Jump to content

Ellie Moody

Diseñadores
  • Mensajes

    6.803
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    95

Todo lo publicado por Ellie Moody

  1. así ni ganas de participar 🙄

    1. Mostrar comentarios anteriores  2 más
    2. Goderic Slithering

      Goderic Slithering

      si, si, pero es que ni debería ser necesaria tu intervención en esto :c quizás sea el socialismo(? en mis venas por la situación política de Chile (xDD) pero la palabra "comunidad" perdió fuerzas :c jajaj xDD

    3. Ellie Moody

      Ellie Moody

      Yo es que no entiendo el apuro la verdad, se supone que es una actividad global, por qué no darle chance a más gente?

      En fin, ojalá se pueda hacer algo para que quienes todavía están animados tengan chance de unirse y tener la oportunidad de hacer oro, ojnros y galeones v.v

    4. Mackenzie Malfoy

      Mackenzie Malfoy

      Solución tiene seguro y tengo alguna ya en mente, pero quiero leer primero para intentar dar la mejor solución posible. Lo que me llevará un rato.

  2. A esas alturas, la botella está vacía en el piso —reflejando las luces de la velada, que ahora parecía algo que sucedía muy lejos— y del cigarro sólo quedan las cenizas en su regazo. Es su primera "fiesta" luego de un año de sobriedad; quizás con su cuerpo mejor entrenado ahora estaría en una mejor condición, pero la verdad es que no se siente capaz de levantarse del suelo por su cuenta. Y sabe que ya no está pensando con su prudencia habitual. Sin tragos encima, lo más probable es que le hubiera dado la bofetada (o más bien, el puñetazo) y también le habría hablado de Benjamin, de Bastian y todo lo demás; eso habría sido lo correcto. Pero, ahora mismo, la intoxicación no le permite preocuparse lo suficiente por los problemas que puedan presentarse después; así como toda esa fiesta, que ocurre al margen de todo, piensa que ella tiene permitido hacer lo mismo. «Quizás, por eso, le dije esas cosas». Pero sacude la cabeza rápidamente, para evitar que sus pensamientos se vayan hacia allá y hacia esa persona que ni siquiera está allí. Regresa antes de olvidar qué es lo que Will acaba de decir. —Vaya... —susurra Madeleine, con la voz ronca— De verdad, hay algo que está mal contigo —no lo dice sólo por lo que acaba de decir. Hay algo familiar en su esencia, algo que ella puede reconocer, como la persona dañada que es. No es una niña ingenua como para pensar que podría haber otro motivo por el cual alguien más se acercaría a ella, pero decide que eso es suficiente. Quizás, incluso, es mejor de esa manera. Se pregunta por cuánto tiempo sería capaz de evadir los problemas que pudieran llegar hacia ella debido a sus acciones de esa noche y ese pensamiento le parece auténticamente divertido, casi como un desafío. —Pero no te preocupes, puedo obviar eso, por ahora —dice luego de unos momentos. No tiene que estirar mucho la mano para tocarle la mejilla; tiene la piel suave, todavía sin curtir. Le daría ternura, quizás, en otra situación. Entonces, le levanta el mentón y, al ver que no retrocede, le da un beso breve, pero lo suficientemente intenso. @ Hobbamock Graves
  3. Madeleine Moody —My problem, it's my problem —su voz desafinada quiebra la tranquilidad de la noche en el Oasis, cómodamente colocado en un lugar apartado de la Escuela de Magia Uagadou, pero en sus oídos suena la melodía que escucha a través de los audífonos conectados a su reproductor de música— that I never am happy —Hace mucho tiempo había perdido la costumbre de escuchar música y dejarse llevar por ella, pero últimamente era algo que la acompañaba constantemente; se había descubierto canturreando, primero en voz baja y luego a todo pulmón—. It's my problem, it's my problem... —pero repentinamente, deja de cantar cuando se da cuenta de que lo único que oye es su propia voz. Baja la mirada y se da cuenta de que la pantalla se su reproductor está totalmente negra, como si repentinamente su batería se hubiera agotado. Ahora lo recuerda, Ellie le advirtió que algo así podría suceder. «La tecnología muggle no suele funcionar en lugares donde hay una gran cantidad de magia en la atmósfera —le explicó, desde el otro lado de la mesa, esa tarde cuando vio que guardaba su reproductor en el bolso que llevaría a su viaje—. Aquí no es un gran problema, a menos que Richard se "altere"; quizás la batería se agote más rápido, o escuches alguna interferencia. Pero en un lugar como una escuela, tanta magia lo freirá». Madeleine había decidido no hacerle caso, pensando que estaba exagerando; además, también pensaba que ya que visitaría una choza bastante alejada de los demás, no tendría ese problema... pero no había pensado que, quizás el aura mágica de un Guerrero Uzza fuese más poderosa que la de un mago ordinario. —Bueno, ya qué importa —masculla, quitándose los audífonos y arrojándolos, junto al reproductor apagado, a su mochila. La varita mágica está en el bolsillo trasero de sus vaqueros, algo que no habría hecho en sus tiempos de Auror, por lo peligroso que podía ser. No le había prestado mucha atención a su vestimenta y había optado por lo cómodo; junto a los vaqueros, lleva una desteñida camiseta de las Brujas de Macbeth con las mangas ligeramente recogidas y una franela vinotinto de cuadros atada a la cintura. En su mochila, además del libro que la hacía visitar a Gahijí, había empacado una merienda por si acaso se quedaba sin energías a media clase. No recordaba que alguna vez aquello le preocupara, pero ahora le parecía algo bastante razonable tomar ese tipo de previsiones. Frente a la entrada de la humilde choza, se detiene por un momento, intentando descifrar si se siente ansiosa. Pero sólo hay tranquilidad. Desde que... La verdad es que, desde donde está parada, los problemas parecen pequeños. A veces, es difícil recordar por qué solía sentirse de la forma en que se sentía antes y tampoco sabe cuál es la diferencia entre la pequeña Maddie, la rebelde Madeleine y la Madeleine que ahora está de pie a la mitad del Oasis. Sabe que son la misma, pero ya no es capaz de entender qué sucedió entre cada etapa ni tampoco qué la llevó a su estado actual. Aunque, bueno, ya no importa. Está todo detrás de ella. «Figurativamente... y literalmente», piensa, cuando percibe el aura que se acerca a sus espaldas.
  4. ID: 110981 Libro de Hechizos: Libro de Hermes Trimegisto Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): https://www.harrylatino.org/forums/topic/107502-bóveda-trastero-de-ellie-moody/?do=findComment&comment=5441058&_rid=113619 Link a la Bóveda: https://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=94381 Link a la Ficha: https://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=94359
  5. —Ya estaba comenzando a pensar que no tenías buenos modales —dice Madeleine, devolviéndole el cigarrillo. La garganta le arde y tiene los ojos brillosos por las lágrimas, pero contiene las ganas de toser, pues no quiere dañar su orgullo. Luego de la primera calada, la voz que le susurraba que no era una buena idea mezclar una cosa con la otra se había acallado; ahora, la música parecía sonar con más fuerza y le hacía cosquillas en toda la piel—. Supongo que a fin y al cabo no eres un auror —suelta, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás para recostarla contra la pared. Lentamente, se deja caer hasta que se sienta allí mismo, junto al pie de las escaleras; siente el cuerpo pesado y adormecido, pero se siente tranquila—. Quizás, quizás, sí eres de fiar y... A media frase, pierde el hilo de la conversación, pero no tiene importancia, pues dentro de sí mismo, Will parece estar pensando en otras cosas. De alguna forma, las palabras comienzan a dirigirse hacia Benjamin y aquello no le agrada. En esa condición, sabe que es susceptible y no puede permitirse tener un ataque de pánico frente a toda su familia. Y ahora que lo piensa... Ni siquiera le ha dicho quién es. ¿Él sabe quién es ella? ¿Su nombre? ¿Lo que ocurrió con Bastian Karkarov...? «No, no, no. Aleja esos pensamientos. Ahora no es el momento para eso». —Ugh, estás obsesionado con compararte con tu hermano —replica Madeleine, esperando que eso le sirva para no tener que hablar de Benjamin—. Supongo que debe algo de gemelos —murmura, dándose cuenta de que cree haberlo oído antes. Bueno, en verdad, debe ser algo de hermanos en general. No es que ella pueda saberlo... O, quizás sí—. Eres más divertido cuando hablas de lo guapo que eres, y todo aquello. ¿Necesitas un poco de ayuda para eso? —todavía le queda algo de vida a la botella, así que la levanta en dirección al mago. Sabe que está siendo egoísta, pero no aceptará que su primera noche de fiesta, luego de un muy largo año, sea deprimente. La verdad es que tiene deseos de divertirse y, si de verdad Will no se parece a su gemelo, entonces es la persona que necesita. @ Hobbamock Graves
  6. —Aprecio los chistes que dan risa —replica Madeleine, poniendo los ojos en blanco. Ya está acostumbrada a que las personas expongan su amargura sin miramientos, aunque las menciones directas a su aura son menos frecuentes. Y ciertamente, es un descaro que un mago que no está la mitad de curtido que ella quiera intentar "leer su aura". Sin embargo el alcohol, o quizás el ambiente más tranquilo de la casa, hace que se aplaque un poco; aunque eso no significa que no intentará burlarse un poco—. Pero de todas formas, no creo que puedas interpretar un aura como la mía —suelta, encogiéndose de hombros. Además de ser una provocación, no es una mentira. No cree que él esté muy enterado acerca de la magia de la Orden del Fénix y, ciertamente, no sabe si él está involucrado con el bando al igual que su hermano. Observa que Will enciende un cigarro, pero no es uno de los normales y ella lo sabe muy bien. El olor es particular y un tanto familiar. «No es que un p**** o dos vayan a hacer más o menos ilícita la reunión». Considera quitárselo también, bajo la excusa de que debe demostrar amabilidad con los organizadores de la fiesta —ella es una Evans McGonagall después de todo—, pero sabe que el vodka le está subiendo rápidamente a la cabeza. Le preocupa mantener la consciencia, por lo menos lo suficiente como para no hacer ninguna locura ni para arruinar la noche de los demás. Eso es algo nuevo. —Qué obsesión con ser guapo —replica Madeleine luego de unos momentos, sacudiendo la cabeza con resignación—. Ten cuidado, o se te caerá la cara si la sigues presumiendo. »No soy muy cercana a Kar... quiero decir, a Benjamin, así que no tengo la menor idea. Pero me siento tentada a enviarle un mensaje y decirle que controle a su gemelo malvado. @ Hobbamock Graves
  7. —"Luchar contra estos carroñeros y hacernos de ellas sin más" —repite Ellie, deteniéndose un momento en la fachada de su tienda. Aquello suena algo que diría Madeleine, incluso Melrose; aquello suena como algo mucho menos propio de ella. Es por eso que asoma la cabeza por encima de su rostro, riendo ligeramente, como si Hessenordwood acabara de decir algo evidentemente inverosímil, aunque fuera la conclusión más acertada según el comportamiento de Ellie—. Oh, vamos, por supuesto que no pienso eso. ¿"Luchar"? »Escuché lo que dijiste hace un momento y, para que lo sepas, lo dejaré claro. Estoy segura de que no eres bueno en las peleas —explica, todavía con ganas de reírse. Sin embargo, no está hablando en tono burlón; como Ellie lo ve, simplemente está compartiendo un hecho, algo evidente para todos—. Pero creo que eres un buen... Ah, ¿cuál es esa expresión tan graciosa que usan los muggles? —cierra los ojos por un momento, intentando recordar esa frase tan pegajosa, hasta que se enciende como una chispa en su cabeza— ¡Ah, sí! Quiero decir que serías un buen saco de boxeo. Como eres alto y más grande que yo, eres una distracción perfecta. Eso me ahorraría algunos problemas, ¿no te parece? —ahora que lo piensa, él haría un buen papel de guardaespaldas o por lo menos aparentaría convincentemente ser uno. La idea sería casi tentadora, pero la verdad es que son raras las ocasiones en las que Ellie accede a conformar equipos. Es cierto que no ha elaborado ningún plan, pero la verdad es que se siente tan inquieta que no podría sentarse con un mapa y una lupa a elaborar uno que satisfaga a su cliente. Si estuviera en capacidad de escuchar a la voz de la razón, entonces habría corrido a Hessenordwood desde el primer momento en que se apareció en su tienda ese día. Evidentemente, no fue el caso. Desde el primer momento estaba condenada a actuar de forma irracional y, casi como si él hubiera sido capaz de dar con su más grande debilidad, ahora no tiene escapatoria. Y está tan tranquila al respecto... —Lo siento, pero nunca les hago promesas a mis clientes que no puedo cumplir —acota, luego de reflexionar unos momentos en la situación. Ya era consciente de que el rastro podría estar disperso, y también de que había la posibilidad de que todo fuera en vano, pero a decir verdad, era algo a lo que está tan acostumbrada que no le había prestado mucha atención. Para sus adentros, reconoce que una de las razones por las que no suele trabajar en equipo, es porque no soporta ser cuestionada. Ella tiene su particular forma de actuar y no es algo que permita que se discuta—. Aunque naturalmente cobraré mis honorarios —añade por lo bajo, como ese pequeño mal humor le hubiera hecho recordar que está trabajando. »Pero de todas formas, si tienes alguna idea, supongo que puedes compartirla. En verdad, ¿por qué no me cuentas un poco más de lo que ocurrió aquella noche? ¿Tienes idea de quién te perseguía? O... Luego de vacilar un poco, Ellie se da la vuelta hacia Hessenordwood. Oculta las manos, que juguetean con su varita mágica, detrás de la espalda, como si quisiera mantener muy oculta una intención de algo. No puede evitar recordar cuando usó ese mismo acto cuando le pidió a sus padres que la dejaran tener un set de alquimia a los 14 años en su habitación, aprovechando los ojos redondeados y muy vivos que había heredado del lado de su madre. —O podemos hacerlo de la forma rápida —dice Ellie, mirando al mago con mucha atención—. Si me dejas ver qué fue lo que ocurrió esa noche —sin darse cuenta, cada vez habla más bajo, y su voz comienza a convertirse en un susurro. Saca la mano libre de detrás de su espada, para golpear suavemente su propia sien—, ¿no crees que podía conseguir alguna pista que nos ayude? @ Hessenordwood Crouch
  8. El calor del alcohol le sube rápidamente al rostro, como le ocurriría a un jovencito con su primer trago. Desde el primer momento en que se adentró a la sobriedad, había fantaseado cómo sería el día que la rompería; solía imaginarse que ocurriría un gran espectáculo, un gran drama familiar, y abriría una botella de whisky de fuego y se la bebería entera, en frente de los rostros de Catherine, de Ellie, de Richard; algo digno de sus viejas hazañas de borracha. Pero Catherine, si es que sigue en casa, no está ni remotamente cerca; Ellie sigue distraída con las personas con quiénes conversa, y la sombra de Pandora ha desaparecido para siempre. No hay nadie que pueda juzgarla. La única persona que le está prestando atención, debe pensar que sólo está haciendo lo que se supone que debe hacerse en una fiesta. ¿Dónde está la satisfacción en eso? «De todas formas, el vodka está bueno», dice para sus adentros, resignada. Quizás, después de todo, de verdad hubo un cierre. ¿Y ahora, qué? —El mundo ya es injusto —comenta Madeleine—. Lamento tener que decírtelo, pero ser alto y usar ropa muggle no te hace automáticamente guapo. Ya que Will parece haber dado como perdida la botella, Madeleine la sostiene bajo el brazo mientras inspecciona una vez más el salón, habiendo escuchado su cuestionamiento acerca del evento social. No es que ella sea una experta en esas cosas, pero hay una mesa con comida y bebida, y la demasiado-aleatoria-playlist está haciéndose oír por los parlantes. Quizás todavía no hay un gran espectáculo, pero piensa aquello definitivamente califica bajo a categoría de fiesta. Aunque no es que ello sea lo más importante de la reunión. Se supone que es una especie de reunión clandestina, una rebelión contra los edictos de la Ministra de Magia, pero no sabe si puede confiar en Will tanto como lo haría en Ben. —Haces demasiadas preguntas, ¿eres un auror acaso? —replica, sacudiendo la cabeza— Por los momentos, esto es todo lo que parece. Siempre tenemos planes, pero no lo vas a averiguar tan fácilmente —una vez más, destapa la botella y se la extiende a Will—. Todavía no sé si eres de fiar, así que esfuérzate un poco más. @ Hobbamock Graves
  9. Si su curiosidad es lo que constantemente la mete en situaciones complicadas, su pasión por el estudio de la magia y particularmente su afición por las Artes Oscuras es lo que quiebra las máscaras que con tanto esfuerzo se pone. Para ella, mentir no es fácil y mucho menos intentar disimular sus temores o sus nerviosismos, pero hace su mejor esfuerzo. Hasta ahora ha estado recitando, internamente, las lecciones de su instructora de Oclumancia en Hogwarts e incluso ha tenido que ocultar ciertos pensamientos de sí misma, para mantenerse la no-tan-convincente fachada de calma. Pero así como suele olvidar su timidez cuando alguien habla de Teoría Mágica o Maldiciones, ahora olvida que se supone que debe mantener cierta fachada por su propio bien. —¿Un...? —el sonido de algo de madera cayendo al suelo hace que se sobresalte. Por un momento no entiende qué pasó, pero cuando aprieta la mano y se da cuenta de que no hay nada allí, se apresura a recoger su varita mágica del suelo. En ese momento, el tema del grimorio tiene su mente tan ocupada que ni siquiera tiene la oportunidad de lamentarse por ese momento de debilidad— ¿Un g-grimorio? ¿Y hablas tan tranquilo, como si hubieras perdido la lista de la compra? —Ellie sacude la cabeza con desaprobación— ¿Y dices que son páginas contaminadas? No puede ser —se ríe por lo bajo. No es que nunca haya visto o estudiado un auténtico grimorio. Puede presumir de tener, por lo menos, un ejemplar auténtico... y varias cosas que podrían ser, o alguna vez, o alguna vez serán grimorios. En ocasiones, ha podido trabajar con grimorios de otras personas y echarles un buen vistazo. No es nuevo para ella, pero no deja de ser emocionante. No sólo comprende el valor que pueden tener, sino que, simplemente, forma parte de su obsesión. Al fin y al cabo, Ellie es una persona sencilla y sus motivaciones pueden resumirse de una forma muy concreta: la mueven sus pasiones. No es más que eso. Bajo esa premisa, Ellie comienza a atar cabos. ¿Quizás, en verdad, no hay nada raro acerca de esa visita? Dejando de lado aquella noche extraña... Quizás, Hessenordwood está allí sólo porque necesita un servicio muy concreto. Sí, quizás sea algo extraño, pero ¿no lo son la mayoría de sus clientes? Trabaja en el Callejón Knockturn, después de todo. «Quizás, finalmente, mi carrera está despegando», piensa, mientras estira la mano libre para invocar su capa de viaje y el monóculo que había extrañado al mago aquella vez. No cree necesitar nada más que su varita, y quizás alguno de los amuletos que suele cargar encima. —Me gustan las aventuras —replica Ellie, aunque se da cuenta de que quizás eso no suene muy profesional de su parte—. Quiero decir, no me gusta decepcionara mis clientes. Pero hay que darnos prisa, antes de que los carroñeros del callejón den con ellas. ¡Gracias por ofrecerte a acompañarme! —se apresura a añadir, aunque no recuerda bien si él lo dijo en voz alta o ella lo pensó— No quiero que me persigan por ahí, y la verdad es que no soy una buena duelista. Pero tú puedes aguantar algunos golpes, como la otra noche, y todo irá bien; ya ves que sí puedo remendar piel y huesos, así que no te preocupes por nada más. @ Hessenordwood Crouch
  10. Desde las escaleras, sumida en las sombras, observa a Ellie charlar con Bel Evans, mientras que Hannity Jane atienden a un mago de aspecto enfermizo, a quien Madeleine no cree conocer... o, quizás sí, ¿no era él el marido de Bel? De cualquier forma, desvía la mirada del grupo y entonces divisa a Mel y a Scavenger Wheatherwax. Parecen estar divirtiéndose. «Había olvidado lo difícil que es socializar sin emborracharme», dice Madeleine para sus adentros, mientras con una mano aplasta la lata de soda ya vacía. Su encuentro con Catherine la dejó exhausta, pero sabe que las cosas están mejor así. Al igual que sucedió cuando abandonó el Mundo de los Muertos, habiendo dejado un trozo de su corazón —por lo menos, de forma metafórica—, sentía un vacío en el pecho... pero, con el pasar del tiempo, aquella sensación desapareció. Ahora es capaz de ver hacia atrás y no reconocer quién era cuando aquella relación tan problemática con su madre la corrompía. ¿Quizás le sucedería lo mismo? ¿Y quizás, tan sólo quizás... algún día... podrían ser normales? Claro que ella está muy vieja para que Catherine la saque a pasear o le regale muñecas, pero lo cierto es que, a pesar de todo, nunca abandonó la fantasía infantil de tener una relación funcional con ella. Pero el problema, más allá de la raíz tóxica de su vínculo, es que ni siquiera está segura de poder tener un vínculo normal con nadie. Con ella, siempre es lo mismo; si no la abandonan, entonces las cosas terminan de la peor forma posible. De repente, le parece muy doloroso seguir viendo a los demás, así que aparta la mirada. Piensa en ir a la habitación que acogió como propia, hasta que ve a alguien pasar inadvertido por la puerta. Sabe que no es parte de la familia, pero sí es miembro de la Orden del Fénix, lo cual puede explicar su presencia, al igual que la de Ellie. En algún momento intentó disculparse por la muerte de su padre, pero Benjamin Karkarov no parecía guardarle rencor. Todavía no sabe si eso es un alivio o una daga en su costado; de alguna forma, siente que sería más fácil ser odiada. Lo llama un par de veces, pero él parece ignorarla, lo cual la fastidia un poco. Sin embargo, lo comprende cuando él se acerca y le explica, a su manera, que no es Benjamin. Ahora que lo piensa, en algún momento Karkarov mencionó que tenía "hijos". —Ya veo que Benjamin es el inteligente —replica Madeleine. Pensándolo bien, la actitud de ese mago no se parece en nada al recuerdo que tiene de Benjamin, en las misiones en las que llegaron a coincidir. Se pregunta si él sabe quién es ella, o si le importa, pero tampoco quiere averiguarlo por los momentos. Recuerda que hace unos momentos estaba a punto de subir, pues ya no podía soportar ver a los demás y escuchar el tintineo de las copas; se sentía muy segura de mantenerse fuerte, pero eso fue antes de ver el vodka—. Nuestros invitados tienen que mostrar algo de cortesía, para poder recibir la nuestra —extiende la mano, esperando que le entregue la botella. Arruga la cara con el primer trago y por poco no lo escupe. Pero el segundo pasa más fácilmente y, poco a poco, el vacío que siente en el pecho deja de ser tan pesado. @ Hobbamock Graves
  11. ID: 113619 Nick: Ellie Moody Link a la Bóveda Trastero: https://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=107502 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: https://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=94381 Link a Tópic de la clase o a la prueba: https://www.harrylatino.org/forums/topic/114022-libro-de-las-auras/ Nivel Mágico: 49 Fecha: 2021-08-19 Nombre del producto: Libro de Hermes Trimegisto Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 35 Precio: 35000 Precio total: 35000
  12. Una silla se desliza con delicadeza sobre el suelo, empujada por un cuidadoso hechizo. Hace sordos a las protestas de Grelliam, diciéndose que deben ser de esas protestas falsas que a veces las personas sueltan respuesta a un acto amable, pero que no significaban que no quisieran ser ayudados. Siempre es reconfortante que las personas se preocupen por ti. «Aunque lo cierto es que, de estar yo en su lugar, me sentiría bastante abochornada». Siente una punzada de culpa, pero se repite que están ayudando al pobre hombre; si bien sus palabras fueron vacilantes, no negó no estar bien y eso le parece suficiente motivo de preocupación. Pero es una fortuna estar en un lugar seguro. Al levantar la mirada, una vez que el mago ya está acomodado en la silla, observa a Hannity y a Bel acercarse hacia ellos. El medio agradecimiento, medio saludo, de Hannity hace que recuerde que hace algún tiempo la joven fue su estudiante de Pociones. No puede evitar sentirse orgullosa al ver que está bien preparada, sacando una poción herbovitalizante de su mochila y administrando la dosis correcta sin titubear. Recuerda también que estudió Primeros Auxilios junto a ella, así que no hay ninguna duda de que está muy bien preparada para esas situaciones. —No te precupes, Hann —responde Ellie, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto. La verdad es que sólo se chocó con Grelliam por pura casualidad y, ciertamente, pidió una silla porque estaba asustada de dejarlo caer... y caerse ella también—. Estoy segura de que la situación se ve más fea de lo que en verdad es. Su atención se distrae del proceso de curación, cuando escucha que Bel se dirige hacia ella. —Oh, en verdad no es nada, estos últimos días no he tenido mucho que hacer... —responde, cuando Bel hace referencia a sus "ocupaciones". Se pregunta qué tanto puede saber ella de la Orden del Fénix y eso la pone algo nerviosa, pero se da cuenta de que su respuesta puede interpretarse como un "no tenía nada mejor que hacer y por eso estoy acá"— ¡Aunque, por supuesto, no vine por aburrimiento! ¡Estoy agradecida de que como familia me hayan invitado! —se apresura a añadir. Entonces, sigue con los ojos el lugar al que apunta Bel y distingue a su prima hermana— Ah, sí, pronto iré a saludar a Mel. Pero esos juegos son para los más jóvenes, yo con dos copas, ya amaneceré fatal... Han pasado algunas semanas desde la última vez que pudo visitar su casa, en Luss. Desayunaron en familia, luego de algún tiempo, junto a Madeleine y Richard. No había compartido aquel pensamiento con su prima, pero Ellie había llegado a la conclusión de que, en aquellos momentos, la familia debía permanecer unida y los momentos felices debían prevalecer por encima de los problemas. Todos los días pensaba en sus errores, pero sabía que no podía seguir deleitándose en ellos. Tenía que volver a ponerse de pie y seguir avanzando, buscar la forma de mejorar, buscar la forma de remediar las cosas con los demás. Todavía había disculpas que no había podido pronunciar propiamente, palabras de afecto que no se atrevía a decir en voz alta, pero esperaba que sus sutiles esfuerzos fuesen suficiente, por los momentos, para expresarle a su familia que ellos eran lo más importante que tenía. —Sí que tienes razón —le responde a Bel. Otra copa había llegado a su mano libre, y ya había saboreado un par de tragos; el tema de la resaca, es oficialmente un problema para la Ellie del futuro—, aunque supongo que no soy quién para hablar mucho de personas particulares. Como sea, creo que habrá tiempo para todo, después de todo la velada acaba de comenzar, ¿no es así?
  13. Para sus adentros, se repite que debe mantener la calma. Mantenerse firme. Sin embargo, pronto se encuentra cuestionándose a sí misma por qué está comportándose de aquella forma. La última vez estaba en desventaja; era de noche, él la había intimidado, la había acorralado y ella no tenía su varita mágica. Sin embargo, ahora Ellie tenía la ventaja, ¿no es así? Sostiene con firmeza su varita mágica, mientras que él le había mostrado sus manos vacías. La luz del día lo ilumina todo y la reconforta. Además, ella está en una posición en la que podría hacer volar las estanterías para interponerlas entre ambos; incluso, encontrando el ángulo perfecto, podría hacerlo volar por los cristales hacia el callejón. Si quisiera, él ya no estaría allí y lo sabe muy bien. Si quisiera... Pero no puede negar que hay un misterio que le interesa. La curiosidad es su mayor debilidad y en ocasiones así, demuestra que incluso puede interponerse a la razón. ¿Quién es Amaya? ¿Y qué tiene que ver con ella? Podría obtener aquella información a la fuerza. Él no tiene ningún tipo de defensa mental, como lo comprobó en su encuentro anterior. Sin embargo, al pensar en adentrarse en su mente, un temor helado la invade. Hay algo oscuro, algo peligroso, algo que quizás no podría confrontar. —Así que me investigaste —replica Ellie por lo bajo. A esas alturas, ha decidido aceptar que quiere entender qué es lo que está ocurriendo. Aprieta levemente los labios, mientras escucha al mago elaborar lo que, supone, es una especie de disculpa. Sin embargo, en aquel ambiente tenso que hay entre ambos, no es algo que pueda aceptar con mucho entusiasmo. Por el contrario, siente que es algo con lo que debe tener cierta cautela, pues podría ser una forma de manipulación. Mientras habla, el mago se mueve por el negocio y Ellie lo sigue varios pasos por atrás, sin despegarle un ojo de encima. Mientras más se adentran en el Trasero, más baja se siente y más alto él parece, pero le parece que ya llegaron a un punto de no retorno. Ella necesita saciar su sed de intriga y él también tiene algún asunto, pues sino, no estaría allí. Ahora sólo puede elegir muy bien sus palabras, calcular bien sus movimientos y mantenerse alerta. —Hay muchos manuscritos perdidos rondando por el Callejón Knockturn en estos momentos —responde, obligándose a no bajar la mirada. Aunque lo que está diciendo no es mentira, siente que tiene que cargar su respuesta de convicción y seguridad—. Supongo que tendrás que ser más específico, pues es uno de los productos más comunes. Sin embargo, puedo decirte que si no se trata de un tratado de artes oscuras o algo por el estilo, no lo conseguirás por acá; en cambio, si son simples documentos administrativos, lo más probable es que hayan terminado en algún basurero —declara, cruzando los brazos sobre el pecho—. ¿O es que perdiste algo que estás seguro que puede estar en un lugar como este? ¿Algo interesante? @ Hessenordwood Crouch tarde pero seguro (?)
  14. TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE TATAKAE

  15. Madeleine Moody Y, de repente, sólo quedaron los miembros de la Orden del Fénix. —Se rindieron —murmura Madeleine—. Malditas alimañas. Vuelve el rostro hacia la mansión de la familia Gryffindor, ahora sin poder evitar que los recuerdos vengan a ella. Hace mucho que no sabe de su padre y la verdad es que a estas alturas no le importa. No es por eso que le tiene, o le tenía, cierto respeto a la familia. Era más bien por todo por su valor histórico, por todas las generaciones que se sacrificaron por la Orden del Fénix, por todo el apoyo que le brindaron al bando... y si siente enojo, si siente que la familia fue usurpada, es porque todo parece no haber tenido ninguna importancia. Es un insulto, que ahora se haga llamar una familia mortífaga. Pero recuperamos este lugar. —¿Qué haremos ahora, Despard? —Madeleine se vuelve hacia el Líder de la Orden. En sus manos ha aparecido un vaho helado, la magia de la Orden Oscura comenzando a manifestarse, luego de haberla contenido durante toda la batalla— ¿Cuál es el siguiente paso? Echa un último vistazo... y se da cuenta de que los mortífagos dejaron algo atrás. Lamentable.
  16. Madeleine Moody [100PV/5PP] Agh, que idi***, necesita una clase de duelos. Pero bueno ahora sí Madeleine toma la daga del sacrificio que apareció en su mano y se hace un corte profundo en el brazo, aunque esta vez lo hace observando al único mortífago que queda en pie, Aaron, mientras PRONUNCIA LAS PALABRAS immolo oppugnare. Así pues el corte se proyecta en Aaron, haciéndole daño y pues, causándole dolor y esas cosas. Lamenta tener que atacar de esa forma cuando está intentando convencer a sus compañeros de que no es una de esas personas llamadas "emo", pero cada vez parece ser más difícil. Luego de eso, aunque tiene el brazo adolorido, levanta la varita mágica y conjura un confundus que lo confunde de inmediato y lo deja momentáneamente fuera de combate. No podía negar que era reconfortante ver a los mortífagos caer. Estaban eliminando la putefracción del mundo mágico, un mortífago a la vez... —¿Todos están bien? —exclama, volviendo el rostro hacia sus compañeros.
  17. Madeleine Moody [100PV/5PP] Todavía tiene la vara de cristal, así que la levanta contra Mael y exclama: —¡Sectusempra! —de esa forma le arranca la varita a Mael. Esta vuela hacia un par de metros, lo cual es una clara ventaja. Un mortífago desarmado es un mortífago que no puede hacer nada y tienen que aprovechar esa ventaja. Entonces, su vara de cristal ha desaparecido pero la daga del sacrificio se manifiesta en su mano. Madeleine, con los ojos fijos en Mael, se hace un corte profundo en el brazo que se proyecta en el mago, exactamente en el mismo lugar, exactamente con el mismo dolor. Se queja en voz alta, pero aguanta y no deja que su pulso se debilite. Acabarán con ellos. Acabará con todos los mortífagos. Los mortífagos apestan. La victoria será para la Orden del Fénix por siempre y para siempre. Tatakae, takae (?)
  18. Madeleine Moody [100PV/6PP] Típico de los hombres, querer callar a las mujeres. Madeleine estaba acostumbrada a eso, pero iba a permitir tal acto de misoginia. Levanta su varita mágica al ver que está a punto de ser atacada y conjura un hechizo poderoso de su amplio arsenal. Obsitens, conjura para sus adentros, y el cerco luminoso que se manifiesta a su alrededor absorbe el séneca; tras un destello de luz, el cerco luminoso desaparece y ella permanece intacta. Sonríe satisfecha, y una vez más levanta la varita mágica hacia Aaron. Conjura una Arena del Hechicero que lo ciega inmediatamente, pues el hechizo actúa a pesar de cualquier defensa que pudiera tener. Madeleine se da cuenta de que todos están protegidos menos ella. ¿Es que nadie se preocupa por ella? ¿Por qué todos tienen un detritus y ella está con la piel al aire? Pero bueno, quizás en su próximo turno.
  19. Off: Olvidé quitarme 2PP por los 2 Cinaede que hice :c Me quito otro del Sempra (? Madeleine Moody [100PV/6PP] Madeleine corre a recuperar su varita mágica, que le fue arrancada de un momento a otro. Por fortuna, esta solo se alejó unos cuantos metros así que pudo recuperarla rápidamente. Aquella acción es penosa para cualquier mago o bruja, lo cual la hace enojar y por eso piensa en algún ataque lo suficientemente fuerte como para subirle un par de puntos a su orgullo. Al recuperar la varita, concentra sus energía y conjura la Vara de Cristal. Su vara crece y aumenta su poder, así que sus hechizos serían mucho más potentes. Así, pues, apunta hacia Mael nuevamente. —¡Sectusempra! —el hechizo le impacta inmediatamente y lo daña bastante. Además su daño se suma al del ataque de Melrose, así que una buena herida debería quedarle. Una mortífaga ya ha caído y todos sus compañeros siguen de pie. Van bien, pero no pueden confiarse.
  20. Madeleine Moody [100PV/9PP] Otro mortífago más se ha unido a la batalla, y para Madeleine aquello no pasa inadvertido. Siempre es así; llegan poco a poco, esparcidos por todo el campo de batalla, como alimañas. Pero se equivocaban si pensaban que los estaban agarrando por sorpresa; desde el primer momento, sabía que eso pasaría. Por eso, sin dudar y sin pensarlo dos veces, levanta su varita mágica y exclama: —¡Strellatus! —una luz mágica flashea a Aaron y a Maida, causándoles un ardor en los ojos que les quitaría la vista durante un rato y les impediría realizar ciertos ataques. Debían aprovechar esa ventaja. Luego levanta su varita hacia Aaron y conjura en voz alta un Cinaede que impacta inmediatamente y penetra por sus vías respiratorias. Rápidamente verifica el estado de sus compañeros con la vista, pero parecen estar bien.
  21. Off: 100 - 50 = 50 / 50 + 30 + 30 = 110 = 100 (?) Madeleine Moody [100PV/9PP] El cinaede le hizo mucho daño, así que tiene que curarse. Para sus adentros conjura un episkey que repara el daño causado por aquel hechizo en su organismo. Sin embargo, incluso luego de aplicarse aquel hechizo todavía está un poco lastimada así que aprovecha de realizarse otra curación; conjura otro episkey, que termina de curar sus heridas. Bueno, un comienzo un poco duro y no está segura de que su ataque anterior haya sido efectivo... pero bueno, son los gajes del oficio (?). Se incorpora y sostiene con firmeza su varita, y observa cómo van sus compañeros. Rory también recibió un ataque, pero los demás pudieron atacar directamente a los mortífagos que acudieron a defender la casa de la familia Gryffindor. ¿Qué más señal de que son unos traidores? Aunque no es que el ataque sea sólo por despecho. Rápidamente su mente y su cuerpo comienzan a maquinar el próximo movimiento a realizar.
  22. Madeleine Moody [100PV/9PP] Cierra los ojos... No intenta concentrarse, no intenta controlar su magia. Poco a poco, baja las barreras que contiene su poder y deja que salga de golpe. Ése es el poder del Cháos. Su magia se manifiesta como una ola helada que arroja contra las verjas del castillo, destruyéndolas a su paso. No siente el más mínimo remordimiento; tiene muy en claro que ellos son el enemigo, no importan los recuerdos de épocas mas cálidas. —¡Avancen! —exclama Madeleine. Aquella exhibición de magia elemental oscura la cansó un poco, pero tiene energías para luchar. Recibe un ataque antes de haya logrado acercarse mucho, pero rápidamente piensa en un Anapneo para despejar sus vías respiratorias y evitar una muerte segura. Rápidamente, Madeleine levanta su varita mágica y busca un oponente. Tiene que actuar con rapidez, aprovechar la ventaja. Su mente repasa rápidamente los hechizos que ha aprendido durante los últimos años, preparándose para momentos así... Quizás los mortífagos no caerán esa noche, quizás tampoco mañana, pero por lo menos les paterarán el trasero. —¡Cinaede! —exclama, agitando la varita mágica hacia Mael y Maida. Un gas tóxico penetra de inmediato en sus vías respiratorias, buscando entrar a sus vías respiratorias para paralizar su sistema nervioso. Su hechizo está potenciado por su alto nivel mágico.
  23. Madeleine Moody [100PV/9PP] Ottery St. Catchpole la recibe con una tormenta. Se sostiene con fuerza de su Saeta de Fuego, resistiéndose contra la fuerte brisa y controlando los temblores que el frío le ocasiona. El cabello se le pega al rostro y el agua se le mete en los ojos; es por puro milagro —y, claro, gracias a la guía del patronus de Despard— que no termina estrellada contra una de las ostentosas casas del pueblo. De alguna forma, sus pies encuentran el suelo y logra realizar un aterrizaje mínimamente decente. Cuando se aparta los cabellos del rostro descubierto y se seca la cara con la única parte de su capa de viaje que no está empapada, logra distinguir dónde se encuentra. Frente a ella, están las verjas que delimitan el terreno del hogar la familia Gryffindor... ¿De verdad, ese es el lugar que sitiarán? ¿Un lugar que hace mucho tiempo consideró un hogar? Sus compañeros poco a poco aparecen en el punto de encuentro, se reúnen en torno a Despard... no hay dudas.
  24. Antes de llegar con Madeleine se había tomado una copa de vino, que se ya se le había subido a la cabeza. Quizás por eso, en lugar de extrañarse por las divagaciones de Grelliam, se limita a asentir mientras se ríe, como si se tratara de una broma. Ha pasado algún tiempo desde la última vez que estuvo en ese tipo de ambiente, y está dispuesta a disfrutarlo. Quizás que el vino, es la atmósfera lo que la embriaga; aunque es una persona introvertida, extrañaba la socialización y, especialmente, esa sensación de normalidad. Olvidar los problemas por un momento y enfocarse en las victorias. —Ah, qué gracioso, veo que conservas tu buen humor —replica Ellie con una sonrisa evasiva, pues la verdad es que hacía muchos meses que había olvidado "aquel asunto pendiente" de las páginas perdidas y no estaba en las condiciones de realizar una devolución de fondos. En términos de dinero, estaba en serios problemas... Pero, de nuevo, era otra de las cosas en las que no quería pensar por aquella velada—. Ya que estamos recordando las viejas aventuras, ¿no recuerdas esa vez que me empujaste a un pozo y mi escoba voladora se partió? Fue divertido, ¿verdad? Piensa haber evadido aquella bala con sus increíbles dotes sociales —sí, definitivamente el alcohol comenzaba a hacer efecto—, así que echa un vistazo al mago para cerciorarse, y advierte que parece no estar en buena forma. Es decir, claro que en términos generales él no tenía el aspecto más sano, pero Ellie creía reconocer su "estado normal". Y quizás aquel no lo es. Cuando se sostiene de su brazo, advierte que está apoyándose en ella, como si estuviera cansado o adolorido. Frunce los labios al recordar que no trae consigo su kit de pociones y no sabe para una fiesta alguien tendrá un tónico vigorizante; además, por algún motivo, también le parece que Grelliam quiere disimular aquello. —Vaya, en verdad no tienes buen aspecto —es lo único que puede replicar Ellie, dejando su segunda copa de la noche, ya vacía, en el estante más cercano y arrepintiéndose de haber tomado tan rápido, pues ya se siente un poco mareada y no quiere caerse y que el mago la aplaste—. ¿Es que comenzaste a tomar temprano o...? Uhm, ¿estás enfermo o algo así? Decide echar un vistazo alrededor, y se da cuenta de que Bel y Hannity están mirando en su dirección. La verdad es que Ellie no está "actualizada" acerca del estado de su relación, o quizás simplemente no recuerda los detalles importantes; sus recuerdos, de hace algunos años atrás, son los de la boda a la que la invitaron y de sus contadas visitas a la Heredad Ollivander. Ni siquiera presta mucha atención a sus pensamientos cuando levanta la mano libre y sonríe, esperando llamar la atención de ambas brujas. —¿Alguien podría pasarme una silla, por favor? @ Rory Despard @ Hessenordwood Crouch @ Hannity Ollivander Evans

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.