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Helene Eloise Bellerose

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Todo lo publicado por Helene Eloise Bellerose

  1. http://i.imgur.com/vgKbFGI.png A pesar de que la petición fue clara y concisa, Holmes no pareció entender la importancia del asunto que les atañía. No le sorprendía, estaba acostumbrada al entrometimiento de la prensa, pero era ese periodista en específico, el que siempre estaba entrometiéndose en todas las absolutas investigaciones que la castaña llevaba. Naturalmente, no era la primera vez que se le había solicitado que se fuera, la que recordaba por última había involucrado al fiscal mágico y a un desubicado Holmes tratando de colocarle un micrófono muggle para espiar sus conversaciones, de manera desfachatada y poco profesional. Suspiró, haciendo caso omiso del discurso de la libertad de prensa. Dentro del sistema penal mágico, Kassandra tenía la potestad de solicitar que su presencia se desvaneciera, porque era literalmente una obstrucción de la justicia. No le pasó por alto que el periodista anotaba cada minúsculo detalle de su conversación con Linner, como si de alguna manera eso fuera relevante. Estuvo por mencionarle la invasión a la privacidad, pero no lo hizo, porque simplemente una intervención suya no valía la pena. De todas formas, si es que el mago optaba por tratar de espiar si quiera un poco el interrogatorio que se disponía a realizar, su acción sería la de llamar inmediatamente a los de seguridad para que se lo llevaran. Sus golpes sutiles se vieron reemplazados por golpes rudos hacia la puerta de los Ivashkov. Los mismos alteraron un poco a la bruja, que trataba con toda su alma de no mutar su expresión afable y calmada. Segundos pasaron hasta que la puerta se abrió finalmente, mostrando a un mago bastante ceñudo. Kassandra esperaba que no se le asociase con el incordio de hace unos minutos, y esperó pacientemente que se le diera la oportunidad de presentarse. Sean se apresuró, introduciéndole e introduciéndose él mismo. El rostro del mago pareció suavizar su expresión de molestia con aquellas palabras. Como nunca estaba por demás, la Weasley le mostró su identificación para que pudiese comprobar su identidad antes de comenzar a hablar con un tono cordial. —Buenas tardes, efectivamente, el señor Linner y yo nos encontramos aquí para realizar una investigación que nos permita aclarar los hechos. Tengo entendido que tuvo un enfrentamiento poco cortés del señor Gryffindor hace unos días, básicamente soy la defensora del mago que llevará su caso. Se explicó, mostrando una sonrisa ladina. —El señor Holmes, sin embargo, representa a la prensa y no es nuestro acompañante. Nos hemos encontrado hace unos minutos, con las mismas intenciones. Me gustaría que nos concediese unos minutos, al señor Linner y a mí, si es posible y naturalmente donde podamos hablar tranquilamente y sin interrupciones de ningún tipo. Extendió sus intenciones con formalidad y aguardó a que el que suponía era el patriarca, tomase una decisión y les permitiera proseguir con sus intenciones. @ @@Zack Ivashkov
  2. http://i.imgur.com/vgKbFGI.png La visita a la familia Macnair se había visto manchada por varios sucesos inaceptables. El nivel de indignación de la Weasley había crecido a tal punto, que habría podido pensar que no era posible que se intensificara. Se había equivocado. La horda violenta había acabado quizás con todos los cristales de los amplios y costosos ventanales del inmueble. No era necesario ni siquiera mencionar que Cissy había llegado casi al tiempo que se estaban yendo, minutos después de que un alterado Sherlock Holmes hubiese tratado de llevársela forzadamente de allí. Había apreciado el gesto de Holmes, sin embargo era sumamente extraño verlo merodeando por allí, con aquel gesto suyo de que sabía más de lo que aparentaba. Al final, Linner y ella habían desaparecido en dirección a su próximo destino, el castillo Ivanshkov. El rostro de Linner concedía cierta tranquilidad, contrastando con la notable indignación de la castaña. En las afueras, procuró devolver a su armonía inicial hasta el último de sus cabellos, además de planchar con las manos las faldas de su vestido, solo por si acaso. Afortunadamente, conservaba la libreta, que era su eje primordial para no perderse dentro del caso. Ante la petición de Sean y luego de un seco asentimiento de cabeza, los pálidos nudillos de la castaña se dirigieron hacia el portón de entrada, sin llegar a hacer contacto del todo pues una tercera presencia nuevamente inesperada se hizo presente. —¿Señor Holmes? —Entre sorprendida y asustada, Kassandra observó al mago aparecer de súbito. ¿Es que estaba destinada a interrumpir el curso de todas sus investigaciones por aquel periodista? Escuchó las palabras de su acompañante con gesto serio, y dirigió sus orbes caobas hacia el recién llegado. —Señor Holmes, mucho me temo que no está haciendo las cosas fáciles para mi con sus improvisadas apariciones. Le recuerdo que este es un caso de suma importancia dentro del sistema judicial y no nos hace ningún bien tener a la prensa revoloteando cerca de asuntos clasificados. Voy a tener que pedirle que venga a hacer su entrevista en otro momento. Había hecho su petición con la mayor educación. Era verdad, aquel testimonial era clasificado y confidencial, necesitaba poder realizar una reconstrucción de los hechos con la mayor tranquilidad posible y sin temor de que información importante pudiera filtrarse y arruinar el caso. Sin contar claro, que los testimonios de testigos importantes debían permanecer en extrema reserva hasta que se considerase pertinente. Dicho aquello giró nuevamente su eje hacia la puerta, y golpeó con los nudillos con suavidad, sabiendo que los elfos tenían un oído bastante agudo y que no necesitaba depositar más fuerza en su acción. @ @
  3. La asignatura le llamaba la atención de sobremanera. Si bien, su licantropía podía considerarse lo más oscuro dentro de su personalidad y naturaleza, a la Weasley siempre le habían interesado los temas poco tratados como lo era la oscuridad de la magia misma. Claro que su corazón y su persona le pertenecían al bando de la luz, pero aún así... Iba nerviosa repasando todos los posibles temas que pudieran ser tratados en la clase. Tenía altas expectativas, sabía que el grupo era ya de por sí muy reducido y eso le hacía pensar que aquello beneficiaría a la exclusividad y detallismo del aprendizaje. Lo valoraba, puesto que en sí su personalidad se centraba en estar en perpetua expansión de sus conocimientos. La universidad era el lugar donde debían reunirse, o eso creía. Algo le decía que a pesar de eso, estaría lejos de ser el escenario. No pudo dejar que sus pensamientos divagasen mucho más lejos, pues en el mismo instante en que lo pensó se vio sumida en una especie de viaje inesperado. Sentía su cuerpo transportarse a gran velocidad hacia la nada misma, y cuando terminó la sensación pudo verse a si misma en medio de un desierto vasto, amplio, infinito y por apariencia interminable. No estaba sola, pues quien parecía era su compañero y su tutora se encontraban allí, acompañados de algo más que no pudo descifrar. La clase empezaba a ponerse interesante. La tutora se presentó de manera simple y carente de emoción. Malfoy fue el único nombre proporcionado, seguido de una explicación precisa y breve sobre lo que les iba a deparar en su clase. Kassandra conocía la tabla periódica, se la había memorizado alguna vez... pero lo que vio estaba totalmente lejos de ser lo que se había imaginado al leer sobre ella. Parecía que iban a ser testigos de algo grande. ¿El inicio, había dicho ella? asintió secamente, sintiendo que la maestra aguardaba a lo que parecía ser la presentación de ambos jóvenes. —Mi nombre es Kassandra Weasley, tengo muchas expectativas con respecto a esta asignatura. —Anunció con una media sonrisa. Si la maestra había sido breve, pues más lo sería ella. No había necesidad de ampliar la información en detalles innecesarios. Lo único que Malfoy necesitaba era un nombre, y todo lo demás se haría ver solo, cuando tuvieran que probar sus habilidades.
  4. El recorrido por el Magic Mall casi acababa, si es que todo salía tal y como ella deseaba terminaría los trámites antes de lo pensado. Deseaba libros, necesitaba libros. Lamentablemente sus obligaciones no le habían permitido adquirir los conocimientos rápido, por lo que tendría que contentarse con un libro. Avanzó, notando que había una fila considerable de gente, quizás quienes deseaban adquirir productos debido al renovado stock. Suspiró, tomando un formulario de los que habían a su disposición y llenándolo con sus datos lo más precisamente posible. ID: 113123 Nick: Kassandra Weasley Nivel Mágico: 7 Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero N°106850 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda N°93318 Fecha: 2015-02-26 Nombre del producto: Libro de la fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAAAA Puntos por unidad: 0 Precio: 5000 Precio total: 5000 Total de Puntos: 0
  5. Kassandra recorría el Magic Mall con tranquilidad. Pensaba que si tenía suerte esta vez podría hacerse con varias pociones que realmente le habían llamado la atención. A lo mejor, podría coleccionarlas, nada más le faltaban unas pocas para tener todas las que el Magic Mall ofertaba. Así pues, se dirigió a la segunda planta y revisando con sumo cuidado los catálogos, comprobó que al menos en el stock todavía quedaban existencias de dos de las pociones que tanto quería. Sin muchas ceremonias, tomó uno de los formularios y trazó con habilidad y gracia los datos que se le solicitaban. Revisó con cuidado, solía equivocarse algunas veces pero esperaba que ésta no fuera una de ellas. Una vez comprobado, se dirigió a la ventanilla y saludó al encargado con jovialidad. —Buenas tardes, me gustaría que me ayudasen con estas pociones si es que es posible. Extendió el formulario con calma y esperó a escuchar una respuesta a su petición. ID: 113123 Nick: Kassandra Weasley Nivel Mágico: 7 Rango Social: Dragones de Bronce Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero N°106850 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda N°93318 Fecha: 2015-02-25 Nombre del producto: Felix Felicis Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 Nombre del producto: Elixir de la vida Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 9500 Precio total: 17500 Total de Puntos: 320
  6. Lo que creyó era una reconciliación se volvió un momento ácido de una manera muy rápida. Pudo sentir el ambiente cambiando, él se estaba alejando de una manera absurda. Sonreía. ¿Por qué demonios sonreía? ¿Es que acaso no le importaba? La confusión tardó unos segundos, hasta que finalmente él expuso su pregunta, clara, hiriente. ¿Insinuando? Kassandra lo miró confundida, sintió que su abrazo se tensaba. En su interior, la indignación estaba retomando nuevas fuerzas. Y pensar que en un principio ella había tenido miedo de decirle, para no herirle. Ahora resultaba que lo que tenía que hacer en todo ese tiempo era esperar pacientemente, a su regreso. —¿Qué? Completamente desconcertada, la Weasley observaba ahí, al que había sido el amor de su vida, reprochándole. Su actitud rayaba lo absurdo, habría sido más cálido hablar con un témpano de hielo. Su mirada era más fría y apagada de lo que había sido nunca. La miraba con dureza, con rabia inclusive. La siguiente pregunta sólo confirmó su molestia. Ella no sabía cómo reaccionar, ¿qué había pasado con el dulce momento de hace unos segundos? —Yo… yo creí que merecías saberlo… porque eso es lo que hacemos, ¿no? somos honestos el uno con el otro. Al menos, uno de nosotros lo es. Soltó aquellas palabras sin pensarlas mucho. Estaba enfadada, indignada, herida. Aquel abrazo ya no tenía ningún propósito. Sus cuerpos estaban juntos, pero ya no estaban más en sintonía. El subconsciente no olvidaba que estaban en un lugar público, que había gente mirando. Pero aun así… tenía tantas ganas de exteriorizar su sentir que habría bastado con mover aquella mano que en algún momento fue tierna en el rostro de su compañero y convertirla en un arma. Sin embargo, no lo hizo. Esperaba que por alguna mágica razón la atmósfera regresara a su estado anterior, pero era claro que no iba a pasar. Podía verlo, lidiando con algún pensamiento en su mente. Le había herido el orgullo, ¿pero es que acaso ella no tenía más derecho a poner por encima el orgullo propio y alejarse de él? Todo había sido un error. Se había ilusionado con la sola idea tan rápido que ahora la cabeza le torturaba. Había sido est****a, descuidada y extremadamente precipitada. Ahora todo tenía un gusto amargo. Con una última pregunta, demasiado hiriente y dolorosa, se separaron. Todo aquello le llegó directo, como si hubiera sido un golpe. Parpadeó un par de veces, sin ninguna emoción en el rostro. ¿De verdad pensaba que era mejor no haber vuelto? No se dio cuenta en realidad, cuando su compostura se rompió. Ya era muy tarde cuando sintió las lágrimas que amenazaban con escaparse de sus ojos. —¿No era eso lo que querías? ¿Irte? Por qué volviste entonces, ¿eh? ¿Puede de verdad, tu egoísmo ser más grande que lo que alguna vez sentiste por mí? —Las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas. Su voz trataba de ser fuerte y firme, pero se quebró definitivamente con la última frase. Eso no le paró, siguió observándolo con el más grande resentimiento. —Tú no tienes una idea. No tienes ni una mínima idea de todo el tiempo que pasé llorando por un hombre que se largó sin dejar ni siquiera una nota… ¿Es que debía quedarme esperándote sentada en una maldita silla, Lannister? Eso era todo. Él se iría, y todo regresaría a lo que hasta esa misma mañana había sido su normalidad. Se limpió las lágrimas con rabia, jurando internamente no volver a verlo. Él parecía dispuesto a marcharse también. Pero de alguna forma, el destino caprichoso volvió a darle un giro a esa situación. Se acercó de manera inesperada, provocando que el corazón de la muchacha diera un vuelco. La atrajo hacia sí sin darle tiempo a reaccionar y luego, estaban fundidos en un cálido, urgente y dulce beso. Las manos de ella se localizaron en la cintura de él como un gesto automático, uniendo aún más sus cuerpos. Se olvidó por completo de la pelea de hace unos minutos. Lo necesitaba y lo había necesitado siempre, ahora se daba cuenta. —Lo hago. —Susurró, sabiendo que él podría oírla con claridad. —Para bien o para mal, lo hago… —Repitió. —¿Pero, me perteneces tú a mí? —Inquirió, observándole con timidez. ¿Qué tal si el Lannister, dentro de sus aventuras, había conocido a alguien más? @@David Lannister
  7. La tranquilidad de su proceder le alarmaba. ¿Qué se había imaginado? Ella misma había pensado tantas veces en lo que hubiera hecho si es que David regresaba, si es que no estaba muerto ella misma lo mataría, o al menos, sacaría toda la ira y el dolor que le embargaban y se lo haría saber. Pero no. Todo estaba resultando diferente, quizás por el impacto que resultaba tenerle en frente sin habérselo esperado. ¿Quizás después? Claro, se encargaría de hacer todas las preguntas, necesitaba saber por qué se había ido tan fácilmente, sin volver, sin mirar ni siquiera atrás a todo lo que habían tenido, a lo que había dejado. Pero ahora, su sonrisa, el contacto fijo de sus ojos, la calidez de su abrazo habían menguado casi al punto muerto todo eso. Ahora no existía nada más, nadie más que le importara lo suficiente para apartarse de ahí y cortar el acercamiento o separarse de él. ¿Es que todavía le amaba? “Sólo si tú me lo pides”… las palabras hicieron eco en su cabeza por unos segundos. ¿Se lo pediría? El orgullo le decía que no debía, que lo que tenía que hacer era dejarle ahí mismo solo, sin decir una palabra, tal y como él lo había hecho. El corazón sin embargo se batía en una lucha encarnecida con su orgullo, porque sí, en efecto, el sentimiento seguía siendo tan intenso como lo fue en su momento. Quizás más, efecto secundario del amor que creía perdido. No respondió de inmediato. Cerró los ojos suavemente, emitiendo un leve suspiro, y cuando los volvió a abrir, estaban quizás más cerca, si es que eso era posible. Ah, San Valentín. En los últimos años había sido una fecha que había ignorado con todas las fuerzas de su alma. Ahora, sin embargo, le aguardaba una sorpresa tan grande que no se la esperaba. Le había devuelto a él. —Feliz San Valentín. —Hizo eco de las palabras masculinas con una sonrisilla. Sabía que aún le debía una respuesta, pero él se adelantó. Es verdad que ellos no habían terminado su relación, sin embargo, ¿qué podía pensar ella con el abandono? Luego de convencerse que él no volvería había tratado de rehacer su vida, había empezado un par de relaciones… ¿debía abordar ese tema ahora? Eso seguro, desinflaría la magia del momento como si fuera un globo pinchado. Si bien ya no tenía la sonrisa boba en el rostro, su mirada era cálida. —Cuando te fuiste, yo pensé que me moría… Cuando di por hecho que nunca más regresarías, traté de seguir con mi vida, traté, de encontrarte en alguien más. —Bajó la mirada, empezaba a sentirse culpable. —Me costó, y es que, creo que no hay nadie en el mundo para mí. —Su voz se había debilitado, por lo que el mago tendría que esforzarse un poco para escucharla. —Nadie en el mundo que no seas tú. Con lo último, le había expuesto todo. Sus sentimientos estaban claros, ahora él sabía que no le había olvidado. Sincerada, era claro que la batalla la había ganado el corazón. Sintió entonces que era el momento de darle esa respuesta, ahora la tenía clara en su cabeza. —No te vayas nunca… @@David Lannister
  8. Kassandra nunca supo con certeza cuánto había extrañado su corazón a ese hombre hasta que lo tuvo en frente. De cierta manera, ahora que estaban juntos, fundidos en ese abrazo, se sentía viva y más completa de lo que había estado nunca. Asumir que iba a obtener todas las respuestas a las interrogantes que le atormentaban era pretensioso, sin embargo de cierta forma el sólo hecho de tenerle en frente suavizaba todo ese tormento, y compensaba en cierta parte el tiempo perdido. Un suspiro suave escapó de los labios femeninos, que, como su rostro, seguían hundidos en él, deleitándose en secreto con la calidez de su humanidad. Desde la separación había intentado seguir adelante con su vida, como la había planeado cuando estaban juntos. Se había enfocado mucho en sus metas personales, estudiar más, trabajar mejor, etcéteras. Había logrado sin duda todo aquello que se había propuesto, pero siempre se había mortificado por ese amor perdido. Ahora que regresaba, no sabía en realidad si pensaba hacerlo definitivo y eso le causó una pequeña punzada de angustia, más no dijo nada. Tomó la afirmación del Lannister y supo que aquella partida había sido voluntaria. Sin embargo la pregunta le seguía resonando en la cabeza: ¿para beneficio de quien? Era más que evidente que en el proceso los dos corazones habían quedado rotos, como si hubieran sido parte de un todo que se había visto seccionado. Ahora sabía que los años habían suavizado el impacto, pero el dolor estaba presente aún, tan reciente e intenso como el primer día. La pregunta que ella había formulado al último se vio contestada con una inesperada respuesta. Su corazón se detuvo violentamente por un segundo y retomó su ritmo irregular, acelerado. Sintió un beso, leve pero dulce en su cabeza y supo entonces que le había recuperado. Sin darse cuenta, tenía una sonrisa boba pintada en el rostro. Alzó la vista con lentitud, hasta poder mirarle fijamente a los ojos. Una marfileña mano, la diestra, se movió con delicadeza hasta el rostro masculino, donde reposó brindando una suave caricia. Dicen que los ojos son la ventana del alma, que a través de ellos una persona es capaz de ver absolutamente todo de la otra, incluyendo sus más profundos pensamientos. Lo que vio le dejó bastante satisfecha, pues no descubrió nada que no fuera la esencia del mismo hombre que amó tanto, y que a pesar de los años, todavía parecía corresponderle de la misma manera. ¿De verdad importaba el abandono, ahora que le tenía en frente? Sintió sus disculpas sinceras, y supo que no necesitaba más. Habría tiempo para explicaciones, sí, pero esta velada no sería el lugar. Suspiró de manera imperceptible, suavizando el gesto. —Volviste… volviste a mí… —Murmuró con dulzura sin romper el contacto visual. Pensó en todo el tiempo que habían estado lejos, sabiendo exactamente que todos esos años él se había llevado consigo una parte importante de su esencia, de su alma. —No te irás otra vez. ¿O sí? —Preguntó, sintiéndose una niña pequeña. La verdad era que no creía poder soportar perderle de nuevo. La primera vez lo había elegido él, y a lo mejor ella pudo hacer más, como impedir que se fuera. La verdad era que había sentido su orgullo herido, además que la falta de motivos le habían hecho pensar que su amor no era más correspondido. Ahora, se daba cuenta que no era así, pues podía sentirlo en sus palabras, en su abrazo sincero. Él era genuino y eso le bastó para saber que no iba a dejar que partiera otra vez. Iba a luchar, por recuperar todo lo que el tiempo le había robado. @@David Lannister
  9. De todos los escenarios posibles, aquel, precisamente era el que menos se había imaginado para aquel reencuentro. Realmente no es que esperase que sucediera, hace ya tantos años que había perdido la esperanza… Su cabeza le estaba lanzando cosas a toda velocidad, recuerdos, pensamientos, posibles reacciones. Nada parecía ser apropiado para el momento, de hecho, le había agarrado completamente desprevenida. Sus sentimientos, se encontraban en guerra, chocando entre sí, indecisos. Felicidad sin duda, emoción también. Sin embargo, estaba herida, muy herida, y toda la tristeza que hubo sentido por varios meses parecía regresar dando paso a la indignación. Sin duda ése era él, con el mismo porte, con el mismo rostro, al que los años no habían marcado mucho en físico, más le agregaban cierto aire a sabiduría. Pero, ¿era real? Tanto tiempo sin saber si estaba vivo, si estaba bien. Se había ido tan súbitamente que en varias ocasiones ella se había imaginado lo peor. Ahora, le parecía que su mente le estaba jugando alguna broma cruel, sin embargo a la vez, parecía tan real… Y lo confirmó al sentir el contacto cálido de sus manos que sujetaban la suya, con delicadeza. El solo toque llevó a su corazón a volar ligero, como si el tiempo regresase, como si un solo día no hubiese transcurrido. Ella no se movió en absoluto, quizás porque aquella acción le tomó desprevenida. Se sentía aturdida, en un extraño sopor que se desvaneció cuando el contacto acabó. Fue entonces, cuando las emociones tomaron el control. —Entonces, ¿debo agradecerle al destino?—Inquirió, hablando más claro esta vez. Se podía notar con nitidez la indignación que estaba haciendo eco en sus palabras dichas. —David… tú… ¿tú te haces una idea de lo preocupada que estuve? Pensé… pensé que habías muerto o algo así. Y entonces… solo tú… vienes y… y aquí estás, vivo y casual… —hizo una pausa, pues el corazón le dolía, como si se estuviera partiendo, vomitando los reclamos que se había guardado tanto tiempo y que habían hecho mella sí, aunque ella no lo hubiera notado. Su rostro no estaba más impasible, sino que se encontraba en sintonía con sus emociones. Respiró hondo, tratando de apartar las lágrimas que amenazaban con salir, afortunadamente, con éxito. La castaña tendía a llorar cuando se frustraba o se enojaba mucho. Esta vez no supo identificar un sentimiento en específico, pues sentía tener todas las emociones existentes en guerra por manifestarse en ese mismo momento. —Estás vivo. Repitió la misma frase, ahogando un sollozo. Sin saber cómo ni cuándo, su cuerpo actuó solo, colocándola de golpe entre los brazos masculinos. Se sentía bien allí, como si no pudiera pertenecer a otro lugar. Hundió el rostro en el hueco que se formaba entre su hombro y cuello, aspirando el conocido aroma de su perfume. —¿Por qué? La pregunta quedaba suelta en el aire. Sabía que demandar explicaciones solamente acentuaría el hecho de que había existido una ausencia que había causado dolor. Pero sentía que lo necesitaba. @@David Lannister
  10. Seraphine observaba desde su posición a los jóvenes, a las parejas de enamorados, jóvenes alocados, jóvenes tímidos, y apáticos también. Recordaba su propia experiencia en la academia, segura que no había participado en un evento como ese siendo aún colegiala, aunque estaba demás decir que le habría encantado. Ahora, claro, como maestra vigilaba sin realmente hacerlo a los chicos, esperando que todos tuvieran una velada agradable con sus respectivas parejas o amigos. No había mucho por hacer. Figuras emergían bastante lejanas como para distinguirlas, muchas de ellas se quedaban en la entrada, a lo mejor esperando a alguien. Ella, no esperaba a nadie en específico pero por alguna razón se sentía ansiosa, extraña. A lo mejor por ese motivo jugueteaba con su cabello, largo hasta la espalda que caía en armoniosas ondas aunque no del todo libre, pues el semi recogido impedía que le cayera sobre el rostro. Ese gesto inocente podría pasarle desapercibido a cualquiera, incluso a la misma bruja, pero claramente era signo de algún tipo de nerviosismo o ansiedad desconocidos. Pensaba en todo pero al mismo tiempo, sentía la cabeza en blanco. En el fondo sabía que era una lástima que no hubiera podido concertar una cita previa con un grupo de amigos, pues eso habría ayudado a que el tiempo pasara más rápido. ¿Pero, en realidad había querido ir acompañada? Sonrió para sí debido al rumbo absurdo de los pensamientos en su cabeza y decidió ir por algo de ponche, para poder tener las manos ocupadas y un motivo para distraerse un rato. Peeves volaba sobre las cabezas de los presentes demasiado tranquilo. Muy, muy tranquilo. Todo aquello resultaba sospechoso de alguna forma, pero nadie parecía notarlo. Seguro el espectro tendría una buena dosis de diversión esa velada, solo esperaba que no a costa suya. Interrumpió sus pasos para quedarse quieta no muy lejos de la mesa de las golosinas. Ahora, el vaso de ponche giraba entre sus pálidos dedos manifestándose en una danza armoniosa y silenciosa que la muchacha pareció no notar. Sus ojos estaban fijos en sus alumnos, que continuaban llegando sin cesar al festejo. No hubo transcurrido mucho tiempo cuando algo incomodó a la bruja. De alguna forma, sentía que le observaban. Que le observaban mucho. Un tanto nerviosa dejó que sus orbes recorrieran el salón de manera disimulada, y no encontraron nada hasta que… creyó sentir que el corazón le había dado un vuelco tan violento que había de alguna forma parado en su garganta. El vaso dejó de girar, el ponche dejó de danzar. Seraphine apartó la vista de un golpe, todavía alterada por aquel inesperado encuentro. El tiempo dejó de transcurrir a su velocidad normal, pues los segundos empezaron a parecerle horas. Se arriesgó nuevamente a mirar, despacio… definitivamente, ahí estaba él, con una sonrisa tímida en el rostro. La misma sonrisa que había visto tantas veces y que sin duda le traía mil y un recuerdos, tantos que empezaron a dispararse violentamente en su cabeza como si fueran fuegos artificiales. Estaba vivo. Aspiró violentamente, tratando de no perder la compostura. Estaba tan cerca y sin embargo, no parecía dispuesto a acercarse. La tensión en el ambiente empezó a alterarse cada vez un poco más, hasta que literalmente pudo sentirla en físico, como choques eléctricos que corrían a través de su espina dorsal. La mirada de ambos estaba fija en el otro de manera tan intensa que habría pensado que podría volverse piedra de seguir allí por unos segundos más… nadie más parecía notarlo. Tantos años sin saber de él, ni una pista, ni una nota de despedida. ¿Qué podía decirle? Y es que, literalmente, cualquier diálogo se quedaba corto para lo que su cabeza tenía en mente. —-Volviste…—musitó en un susurro apenas audible. @@David Lannister
  11. San Valentín era una ocasión especial, no solo porque en estas fechas especiales la magia adquiría un tono más brillante, poderoso, sino porque se trataba de una fiesta en uno de los recintos más importantes en la vida de cualquier mago: El colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Había sido alumna hace ya tanto, que el recorrer los pasillos del castillo le había traído viejos y amables recuerdos, como cada vez que pisaba el recinto. Sin embargo, ahora las cosas habían cambiado un tanto, ya que ni era colegiala ni era una jovencita enamorada, como en antaño. En calidad de profesora, Kassandra se dirigía a una de las fiestas que había estado organizando junto con algunos colegas, claro, con la celosa aprobación del director. Su atuendo no era simple. Había estado implícito que el evento era formal, y eso había llevado a la castaña a hurgar en su guardarropa para buscar algo apropiado. Al final, había optado por un vestido largo de color palo de rosa, elegante, con la espada desnuda y sin mangas. Encima, traía una capa larga de terciopelo que cubría la desnudez de sus brazos y espalda, además de que le daba un toque más estilizado, pues llegaba igualmente hasta sus pies, que calzando zapatos de tacón alto apenas y causaban sonido al avanzar a través de la nieve. Los jardines eran de un tono verde vivo por lo general, pero para febrero, se habían vestido de un blanco perlado gracias al efecto de la nieve escarchada. Imaginó las parejas que se escabullirían por los jardines, quizás para tener algo más de privacidad y poder disfrutar el efecto romántico de la velada. Rió por lo bajo suponiendo que más de un chiquillo se escaparía de su control aquella noche y siguió su camino a través de los laberínticos y difusos caminos de los jardines, llegando finalmente al mismísimo castillo y al hall de la entrada. El interior que emanaba un suave aroma a rosas le guió entre parejas que se encontraban, estudiantes que llegaban con sus amigos hasta el sitio donde se dirigían todos y donde el evento se llevaría a cabo: El gran Salón. Bellamente decorado, el gran salón se había cambiado completamente para dar cabida a los estudiantes y profesores. Ah, cabía mencionar por supuesto, que el rosa era lo que más abundaba en el lugar. Querubines, confetti. ¿Peeves en un pañal? Nada de eso le parecía natural y aún así, nada parecía fuera de armonía. Sonrió, entusiasmada por una velada que lucía prometedora y aguardó hasta encontrar a alguien conocido con quien entablar una plática amistosa y pasar un momento agradable.
  12. http://i.imgur.com/l5oYhuR.png GRAN SALÓN San Valentín dentro de la comunidad mágica no era ni mucho menos un evento ignorado. Profesores, directiva y alumnados aguardaban expectantes a la que era sin duda alguna una de las fechas más aclamadas, y en la que debía celebrarse una fiesta como todos los años, tratando evidentemente de superar a su antecesora. Invitaciones se habían enviado con esmero a todos los estudiantes de Hogwarts a fin de que asistieran allí con su media naranja, sus amigos, o a conocer quizás a quien sería su otra mitad. El gran salón era uno de los sitios preferido de los estudiantes, por excelencia. Quizás, se debía a que tanto colegiales como alumnos pasaban gran parte de su tiempo allí, siendo dentro de sus tres comidas (que solían ser bastante abundantes) como en sus ratos libres, donde se reunían allí con personajes de otras casas. San Valentín había transformado el castillo en un lugar de ensueño y delirio rosa. Y por supuesto, el Gran Comedor no se había visto inmune. Para la muy sonada fiesta, maestros, elfos y organizadores se habían esmerado en pulir cada mínimo detalle. Es entonces que el gran espacio, dividido por lo general en cinco mesas (cuatro de las casas y una de maestros) se había distribuido de otra manera. Al menos una veintena de mesas de al menos doce personas cada una se distribuían en los bordes de la amplia estancia, cada una bellamente decorada con arreglos florales en tonos rosas, todas aguardando la cena que sin duda sería espléndida, cortesía de los elfos. El techo encantado, había sido transformado mágicamente para mostrarse despejado, con estrellas brillantes y quizás unas cuantas nubes que ocultaban parcialmente una luna magnífica. Candelabros flotaban sobre las cabezas de los invitados, iluminando con delicadeza la estancia. Querubines encantados volaban a través de los presentes, lanzando a quien menos se lo esperase algo de confeti rosa, una idea que había sido inspirada en la famosa tienda de té de Madame Tudipié. En el centro, una pista de baile se extendía hasta casi llegar a los bordes compuestos por las mesas. Una esfera de espejos brillaba justo en la mitad, reflejando sutilmente la luz de los candelabros. Al lado derecho de la pista de baile, se encontraba una tarima donde las aclamadas Brujas de Macbeth se presentarían, tocando sin duda las baladas y éxitos románticos que les caracterizaban. En el otro extremo, se encontraría la mesa de dulces y golosinas, con bandejas de cristal repletas de bombones, gomitas rosas, malvaviscos y demás. En el centro de la mesa, un ponche que los maestros cuidaban celosamente para evitar que se viera contaminado con hidromiel o whisky de fuego. Quien conociera a Peeves, habría coincidido totalmente que aceptarlo en la fiesta iba a ser una idea terrible. Había pasado semanas convenciendo a los profesores y directores que su comportamiento sería ejemplar, y eso había sido lo que les había llevado a ceder. Vestido de querubín, con un pañal quizás demasiado pequeño y unas alas de cartón, el poltergeist flotaba aparentemente inofensivo sobre las cabezas de alumnos y maestros. Nadie sabía, que en su poder el travieso espectro tenía un frasco de amortentia, que vertería en los vasos de los descuidados asistentes, al azar. Es así como el Gran Salón aguardaba nuevamente a sus invitados, testigos quizás de las magníficas fiestas que allí se celebraban. San Valentín no sería una más, pues prometía ser un evento memorable.
  13. Nick: Kassandra Weasley ID: 113123 Conocimiento: Artes Oscuras (Transformaciones, si el otro no se abre) Nivel de Magia: VII Link a la Bóveda: Acá Link a la Ficha: Acá
  14. La severidad de la directora les recordó que en la clase estaban para aprender y seguir instrucciones, más no para tomar las cosas por sus manos. La escuchó con tranquilidad sabiendo que no tenía de qué preocuparse al menos por su cuenta, la bruja era muy disciplinada por lo general. Siguió a las mujeres por unos cuantos metros mientras pensaban a dónde podían ir a esconder el artilugio. Ya de por sí la caverna era un sitio peligroso, cualquier derrumbe podría aplastarlas y matarlas, o bloquearles la salida y por ende afectar la calidad del oxígeno que a esas alturas ya se hacía notar como recordándoles que lo necesitaban para vivir. Jessi sugirió una idea y Kassandra asintió con aprobación. Aprovechando las condiciones del entorno, las profundidades eran sin duda la opción más acertada para esconder cualquier objeto. Un par de maldiciones por aquí o por allá, y la cosa estaría bien segura, teniendo en cuenta que desde el principio desconocían en qué lugar del globo terráqueo se encontraba aquella mina abandonada, ya que Amya An no les había proporcionado la información. —Las profundidades son lo más sensato. —Apoyó la idea de su compañera de bando. —Hemos de tener cuidado, no sabemos por qué abandonaron esta mina y si en algún punto está todo bloqueado por algún derrumbe o algo parecido. Lo del derrumbe sonaba cada vez más acertado, y lo afirmaban sus sentidos cada vez que sus ojos recorrían las paredes de la caverna. —El objeto a esconder, ¿es de tamaño considerable? —Inquirió observando a Agatha. Le parecía relevante para idear el siguiente paso, al fin y al cabo, no era lo mismo esconder una aguja que un elefante, aún en el mundo de la magia.
  15. Queridos modes! vengo a pedir una actualización en mi fichita si es que no es mucha molestia *-* Es en el apartado historia, ya que andaba muy desactualizada y ya era hora que ofrezca una historia más decente. Muchas gracias de antemano al mode que se tome el tiempo de la edición. *deja caramelos* INFANCIA Nació en Irlanda, una primavera el 21 de julio en la preciosa ciudad de Dublin. Fue criada de pequeña por su madre, Isobelle** una bruja que había huido a aquel país en busca de días mejores. Ambas vivían en una pequeña casita en medio de un espeso bosque, lugar donde se crió y pasó parte de su infancia entre juegos y risas. Desde que tuvo memoria, Seraphine tenía prohibido alejarse demasiado de la pequeña casa campestre, pues el bosque aquel era conocido por ser habitado por criaturas mágicas, muchas de ellas peligrosas. Se mantuvo alejada cuanto pudo, pero siendo pequeña como era, inconscientemente y en juegos cometió la imprudencia de internarse demasiado, tanto que se perdió. Apenas tenía 4 años, y perdida en aquel bosque, sufrió un ataque licántropo. Su madre preocupada, la había seguido y se interpuso entre la criatura y ella, muriendo irremediablemente en el intento. La pequeña Kass obtuvo una mordida que desembocó en su irreparable licantropía, fenómeno que opacó su felicidad los primeros años, pero motivo por el cual decidió salir adelante. Tras este doloroso episodio varias cosas tuvieron lugar, obligando a la niña a madurar. No había tenido jamás ocasión de conocer a su padre, pues desde que tuvo uso de razón, siempre estuvo amparada bajo el cuidado y cariño de aquella bruja. Más, ante la muerte de ésta, Gitax Weasley hace aparición en su vida, y presentándose como su padre, se la llevó con él, marchándose ella de Irlanda, regresando a Inglaterra, específicamente a la pequeña ciudad de Ottery, comunidad reconocida por ser habitada exclusivamente por familias mágicas. Se mudó junto a su padre, a la mansión de la familia Weasley, lugar que amó desde el primer instante. Aunque tenía un amor filial más que suficiente, a lo mejor por la pérdida de su madre, Kassandra desarrolla lazos filiales con más de una familia. Gitax Weasley es un hombre ocupado y lo fue durante la mayor parte de su infancia. Nunca le faltó como padre, sin embargo la niña no pudo evitar desarrollar el afecto paterno hacia otra persona muy importante en su vida: Elvis Gryffindor. Elvis la acoge aún siendo pequeña, junto con Annick, su esposa. La niña desarrolla un cariño gigantesco hacia esas dos personas y se da a la familia Gryffindor, a la que a pesar de no pertenecer legalmente adora con todo su ser. Años después, y aun siendo niña, se entera de algo que la deja atónita. Ella no era hija única, sino que tenía una melliza a la que conoció en una visita a una de las mansiones cercanas. Al inquirir a su padre acerca de su historia, encontró que el joven Gitax Weasley había concebido mellizas con su madre, separando a ambas al éstas nacer, y llevándose una consigo mismo. Laimi Evans se había criado en la Mansión Evans, mas, a pesar de haberse criado en distintas familias, ambas brujas desarrollarían aquel sentido de hermandad, que las habría unido después de enterarse de la verdad. Por otro lado, Gitax Weasley comienza una relación de amor imposible con Aimé Westrong quien se convertiría en la figura materna inmediata. A pesar de la joven no ceder a los afectos del Weasley, le acoge con ternura y amor llamándola hija y ésta llamándola madre. Con la pelirroja llega a fundirse en una conexión muy profunda y significativa, y es ella misma quien le introduce a otras dos personas que empiezan a formar parte de su familia: Hillary Gryffindor y Little Black Lestrange, quien se convertiría en su mentora, y su mejor amiga dentro de aquel mundo. Por ésta última, y por Zeth Black Lestrange, Kassandra pide adopción en aquella familia en la que duró varios años, sin embargo, al chocar los intereses obscuros de la familia con su personalidad e inclinación hacia la luz decide dejarla. Su introducción a la familia Stark se da siendo igualmente muy pequeña. Catherine Stark fue quien cumplió la misión de madre adoptiva, dándole su apellido y acogiéndola en su castillo. Kassandra fue muy feliz en su estancia en el castillo Stark, sin embargo al empezar sus estudios en Hogwarts se ve forzada a distanciarse un poco del castillo y de la familia, aunque nunca llegó a olvidarla. Catherine representa para ella la promesa de una familia cálida, de una madre comprensiva y alegre que siempre con ternura supo guiarle a través de su camino. Ambas madres, Aimé y Catherine fueron una parte importante en quienes la castaña encontró el amor y el cariño que le ayudaron a ponerle más ganas a su formación personal y social. Desde que Seraphine fue recibida en Hogwarts siempre tuvo un objetivo claro. Jamás había perdido de vista el propósito que la animaba a aceptarse tal y como era, y con profundas ganas de honrar la memoria de su madre, y de enorgullecer a su progenitor, partió así a desarrollar su formación mágica, y tras graduarse, volvió decidida ya a cumplir con todas sus aspiraciones: ingresar a la orden del fénix, y ser el orgullo de su padre. JUVENTUD La temprana juventud de Kassandra estuvo marcada por varios hechos de importancia. Su aceptación en el bando de la luz, las interminables luchas contra el bando oscuro y el haber logrado establecer amistades importantes dentro del bando, le llevan a crear un nuevo nivel en su interacción social. Muy jovencita le entran deseos de trabajar, de adquirir conocimientos y habilidades, sin embargo, el amor llega a su vida de la mano de William Britt**, un muggle joven como ella que llegó a enamorarle por la bondad y grandeza de su corazón. A pesar de saber que era una bruja, William no llega a saber su pertenencia a la Orden del Fénix, por el peligro que según ella representaba darle esos detalles. Juntos, deciden escaparse y casarse, teniendo Kassandra apenas dieciocho años. William se recibió como piloto y sus vidas transcurrieron en un bajo perfil gracias a que la muchacha había decidido olvidar la magia y dedicarse a la formación de su familia junto con William. Del feliz matrimonio nacieron tres niñas, siendo Ania la mayor, Hani la segunda y Corinne la tercera. La pequeña Ania fue la luz de los ojos de su padre al nacer. Como primogénita, llenó de luz la vida de la joven pareja. Hani disfrutó a su padre por poco tiempo, pero fue amada y bien querida. William murió antes de Kassandra saber que estaba embarazada por tercera vez. Escapar de las fuerzas oscuras no resultó ser un plan exitoso. A pesar de tratar de defender a su familia, William no tuvo suerte y se sacrificó para defender a la pequeña Ania del ataque mortífago. Devastada, Kassandra desapareció con sus dos hijas y recorrió el país por mucho tiempo, sin quedarse más de una semana en el mismo sitio. Al enterarse que estaba embarazada, decide regresar a la mansión Weasley, donde su abuela, Mynerva es quien le ayuda con los cuidados del embarazo y la crianza de sus dos hijas. Al nacer Corinne, Kassandra se entrega con devoción a su cuidado, sin embargo nuevamente, los mortífagos intervienen, llevándose a la pequeña y borrándole la memoria. Kassandra es incapaz de recordar que tuvo una tercera hija, y Mynerva decide callar hasta encontrar a la pequeña. Por su parte, Kassandra decide retomar las riendas de su vida, cumpliendo a cabalidad los planes que tuvo antes de conocer a William: trabajar en el ministerio y entregarse a la Orden del Fénix. Es así como llega a ser funcionaria en el ministerio ocupando varios cargos. También se dedica a la docencia en la Academia, puesto que llega disfrutar mucho. Sin embargo, un nuevo desfase en su vida causa que abandone el mundo mágico por motivos forzosos. Como parte de la Orden, Kassandra decide infiltrarse en las filas mortífagas pero es descubierta. Secuestrada, es torturada hasta el borde de la muerte, y hasta que se desvanecen los efectos del disfraz y su verdadera identidad es descubierta no es puesta en libertad. Sin memoria y con recuerdos difusos, emprende una travesía a través del mundo, teniendo poco contacto con sus familiares, esperando que llegue el momento oportuno para volver. ACTUALIDAD Luego de ausentarse por poco más de un año, Kassandra decide regresar al mundo mágico. Sin tener muy claro los motivos de su desaparición, ya segura que ya no había peligro para ella o para los suyos decide volver y retomar su vida. Recién llegada es encontrada por Corinne quien le cuenta la verdad de sus orígenes, y ella es capaz de recordar parte de su historia. Con renovada indignación, decide ascender en el bando, perfeccionando sus habilidades duelísticas con la finalidad de hacer justicia por su vida robada. Además, retoma contacto con sus familias, regresa a la Weasley con su abuela y trata de profundizar su relación con Catherine. Se entera que Aimé y Gitax tendrán un bebé, noticia que le causa mucha felicidad y poco después Aimé decide entregarle a James para que esté a su cargo sin explicar realmente sus motivos. ** Personajes inventados.
  16. El camino que eligió para seguir no era tan profundo como parecía en un principio. Pronto y para bien de todos encontró a las demás, a la maestra, a Jessi y a la chica que había abierto el portal. Suspiró intentando concentrarse, a la Weasley le gustaban las reglas, sin embargo parecía ser que alguien no las estaba siguiendo del todo. Chasqueó la lengua con impaciencia al notar que la chica que no conocía había creado una antorcha y comprobó que todas tenían encendida la varita. Con un sencillo encantamiento transformó los zapatos de tacón alto en cómodos zapatos bajos que le permitieron apremiar el paso y situarse junto al grupo. Jessi parecía estar bien y Kassandra aún tenía curiosidad de saber cuál había de ser el tesoro a esconder, a sabiendas que la maestra todavía no se los había mostrado. Debía ser algo pequeño y portátil, aunque en el mundo mágico las cosas se podían esconder fácilmente y ella lo sabía. Pretendía preguntar qué debían hacer a continuación, cuando notó que la alumna que había creado el portal ahora se dirigía con premura hacia las rieles y subía a un carrito. Notó las miradas impacientes que Agatha les dirigía y la siguieron a pesar de no saber exactamente a dónde iban. La chica en cuestión empezó a cantar y a hechizar piedras con la maldición geminio, potenciando el riesgo de que las chicas que iban detrás murieran aplastadas o algo así. Kassandra alzó una ceja, más no emitió ningún comentario. La siguió con la mirada para ver a dónde se dirigía o qué era lo que pretendía hacer, y su curiosidad se vio saciada con rapidez. El carro adquirió velocidad, más de la que la muchacha podía controlar aparentemente. Se dirigía sin remedio hacia un precipicio del que no pudo escapar. Agatha trató de advertirle sin embargo fue muy tarde, el carrito cayó y la bruja quedó suspendida en el borde del precipicio. —¡Ay por Merlín! Exasperada, Kassandra veía a Amya An dirigirse a un final seguro. Claro que se iba a caer si no le ayudaban. Sacando la varita con parsimonia, apuntó obedientemente como la maestra hacía, hasta que una telaraña salió de su varita para detener la caída inminente de la aludida. Esperó a que Jessi hiciera otro tanto. —Chica, al ritmo que vienes desde la entrada te matabas si no te agarrábamos. Lanzó el comentario con neutralidad, aunque dejaba implícito su deseo de que se calmara un poco para que la clase pudiera seguir con calma.
  17. Claro que van a estar en mi historia *-* debo cuadrar eso bien para que todo concuerde y ya pronto voy a pedir edición en la ficha Una mamá significa más mimos y amor para mi así que yo más que feliz y encantada! ya iré a buscar a Annick y me presentaré y le exigiré mimos y esas cosas jaja Voy a ver si un día de estos me pongo a rolear en el castillo, ahora que ando con ganas de hacer algo de relajo Gracias Elvis! *-*
  18. Yo vengo a hacer esto oficial aunque la situación sea bien no-oficial(? Elvis *-* me adoptas como tu hija no oficial cuasi ilegal pero mimada igual? *-* Kass necesita un padre y Gryffindor debo ser :3 Ains qué emoción ♥ Digan que sí, veeengan v.v prometo rolear porque ando compulsiva y además prometo dar amor *-* sí??? *deja caramelos para todos*
  19. Kassandra iba a proponer un destino, el que tenía pensado desde hace varios minutos en su cabeza. No había dado del todo el paso al frente cuando una compañera ingresó a la clase y sin dar ni un pío por explicación, atravesó el portal a la velocidad más grande y con eso, las atrajo a todas hacia el destino que ella había elegido. ¿Una mina? Luego de levantarse y acudirse la suciedad del vestido, la Weasley estuvo en capacidad de observar con más claridad lo que le rodeaba claramente decepcionada. No veía nada novedoso ni retador en una caverna mohosa a varios metros bajo el suelo. Suspiró. Su idea de llevárselas al desierto de Tengger tendría que esperar, definitivamente. Suspiró, con el olor rancio se imaginaba en las catacumbas parisinas o algo parecido, pero no. La mina mostraba claros signos de no haber sido ocupada en años, inclusive se podía notar que los instrumentos habían sido abandonados ya hace mucho tiempo por la capa de moho que corrompía los metales dándoles un acabado oxidado y las telarañas que se formaban muy a la vista y a la altura de sus rostros. —Okey. ¿En dónde es que estamos exactamente? Imaginó que la última chica, quien había evidentemente creado el portal con un destino claro sabría explicarles en dónde se encontraban. Caminó unos pasos sintiendo los zapatos de tacón alto hundirse levemente en la suciedad bajo sus pies. Gimió para sus adentros al notar que efectivamente no llevaba el atuendo más cómodo y menos para su entorno. Tenía la varita en mano y aunque no se encontraban muy lejos de la entrada (motivo por el cual era capaz de vislumbrar las cosas al menos hasta 20 metros de su posición) se adentrarían y necesitarían una luz guía, o eso esperaba. —Lumus. El extremo de astrihtr se encendió con una luz fuerte y brillante iluminando la estancia un poco más. La maestra había hablado de poner obstáculos y la castaña empezó a imaginar con rapidez el tipo de alimañas que trataría de crear aunque primero tenía que cerciorarse de que los demás hayan llegado bien. —¿Jessi? ¿Agatha? —En medio de su abrupto aterrizaje, notó que no habían aparecido todas juntas. Bufó, ahora tendría que buscar al grupo o sino no serían capaces de seguir con la clase. Caminó un par de pasos intentando divisar al resto del grupo en medio de las tinieblas.
  20. La castaña se sentó al borde de la cama de su abuela, descubriendo con delicadeza aún más el rostro pálido de James. Dormía pacíficamente y ni se había enterado del frío que hacía en la calle. Mynerva no lo notaría todavía, pero seguramente cuando el niño despertase podría ver el color azul lapislázuli intenso que tenían sus ojos, quizás el único rasgo que tenía el niño de su madre. La matriarca aguardaba extasiada las explicaciones prometidas. En sus ojos se notaba la dulzura que provocaba el pequeño, lo miraba lleno de ternura y eso infundió el valor necesario para que Seraphine hablase. —Este es James. Y este pequeñito es mi hermano, hijo de Gitax y Aimé. —Sabía que las referencias harían clic en la cabeza de la pelirroja. Bien debía estar al tanto de la relación de tira y hala de sus padres. Aimé Westrong había sido por largos largos años el amor imposible de Gitax Weasley. Al llegar Kassandra a la familia Weasley luego de la trágica muerte de su madre, Aimé la acogió como suya, criándola junto a Gitax y convirtiéndose indudablemente en su madre. Las cosas entre ambos habían empezado a funcionar llegando Kassandra ya a la adolescencia y finalmente, ya cuando la bruja era una mujer hecha y derecha, había recibido la noticia de que sus padres esperaban un niño. Aimé desapareció del mundo mágico al igual que su padre, y poco supo de ellos —al menos de ese último—. Mantenía correspondencia con la Westrong, se conformaba con saber que estaba bien, sin embargo el tono de su última carta le había resultado agridulce. Y era justamente ahí donde no entendía lo que había salido mal, ahora ella se haría cargo de la crianza de James como si fuera suyo. —Gitax no está, yo no he sabido nada de él por poco más de un año. Aimé por su parte no puede hacerse cargo de James ahora, decidió que él estaría bien conmigo. —Observó al niño moverse un poco. Era exactamente igual que Gitax, en sus facciones y en alguno de sus rasgos. Deslizó una pálida mano por el rostro cálido del pequeño, y prosiguió. —Estoy aún asimilándolo. Me encanta la idea, pero va a ser muy confuso para él cuando crezca saber que yo no soy su mamá... luego de lo de Corine me encuentro bastante asustada, no quiero defraudarle. Se sinceró con Mynerva sabiendo que ella lo entendería a la perfección. La Weasley se encontraba asustada sobre una maternidad fallida, mucho más ahora que tenía en sus manos la vida de su hermano. @@Mynerva de Weasley
  21. Ya no era una novata en la universidad, pero el sólo sentimiento de regresar a las aulas como estudiante le producía una mezcla de nerviosismo y ansiedad. Para la ocasión sentía una especial expectación, conocía a la docente, estaba segura que ambas ya habían compartido la docencia en anteriores ocasiones. Muchas cosas habían cambiado en ese lapso, la Weasley había desaparecido del mundo mágico por un tiempo prolongado y la Gryffindor ahora era la flamante directora de la academia, junto con Elvis. Muchas cosas habían cambiado desde la última vez que había pisado la academia para aprender un conocimiento. Ahora, varias de las metas propuestas por la castaña se habían cumplido, incluyendo su regreso a la docencia y al ministerio. Le sentaba bien regresar a las formalidades ministeriales y eso se reflejaba en su vestimenta sobria y formal. Un vestido azul real ceñido a justa medida y hasta la rodilla, una chaqueta a juego y unos zapatos altos evidenciaban la formalidad de su atuendo. Los pasillos por más que hasta la fecha habían sido recorridos por ella ya un millar de veces, todavía le resultaban animosos e interesantes. Las juveniles caras de los estudiantes aportaban energía, vitalidad y vivacidad. Estaba justa con el tiempo, lo revisaba constantemente en el reloj de pulsera. Llegando finalmente a la clase señalada, divisó con agrado que Jessi también sería su compañera. —Buenas tardes. —Saludó con la formalidad justa mientras notaba que el aula era nada más una estancia temporal. Con la habilidad de la directora, una puerta mágica dio paso a lo que supuso conformaría el "aula" de clase. —Soy Kassandra Weasley Stark, actualmente defensora del mago. Es mi segunda vez en un aula de conocimientos y estoy verdaderamente ansiosa de aprender esta asignatura. Una sonrisa selló esa presentación. La curiosidad por saber qué había al otro lado de la entrada creada por la directora le picaba. Escuchó con atención su explicación, imaginando lugares usuales y también inusuales para esconder un tesoro. Sin embargo, era un poco sobre entusiasta intervenir sin esperar a que los demás se presentaran así que aguardó ansiosa a que la clase empezara finalmente.
  22. Con Mynerva Kassandra había tenido que ausentarse por un par de días. Le mortificaba haber dejado sola a Myne en el refugio, aunque no dudaba que los elfos habían dado lo mejor de sí para atenderle y darle la estancia que ella tanto se merecía. Había acudido a una llamada misteriosa por parte de Ashindrel, y había tardado un par de días en regresar al refugio. Una oleada de misterio envolvía su partida y seguramente había preocupado un poco a sus huéspedes, pero ya estaba de vuelta, y no estaba sola. Tratando de no hacer ruido para no despertar al niño que tenía en brazos, atravesó la estancia y sin decir una sola palabra, se dirigió a la habitación que sabía se le había designado a Mynerva, a pesar de ella no haber estado presente en los preparativos. No sabía como comenzar, ella apenas estaba asimilando las cosas. Veía al pequeño en sus brazos con infinita ternura, sin dejar de notar la semejanza de sus rasgos. Sabía que con él le llegaba una gran responsabilidad, pero era por el infinito cariño que le tenía que no le importaba de ninguna forma comprometerse a protegerle de cualquier peligro. Haciendo malabares tocó la puerta de la habitación de su abuela. —Myne, necesito hablar contigo. ¿Se puede? Esperó al ligero "adelante" para adentrarse en los aposentos de la pelirroja. No sabía que pensaría ella al verla cargando al niño, mucho menos ahora que apenas había recuperado una de sus hijas perdidas. Las explicaciones llegarían, sin lugar a dudas. @@Mynerva de Weasley
  23. Ya era hora, fijo que esta vez lo lograba. Solo el vendedor sabía la cantidad de veces que Kassandra había ido con la esperanza de comprar una moto voladora y había tenido que recibir la desalentadora noticia de que se habían terminado. Esta vez tenía esperanza, sea porque era navidad, sea porque había visto que no había el letrero de "producto terminado" de cualquier forma sentía que esta vez lo iba a lograr motivo por el que intentó una vez más hacerse con el vehículo volador. Llenó el formulario nuevamente, ya casi se sabía de memoria sus datos. Se acercó al vendedor con amabilidad y le solicitó que le diera el producto. —Buenas tardes, no sé si ya estoy muy tarde pero espero no estarlo. Me gustaría una moto voladora, ojalá esté todo en orden. ID: 113123 Nick: Kassandra Weasley Nivel Mágico: VI Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=106850 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=93318 Fecha: 2015-12-2 Nombre del producto: Moto voladora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAAA Puntos por unidad: 80 puntos Precio: 4000 G Precio total: 4000 G Total de Puntos: 80 Puntos
  24. Hola chicos! no sé si sea este el lugar de pedirlo, pero asumo que tiene cierta relación. Quería pedirles si es que por favor (? pueden actualizar mi rango del bando en el perfil, porque seguir siendo initié ahí es triste :c Y si no es acá de pedir eso, mil disculpas, ando todavía un poquito perdida. Gracias al paciente que se anime a hacerme el cambio (si es que estoy bien) *Dejo caramelos* Edito porque revisando noté otras cositas xDD En la ficha por favor, podrían actualizar mi rango social? Y acá, en cronología de cargos: Cronología de cargos: *Empleada del departamento de Transportes Mágicos, en la Dirección de Red Flú y Trasladadores *Empleada en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, en el Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica *Jefa del Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica, y Oficina Internacional de Ley Mágica en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional *Profesora de Generales en la Academia de Magia y hechicería *Profesora de Rol Básico, en la Academia de magia y hechicería *Directora del Departamento de Cooperación Mágica Internacional *Defensora del Mago, Oficina del Ministro De Magia y Servicios Administrativos Del Wizengamot *Profesora de Magia Avanzada en la Universidad Eso es todo, muchas gracias!!! ♥
  25. Había escuchado que el stock del Magic mall se había renovado. Era su oportunidad, no la podía perder. Ansiaba esa moto desde que supo que existía y esperaba que ahora, finalmente, pudiera tenerla. Merlín no le podía fallar, el encargado del Magic Mall hasta debía estar aburrido de decirle tantas veces que el stock se había terminado. Corriendo, sí, corriendo, fue directamente hacia donde se obtenían los pergaminos, llenándolo con prisa, a sabiendas que la rapidez era escencial si quería esa moto. —Buenas tardes, espero que esté todo en orden. —Musitó entre impaciente y curiosa al entregar el formulario. ID: 113123 Nick: con link a la ficha: Kassandra Weasley Nivel Mágico: VI Link a la Bóveda Trastero: aquí Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: acá Fecha: 2015-12-09 Nombre del producto: Moto Voladora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAAA Puntos por unidad: 80 P Precio: 4000 G Precio Total: 4000 G Total de Puntos: 80 P

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