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Arya Macnair

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Mensajes publicados por Arya Macnair

  1. Sexta Planta ~ Recibiendo a Bínfyed

     

     

    Estiraba lentamente sus extremidades, aquel día se suponía sería mejor que el anterior, aun el cuerpo le dolía por las recientes heridas, pero Aimé había hecho un excelente trabajo con ella; caminaba por los pasillos de la sexta, cuando se encontró de frente con la puerta de la Sala de Descanso para Sanadores, -- Me pregunto si ..-- sus dudas fueron disipadas al momento de girar la perilla de la puerta y que luego de un leve crack esta se abriera, los ojos de la Lockhart se abrieron de par en par, Jhon había logrado salir de allí, y probablemente rondaría por el Hospital buscándola, estaba decidido debía recurrir a alguien.

     

     

    Apresuró el paso, iría donde Anna, ella de seguro podría ayudarle con aquel percance, su blanca bata hacía fricción con sus vaqueros gastados, su torso estaba cubierto por una fina camiseta, las corridas en San Mungo aumentaban la temperatura de su cuerpo, y acababa con el rostro enrojecido y la frente perlada por el sudor. Una voz exasperada la detuvo a medio camino, podía sentir la desesperación en sus entrañas, frenó en seco posando su mano derecha sobre su pecho, -- ¿Qué esta pasando aquí? -- dijo con voz firme oyendo las recriminaciones de un elfo, bastante enojado, fijo la vista en un femenino cuerpo sin vida, protegido por dos de estas criaturas, y no pudo más que generar una mueca de pena.

     

     

    -- Tranquilos, yo me haré cargo .. Ahora por favor, esto es un Hospital -- regañó con dulzura, podía ver el temor en sus ojos.

     

     

    Tomó la camilla de un extremo y con todo el peso de su ligero cuerpo la llevó hasta uno de los Box de sanación desocupado, -- Mira lo que te hicieron -- murmuró comenzando a sentirse enojada, podía reconocer a una de sus compañeras de bando, Bínfyed había caído junto con ella, aquella noche en el Castillo Croft, ahora lo recordaba. Giró sobre sus talones y rebuscó entre las pócimas y ungüentos que reposaban en la botica de la habitación, hasta dar con aquel pequeño frasco que había salvado innumerables vidas, incluyendo la suya propia, se aferró a el y buscó su varita en los profundos bolsillos de su bata.

     

     

     

    -- Episkey -- pensó posando su mano izquierda abierta sobre el cuerpo de la Evans, manteniendo cierta distancia, y con su mano derecha apuntando a sus heridas con Sombra.

     

     

     

    Chasqueó la lengua, poco conforme, -- Apostaría los galeones que llevo encima que eso fue una Katana -- dijo fuerte y claro, después de todo, solo ella lo oiría, y se llevo la mano izquierda bajo su rojizo cabello rozando con la yema de los dedos la cicatriz de su nuca, aun la sensación de recordar le daba escalofríos; -- Episkey -- pensó una vez viendo como las heridas se cerraban ante sus ojos, ella no había tenido tanta suerte, solo esperaba que a la mujer no le quedaran sus cicatrices. Abrió el pequeño frasco, y vertió su contenido completo en la boca de Bínfyed, sabía que no tenía un sabor muy grato, pero reclinando la cabeza de la paciente, obligo al cuerpo inerte a revivir.

     

     

    -- !Anda muchacha, despierta por favor! -- exclamó tomando unas cuantas mantas y cubriendo su cuerpo, estaba fría.

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  2. Caminaba pacíficamente por las calles del Diagón, -- Vas tarde Arya -- le dijo una voz en su cabeza, pero la Lockhart simplemente se encogió de hombros y siguió su paso normal, hacía ya unos 20 minutos que debería estar reunida con Oniria y Allen, pero aquella misma mañana no había tenido ni las mínimas ganas de salir de la cama, hacía semanas que sentía que algo le faltaba, pero no podía recordar que, se devanaba los sesos pensando que algo olvidaba. Estaba próxima a llegar al punto de encuentro, observó la fachada e hizo una mueca, una especie de sonrisa que con suma rapidez desapareció, era el negocio de Jessie, su madre.

     

     

    Miro su reflejo en el espejo, era extraño reconocerse en el, ya no era la joven vivaz que siempre había sido, pero quizás era porque simplemente había madurado, observó su camisa fuera de sus vaqueros, y la alisó un poco, el llevar los brazos cruzados sobre su abdomen todo el viaje la había arrugado, hizo resonar sus zapatos en el suelo frío y extrañamente limpio, respiró profundo, traspasando la puerta de entrada hacia el lugar. Cerró los ojos al entrar, y se concentró levemente, con su mano derecha sintiendo cada palpitar de su órgano vital, Oniria estaba allí.

     

     

    -- Buen día, disculpen la demora -- se excusó tomando asiento, no admitiría que había llegado caminando, rehusada a utilizar su magia de hacía semanas.

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  3. Sexta Planta ~ Rol de Salida . Gracias Aimé

     

     

    Observó con los ojos muy abiertos aquella sombra deslizarse por su lateral, sonrió al reconocer la voz de Aimé, ¿Cuantas veces aquella mujer la había salvado?, le debía una muy grande, quizás en esa oportunidad estaba ocupada defendiendo su propia vida como para serle de niñera, como en ocasiones anteriores, pero ahora, le devolvía la vida, ¿Que más podía pedir?. Sentía como si una estampida de elefantes le hubiera pasado por encima, unas cuatro veces, su cuerpo estaba por completo entregado a la Sanadora, aunque de vez en vez intentaba incorporarse, su compañera de Bando había hecho el proceso de sanación correspondiente, pero el cansancio de una batalla no se arreglaba con pociones o hechizos, la Lockhart solo necesitaba volver a casa.

     

     

    -- Lo siento ..-- murmuró, se sentía tonta por haber caído en batalla, preocupando a los demás.

     

     

    El silencio invadió la sala, y Arya pudo respirar y quejarse como una niña pequeña, -- !Torpe, torpe torpe! -- se regaño refregando sus ojos y recuperando la visibilidad poco a poco, -- ¿Porqué te ensañaste con ese sujeto Arya? -- se preguntó confundida rascando su cabellera rojiza que estaba hecha una maraña, su ropa completamente chamuscada, que vergüenza, y así debería volver a su casa. Un estruendo la sacó de su ensueño, las pocas fuerzas que le quedaban en el cuerpo le proporcionaban un estado anestésico de momentos, abrió sus ojos exaltada, y observó a Aimé, sonriendo nuevamente al ver que era ella, -- Ahora comprendo porque las boticas se vacían con tanta facilidad -- bromeó tomando el agua que la joven sanadora le tendía.

     

     

    Oyó las indicaciones y asintió como la niña obediente que era, o al menos lo era en esos casos, se bebió el agua de a sorbos, y dejo la botella a un costado, observando todo a su alrededor, se sentía extraña, pero de seguro era solo el cansancio, luego siguió con la poción, y apoyo su cabeza lentamente en la mullida almohada de la camilla, -- Solo será un momento -- se dijo para si volviendo a cerrar los ojos y sintiendo que morfeo llegaba a por ella. Despertó exaltada una vez más, ¿Cuanto tiempo había dormido?, se incorporó de un salto, aun seguía algo débil, busco con cierta desesperación su varita, que por suerte se encontraba a un lado de la camilla, junto al alta, en una mesa.

     

     

    -- Bien, ya veré como recompensar a Aimé -- se dijo agitando su varita para acomodar de alguna forma su ropa y no parecer una loca por las calles de Ottery. Próximo destino, su hogar, y así con una sonrisa en el rostro se marchó de San Mungo para volver, solo a trabajar.

  4. La tiza provocó una leve nube blanca en el ambiente, al tiempo que surcaba la distancia y comenzaba a garabatear la pizarra, la Lockhart llevó casi por instinto el borde de su capa de viaje hasta su rostro para evitar un ataque de asma, en ese aspecto era bastante sensible; clavó sus ojos en los tres títulos que rezaban en la oscura pizarra, resaltaban por el color de la tiza, pero no conforme con eso, la profesora resaltó el primer término, Arya extrajo de su vaquero la pluma que Oniria le había obsequiado el día de su graduación e hizo aparecer un pergamino con un leve movimiento de varita, pronto, Sombra se perdía dentro de su capa de viaje, y ambos objetos flotaban a su derecha.

     

     

    -- No pierdas ni una sola frase -- susurró a la pluma, no quería interrumpir las explicaciones de Leah.

     

     

    Se aferró a su pupitre al sentir como el hexágono se movía hacia la derecha, estaba siguiendo los pasos de la mujer, y eso llamo mucho la atención de la pelirroja, una habitación que siguiera por completo las complacencias del docente, eso realmente era magia; quiso hacer una pregunta, pero la voz femenina que guiaba la clase volvía a romper el silencio, tomando una caja y colocandola a la vista, Arya pego su espalda al respaldo del asiento, como negada a luchar con lo que podría salir de esa caja, recordando todas sus clases anteriores en la Academia, a veces, los profesores se excedían con respecto a la forma de impartir el conocimiento.

     

     

    Observó la esfera de cristal que viajaba hasta donde ella, y se posaba sobre la mesa de su asiento, era de un perfecto color azul, solo por eso le gustaba, de vez en cuando era caprichosa, pero no lo admitiría, el azul era de sus colores preferidos; luego volteó para ver la esfera de un tono rojo de su compañero, y simplemente escrutar su rostro, aquel joven le provocaba dolor de cabeza, y si no se mantenía al margen debería salir de la clase. Oyó la aclaración de Leah, y levantó la mano con fuerza para contestar la diferencia entre Hechizo y Encantamiento, pero una vez más, la profesora hablaba, bufó ofendida y prosiguió prestando atención.

     

     

    La esfera de cristal púrpura de Leah se transformó en un conejo adulto frente a sus ojos, vaya asombro, sonrió gustosa de ver la magia que la acompañaba día a día, aquella magia a la cual la Lockhart comenzaba a querer dejar de lado, -- Asombroso -- replicó en dirección a la profesora de Transformaciones, pero en ningún momento saco a relucir su varita, ella no dijo que podía practicar, no aun. El animal volvió a su estado original y desapareció dentro de la caja de donde había salido desde un principio, ahora, el movimiento hacia la izquierda del hexágono no le preocupaba mucho.

     

     

    Volvió a sonrojarse cuando la mujer mencionó su nombre, al final, no había estado tan errada con su definición de la materia, e hizo un ademán a la pluma y el pergamino para que volvieran a sus manos,a su propio control, -- Bien, veamos ..-- soltó leyendo muy por encima las consignas de su tarea, debía comenzar por la más sencilla, para no perder tiempo atorada con algo que no comprendiera. Miro a su compañero por el rabillo del ojo al oír vagamente sus palabras, le sonó gracioso, era verdad, 15 minutos era poco tiempo, pero ella escribía bastante ligero.

     

     

    Habiendo acabado, enrolló el pergamino y lo dejo al borde de su pupitre, cuando aquella mujer diera el visto bueno se lo llevaría en mano hasta donde estaba.

     

     

    Off Rol:

     

    ◦Realizar una lista de hechizos y encantamientos que sean considerados como Transformaciones, señalando si son hechizos o encantamientos (Mínimo 5).

     

    1. Avifors ~ Convierte objetos en aves ~ Hechizo

    2. Braquiam Emendo ~ Remienda huesos rotos ~ Encantamiento

    3. Cripsis ~ Sirve para hacerse invisible ~ Encantamiento

    4. Espongificación ~ Tranforma alfombras y losas en bases gelatinosas y elásticas ~ Hechizo

    5. Fera Verto ~ Transforma un animal en una copa ~ Hechizo

     

    ◦Explicar la importancia del uso de las Transformaciones y narrar una situación en donde se vea personalmente afectado y cómo haría frente a ella usando las Transformaciones como método defensivo. (Mínimo 5 líneas)

     

    Las transformaciones son sumamente importantes en la vida de cada mago o bruja por el simple hecho de que puede salvarlos en una situación de riesgo, así como si requiere de la ingestión de un bezoar, el cual no tiene al alcance de su mano, puede hacerlo aparecer con un simple hechizo de transformación como lo es el Morphos; más formalmente hablando, podría decirse que así mismo la Transformación se divide en cuatro ramas especializadas:

    · Transformación (transformación humana, conmutación etc.)

    · Desvanecimiento

    · Conjuración (Traer cosas a la existencia)

    · Des transformación

     

    En un reciente duelo, dejando a relucir mi varita, dirigí mis energías hacia una enorme roca de unos dos metros de altura, y con la ayuda del hechizo “Morphos” logre transformar aquel objeto inanimado en un enorme lobo albino, adulto, de casi metro y medio, con enormes patas, filosos dientes y ojos color oro fundido. Con esta invocación pude salir ilesa de varios ataques que mi contrincante, al llegar, envió contra mi cuerpo, y que el animal se encargó de interceptar, sin morir.

     

    ◦Definir con palabras propias, los hechizos que se señalarán en la pizarra:

     

    - Lapifors: con este hechizo el mago o bruja puede convertir cualquier objeto, siempre y cuando la masa lo permita, en un conejo.

    - Avis: Es un encantamiento del cual , luego de ser aclamado, se materializan, hasta 12 aves, de no muy gran tamaño, como una especie de defensa para el mago o bruja que lo haya invocado.

     

    - Duro: Convierte cualquier objeto que antes era flexible y blandos, en objetos completamente duros, como su nombre lo dice.

     

  5. Sexta Planta ~ Siendo revivida por Aimé.

     

     

    -- Podría acostumbrarme a estar a oscuras -- exclamó y su voz hizo eco una vez más entre las penumbras, hacía frío, y no podía dejar de pensar en aquella extraña sensación que la embargó cuando acabó con la vida de ese Mortífago, es decir, ella no acostumbraba a matar, ellos se encargaban de eso, y los Fenixianos los detenían, que murieran en batalla no era su culpa, la Lockhart solo los molestaba para que sus compañeros hicieran su trabajo, pero a este, simplemente lo había matado con una sonrisa en el rostro. De repente sintió como su cuerpo era jalado por completo por una calidez que apareció de la nada, poco a poco la oscuridad se disipaba.

     

     

    -- !Alto, espera, no! -- las palabras brotaron de su boca con gran estruendo, aquellas habían sido sus últimas palabras cuando noto que aquella Mortífago atacaba a su compañera Bynfied.

     

     

    Se incorporó de la cintura para arriba, algo adolorida, y con la cabeza a punto de estallar, tenía la vista nublada, pero podía divisar una sombra cerca de ella, el corazón le latía con fuerza, pero obligo a su cuerpo a recostarse, no podía reconocer aun quien era, pero su sexto sentido le indicaba que estaba en buenas manos, -- ¿Qué paso? -- preguntó con un hilo de voz, llevando su mano izquierda a su cabeza, algo alborotada, esa calidez era propia de uno de los suyos, no tenía de que preocuparse.

  6. Sexta Planta ~ muerta.

     

    Aferrada a la vida con un último suspiro, el cuerpo de la Lockhart se hallaba tendido sobre una de las camillas de la Sexta Planta, todo en cuestión de segundos se había vuelto oscuridad y frialdad, ¿Es que así se sentía la muerte?, solo deseaba no darle un disgusto a su madre. Podía recordar como sus uñas se habían hundido en la piel de su compañero de Bando tras dejarla en los terrenos Lockhart, quizás pensó que alguien podría ayudarla así, quizás no quería que nadie los siguiera; lo siguiente que podía recordar, era la voz chillona de Tholav, su elfo, tomándola por el brazo y apareciendo en la recepción de San Mungo, completamente asustado.

     

     

    -- Tonta de ti -- se dijo en la oscuridad de su mente, recordando como el Fuego maldito de aquella Mortífago asestaba contra su cuerpo en el momento exacto en que ella se llevaba consigo la vida de unos de sus compañeros, -- Dolor con dolor se paga -- su voz resonaba en su cabeza, pero no podía moverse, rogaba que alguien llegara, y que no fuera Athena.

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  7. Corría con suma agilidad por los pasillos de la Academia, sus zapatos no le permitían mucho, pero se las ingeniaba de maravilla, su vestido, otra cosa que le figuraba como un osbtác*lo a la hora de apresurarse, lo mantenía por encima de las rodillas con ambas manos, se hacía tarde, ya podía oír la Voz de una mujer dando la cordial bienvenida a los Graduados, eso la ponía nerviosa, debía estar allí, el querer era un verbo más, era su deber, como amiga, como la persona que decía querer a aquella joven más que a nada en el mundo, incluso, más que a ella misma. Clavó sus zapatos de tacón plateados en los encerados pisos del lugar, justo frente a la puerta del salón, a segundos de tropezar.

     

     

    Una femenina y conocida figura subía al escenario, aceptaba las bienvenidas y las gratitudes y se aferraba a su diploma como ave rapiña a su presa, no quiso aun, nadar entre la multitud para llegar a ella, observó todo desde una de las paredes traseras donde reposaba su espalda desnuda contra la fría piedra del lugar; vio bajar a Oniria del escenario, perderse entre la gente, algo nerviosa, pero sumamente feliz, la Lockhart podía sentirlo en lo más profundo de su ser, y le fue inevitable contener aquellas lágrimas transparentes y pequeñas que ahora rodaban por sus rosadas y pecosas mejillas y se perdían por debajo de su barbilla. No podía ocultar su felicidad por el momento.

     

     

    Respiró profundo sin poder contener más la necesidad de re encontrarse con la Haughton, se incorporó bruscamente de la pared, provocando unos ligeros raspones en su blanca piel, y se abrió paso entre la gente, de la manera más rápida posible, aquel día había perdido su amabilidad por los pasillos, lo único que le importaba, era que su amiga supiera que ella estaba allí desde un principio, y que siempre sería así. Su cuerpo tembló ligeramente al encontrarse tras Oniria y percibir su aura, -- ¿Señorita Haughton? -- llamó con voz apenas audible, pero nada escapa a oídos de un vampiro, aunque quizás, ella ya sabía que la pelirroja estaba en el lugar.

     

     

    La silueta femenina frente a ella giro, ante sus ojos, y el tiempo pareció detenerse e ir muy lento a su alrededor, como si por mero gusto de guardar aquel momento entre sus más preciados recuerdos le hubiera permitido apreciar todo sin perder ni un segundo, -- !Oh por Dios, Felicidades mi niña! -- su voz sonó ahogada, se sentía demasiado feliz, se lanzó en dirección a Oniria rodeando su cuerpo en un fuerte abrazo, podría haberle quitado el aire si tuviera la fuerza, pero solo quería estar con ella, hacía semanas que no la veía, y su Graduación había sido el momento oportuno para recordar le lo mucho que la apreciaba.

     

     

     

    -- Me siento tan tonta -- dijo dando espacio a la joven y limpiando sus lágrimas.

     

     

    Sin poder contenerse aun, tomo a Oniria de la mano y su cuerpo se estremeció una vez más, la condujo entre la gente, a un sitio un poco más apartado, casi llegando a la puerta de entrada, allí los murmullos eran leves, y ambas podrían oírse; aquella situación le sonó extrañamente familiar, recordaba su graduación, ella había estado ahí, y le había obsequiado esa hermosa pluma que llevaba consigo a todas partes, pero había algo más, algo que no lograba recordar. Chasqueó la lengua volviendo su mente a tierra firme y exclamó, -- Estas muy hermosa esta noche, aunque .. Deberías dejar un poco de lado el negro señorita -- con su mano derecha levantó la barbilla de la Haughton para poder apreciar mejor su rostro.

     

     

    Tomo las manos de su interlocutora entre las suyas como muestra de afecto, estas estaban frías al tacto, pero aun así, Arya podía notar cierta calidez, una punzada atravesó su corazón y provoco un extraño gesto en su rostro, ¿Ya había sentido aquello antes, pero donde? .. ¿O con quién?, -- No se que es lo que vi en ti Oniria .. -- las palabras fluían por sus labios como agua en desembocadura de río, -- Quizás esa esa calidez que escondes, pero yo se que está ahí -- agregó fijando sus ojos azules en los ojos lilas de aquella joven, buscando llegar a su alma, y tocando su pecho con el dedo índice.

     

     

    -- Pero quiero que sepas, que te has vuelto parte de mi, eres mi familia .. Y yo, yo daría incluso mi vida por ti -- sabía hacia donde encaminaba la conversación, pero no podía dejar escapar siquiera una palabra de más, simplemente lo dejaría implícito, la peliblanco era mu astuta, pero para nada una traidora.

     

     

     

    Extrajo de entre las telas de su vestido, su varita de Nogal Negro, la tomo con firmeza con su mano derecha, y con su mano izquierda tomo la de Oniria y la puso hacia arriba, con la palma al descubierto, hizo una pequeña floritura algo cerrada en movimiento, pero determinada, y sobre la mano de su amiga, apreció una caja de terciopelo verde musgo, sin lazo, pues la caja era de madera, y tenía un pequeño cerrojo. Volvió a esconder a Sombra entre la falda de su vestido, y con su dedo índice hizo presión sobre el cerrojo de forma circular que cerraba la caja, este le provocó una leve herida, demasiado pequeña para ser grave, de la cual brotó tan solo una gota de sangre.

     

     

     

    -- Esto pertenece a mi sangre desde épocas inmemorables, y solo con ella se abre -- explicó, llevando el dedo a sus labios para borrar todo rastro de sangre en el, sintiendo en sus papilas gustativas, el metálico sabor que distinguía a aquel líquido viscoso. El cerrojo hizo un pequeño sonido, semejante al crujido de una rama seca al ser partida por la mitad, y se abrió, dentro, se hallaba una delicada y brillante pulsera de Plata, con un único dije en ella; -- Se que te lleno de joyería absurda .. Pero esto es especial, o al menos lo es para mi -- aclaró, mirándola a los ojos.

     

     

    -- A partir de hoy, !Escúchame bien!, No importa lo que pase, sea lo que sea por lo que me necesites, con esto lo sabré -- extendió su brazo derecho, con el que siempre portaba su varita, y lo giro lentamente sobre su eje, hasta que Oniria pudiera ver el dorso, en el había un oscuro tatuaje con la misma figura, una Triqueta, un símbolo vikingo Zelta; -- El peligro que corras tu, lo correré yo a ciegas linda, así de grande es mi querer hacia ti -- no iba a negarlo, desde hacía tiempo, luego del encuentro con los Mortífagos, su corazón se había retraído a sentir, pero ella era la excepción a la regla.

     

     

    -- Disculpa si sueno un poco loca, pero se que tu por mi, irías hasta el centro de la oscuridad, y eso mismo haré yo por ti si hace falta -- sonrió tierna mente, -- No fue sino gracias a ti, que yo me salve de ser un monstruo, y estaré agradecida de por vida -- agachó la mirada, pues no podía verse la espalda, pero cada noche lo hacía frente a un espejo, y le daba las gracias en silencio a ella y a Allen, por arriesgarse.

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  8. Llegaba tarde, extremadamente tarde, ¿Porqué nadie la había despertado?, saltó de la cama y surcó su habitación despojándose de la ropa de cama y dejando un camino de prendas hasta el baño; la lluvia de la regadera completamente caliente acabó por despertarla, poco más de unos minutos y ya se encontraba envuelta en una gruesa toalla azul oscuro. Dispuso una nueva carrera hasta el armario, y se zambullo dentro de el para buscar el atuendo indicado, aquel día comenzarían sus clases de Transformaciones, clases especiales, extras, luego de su Graduación no podía dejar de admitir cuanto extrañaba estudiar.

     

     

    -- Llegas extremadamente tarde mujer, luego te aguantas si te regañan -- bufó apareciendo en los jardines de la Academia de Magia, apuró el paso, y subió casi dando saltos las escalinatas de piedra que daban paso a la gran puerta; sus zapatos resonaban por los pasillos, no podría correr con ellos, pero al menos su paso era ligero, siempre lo había sido, el roce de sus vaqueros rompía el silencio, y su camisa azul se encontraba por completo escondida debajo de su capa de viaje. Aquel sitio le traía tantos recuerdos, a sus viejos compañeros, le había perdido el rastro a Shirley, sabía por buena fuente que ya no volvería, y pues a los otros dos los tenía bien cerca.

     

     

    Llegó frente a la puerta donde se daría la clase, podía oír cierto murmullo dentro, y los nervios la pusieron de punta, odiaba llegar de último y sentir todos los ojos sobre ella al entrar, respiró profundo, alisó su rojizo cabello y se aferró al pomo de la puerta, podría haberse quedado con el por la fuerza ejercida al jalar de este hacia si. Dio unos pocos pasos, y cerro la puerta lentamente para evitar cualquier tipo de sonido, clavó sus ojos azules en la mujer detrás de todo, de seguro, y por su posición, aquella era la profesora, y no parecía para nada amigable. Analizo el lugar con la mirada, captando toda la información visual posible.

     

     

    Divisó los pupitres derecho de donde ella estaba, unos cuantos metros más, camino decidida hacia uno que estaba vacío en el centro delante del todo bien ubicado, sus ojos se hallaban puestos en el asiento, y no fue capaz de notar que había un pequeño desnivel a esa altura del piso, como un pequeño escalón, tropezó absurda mente, pero logro mantener estabilidad apoyando ambas manos en un pupitre ajeno, -- Lo siento -- dijo avergonzada a su dueño, y con suma rapidez se acomodo en su sitio. Con una mano en el pecho, poco notó el aumento en su ritmo cardíaco.

     

     

    La profesora se hallaba dos escalones más arriba que el resto, así se podría ver perfectamente su figura, detrás de ella, un elegante escritorio, y por detrás hacia un costado, una enorme pizarra, los asientos de los alumnos eran de madera también, pero esta, a cambio del escritorio, se hallaba gastada por los años; desde donde estaba podía ver los nombres de algunos tomos literarios, y los ojos se le escapaban de las cavidades, amaba los libros, lo que no le gustaba tanto, era el murmullo de los cuadros, y a más de uno había mirado feo para que ya se callara. Volteó solo un poco para acabar de ver, y noto un rostro medianamente familiar.

     

     

     

    De repente, comenzó a tener migrañas, era extraño, no se sentía enferma ni cansada como para tener una de esas, pero no podía prestarle atención, aquella mujer acababa de presentarse y ahora les tocaba a cada uno de ellos, los nervios la embargaban, y junto a ellos una sensación de vacío que había evitado durante varios días. Su turno llegó, se incorporó del asiento por puro formalismo y aclaró su garganta, -- Mi nombre es Arya Lockhart .. Y pues, he venido a tomar estas clases para ampliar mis conocimientos -- era algo obvio en muchos de ellos, pero era su único objetivo.

     

     

    -- ¿Cómo expresar lo que creo que es esta clase sin redundar?..-- preguntó por lo bajo, y luego nuevamente alzo la voz, -- Pues, para mi una transformación, permite modificar atómica mente, un objeto, por algo que necesitemos en ese momento, algo que este dentro de los parámetros de nos impone la masa del primer objeto ... Y podrían ocurrirse me varios cosas cotidianos, pero ninguno que me venga a la mente en este momento -- acabó algo avergonzada por sonar como una rata de biblioteca; con el rostro completamente ruborizado, se sentó y desvió la mirada, mientras el resto del grupo acababa de presentarse. Sus ojos azules volvieron a cruzar aquel rostro tan familiar.

     

     

    Off :

     

    Ya esta mañana me estaba preocupando porque no encontraba la clase T__T Soy extremadamente insoportable, ya lo verás. Me presento, me llamo Macarena, soy de Argentina y tengo 19 años, ahora que me faltan meses para mi cumpleaños y me disminuyo la edad xD que ocurrencias. Deberías de haber visto mi cara de fascinación cuando leí lo que estudias *__*, yo soy ingresante a Medicina Veterinaria, aun me faltan muchos años. Y ya luego, Arya y yo somos muy parecidas, ya la conocerás. Saludos Victoria :rolleyes:

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  9. Sexta Planta ~ Heridos & Resurrección de Aurores.

     

     

    Un nuevo día se acercaba, Arya traspasó la puerta de la recepción enérgica, como hacía tiempo no se sentía, camino gustosa, y saludó a todos los presentes con una dulce sonrisa, a quienes más conocía se tomo el atrevimiento de depositar un beso en sus mejillas, caminaba con paso firme en dirección al armario donde se encontraban las batas blancas de todos los sanadores. Al llegar, buscó la suya con tranquilidad, algunas seguían en blanco, otras tenían el nombre de sus propietarios, muchas estaban amarillentas, o con rasgaduras, varias manchas viejas de sangre y pociones, aquellos eran gajes del oficio.

     

     

    -- Bien, manos a la obra -- se dijo sonriente, y fue directo a la enfermera de turno de la Sexta, esperaba encontrar a su madre o a Madeleine en su defecto por allí, hacía tiempo no las veía.

     

     

    Nada, ninguna de ellas estaba ahí, suspiro aireada, otro día que estaría sola, quizás llegaran más tarde, sabía que ambas tenían una vida fuera de San Mungo, cosa que ella no tenía, aunque no recordaba porque; cambio su destino, su área, gracias a Merlín, estaba tranquila, eso quería decir que ninguno de sus compañeros había sufrido percances en plena batalla, así que solo restaba desayunar, como no lo había hecho en casa, y luego, probablemente controlar el papelería que se iba acumulando en su cajón, pacientes que re veer, altas que corroborar, y archivar, para ya luego olvidar.

     

     

    Abrió lentamente, y con poco ánimo de estar allí, la puerta del área de descanso, entraría sin mirar, después de todo, cada cosa seguiría en su lugar, la máquina de café le daría aquella infusión vital para sobrevivir guardias nocturnas o demasiado tempranas en el Hospital, las revistas y el perfecto ejemplar del Profesa estarían dispuestos para el gusto del lector, los archiveros estarían ahí, con el trabajo ya acabado, envidia le daban aquellas sanadores que hacían todo a tiempo, y no lo dejaban para después como ella; -- Buenos días, Arya ..-- una voz masculina, extraña por completo a su memoria, resonó en el ambiente, una vez hubo cerrado la puerta tras de si, levantó la vista buscando a su dueño y la sorpresa fue brusca.

     

     

    -- ¿No esperabas verme aquí verdad? -- preguntó el apuesto joven sentado en uno de los sofás del lugar.

     

     

    El cuerpo de la pelirroja se tensó, ¿Cómo era posible?, había recordado quitarle la vida nuevamente, y cerrar con llave la puerta de los laboratorios, si sus compañeras no estaba, ¿Quién lo había dejado salir?, dio unos pasos lentos hacia delante, -- ¿Jhon.. Pero cómo es posible?, !Tu no eres real! -- su pregunta fue perturbadora, y su exclamación denotaba cierto temor, ¿Qué había hecho mal para que su magia se volviera así?, -- Yo te devolví a tu forma inanimada, tu deberías estar en los laboratorios.. -- las palabras se tropezaban unas con otras al salir de su boca. Jhon sonrió, y cruzó una pierna sobre la otra, relamiendo sus labios con tranquilidad.

     

     

    -- No fue difícil convencer a una de las enfermeras de que había quedado encerrado por error ..-- acotó sin problemas, -- Mi querida Arya, me has dado una gran herramienta -- agregó dibujando la silueta de su cara con su mano, era cierto, era un joven muy apuesto, ojos azules cabello negro, piel pálida, sonrisa cálida, le recordaba extrañamente alguien, aunque no recordaba a quien; -- Me sentí muy solo cuando te fuiste -- dijo incorporándose de un salto, -- Te eche mucho de menos -- los ojos de la Lockhart se abrieron de par en par, y en un instante había surcado sus pasos hacia atrás y cerrado la puerta tras de si.

     

     

    -- Vamos querida, no vuelvas a encerrarme -- reprochaba aquella seductora voz tras la puerta, la pelirroja, asustada, ya había dado tres vueltas de llave a la puerta, y con la espalda apoyada en ella, respiraba con prisa, ¿A quién acudiría ahora?.

  10. Aquella joven se presentó, -- Mucho gusto Phoebe, soy Arya Lockhart -- respondió, para presentarse mejor, de seguro era una muchacha algo nueva en Londres, al igual que Evan había muchos como ellos, personas que descubrían su magia tarde, y acababan como resentidos, o simplemente, porque la comunidad mágica era demasiado grande para conocer a todos los Magos y Brujas de Ottery. La pregunta de Sherlyn le sabio hostil, frunció un poco el ceño y miró al pequeño entre sus brazos ¿Qué parecido tenía con ella?, le hubiera querido preguntar, pero evito ser sarcástica, no era por la forma de preguntar, sino que el asunto de los hermanos aun la tenía algo sensible.

     

     

    -- Pues no, Ki ... Brandon es hijo de Groter -- se sintió sumamente incómoda al decir aquello, aunque no supo el porque.

     

     

     

    Sherlyn y Phoebe se dirigían hacia la sala de simulación ambiental, Arya parecía anclada al suelo, aun con su respuesta dando vueltas en la cabeza, ¿Que lugar pretendía ocupar en la vida de ese niño?, no podía mentirse, con la llegada de Brandon había aplacado toda ansiedad y necesidad que probablemente, a su corta edad, le habrían arruinado la vida; pensar en ello le trajo nuevamente molestias al pecho, la expresión en su rostro era extraña, ¿Con quien hubiera tenido un niño, si siempre estuvo sola?, las palabras eran huecas. Tomó a Groter del brazo, antes de que este siguiera a ambas mujeres, -- Brandon te ha echado mucho de menos .. Ten -- susurró extendiendo sus brazos en dirección al Gryffindor, entregando así a aquel pequeño niño envuelto en la manta azul.

     

     

    No sentía casi los brazos, por el largo rato que había tenido al pequeño en brazos, a pesar de su corta edad, era un muchacho pesado, suspiro tomando a su mejor amigo del otro brazo y comenzó a caminar, siguiendo los pasos de su amiga y la nueva joven en el lugar, -- ! Espéranos Sherlyn ! -- exclamó sonriendo, entre risas, al parecer, la situación ahora le parecía graciosa, parecían un matrimonio, solo agradecía el haber juntado coraje para suprimir aquellos sentimientos que Groter tenía.

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  11. Ya era demasiado tarde, Arya corría por todo el castillo juntando las cosas de Brandon, que se encontraban desperdigadas por doquier, aquel pequeño niño había dejado un lío en cada rincón que se había dispuesto investigar, en tan solo un día que paso en la Lockhart, pero la pelirroja estaba feliz con ello, corriendo tras un niño que simplemente gateaba, pero que llegaba a tener más fuerza de lo normal, había desplazado sus tareas, pedido el día en su trabajo como Sanadora en San Mungo, solo para pasar más tiempo con el pequeño niño, y ahora debía volver a dárselo a su padre, despedirse de el, y eso le ponía extrañamente triste.

     

     

    -- ¿Brandon? -- el niño no podría contestarle aunque quisiera, era demasiado pequeño aun para eso, sin embargo, al entrar en su habitación, lo llamó por su nombre; la pequeña criatura dejo escapar una dulce carcajada al reconocer la voz de la joven cerca de el, eso llenaba el alma de Arya, con los ojos húmedos lo tomó entre sus brazos, sosteniendo también un enorme bolso, aquel que Groter le había entregado el día anterior, y depositando un beso en la suave frente del bebe, lo presionó contra su pecho y desapareció de los terrenos Lockhart.

     

     

    Apareció entre las sombras de un callejón en el Diagón, desde allí podía ver perfectamente la fachada del negocio donde debía encontrarse con el Gryffindor, -- No vayas a dormirte, allí nos espera tu padre -- susurró mirando tierna mente al niño entre sus brazos, este tenía sus ojos color miel dispuesto en el negocio, de seguro sabía que Groter estaba allí. Camino la distancia que la separaba del punto de encuentro, acunando al niño entre sus brazos, por el peso que comenzaba a ejercer sobre ellos, de seguro ya estaba dormido, era normal que a esa corta edad se la pasaran durmiendo, o comiendo, o simplemente llorando, por eso su mejor amigo no conciliaba el sueño.

     

     

    Abrió la puerta con ánimos, y la dejo cerrarse tras de si, el ruido provocó que el bebe se moviera lentamente sobre su pecho, por lo que Arya tuvo que acomodarlo para que despertara, y lo haría de un muy mal humor; divisó a su mejor amigo junto a una muchacha extraña y junto a Sherlyn, -- ¿Interrumpo? -- dijo en un tono sumamente audible, para que el grupo se percatara de su presencia, -- Sherlyn, !Felicidades!, esto es realmente hermoso -- exclamó separando a la desconocida de Groter y abrazando a su compañera de Bando sin soltar al niño. Al unirse, sonrió a la castaña, -- Hola, mi nombre es Arya ¿Tu eres? -- aquella desconocida se le hacía familiar, -- Groter, amigo .. He llegado a la conclusión de que eres un exagerado .. Este niño es un santo por las noches -- acotó dejando ver el rostro del niño entre una fina manta color azul.

     

     

    -- Dime si no es una dulzura .. Sherlyn, te presento a Brandon -- bramó en dirección a la muchacha, volteando sobre su eje para que viera al niño.

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  12. Entra cruelmente obligada por Vrael. Wipi, una tutoria de Duelo, No saben cuanto lo esperaba (?) Okno, jeje. Quizás ahora si logren algo conmigo u__u . Y ahora es cuando desespero porque se me acaban las palabras en mi frasco de palabras u__u creo que debería ir al super a comprar más.

     

    Nick: Arya Lockhart (?)

    Rango: Inítie

    Tiempo que llevas en la brigada (aproximadamente): Creo que como un mes.

     

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  13. Estaba hecho, uno a uno caerían como moscas, sonrió tras aquella blanca luz resplandeciente que le ocultaba el rostro, volvió a mirar a su Lobo y exclamó -- Ataca al Mortígafo -- señaló con furia la silueta masculina de Hank, el animal observó a su creadora y surcó nuevamente la distancia corriendo con velocidad al llegar a su objetivo, se abalanzó sobre el joven cerrando su mandíbula en su muñeca derecha, con fuerza, cortando y desgarrando sin tapujos, con la intención de que este soltara su varita por el dolor. Sin pensarlo dos veces, apuntó en dirección al pecho de su víctima y a toda voz gritó -- !Sectusempra! -- su varita vibró, una vez más, y del extremo opuesto de esta salió un rayo verdoso, que iría a parar al pecho de Hank, de este no protegerse, abriendo hondas heridas sangrantes, que requerirían de un cuidado inmediato o podría llegar a morir.

  14. Volteó casi por intento en dirección a otra figura femenina en el lugar, aquellas personas eran desagradables, sonrió y dirigió su mano derecha, la que portaba la varita hacia ella (Valerié), -- Sectusempra -- su voz sonó firme y decidida, pronto, su varita de nogal negro vibró y del extremo opuesto de esta salió un rayo verdoso, surcando la distancia, buscaría impactar contra el pecho de aquella mujer, con el objetivo de abrir en el graves y profundas herida que d eno curarse con rapidez podrían llevarle a la muerte. Sin pensarlo dos veces se acomodo en el lugar sin apartarse de su hermana, -- Atácala -- bramó en dirección a su enorme lobo albino, este corrió con furia gruñendo, y cerró sus mandíbulas en la pierna izquierda de la mujer, cortando y desgarrando canda centímetro de piel, provocando cierta inestabilidad. aprovechando la situación, volvió a dirigirse a ella y exclamó con furia, -- Morphos -- con sagacidad, la prenda que le cubría el torso se transformó en una avispa marida, que al mero contacto con la piel liberaba su veneno al torrente sanguíneo, un animal hermoso, pero letal, aquella mujer, podría morir envenenada.

  15. Volteó en dirección a una femenina figura oscura que allí se encontraba, sonrió notando como sus labios se despegaban dispuesto a articular alguna especie de defensa quizás, -- Silencius -- bramó una vez más en dirección a la Mortífago, su varita vibró levemente y aquel rayo translúcido surcó la distancia, para acallar a Catherine, probablemente un vitea, quizás, no lo sabría, pues ya lo había silenciado. Se preocupó el notar lo desprotegida que se encontraba ella y su hermana, -- Morphos -- murmuró apuntando con su varita hacia una mesa que se hallaba a unos cuatro metros de donde se encontraban ambas mujeres, con rapidez, la mesa vibró y se transformó en un enorme lobo albino, con afilados dientes amarillentos al igual que sus enormes ojos, su pelaje se encontraba erizado y el animal estaba en posición de ataque, -- Defiendenos, a ambas -- .

  16. A su derecha pudo sentir cierta calidez, sonrió al comprobar quien era, su hermana, aquella nueva persona que había entrado en su vida, quizás para hacerla enojar, camino la distancia que las separaba, se sentía por primera vez responsable de alguien, de seguro la rubia era mucho más capaz y madura que Arya, pero ella simplemente quería estar cerca de Leya; tocó levemente el brazo de la joven al posicionarse cerca de ella, no dejaría que nadie le hiciera daño, observó el lugar escrutándolo con la mirada, debía reconocer cada rincón, cada sombra, y así podría moverse a sus anchas. Observó su primer objetivo, una figura masculina completamente oscura (tarek), sonrió y sin dejarle pensar su primer movimiento acotó – ¡Floreus! – cuando su oponente quisiera realizar algún hechizo de la punta de su varita saldría un hermoso ramo de jazmines perfumados.

     

     

    -Silencius – bramó nuevamente hacia aquella figura masculina (tarek) para que este no pudiera atacar a su hermana, o a ninguno de sus compañeros de Bando. Ya se encontraban dentro, todos ellos, preparados para lo que fuera.

  17. El mensaje había sido recibido, frente a si, imponente, se encontraba un enorme oso polar azulino, claramente un patronus de alguno de sus compañeros de bando, sonrió gustosa y hizo un gesto afirmativo con la cabeza, y el oso polar desapareció; caminaba con paso apresurado por las oscuras calles del Diaggón, cuando las sombras se apoderaron de su cuerpo, tomó su varita de nogal negro de la cintura de sus vaqueros y la acercó hasta su rostro, con una leve floritura, aquella blanquecina luz ocultaba su rostro de cualquier posible atacante. Debía llegar al Caldero Chorreante, allí se encontraría con el resto, llevaba unos tenis color blanco, y una camisa color azul, todo aquello debajo de su capa de viaje, acostumbraba a llevarla en las noches cuando sentía frío.

     

    -- Buenas noches -- murmuró casi por el límite de lo audible, al encontrarse detrás de sus compañeros de Bando, a algunos pocos los reconoció, a otros simplemente ya eran como sus hermanos, observó su alrededor, se encontraba en la arcada de ladrillos, fuera del lugar, de seguro entrarían en grupo, pues Vrael, ya tenía el pasaje mágico abierto para que pronto pudieran ingresar al Caldero Chorreante; las manos le sudaban por los nervios, aun no acababa acostumbrándose a este tipo de vida, el corazón le latía con suma rapidez, la adrenalina corría por sus venas, y todo aquel revuelo de sensaciones le provocaba una sonrisa graciosa en el rostro. Esta vez, quizás, estaba preparada.

     

  18. Nombre del Equipo: Legión Munter

    Colegio del Equipo: Colegio Durmstrang

     

    Capitán:

    Datos en HL.com: Nick (ID) ~ MacarenaMariel (245568)

    Datos en HL.org: Nick (ID) ~ Arya Lockhart (117971)

    Enlace a ficha de personaje del torneo ~ Arya Lockhart

    Miembro 1:

    Datos en HL.com: Nick (ID) ~ Elvis Peverell (191819)

    Datos en HL.org: Nick (ID) ~ Elvis F. Gryffindor (66173)

    Enlace a ficha de personaje del torneo ~ Noah Stormhold

    Miembro 2:

    Datos en HL.com: Nick (ID) ~ Angela_myrddin_BL (243933)

    Datos en HL.org: Nick (ID) ~ Angelcullen (112894)

    Enlace a ficha de personaje del torneo ~ Asamy Myrddin Delacour

    Miembro 3:

    Datos en HL.com: Nick (ID) ~ Rose V. Walker (55394)

    Datos en HL.org: Nick (ID) ~ Rose V. Walker (112785)

    Enlace a ficha de personaje del torneo ~ Zacharias Thyssen

    Miembro 4:

    Datos en HL.com: Nick (ID) ~ Dulce Moody (209312)

    Datos en HL.org: Nick (ID) ~ Wonderfairytale (116342)

    Enlace a ficha de personaje del torneo ~ Alena Rose Green

     

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  19. -- También te quiero -- alcanzó a decir una vez su padre se hubiera incorporado de la mesa y dispuesto unos cuantos pasos hasta quedar a la altura de su silla, -- Te quiero con todo mi corazón -- agregó pero Vladimir ya no se encontraba en el lugar, aquella última frase le había sonado conocida, como si antes, en alguna otra circunstancia alguien más se la hubiera dicho cantidad de veces haciendo que su corazón palpitara de emoción, pero el no recordar de que se trataba la frustraba.

     

     

    -- Podría traerme una taza de té -- pidió al camarero con un nudo en la garganta, aun no tenía ganas de volver al castillo, se sentía vacía por dentro, algo le faltaba, había algo que su alma anhelaba pero que no tenía, era extraño, quizás, solo era el terrible sentimiento de soledad que había embargado su cuerpo cuando su padre se marchó sin previo aviso, y que aun, seguía con ella.

  20. Sus histéricos intentos por volver a ser la niña de papa, fueron finiquitados por un leve movimiento de Vladimir, la Lockhart simplemente se quedo mudo, y su cuerpo se paralizó, haciendo caso a su padre, se sentó en una silla frente a el, compartiendo la misma mesa, -- No quiero nada .. Gracias -- aclaró fijando su acuosa mirada en aquel hombre, de momento le pareció extraño, tenía muchas cosas que explicarle, pero la más importante era su ausencia repentina, sabía que los viajes de urgencia que hacia, pero esa vez, se había ido sin avisar; a pesar de todo ello, era ella misma la que se sentía en falta.

     

     

     

     

    Cuando su padre comenzó a hablar, su corazón comenzó a latir con fuerza, provocando cierta molestia en el pecho, ¿Era que sabía sobre su arriesgado viaje a Irlanda?, no era posible, poco le había contado a Cye, era un secreto, pero fueron sus siguientes palabras las que acabaron por desconcertarle, -- ¿Hombre? -- preguntó confundida, -- ¿Te refieres a Groter? -- agregó sin saber a quien más podría referirse, aunque, sus propias palabras le sabieron amargas, nadie más la visitaba al Castillo, -- Solo el me ha visitado al Castillo .. Y pues, es un gran amigo -- sentenció, había algo que no le cerraba, pero por más que lo intentara, no podía recordar que era.

     

     

    -- ¿Cuales son los motivos por los que quieres hablar con el? -- retrucó, a la defensiva, -- Si del viaje a Irlanda se trata .. Fue mi idea acompañarle -- soltó sin saber siquiera si se refería a ese tema en particular, pero si no era así, pues definitivamente había metido la pata.

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  21. Clavó sus azules ojos en la figura de su atacante, y luego la desvió hacia aquella águila que esperaba para atacarla, -- Sectusempra -- bramó en dirección al ave de rapiña para acabar de una buena vez con ella, su varita vibró y aquella luz verdosa surco la distancia para ir a parar donde el animal, por sobre su cuerpo, así solo le quedaría centrarse en defenderse, u atacar a Zarco. Suspiro aireada, de momento no quería estar allí, no quería ser atacada, pero la adrenalina corría por sus venas obligando a dar cada paso, aquella sonrísa con la que comenzó, esa misma, aun seguía en su rostro, era un buen indicio, a veces temía ser demasiado mala en lo que hacía y por ello intentar abandonarlo, pero no era así, al fin y al cabo se lo demostraba a si misma con cada acción.

     

     

     

    -- Expelliarmus -- exclamó nuevamente y con voz firme dirigiendo su mano desde arriba, donde había atacado al águila, hacia delante de su cuerpo, donde ahora, atacaría a Zarco, del extremo opuesto de sombra, el encantamiento salió con intención de dar contra el hombre provocando que la varita de este fuera a parar unos cuantos metros detrás de el, si no se defendía claro estaba. Arya aferraba su varita con fuerza, no permitiría que se la quitaran, ahora que poco a poco recuperaba la vista luego del strellatus que aquel sujeto le había enviado, provocando la distorsión de sus encantamientos anteriores, había comenzado con el pie izquierdo, pero demostraría una vez más que ella era capaz de aquello y mucho más.

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  22. Observó una figura masculina por delante de ella, aquel sería su objetivo principal, le daba cierta curiosidad su extraño aura, -- Morphos – exclamó apuntando con su varita a una de las sillas del Negocio, esta, rápidamente se transformó en un enorme lobo albino, con dientes filosos, ojos color oro fundido y enormes patas y garras, de un solo zarpazo podría desgarrar cualquier materia, -- Ataca – bramó señalando con su brazo extendido y la punta de su varita a aquella figura (zarco), -- Hazle el mayor daño posible – agregó, -- Y defiéndeme si hace falta – dicho esto, aquel animal perruno se interpuso entre ella y el hombre. No contenta aun, se preparo para un nuevo ataque, no cambiaría de objetivo por el momento, así que corrió su capa por sobre su hombro y volvió a divisar su objetivo.

     

     

    El lobo albino de Arya había surcado la distancia y ahora se dirigía con furia al cuerpo de zarco, sin esperar nada más clavó sus filosos dientes amarillos en la pierna del joven, causando un dolor insoportable, presionaba sus mandíbulas con fuerza en derredor de aquella extremidad, sintiendo como desgarraba cada centímetro de piel; -- Desmaius -- bramó en la misma dirección, si no se protegía aquel rayo azulino que se dirigía hacia el le impactaría y su varita saldría volando unos 5 metros en dirección contraria a el.

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  23. Caminaba con suma prisa por los pasillos de la Academia, buscaba con determinación la Sala de Menesteres, debía encontrarla, eso le habían indicado; pronto la encontró, se materiazó como siempre hacía frente a ella, donde segundos antes no estaba, tomo el frío pomo de la puerta y lo giró, con el peso de su cuerpo empujó la misma, y al encontrarse del otro lado, reconoció el lugar de inmediato. Se hallaba parada frente al Moon River, sonrió al notar como la nieve caía copiosa sobre su rojizo cabello humedeciéndolo poco a poco, al entrar en contacto con el calor de su cuerpo, llevaba puesto un enterizo negro, abierto en la espalda, y sobre este una gruesa capa de piel de oso gris, con unas botas de igual material, a veces cuando quería, era sumamente exagerada.

     

    Respiro profundo frenando en la entrada de aquel lugar, se reuniría con sus compañeras pronto, dejo ver su mano derecha, donde portaba su varita de nogal negro, y con una delicada y lenta floritura sobre su rostro, se materializó aquella brillante y blanca luz que impediría que pudieran reconocerla, simplemente por precaución, siempre lo hacía, así se lo habían explicado. Estiro todos los músculos de su cuerpo y se posicionó prestando atención a su alrededor, ya se encontraba dentro junto con sus demás compañeras, notó la presencia de Jessie cerca de ella, y solo en este momento se sintió segura, además de esto, podía sentir ese dulzor en su corazón que solo indicaba que Sherlyn estaba también.

     

    - Aquí vamos – comentó nuevamente con una sonrisa, que ellas no podrían ver debido a la luz que ocultaba su pálido rostro.

  24. Aferro ambas manos al cuerpo de sus amigos, de un lado estaba Oniria, y del otro, Allen, se encontraba feliz de haber conocido a aquel muchacho, a pesar de haber comenzado con el pie izquierdo, a veces, el recordar que había intentado coquetear con el llevaba por aquella presencia demoníaca le causaba pena, pero al parecer el Walker no le daba importancia. -- Casa..-- susurró, y su susurro se perdió en el viento, daba pasos cortos para no volver a caer, aun sus piernas le fallaban, entonces lo recordó, -- No me lleven a la Lockhart -- dijo en un quejido ahogado, su rostro estaba desencajado, -- Por favor -- acabó de decir.

     

     

    Respiraba con cierta dificultad, pero el solo hecho de imaginarse tener que contarle lo que había ocultado por años a su abuela le daba escalofríos, una puñalada en el corazón de la sensible matriarca, -- Llevadme al castillo de la familia Stark y pregunten por Leya -- murmuró, comenzaba a sentirse débil una vez más, pero allí tendría contención, allí podría explicar que por sus venas, no solo corría sangre Stark, sino también, demoníaca.

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  25. Sexta Planta ~ Área Restringida

     

     

    Había dejado a un lado su taza, el profesa yacía sobre la mesa frente al sofá, dentro de la Sala de Descanso, ya lejos de su campo de visión, no había encontrado a nadie allí, la sexta planta estaba muy tranquila aquel día, por lo que decidió aprovechar su "poder" como sanadora, aquel que no tenía cuando aprendiz, e ingresar a la zona de laboratorio donde podría poner en práctica sus dotes con las pociones, así también, verificar que la botica tuviera las reservas necesarias, nunca se sabía. Llegó hasta allí, con su blanca bata y su cabello prolijo en una alta cola de caballo, traspasó la puerta del laboratorio y la cerró tras de si.

     

     

    Maravillada con lo que veía, se recordó a lo que había llegado hasta ahí, busco por sus alrededores un mortero y al encontrarlo ya solo quedo inspeccionar buscando aquella planta específica; al encontrarla debería triturarla hasta conseguir por fin, aquel espeso líquido color marrón, y también debería encontrar pequeños frascos para colocarla y re abastecer el Stock.

     

     

    Luego de un rato, ya no encontraba que más hacer, -- No es malo seguir practicando -- se dijo a si misma con una sonrisa en los labios, metió su mano dentro del enorme bolsillo de su blanca bata y extrajo su varita, -- Veamos -- dijo y haciendo una floritura en el aire, frente a ella, apareció un maniquí tamaño real, recostado sobre una de las camillas vacías que allí había, no tenía vida, claro estaba, pero al menos podría practicar sus primeros auxilios hasta que alguien la llamara a gritos, y si no conseguía más que hacer, pues iría a visitar a la nueva Jefa de Planta.

     

     

    -- Hola guapo, ¿Cómo estas? -- preguntó con un tono burlón, soltando una sonora carcajada, le hablaba a un muñeco.

     

     

    Con dos dedos tomaba el inexistente pulso del maniquí, -- Creo que tienes cara de Jhon -- decía mientras observaba el reloj de la pared, contando las pulsaciones por minuto, luego, tomaba una pequeña y fina linterna de bolsillo y hacía la prueba de las pupilas, moviendo el objeto de un ojo a otro, -- Pues querido mio, estas de maravilla, !En hora buena! -- soltó, y ya no le dio tanta gracia hablar con un muñeco. Sentó al muñeco en la camilla y lo escrutó con la mirada, -- Te vendría bien un poco de ropa ¿Cierto? -- dicho esto, la figura masculina quedo cubierta por vestimenta.

     

     

    -- Que penoso, si me vieran mis compañeros -- bufó dejando de lado los juegos y apoyando su cuerpo contra unas de las paredes del lugar.

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