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Arya Macnair

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Mensajes publicados por Arya Macnair

  1. Se cuestionaba mientras sus pasos marcaban el camino pactado, debía admitir, cosa que no le costaba en lo más mínimo, que sus conocimientos sobre duelo eran bastos, solo pudo cuidar su sombra en uno de cada millón de veces donde se vio terriblemente amenazada; aquella especie clase, como las que le había impartido en la Academia, las cuales poco le habían servido, la ayudaría a progresar, o esa era la intención de quienes era sus profesores, y claro esta, de ella misma. Pensaba todo aquello mientras observaba su reflejo en el espejo, -- Adryanie te matará cuando llegué en la mañana -- le dijo, volviéndose hacia el escenario del que ahora formaba parte.

     

     

    >Pandemonium Esperaba que su tocaya recordara aquel lugar, puesto que ahí se habían conocido, aquel sitio era el negocio con el cual compartía sociedad con ambos Gryffindor (Adry y Groter), y ahora formaba parte de sus malos recuerdos, ¿Qué loco en un día tan importante como una inauguración, se aventaba al vacío?; sacudió su cabeza para olvidar todo lo ocurrido allí, y esperaba que tampoco afectara emocionalmente a su contrincante, puesto que aquel día la había tratado terriblemente mal, no le guardaba rencor, solo recelo, es decir, llegaba y se robaba a su mejor amigo así sin más, > se regañó, definitivamente debería de buscarse una vida propia, ni todo el dinero del mundo podía pagar la sonrisa que podía ver ahora en quien era su mejor amigo.

     

     

    Pudo oír a la distancia la puerta, aquella noche el negocio estaba cerrado, la llave melliza de la suya se encontraba bajo una baldosa falsa en la entrada, y solo tres personas eran sabidas de aquel enfrentamiento, Arya Dumbledore, su clara contrincante, y sus "Profesores" Aziid y Vrael. Se apresuró, entonces, a ubicarse en el lugar dentro de Pandemonium donde quería se diera el duelo, la enorme pista de baile, claramente tendría unos ¿20 o 30 metros?, nunca los había contado, pero sabía que su capacidad máxima albergaba unas 500 personas. Bajo sus pies, el suelo completamente liso y brilloso, detrás de si, a unos dos metros, se alzaba el escenario, pendiendo del techo, en el centro del lugar, una enorme bola de disco, en cada esquina grandes reflectores, y bordeando la pista de baile cordones de mesas y banquetas altas, dos barras, y todo tipo de objetos de cristal.

     

     

    Arya se posicionó a unos 8 metros de la única entrada que tenía la pista, quien cruzara por esta debería ser Dumbledore, no creía que sus mentores fueran a hacer acto de presencia, lo creía porque sentía su omnipresencia, y eso lo decía todo, ellos estaban, pero no estaban a la vez. Despejo su mente de todo pensamiento que pudiera distraerla, las luces eran tenues, como en cualquier Bar, había un ligera y casi imperceptible música, y el aire aun no se condensaba lo suficiente como para que reinara una alta temperatura. Pudo ver su femenina silueta acercarse, así que simplemente tuvo que rebuscar entre su ropa y poner en alto su varita.

     

     

    Realmente no era una noche muy calurosa, pero tampoco hacia frío, de igual forma, en esta ocasión había decidido adelantarse a los posibles inconvenientes que acarreaba un duelo (sobre su vestimenta, claro estaba), llevaba unas botas oscuras, unos vaqueros gastados en las rodillas, una camiseta holgada blanca, y sobre esta una corta capa de viaje que le llegaba a la cintura, de esta manera evitaría aquello que siempre le sucedía en duelo. Contuvo la respiración para que el pulso no le temblara, y su puntería no fallara, extendió a Sombra frente a si, apuntando a la silueta que se dibujaba a unos ocho metros de su ubicación.

     

     

    -- !Incárcerus! -- Exclamó, inmutable, con un movimiento certero de muñeca.

     

     

    Su varita vibró y generó un cosquilleo en su mano cerrada y aferrada a su mango, 35 centímetros, Nogal Negro, rígida, su compañera perfecta; del extremo opuesto de esta, salieron tres gruesas cuerdas, tendrían al menos unos seis centímetros de grosor, y era lo suficientemente largas como para lograr su cometido, capturar la fisonomía de Arya Dumbledore. La primer cuerda amarraría sus tobillos con fuerza, provocando que perdiera el equilibrio, su segunda cuerda se enroscaría cual culebra en su torso, llevándose consigo sus brazos, a la altura de las muñecas, para evitar que tuviera movilidad en ellas y se viera imposibilitada de utilizar su varita, y la último iría directo a su cuello, y ejercería cierta presión, generando la falta de oxígeno, pero no era su intensión matarla.

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  2. Luego de unos segundos, el Barman regresó con su bebida, en vaso era mediano y de un transparente pero grueso cristal, ciertamente pesado, su contenido, aquel líquido color ámbar, dependiendo la luz algo dorado, flotando en el dos cubos de hielo, tintineando entre el bullicio de la música, Arya tenía la vista clavaba en ellos, observaba con detenimiento como buscaban estar cerca, pero las mismas hondas del scotch los separaba, extrañamente irónico.

     

     

    Tras el primer sorbo descubrió que no sentía pesar alguno, el enfado que la embargaba se había ganado cada recoveco en su frágil cuerpo; un escalofrío recorrió su espina dorsal justo cuando depositaba el vaso sobre la barra, el sobresalto podría haber hecho que lo soltara reduciéndolo a añicos al llegar al suelo. No se volteó, sus músculos se paralizaron, lo estaba esperando, pero se había sumergido tanto en sus pensamientos que por un instante lo había olvidad.

     

     

     

    — ¿Muy bajo para alguien como yo? — cuestionó, con un nudo en la garganta.

     

     

     

    La música de seguro opacaba sus palabras, pero sabía que Allen podría oírlas a la perfección, abrió enormemente los ojos cuando este posó una de sus manos en su cabeza, y apretó los dientes ¿Qué sabia el sobre sus penas?, !Absolutamente nada!, estaba cegada por la impotencia del momento, y arremetería contra cualquier persona que se cruzara en su camino, al ser consciente de esto, simplemente avisó al Demonio antes de salir del Gran Salón, no quería cometer errores, y él la comprendía.

     

     

    — La perdí ... — Fue todo lo que pudo decir, volteando sobre su eje, fijando la mirada en Allen.

     

     

     

    La angustia se hizo notar en aquellas dos cortas palabras, contuvo la respiración hasta que aquel nudo se disolvió, a pesar de que el sabor amargo seguía estancado en su boca, — La perdí ... Y aunque lo prometí, no podría adentrarme en ese infierno sin pisotear mis propias convicciones — comentó, soltando las palabras entre suspiros, era el reflejo de haber llorado, a lo que muchos le llaman congoja, esa presión en el pecho, y el hecho de que no puedes completar una frase sin tardar como cinco minutos.

     

     

     

    No era el momento ni el lugar para confesar a aquel sujeto lo que sabia, y quizás, no lo haría, ni con el, ni con nadie, pero estaba al borde de un colapso nervioso. A tientas buscó su vaso, y terminó la bebida de un solo sorbo, sus ojos claros de anegaron en lágrimas, al tiempo que el líquido quemaba su garganta y todo a su paso, aquello le provocó cierto dolor de cabeza, después de todo, el Whisky se tomaba con calma, no así.

     

     

    — Necesito dejarlo salir — dijo casi suplicando, sin saber exactamente lo que pedía.

     

     

    No era su intensión lastimar a nadie, salvo a si misma.

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  3. Hospital Mágico ~ En busca de Bodrik /o/

     

     

    Conducía a la joven hacia la recepción, mientras conversaban simpática mente, no podía negar que Sherlyn le caía de maravilla, aquel día que la vio en la Madriguera, algo en ella llamó extremadamente su atención, Arya carecía de amigos, y los que tenía, le bastaban las manos para contarlos, hablando de verdaderos amigos, los demás eran compañeros de Bando, a los que quería como hermanos, pero de los cuales poco sabía. Groter era una extensión más de si misma, Oniria era la razón por la que respiraba cada día, y ya no llegaban nombres a su cabeza, pero esta muchacha, la Lockhart quería que fuera así de importante.

     

     

     

    Recordó de manera fugaz el día en la Madriguera, ¿Qué ella no era hija de ..?, su rostro se encendió de manera inevitable, no podría ocultar el rubor en sus mejillas, era absurdo, frunció el ceño en muestra de propia desaprobación, y captó la última pregunta de su acompañante, -- Bienvenida al Club entonces ..-- contestó con cierta tristeza, el trabajo y su actividad en el Bando no le permitían pensar en ello, hacía meses que no veía a su madre, desde Navidad ... Casi dos largos meses, el corazón se le estrujó pero evito mostrar aquello en su rostro, -- Ha de estar sumamente ocupada .. Tu me entiendes -- agregó llegando a la zona que quería.

     

     

     

    -- ¿Qué te parece si empezamos por aquí? -- Preguntó señalando el corazón del Hospital Mágico.

     

     

     

    En aquel sitio había pasado unos meses cuando hubo problemas con su cambio de puesto, conocía a sus empleados, uno de ellos era su amada prima, hacía unos días no la veía, sería bueno visitarla, además de que ella formaría parte de la broma que le haría a Sherlyn, -- Si no me equivoco, aquí esta el Ala de maternidad ..-- las palabras fluyeron de su boca sin poder contenerlas > se regañó, -- Y el Ala de virus, y de Psiquiatría -- murmuró casi apagando su voz en la última palabra, -- Conozco de alguien que nos podrá orientar mejor aquí -- comentó buscando la oficina de Bodrik.

     

     

     

    Caminó con Sherlyn aun del brazo, y se acercó hasta la puerta donde rezaba el nombre de su prima, llamó tres veces de forma suave, como de costumbre, estaba segura de que ella era la única que llamaba a la puerta de esa manera, y esperó ser atendida.

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  4. Sexta Planta ~ Área Libre ~ Con Kirara.

    (Hacia la Recepción)

     

    La femenina voz llenó el silencio, y una sonrisa se dibujo en sus labios, — Que gusto que hayas podido venir — exclamó abrazando a la joven cuando se acercaba, recordó de una manera fugaz la primera vez que la vio, y ya luego su silueta se hizo ajena hasta que formo parte de las filas de la Orden y se re encontró con Sherlyn. A pesar de compartir poco con ella, la sentía una buena amiga, de esas que no tienen igual.

     

     

    — Si supieras cuanto me aburro de vez en vez aquí — Confesó tomándola por el brazo.

     

     

    Encaminó a la joven hasta la puerta por donde había aparecido momentos antes, no podía dejarla pasar a la Sexta Planta, solo los Sanadores tenían acceso, y de igual manera, su broma estaba unas cuantas plantas más abajo; — ¿Cómo haz estado? — preguntó de manera natural mientras se dirigía a la recepción del lugar, al corazón del Hospital Mágico, donde se seguro Bodrik la estaría esperando, se lo había comentado semanas atrás, durante la cena en el castillo. Le haría una grata visita.

     

     

     

    — ¿Qué te parece si te muestro San Mungo? — volvió a preguntar, recordando que hacía unos días, en una reunión amistosa junto con Bel, la muchacha había denotado curiosidad.

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  5. — ¿Que diablos hiciste? — las palabras iban cargadas de enojo, pero sonaron extremadamente graciosas disfrazadas bajo la voz de una niña de cinco años, no era normal ver a una insultando, — !Groter, Groter, Groter! — canturreó con una extraña melodía, — ¿!Groter!? — su chillona voz de niña cesó los cánticos, y sus enormes ojos azules se abrieron aun más, al tiempo que el aludido la tomaba por las manos y la hacía girar con cierta rapidez.

     

     

     

    El cosquilleo en el estómago, el vértigo de ver todo su alrededor borroso y el aire agolparse en su angelical rostro, aun podía sentirlo mientras una tercera niña se sumaba, ¿Quién era?, !No era posible!, — ¿Bínfeyd? — preguntó con una risa burlona, hacía tiempo no se sentía tan divertida solo por ver un par de rostros, y es que cuando uno crece se olvida de apreciar las pequeñas cosas de la vida. Pero aquel día, lo haría.

     

     

     

    — !Juguemos a las escondidas! — Bramó saltando en el lugar, batiendo su rojizo cabello, que no era tan oscuro como cuando grande y sonriendo.

     

     

    — Yo contaré, Ustedes se esconden — gritó corriendo hasta un enorme y grueso árbol y escondiendo su pecoso rostro entre ambas manos, apoyando la frente en la corteza del árbol, esperando que Groter y Bínfeyd corrieran.

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  6. Repasó todo lo que aquella noche sucedió, se sentía completamente avergonzada por haber intentado coquetear con Allen, el había sido tan comprensivo desde el principio que no se perdonaba aquello, no había podido controlar lo que la atormentaba y había arremetido con la única persona que se había preocupado por ayudarle. , no hacía falta pensar demasiado.

     

     

     

    — Ojala ... Ojala pudiera saber que lo afecta — balbuceó llena de pesar, mintiendo.

     

     

    Junto a ella se encontraba el detonante, cada vez que sintiera la más mínima amenaza sobre la persona que le había devuelto las esperanzas y las ganas de vivir, no podría controlar sus impulsos, y tampoco lo querría, los dejaría fluir, aunque luego se arrepintiera de las consecuencias. En cambio, la ira, eso era otra cosa, si intentaba calmarla, podía controlarse, a menos que fuera una situación estresante.

     

     

    Quitó lentamente sus manos de entre las del Walker, repentinamente ya no quería sentir absolutamente nada, debía volver a levantar aquella barrera entre ella y el mundo exterior, así podría controlar sus impulsos, y dejarlos salir muy de vez en cuando, solo cuando lo necesitara. Contuvo la respiración, la conversación se había tornado seria, iba encaminada a un solo sitio, Arya debería admitir cosas que no quería.

     

     

    — Mi familia no sabe nada de esto Allen .. Solo mi padre y el .. Desapareció — Exclamó completamente seria, e incorporándose de la silla.

     

     

    Observó a Oniria, y dibujo con una caricia el contorno de su terso rostro, en ese momento la sintió tan ajena, luego volteó hasta clavar sus azules ojos en los del Demonio, — Entenderás que no puedo dejar salir esto en mi casa — llevó sus manos hasta la boca de su estómago y ejerció cierta presión, solo para dar énfasis a sus palabras, si necesitaba ayuda de Allen, debería ser en cualquier otro sitio.

     

     

     

    — Ah, y no se preocupen por esto .. Corre por cuenta de la casa — Acotó señalando los bombones y demás, ya se acercaría a la caja y pagaría .

     

     

    Dicho esto se encaminó hacia la salida, volviendo sobre sus pasos, el tiempo pasaba lento a su alrededor, no quería irse, adoraba estar cerca de ambos personajes, pero sentía la necesidad completamente tajante de hacerlo. Quizás solo se escondiera entre las sombras de las calles y esperara a que Oniria u Allen se dispusieran a volver a casa y velar sus pasos.

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  7. Sexta Planta ~ Heridos & Resurrección de Aurores

     

     

    Un nuevo día había llegado, la Lockhart con su reluciente bata de Sanadora se paseaba por los pasillos del Hospital rozagante por el simple hecho de aquel silencio que la embargaba, no había pacientes, eso significaba que todos sus amigos se encontraban en perfecto estado, no le preocupaba aburrirse en el trabajo >, ellos estaban bien.

     

     

     

    Acomodó su cabello y se dispuso a esperar a su visita del día en el área libre del lugar, Sherlyn debería de estar por llegar en cualquier momento, hacía unos días que no la veía, pero como fiel devota a su trabajo y a sus dones, notaba algo extraño en la joven, a pesar de que viviendo en el mundo Mágico nada debería parecerle extraño, esta muchacha alegaba hablar con globos, bañarlos, contarles cuentos para dormir, ni hablar de su obsesión por los felinos domésticos ...

     

     

     

    Sonrió al recordar la inocencia de su amiga, aquel día, le jugaría una broma.

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  8. Mujer te hiciste de rogar ¬¬ En fin, esta de más decir que quiero participar, y aprender, y si logras algún cambio en mi > ayudar. Hubiera sido la primera, pero ayer me quedé sin computadora, y Vrael me ganó, pero ya llegué, ya completé las líneas reglamentarias y ahora les dejo la cantidad enorme de Datos que piden u_u

     

     

    Nick: Arya Lockhart

     

    Experiencia con Blinkies: Baja.

     

     

    Saludos a la Blinkera bella de la Orden :love:

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  9. Su cuerpo se estremeció con fuerza, no esperaba aquel acto tan repentino y estuvo al borde de caer, movió con rapidez su pierna izquierda hacia atrás para mantener el equilibrio y observó furibunda a aquel niño aferrado a su pierna derecha, -- ¿Tu madre y yo somos amigas? -- le preguntó sin pensarlo dos veces, tenía pocas amigas, de las cuales, también pocas tenían hijos, pero aquellos eran bebés, no niños de primaria. Escrutó con sumo cuidado al pequeño bodoque mientras este soltaba su pierna permitiendo que Arya se acomodara en su lugar, --¿Bínfeyd, quién cuernos es ese niño? -- preguntó confundida, aun más, al oír que el pequeño iría por bebidas, >.

     

     

     

    Su cuerpo dio un ligero sobre salto al oír nuevamente esa infantil voz, estaba desconcertada, pero al menos el niño era cortes, aceptó sin reproches la bebida natural que le ofrecía, y agradeció con una dulce sonrisa, llevó el vaso a sus labios y dio un ligero sorbo, -- Disculpa, tendrás que ayudarme, porque no logro recordar ..-- exclamó algo apenada, el niño parecía tan entusiasmado que temía ofender o herir sus sentimientos. Esperaba respuesta alguna, Bínfeyd simplemente no ayudaba mucho, se encontraba extrañamente callada, pero con una sonrisa en el rostro que le daba escalofríos, acabó lentamente su colorida bebida, mientras observaba cuan lindo había quedado todo.

     

     

     

    --¿Qué diablos..? -- De repente, comenzó a sentirse extraña, como si su cuerpo flotara, la vista se le nubló, y las cosas a su alrededor tomaron otro tamaño.

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  10. Recostó su espalda arqueada sobre la fría y húmeda pared, sus sollozos resonaban por todo el pasillo y se perdían en la oscuridad, > se dijo, y su angustia aumentaba, la congoja en su rostro era evidente, y todo a su alrededor se veía distorsionado por las lágrimas, ¿ Porqué dicen que su sabor es salado?, se preguntaba al sentir la humedad en sus labios, ahora le sabían tan amargas y cada una de ellas era una nueva puñalada al corazón, sus músculos se encontraban tensados por el temor, a cada segundo sentía que la perdía, aunque no comprendía el motivo, simplemente lo sentía y aquello formaba un nudo en su garganta que poco a poco sofocaba su llanto.

     

     

    Necesitaba descargar todo lo que llevaba dentro de hacía meses, los acontecimientos se acumularon sobre su espalda como una pesada mochila y comenzaban a sobre pasarla, no sería bueno que siguiera soportando hasta estallar, pues cualquiera podría resultar herido y ella no lo sabría, siquiera podría detenerse, pero lo necesitaba, le urgía en ese preciso momento y solo había una persona que podía ayudarla a controlar sus sentidos hasta haber descargado todo su dolor. Giró sobre sus talones escrutando la distancia, quizás no la había comprendido, debería soportar la necesidad de dejarse llevar sin tener a aquel sujeto que la controlaba.

     

     

    -- Pachanga Constante -- susurró al ver siquiera aparecer al fantasma de la puerta, en esa ocasión ni siquiera se molestó en jugar con la Lockhart, notó el estrés en sus ojos cansados.

     

     

     

    No buscaba bailar, ni siquiera se le había cruzado por la cabeza el distraerse con diversión, las luces cegaban su vista clara, hubo de parpadear varias veces para acostumbrarse a la oscuridad y a los reflectores de colores brillantes que aparecían y desaparecían en un centelleo, caminó hasta la barra al tiempo que todo quedaba en penumbras por una fracción de segundos, fue en ese momento que con sagacidad apareció su varita en su mano derecha y con una delicada floritura cambió su atuendo por completo, las ropas de gala llamaban demasiado la atención. Unos zapatos altos resonaron en los baños, pero nadie las oyó, el negro que cubría su cuerpo resaltaba con la blancura de su piel, y su cabello rojizo caía en cascada tras su espalda.

     

     

    -- Un Scotch por favor -- pidió al joven detrás de la barra borrando todo indicio de haber llorado de su rostro.

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  11. Las palabras de Mei la emocionaron hasta las lágrimas, no por ser sentimental, retornando al comienzo del Torneo, del cual había sido parte, al menos hasta la primera instancia, recordó los rostros de ambas Demon Hunter´s, la extrañaba horrores, pero debía admitir que los discursos se le daban bien a la Delacour de igual forma; aplaudió irguiendo su cuerpo con total emoción, no tenía el honor de conocer a Veronica, pero era una compañera y se merecía su respeto. El discurso continuó, era el momento decisivo, nadie sabía quien realmente había ganado, era ciertamente un misterio, al menos para ella, que descubrió lo poco de duelo que sabía, >, la sangre se le revolucionó en las venas, y volvió a emocionarse hasta las lágrimas.

     

     

     

    Ni para mucho menos el primer premio la hizo sentir por completo orgullosa, las palmas de sus manos cosquilleaban por la energía con la que aplaudía, estaba viendo a dos de las personas que más quería en el mundo, Arya se encontraba unos peldaños más abajo que ambos muchachos, bajo sus alas, protegida, pero en ese momento se sentía tan grande, solo por el orgullo que la llenaba.

     

     

     

    Off:

     

     

    Realmente me emocioné, ando muy sentimental últimamente, así que diré algo breve, >Algo Breve , no ya. Veronica, Felicitaciones, poco te conozco, pero ya te dije por otros lares que me caes bien *-* . Y ahora la parte Melosa, mis Bashenos que Orgullosa me hacen sentir se lo merecen, los tres :love:, pero ustedes son mis niños

     

    Y no por menos, felicitar a los Organizadores del Torneo, y a sus colaboradores, , Mei siempre te luces, adoro verte en acción, y luego los demás, que si los nombro T__T ya jaja.

     

     

    Cada uno se merece el premio que tiene, y ahora puedo presumir porque aprenderé de los mejores ohshi

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  12. Llegó a los límites del Bosque Prohibido, -- Vaya Lugar -- exclamó aireada, la imagen que le devolvían sus ojos era algo escalofriante, recordaba haber cursado una de sus clases de la Academia en aquel sitio, y no le había ido nada bien, pero estaba tranquila, la fiesta que se daría allí no sería tan adentrado el Bosque, y estaría rodeada de sus compañeros de Bando, por las dudas revisó entre su capa de viaje, Sombra estaba allí, suspiró y comenzó a caminar, sus zapatos resonaban en el silencio espectral, las ramas y hojas secas bajo sus pies se quebraban como huesos débiles, su vestido bailaba al son de las ráfagas livianas de viento que chocaban con su grácil figura, aquel día sería un espectác*lo.

     

     

     

     

    A medida que se internaba en el Bosque, las risas, las voces altas y demás le llegaban como música hasta sus oídos, todo estaba dispuesto de una manera perfecta, pena le dio no haber llegado a tiempo para colaborar, ya luego se encargaría de pedir disculpas, pero su atención al instante en que se acercó a la muchedumbre un aroma peculiar la llevo hasta una figura femenina conocida, -- Solo comeré de esto si me dices que fue obra y arte propia -- murmuró apoyando su mentón en el hombro de Sunar por detrás, esperando no asustar a la mujer, con una sonrisa en los labios, y ahora si, observando a los presentes.

     

     

     

    -- !Oh Dios mio!, ¿Brandon? -- frente a ella un niño pequeño, y desconocido paseaba a su bebé por el lugar.

     

     

     

    El rostro se le congestionó, ¿En que estaba pensando su mejor amigo al dejar solo al pequeño en manos de otro mocoso?, pero había algo familiar en este último niño, sus rasgos eran similares a los de su pequeño diablillo, viajo con sus orbes azules hasta Bínfeyd, buscando una explicación, -- ¿Sabes donde esta Groter? -- le preguntó haciendo caso omiso al resto, al parecer se preparaban para jugar algo, le entusiasmaba aportar, colaborar, y divertirse, pero primero lo primero, -- ¿Niño donde esta tu mami? -- le preguntó al pequeño quitando ambas manos de la carriola del bebe, sin esperar a que la Evans contestara sus preguntas, corroboró que Brandon estaba bien y chasqueó sus dedos.

     

     

    -- !¿Kronoterun?! -- Llamó con cierta duda, recordaba que su amigo le había dicho, que su Elfo estaba a su entera disposición.

     

     

     

    Con un simple Crack, el servicial Elfo hizo acto de presencia, Arya soltó por completo el aire de sus pulmones relajando su cuerpo y sus nervios, -- Por favor, llévate contigo a Brandon, no se donde se metió tu amo -- suplicó con algo de enojo en su tono de voz, notó como ciertamente divertido el Elfo la miraba y luego clavaba sus enormes ojos en el niño junto a Bínfeyd, ¿Había algo que la Lockhart se estaba perdiendo?, volteó buscando respuestas, y una leve brisa detrás suyo le informó que el Elfo y Brandon ya no estaban allí.

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  13. La sintió aferrarse a su cuerpo, aquel abrazo le llegó al alma y no lo olvidaría jamás, como nada de todo lo que había sucedido aquella noche, sus paredes se desmoronaban cada vez que la calidez del alma de Oniria le daba de lleno en el rostro, era como una daga clavada donde más dolía, ejerciendo presión a paso lento, tranquilo, pausado. Sonrió al oír sus palabras, eso quería decir que su mensaje había llegado completo a oídos de la muchacha, y no pudo evitar, como ya era costumbre en ella, arruinar el bello momento con húmedas lágrimas, pero esta vez fue sagaz, y al separarse de la Haughton su rostro solamente expresaba paz.

     

     

     

    Lo que a continuación pasó, jamás se lo esperó, lo que había despertado su curiosidad en la peliblanco era la coraza que esta tenía, fue lo que la atrajo desde un principio, aquella noche en vísperas de Navidad, aun lo recordaba, las presentaron en la Sala Común de los Dragones, y solo fue cuestión de perderse en el tono lila de sus ojos para sentir como una chispa se prendía en su interior, Arya no era muy buena para hacer amigos, y sin embargo en esa ocasión, una voz en el aire pedía a gritos su atención, !Era su niña!, se lo dijo el día que abandono la casa, el día de su propia Graduación, y lo sostendría por el resto de sus días.

     

     

     

    -- !Siempre! -- susurró, ¿Porqué me suena trillado? Já. Tomo a Oniria por ambas muñecas completamente seria.

     

     

     

    -- !Óyeme con atención, Nadie en este condenado mundo hará que se me olvide! -- Extrañamente su voz sonó por completo gélida, como un gran tempano de hielo, en un susurro, pero era la única manera de que la Haughton no lo olvidara, ¿Porqué la tomo por las muñecas?, solo Zeus sabe, pero dejo, al menos para ella, bien en claro que podría llegar ante ella el mismísimo Diablo a ordenar que acabe con la vida de aquella joven y a ella le valdría ...

     

     

     

    Inspiró con cierta violencia, y exhaló con la misma fuerza, acababa de sacarse un gran peso de encima, la vida misma sabía ahora que debería de hacer hasta lo imposible para correr a la Pelirroja del camino de Oniria, así se había querido, dos almas tan opuestas no pueden coexistir, pero es como dicen, "Los opuestos se atraen", y así era, ambas féminas eran la excepción a aquella regla, ellas mismas no podían vivir sin su contra parte, sin ver sus defectos maximizados, o ver todo lo contrario a su reflejo, o al menos, Arya no podía. Sonrió una vez más, tersando su expresión, no debía arruinar aquella noche, volvió a estrechar a su amiga con fuerza entre sus brazos, -- Mi niña -- murmuró con dulzura, -- Que orgullo -- sus ojos brillaban con especial fulgor.

     

     

     

    -- Ahora, si me disculpan, iré a tomar un poco de aire -- advirtió con el tono más creíble que pudo crear en toda su vida.

     

     

     

    Dio unos cuantos pasos en dirección a la puerta de entrada, pasando por el flanco derecho de Allen, depositó su nívea mano en el hombro del peliblanco y volteó hacia Oniria, -- Nos veremos pronto Haughton -- el alma se le estrujó y en su rostro una sonrisa dulzona se dibujaba con rapidez, creyendo sus propias palabras, o más bien, anhelando las mismas, llevó dos dedos hasta su frente y se despidió de ella cual soldado de la Marina, se volvió hacia Allen y clavó su mirada en el, -- Espero esta vez no intente nada extraño -- bromeó en un hilo de voz esperando que captara, se escabulliría entre los pasillos de la Academia y terminaría donde todo comenzó.

     

     

     

    > Pensó desapareciendo por la puerta principal y notando la humedad en sus mejillas, si las dejaba salir todas, la angustia se iría.

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  14. -- ¿Que pasa?, !No la regañes! -- bufó en dirección a Groter fulminándolo con la mirada, -- Ya, ya Brandon por favor -- rogó la pelirroja jalando de su mejor amigo hacia la salida y saludando con un asentir de cabeza a los presentes, los berrinches del niño comenzaban y su rostro iba cambiando de tonalidades a medida que el llanto se tornaba más agudo, lo arrulló, lo meció, lo cambió de posición, pero nada servía, era evidente que tenía hambre. Llegaron a la puerta de entrada, los nervios de la Lockhart estaban llegando a un punto crítico, que traspasaron la barrera tras el comentario del Gryffindor.

     

     

     

    -- !Este niño se bebe hasta el aire! -- bramó hecha una furia, aun más sabiendo que era una broma, lo que incentivó al llanto del bebé.

     

     

     

     

    Suspiró, resignada, su amor por aquellos dos hombres la tenía loca, -- Carga el bolso -- murmuró sin darle paso a que se rehusara y le soltó a su mejor amigo el bolso con las cosas de Brandon y las suyas, sonrió gustosa, abriendo la puerta del Aethonan´s House, el aire fresco le dio de lleno en el rostro, inspiró aquel frío y apretó al niño contra su pecho para que este no lo sintiera, aun así se encontraba extremadamente inquieto, --!Vamos, tengo más leche en el Castillo! -- comentó a Groter tomándolo de la mano y ambos desaparecieron en cuestión de segundos de las calles del Diagón, camino a casa, donde Brandon podría comer.

  15. ¿Sería costumbre?, el alcohol en sangre, la adrenalina corriendo por todo su cuerpo impidiendo que la Lockhart se estuviera quieta, la noche daba de lleno en el rostro iluminado de todos los Fenixianos presentes, con aquella luz que los caracterizaba, se frenó en secó al reconocer esa voz, probablemente también por el alcohol volvía a sentirse nostálgica, pero a la vez enojada, cada palabra que salía de la boca de su amada Demon Hunter, le daba una nueva razón para agregar a su primera promesa, la que le había hecho a cierta testaruda, super testaruda mujer, que la había abandonado poco tiempo atrás. Suspiró, al verla envuelta en llamas, la extrañaría, ¿Y ahora a quien le iría con sus niñadas?, fulminó con la mirada a Mei, > y sonrió.

     

     

     

    Reconoció el esfuerzo de Aimé, desde el día en que la conoció, de cierta forma, ahora que recordaba, ella siempre la protegió, y le estaría eternamente agradecida, > sonrió al pensar en ello, la presencia de la mejor Fenixiana que conoció ya no se sentía en los terrenos de la Mansión Malfoy, mejor, incluso que muchos otros que conocía. Pero su pensar era egoísta, no solo a ella le había sentado mal aquella despedida tan llena de locura, que solo le dejo un sabor amargo en la boca, y la sangre ahogada en alcohol, observó a aquel joven, todavía podía recordar los sucesos anteriores, ido, como imposible de creer lo que pasaba.

     

     

     

    -- ¿Vaya despedida no? -- farfulló acercándose a Aziid, con semblante amistoso, y jalando de su brazo.

     

     

     

    A duras penas pudo llegar hasta los límites del lugar, ambos personajes estaban muy ebrios, -- Suficiente alcohol por una noche -- comentó soltando su brazo y tomándolo de la mano, era evidente, que a pesar de la diversión, solo ellos dos habían caído en cuenta de la realidad, ya luego les tocaría al resto, o solo lo sentían un poco más. Cerró los ojos sin esperar a que Aziid se opusiera, no había pedido su opinión cuando lo arrastró del lugar, visualizó un sitio apartado de todo aquello, donde ambos pudieran descansar, o simplemente rememorar.

     

     

     

    Donde segundos antes Arya y Aziid se encontraban intentando mantener el equilibrio, ya nada había, sus cuerpos habían desaparecido, formando una pequeña ráfaga de viento que levantó unas cuantas hojas secas del suelo, estas quedaron suspendidas en el aire, y fueron cayendo lentamente, ¿Alguien los había visto partir?, no lo sabía con seguridad, y esperaba que no, pues si mal no recordaba, entre ese grupo se encontraba un hijo de susodicho, > quien sabe, pero la pregunta más incómoda, al momento de desaparecer, ¿Los habrían visto besándose?, ya nunca lo sabría.

  16. > Hubiera quería gritar a los cuatro vientos, pero no sabía que tan bien parados estaban, en aquel sitio quizás, hasta las paredes oían, -- ¿Estás loca? -- preguntó al tiempo que daba unos cuantos pasos hacia atrás, ciertamente acorralada por un desconocido, > si todos fueran así, evidentemente era su noche de suerte, era elegir, entre aquel muchacho que parecía un niño jugando con sus compañeros, o este sujeto que la acorralaba con el correr de los segundos. Volteó en dirección a su socia, -- !Mañana te lavas las manos antes de entrar a trabajar mujer! -- pero por ese descuido, casi cayó con aquel ¿Policía?, encima.

     

     

     

    Corrió hasta donde Bínfeyd para dejarle aquel obsequio, pese a que la muchacha ya estaba ocupada, -- Anda encanto, diviértete con ella -- comentó, sustrayendo de su mano una copa más grande de lo normal, con tequila. El asunto se volvía más y más un descontrol, abrió grande, muy grande sus ojos al ver a su querida Demon Hunter en plena performance (?) , la Lockhart aplaudía aguerrida, había acabado aquella copa mucho más rápido de como la había conseguido, y el alcohol le llegaba hasta el cerebro, -- ! Anda una vuelta más! -- canturreaba cual camionero en taberna.

     

     

    Y los vio, más bien los oyó, -- ¿Quién los trajo por Dios? -- que aberración para el sentido auditivo, aquello arruinaría la perfecta noche que estaban teniendo, pobre de quien tuviera que limpiar al día siguiente, por su parte intentaría irse antes de eso, levantó su varita, eran presa fácil, con sus caras feas como ratas, creo que prefería a los Mortífagos antes que a los Wachiturros, -- !Densaugeo! -- balbuceó divertida, y al instante los dientes de uno de los monstruos que tenía en frente comenzaron a crecer > y luego repitió la acción con el resto mientras los perseguía por el lugar.

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  17. Dio unos pocos pasos hacia atrás cuando la entrada quedó reducida a escombros, obra y arte de su querida Demon Hunter, recordó su primera vez en aquellos terrenos, salvo que en ese momento alguien más la apoyaba, no podía negarlo se sentía ciertamente mal, quizás nostálgica, pero si ya lo había prometido una vez ¿Porqué no dos veces?, o las que fueran necesarias, sonrió y aferrando su varita con la diestra pasó por lo que quedaba de entrada, y puso sus agraciados pies en la Mansión Malfoy, tanto esplendor la detuvo unos segundos, la noche estaba tranquila, y aun estaba agotada por el enfrentamiento anterior. Levantó la vista ¿Que era ese ruido?, música en la Malfoy, ¿De verdad?, aquello sería un descontrol.

     

     

     

    Cruzó los jardines con suma precaución, siguiendo los pasos de sus compañeros, aunque muchos de ellos se encontraban dentro ya, lo que más gracia le causo, fue ver algo que no encajaba con todos esos Fenixianos en aquel lugar, ¿Britney Spears? la Lockhart estalló en carcajadas que tranquilamente podrían haber llamado la atención de muchos, sus amigos se encontraban fuera de si, era gratificante verlos así, aquella noche no se privaría de nada. Primero lo primero, visualizó la femenina figura que luego de aquel momento comenzaría a extrañar, con los puños cerrados cual niña camino con paso emberrinchado hasta Aimé.

     

     

     

    Sin decir siquiera una palabra, la abrazó, eso fue todo lo que hizo, al tiempo que algunos bailaban al son de la música, o se maravillaban por las figuras que de la nada aparecían, buscaban que romper, o en que cajón hurgar, la pelirroja simplemente la abrazó, y luego de eso se alejó lo suficiente como para contemplar la escena, no podía negarse que el momento era divertido y tentador para muchas cosas. Observó de soslayo a uno de sus compañeros, y negó con la cabeza, cuantos pensamientos impuros cabían en una mente como la de ella, era increíble.

     

     

    De repente, todo era una fiesta, todo era puro descontrol, ¿Que pensarían sus compañeros si se escapaba de aquello para husmear en cuartos ajenos?, repasó de momento todo con la mirada, de una forma muy ligera, alguien gritaba como una loca por los pasillos, los ojos de Arya se iluminaron, -- Alguien sensato en este lugar -- dijo con tono severo, más nadie pareció oír, camino casi dando largas zancadas hasta Adryanie y con una sonrisa en los labios inspeccionó lo que llevaba consigo, agradecida de no haber sido ella quien los tocó. Sus sorpresa mayor fue cuando al asomarse a la entrada, después de tal alboroto, una ballena se encontraba allí, que locura era todo eso, y Aimé allí, con ¿Esa era Shakira?.

     

     

     

    Desató su capa de viaje y corrió hacia los jardines al tiempo que el agua despedida por el corpus patronus la mojaba de lleno, -- Esto realmente es una locura -- murmuró dejando de lado la seriedad y las formalidades, junto con las estructuras, se desabotonó los primeros dos botones se su camisa y contempló el espectác*lo.

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  18. Inspiró, el frío aire le helaba la sangre, y ahora sus propios pulmones, aquellos vientos ciertamente violentos que rozaban sus mejillas anunciaban la llegada de la primavera, pero no por eso se abnegaban a marcharse, no querían hacerlo, pero de igual forma, era el momento, y con su partida se llevaba varios suspiros; la Lockhart una vez más al borde de la ventana, observaba el correr de los segundos, escrutaba los límites del castillo, se encontraba a la espera, una vez más, entre busco su varita en la cintura de sus vaqueros gastados y con un leve movimiento extinguió cualquier luz posible de la habitación. Sonrió, al poco tiempo esa misma oscuridad se vio cegada por la hermosura de aquel color azulino plata que solamente un patronus podía emanar.

     

     

    - Un Lince de las nieves - murmuró conteniendo la emoción en cada palabra, si mal no recordaba, su primer llamado había sido igual.

     

     

    Alistó su capa de viaje, oscura y larga hasta las rodillas, destensó sus hombros y cerró los ojos aun disfrutando del correr de aquel luminoso animal en derredor a ella, normalizó la respiración y se centró en su destino, el cual le había sido informado recientemente. Llegó a los límites de la Mansión Malfoy, extrajo su varita de entre las sombras y con una delicada floritura una blanquecina y brillante luz cubrió su rostro, al tiempo que avanzaba hasta sus compañeros ya presentes al pie de la entrada . La oscuridad de la noches los abrazaba, era reconfortante.

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  19. Sexta Planta ~ Dando de alta a Vrael

     

     

    Había despertado, Vrael se había aferrado al más allá y le había provocado un buen susto a la Lockhart, hubiera querido golpearlo por ello, pero no tenía la suficiente confianza, a pesar de ser uno de sus compañeros, y sabía que aun estaba débil, -- Ten bebe -- comentó tendiendo agua al joven cuando este la pidió, dentro de su corazón crecía la dicha al ver que respondía bien, pero a la vez, algo le decía que no todo estaba bien. Suspiró, conocía esa sensación, miro de soslayo a Vral esperando que notara que aun se encontraba sin camiseta, al tiempo que garabateaba el alta y se la tendía, -- Firma esto, y vamos ..-- fue todo lo que le dijo, no solo el podía sentirlo.

     

     

     

    Se quitó la bata y se enfundó en una capa de viaje con un movimiento de varita, -- Mi turno ya acabó, ¿Te acompaño a casa? -- preguntó sonriente, siempre hablaba de manera que nadie le entendiera, pero sabía que el lo haría.

  20. Se sentía tan a gusto, su pecho realizaba movimientos mecánicos, con tanta fuerza como se le permitía, por la cantidad de aire que pedían sus pulmones, había sido divertido bailar frente a todas aquellas personas, había sido grato confesar a Oniria que iría hasta el infierno por ella, jurarle que la protegería hasta con su vida, fue aliviador abrazar con tanta fuerza a Allen para expresar su agradecimiento; toda esa adrenalina le recorría el cuerpo y le provocaba euforia, no habría podido quedarse quieta ni porque se lo hubiera propuesto, mejor atarla a una silla y ya.

     

     

     

    -- Te debo mi vida -- susurró al tener tan cerca al Walker, y hubo de fruncir los labios para no arruinar todo con lágrimas.

     

     

     

    Se separó de el, tomándolo de la mano con fuerza, y con su mano libre tomó el borde de su vestido para realizar una reverencia ante los absurdos aplausos, jalando de la mano de su compañero para que hiciera lo mismo, luego, no pudo más que estallar en carcajadas, para jalar de el una vez más e ir en dirección a Oniria, > se dijo y una sonrisa afloró a sus labios, al llegar junto a la recién Graduada, le echó los brazos al cuello y la abrazó con una fuerza descomunal, pero con una ternura inmensa, de no haber tenido cuenta de sus pasos, lo más probable sería que hubiera acabado en el suelo.

     

     

    El alma se le helada del simple hecho de recordar las palabras que momentos atrás la Haughton le recitaba, pero no dejaría que arruinaran el momento, -- No habrá un momento del día en que no estés conmigo -- su voz fue casi inaudible, más pareciera que sus labios articularon cada palabra pero sus cuerdas vocales a penas emitieron sonido, al hacer aquello llevó la mano de la peliblanco hasta su corazón que aun latía con fuerza por el baile y la risa, guardaría aquel día en su memoria, algo le decía, que corría, a partir de ese día, el riesgo de perder lo que llegó a su vida para hacerla más grata.

     

     

    La única razón por la que no había perdido las esperanzas.

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  21. > Pensó recordando en sus palabras a su propia madre, esto le dio cierta pena, pues siempre se había visto tan distinta a ella, pero a la vez tan parecida, oyó lo que Allen le comentaba sobre la solución perfecta para sus pesadillas, y abrió extremadamente grande sus azules ojos al ver el objeto que sacaba de dentro de su Gabardina, lo había visto antes, aquella espiritualidad que emanaba aquel atrapa sueños le llamaba curiosamente la atención, y el saber que aquel sujeto con sus propias manos los podía fabricar, le daba cierta seguridad, como si por el simple hecho de saber de quien provenía al 100% le garantizaba que fuera bueno.

     

     

     

    Luego de soltar el comentario sobre su pequeño incidente, prestó especial atención a lo que el Walker le decía, pues debería de aprender cada palabra de él, era necesario si no quería despertar un día y hacer un gran destrozo por no saber contenerse. El contacto con el Demonio le reconfortó de cierta forma, ¿Pero cómo admitir ciertas cosas?, respiró hondo, escabulló su mano una vez más por debajo de la mesa, buscando el respaldo de su amiga, la sintió repentinamente tan reticente, aquello causo un ligero escalofrío, pero no en su cuerpo, este paso desapercibido, sacudiendo su alma de un momento a otro.

     

     

     

    -- ¿Podríamos luego del Té? -- preguntó forzando una sonrisa, y observando por el rabillo del ojo a Oniria.

     

     

     

    > Se dijo dubitativa, esas eran cosas que debía decirle, se notaba cuando interesado estaba Allen en ayudar a la pobre pelirroja, pero estaba en ella, era parte de su ser, demostraba su debilidad hasta cierto punto, había algo en su cabeza que le daba vueltas, pero lo desesperante era que no sabía qué era, es decir, una nebulosa completamente molesta que le generaba lagunas mentales, se negaba a admitir que sentía que una parte de su había sido robada.

     

     

     

    Tragó saliva dispuesta a lanzar una pregunta, quizás absurda, para evitar preocupación en sus interlocutores por sus conversaciones mentales que la desconectaban de la realidad, -- ¿Y que sucede si me encuentro con alguien como uhm ..-- Lo pensó, como decirlo, -- Alguien con sus facultades mejor desarrolladas que las mías? -- comprendía por que lo preguntaba, pero no podía decirlo, menos con Oniria allí; -- Es decir, ¿Puede activar el Maori sin que yo pueda hacer nada?, ¿Con su sola presencia? -- posó su mano libre sobre la del Walker, soltando a su amiga, -- Porque si mal no recuerdo .. Fue por tus ..-- señaló sus brazos un instante, -- Que no pude controlarme -- acabó aireada.

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  22. Sexta Planta ~ Laboratorios, Con Anna.

     

    ¿Sin hechizo u encantamiento?, claramente la situación era rara, Arya volvió a sacar su mano derecha del profundo bolsillo de la bata, casi por instinto al tiempo que Anna daba un golpe certero con su hechizo en Jhon y Sombra volaba por los aires en dirección a su dueña, donde debería haber estado siempre. > pensó se acercó al cuerpo desmayado del maniquí, logró poner su grácil cuerpo en cuclillas y apunto al pecho del mismo con su varita, por un momento cerró los ojos, debía canalizar todas sus energías, pero el enojo la tenía ciertamente perturbada.

     

     

     

    Lentamente la piel de Jhon comenzó a tomar un color perlado, aunque ya era blanca como la nieve, ahora brillaba, como si estuviera barnizada, las líneas de expresión y de movimiento en todo su cuerpo visible desaparecieron, sus ojos cerrados se abrieron para perder toda expresividad en la mirada, su gesto se endureció, y con el último de los suspiros, volvió a ser el maniquí que había sido desde un principio. Aun así, con su extremada sensibilidad, Arya podía notar cierta vida en el objeto, aquella pizca de magia que lo había animado.

     

     

     

    -- Aun vive -- exclamó volteando la cara en dirección Anna, denotando en la mirada algo de desesperación, esperaba que aquello acabara pronto, y que la mujer diera el toque final.

     

     

    -- Anna por favor, acaba con esto por mi .. Debo irme -- se disculpó con la mujer, volvería, pero algo dentro suyo le indicaba que alguien la necesitaba.

     

     

    Sexta Planta ~ Atendiendo a Vrael, luego de lo del maniquí.

     

     

    Corría desde los laboratorios con la bata manchada con café, al notarlo hizo un rápido movimiento de varita para quitar la suciedad, debía estar pulcra para atender a sus pacientes, estaba bordeando un pasillo cuando lo notó, el aquella espectral sensación de que la muerte ronda la Sexta Planta, con el corazón en la mano, y siendo completamente egoísta, rogó porque no fueran ninguno de sus amigos, haber visto a Groter sin vida y dependiendo de sus manos le había alcanzado para unas cuantas temporada. Sin embargo ahí estaba, era imposible de pasar por alto, yacía en el suelo, ¿Cómo nadie lo había dispuesto en una camilla?.

     

     

     

    -- ¿Es que estamos de vacaciones? -- gritó enfurecida, aun dejando atrás el asunto del maniquí a los camilleros.

     

     

    Instantes después, aun cuando sus gritos resonaban por doquier, empujaba la camilla donde Vrael yacía inconsciente hasta uno de los Box libres, allí podría trabajar más tranquila; cerró la puerta tras de si, lavó sus manos correctamente y se volvió para diagnosticar, contra que se enfrentaba en aquella situación. Negó con la cabeza y chasqueó la lengua, odiaba verlos así, más cuando había sido el quien se encargó de su cuerpo inerte en el último enfrentamiento, y era el momento de agradecerle.

     

     

     

    Con un trapo mojado limpió las heridas abiertas, las a medio sanar, y las quemaduras también, era tanto que no acababa por saber exactamente que lo había arrojado a la muerte, camino hasta la botica de la habitación, encastrada en la pared, tomo tres frascos de distinto tamaño, con distinto contenido > y los dispuso en una mesa al lado de la cabecera de la camilla. Con un par de tijeras cortó lo que quedaba de la prenda superior de Vrael y arrojo los restos a la basura, así destapó el primer frasco, con un líquido sumamente viscoso, y lo puso en sus manos, para luego esparcirlo por todo su cuerpo, era ungüento para quemaduras.

     

     

     

    -- !Episkey! -- Pensó reiteradas veces apuntando con su varita de pies a cabeza a Vrael, así sanarían las heridas.

     

     

    Aflojó la tensión en sus hombros, con las heridas casi sanadas por completo era la hora de revivir a su compañero, ya no corría riesgo alguno de sentir dolor, tomó sin apartar la vista del Myrddin, el segundo frasco, este contenía un líquido color carmesí, y era el que le devolvería la vida, -- Perdona el mal sabor -- inquirió con un gesto de asco en el rostro, como si ella misma tuviera que ingerir tal cosa, llevó su mano derecha tras la cabeza del joven y obligó a su cuerpo sin vida a tomar toda la poción. Pronto notaría la mejoría, el volvería en si, si no lo hacía, jamás se lo perdonaría.

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  23. Su sonrisa burlona desapareció por completo de su rostro al notar la seriedad del asunto, llevó su mano izquierda hasta la larga falda de su vestido, para no permitir que se viera más de la cuenta, sin importar si su cabello daba de lleno en el rostro del Walker inundando sus sentidos con aquel aroma a jazmines que despedía todo en ella. Dispuesta a bailar como lo había hecho con Oniria, se sorprendió al verse reclinada sostenida solamente por la fuerza de Allen, > pensó, pocas personas le tomaban el gusto a la música como ella lo había hecho por la pasión de sus padres.

     

     

    -- Mejor enseñemos a estos niños como se hace -- retrucó a la respuesta de su compañero, con el rostro sonrojado por la inminente inexistencia de su barrera personal.

     

     

     

    En esa ocasión no había tenido que ser ella quien llevara el ritmo, Allen parecía hacerlo muy bien, y la pareja se desplazaba con gran afán por toda la pista, las luces seguían en disminución, las parejas torpemente intentaban copiar aquellos pasos, y Arya reía divertida al comprobar los resultados, ciertamente había que saber apreciar la música, esta debía ser parte de tu vida para poder expresarla con tan bellos pasos como lo estaba haciendo el Demonio en aquel momento. El ambiente era ciertamente romántico, pero de igual forma la Lockhart lo disfrutaba, estaba junto a dos personas que habían tocado su alma, de manera completamente diferente.

     

     

     

    Oniria era una parte vital de su día a día, pero Allen, él la había salvado de la oscuridad, aquella que amenazaba con arrojarla a un vacío existencial por el resto de su vida, desde que la pelirroja tenía uso de razón. Con su mano derecha aferrada a la mano derecha de su compañero, ambas a la altura de los hombros, ejerció cierta presión y lo obligó a girar, solo una vez, como el lo había hecho con ella, pero no lo sostendría, probablemente acabarían en el suelo; al acabar el giro, volvió a tenerlo frente a ella, sonrió agradecida por haberlo conocido y estirando su fisonomía lo suficiente para alcanzar la altura del Walker, le dio un fuerte abrazo, en muestra de su eterno agradecimiento.

     

     

    > Pensó, pero no lo dijo.

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  24. Sexta Planta ~ Laboratorios Con Anna.

     

     

    El rostro de Jhon se encontraba desencajado, la idea de volver a ser solo un objeto no le había sentado bien, y ahora absurda mente defendía sus ideales con una varita robada, ¿Pero si Arya le había otorgado vida, también le había otorgado magia?, los ojos de la Lockhart se abrieron de par en par, el problema se hacía cada vez mayor, al menos para ella, solo esperaba que aquello no fuera una enorme y oscura mancha en su prontuario. Tragó grueso cuando comprobó como el brazo de aquel sujeto se inclinaba con cierta fuerza y torpeza hacia atrás, como si estuviera a punto de arrojar la varita, cuando su intensión era ¿Hacer un hechizo?.

     

     

     

    -- !No quiero morir, ustedes no pueden decidir por mi! -- gritó cual loco.

     

     

    De Sombra solo salieron unas cuantas chispas, pero nada grave, aquella varita no se dejaría controlar con facilidad, no era una cualquiera, fuera de la gran frase, >, Arya sabía que aquellos símbolos que surcaban toda la figura de su arma estaban ciertamente conectadas con ella y sus tatuajes a flor de piel, sonrió aun así muy enojada, -- !Anna, quitale mi varita! -- parecía una niña pequeña, la mujer le habló con total naturalidad, ciertamente, se notaba su experiencia a simple vista, podría desarmarlo y convertirlo en sapo antes de que este pudieran decir "Magia".

     

     

    La Lockhart simplemente no se pudo contener, la rabia que la invadía y la frustración por estar luchando ahora con un error, la atormentaban, aun no lograba controlarlo, se lo habían dicho, debía cuidarse de aquellos ataques de furia por el momento, y Jhon no ayudaba mucho; su espalda comenzó a brillar tenue mente, pero el fulgor no se notaba por las telas, Arya se estremeció al tiempo que sentía como poco a poco el maori se activaba. Clavó la vista en Jhon, pocos metros los separaban, y sin siquiera notar si la Ryddleturn le había quitado o no su varita, se abalanzó sobre el propinando un puñetazo de lleno en su rostro.

     

     

    Ahora, aquel maniquí yacía tendido en el suelo, con la nariz aparentemente rota y sin conocimiento, aunque por los mecánicos movimientos de su pecho, seguía con vida, la pelirroja suspiro algo horrorizada por lo que había hecho, y su mirada volvió a transmitir esa paz normal en ella, por un instante había dejado salir sus instintos dormidos, -- ¿Bien, ya podemos acabar con el? -- preguntó volteando hacia donde la mujer, y guardando su mano derecha en el bolsillo de la bata, con los nudillos ciertamente morados. Más tarde, aquello dolería.

  25. Sexta Planta ~ Laboratorios, Con Anna.

     

     

    Suspiró, así que eso había sido, simplemente querer tener alguien con quien pasar el rato en su trabajo había vuelto a la vida a aquel maniquí que ahora la volvía loca, y debía hacer lo mismo, pero en sentido opuesto, no lo dudaría, quería que todo volviera a la normalidad, estaba agotada de escapar de Jhon y no serviría más que para cometer más errores cuando un paciente real llegara, y eso si sería un problema. Observó a aquel sujeto, solo debía desear que ya no tuviera vida, simplemente que dejara de respirar, y así Anna podría, ¿Qué dijo, sacarle la sangre?, la Lockhart se alarmó, era algo ciertamente catastrófico.

     

     

    -- Jhon .. Siento haber sido tan mala contigo, ven, puedes acercarte -- dijo con voz serena, como si le hablara a un animal.

     

     

    El rostro de Jhon había cambiado, ya no parecía calmado y seductor, se notaba que estaba nervioso, sus ojos se movían con vehemencia por toda la sala, de seguro buscaba por donde escapar, pero era imposible, no había escapatoria para el, simplemente era su fin, y aquello despertó cierta lastima en Arya, -- ¿Así que aquí concluye?-- preguntó con el rostro compungido, -- Que vida más corta y dulce -- agregó dando unos cuantos pasos hacia la pelirroja, que no pudo más que abrir sus brazos, para obsequiarle un abrazo, si dejaría de existir, al menos haría las paces con el, por tonto que sonara.

     

     

    En ese momento, la puerta se abrió, ¿Qué era ese extraño sonido?, la Sanadora levanto la vista en aquella dirección al tiempo que Anna también se acercaba hasta el núcleo del bullicio, -- ¿Roedores? -- preguntó alarmada, -- !No es posible!, ¿Cómo llegaron hasta aquí? -- su rostro se encontraba nuevamente congestionado, aquellos animales tenían ciertas enfermedades Muggles, lo sabía, y ella aun tenía pacientes en la sala. Todo paos tan rápido que no lo vio venir Jhon había aceptado su abrazo, pero cuando la atención de la Lockhart se centró en la puerta, este había cambiado de opinión y ahora apuntaba a ambas mujeres con la varita de Arya.

     

     

    -- !Anna! -- bramó sin quitar la vista de Jhon, pero no asustada, completamente iracunda, -- !Devuélveme eso alcornoque!, Tu no puedes hacer magia -- estaba al borde de no solo desear que dejara de tener vida, sino que al hacerlo fuera lento y doloroso.

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