Jump to content

Vladimir Karkarov

Magos Expertos
  • Mensajes

    590
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    3

Mensajes publicados por Vladimir Karkarov

  1. Holaaa :3 tenía que hacer este tutorial, me enseño muchisimo y ahora puedo sacar renders de mucha mejor calidad. Nunca había usado las anclas, así que lo hacia con la varita o selección... en fin, gracias ♥

     

    ¿Qué hice?

     

    01: Abrí la imagen seleccionada.
    02: usando Pen Tool MUY pacientemente saqué el render xD
    03: usé el borrador para limpiar lo mas amplio y listo, guardé los render.

     

    Original || Resultado || proceso

  2. Holaaa espero que estén bien, quiero graduarme de la escuela de diseñooo, por eso empezaré a hacer estos tutoriales poco a poco. Espero que algún lindo diseñador se toma la molestia de revisar mis trabajos ♥ saludoos.

     

     

    ¿Qué hice?

    01: borré la parte blanca del render usando la varita mágica y creando un fondo transparente
    02: con la varita mágica seleccione el inverso del render para obtener solamente
    el render y lo copie
    03: dimensioné la imagen a 500x200 y pegué el contenido del render para remuestrear con la mejor calidad, shift+click izq
    04: coloqué un wallpaper al cual le apliqué un desenfoque gaussiano al 20%
    05: hice una nueva capa y la rellené con azul usando el bote de pintura, aplicando el modo de fusión "aclarar" con una opacidad de capa del 50% y un relleno del 90%
    06:creé una mascara de capa tipo tono/saturación modificando todos los colores a un +20%
    Fin ♥

     

    Render original || Imagen retocada

  3. Comenzó el día esplendoroso, lleno de energía vital proveniente del astro rey, atomizando cada célula de Vladimir y haciendo que éste se sintiera con mucha vitalidad. Sonrió honestamente dando un pequeño suspiro al leer de nuevo la nota que acompañaba un viejo pergamino sobre su escritorio, la clase comenzaría al medio día. Era mejor ponerse cuanto antes a recoger todo, tendría que viajar una larga distancia para poder llegar a la Universidad a tomar ese nuevo conocimiento que junto con Defensa de las Artes Oscuras, deseaba tanto poder adquirir.

     

    Estaba algo nervioso, hacía demasiado tiempo no tomaba ninguna clase de nada, posiblemente ya ni reconociera como luce la Universidad, todo cambiaba a paso acelerado y esa área del mundo mágico no era inmune al paso del tiempo, como a las tendencias. En fin, poniéndose un jubón azul con botones negros, un pantalón de lino negro y unas botas del mismo color, emprendió su viaje por el escarpado paisaje de Islandia. Le tomaría algunas horas llegar en escoba, pero al menos llegaría a tiempo.

     

    No llevaba consigo más que su varita y un pequeño maletín de cuero en el cual guardaba su escoba, haciéndola de un tamaño pequeño para que así cupiera. Al entrar a las instalaciones con una hermosa fachada blanca y sus altos techos no pudo sentirse más emocionado que nunca, hacía mucho tiempo que no recorría esos pasillos y se sentía un estudiante joven de nuevo. Se dirigió de inmediato a la sala de Primeros Auxilios, donde le enseñarían todo lo relacionado con éste arte.

     

    Faltando cinco minutos decidió esperar fuera en la puerta cerrada, podía escuchar a veces el sonido de unos tacones en el interior. Si bien el mago es totalmente cortés y educado, nunca dejaba que los demás vieran su sonrisa, a menos que fuera totalmente necesario y solo con gente en confianza. Las campanas de la Universidad sonaron al y casi que al mismo instante y al unisono, las puertas de madera rechinaron al abrirse, dando un pequeño golpe seco en la pared. Observó la misteriosa figura a blanco y negro que daba la bienvenida a la clase, mostrando una cordial sonrisa. El mago simplemente esbozó una pequeña sonrisa y parándose bien erguido, la saludó.

     

    Buenas tardes, Jessie, yo soy Vladimir... —, hizo una pequeña pausa observando la reacción facial de la pelirroja, dándose cuenta que tenía una mirada un tanto extraña, casi oculta por un velo de felicidad, pero al mismo tiempo le influía desconfianza. —Seguro ya se lo dijeron, pero luce increíblemente hermosa hoy. Por favor, comencemos. — Pasó adentro de la sala junto con la bruja, observando como todo estaba arreglado con total pulcritud y militarizado orden. El olor era casi inexistente, olía a vacio, dando señas del buen manejo de los germenes y las bacterias en el lugar.

     

    Aún de pie, escuchó lo que decía su profesora, lamentablemente su aislamiento se había extendido demasiado y no sabía exactamente de lo que hablaba.

     

    Disculpe usted Jessie, pero no tengo idea a lo que se refiere. ¿De qué clase de libros me está hablando? ¿Que amuletos?—, preguntó mientras ladeaba un poco la cabeza y enarcaba una ceja, sin comprender de si era realmente la clase correcta. Tomó un pequeño suspiro y esperó que le explicara.

     

    @@Jessie Black Lestrange

  4. —No lo preguntas... pero desde que regresé, siempre sentí que algo o alguien me hacía falta—, suspiró y luego soltó el poco humo que quedaba en sus pulmones el cual se alejó lentamente por entre el aire hasta desaparecer por completo en la oscura noche, fría y llena de luna. De los locales se desprendían pequeñas fumarolas de vapor debido al cambio de temperatura del exterior, se veía hermoso, ademas estaba todo muy calmado, la música del interior se escuchaba como un lejano retumbo suave, apenas perceptible. Acercó con su varita la botella de whisky y le dio un gran trago. —Con permiso...—

     

    —A veces pienso que perdí más que la memoria, perdí algo que inmensamente me hacía quien soy... extraño sentirme lleno de valor y con ganas de buscar aventuras, con ganas de amar y proteger... siento que una parte de mi murió y no sé exactamente como revivirla...—,suspiró lentamente,—aunque para serte honesto, recordar siempre ayuda, me acabas de hacer recordar como caminábamos por esos jardines, me recordaste a Biny, en fin... —la observó, notando sus lindos ojos brillando con empatía y emoción, prestando atención, pero a la vez cabizbajos y faltos de esperanza... algo así como darse por vencido.

     

    Se acercó a ella lentamente, dejando la botella en el suelo y tirando el cigarrillo en el cenicero, estaba un poco nervioso y casi no podía pensar en lo que estaba haciendo, simplemente se dejó llevar por el deseo. Una vez frente a ella, tomo su mano e hizo que se levantara del asiento con cuidado para que el alcohol no se le subiera de golpe a la cabeza, finalmente la abrazó, rodeando con uno de sus brazos su cuello y el otro bajo su brazo, rodeando su pecho y pegándolo junto al de él.

     

    —Lo siento... esto me toma mucho por sorpresa... quiero que sepas que aunque no recuerde todo lo que pasó entre ambos, me doy cuenta que eres una gran persona a la cual sin darme cuenta quiero demasiado...—, sus últimas palabras rozaron su garganta, haciendo que el nudo que llevaba en el estomago se soltara, dándole cierta tranquilidad, ambos seguían abrazados disfrutando del calor que emergía de los dos cuerpos juntos, viendo la luna emerger cada vez más por el ocaso, escuchando el silencio letal del callejón.

     

    —¿Ahora qué hacemos?—, preguntó, sosteniéndola entre sus brazos, conmovido y algo asustado por la respuesta que le pudiera dar la peliazul.

     

    @@Ania Evans Weasley

  5. Hola, buen día, buena noche, según corresponda.

     

    Revisando la normativa general de las familias, entendí que no se puede abrir una familia con un nombre repetido, en este caso observé que también el nombre que quiero "Karkarov" ya está en uso y por lo que veo inactiva también. Quisiera saber que prosigue, si tendré que escoger otro nombre o se puede llegar a alguna negociación, ya que realmente deseo abrir mi propia familia, aparte de que sigo llevando en mi nick dicho apellido.

     

    Agradecería cualquier información que se me sea facilitada.

     

    Saludos.

  6. -Siento que estás un poco sensible... ¿sucede algo?-, preguntó mientras instintivamente atendía al pedido de la peliazul. Estaba pidiendo bebidas muy fuertes y si seguía a ese ritmo pronto vería como caería al suelo inconsciente. En parte ese comportamiento le tranquilizaba, dándose cuenta que no tenía que temer junto a ella. Pensó entonces que ese no sería buen lugar para continuar la charla debido a la música y al acceso del licor.

     

    Sígueme, conozco un lugar más tranquilo—, tendió la mano ligeramente por sobre la barra para que ella la tomara, se sentía un poco nervioso de la decisión que estaba tomando, le abriría la puerta de su vida a alguien que apenas y recordaba. Pero la nostalgia revuelta con la curiosidad le movían intensamente como motivación para poder saber más de lo que había pasado. Si bien comenzaba a recordar algunas cosas, bastante distantes, aún sentía grandes huecos en su memoria como manchas de humedad en una pieza de papel.

     

    Sin esperar mucho a la respuesta de la bruja, la condujo cortésmente por detrás de la barra, accediendo a unos escalones de madera algo estrechos, los cuales dan a un cuarto con una cama y un armario, algo así como un cuarto de huéspedes, luego de eso seguía otra escalera cerrada con una trampilla que da acceso a la terraza. Con el simple accionar de la puerta, se escuchó el crujir de la madera y el metal de la manilla, dando paso al sonido del viento conjunto el de los perros aullando, los grillos y una que otra conversación del callejón.

     

    Aquí estaremos más a gusto, estoy seguro de que nadie me vendrá a buscar por unos instantes... lo presiento...—, comento mientras acomodaba su cabello hacia atrás con su mano, luego sacaba una caja con cigarrillos Camel y colocaba uno en sus labios. —¿Quieres uno?—, preguntó, mientras se acercaba a una pequeña silla de madera labrada a mano, brillando por el barniz. Colocó otra en frente de la de él y le pidió amablemente que tomara asiento.

     

    —Binny... es extraño ¿sabes?... siento como si ese nombre me resultara familiar, con un sabor agridulce... no sé porqué...—, encendió el mechero de su encendedor y lentamente caló el cigarro para que este encendiera, dándole una pequeña jalada disfrutando del humo entrar a sus pulmones. —Pero cuénteme usted, señorita misterio, ¿Cómo es que me localizó? ¿En qué puedo ayudarle?...Aparte, ¿Puede usted ser tan amable de contarme todo lo que pasó entre ambos?— preguntó, recostándose tranquilamente en la silla, hundiendo su espalda y subiendo los pies en el apoya brazos, tirando humo hacia arriba.

     

     

    @@Ania Evans Weasley

  7. Observó atónito a la mujer que tenía en frente ¿hijos?, ¿él?. Fue entonces cuando un pequeño flashback regresó a su mente, donde conocía a una mujer en un jardín hermoso, no podía ver su cara perfectamente pero si recordaba ese momento. Dudó un momento, podría tratarse de alguien que sabía de ese momento en su vida, aún así le dio el beneficio de la duda.

     

    Disculpa...—,comentó aclarándose la garganta.—Mi vida ha sido algo tensa en los últimos meses... no creo que entiendas cuan difícil es que te borren toda tu memoria.— guardó su varita y volvió a rellenar su copa, ya a la botella no le queda demasiado liquido como para guardarla, así que tomó el último trago a pico de botella. La música prosiguió una vez que el ambiente estuvo calmado de nuevo.

     

    ¿Cómo que tuve hijos?— preguntó aún con mucha sorpresa, abriendo levemente los ojos y alzando sus cejas. No podía creerse que eso haya pasado. —Esa tal... Binfeyd... creo que la recuerdo... tenía una forma de ser muy divertida, ¿no?— preguntó. Luego de eso, prosiguió lentamente limpiando algunas áreas del mostrador, mientras escuchaba las respuestas de la mujer que tenía en frente, observando sus ojos, notando como un poco, se humedecían, no sabía que pensar ni sabía si era cierto todo lo que decía, pero la forma en la que lo decía le comenzaba a convencer.

     

    @@Ania Evans Weasley

    • Me gusta 2
  8. La mujer se notaba sorprendida ante la mirada tranquila y escudriñadora del mago. El lo notó de inmediato pero lamentablemente por más que trataba de recordar de dónde la había visto no podía hacerlo con certeza. Fue entonces cuando escuchó sus palabras y su voz, tan tierna y calmante, a pesar de haber tomado un trago largo de la bebida. Mientras tanto, tomaba una de las jarras de cristal y la limpiaba con un trapito blanco y seco. Esbozó una pequeña sonrisa mientras tiraba levemente su cabeza hacia atrás, con un poco de ironía y a la vez costumbre.

     

    -Si supieras cuantas veces me han dicho eso. "¿No me reconoces?"... No, probablemente no me has confundido. Sé cuando estoy hablando con una persona que debí conocer. Te diría mi nombre pero estoy cien por ciento seguro de que ya me conoces.- se aclaró la garganta levemente y prosiguió. -Disculpa, a veces mi garganta se traba con lo seco que anda el clima últimamente. Creo que hay que refrescar el gaznate.- alcanzó una botella de refresco burbujeante en una botella de vidrio. -Es un placer conocerte de nuevo, Ania.... Verás...- comenzó a decir mientras tomaba un trago de su botella y luego la observaba. -Tengo muchos enemigos, tu podrías ser uno de ellos, dime una buena razón para no sacar mi varita en este momento.-

     

    Se quedó observándole con una mirada fija y retadora. Pensaba que sería uno de sus enemigos haciéndose pasar por una vieja amistad como ya le había ocurrido anteriormente. Era un cuento viejo para él. Apenas había perdido la memoria podía decirse que comenzaron a aprovecharse de eso para acercarse y atacarlo. A los varios intentos fallidos aprendió a prevenir dichas cosas encarando a todos y viendo su reacción. Esperaba que si era una buena persona no se enojara o por si el contrario, comenzara el ataque de inmediato, sea como sea, Vladimir mantenía su mano firme en su varita.

    • Me gusta 1
  9. Era hora de reabrir las puertas al publico una vez más. Hacía ya varios meses que Vladimir no aparecía por el local, por suerte había entrenado a sus elfos a proteger y cuidar de éste mientras él no estuviera. Lamentablemente su ausencia se había prolongado por demasiado tiempo, por lo que estuvo algunos días cerrado. Aún así apenas hace alguno días regresó, por lo que el local estaba de vuelta en funcionamiento. Todas las noches, a partir de las 7 de la noche los músicos se reúnen para tocar sus propias composiciones. Algunos tocan la flauta, otros el tambor y otros el harpa. Algunos, solamente amenizaban la noche con sus voces, contando historias antiquísimas.

     

    El ambiente volvía a ser lo usual, hombres y mujeres iban y venían de un lugar a otro, entraban y salían, hacían sus negocios adentro, disfrutaban de su bebida y se marchaban. Era bueno ver de nuevo aquel movimiento en el lugar. De vez en cuando, muy de vez en cuando se peleaban entre ellos, parte por el aguamiel y parte por el carácter del hombre bretón y anglosajón.

     

    Un día sin más, Se abrió la puerta del local dando paso a una esbelta y mística figura femenina, la cual se dirigió directo a la barra, no sin antes apreciar el fuego con su cálida bienvenida. Eran ya las siete y media de la noche por lo que el ambiente apenas comenzaba a ser amenizado por la música. La dama pidió la mejor de las bebidas, por lo que rápidamente captó la atención de Vladimir, quien se encontraba adentro de la barra de espaldas. Volvió su cara levemente y le indicó al barman que él la atendería. Con un movimiento de su varita acercó una copa de cristal y una botella negra cuyo contenido no se alcazaba a ver. .

     

    -Así que eres una cliente de esas...-comentó tranquilo mientras observaba lentamente la cara de la mujer, al no recibir respuesta, prosiguió.-Hay varios tipos de clientes como podrás imaginar, pero para mi, los mejores son los que piden siempre lo mejor... usualmente son los que mejor pagan.- esbozó una pequeña sonrisa y continuó, sacando hielo y agua, para luego mezclar con canela, ron y jugo de naranja, batiéndolo bien y luego sirviendo en la copa.

     

    -Este lo invita la casa....- dijo.-Porque estoy seguro que he visto tu cara en algún lugar...- Estaba seguro de conocerla o de por lo menos haberla tratado, la desventaja es que no podía recordarlo debido a su incidente con la memoria. Aún así, permaneció en silencio levemente... -¿Cómo te llamas?-

  10. -Buenas noches, ¿no me reconoces?- pregunté observando por debajo de mi capucha azul oscuro y pesada por el agua que había recibido camino hacia la taberna. -Lealtad y sacrificio.- volví a decir entre dientes a la figura detrás de la puerta. Esta vez se escuchó el crujir de la madera y el seguro deslizarse por el frío y corroído metal. -No, creo que no me reconoces...ni yo a usted, misteriosa figura... de todos modos, gracias.- había pasado algún tiempo, incluso años, en los cuales no había aparecido por esos lugares.

     

    Sin embargo todo había cambiado aparentemente y me sentía en un mundo totalmente nuevo, pocas cosas recordaba en general, de por sí. Así que me dirigí, aún cabizbajo y completamente cubierto por mi túnica, hasta una de las mesas un poco retiradas de la barra, junto al fuego. El ambiente estaba calido y se escuchaba un alboroto desde que entré, al parecer una bruja estaba armando revuelo por algo o a lo mejor era una bienvenida, no sé bien que sucedía por lo que por eso decidí mantener un perfil bajo por el momento.

     

    Observé una cara reconocible, incluso recordé su nombre, Sagitas. No sé bien de donde, ni cuando o como, pero su extravagante personalidad me resultaba conocida, incluso familiar. Alcancé, mientras tanto, a sacar mi botella con vodka y colocarla sobre la mesa, para seguir observando a las personas reunidas. Había algo extraño fuertemente llamando mi atención del ambiente en la taberna, una presencia obscura, pero no podía entender del todo de qué se trataba.

     

    Las chácharas y los diálogos amenos entre todos los miembros del bando no dejaban concentrarme en eso que sentía, sin embargo traté de relajarme ya que había tenido un día pesado en el trabajo muggle en el que me había empezado a desempeñar hacía algunos días, cuidando de las vacas de un anciano enfermo del pie. No podía usar magia, así que el trabajo duro asestaba duros golpes a mi físico. Me recosté en la silla de madera y me incliné levemente hacia la derecha, recostarme a la pared y relajando el cuerpo. A lo mejor en lo que venía de la tarde y noche, entraba alguien que conociera...o al menos recordara.

  11. -Aún no puedo creer que la vi de nuevo...- dije entre dientes para mi mismo, mientras caminaba con un paso tranquilo y meditabundo por la enladrillada acera, de colores grises y muy limpios. Las vitrinas de las tiendas relucían y reflejaban el sol de un hermoso día de primavera, mientras que los arboles comenzaban a brotar sus nuevas hojas, las aves cantando de un lugar a otro y todo en un matiz de vida nueva. A pesar de todo eso, seguía pensando en el fortuito encuentro en el centro del callejón que había tenido con Alexis, dos días atrás, en el cual solamente hubo un pequeño momento para decidir en dónde podíamos charlar y tomar alguna buena bebida. Me parecía raro encontrarla de nuevo en esos rumbos ya que hacía muchísimo tiempo que pensé que había emigrado a otro lugar. Sentía que de cierta forma había cambiado. Aún así esperaba poder ponerme al día con todo y trazar una pequeña amistad de nuevo.

     

    Entré al bar, un olor agradable llegó a mi nariz, parecido a la fresa. No dudé en tomar una de las mesas más alejadas. Pude reconocer la canción en el fondo, ride em on down, The Rolling Stones. La verdad tenía mucha afinidad por la música muggle en especial el rock and roll y sus derivados. No voy a ser menos mago si la escucho, ¿o sí? en fin, pedí rápidamente una cerveza de malta con hielo para entretenerme, mientras esperaba a Alexis. No hacía calor, pero la cerveza me estaba cayendo demasiado bien. Finalmente opté por ojear uno de los periódicos aposados en una pequeña mesita al lado de la puerta, el cual atraje con mi varita.

  12. Se acercó sutilmente por la entrada sin ser detectado, con un paso silencioso pero seguro. Las botas de cuero pisaban lentamente las ramas cubiertas de nieve provocando algunos sonidos ahogados en lo profundo de la noche. Una vez en frente del pórtico sacudió su capa de viaje negra, cubierta de motas blancas, como también su bufanda y guantes del mismo color. Sus mejillas estaban pintadas de un rosado salmón, pálido, por culpa del frío. El Karkarov no tardó en entrar a la taberna nuevamente, colocando antes su sombrero de ala ancha para medio ocultar su identidad.

     

    Tomó asiento lejos de todos, al fondo de aquel lugar, observando desde una sombra. No quería ser muy tomado en cuenta, pero quería informarse un poco de la situación y de como se movían las cosas en la orden en aquellos días. Pidió una taza de chocolate a uno de los elfos que andaban en el lugar sirviendo con afán a todo aquél que llegaba o que ya estaba ahí. Trajo consigo en un enorme pichel de metal, algo despintado en los bordes y con algunas abolladuras su preciado liquido, el cual sirvió en una taza con decoración navideña. Tomó el brazo del elfo antes de que se alejara y con una mirada le indicó que dejara el pichel en la mesa, aparte, en su otra mano traía una tarta de manzana, la cual le pidió.

  13. Un día sin más comenzaba a aburrirme sin mucho que hacer, casi no llegaba gente nueva con la cual chismorrear, incluso se podía decir que había una temporada bastante baja en estos días. Aún así tras mantener todo el inventario lo mejor posible la campanilla tintineó en la puerta, alguien había entrado a la taberna, así que salí inmediatamente vistiéndo una gabardina negra y unos vaqueros del mismo color. Observé al chico mientras caminaba en su dirección, parecía distraído, leyendo su periódico. No sabía si interrumpirlo para hacer algo de conversación. Mientras me acercaba pude notar la pagina que estaba leyendo, se trata de las Brujas Oessed que embaucan a los jóvenes del colegio prometiendoles sexo y fiestas.

     

    -Buenos días joven... bienvenido a la solitaria taberna The Winking Skeever!- aclaré mi garganta y saqué una jarra de madera del mostrador.-No sé que edad tienes chico, pero de seguro tienes la suficiente para saber que es lo que haces, así que toma, una jarra del más deliciosa aguamiel, no encontrarás otra mejor en todo Londres...- le serví la pesada jarra con espuma en el tope mientras ojeaba un poco más lo que hacía el chico. -¿Sabes? esa noticia la leí hoy en la mañana... lo que hacen esas brujas es pervertir a los chicos, algunos incluso han decaído tanto que se han suicidado...- comenté con un deje de nostalgia. Al parecer esas noticias eran algo común hoy en día.

     

    -Pero dime tu, ¿que haces por aquí?.. claro si se puede saber.- pregunté a la vez que limpiaba la barra ya reluciente.

     

    @@Neil Graham

  14. La primer prueba había sido bastante sencilla para Vladimir, una sola acromantula no suponía mucho riesgo para un mago experimentado como él, sin embargo en cuanto la profesora notó que todos habían terminado su tarea, siendo él el último gracias a tu tardía llegada (culpa de una mala correspondencia) se acercó al escritorio aún con su varita en la mano. El tintineo de los tenedores de plata vibrando en el aire le pareció hipnotizante, sin embargo prestó atención a las palabras de su profesora. Al parecer y era un hecho, el transportador lo llevaría hasta un bosque siniestro en Bulgaria, dónde según se conocía el gran mago Gellert había realizado sus más escalofriantes y terroríficos estudios de las artes oscuras, las cuales se sabía bien que seguían merodeando el lugar. Era un ejercicio perfecto para demostrar sus habilidades, pero algo le hizo preguntarse si todos los presentes en el salón estaban capacitados para eso. -¿De verdad, profesora?... ¿enviará a todos así a un lugar tan peligroso sin dar tan siquiera una introducción? ¿Un pequeño repaso o nuevos hechizos?... esto raya la negligencia.- comentó mientras lanzaba una mirada a sus compañeros más nuevos.


    Sin embargó simplemente se limitó a negar con la cabeza y tomar el mapa en su mano, mientras que con la otra agarraba la cuchara. Sintió como el mundo comenzaba a dar vueltas y a difuminarse hasta que en un segundo estuvo aterrizando en algún lugar del espeso bosque de cipreses, abetos y robles, con arboles muy muy viejos, que contaban leyendas con solo su presencia. Sus hojas estaban oscuras, casi muertas, pero algo mantenía a esos arboles con vida, haciendo que su espesa savia saliera de sus ramas, roja cual sangre simulando el peor de los escenarios a cualquier incauto que se atreviera a atravesar sus dominios. -Lumus maxima- susurró mientras apuntaba su varita al aire. Esta rápidamente vibró y emitió una potente luz que luego de unos micro segundos se transformó en una espesa masa de plasma luminiscente que proyectaba sus rayos con una increíble fuerza, haciendo que el camino y el lugar fuera más sencillo de ver. Abrió su mapa para conocer la ubicación exacta de la cabaña y el lago, dándose cuenta que el traslador lo había dejando en lo más alto y lejos del bosque, para su suerte. Esperó cinco minutos para saber si alguno de sus compañeros había topado con la misma suerte, pero al parecer él había sido el único.


    Comenzó su larga caminata cuesta abajo con algo de dificultad, ya que el camino se distorsionaba en múltiples bifurcaciones y para un senderista poco experimentado hubiera sido una tarea titanica. La esfera de luz seguía al frente del joven mago, iluminando sus pasos mientras que el mantenía su varita en la mano en caso de que alguna criatura intentara hacerle daño. Apenas tenía diez minutos de caminar cuando de pronto escuchó el gruñido grueso de algún animal o un grito espeso de dolor y rabia en medio de la noche. Luego de su campo de visión limitado se encontraba la más negra y tenebrosa penumbra, en donde no se podía ver ni el más mínimo detalle, aún así logró divisar una pequeña luz a lo largo y a la cual se acercó, con algo de miedo pero imaginando que sería alguno de sus compañeros de clase.


    Era extraño ver una luz en ese entorno, no habían muchas cosas en el medio natural que la pudiera crear y menos en ese lugar lleno de energía maligna y oscura. Siguiendo el pequeño sendero hasta la luz de dio cuenta que se trataba de una antorcha clavada en el suelo, exhalando una pequeña cantidad de luz y algo de humo. Vladimir la contempló con incredulidad, por lo que abrió sus ojos y sus oídos para darse cuenta de algún movimiento a sus espaldas. Un poco de humo espeso llegó hasta los pulmones y tosió involuntariamente al recibir la cantidad de carbono, inmediatamente escuchó las fuertes pisadas que parecían el sonido de altos árboles cayendo al suelo mientras morían, y los gruñidos que había escuchado mientras descendía de la montaña. Se dio cuenta casi a instante que se trataba de dos troll adultos, ambos cargando sus característicos mazos de madera y metal. Se espantó del susto y tomó la antorcha en sus manos y la arrojó hacia los troll, pero al parecer esos nos los intimidaba en lo absoluto. Alzó su varita y apuntando al más alto y feo, con piel pálida y llena de granos, tirando saliva por su boca y con pocos pelos pero gruesos cual alambres de cobre, lanzó un hechizo contra el -Sectusempra.- el rayo viajó hasta el troll, pero este usando su garrote se protegió del rayo, desviándolo y aterrizando en el suelo. Ya no podía lanzarle otro ataque, no tenía tiempo, dado que ya estaba a menos de diez metros de distancia de él mientras que el otro comenzaba a acercarse algo más despacio.


    Con gran temor por su vida corrió en sentido contrario, sabía muy bien que los troll a pesar de ser tontos y torpes, por su gran tamaño podían registrar una gran velocidad, por lo que enfrentarse a una de esas criaturas en una carrera de cuarto de milla no era buena idea. Tenía que intentar algo, correr le daría algo más de tiempo mientras su cerebro concebía una idea. El sonido de los árboles siendo tumbados por el troll se venía acercando cada vez, más fuerte y más rápido, el terreno le ayudaba algo ya que estaba en una especie de planicie llena de arboles secos. Pensó que eso le serviría de algo, así que se detuvo hasta que el trol pudiera atacarlo, éste le tiró un porrazo con toda su fuerza, pero siendo más ágil que él, lo esquivó rodando hacia un lado, haciendo que el pesado garrote aterrizara en la tierra simulando un pequeño temblor en la zona. -Incendio... incendio.. incendio..- lanzó tres grandes llamaradas por su varita hacia algunos arbustos y otros árboles, estos comenzaron a quemarse y a producir una gran luz.


    Corrió a ocultarse a un arbusto que estaba en llamas, llamando la atención del troll y este comenzó a darle porrazos al arbusto en donde creía que se encontraba en mago, sin embargo lo único que consiguió fue que su garrote se incendiara y se quemara los pocos cabellos que tenía su calva. Enojado lanzó un grito de seguramente maldición a por como se escuchó y con sus propios puños comenzó a golpear troncos y rocas, buscando al escurridizo mago que corría por su vida. El troll se cansó y chamuscado por las llamas, se tranquilizó, mientras que el otro se mantenía alejado del fuego con precaución. Karkarov había logrado su objetivo, no quería matar al troll pero tampoco podía dejar que lo atrapara por lo que en sigilo salió arrastrándose por entre ceniza y tierra, sin que ninguno de los dos lo viera de nuevo. El bosque había empezado a arder con fuerza y ya se podía notar en cualquier lugar del bosque. Solo esperaba que sus compañeros no se vieran atraídos con las llamas o estarían en un grave peligro.


    La luz del lumus se había extinto hacia tiempo, por lo que caminaba a tientas en la oscuridad, no se arriesgaría a revelar su presencia de nuevo y ser atacado por sorpresa, sin embargo un olor fétido comenzó a golpear su nariz de pronto y se dio cuenta que el suelo se hacía cada vez más pegajoso y acercándose a éste se dio cuenta que se trataba de espesa tela de araña, repartida en todo el lugar. No escuchó nada moverse a su alrededor, pero si se concentraba, podía divisar unas diminutas y fatuas luces que se movían en la oscuridad con un vaivén interesante que se asemejaba al de las luciérnagas, pero hasta ese momento no se había percatado de la existencia de estas en ese bosque maldito, por lo que su malicia se incrementó y se pudo dar cuenta que se trataban los ojos alguna otra criatura que probablemente ya lo estuviera acechando desde las fauces de la oscuridad. Pero como bien sabía, no se arriesgaría a lanzar luz de nuevo, por lo que caminó a oscuras un tramo algo corto hasta que sintió el golpe de algo que lo empujó hacia adelante como si de un porrazo se tratara. Llevaba su varita en la mano y por suerte no se había quebrado. -Fuego maldito- pronunció sin miedo alguno.


    De su varita salieron dos llamaradas con forma de serpiente, pensando así que las arañas se asustarían aún más siendo estos los depredadores naturales. Las criaturas rápidamente comenzaron a cazar las arañas y a dejarlas calcinadas en el suelo. Las telas de araña comenzaron a arder y el bosque también, por lo que un nuevo incendio se alzaba en la oscura noche. ¿Otro incendio? al parecer tiene instintos piromanos y aunque así fuera al parecer había logrado su objetivo y ahora estaba a salvo, logró controlar las llamas del fuego maldito y estas se consumieron a si mismas, dando lugar de nuevo a la inmensurable oscuridad que reinaba hacia apenas unos minutos, ya las arañas no serían problema para el, así que continuó su camino algo acelerado y con algo de temor de encontrarse algún otro peligro en el camino que de seguro lo haría, solamente esperaba estar preparado para ello y ser lo más apto posible para salir con vida.


    Una vez emprendido el camino de nuevo, encontró un pequeño lago que lo rodeaba de una pesada niebla espesa y gris, que reflejaba los pocos rayos de la luna que podían llegar. Dirigió su varita en dirección a la niebla y con una floritura susurró -Finite incantatem.- rápidamente la niebla comenzó a disiparse en lo que dejaba ver una tranquila agua grisácea, en donde no se veía actividad alguna de ningún ser viviente. Al finalizar, en el centro del lago se encontraba la cabaña en soledad, con un árbol a su lado y construida a base de madera de pino. Era una cabaña rustica y de color negro, con apenas un pequeño puerto y un bote al otro lado, estaba calculando la situación de como atraer el pequeño bote a la orilla contraria cuando de repente sintió cogerlarse la sangre y el agua del lago se congeló en una gruesa y pesada capa de hielo. Vladimir no se percató de sus espaldas, cuando sigilosamente un dementor se acercó a él y de un golpe lo tumbó en el suelo y comenzó a succionar los pocos recuerdos felices que tenía. Rápidamente quedó tendido inconsciente en el suelo, le enseñaría a estar más alerta de los vuelos silenciosos de los dementores. Así que su única salvación sería esperar que por un milagro se volviera a levantar o por otro gran milagro alguno de sus compañeros lo encontrara justo antes de entrar a la cabaña y le ayudara a levantarse.

    • Me gusta 1
  15. Su túnica azul ondeó levemente cuando la puerta a sus espaldas se cerró de pronto, dejando a las personas encerradas en aquella clase por seguridad. Asintió levemente cuando la profesora le indicó que debía hacer. Detrás de él se encontraba un baúl de madera robusto, con perchas de metal y un un pequeño picaporte como seguro. El baúl se movía frenéticamente, conteniendo un animal en su interior más grande de lo que se imaginaba Vladimir. De su interior saltó una enorme araña negra, con largas patas peludas y un enorme aguijón en su vientre. Vladimir sin pensarlo dos veces sacó su varita y apuntó hacia el animal en un movimiento rápido y seguro. Ya tenía el hechizo que utilizaría en su mente.

     

    -Reducio- un rayo blanco impactó a la araña en la cara, aturdiendo momentáneamente, para luego comenzar a convulsionar mientras esta se reducía de tamaño tan rápido y efectivamente que quedaría del tamaño de una pequeña pelota de golf, por lo cual así no dañaría a nadie. El mago solamente tomó una pequeña hoja de papel del escritorio de su profesora y haciendo una pequeña pala con ella, rejuntó a la araña aún aturdida y la depositó en el baúl, cerrando éste de un golpe.

     

    -Espero que venga algo más interesante...- pensó para si mismo mientras sacudía unas cuantas motas de polvo de su costado. Si bien la clase le estaba pareciendo prometedora, esperaba encontrarse con unas criaturas más salvajes, inferis, basiliscos boggarts, lo que fuera. Pero de cierto modo le decepcionaba que haya escogido una simple araña. Sin más se paró enfrente del escritorio, observando como movía tres cucharas de plata sobre ella. -Está lista... ya no molestará.- se limitó a decir, con carácter taciturno.

  16. ¿Qué debía motivarlo a continuar su carrera, su vida y sus conocimientos? acaso, ¿Ser el mejor mago desde los tiempos del gran Dumbledore o el señor tenebroso? o ¿solamente era por tener su mente ocupada y olvidar los horrores que había pasado? no lo sabía muy bien a decir verdad, su mente, envuelta aún en tinieblas no recordaba demasiado de su vida en general, envuelta en pequeñas memorias abstractas.

     

    Despertó, un día más se alzaba por el horizonte, uno que iba a prometer algo más de acción al Karkarov. Una lechuza inmediatamente susurró desde la ventana, avisandole de la carta que yacía en el suelo. La casa de madera sonó bajo los pies desnudos y palidos, mientras caminaba a tomar la carta de la universidad, su clase de conocimiento estaba por empezar.

     

    -¿Leiste esto, Pukwudgie?- le dijo a su lechuza color marrón, con algunas plumas levantadas en su cabeza blanca que se asemejaban a las cejas de un pukwudgie. -No... por supuesto que no pudiste... eres una lechuza...- comentó mientras verificaba su reloj. -¡Santo Merlin! ¿Ya viste la hora?- se apresuró al baño para tomar una rapida ducha, secarse el cabello y medio vestirse con la tunica azul que colgaba del perchero. Su desayuno consistió en una tostada del día anterior con una vaso de leche.

     

    -Se me hizo tarde, Puk, te veo cuando regrese.- tomó su varita y la colocó en su brazo -Ah, y trata de no romper mi almohada de nuevo. - inmediatamente se desmaterializó en una nube blanca para minutos más tarde aparecer en los terrenos de la Universidad. No recordaba muy bien dónde se encontraba la sección de ateneo de conocimientos, así que se acercó a un mapa que le costó interpretar.

     

    Luego de caminar durante cinco minutos, dio con el aula indicada. Alisó su túnica y trató de colocar una pequeña sonrisa, aunque no le salió. Tocó la puerta varias veces, pero al notar que nadie salía, decidió entrar. Al abrir la puerta, observó que varias personas ya se encontraban en la clase, además de un baúl en medio de ésta. Inmediatamente detectó lo que sería un olor a quemado.

     

    -Veo que ya se están divirtiendo.-

     

    Se acercó lentamente hasta los demás mientras sacaba su varita, estaría listo en caso de que su profesora decidiera darle una sorpresa con alguna criatura.

     

    -Soy Vladimir Karkarov... lamento llegar tarde.- dijo mientras hacía una pequeña reverencia.

  17. Golden Grindelwald - base

     

    Luego de que una poderosa bruja lanzara tres rayos por su varita, el lobo huargo se lanzó en medio de este y su creador, Golden, salvandolo y cayendo al suelo mal herido. Golden no tenía tiempo para poder rescatarlo o sanarlo, por lo que confiaría que su tigre continuara la encomienda que se le había encargado. El mago rápidamente se volteó a revisar sus 6 y se dio cuenta de inmediato que una nueva bruja entraba al combate con su caracteristica luz blanca.

     

    Primero levantó su varita y rapidamente muscitó:

     

    -Silencius- el efecto haría mella la capacidad de habla de la bruja Aimé (justo después de que esta lanzara un rayo) por lo que la dejaría muda en su sigueinte acción.

     

    -Avada kedavra- vociferó sin pensarlo dos veces. El rayo color violeta viajó a través de la sala alumbrando las paredes de madera hasta que impactaría en el pecho de Aimé, quitandole la vida inmediatamente.

     

    Justo después de lo sucedido, otro mago (Noah) había lanzado un hechizo que hizo explotar la pared al lado de Golden, haciendo que pequeños trozos de madera salieran disparados sin lastimar a nadie, al parecer los efectos de dicha explosión no eran los que se esperaba. Sin esperar, el mago lazó un segundo hechizo, que impactó el pantalon del mago, por lo que este se redujo en tamaño hasta que se hizo miles de pedazos y dejó a Golden semidesnudo.

  18. Golden Grindelwald - Mortifago base

     

    Rapidamente se percató de la existencia de los miembros a los que debían eliminar a toda costa, por lo que en un movimiento se quitó el abrigo largo y negro como la noche y lo tiró enfrente suyo.

     

    -Morphos- su abrigo se convirtió en un lobo huargo, adulto y lleno de fuerza, poderosas mandibulas y garras afiladas cual vidrio. Este tenía la orden de protegerlo desde el momento de su creación. Por lo que daría su vida en caso de que atacaran a su creador. Se volvió entonces a mirar a su derecha por si encontraba a alguien que no había visto, rápidamente alzó su varita de nuevo y apuntó a larga mesa que se encontraba solitaria.

     

    -Morphos- esta vez se transformó en un gran tigre siberiano con largas garras cual cuchillias y un pelaje hermoso. Estaba en buena forma y listo para destrozarle la garganta a cualquiera que se atreviera a amenzar a su creador, por lo que lentamente se acercó a Golden para protegerlo. Ya los hechizos comenzaron a resonar en la estancia y el peligro era inminente.

  19. Golden Grindelwald

     

    Reflejos rápidos era lo que se necesitaba en una situación de inminente peligro. Los ojos oscuros de Golden, heredados de su madre, se movían rapidamente en todas direcciones buscando a sus peligrosos enemigos por cualquier lugar que pudieran salir. Sentía la adrenalina subir por sus piernas, haciendolas temblar levemente y sentía su corazón latir con fuerza mientras caminaba lentamente con su varita en la mano en dirección de sus compañeros.

     

    Su atuendo consiste en una larga túnica de lana negra y una mascara de metal del mismo color. Unas botas altas de cuero y unos pantalones del mismo color que su túnica, haciendole totalmente camuflado en la oscuridad. Al encontrarse con sus compañeros de bando los saludó con una pequeña reverencia y continuó detrás de su compañera más experimentada Cersei Lannister Malfoy.

     

    Alzó su varita de cedro y esperó las ordenes de su comandante.

  20. Esa iba a ser una larga noche más entre las sombras de la nostalgia, no se importaba realmente dónde se encontrase o con quién, el sentimiento siempre iba a ser el mismo para él y su corazón herido. Aún así ya había decidido entrar en el mundo fuera de la ley, si bien la orden se considera un grupo liderado por buenas personas con buenas intensiones, el ministerio lo cataloga como algo que no pueden controlar, osea ilegal. Así que ahí estaba, haciendo lo que mejor había aprendido desde que salió prematuramente de la academia... digo prematuramente porque no se esperaba verse envuelto en una guerra. ¿sabéis lo que es la guerra no? muerte, traición, agresiones... su mente aún no estaba capacitada para toda esa información entrara así de golpe aunque tras un tiempo lo asimiló, sin embargo, capturado por las sensuales influencias de una mujer siguió su destino hacia un lugar aún más lugre y tenebroso, fue ahí donde se creyó perdido.

     

    Muchas cosas meditaba, de los pocos fragmentos que habían quedado de su oscuro pasado no podía recordar más que momentos imprecisos, algunos rostros, pero nada concreto. ¿No era raro acaso? pero ahora ese no es el punto que importe, ahora se encuentra sentado en una mesa de madera en completa soledad a pesar de estar acompañado, nada de lo que pudiera encontrar llenaría el existencial vacío dejado en su corazón... podía escuchar las risas de la gente y ver su brillante y felices sonrisa, al tan punto de querer borrarla de un puñetazo, era bastante agresivo de su parte pero se encontraba en un estado salvaje a pesar de que lo sabía ocultar muy bien. Observó lentamente como se le aproximaba una jarra de cerveza y algo de comida.

     

    -Gracias...- respondió trémulo y sosegado mientras tomaba la jarra con un leve movimiento de su fina mano cubierta de tatuajes azules. Los rostros no se le hacían del todo extraños tampoco, sentía un deje de familiaridad con alguno de ellos, en especial el del vampiro Lestat... sí, recordaba que es vampiro y pertenecía a una extraña familia nórdica con apellido escandinavo. Pero lejos de ahí no podía ver mucho. Luego estaban los demás, rostros nuevos y frescos, aún con esa mirada tierna y su sonrisa inocente, no sabían que iban a ser usados como carne de cañón en algún momento, justo como a él le pasó y le ocurriría de nuevo. Y la chica, logró escuchar su nombre y se le pareció mucho al de una bruja que hace tiempo había hecho un trío maléfico y lleno de travesuras con otras dos brujas, aunque claro no recordaba demasiado.

     

    -Brindo...- dijo, rompiendo las conversaciones que podían tener y se levantó alzando su jarra de madera. -Brindo por el glorioso futuro de la Orden del Fénix.- alzó su jarra un poco más alto y luego procedió a beber placenteramente mientras disfrutaba de la ironía con la que había lanzado ese brindis. No había algo que realmente lo hiciera feliz, estaba carente de motivación y pensó que adentro de este grupo lo encontraría. -Y... para el que no sepa, mi nombre es Vladimir Karkarov... digamos que es un placer estar aquí y un gusto conocerlos.- no sentía demasiadas ganas de encariñarse con nadie... sabía que al fin y al cabo terminarían olvidándose muy probablemente, inclusive odiándose. Se sentó plácidamente de nuevo en su lugar esta vez algo tranquilo de haber pasado ese angustioso momento.

    • Me gusta 1
  21. Bueno, lo ocurrido hacía unos momentos me dejó algo pensativo. Cuando el joven había terminado de defenderse del ataque que le mandé frenéticamente, sentí como algo me punzaba en la pierna, por lo que al bajar la mirada observé que se trataba de una avispa marina. Sonreí, las toxinas del veneno lentamente invadían mi cuerpo y asentí con una gran sonrisa mientras le lanzaba una mirada a mi oponente, eso sí, me encontraba sin pantalón alguno. La quité de mi pierna, asegurándome que no quedara nada que volviera a envenenarme y la tiré de un patada hacia abajo de la plataforma. Donde no representaría daño a nadie, además que ya estaba muerta. Al menos, así sabría donde rejuntar mis pantalones más tarde.

     

    Apunté mi varita hacia mi camisa y tras pronunciar morphos esta se convirtió en un bezoar que ingerí automáticamente para purgar mi sistema de cualquier toxina o veneno que haya quedado en mi cuerpo, el cual ahora estaba desnudo en vista de todos los presentes. Ahora me comenzaba a sentir algo avergonzado, sin embargo los entrenamientos físicos me habían ayudado a mantenerme en buena forma. Al final estaba planeando mi jugada, estrategicamente, y no llevarme por los impulsos que me daban.

     

    -Tengo que admitir que eres bueno... sin embargo no dejes que eso se te suba a la cabeza, al igual que tu, te puedo dar varias sorpresas.- sonreí levemente, luego volví a mi postura de defensa. -Vamos, chico, empieza de nuevo.- Sabía que lo que estaba haciendo era bastante riesgoso, sin embargo me enseñaría aun más sobre mi oponente y sobre los duelos en general.

     

    @

    • Me gusta 1
  22. @@Athena Rouvás

     

    Jaja, no, no te exploto xD primero que nada, muchisimas gracias *le da chocos* sé lo complicado que a veces se puede tornar hacer una firma, así que no te pediré nada más, solamente te agradezco bastante :3 y también solo quería reactivar un poco el topic (? jaja ok no. Bueno, lo que si me gustaría saber es si puedes pasarme el psd de alguna forma ya que me gustaría aprender un poco a hacer mejores firmas por ejemplo, esta que llevo la hice yo, solo que cuando pedí esta estaba sin pc y no podía hacer ninguna :c jaja ni modo. En fin, espero que puedas, sino entonces lo entiendo.

     

    De nuevo gracias :3

  23. -Hmm entiendo... - respondí mientras me quitaba la capucha de mis espaldas y le decía con un movimiento de manos a los hombres y mujeres presentes en el local que se fueran, después de un rato de sillas chillando y de mesas moviéndose, el local quedó en completo silencio, un silencio triple, su silencio, el mío y el del local... un silencio incomodo. Aclaré mi garganta un poco después de escuchar lo que me decía. Al parecer venía con buenas intensiones, aunque claro está, no se podía confiar del todo. Tomé un taburete y me senté a su lado.

     

    -En dado caso... no creo que quieras atacar a un hombre indefenso...- comenté mientras la veía mover su varita -Estoy sin varita...- dije mientras arrimaba otra jarra y la rellenaba con la misma bebida. -Y lo de la caída... pues recuerda que tengo sentidos agudos... aunque claro, el bullicio del local casi no me dejó percibirlo.- sonreí levemente, para luego suspirar. Escuché lo último que dijo, haciéndome recordar miles de cosas. Amigo... así que después de todo solo me consideraba un amigo.

     

    Tomé su mano delicadamente y acerqué mis labios junto a los de ella, dándole un inesperado y fugaz beso con sabor a vodka de ambas bocas, su calidez me hizo estallar en miles de pensamientos pero el último fue el que me advertía que lo que había hecho era algo est****o. Así que me separé de ella impetuosamente y desvié la mirada. Con voz pensativa le dije: -Lo siento...- luego de eso volví a suspirar, y acomodé mis largos cabellos, para continuar mi conversación con ella, algo más aliviado.

     

    -La verdad Mery... es que puedes venir cuando quieras, puedes quedarte cuanto gustes... mi casa es tu casa.- Dije, amablemente. -En cuanto a mi vida... no sé si sabrás que hace poco estuve a punto de morir y la verdad es que no recuerdo nada más que los momentos en los que me arrastraba por el lodo para estar a salvo. Dicen que fue una caída mientras estaba de excursión en la montaña.. otros que un ataque de oso, otros que los mismos mortifagos estuvieron torturándome... - suspiré mientras negaba con mi cabeza.-La verdad es que no estoy seguro de nada... lo único fresco y fuerte en mi memoria eres tu... y si ya sé que vas a decir que cursi. Pero es la verdad, no recuerdo mucho luego de la academia...-entrecerré mis ojos levemente-Incluso este local a veces se me hace extraño... pero qué va, ya me acostumbré.-

     

    -En cuanto a ti, ¿qué puedes decirme? ¿trabajas en el ministerio aún?- pregunté delicadamente mientras rellenaba las jarras.

     

    @@Mery Gaunt Karkarov

  24. Es la primera vez que se pasa por la taberna, lugar de reunión de los más destacados miembros de la Orden, dónde se puede pasar un rato ameno en compañía de los compañeros de bando ahí presentes. Vladimir no perdió la oportunidad de socializar un poco, dado que no tenía muchas cosas que hacer en su tiempo libre, por el momento. Tras tocar la puerta con sus fuertes nudillos, unos ojos algo saltones le preguntaron la contraseña, por lo que en voz baja respondió mientras acercaba su boca a la apertura en la puerta. "Lealtad y sacrificio", abriéndose la puerta de inmediato. Quitó la capucha de su cabeza, la cual estaba llena de agua por la lluvia, desvelando su rostro por primera vez en ese lugar, lo cual atrajo algunas miradas.

     

    Se movió despacio hasta una de las mesas al fondo, donde suspiró tranquilo al notar que ya las miradas se iban dispersando poco a poco, de inmediato un elfo le atendió pidiéndole éste una pinta de cerveza de malta. Vladimir contempló con asombro a las personas, tratando de recordar porqué se le hacían tan familiares y porqué no recordaba de donde. Meditabundo con sus ropas algo frías por la lluvia, comenzó a beber de la jarra de madera, poco a poco mientras escuchaba algunas conversaciones.

     

    A eso de media hora después, el elfo volvió a aparecer, al cual le pidió que le consiguiera algo caliente para comer y otra jarra de cerveza, se despareció para luego regresar con todo lo que le había pedido, además, notando que el mago estaba completamente mojado, éste le trajo una frazada para que se calentara, un gesto bastante notable de un elfo. Comenzó al meditar del porqué se encontraba en ese lugar, lo cual le parecía bastante disperso, pero a la vez familiar.

     

    Luego de completar la academia, recuerda haber estado un tiempo dentro de la orden, pero luego de ahí todo no son más que algunos recuerdos distantes y confusos, caras, voces, lugares... pero nada en concreto, inclusive, algunos nombres. A lo mejor había sido por la manera tan extraña en la que lo encontró su familia, totalmente desnudo, perdido y golpeado a las afueras de un bosque, a lo mejor unos bandidos se habían divertido con él unos días y simplemente le borraron la memoria o, los golpes en su cabeza le afectaron.

    De todos modos, ahora se encontraba en uno de esos pocos lugares que lograba recordar y que extrañamente le hacían sentir como en casa.

    • Me gusta 2

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.