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Ellie Moody

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Todo lo publicado por Ellie Moody

  1. ¡ODFs! Ya pueden leer la cronología actualizada:  https://bit.ly/3aFYGNF

    1. Rory Despard

      Rory Despard

      Bellísimo trabajo 🔥

    2. Hessenordwood Crouch
    3. Ellie Moody

      Ellie Moody

      Claro! Primero pasa por acá: 

      ❤️

  2. Hola! Hace un tiempo me anoté en videncia, pero abandoné la clase. Quería consultar si podía retomarla. Y quería saber si no había problema con que usara un personaje diferente al que usé cuando comencé, de forma que inicie desde cero el entrenamiento.
  3. Madeleine se queda sin palabras. Entiende lo que Rory implica tras sus palabras como si le hubiese dicho de forma textual qué es lo que hay que hacer, pero aquello no puede ser posible. Aquel es un chiste malo, terrible, de pésimo gusto. ¿Tanto esfuerzo gastado en trabajar como un equipo, intentando identificar qué papel cumple cada uno y cumplirlo, para que Rory le diga que tienen que hacer todo lo contrario? Quiere reír en voz alta, sólo porque aquella es la única forma en que se le ocurre cómo desahogarse, pero la oleada de emociones que la golpea entonces hace que la carcajada muera antes de poder llegar a su garganta. Siente una gran ira y una gran tristezas, que la envenenan desde lo más profundo del corazón. ¿Qué son esos sentimientos? Por primera vez, está segura de que aquellas sensaciones negativas no vienen de ella misma. Cierra los ojos y, recordando su entrenamiento con Aaliyah Sauda, se esfuerza en ocultar esas emociones de sí misma. Sabe que ese es un lujo que no todos allí pueden darse, pero en esa situación no puede permitirse perder la concentración. Escucha la voz de Malfoy, quien parece no haber sido afectado por esa oleada emocional que desconocía que provenía de Rory. Pensar en una respuesta le ayuda a calmarse y poner en orden sus pensamientos. Imagina que el mago está preguntando acerca del tipo de fantasma diferente a los que habitan Hogwarts, por ejemplo; aquellos espíritus que están en un plano diferente al terrenal, que sólo pueden percibir magos con cierto poder espiritual. —El phantom no te ayudará a interactuar con fantasmas, a pesar de su nombre —le responde Madeleine por lo bajo, abriendo los ojos luego de haber usado la oclumancia. Aunque no es que pueda ver nada en la oscuridad—. Cuando desarrolles tus conocimientos de ocultismo, podrás convocar ciertos espíritus, pero no será muy agradable. Sin embargo, apenas termina de responder —lo cual sucede casi al mismo tiempo que Graves se dirija a los paladines—, puede sentir cómo el castillo se estremece cuando todas las puertas y ventanas se azotan al unísono. Y una vez más, las palabras del sacerdote resuenan en su cabeza. No están haciendo un buen trabajo en no enojar a aquellos espíritus. Madeleine sabe que tiene un problema de culparse por todos los problemas, pero en esa situación no entiende cómo no puede ser responsable de ese desastre. Le pidió a Ellie que citara a Hobbamock, ya que confiaba más en que atendiera un llamado de ella, y ella misma convocó a Weasley. Y, cómo no hacerlo? Luego de tantas misiones, había llegado a la conclusión de que el trabajo en equipo era la única forma y que la ayuda extra nunca venía mal. Se ha querido esforzar en que cada clan conecte con los suyos y, luego, que estos puedan trabajar en armonía. Pero aparentemente, eso era justo lo que no debía suceder en esa misión. El universo siempre burlándose de ella. Al escuchar a Cillian preguntándole a Rory qué hacer, sin embargo, cree entenderlos. Quizás... quizás las cosas no tengan que terminar mal... Madeleine, muy a su pesar porque sabe que aquello no será agradable, deja caer las defensas que levantó con la oclumancia y deja que las emociones del Aigne de Rory vuelvan a invadirla. Necesita comprender la situación en su totalidad, y es ahí donde está la respuesta. —Lo que Despard no quiere decir en voz alta, es que tenemos que romper el grupo —explica Madeleine, alzando la voz para que todos puedan oírla, aunque no puedan verla—. Ciertamente, como dice Cillian, debemos separarnos. Y no me refiero únicamente a apartarnos físicamente. Tenemos que verdaderamente asimilar nuestra individualidad, para apaciguar a estos espíritus. Sin embargo, tengan en claro que no lo haremos para poder escapar. Estoy segura de que en este lugar, existe algo que los mantiene sin poder descansar y sin poder separarse los unos de los otros —aquella es una suposición que únicamente se atreve a elaborar, por sus conocimientos de ocultismo, aunque ciertamente los sentimientos de los espíritus no son su fuerte—. Quizás si pudiéramos romper ese vínculo de ellos, podríamos acabar con esta pesadilla. Pero primero, debemos romper el nuestro. »Muchas veces, nos enfrentamos a situaciones donde la respuesta no está en de qué forma derrotamos a los malos. ¿Por qué estamos acá? ¿Acaso alguien los obligó a venir? ¿Acaso es una imposición? ¡No! Estamos acá porque individualmente lo escogimos. Y si quieren salir de ésta, será mejor que lo recuerden. Es cierto que ser parte de un clan, es formar parte de una especie de hermandad. Terminamos acompañándonos de personas con características similares a las nuestras, con vivencias parecidas y que entienden nuestra forma de pensar; nos apoyamos, nos aconsejamos y nos respaldamos. Pero también es un viaje individual y quizás, a veces lo olvidamos. A veces tenemos que caminar solos, sin poder apoyarnos de nadie más, y eso está bien. Hay respuestas que sólo nosotros mismos podemos darnos y enseñanzas que sólo están dentro de nosotros. »¿Por qué estamos acá? ¿Por qué queremos manejar esta magia ancestral? Esta no es una magia ordinaria; no se trata de poder, no se trata de memorizar técnicas y ponerlas en práctica como si fuese una lección de duelos. Nadie puede enseñarle a otro cómo usarla. Y nadie les dará las respuestas a sus dudas, si ustedes no tienen en claro quiénes son. »Tengo un plan, pero es contraproducente explicarlo ahora. Lo único que podemos hacer para sobrevivir por los momentos, es separarnos. ・ 。゚☆: .☽ . :☆゚。 ・ En la Abadía, hay un objeto que vincula a cada espíritu a este plano y estos objetos a su vez están vinculados mágicamente, a pesar de estar separados físicamente. Los integrantes de la Orden Oscura, gracias a sus conocimientos de magia negra, y los integrantes de la Orden de Avalon, gracias a su poder espiritual, podrán detectar cuáles son estos objetos y los reunirán. Los integrantes de la Orden de la Mano de Plata tienen el poder necesario para destruirlos. Sin embargo, para que este plan resulte exitoso, todos deben sobrevivir dentro de la Abadía el tiempo suficiente; para lograr esto, todos deberán enfocarse en su individualidad. Sus personajes tendrán que realizar un viaje individual donde asimilen por qué pertenecen a la Orden del Fénix y a su clan, enfocándose principalmente en su perfil de personaje y las motivaciones de su historia. @ Illidan Black Lestrange @ Cillian @ Lord Cubias @ Rory Despard @ Scavenger Weatherwax @ Ludwig Malfoy @ Mica Gryffindor @ Ela Karoline
  4. —Estoy segura de que podemos contar con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos —acota Ellie, de pie bajo el umbral de la puerta de la cocina; aquella es su forma de anunciar su presencia. Sonríe ligeramente a modo de saludo, aunque se siente cohibida como para saludar individualmente a quiénes conoce, ya que hay una gran cantidad de personas que todavía son prácticamente desconocidos para ella. Ha pasado algún tiempo desde la última vez que visitó la casa de los Potter, aunque estar ahí se siente natural. Desde que Harry Potter legó aquella casa para funcionar como uno de los Lugares Seguros para la Orden del Fénix, el bando no tardó el adoptar el lugar como un centro de reunión. A diferencia de las reuniones ocurridas den Grimmauld Place #12, las que se realizan en este lugar suelen tener un tono más alegre y cálido. Ella solía cuestionar un poco este tipo de situaciones. A decir verdad, siempre se ha sentido un poco ajena a la Orden, a diferencia de Madeleine por ejemplo, que con el pasar de los años y las experiencias siente que es "su lugar" y tiene muchos colegas. Para Ellie, no sólo es un trabajo, sino uno con el que debe tomar con mucha cautela. Sin embargo, a esas alturas, no puede decir que no entiende ciertas costumbres del bando. Hay personas que se sienten aquí, como se siente ella cuando está almorzando en Luss con su familia. No es su intención que su intervención suene agresiva. Simplemente, escuchó casualmente la conversación que estaban teniendo sus compañeros, cuando se apareció en la sala. Actualmente, está involucrada en ciertos proyectos con Goderic Slithering, el presidente del MACUSA, y ha estado viajando a Nueva York para asuntos relacionados al Departamento de Investigación Tecnomágica. —Recuerden que el presidente del MACUSA, pertenece a la Orden del Fénix —explica, mientras avanza un par de pasos al interior de la cocina—. Y algunos de nuestros integrantes son los Estados Unidos, y realizan misiones allá. Es cierto que la situación fue tensa con nuestros gobernantes anteriores, como era de esperarse, pero desde que Wilhelm O'Brien anunció que apoyaba a la Orden del Fénix en el 2019, esto no ha cambiado. Y ahora que Rory es nuestro Ministro de Magia, estoy segura de que habrá una alianza entre los EEUU y Gran Bretaña —por supuesto, no es pura especulación. Desde que le mencionó el proyecto de los Centros de Educación Comunitarios propulsado por Rory a Goderic, él ofreció su apoyo y los recursos del MACUSA. Los Estados Unidos parecía que habían sobrellevado de forma decente las cosas desde la caída del Estatuto del Secreto Mágico, aunque no es que los estándares dejados por Gran Bretaña fuesen muy altos; en su caso, la barra estaba en el suelo. Ellie se da cuenta de que es la primera vez que habla tanto de política, y no puede evitar sentir cierto desagrado. Sin embargo, lo cierto es que los últimos años intentó mantenerse alejada del tema más que todo por lo terrible que parecía todo. Pero ahora... —Lo siento, no quería interrumpir su conversación —se apresura a decir—. Sólo vine a hacer un experimento. Por favor, sigan y no me presten mucha atención.
  5. Madeleine & Ellie Moody Dos semanas después de la batalla contra la Inquisidora —¿Es que no es suficiente para ti el Departamento de Misterios? —Madeleine deja la caja en el montón de cajas que ha estado transportando a través del portal. La última, por fin. Todavía está cansada de la batalla contra Laura Nielsen, pero no se trata de un malestar físico. Luego de haber abusado tanto de sus poderes, su energía mágica quedó casi totalmente drenada. Ahora, su cuerpo debe reponerse para poder bañarse en las aguas de la vida y así volver a "calibrar" su manejo de la Magia de la Oscuridad. En resumen, aquello significa que lo mejor es evitar el uso de magia hasta que se dé "el chapuzón" y que debe esforzarse en fortalecer su cuerpo para que pueda resistirlo. Así que por eso está cargando cajas, esperando que eso sea de ayuda. Madeleine no tenía pensado cobrar el favor, pero Ellie tenía días trabajando en algo para ella y era un regalo que no rechazaría. Su prima siempre había mostrado interés en la fabricación de artefactos mágicos, mas desde su último viaje a los Estados Unidos esto había mutado. No podía entender los detalles técnicos, pero a grandes rasgos entiende que está buscando la forma de hacer que los objetos muggles puedan funcionar a pesar de la magia. El hecho de que haya hecho tantos avances, significa que debe estar consiguiendo ayuda de otra fuente y ahora entiende que probablemente esa es la fuente. La oficina está en construcción, pero puede ver en varios lugares la leyenda: Departamento de Investigación Tecnomágica. ¿Una colaboración entre el MACUSA y el Ministerio de Magia? Con Rory Despard como Ministro de Magia, quizás es posible. Aunque conoce a Ellie lo suficiente como para saber que su trabajo no es para el gobierno. La mayoría del tiempo sus motivaciones son un enigma, pero sabe que siempre vienen de un lugar bueno. Ante su comentario, Ellie se limita a encogerse de hombros. Lo cierto es que no le ha estado prestando mucha atención a lo que ha estado diciendo Madeleine, pues todavía está luchando con ese bendito reproductor mp3. La tecnología analógica había sido relativamente sencilla y fue un hito que logró superar en apenas un par de semanas, más por razones didácticas que porque fuese tecnología que todavía se utilizara. Sin embargo, con lo digital, la cosa es mucho más complicada. Termina apartándose de la improvisada mesa de trabajo que armó en la recepción de la oficina en obras y levanta la vista hacia su prima. ¿Qué era lo que había preguntado? —Tenemos que aprovechar todas las oportunidades que se presentan, especialmente ahora —replica Ellie, cruzando las manos sobre el regazo. Todavía está grabada en su mente, la imagen del Ministerio de Magia tras la batalla contra Laura Nielsen. Tantas vidas inocentes perdidas, tanta sangre derramada y ella debía trabajar todos los días sabiendo que donde pisaba, un Redentis o una Abominación que antes había tenido una vida como cualquier otra persona, había muerto por el ego de una única persona—. Aunque lograron derrotara Laura Nielsen y aunque ahora Rory Despard es el Ministro de Magia, nuestros problemas no se han resuelto mágicamente. Todavía hay tanta intolerancia y tanta ignorancia, cegándonos. »Pero, como dije, tenemos que aprovechar las oportunidades. Te recuerdo que hasta los momentos, el Estatuto del Secreto no ha vuelto a levantarse. Legalmente no estamos segregados, a pesar de que socialmente sí. Sé que muchas personas esperan que Rory... que el Ministro vuelva a establecer el Estatuto del secreto. Pero, la verdad, yo no lo quiero. Creo que es una oportunidad. Y ahora sé que no soy la única que tiene un pensamiento similar —añade por lo bajo, recordando lo que dijo Goderic en la reunión. Su discurso había logrado emocionarla y había hecho que confiara en él. Esta confianza, con los últimos sucesos ocurridos, había llegado al punto de establecer una colaboración entre el Departamento de Investigación Tecnomágica del MACUSA y el Departamento de Misterios del Ministerio de Magia, con ella como nexo. Por supuesto, tuvieron que hacer algunos acuerdos, pero le parecía que ambos habían quedado satisfechos con la resolución. »Mientras podamos, creo que debemos nutrirnos de los conocimientos muggles como podamos. No sólo para nuestro propio beneficio, sino para colaborar nosotros también a todos los problemas ajenos a la comunidad mágica que hemos estado ignorando. Y déjame decirte que la lista es larga. —Estoy segura de que lograrás salvar al mundo, fabricando reproductores de música digitales que funcionen en los Centros de Educación Comunitarios—comenta Madeleine con una carcajada, sentándose encima de un escritorio sin barnizar. —Poco a poco —susurra Ellie en respuesta, sin estar segura de si se está burlando de ella o no. @ Goderic Slithering @ Nate Weasley @ Kaori Moody @ Juliens
  6. —Disculpen... yo... Ellie decide que aquella es la oportunidad perfecta para "escabullirse". Luego de que Nathan Weasley y el asistente del Ministro de Magia vuelvan el rostro hacia ella, da un paso más hacia adelante y se obliga a elaborar una sonrisa de cortesía, de esas que a veces hay que blandir en el trabajo para obtener algo de ayuda, aunque ciertamente no llega a sus ojos. Y es que, aunque se esfuerza en mantener la fachada de tranquilidad, está bastante alterada. No es el hecho de que el Atrio del Ministerio de Magia esté lleno de personas haciendo uso de su derecho a protestar pacíficamente, pues es legal y ella misma apoya la causa. No, lo que la tiene al borde de un ataque de pánico es el hecho de que en su primera semana como directora del Departamento de Misterios, sale a la luz una problemática tan similar a la que hace un par de años le costó su carrera de inefable. Se siente como si lo de Selena Haydn amenazara con repetirse. Se siente como si estuviera a punto de volver a fracasar, sólo que esta vez sería mil veces peor pues decepcionaría a Rory, que hizo el esfuerzo de ayudarla. Pero aquel no es el lugar para entrar en pánico. Ya en un rato podrá esconderse en el baño para ello. Ahora, tiene que llegar a Rory; aparentemente, su agenda está ocupada con una visita bastante importante y por eso su asistente no le pudo hacer una cita cuando le mandó un memo hace media hora. Vino allí con la esperanza de encontrar una forma de verlo y, si es cierto que Nathan tiene una reunión acordada, es la oportunidad perfecta. Lo cierto es que luego de que Nathan se burlara de ella en la reunión del Departamento de Investigación Tecnomágica, no le habían quedado muchas ganas de interactuar con él. Pero, bueno, ahora le sirve. Espera que él mantenga ese humor que tenía en aquel momento. —Gracias por esperarme, Nathan —dice Ellie con tranquilidad, sin dejar de hacer la sonrisa. Tiene las manos detrás de la espalda y juguetea con sus dedos, como hacía desde que era una niña para calmar su nerviosismo y, de cierta forma, desahogar la ansiedad—. Estoy ansiosa por nuestra reunión con el Ministro Despard. Espero que pueda atendernos pronto. @ Nate Weasley @ Rory Despard
  7. Ellie pasa las yemas de los dedos por encima del pergamino, pero sin rozarlo, como si temiera que las palabras se borrasen de aquella forma. Ha intercambiado suficientes cartas con Rory Despard como para saber que esta fue escrita de su puño y letra, no se lo pidió a ningún secretario ni delegado. Es por ese tipo de gestos que ella y poquísimo más del cincuenta por ciento de la comunidad mágica votaron por él. Es consciente de que Madeleine votó por él, por la faceta suya que vio cuando se enfrentaron juntos a Laura Nielsen; tanto fue el impacto que él le había causado, que ella ni siquiera intentó disimularlo y dejó muy en claro que votó por él por lo inspirada que se sintió. En el caso de Ellie, sin embargo, no fue por su valentía en la batalla. Ella ya había trabajado junto a él, habiendo logrado arrancar los Centros de Educación Comunitarios —o CEC, para abreviar—, y por ello tiene plena confianza en su interés por solucionar problemas y su preocupación por las personas que más ayudaba necesitan. Le dio su voto de forma desinteresada, de modo que evidentemente esta carta que está recibiendo la sorprendió bastante. Ni siquiera sabía que Rory estaba al tanto de lo ocurrido con Selena Haydn, de cómo tras aquel estrepitoso fracaso las carreras suya, de Melrose y de la propia Bel se vinieron abajo. Aunque ahora que lo piensa, durante las elecciones del año pasado accedió a una insistente entrevista donde la despiadada reportera no tardó mucho en sacar el tema de su reasignación a colación. El recuerdo es todavía como una nube gris a su alrededor. Estaba segura de que iba a llegar a lo más alto del Departamento de Misterios, pero entonces ocurrió "el fracaso" y fue reasignada de su puesto de Jefa de la Oficina de Experimentación Mágica, a sanadora en San Mungo. «Estamos seguros de que sus conocimientos en pociones y encantamientos, se aprovecharán». Aprieta los puños, frustrada, pero sabiendo que el fracaso fue suyo. Luego de aquello y luego de la serie de eventos desafortunados que se encadenaron tras el primer ataque de Bulgaria al Ministerio de Magia, decidió retirarse y emprender una carrera independiente. Una carrera que, hasta los momentos, consistía en una pequeña tienda de segunda mano en el Callejón Knockturn que a duras penas le daba lo suficiente para pagar la renta. Ellie había comenzado a tocar sus ahorros cuando decidió retirarse del Ministerio y, actualmente, no hay ahorros. Tampoco hay una jugosa herencia, más allá de una casa en el casco viejo de Edimburgo. Sabe que está a la deriva, con más sueños que auténticos logros. Y las oportunidades, son prácticamente inexistentes. Salvo por esta carta. Esta hermosa e inesperada carta, ofreciéndole lo que siempre quiso, el que fue su sueño desde el momento en que decidió que trabajaría en el Ministerio de Magia. «Creo que será mejor que me dirija al Ministerio». ・ 。゚☆: .☽ . :☆゚. No es que tenga a su disposición un extenso guardarropa de ropa fina, pero tiene un par de sus usuales túnicas negras que guarda para ocasiones especiales. Le pareció que esta visita ameritaba la decencia de una túnica que sólo ha usado en un par de ocasiones, cuya tela negra no tiene ninguna costura suelta ni ha comenzado a desteñirse. Sus botas de charol tienen las puntas lustradas y relucientes. El cabello platinado se lo trenzó por encima del hombro y se colocó un sombrero de bruja. Y así, cuando camina por el ya restaurado Atrio del Ministerio de Magia, por un instante, es como si los errores del pasado jamás hubieran sucedido. Selena Haydn nunca murió por su incompetencia. Bulgaria nunca le declaró la guerra a Inglaterra. Nunca ocurrió el ataque de Guernsey. Nunca existió el Inquisidor. Su carrera nunca se interrumpió. Su única preocupación es llegar a casa a tiempo para la cena familiar, con Richard, Melrose y Madeleine. Pero Ellie comprende que no puede fingir que nada sucedió. Mientras camina frente a la Fuente de los Hermanos Mágicos, vienen a su mente los recuerdos frescos del escenario post-batalla del enfrentamiento a Laura Nielsen. Ella no lo vio al llegar, pues apareció directamente en el Departamento de Misterios, pero cuando todos subieron al Atrio casi devuelve el contenido de su estómago al ver la masacre. El suelo estaba lleno de la sangre de las Abominaciones y los Redentis de la Inquisidora, que a pesar de tener esos nombres, no eran más que vidas inocentes. Ellie recuerda haber puesto una mala cara y Madeleine le recriminó que la asesina era Laura Nielsen, no ellos. Ella lo entendió, por supuesto, pero la imagen había quedado grabada a fuego en su mente. De alguna forma, es como si aquello fuese una responsabilidad puesta sobre las espaldas de todos. Tienen que mejorar, para darle sentido a todo lo que ha ocurrido; no simplemente conformarse con lo que era normal, sino ir más allá. Recuerda una frase que leyó en un libro: «Soñad el mundo, no esta pálida sombra de realidad. Soñad el mundo como es de verdad». A partir de ahora, ese es el objetivo. Soñar la realidad que verdaderamente desea y esforzarse hasta que se cumpla. Las puertas del ascensor se abren en el piso más alto del Ministerio de Magia. Ya es el mediodía y calcula que Rory debería estar por la hora de almorzar. Espera que su deducción sea correcta, pues se sentiría mal por interrumpir su trabajo. Aunque reflexiona que su visita debe ser rápida. Sólo está allí, porque pensó que dar una respuesta en persona sería más... más cercano al trato que espera tener con Despard como su superior. Él es sólo una persona, no un ser que sólo existe en títulos de sobres y retratos en la pared. Él mismo es cercano y accesible, y esa es su principal diferencia con tantos antes de él. Afortunadamente, las cosas en la oficina parecer ser bastante relajadas, pues nadie la acosa con preguntas y la dejan en paz cuando muestra la carta del puño y letra del Ministro. —¿Rory? —Ellie llama a la puerta, luego de dar tres golpes algo tímidos— ¿Se puede? @ Rory Despard
  8. Luego de su mala experiencia con el medallón de Laura Nielsen, sus ganas de sostener pertenencias desconocidas eran menores a cero. De forma nada disimulado, retrocede un par de pasos mientras Nathan se acerca al cajón que sigue agitándose, como si hubiera algo vivo dentro de su interior. En una situación normal el primer instinto habría sido atacar primero y preguntar después, pero las palabras de Seere insinuaron muy fuertemente que, con lo que sea que esté allí, podrían llegar a Toloveus Clearandbrighty. Madeleine comienza a sentir la presión de que la misión resulte exitosa, ahora que tras la caída de Laura Nielsen tantos problemas vinculados al gobierno británico han quedado expuestos. Lo único que desea es que la misión sea lo más tranquila posible y que encuentren al viejo en algún lugar del Ministerio de Magia... y ojalá que la Inquisidora lo haya mantenido vivo. Durante la mirada que intercambia con en Nathan, seda cuenta de que ambos tienen el mismo pensamiento. El Cetro de Investidura. Madeleine siente un pedrusco de nervios subir a su garganta, cuando se da cuenta de que ellos no deberían estar sosteniéndolo. Aquella es una situación increíble, ciertamente. «¿Tan desesperada es la situación?». A esas alturas, ya debían haber ocurrido las elecciones y el Cetro de Investidura tuvo que haberse utilizado, pero con el golpe de Laura el proceso se había interrumpido por primera vez en quién sabe cuánto tiempo. Espera que aquello no tenga ninguna repercusión negativa y, más importante todavía, que esa cosa les sea útil. —¡Muévete! —replica con urgencia, empujando a Nathan por el hombro para que se ponga en marcha. No quiere admitirlo, pero de repente sostener el Cetro le parece algo preocupante; cuánto antes acaben, mejor. Madeleine observa al mago moverse con el cetro firmemente sostenido frente a él, tanteando la atmósfera y decidiendo hacia dónde avanzar. Él no le da ninguna explicación, pero ella se hace una idea de lo que ocurre. Entiende que debe haber algún vínculo entre Toloveus y el Cetro, y que pueden aprovecharlo para encontrar al viejo. Sin embargo, mientras avanzan frenéticamente, un pensamiento la asalta con la guardia baja. «Están unidos, igual que la Inquisidora y su horrocrux». No puede evitar hacer una mueca de dolor; agradece, por una vez, estar detrás de alguien más. Abandonan el Atrio rápidamente y se suben a un ascensor que funciona de puro milagro, pero no suben hacia arriba. En cambio, descienden, hasta el Departamento de Misterios, y allí atraviesan un pasadizo que les permite llegar al Tribunal de Wizengamot. Sin embargo, incluso allí, el Cetro los sigue llevando a un lugar mas recóndito y apartado. Madeleine piensa que tiene sentido, que Laura quisiera esconder a Clearandbrighty lo más lejos posible, como si de alguna forma eso pudiera impedir que ella perdiera su poder. —Este lugar está helado —susurra, con un presentimiento que no le agrada para nada. @ Nate Weasley
  9. Y las puertas y las ventanas se cierran de golpe. La maldición que suelta Madeleine desde lo más profundo de su corazón, se confunde con el murmullo general que se eleva en el grupo. La llama de fuego demoníaco que ardía en su mano se extinguió en el momento exacto en que quedaron encerrados; inútilmente, flexiona los dedos varias veces intentando volver a conjurarlo, pero lo único que logra es casi provocarse un calambre en todo el brazo. Como lo mencionó Malfoy, la temperatura comienza a bajar todavía más; normalmente tiene cierta resistencia al frío, quizás por su dominio de la Magia Elemental Oscura, pero se da cuenta de que está temblando cuando separa los labios para hablar y lo único que sale de sus labios es un balbuceo tirante. Es tan típico, que casi tuvo que haberlo visto venir. Sin embargo, a veces la mejor forma de solucionar un problema es yendo directamente hacia él y pateándolo en la entrepierna. «Les guste o no, es hora de espabilar», piensa, visualizando mentalmente los rostros de los presentes, la mayoría relativamente nuevos en aquellos asuntos. Madeleine se pregunta si podría manipular la oscuridad, pero no tiene energía de sobra y la manipulación de los elementos oscuros tiene un gran coste energético. Y, por otro lado... Aquello puede ser una oportunidad. —Y ahora, nuestras opciones son han reducido por los menos en dos tercios —susurra Madeleine, confiando en que Malfoy, Cubias y Agnes, que estaban cerca de ella y de Nathan justo al momento en que todo quedó a oscuras, podrían escucharla con facilidad—. Pero esta es la oportunidad perfecta para que pongan en práctica su control de energía. Recuerden que deberían ser capaces de manipular la energía de su entorno para desplazarse, esa es la técnica Phantom. Quizás si prestaran suficiente atención podrían moverse sin chocar con nada... y eso podría venirnos bien, ¿no creen? Decide dejar que ellos lidien con ese tema. Sabe que la situación es estresante y no es un entrenamiento, es una misión real, ¿pero si no lo logran ahora, cuándo? Madeleine sabe que no es de mucha utilidad, así que no le queda otra opción más que cerrar los ojos —aunque no hace mucha diferencia, pues ya todo está totalmente oscuro— y poner a funcionar su cerebro de una maldita vez. Ella no es precisamente una genio... A decir verdad, está segura de que es una est****a, por eso tiene tantas cicatrices y un muy grueso expediente criminal. Madeleine es más de actuar, que de pensar. Pero aún así, tiene una experiencia en misiones y enfrentamientos que a veces viene bien para deducir ciertas cosas. Aunque, por supuesto, sabe que terminará necesitando de la ayuda de los paladines para resolver el embrollo. Está convencida de que ellos usan alguna droga mágica para disparar su potencia mental. —Esto no tiene sentido —habla en dirección a donde deben estar los paladines y el sacerdote—. Los reportes que recibimos decían que las personas eran espantadas, no encerradas. ¿Qué se supone que está sucediendo? ¿No somos intrusos a los que no quieren acá dentro? Y una vez más, no puede evitar presionar a Rory. Necesita las respuestas que un sacerdote puede brindar. —Por favor, Despard, apiádate de mi. ¿Qué es lo que percibes? @ Mica Gryffindor @ Juliens @ Rory Despard @ Illidan Black Lestrange @ Lord Cubias @ Scavenger Weatherwax @ Cillian @ Ludwig Malfoy @ Nate Weasley
  10. Pone los ojos en blanco, pero decide no responder el comentario malicioso de Nathan. Lo cierto es que, a esas alturas, incluso le faltan las fuerzas para seguir replicando... y aquello es preocupante. Mientras el mago concentra su Magia de la Oscuridad para invocar a uno de los demonios que sirven a la Orden Oscura, Madeleine observa con frialdad a Richard, que responde a la pregunta que iba dirigida a su compañero de clan. En aquel momento, no está segura de cómo debe sentirse con respecto a Richard. Ella sabe que Ellie está molesta con él por algo relacionado a Melrose, lo cual debe significar que de alguna forma, ésta ha quedado "afectada" tras el enfrentamiento con Laura y la intervención del brujo. Aunque Madeleine es el tipo de persona que de vez en cuando recurre a la excusa de "el fin justifica los medios", ella entiende que las intenciones de Richard no suelen ser buenas; si derrotar a Laura terminó siendo algo positivo para la comunidad mágica, sólo es por pura coincidencia. Y la reacción que tuvo tras la ejecución de la Inquisidora a manos de Hobbamock, sólo se lo confirma. Quizás es por eso que terminó agradeciendo internamente al paladín que eliminara la consciencia de Laura Nielsen, y la dejara como un cascarón vacío; porque así, Richard habría perdido un juguete. Honestamente, quizás no le habrían importado sus planes si la persona afectada hubiese sido alguien que no fuera de la Orden del Fénix. Pero no, tenía que ser uno de ellos y no sólo eso, sino alguien de su propia familia. No puede culpar a Ellie por estar enojada y, a decir verdad, le preocupa la situación de la familia Moody. Pero está en una misión. El drama familiar tendrá que esperar. —Olvídalo, no apostaré contigo —Madeleine sacude la cabeza—. Ya acordamos que invitarías los tragos, con ese atractivo salario que debiste haber ganado en el exilio. Ya no puedes echarte para atrás. Madeleine llena sus pulmones de aire, para reunir fuerzas para echarse a andar tras Seere. El demonio viste como un auténtico príncipe, con una armadura brillante y un caballo alado; aunque normalmente confiar en demonios es algo tramposo, sabe que en este caso pueden estar relativamente tranquilos. Él posee una naturaleza indiferente, con poco interés de hacer el mal, y sirve muy bien a sus invocadores. Él es el único demonio que no le preocupa invocar con tantas personas ajenas a la Orden Oscura alrededor. Tal y como lo dijo Richard, Seere los conduce al Atrio del Ministerio de Magia. Madeleine observa la masacre que dejaron a su paso... y aunque sabe que aquellas personas habían perdido su humanidad y no eran más que títeres de Laura Nielsen, siente dolor de ver tantas vidas despreciadas. Sin embargo, sus manos están limpias. La verdadera asesina de todos esos Redentis y Abominaciones, fue la Inquisidora. Estas vidas, las que se perdieron en los ataques terroristas, las que se perdieron en tantos crímenes de odio en honor a la figura del Inquisidor —y la Inquisidora—... No puede juzgar a Hobbamock. En verdad, está... —Me siento feliz —dice repente, rompiendo el silencio del Atrio— de que Laura Nielsen haya sido castigada de esa forma. La muerte sería un final demasiado dulce para ella. Y vuelve a clavar la mirada en las puntas de sus botas. Entonces, escucha que algo se agita desde las sombras y, aunque sabe que no podría lanzar un hechizo por mucho que lo intentara, saca la varita mágica. —A partir de este punto, ya no necesitan mi ayuda —declara Seere, tranquilamente—. Aquí tienen su tesoro. Madeleine y Nathan avanzan lentamente y descubren la caja, que se mueve frenéticamente. —T-tómala, ¿quieres? —susurra Madeleine. @ Nate Weasley
  11. Madeleine esboza una leve sonrisa cuando Weasley se muestra dispuesto a unirse a aquella pequeña misión. Ella no suele demostrarlo, pero él probablemente la persona a quien más aprecio le tiene actualmente en la Orden del Fénix, pues desde hace muchos años ha luchado a su lado. Es consciente el año pasado lo subestimó, de cierta forma, cuando él manifestó que sería parte de la Orden Oscura y dominaría la Magia de la Oscuridad; honestamente, había llegado a dudar que lo lograría. De alguna forma, todavía pensaba en él como alguien... blando. Pero tras todos los sucesos ocurridos tras la elección de la ex-Ministra de Magia y tras los propios eventos de esa noche, comprende que es un pensamiento injusto. Después de todo, él ha llegado a crecer más que ella y es algo que puede percibir. «Ahora, yo tengo el rango bajo. ¿Quién lo diría?». —Si tu invitas los tragos, me apunto —responde Madeleine, mientras hace un gesto para que la sigan. La verdad es que ella no tiene mayor información que los demás acerca del paradero de Toloveus. Sólo sabe que era prisionero de Laura Nielsen y que deben rescatarlo si quieren tener elecciones ese año. Se imagina que debe estar en un lugar aislado, en algún calabozo o mazmorra, pero Madeleine no conoce los secretos del Ministerio de Magia y duda que algunos de sus acompañantes lo haga. —Si supiera dónde está, puedes estar seguro de que no necesitaría ayuda —rezonga Madeleine, sacudiendo la cabeza—. ¿Tienes suficiente energía como para invocar a Seere? Él ayudó a mi grupo a salir del laberinto, apuesto a que podría encontrar a Toloveus y llevarnos a él —es consciente de Weasley no está exactamente intacto; de hecho, parece que lo lanzaron contra la pared y lo arrastraron por el suelo. Pero una cosa es estar herido físicamente y otra tener las energías agotadas. En el caso de Madeleine, además de sus heridas, ella ya volcó demasiada de su Magia de la Oscuridad, hasta el punto en el que está convencida de que necesita un baño en el Lago Sombrío para reponerse. Quizás podría intentar hacer algo pequeño, pero incluso aquello debería ser riesgoso para ella. »De otra forma, no tendremos más remedio que recorrer todo este maldito lugar a pie y esperar que por pura suerte lo encontremos. @ Nate Weasley
  12. Madeleine no puede evitar esbozar una sonrisa al escuchar el anuncio de retirada por parte de los mortífagos. A pesar de que le gustaría haber capturado alguno para interrogarlo, quizás esa noche es mejor conformarse con el hecho de que evitaron que una familia perteneciente a la Orden del Fénix fuese atacada. Por un lado el enfrentamiento le dejó un gusto amargo, pues sabe que ganaron por ventaja numérica y de poder mágico, pero por el otro lado ¿cómo se les ocurre iniciar un ataque sin la estrategia adecuada? ¿Cómo pensaron que no protegerían a los suyos con todo su arsenal? Al final una victoria es una victoria, por pequeña que sea. —Excelente trabajo, chicas —le dice a Mel, que permanece a su lado, y también a Kaori, que llegó hace tan sólo unos momentos. Ahora Kaori es parte de la familia, por así decirlo, pues se ha convertido en una inquilina del hogar Moody—. Ya es hora de ir a casa. ¿Les apetece pedir una pizza para la cena? Toma la Saeta de Fuego, que permaneció intacta en su lugar, y levanta la varita mágica para trazar una línea en el aire, donde se abre un portal con destino la casa de la familia Moody ubicada en el poblado escocés de Luss. Antes de entrar al portal, mira por última vez a sus compañeros dejando la escena. Ya todos comienzan a marcharse o a reunirse con sus amigos, el lugar está tranquilo. —Ciertamente, el trabajo está hecho —susurra, conforme consigo misma. Y luego de que Mel y Kaori pasen por el portal, ella hace lo mismo y éste se cierra a sus espaldas.
  13. Descripción gráfica: https://i.imgur.com/HIJ2EXu.jpeg 

    Con cariño, ojo, estuvo divertido xD

  14. Madeleine Moody PV: 100 - 10 + 30 = 100 PP: 10 Madeleine sabe que muchos ataques se han concentrado en el mortífago que ella ha estado atacando y aunque le gustaría aprovechar la oportunidad de seguirlo atacarlo, de exprimirlo hasta que quede fuera de combate, decide cambiar momentáneamente de objetivo para aprovechar mejor su tiempo. —¡Expelliarmus! —exclama, levantando su Vara de Cristal hacia Rhiann. De esta forma, el encantamiento actúa inmediatamente sobre ella, arrojando su varita mágica a un par de metros. Ya no puede volver a usar su vara de cristal en ese turno, pero no importa. Alza una vez más la varita hacia ella y conjura en voz baja—: Cinaede —el gas aparece en su rostro, buscando entrar a través de sus fosas nasales a su sistema e impedir su respiración, para comenzar a asfixiarla. Aquel ataque debería ponerla en aprietos, junto al hecho de estar desarmada. Vuelve la vista hacia Mel y sonríe levemente, preguntándose si Ellie se enojaría con ella por no protegerla tanto. De todas formas, como lo supuso, ella está perfectamente bien.
  15. Madeleine Moody PV: 100 - 10 + 30 = 100 PP: 10 —¡Anular Detritus! —exclama, agitando la varita mágica nuevamente hacia Mael Blackfyre para quitarle otro hechizo a su abanico de posibilidades. Debe ser paciente, para poder derrotar a los mortífagos. Primero hay que ir quitándoles opciones, pensando de forma estratégica, y a partir entonces comenzar a ser agresiva. Entonces, se concentra para conjurar su siguiente hechizo: —¡Vara de Cristal Sectusempra! —conjura, todavía apuntando a Mael. Su varita creció hasta convertirse en un cayado y aquello confirió un gran poder a su hechizo, de forma que se manifestó como un efecto que actuó inmediatamente sobre el mortífago. De aquella forma se vería herido de inmediato de gravedad. Mientras tanto, el fénix que convocó anteriormente vuelve a depositar una lágrima sobre ella, para curar el daño leve que sufre en su muñeca producto de un absorvere de hace unos momentos.
  16. Madeleine Moody PV: 100 - 30 + 30 = 100 PP: 10 —¡Mel! —Madeleine vuelve el rostro hacia Melrose, al escuchar su voz. Le sorprende verla ahí tras la batalla con Laura, pensaría que todavía está recuperándose. Quisiera preguntarle si está bien, pero la situación es bastante angustiante— ¡Quédate junto a mi! ¡Corpus patronus! —susurra, y así conjura un patronus corpóreo con forma de Fénix. Este derrama una lágrima sobre ella, curándola del dolor que acaba de invadir su muñeca. Madeleine eleva su varita mágica y exclama: —¡Detritus! De esa forma invoca un escudo mágico que se manifiesta como una finísima capa gaseosa, que la protege tanto a ella como a Melrose. De aquella forma estarían a salvo de ataques durante un rato, aunque no es que ella necesite mucho de su ayuda. Madeleine sabe que ella sola podría mantenerse a salvo en una situación así, ya lo ha visto. No se preocupa por el otro hechizo que uno de los mortífagos le lanza, ya que el himno del eléboro la protege todavía.
  17. Madeleine Moody PV: 100 PP: 9 Su mente elabora un plan rápidamente y su cuerpo se apresura a ponerlo en marcha. Se muere de ganas por atacar a los mortífagos y dejarlos fuera de combate lo más rápido posible, pero a veces es necesario pensar con un poco más de estrategia. Lo difícil será ponerse de acuerdo con sus compañeros para ejecutar una estrategia en específico, pero no queda de otra más que intentarlo. —¡Anular Fuego Maldito! —exclama, agitando la varita mágica hacia Mael Blackfire (Goldor). El hechizo actuaría inmediatamente sobre su varita mágica, impidiéndole realizar utilizar aquel hechizo por el resto de la batalla. Luego, Madeleine levanta la varita mágica sobre sí misma y susurra: —Himno de eleboro. Puede percibir la vibración musical, haciendo efecto en su sistema y protegiendo y fortaleciendo sus sentidos.
  18. Madeleine Moody PV: 100 PP: 10 La herida de su brazo protesta cuando empuña la varita mágica, decidida a responder al llamado. Puede imaginar la voz de Catherine, recomendándole que se tome su tiempo para recuperarse, pero por suerte ella no está en su torre como para recriminarle su comportamiento irresponsable. Ni derrotar a Laura Nielsen ni elegir a Rory Despard como Ministro de Magia resolvió mágicamente todos los problemas del mundo mágico, lo cual significa que tiene que esforzarse. «No podemos dejar que los mortífagos olviden que estamos presentes, vigilantes». Toma su Saeta de Fuego, que ya tenía una ligera capa de polvo, y sale volando por la ventana de su torre en el castillo Evans McGonagall, siguiendo el patronus. No conoce el lugar al que llega, pero confía en que es el lugar correcto. Se echa hacia atrás la capucha de su capa de viaje, sin importarle mucho a esas alturas el tema de esconder su rostro; después de todo, no es la primera vez que se declararía públicamente como miembro de la Orden del Fénix. Y, honestamente, confía en que ahora hay noticias mucho más interesantes que cualquier cosa relacionada a ella. Puede ver que la batalla ha comenzado, por lo que desciende hasta ubicar un lugar despejado de personas en los terrenos del castillo, justo junto a un árbol. Deja allí su Saeta de Fuego y saca la varita mágica del bolsillo trasero de sus vaqueros. Rápidamente, sus ojos recorren la escena y su mente comienza a maquinar su siguiente movimiento.
  19. Aquel debería ser un momento feliz, uno esperanzador: derrotaron a la Inquisidora. Pero siente un nudo crecer en su garganta, cuando observa todo lo que desarrolla frente a ella. Observa a Ellie agacharse junto a un inconsciente Richard, con una expresión sombría en su rostro. Observa a Melrose deshecha y vuelta polvo. Observa la mirada de Hobbamock cuando maldice con su espada a Laura, de la misma forma en que maldijo a Marie Tenenbaum frente a sus ojos. Observa a todos los presentes, con expresiones cansadas y con estragos visibles de la batalla. Baja la mirada y mira su propio brazo, la carne ennegrecida y adolorida, los dedos hinchados y sangrantes. Cuando un problema desaparece, es como si se destaparan mil más. Se supone que derrotar a Laura Nielsen sería el primer paso para volver a recobrar la esperanza en el mundo mágico, pero no puede evitar preguntarse ¿las consecuencias de aquel enfrentamiento los superarán? «Creo que todo dependerá de lo que ocurra a continuación», razona Madeleine. Ciertamente, mucha esperanza no puede haber si en el Ministerio de Magia las cosas siguen igual. Pero... Si tan solo... De repente, Madeleine se da cuenta de que había olvidado algo muy importante. Derrotar a Laura Nielsen era el objetivo principal, pero había una misión secundaria que anotó mentalmente cuando se enteró de las noticias: ella tenía un prisionero, uno muy importante. Gira la cabeza a los lados, buscando a sus aliados. —Necesito... —la poción que le dio Catherine hace unos momentos la ayudó a recobrar algunas energías, pero no es por cansancio que su voz se ahoga. Es porque, a pesar de todo, todavía le cuesta pronunciar esas palabras en voz alta. Se aclara la garganta y vuelve a formular la frase— Necesito apoyo, para una misión —dice, mientras tira de su capa de viaje para tapar el brazo herido. Vuelve a levantar la mirada, observando fijamente a Kaori, a Slithering y a Weasley, que habían estado observando todo de cerca y habían llegado a participar, pero quizás se dieron cuenta de que era mejor no acercarse al lugar donde está Laura—. ¿No recuerdan que se informó que la Inquisidora tenía prisionero a Toloveus Clearandbrightly? Tenemos que encontrarlo, ese viejo tiene que hacer unas malditas elecciones —espeta Madeleine. No cree que su falta de energía para realizar magia vaya a ser un problema, pero de todas formas prefiere no arriesgarse a ir sola. Y confía en sus compañeros de clan lo suficiente como para apoyarse en ellos, sin sentirse débil. A esas alturas, incluso, es una tontería que dude al pedirles ayuda. @ Goderic Slithering @ Kaori Moody @ Nate Weasley
  20. Los miembros de la Orden del Fénix han incursionado en el interior del monasterio abandonado, buscando el origen del grito que (presumen) vino de la torre central de la abadía. La información que tienen hasta los momentos es poca, pero alarmante. Saben que los constructores que intentaron ejecutar sus obras en la edificación, fueron espantados hasta ser obligados a abandonar el lugar y poco tiempo después fallecieron, aparentemente por causas naturales. También saben que todo intento de limpiar el lugar ha sido un fracaso. Y desde que la aparente paz de la abadía se perturbó, el pueblo vecino de Erast también ha sido víctima de situaciones extrañas, entre los que cabe destacar "sucesos paranormales" y comportamientos extraños en sus habitantes. Sin ninguna pista más concreta que aquella, no tienen otra alternativa más que investigar de la forma más directa posible. Al entrar en la edificación, de inmediato perciben la atmósfera fría y tenebrosa. Se supone que el lugar está abandonado y ninguna persona es capaz de permanecer allí mucho tiempo, pero pueden oír pasos, ruidos de puertas y crujidos de escaleras. Antes de que puedan investigar demasiado, una perturbación violenta los obliga a ponerse alertas. En la oscuridad, algo desconocido ataca al grupo; los muebles olvidados de la habitación se mueven gracias a una fuerza invisible, y son arrojados hacia ellos, lastimándolos y distrayéndolos. Pero ése no es el verdadero problema. Cuando la situación se calma, se dan cuenta de que... Uno de los integrantes del grupo ha desaparecido. Al buscar pistas en la habitación, descubren un rastro de sangre que desaparece abruptamente contra una pared sin ninguna puerta ni ventana. La puerta y las ventanas se han cerrado abruptamente, la temperatura desciende todavía más y cualquier intento de invocar alguna fuente de luz o calor termina en fracaso. Sin embargo, en aquella oscuridad distinguen un fenómeno similar a un fuego fatuo. Comienzan a escuchar a alguien pidiendo ayuda, pero la voz no viene de las torres al igual que el grito de hace unos momentos, sino de abajo de ellos. Hay un pasadizo que puede llevarlos al sótano. @ Illidan Black Lestrange @ Cillian @ Lord Cubias @ Rory Despard @ Scavenger Weatherwax @ Ludwig Malfoy @ Mica Gryffindor @ Ela Karoline
  21. Ellie constantemente se esfuerza en no dejarse llevar por lo subjetivo, en mostrarse como una persona racional que no deja que las emociones la dominen. Una de las cosas de sí misma que la hacen sentir orgullosa, es su capacidad de ser capaz de realizar esa distinción. Sin embargo, cuando observa al brujo encaminarse hacia Laura Nielsen y hacia Melrose, su acto comienza a tambalear. Una parte de sí misma le susurra que el rechazo que siente hacia Richard Moody es una percepción subjetiva; que los problemas y discusiones que ha tenido con él, han sido por sus propios errores. Y por eso, no puede ni debe albergar ningún prejuicio hacia él. Mientras la escena se desarrolla frente a sus ojos, se esfuerza por realizar afirmaciones lógicas. «Richard es parte de la familia Moody —se dice—. Richard, a su manera, quiere a Mel. Richard no haría algo que pudiera lastimarla». Pero no importa cuántas veces se repita aquellas frases que tienen que ser ciertas, la horrible sensación que llena su pecho no desaparece. Como si supiera con certeza que está a punto de suceder algo terrible, las lágrimas comienzan a correr por su rostro. Sus dedos se aferran torpemente a su varita mágica, pero es incapaz de moverse. Es inútil. Observa las siluetas de Hobbamock y Benjamin, invocando sus armas mágicas y acercándose al campo de batalla. Observa a Madeleine bebiendo su enésima poción, mientras su madre le toca las mejillas y la frente, como si fuese una niña enferma con fiebre. Observa a Rory feliz con su nueva varita mágica. Observa las personas que comienzan a ponerse de pie ahora que el aura del horrocrux ha sido contenido, ahora que la esperanza de derrotar a la Inquisidora ha comenzado a fortalecerse en el aire. Si detuviera a Richard, que parece seguro de cuál sea el plan que tiene, ¿no es cierto que sería ella la mala? ¿No es cierto que intentarían detenerla? ¿No es cierto que la propia Mel le diría que no tuvo que haberse entrometido? Todos quieren acabar con la pesadilla. Derrotar a Laura Nielsen no arreglaría mágicamente todos los problemas de la comunidad mágica, pero es un comienzo. Se trata de una enemiga demasiado peligrosa como para prolongar aquel enfrentamiento por mucho más tiempo. Ya ni siquiera importa el precio. Ellie los ha visto entregar su cuerpo y su espíritu, dejarse envenenar y dejar que sus cuerpos sean mutilados por la causa. Ella comprende que está descansada y por eso quiere pensar que debe haber otra forma, que deben seguir estudiando la situación, que deben seguir resistiendo... Pero lo cierto es que también está asustada, porque se dio cuenta de que en aquella situación ha sido totalmente inútil. Tanto ha estudiado, tanto ha cultivado su magia y su mayor aporte fue darles un brebaje a Hobbamock y a Madeleine que ni siquiera pasó por una fabricación adecuada. No es quien para intervenir en algo que parece que ya está decidido. «Sólo quisiera que todos regresemos a salvo a casa —implora para sus adentros, en algo que está muy cerca de ser plegaria—. Sólo quisiera que la pesadilla termine». Ellie no es capaz de percibir qué es lo que sucede entre las auras de Richard y Melrose, pero sí puede ver algo en el rostro de su prima que le indica que, quizás, el precio es demasiado alto. La mayoría de los ojos deben estar clavados en el brujo, que introduce su mano en el pecho de Laura con tanta confianza, como si fuera un maldito héroe. Ése es el espectáculo principal, por supuesto. Pero ella observa a su prima resistiendo contra aquella fuerza invisible, manteniéndose fuerte en el lugar donde está y sin mostrarse arrepentida tan sólo un segundo. Ella es la única que sabe qué es lo que ha sucedido frente a la vista de todos y, aún así, no se ha tambaleado. La mente de Ellie no se esfuerza en recordar lo que sabe de la magia de Richard, ni en atar cabos para comprender la situación. Lo único que puede hacer es sentirse avergonzada por aprovecharse de aquella forma de una persona tan noble y de que aquel sacrificio probablemente sea pasado por alto. —El horrocrux... —la voz de Madeleine se le hace lejana. Parece ser que la poción que le brindó Catherine le dio un último empuje de energía, aunque sólo es capaz de mover un brazo. No ha invocado ningún arma, pero alrededor de su mano sana hay un vaho helado que indica que todavía está canalizando su Magia de la Oscuridad— No puedo sentirlo. Creo que ha quedado inútil —ya que no tiene suficiente energía como para unirse a los paladines, se acerca al bloque helado, cuyas defensas han bajado hasta que sólo ha quedado su bloque helado. Estira la mano, desvaneciendo el hielo a su paso. Cuando toma el medallón, se siente como una baratija entre sus dedos. No puede evitar soltar una carcajada, porque una cosa tan ridícula haya causado tantos problemas. Mientras tanto, Ellie avanza lentamente, ignorando lo que sucede a esas alturas. No le importa que los paladines los hayan protegido con sus ostentosa magia, ni que Madeleine haya tomado en sus manos el horrocrux ya inútil, ni que Hobbamock esté repitiendo el mismo acto con el que condenó a Marie Tenenbaum. Se coloca unos momentos junto a Melrose, sin entender lo que ha sucedido, pero sabiendo que no puede ser nada bueno. Baja la mirada a sus brazos y observa las venas marcadas y los músculos tensos y, por algún motivo, se encuentra pensando en Rhiannon. No quiere hablar, porque sabe que no es capaz de controlar su voz. Busca torpemente una botella de poción curativa e intenta hacer que Mel la tome, aunque sabe que es inútil. Está segura de que no existe ningún brebaje que pueda remediar el daño que ha sufrido. Fue capaz de mantener el optimismo con Rory y con Madeleine, hasta el punto de mentir descaramente, pero ahora la situación es diferente. Melrose es su propia hermana. Hasta los momentos, no le ha dirigido una palabra a Mel. Sigue caminando, hasta llegar a Richard, todavía con la mano manchada de sangre. —No sé... no sé qué fue lo que hiciste... —susurra, con un hilo de voz, agachándose frente al mago. Pasa la varita mágica frente a sus ojos, intentando averiguar si de verdad está inconsciente o está fingiendo dormir, aunque poco le interesa su estado— Pero sé que fue algo malo. Piensas arreglarlo, ¿verdad Richard? Tú no habrías dañado irremediablemente a Mel, ¿verdad?
  22. Aunque el aroma del vodka inunda sus fosas nasales, Madeleine se mantienen fiel a su vaso de agua con limón que le pidió al bartender, sólo para minimizar la ansiedad de estar tomando algo. A esas alturas, sabe que es una tontería; desde la fiesta de los Evans McGonagall, rompió varias veces con su promesa de sobriedad de más de un año. Pero de todas formas, está bien. No se trata sólo de su deseo de mantener, en la medida de lo posible, el juicio claro y libre de influencias, para evitar el remordimiento de no ser ella misma la que guíe sus acciones. Es porque quiere asegurarse de que no necesita el alcohol para llenarse de valentía. Por lo menos, ya no más. De todas formas, es incapaz de juzgar a Will, mientras toma un par de shots para animarse a seguir hablando; después de todo, ella estuvo en ese mismo lugar. Sin embargo, y de todo corazón, de sea que no se trate de una especie de karma cósmico y que él no llegue al punto tan bajo que ella alcanzó, y que la llevó a tomar la decisión drástica de desintoxicarse. En su mente, Madeleine intenta elaborar una línea cronológica de los últimos años. Han pasado casi cinco años desde que visitó Bratvá por primera vez, convocada por Bastian Karkarov; en aquel entonces, Will y Benjamin todavía eran estudiantes que no podían protegerse a sí mismos. En su caso, aquella fue su época dorada como Auror del Ministerio de Magia y quizás por eso había terminado enredada en aquel asunto. El propio Karkarov se lo había dicho, cuando se dio cuenta de que Madeleine no ocultaba su incomodad con una conspiración tan grande. Mientras Will relata los crímenes de su padre, rememora al propio criminal confesando los pecados que Madeleine no había pedido escuchar. Recuerda que las heridas ya cicatrizadas de sus manos parecían escocer, mientras él relataba sin asco cómo había secuestrado y torturado a un Auror para obtener información de los fanáticos de Gellert Grindelwald. «Las técnicas de todo un mortífago», fue lo que pensó en aquel momento. Y le pareció gracioso, de una forma retorcida, trabajar con alguien que usaba las mismas técnicas que habían sido usadas sobre ella misma en Nurmengard. Pero al fin y al cabo, no era una sorpresa. Ella sabía del pasado de Karkarov no sólo como mortífago, sino como espía. Él mismo había contado parte de su historia, por lo menos lo que era necesario que Madeleine supiera; y lo demás, quedó a su imaginación, pero nunca había imaginado nada mejor que lo que ya sabía. Mientras Will más avanza en su relato, no puede evitar preguntarse si el meollo de la cuestión será uno diferente a ella cargando con una culpa absurda. Se pregunta si de alguna forma, se trata de no quitarle valor al sacrificio de Karkarov. Una vez más, Madeleine regresa mentalmente a la línea temporal que había estado elaborando. En un par de años, las cosas eran muy diferentes. Ya no trabaja en el Ministerio de Magia, y Will y Benjamin habían terminado colaborando con la Orden del Fénix. Los registros de la Orden incluso indican que Benjamin es capaz de manejar la Magia Sagrada, al igual de Hobbamock. Intenta imaginar si aquello es un buen o un mal final para la historia de Bastian, pero comprende que a esas alturas ya no puede tratarse de él. —Bien, supongo que hay un elemento que olvidé sopesar —musita Madeleine, cerrando los ojos por unos momentos. No es que eso le brinde tranquilidad, pero es algo que puede entender acerca de Bastian—. A decir verdad, no soy la persona adecuada para señalar los pecados de tu padre, ¿sabes? —dice por lo bajo, examinando sus manos mientras abre y cierra los puños, como si intentara verificar que éstos funcionan bien— Sólo que en lugar de ser una nacionalista, tenía o tengo otros motivos. Al final, no sé si sus pecados son peores que los míos, independientemente de las razones; en el fondo, sé que el fin no puede justificar los medios. Pero, no es eso lo que quería señalar. Pensé que quizás no se trate de merecer la muerte. Si reconoces tus errores, debes sufrirlos y expiarlos. »Entonces... Supongo que no había sopesado que aquella fuese su forma de querer equilibrar la balanza —lentamente, Madeleine levanta la mirada y observa por unos segundos a Will—. "Esta es la forma en que expiaré mis pecados", algo así. Pero no sé si es una idea con la que puedo empatizar o si es algo que me pone de mal humor. Espero que ustedes dos también tengan en claro lo mismo que me dices, o de otra forma no comprendo este regaño —añade por lo bajo—. En verdad, a estas alturas, quizás es mejor que ni siquiera sepan qué certeza qué pasó por su mente todo ese tiempo. Suspira y le quita el vaso a Will —que el mesonero acaba de recargar— para darle un pequeño sorbo. Se lo devuelve casi inmediatamente, para no distraerse y beberse la mitad del contenido. Comprende que es un proceso, aunque también comprende que Will debe pensar que es una tonta por, a esas alturas, seguir sintiendo pena por todo aquello. Siente que no puede evitarlo, sin embargo. Desde la muerte de Pandora, la cual sabe muy bien que se desencadenó por su culpa, no ha habido una baja por la que no haya tenido la necesidad de responsabilizarse. Pero eventualmente tendrá que madurar, lo sabe muy bien. —Me disculparía por obligarte a hablar de Karkarov, y quitarte la oportunidad de ser el centro de atención —dice luego de unos momentos—. Pero sigue sin agradarme que no hayas mencionado cuánto sabías del tema. ¿Desde cuándo se supone que sabías todo esto? @ Juliens
  23. Suddenly I'm overcome
    Dissolving like the setting sun
    Like a boat into oblivion
    Cause you're driving me away

  24. Callejón Knockturn No puede evitar elaborar una sonrisa a modo de disculpa, al percibir la impresión en la voz de Rory; es consciente del aspecto que tiene su negocio, y ella misma, en aquellos momentos. Desde que dejó de trabajar en el Ministerio de Magia, comenzó a enfocar toda su energía en tener un negocio próspero. Utilizó sus ahorros para comprar muchos artefactos aparentemente dañados o sin importancia, de los cuales aproximadamente la mitad pudo arreglar, restaurar e incluso mejorar, mientras que muchos otros quedaron olvidados o como trastes sin valor y luego de casi dos años por fin está dignándose a desechar. Si se rehusó a hacerlo todo ese tiempo, es porque estaba convencida —y quizás, todavía lo está— de que debe haber alguna forma de que pueda ser útiles y apreciados; sin embargo, a esas alturas, entiende que aquella ilusión se ha convertido en algo que entorpece su trabajo, y debe dejarlo ir. En su mente es algo que le parece lindo e inspirador, pero es difícil de explicar y mucho más con la forma en que todo se ve. Sin embargo, sus preocupaciones por la forma en que Rory pueda percibirla como profesional, se esfuman en cuanto menciona a Melrose. —Esta mañana salí muy temprano de casa, así que no sé si estaba o no allí entonces —murmura Ellie, con cierta vergüenza de no ser capaz de decir dónde está su prima y peor aún, de no estar enterada que está desaparecida—. Yo... —palpa los bolsillos de su túnica en busca del espejo comunicador que comparte con ella, pero cuando echa un vistazo, sólo observa su propio reflejo. ¿Siquiera Melrose todavía sale con uno de ellos? Después de todo, hace mucho que no los usan— Yo espero que no haya ocurrido nada... La pequeña avalancha los había hecho retroceder fuera del negocio. Una vez más, siente que la vergüenza la atormenta, pero el sentimiento queda en un plano muy lejano cuando al volver la mirada hacia Rory y la calle, se da cuenta de que hay una cantidad inusual de duendes en las calles. Es extraño verlos fuera de Gringotts y, a decir verdad, es extraños verlos andar en la calle con tanta... confianza. Ellie sabe que aunque hay cierta flexibilidad para cierto tipo de actividades en el Callejón Knockturn, no significa que las personas sean más tolerantes, una gran ironía. Nunca ha visto a ningún duende o arpía o elfo andar por ahí con libertad, sin que nadie lo trate como menos que a una persona. Es por eso que la escena la extraña y le dice que algo está sucediendo. Sin embargo, la verdad es que para Ellie hay algo más importante en aquel momento. Entonces, mira más allá y se da cuenta de que no se trata sólo de duendes en la calle. Hay... una verdadera revuelta. Los duendes parecen tener control sobre algunas criaturas mágicas y parecen querer aterrorizar a los magos y brujas que se les crucen. Ellie tiene ganas de decirle a Rory que deberían irse, pero él decide acercarse para socorrer a Luna Gryffindor, que parece haberse quedado envuelta en aquel embrollo. No tiene más remedio que seguirlo de cerca. Alcanza a escuchar lo que le está diciendo aquel duende, que parece ser uno de los cabecillas, por su actitud y su traje pulcro. A pesar de que hay muchas cosas que se escapan de su completo entendimiento, como ciertos conflictos del mundo mágico que jamás ha tenido que cuestionarse por ser humana y por ser considerada una persona, tiene la sensación de que aquel sería un buen momento para decir que ellos no defienden de ninguna manera al Ministerio de Magia. Sin embargo, también es consciente de que una Auror exigiéndoles que dejen la revuelta no es algo bueno en esa situación. Ellie se siente casi culpable por tener la varita firmemente sujeta contra el pecho y por parecer asustada, pues entiende que ellos no son el enemigo. Quizás lo más sensato sería tomar a Luna y retirarse de allí. ¿No deberían, simplemente... dejarlos ser? Separa los labios para decir algo, no sabe qué, pero en lugar de palabras, suelta un gritillo de sorpresa y susto, cuando siente que la empujan. Un duende, en cuyo cuello brilla levemente un Amuleto Volador, usó su espalda como lugar para dar un salto y adelantarse hacia el lugar donde están Luna y Rory. Ellie maldice por lo bajo, adolorida por la patada en su espalda y el golpe contra el suelo, pero desde allí alcanza a ver algo. Otro duende... sacando una varita mágica del bolsillo de sus pantalones... con la mirada clavada en Rory... Sin pensarlo dos veces, Ellie levanta la varita mágica y apunta hacia él, pero antes de que pueda decir nada, muchas miradas enojadas se clavan sobre ella. —¡Esa bruja está atacando a un hermano! ¡Sujétenla! @ Rory Despard @ Luna Gryffindor Delacour @ Melrose Moody

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