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Eliot Akil

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Mensajes publicados por Eliot Akil

  1. El sonido de vaivén de un trapecio a medio colgar era lo más audible en aquel sitio, un rechinido que se repetía constantemente por causa de la pequeña brisa que se adentraba haciendo ondear las capas de lona. Unas gradas de tabla con unos diez escalones de extensión, rodeaban el semicírculo recubierto de arena multicolor. Algunas huellas de grandes felinos aún permanecían inmutables sobre el colorido suelo, recordando de alguna manera los shows que ahí se daban.

     

    Aquel escenario formaba para Eliot una vista estimulante, pues la carpa de mediano tamaño estaba escurrida de uno de los lados, proporcionando la cantidad de sombras suficiente para que se sintiera completamente a gusto. Aquel encuentro se llevaría a cabo en un circo abandonado, en las afueras de un pequeño pueblo muggle abandonado de Gran Bretaña.

     

    El Black Lestrange había asistido años atrás a dicho espectáculo antes de que la población fuera desalojada, y recordaba muy bien los números con leones y elefantes, incluso a los payasos que tanto asustaban a otros niños. Sin mencionar a los trapecistas que parecían necesitar de magia para realizar sus acrobacias, sin embargo no eran más que humanos desprovistos de tal don.

     

    Estaba a la espera de su oponente parado a un extremo de la arena, observaba los pliegues descubiertos que dejaban ver algunos rayos de luna sobre la maleza. Algunas jaulas vacías permanecían a los costados, seguramente su rival entraría por esa parte, pues el hueco más escueto en la lona se ubicaba justo ahí.

     

    Eliot lucía su torso desnudo y el cabello como siempre bastante desordenado sobre su frente, unos jeans negros con rotos a lo largo de las piernas cubrían éstas. Unas botas de cuero en corte alto completaban su sencillo atuendo, que dejaba más a la vista la piel marcada que sus conocimientos sobre moda.

     

    Su respiración era pausaba, expectante, las pupilas casi en forma de punto por la ferocidad de sus pensamientos. Escuchó unos pasos abrirse camino entre la espesa capa de hierva mala y supo que el momento se aproximaba, enmarcó una de sus pobladas cejas para luego mostrar una sonrisa torcida. —¡Vaya, ya era hora! —articuló con un tono elevado.

     

    No se detuvo a detallar quién era el desconocido, tampoco qué traía puesto. Ya habría tiempo en unos minutos para eso, ahora lo que le preocupaba era apuntar con su arma de madera de Vid directamente a la cara de stnazi. Sin quitarse la sonrisa de su cara pronunció con calma, ladeando un poco la cabeza para tener una mejor visión de lo que ocurriría:

     

    — Séneca…

     

    Aquel hechizo de inmediato comenzaría a surtir efecto resecándole desde la garganta hasta su lengua por motivo de la deshidratación, impidiéndole decir cosa alguna por largos minutos a stnazi. El pelinegro era una persona bastante obstinada, y no quería de momento tener que escuchar la voz de su adversario.

  2. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Mazmorras, con Maathías - Ashley.

    Eliot sentía poco a poco cómo aquel sanador se salía de sus casillas por su causa, y eso le proporcionó una especie de satisfacción. Poco le iba a importar lo que éste pensara, sólo estaba ahí con el objetivo de aprender lo básico y si él no se lo proporcionaba, regresaría luego de la mano de otro empleado de aquel hospital.

     

    Notando cómo la fémina comenzaba a reestructurar su delicada piel sobre sus quemaduras, hizo una mueca torcida. Al parecer por equis o ye motivo se estaba quedando sin nada interesante que ver, y eso le desanimaba un poco. Pero a fin de cuentas estaba ahí para aburrirse, aparte del gusto que tenía por los galeones.

     

    Escuchó a Mathías expresarse con ironía, rezongando por una simple pregunta de no más de seis palabras que había salido de los labios del pelinegro. «¿Hasta cuando la gente malcriada?» Pensó durante dos segundos, pues desde un tiempo para acá se había tenido que topar con ciertas personalidades que le hacían despertar sus más oscuros deseos. Sin embargo, el autocontrol había tenido que ser solicitado de inmediato por otras circunstancias.

     

    Sería estupendo que me hiciera una gráfica —soltó sonriendo en el momento en que la ironía de aquel hombre brotaba. —Al fin y al cabo que tengo que aprender todo con mucha precisión —terminó. Aquello quizá no le había agradado al trabajador de las mazmorras, pero cada mago tenía su personalidad y la del Black Lestrange no era una que se pudiera pisotear tan fácilmente.

     

    Me da gusto que ya esté bien señorita —pronunció dirigiéndose esta vez a la recién curada que ya estaba lista para marcharse. —Tampoco espero verla por aquí pronto —expresó con una sonrisa de ojos achinados. « Espero que no…» Dijo en su mente al terminar la oración.

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  3. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Un final asomaba la nariz poco a poco entre los alumnos de la Academia de Magia y Hechicería, el mundo mágico podría ser hermoso si le veía desde una perspectiva distante a los problemas del corazón de la sociedad de magos. Un conflicto bélico que no todo el mundo conocía, una situación en la que personas mataban por conseguir sus metas, y otras luchaban por defender su propio modo de pensar.

     

    Eliot estaba bastante empapado de toda aquella situación, pertenecía a familias que de vez en cuando, en alguna conversación el tema salía a flote. Pero hasta su propia sangre desconocía lo que el joven aprendiz podía alcanzar a hacer, o si quiera llegar a pensar.

     

    La finalización de la etapa académica había traído como consecuencia una convocatoria, pero ésta no era una común y corriente, no se trataba de un baile o una clase común. En un lugar recóndito de la tierra se llevaría a cabo una instrucción nunca antes vista por ninguno de los estudiantes, aquel encuentro tenía como objetivo la facilitación de una elección importante en la vida de todos y cada uno de los seres asistentes.

     

    Después de perderse en sus pensamientos bajo las sombras de su habitación, tomó la decisión de ir en busca de lo que sin lugar a dudas sería una aventura que quizás nunca más tendría la posibilidad de vivir. La luz de sus azules ojos se perdía en la profundidad su mirada, sus agallas estaban bien puestas para lo que fuera que se avecinara en su proceder.

     

    El problema más grande no iba ser llegar hasta Moscú, el verdadero conflicto iba a estar en adentrarse a la fortaleza mágica en la cual la clase sería impartida. Con su chaqueta negra bien acomodada y los cabellos extrañamente peinados hacia el lado derecho se su rostro, salió de su morada con decisión. Caminaba directo a un traslador en forma de ancla que yacía en las afueras de los terrenos familiares, tan oxidada que pasaba desapercibida entre la maleza.

     

    Sumergido en una espiral eterna ahogó un chillido que estaba a punto de salir, odiaba aquel medio de trasporte, pero nada sería más rápido en su caso. El cambio de temperatura impactó en sus sentidos como la fuga de un extintor dentro de un sauna, pero le agradaba el misterio y la frivolidad que irradiaba por todas partes. Ya estaba frente a la entrada de aquel fuerte, ahora las Mazmorras Egneas sería su próximo objetivo. Pudo darse cuenta por mera sensibilidad a lo irreconocible que el lugar desbordaba magia por todos lados, lo que le hizo prepararse para las pruebas a las que seguramente se sometería.

     

    Empuñó su varita de Vid con ferocidad, pues no quería si quiera sudar ante las protecciones que de seguro se distribuían por todo el camino, ya que probablemente no cualquier ser mortal o inmortal tendría la facilidad de introducirse. Inhaló el humo de un cigarrillo que duró poco, para luego tomar la decisión final y dirigir sus pasos hacia el encuentro con lo desconocido.

     

    Poco había avanzado cuando sintió que sus botas de cuero se empezaban a hundir «¡Demonios!» pensó exaltado. Estaba sobre un espacio considerable de arena movediza, y con las pupilas casi del tamaño de un punto apuntó a un segmento frente a él y dijo —¡Duro! —haciendo que un pedazo de por lo menos dos metros de diámetro se transformara en piedra maciza.

     

    Se aferró como pudo entre risas a la piedra flotante estirando y reclinando sus articulaciones, pues le había resultado fácil escapar del primer obstáculo. Simplemente repitió el procedimiento hasta salir del primer río de arena, para luego tener que hacer lo mismo con el segundo y último que se le atravesó. Emblanqueció sus orbes girando la vista, pues le había resultado bastante monótono y aburrido a pesar de las gotas de sudor que brotaban de su frente.

     

    Habiendo pisado tierra firme sacudió sus hombros para eliminar los restos de suciedad de su chaqueta, pero la tranquilidad le duró poco cuando una candente brisa hizo que los mechones azabaches sobre su frente se movieran. Miró hacia arriba con extremo cuidado, pues una sospecha atravesó su consciente como una centella. De pronto, un rugido ensordecedor seguido de otro como respuesta hizo que la alerta de los dragones se repitiera por todo aquel sendero cavernoso en forma de eco. —¡Genial! —exclamó con sarcasmo, aprontándose a las defensas y ataques a las que tendría que recurrir para poder avanzar ileso.

     

    Mientras uno de los colacuerno extendía sus alas en todo su esplendor, Eliot apuntó a la vista del mismo con rapidez gritando —¡Obscuro! —cegándole de inmediato y haciendo que el feroz animal se retorciera en el suelo y paredes entre gruñidos llenos de rabia. Aquel increíble espectáculo había hecho quedar en el olvido a la segunda bestia de la misma raza, así que tomando desprevenido al Black Lestrange le propició un golpe en la espalda con su cola. El muchacho salió despedido unos metros hacia atrás, cayendo sentado en el suelo. Por poco una de las púas de la cola rompía su chaqueta, lo que hubiera desencadenado una ira descomunal en él.

     

    Se cercioró de que nada le había ocurrido a su preciada prenda, para luego devolver su concentración al animal que quedaba dispuesto a proteger el paso. Una llamarada enorme salía del hocico del dragón directo hacía él, tuvo que actuar a la velocidad de rayo para poder esquivarlo haciendo que rodara un par de metros por el suelo.

     

    Suficiente —soltó en un susurro —¡Incarcerus! —terminó con aquel hechizo. Tres cuerdas salieron disparadas con rapidez desde la punta de su arma, una se aferró a sus ojos, la otra en el hocico que por poco lo rostizaba y la última en la base de sus alas impidiéndole el movimiento de las mismas. —¡Vaya, por fin! —pronunció comenzando a caminar con calma alejándose de las peligrosas criaturas, no sin antes arrancarle a uno de los dragones un trozo de tela brillante que tenía pegada, pues según su intuición sería de ayuda más adelante. Ciertamente aquello no duraría mucho, por lo que con seguridad los colacuernos estarían listos para atacar con furia al siguiente mago que se atreviera a ponérseles en frente.

     

    Sus pies tocaban el suelo con precaución, si bien el resto del camino parecía tranquilo no se fiaba en lo absoluto. Podía notar que en el empedrado comenzaban a aparecer algunas lajas más oscuras que otras, y sólo por experimentar intentó pisar una de éstas. Una llamarada por poco lo deja calcinado en medio del camino, si no hubiera hecho uso de su destreza para apartarse. Sonrió de nuevo ante el hecho de saber que tenía razón una vez más, y prosiguió a pisar solo las piedras más claras dando en ocasiones pequeños saltos por la distancia que había entre unas y otras.

     

    Un pequeño hilo de alguna sustancia cayó justo en frente de él, agachándose puso sus dedos medio e índice para examinar de qué se trataba. Haciendo una mueca de estar a punto de vomitar se enteró de que era baba, lo que le obligó a mirar hacia arriba. Un vértigo recorrió toda su espina dorsal, como si se fuera a tirar en caída libre de un acantilado. Eran acromántulas que esperaban a sus presas como un batallón de cazadores.

     

    Podía ver el resplandor escarlata de varios grupos de ocho ojos, que poco a poco se aproximaban, por lo que se vio en la obligación de apurar el paso. Por accidente accionaba una que otra de las trampas, lo que hacía ver una increíble presentación de movimientos que dejaban expuesto el esfuerzo de cada uno de sus marcados músculos. Por suerte las enormes arañas no se aproximaron lo suficiente como para huir directamente de ellas, serían un karma para los magos que no corrieran con tanta suerte.

     

    Luego de avanzar en ascenso durante minutos eternos en la oscuridad, por fin divisó a lo lejos una perta doble que poseía un picaporte al rojo vivo. El joven pelinegro entrecerró los ojos para verle mejor a medida que avanzaba, y estando frente a la extraña entrada los cerró por completo para sentir el aura que irradiaba con una de las palmas abiertas, dándose cuenta de que un hechizo para violar cerraduras no serviría de nada. Miró de nuevo con sobresalto al descubrir el acertijo; sacando de su bolsillo aquel trozo de tela plateada que había recolectado anteriormente, tomo el picaporte y este le proporcionó la apertura de aquellas mazmorras tan protegidas. —¡Jah! Lo sabía —gesticuló con sarcasmo mientras avanzaba por los lúgubres pasillos.

     

    Giró la manilla de la última puerta sin ninguna dificultad, con gracia marcada en su rostro, lo había logrado. Estando a una luz más incandescente que el resto del recorrido pudo notar la suciedad que lo cubría, además de un par de cicatrices y el cabello mojado de sudor. «Que porquería» pensó al notarse tan repulsivo, por lo que se quitó la chaqueta quedando a merced sólo de su camiseta roja sin mangas, que dejaba a la vista sus atributos físicos. La colgó donde la pudiera vigilar y concentró su atención en el escalafón final de su pequeña aventura.

     

    Los buenos gestos desaparecieron cuando miró el rostro de quien impartiría la clase, simplemente no lo podía creer ¿Acaso se trataba de una broma de mal gusto? ¿Haber pasado por todo aquello acaso no iba a valer la pena? Preguntas iban y venían en su mente en el momento en que vio a la Malfoy con un aura de superioridad esperando los alumnos. «Todo esto para nada» las palabras recorrieron su mente después de la decepción por saber quién iba a ser su instructora, alguien que en el pasado le había proporcionado jaqueca aguda debido a su comportamiento.

     

    Habiendo sido el primero en llegar no expresó palabra alguna a la Ángel Caído, simplemente la miraba a los ojos con la vista ennegrecida por la antipatía. Al cabo de un par de segundos comenzaron a hacer acto de presencia los estudiantes faltantes, llegando más aporreados que él mismo. Ni siquiera se quiso imaginar lo que habrían hecho para esquivar las trancas impuestas como protección.

     

    «Lo que me faltaba» aquel pensamiento surgió en el momento que su segunda profesora apareció dentro del recinto. Una odefa que claramente reconoció en el momento en que dejó su rostro ante la luz, seguramente ella no lo recordaría a él, pero el Haughton la mantenía dentro de sus pensares. El rencor era uno de sus atributos más deliciosos, sea quien sea y trátese de quien se trate.

     

    Después de la presentación de la mujer con actitud oscura y desafiante, interrumpió gracioso —Esto será más que interesante —justo antes de que la Potter Black expusiera sus deseos de protección que claramente servían como camuflaje a sus verdaderos sentires, iguales o más retorcidos que los de la primera. Él por su parte se apartó por un momento a las sombras, mientras los demás comenzaban con la típica presentación. No tenía ánimos de decir quién era y tampoco lo haría, ahora sabiendo quienes eran sus famosas catedráticas lo único que quería era terminar cuanto antes su estancia ahí dentro. La simple cercanía a seres que para él eran tan hostiles, le recordaba la alergia que a veces tenía hacia los gatos, ya que era algo muy comparable.

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  4. Eliot Black Lestrange Haughton

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    ~ Mazmorras, con Mathias - Ashley

    Notaba como su futuro colega, Mathias, daba inicio a la curación de otros heridos, levantó una ceja con suma intriga ante aquel acto. Parecía que el día se transformaba en una jornada bastante concurrida llena de resurrecciones y sanaciones, que aunque no fueran de gravedad, bastaban para aumentar la adrenalina del sanador. Eliot por su parte miraba todo aquel espectáculo circense con bastante expectación y gracia a la vez.

     

    No comprendía para qué el joven había atendido a su llamado, si de igual forma parecía ignorar tanto sus preguntas como su misma presencia, cuando de verdad quería ser notado. Al igual que la curación anterior, al parecer las nuevas no habían requerido habilidades demasiado intensas de aplicar. Por el contrario, la gravedad por los momentos parecía estar lejos del box.

     

    El sonido de un carraspeo de garganta le hizo devolver su atención a Ashley, quien estaba pasando el último trago amargo de la pócima sanadora. El Haughton no conocía el sabor de aquel menjurje, pero el olor era lo suficientemente fuerte como para entender el arrugamiento de aquel femenino rostro.

     

    Eso es una gran noticia —dijo con calma en medio de una sonrisa. La fémina recién rehabilitada sugería que se sentía mejor que nunca, su actitud no era la que más le agradaba a Eliot y por un milisegundo imaginó sus manos alrededor de aquel blanco cuello. Cerró los ojos y los nefastos deseos desaparecieron junto con su mirada de odio, volvió a hacer acto magistral de su actuación y le dedicó una sonrisa de agrado a la desconocida.

  5. Eliot Black Lestrange Haughton

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    ~ Mazmorras, con Mathias - Ashley

    Al parecer el sanador con el que entraría no sería tan complicado de llevar, su actitud era más bien un tanto sobrepasada de adrenalina, lo que le había temblar las cienes a Eliot. No soportaba de a mucho a hechiceros con ánimo más que el necesario, y ahora su trabajo tendría que llevarse a cabo bajo la supervisión de un muchacho desbordante de ánimos.

     

    Matías le había hecho una pregunta seca, a la que respondió con un alzamiento de sus hombros. Era obvio que si estaba preguntando ahí por un sanador llevando puesta una bata blanca la cual no le favorecía en nada, era porque se trataba de un aprendiz. Así que sin más y habiendo tomado aquello como una invitación a pasar, se adentró al box para comenzar sus labores.

     

    Notaba como una joven ya estaba siendo dada de alta en aquel momento, agradeció al Dios en el cual no creía por quitarle una molestia más de encima. Ciertamente Leah se mostraba agradecida, pero Eliot miraba a todos los pacientes como maniquíes listos para experimentar, cosa que no se le iba a permitir del todo. Sólo fantaseaba.

     

    La estancia dentro de aquella área resguardada de curación había sido corta, ahora se encontraba junto al empleado que había atendido a su llegada en la sala de descanso, a la espera de nuevos heridos, o en el caso del Black Lestrange, nuevos dolores de cabeza. El pelinegro permanecía cerca, pero las sombras proyectadas en los muros le ayudaban a ser ignorado, cosa que le tranquilizaba por el hecho de esquivar socializar con alguien fuera del plano laboral.

     

    De reojo notó como otra fémina se cambiaba de atuendo con un movimiento mágico, pero no se detuvo a tratar de identificarla. En esos momentos suplicó dentro de sí por los cigarrillos que no cargaba consigo. Esperar no era una de sus cosas favoritas, por el contrario, era una de las que más odiaba.

     

    Parecía que el trabajo se abría paso como estampida al cabo de un largo rato, pues un cuerpo sin movilidad había hecho aparición sobre una de las camillas. Dejándose notar nuevamente por Mathías le siguió para adentrarse al box y poder comenzar a ayudarle, aunque los únicos deseos que tenía en ese momento eran de no estar ahí.

     

    El cuerpo femenino parecía gravemente herido por quemaduras, pero antes de curarlo se necesitaría algo mucho más avanzado. Eliot estaba a punto de presenciar una resurrección por primera vez, cosa que no lo emocionó más de lo debido pero que le hizo centrar su atención.

     

    Poco después de que el hombre realzara el conjuro para revivirla, Ashley parecía bromista y hasta le sacó una media sonrisa a Eliot. ¿A quién se le ocurría hacer bromas después de haber estado muerta? Bueno, al parecer a ella y unos cuantos locos más.

     

    Comparado con la vez anterior todo esto parecía un paseo por el parque para el Haughton, quien se sorprendió al notar que la mujer sólo necesitaría una poción para poder irse. De momento extrañaba la sangre y las heridas que dejaban huesos a la vista, pero se conformó con lo aburrido que resultaba ver a una paciente tomarse una poción curadora.

     

    ¿No cree que necesite algo para sus quemaduras? —preguntó sin estar seguro. Pudiera ser que la pócima acabara con todo de una vez, pero tal vez también se le pudo haber pasado por alto. Aquella interrogante salió en tono ronco, pues había sido lo primero que salía de sus labios desde su llegada.

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  6. ¡Hola clase! No saben el gusto que me da poder darle comienzo al siguiente nivel de una de las clases que más me gusta. También me siento emocionado por poder hacer algo distinto a lo que he venido realizando hasta ahora, pues ya he leído la clase y bueno, espero haber podido entender todo hasta ahora.

     

    Les hablo un poco de mí, aunque no me guste mucho. Me llamo Luiggy, como dice mi Nick actual que espero cambiar pronto. Estudio Diseño Gráfico, voy a mitad de la carrera y me dedico a lo que me gusta y eso me hace muy afortunado. Entre mis aficiones está escribir, leer, escuchar música, el cine, salir con amigos y por supuesto el arte y todo lo que va en el ámbito visual. Soy venezolano, de Mérida. Llegué al foro gracias a una amiga y me quedé porque me gustó mucho todo, antes era mucho más activo en el puntocom, ahora sólo me paso por allá de vez en cuando.

     

    Mi personaje del rol general se llama Eliot, es un poco sombrío y bastante orgulloso. No teme decir ni hacer lo que se le venga en gana, está acostumbrado a tratar a los demás con antipatía y le hostiga todo tipo de trato con otras personas, prefiere la soledad. No es para nada sociable, en fin, es todo lo contrario a mi persona. Sin embargo, me resulta muy divertido escribir sobre él.

     

    Creo que esto es todo, y bueno me paso a dejar la primera tarea. Me gustó bastante escribir sobre un personaje nuevo, y si les doy mi opinión puedo decir que me encanta la trama que han creado para la clase, de verdad que será muy estimulante escribir sobre esta historia. ¡Saludos! :D

     

    FICHA:

     

    Nombre del personaje: Allan Tyler

     

    Edad: 14

     

    Nacionalidad: Estadounidense

     

    Descripción Física: Delgado y alto, puede pasar por un niño de doce años fácilmente. Su cabello es rojizo cobre, ondulado y más o menos largo. Sus ojos son verde claro, con pestañas bastante largas. A pesar de su notoria delgadez, puede emplear el máximo de su fuerza sorprendiendo a las personas que le observen. Su piel es blanca pálida y en la mejilla lleva una cicatriz, por lo general sus uñas siempre poseen los bordes marcados por la suciedad.

     

    Su vestimenta tiende a ser sencilla, la mayoría de las veces jeans con rodillas rotas y camisetas holgadas bastante escuetas, que dejan a la vista el par de huesos en relieve que se asoman en su costillar. En la espalda siempre lleva una mochila de cuero negra, que parece tener un peso considerable.

     

    Descripción Psicológica: Habiendo pasado por infinidad de problemas apenas siendo un niño, desarrolló una actitud desinteresada, pero madura ante el mundo. No hay nada más importante para él que un amigo verdadero, sin embargo para que le dé ese título a alguien suele ser complicado. Con un coeficiente intelectual elevado, podría incluso ante cualquier ser humano parecer un ser superdotado de habilidades cognitivas. Hace daño a quien daño le hace y la venganza es uno de los defectos más grandes que lleva dentro.

     

    Contaminado: NO

     

    Historia: Allan se enfrentó a las adversidades de la vida desde que tuvo uso de razón, pasando por un trauma tras otro a medida que pasaba cada día. Es el producto de una madre despreocupada y un padre al que nunca conoció. Su progenitora con nacionalidad inglesa se escapó de una acomodada familia en Londres, puesto que quería realizar su sueño de vivir en la gran manzana del mundo, dejando atrás su antigua vida y sin nunca pensar en recuperarla.

     

    El viaje le resultó más difícil de lo que se esperaba y su oficio para subsistir se trataba de dar amor a numerosos hombres cada noche, a cambio de sumas de dinero que a duras penas alcanzaba para poner el pan sobre la mesa.

     

    El sitio de encuentro de aquella trabajadora incansable era su propia habitación, rentada en un barrio bajo de la ciudad donde la lluvia de disparos en la madrugada podía indicar más o menos la hora, como las campanadas de una iglesia.

     

    El niño por su parte siempre en la cama pequeña de un rincón, dividida a penas con una cortina que no obstruía mucho la visión al resto del cuarto. A los nueve años de edad y sin terminar aun la primaria escapa de su casa, repitiendo la historia de su madre en un nivel más cercano a la miseria. No soportaba aquella vida, y su cansancio tarde o temprano saldría a flote obligándole a huir lejos.

     

    Viéndose en esa nueva situación jamás volvió a ver Jhoa Tyler, su madre, y tampoco hizo el intento para llevar a cabo el reencuentro. Su hogar posteriormente tuvo lugar entre callejones oscuros y cavidades entre depósitos de basura, a pesar de la precaria situación siempre buscaba la manera de instruirse sobre la situación actual de su país. Tomaba periódicos de las calles que le recordaban su condición, pues debido a las andanzas de su madre él había nacido infectado de VIH, viéndose obligado a sobrevivir desde su llegada al mundo.

     

    Un día su vida dio un giro de ciento ochenta grados, cuando una banda de altos presos convictos escuchó de sus habilidades para la creación de trampas y armas, encontrándolo y reclutándolo. El jovencito violaba la seguridad de tiendas y supermercados con la intensión de conseguir comida, también farmacias y hospitales con la intensión de surtirse de los fármacos necesarios para subsistir, eso acompañado de su capacidad para escabullirse le había creado la fama suficiente para que éstas personas de interesaran en él.

     

    No puso mucha resistencia tras las palabras de convencimiento de aquellos personajes, además sabía que resistirse no serviría de nada, puesto que podían llevárselo a la fuerza cuando ellos quisieran. A pesar de la hostilidad de aquel acto de secuestro, aquel grupo fue lo más cercano que tuvo a una familia. Rodeado de sustancias ilegales que nunca probó, fue enseñado a la creación de armas, explosivos y dispositivos sofisticados para enfrentarse a situaciones forzosas.

     

    Una noche tras una discusión que le proporcionó una cicatriz en la mejilla, suministró uno de los tóxicos que él mismo había creado en secreto a las bebidas y cigarrillos de los integrantes de aquel grupo. Dejándoles sin conocimiento a todos y abriéndole el camino para matarle uno por uno, sin dejar rastro, esa medida sería la única forma de verse fuera de todo.

     

    De nuevo su hogar eran las calles, pero ahora estaba provisto de un número elevado de artilugios que le llevó un par de años perfeccionar, todo bien distribuido en una oscura mochila que nunca se quitaba de la espalda.

     

    Cuando la cura para el VIH llegó, pensó que su vida tendría un poco más de sentido. Esperó un tiempo pronunciado para dejar las cosas en orden y encontrar un lugar seguro para su morral, luego se encaminaría para neutralizar aquel virus que llevaba en su sangre. Se le pasó la idea por la cabeza de que quizás su madre haría lo mismo, corriendo el riesgo de topársela en algún momento, pero conociéndola seguramente sería una de las primeras en inyectarse la dichosa vacuna.

     

    Faltando poco para formar parte de las filas kilométricas de personas, sacó una pantalla de unas tres pulgadas que llevaba en un costado de su bota. Las noticias que estaba viendo en aquel dispositivo le hicieron dudar de inmediato, daba su habilidad de deducción se pudo dar cuenta que algo no andaba bien.

     

    Estando en su escondite, mucho más amplio que las brechas entre basureros, comenzó a investigar sobre el tema. Se metía en redes y violaba seguridad con códigos, todo esto a distancia. Bregó hasta dar con el meollo del asunto y la final sus hipótesis habían sido correctas, ahora la humanidad se enfrentaba a una amenaza mucho más aguda que la que él mismo llevaba en sí. Al parecer una nueva era, llena de virus, químicos, tecnología y muerte se abría paso rápidamente y él estaría involucrado de alguna u otra manera con todo aquello.

     

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  7. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Mazmorras ~

    Había pasado cierto tiempo desde los últimos acontecimientos vividos en el hospital. A medida que veía la sangre perderse entre espirales mientras se duchaba, hacía reflexiones del por qué había inscrito su nombre para ser aprendiz de aquel empleo. Ciertamente se había dado cuenta de que el autocontrol que tenía que emplear era mucho mayor que el de soportar a un molesto familiar, o a una fémina admiradora suya que por equis o ye motivo le impidiera llevar a cabo sus deseos.

     

    Trabajar en las mazmorras le producía cierto placer a la vez, y sus pensares se retorcían como el lazo del diablo bajo la luz del sol. Se daba cuenta del conflicto entre placer y obstinación que le daba su desempeño en aquel lúgubre lugar, pues las mazmorras era donde su trabajo tenía lugar. Al salir de la ducha se secó y se vistió, listo para encaminarse hacia una nueva jornada.

     

    Una vez estando allí de nuevo la sonrisa apareció en su cara, quejidos, lamentos y sollozos formaban lo que para el Haughton era pura música de la mejor calidad. Todo era exactamente igual a la última vez, pero ahora un poco más intensificado. Seguramente ahora sus servicios serían más necesarios, por lo que las ganas de ver inerte y sin pulso a alguien tenían que ser transformadas por los deseos de no permitir que su vida se escapara.

     

    Caminada poco a poco y sus botas hacían un contra bajo ayudado del eco en el sitio, miraba expectante hacia la derecha e izquierda, también observaba al fondo en busca de un sanador al cual ayudar en sus labores diarias de salvación o curación, incluso resurrección. Quería aprender todo lo necesario para todo esto, ya que ese era uno de los principales motivos por los cuales se había interesado en trabajar en el área.

     

    Aprovechó un momento de silencio y alzó la voz —¿Algún sanador? —la pregunta se repitió por los muros un par de veces. Esperaba poder completar su trabajo pronto y así no verse atosigado a finales de mes, pues llevaba a cabo otras labores totalmente distintas y necesitaría tiempo para todo.

     

    Parecían que todos estaban ocupados con algún paciente, por lo que se vio en la obligación de repetir su anunciación. —¿Hay alguien? —dijo soltando sus manos abiertas sobre los costados de sus piernas, ya estaba empezando a sentirse ignorado y eso no le agradaba en lo absoluto. Ahora con el ceño arrugado esperaba que alguien se dignara a responderle para pronto poder iniciar.

  8. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Observó a la empleada de reojo, mientras notaba como ésta le ponía el sello ministerial a su solicitud. Al parecer los tres segundos que había tardado en cerciorarse de la legitimidad de aquel documento, le habían parecido milenios al Haughton. ― Tengo otros asuntos que resolver ―soltó con palabras de presión, puesto que la dichosa oficina lo empezaba a atosigar.

     

    «No sé cómo pueden estar aquí todo el día» dijo en sus pensamientos mientras rodeaba el lugar con la vista, haciendo una mueca de poco gusto a medida que la observaba. Tenía que regresar a la sección de la cual había venido y seguir esperando los resultados de sus otros asuntos en aquella amplia pero claustrofóbica edificación.

     

    Ahora la chica que llevaba por nombre May empezaba a desvariar, o por lo menos esa era la única explicación lógica que Eliot le dio ante su comportamiento y las cosas que decía. No parecían tener sentido alguno, pues de por si la había visto una sola vez produciéndole una jaqueca motivo de sus comportares infantiles.

     

    Lo siento, me debe usted de estar confundiendo… ―la miró a la cara luego de decir eso, y el brillo de los ojos exigía ponerle un punto y final a la charla. ― Si todo está en orden, me retiro ―asintió a las demás presencias y a la misma fémina que le atendió, a la que después le hizo una mueca de desdén justo antes de salir. Un golpe sordo sonó por el golpe que dio la puerta al cerrarse; eso había sido todo por ahora.

  9. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Estando a la espera de los resultados en otros trámites, se le cruzó una idea por la mente. ¿Por qué no aprovechar y hacer otra de las formalidades que jamás se había dignado a terminar? Ir al ministerio le resultaba en extremo tedioso, por lo que le hizo caso a su idea y se encaminó hacia otro departamento de aquella edificación.

     

    Bajó una planta desde el lugar donde estaba y los letreros le empezaban a indicar que estaba cerca, al parecer no tuvo que moverse demasiado, por lo que agradeció al no correr el riesgo de encontrarse alguna molestia parlante en el recorrido.

     

    Ahorra su caminar le llevaba hasta el fondo de un pasillo más o menos estrecho, al final del mismo una bruja parecía ser la responsable de la información, en medio de la división hacia dos caminos distintos. Al estar en frente de su escritorio miró a ambos lados, no prestó atención alguna al recibimiento de la empleada. Su vista le había hecho saber cuál era el camino correcto sin necesidad de oírle, y comenzó a caminar hacia la separación izquierda del aburrido departamento.

     

    Teniendo la nueva puerta en sus narices la abrió sin ni siquiera anunciarse, para su sorpresa estaba vacía lo que le beneficiaba en el hecho de que su trámite sería rápido o al menos eso era lo que él esperaba. Dentro sólo estaban las empleadas teniendo una conversación que claramente fue interrumpida por su llegada a la oficina. — Buenas… —Dijo a secas. Podía ver cómo una de las mujeres dentro tenía una obsesión con sus uñas y le reconoció de inmediato, rogó al cielo en el cual no creía que no le atendiera dicha fémina.

     

    Se acercó a la mesa más cercana, ésta tenía forma de rectángulo alargado con suficiente espacio para poner sobre ella todas las pilas de formularios. Mientras las mujeres permanecían enmudecidas, él recorría la vista por todos los papeles hasta que sus orbes leyeron el título indicado: Registro de Brujas y Magos Extranjeros. Lo tomó y de inmediato empezó a llenarlo, ahora alguien parecía hablarle pero su concentración estaba enfocada en la pluma y el papel. No quería hacer aquello dos veces, así que no escuchó más que palabras ahogadas.

     

    «Si me sigue interrumpiendo no podré llenarlo bien…» Pensó refunfuñando mientras el sonido con la punta metálica de la pluma trastumbaba en sus tímpanos. Un golpecito indicó que el último punto y final había sido escrito, se enderezó y releyó todo. Cerrando los ojos momentáneamente en medio de un suspiro, estiró su mano para hacer entrega de su petición.

     

    Ministerio de Magia

    Departamento de Cooperación Mágica Internacional

    Confederación Internacional de Magos, Sede Británica

     

    Ficha de registro de Brujas y Magos inmigrantes

     

    Nombre: Eliot Black Lestrange Haughton

    Ficha: Ficha de Eliot

    Nacionalidad: Egipcia

    Motivo de inmigración: Teniendo padres británicos mi nacimiento se celebró en Egipto durante una estadía pronunciada de dichos progenitores. Viví mis primeros años en mi país de origen pero por motivos políticos y conflictos bélicos civiles bastante graves se decidió regresar para poder llevar a cabo una vida normal.

    Situación actual en Gran Bretaña: Aprendiz en San Mungo, Estudiante de la Academia de Mágia.

    Finalmente al poner en las manos de la mujer la ficha, pronunció calmadamente esforzándose por no hacer más notoria su obstinación.

    ¿Todo en orden?

  10. Buenas tardes, noches o madrugadas según corresponda. Como se puede notar por la rapidez con la que me paso a dejar respuesta, estoy bastante entusiasmado con la clase. Espero que los conocimientos que obtenga aquí lleguen para quedarse, porque la verdad me interesa mucho la parte de duelo; la de rol también porque amo escribir, pero como ustedes han dicho la fusión de ambos es lo mejor y estoy de acuerdo con eso.

     

    Vengo migrando del puntocom, como varias personas con las que he hablado. Al conocer el foro con todos sus rincones y entenderlo un poco más me ha gustado mucho y pues ahora me paso a diario, y seguiré pasándome mientras tenga el tiempo. Al principio me abrí la cuenta sólo para inscribirme en una postulación, dejé de venir por meses y gracias a una amiga comencé a probar todo y me quedé. La verdad no me gusta hablar mucho sobre mí mismo pero bueno haré un esfuerzo.

     

    Sobre mi personaje podría decir que es muy opuesto a mí, me resulta muy entretenido y estimulante escribir sobre un ser que sea el lado negativo del imán, como le digo. Su nombre es Eliot Black Lestrange Haughton, estoy pensando en un segundo nombre pero eso todavía no está del todo decidido hasta que llegue el momento de cambiar mi Nick. Actualmente es aprendiz en San Mungo, en las mazmorras. Él es frío, soberbio y con un egocentrismo bastante elevado. Poco le importa parecer un ser educado y siempre anda diciendo y haciendo lo que le place, ahora entenderán más mi afán por aprender mejor sobre duelos ¿verdad? Podría definirlo, si se me permite, como un personaje poco usual y me alegra que a varias personas que conozco les guste leerlo como a mi escribirlo.

     

    Sobre mí: Me llamo Luiggy, como está en mi Nick actual y soy venezolano, de Mérida. Voy en el quinto semestre de Diseño Gráfico, carrera que me encanta estudiar y siempre había tenido entre ceja y ceja lograr entrar a la universidad por dicha área.El arte me fascina, la música es algo que no puedo dejar de escuchar un solo día. Soy cinéfilo aficionado, viviría feliz viendo y criticando todo tipo de películas; el anime también me encanta y mi favorito es Death Note. Me gusta salir con mis amigos y hablar sobre cualquier tema. Tengo 21 años de edad. Amo la ficción y la distopía en general, es por eso que la mayor parte de los libros que leo se tratan de ese género.

     

    Creo que ya hablé mucho y eso que decía que no me agradaba describirme, pero bueno creo que esa era la idea. En fin me despido y espero tener una buena relación por lo menos off rol con todos, ya que como les dije mi personaje es un tanto difícil de llevar, sin embargo me gustaría rolear con cualquiera de mis compañeros o profesores. Mi Skype es: luiggygabriel, no uso yahoo. Y claro que también me pueden escribir MP’s. ¡Hasta pronto! :D

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  11. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Antes de haberse dirigido al sofá había notado que un joven de cara conocido estaba dentro, no le prestó atención a su presencia y seguía su caminar directo a la relajación, la que seguramente luego sería interrumpida.

     

    Había más personas, pero sólo en su rango visual se dejaron ver como siluetas. Hasta que aquel rostro extrañamente similar a alguien o a algo le habló. Parecía que se presentaba con amabilidad.

     

    El joven Black Lestrange le miró por medio segundo y redirigió su vista al frente, si no era necesario hablar con alguien era mejor no hacerlo y la educación parecía lo que menos le preocupaba.

     

    Puso sus hombros de forma lineal hacia adelante y continuó dando pasos lentos, creía que aquello había sido suficiente para esquivar la molestia de tener que hablar pero no fue así.

     

    Escuchó como Ishaya mencionaba un nombre que no era el suyo, pero de igual manera se dirigía hacia él. — Eliot es mi nombre, no ese que dijiste —su mirada sobre los ojos del muchacho había durado lo que un estornudo, y al cabo de un par de segundos ya estaba desparramado en el sillón.

     

    A pesar de la bienvenida no se detuvo a entablar conversa, no era la primera vez que estaba en la sala común pero hacía mucho tiempo desde la última vez que había entrado. Dar aquellas sencillas explicaciones no le costaba nada, pero sus ganas no estaba en la mejor de las situaciones.

  12. Eliot Black Lestrange Haughton

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    Un rastro de huellas translúcidas quedaban tras su caminar, pues sus botas de cuero estaban mojabas junto al resto de su vestimenta. Eran raros aquellos días en los que se adentraba en la sala común, pero en ocasiones ningún lugar era lo suficientemente capaz de mantenerlo en serenidad por más de un par de horas. Como era su obligación asistir a las clases de la academia, no podía hacer lo acostumbrado y pasear de noche en soledad por la humedad de los bosques.

     

    Durante su pausado caminar por aquella zona estudiantil se topó con algunas caras que le resultaban conocidas, más no se impuso recordar de dónde ya que era sólo una mera sensación. Quizá de algún hueco nocturno en el Callejón Diagon, o lo más seguro una de las tantas personas que inspiraban su obstinación a diario.

     

    Continuó avanzando y su objetivo era un lugar en el cual ponerse cómodo, algunos de sus mechones aún escurrían agua gota a gota. Ninguna de las presencias le inspiraba confianza, y por un minuto se sintió acorralado, preso de miradas que le provocaban claustrofobia. No se detuvo a observar demasiado su entorno, por lo que luego le resultaría difícil conservar en la memoria aquel lugar que para tantos seres era el más acogedor de todos.

     

    Un sofá vacío cautivó su atención y sin pensarlo dos veces emprendió camino hacia él, tiró su chaqueta negra al piso y peinó su frío cabello hacia atrás usando los dedos. Se desparramó por completo suspirando a la vez entre un gesto malicioso, pretendía encontrar ese lugar solo, pero los murmullos de los hechiceros ocupantes no le dejaba concentrarse en sus ideas.

     

    De nuevo aquel sentimiento de repulsión apareció entre sus venas, recorriendo todo su torrente sanguíneo. Sin embargo, el control vino casi de inmediato y cerró los ojos para enfocarse en sus adentros. Rabia también tenía, eso era seguro.

     

    Notó una hoja de periódico en el suelo y vio cómo una fotografía se movía, lo recogió y leyó un par de párrafos. Al parecer la captura de indeseables en los últimos días se había hecho más frecuente, puso los ojos en blanco después de concluir su lectura y lanzó el papel hecho bola detrás del sillón. Sacó un cigarrillo de la cajetilla en sus bolsillos y levantó la mano para encenderlo.

     

    ¿Se puede verdad? —Preguntó con frialdad a nadie en específico, pero con la suficiente elevación en la voz como para que alguien respondiera ante su altanería.

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  13. Un dolor en su pecho lo alertaba sobre su estado actual, aquella confrontación estaba extendiéndose en el tiempo. El calor aumentaba las ganas de ponerle fin a todo eso, pero no quería irse de otra forma que no fuera con la frente en alto. Su orgullo no sería afectado por un adolescente de quince años, que a pesar de su rapidez destilaba miedo junto con su transpiración.

     

    Pudo ver cómo su rival convertía su reloj, ahora tomaría la forma de lo que era necesario para contrarrestar el veneno de la hermosa viuda negra. El veneno del arácnido había hecho rápidamente su trabajo, pero ahora sería interrumpido por aquel acto de sanación.

     

    Eliot entrecerró los ojos con un poco de incomprensión en ellos, pero de nuevo no se detenía a comprobar sus pensamientos. Sin embargo, notaba como aquel rival agotaba su arsenal y esto le devolvió el semblante de soberbia a su rostro. Al ver que Vrael iba a dirigir un nuevo ataque se anticipó con suma agilidad a pesar de sus heridas y apuntándolo gritó.

     

    — ¡Silencius!

     

    En el acto las palabras de Vrael fueron ahogadas quedando simplemente en un sonido de “Mor..” El hechizo que Vrael iba a realizar no pudo ser pronunciado, por lo que Eliot se dispuso a hacer su siguiente movimiento.

     

    Quería atacar, eso será seguro, pero dadas las circunstancias una nueva punzada en su pecho le recordó que aun hacía falta algo. Apuntándose a sí mismo como si de un puñal se tratara pensó.

     

    — Episkey…

     

    De inmediato la tranquilidad vino de la mano de un suspiro. La fortaleza en su cuerpo regresaba por completo y ahora la energía era la suficiente como para seguir durante todo el día. Poseía nuevamente una blanca sonrisa y en los ojos el brillo peculiar que caracterizaba sus deseos.

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  14. Muchas gracias por la aclaración :) Ahora tengo otras dudas:

     

    Con el hechizo Zancadilla, ¿Es necesario aplicar un Finite para soltarse del suelo? La descripción del hechizo dice que lo amarra de los tobillos, si se diera el caso de que lo usara para intercalar otro efecto quedando este anulado, ¿El mago tumbado tendría que usar Finite antes de volver a atacar o lo puede hacer aun amarrado al piso?

     

    ¿Si no se aplica un segundo Episkey antes de que terminen los tres turnos después del impacto el mago afectado muere?

  15. DUDAS:

     

    1. He visto un error de redacción en la respuesta de Vrael en el duelo. El expone que su reloj se transforma en un bezoar pero lo dice de la siguiente manera: "En el acto el reloj cambio de forma y de composición, ya noera un instrumento para consultar la hora, ahora no un bezoar, el cual procedió a injerirvía oral inmediatamente" Lo copié textualmente.

     

    Mi pregunta es (Independientemente de que sea con Vrael o con otro adversario en el futuro) ¿Puedo anular el efecto de su Morphos evitando que se cure? Por ejemplo, diciendo en el rol que lo que se comió no fue un bezoar. Debido al error en la descripción de su hechizo.

     

    2. Esta es más simple, ¿Cuántos Episkey son necesarios para sanar un Sectumsempra? Se tendría que aplicar el mismo número para curar un Seccionatus? De tener que usar más de uno, ¿cómo afectaría eso el resultado final de un duelo?

     

    Eso es todo. Ya tengo listo el rol para el duelo, así que estaré pendiente de su respuesta para postearlo. ¡Saludos! :)

  16. El rayo asesino viajaba directo al pecho de Eliot, el intercambio de aquellos hechizos había hecho que ambos dieran en su objetivo sin poder aplicar defensa alguna. Miró a su adversario y éste se veía bastante afectado, lo que hizo que en su boca apareciera una blanca sonrisa llena de malicia. Aquel gesto no se detuvo a pesar de las heridas que él mismo tenía ahora en el pecho, que empezaba a despedir sangre por el daño.

     

    Al parecer la temperatura en el lugar aumentaba, haciendo que una gota de sudor bajara por una de las sienes de Eliot. El ambiente se tornaba totalmente bélico con cada segundo pasaba, provocando que la furia transitara por todas una de las venas del Black Lestrange.

     

    La actitud de su contrincante lo irritaba sobre medida, y agradecía al cielo de poder estar en una situación en la que pudiera desquitarse. — ¡Jah! Parece que tienes un hechizo predilecto ¿no? —pronunció apoyando una de sus rodillas en el piso para evitar caer.

     

    — ¡Morphos!

     

    Dijo con fuerza apuntando a la parte baja de la ropa que llevaba puesta Vrael, aquella vestimenta no era otra que la que indicaba la moda de los jovenzuelos muggles. Los pantalones empezaron a mutar en el acto, vibraban con fuerza al principio para empezar a romperse por las costuras luego. El tamaño de la prenda se disminuyó considerablemente para empezar a tomar la forma de un arácnido.

     

    Ahora totalmente de un negro brillante había sacado ocho patas, y con la rapidez en la que se transformó en Viuda Negra, picó el muslo de Vrael enterrando sus colmillos que eran muy capaces de perforar piel humana. Lo siguiente que el chico sentiría sería un dolor bastante intenso en la zona. Mientras el veneno diez veces más poderoso que el de una serpiente de cascabel empezaba a viajar por su cuerpo rápidamente.

     

    La mancha roja en forma de reloj de arena que llevaba la araña encima, le hacía pensar a Eliot que el tiempo estaba por terminarse. El duelo no duraría mucho dados aquellos acontecimientos, eso era lo que él pensaba, tendría que permanecer alerta para saber si estaba o no en lo cierto.

     

    — Episkey…

     

    Pensó apuntando a su pecho, tomaba la varita fuertemente para cerciorarse de que su herida sanara correctamente. Empezaba a sentir alivio inmediato al dolor que jamás demostraría tener, la sangre se detenía al mismo tiempo que las heridas cerraban. Ahora la fuerza y estabilidad volvían a su cuerpo poco a poco.

     

    Aquel acto de curación le hizo pensar que su contrincante no se había dirigido el arma al pecho, para sanar las aperturas hechas por aquellas medias lunas. Sin embargo no se detuvo a comprobarlo, simplemente quería terminar pronto con aquel combate y si sus heridas seguían abiertas las consecuencias se dejarían ver pronto.

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  17. Eliot Black Lestrange Haughton

    Ya la risa había cesado, todo sonido en su entorno se fue ahogando por completo mientras observaba el resplandor celeste del cielo. Si hubiera sido una vista nocturna hubiera podido pasar horas ahí tumbado, pero esta vez su observar se concentraba en la nada. Sin mirar algo en específico simplemente mantenía sus orbes abiertas sin parpadear.

     

    Extraños pensamientos surgieron, como si de repente el piso se convirtiera en una sala de interrogatorios criminales. Recordaba algunos hechos del pasado, de su infancia. La broma que le había jugado a su compañero no era por mera mezquindad, al contrario, sus bases estaban bien soldadas años atrás cuando otros magos hacían con él cosas peores.

     

    Los cabellos de su frente ondeaban como una bandera ligera bailando al ritmo de la brisa marina. En sus ojos no cabía más luz que la del mismo cielo, lo miraba sin prestarle atención a la vez. Como se trataba de las primeras veces que le ocurría aquello, no era fácil despegarse de los recuerdos en ese preciso momento.

     

    Era una sensación extraña, porque no se trataba de tristeza. El sentir era muy parecido a una justificación propia de su personalidad, claro que nadie jamás se enteraría de eso y por ende la comprensión de alguien nunca aparecería con facilidad.

     

    Uno de los defectos con los que cargaba, era la habilidad de desprenderse de cualquier situación con tal sólo un recuerdo o pensamiento. Ahora mientras aprendía vuelo le había sucedido y aunque parecieron horas, ni siquiera sobrepasó el minuto. El color negro que invadía su visión pronto se tornó nuevamente en el azul del cielo, aquel momento en el que volvió al aquí y ahora le hizo dibujar una sonrisa en su rostro.

     

    El Black Lestrange no conocía la definición de la palabra arrepentimiento, en su diccionario no tenía lugar tal descripción. En cambio la venganza ocupaba prácticamente la mitad de cualquier significado, sin importar con quien lo pusiera en práctica pues todos los seres eran exactamente iguales para él. Totalmente llenos de pudrición.

     

    Su sentido de la audición también comenzó a funcionar correctamente, por lo menos ya estaba completamente en dentro de sí. Se sentó apoyado en las palmas de sus manos y se pudo dar cuenta de cómo sus profesoras se dividían responsabilidades, aun sin quitarse la sonrisa irónica del rostro negó con gracia al observarlas.

     

    Aimé se había arrepentido de participar en la carrera, entonces se fue con alguien que parecía siempre estar deprimido. Por su parte Agatha se acercaba con severidad hacia él y Vrael, los responsables del pequeño alboroto de la competición nunca terminada. — Y no sabe cuánto eh… —esbozó entre risas el peligro, pues la Gryffindor les preguntaba con sarcasmo si se habían divertido.

     

    Ahora un desafío se abría paso por parte de su profesora. — Interesante propuesta —gesticuló con mezquindad, y montándose en la escoba le siguió lo más cerca que pudo. Si el cabello de la mujer hubiera sido más largo, quizás le hubiese hecho costillas en la punta de la nariz. Al estar junto a los demás y habiendo llegado primero, simplemente alzó sus cejas de modo victorioso con odiosidad. Estaba nomás indicando que él había ganado.

     

    El torbellino de recuerdos y pensamientos que había tenido hacía unos minutos atrás, hizo que su egocentrismo y altanería aumentara al menos en un cien por ciento. A la vez, todo rastro del pasado ya se había borrado de su consciente nuevamente. Cualquiera pudiera calificarlo como una gran anormalidad, pero Eliot estaba seguro que no se trataba más que de una virtud que pocos humanos poseían.

     

    Volteó la vista emblanqueciendo sus globos oculares, pues era el momento en el que Agatha extendía la clase diciendo que volarían sobre la academia. De seguro para los demás sería algo magnifico, pero ya el Haughton quería ponerle fin a todo de una buena vez. Por consiguiente se dispuso a seguir a los demás, teniendo el presentimiento de que el final se acercaba.

     

    No se había bajado de la Nimbus, más bien mantenía una elevación poco pronunciada. Pero a medida que los demás se alejaban se mantuvo en solitario tras la clase. El celeste del cielo empezaba a tornarse violeta, con algunas zonas naranjas haciendo ver que la tarde empezaba a anunciar la puesta de sol.

     

    Él por su parte mantenía el ceño arrugado, ya le empezaba a parecer tedioso todo lo que sucedía. El objetivo de esa parte de la clase era aprender a usar correctamente la escoba, pero ahora todo se había transformado en una despedida cursi y melancólica recorriendo las alturas de la edificación.

     

    «Como si no fuésemos a regresar…» Pensó.

     

    Algunos curiosos se asomaban en las ventanas desde otras clases. Observaban el desfile volador con suma expectación, pues era poco usual que eso se hiciera. Por su parte el joven obstinado se enfocó en uno de los grupos y les enseñó el dedo medio, achinando sus ojos por la risa hipócrita que acompañaba tal acto.

     

    Una bandada de aves se veía a gran distancia, formando muchas V negras en la lejanía del horizonte enrojecido. Todos las miraban bastante alegres y las señalaban, Eliot se imaginó un grupo numeroso de buitres carroñando algún cadáver exquisito para ellos.

     

    El paseo llegaba a su fin y entonces inclinó su escoba hacia adelante para comenzar a bajar, un vértigo ligero acompaño su descenso. Sintió como si sus tripas fueran haladas hacia adentro por un momento. Pisando el suelo acomodó su chaqueta y se puso la capucha de la misma, dejó la escoba tirada para que el perdedor de la carrera anterior hiciera su trabajo.

     

    - OFF -

     

     

     

    Me gustó mucho escribir este rol, de verdad. Estuvo muy buena la idea de salir a los exteriores de la academia, me pareció muy estimulante para escribir. A mi ficha no le hicieron correcciones, pero te todos modos les dejaré el link junto con las dos partes de mi examen de vuelo. ¡Saludos! :)

     

    Ficha de Eliot

     

    Examen de Vuelo Parte 1

    Examen de vuelo parte 2

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  18. Eliot Black Lestrange Haughton

    La saeta de fuego sería la escoba elegida, era veloz y una de las últimas que habían salido en el mercado, incluso los jugadores profesionales de Quidditch la usaban en partidos importantes. Sus ojos estaban iluminados, aquella prueba sería pan comido con el sofisticado artefacto. Estiró la mano para tomarla y una chica de sonrisa irritante se le adelantó y la tomó una milésima de segundo antes que él.

     

    Le quería saltar encima y estrangularla, pues era muy notorio que él ya la había elegido. Sin embargo, ella se escudó con una sonrisa de ojos achinados disculpándose tiernamente. Eliot traqueó su cuello volteando los ojos, no quería formar un alboroto y reprobar la prueba por la cual se había adentrado hasta aquellas instalaciones.

     

    En el momento dos personas más tomaron escobas, el Haughton buscó control dentro de sí, pues le habían dejado la peor escoba de todas. Quería agarrarlos por el cuello a todos, pero apretó los puños para liberar algo de presión y tomó de mala gana la Cometa 280. Esa escoba era la que menos llamaba su atención, no estaba en mal estado, pero no era para nada moderna.

     

    «¡Bien! Es hora de que el juego comience» sentenció en su mente. Aquellos sencillos pasos que la instructora les había dado se le grabaron en la mente bastante bien, eran nociones básicas, no olvidaría nada. A demás, él anteriormente ya había tenido experiencia volando. Sintió un presentimiento, imaginó que la prueba a lo mejor no estaría del todo sencilla, pero hizo un gesto mostrando que no le importaba lo que viniera y se montó en la escoba para empezar. Su turno de presentar había llegado.

     

    Tomó la Cometa fuertemente con ambas manos y dio una patada al suelo para comenzar, tal cual le habían dicho que hiciera. Sacudió su cabeza a la derecha para apartar unos mechones que obstruían algo su vista, frunció el ceño y salió disparado por aquel campo encantado. A medida que avanzaba su elevación aumentaba, de repente se encontraba a unos veinte o veinticinco metros de altura. Comenzó a maniobrar su escoba para que notaran el buen manejo que tenía, hizo un par de círculos como si de una montaña rusa se tratara.

     

    Pudo ver unos árboles a lo lejos e imaginó que era buena idea usarlos como obstáculos, algunas pasadas por la derecha e izquierda de los mismos seguidamente, de seguro sorprendería a sus evaluadores. La rabia lo carcomía por dentro, se sentía como un punto de atracción y verse inmerso en ese tipo de cosas iba totalmente fuera de sus convicciones. A pesar de eso siguió poniendo la vista clara en su objetivo, quería terminar de una vez y por todas.

     

    Al acercarse a la concentración de árboles sonrió por lo fácil que le resultaba el examen, sólo algunas piruetas y maniobras que cualquiera con un poco de experiencia hubiera podido hacer. Atravesó las ramas de uno gigantesco para bajar por el tronco hasta el suelo, pero algo interrumpió su vuelo. Un zumbido bastante ensordecedor comenzó a retumbar por todo el lugar, el chico cubrió uno de sus oídos manteniendo la mano derecha en el mango de la escoba.

     

    Seguía a una velocidad considerable y los sonidos se intensificaban, parecía que estaba detrás de él. Sus orbes se abrieron desproporcionadamente al notar un enjambre de criaturas de pequeño tamaño persiguiéndole, parecía como si su escoba dejara una estela de insectos gigantesca a medida que avanzaba.

     

    ¡Jah! Lo que faltaba... —soltó en un tono sarcástico. Los Doxys más cercanos ya estaban a punto de clavarle los colmillos, por lo que aceleró de manera considerable. Ahora tenía que esquivar los árboles pero no por mero gusto, sino por la amenaza en masa que estaba tras de él. Pasó bajo una rama cual velocidad de un rayo, las pequeñeces aladas más próximas quedaron estampadas ahí mismo.

     

    La reciente distracción por poco provocaba que chocara contra otro tronco, pero un desquite inclinando su cuerpo hacia la derecha funcionó de maravilla evitando el impacto. La adrenalina ya se estaba empezando a apoderar de su cuerpo, y ahora todo aquello estaba causando que la prueba pareciera en extremo divertida, aunque en realidad estaba desbordante de peligro.

     

    Un chillido entre risas se escuchó por todas partes, el joven estaba bastante emocionado. Se fue hacia lo más alto de otro árbol y justo antes de que empezaran sus ramas se dispuso a descender dándole vueltas al tronco, una gran cantidad de bichos resultó mareada ante aquel movimiento y dada su confusión dejaron de perseguirle.

     

    El árbol más frondoso estaba haciéndose cada vez más cercano. El Black Lestrange enmarcó una de sus cejas y con una sonrisa en la boca comenzó a pasar por el medio de aquellas ramas, con espacio bastante escaso hacía que las criaturas quedaran aplastadas en la madera y otras le perdían de vista por completo.

     

    Al salir por la copa ya el zumbido tras él era casi nulo, entonces comenzó a descender en línea recta. El verde del césped se hacía cada vez más cercano, sabía que si se detenía en el último momento se libraría de la molestia que restaba. Con bastante fuerza haló hacia arriba la escoba justo faltando poco para estrellarse contra el piso, efectivamente lo predicho había sucedido y un montón de Doxys quedaron ahí simulando una pequeña montaña.

     

    No se detuvo y ahora creyendo que estaba liberado de aquel karma se dirigía hacia donde estaban los demás, de lo que no se había percatado era que uno se había escapado de aquella caía libre. Se enteró al verlo prácticamente sobre su hombro, lo tomó por la cabeza y con la mano izquierda sostenía la escoba. Lo sacudió con fuerza, y momentos después ya estaba decapitado.

     

    Inclinando su escoba hacia adelante terminó de bajar lo poco que faltaba y justo cuando sus botas tocaron tierra firme, dio un frenazo provocando que quedara un rastro libre de césped en el piso. Su respiración era rápida — ¡Wooh, otra vez! —exclamó entre risas tomando la chaqueta que había dejado en el suelo, la puso sobre su hombro y retiró de su cara algunos cabellos. Ahora miraba a la instructora esperando algún indicio de sus resultados.

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  19. El Haughton no podría estar en un lugar que le agradara menos, caminaba por la arena a paso firme y las plantas de sus botas se enterraban varios centímetros. Hacía una mueca parecida a la del asco cada vez que su pisar se hundía aquel pequeñísimo trecho, pero en vez de caminar lento lo hacía con más rapidez. Quería terminar aquello pronto, y aunque la clase de duelo le había entretenido bastante hasta ahora, comenzaba a odiar a su contrincante por elegir aquel desolado lugar para el encuentro.

     

    Eliot iba vestido con unos jeans azul oscuro que estaban rotos en las rodillas a propósito, y una camiseta roja sin mangas bastante escueta. Los guantes negros de dedos cortados hacían que el sudor de la palma no interfiriera en el agarre de su varita. El viento seco pasaba veloz y llevaba algunos granos de arena consigo, haciendo que el cabello negro azabache del chico se moviera en la misma dirección. Caminaba con decisión hasta que pudo divisar la presencia de Vrael, quien ya lo esperaba.

     

    «Pobre…» Pensó en el momento en que vio al muchacho. Hizo una mueca de sonrisa que se inclinaba más a un lado que al otro. Quería salir rápido de aquel sitio tan hostil, pero también quería que el duelo mereciera la pena. Algo de sangre y algunos gritos de dolor inducido harían que aquel momento se tornara sumamente divertido para el Black Lestrange.

     

    El sol quemante desde la mitad del cielo los iluminaba por completo, y de sus ojos azules se escapó un brillo bastante usual que sólo aparecía cuando su perversidad estaba en su máxima expresión. Jugueteó con su arma de madera de Vid pasándola entre sus dedos, haciendo que ésta girara. Se acercó al chico desbordante de buenas vibras y le dio la mano. Le apretó aplicando más fuerza de lo normal, para él aquello era como una advertencia un poco burlona.

     

    Luego de la reverencia elegante que había hecho su oponente, Eliot sólo lo miró con un ojo más grande que el otro haciendo que su boca tomara una forma irregular. Él simplemente se volteó para quedar a una distancia apropiada, la batalla ya estaba por comenzar. Sonó su cuello para buscar comodidad y se preparaba como un cazador esperando a su premio de temporada.

     

     

    — ¡Protego!

     

    Dijo en el momento que ponía su varita frete a él. Un palpitar doble formó un escudo translúcido justo delante de su cuerpo. Aquel rayo cortante fue absorbido por completo gracias a su invocación, que fue totalmente efectiva. Una risa ahogada se le escapó ante aquel gesto inútil y apuntó su varita con fuerza para responder el ataque.

     

    — Seccionatus

     

    Pensó mientras movía su cabeza ligeramente entrecerrando los ojos. Con una fuerza avasallante salieron una docena de medias lunas directo al pecho y cuello de Vrael, todas impactarían en aquellas áreas. De alcanzar su objetivo, las heridas producidas iban a ser graves, causando que la sangre saliera a borbollones de inmediato.

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  20. Eliot Black Lestrange Haughton

    Un ruido inusual se escuchaba en la ventana de su habitación. Era poco frecuente que el Eliot recibiera una lechuza, si no era de algún hostigador anónimo seguramente se trataba de algo que ignoraría como todo lo demás. El reloj marcaba cerca de las siete de la mañana y aquel sonido despertó al muchacho, con los ojos entrecerrados se dirigió a la ventana y tomó la carta. Tenía el sello del ministerio, una eme bastante elaborada sobre cera roja. Se le escapó una mueca de desdén mientras la abría, efectivamente se trataba de su examen de vuelo.

     

    En aquel papel se le indicaba la fecha límite que tenía para adentrarse de nuevo en el ministerio de magia. Tenía que pasar por una prueba para obtener su licencia, y eso era lo que estaba tramitando hacían días atrás gracias a las brillantes ideas de sus profesoras en la academia. Sin más tomó una ducha rápida, se vistió y se encaminó a los establecimientos de aquella institución. No pretendía esperar más tiempo, entre más rápido saliera de aquello era mejor para él.

     

    Eliot iba con una camiseta negra sin mangas, el cuello en V bastante grande dejaba notar el inicio de la partición de su pecho. Unos pantalones de mezclilla azul oscuro, como siempre y en los pies sus botas negras con hebillas metálicas. Lo que completaba aquel atuendo era la chaqueta de cuero también negra, con la capucha puesta sobre la cabeza dejando a la vista algunos oscuros mechones de cabello.

     

    Por suerte había pasado desapercibido entre la multitud que siempre precedía a los departamentos, no quería detenerse a hablar con nadie. Como es sabido el joven repela todo trato con las personas, de no ser necesario. Su caminar se tornó más rápido al estar inmerso en el departamento de transportes mágicos, le indicó rápidamente al primer empleado su propósito y este después de comprobar su inscripción le invitó a pasar.

     

    Un letrero que decía “Consejo Regulador de Escobas” le hizo saber que estaba frente a la puerta correcta, ya iba tarde pero de todos modos pasó al mismo y posteriormente a la estancia en la cual se aplicaría la dichosa prueba. El sitio desbordaba magia por donde se le mirase, notoriamente un encantamiento de extensión había sido aplicado y ahora el joven pelinegro estaba en un campo abierto.

     

    Había césped y también árboles de distintos tamaños. Cualquiera se hubiera detenido a mirar todo, pero él se fue derecho a donde estaban las escobas. Sólo tenía un propósito su visita, y ese era obtener la licencia. Si bien ya había tenido experiencias con escobas en el pasado, había sido de manera ilícita y aquella gran formalidad tendría que por lo menos valer un poco la pena.

     

    Un montón de zarrapastrosas escobas estaban colocadas de manera estratégica a un costado de aquel sitio— ¿Acaso no pueden tener escobas decentes? —balbuceó para sí mismo. La instructora ya había llegado y otros magos también estaban ahí para ser examinados junto con él. Ni siquiera se detuvo a ver si los conocía o no, ahora sólo ponía atención a lo que la mujer con los guantes de cuero decía, pues no quería tener que repetir todo aquel calvario.

     

    Se quitó la chaqueta y la tiró a un lado, quería estar cómodo para maniobrar bien aquel objeto. Obedeció a lo que la fémina del silbato les dijo y se puso al lado de una de las escobas menos desmarañadas. — ¡Arriba! —pronunció gesticulando bastante para que no hubiera error alguno. La escoba subió disparada con fuerza directo a su mano. Tuvo que aplicar algo de fuerza para que no siguiera de largo, pero lo manejó a la perfección.

     

    Seguía escuchando a la mujer hablar con autoridad, entonces hizo lo que ésta sugería. Tomó la escoba con ambas manos, sus tríceps se marcaban por la fuerza que aplicaba, no quería resbalarse ni adelante ni atrás en el momento de ascender. Pateó el suelo con fuerza haciendo que el césped quedara marcado, entonces la escoba empezó a subir despacio un par de metros.

     

    Se inclinó hacia adelante para bajar y en unos segundos ya estaba pisando tierra firme. Cuando Alyka les pidió dejar la escoba y tomar otra, no pudo evitar hacer un gesto como de “Aleluya”. — ¡Por fin escobas de las buenas! —exclamó bastante audible, algunos lo voltearon a ver con ojos venenosos. El Black Lestrange no se había percatado de la escobera que albergaba varios tipos de escoba ya conocidos en el mercado. Encogiéndose de hombros ante el gesto de los demás, se dispuso a caminar directo hacia el reemplazo.

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  21. Eliot Black Lestrange Haughton

    Dos chicos parecían diestros con aquel artefacto mágico, pues sus movimientos hacían notorio su dominio. Eran buenos, eso nadie lo negó. Excepto Eliot quien desde las alturas los observaba con el rabillo del ojo, entonces una mueca de picardía apareció de repente. Para él simplemente querían hacer alarde de sus dones de vuelo, y como consiguiente el pensar eso producía una especie de reto autoimpuesto.

     

    No era que quisiera llamar la atención. Eso no estaba dentro de su lista de asuntos pendientes, ni ese momento ni en ningún otro de su vida. Pero algo le hacía sentir la necesidad de derrocar cualquier ánimo que otro individuo tuviera de superioridad, a lo mejor nadie se sentía superior, pero dentro de su complicada materia gris, eso era exactamente lo que acontecía.

     

    Después de retar al grupo entero a una carrera, uno de los chicos a quien había observado se animó a seguirle el juego. El Haughton sonrió ante el gesto de Vrael, que junto con Leandro había sido objetivo de su mirada desde los aires. El entusiasmo del Stark hizo que la duda se hiciera presente.

     

    «Se trata de una simple carrera, no del campeonato mundial de Quidditch» Pensó mientras sus ojos se volteaban. La actitud excesivamente acomodada de aquel muchacho le causaba migraña al pelinegro, quien no demostró lo que tenía en mente ni por un segundo.

     

    Con los dedos pulgar e índice en forma de tijera se tocaba el mentón, entrecerraba los ojos y parecía de repente invadido por una seriedad arrolladora. — ¿Ves a lo lejos aquel árbol seco sobre la colina? Bueno, hay que rodearlo y volver a éste punto. El primero ganará— Estrechó su mano al culminar los términos, y luego se colocaron en posición de salida.

     

    Una ráfaga de viento se originó tras la partida veloz de aquellos muchachos, incluso el cabello de una chica se tiró por completo hacia un lado producto de esto. Habían avanzado si era mucho unos 15 metros en línea recta cuando Eliot se detiene de ipso facto, cuajado en carcajadas sosteniendo sus entrañas como si se fueran a desparramar.

     

    Su contrincante había seguido de largo, mientras él ya estaba tirado bocarriba en el césped sin poder contenerse. La escoba estaba a su lado intacta, a pesar de su actitud la había tratado bien. Seguramente sus profesoras le harían un llamado de atención, y ni siquiera el hecho de haber ido al ministerio a llenar el formulario para el examen de vuelo lo salvaría. Tampoco que hubieran aprobado el documento. Sin embargo, en ese preciso instante disfrutaba de unos momentos en extremo divertidos.

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  22. ¡Hola! Ya que se ha cumplido un mes desde mi primera petición de cambios vengo a dejar otra. Haciendo que mi ficha evolucione un poco (?) :P Bueno nada, que agradezco de ante mano por la edición de la misma y les facilito un poco el trabajo dejándole todos los códigos, sólo te copiarlos. En realidad no pedí demasiados cambios sólo algunos detalles. ¡Saludos! :D

     

    Aquí la ficha editada:

     

     

    
    [center][img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/TituloFichadeEliot2_zps24441bba.png]
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloDatosPersonales2_zps702b18c2.png]
    [b][color="#FFFFFF"]Nombre del Personaje:[/color][/b] Eliot Black Lestrange Haughton
    [b][color="#FFFFFF"]Sexo:[/color][/b] Masculino
    [b][color="#FFFFFF"]Edad:[/color][/b] Joven. 10 de Agosto de 1990.
    [b][color="#FFFFFF"]Nacionalidad:[/color][/b] Egipcio
    
    [b][color="#FFFFFF"]Familias:[/color][/b]
    ● Black Lestrange.
    ● Haughton.
    
    [b][color="#FFFFFF"]Padres Sanguíneos:[/color][/b]
    ● Jocker Black Lestrange
    ● Anne K. Haughton
    
    [b][color="#FFFFFF"]Padres Adoptivos:[/color][/b] -
    [b][color="#FFFFFF"]Trabajo:[/color][/b] San Mungo. Mazmorras (Heridos y Resurrecciones del Bando Mortífago). Aprendiz.[/center]
    
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloPoderesMaacutegicos2_zpsdc44e71d.png]
    [b][color="#FFFFFF"]Rango Social:[/color][/b] Aprendiz
    [b][color="#FFFFFF"]Bando:[/color][/b] Neutral
    [b][color="#FFFFFF"]Rango dentro del Bando:[/color][/b] -
    [b][color="#FFFFFF"]Nivel de Poder Mágico:[/color][/b] -
    [b][color="#FFFFFF"]Puntos de poder en objetos:[/color][/b] 20
    
    [quote][b][color="#FFFFFF"]Hechizos adicionales:[/color][/b] -[/quote]
    [b][color="#FFFFFF"]Puntos de poder en criaturas:[/color][/b] -
    
    [quote][b][color="#FFFFFF"]Criaturas controlables en asaltos y duelos:[/color][/b] -[/quote]
    [b][color="#FFFFFF"]Habilidades Mágicas:[/color][/b]
    
    ● Habilidad 1: —
    ● Habilidad 2: —
    ● Habilidad 3: —
    
    [b][color="#FFFFFF"]Conocimientos Especiales:[/color][/b]
    
    ● Conocimiento 1: —
    ● Conocimiento 2: —
    ● Conocimiento 3: —
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloPerfildelpersonaje2_zps7811fc20.png]
    [b][color="#FFFFFF"]● Raza:[/color][/b] Humano
    
    [b][color="#FFFFFF"]● Aspecto Físico:[/color][/b] 1,80cm de estatura; complexión delgada de cuerpo definido, con piel de tono medio a claro; cabello no muy largo de color negro azabache; ojos grandes de color azul oscuro. Lleva puestos siempre pantalones de tela gruesa, algo elástica denominada por los muggles como Jeans; la parte superior de su vestimenta siempre va acompañada de una chaqueta negra de cuero con capucha, y dentro de la misma lo que lleve puesto puede variar de color, por lo general tonos rojizos; en los pies siempre botas de corte largo con broches de de metal, y en las manos guantes de dedos cortados. El cabello por lo general desordenado; y en la oreja derecha un aro de metal negro con el orificio de 1cm de diámetro. También lleva un collar de oro blanco con el ojo de Horus como dije.
    
    [b][color="#FFFFFF"]● Cualidades Psicológicas:[/color][/b] Por lo general no menciona una palabra si no es necesario, suele reírse con sarcasmo de todo. Extrañamente las demás personas lo perciben como alguien interesante, puesto que tiene un aura de misterio le merita esa característica. No cae fácilmente en provocaciones, pero si se propone a cumplir algo no descansa hasta lograrlo. Detesta todo lo que tenga que ver con cosas amorosas y el mayor atractivo que puede percibir en alguien, aun no lo ha descubierto ni siquiera el mismo.
    
    
    [center][b][color="#FFFFFF"]● Historia ●[/color][/b][/center]
    
    [fimg=left]http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/ImagendeHistoria_zps805f1181.png[/fimg]
    Al ser concebido por dos magos con descendencia bastante marcada por la codicia y el poder, esos atributos, o como él los llama "Dones", siempre estuvieron en su ser. Sus padres decidieron que Eliot naciera en egipto, tierra con grandes misterios mágicos y enigmática historia, pues creían que al tener su origen en ese lugar su hijo se empaparía de esas cualidades, y al parecer... No se equivocaban.
    
    Desde pequeño estaba interesado en los amuletos que le pudieran proporcionar aumento a su poder y es por eso que los de su tierra predominan en el montón de los cuales están inspirados sus intereses. Aprender magia oscura era algo que le hacía brillar los ojos. Su familia lo mantuvo siempre al margen de todo aquello, pero eso fue algo que le dio más poder al deseo mismo de ser poderoso.
    
    Varios acontecimientos en su infancia lo hicieron perder poco a poco el hecho de poder tener sentimientos hacia las personas, por lo que su sangre se fue tornando fría; luego, hiciera lo que hiciera o fuera cual fuera la consecuencia, el remordimiento no era algo que le quitara el sueño. Si obtenía lo que quería, para él estaba perfecto cualquier tipo sacrificio; y a medida en que fue creciendo, la intensidad de ese hecho aumentó mucho.
    
    Aprendió muchas cosas en poco tiempo, al punto de sorprenderse por sus habilidades. No tiene amigo al que le pueda llamar "amigo". Extrañamente cree que con sigo mismo tiene más que suficiente; a su corta edad sabe mucho sobre todo tipo de imágenes, talismanes, historias y demás cosas que le proporcionarían protección o poder. La inteligencia es una cualidad que resalta de su personalidad, y se hace notoria en él por el hecho de permanecer la mayor parte del tiempo callado, analizando situaciones, descubriendo alternativas y explorando posibilidades.
    
    Su casa de Hogwarts fue Ravenclaw, y a pesar de que no duró mucho en la escuela, se empapó de todos los conocimientos que pudo hasta que se vio a si mismo satisfecho y consideró que no era necesario seguir, ya que no aprendería nada que le fuese útil, se marchó al finalizar el cuarto curso, y aun hay historias que surgieron durante su estadía en el colegio, que nunca se verificaron, pero siguen latentes.
    
    El poder del Lethifold también llama mucho su atención y está en búsqueda de uno para apoderarse de él; ya que ésta criatura puede escabullirse en los aposentos de sus victimas y asesinarles mientras duermen. Eliot no tendría la necesidad de mover un dedo para obtener algo que sea de su interés conseguir, por otra parte tiene la idea de que en alguna batalla a muerte la evidencia sea retirada limpiamente, sin dejar rastro alguno de sus actos. A demás la destreza que tiene para asfixiar a sus víctimas le causa placer, pues se asemeja mucho a la de una serpiente constrictora, otra de sus fascinaciones.
    
    Su vida consiste en seguir sus propósitos, sean considerados buenos o malos por la sociedad, eso no le interesa en lo absoluto, poco se deja ver durante el día, y su habilidad para escapar de persecuciones es bastante elevada. Los magos que le conocen lo pueden buscar en las noches que la luna se dibuja totalmente redonda, los aullidos de los hombres lobo, le hacen relajar la mente, y hacen que sea más fácil el surgimiento de conversaciones.
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloPertenencias2_zps719b699a.png]
    [b][color="#FFFFFF"]Objeto Magico Legendario:[/color][/b] —
    
    [b][color="#FFFFFF"]● Objetos Magicos:[/color][/b]
    
    [color="#FFFFFF"]Objeto 1:[/color] Varita Mágica: 28 centímetros, madera de Vid, fibra de corazón de dragón, rígida. Tiene color marrón oscuro.
    Clasificación: AA.
    Puntos: 20
    
    [b][color="#FFFFFF"]Mascotas y Criaturas:[/color][/b] —
    [b][color="#FFFFFF"]Criaturas en la Reserva:[/color][/b]—
    
    [b][color="#FFFFFF"]Elfos:[/color][/b] 
    [color="#FFFFFF"]Dorian:[/color] Elfo huesudo y alargado, de extremidades delgaduchas. Con ojos color celeste bastante grandes. Es atento y siempre mira con agradecimiento a su amo a pesar de los malos tratos. Viste con un intento de camisa color blanco que le llega a la mitad del cuerpo.
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/Subtitulolicencias2_zps17859521.png]
    [b][color="#FFFFFF"]Licencia de Aparición:[/color][/b] —
    [b][color="#FFFFFF"]Licencia de Vuelo de Escoba:[/color][/b] —
    [b][color="#FFFFFF"]Registro de elfo:[/color][/b] [url="http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=101223&view=findpost&p=4498245"]Dorian[/url]
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloOtrosDatos2_zps8efa5e47.png]
    [color="#FFFFFF"]●[/color] Su Patronus tiene forma de [b]Chacal[/b].
    [color="#FFFFFF"]●[/color] Siempre hace viajes en solitario.
    [color="#FFFFFF"]●[/color] En ocasiones puede ser victima de una [b]Doble personalidad[/b].
    [img=http://i283.photobucket.com/albums/kk291/luiggygabriel/SubtituloLinks2_zpsae9b4c14.png]
    
    [b][color="#FFFFFF"]Link al Perfil de Comprador MM:[/color][/b] —
    [b][color="#FFFFFF"]Link a Bóveda Personal:[/color][/b] [url="http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=101258"]Bóveda 101258[/url]
    [b][color="#FFFFFF"]Link a Bóveda Trastera:[/color][/b] —
    [b][color="#FFFFFF"]Link a Bóveda de Negocio:[/color] —
    [b][color="#FFFFFF"]Link a Bóveda Familiar 1:[/color] [url="http://www.harrylatino.org/index.php?act=findpost&pid=2927978"]Bóveda 78195[/url]
    [b][color="#FFFFFF"]Link a Bóveda Familiar 2:[/color] [url="http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=84511"]Bóveda 84511[/url]
    

     

     

  23. ¡Wo-oh! — Un grito de emoción se abría paso en las expresiones de Eliot, quién tenía una descarga de adrenalina bastante grande. Acción y emoción, aquello junto hacían que sus cabellos se le pararan de punta. Observaba todo el altercado lanzando la vista de un lado al otro con suma rapidez. Juve a su lado negaba graciosa ante su exasperación.

     

    ¡No, no nooh! — Dijo con fuerza en un tono irónico y cantado, pues se burlaba de los intentos fallidos de aquellos miembros de la orden. Sus ojos brillaban con furia, aunque la luz en el lugar era escasa. Con los sentidos a mil por segundo dijo.

     

    — Incarcerus

     

    Tres cuerdas salieron a toda velocidad directo a Lestat, una se enroscaría en sus tobillos, imposibilitándole la movilidad; la otra en sus ojos, para obstruir su visión y la última alrededor de su cuello, apretándose con fuerza. Se estaba empezando a asfixiar eso era más que notorio.

     

    ¡Vamos! ¿Eso es todo? — Soltó con hostilidad mientras sonreía. En ese preciso momento volvió a apuntar su varita y gritó.

     

    — ¡Sectumsempra!

     

    Su rayo escarlata resplandeció desde la punta de su varita hasta el pecho de Lestat, causándole múltiples heridas mortales, empezaba a desangrarse de inmediato, aquel fluido rojo salía a cantaros de sus heridas. Tendría que hacer algo muy efectivo para borrarlas, y eso iba a estar bastante difícil.

  24. Una revuelta se habría paso en el ambiente, el duelo comenzaba a ponerse bastante precipitado, Eliot sin quitarse la risa de la cara seguía expectante ante todo aquello y muy cercano aun a Juve. Pudo notar cómo Near desarmaba a Aimé haciendo volar su varita y de inmediato pronunció.

     

    — ¡Accio Varita!

     

    Soltó al final apuntando a la varita de Aimé que ahora salía disparada a las manos de Eliot, aquel trozo de madera se encontraba ahora en su poder. El efecto había resultado exitoso. Sin bajar la guardia ni por un segundo apuntó al pecho de Aimé y dijo con fuerza.

     

    — ¡Sectumsempra!

     

    El rayo color escarlata viajó a toda velocidad desde la punta de la varita hasta el pecho de Aimé provocando que éste empezara a desangrarse a causa de las múltiples heridas profundas que había hecho el rayo. Si no hacía algo en aquel momento, la muerte estaría rondándole de seguro.

  25. A pesar de aquellos disfraces podía intuir quién era quién, estaba seguro de la ubicación de Juve y a pesar de nuestras diferencias me acerqué a ella, pues en ese momento la misión que teníamos era la misma. La miré y asentí a lo que ella respondió con el mismo gesto, ahora estábamos uno al lado del otro.

     

    Una vez ya dentro de Abaddon la adrenalina corría por todo el cuerpo de Eliot, quería acabar con todo aquello rápidamente y por supuesto salir exitoso del altercado. Divisó a los fenixianos y todos se ponían en puntos estratégicos, Eliot a 10 metros de ellos al igual que los demás.

     

    —Avis

     

    Dijo y de la punta se su varita salieron 12 pájaros negros, les ordenó que lo rodearan por completo y eso empezaron a hacer.

     

    — Avis

     

    Volvió a pronunciar y nuevamente 12 pájaros negros comenzaron a rodearle por órdenes suyas, si bien ya estaba protegido por las anteriores, no quería correr riesgo. Ahora eran dos docenas de aves los que lo rodeaban creando un escudo por si fuera atacado.

     

    De repente se vio cubierto por una capa gaseosa, miró a Juve con una sonrisa en la boca. El detritus que la Ángel Caído había puesto sobre ella lo alcanzaba a él también perfectamente. No sabía si había sido intencional, pero lo que si era seguro era que no desperdiciaría la defensa.

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