - ¿Qué vieja? ¿De qué vieja hablas, mami? Parecía que entre ellas se entendían, y aunque me molestaba que me mantuvieran al margen, al menos estaba segura que Sagitas le ayudaria.
  19. Todo aquello me aburría. Era una reunión de bobos aburridos, tan aburridos como los estudiantes del instituto del cual me había escapado para salir de aventuras. Ni aplaudí cuando se sucedieron los premios, a la mitad no los conocía, ni a la otra mitad tampoco. Sólo tuve curiosidad cuando aquella llamada Xell recogió su premio. - Así que eres tú... - dije en un tono que daba miedo. Pero yo sonreía. Soy Moma, de "Lost in Marauders" y los que me conocen saben que soy algo... traviesa... Y rencorosa. Y malévola en mis planes de venganza... La situación sólo se había animado con la aparición de un zorro que quería robar los premios. Y ahora con aquella mujer dentro del entablado, como si se la estuvieran comiendo. Parecía atascada y pedía ayuda, pero no salía. Fue cuando dieron los premios a los Villanos del Rol. Mi nombre no estaba nominado siquiera. Puse los labios en un rictus de contrariedad. Eso no se me hacía a mí. Se iban a enterar... Saqué mi supermegagran petardo y me acerqué a la mujer pelirroja que estaba en el estrado. - Déjame a mí. Esta sale sí o sí. Hice un pequeño agujerito con un trepano en la madera y metí dentro el petardo. Después le dije a aquella elfina que pusiera el pie encima, para que no pudieran sacarlo de nuevo. Finalmente, sonreí y puse las dos manos en las orejas. - Querido público... Cuenten conmigo. Uno... dos...
  20. Pikachu estaba siendo de gran ayuda, parecía que Reena confiaba en ella, tal vez porque al resto nos conocía y sabía de que éramos capaces. Reena nos pidió una promesa. Busqué la aprobación de Sagitas. En definitiva, ella parecía llevar la voz cantante y si ella decía que no, nadie le llevaría la contraria. Pero mi tía no parecía querer decir nada aún, al menos hasta pensarlo bien. Ella siempre hablaba y hablaba, si ahora estaba callada era por algo. Pero Pikachu intentaba convencer a mi madre de que le dejara leerlo. - ¿Pero tú sabes idiomas? - le susurré. Fue cuando vi que hacía un ademán a mi tía de que se acercara. Pero Reena era desconfiada. Me acerqué a ella y me arrodillé a sus pies, como cuando le pedía que me cepillara el pelo. - Yo te lo prometo, mami, no voy a quitarte el libro. Yo estoy a tu lado, mami.
  21. Hasta ahora había conseguido permanecer más o menos a buen recaudo en aquella silla. Me agachaba, me levantaba, aplaudía y volvía a esconderme, poniéndome cómoda en mi asiento. Me había sentido muy orgullosa con cada uno de los premiados. Matt Blackner, mi primo, había conseguido llegar a su asiento con los dos premios que ya llevaba encima. Los dos premios de personajes masculino y femenino, que habían recaído en "Historia de la Historia" me hicieron aplaudir muchísimo, porque yo había participado en ella, aunque no reconocí a la chiquita que subió a recoger el premio. Su abrazo a Sagitas me hizo llorar, la consideración de mi tía y su elfo hacia la muchachita fue de lo más emocionante. Soy sacerdotisa, así que entendí esos gestos de reconocimiento de alguien de más grado en el nivel espiritual. No lo sabía, pero aquella chiquilla era alguien muy importante entre las representantes de la Diosa. Por ello me sentí triste, ojalá hubiera entrado antes en el rol de la "Historia" para poder haberla conocido en persona, no en movimientos de giratiempos que no me habían permitido conocerla. En eso pensaba cuando sentí los gritos. Primero, de Sagitas. Decía mi nombre y después un "Tú te lo mereces". Segundo, la elfina de quien en rol era la madre de mi personaje: "Niña Xeeeeeeeeeel". No entendía nada pero entonces vi mi nombre escrito en la pared y me quedé anonadada. ¿Yo, la mejor novata de este año? Boqueé, nerviosa. ¿Tenía que subir a por el premio? Todos me verían. No, no, yo soy vergonzosa. No... Le diría a Elisabeth que me diera ella el premio, que me lo dejara en mi ficha. Tercero, los gritos de alguien que juraría venían de debajo de los asientos, alguien tan tímido como yo. Me agaché más en mi asiento y grité con fuerza: "¡Aaaaaaaaaaaaay!". Algo había asomado entre mis piernas. Salté, me puse de pie. Un foco de luz me alcanzó y tooooodos me miraban. La gente me da miedo así que me quedé paralizada. Duró poco, cuando me convencí que cuanto antes tomara el premio, antes me iría a la seguridad de otra butaca. - Gracias, gracias, muchas gracias - musité. - Es un premio que me hace mucha ilusión porque el año que viene no podré obtenerlo. Así que gracias. Oh, Taga, gracias por las flores. Bajé del estrado y corrí a una butaca. Antes de sentarme, miré por debajo, por si acaso había alguien más aplaudiendo y viendo mis faldas.
  22. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/02_RMyEM/Insignia%20Revertores/InsigniasDePrueba/Xell_p.gifCaso del Avión Siniestrado No quería volver al agua, pero peor fue llegar aquel autobús rodando hacia nosotros. Lo conocía. Era el del negocio de la Agencia de Viajes de tía Sagitas. Abrí los ojos, asustada, en cuando le vi llegar dando bandazos. Incluso una de las ruedas levantó una ola de agua del lago. Las ninfa apagaron su canto del todo. Aquello, a pesar del miedo que daba, fue un alivio, aunque puestos a escoger, ¿qué era peor, una ninfa cantarina o un autobús descontrolado? El grito de Sagitas me descolocó aún más. No era pregunta, era una maldita afirmación sobre lo que estábamos viendo. Di un salto hacia atrás, no tenía la valentía que parecían gozar mi tía o aquel hombre del negocio. Estaba segura que nos iba a arrollar. Pero frenó antes de darnos. La primera persona que bajó, refunfuñando, fue Eledhwen. - ¿Cómo que no conducía? Hola, prima - inquirí, esperando respuestas para lo sucedido. Tras ella bajó la tía Amya_An, bien pálida y con cara de querer "evacuar" todos los donuts que se hubiera comido este mes en la tercera planta. Intenté decirle algo, pero no se me ocurría nada. - Sagis, espero que el viaje en barco no sea tan movido. Después bajó John y fue cuando di un gritito. No estaba visible. No con aquella ropa mojada y arrugada. ¡Y no me había traído ropa de recambio! Pero mi compañero de oficina se acercó con una gran sonrisa y dejó a mis pies mi maleta. Era la mía, la que tenía mi nombre en la asa. ¿Cómo es que...? ¡Ah, claro, mi elfo la debería haber dejado en el autobús? Me alegré tanto que me puse de puntillas para llegar y le di un beso en la mejilla. - Gracias, John. ¿Hay algún sitio donde pueda cambiarme? Y no quise reflexionar si en verdad John decía que le había gustado porque sí o era ironía.
  23. Me pregunto por qué mi instinto me dijo que sacara la varita, como mucho podría sacar la notebook rosa y teclear para que Xell se levantara de su asiento y se acercara a aquel maleducado y pedir que controlara a su animalito. Pero aquella Sagitas (Elisabeth, también con el teclado) había sabido mover la situación y ya daba nuevos premios. Me sentí más cómoda, pensando que aquel premio se lo merecía, Leyenda del Bosque. Sagis era la que se merecía el premio, era genial roleando y siempre ayudaba a todos. Aplaudí a rabiar, esperando que subiera a recoger el premio. Miré a todas partes, no, no se decidía. Pero la Sagitas personaje alardeaba en el escenario con el premio. Así era ella, una payasa con premio que saltaba de lado a lado de alegría. Y Harpo estaba tan orgulloso como ella. Así que me imaginé a Ely trotando por su casa con una gran sonrisa escribiendo a sus personajes. Así que aplaudí con más fuerza, esperando que hubieran más premios. Ya no recordaba cuantas categorías había en las votaciones. Dejé de aplaudir y me senté, con una gran sonrisa en la boca. Estaba feliz por ella.
  24. - ¡Si hay una estatuilla! - dije flojito, en mi asiento. La gente entraba a la carpa y salía, había mucho movimiento, pero no presté atención. Estaban premiando un Rol en el que participaba y me sentí muy feliz, no paraba de aplaudir, aunque aún seguía con la cabeza metida en el asiento, escurrida bien abajo del él, para no asomar mucho. Después lo repensé. Pero si mi personaje no podía verme. No sabía como era, no podría reconocerme. ¿O sí? Había puesto demasiado en mí, tanto que sólo nos separaban los matices. Mi pelo es de un rubio sucio y tengo que usar la plancha para que sea lacio; el de ella era largo, liso y dorado como el sol. Pero el resto, éramos igualitas. Pero seguro que no se daría cuenta, estaba demasiado atenta a la gala. Aplaudí de nuevo cuando Mackenzie dijo mi nombre, pero como dijo muchos, nadie se dio cuenta que yo era esa Xell que decía. Después volvió el mismo ritual para dar el premio al Rol que merecía ser salvado. Grité de alegría al sentir que aquel era uno del que había oído mucho hablar, el de la "Hermandad". Si lo abrían seguro que buscaba algún papel en él. Y entonces sentí los chillidos. ¿Pero cómo se atrevía? Aquello me puso tan furiosa que me incorporé para ver el causante de aquel boicot a la gala. No le conocía, pero a Sagis sí. Bien, siempre la llamaba Sagis, hasta cuando nos veíamos, quería decir que a Elisabeth la conocía y sabía lo mal que lo debia de estar pasando. Y lo demostró al tartamudear. Y cuando se hizo la luz, ya no estaba. ¡Maldito fuera el de los silbidos! Intenté verla pero, siendo la roler de la gala, sencillamente había desaparecido de la escena. ¡Nos habíamos quedado sin gala! Pero enseguida subió Sagitas. A ella la conocía de roler día tras día con su personaje. Era inconfundible con esa forma desvergonzada de expresarse y aquella melena violeta. Dijo que el premio era para Matt y dirigí la mirada hacia mi personaje. Se ruborizaba. Estallé en risas. Pero se cortó enseguida al ver aquel zorro que se lanzaba contra el baúl de los premios. A la vez, un hombre sacaba su varita y alguien, un elfo, apuntaba al escenario con una flecha. Reaccioné con rapidez y saqué... saqué... ¡Demonios! Yo era roler, no personaje.
  25. Yo creo que mami habló por fin porque nos vio llegar y hablar con la tita Sagis. Quiero creer que fue por los dos, no sólo por Pikachu. Aún no entendía por qué confiaba en él más que en mí, aunque he de reconocer que mi nuevo amigo era adorable y hablar con él te llenaba de tranquilidad. Tal vez era eso lo que le atraía a mi madre. Me sentí algo abochornada con lo que me contestó Reena. Bajé la cabeza un poquito y se lo expliqué a Pikachu. - Es que mi padre es Profesor de Conocimientos de la Academia, Transformaciones. Él me diría que un hombre no se puede transformar en dragón por características antropomórficas y... ¡Qué tontería había pensado! Hasta la tía Sagitas me reñía. ¿Entonces qué era lo que le pasaba a mi madre? Después gritó lo de que el libro no era mágico. Le susurré a Cye: - Tranquila, tía. Hablaré con papi, él sabrá detectar enseguida si es un libro de Uso Indebido, donde trabajas, y si es necesario, seguro que lo requisa para el departamento. Pero no quería que Reena se alterara. Me encogí de hombros ante la pregunta de Pikachu. - No sé, no sé a qué respuestas se refiere, pero si no nos deja leerlo para ayudarla... Pero quitárselo de golpe... Es mi madre, me da... un poco de respeto utilizar la fuerza. Y ante la afirmación de Sagitas abri los ojos como platos. - ¿Sabes 23 idiomas? Pero eso es una auténtica pasada - dije con tono de admiración. Si no hubiera dicho antes que eran 1000 idiomas los que conocía, hubiera pensado que era una exageración. Aunque de Sagitas me lo creía todo, era una mujer con mucha sabiduría por dentro.

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