Jump to content

Dovakhin Haughton

Magos
  • Mensajes

    318
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    2

Todo lo publicado por Dovakhin Haughton

  1. Sonreía ante la perspicacia de su alumna dando tan acertadas respuestas, parecía no necesitar la clase para nada pues sabía bastante bien el funcionamiento de las pociones y su preparación paso por paso. Terminó su sandwich y al poco tiempo lo último que quedaba de líquido en su recipiente, luego un fuerte eructo fluyó de su boca y se puso de pie llevando ambos brazos por detrás de su espalda. —Exacto— Una sonrisa se dibujó en su rostro y los ojos del profesor se clavaron como dagas en Maida que continuaba comiendo sus galletas. —Naturalmente sabrá por qué un muggle jamás podría realizar con éxito una poción aunque tuviese incluso todos los ingredientes y siguiera los pasos de la preparación al pie de la letra— Cuestionó dando por sentado que la Ivashkov conocía la respuesta, sin embargo arqueó una ceja esperando oír la contestación de su alumna. De hecho aquella pregunta era más sencilla que la anterior pero lo único que buscaba Dovakhin con todo eso era tiempo. Tenía una idea de cómo seguiría la clase pero aquella joven lo sorprendía, parecía tener muchas facultades para la realización de pociones al menos en la parte teórica, pero lo hermoso vendría en la práctica cuando tuviese que respaldar su tono altanero al responder simples preguntas como si estuviese preguntando algo obvio. Una vez contestó su alumna, el profesor prosiguió. —Puede dar vuelta la hoja— Exclamó señalando la hoja que estaba dada vuelta. Una carilla estaba en blanco, del otro lado también, pero al darla vuelta unas letras comenzaron a aparecer formando una oración. —Espero que lo comprendas. Puedes preguntarme lo que necesites, pero te recomiendo hacerlo rápido— Sentenció para volverse a sentar en su silla. Se regocijaba de su pobre alumna. "Si la manual petaca cremo una opción estanciera arpa recusar" @
  2. Sus compañeros habían llegado a la clase y tan pronto como se pusieron cómodos la profesora comenzó a explicar un par de cosas a las que Dovakhin no prestó atención. Se vio inmerso en un soliloquio mental donde se preguntaba por qué se encontraba con Nymeria en todos lados y más importante aún, por qué la jovencita se empecinaba en hacerle la vida imposible. Aún no la perdonaba ni por la irrupción en el cuarto de la mansión Riddle, ni por el asesinato a Brutus en la Mazmorra ¡esa niña le había costado un dragón!, y cada vez que recordaba las escenas una expresión de desprecio imposible de disimular se le dibujaba en el rostro. Cuando finalmente volvió en si, escuchó lo importante, la indicación de la profesora de encantamientos que les decía que debían proteger la cabaña, algo que Dovakhin desconocía completamente pues él sabía más de destrucción que de protección. Ahora si que estaba en un problema. Pensando rápidamente en cómo podía hacer para que los Muggles no se acercaran salió a la puerta y notó la primera obviedad en la que nadie había reparado. Habían estado caminando sobre nieve por lo que si no querían curiosos cerca, lo primero que debían hacer era borrar sus huellas. —Obliteración— Exclamó y las huellas que estaban en la nieve desaparecieron de inmediato. Sus compañeros utilizaban hechizos protectores por lo que él se encargaba de mantener alejados a los indeseables. Justo delante de él había una roca lo suficientemente grande, la cual estaba recubierta de nieve. Fue entonces cuando notó que al rededor de la cabaña habían varias de éstas mismas rocas. Sin pensarlo Dovakhin apuntó con su varita a la que tenía frente a él. —Engorgio— exclamó y la roca se hizo tan grande que prácticamente tapaba la cabaña para quien la viera desde el otro lado de la roca. No era un encantamiento directo, pero quizás si un pequeño truco para esconder el lugar. Aunque Dovakhin consideraba que con un hechizo sellador y cerrando las ventanas con unas cortinas, nadie se percataría de que era un lugar mágico. Sin embargo en ésta clase no era el profesor y debía -muy a su pesar- hacer lo que le ordenaban.
  3. Un pergamino llegó a su ventana con las coordenadas -de lo que supuso Dovakhin- pertenecían a la clase de Encantamientos a la cual se había anotado no hacía mucho tiempo. Mientras se preguntaba por qué corno no le había dado mas datos sea quien fuere su profesor, se vistió con su sobretodo negro que cubría todas las prendas, desde la remera, hasta el pantalón que utilizaba, todo era del mismo color que sus zapatos importados de Italia, los negros de cuero, los favoritos de su colección que reflejaban la luz de lo brillantes que estaban pues toda las mañanas ordenaba a los elfos de la casa que lustraran sus ciento veintidós pares de la colección. Duro fue el viaje hasta llegar a aquella zona vacacional de Escocia, más precisamente en el Glenshee Ski Centre, dónde había además de una cabaña dónde daría su clase para aprobar el conocimiento de encantamientos, un parque nevado donde los muggles practicaban un deporte extraño llamado Ski, o algo por el estilo. Haughton no podía entender qué diversión le encontraban a deslizarse sobre la nieve sin volar más que -los más experimentados- mínimo unos metros durante breves segundos. Al llegar a la cabaña notó que la puerta estaba cerrada con magia, por lo que aprovechando su sobretodo negro -lo cual era bueno para el frío pero nada acorde al lugar donde estaba- empuñando su varita con la diestra, mano la cual estaba siendo tapada por la manga de su varita, se acercó a la cerradura y murmuró para sus adentros. —Alohomora— y de inmediato la puerta se abrió. Al ingresar a la cabaña se quedó petrificado cuando notó que su <<profesora>> -ahora sabía el sexo al menos- era nada menos que una de las mujeres que más detestaba en la historia del mundo mundial. Bufó, suspiró fuertemente y se sentó en uno de los pupitres. —¿Por qué te gusta complicarme la existencia?— Preguntó resignado el Haughton. @Puntitos.
  4. Haughton miró divertido a la señorita Maida que había recién llegado, claro que no comenzarían con la clase hasta haberse presentado y demás. Estaba seguro de que la Black tenía hambre como para un pelotón entero. Al cerrarse la puerta todo estaba completamente estable, como si la cabaña no pendiera de un hilo encastrada entre dos montañas y ante la pregunta obvia de la joven, el elocuente profesor aprovechó para hacer un comentario vivaz. —No, ésta es la clase de Opciones— Si se examinaba con cuidado la palabra era un anagrama perfectamente usado porque a continuación el hombre de nariz ganchuda y pelo grasiento chasqueó los dedos y frente a Maida, sobre la mesa, aparecieron un té con galletas y a su lado una tarta de calabaza. Finalmente en al lado del té y las galletas se presentaron unos apetitosos sandwiches de jamón con queso —Escoge lo que quieras para comer, pero te advierto que sólo podrás optar por una opción— aseguró el hombre mientras él, con un delicado movimiento de varita hizo volar un sandwich hacia sus manos para morderlo con ansias y comenzar a comerlo bajándolo con intensos y largos tragos de jugo. —Ahora, mientras comes cuéntame qué es lo que te inspiro a tomar la clase de pociones y qué conocimientos previos tienes, o crees tener— Dio un buen mordisco y su rostro de placer se dibujó en el al sentir en sus papilas gustativas el sabor de aquél emparedado, estaba encantado con los ingredientes. Aunque claro que las otras opciones eran igual de sabrosas, pero él por gusto personal prefería eso. —Oh que olvidadizo, mi nombre es Sir Athos Haughton— Exclamó al recordar que no se había presentado —Claramente soy tu profesor y tú, querida afortunada, eres la única alumna de éste mes— Un nuevo bocado seguido de otro trago de jugo y continuó —En ésta clase verás las distintas pociones, sus efectos y el procedimiento correspondiente para realizarlas, eso en la parte teórica... Mientras que en la parte práctica.. bueno, ya lo verás— Exclamó haciendo un gesto con su diestra. Una vez terminado su almuerzo se recostó sobre el respaldar de su silla e inclinó la misma hacia atrás, posando sus manos entrelazadas sobre su nuca en señal de relajación. —Dígame, Black... ¿Sabe para qué sirven las sanguijuelas, los Crisopos, la Dascurainia Sophia, la Centinodia, el polvo de cuerno de bicornio, y la piel en tiras de serpiente arbórea africana juntos en un caldero?— Preguntó posando su mirada gélida en los ojos de la alumna. Su respuesta definiría el primer concepto sobre ella en la clase por lo que no podía fallar en la primera impresión. @
  5. Cuando quiso darse cuenta de lo que había hecho ya estaba inmerso en un duelo mágico. Mery, una nigromante de veinte años (sorprendente) estaba frente a él con el ceño fruncido y enojada por el inminente ataque del tempestad. No sólo le llevaba dos rangos de ventaja, sino aquella joven tenía más tiempo en la marca tenebrosa que él mismo pero aún a sabiendas de su inminente derrota sonrió de lado, abrió los ojos como platos y en un gesto de placer infinito continuó justo antes del segundo accionar de la mujer. —Absorvere— Exclamó y su varita simplemente brilló al instante de que la muñeca de la Nigromante se rompía en un "crack" de manera tal que le fuera imposible sostener la varita para realizar algún hechizo que precisara de puntería. Había funcionado su ataque, había generado daño, sin embargo a continuación Mery hizo un hechizo superior al que posee el rango de Dovakhin, un confundus. De inmediato el demonio se sintió desorientado y confundido dando vueltas con su rostro para todos lados expresando en éste una imagen de desconcierto total. Era obvio que caería ante aquella mujer, pero al menos esperaba no morir de inmediato y darle la mayor pelea posible, después de todo de algo tenía que servir todo su conocimiento en el campo de duelos. Sin embargo, era un hecho que luego de todo aquél capítulo desafortunado, Dovakhin buscaría escalar rangos y cuando finalmente emparejara las cosas con su contrincante, buscaría la revancha para cumplir su venganza. No la iba a dejar gozar de aquella victoria toda su vida. Eso era seguro.
  6. Hola pero cómo les va? espero que muy bien porque a mi me va de maravilla!! tanto es así que hice mi primer negocio 100% mío de mi! acá dejo la bóveda que espero sea aprobada pronto * - * tengo muchas ganas de poder comenzar y montar una gran fiesta de inauguración xD así que nada! Gracias!!!! *le deja un pastel a Mía* ;O; LINK: http://www.harrylatino.org/topic/109748-boveda-de-negocio-inferno/
  7. Avril estaba convencida de que quien necesitaba ayuda era ella y no él, después de todo estar durante tanto tiempo viviendo con serpientes de una forma insalubre no era un modo de vida que cualquiera deseara tener, Dovakhin creyó que aquello le había afectado un poco el juicio pero tampoco iba a negarse a ayudarla en lo que ella necesitara. —Pues nos ayudaremos entre los dos— Exclamó ahora con un tono más autoritario que antes. Notó que Avril se veía en el cuadro y no se sentía identificada, lo cierto era que su cambio de actitud y sus últimas experiencias la hicieron volverse una mujer totalmente diferente pero el Haughton no terminaba de descifrar si eso era bueno o malo, después de todo siendo como había sido logró muchísimas más cosas que él y ahora parecía ser reacia a todo aquello que alguna vez ostentó. El tempestad sonrió ante la negativa de lo que le estaba contando y retomó. —No te hablo de los pollos, te hablo de la marca— Corrigió y prosiguió —Como te decía, la orden no hace nada para defenderse y ésto está afectando de cierta manera a la marca tenebrosa— Explicó mientras tomaba la taza de café que le había hecho el elfo y le daba un sorbo. —Sin pollos muertos nos vemos obligados a buscar otras maneras para hacer presencia del bando mortífago y realmente es frustrante— Agregó, dio otro trago y continuó —Al menos para mi lo es. Necesito batirme a duelo, necesito recibir daño y causarlo, estoy desesperado— No encontraba manera de explicarle que al menos para él era horrible la situación y las cosas debían cambiar. —Veras, no puedo revelar la identidad de mis compañeros, pero te puedo decir que ya no son tres las personas que mandan sino dos— Comentó —Y espero que seas paciente, pronto serás parte de la familia mortífaga nuevamente, no me hagas hablar, aunque estemos en casa las paredes oyen y murmuran los secretos.— Guardó silencio y se puso de pie. —¿Te gustaría ver el ático?— Preguntó intentando generar alguna especie de añoranza en la mujer con la esperanza de que deseara quedarse en el castillo. Después de todo ahora con sus hijas la familia se había agrandado y ante la evidente ausencia de su madre -que aparecía de vez en vez- Necesitaba una persona con más experiencia que él para aconsejarlo con el liderazgo de una familia y cómo sobrellevar todo. Eso y algunos secretos del pasado no le vendrían nada mal tampoco pero de momento optó simplemente por mostrarle sus viejas dependencias. @
  8. Se levantó del suelo bastante mareado, había estado inconsciente varias horas y se preguntaba qué era lo que había pasado, sin embargo haciendo memoria con todos sus esfuerzos se percató de que no recordaba absolutamente nada. Con suerte conocía su nombre, los hechizos y sus ideales, pero no tenía idea de qué año era, ni que mes o qué día y ni hablar del motivo por el cual le había sucedido todo eso. Estaba en los pies de un río que dividía un bosque partiéndolo a la mitad. El río tenía cinco metros de ancho y su largo se extendía desde una punta a la otra sin un aparente fin a la vista de Dovakhin. En las orillas de ambos lados había cuerpos muertos y pálidos tirados en el suelo, por cómo lucían daba la impresión de que habían caído al agua y ahora que el Haughton se miraba a si mismo notaba que él también tenía los ropajes mojados por lo que se desvistió y los puso a secar a la luz del sol. En el suelo observó que yacía inmaculada su varita, la reconoció al instante y la levantó pero justo en ese momento en el que sus dedos hicieron contacto con la madera de ébano un recuerdo pasó fugaz por la mente del tempestad mostrándole una de las escenas desaparecidas de su cabeza. Estaba él escapando de una gran cantidad de brujos que lo atacaban, obviamente respondía con ataques pero sin dejar de escapar. Finalmente se vio a si mismo cayendo por una catarata acompañado de un grupo de los atacantes que por deducción eran los que estaban muertos a las orillas del río. A pesar del pequeño recuerdo, Dovakhin no podía atar cabos y por ende no poseía la historia completa. Se sentía extrañamente observado pero no reparó en eso sino hasta que escuchó una pisada cerca de él. Sin pensarlo volteó y atacó como acto reflejo, un rayo salió de su varita en dirección a la persona recién llegada. —Sectusempra— y aquél fino destello verde surgió como un hilo brillante que uniría el pecho de esa persona con la punta de la varita. Era un rayo peligroso que si llegaba a impactar con el susodicho generaría una gran cantidad de heridas sangrantes las cuales requerirían una inmediata atención para salvaguardar la vida de la víctima. —¿Quién eres?— Preguntó finalmente. Estaba a simples siete metros de distancia y todo al rededor era campo libre a excepción del río que estaba <ahora detrás> de Dovakhin situado a seis metros de su posición y luego. A veinte metros a la redonda el inmenso bosque dividido en dos que rodeaba la pequeña parcela de campo en la que había anclado el brujo.
  9. http://i.imgur.com/jtw2tZc.png Había llegado el día en el que daría su primera clase, la ansiedad no lo dejó dormir durante toda la semana previa, estuvo preparando las lecciones que le daría a su alumnado y especulando con cual sería la mejor manera de llevar adelante la clase. Con una poción multijugos logró cambiar su aspecto radicalmente, ahora un cabello liso y largo de color negro caía sobre sus hombros lo cual hacía sobresalir aún más la palidez de aquella tez blanca de su nueva piel y los ojos saltones de un tono más oscuro que la noche. Esa nariz ganchuda y ancha que se inclinaba hacia abajo y los primeros indicios de vejez en las arrugas que exhibía libremente, habían cambiado de manera radical el aspecto de su cuerpo, pero seguía siendo él, seguía siendo Dovakhin Haughton. Aquella mañana se levantó temprano, desayunó y se vistió con una túnica negra la cual hacía juego con las demás prendas de vestir que llevaba puestas. Se encargó de cancelar todas sus obligaciones y responsabilidades y encaró hacia la cabaña en la que se llevaría acabo la clase. Era su primera experiencia como profesor y no la hacía en las conocidas instalaciones de la universidad, sino en el mismo terreno pero lejos del edificio. El lugar que eligió era una cabaña que estaba situada justo en el medio de dos montañas que a su vez sostenían en la superficie dos bosques frondosos (a partir de ahora Bosque Este, y Bosque Oeste) La cabaña era de tamaño medio y estaba prácticamente suspendida en el aire, encastrada entre las rocas más fuertes de cada montaña. Debajo había un vacío el cual a simple vista daba a entender que quien caía allí, sufría una muerte lenta y rápida a la vez, dolorosa e inminente. En la base del suelo de la cabaña había una pequeña escalera de madera que llevaba hacia la montaña oeste. Al final de la escalera un soporte individual (también de madera) que estaba sostenido en otra roca y el cual tenía una cuerda que colgaba desde la superficie de la montaña, sin embargo no había manera de llegar a ella sin utilizar la soga, es decir para deslizarse sobre ella, descender hasta el soporte y utilizar la escalera para finalmente dar con la puerta de la cabaña. Aún así el Haughton había olvidado asegurar las maderas de la escalera por lo que no sería una sorpresa oír el crujir de las mismas si alguien las pisaba. http://i.imgur.com/it1tkhI.png Dentro de la casucha había un interior más grande de lo que parecería visto por fuera, la estabilidad era perfecta y no había indicios de balanceo ni posibles derrumbes. En el centro de la clase había una mesa de trabajo, en el cual los alumnos llevarían acabo sus evaluaciones y trabajos respectivos en las clases. Contaba con un libro que contenía diferentes tipos de pociones y sus recetas, un caldero, algunos ingredientes y una hoja dada vuelta. Al fondo se podía observar un escritorio más grande perteneciente al profesor, donde Dovakhin estaba sentado. Ese sería el sitio donde llevara los apuntes, notas, referencias y demás datos importantes de interés exclusivamente docente. Aquella mañana el Profesor Haughton había enviado una carta a su única alumna de ese mes. Maida. La recordaba de un incidente en el callejón, pero no revelaría su identidad para divertirse un poco con la pobre estudiante. La carta detallaba exactamente cómo llegar al salón y pedía encarecidamente que fuese sin comer y ni beber nada durante veinticuatro horas exactas para que no hubiese problemas con las pociones y demás. Sólo era cuestión de tiempo para que la bruja llegara y el tempestad estaba realmente ansioso por comenzar con aquella clase. Todo marcharía sobre ruedas. Cuando finalmente la puerta se abrió, Dovakhin la recibió desde su escritorio con una expresión de júbilo en su rostro. —¡Bienvenida!— Y todo comienza una vez. http://i.imgur.com/ui8Mhwa.png
  10. Había amanecido su día en la universidad y luego de varios trámites y algunos eventos desafortunados que terminaron en situaciones impensadas, finalmente regresaba a su hogar para disfrutar de la tranquilidad y comodidad del mismo cuando observó de lejos a Avril Malfoy -o al menos se le parecía demasiado- aunque ahora limpia estaba más presentable. Dovakhin sonrió cuando la vio, supo desde ese entonces que la mujer había acudido a su llamado y se presentaba allí por su petición personal, después de todo el nombre de Mónica si era influyente, su madre era una leyenda viva entre los magos y brujas de la comunidad. Se acercó con sigilo por detrás de la mujer y escuchó el comentario que hizo acerca del sonido del timbre. —O quizás tú estés sensible a los ruidos después de vivir con basiliscos en las cloacas de una reserva— Contestó desde atrás con una media sonrisa dibujada en su rostro —Es un honor tenerte de regreso por éstos pagos— Exclamó dando un paso al frente para abrir la puerta —Supongo que al final haz decidido ayudarme— hizo un gesto para invitar a la bruja a ingresar al interior del castillo, allí podría observar la nueva decoración, y entre tantos otros cuadros con pinturas de excelentes e históricos magos y brujas de la familia seguramente encontraría el suyo. —Éstas épocas son muy tranquilas, desgraciadamente la orden del fénix ni viene a atacar, ni se defiende cuando nosotros lo hacemos— comentó una vez dentro de la seguridad del hogar y tras cerrar la puerta. No era un secreto que la familia era devota a la marca tenebrosa, incluso Avril fue líder en su momento y era absurdo evitar ese tipo de charlas, claro que sin revelar las cosas privadas del bando, después de todo había jurado ser discreto y no atentar contra sus principios, pero no estaba diciendo ningún secreto, la orden del fénix no hacía absolutamente nada por defenderse y aquello preocupaba a Dovakhin. —¿Puedo interpretar tu regreso como una vuelta a las andadas?— Preguntó con claras intenciones de saber los deseos de la bruja, y todos sabemos que se refiere exactamente a un posible reingreso al bando mortífago. —Te ofrezco un café— chasqueó los dedos y miró tajante al elfo doméstico que se escondía detrás de los sillones de la sala de estar. Él entendió al instante. @
  11. Hola! Vi mal y te hable al wpp pensando que éste era un topic aparte XD lo siento. En fin, lo mismo. Que como soy el único alumno de cuidado de criaturas y tal, preferiría estar en Encantamientos que al menos hay más gente, obviamente si no hay problema. Muchas gracias de antemano y lamento la confusión, había entendido mal lo de la reforma
  12. Yo tengo una pequeña duda. ¿existe por casualidad un listado que diga cuantos puntos te dan por postear en x lugar? ¿o es que postear en cualquier lugar te da un punto o una determinada cantidad de puntos en concreto y no varía según la zona en la que estás haciendo tu post? ¡Gracias! Por cierto me gusta mucho la iniciativa, es un buen incentivo para hacer movilizar a los usuarios! saludos!
  13. Rose y Alegna eran sus hijas, sin duda alguna. De alguna forma la energía que emanaban era como la suya y aquello el Haughton lo podía sentir en su interior, pero de todas maneras veía en ellas una inmensa necesidad de educación y mejoría ¿acaso su madre no les había enseñado nada? No le sorprendía después de saber que durante veintitrés años ni siquiera les había contado quien era su padre, ni a ellas, ni mucho menos a él. Alegna aceptó quedarse en el castillo mientras que Rose lo pensó durante un rato más prolongado. Finalmente la muchacha aceptó y comenzó a hablar acerca de lo que deseaba hacer en el futuro. Lo que dijo alteró a Dovakhin sin embargo buscó la manera de tener un poco de tacto para decírselo, después de todo la pobre había pasado toda su vida entre muggles y no sabía mucho acerca del asunto. —Demos gracias a Voldemort de que estamos dentro de nuestro hogar— Exclamó. —Para pertenecer a la marca tenebrosa, lo primero que debes hacer es no ir diciéndolo por ahí— Explicó mientras se cruzaba de brazos. —Se supone que es una organización cuyos miembros están en el anonimato y el secretismo reina. Imagina que supieran la identidad de uno, lo irían a buscar para hacerle un interrogatorio y sacarle información del grupo y sus planes— Finalizó la explicación —Así que ya sabes, Rose. Nada de decir ese tipo de cosas. Podrían perjudicarte a ti, a la familia y quizás en algún futuro a la misma marca tenebrosa— Tras la explicación chasqueó los dedos y uno de los elfos domésticos apareció de inmediato. Dovakhin tenía un gran problema para recordar los nombres de éstos seres pues los veía como bestias serviles y los despreciaba. —Firulais las llevará a sus habitaciones— Dijo señalando a la pobre criatura que lo miraba con la cabeza agacha. —Mañana por la mañana comenzaremos con una práctica de duelo, así que descansen bien— sentenció para finalmente marcharse del salón una vez aquél asunto ya se había zanjado.
  14. Los sucesos que acontecieron a una velocidad abismal dejaron perplejo al Haughton que no pudo siquiera atinar a reaccionar. El ataque de Brutus, la defensa de Candela y finalmente el asesinato de aquella mujer que cada vez le terminaba molestando más. Parecía que todo lo que hiciera ella fuese adrede para molestar a Dovakhin quien ahora, aún más furioso que antes le dedicó una mirada asesina a Nymeria. Apretó fuerte sus dientes de manera tal que podía oírse su rechinar. —Tú...— Se limitó a decir para luego pasar su mirada a la Triviani. —Puedes quedarte con eso— Señaló el sobretodo que le había arrebatado la mujer —Bonitos tatuajes— acotó para luego darse media vuelta. Le había hecho perder la paciencia aquella entrometida, el hecho de quedarse sin sus huevos de dragón le molestaba más que nada. Se sentó nuevamente en la barra y comenzó a tomar ahora con más velocidad e intensidad. Una, dos, tres, cuatro botellas al hilo y no emitía palabra. Era como si intentase apagar el fuego de su interior con alcohol, algo que cualquiera que supiera un poco acerca reacción química diría que no lograría su cometido ni en un millón de años pues intentaba hacer lo opuesto a lo que en realidad hacía. Finalmente una vez estuvo totalmente ebrio se puso de pie, miró a Candela nuevamente y le sonrió. —Creo que ya fue suficiente— Mencionó con los ojos perdidos por la ebriedad. —Ve a visitarme cuando quieras y torturamos a alguien sin que nos interrumpan— Dijo para luego marcharse del negocio, tambaleándose al caminar. Sin duda aquella forma de matar a Brutus había matado también toda ilusión y diversión en el Haughton. Pero por otro lado estaba bien, las cosas se habían alargado bastante y el día se hizo noche sin que se dieran cuenta. Al asomar la cabeza a la calle Dovakhin se sorprendió con la oscuridad y las estrellas adornando el cielo ¿cómo volvía a su casa? no recordaba el camino de vuelta. quizás había sido mala idea emborracharse, pero ya lo solucionaría. Después de todo era el gran Dovakhin Haughton.
  15. Candela lo había maniatado a la perfección, ahora solo era cuestión de seguir torturando al tipo para que diera información aunque quizás si lo ahorcaban un poco de más posiblemente podrían llegar a asesinarlo por accidente antes de que dijera dónde guardaba los huevos de dragón. Brutus por su parte se retorcía de dolor, intentaba hablar pero se atragantaba con la cuerda que se enrollaba en su cuello como una serpiente. —A ver inútil— Le propuso una buena patada en el rostro, se puso de cuclillas, le levantó la frente sujetándole el mentón con su diestra y lo miró fijamente a los ojos —Me dirás dónde están los huevos de dragón que me mostraste en Noruega o te mato— Sentenció dejando caer el mentón del robusto hombre al suelo para luego ponerse de pie y mirar a Candela. —No podemos matarlo— Le dijo —Tenemos que buscar la manera de que hable pero... éste... idi***.. no.. coopera— Decía con palabras entrecortadas porque con cada palabra le pisaba la cabeza una y otra y otra y otra vez hasta dejar sangre esparcida por el suelo producto de una nariz rota y una boca hinchada por haberse golpeado reiteradas veces en el suelo. —No me gusta que me hagan esperar, y tu me hiciste esperar mucho tiempo hasta llegar aquí— Brutus estaba callado, había recibido feroces golpes, estaba siendo ahorcado pero el sujeto aguantaba todo como un verdadero campeón. Intentaba reincorporarse pero le era imposible, hasta que de pronto inexplicablemente se puso de pie. Con sus fornidos músculos se deshizo de las cuerdas que sujetaban su cuerpo y finalmente con los brazos se quitó las del cuello. —Mitad mago, mitad gigante— Dedicó una mirada de odio puro tanto al Haughton como a la Triviani. Estaba totalmente furioso —Una cuerdita no me hará nada— Avanzó con paso seguro hacia Candela e intentó atraparla entre sus enromes brazos para usarla de escudo contra el mago. —¿Crees que la fuerza te ayudará contra mi? bestia vulgar— Una expresión de asco se dibujó en la cara de Dovakhin quien parecía de alguna manera alguien totalmente diferente al que era hacía unos minutos. Había cambiado rotundamente su personalidad de un momento a otro.
  16. Rápidamente Brutus se inclinó para observar el extraño espécimen. Su rostro esbozaba una expresión de asombro insoslayable, sus manos intentaban tocar con suma delicadeza a la pobre criatura que se mostraba sumamente asustada mientras que Dovakhin miraba con complicidad a Candela en un intento de decirle con la mirada que "había caído". De inmediato el Noruego alzó la vista y atendiendo a lo que la Triviani le decía le contestó su suposición. —Puede ser, quizás sea un híbrido producto de un experimento— Soltó mirando ahora a la criatura nuevamente —O tal vez es una mal formación o una cruza entre dos especies distintas— Intentó analizar más al elfo quien inexplicablemente volvía a su forma original. Primero un brazo, luego una pata y la forma iba cambiando repentinamente. Brutus se vio tan abrumado que no llegó a responder con suficiente rapidez pues sólo había atinado a sacar su varita. —Expelliarmus— Exclamó y de inmediato el robusto hombre salió disparado hacia adelante chocando su rostro con la barra, lo que hizo tambalear a la misma y ésto produjo que una de las botellas allí vacías se cayera y se estallara en la cara del pobre hombre. Por otra parte la varita del extranjero había salido despedida y de inmediato Dovakhin la tomó en su poder, luego miró a Candela, le sonrió y al instante cambió su expresión a una seriedad fulminante cuando posó su mirada en el elfo doméstico. —Sólo tenías que hacer una cosa bien— Le recriminó al pobre Rod. Para no acaparar todo el protagonismo, Dovakhin le hizo un gesto a su compañera y con un tono algo exagerado simuló la misma cortesía que su invitado especial sin cabello —Oh bella dama, ¿haría los honores?— Sonrió e hizo una reverencia para que Candela prosiguiera y comenzaran la tortura planeada. Había sido bastante sencillo de hecho.
  17. Hola Carlitaaaaa, obvio que te aceptamos @ no creo que @@Monica Malfoy Haughton tenga absolutamente ningún problema. Si la Haughton figura ya en tu ficha no hace falta que pidas que lo editen, más si a la familia que ya no existe más XD pero como solo se permite una edición al mes te recomiendo que edites luego cuando tengas más cosas que cambiar XD de todas maneras tiene que venir Moni y editar el árbol (Yo no puedo hacerlo u.u) así que nada querida!! Bienvenida y gracias por volverr!!!! <3
  18. Congelado se quedó cuando la Triviani aceptó el brindis, por alguna extraña razón su cerebro no paraba de alburear aquella frase. Suprimió el chiste con todo el poder de concentración que jamás había tenido y sin cambiar la expresión de su rostro corrigió el fallido de su compañera —Por la maldad y la recompensa— Ahora sí una sonrisa cruel se dibujaba en sus labios que se escondían de a poco detrás de la copa de absenta, que luego de chocar con la de su interlocutora drenaba el brebaje exquisito sobre la boca del Haughton, que luego deslizaría por su garganta aquél líquido alcohólico que le hacía sentir que sería capaz de escupir fuego, como si realmente tuviese la sangre de dragón (Dovakhin significa Sangre de Dragón)Podía ver cómo aquél encuentro había sido más gratificante que muchos otros, Candela era una mujer divertida y en cierto aspecto, parecida al Haughton. Era como si hubiese encontrado una prima o algo similar, ya saben, como alguien con quien compartes la infancia y la formación, las travesuras y los aprendizajes. Por un momento aquellos dos longevos demonios encerrados en cuerpos jóvenes no eran más que niños haciendo travesuras. Travesuras realmente sanguinarias pero travesuras al fin de cuentas. Ni siquiera tenía idea de cuanto tiempo había pasado pero de alguna forma aquello no era un problema, habían transcurrido muchos atardeceres y amaneceres desde la última vez que el Mortífago se había divertido tanto, claro que ésto sucedió a partir de la carta pues anteriormente había sido todo bastante formal y aquello siempre era un poco tedioso. —Tendríamos que preparar una fachada para cuando llegue el Bruto, digo Brutus— Sugirió el hombre que tras la cuarta botella -si, había pasado un rato- Ya comenzaba a ver como la Triviani se convertía en dos y luego en una por fragmentos de segundo, intuía una borrachera próxima. —No sé cómo funcionan los elfos— Tomó uno de los del negocio del brazo y lo levantó para examinarlo de cerca. Con la criatura colgando de su extremidad Dovakhin le picaba el pecho con el dedo índice de la otra mano —¿Será que se puede transformar?— Preguntó —Si es posible haz que se transforme en algún bicho raro así le hacemos creer al tipo éste que él es la Criatura— Propuso dejando ahora al pobre elfo doméstico con los pies en el suelo. ••• Había pasado un rato prolongado y en un momento inesperado la puerta del negocio se abrió con fuerza. Detrás de ella surgió un robusto hombre sin cabello, abrigado hasta el cuello y con los dos ojos abiertos como platos. Medía dos metros y pesaba al rededor de ciento cincuenta kilogramos. Tuvo que agacharse un poco para pasar por la entrada. Una vez adentro se quitó los guantes que llevaba puestos y miró a Dovakhin Brutus: —Vine en cuanto me llegó su lechuza, señor Haughton— Exclamó muy cordial el Noruego quien de inmediato reparó en la mujer que acompañaba a Dovakhin —Mis disculpas my lady, Brutus Broadmoor, para servirle— Se presentó con una reverencia y clavó sus claros ojos en los de la Triviani expresando cierto interés en aquella joven. —¿Y bien? ¿Qué tienen para mi?— Preguntó ansioso el hombre que tras un chasquido hizo aparecer una jaula vacía del tamaño de una mesa, que dentro tenía otra jaula más pequeña y dentro otra aún más pequeña y así sucesivamente. Parecía un buen tipo...
  19. Dovakhin sonrió divertido ante la respuesta de su acompañante, evidentemente se lo iban a pasar en grande aunque Brutus no era ningún muggle, sino más bien un mago sin dirección que se había dedicado exclusivamente a las bestias mágicas. A pesar de su nombre, aquél tipo era de apariencia decente y por lo que había podido conversar con él, parecía además muy inteligente aunque lógicamente podía equivocarse pues se relacionó el menor tiempo posible y luego se alejó de él pues el Haughton jamás toleró a las personas si no le servían para algo. En un segundo hizo aparecer su vuelapluma y comenzó a escribir una carta, la cual obviamente era engañosa y buscaba llamar la atención del sujeto para hacerlo aparecer lo más pronto posible. La carta tenía una caligrafía envidiable pues Dovakhin desde pequeño fue muy meticuloso con las cosas que hacía, rozando la obsesión por lo perfecto. "Estimado Brutus, a través de la presente solicito con urgencia su presencia en 'La Mazmorra', un negocio ubicado en el callejón diagón. Es de vital importancia que venga lo más pronto posible, y sólo, ya que nadie puede enterarse de ésto. Necesito su ayuda pues encontré una criatura de lo más extraña, jamás la había visto ni leído sobre ella en los libros de historia, ni siquiera en la reserva mágica de Newt Scamander, o en su libro de animales fantásticos y dónde encontrarlos. No quise denunciarlo a las autoridades por miedo a lo que podrían hacerle al pobre. Parece asustado y no tengo manera ni tampoco la más remota idea de cómo hacerlo tranquilizarse. Espero su pronta aparición en el negocio. Atentamente: Dovakhin Haughton" Lo que sucedió después fue impagable. El mortífago se había tentado con aquella broma de mal gusto, no podía parar de reír mientras leía y volvía a leer la carta una y otra vez en su mente. Finalmente la leyó calmado y en voz alta para Candela y se dispuso a enviarla. —Discúlpame un momento— Salió del negocio y llamó a su lechuza para entregarle la carta y que ésta se la llevase volando al pobre Brutus. Finalmente decidió volver a entrar y una vez estuvo frente a la Triviani se sentó nuevamente en su lugar, alzó su copa y procedió. —¿Un Brindis?— Propuso con una enorme sonrisa en su rostro.
  20. Pensó detenidamente quién podría ser aquél conocido pero no se le caía una idea, generalmente mataba a todos los que conocía a excepción de familiares y compañeros de bando o trabajo, lógicamente torturar a alguna de esas personas significaría un gran problema para ambos así que se puso a pensar en aquellos que había conocido en su ausencia, durante su viaje de tres años. Alguien debía haber en su memoria. Pronto llegó un rostro y un nombre a su mente. Se presentó como caído del cielo cuando al Haughton no se le ocurría a quien castigar, fue un regalo del señor tenebroso desde el más allá, así lo tomó él. —Creo que tengo a alguien— Comentó chasqueando los dedos de su zurda sin quitar la vista de Candela. —Su nombre creo que era Brutus— Mencionó —Un tipo calvo y robusto que se dedica al cuidado y crianza de animales mágicos en Noruega— Exclamó recordando de a poco. —Cuando lo conocí tenía en su poder unos huevos de dragón, pero como yo estaba de paso y nunca tuve idea de cómo criar uno no le hice daño y lo dejé con sus bestias— Explicó mientras se cruzaba de brazos. Una mirada de complicidad se formó en los ojos de Dovakhin quien esperaba que Candela entendiera sus intenciones, si iba a torturar a alguien que conocía, mataría dos pájaros de un tiro sacando un poco de información de él. Se acercó un poco más a la Triviani y le habló en voz baja, para evitar que la otra mujer que estaba a sus espaldas -si es que aún seguía allí- oyera. —Podríamos tener uno cada uno— Propuso dando a entender lo que quería. Estaba todo más claro que el agua y sólo dependía de la dueña del negocio para proceder, aunque claro que si ella quería podían cambiar de víctima.
  21. No buscaba incomodarla, tal como ella había dicho el Haughton también asumía que el decirle a alguien que era peligroso era halagarlo de cierta manera. Muchos se habían salvado de una muerte lenta y dolorosa por confesar su miedo hacia el mortífago, si había algo que le podía era saber que tenía el poder y el control absoluto. Lo cierto era que Dovakhin con el tiempo fue despojándose de aquella seguridad que sentía al creerse todopoderoso, incluso hacía no mucho tiempo había tenido un encuentro con Avril, con quien compartía un lazo sanguíneo pero ningún recuerdo ni experiencia vivida pues ella se había marchado mucho antes de que él estuviese apto para mantener conversaciones de adultos, según Mónica. El tiempo había pasado, tenía dos hijas grandes y no recordaba cuando había sido la última vez que había festejado un cumpleaños. Claro que se enteró de que era padre no mucho tiempo atrás y desde entonces se puso a pensar en cuanto tiempo había pasado ¿cuantos años tenía él en realidad? Si lo pensaba jamás envejecía y aquello que le resultó tan normal durante tanto tiempo ahora era uno de los motivos principales de sus cuestionarios. Se sentía débil y olvidado como una nimbus 2000. Sabía que tuvo su época de gloria pero que había pasado hace rato, sin embargo luchaba constantemente por volverse más poderoso y más sabio. De alguna manera lo lograría a fin de cuentas. —Era justo lo que buscaba— Respondió sobre el asunto del halago. La escena fue avanzando y entre ellos se llegó a un clima de cierta confianza, si se le puede llamar confianza. Estaban cómodos o eso se podía percibir en el ambiente, más allá de que ambos aborrecían a las personas y tenían un perfil curiosamente similar en algunas partes, entre ellos no parecían llevarse mal. Fue cuando Dovakhin se sentía más cómodo que llegó la pregunta de Candela, había sido cortés y agradable pero se dice por ahí que nunca hay que tirar demasiado de la cuerda. —Las mujeres de por sí son peligrosas. Y aquellas que pueden simular vulnerabilidad y matarte con un solo movimiento de varita suelen ser aún más peligrosas— Contestó. Quizás las respuestas de Haughton no le agradaran a ninguno de los dos, quizás si... todo dependía de como fuesen tomadas. —Eres la típica mujer bonita que se muestra débil pero que constantemente analiza a sus pares, entras en confianza, tomas la información que quieres... incluso estoy seguro de que eres capas de asesinar a cualquier hombre que se pierda en tu belleza— Sentenció sin miedo a equivocarse. No la estaba coqueteando, por dentro sabía que no había persona capaz de llevarse aquél éxito más que una o dos mujeres del pasado que fueron un simple traspié. Candela podía ser de muchas maneras, pero lo que más peligrosa la hacía era ser tan similar a Dovakhin en algunos aspectos. El muchacho era influenciable aunque alegara no serlo, aunque realmente creyera con total seguridad ser totalmente autónomo e independiente en cada una de sus acciones. La realidad era que en reiteradas ocasiones habría sido capaz de matar por otras personas, aún jactándose de aborrecer a todo el mundo. Esa era la pequeña maldición que tenía, pero estaba en recuperación después de desaparecer tanto tiempo. Su locura no sería aprovechada por nadie más. —Tu dime si me equivoco— Sentenció luego de la respuesta que le había pedido la Triviani. —¿Qué te parece si hacemos que alguno de los elfos traiga a alguien al bar y lo torturamos?— Propuso con ansias. No solía compartir su diversión, pero quizás y sólo quizás a la dueña del negocio le gustaría torturar a algún que otro muggle o algún mago impuro de poco valor mágico. De pronto había mandado al caño toda su madurez, quería jugar un rato.
  22. Había una botella de absenta vaciándose y gracias a su demoníaco ser la embriaguez no llegaba, como siempre era necesario una gran cantidad de alcohol para emborracharlo, pero cuando se dice gran cantidad no se habla de un par de litro, sino varios pares. Terminó la primera botella y de inmediato pidió otra, era algo que le fascinaba, el alcohol fuerte.. aquella sensación de que su garganta se incendiaba y luego su pecho se abría en dos, podía sentir como era capaz de escupir fuego por la boca cuando tomaba rápidamente bebidas potentes. Lo bueno llegó en forma de snack cuando la Triviani le ofreció en un recipiente algunos comestibles salados bastante interesantes. Dovakhin tomó uno y lo llevó directamente hacia su boca sin pensarlo, luego volvió a la charla pensando en lo que previamente le había dicho la mujer. —Creo que no es necesario que explique que no todo el mundo me cae mal— Exclamó y en seguida se escuchó el crujir de la papa que había agarrado. —No podría arremeter contra ti en tu propio local, en cualquier caso debería ser en otro lugar, en otro momento— Bromeó sin reírse mientras aceptaba la segunda botella de absenta y se servía a sí mismo. Luego un comentario llamó la atención del Haughton. —Lamento no poder decir lo mismo— Contestó —En cualquier caso espero que el recuerdo sea grato— Afirmó. Por un lado estaba el Dovakhin altanero y petulante, reacio al amor y las buenas acciones y por otro lado estaba el Comprensivo y educado muchacho, el perfecto hijo que su madre deseaba. Ambas personalidades no eran dos polos opuestos, sino eran dos extremos que mediaban el punto medio donde se encontraba el Haughton. Era loco, pero era sensato. Era odioso, pero inteligente y sobre todas las cosas, era poderoso, pero reservado. Aquellas combinaciones lo habían dejado con vida hasta ese momento. El sobrevivir era una cualidad en aquél mundo mágico donde la violencia y los asesinatos estaban a la orden del día, sin embargo a pesar de todo, de sus pro y sus contras, el Demonio siempre prefirió ser el malo antes de que alguien más malo le arruinase la vida. —De todas maneras cada vez que te observo no puedo evitar pensar que eres una persona peligrosa, aún para mi.— Admitió dando a entender que no creía el cuento de la vulnerable joven que aparentaba ser. Quería ver realmente su verdadera cara y saber con quién estaba tratando, después de todo, aquello era divertido.
  23. De un momento al otro la charla no había atrapado. Jamás se le hubiese imaginado que su pequeño acto de cordialidad para no estar solo bebiendo en un bar se transformaría en una charla amena con una desconocida, sin embargo era interesante saber lo que ella tenía para decirle a pesar de que ambos acudieran a pequeñas mentiras piadosas u omisiones para llevar adelante la conversación. Dovakhin frunció el ceño y no pudo evitar mostrarse inquieto. —He de confesar que la curiosidad es uno de mis peores defectos— Asumió mientras daba un buen trago a la absenta. —No voy a presionar para que reveles tu segunda teoría, pero que sepas que es un conocimiento que lejos de ser necesario, me gustaría tener— Apoyó su abrigo sobre la barra y buscó algo en él. Parecía no poder encontrarlo así que lo dejó como estaba y cesó en la búsqueda. —Por cierto, no alardeo porque beber no es algo digno de lo que jactarse— Aclaró. Era muy fanfarrón a la hora de hablar de duelos, en ese sentido si que se metía mucho en el papel altanero de creerse el mejor y sabía perfectamente que solía alardear demasiado. Miró brevemente a Candela y sonrió —¿Pero sabes? Creo que puedo compartir contigo mi desprecio por la gente— Se dejaba llevar cada vez más, después de todo ¿qué problema había en sincerarse con alguien que posiblemente jamás volvería a ver? —Odio prácticamente todo lo que se mueve, ¿ves allá afuera?— Señaló la puerta de entrada (aunque había otra más) —Por éste callejón caminan ineptos todos los días, no los tolero pero aún así cada semana vengo y disfruto de un nuevo lugar donde resguardarme— Exclamó. —Si fuese por mi los mataría a todos— Sentenció. Le importaba poco si había hablado de más, incluso no le importaría si alguien se enterase de su condición mortífaga. Al menos por su parte aquello era indistinto, aunque guardaba las apariencias -o lo intentaba- para preservar los intereses del bando, sin embargo tampoco aquello le robaba el sueño.
  24. La mujer aceptó la invitación a pesar de rechazar la bebida que él tomaba, por suerte tuvo una buena idea y se preparó un trago a su gusto. Dovakhin miraba atento a la mujer como tratando de conocerla sólo viéndola hasta que una voz que le resultó familiar sonó detrás de él. Miró por encima del hombro volteando para ver a la recién llegada y notó de quien se trataba. Era la hermana de Arya, aquella joven que no podía evitar recordar por la vez aquella donde entró sin permiso a aquél cuarto... era realmente incómodo saber que lo había visto desnudo. No por el hecho de ver su anatomía, sino por haberlo agarrado desprevenido. Dovakhin odiaba sentirse amenazado o al descubierto y aquella joven era una de las pocas que lo había visto y no había sido asesinada por el mago. —Buenas— Respondió y volvió su mirada a Candela quien se acababa de presentar con ese nombre —Dovakhin Haughton— Hizo un gesto con su copa en forma de saludo y volvió a posar sus labios sobre el recipiente para terminar con su licor. Sentía que al igual que él, ella intentaba examinarlo por alguna razón y lo confirmó tras el comentario que hizo. Dovakhin no pudo evitar sonreír y soltar una pequeña risa bastante breve. —Pues si, soy recién llegado— Comentó mientras dejaba la copa en la barra unos instantes y visualizaba el gran catálogo de licores para pedir algo nuevo. —Sin embargo no parece que tu le temas a muchas cosas— Sugirió clavando sus ojos en los orbes de la Triviani como diciéndole con la mirada que no podía mentirle a un mentiroso. Aún sin saber sobre su condición de demonio, el mago sentía cosas especiales con las personas de su misma especie. Podía notar cuando le decían la verdad o cuando no era bien recibido. Lo percibía en la mirada de los demás. —Me gustaría conocer tus teorías— Exclamó para luego chasquear los dedos llamando a uno de los elfos. —Quiero una medida de absenta— Le ordenó al elfo mientras esperaba la respuesta de candela
  25. El lugar estaba desolado, eso le agradaba por demás. El hecho de compartir espacio con demasiadas personas le generaba dolor de cabeza, generalmente las personas eran desesperantes todos hablando de modas, entretenimientos, chismes... Dovakhin pensaba que en ese aspecto los brujos eran iguales a los Muggles. Fue algo que alimentó en sus pensamientos desde aquella vez que oyó hablar sobre escobas a unos recién egresados de Hogwarts que terminaron prácticamente a los golpes por discutir entre las diferentes marcas. El Demonio había pasado al lado de ellos pensando en la absurda tontería por la que estaban peleando, asumiendo que no sabía que al principio, los magos fabricaban sus propias escobas y no tenían que andar viendo catálogos en revistas o modelos en vidrieras. No tardó en llegar una mujer bien parecida, su tez era blanca como las nubes y sus ojos grisáceos que ganaban fuerza acompañados de aquél cabello castaño que hacía resaltar aún más la palidez de su rostro. Había algo en su mirada que hacía sentir al Haughton que compartían algo más que tiempo y espacio en aquél bar. —Por favor— Respondió ante el ofrecimiento de quien -creyó acertadamente Dovakhin- era la dueña del negocio. Hizo un ademan para tomar por sí mismo la copa y servirse, luego se inclinó un poco para recoger otra copa más de las que estaban a su alcance y la colocó al lado de la propia. —¿me acompañaría un rato?— Preguntó invitando a la fémina a compartir unos minutos de bebida y charla. Odiaba los lugares abarrotados de personas, pero de vez en cuando disfrutaba de la compañía de una mujer como aquella imponente joven. Notaba en su mirada más años de los que delataba su rostro, posiblemente tenía su misma cualidad y no envejecía tan rápido como el resto de la gente o quizás sólo era una joven con mucha experiencia vivida, de cualquier manera no importaba aquello, el mortífago la encontraba interesante y aquello era motivo suficiente para invitarle una copa o dos...

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.